Estuve en Guazapa con las FAL en 1982… Entrevista con la Teniente Yuri

Estuve en Guazapa con las FAL en 1982…
Entrevista con la Teniente Yuri

SAN SALVADOR, 16 de abril de 2014 (SIEP) Conversamos con la Teniente Yuri, única oficial mujer de las Fuerzas Armadas de Liberación, FAL; el brazo armado del Partido Comunista de El Salvador, PCS, durante la Guerra Popular Revolucionaria que vivió El Salvador de 1980 a 1992.

“Fíjate que hubieron – nos dice-diversas generaciones de oficiales, de personal con estudio en academia militar, en diversos países. El primero que estuvo en Vietnam creo que fue el Comandante Simón (Schafik Handal). Luego en los años 79-80 fue un primer grupo también a Vietnam, entre los que estaba Logan, Lucio, Marcelo y Eduardo. Luego fue otro grupo a Cuba en los años 80-81. Iba Ramiro, Fabián, Víctor Manuel, Octavio, Ítalo y mi persona, la única mujer. Después vinieron en 1981 los Esquimales, con estudios en las academias militares de la URSS…Al sacarnos a formación en el exterior, se pretendía formar cuadros para que luego formáramos parte de los mandos militares de las FAL…”

“Me acuerdo que cuando regreso y me voy para el Frente de Guazapa, me encuentro con el Tío Julio (Salazar) que era Comisario Político en la zona baja y se pasaba bromeando conmigo y me decía: Yuri, Usted puede, tiene la autoridad para poner firme al Jefe del Campamento y con gusto le va a hacer caso porque esta enamorado. ¡No lo haga sufrir! ¡Déle una oportunidad!

Y a él le decía: decile algo a la compañera, ni siquiera una florcita le has traido. No seas tímido. Anda conseguile un cusuco. Decile: para contentarte te traigo este cusuco…que no tiene cola, que solo es ñuñuco. Esto se llama la conquista por cusuco. Y se carcajeaba…todo esto en medio de los aviones que pasaban amenazando con bombardear.”

Por las mañanas luego del infaltable Matutino (Ejercicios) se hacía una parada en las que se daba el parte oficial y la orden del día. Al frente estaban René Armando, Responsable del Frente de Guazapa, Yuri (Sección Político-Ideológica) y el Comandante Miguel (A. Chicas). La CP era la autoridad máxima. También se cantaba La Internacional y el Himno del FMLN. Luego cada quien se iba a cumplir las tareas asignadas.

Al salir de la cárcel de Mariona llega Lucio a Guazapa y asume el mando de las FAL. Era el Jefe del Estado Mayor. Chepón era el Jefe de las Fuerzas especiales, las FES y luego del Batallón Rafael Aguiñada Carranza, el BRAC. Luego el Jefe de las FES fue Arnulfo.

A principios de 1982 Simón nos reúne a siete oficiales formados en Cuba y nos mete a un taller de cuatro días para “actualizarnos” sobre la situación internacional, y el desarrollo de la guerra en sus vertientes militar, política, diplomática, de masas y conspirativa y luego para asignarnos grados militares y misiones de combate.

A Wenceslao se le nombra Comandante del Frente Occidental Feliciano Ama en Santa Ana; a Víctor Manuel Capitán y se la manda a Guazapa; a Octavio Comandante y se le manda para el Volcán de San Salvador junto con Fabián que es nombrado Teniente; a Ramiro, Comandante y Jefe del Estado Mayor ( ya que Lucio estaba preso); a mi se me nombra como Teniente y Pedro como Capitán. Grados conferidos: tres comandantes, dos capitanes y dos tenientes.

Y se decide que en mi caso se me trasladaba a trabajar en el Estado Mayor, en Managua, junto con Ramiro. Se me asigna como tercera en la Sección de Operaciones del EM, que era dirigida por Marcelo, y que tenía como segundo responsable a un Esquimal, que había sido estudiante de Medicina. Fíjate que este compañero se volvió loco. Fue una experiencia muy dura, te la cuento. Fíjate que el compañero era políticamente muy capaz, brillante y tuvimos que encarcelarlo, privarlo de su libertad. Esto me partió el alma. Me acuerdo que al verme pasar me decía: teniente Yuri, sáqueme de aquí. No soy ningún peligro. No comía, lloraba y suplicaba. Y le respondía: no puedo hacerlo. Al final se lo llevaron para Cuba para curarlo

¿Cómo pasó? Fíjate que nosotros estábamos en una casa grande, de esas casas señoriales que abundan en Nicaragua y ahí teníamos nuestra habitación como Sección de Operaciones. Y pasábamos juntos porque Marcelo estaba siempre en reuniones. Y el tenía por costumbre caminar leyendo, por horas, pero observe que no pasaba la pagina y esto me intrigó. Y comencé a observarlo con mayor detenimiento. Y hablaba solo, incoherencias. Y se lo comente a Marcelo. Y tuvimos que informarlo. Y la decisión fue retenerlo.

En el 83 avanza el proceso de construir un mando único y a nivel de los Estados Mayores de las cinco fuerzas se decide integrar una Sección de Operaciones Conjunta. Y entonces Marcelo me delega para ir a reunirme con los representantes de l RN, que era Mateo, que lo había conocido en el Curso de Oficiales en Cuba, y por las FPL se me olvida el nombre. Pero después vino la consigna de “todos para adentro.”

Meses después se dio la orden que todo el mundo hacia dentro, “la dirección para dentro” había que ingresar al país, “estar en la guerra…” Los primeros en irnos fuimos nosotros, solo se quedo el personal indispensable. Llegaron Darío, Ramiro y Logan al campamento de Guazapa. Ramiro fue de los primeros en llegar al puesto de mando. Jefe de Estado Mayor y de la CP, con Chepón de la BRAC; René Armando, jefe de la tropa en Guazapa. Logan es de los últimos que entran.

Una vez recibimos en Guazapa la orden de trasladarnos hacia Chalatenango, iba a realizarse en La Palma el primer encuentro de diálogo entre Duarte y el FMLN. Era el año 1984. Bajamos del cero de Guazapa y de noche pasamos por La Bermuda, llegamos a La Escopeta. Estábamos cerquita del enemigo, podíamos ver como estaban ubicados, identificar a los que estaban fumando, casi los olíamos…pero no nos detectaron. En la noche siguiente comenzamos a desplazarnos para Tenancingo…

Íbamos todos, se pasaba por bejucos, subíamos un peñón al que parecía que nunca íbamos a llegar, nos sujetábamos a las ranuras de los muros, seguíamos una saliente del peñón, un borde que se iba derrumbando mientras pasábamos, y abajo pasaba un río pero estábamos a gran altura, íbamos siguiendo lo que hacía el guía, con un pie dentro del sendero y el otro en el aire…y cargando nuestras mochilas y fusiles.

Rumbo a Tenancingo

Al final logramos pasar y llegar a una planicie, y caminamos toda la noche, a medianoche se viene una fuerte tormenta, con truenos y rayos, era un temporal…A las 3 a.m. logramos llegar a Tenancingo, íbamos muy cansados, se ordena descanso a la columna y estamos en el filo de un cerro, bajando, quedo a media cuesta, me acurruco y saco mi plastiquito, luego me siento en el suelo aunque esta mojado, enlodado. Siento la correntada de agua con lodo bajando del cerro, cubriéndome, me levanto, no te podías ni sentar ni mucho menos dormir por el agua que bajaba caudalosa…y tengo la ropa totalmente mojada pero aún así me quede dormida, hasta que me despiertan para continuar la marcha…

Al llegar a Tenancingo esta amaneciendo, empiezan a distinguirse las casas, la vegetación. He estado antes y logro reconocer la casa de mi suegro, del papá de Chamba (Salvador Sánchez Hidalgo, dirigente del PCS desaparecido por la dictadura. RP). Las casas están destruidas, enmontadas, como un pueblo fantasma. Nos adentramos en una casa y la usamos como cuartel. Luego de cumplir la misión regresamos a La Escopeta y luego subimos de nuevo el Cerro. El regreso estuvo conducido un trecho por Miguel y Ramiro. Luego Ramiro se nos separo y Miguel queda con el mando de la tropa.

En el cerro de Guazapa llegamos a finales de diciembre y al llegar a la zona de El Quemado, encontramos que habían destruido nuestro campamento y nos dirigimos entonces a la zona baja, rumbo hacia El Paisnal, donde las FPL y el PRTC tenían campamentos. En aquel momento, la RN no tenía ni unidades ni campamento en la zona.

En diciembre de ese año volvimos a estar en La Escopeta, esta vez huyendo de los bombardeos de los aviones… ahí fue que pasamos la Navidad 1984. La pasamos alegres. La Escopeta era una zona para desplazarse, difícil, peñascosa, árida, peligrosa por su alta visibilidad, eran los territorios de Locadio…

Esa vez llegan todas las fuerzas. Llega Chepón y la BRAC. Se arma una alegre fiesta guerrillera, un encuentro de tropas guerrilleras. Iniciamos un con una gran parada militar, formamos las tropas en una gran planicie. Para decirte que hasta hubo un singular torneo futbolístico. Se formaron varios equipos guerrilleros con sus respectivas camisolas y calzonetas, y cuando aparecían las avionetas se suspendía el partido y los jugadores corrían a esconderse en los árboles y cuando se retiraban se reiniciaba el partido como si nada hubiera sucedido. Era la normalidad de la guerra. Hasta fútbol se jugó en la guerra…

A principios de 1985 y hasta 1986 soy nombrada junto con Roberto como responsables del trabajo político-ideológico de las FAL en el Cerro de Guazapa. Fíjate que con Roberto ¿vos lo conociste? (En 1973 en el Instituto Cervantes, su nombre era Nelson Guevara. RP). Con él entre a Jucuarán. Fijate que me movilice a Jucuaran por transporte aereo y ahí nos conocimos. Llegue y seguí las instrucciones y salí del pueblo caminando y entre a una tienda señalada para hacer el contacto. Me encontré a un joven que me preguntó: ¿Teniente Yuri? –Si ¿cómo fue el viaje? Bien, sígame. Lo acompañaba una escuadra guerrillera. Me dieron un arma y pedí que me esperaran para poder cambiarme. Me contó Roberto que recién llegaba de la URSS, que había estado estudiando Ingeniería pero decidió venirse a combatir.

Llegamos al campamento, Roberto me presenta con Ramón, responsable del campamento. Ramón me presenta a un Esquimal (peludo) que era el jefe de operaciones. Me pone a trabajar con él y a Roberto en Inteligencia. Otro Esquimal, el Capitán Ulises era el encargado de Expansión. Ulises me lleva a conocer la zona. Vamos a Los Manglares, que es un cantón algodonero, del otro lado de El Espino. Nos quedamos ahí por tres días. Ulises era muy respetado, era oriundo de la zona, la gente lo conocía.

Luego llega la orden para que Roberto se moviera para Guazapa. Y meses después sigo la misma suerte. Nos volvemos a encontrar con Roberto en Guazapa. La misión es la de crear Partido al interior de las FAL. Dábamos formación militar y educación política. Le dábamos respaldo político-ideológico a la labor de conducción de René Armando. Remiro llegaría meses después a asumir la conducción.

La noche que Roberto murió comienza una reunión. Ramiro estaba reunido con René Armando y Chepón. Cada quien debajo de su árbol en su respectivo lugar de descanso. Iniciando la reunión estaba cuando escuchamos que se acercaba el A-37, entre y arroja una bomba, se oye el ruido seco trac. Y el sálvese quien pueda. A Ramiro lo meten en un tatu y nosotros nos vamos a una vaguada, Roberto va adelante y cuando la bomba cae lo hace exactamente en el puesto de mando. El bombardeo fue como a las 9 y media de la noche.

Es precisa la información y no nos da tiempo de protegernos. Veo que Roberto en pleno bombardeo medio se levanta y me dice:¿Yuri, estas bien? –Si, pero cubrite. Vuelve a levantarse y al hacerlo le cae una esquirla y lo vuelve a levantar y vuelve a caer…ahí muere Roberto. Me quedo petrificada al verlo, me duele mucho al recordarme, un muchacho tan joven, tan lleno de vida, Se preocupó por mí, se levantó para verme. Tirate Roberto le grito cuando veo que es levantado en los aires por la esquirla.

¿Qué pasó después? Todo aquello quedo con olor a plomo, destruido, quemado, desolado, y Roberto tirado ahí, no sabía si levantarlo. Pero no lo podía mover, era pesado, no sabía que hacer con su cadáver pero no quería irme, no podía dejarlo solo, al fin tomo fuerzas y me levantó y en eso llegan los otros compañeros. Oigo voces, dicen: pasen, pasen, vayan a la quebrada. Allá nos estaos concentrando.

Pregunto: ¿y Roberto? Déjalo no te preocupes, nosotros nos encargaremos de él. Dice Ramiro: vamos a esperar que entierren a los compañeros. Logística era la que enterraba. Lo primero que se movía era la Logística (cocina) iba adelante, claro después de exploración. Tenían que llegar arriba para preparar los alimentos, el hospital iba separado, las bajas era Roberto y tres heridos. Los heridos venían con el Mando en hamacas. Ahí es donde encuentro a Damián, muy tranquilo con una gran serenidad que ayudaba a tranquilizarnos.

Voy junto con Damián y Ramiro. Íbamos a salir por una zona complicada por lo peligrosa. Ramiro nos informa que el ejército ya viene…empezamos a caminar rumbo al Paisnal, es una zona de muy poca vegetación. Íbamos a pasar como dos kilómetros medio pelados, empezamos a coger ramitas para medio cubrirnos, había una parte rocosa como de 100 metros, y vemos pasar una avioneta moviendo las ramas de los árboles, y veníamos con heridos. Ordenan: si la avioneta nos divisa, tírense al suelo.
Era una situación crítica. La avioneta iba seguramente a regresar. Estábamos todos muy nerviosos esperando lo peor, y con heridos. Cuando volteo a ver a mi lado y está el flaco de Damián recostado en el paredón con su radio transistor y sus audífonos y alcanzo a escuchar que se mueve y canta: ¡Susana, Susana, no llores por mi! Y pienso: ¿Cómo puede estar cantando cuando todos vamos a morir? ¡Ni que estuviéramos en una discoteca! El Damián estaba emocionado: cantaba, bailaba y movía la ramita mientras todos estábamos preocupados por la posibilidad de morir. Pero después me da risa el verlo, y la avioneta no regresa…aunque seguramente andaba buscándonos.

Al final hemos pasado el camino que conduce al Roblar, dejamos en el lugar un grupo de combate y seguimos avanzando. Al final logramos pasar y llegamos a unos cafetales ya fuera de peligro. Los cafetos eran fríos y boscosos, llegamos a acampar. Luego Ramiro me da la orden de integrarme a una Unidad de Exploración del Volcán de Guazapa. Era una misión complicada de alto riesgo, no era como estar en el campamento haciendo postas, se trataba de estar a la intemperie y de ver pasar todos los días al enemigo.

No sabía si se trataba de un premio o de un castigo pero lo cumplí. Aunque pensaba si no se relacionaba con truncar mi ascenso a nivel de mando militar, al no permitirme la conducción directa de tropas en combate, para lo cual había sido adiestrada adecuadamente. Viéndolo amablemente me parecía un gesto de paternalismo. Me sacaban de los niveles de dirección militar.

Ya en la Unidad de Exploración a veces estábamos tirados en el zacatal y podíamos ver las botas de los soldados a dos metros de nosotros. El nivel de contactos con el enemigo era muy cercano, inmediato. Ahí o morías o te capturaban. Estabas en medio de la boca del lobo, del enemigo y con una fuerza pequeña, pero por otra parte, en contacto con la población. Y este contacto no era tampoco ninguna garantía porque te podían engañar, traicionar, entregarte, era muy riesgoso.

Nuestra unidad era la primera en recibir la información sobre los planes del enemigo, éramos el primer escalón de lucha para defender nuestro territorio y zonas bajo nuestro control. Éramos los que asegurábamos las vías de acceso para los insumos, los caminos de entrada y salida de nuestros dirigentes del Partido, los senderos donde pasaban los dirigentes populares, donde se creaban las condiciones para la salida de nuestros combatientes y su ingreso a los frentes guerrilleros, par asegurar el apoyo al trabajo militar de las unidades guerrilleras a los campamentos.

La gente nos informaba sobre el movimiento del enemigo y les dábamos e dinero para que ellas nos compraran alimentos, zapatos, medicinas, hasta uniformes, y la gente era la que se ingeniaba para burlar al enemigo y trasladarnos estos insumos. Esta fue una de las experiencias más exitosas de trabajo político e incluso Ramiro me ha pedido que escriba al respecto.

Luego de un tiempo a Damián lo nombran responsable de trabajo en la zona y de la unidad militar de expansión política. Entonces Damián baja del cerro y se queda con nosotros viviendo y entonces lo comienzo a presentar con nuestra red de colaboradores, como parte de la dirección del Partido y de las FAL. Damián llegaba a la zona y nos esperaba. Nuestro centro de operaciones estaba en la mejor casa del cantón.
Ahí vivía la Niña Lina con su esposo, eran una pareja de ancianos, atrevidos, solidarios, se exponían por nosotros, además cariñosos ambos. Sus hijos no sabían nada del contacto de sus padres con la guerrilla, no sabían que sus papas eran colaboradores de las FAL. Tenían cuatro hijos, entre estos un agrónomo y una enfermera que ahí vivían. Un día me dice la Niña Lina: hoy n vayan a venir, no se vayan a acercar porque van a estar mis hijos. También a veces llegaba el ejército y ella nos avisaba que no llegaramos.

Pero un día yo llegue y nos ponemos de acuerdo con la Niña Lina y hable con el hijo agrónomo y lo convencí que colaborara. Le dio un gran susto saber que su mamá era colaboradora del FMLN. Se vuelve colaborador nuestro, pero se asustaba, pero aún así nos ayudaba y al final nos resuelve muchos problemas de abastecimiento: maíz, fríjol, arroz, etc. Y nadie sospechaba porque era muy conocido y nos ayuda hasta para sacar heridos.

Y después logramos convencer a la hija que era enfermera y esto nos sirvió para canalizar medicinas e implementos médicos. Y así fuimos armando la red de apoyo popular al Partido, a las FAL: información de movimientos del enemigo, alimentos y medicinas. Claro, nosotros pagábamos por los insumos. Al final la familia entera colaboraba con las FAL. Después la casa que ellos tenían en San Salvador también nos la proporcionaron par reuniones y contactos. Y no se metían en nada, pero colaboraban y esa colaboración era muy valiosa.

El éxito de esta experiencia de trabajo político nos permite ser una fuerza influyente en el pueblo, aunque éramos clandestinos, pero nuestra opinión era escuchada con mucho respeto. Nos permitían a nosotros y a veces a nuestras tropas que durmieran dentro de sus terrenos, en sus milpas, en sus huertas. Nos aseguraban el aprovisionamiento de agua. Había un trabajo de acercamiento político permanente aunque nos identificaban como guerrillero de las FAL, habían perdido el miedo y nos tenían respeto.

A la gente que visitábamos le decíamos: siga apoyando al ejército cuando los visite, pero no diga que nos ha visto, que nosotros los visitamos. Era la disputa por el corazón de la gente y nosotros llevábamos la ventaja. La gente nos daba de comer, y hasta los tres tiempos, preparaban el tambache y nos lo llevaban adonde nosotros estábamos escondidos durmiendo. Nos lo mandaban con niños, con sus hijos que también colaboraban y mantenían el secreto de nuestra presencia. Comíamos caliente, frijoles y tortillas, y queso y a veces huevos, a veces hasta nos ponían dulces que habían comprado en San Martín.

Era su forma de contribuir a la victoria de nuestra causa. Era lindo todo aquello, la colaboración de la gente, su creatividad. Era tanta la relación con la población que logramos construir que hasta nos ponían quejas de conflictos intra familiares, hasta de adulterios. También cuando estaba tranquilo y calculábamos que no se iba aparecer el ejercito hacíamos bajar al médico del campamento para que les diera consulta a la población. Éramos un poder.

Me acuerdo que para unas fiestas de fin de año, la población nos invita a celebrar con ellos, pero tienen que venir, hicieron que nos comprometiéramos a llegar. Va a aber tamales y panes de gallina. Queremos que venga su Comandancia que esta en el cerro porque los queremos conocer y que nos den permiso para hacer esta fiesta. Y manden unos diez muchachos y muchachas para que vengan a bailar. Pero una señora colaboradora me consulta: fíjese que mi hijo es soldado y va estar de descanso y dice que quiere venir a la fiesta y va traer un amigo. Pero ¿y entonces cómo hacemos? Le pregunto sobre la invitación a nuestro comandante. Me responde la señora: Usted tráigaselo al Comandante y yo me encargo aquí de mi hijo.

Se arma la fiesta y llegan los dos jóvenes soldados. Pero la mamá les había contado sobre la situación. Y más noche llegaron mis compañeros, los guerrilleros y la gente bien linda nos protegió, y fue un gran fiestón toda la noche…Y los soldados dándose los tragos y bailando con las guerrilleras, hasta enamorándolas. No pasó nada.

Abrimos un extenso corredor en la zona. Y tuvimos una fuerte presencia. Discutíamos las propuestas de candidatos a alcalde de los diversos partidos, del PCN, del PDC, buscábamos los candidatos a alcaldes. Y hasta tocamos lo religioso, las iglesias. Fuimos a hablar con el sacerdote del pueblo que era de derecha, conservador, terco, y que solo llegaba una vez por semana al pueblo.

Había que ganar también a la iglesia o neutralizarla. Bueno, me puse un delantal, un canasto con su respectivo yagual y la infaltable pistola y me fui a hablar con el cura. Estaba dando misa, la escuche, al terminar se quitaba los hábitos y se iba, esta desvistiéndose en al sacristía y entro, me mira y le digo: padre, quiero confesarme con usted. Me mira como extrañado y me explica que ya se va.

Pero al final accede, y nos hacemos a un lado y entonces me identifico, le digo: padre, yo soy integrante de la unidad guerrillera de Guazapa de las Fuerzas Armadas de Liberación. El sacerdote se pone pálido, verde, asustado, nervioso, temblando, casi por desmayarse. –Cálmese, padre…no se ponga así.-Yo no quiero problemas. Escuchemos, lo que quiero pedirle es que no venga una vez por mes sino todos los sábados. Se quedo pasmado de la solicitud pero accedió. De esa forma se volvió colaborador nuestro ya que cuando él llagaba quitaban los retenes militares y esto nos permitía mayor libertad de meter cosas y movilizarnos. El control de los retenes era nuestro propósito y lo logramos. Y se favoreció la iglesia y nos favorecimos nosotros.

Al tiempo Ramiro me manda a llamar de nuevo. Me informa que voy a salir de Guazapa. Que a Fabián y a mi nos mandaban para San Salvador. Estamos ya en 1988. Protesto de nuevo, me sacan de lo militar para lo cual me había adiestrado. Primero me sacaron de lo militar a tareas de expansión política, y hoy me mandan reactivar el movimiento popular y estudiantil.

Me explica Ramiro que esto es en el contexto de las tareas iniciales de la Ofensiva Hasta el Tope, que se realizaría hasta noviembre del siguiente año. Había que preparar las condiciones en la población para esta nueva etapa. Protesto pero acato. Nos vamos con Fabián para la capital. Había que partir de cero. Establezco contacto con Vinicio Peñate, presidente de AGEUS y con Marina de la FES. Iniciamos el trabajo con el movimiento estudiantil y los sindicatos. Luego envían a Damián para que se encargue del trabajo de expansión política de las FAL en san salvador. Le traslade los contactos ya realizados.

Una vez de casualidad leo una noticia en el periódico: el terrorista Elías Bonilla ha sido capturado y su responsable es la jefe guerrillera Ana Gladis Mendez. ¿Seré yo Señor? Claro. Y acababa de pasar lo de la hija de Duarte. Estoy en medio de las brasas. Y después de esto ¿qué hago? Solicito una reunión con la dirección del Partido. Se me autoriza salir del pais…

Con Roberto

Recuerdo que con Roberto nos subíamos a un cerrito desde donde se veía la iglesia de San José Guayabal, así como los soldados en el pueblo. Y él me decía: así como nosotros los estamos viendo ellos nos ven, deben de tenernos miedo y nosotros les tenemos miedo; mirá Yuri cuando la bala trae tu nombre te llega y ahí quedas para siempre y esa tarde, eran como las 6 p.m. me decía: yo no se que va pasar cuando la bala traiga mi nombre, me gustaría que después me recordaran. Esta es la bala de Roberto, tampoco me quiero morir. Si nos toca, nos toca. Estamos decididos, pero me gustaría que me recordaran.

ACJ de El Salvador inicia Observatorio de la Juventud Salvadoreña

SAN SALVADOR, 6 de mayo de 2014. La Asociación Cristiana de Jóvenes de El Salvador divulgó este día los primeros resultados del Observatorio de la Juventud Salvadoreña, que se convierte en un esfuerzo por medir el impacto de la violencia y los esfuerzos que se realizan para encontrarle una salida a este flagelo social, indicó el Rev. Roberto Pineda, Presidente de esta institución.

Agregó que “los sectores juveniles salvadoreños atraviesan por una difícil y compleja situación caracterizada por una violación sistemática de sus derechos civiles y políticos, sociales, económicos, culturales, medioambientales y otros. Esto se refleja en altos índices de desempleo, deserción escolar, desaparecimientos, reclutamiento forzoso en pandillas juveniles, migración obligada, analfabetismo, Vih-Sida, etc.”

Puntualizó que “la Asociación Cristiana de Jóvenes de El Salvador, en sus 23 años de trabajo con los sectores juveniles hemos podido constatar estos problemas así como hemos acompañado en los esfuerzos por superar estas situaciones, en particular hemos trabajado en actividades culturales, equidad de genero, amistad entre jóvenes del campo y la ciudad, defensa del medio ambiente, emergencias y gestión de riesgo, y últimamente en prevención de vih-sida entre la juventud.”

Indico que “es en el espíritu cristiano ecuménico de lucha por la paz y la justicia, que han orientado estos esfuerzos del pasado y del presente, que hemos decidido iniciar este esfuerzo de Observatorio de Derechos de la Juventud, que será una base de datos que realizara un seguimiento tanto sobre violaciones a los derechos humanos que se efectúen así como de acciones desde la juventud y los sectores populares tendientes a erradicarlas.”

Añadió que “aspiramos a que el Observatorio de Derechos de la Juventud Salvadoreña (ODJS), iniciado en marzo de este año, se constituya en una reconocida herramienta de información, seguimiento, publicación e investigación en materia de asuntos de la juventud, que incida en las políticas públicas y contribuya a garantizar el pleno cumplimiento de los derechos humanos de la juventud. Inicialmente realizaremos un resumen mensual de la temática basados en los medios escritos de prensa.”

“Perseguimos -enfatizó-reflejar la situación social existente para poder tomar conciencia de su gravedad y organizarnos para transformarla, ya que ha sido la juventud una fuerza histórica social que ha generado cambios en el pasado y que estamos seguros continuara haciéndolo, incluyendo la tarea de hacer visible y denunciar la violencia que la afecta, así como las acciones que se cometen en su contra, particularmente crímenes contra la vida, desaparecimientos, agresiones y explotación sexuales, matonismo y discriminación racial, geográfica, etaria y de género.”

Concluyó que “consideramos fundamental que el Estado de El Salvador suscriba la Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes, CIDJ, del año 2005, como plataforma de respeto a los derechos que sirva de marco general a partir del cual se adopte la legislación interna y se diseñen y apliquen políticas públicas a favor de la juventud salvadoreña. Amén.”

En el análisis del mes de marzo “de trece notas, seis corresponden a la violencia predominante en los centros escolares derivada del accionar de las pandillas (4 notas), así como de los patrullajes militares ordenados por las autoridades de Seguridad Pública en todo el país (dos notas). La otra mitad se relaciona con la violencia sexual, dentro de los centros escolares o mediante el secuestro luego de abordar el transporte público, la aparición del cadáver de una adolescentes que estaba desaparecida, la violencia en el hogar que afecta a ocho de cada diez menores, el 45.8% de niños entre 4 y 6 años no va a parvularia, y finalmente una noticia positiva, la apertura por el ISNA de un centro de desintoxicación de jóvenes adictos a las drogas. Los jóvenes son las principales víctimas de la violencia predominante dentro de las escuelas o en sus comunidades. Ser joven se ha convertido en una situación de alto riesgo en nuestro país.”

En el análisis del mes de abril “de doce noticias relacionadas con jóvenes y niños, seis están vinculadas al accionar de las pandillas: 2 a ejecuciones en Puerto Parada y Santa Ana, desaparición de un joven en San Miguel y secuestro por pandillas en Izalco, la CSJ divulga estudio que revela un aumento del 20% de ingreso a pandillas así como un editorial de La Prensa Gráfica sobre la necesidad de impulsar políticas de prevención.”

“En la otra mitad, tres se relacionan con la denuncia por La Prensa Gráfica de explotación sexual de adolescentes y niños, en dos albergues en Santa Tecla donde a cambio de donaciones, se ofrecían favores sexuales de niños y adolescentes; que son víctimas de redes de trata de personas. Por otra parte, los 15 años de impunidad con respecto al caso paradigmático e Katya Miranda nos enseña lo difícil que es el camino hacia el respeto a los derechos humanos en nuestro país. Y una sola nota feliz, la de la inauguración por parte de INJUVE de un Centro Juvenil en Ahuachapán.”

“El derecho a la vida continúa siendo el derecho más violentado por una sociedad como la salvadoreña, que se encuentra sumida en una vorágine de sangre, de la cual solo podrá salir mediante un gran acuerdo nacional que señale mecanismos consensuados para combatir, prevenir y rehabilitar a la delincuencia.”

ACJ de El Salvador publica Boletín Informativo

SAN SALVADOR, 6 de mayo de 2014. La Asociación Cristiana de Jóvenes de El Salvador, ACJ, dio a conocer este día Un Boletín Informativo, con las diferentes actividades que ha realizado en marzo y abril de este año, en relación a sus prioridades de trabajo. A continuación compartimos su contenido.

TALLER SOBRE SITUACION DE ACJ
El 1 de marzo voluntarios de la Asociación, en el marco del proceso de Planificación Estratégica, se reunieron para discutir sobre situación de ACJ. Realizaron un ejercicio FODA. A nivel interno identificaron como Fortalezas y Oportunidades las siguientes. Fortalezas: experiencia acumulada, instalaciones propias, cohesión interna. Oportunidades: implementar nuevos programas, participación de voluntariado, proceso de planificación estratégica. Y como Debilidades y Amenazas las siguientes. Debilidades: situación financiera, falta de planificación, débil presencia en redes juveniles. Amenazas: cierre de fuentes de financiamiento, debilitamiento de compromiso con jóvenes.

REUNION CON MINISTRA DE SALUD
El lunes 3 de marzo, participaron de una delegación de la Coalición por una Educación Integral en Sexualidad, que sostuvo un encuentro con la Dra. María Isabel Rodríguez, Ministra de Salud, en la que se abordaron diversos temas que son de interés mutuo, como los esfuerzos que se realizan por evitar los embarazos de jóvenes adolescentes y otras temáticas vinculadas a la Salud Sexual y Reproductiva.

REUNION CON INJUVE
Ese mismo día Adela Pineda, voluntaria de ACJ y Encargada de Trabajo Juvenil, sostuvo una reunión con Roberto Escobar, funcionario del Instituto Nacional de la Juventud (INJUVE) en la que expuso las diversas áreas en las que se trabaja como ACJ y el interés en fortalecer los lazos de cooperación entre ambas instituciones.

REUNION CON REJACE
Posteriormente, Adela Pineda visitó y sostuvo reunión con el Coordinador de REJACE, Enrique Osorio, a la cual le expresó el interés de fortalecer relaciones. REJACE es la Red de Juventud para la Asertividad, Convivencia y Emprendedurismo, que fue creada en diciembre de 2012 por el INJUVE. En eda ocasión también fueron creadas la Asociación Juvenil Ambientalita, ASJA y la Red de Incidencia Juvenil, RIJUV.

REUNION PARA PLANIFICAR 8 DE MARZO
El 4 de marzo voluntarios de ACJ participaron en reunión de la Concertación Feminista Prudencia Ayala, CFPA, con el fin de planificar las actividades conmemorativas del 8 de marzo.

REUNION CON GENERACION CERO DE PASMO
El 6 de marzo voluntarios de ACJ participaron en reunión realizada en PASMO con Generación Cero, una coalición juvenil que tiene como lema: Yo me apunto. En la reunión se realizó discusión del Plan estratégico 2014.

EN ACTIVIDAD DE ISDEMU EN CASA PRESIDENCIAL
Ese mismo día se participa en reunión en la antigua Casa Presidencial en San Jacinto, en la que el Instituto Salvadoreño para le Desarrollo de la Mujer, ISDEMU, entrega reconocimiento a mujeres destacadas en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.

EN CONFERENCIA DE PRENSA DE CONCERTACION FEMINISTA PRUDENCIA AYALA
El 7 de marzo ACJ participa en Desayuno Conferencia de Prensa organizado por la Concertación Feminista Prudencia Ayala, con el propósito de divulgar la Plataforma Feminista 2014/2019 así como invitar a la concentración que se realizará el 8 de marzo en la Plaza del Salvador del Mundo. Por la tarde se participa en actividad conmemorativa del Día Internacional de la Mujer en Universidad de El Salvador.

EN ACTO DEL 8 DE MARZO EN PLAZA DEL SALVADOR DEL MUNDO
El 8 de marzo ACJ participa en actividad en conmemoración del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, realizada en Plaza Salvador del Mundo.

TALLER SOBRE PROYECCION DE ACJ
En el marco de proceso de Planificación Estratégica se realiza Taller sobre Proyección de ACJ. Se definen como proyecciones:
1. Aspiramos a ser de nuevo una organización nacional, con sedes en el Occidente y Oriente del país.
2. Aspiramos a ser una organización que defiende los intereses y derechos de los diversos sectores juveniles del país
3. Aspiramos a realizar alianzas y pertenecer a redes de organizaciones juveniles que compartan nuestra visión de un El Salvador Justo y Democrático.
4. Respaldar los procesos de organización de los sectores juveniles
5. Promover la equidad de género entre la juventud y rechazar las visiones machistas impuestas por nuestra cultura

EN REUNION DE PROGRAMA NACIONAL DE PREVENCION DE VIH
El 13 de marzo ACJ participa en la reunión realizada en FUSAL, del Programa Nacional de Prevención del VIH, sobre el tema de adherencia.

EN FORO NACIONAL DE PREVENCION DE VIH
El 17 de marzo se participa en Foro Nacional de Prevención de VIH, en el que se realizan presentaciones sobre la situación del VIH en El Salvador y el rol de Gobierno en la respuesta nacional ante esta pandemia.

EN PRESENTACION DE INFORME ELECTORAL DE INICIATIVA SOCIAL PARA LA DEMOCRACIA
El 18 de marzo ACJ asiste a la presentación del Informe Electoral elaborado por Iniciativa Social para la democracia.

EN ASAMBLEA DE COINCIDIR
El 22 de marzo se participa en la elaboración del Plan Operativo Anual de la coalición de organizaciones juveniles llamada Coincidir. La actividad se realiza en el Centro Cultural de Mujeres Jóvenes y es auspiciada por Las Dignas.

EN FORO SOBRE TRATA DE PERSONAS DE CEMUJER
El 5 de abril se participa en Taller sobre Trata de Personas en El Salvador desarrollado por CEMUJER e IMU.

Movimiento Nacional Revolucionario (MNR)

Movimiento Nacional Revolucionario (MNR)
Tue, 08/27/2013 – 16:23
by editor
Para que no olvidemos
Entrevistas
MNR

Aporte del MNR al trabajo político y al movimiento social en la década de los 70 y al político-diplomático (FMLN-FDR) de los años 80

José Francisco Marroquín
Miembro de Movimiento Nacional Revolucionario (MNR), en la década de los 70.
Nacimiento del Movimiento Nacional Revolucionario (MNR)

El Movimiento Nacional Revolucionario (MNR) de El Salvador, se fundó en 1968 si mal no recuerdo, y se denominó de manera similar al de Bolivia. Se registró en ese mismo año y surgió como consecuencia de varios intentos por formar un partido de izquierda democrática, que venían desde 1930, con el movimiento del Ingeniero Arturo Araujo, pero que cobraron fuerza hacia los años 50, después de la lucha cívica en contra de la dictadura del General Maximiliano Hernández Martínez. Hubo dos intentos, uno se llamaba Partido Radical Democrático (PRD), y el otro esfuerzo fue el Partido Social Demócrata (PSD), con gente proveniente del movimiento de la Reforma Universitaria, que solo cristalizó el año 1960, alimentado por la onda de la revolución popular latinoamericana, del APRA de Perú, y de los movimientos revolucionarios de Bolivia, Argentina y México.

El MNR fue fundado por gente que estuvo vinculada a los grupos estudiantiles de mediados de los años 60, cuando también se fundó el Partido de Conciliación Nacional PCN), quien después de un golpe de estado, en el año 1962, ganó las elecciones presidenciales, pero al mismo tiempo generó movimientos de oposición entre los que estaban el Partido Auténtico Constitucional (PAC) y el Partido Demócrata Cristiano (PDC). Pero había un grupo de personas que no encontraban sitio en esos partidos, por lo que decidieron crear el MNR, liderados por el señor Rodrigo Antonio Velásquez Gamero, el primer diputado que el Partido tuvo en la Asamblea Nacional Legislativa. Velásquez Gamero estaba rodeado de muchas personas de las zonas oriental y occidental del país, como por ejemplo el Dr. Marco Antonio Vásquez, el Dr. Obelio Velásquez, el señor Rogelio Salinas –un caficultor de Ahuachapán-, el Dr. Daniel Ríos Lazo y el Dr. Antonio Rosa de San Miguel, el Dr. Pablo Cerna de Usulután; de San Salvador estaban el Ing. Raúl Valiente Argueta, el Ing. Hugo Navarrete, el Dr. Julio César Oliva, el Dr. Jorge Sol Castellanos, el Lic. Rafael Glower Valdivieso, y no estoy seguro si estaba el Dr. Amílcar Martínez Arguera. Como perdimos muchos archivos, no se con exactitud si todos ellos estaban en el acta de fundación del MNR, sin embargo jugaron un papel político importante en esa época.

El MNR fue un partido reformista, a pesar de su nombre revolucionario, pero consecuente con sus métodos de lucha; la organización de grupos de elite contribuía al cabildeo y a la conspiración entre los grupos militares y civiles democráticos, con el objetivo de revertir los procesos que la oligarquía tenía muy bien controlados. Lo que el MNR pretendía era la instauración de un gobierno democrático, amplio, que hiciera las reformas que el país necesitaba, que permitiera la libertad de expresión, de organización política, la libertad de organización sindical y campesina. Era un trabajo que animaba el MNR, cuya estrategia desde el principio fue electoral parlamentaria, para lo que organizaba a los sectores de manera que pudieran incidir en la realidad salvadoreña y participar en las elecciones.

Al principio, el MNR no tenía una posición social demócrata muy clara, muy precisa; lo que si dominaba en su interior, era un sentimiento antimilitarista, antiimposición y, hasta cierto punto, un sentimiento antiimperialista. En este primer grupo no todos tenían preocupación por aclarar o definir las ideas en el contexto de una ideología social demócrata, aunque existían elementos de esa ideología. EL MNR se identificó como social demócrata hasta la crisis de mediados de los años 70.
Integrantes y composición social del MNR

Las ideas del MNR confluían con las de cierto grupo de militares democráticos en situación de retiro, entre ellos el Coronel Mariano Castro Morán, el Coronel Mariano Munguía Payés, el Coronel Armando Mena Molina, el Tte. Sermeño, el Tte. José Belisario Peña papá de Felipe, Virginia, Margarita y Lorena Peña, y habían otros que no recuerdo y que eran del MUN (Movimiento de Unidad Nacional). Así fue como en 1977 el Coronel Ernesto Claramount llegó como candidato a la presidencia por parte de la Unión Nacional Opositora (UNO).

La mayoría de los integrantes del MNR eran profesionales, de capas medias, caficultores, pequeños terratenientes y profesionales liberales; era el típico partido de la pequeña burguesía, como se le llamaba en esos tiempos; por supuesto, tenía entre sus filas a gente de la clase obrera y trabajadora, de los sectores medios del gobierno, aunque su liderazgo era eminentemente profesional, con dirigentes que eran abogados, médicos, economistas e intelectuales como Italo López Vallecillos, que pertenecía a la dirección del MNR.

También el MNR se nutrió mucho de gente que perteneció al movimiento estudiantil, principalmente de la Asociación General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños (AGEUS), pero en aquel momento, lo que distinguía a esta posición política dentro de la Universidad de El Salvador era, lo que se llamaba ampliamente el Movimiento de Izquierda Democrática (MID). Este movimiento tenía referentes principalmente en las Facultades de Derecho, Medicina e Ingeniería, pero con el correr del tiempo, esto dio origen a finales de los años 60 y hasta el cierre de la Universidad de El Salvador en 1972 a la Federación Socialista Democrática (FSD), integrada por frentes estudiantiles que eran claramente social demócratas. El MID ya estaba ahí, pero los demás que vinieron posteriormente se llamaron Movimiento Demócrata Revolucionario (MDR), Movimiento Social Demócrata (MSD) o Acción Progresista de Estudiantes de Química (APEQ)- Este último era un movimiento integrado por gente de pensamiento liberal demócrata y social demócrata.

Con los maestros o el magisterio también teníamos contactos, porque el Dr. Guillermo Manuel Ungo fue miembro del Tribunal de la Carrera Docente, propuesto por los maestros entre 1967-1972 si no estoy equivocado, trabajo que tenía sus bases en las huelgas de ANDES que fueron apoyadas por el MNR, tanto la de 1968 como la de 1971.
Aporte social del MNR a la lucha del Pueblo Salvadoreño

En el ámbito del campesinado, el MNR logró vínculos con la Unión Comunal Salvadoreña (UCS), fundada en 1968, como parte de un proyecto de contrainsurgencia norteamericano en respuesta a la revolución cubana. La Alianza Para el Progreso y Los Cuerpos de Paz, eran parte de esos programas norteamericanos que se desarrollaron y dieron origen a estructuras que muy pronto fueron reprimidas también, lo que les obligó a buscar un referente político al cual vincularse, y terminaron contactando a la Democracia Cristina o al MNR.

Nuestro aporte a la lucha social para el cambio en nuestro país -ya la definí al principio de esta entrevistaconsistió en la participación electoral, pero no solo fue eso, porque el MNR tuvo dos ideas acertadas; una de ellas fue la creación de una Escuela de Capacitación Sindical en el Sindicato de Industrias Unidas Sociedad Anónima (IUSA), con el apoyo de FENASTRAS, y la otra fue la de crear el Centro de Estudios Políticos “Dr. Marco Antonio Vázquez”, en cooperación con la fundación Friedrich Ebert, vinculada al Partido Socialdemócrata Alemán. En esas escuelas se desarrollaban programas políticos, de derecho laboral, de capacitación política, las cuales eran materias fuertes con las que el MNR capacitaba permanentemente con estudios, publicación de análisis de la realidad nacional y posiciones relativas a la búsqueda de salidas a la crítica situación que vivía nuestro país. Por nuestra Escuela Sindical vi pasar a Febe Elizabeth Velásquez, que después fue asesinada en una operación terrorista de la policía que dinamitó la sede de los sindicatos de FENASTRAS; vi pasar a gente del sindicato del transporte, cuando los sindicalistas eran los propios motoristas y no los empresarios que hay ahora, porque en ese tiempo el movimiento sindical era de los obreros del transporte.
Participación del MNR en los procesos electorales

En 1968 el MNR participó en las elecciones y ganó un diputado que fue el Dr. Ángel Gochez Castro y su suplente el bachiller Velázquez Gamero. En 1970 volvió a tener participación legislativa, y creo que ganó la alcaldía de San Miguel; participó en las elecciones para la alcaldía de San Salvador, llevando como candidato al Dr. Melitón Barba, y también participó en las elecciones para la alcaldía de Zacatecoluca. Con el PCN no tuvimos ninguna relación, aunque el MNR respetaba la institucionalidad hasta donde fuera posible, pero ocurrió que en las elecciones de 1967, en la que participó de una manera destacada el Partido Acción Renovadora (PAR), que llevó en su planilla presidencial al Dr. Fabio Castillo Figueroa – quien despertó muchas expectativas-, el MNR fue crítico al principio, pero luego terminó apoyándolos. El PAR fue cancelado como consecuencia de su éxito, y los intentos de revivirlo tampoco fueron aceptados por el Consejo Central de Elecciones que era progubernamental. Entonces, el partido Unión Democrática Nacionalista (UDN), creado por el Dr. Francisco Roberto Lima y por el Dr. Magaña Menéndez, gente vinculada a los sectores del capital nacional, vino a facilitar las cosas, posibilitando la incorporación a ese partido, de mucha gente que venía del PAR y del Partido Comunista. Obviamente, la base del UDN era del Partido Comunista. Toda la gente que dirigía al PC estaba vinculada al UDN: Shafick Jorge Handal, Raúl Castellanos Figueroa, Salvador Cayetano Carpio, Mario Aguiñada, Carranza, etc. A partir de ahí, se generó una relación entre el UDN y el MNR, con el objetivo de atraer al Partido Demócrata Cristiano (PDC), porque este era un partido conservador con mucho peso adicional al que ya tenían los otros dos. El PDC llegó a tener, él solo, a más de 20 diputados en la Asamblea Legislativa, porque era la fuerza en la que se aglutinaban maestros, campesinos y estudiantes. El movimiento estudiantil socialcristiano era tan fuerte, que la Federación Socialista Democrática nuestra y la Federación de Estudiantes Universitarios Revolucionarios, apoyados por el PC, teníamos que aliarnos para ganarle las elecciones a la Federación Revolucionaria de Estudiantes Socialcristianos que era muy fuerte.

Así se formó la Unión Nacional Opositora (UNO), con la participación del PDC, el MNR y el UDN, con los objetivos de competir en las elecciones desde 1972 hasta 1977–78 y para generar un movimiento de desgaste electoral impresionante, agrupamiento solo comparable al que había tenido el Perú con la participación de los comunistas, los demócratas cristianos y los social demócratas. Todos contra la dictadura.

Resumiendo, el MNR participó en las elecciones de 1968, en las que ganó un diputado, en 1970 ganó algunas alcaldías y algunos diputados, y en 1972 con la UNO, perdió las elecciones presidenciales mediante el fraude, pero se afianzó en la Asamblea Legislativa con algunos diputados y en algunas alcaldías en coalición. Participó en coalición con la Unión Nacional Opositora en las elecciones municipales y legislativas de 1974, 1976, y en las presidenciales de 1977 que fraudulentamente ganó el General Carlos Humberto Romero, y no estoy seguro si en las municipales y legislativas de 1978.
Relación del MNR con el Movimiento de Masas y organizaciones Político-Militar de la década de los 70

Teníamos muy buenas relaciones con las estructuras sindicales, estudiantiles, campesinas, las comunidades eclesiales de base y, por supuesto, con las FPL y el ERP, organizaciones político-militares que en ese tiempo nutrieron los acontecimientos con mucha actividad de todo tipo. Nuestras relaciones con esos nuevos partidos eran cordiales, por el hecho de conocer a sus dirigentes, lo que facilitó el intercambio de opiniones a lo largo de toda esa década de los 70. Por eso, cuando vinieron las rupturas del ERP y surgieron el PRTC y la RN, el MNR siguió cultivando la amistad con esas organizaciones y siempre las mantuvo con el PC, a titulo del proyecto de la UNO y en la coordinación de propuestas en la Asamblea Legislativa, trabajo que el MNR hacía junto al UDN y el PDC en contra del PCN que tenía muchos más diputados. Las relaciones fueron un espacio de intercambio y de crítica durante toda la década de los años 70, hasta el golpe de Estado de 1979. Por ello, la conformación de una alianza FMLN-FDR, es consecuencia de una década de trabajo en la que hubo una relación de intercambio, y a veces de colaboración en términos de análisis, de contactos con las organizaciones armadas y organizaciones de base. Estas relaciones no eran fortuitas o de simple surgimiento espontáneo, venían de contactos estudiantiles universitarios, de compartir preocupaciones sociales, y de haber visto el surgimiento de estructuras políticas más complejas, creadas por amigos y compañeros que fundaron organizaciones como el Frente de Acción Popular Unificada (FAPU) de la RN; el Bloque Popular Revolucionario (BPR) que era el frente de masas de las FPL, las Brigadas Populares (BP) del PRTC, las Ligas Populares 28 de Febrero del ERP y las organizaciones que ya tenía el PC como la UDN. Sin embargo el MNR tenía una relación crítica en determinados momentos, porque fue una época de acumulación de poder, pero también de secuestros, asesinatos, etc.

El Importante papel del Movimiento de Masas

El movimiento de masas jugó un rol importantísimo en el desgaste de los gobiernos militares antidemocráticos de esa época y además preparó las condiciones para ascender en calidad hacia la lucha popular, lo cual veíamos como una enorme virtud, porque era un movimiento popular de masas que no se había visto antes. Nosotros habíamos organizado grandes movilizaciones a favor de los maestros, de los trabajadores del transporte, de obreros del acero, pero nunca como las movilizaciones que posteriormente realizaron las organizaciones de masas, sobre todo la del 22 Enero de 1980, organizada y dirigida por la Coordinadora Revolucionaria de Masas (CRM), conformada por el Bloque Popular Revolucionario (BPR), Las Ligas Populares 28 de Febrero (LP-28), Las Brigadas populares (BP), el FAPU y la UDN. Esa fue quizás, la concentración humana más grande que ha habido en El Salvador de preguerra y postguerra.

Este movimiento, aunque disperso –dado que es un periodo en el que se da una intensa batalla ideológica-, porque unos eran más marxistas que otros, maoístas, gramscianos, cristianos, socialdemócratas, humanistas, militaristas, etc.-, fue importante porque marcó un periodo de crecimiento de la sociedad salvadoreña, de ir rompiendo muchos esquemas y propiciando la maduración de unas condiciones que permitieron la unidad de cinco organizaciones político-militares, que en 1980 formaron el FMLN. Ese movimiento de masas le insufló al país una dinámica diferente y esperanzadora; era el resultado y consecuencia de dos décadas de acumulación de esfuerzos populares.
Persecución y represión contra nuestro trabajo y compañeros militantes

El MNR siempre fue visto como un partido de la inteligencia, por el seguimiento que los compañeros le daban a la situación política, económica y social del país. De ahí que nuestra gente de dirección fuera objeto de persecución por parte de la policía, o de la dirección de investigaciones de ésta. El MNR fue objeto del bloqueo sistemático de sus iniciativas ante el Consejo Central de Elecciones; era constante la persecución, las amenazas a los dirigentes y quizás el que más sufrió esos desmanes y atropellos fue Ítalo López Vallecillos, porque él, como muchos de nosotros, trabajaba en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) de los jesuitas. Le pusieron bombas a la casa y a la editorial de la UCA donde Ítalo laboraba. La casa del Dr. Luis Alonso Posada -ex Alcalde de Santa Teclafue ametrallada y destruida parcialmente por una bomba que pusieron en la cochera. La presión política y militar era muy fuerte, tanto así que después de la toma de la Universidad de El Salvador en 1972 por parte de las fuerzas represivas, los compañeros que no cayeron presos se fueron exilados a Venezuela o a otros países.

De igual manera que las demás organizaciones y movimientos sociales de la época, sufrimos la represión y las consecuencias de ese embate dictatorial. Por ejemplo, la juventud del MNR participó activamente en la marcha por la autonomía universitaria del 30 de julio de 1975, la cual fue reprimida brutalmente a la altura del Hospital del Seguro Social en San Salvador. Ahí fue asesinado Roberto Miranda López. Ese día casi se termina la juventud del MNR; sin embargo, hasta donde recuerdo, entre los fallecidos no hubo nadie de la juventud del MNR; solo algunos golpeados y fracturados, pero varios compañeros optaron por la lucha armada desde aquel día, y se fueron a engrosar las filas del PRTC y del ERP. Nosotros tuvimos que reorganizarnos, porque en las alcaldías y oficinas a las que tenía acceso el MNR, se empezaron a perder las armas, ya que los jóvenes se las estaban llevando para aumentar los arsenales de las nacientes organizaciones guerrilleras de los años 70.

El MNR fue objeto de mucha persecución y represión. Un caso particular fue cuando a principios de 1980 vino a El Salvador una comisión de la Internacional Socialista dirigida por Lord Chitnis ciudadano británico de origen hindú, con el objetivo de realizar un informe sobre el subdesarrollo en nuestro país, lo que por supuesto tenía mucho que ver con la constatación de la pobreza, la situación de las zonas marginales, de los sindicatos obreros y de las organizaciones campesinas, estudiantiles y la represión hacia el pueblo salvadoreño. Como esa comisión fue atendida y apoyada por el MNR, tuvimos como consecuencia el asesinato del Dr. Fernando Martín Espinoza Altamirano, médico, que era, hasta donde supimos, pariente del señor Enrique Altamirano Madriz, actual dueño de El Diario de Hoy. A partir de ahí, se desató una permanente persecución contra varios de nuestros compañeros de Ahuachapán, Sonsonate, San Salvador y San Miguel, hecho que obligó a los compañeros a esconderse permanentemente en diferentes casas y de casa en casa. En septiembre de ese año, el compañero Enrique Barrera Escobar fue atacado a tiros y herido mientras transitaba por el Paseo General Escalón en San Salvador. Dos meses después, en noviembre de 1980, caía asesinado junto a los demás miembros de la dirigencia del FDR.

En esa lucha social y popular de los años 80 tuvimos varias bajas; yo perdí de vista a varios compañeros y compañeras que se incorporaron al movimiento guerrillero y a otros que se fueron al exilio. Personalmente sufrí ese acoso y represión junto a David Mena, porque éramos profesores de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), y por la sencilla razón de tener posiciones políticas de apoyo y compromiso con la lucha por el cambio hacia una sociedad más justa. Fuimos amenazados de muerte y tuvimos que salir del país el 22 de diciembre de 1980. Pero los dos golpes más fuertes y dolorosos que tuvimos como partido, fueron el asesinato en Guatemala del Dr. Héctor Oquelí Colindres a manos de sicarios derechistas que poseían información de la CIA, mientras se dirigía a una reunión regional de la Internacional Socialista que se habría de realizar en Costa Rica, y al hacer escala en Guatemala lo secuestraron y asesinaron. Un año después sufrimos la muerte del Dr. Guillermo Manuel Ungo a causa de un tumor cerebral. La desaparición de estos dos importantes cuadros limitó las posibilidades de mantenimiento y desarrollo del MNR.
Golpe de estado de 1979 y nuestra participación en la Junta de Gobierno

En octubre del año 1979, el golpe de Estado de la juventud militar nos tomó en una situación de relativa sorpresa. Pese a que teníamos indicios de que el golpe venía, no lo creíamos; no le veíamos coherencia, aunque las fuentes eran los doctores Ricardo Navarro y Julio Cesar Oliva, ambos militantes del MNR en ese tiempo y miembros del Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA). Lo creímos hasta que la información comenzó a venir directamente de los sectores militares, sobre todo del Coronel René Guerra y Guerra, el militar que más relaciones tenía con nosotros, y que por cierto fue a uno de los primeros que llamaron a formar parte de la nueva Junta de Gobierno. Para presidir la Junta de Gobierno llamaron también al Ingeniero Román Mayorga Quirós que en ese tiempo era rector de la UCA, quien para aceptar puso como condición que participara el Foro Popular (FP), organización que surgió como consecuencia del fraude electoral de 1977.

El Foro convocó a una reunión para nombrar a su representante en la Junta de Gobierno y salieron dos candidatos: el PDC propuso al Ingeniero José Napoleón Duarte que a esas alturas todavía estaba en el exilio en Venezuela y el MNR y la UDN propusieron al Dr. Guillermo Manuel Ungo. El Ing. Duarte solamente sacó un voto el de Rubén Zamora y los demás representantes del Foro Popular votaron por el Dr. Ungo. Para la negociación de la formación del gabinete de ese gobierno, participamos el MNR, la UDN, el PDC, la UCA, el Foro Popular y otras fuerzas. Finalmente el Gabinete de Gobierno se constituyó con cuadros valiosos como Héctor Dada, Raúl Valiente y otros grandes personajes como Enrique Álvarez Córdova. Lamentablemente solo duró tres meses, porque vino el contragolpe dirigido por el Coronel Guillermo García y el Coronel Nicolás Carranza, por supuesto acompañado de una represión que no pudieron parar ni la Junta ni los militares golpistas, ya que eran 14 jefes militares de cuarteles departamentales que se oponían a ese intento de cambio progresista. Esa fue la razón por la que decidimos salirnos del gobierno.

Pero la decisión de salirnos se tomó en consulta con Monseñor Romero, con Joaquín Villalobos, con Fermán Cienfuegos, con Salvador Cayetano Carpio y Gerson Martínez entre otros, quienes pidieron 30 días de chance para tener un espacio que permitiera no ser objetos de la represión militar. Monseñor Romero también pidió 30 días para que las organizaciones populares de base no fueran aplastadas brutalmente por la represión. Pero en ese corto tiempo, el Gobierno Norteamericano logró que la Democracia Cristiana asumiera el nuevo gobierno, pactado con los militares contragolpistas. Hasta ahí llegó la UNO. Se rompió la unión.
Formación del Frente Democrático Revolucionario

Con el pacto militar demócrata cristiano, después del fracaso de la Junta Revolucionaria de Gobierno, se terminó la Unión Nacional Opositora, pero en la medida en que se incrementó la represión en 1980, también se fragmentó el PDC y surgió de ahí el Movimiento Popular Socialcristiano (MPSC), formado por Jorge Villacorta y Rubén Zamora; pero tanto estos como el MNR se habían quedado sin el UDN, que entonces formaba parte de la Coordinadora Revolucionaria de Masas. Sin embargo, el Ingeniero Enrique Álvarez Córdova que había sido Ministro de Agricultura de ese fallido gobierno, fundó el Movimiento Independiente de Profesionales y Técnicos de El Salvador (MIPTES), el cual se rodeó de gente que no quería involucrarse con las demás organizaciones de masas, ni con las organizaciones político-militares. Entonces, el MIPTES con el MPSC y el MNR fundaron el Frente Democrático (FD) allá por febrero o marzo de 1980. Este frente estaba prácticamente a la par de la Coordinadora Revolucionaria de Masas, y ya con la cristalización del FMLN, se hizo necesario tener una expresión más abierta. Surgió así la necesidad de cohesionar en un solo esfuerzo a la CRM y al FD, y de esta alianza resultó el Frente Democrático Revolucionario (FDR), dirigido por la representación y liderazgo de Juan Chacón del BPR, Leoncio Pichinte de las LP-28, el Dr. José Napoleón Rodríguez Ruiz del FAPU, Manuel Franco de la UDN, Humberto Mendoza de las Brigadas Populares, el Ing. Enrique Álvarez Córdova del MIPTES – Presidente del FDR-, Juan José Martel del MPSC, y Enrique Barrera Escobar, nuestro compañero del MNR. Infelizmente los cuerpos policiales asesinaron a finales de noviembre de 1980 a casi todos esos compañeros de dirección, salvándose únicamente los que por una u otra razón llegaron tarde a los puntos de contacto, o los que como norma de precaución tenían que salir cada hora, tal fue el caso de Pichinte, del Dr. Rodríguez Ruiz y de Martel. Al asesinar a Enrique Álvarez Córdova, la representación de ese esfuerzo democrático nombró por unanimidad al Dr. Guillermo Manuel Ungo Secretario General del MNR para la coordinación general, tarea que le permitió tener una gran labor internacional.
Comisión Político Diplomática del FMLN-FDR

Cuando dio inicio la Ofensiva General del 10 de enero de 1981, se hizo necesario el trabajo político en el exterior, de manera que la alianza FMLN-FDR decidió crear una Comisión Política Diplomática (CPD). Esta comisión tenía a tres representantes del FMLN: Salvador Samayoa, Ana Guadalupe Martínez y Mario Aguiñada Carranza y por el lado del FDR estaban el Dr. Ungo y Rubén Zamora, pero el Secretario Ejecutivo de todos ellos era el Dr. Héctor Oquelí Colindres del MNR.

El nombramiento de Héctor para ese cargo se debió a varios factores: había sido Vicecanciller durante el gobierno de la Junta, tenía una formación integral por sus estudios de postgrado en la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres, tenía viejos y estrechos vínculos con la Internacional Socialista, conocía a la Internacional Demócrata Cristiana y a la Internacional Liberal. Desde estudiantes teníamos el necesario conocimiento del movimiento político estudiantil internacional; Héctor fue a un congreso de la Unión Internacional de Estudiantes (UIE) que se celebró en Praga, Checoslovaquia, así como al Congreso Latinoamericano de Estudiantes (CLAE) en la Habana, y yo fui delegado de la AGEUS al IX Congreso de la Unión Internacional de Estudiantes (UIE), celebrado en Ulan Bator, Mongolia. Teníamos muchísima participación en el mundo estudiantil, lo que nos permitió conocer a compañeros del movimiento estudiantil que posteriormente llegaron a ser ministros o altos funcionarios en Suecia, Inglaterra, Francia, Austria, Estados Unidos, Canadá, Méjico, etc. Esos contactos le abrieron puertas al movimiento democrático revolucionario salvadoreño, concretamente al FMLN y al FDR, aspecto que contribuyó a que los compañeros de la CPD proyectaran e hicieran una labor impresionante, tanto en Naciones Unidas (ONU), como en la COPPAL (Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina), etc.

La Comisión Político-Diplomática fue la cara visible del movimiento democrático revolucionario salvadoreño, con la ventaja de que el Doctor Ungo había sido miembro de la Junta Revolucionaria de Gobierno de El Salvador y era Presidente del FDR, lo que le habría puertas en todas partes, dándole un trato de ex Jefe de Estado y a su vez, le permitía el acceso a distintos foros, así como a miembros o asesores de gabinetes de seguridad de diferentes estados, para discutir con los Secretarios de Estado, con senadores y jefes de comisiones. Estos espacios eran importantes, porque daban la posibilidad de informar sobre la situación salvadoreña, y además, era una forma de hacer labor en provecho de las posiciones del movimiento revolucionario y democrático salvadoreño.

Desde principios de los años 80, existía una propuesta de solución política negociada al conflicto armado salvadoreño y de formación de un gobierno de amplia participación. Este trabajo exigía una labor intensa y permanente en el campo internacional, de manera que la Comisión Político-Diplomática fue como la cancillería del movimiento revolucionario en ese ámbito político diplomático mundial.
Declaración Franco Mejicana, primer reconocimiento internacional a la Lucha del Pueblo Salvadoreño

Un hecho importante y relevante en la historia de la lucha del pueblo salvadoreño, en 1981, fue la “Declaración Franco Mejicana”, una manifestación de reconocimiento internacional a la legitimidad de la lucha del pueblo salvadoreño, encabezada por el FMLN y el FDR. Por supuesto, en ese momento, las relaciones entre la comandancia general del FMLN y el directorio del FDR eran de una extraordinaria armonía, de mucha comprensión, comunicación y apoyo mutuo. A ello contribuyó que en esos años, en Francia estuviera como presidente el socialista Francois Miterrand y en México el presidente José López Portillo, quienes con sus flamantes cancilleres Don Jorge Castañeda y H. Cheysson, nos apoyaban en todo sentido. Es de ahí que resulta una declaración de apoyo al pueblo salvadoreño en lucha, lo que por otro lado, era un pronunciamiento en contra de la política exterior norteamericana, en claro desafío a la hegemonía de Estados Unidos en la Región Centroamericana.

El aporte de los compañeros Dr. Ungo y Dr. Oquelí para hacer realidad la “Declaración Franco Mejicana”, fue en el cabildeo político y diplomático, en las conversaciones preliminares, en la elaboración del texto, en las aclaraciones que había que hacerle a muchos partidos, cancillerías y gobiernos, sobre la legitimidad de nuestra lucha. Este trabajo tuvo repercusiones positivas en las Naciones Unidas, porque además, la alianza FMLN-FDR tenía un estatus importante en Nueva York, dado que el FMLN era una fuerza armada beligerante que tenía que respetarse, realidad indiscutible que hizo ganarse el reconocimiento internacional y llegar finalmente a la solución negociada.

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28-9-49: Comunistas

28-9-49: Comunistas
Por Manolo E. Vela Castañeda – Guatemala, 2 de diciembre de 2013

Este octubre que ya concluyó también celebramos los 64 años de la fundación del Partido Comunista de Guatemala.

Para las izquierdas guatemaltecas el 28 de septiembre es una fecha emblemática, para recordar a quienes –ayer, como hoy– se siguen alzando contra las injusticias, cualquiera sea el origen que estas tengan. Para recordar su fundación he preparado un artículo que será publicado en dos entregas.

El Partido Comunista de Guatemala se fundó “…el 28 de septiembre de 1949 a las 20:30 horas en una sala de la Colonia Santa Ana, hoy parte de la zona 5 de la ciudad capital, con la participación de todos los miembros activos de Vanguardia en ese momento, que sumaban 43”. La fecha marca el inicio de las sesiones de lo que fue el primer congreso. La sede del partido –única en toda la historia de Guatemala– se halló en la Avenida Centroamérica, entre 17 y 18 calles. Allí estuvo, hasta junio de 1954, cuando el local fue destruido por turbas anticomunistas. Hacia 1952, como resultado del segundo congreso (celebrado en diciembre de ese año), el partido cambió de nombre, pasando a conocerse, en adelante, como PGT (Partido Guatemalteco del Trabajo). Con este nombre fue inscrito legalmente, en diciembre de 1952, y hasta 1954, cuando la contrarrevolución lo declaró ilegal. (1)

¿Quiénes eran los comunistas de mitad del siglo veinte? Es muy fácil caer en la tentación de ver a los comunistas de mitad del siglo veinte con los ojos de 1989 (cuando la caída del muro), o de 2013. Pero en los años cincuenta, la revolución bolchevique era vista como la primera revolución de los trabajadores, proletaria; y el comunismo era el primer régimen que desafiaba el orden capitalista. La derrota del fascismo por los aliados, el Ejército rojo y las batallas decisivas en Europa del Este, eran parte de aquel presente; y la resistencia, vertebrada por los comunistas, que no habían dejado en paz a los nazis en la Europa ocupada. Para muestra: la heroica resistencia en el gueto de Varsovia. Otras opciones políticas (la socialdemocracia, por ejemplo, o el guevarismo y la guerra de guerrillas) no tenían –aún– un lugar en la Guatemala de la revolución de octubre. En definitiva: ser de izquierda a mitad del siglo veinte era ser comunista.

Las relaciones con el PCUS. La distancia entre la URSS y Guatemala; el ser un país tan pequeño; y las prioridades estratégicas de los soviéticos en aquella coyuntura, determinaron una relación de simpatía y lealtad, de los comunistas guatemaltecos hacia los bolcheviques. Pero ello no equivalía a que el Partido Comunista de la Unión Soviética interviniera en Guatemala –subordinando– el quehacer partidario. Ellos no estaban interesados en lo que ocurría a tantos kilómetros de distancia de sus fronteras. Ni lo entendían; y más claro aún: no lo querían entender, porque tenían otras prioridades, más elementales (Hungría, o Alemania, por ejemplo). Por eso, cuando lo de la compra de las armas, en 1954, nunca se acudió a Moscú. Esto desmiente la historia, que los anticomunistas –con afán– se encargaron de construir, de la manipulación de los comunistas locales por los soviéticos, o del apoyo económico de los rusos a los comunistas locales.(2) El PGT de la revolución de octubre era un partido con una dinámica propia, que provenía de las decisiones de sus cuadros dirigentes.

Trabajadores e intelectuales. De la composición de su primer Comité Central se confirma que el partido se fundó de la confluencia de dos tradiciones de resistencia: los trabajadores y los intelectuales. Más que una creación del Kremlin, el comunismo guatemalteco se fermentó en las ideas y las organizaciones de los artesanos, los maestros de escuela, los profesores universitarios, los periodistas, los escritores, y los artistas. El comunismo guatemalteco nació de las tradiciones locales de protesta; no fue una invención de una partida de rusos disfrutando de las frutas del trópico, como los conservadores falsamente han hecho creer.

Un partido hecho desde abajo. A diferencia de otros partidos comunistas, que tenían la tendencia de hacerse partidos de elites (intelectuales y de altos cuadros del sindicalismo), el partido comunista guatemalteco se fundó desde adentro y hasta abajo de las organizaciones de trabajadores, las que se hallaban concentradas en la ciudad de Guatemala. Pero además, y quizá este fue su rasgo distintivo: en medio de la revolución de octubre y como impulsor y organizador de la reforma agraria, los comunistas echaron hondas raíces en el agro, entre los campesinos pobres, sin tierra.

Primeros pasos.

Otra de las diferencias entre el partido de los comunistas guatemaltecos y otros partidos comunistas, es que estos (a los últimos me refiero) solían tener que esperar años y años para toparse con una situación revolucionaria, lo que en la mayoría de casos nunca ocurrió; o peor aún, cuando ocurrió transformaron la oportunidad en un rotundo fracaso. Pero en Guatemala esta situación –un proceso de cambio acelerado– llegó en el momento mismo en que el partido empezaba a caminar. Esto colocó a un partido muy joven, que recién se había dado a conocer en 1950, en una situación excepcional.

Fue en 1950 cuando el partido empezó a funcionar: en mayo dio a conocer su primer pronunciamiento público; y luego, en junio, iba a cimbrar el ambiente político con la aparición de Octubre, el periódico (semanal). La consigna, en primera plana: “Por un gran partido comunista, vanguardia de los obreros, los campesinos y el pueblo”. A tinta roja, la hoz y el martillo. En septiembre de 1950 se inauguró la Escuela Jacobo Sánchez, en honor a uno de los trabajadores, fundador del primer partido comunista de Guatemala, asesinado por la dictadura de J. Ubico. La primera reunión pública, el primer mitin, se realizó hasta junio de 1951, para celebrar el primer aniversario de Octubre. El lugar: el antiguo cine Variedades (4a. avenida y 6a. calle, zona 1)(3).

Pero esa virtud, fundarse en lo inmediato de “los años dorados”, se iba a transformar en una debilidad, por la lógica falta de experiencia, y la subestimación de factores de poder que –en los momentos decisivos– se tornaron en su contra. Pero eso no se abordará aquí.

Disputar el poder político. Así, los comunistas guatemaltecos debieron sumergirse inmediatamente, cuando recién estaban empezando a funcionar, en grandes disputas de poder, de alcance nacional. No se trataba de batallas menores (hacerse con el control de una central sindical, tomar un partido, teorizar la revolución, o de hacerse con fragmentos de poder en el ámbito local), sino de darle forma a un proceso revolucionario en marcha, movilizado a favor de una causa popular, como la tierra; y estando ellos nada menos que adentro del Gobierno, haciendo parte de una coalición de partidos. En las elecciones legislativas de 1953, celebradas apenas un mes después de la legalización del partido, el PGT obtuvo 4, de un Congreso de 56 curules(4).

Programa. Estas condiciones –no ser un partido de elites, estar cerca de la gente de abajo, más allá de la ciudad Capital (que esto lo analizamos en la primera parte del artículo, publicada el 3 de noviembre), y hacerse en la marcha de un proceso revolucionario– le hizo ser muy coherente en su programa, sintetizado –hacia 1951– en el documento Bases fundamentales del programa del Partido Comunista de Guatemala. Aquí se hacía énfasis en: el mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores, la lucha en contra el alto costo de vida, la reforma agraria, la industrialización, la nacionalización de los servicios públicos, la incorporación de la población indígena a la vida nacional, el desarrollo social y cultural de las masas, la lucha contra el imperialismo y por la independencia nacional, la solidaridad internacional con la clase trabajadora y la lucha por la paz(5). De 1951 a 1954, estos puntos fueron reenfocados en los congresos del partido, o en las sesiones plenarias del Comité Central, y dados a conocer a través de Octubre, o también en publicaciones específicas.

La insoportable ambigüedad. Pero había otra parte del programa en la que se anunciaban objetivos de largo plazo. Aquí se hacía alusión a, por ejemplo, “la construcción de una sociedad superior (…) la sociedad socialista ” (6), “la abolición de la explotación del hombre por el hombre, la instauración de una sociedad sin clases sociales”(7). Este era el nervio que conmocionaba a las elites conservadoras. Para ellos los comunistas eran ambiguos, porque al mismo tiempo que proclamaban ser un partido legal, que estaba adentro del sistema, y que respetaba sus leyes e instituciones; anunciaba que, cuando las condiciones lo posibilitaran, se propondría instaurar una sociedad comunista, donde no habría ya propiedad privada, lo que acarrearía una serie de consecuencias políticas y económicas. Continuará…

Bases sociales.

El trabajo de construcción de las bases sociales del partido era dirigido, desde la Comisión de Organización, por Bernardo Alvarado Monzón. Los lineamientos que se seguían se hallan reunidos –entre otros documentos– en el informe, de 1953: Impulsar el crecimiento del partido y el fortalecimiento de sus organizaciones. Es difícil establecer un número preciso de militantes comunistas, a partir, por ejemplo, de la cuantificación de las tarjetas de afiliación. En la conferencia nacional de organización, celebrada en agosto de 1953, se afirmó que en ocho meses el partido había duplicado su membresía. En diciembre de 1952, como parte del trámite de legalización, se presentó un listado de 532 miembros. Para ejemplificar el crecimiento del partido, presento dos casos: 1) Una campaña de reclutamiento, realizada en la Ciudad de Guatemala, entre diciembre de 1951 y enero de 1952, alcanzó un resultado de 200 nuevos miembros. 2) La célula que inició el trabajo organizativo en Chimaltenango, a inicios de 1953, el Comité de Base “Enrique Muñoz Meany”, estaba compuesta por seis miembros; en seis meses ya se contabilizaban 140 militantes, en 15 localidades. R. Schneider llegó a estimar que –hacia junio de 1954– el número de militantes comunistas podría haber alcanzado los 4 mil.(8)

Tan robustas fueron las bases sociales que el partido comunista construyó en esta fase de la historia –durante la Revolución de Octubre– que cuando los guerrilleros llegaron a Petén, ya hacia 1968, los primeros simpatizantes con los que tomaron contacto fueron militantes del partido, que habían sido reclutados cuando la reforma agraria en la Costa Sur. Esto mismo ocurrió en otras regiones, donde se activaron movimientos armados.(9) Al aislar durante tanto tiempo esas bases sociales, se devela la eficacia de la contrarrevolución.

A contra corriente. Con la contrarrevolución, los comunistas se vieron obligados a actuar en una penumbra cada vez más espesa: el mundo de la clandestinidad. Los aparatos policiales que la contrarrevolución creó se empeñaron en una sola cosa: destruir. Disolvieron organizaciones y eliminaron –en todos los niveles– a las dirigencias, a los intelectuales, a los líderes de las organizaciones de trabajadores y campesinos. El trabajo represivo tenía a su favor que los comunistas habían actuado de forma legal, y todo y todos eran ampliamente conocidos. Y así empieza otra página de la nuestra historia, tan dramática como heroica.

Durante varias décadas, el Estado de Guatemala fue implacable en la persecución en contra de este grupo político. De los 11 miembros del Comité Central electos en el primer congreso, el de los fundadores, la mayoría fueron secuestrados por las fuerzas y los aparatos gubernamentales, incluyendo a dos secretarios generales:

Huberto Alvarado Arellano (Secretario de Juventud en el primer congreso; y Secretario General entre 1972 y hasta diciembre de 1974, cuando fue secuestrado); Bernardo Alvarado Monzón (Secretario de Organización en el primer congreso; y Secretario General entre mayo de 1954 y hasta septiembre de 1972, cuando fue secuestrado); José Antonio Ardón (miembro del Comité Central); Pedro Fernández (miembro del Comité Central); José Manuel Fortuny Arana (el primer Secretario General, hasta mayo de 1954; falleció en 2005 en la Ciudad de México); Alfredo Guerra Borges (Editor de Octubre y Tribuna Popular; director de la Escuela Jacobo Sánchez); Víctor Manuel Gutiérrez Garbín (Secretario de Trabajo en el primer congreso; Secretario General del Comité Central, secuestrado en marzo de 1966); José Luis Ramos (Secretario de Asuntos Campesinos del primer congreso; secuestrado en julio de 1983); Octavio Reyes Ortiz (Miembro del Comité Central, muerto en combate en 1962, en Huehuetenango); Mario Alfredo Silva Jonama (Secretario de Educación en el primer congreso; secuestrado en septiembre de 1972); Carlos René Valle y Valle (Secretario de Finanzas en el primer congreso; secuestrado en septiembre de 1972). (10)

A pesar de estas terribles condiciones, los comunistas no se conformaron con adoptar estrategias débiles. Desarrollaron el hábito y el valor de nadar contra la corriente, y siempre cuesta arriba. El partido fue durante mucho tiempo el principal núcleo organizativo de oposición –política, social e intelectual– de la izquierda guatemalteca. Y así llegamos a 1960, cuando la revolución cubana, y el alzamiento del 13 de noviembre, y la aparición de otros sujetos: los guevaristas. Entonces, el partido tuvo que adecuarse a esta otra dinámica: las exigencias de una revolución armada, a través de la guerra de guerrillas. Pero esa es otra historia.

La historia del comunismo guatemalteco, sus orígenes y múltiples desarrollos, constituye una página brillante –de las que más– de nuestras izquierdas, de sus luchas –victoriosas, eso sí; pero solo por un tiempo– por hacer de Guatemala un lugar mejor para vivir.

Este artículo –en tres partes– está dedicado a Alfredo Guerra-Borges: el revolucionario, el intelectual, y el amigo.

(1) Huberto Alvarado, Apuntes para la historia del Partido Guatemalteco del Trabajo (Guatemala: Universidad de San Carlos, 1994): 12, 16.

(2) Piero Gleijeses, La esperanza rota. La revolución guatemalteca y los Estados Unidos, 1944-1954 (Guatemala: Editorial Universitaria): 258-61.

(3) Huberto Alvarado, Apuntes para la historia del Partido Guatemalteco del Trabajo, (Guatemala: Universidad de San Carlos):15-16.

(4) Piero Gleijeses, La esperanza rota (Guatemala: Editorial Universitaria): 253.

(5) Ronald M. Schneider, Communism in Guatemala 1944-1954 (New York: Frederick Praeguer Publishers): 73.

(6) H. Alvarado, Apuntes para la historia, 25.

(7) R. Schneider, Communism in Guatemala, 73.

(8) Ronald M. Schneider, “Communism in Guatemala 1944-1954” (New York: Frederick Praeguer Publishers): 101-3, 113-7.

(9) Manolo E. Vela Castañeda, “Petén, 1967-1984: las bases agrarias de la insurgencia campesina”, en “Guatemala, la infinita historia de las resistencias”, M. Vela Castañeda, editor (Guatemala: SEPAZ, Magna Terra): 355.

(10) El listado de miembros del Comité Central, electos en el primer congreso se halla en: Huberto Alvarado, “Apuntes para la historia del Partido Guatemalteco del Trabajo”, (Guatemala: Universidad de San Carlos):14. La información sobre qué pasó con cada uno de ellos proviene de fuentes diversas, pero principalmente “Guatemala, memoria del silencio”.

Fuente: www.elperiodico.com.gt

El marxismo en El Salvador: años 1944-1956

El marxismo en El Salvador: años 1944-1956
Por Roberto Pineda 18 de abril de 2014

En esta parte se aborda el pensamiento y la praxis del PCS en los periodos del 44 al 48 y del 48 al 56. Incluye breves biografías de Graciela García, Amparo Casamalhuapa, Julio Fausto Fernández, Alejandro Dagoberto Marroquín, y José Daniel Castaneda. Anteriormente se había tratado el período de 1930 a 1944.
El cuarto período. Del 21 de octubre de 1944 al 14 de diciembre de 1948.

“El cuartelazo del 21 de octubre llevó otra vez al país al silencio, a la mordaza” afirma Ítalo López Vallecillos en su obra clásica El periodismo en El Salvador (López Vallecillos 1974). Pero el golpista Coronel Aguirre y Salinas no logra prolongar su corto mandato y se ve obligado a convocar a elecciones en enero de 1945, que fueron ganadas por el candidato militar, el General Salvador Castaneda Castro, el candidato del Partido Unificado Social Demócrata, PUSD, que contó con el apoyo del Partido Agrario, PA, que aglutinaba a los grupos cafetaleros y bancarios de ese entonces y que es antecedente histórico del actual partido ARENA. El Coronel Castaneda Castro inicia su gobierno el 1 de marzo de ese año.
El Coronel Castaneda Castro se presenta demagógicamente como un firme partidario de la causa unionista centroamericana (Pacto de San Cristóbal con Guatemala), y también trata de prolongar su mandato de cuatro años, por lo que es derrocado en diciembre de 1948. (Turcios 1993) Es de rescatar que por vez primera desde 1932, según el historiador marxista Juan Mario Castellanos entre mayo y octubre de 1944 “el Estado salvadoreño atravesó por una crisis institucional que dejó por un tiempo en suspenso a la dictadura militar.” ( Castellanos 2002).
“El gobierno del Gral. Salvador Castaneda Castro…fue de nuevo la dictadura dentro del puño de esa oligarquía, el Estado de Sitio permanente, el poder absolutista unipersonal …fue el intento de prolongar el esquema personalista o caudillista ya obsoleto, de la dictadura militar derechista” sostiene el documento Fundamentos y Tesis de la Línea General del PCS, surgido del VII Congreso de esta organización, de abril de 1979.
En este periodo, ante el golpe del coronel Osmín Aguirre y Salinas, una parte de la dirección del PCS se exila en Guatemala, y otra se queda organizando la resistencia al golpe, desde las Embajadas de Perú, de Guatemala y en la clandestinidad. Centenares de salvadoreños traspasan la frontera hacia Guatemala de forma clandestina para incorporarse a un esfuerzo armado para restablecer la democracia, que incluye la formación en ese país de un gobierno en el exilio, presidido por el Dr. Miguel Tomás Molina.
Graciela García
Entre los salvadoreños que llegaron en octubre y noviembre de 1944 a Guatemala se encontraba Graciela García, dirigente de la UNT, su esposo José y su hijo Tomás, que habían logrado huir de la persecución en El Salvador. Graciela a la par que se incorpora al Comité Salvadoreño de Liberación, CSL, se integra al movimiento obrero guatemalteco y funda una escuela político-sindical, la Escuela Claridad.
María Graciela Amaya Barrientos nace en San Salvador el 2 de enero de 1895. En marzo de 1915, a los veinte años llega a Tegucigalpa junto con su padre José Bernardino Amaya y su hermano mayor Felipe Armando Amaya. Un año después se casa con José García Larrazábal. Es prima del dirigente estudiantil salvadoreño José Luís Barrientos.
Maestra de educación primaria, en 1920 se incorpora al Sindicato de Oficios Varios “Redención” integrado por ebanistas, mecánicos, maestros, etc., del que es parte su hermano Felipe Armando, que muere en 1935 y el profesor salvadoreño Víctor Manuel Angulo, fundador luego del PCS en marzo de 1930 y miembro de su primer comité central.
Este sindicato contribuye a la creación en 1921 de la combativa Federación Obrera Hondureña, primera central obrera de ese país. El 1 de mayo de 1922, en San Pedro Sula, forma parte del congreso de fundación del Partido Comunista de Honduras, PCH, junto con Juan Pablo Wainwright y Manuel Calix Herrera.
El 24 de octubre de 1926 participa en la creación de la Sociedad de Cultura Femenina, SCF, desde la cual impulsa diversas jornadas antiimperialistas, siguiendo los pasos de Visitación Padilla, así como “actividades orientadas a erradicar de Honduras la violencia caudillista” (Villars 2001). A través de la SCF se crea la Universidad Popular “Marco Aurelio Soto.”
En 1929 como SCF participa de la fundación de la Federación Sindical Hondureña. El periódico de la FSH se llama El Martillo y lo dirige Manuel Calix Herrera. En este congreso de la FSH presenta un proyecto de “organización sindical de la mujer proletaria.” En 1931 el arzobispo de Tegucigalpa pide que se le expulse del país por ser “hija legítima del bolchevismo y comunista hasta la médula.”Pero la solidaridad popular hondureña impide su repatriación.
En 1944 juega un papel destacado en las movilizaciones frente a Casa Presidencial del 29 de mayo y 4 de julio, que exigían la renuncia del dictador Tiburcio Carías así como la liberación de los presos políticos. Como resultado de este accionar es encarcelada y luego el 20 de julio expulsada hacia El Salvador. Regresa a una de sus patrias y se incorpora a las labores de la UNT, forma la Sociedad Antorcha Femenina e impulsa el Comité Femenino pro Candidatura del Dr. Arturo Romero.
En noviembre de 1944 después del golpe, huye hacia Guatemala. Su hijo, Tomás García Amaya participa en diciembre en la toma de Ahuachapán, es herido y fallece en los Llanos del Espino. El 1 de octubre de 1945, Gracielita junto con Miguel Mármol, participa en la fundación de la Confederación General de Trabajadores Guatemaltecos, CGTG.
En Guatemala conduce la Escuela Claridad hasta su clausura el 25 de enero de 1946. A finales de este mes, el presidente Arévalo convoca a los exiliados salvadoreños y les pide “abandonar el país.” En febrero de 1946 viaja a la ciudad de México, donde se establece y continúa su militancia política y social, que incluye la colaboración con el dirigente sindical Vicente Lombardo Toledano y la CTAL. En 1954 desarrolla un amplio movimiento de solidaridad con la huelga bananera de 1954 en Honduras. En 1975 pública su libro En las trincheras de la lucha por el socialismo. Fallece en México en 1994.
Los escenarios interno y externo de la resistencia ante el golpe.
Exploremos estos dos escenarios, el interno y el externo. En el escenario interno, no obstante las informaciones que se manejaban tanto en el PUD como en la UNT acerca de la certeza de un contragolpe de los sectores martinistas, estos pudieron avanzar y cristalizarse. Por una parte, el golpe del 20 de octubre de 1944 en Guatemala los alarma y les hace adelantar sus planes, ya que su acción estaba programa para el 25 de octubre. Por otra parte los golpistas aprovechan las celebraciones populares de esa noche para iniciar su arremetida represiva.
El siguiente día 21 de octubre, allanaron los locales del PUD y de la UNT e iniciaron una campaña de capturas contra romeristas y comunistas, impusieron el Estado de Sitio y posteriormente, el Toque de Queda. Entre los incontables asesinados y asesinadas por el Coronel Aguirre y Salinas, se encuentran las militantes romeristas, Adelina Suncín, que fue sacrificada en su propia vivienda y Altagracia Kalil, que fue detectada y asesinada en el centro de San Salvador.
El Dr. Miguel Tomás Molina, “octogenario caudillo liberal” que fue diputado constituyente en 1886, comienza a ser hostigado y opta por refugiarse en Guatemala, donde encabeza un Gobierno en el Exilio, teniendo como Ministro de Guerra, al Coronel José Ascensio Menéndez.
El Dr. Romero se encontraba en Estados Unidos para hacerse una operación facial luego de un machetazo que recibió durante los acontecimientos del 2 de abril y al conocer de estos eventos, se desplaza hacia Guatemala. Entre los dirigentes políticos y populares, particularmente estudiantiles y obreros, clandestinos, que no estaban asilados en embajadas o en Guatemala, la visión predominante era la necesidad de emprender la lucha armada.
En Guatemala, los exiliados fueron armados por la Junta de Gobierno. Uno de los debates iniciales fue alrededor de la dirección del esfuerzo armado. La mayoría se inclinaba por el Coronel Alfredo Aguilar, pero los militares decidieron nombrar al Coronel Félix de Jesús Osegueda. El plan de la invasión consistía en entrar por Ahuachapán y San Antonio Pajonal mientras que en Usulután, San Salvador y Santa Ana habría acciones insurreccionales.
La fecha fijada fue el 8 de diciembre. El plan también fue recibido por dirigentes de la UNT que se hallaban asilados en la Embajada de Perú y en otras en San Salvador, con la consigna de salir de ahí el día mencionado y dirigirse sea al Campo de Marte, San Miguelito o alrededores de la Guardia Nacional para incorporarse al levantamiento.
La señal para salir de las embajadas sería el estallido de una potente bomba en el centro de la capital. El día señalado la señal no llega a producirse, pero un grupo de patriotas que habían tomado posiciones en el Barrio de San Miguelito, al escuchar el ruido de bombas que procedían de la Iglesia Concepción en donde se celebraba una fiesta religiosa, se pusieron en acción.
El combate dura varias horas y tiene como saldo treinta agentes policiales y dos patriotas muertos, los heroicos Dr. Francisco Chávez Galeano y Humberto Rodríguez Salamanca, quienes cubrieron la retirada del grupo de compañeros, hasta el último cartucho. Sucedió que en Guatemala los militares salvadoreños rebeldes, decidieron postergar la acción armada para el 12 de diciembre, con lo que se rompió la simultaneidad y lo peor fue que este cambio no fue comunicado al interior del país.
Asimismo hubo problemas de fuga de información, ya que antes del día programado, el Coronel Aguirre y salinas ordena trasladar al Jefe del Regimiento de Ahuachapán, que supuestamente iba a participar en la acción. La madrugada del 12 de diciembre se penetra a territorio salvadoreño, el grueso de la fuerza rebelde eran jóvenes estudiantes y trabajadores. Una parte de los jefes militares se fueron quedando rezagados, alegando diversas razones.
Otros jefes, la mayoría acompaña a la “muchachada” que incluye a militantes del PCS y que combate todo el día y luego ingresa a la ciudad de Ahuachapán, la cual fue encontrada desierta, con las puerta de sus casas cerradas. No encontraron el apoyo esperado de la población, que estaba ya atemorizada, no obstante los “seguros” supuestos apoyos existentes en este lugar.
En estos combates en Ahuachapán se distinguen, un viejo Capitán Mayor de apellido Carpio y el sargento de Ametralladoras, Gonzalo Arias Gómez, hermano de Jorge Arias Gómez. El 13 de diciembre vino el contraataque y los patriotas se ven obligado a retirarse y toman rumbo a la frontera, para regresar a territorio guatemalteco. Iban cansados y el ejército gubernamental aprovecha para asesinar a muchos jóvenes, que se quedaban dormidos a la vera del camino. En estas batallas cayeron los estudiantes universitarios Manuel Ariz, Herbert Lindo (hermano de Hugo Lindo), Víctor Manuel Arango y el profesor Julio Jiménez. (Castellanos 2002)
El gobierno hondureño del General Tiburcio Carías Andino (1933-1948), en solidaridad con el gobierno salvadoreño, proporciona ayuda a la dictadura por medio de aviones que hostigan incesantemente a los patriotas y bombardean Ahuachapán. En los combates de esta retirada se distingue el teniente Salvador Marroquín. Muchos de estos combatientes ingresaron años después al PCS.
Al regresar a Guatemala y ante el fracaso de esta campaña militar, nos informa el Dr. Ángel Góchez Castro que la Junta de Gobierno guatemalteca, que había ayudado con armas, llama al Dr. Romero y le propone que abandone el país a cambio de continuar apoyando con armas y municiones a los patriotas salvadoreños. El Dr. Romero accede y sale hacia Costa Rica, pero la promesa de ayuda militar no se materializa, ya que el régimen guatemalteco necesitaba consolidar su situación y estar en paz con sus vecinos.
Posteriormente, los emigrados salvadoreños se reúnen en asamblea y deciden constituir el Comité Salvadoreño de Liberación, CSL, integrado por profesionales, estudiantes universitarios, militares y obreros. Asume la presidencia de este organismo el Dr. Ángel Góchez Castro y entre sus otros miembros estaban el cafetalero Agustín Alfaro Moran, Coronel Alfredo Aguilar, Mayor Villalta, Dr. Salvador R. Borja, Ing. García Prieto, Baños Ramírez y “nosotros, aunque no abiertamente como PCS.” (Castaneda 1980)
La primera tarea que se plantean como CSL fue la de conseguir armamento ya que existía la firme voluntad de regresar en una nueva ofensiva militar, ya con la experiencia acumulada, además se restablece contacto con la resistencia interna de San Salvador. Pero enfrentaban el problema del avituallamiento de centenares de emigrados dispuestos a regresar al país, pero sólo combatiendo con las armas en la mano.
Al final al ver que estos esfuerzos no alcanzaban resultados satisfactorios y ante la actitud hostil de la Junta guatemalteca se convoca a asamblea y “orientamos que cada quien regresara (a El Salvador) ilegalmente por veredas y que allá nos íbamos a reagrupar. Me acuerdo que a cada quien se le da un quetzal para el regreso. Al final la dirección del CSL únicamente pudo regresar luego del golpe del 14 de diciembre de 1948.” (Castaneda 1980)
El Pleno del CC del 30 de marzo de 1945
El 30 de marzo de 1945, en el quince aniversario de fundación del partido, Julio Fausto Fernández preside un comité central ampliado del PCS, junto con el periodista hondureño de El Mundo Libre, Medardo Mejía, que estuvo a cargo meses antes del comité central unificado y que había sido influenciado en su país por Víctor Manuel Angulo.
De acuerdo a Mármol (Dalton 2007) en esa reunión la dirección del PCS presenta un informe sobre el periodo anterior, en particular sobre las relaciones entre la UNT y el PUD y el papel jugado como PCS. Considera el Informe que un error fundamental fue haber descuidado la labor partidaria y lanzarse exclusivamente a la organización y movilización popular, ya que esto no permitió recoger los frutos organizativos de ese trabajo masivo.
El trabajo de masas lo vimos como un fin en si mismo cuando es un medio para construir los instrumentos revolucionarios, señala Mármol. Otro error fue la ausencia de reuniones de planificación y balance, que dificultó implementar una línea única, e incluso señala de manera autocrítica que algunos camaradas de dirección no habían estado a la altura de las circunstancias, cayendo en un clandestinismo absoluto que había paralizado la labor del PCS.
Asimismo se evalúa la labor realizada por Moisés Castro y Morales, Matilde Elena López y Tony Vassiliu al interior del PUD, considerando que se habían plegado a los sectores más reaccionarios de ese partido y no jugaron el papel unitario para el que se habían sido enviados. Se califica de oportunista la actitud asumida por el dirigente principal de la Unión de Trabajadores Ferrocarrileros, UTF, Miguel Ángel Orellana, al desafiliar a este poderoso sindicato de la UNT luego que se creara el PUD. También se critica las actitudes provocadoras del poeta Pedro Geoffroy Rivas y su periódico Tribuna Libre, con sus furibundos ataques anticlericales así como del sector estudiantil que publicaba El Líder.
Entre los principales acuerdos de esta reunión plenaria del PCS Mármol (Dalton 2007) señala los siguientes: reorganizar al Partido a través de realizar preparativos para un congreso que elija los organismos de conducción y defina una nueva estructura orgánica. Este acuerdo se cumple con la realización en 1946 del II Congreso del PCS. Además reagrupar al movimiento sindical golpeado por el osminismo; publicar un periódico sindical; publicar un documento de análisis para divulgación popular sobre las razones del golpe del 21 de octubre; suspender la actividad de la UNT y dar ayuda económica a Alejandro Dagoberto Marroquín y Carlos Alvarado que estaban en el exilio en México.
A finales de septiembre de 1945 el Partido recibe información que habían planes para asesinar a Miguel Mármol, de nuevo líder sindical zapatero, por lo que se decide que salga del país hacia Guatemala. Se aprovecha una invitación recibida para asistir a la fundación de la Confederación General de Trabajadores, CGTG el 1 de octubre de 1945.
Se delega a Mármol y el responsable de llevarlo a Guatemala es “El Negro” Amílcar Martínez. Llega y asiste al congreso y luego se incorpora a la Escuela Claridad, creada en noviembre de 1945, que estaba dirigida por camaradas salvadoreños, entre estos Virgilio Guerra, “José Castañeda”, Graciela García, Moisés Castro y Morales, Pedro Geoffroy Rivas, Abel Cuenca, Virgilio Guerra y Matilde Elena López.
Asimismo formaban parte de la dirección de Claridad los nicaragüenses Juan Lorio; Manuel Pérez Estrada y Armando Flores Amador (1922-2004). Juan junto con su hermano Augusto, Manuel y Armando habían fundado el 3 de julio de 1944 el Partido Socialista Socialista Nicaragüense, PSN y luego llegaron exiliados a Guatemala en octubre de 1945.
El hondureño Sebastian Ferrera, y los guatemaltecos Arcadio Chevez, Antonio Ovando Sánchez, Edmundo Suarez Barrios y Alfredo Pellecer Vides. (González 2011).En febrero de 1946 la Escuela Claridad es disuelta por el gobierno del “socialista espiritual” Juan José Arévalo y Daniel Castaneda y Virgilio Guerra son encarcelados.
Moisés Castro y Morales fue expulsado de forma humillante hacia Honduras “por cordillera” no obstante su situación de lisiado; Graciela García “alma y corazón de Claridad” fue perseguida hasta el punto que tuvo que salir hacia México. Mármol decide para evadir la represión, sumergirse en el aparato legal del movimiento obrero, y es electo secretario general de la Comisión de Acción Política de la CGTG, lo que le permite moverse en las altas esferas del gobierno.
Mármol en México y Cuba en 1947
En abril de 1947 viaja Mármol a congresos de trabajadores en México y Cuba junto con los guatemaltecos Víctor Manuel Gutiérrez, Hortensia Hernández Rojas y Antonio Sierra González. En Cuba hace gestiones para que capaciten a líderes sindicales salvadoreños y esto permite que el entonces líder panificador Salvador Cayetano Carpio, asista a un curso sindical de la CTC en La Habana ese mismo año.
El 1 de mayo de 1947 la CGTS organiza una multitudinaria movilización popular de apoyo y exigencia al gobierno de Arévalo, el cual se retracta de proclamar ese día el Código de Trabajo, “para no asustar a la reacción.” En septiembre de 1947 se reúne Mármol en la casa de Geofroy Rivas con los guatemaltecos Mario Silva Joname y Méndez Zabadúa, y los salvadoreños Daniel Castaneda y Efraín Ríos, para fijar la fecha de la fundación formal del colectivo marxista Vanguardia, embrión del futuro Partido Comunista de Guatemala y se define el 15 de septiembre.
El 13 de septiembre fueron capturados cinco guatemaltecos y cinco salvadoreños, entre estos Mármol. Se les expulsa hacia México. Estuvieron cuatro meses en el exilio. Al regresar Mármol se incorpora al trabajo de la CGTS en el frente campesino y puede conocer la complejidad de la situación rural ya que muchas veces necesitaba de traductor porque los indígenas campesinos hablaban dialectos diferentes, de la misma manera se percata de las pronunciadas diferencias de pensar e intereses entre ladinos e indígenas.
En 1949 el Partido le pide a Mármol que regrese a El Salvador y lo hace. Se integra al movimiento sindical y vuelve a salir hacia Guatemala en la primera oleada represiva del gobierno de Osorio en marzo de 1951. Sale de Guatemala hasta la caída del Coronel Jacobo Arbenz en julio de 1954.
Por cierto la esposa del Coronel Arbenz, conocida como Maruca, era salvadoreña, de apellido Vilanova , de pensamiento radical y feminista, muy amiga de Matilde Elena López. Y en Guatemala la imaginación popular le dedica a la pareja presidencial una canción: “María Cristina me quiere dominar/ yo le sigo, le sigo la corriente/porque no quiero que diga la gente/ que María Cristina me quiere gobernar.”
La marcha del 16 de septiembre de 1945
Mientras en El Salvador, el 16 de septiembre de 1945, una marcha popular es reprimida y son asesinados cuatro manifestantes, incluyendo la dirigente obrera textil Leonor Cándido, que muere abrazando la bandera de su sindicato y el teniente y bachiller Gilberto Torres, estudiante de la Facultad de Ingeniería y hermano del entonces director de Opinión Estudiantil, Abelardo Torres.
En respuesta a esta acción represiva el Comité Coordinador Sindical, que después se convierte en el Comité de Reorganización Sindical, (CROSS) orientado por el PCS, hace un llamado a huelga general a partir del 21 de septiembre, pero esta solo se mantiene por dos días (Castro Moran 1984) no logra el suficiente respaldo y fracasa. Entre las demandas del CCS estaba la de la disolución de la Policía y la Guardia Nacional por su papel antipopular. El cambio que hizo Castaneda Castro fue el del color de los uniformes de la PN, de azul pasa a ser café. En enero de 1992 luego de una guerra de doce años, como parte de los Acuerdos de Paz, estuvo la disolución de estos dos cuerpos criminales.
Ese mismo día 16 de septiembre inicia una nueva ola represiva en la que son capturados y luego deportados a Costa Rica, pasando por Honduras y Nicaragua, los doctores Julio Fausto Fernández y Miguel Ángel Flores, el Coronel Marco Tulio Payés, junto con los obreros Blas Escamilla, Calixto Calderón, Antonio Alvarado, Luís Díaz (ex secretario general del PCS), Antonio Díaz, Ulises Duran y Porfirio Huiza; el periodista hondureño Medardo Mejía, y el poeta Oswaldo Escobar Velado.
Además los estudiantes Luis Alonso Posada, Julio Vásquez y Edgardo Guerra Hinds. Fueron doce entre comunistas y demócratas los expulsados del país hacia Costa Rica. En la frontera de Costa Rica son recibidos “como héroes” por militantes del PVP y del movimiento popular tico. Mientras otro grupo, entre los que estaban Moisés Castro y Morales, Abel y Max Ricardo Cuenca, Virgilio Guerra y Miguel Mármol, fueron expulsados a Guatemala.
En el caso de Blas Escamilla, era sindicalista panificador y se hace comunista en Costa Rica y milita en el PVP, organiza a los trabajadores de Puerto Limón, es capturado y encarcelado, participa incluso en la Guerra Civil del 48, bajo el mando de Carlos Luís Fallas y luego regresa al país en 1953 y continúa luchando desde el PCS y el FMLN hasta su muerte en el 2012. En noviembre de 1945, iniciando un nuevo despunto del movimiento sindical, la UTF promueve una huelga exigiendo aumento salarial y logra su propósito.
El II Congreso del PCS de 1946
En 1946 bajo el régimen castanedista, se celebra el II Congreso del PCS (que ellos llamaron I) en el que se discuten y aprueban los Estatutos de la organización clandestina de naturaleza leninista, dividida en células y regida por el centralismo democrático, y se elige a Alejandro Dagoberto Marroquín como secretario general. Este congreso se realiza en el marco de un poderoso movimiento huelguístico que incluye huelgas de los sectores textil, panificadores y otros y que se extiende entre los años 1946 y 1947, lo cual señala que se estaba superando la “la dispersión y la debilidad siguientes a 1932.” (PCS, 1990)
Alejandro Dagoberto Marroquín
Nace en Santa Ana el 24 de marzo de 1911. En 1929 ingresa a la UES a estudiar Derecho. En 1932 ante el cierre de la UES decide viajar a Uruguay a estudiar Derecho junto con su amigo Ovidio Siliezar. En 1935 regresa a El Salvador y se reintegra a la UES. Ese mismo año se incorpora al Partido Comunista de El Salvador. En 1935 se incorpora al PCS y es Asesor jurídico del sindicato Unión de Trabajadores Ferrocarrileros (UTF).
En 1936 publica en la revista de la AGEUS el artículo “Consideraciones sobre el concepto del orden público.” El 30 de noviembre de 1937 se gradúa como Doctor en Jurisprudencia y Ciencias Sociales y ese mismo año es expulsado del país por el General Martínez y viaja a México, donde contrae matrimonio con la intelectual Amparo Casamalhuapa. Viaja al México del presidente Lázaro Cárdenas.
Luego de la caída del General Martínez regresa al país y asume la conducción del partido Unión Nacional de Trabajadores, UNT. Luego del golpe del 21 de octubre de 1944 sale de nuevo al exilio a México. En 1948 conoce y entabla amistad con el sociólogo estadounidense Oscar Lewis, incluso lo apoya en su investigación de Tepoztlan; y con el líder de la izquierda Vicente Lombardo Toledano, así como trabaja en el Instituto Indigenista Interamericano. En 1949 viaja a la Universidad de Urbana, en Illinois para impartir la cátedra de cultura hispanoamericana.
A principios de 1957 regresa al país junto con otros exilados y se incorpora a la UES y al trabajo partidario del PCS. En 1959 publica la primera investigación sociológica del país, la obra Panchimalco. En 1961 regresa de su exilio en Honduras para trabajar en la Facultad de Economía de la UES, siendo electo decano en 1964. En 1970 regresa a México donde muere el 25 de octubre de 1977.
Marroquín formaba parte en esa época de una nueva generación de intelectuales marxistas que consideraban como un grave error del PCS el haberse lanzado a la insurrección de enero de 1932 y propugnaban como estilo partidario una clandestinidad casi absoluta. La tesis era no dar a conocer al partido para que el enemigo no pudiera destruirlo. No obstante esto, en el II Congreso de 1946 se aprueba la línea política y se elige al comité central, que formalmente no existía desde 1932. Entre estos intelectuales se encontraba también Amparo Casamalhuapa.
Amparo Casamalhuapa
Nace en Nejapa el 9 de mayo de 1910. En 1927 se gradúa como maestra. En 1937 se incorpora al PCS. En 1938 publica la obra El joven sembrador. El 29 de agosto de 1939 al hacer una ofrenda floral en el aniversario del fusilamiento de Gerardo Barrios pronuncia un discurso atacando al tirano Martínez. Compara a Barrios con el dictador; un genocida “que hace siete años ordenó asesinar –en tres meses- a doce mil ciudadanos inermes para consolidarse en el Poder y que luego ha pisoteado la Constitución de la República y la dignidad de todo ciudadano honrado.”
A raíz de este discurso que provoca una intensa persecución política del tirano, huye primero a Honduras y luego a México, donde se encuentra con Alejandro Dagoberto Marroquín, con el que contrae matrimonio. Al caer el tirano Martínez en mayo de 1944, regresa al país y se incorpora a las labores de la UNT y del PCS. Luego del golpe de estado del 21 de octubre sale a su segundo exilio, a México. A principios de 1957 regresa de nuevo a El Salvador. En 1970 inicia su tercer exilio junto con Alejandro Dagoberto Marroquín, de nuevo a México. En 1971 publica su novela autobiográfica El angosto sendero y ese año muere en El Salvador.
El III Congreso del PCS. Agosto de 1948.
En agosto de 1948, aún bajo el régimen castanedista, se realiza el III Congreso del PCS (que ellos llamaron II) que elige a Julio Fausto Fernández como secretario general. En algunos integrantes de la dirección partidaria tuvieron eco en estos momentos, las tesis liquidacionistas esgrimidas por el líder comunista estadounidense Earl Browder, las cuales fueron a su vez combatidas por militantes históricos y del movimiento popular. Es en este año 1948 que ingresa al PCS Salvador Cayetano Carpio.
Julio Fausto Fernández
El Dr. Julio Fausto Fernández fue una personalidad controversial. Uno de los más destacados intelectuales de la izquierda de 1933 a 1953 y uno de los pilares ideológicos de la derecha más recalcitrante a partir de ese año en que reniega del marxismo y adopta la visión neo-tomista. Su producción teórica en un primer momento enriquece la visión marxista y luego propaga una visión de derecha clerical. No obstante esto, es parte de nuestra herencia cultural. Y como dice Mármol “así es la lucha de clases.”
Nace el 17 de junio de 1913 en Berlín, Usulután. Sus padres son el médico Dr. José Antonio Fernández y Blanca Padilla. En 1932 estudia en la UES y trabaja como Bibliotecario de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales. En 1935 ingresa al Partido Comunista de El Salvador. Miguel Mármol lo describe como “el entonces camarada, que llegaría a ser secretario general del Partido y una figura más o menos internacional y que luego traicionaría pasándose a las filas del enemigo con todo y cartuchera, filas en las cuales llegó a ser ministro del Justicia del régimen criminal de Lemus (1956-1960) además de filosofo cristiano y profesor universitario y juez de primera instancia y diplomático y no sé cuantas cosas más.”(Dalton 1972)
“Por cierto que Julio Fausto era entonces un joven optimista y muy activo en la lucha y me impresionó favorablemente desde que lo conocí en Paleca, en una reunión clandestina, por su entusiasmo e inteligencia. Era uno de esos muchachos brillantes a quienes se les nota el ajuste del talento en las manos y en los ojos. Siempre llegaba a las reuniones contando los pequeños éxitos organizativos y los grandes planes para el futuro.”
“Leía y nos hacía leer de todo, reproducía nuestros manifiestos a máquina después de corregirles el estilo y hacía que sus amigos estudiantes y compañeros pequeño-burgueses los distribuyeron en sus respectivos círculos sociales. Una verdadera lástima su destino posterior, su falta de firmeza disfrazada con una conversión al cristianismo que no le han creído nunca ni los curas. Pero así es la vida. Más bien dicho, así es la lucha de clases en la cabeza de los aliados del proletariado.”(Dalton 1972)
En 1935 es redactor de Opinión Estudiantil. En 1935 publica en Editorial Nosotros, de San Salvador la obra A propósito de la Reforma Universitaria, que es un discurso pronunciado en el paraninfo de la UES. En 1936 sale exilado a la ciudad de México. El 13 de noviembre de 1939 se gradúa como Licenciado en Derecho en la UNAM.
Regresa al país en 1944 luego de la caída del General Martínez y se integra a la dirección del recién formado partido Unión Nacional de Trabajadores, UNT, junto con Raúl Castellanos Figueroa, Alejandro Dagoberto Marroquín, Carlos Alvarado, Luís Díaz, Miguel Mármol, y Abel Cuenca, entre otros.
Luego del golpe militar del 21 de octubre de 1944 pasa a la clandestinidad. En marzo de 1945 se gradúa como Doctor en Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la UES. El 30 de ese mes, preside una reunión del Comité Central unificado del PCS, en conmemoración del 15 aniversario de su fundación. En septiembre de 1945, luego de una demostración popular, es capturado y expulsado hacia Costa Rica, junto con otros revolucionarios, incluyendo a Blas Escamilla. En 1946 es nombrado Fiscal General de Hacienda. En 1948 es Jefe de Correspondencia del Instituto de Mejoramiento Social.
En febrero de 1949 llega a Montevideo, Uruguay nombrado cónsul general hasta abril de 1950. En abril de 1950 es nombrado cónsul general en Brasil, con sede en Sao Paulo. Este año de 1950 publica en la Editorial Pueblos Unidos de Montevideo, su obra marxista “El existencialismo, ideología de un mundo en crisis.” En diciembre de 1950 es expulsado del Partido Comunista de El Salvador, por desobedecer la orden de regresar al país y “por aceptar cargos diplomáticos de la dictadura militar.” (Jorge Arias Gómez 2004)
Regresa a El Salvador en 1952 y asume la dirección del diario “Patria Nueva.”Este año de 1952 publica en Santa Ana, en la Editorial Antorcha, su obra “Del materialismo marxista al realismo cristiano” y el 29 de enero de 1953 declara públicamente en el Paraninfo de la UES que abjura del marxismo y se declara aristotélico-tomista. Posteriormente se vuelve un cuadro orgánico de la dictadura militar. Muere el 16 de mayo de 1981.
V Periodo. Del 14 de diciembre de 1948 a marzo de 1964.
El 14 de diciembre de 1948, un sector militar aprovechando el descontento popular contra el régimen castanedista, da un golpe de estado y se presenta con un rostro democrático. Asume el gobierno el coronel Oscar Osorio, con un novedoso discurso, altamente demagógico y de reformas, e incluso obtiene inicialmente el apoyo de AGEUS. Posteriormente muestra su garra represiva.
Según el VII Congreso del PCS del abril de 1979 “el Golpe de Estado de los Mayores abrió una nueva fase de la dictadura militar ( la segunda) en cuya dirección se conjugaron inicialmente varias tendencias y sectores: a) la intelectualidad reformista civil y la joven oficialidad , frustradas en 1944,que aspiraban a la democratización del sistema político, a reformas sociales limitadas y a fomentar la industrialización, b) grupos de la burguesía interesados en la diversificación de la economía nacional y c) la aspiración…en el cuerpo de oficiales del Ejército, de asegurarse un mecanismo de relevo periódico en el mando político y la administración estatal.”
Turcios (1993) califica este golpe como “un viraje en la historia política salvadoreña, puesto que se tradujo en una configuración nueva de las instituciones del estado y una reorientación de su actividad…alteró la tendencia histórica liberal que había regido la actuación estatal desde el siglo pasado. Por su parte, Castellanos (2002) identifica las fuerzas detrás del golpe al plantear que este se da “apoyado por el ascendente sector comercial-industrial de la gran burguesía, en particular las familias Meza Ayau y de Sola.”
El IV Congreso del PCS. Agosto de 1950
En este marco, en agosto de 1950 se celebra el IV Congreso llamado de Unidad, (y por mucho tiempo conocido como III Congreso) durante el cual se debate intensamente acerca de las alianzas y la vía de la revolución. Hay un sector de intelectuales en el CC que miraban con simpatía al gobierno del Coronel Oscar Osorio y que incluso habían aceptado cargos diplomáticos y que plantearon como tesis que el PCS debería apoyar a Osorio porque era un enfrentamiento entre los intereses de los señores feudales y los intereses de los capitalistas industriales y había que definirse a favor del progreso.
Y había otro sector de militantes históricos que consideraban que aceptar estos cargos “de la dictadura” equivalía a una traición. Y había un tercer sector que consideraba que lo principal era la unidad del Partido y que había que acomodarse a las diferencias. En conclusión, habían dos visiones que no logran ponerse de acuerdo por lo que no se fija línea política aunque se elige el Consejo Supremo Nacional y el Comité Central y quedan de ambas tendencias.
Unos meses después de este IV Congreso se termina expulsando a varios intelectuales que habían ingresado al PCS alrededor de 1936 y que abrazaban la corriente oportunista, conocida como “browderista” que planteaba la desaparición de la lucha de clases debido a la alianza que existió entre Estados Unidos y la Unión Soviética durante la segunda guerra mundial. Y esto lo trasladaban al país, para plantear la necesidad de la alianza con sectores de la dictadura terrorista-demagógica osorista, iniciada en diciembre de 1948.
En diciembre de 1950 es expulsado del PCS el entonces secretario general Julio Fausto Fernández por aceptar cargos diplomáticos de la dictadura osorista. También se expulsa al sindicalista Amílcar Martínez. Asume la secretaría general del partido luego de Fernández, el sastre santaneco Daniel Castaneda. Es en este año 1950 que ingresan al PCS Schafik Jorge Handal y Jorge Arias Gómez.
El PCS era dirigido desde 1948 por el Dr. Julio Fausto Fernández, que acepta un cargo consular del nuevo gobierno militar, primero en Montevideo, Uruguay y luego en la ciudad de Sao Paulo, Brasil. Al conocer esto, la comisión política del PCS le escribe exhortándolo a que renuncie al cargo y que regrese al país. Al no obedecer el CC del PCS decide expulsarlo de sus filas. Y en diciembre de ese año 1950 se elige a Daniel Castaneda para sustituirlo como secretario general del PCS.
El IV Congreso del PCS de agosto de 1950 permite reiniciar la publicación del periódico La Verdad así como fortalecer el trabajo partidario en tres sectores: el sindical, mediante la creación del Comité de Reorganización Sindical, CROS, dirigido por Salvador Cayetano Carpio; el estudiantil mediante la creación de la Asociación de Estudiantes Universitarios, AEU, dirigido por Jorge Arias Gómez, que retoman la dirección de la AGEUS, y que incluía a Juan José Vides, Roberto Castellanos Calvo y Schafik Handal. Y el trabajo por la paz y la solidaridad, a través del Comité Salvadoreño por la Paz, CSP, dirigido por Jacinto Castellanos Rivas, que había sido en 1932 secretario privado del General Martínez y luego se incorpora al PCS.
En el plano cultural, durante este año de 1950 se publica el libro de poemas 10 sonetos para mil y más obreros de Oswaldo Escobar Velado, simpatizante del PCS, que marca una ruptura literaria clave, ya que coloca en el tapete ideológico nacional, la presencia de la clase obrera urbana y la lucha por la democracia y contra la dictadura militar como el eje fundamental de una nueva construcción cultural. El silencio de 1932 comenzaba a derrumbarse…y la poesía escuchaba los sonidos de estos martillos. A nivel de artes plásticas, en 1950 Camilo Minero y Luís Ángel Salinas forman el “Grupo Octubre.”
Un año después, en 1951, Velado publica el libro de poemas Árbol de Lucha y Esperanza. Dos obras claves que simbolizan desde la literatura el comienzo de un nuevo periodo de luchas sociales, en las cuales la izquierda desafía la cultura oficial de la dictadura y se dispone a construir su propia visión de país y hegemonía.
En 1952 una delegación del CSP integrada por Jacinto Castellanos Rivas, Daniel Castaneda y el estudiante Waldo Chavez Velasco participan en un Congreso Mundial por la Paz en Beijing, Republica Popular de China. Al regresar en octubre del viaje se enteran de la ola represiva contra el PCS de septiembre y entonces Castellanos Rivas y Castaneda deciden seguir a Guatemala y Velasco se queda en San José, Costa Rica. Por cierto, luego Velasco acepta una beca para estudiar en Italia y al regresar al país se convierte en uno de los principales ideólogos de la dictadura militar.
José Daniel Castaneda
José Daniel Castaneda nace en 1897 en Santa Ana. En 1915 ingresa al Sindicato de Sastres. En esta época pertenece a un grupo de teatro y actúa en algunas obras. En 1933, luego de la masacre de 1932, ingresa a Partido Comunista y adopta el pseudónimo de León Ponce. En octubre de 1943 firma junto con su camarada de mil batallas, Virgilio Guerra, el Memorial contra Martínez que aparece publicado en Diario Latino, y por el cual se captura a su director, periodista Jorge Pinto, se le encarcela y el 2 de abril en represalia por el levantamiento cívico-militar, es ametrallado dejándolo inválido por el resto de su vida.
Castaneda participa activamente en Santa Ana tanto de la conspiración del 2 de abril como de la tarea de distribuir armas a la población desde el rebelde V Regimiento. Al fracasar el golpe militar, se clandestiniza para volver a aparecer en las jornadas de la huelga de mayo que terminan con el tirano Martínez. Luego de la huida del dictador, León Ponce se traslada a San Salvador y se dedica a la reactivación de la dirección del PC y del movimiento popular, incluyendo la creación de la Unión Nacional de Trabajadores, UNT.
Luego de producirse el golpe de estado reaccionario del 21 de octubre de 1944, Ponce junto con Virgilio Guerra, Miguel Mármol, Eduardo Camporreales y otros camaradas, huyen hacia Guatemala. Castaneda en su primer exilio, participa en la creación de la Escuela Claridad, organizada para la formación político-ideológica, así como en la reconstrucción del Partido Comunista de Guatemala. Cuando en 1947, estaba por crearse el Partido, el presidente Arevalo ordena el cierre de la Escuela Claridad, y encarcela y luego deporta hacia México a sus organizadores.
Pero Ponce logra evadirse y se clandestiniza. En septiembre de 1947 nace Vanguardia Democrática Guatemalteca, VDG, que se convierte en el núcleo fundante del Partido Comunista de Guatemala, PCG. Entre sus fundadores se encuentran los salvadoreños Castaneda, Guerra y Mármol y los guatemaltecos Alfredo Guerra Borges, Mario Silva Jonama, Antonio Ardón, Bernardo Alvarado Monzón, entre otros. Luego del golpe de estado del 14 de diciembre de 1948 en El Salvador, en enero de 1949, Castaneda, Guerra y Mármol regresan a su patria.
Por otra parte, en septiembre de 1949, en Guatemala se celebra el I Congreso del Partido Comunista de Guatemala. En marzo de 1951 el Coronel Juan Jacob Arbenz asume la presidencia. En mayo de ese año 1951 el comité central del PCG aparece públicamente. En el II Congreso del PCG, en diciembre de 1952, para no contravenir el artículo 32 de la Constitución y poder así participar en las próximas elecciones legislativas de 1953, se decide adoptar el nombre de Partido Guatemalteco del Trabajo, PGT, y se obtienen cuatro escaños. El PGT fue disuelto años después en 1998 para crear la URNG.
En junio de 1954 fuerzas contrarrevolucionarias comandadas por el Coronel Carlos Castillo Armas, con el apoyo de Washington, invaden Guatemala para derrocar a su gobierno y rápidamente avanzan ya que el 3 de abril entran victoriosos en la capital y el 1 de septiembre se instalan como gobierno. Este hecho provoca una estampida generalizada de los exiliados latinoamericanos que buscan embajadas para refugiarse.
Las olas represivas osoristas de 1951 y 1952
Mientras en El Salvador, en marzo de 1951 se desata una feroz represión contra el PCS por parte del régimen osorista, que coloca en la cárcel o el exilio a la mayoría de miembros del comité central. Entre los capturados se encuentran José Antonio Díaz, Arturo Alonso Alvarado, Felipe Vaquerazo, Pedro Nobleau, Jacinto Castellanos Rivas, Francisco Aguilar Nuñez, Marco Antonio Trigueron Monge, Antonio Artiga, el líder zapatero Luís Felipe Cativo, Cecilio Napoleón Villacorta, Eliseo Romero Romero, Julio Lemus, Vicente Urrutia Letona, Carlos Alex Gómez, Julio Cesar López y José Oscar Rico, de San Salvador; Bertín Sosa Miranda de Sonsonate, José Ricardo Escobar de Santa Tecla; Lorenzo Marroquín y Juan García Mendoza de Santa Ana. No obstante este golpe, el Consejo Supremo Nacional se reúne el 26 de mayo para evaluar y tomar medidas ante el zarpazo represivo que provoca el destierro de parte considerable de su dirección política.
En septiembre de 1952 se despliega otra intensa oleada represiva apuntando a la liquidación del PCS y del movimiento popular, en particular del CROSS. Veinte años después de 1932 la reacción volvía a intentar la destrucción del partido de los comunistas salvadoreños. En esta ocasión son encarcelados Salvador Cayetano Carpio y su compañera, Tulita Alvarenga, Fidelina Raymundo, Miguel Angel Cea, Miguel Mármol, Segundo Ramírez, Orfelio Monterrosa, José Celestino Castro, Roberto Carías Delgado, los estudiantes Manuel Atilio Hásbun, Gabriel Gallegos Váldez, Salvador Larreynaga, Dr. Moisés Castro y Morales, entre otros muchos más. De esta experiencia Carpio escribe su obra Secuestro y capucha. Sin embargo, el 1 de mayo de 1953 el PCS lanza un manifiesto haciendo un llamado a la lucha por la libertad de los presos políticos y denunciando la demagogia prudista.
En noviembre de 1952, el presidente de AGEUS, Jorge Arias Gómez, decide refugiarse en Guatemala para evitar ser capturado. En ese país se reencuentra con Daniel Castaneda, que trabajaba en un taller de sastrería, propiedad de un salvadoreño. A mediados de 1953, Gómez, recibe por medio de la AEU guatemalteca, una invitación de la FMJD para participar en el IV Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, que se celebraría en Bucarest, Rumania. Por cierto, el VI Festival de la FMJD, que se realizó en Moscú en 1957 contó con la participación de Roque Dalton.
Al regresar Arias Gómez en diciembre de 1953 el círculo de exiliados salvadoreños en Guatemala se había ampliado con la llegada de Roberto Castellanos Calvo, Juan José Vides, Raúl Castellanos Figueroa y otros, que habían sido deportados. Arias Gómez recibe en marzo de 1954 la tarea de asumir la defensa legal de Salvador Cayetano Carpio, que estaba encarcelado desde septiembre de 1952, por lo que debe regresar a El Salvador.
Regresa Gómez Arias en abril de 1954 y logra en julio sacar de la cárcel a Carpio. En mayo de 1954 convoca a la reunión de fundación de la Acción Estudiantil Universitaria, AEU. A esta reunión asiste Roque Dalton García (1935-1975) quien ese mismo año asume como redactor de Opinión Estudiantil, propuesto por AEU.
Gráfica sobre Año de ingreso al PCS
Nombre Año de ingreso al PCS
Daniel Castaneda 1933
Virgilio Guerra 1934
Julio Fausto Fernández 1935
Alejandro Dagoberto Marroquín 1935
Amparo Casamalhuapa 1937
Camilo Minero 1937
Salvador Cayetano Carpio 1947
Roberto Castellanos Calvo 1948
Raúl Castellanos Figueroa 1949
Jorge Arias Gómez 1950
Schafik Jorge Handal 1950
Roque Dalton 1958

Al triunfar en Guatemala la contrarrevolución en julio de 1954, los exiliados salvadoreños se refugian en diversas embajadas, Brasil, México, etc., lo que explica que Alejandro Dagoberto Marroquín y el sindicalista Miguel Ángel Cea fueran a parar a Buenos Aires, Argentina. Castaneda decide asilarse en la embajada salvadoreña y a los pocos días estaba de regreso en su patria. En 1964 luego del V Congreso del PCS, Castaneda a los 67 años, se integra la Comisión Sindical. En 1985 es enviado a Cuba por su situación de salud y regresa hasta después de los Acuerdos de Paz de 1992, el 26 de agosto, junto con Miguel Mármol. Participan ambos en la fundación del FMLN como partido político.
Plenum del comité central de enero de 1956
En enero de 1956, en el marco de la campaña electoral del PRUD para imponer al Coronel José María Lemus en la presidencia, se realiza un importante plenum del comité central del PCS en el que se evalúa la situación nacional y se toman importantes acuerdos. Se define trabajar por la formación de un Frente Patriótico de Unidad que unifique a las fuerzas democráticas y que tenga como tareas luchar por el desarrollo, por la liberación nacional y por la democratización. Identifica el carácter de la revolución como democrático-burgués, por lo que su objetivo es “fundamentalmente anti-feudal y antiimperialista.”
El programa del Frente Patriótico de Unidad de las fuerzas democráticas comprende los siguientes diez puntos: a) vigencia de todas las libertades democráticas b) respeto al derecho del pueblo a elegir a sus propios gobernantes c) integración de un régimen de liberación nacional d) realización de la Reforma Agraria e) desarrollo de la industrialización nacional f) defensa de los precios de nuestras materias primas g) nacionalización de las empresas monopolistas extranjeras que operan en el país h) libertad plena para comerciar con cualesquiera naciones del mundo, particularmente con la Unión Soviética y los países de Democracia Popular i) aceptación de la ayuda técnica que la Unión Soviética proporciona a nuestras naciones j) defensa de la causa de la paz y la amistad entre todas las naciones.
Considera el PCS que por este programa político “lucharan el sector anti-imperialista de la burguesía, la pequeña burguesía, y los campesinos, en alianza con la clase trabajadora y bajo la dirección de esta.” En septiembre de 1956 luego de la imposición por el PRUD del coronel Lemus como presidente, así como en la Asamblea Legislativa y Consejos Municipales, el comité central del PCS evalúa que “el partido oficial de esta manera ha consolidado prácticamente el control absoluto del poder político…”
No obstante esto, tres meses después, en diciembre de 1956, el comité central del PCS aprecia que se han dado tres pasos positivos por parte del gobierno de Lemus: se permitió el regreso indiscriminado de los exiliados; se derogó la Ley de Defensa del Orden Democrático y Constitucional y se han tomado medidas para evitar la malversación de los dineros públicos. No obstante esto, se considera que “esto pasos no indican, en forma alguna, que el régimen haya cambiado o que el gobierno actual sea democrático…”
La Generación Comprometida y la organización popular
A nivel cultural el año de 1956 simboliza el aparecimiento de un grupo de trabajadores del arte y la cultura que se conoció como el Círculo Literario Universitario, “núcleo de poetas revolucionarios de izquierda de la Generación Comprometida” (Canales 2007), y que dejaron una profunda huella en la disputa ideológica entre los partidarios del estatus quo y de la revolución. Marcan un antes y después de la literatura y cultura salvadoreña y solo puede ser explicado en el contexto del resurgimiento del movimiento popular y el fortalecimiento del PCS. Este fenómeno iba a repetirse veinte años después, en la década del setenta del siglo pasado, incluso en una situación de vanguardia dispersa.
La mayoría de sus integrantes fueron o militantes o simpatizantes del PCS. Y entre estos se encuentran: Roque Dalton, Otto René Castillo, Roberto Armijo, José Roberto “Pichón” Cea, Arqueles Morales, Mario Flores Macal, Miguel Ángel Parada, Manlio Argueta, el pintor Camilo Minero, Tirso Canales, Rafael Góchez Sosa, Álvaro Menéndez Leal, Mercedes Durand, Mauricio de la Selva, Hildebrando Juárez, Jorge Campos, Jorge Cornejo, Waldo Chávez Velasco, Orlando Fresedo, Eugenio Martínez Orantes, Armando López Muñoz, Alfonso Quijada Urías, José napoleón Rodríguez Ruiz, entre otros.
A finales de 1956 durante el inicio del gobierno del Coronel José María Lemus regresan muchos comunistas exilados, de México e incluso desde Argentina como fue el caso de Alejandro Dagoberto Marroquín. En enero de 1957 regresa también de México el intelectual marxista Abel Cuenca, sobreviviente de 1932, y escribe su obra principal, titulada El Salvador, una democracia cafetalera. El regreso de los exiliados viene a fortalecer el crecimiento de la organización popular y el PCS se plantea luchar por profundizar este esfuerzo democratizador.
1956 marca un punto de inicio desde el PCS de diversas iniciativas de organización popular. Inician los esfuerzos por construir una organización revolucionaria de la juventud, mediante la creación de los clubes juveniles Lamatepec, Tazumal y en 1958 de la Asociación de la Juventud 5 de Noviembre, que era dirigida por Manlio Argueta, José Roberto Cea, Roque Dalton, Otto René Castillo entre otros. Es de la J 5 de Noviembre que surge la UNEEM. Y en 1960 nace la Vanguardia de la Juventud Salvadoreña, VJS. A nivel magisterial se crea en 1956 la Federación Magisterial, antecedente histórico de ANDES 21 de Junio. Surge la Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas, FMS.
En 1957 el movimiento obrero influenciado por el PCS logra una victoria estratégica al celebrar el Primer Congreso de Unidad Sindical, y constituir la Confederación General de Trabajadores Salvadoreños, CGTS, una central única de los trabajadores, que posteriormente fue dividida por la derecha al constituir la CGS. En 1959 surge el Movimiento Cívico Abril y Mayo que luego se convierte en el Partido Revolucionario Abril y Mayo, PRAM. Esto se da en el marco del inicio de grandes batallas populares contra la dictadura militar, expresión de un auge revolucionario prolongado (1958-1962).

María Graciela Amaya Barrientos, heroína revolucionaria centroamericana

María Graciela Amaya Barrientos, heroína revolucionaria centroamericana

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Víctor Rene Marroquín

Doña Graciela Amaya de García, “Gracielita” nace en San
Salvador, El Salvador, el 2 de enero de 1,895. Estudió
en la Escuela Normal de Maestros y se gradúa de Profesora, título profesional hasta donde podía aspirar una joven de ese tiempo. A sus 20 años, ella, su padre y hermano, Felipe Armando Amaya Barrientos, se trasladan a Tegucigalpa, Honduras, en marzo de 1,915. Gracielita nos dice: ahí “… empecé a caminar por las escarpadas sendas de la lucha revolucionaria y desde entonces,…, ni los peligros, ni las adversidades me han hecho jamás retroceder”.
El 9 de enero de 1,916 se casa con José García Lardizábal, de quien no se separaría hasta que éste muere. Procrearon a un hijo, Tomás García Amaya, quien murió luchando a sus 21 años en los Llanos del Espino en 1,944.
En la 1a década del siglo XX, se funda en Tegucigalpa la Sociedad Cultural Femenina, de carácter mutualista, con el fin de contribuir a la superación material y cultural de sus afiliadas; en esa institución, Gracielita empieza a crecer como dirigente revolucionaria. Esta Sociedad estableció lazos con las organizaciones de los trabajadores, con quienes lucharon por sus demandas específicas.
La Sociedad Cultural desarrolla actividades de educación, solidaridad y organización: funda Escuela Nocturna para adultos, la Universidad Popular “Marco Aurelio Soto”. En esta última disertaron los intelectuales progresistas con ideas más revolucionarias de la época; se crearon 5 centros de alfabetización en barrios de Tegucigalpa. Se adhiere a la Federación Sindical Hondureña; inaugura la Biblioteca Popular Cultural Femenina; publica el boletín semanal “Cultura Femenina”, donde se analiza la situación de los trabajadores hondureños. Celebra el Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo, el Día de la Madre hondureña; participa en los congresos obrero- campesino realizados en la Costa Norte.
Doña Graciela se inicia en le movimiento obrero hondureño a través del sindicato de oficios varios “Redención”; se incorpora en la 1 era. Federación Obrero Hondureña, FOH, en 1921; luego, en 1929 se separa de la FOH para fundar, junto a otros obreros de ideología vanguardista, la Federación Sindical Hondureña. Ahí crean el periódico “El Martillo”, dirigido por el revolucionario Manuel Cáliz Herrera.
Durante el mes de julio de 1944 el pueblo hondureño se movilizó en contra del gobierno de Tiburcio Carías y éste en represalia expatrió a Gracielita hacia El Salvador.
Acá doña Graciela, de inmediato, se incorporó a las actividades políticas en la Unión Nacional de Trabajadores, UNT.
Participó en la campaña presidencial del Dr. Arturo Romero, en el “Comité Femenino pro Candidatura Romerista”, hasta el Golpe de Estado del 21 de octubre de 1944, promovido por Osmín Aguirre y Salinas. Se refugió en Guatemala durante 15 meses, ahí junto a obreros y campesinos, en clima de efervescencia política, se incorpora a las actividades del «Comité de Liberación Salvadoreña», a la Confederación de Trabajadores de Guatemala, CTG; con otros compañeros fundaron la Escuela Claridad, de capacitación sindical, conde se impartió principios elementales de Economía Política, interpretación moderna de la Historia, Derecho del Trabajo, organización y administración sindical.
También publicaron el Semanario “Claridad”; en la radioemisora “La Voz de Guatemala”, cada domingo daban a conocer a los trabajadores y pueblo de Guatemala las actividades de los trabajadores y sus conflictos. El Dr. Juan José Arévalo se vio presionado por la reacción guatemalteca y expulsa a doña Graciela hacia México, en febrero de 1946, vive en el Distrito Federal y ahí se incorporó a las actividades de partidos políticos, trabajó en la Secretaría de Educación Pública hasta su jubilación.
Regresó a Honduras 33 años después por invitación de los estudiantes universitarios y por la Universidad Autónoma de Honduras; así también, asistió a la celebración del 19 de julio de 1980, 1er Aniversario de la revolución sandinista. Doña Graciela, “Mama Chela”, dice que cuando muera, sus ahorros pasarán al Partido Socialista Unificado de México y sus libros los donará a la Universidad Obrera “Vicente Lombardo Toledano”.

El partido comunista de Honduras (PCH)

El partido comunista de Honduras (CPH)

Anales Históricos 23 junio, 2013 – 1:08 PM

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Edgardo Rodríguez

El PCH ESTUVO PRESENTE EN LA HISTORIA DE HONDURAS DEL SIGLO XX. Fue odiado y perseguido sin tregua por sus enemigos fundamentales; y confrontado por los intereses particulares de otros destacamentos de la izquierda quienes veían en él no a un aliado, sino a un rival a vencer.

Reconocido a nivel regional e internacional, en el PC militaron gran cantidad de destacadas personalidades del sector obrero, campesino, magisterial, estudiantil, femenino e intelectual del país, muchos de los cuales han sido actores de acontecimientos históricos de la nación.

Sin lugar a dudas, esta fue la organización con más larga experiencia de lucha entre todos los destacamentos de la izquierda nacional. De hecho sirvió de semillero para la mayoría de las agrupaciones que surgieron en Honduras en las décadas de los sesenta, setenta y comienzos de los ochenta.

Los primeros comunistas

El triunfo de la revolución rusa, el 7 de noviembre de 1917, provocó una onda expansiva de las ideas del socialismo en todo el planeta, mismas que se encarnaban en la filosofía del marxismo leninismo.

La activista revolucionaria, Graciela García, en el libro Páginas de lucha señala que a inicios de los años veinte ya se habían formado en Honduras círculos de estudio marxistas. Los primeros surgieron en Tegucigalpa, San Pedro Sula, Tela, La Ceiba, Puerto Castilla, El Progreso y San Juancito.

Entre las personas que pertenecieron a dichos círculos se destacan: Manuel Cálix Herrera, Juan Pablo Wainwright, Néstor Juárez, Víctor M. Angulo, F. Armando Amaya, Daniel Canales Palencia, Víctor Ceferino Muñoz, Maximiliano B. Uclés, Gregorio Méndez, Faustino Delgado, Tránsito Amaya, Fidel Miranda, Carlos F. Gómez, Abel Cuenca, José Ángel Trujillo, Hermenegildo Briceño, Juan Ángel Tablas, Rosendo Ferrera, Victorino Salgado, Fernando Cañas, Pablo y Luis Alemán, Juan F. Barahona, Zoroastro Montes de Oca, Jacobo Zavala y Manuel González, entre otros.

Graciela García precisa: “En el año 1922 se produjo la fundación del Partido Comunista de Honduras (PCH). Se convocó una asamblea que tuvo verificativo en la ciudad de San Pedro Sula y en ella se nombraron las comisiones para la elaboración de estatutos, programa y fundamentación de la táctica a seguir. Se eligió al Comité Ejecutivo, llamado a dirigir las actividades de la nueva organización, recayendo el cargo de Secretario General en la persona de Manuel Cálix Herrera. Se eligieron también los comités seccionales y se aprobaron, después de largas discusiones, el programa, los estatutos y la táctica”.

No obstante lo anterior, en la edición 203, del mes de abril de 1981, del periódico Patria², órgano de divulgación del PCH, Longino Becerra, citando el testimonio del escritor comunista Ramón Amaya Amador, corrige diciendo que la fundación se produjo en 1924. ¿Cuál de las dos fechas es la correcta? Esto aún es motivo de una investigación pendiente.

Otro hecho del cual se carece de suficiente información es la existencia en los años veinte de un Partido Comunista de Centroamérica, con sede en Guatemala y que operaba en la región con las directrices del organismo de la Internacional Comunista llamado “Buró del Caribe”, con sede en Cuba. En 1927 es disuelta esta instancia y su lugar es llenado por cada uno de los partidos nacionales.

Uno de los grandes conductores del Partido Comunista en esa época fue indudablemente Manuel Cálix Herrera (1900-1935). Nacido en Olancho, entregó lo mejor de su vida por la causa revolucionaria. Catalogado como un luchador y organizador incansable, gracias al gran prestigio del que gozaba fue el candidato presidencial del Bloque Obrero Campesino, en las elecciones de 1932.

En 1935, a los 35 años de edad, muere Cálix Herrera a causa de tuberculosis, contraída debido a las torturas sufridas y a los largos períodos en la cárcel.

El otro gran conductor y líder comunista de la época fue Juan Pablo Wainwright (1894-1932). Nació en Santa Bárbara, de padre inglés y madre hondureña, de buena posición económica; hombre de temple, tenaz, dinámico, honesto y de energía inagotable.

Graciela García lo recuerda diciendo: “En 1931, bajo el gobierno de Vicente Mejía Colindres, se impuso la tarea de organizar a los obreros agrícolas explotados de manera despiadada en la Costa Norte del país por el conocido monopolio imperialista, la United Fruit Company. Wainwright fue capturado y enviado al Castillo San Fernando de Omoa, tenebrosa prisión política de entonces, pero a los pocos días, ante el asombro de sus verdugos, que consideraban imposible escapar del castillo, se fugó y traspasó las fronteras patrias, llegó a Guatemala, donde al poco tiempo fue capturado, se le instruyó un proceso y se le condenó a muerte, acusado de planear y dirigir un complot comunista”.

“Refieren que la víspera de su ejecución, con una hoja de afeitar se cortó las venas y con su sangre escribió en las paredes de la celda: ¡Viva el Soviet, el único gobierno que debe existir en el mundo! ¡Viva la Internacional Comunista! ¡Viva la revolución social!”. Murió fusilado el 18 de febrero de 1932”³.

De 1923 a 1932 el Partido Comunista trabajó en la legalidad. Varios intelectuales de la época se acercaron a sus filas, tal fue el caso de José Pineda Gómez, Francisco Murillo Selva, Arturo Martínez Galindo y Julián López Pineda.

Este primer Partido Comunista dedicó gran parte de su trabajo a la organización de los trabajadores y a la difusión del marxismo. Bajo su conducción se formaron la Federación Sindical Hondureña, la Sociedad Fruit Company, la Tela y la Truxillo Railroad Company.

En enero y febrero de 1932 el PCH, a través de la Federación Sindical Hondureña dirige el movimiento huelguístico desatado en la Tela, Truxillo Railroad Company y la Standar Fruit, que es duramente reprimido.

En junio de 1932, por primera y única vez en la historia de Honduras, el PCH con el apoyo del Bloque Obrero Campesino, participó en un proceso electoral con la candidatura presidencial de Manuel Cálix Herrera y Celso Jiménez Bonilla, como vicepresidente.

Posteriormente el gobierno de Tiburcio Carías Andino (1933-1949) implantó un régimen represivo que obligó al Partido Comunista a pasar a una rigurosa clandestinidad.

En su obra Evolución histórica de Honduras, Longino Becerra, al referirse al período del cariato señala:

“Los sindicatos constituidos durante años anteriores tuvieron que realizar sus actividades en forma clandestina o simplemente disolverse. Cualquier trabajador que intentara formar un sindicato en las empresas capitalistas nacionales o extranjeras, sobre todo en los campos bananeros, era acusado de subversivo y era enviado a la cárcel o simplemente muerto por los verdugos de Carías. Por esa razón y por el hecho de que el combate contra la dictadura se convirtió en la principal batalla política del pueblo hondureño durante este período, las actividades puramente sindicales y obreras pasaron a un segundo plano”⁴.

En 1939 tuvo lugar el último Pleno del comité Central del Partido Comunista en su primera etapa. En esa oportunidad se discutió la línea a seguir respecto al estallido de la Segunda Guerra Mundial. Después de una intensa deliberación, se aprobó hacer campaña contra el fascismo⁵.

Desde 1940 cesó prácticamente el funcionamiento orgánico del PCH. Los cuadros más firmes continuaron realizando esfuerzos infructuosos por mantener la actividad, otros se auto marginaron o se fueron al exilio.

El 26 de diciembre de 1948 se efectuó un intento por reorganizar el PCH. Un grupo de viejos militantes se reunieron en Tegucigalpa, eligieron a Dionisio Ramos Bejarano como Secretario General, aprobaron unos estatutos y un programa denominado la “Revolución democrática y liberadora”.

Fueron creados los Comités Locales de Tegucigalpa y San Pedro Sula. Sin embargo, este esfuerzo no pudo consolidarse a consecuencia de la dura represión existente. Los mismos militantes del PC no reconocieron este intento en su segunda fundación de 1954.

¹ García, Graciela. Páginas de lucha. Editorial Guaymuras, Tegucigalpa, 1981. Ps. 96 y 99.
² Periódico Patria número 203, 11 de abril de 1981. P. 6.
³ García, Graciela, Op cit. P. 98.
⁴ Becerra, Longino. Evolución Histórica de Honduras. Editorial Baktun, Tegucigalpa, 1983. P. 154.
⁵ Patria. Op. Cit. P. 6.

Fuente: La Izquierda Hondureña en la década de los ochenta.

GRACIELA GARCIA

GRACIELA GARCIA

Graciela García es un símbolo en la lucha popular y por los derechos de las mujeres en Honduras, al realizar aportes importantes en lo social, sindical, político y cultural. Sufrió cárcel, persecución y destierro por sus ideas transformadoras a las cuales nunca renunció.

Desde temprana edad estudió e hizo suyas las ideas revolucionarias de los años veinte, se organizó y contribuyó a la organización de las mujeres y los trabajadores en diferentes ciudades hondureñas, impulsó la educación popular y fue de las primeras mujeres de clara militancia política democrática, patriótica, socialista y anti imperialista.

Graciela García desafió la represión de las dictaduras de los años treinta en Centroamérica y participó en acciones por la democratización de Honduras, El Salvador y Guatemala, países de los cuales fue expulsada.

La mitad de sus casi cien años de vida estuvo exiliada en México, donde siempre se mantuvo vinculada a las luchas de los pueblos por una sociedad con justicia para todos y nunca perdió su

De la Infancia en la Comodidad a la Lucha Popular
Nació El Salvador un dos de enero de 1895. A sus dos años quedó huérfana de madre, pero creció en una situación económica solvente al lado de su abuela en San Salvador, “entre alfombras persas, cortinas de Damasco y espejos gigantescos”. Se hizo maestra de educación primaria, considerado un privilegio de pocas y máximo título al que podían aspirar las mujeres en aquellos tiempos.

Se trasladó a Tegucigalpa en 1915, con su padre José Bernardino Amaya. Ahí se casó el siguiente año con José García Lardizábal con quien compartió 57 años de matrimonio. De su esposo adopta el apellido García pues su nombre fue María Graciela Amaya Barrientos.

Su abuelo materno, general y abogado Felipe Barrientos, fue un luchador por la libertad y autonomía de Centroamérica. Su primo José Luis Barrientos fue dirigente estudiantil y otro, Fernando Barrientos, dirigente obrero en El Salvador.

Esos antecedentes familiares quizás la inquietaron a la lucha. Pero fue su hermano Felipe Armando Amaya quien la inició en la lucha popular y la acercó a las ideas socialistas. Felipe participó en las luchas obreras en los Estados Unidos, luego se trasladó a Honduras donde impulsó la organización de los trabajadores. Felipe fue dirigente popular, estuvo preso en San Pedro Sula y Puerto Cortés a consecuencia de lo cual enfermó y murió en 1935.

Gracielita, como le llamaban sus compañeros, leyó a los grandes pensadores revolucionarios de la época y logró comprender las leyes que rigen la sociedad, las causas que generan la miseria y la ignorancia de las masas explotadas, según expresó en sus escritos.

“Rompí el círculo de hierro de convencionalismos y los prejuicios, para lo cual se requiere valor y no ser esclava ni del dinero ni de la moral burguesa”, cuenta en su libro “Paginas de lucha revolucionaria en Centroamérica” escrito en 1973.

La vida de Graciela García desde los 20 años estuvo ligada a la lucha de las mujeres y al movimiento popular y revolucionario en Honduras, El Salvador, Guatemala y México.

Estuvo al lado de los grandes dirigentes de la época. Fue compañera de lucha de Manuel Cálix Herrera y Juan Pablo Wainrigth, pioneros del movimiento obrero hondureño. Conoció personalmente a Víctor Manuel Gutiérrez, prestigiado dirigente guatemalteco, a Agustín Farabundo Martí el mas destacado dirigente revolucionario salvadoreño y al dirigente obrero y político mexicano Vicente Lombardo Toledano.

En Honduras
En 1923 fue fundadora dirigente y promotora de la Sociedad “Cultura Femenina”, un grupo que dio importantes aportes en la organización de los y las trabajadoras y mantuvo la resistencia contra la sanguinaria dictadura de Tiburcio Carías Andino.

Fue dirigente del Sindicato de oficios varios “Redención” que en 1921contribuyó a la creación de la Federación Obrera Hondureña FOH, la primera en el país.

La dirigencia de la FOH asumió actitudes apegadas al gobierno del cual recibió contribuciones importantes de dinero y realizó delación de los militantes socialistas. Por eso decidió separarse la Sociedad “Cultura Femenina” a la cual pertenecía Gabriela García y luego otras organizaciones.

En 1930 contribuyó en la realización de un congreso de Unidad Sindical en Tela de donde surgió la Federación Sindical Hondureña FSH.

En 1932 se establece en Honduras la sangrienta dictadura de Tiburcio Carías Andino, al tiempo que gobernaban los dictadores Anastasio Somoza en Nicaragua, Maximiliano Hernández en El Salvador y Jorge Ubico en Guatemala.

Carías se mantuvo 16 años en el poder por el respaldo de las transnacionales bananeras, destruyó las organizaciones populares y reprimió cruelmente a todos los opositores mediante su política de “encierro, destierro y entierro”.

Graciela fue de las organizadoras de las gloriosas manifestaciones del 29 de mayo y 4 de julio de 1944 que frente a casa presidencial pedían la libertad de los presos políticos en cautiverio desde hacía 12 años y la renuncia del dictador.

El 4 de julio también se realizó una marcha encabezada por las mujeres en San Pedro Sula. La policía ametralló la marcha donde ahora es la tercera avenida y más de cien personas fueron asesinadas en una masacre que se extendió hasta el seis de julio.

En Tegucigalpa la manifestación del 4 de julio fue disuelta violentamente con bombas lacrimógenas. Unas mujeres fueron encarceladas. A otras que se refugiaron en sus casas se les cortó el agua, la luz eléctrica y prohibieron que recibieran alimentos, para que se entregaran por hambre. Otras tuvieron que salir del país.

“Las señoras que fueron a la cárcel eran de toda clase social. A la escritora doña Graciela García la pusieron en una celda donde había mujeres de mala vida. Por ser de nacionalidad salvadoreña y a gestiones del embajador de su país, le dieron su libertad; pero a condición de que desocupara el país inmediatamente”, dice una crónica firmada por Beatriz Galindo.

Treinta años después, al escribir sus memorias, Graciela reflexionaba sobre esos hechos“Ahora yo pregunto ¿Cuál fue mi delito? Y respondo: luchar por la liberación de Honduras. Y ello, revela este aleccionador contraste: que quienes somos amantes de la libertad y de la justicia sufrimos cárceles y toda clase de atropellos, mientras los reaccionarios y aun delincuentes gozan de privilegios.

En la cárcel constaté la amoralidad del régimen de Carías y sus sicarios y por ello, repito que una de las características de ese régimen sombrío, fue la conculcación de los derechos más elementales y la ofensa brutal a la dignidad humana.

A pesar de las vejaciones de que fui objeto, confieso que la cárcel, en lugar de acobardarme, templó mi ánimo y al salir libre, hice el juramento de dedicar mis esfuerzos, mis energías, a luchar contra las oligarquías y el imperialismo y por la instauración del socialismo”.

En El Salvador
Llegó exiliada a El Salvador el 20 de julio de 1944. Ya había sido derrocado el dictador Maximiliano Hernández y gobernaba provisionalmente el general Andrés Meléndez. Allá se enroló en la Unión Nacional de Trabajadores UNT que agrupaba a millares de obreros y campesinos. Visitó varias filiales en los departamentos.

Fue secretaria de actas del Comité Femenino pro candidatura presidencial del doctor Arturo Romero, el cual agrupaba a centenares de mujeres revolucionarias. En varias ocasiones cuando hacían campaña fueron atacados violentamente por miembros de los partidos conservadores.

Durante ese tiempo Graciela convocó a varias mujeres y organizaron la sociedad que llamaron “Antorcha Femenina”.

Esa efervescencia y ambiente de libertad sólo duró cinco meses, del ocho de marzo al veinte de octubre de 1944, porque el coronel Osmín Aguirre y Salinas dio golpe de Estado y por acuerdo con Carías persiguió a los hondureños establecidos en El Salvador. Gracielita se trasladó a Guatemala.

Allá Se incorporó al “Comité de Liberación Salvadoreña” en apoyo a exiliados y luchadores. Su único hijo, Tomás García Amaya, murió en diciembre de 1944 cuando un grupo de jóvenes se tomó militarmente la ciudad de Ahuachapán en un intento por derrocar a Osmín Aguirre. Tomás tenía 22 años y cursaba el tercer año de medicina.

En Guatemala
Llegó a Guatemala en diciembre de 1944, recién derrocado el dictador Jorge Ubico. Los trabajadores guatemaltecos organizaron un comité de Unidad Sindical, mientras se efectuaba un congreso unificador del cual Gracielita fue secretaria de Actas. Así contribuyó a la fundación en agosto de 1945 de la Confederación de Trabajadores de Guatemala CTG. Se incorporó a las actividades de la nueva organización y participó en las luchas emprendidas.

Fiel a su vocación de educadora y la inclinación por la cultura que le inquietó desde la juventud, promovió y organizó en Guatemala una escuela para la capacitación de los trabajadores llamada “Claridad”. La escuela fue atacada por la prensa reaccionaria, el clero y los políticos conservadores que buscaban el control del movimiento sindical.

En 1946 el gobierno de Juan José Arévalo, al cual apoyaban, les pidió salir a los exiliados centroamericanos porque por su actividad enfrentaba algunos problemas.

En Mexico
Gracielita y su esposo salieron hacia México. Allí recibieron el apoyo de varios compañeros, entre ellos Vicente Lombardo Toledano, presidente de la entonces Confederación de Trabajadores de América Latina CTAL.

En México realizó actividades contra la dictadura de Carías, impulsó acciones de apoyo a la huelga del 54 y hasta hace menos de quince años participó en varios comités de solidaridad con los pueblos de Centro América y escribía artículos para periódicos mexicanos.

Durante 33 años laboró en la Secretaría de Educación pública. Se involucró en las luchas reivindicativas, organizó grupos culturales, fue militante de varios partidos de izquierda.

Todavía a sus 90 años tenía ánimos y organizó un grupo cultural con niños en la colonia Peralvillo del Distrito Federal, donde vivió modestamente hasta sus casi cien años.

“Los largos años que he vivido, lejos de decaer mi entusiasmo, han afirmado mis convicciones revolucionarias y moriré con la fe del futuro feliz de la humanidad por medio del socialismo”, escribió a sus 78 años. Y así lo cumplió.

Sus Pensamientos
“Lastimosa y desesperante es la situación de la mujer que, escarnecida y olvidada, lleva sobre sí la cruz de todos los martirios”. Graciela García, Pionera de la lucha de las mujeres hondureñas

Comunicación del Pueblo
“Debemos comprender que en el desarrollo intelectual y la politización de los pueblos, la palabra escrita influye poderosamente y en verdad los pueblos que no cuentan con órganos de publicidad viven en la ignorancia”.

Recordar a quienes lucharon“Creo que recordar y rendir homenaje a los revolucionarios que ofrendaron su vida por grandes ideales, es honrar debidamente su obra de carácter revolucionaria, es honrar su cooperación en los diversos aspectos de la lucha social”.

Ser auténtico militante
• Ser autentico militante revolucionario implica grandes responsabilidades, inmensos deberes y muchos sacrificios.

• Soy enemiga de la ostentación, de la presunción y de los alardes de sabidurías y grandezas.

• Me he mostrado siempre contraria a las claudicaciones, al oportunismo y a las frases ofensivas.

• El militante tiene que luchar contra la incomprensión del ambiente, la abulia e indiferencia de muchos, contra los políticos retrógrados, los lideres corrompidos, las fuerzas enemigas del progreso, los incendiarios de la guerra, y contra el imperialismo y sus lacayos, que cual más, cual menos, son la mayoría de los gobernantes de los países latinoamericanos.

La crítica es necesaria
“La crítica constructiva debe ser una necesidad aceptada por los auténticos revolucionarios, sin embargo, muchos la rechazan, nos negamos a recibirla con entera serenidad, nos sentimos ofendidos, en lugar de ser un motivo de rectificación y orientación de nuestras fallas”.

Debemos tener valor de reconocer nuestros errores, nuestros defectos, pues solo en un ambiente de autocrítica es que podemos educarnos revolucionariamente.

Graciela reconoce haber asumido actitudes negativas como las posiciones sectarias, no saber discutir con más serenidad y alterarse cuando alguien la contrariaba.

Siempre al lado de los trabajadores
Me cabe la satisfacción de haberme colocado siempre al lado de las masas trabajadoras en sus movimientos de reivindicación y de haber colaborado, hasta donde mis capacidades me lo han permitido, para lograr mejores condiciones de vida de las masas explotadas que sufren la opresión y miserias inherentes al régimen social que impera. Confieso que experimento gran complacencia con haber cooperado, aunque en grado mínimo, a la noble causa del proletariado.

Sindicalismo
Considero que mientras el movimiento sindical no sea independiente, democrático y defienda con conciencia de clase sus intereses, no puede existir una lucha auténtica.

La historia
Para analizar correctamente la situación política y económica de un país, es preciso remontarse a años anteriores, abarcando cada uno de los aspectos que deben estudiarse para llegar a una correcta ubicación de la situación que prevalece.”

Los trabajadores deben luchar por sí mismos “Es el propio trabajador quien tiene que luchar y esforzarse por ser cada día mas digno de una vida mejor, ya que lo que no haga él por mejorar su vida, es muy difícil, casi imposible, que lo hagan hombres pertenecientes a otra condición social y para obtener mejor situación, debe organizarse y capacitarse.”

Santos López: entre Sandino y el FSLN

Santos López: entre Sandino y el FSLN

Armando Amador y Rosi López Huelva

Rosi López Huelva nace en el barrio Bóer, Managua, el 6 de abril de 1933, hija de un maestro y una ama de casa. Estudió pintura, dibujo y escultura, y fue la primera mujer egresada de la Escuela de Bellas Artes de Nicaragua, cuando era dirigida por el maestro Rodrigo Peñalba. Perteneció a un grupo literario que reunía a Peñalba, Carlos Martínez Rivas, Pablo Antonio Cuadra, Ernesto Cardenal y al héroe Rigoberto López Pérez. Desde este ambiente cultural, comienza a interesarse por la realidad social de los nicaragüenses.

Durante el ajusticiamiento de Somoza (1956), ayuda a salir del país a algunos compañeros involucrados en la acción. En julio de 1959, Rosi López participa en la toma de la Catedral de Managua y es parte del movimiento de mujeres llamado Las Enlutadas. Obligada a salir al exilio, viaja en octubre de ese año a Cuba. Desde entonces se incorpora al Frente de Liberación Nacional (FLN), el que posteriormente se convertiría en el Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Ella es fundadora del FSLN, aunque la historia oficial de esta organización no lo reconozca. Rosi López trabajó de cerca con el Comandante Carlos Fonseca y con José Benito Escobar y otros dirigentes sandinistas. Durante toda la década de los sesenta, se hizo cargo de la oficina del FSLN en La Habana. En 1963, después del movimiento guerrillero de Raití-Bocay, alojó y atendió hasta sus últimos días al Coronel Santos López.

En 1968, mientras realizaba un viaje de trabajo con Humberto Ortega, Rosi López fue detenida en Panamá, donde la torturaron salvajemente, la violaron y mantuvieron en total aislamiento. Fue deportada a Nicaragua donde guardó prisión por 7 meses. Salió hacia Cuba en donde permaneció hasta el triunfo de la Revolución Popular Sandinista en 1979. A partir de entonces, dirigió el Departamento de Artes Plásticas del Ministerio de Cultura; luego, creó el Taller de Cerámica José Benito Escobar, en la Alcaldía de Managua. Hoy en día está dedicada a la producción artística en su taller y realiza trabajo voluntario enseñando artesanía y pinturas a niñas y niños quemados.

El Coronel Santos López nació el 20 de febrero de 1914. Combatió al lado del General Sandino, desde la edad de doce años. Escapó herido del ataque de la Guardia Nacional a la casa de don Sofonías Salvatierra, donde se encontraba con Sócrates Sandino, mientras la Guardia capturaba y luego asesinaba a Sandino. Santos López siguió luchando. Fue fundador del FLN y luego del FSLN, y se convirtió en el más experimentado Jefe militar de la guerrilla del Patuca (Raití-Bocay). Murió en Cuba, víctima de cáncer, el 10 de febrero de 1965.

Este diálogo es sobre todo acerca del Coronel Santos López, de quien muy poco se ha escrito. Combatió al lado del General Sandino, y posteriormente se unió a los jóvenes guerrilleros sandinistas de la nueva generación representada por Carlos Fonseca Amador. Está enterrado en el Parque Central de Managua, junto al Mausoleo de Carlos Fonseca, pero en su tumba ni siquiera está la fecha de su muerte. Este hombre tantas veces heroico ha sido olvidado, al punto que la mayoría de los jóvenes no lo conocen.

En esta ocasión, entrevistaremos al historiador don Armando Amador, líder sindical, luchador de mil batallas y estudioso incansable de la gesta revolucionaria del General Sandino; y a Rosi López Huelva, escultora, de larga trayectoria de lucha en el Frente Sandinista.

Mónica: Rosi, ¿qué impresión te dio el Coronel Santos López cuando lo conociste? ¿Sabías que él había combatido con Sandino?

Rosi: Dicen que recordar es volver a vivir, y realmente recordar a un hombre como el Coronel me hace sentir muy bien, porque creo que recordándolo, los nicaragüenses aprendemos un poco más de nuestra historia.

El Coronel Santos López fue uno de los compañeros sandinistas que más me impresionó, que más me ayudó y más marcó el transcurso de mi vida. Lo digo porque, si bien yo salí al exilio con inquietudes revolucionarias, a medida que pasó el tiempo fui aprendiendo muchas cosas que nos hacen tomar determinaciones que marcan para toda la vida.

Siempre me interesó la historia de mi país, y para mí, Sandino es algo muy grande, fue el hombre que nos dio dignidad y principios, y precisamente por esto, todo lo que estaba alrededor de Sandino para mí tenía una importancia vital. Tuve el privilegio de trabajar para la Revolución de mi país y conocer a muchos personajes históricos, muchos héroes, muchos mártires que forman parte de este ejército de hombres y mujeres que aspirábamos a un mundo justo para nuestro pueblo. El Coronel Santos López fue el eslabón de Sandino con el Frente Sandinista, de Sandino con todas las siguientes generaciones que le seguimos.

Así que, cuando me dicen que en México el Coronel Santos López puso como condición para trasladarse a La Habana, que tenía que ir a la casa de la Rosi López Huelva, que él no conocía más que de oídas, a mí me parecía mentira que me estuvieran pasando ese mensaje, que el Coronel quería ir a mi casa.

Mónica: Eso fue después de Raití, cuando logra salir hacia Honduras y luego pasa a México. ¿Él había estado antes en Cuba?

Rosi: No, él no había estado nunca en Cuba;1. Recuerdo que primero hablé por teléfono con el profesor Edelberto Torres, quien había llamado a mi casa para preguntarme si estaba dispuesta a recibir al Coronel; y le dije que si él estaba ahí, que me lo pusiera al teléfono. Entonces, cuando oí su voz, sólo le dije: –Coronel, estoy a su disposición, mi casa es su casa; me sentiré muy feliz, muy honrada, de que usted venga a convivir con nosotros. Fue una conversación muy corta. Luego, a los días, tuvimos al Coronel en La Habana, en “territorio libre de América”, como él me dijo cuando me vio.

Mónica: Vamos a pedirle a don Armando, quien es un estudioso acucioso de la vida de Sandino, que también nos hable del Coronel. ¿Cómo se involucra con Sandino el Coronel Santos López?

Armando: Para hablar del Coronel Santos López, hay que partir de la constitución moral de Sandino, de su conducta patriótica. Sandino regresa en 1926 a Nicaragua, va a León y de ahí, a la Mina San Albino, donde forma una columna con gente extraordinaria: los hermanos Coronado Maradiaga, Ramón Raudales, Rufo Marín –el héroe que después caería en Ocotal frente a los cuarteles de ocupación militar norteamericana–, Santiago Dietrich –olvidado–, Heriberto Reyes, Juan Gregorio Colindres, Ismael Peralta, Tranquilino Jarquín, Pedro Cabrera, de León, Porfirio Sánchez y las hermanas Teresa, Amalia y Alicia Villatoro, salvadoreñas extraordinarias en la lucha anti-imperialista de Sandino, particularmente Teresa, quien fue una enfermera y organizadora de la infraestructura de El Chipote, es decir, el Cuartel General de Sandino.

Al lado de ellos estaba gente que vino de Honduras y de El Salvador, como José León Díaz –uno de los hombres más valientes, más curtidos en la pelea–, Sinforoso González, Lorenzo Blandón, León Amador, Alejandro y Elías Pérez, Zacarías López, Doroteo González, Coronado y otros más. Éstos fueron organizados en la Mina de San Albino, eran mineros, aunque originalmente fueron agricultores y ganaderos; o como el propio General Juan Gregorio Colindres, quien tenía un origen de clase más alto, sin embargo, fue uno de los convencidos por la prédica de Sandino de hacer la lucha armada contra la ocupación norteamericana y el gobierno conservador de Adolfo Díaz. Algunos de estos hombres que trabajaban en la mina San Albino, forman esa extraordinaria vanguardia auténtica, no engañada ni traicionada.

Ocurrió en el año de 1926, cuando la columna guerrillera de Sandino avanza de San Albino hacia El Jícaro. Un niño de doce años, quien ayudaba a su mamá en su venta ambulante de pueblo en pueblo, se da cuenta que estos hombres están destazando una res. El niño se acerca asombrado, le dan un enorme pedazo de carne, sale en carrera a dárselo a su madre, y le dice: Mamá, esa gente es muy buena, mire lo que me han dado, yo me voy con ellos. Ahí, a mediados de julio de 1926, se inicia ese gigante de la tenacidad, del heroísmo, de la sencillez. Ese niño llegaría a ser el Coronel Santos López.

La primera responsabilidad asignada al niño fue integrar el Coro de Ángeles, que inventó Sandino. Eran niños –como contaba el propio Santos López– de doce, trece y catorce años, quienes metían un alboroto grande en los combates y, con sus voces, daban la impresión al enemigo de que estaban combatiendo con un ejército mucho mayor que el que era realmente.

Santos López pasó después a un destacamento llamado Los Palmazones, del cual hay un material extraordinario muy poco usado en nuestra bibliografía sobre Sandino en Nicaragua. Me refiero a las entrevistas de Sandino hablando de los niños del Coro de Ángeles y de Los Palmazones. Estos últimos eran adolescentes de quince o más años de edad. En los combates tenían la misión de lanzarse a las trincheras del enemigo a quitarles armas, correajes y hasta cigarrillos.

Sandino los denomina Palmazones en homenaje a unos muchachos llamados Palmazón, de origen campesino, asesinados por militares norteamericanos. Hay un libro famoso de Gustavo Alemán Bolaños2, un periodista nicaragüense olvidado, que ahora mismo estaría atacando estos pactos infames que se están cocinando o se han cocinado ya. En su libro Sandino el Libertador, Alemán Bolaños habla de Los Palmazones. También se refiere a ellos el venezolano Gustavo Machado, quien vino a Nicaragua con un famoso mensaje a Sandino de los intelectuales de Europa, entre ellos, Henri Barbusse. Gustavo, quien había sido educado en Francia, tradujo el texto del francés al español.

El encuentro de Santos López a sus doce años con el núcleo guerrillero de Sandino en 1926, inicia una larga jornada combativa en la geografía del norte de Nicaragua, primero como Coro de Ángeles, luego como parte de Los Palmazones, y después, como combatiente y Jefe de los adultos, hasta la derrota histórica de los yanquis, en 1933, en que salen expulsados de Nicaragua. Santos López se hizo hombre en la lucha anti-imperialista, un hombre sencillo, sin pretensiones de ninguna clase, transparente, puro como nuestros humildes campesinos de Nicaragua. Nació en Yalagüina.

Aunque los yanquis son expulsados, empiezan las maniobras políticas del gobierno de los Estados Unidos, que mandó a Managua al embajador Arthur Bliss Lane, a ver cómo hacían asesinar a Sandino. Este es el principio del fin de la vida revolucionaria de Sandino, quien en su trágico viaje final a la capital, es acompañado por el Coronel Santos López.

Mónica: ¿Cómo otorgó Sandino el grado de Coronel a Santos López?

Armando: Santos López se ganó ese grado en los grandes combates. Fue poco a poco, imagínate, desde el Coro de Ángeles. Sandino se lo otorgó oficialmente, así como a sus generales, que empezaron siendo obreros en la Mina de San Albino, como Juan Gregorio Colindres y Rufo Marín; y Juan Pablo Umanzor, quien era de origen hondureño.

También se incorporaron a la guerrilla de Sandino otras gentes extraordinarias como Francisco Estrada y el General Jirón Ruano, de Guatemala, quien era un militar académico.

Muchos otros hombres vinieron al lado de Sandino, como Carlos Aponte Hernández, de Venezuela, a quien Sandino hizo Coronel de un solo trancazo, porque bajó un avión; lo supo apuntar y lo liquidó. Entonces le dio el grado en ese mismo momento. Carlos Aponte se acercó al avión que estaba comenzando a quemarse, para sacar a un gringo y quitarle la bandera de los Estados Unidos, la cual Sandino mandó con Gustavo Machado a México, y que luego exhibió Diego Rivera en el Segundo Congreso Mundial Anti-imperialista de Frankfurt.

Estamos hablando de estas cosas para que se aprecie la magnitud de la lucha de Sandino y su relación con un niño que empezó a luchar a los doce años. Cuando vino a Managua, Santos López fue alojado con Sócrates Sandino en la casa de Sofonías Salvatierra, en la Calle 15 de septiembre, cerca de El Calvario.

Mónica: Don Armando, ¿cómo logra sobrevivir el Coronel Santos López, cuando Sandino viene a Managua?

Armando: Como decía, ellos estaban alojados en la casa de don Sofonías Salvatierra, en la Calle 15 de septiembre, cerca de El Calvario. Cuando deciden asesinar a Sandino, también asignan un par de criminales a una patrulla de la Guardia, con ametralladoras todos, para asaltar esa casa y liquidar a Sócrates y al Coronel Santos López. Los dos criminales de la Guardia de Somoza García eran el famoso Policarpo Gutiérrez “El Coto” y el teniente Federico Davidson Blanco, muchos años después ajusticiado por una escuadra del Frente Sandinista en Matagalpa3.

Abelardo Cuadra, el oficial de la Guardia Nacional que estuvo en el grupo de los que conspiraron contra el General Sandino y escucharon la versión de Somoza García sobre la exigencia del embajador de los Estados Unidos de liquidar a Sandino, cuenta este episodio en una entrevista que dio a la famosa revista Bohemia, de Cuba, en 1947.

En el año 1944, tuve la oportunidad de conocer a Abelardo por invitación de su hermano, Manolo Cuadra, quien estaba unido a nosotros. En ese año tuve que salir al exilio por primera vez, por actividades anti-somocistas con Manolo. Esto me permitió conocerlo, y él me contó muchas cosas que estoy diciendo. En el libro Hombre del Caribe, están muchas de estas cosas.

Mónica: ¿Pero cómo logra salir vivo Santos López de la casa de don Sofonías Salvatierra?

Armando: Yo le pedí al Coronel Santos López la explicación de cómo lo había logrado. Me dijo: Yo dormía con las botas puestas. Cuando llega el asalto de Davidson Blanco y Policarpo Gutiérrez, con la ametralladora en la mano, Santos López se abrió paso por la parte de atrás de la casa de Sofonías Salvatierra. Ahí mueren un yerno de éste, de apellido Murillo, y Sócrates Sandino. Santos López sale herido de una pierna, pero así caminó toda la noche y la madrugada, hasta pasar la frontera de Honduras, y llegar después, de paso en paso, a Choluteca. Pero no olviden que Santos López había tenido entrenamiento desde los doce años en la montaña. Era 1934, apenas tenía diecinueve o veinte años; por eso, en esa foto donde aparece al lado de Sandino, se ve muchacho todavía.

La primera impresión que yo recibo del Coronel Santos López es en el año 1945, en Honduras, cuando lo conocí. Salí expulsado de Nicaragua con otros compañeros. Él estaba al frente de una fábrica de jabón de los hermanos Toribio y Perfecto Tijerino, conservadores de origen, muy conocidos, que devinieron en amigos y partidarios de Sandino y de los sandinistas.

Estos hermanos Tijerino tenían una hacienda en Choluteca, unas propiedades en Tegucigalpa y, en los alrededores de esta ciudad, una fábrica de jabón, donde le habían dado trabajo al Coronel. También laboraba ahí un maestro en las luchas sociales, Ramón Rostrán Bengoechea4, que había sido del Obrerismo Organizado y que tuvo diferencias con Sofonías Salvatierra por todas esas cosas de maniobras y de pactos de la época de éste. Santos López y Ramón Rostrán estaban unidos por razones de trabajo y de simpatías básicas.

Mónica: Rosi, seguramente el Coronel Santos López te contó muchas cosas, porque con tanto tiempo que estuvo en tu casa, me imagino que se daban unas platicadas buenísimas…

Rosi: Sí, a él le interesó mucho que se guardaran todos los escritos. Él estuvo averiguando porque, como decía el profesor, en Honduras se recoge mucho de la historia de Sandino, y ahí hay muchos escritos que los hondureños poseen pero que nosotros desconocemos. Entonces el Coronel me contó, y lo hacía con mucha emoción, la forma como se había escapado. Me dijo que salió por la chimenea de esa casa5.

Él dice que cuando salió de ahí, estuvo escondido tres días en unas cuevas en Managua, sin comida, sin agua y sin ningún alimento, y que vio pasar a la Guardia buscándolo. Él quería salir, pero no podía porque venía una y otra patrulla, y hasta los tres días dejaron de pasar. Después, es realidad lo que el profesor dice, se fue a Honduras.

El Coronel Santos López hacía mucho énfasis en algo que ahora lo vemos muy natural, ¡pero te imaginas, Mónica!, una persona que sale herida de esa casa, que está tres días escondido, va por veredas, que no tiene alimento. ¿Por qué el Coronel logra sobrevivir?, por todo el entrenamiento que tuvo desde los doce años. Yo quería hacer hincapié en esto, porque esto mismo es lo que salva en la Guerrilla de Raití al Coronel y a varios compañeros. El entrenamiento que él tenía les ayudó a salvarse. Ese mismo entrenamiento es lo que ayuda a muchos militantes del Frente Sandinista, a ser verdaderos guerrilleros, hasta lograr hacer una Revolución, que para muchos era una utopía. El Coronel Santos López fue uno de los forjadores.

Mónica: Claro. En estas cosas, el entrenamiento obviamente es determinante, pero no es lo único. Lo fundamental era su convicción y deseo, el olfato que tenía para orientarse, porque realmente lo que se relata de él en Raití era que tenía una capacidad de orientación muy grande, en los terrenos más adversos. Pero también me parece que estar con Sandino desde los doce años le imprime una convicción y una fuerza que lo hacen superar las condiciones más adversas.

Volviendo sobre la vida de Santos López, ¿ustedes saben datos de su vida personal, si se casó, si tuvo hijos? Es importante que los jóvenes vean a estos héroes como personas de carne y hueso.

Armando: A propósito del Coronel Santos López, hay un hecho bárbaro que ocurre durante la ocupación militar norteamericana. La compañera del Coronel Santos López, con la cual tuvo una niña, se llamaba Manuela García. Manuela García venía con su niña en un área donde se encontraba el temible sanguinario norteamericano, teniente William Lee. A éste le dijeron que ella era la mujer de Santos López. Entonces Lee agarró a la niña, la pateó, la tiró al aire y la partió con la bayoneta que tenía calada en su arma de guerra. La mujer se volvió loca.

El asesinato atroz de esta niña, creo que lo convirtió en un hombre taciturno, como lo conocí yo en Honduras en el año 1945. A veces se quedaba un largo rato en silencio. Yo no quise tocar el tema porque conocía los hechos sangrientos que se habían cometido, por la lectura del libro Sandino el Libertador, de Gustavo Alemán Bolaños. También aparecen estos hechos en algunas entrevistas que le hicieron a Sandino en México. Y lo dice el Coronel Santos López en sus memorias no concluidas. En parte de ese material, el Coronel Santos López explica admirablemente cómo se organizaban los destacamentos guerrilleros, cómo se llegó a la lucha en El Chipote, cómo se emboscaba, etcétera.

Mónica: ¿Que hace Santos López después que sale a Honduras y llega a la hacienda de Don Toribio y Perfecto Tijerino?

Armando: Él siguió unido con Ramón Raudales, Juan Gregorio Colindres, Santiago Dietrich y Heriberto Reyes. El 25 de diciembre del año 1947, en Guatemala, fui invitado a desayunar por Edelberto Torres en nombre del profesor Juan José Arévalo. Mi sorpresa es que veo al Coronel Santos López. Desde luego, él me reconoce y nos damos un gran abrazo. Ahí estaba Ramón Raudales, a quien había conocido en Choluteca, en la hacienda de Toribio y Perfecto Tijerino.

Como dije, trabajaba con Hortensia Tijerino en una librería, hasta que las autoridades de Tegucigalpa nos mandaron presos a San Salvador y de aquí a Guatemala. En San Salvador nos habíamos encontrado con unos oradores fogosos que no eran de los nuestros, sino estudiantes universitarios exiliados también. Participaban de un mitin de estudiantes salvadoreños en contra del gobierno de ese país, y dieron un discurso tan candente, que no había pasado una hora, cuando los agarraron y los botaron a Guatemala.

Entre los exiliados conmigo estaban Manuel Pérez Estrada, quien había sido compañero de Edelberto Torres en el Ministerio de Instrucción Pública –así se llamaba en el año 1938-, y Juan Lorío un dirigente sindical fallecido hace muchos años. De esa generación yo era el más joven y el único que está todavía contando historias de esto.

Fuimos de tumbo en tumbo y llegamos a ciudad Guatemala nada menos que el 19 de octubre de 1945, en víspera del primer aniversario de la Revolución Guatemalteca. Cuando estamos saliendo a los corredores del Palacio de la Guardia Civil, estaba el Secretario de la Dirección General de la Policía, Daniel Vanegas, un luchador anti-ubiquista, quien estuvo en Nicaragua cómo profesor de la Escuela Normal y del Instituto Ramírez Goyena.

Daniel Vanegas dice: – ¡Caramba!, qué bien que han llegado a Guatemala en la víspera del Aniversario de la Revolución. Y le digo: –Mire, maestro, nosotros no venimos por celebrar la Revolución, que claro, hay que celebrarla, venimos presos. ¿Cómo dice? Estamos presos, nos echaron de Tegucigalpa para San Salvador y luego nos tiraron para acá.

No puede ser, dijo Daniel Vanegas. Un oficial de la Guardia Civil de Guatemala que estaba ahí, le dice: –Sí, profesor, yo tengo que decirle que ellos vienen detenidos y hay una orden que quizás la ejecuten, que es expulsarlos a México. ¿Cómo?, reacciona Daniel; esta noche voy al Palacio, oficialmente estoy invitado, voy a hablar con el doctor Juan José Arévalo y Edelberto Torres. Él se dio cuenta que éramos amigos de Edelberto Torres, del cual era un inseparable amigo.

Nosotros dormimos esa noche en una de esas cárceles coloniales, en lo que se llama el Palacio de la Guardia Civil en Guatemala, en la Sexta Avenida, en unos calabozos horrendos. Era octubre, hacía mucho frío. Edelberto Torres se apareció como a las 7:30 de la mañana con una orden de sacarnos. Estaba acompañado de otros exiliados y, para nuestra grata sorpresa, nos pusieron en libertad.

Mónica: ¿Ahí es que vuelve a encontrarse con el Coronel Santos López?

Armando: Lo volví a ver en 1947 en Guatemala. Se va a encontrar en una alianza de armas que patrocinó el doctor Juan José Arévalo, siendo Presidente de Guatemala. De varios esfuerzos dominicanos contra el dictador Trujillo, quedaron muchas armas en Cuba y se las trajeron a Guatemala, simulando que eran flores las que estaban transportando. En un avión trajo las armas un piloto que fue Ministro de Educación en la época de Grau, y se llamaba Aureliano Sánchez Arango; había estado en la guerra civil española del lado de la República. Las armas para los nicaragüenses fueron depositadas en manos de Arévalo.

Yo regresaba de un congreso de la Confederación de Trabajadores de América Latina, en Colombia. Regresé en diciembre a Nicaragua y no me dejaron bajar en el aeropuerto. El bandido que estaba de jefe, era un militar de apellido Noguera, que después se hizo esbirro de Somoza Debayle. Mi vida aquí llega hasta Somoza García. Salí definitivamente al exilio en 1949 con Edelberto Torres, escapando de Managua.

Mónica: Nos llamó un oyente para saber si el Coronel Santos López se integró al FSLN. Rosi, vos has explicado claramente que el eslabón vital entre el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua (EDSNN) y el Frente Sandinista, es el Coronel Santos López. Contanos esa parte de la vida del Coronel, y después, de las reflexiones que hacía en la etapa final, y de qué se enfermó.

Rosi: Mirá, Mónica, vos bien dijiste que yo manejé la única oficina que tuvo el Frente Sandinista en el extranjero, en Cuba, en La Habana. La manejé durante ocho años; por lo tanto, trabajé directamente bajo las órdenes del compañero Carlos Fonseca. Además, tenía contactos con todos los miembros de la Dirección Nacional del Frente Sandinista de ese entonces, y tuve el privilegio de conocer, no sólo a esos compañeros, sino también a muchos hermanos que hoy no están con nosotros porque entregaron lo más bello, lo más lindo que tenemos todos, que es nuestra vida. Dieron sus vidas por una causa que consideraron justa, que es justa y seguirá siendo justa. Por lo tanto, tengo conocimiento de algunas cosas de la historia del Frente Sandinista, desde antes que fuera FSLN; de cuando nos fundamos como FLN y de FLN nos convertimos en FSLN.

Hay muchos compañeros que están con el Frente Sandinista desde antes de su fundación, por tanto, somos fundadores del Frente Sandinista, y estamos aquí presentes todavía. Yo estaré con el Frente Sandinista hasta que me llegue la hora de partir. Y si hubiera una reencarnación, volveré a ser Frente Sandinista.

Aquí tenés a alguien que conoce la historia del Frente Sandinista desde sus raíces y conozco sus interioridades. El compañero Santos López está con el Frente Sandinista desde que era FLN y después pasa a ser FSLN, y muere siendo miembro de la Dirección Nacional del Frente Sandinista.

El Coronel Santos López entrenó a la primera guerrilla del Frente Sandinista; por eso es que decimos que él fue el eslabón de Sandino con el FSLN, porque el Coronel participa en la primera guerrilla del Frente, o sea, que el Coronel para nosotros es algo lindo, maravilloso.

El Coronel Santos López, siendo de origen campesino y sin haber ido a ninguna universidad, era de una inteligencia tan grande que te sorprendía. Yo había terminado la Escuela de Bellas Artes, tenía conocimientos, cierta cultura; sin embargo, de nuestro país conocía muy poco. Y fue a través del Coronel que aprendí a conocer a mi país, a amarlo más. Aprendí que la inteligencia no se compra, es innata, viene con la persona y eso él lo tenía. Era una persona muy vital, con una fuerza muy grande y un carisma increíble. Aparte de eso, tenía un don de mando que te llegaba a lo más profundo.

Cuando recibo al Coronel Santos López en mi casa, fue algo muy grande. Lo veía no como a un hombre, sino como algo más, como los católicos que veneran a sus santos, con ese misticismo que teníamos en el Frente. Recuerdo que lo veía con fervor, con mucho amor y misticismo, porque el Coronel se ganaba ese respeto. Cuando él te decía algo, te daba una orden, había que cumplirla, aunque él estuviera en mi casa. Él me decía, hay que hacer esto, y yo lo hacía. Por ejemplo, tenía que trabajar para mantenerme, pero al mismo tiempo era militante y tenía que laborar para el Frente.

Mónica: En sus memorias6 él no señala cuándo nació, pero dice:

Provengo de una familia campesina, mi madre era originaria de Yalagüina, pueblo perteneciente a Las Segovias. Mi padre, segoviano también, no ayudó a mi madre a sostener nuestro humilde hogar, el cual se componía de cinco hijos; tres varones y dos mujeres. Yo era gemelo con una hembra. Como ya he explicado antes, mi padre se desobligó completamente de nosotros, por lo que mi madre tenía que trabajar para buscarnos el sustento. Vendía chicha de maíz y huevos. Como esto no era suficiente, nos mandó a nosotros a trabajar a las fincas vecinas desde la temprana edad de 8 años. Nuestro salario era de veinte centavos de córdoba al día, siendo maltratados corporalmente por los finqueros.

Después, Santos López cuenta cómo conoció a Sandino y aquí hay un matiz diferente, cuando relata la forma como se incorpora a la Columna Segoviana. Dice:

Les pedí un trozo de carne, les pregunté si admitían cipotes, pues me fijé que entre ellos había algunos de mi edad, contaba entonces con 12 años. Fui admitido en la tropa, pasando desde ese mismo momento a formar parte de ella. Todo esto fue a escondidas de mi madre.

El resto de sus memorias se refieren exclusivamente a combates en que él participó con Sandino. Dice además que él nunca aprendió a leer y escribir. Cuenta que le preguntaban cómo era posible que, siendo analfabeta, tuviera ese nivel de desarrollo y de conciencia. Y él contestó: “La austeridad de nuestras vidas llenas de escasez y el martirologio de los campesinos, nos daba más conciencia de la importancia de nuestras vidas”. Eso le dio una gran fuerza a su liderazgo en el interior del ejército de Sandino y después en el Frente Sandinista.

Como vos explicabas, Rosi, él estuvo en la guerrilla de Río Coco y Bocay, fue uno de los Jefes, y fue la columna de él la que sobrevivió debido a sus conocimientos, a su olfato guerrillero y a su tenacidad para salir y sacar vivos a todos sus compañeros.

Entonces, ¿qué pasó cuando él llegó a Cuba? ¿Por qué llegó a Cuba? ¿Estaba enfermo?

Rosi: Él llega a Cuba, no porque estuviera o se sintiera enfermo, sino porque, desde hacía mucho tiempo quería conocer la cuna de la Revolución latinoamericana, a Fidel Castro y a otros líderes, y quería pasear por las calles de La Habana.

Mirá cómo era: Cuando llegó a mi casa en La Habana, por la tarde, el Coronel tenía una libreta y un lápiz; me los pasó y empezó a dictarme órdenes sobre las cosas que él tenía que hacer en el tiempo que estaría en La Habana, y los deberes que yo debía cumplir durante su estadía. Cuando terminó de hablar, habíamos escrito varias hojas en la libreta, y me di cuenta que él realmente traía un plan, que inmediatamente me lo estaba entregando, para que se cumpliera.

Mónica: ¿Te acordás cuáles eran los principales elementos de ese plan?

Rosi: Sí, por ejemplo, me dijo que quería conocer a Fidel y a otros líderes, conocer algunos lugares de Cuba, y que yo tenía que encargarme porque en el tiempo en que él llega, la Revolución Cubana no había reconocido al movimiento sandinista, y había que darle una manutención al Coronel y ocuparse de otras cosas que él estaba planteando. Incluso, preguntaba por algunos nicaragüenses que no eran militantes del Frente, que pensaba podrían estar en Cuba, y quería que yo se lo averiguara para entrevistarse con ellos.

Mónica: ¿Conoció a Fidel y al Che?

Rosi: Sí, el Coronel Santos López tuvo la oportunidad de conocer al compañero Fidel, sobre todo al compañero Guevara, del que era un ferviente admirador. Y te voy a decir una cosa, que hay algo que siempre ha estado en una nebulosa y era el problema de su nacimiento, que no quiero dejarlo pasar, porque es importante: ¿Cómo sacamos la fecha de su nacimiento? No porque existiera un acta de nacimiento, sino que el Coronel empezó a sacar fechas: Yo estuve en tal lugar y era tal año. Entonces el Coronel nace en septiembre, y él decía que no estaba seguro si era 18, 19 ó 20, pero una vez dijo, “creo que fue el día 20, que me dijo mi mamá que yo nací”. O sea, nace el 20 de septiembre de 1914, y muere el 10 de febrero de 1965, con 51 años de edad.

Mónica: Muere muy joven. ¿Y de qué murió?

Rosi: Él no llegó enfermo. Él muere de un cáncer en los pulmones que empezó a manifestarse en noviembre de una forma increíblemente rápida. Un día, el Coronel amaneció un poco ronco, como si estuviese resfriado, entonces le pregunto: –Coronel, ¿se siente mal? Entonces él me dice: –No, no me siento mal, pero si no hay licor en la casa, me comprás una miel de abeja, me conseguís limón y me dejas una botella de ron, que yo con eso me curo y no me tenés que llevar a un médico.

Me fui a mi trabajo y llamé a un médico amigo mío, con el que fuimos a buscarlo por la tarde. Lo llevamos esa noche a que le hicieran unas placas, y al día siguiente sabíamos que el Coronel tenía cáncer. Desde ese momento no hubo ningún descuido, en absoluto, porque fui muy cuidadosa de todo lo que estaba alrededor del Coronel, lo mismo que de su alimentación. Él era muy meticuloso. Le gustaba todo en orden, no le gustaba ponerse un pantalón que tuviera un quiebre, ¡era increíble! Y no me lo vas a creer, pero era así: antes de irme a trabajar, tenía que coger una plancha y pasarle la plancha a las camisas del coronel, porque no sabía cuál se iba a poner o cómo iba combinar, ¡era increíble, Mónica!

Mónica: ¿Eso era una manía de él?

Rosi: Eso era una manía de él.

Oyente: Alfonso Sálomon. Te agradezco, Mónica, pero esta llamada es obligada. Cuando sintonicé, no sabía que la Rosi estaba ahí. Tal vez te vas a extrañar que le diga Rosi, pero es que así la tratábamos siempre. Este un saludo, después de 40 años de no oír su voz. A mí me alegra oír a la pequeñita Rosi, no sé si creció. La Rosi era nuestra querida amiga, y efectivamente, estoy llamando para saludarla con todo cariño y con todo respeto, pero también para algo que no sería justo dejar de aclarar. Cuando ustedes hablan del eslabón Sandino y del Frente Sandinista, me parece que se han comido una página importante: se comieron todo el año 58, y yo creo que la guerrilla sandinista comienza con el General Raudales.

¿Por qué digo esto? Sencillamente el General Raudales era un general del Ejército de Sandino; entonces, si él comienza a luchar, el eslabón comienza ahí, del General Raudales hacia delante.

Eso que dice la Rosi del FSLN es una absoluta verdad, URN (Unión de Revolucionarios Nicaragüenses), FLN y en esto quiero ser claro y concreto, fue Carlos Fonseca el que insistió en insertar la “S”, de Sandino, FSLN. Él insistió que no era FLN, pero eso ya es posterior. Sin embargo, creo Rosita que me llamaste una vez que estaba en un programa con el profesor Edelberto Torres en CMQ Televisión, no sé si vivías en Cárdenas o en Matanzas, pero yo me acuerdo que llamaste solidarizándote con mis puntos de vista.

Yo quisiera decir que en ese eslabón es justo mencionar los nombres de los combatientes, no sólo de 1958, con el General Raudales, que fueron Alejandro Martínez, Harold Martínez, Adolfo Evertz, Aldo Díaz Lacayo, Manuel Baldizón Richardson –que vuelve a la guerrilla en 1959 con El Chaparral–, Manuel Díaz y Sotelo, Fanor Rodríguez, Chester Simpson, Guillermo Mejía, Harold Martínez, y Rafael Somarriba, ¿por qué no mencionarlo? Algunos le querían negar el derecho a Somarriba porque fue oficial de la Guardia Nacional, incluso fue el Jefe de la Operación Chaparral, pero eso no tiene nada que ver, porque él fue de los que combatió cuando el asunto del Presidente Leonardo Argüello, y se tuvo que ir al exilio a El Salvador; después apareció en Cuba.

Quiero mencionar de manera especial, no sé si la Rosi recuerda, a un capitán que murió en El Chaparral y Dios debe tenerlo en su seno, que era de la Columna CiroRedondo, del Comandante Che Guevara. Estoy hablando del Capitán Onelio Hernández, y también de Quiqui Iglesia, que era teniente de esa misma columna.

No podía dejar pasar la oportunidad de mencionar a esta gente, quienes casi todos están muertos, muchos de ellos en combate, en El Chaparral, y tampoco fueron mencionados jamás.

Mónica: Gracias, Alfonso. Es justo lo que él señala. Los combatientes de la guerrilla de Raudales y de El Chaparral, escribieron páginas de la historia que no se han rescatado suficientemente, y son parte de los antecedentes del FSLN. En este programa queremos conocer un poco más de Santos López. Rosi, ¿sabés algo de los hijos del Coronel?

Rosi: Tuve la oportunidad de conocer a dos de sus hijos y me da un poco de nostalgia hablar de eso, porque, como te decía, cuando el Coronel se ponía a recordar todas esas cosas… él era un poco taciturno. El Coronel caía en esos estados cuando se ponía a recordar parte de su juventud, parte de su vida en la lucha; había un momento en que se endurecía su rostro, y en muchas ocasiones, me decía: –Mejor no andemos ahí.

Mónica: ¿Te decía que no continuaran hablando de eso?

Rosi: Sí, que no se continuara hablando de eso. Yo le decía: –Coronel, ¿por qué usted me dice que yo tengo que ver como hermanos a algunos compañeros? Por ejemplo, para él era muy importante esta relación entre todos los militantes del Frente, o sea, compañeros que llegaban y yo sabía que eran militantes del Frente, entonces dejaban de ser x o y persona para convertirse en mi hermano, era un nuevo hermano que entraba a mi vida. Sin embargo, al Coronel nunca lo vi como mi hermano, a pesar que no era tan mayor que yo; siempre lo vi como si fuera un padre, porque estaba acostumbrada al don de mando de mi padre, que fue un poco duro con todos nosotros. Llegué a encontrar similitud entre la forma en que me formó mi padre y la manera como me empezó a tratar el Coronel.

Un día me dice: –Creo que vos crees que sos hija mía, y que yo soy tu padre, ¿verdad? Y le digo: –Coronel, pero es que a usted le falta poco para

coger un cinto y pegarme, y realmente a veces pienso que estoy ante mi papá. Y me dice: –Pues no te equivocaste, porque para mí, es como si fueras una hija más. Y sabés que yo tuve veinticinco hijos, por todos los que me recuerdo y los que me dijeron que eran mis hijos, y vos sos la número 26. Pero ahí vamos a parar. Y me gusta el veintiséis, porque se relaciona con el 26 de julio. Quedamos en que era su hija 26, pero nunca llegué a saber si lo decía por broma o era en serio.

Yo te digo que ese fue el trato que el Coronel tuvo con todos los compañeros; él decía: “Todos son tus hermanos, todos somos hermanos”; pero me hizo un énfasis muy grande sobre dos compañeros del Frente Sandinista, que fueron lugartenientes, como él los llamaba: “Mis lugartenientes Pomares y Chicho”.

Mónica: Germán Pomares y Narciso Zepeda.

Rosi: Los dos no están con nosotros. Además de ser mis hermanos dentro del Frente Sandinista, fueron mis hermanos por partida doble, porque el Coronel me los legó como mis hermanos. Él me decía, “éstos son mis hijos”, y así los vimos hasta que desapareció Chicho y hasta la caída de Pomares. Para mí, Chicho y Pomares fueron mis hermanos que el Coronel Santos López me entregó.

Mónica: Cerremos este programa con Rosi, que nos cuente, ¿cómo muere Santos López?

Rosi: Te decía que el Coronel se enferma súbitamente. En dos días supimos lo que tenía, pero no se lo dijimos; por eso el Coronel nunca habló de lo que tenía, pero sí te digo que, hasta el final, recibí de él esa autoridad y ese don de mando que lo acompañó hasta su muerte.

Estuvo tres meses el Coronel en el Hospital Oncológico de La Habana. Ahí le dieron un cuarto para él sólo, que de todos modos compartió con otros enfermos. En el baño de ese cuarto, con un reverbero de alcohol, le cocinaba la comida al Coronel, porque nunca comió la comida del hospital. Fueron tres meses en los que a mi hijo, que era un niño, tuve que ingresarlo en un círculo infantil, en calidad de interno, porque yo no podía salir del Hospital, ya que el Coronel no permitía a ninguna enfermera, y yo era quien tenía que estar al lado de él cuando le comenzaron a hacer las punciones, que eran muy dolorosas.

En ese tiempo acababa de llegar un tratamiento médico de la Unión Soviética para acelerar la muerte y evitar el dolor. A mí me llamó el doctor Marínelo, quien era el Director del Hospital en ese momento, y me dijo: –Mire, señora López, usted tiene que asumir una gran responsabilidad, usted quiere mucho al Coronel. Entonces mire, hay un tratamiento que se le puede aplicar, que le va a acelerar la muerte. Si él va a vivir seis meses, con este tratamiento va a durar tres meses; pero si se le aplica, no va a tener dolores. Yo creo que sería más viable para él, si no, su muerte va a ser muy dolorosa, porque el cáncer se ha ramificado sobre la columna vertebral y los dolores van a ser increíbles.

Mira, Mónica, para mí ese momento fue muy duro, muy difícil, porque había que asumir una responsabilidad de acelerarle la muerte a alguien que quieres tanto, para evitarle el dolor, y no había en ese momento nadie que pudiera tomar esa responsabilidad, y yo te digo que lo pensé.

Hablé con él de cómo se sentía y sobre lo que creía de la vida. Me dijo que la vida había sido muy dura, pero muy hermosa, y que en definitiva él sabía que no se iba a morir, pues iba a salir de eso con las atenciones que estaba recibiendo. Entonces me sentí peor, él me hablaba de que iba a vivir y salir del Hospital, sabiendo yo que estaba condenado a morir, y a morir con dolores espantosos.

Entonces tomé una determinación que en muchos momentos he llevado sobre mis hombros y sobre mi conciencia, pero creo que fue la mejor decisión que tomé en mi vida; porque realmente, al ser que tú amas, que tú quieres, no deseas verlo sufrir de dolores de cáncer. Yo firmé, Mónica, para que le pusieran el tratamiento al Coronel. Y le pusieron ese tratamiento que le aceleró la muerte, pero le evitó el dolor.

Él estuvo tres meses en el Hospital, y los tres meses estuve con él. Creo que cumplí con mi deber. Y esa entrega que yo hice en ese tiempo, fue como si la estuvieran haciendo muchas mujeres del Frente que nos habríamos turnado para cuidar al Coronel, aunque estuvo la hija del General Sandino, Blanca, quien vivía en Cuba, y dos o tres veces llegó a verlo al Hospital.

Mónica: ¿Él te escogió a vos Rosi?

Rosi: Sálomon decía: “la pequeña Rosi”. De estatura apenas tengo cinco pies y pesaba 105 libras. Cuando salí del Hospital, después que murió el Coronel, yo pesaba 85 libras y tenía una anemia profunda que ameritó transfusiones de sangre, porque casi me acabé junto a él. Porque aquello era terrible, tenía que sentarme de espaldas a él y él ponía sus manos en mi espalda para que le hicieran las punciones. Fueron tres meses en ese Hospital, en el que creo que el Coronel sintió la solidaridad, el amor, el calor y el cariño de todas las mujeres nicaragüenses, de todas las personas que realmente hemos luchado, que nos hemos entregado a una causa justa.

Hay una cosa muy importante: él murió con los grados de Coronel dados por el General Sandino, por el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua, así como con los grados de Comandante que le dio la Revolución Cubana. Creo que se le hizo justicia a un luchador que estuvo al lado del General Sandino, y esto también dignifica a la Revolución Sandinista.

El Coronel muere un día 10. Nosotros lo velamos una noche y cuando íbamos a salir para el entierro, llegó una comisión del Comandante Fidel Castro buscando a la Rosi López para hablar con esta compañera y decirle que lo disculpara, que el Comandante se encontraba de visita en Guantánamo, y que se había enterado esa noche de que el Coronel Santos López había muerto. Por lo tanto –me dijeron, ustedes van a disculparnos, pero van a tener que velar un día más al Coronel, porque el entierro se va a hacer mañana con honores de Comandante muerto en campaña. Y estuvimos otra noche velando al Coronel.

Su entierro fue realmente apoteósico, porque caminamos desde la Funeraria Caballero, que quedaba detrás del Hotel Habana Libre, hasta el Cementerio de Colón. Todo el mundo iba caminando. Marcharon delegaciones del Cuerpo Diplomático y del Ejército de Cuba. Aquello fue un entierro como nos hubiera gustado a los seguidores de Sandino haberlo hecho en Nicaragua. Y también para otros muchos compañeros.

Con esto te digo que le agradezco a la Revolución Cubana que haya dignificado tanto el nombre del Coronel Santos López. Para los compañeros cubanos, para la Revolución Cubana, también mando en este momento un mensaje de amor, de solidaridad, de fe y de esperanza. Esta última nos tiene que mantener a todos, y hacernos tener fe en que las causas justas triunfarán.

27 de noviembre de 1999

NOTAS

1 Aquí hay una confusión en la información porque el Coronel Santos López estaba en Cuba desde poco después del triunfo de la Revolución Cubana. Germán Pomares “El Danto” departió con él en su visita para el aniversario del asalto al Cuartel Moncada en julio de 1961.

2 Se refiere al libro Sandino el libertador.

3 Una escuadra sandinista, de la Unidad de Combate Crescencio Rosales, ajusticia al General Federico Davidson Blanco el 20 de febrero de 1979.

4 Ramón Rostrán Bengoechea funda el Nacional Sindicalismo Nicaragüense, el 8 de mayo de 1934, movimiento que surge del Obrerismo Organizado de Nicaragua que había sido fundado por Sofonías Salvatierra el 15 de marzo de 1923. (Carlos Pérez Bermúdez y Onofre Guevara: El Movimiento Obrero en Nicaragua: pp. 69).

5 En su libro testimonial Voy a dar un pormenor, Bayardo Altamirano relata la huida del General Santos López. Blanca Segovia Sandino también cuenta el escape de Santos López, con la versión de que se subió por una chimenea. Ambos coinciden en que se escapó por el tejado.

6 En el año 1981, la Secretaría Nacional de Propaganda y Educación Política del FSLN publicó las Memorias del Coronel Santos López. El prólogo lo hizo el Comandante Víctor Tirado López. Estas memorias inconclusas fueron tomadas de una cinta magnetofónica que grabó el Coronel en La Habana.