Dos batallas guerrilleras estratégicas (1)

Dos batallas guerrilleras estratégicas narradas por el comandante Claudio Armijo del ERP

Claudio Armijo se incorporó al Ejército Revolucionario del Pueblo a mediados de los años setenta, cuando aun estudiaba el bachillerato. En ese momento la guerrilla salvadoreña se limitaba a unos cuantos comandos que operaban en las ciudades, aunque ya comenzaba a proyectar esfuerzos organizativos hacia el campo.

Rebautizado como “Chico” en la clandestinidad, Claudio fue de los últimos guerrilleros puramente urbanos y de los primeros jefes militares de unidades insurgentes mayores en las montañas.

Como miembro de la Dirección Nacional del ERP, cumplió misiones en casi todos los frentes de guerra, condujo en el terreno un sinfín de batallas, y experimentó la cárcel y la tortura sin que ello quebrara su voluntad combativa. Sin embargo, a Claudio no le gusta la palabra “heroísmo”, y en su lugar prefiere usar el concepto de responsabilidad frente a los hombres bajo su mando.

Cuando acabó la guerra, el comandante “Chico” entregó su fusil, y Claudio Armijo volvió a sus estudios, al trabajo profesional, y formó un hogar.

A sus cincuenta años, Claudio prefiere ahora vivir plenamente el presente y pensar en el futuro. No es muy dado a hablar de los tiempos pasados. Pero, a fuerza de insistencia, Centroamérica 21 logró que relatara para nuestros lectores algunas de sus batallas.

Entre ellas hay dos que recuerda especialmente, no solo por la intensidad, el volumen de fuego y el gran despliegue de personal concentrado en ellas, sino sobre todo por sus implicaciones estratégicas: una (la del Moscarrón, en 1982) cambió el curso de la guerra; la otra (la ofensiva Al Tope, de 1989) evidenció que, para el país, ya no había más salida que el diálogo y la negociación.

Lunes 9 de julio de 2007
Entrevista y edición Geovani Galeas y Berne Ayaláh (Primera entrega)
redaccion@centroamerica21.com

Claudio Armijo, comandante Chico.

El estilo y la cualidad de una guerrilla

Lo primero que debo decir es que el Ejército Revolucionario del Pueblo nació en el fogueo de la actividad guerrillera urbana. Después, su doctrina militar se nutrió de varias vertientes distintas a las que conformaron a las demás fuerzas de la guerrilla salvadoreña.

Nosotros no mandamos gente a Cuba en un primer momento. Nuestro motor inicial fueron los primeros comandos urbanos de la guerrilla. Fue en esa actividad que aprendimos el manejo de algunos principios del combate.

Luego, lo más importante para el ERP fue la influencia del propio ejército salvadoreño, a partir de una línea que asumió la dirección de que nuestros militantes campesinos se dejaran reclutar por el ejército. Muchos de los mandos nuestros que llegaron a conformar jefaturas de columnas, de lo que se conoció como la Brigada Rafael Arce Zablah (BRAZ), habían sido cabos en el ejército, ahí obtuvieron experiencia y conocimiento de las armas.

Ese fue el caso de “Licho”, “el Che”, “Javier” y “Hernán”, entre otros jefes operativos muy experimentados de la guerrilla.

Hay otro grupo que peleó en Nicaragua, en la insurrección dirigida por el Frente Sandinista. Con ello se nos permitió obtener una experiencia en la estrategia insurreccional y en la actividad militar general. Otro grupo, que también fue vital en aquellos primeros tiempos cuando no conocíamos muchas cosas, se preparó en Palestina con Al Fatah. Esas son las fuentes del ERP.

Todo eso nos sirvió para construir nuestra doctrina militar. Por eso no éramos tan cuadrados como los oficiales que se formaron en la Unión Soviética o en Cuba, como los del PC o las FPL.

Cada vertiente le da su aporte a nuestra doctrina militar, pues los primeros jefes se forman operando en las ciudades, aplicando criterios de planificación y del uso de la fuerza. Luego, cuando pasamos a la construcción de las unidades guerrilleras de mayor envergadura, esos jefes fueron decisivos, pues ya sabían usar las armas, hacer una columna, montar una marcha.

Es la suma de todo eso lo que permite construir una doctrina militar. Pero también hay que destacar el papel que en todo ello jugó la brillantez de un dirigente como Joaquín Villalobos. Esa guerrilla, con las características indicadas, es la que ejecuta la primera gran operación militar de carácter estratégico de nuestra guerra civil.

El Moscarrón

Era el mes de junio de 1982 cuando las fuerzas guerrilleras, acantonadas en el norte del departamento de Morazán, ejecutaron una maniobra de guerra en movimiento en un territorio de apenas 8 kilómetros cuadrados.

Unos tres mil hombres de la guerrilla y el ejército gubernamental nos enfrentamos en esa batalla que duró varios días, y que provocó un cambio estratégico en la guerra, se dio el viraje a las grandes concentraciones de fuerza. Al mando estuvimos Joaquín Villalobos, Jonás y yo

Las orientaciones de concentrarnos, dadas y ejecutadas en total secreto, es lo que permite que el factor sorpresa aparezca en toda la batalla del Moscarrón. Nos permitió usar el terreno de la mejor manera y algo que el ejército no esperaba: la capacidad de maniobra nuestra. Eso es lo que configuró el esplendor de esa batalla.

Es la primera vez que se aplica a gran escala la maniobra con emboscada en movimiento. La emboscada como tal lo que implica es un punto específico donde puedes utilizar el terreno para ganar sorpresa táctica, colocar tu fuerza y el que aparece ahí lo neutralizas.

Pero es muy distinto operar en un terreno más amplio, que implique el movimiento de otras fuerzas. Por eso es que el Moscarrón representa un gran viraje en la guerra. Logramos usar la masa de fuerza.

El 15 de junio de 1982 atacamos la ciudad de Perquín, y eso provocó un movimiento del ejército: el desembarco de tropa en el poblado de San Fernando. Tomamos la primera ciudad, cercamos la segunda y contuvimos el refuerzo. Luego atacamos ese movimiento, los cercamos, y con ello se provocó otro movimiento y lo aniquilamos. Ese fue el manejo extraordinario de la tropa en movimiento.

Nuestra fuerza de contención frontal detuvo el avance de las unidades enemigas que avanzaban entre Torola y San Fernando. Yo tenía el mando operativo y por ello me mantenía en movimiento constante. Me trasladaba con la fuerza. Tú vas decidiendo hacia dónde moverte de acuerdo a tus requerimientos.

Joaquín Villalobos diseña el planteamiento estratégico. Ese es su papel. No sabes cómo va a ser el desarrollo de los acontecimientos debido al movimiento. Lo que tienes que tener es capacidad para saber cómo utilizar el terreno, y eso lo aprendimos en combate. Lo aprendimos después de errores, cuando decides subir a equis cerro porque de lo contrario te sorprende el fuego enemigo, vas calculando tu capacidad de respuesta.

Las coordinaciones con el mando estratégico eran muy escasas a la hora del combate, debido a las limitaciones tecnológicas de aquellos tiempos. Lo que sí hay son grandes trazos que, en un momento determinado te pueden ayudar. A todos nos tocó que improvisar la maniobra en el terreno.

A la hora del combate llegas a comprender que todo puede ser como una jugada de ajedrez. Que si mueves una pieza de tal manera provocas una reacción. La habilidad tuya es precisamente que el enemigo haga en el combate precisamente lo que tú quieres que haga. Puedes tener varios cursos de acción y en la medida en que eres capaz de preverlos, y en las movidas que puedan ser anticipadas, vas adquiriendo ventaja. En ese momento el que tiene la iniciativa eres tú porque eres quien ha atacado.

En el diseño de la confección global estamos implicados todos. Joaquín el máximo jefe, y Jonás, que cuando hicimos las concentraciones ordenó las misiones. Jonás dijo que necesitábamos recuperar más de cien fusiles, y nadie le creyó porque veníamos de recuperar cinco o diez fusiles cuando mucho, y de hacer cinco o diez prisioneros a lo sumo.

José Adolfo Castillo, Viceministro de defensa, fue el prisionero de más alto rango capturado durante toda la guerra. Fue hecho prisionero en Perquín, Morazán por el ERP.

La habilidad fundamental nuestra consistía en lograr que en el teatro de operaciones nuestras acciones ofensivas provocaran un tipo de respuesta, ya prevista, que es lo que sucedió.

Ya en el momento del combate la velocidad también implica que puedas dar respuestas rápidas y a veces no se tiene tiempo de consultar con el mando estratégico. Lo que sí es importante decir es que el mando que está atrás de ti, y que puede ver el escenario con mayor amplitud, se comunica y te dice: toma en consideración tal cosa, que tú, debido al calor del combate, no has tenido la capacidad de apreciar. Ese es el papel de los mandos estratégicos.

La primera jugada

Todo comenzó con el ataque a Perquín: dejamos una salida para que las tropas enemigas se movieran por ahí, y efectivamente ahí emboscamos a la unidad. Eso provocó movimientos de refuerzo, que estaban estipulados, y estos a otros más. Luego viene el factor sorpresa, como el caso del helicóptero del viceministro de defensa, que no era algo esperado, lo que sí pudimos prever fue el movimiento y respuesta general de la tropa enemiga.

El prisionero de guerra de más alto rango en toda la guerra fue capturado ahí, en Perquín: el Coronel Adolfo Castillo, vice ministro de Defensa de la Fuerza Armada de El Salvador. Fui yo quien le informé en el momento de su captura que él era un prisionero de guerra de las fuerzas guerrilleras. Debido al derribo de su helicóptero, falleció el piloto y el Coronel Beltrán Luna, jefe del Destacamento Militar de Morazán.

En esos momentos aprendes a conducirte en el terreno, a manejar tus unidades, a administrar el uso de tus armas; o sea es terreno-armas-hombres.

Por eso es como un juego de ajedrez, si tú haces un movimiento que el otro no es capaz de prever lo sorprendes.

Cuando el ejército comienza a desplazarse no tienen idea de la sorpresiva maniobra estratégica que estaba siendo articulada en su contra: que el ERP había concentrado sus fuerzas y había pasado de unidades pequeñas a unidades grandes, con estructura y mando, o sea otro ejército, y que con esa maniobra fue capaz de provocar su derrota. Todo este movimiento de concentración lo habíamos comenzado en el mes de abril de 1982, bajo la orden de Joaquín Villalobos.

El mando del ejército enemigo cometió el error de subestimarnos. El ejército decide entrar y descuida su retaguardia: ingresa al corazón de la batalla sin cubrirse las espaldas.

Es la primera iniciativa de una gran concentración guerrillera en toda la guerra civil: más de mil doscientos combatientes. Ochocientos involucrados directamente en el combate, y cuatrocientos de reserva y seguridad de retaguardia.

La unidad enemiga que iba de refuerzo cometió un gravísimo error: llegó al combate y paró el avance, creyendo que se trataba de una contención. Durante toda la noche nosotros pasamos a cercarlos, a tomarnos las elevaciones y a colocar fuerza en su retaguardia, o sea que se trató de una maniobra de envolvimiento.

Al día siguiente que comenzó el combate en el lugar conocido como el Moscarrón, el enemigo chocó con la maniobra envolvente. Ese fue el inicio de su aniquilación. Durante dos días combatimos con lo mejor de nuestras armas, el ejército utilizó aviones A-37 para bombardear nuestras posiciones.

Un ejército como el salvadoreño, educado en la táctica regular se ve afectado por una maniobra de envolvimiento de una guerrilla. Cualquier militar al apreciar esas maniobras te dirá que es complejísima y que da pavor. Ellos partían, por la experiencias anteriores, de que los guerrilleros son muy desorganizados, que salimos en desbandada, unos por aquí otros por allá, y adelante nos volvemos a organizar. El ejército convencional en eso es más ordenado porque así está educado. Su percepción clásica de la guerrilla es precisamente su punto débil, el elemento aprovechado para poder cercarles concentradamente.

Ahí es donde la construcción es de todos los jefes operativos que te van ayudando. El mayor error del ejército fue el habernos subestimado; nosotros ganamos el factor sorpresa.

Maniobra y aniquilamiento

Cuando comienzan a pelear en las primeras horas hacia el frente y, además, sienten los disparos en su retaguardia, ahí comienza su debacle. Comienza a partirse la unidad y a moverse en distintas direcciones, y comienzan a caer en otras emboscadas que previamente habíamos colocado. Una muy bien calculada maniobra de envolvimiento.

Nosotros llevábamos muchos factores de sorpresa que nos dieron ventajas: la concentración y un plan. Si el ejército hubiera tenido esa información hubiera sido quizá distinto, pero pensaron que iban a combatir contra pequeñas unidades guerrilleras.

Por eso fue vital la batalla, por eso Joaquín Villalobos la ubica como un momento determinante de todo lo que fue el proceso histórico de la guerra civil: surge una fuerza regular en la guerrilla, y a partir de allí se comienza a aniquilar unidades pequeñas del ejército, porque la masa de combatientes guerrilleros era mayor.

La efectividad de la maniobra radica en tu capacidad de respuesta al momento del combate, porque tú no sabes cómo van a ser las cosas en sus detalles menores. Y en eso el ejército salvadoreño sí tiene una gran experiencia, en la maniobra de movimiento, tuvo en ese momento buenos jefes, ellos aprendieron también. Ellos iban avanzando de acuerdo a cómo se iba presentando la resistencia de la guerrilla. Si se mueve, cadencia de fuego, el tipo de armas que se tienen.

La batalla del Moscarrón dejó como resultado más de 150 soldados gubernamentales muertos, 40 prisioneros y 250 armas recuperadas. Además se cambió el curso de la guerra.

Elementos nuevos surgieron de ahí para aquellos que observaban los acontecimientos de la guerra de El Salvador, la beligerancia de la guerrilla creció y su reconocimiento internacional se consolidó.

La batalla del Moscarrón es también un momento clave en la conducta del ejército, de inmediato se planteó su respuesta: el uso masivo de los medios aéreos.

(Fin de la primera entrega)

Dos batallas guerrilleras estratégicas (2)

Dos batallas guerrilleras estratégicas narradas por el comandante Claudio Armijo del ERP

En la primera entrega de este relato, publicado en la edición 13 de Centroamérica 21, Claudio Armijo, narró las acciones militares ejecutadas por el ERP en junio de 1982 en el norte de Morazán. Una maniobra de guerra en movimiento, en un territorio de apenas 8 kilómetros cuadrados; que tuvo su momento culminante en el cerro El Moscarrón, nombre con el que sería conocida la batalla a través del tiempo.

La importancia estratégica de esta batalla, es la redefinición de la conducta del ejército y un cambio en el curso de la guerra.

En esta entrega Armijo relata las acciones previas y el inicio de la ofensiva guerrillera Al Tope de 1989, en la que él fue el comandante principal de las fuerzas militares del ERP.

Lunes 16 de julio de 2007
Entrevista y edición Geovani Galeas y Berne Ayaláh (Segunda entrega)
redaccion@centroamerica21.com

Claudio Armijo, comandante de las fuerzas militares del ERP durante la ofensiva de 1989.

Concentración, dispersión, reagrupamiento

Lo interesante de la ofensiva de 1989 es que nosotros, después de iniciado el proceso de concentración de fuerzas que duró varios años, volvimos a modificar nuestra estrategia militar y logramos con ello colocar al ejército gubernamental en una situación crítica.

El enemigo se readecua y volvemos a quedar emparejados, luego nosotros readecuamos y hacemos otro cambio. Esa fue la dinámica pues se trata de un proceso dialéctico.

Cuando nosotros iniciamos el proceso de concentración logramos limpiar el corredor del norte, y al ver el territorio se aprecia que cae Perquín y nos vamos introduciendo al norte de San Miguel, Ciudad Barrios y otras ciudades; en todo ese proceso vamos llegando a las principales carreteras. El ejército entendió la dinámica y comienza el uso masivo de los medios aéreos y la táctica de tropas helitransportadas.

Ello llevó a que las concentraciones se convirtieran en un blanco fácil de la aviación.

Entonces se viene el otro cambio de carácter estratégico: de la concentración pasamos a la dispersión. Esa es la repuesta: nos dispersamos en el terreno en pequeñas unidades con el propósito de alcanzar nuevos territorios.

Es cuando yo salgo para Santa Ana con un contingente de tropa. El reto es mantener la capacidad de concentración y desconcentración. La fuerza que era capaz de concentrarse, desconcentrarse y luego reagruparse era la que podía adaptarse mejor a las circunstancias.

Lo interesante de la ofensiva de 1989 es que precisamente estábamos en ese proceso de dispersión, y para hacer la ofensiva debíamos volver a una gran concentración de la tropa de la guerrilla.

Ese es un elemento que para nosotros representaba, desde el punto de vista militar, un reto muy grande porque la ofensiva no fue un secreto. Ya era de conocimiento del ejército, pues ellos tenían sus propias fuentes de inteligencia que les dieron abundante información. El proceso de movilización de la fuerza guerrillera fue de conocimiento del mando del ejército gubernamental.

Pero precisamente para llevar a cabo el plan de la ofensiva de 1989 se debió realizar una serie de acciones respecto de las cuales el ejército no tenía experiencia.

Para atacar pasamos a concentrar nuestras fuerzas que antes estaban dispersas; el ejército nos responde con una defensa en toda la periferia norte de San Salvador.

Dos días antes de que comiencen las operaciones militares yo estoy en San Salvador, clandestinamente por supuesto, en espera de definir la situación de una posible participación de miembros de la Fuerza Armada en la ofensiva guerrillera, es decir, para determinar si ellos nos iban a acompañar.

Las piezas del ajedrez se mueven despacio y aparecen las primeras sorpresas.

El día viernes 10 de noviembre de 1989, como a las dos de la tarde, ahí en uno de esos restaurantitos que están detrás del Hotel Camino Real, la comandante Mariana y yo nos reunimos con un contacto de la oficialidad del ejército, con quienes teníamos un buen trabajo conspirativo. El objeto de esa reunión era determinar si ellos al fin de cuentas nos iban a acompañar en la ofensiva.

La respuesta de los militares fue negativa. Únicamente nos dicen que nos desean suerte pero que no les es posible accionar una conspiración militar, que la situación para ellos en ese momento era demasiado compleja. Nos despedimos y allí terminó todo.

Era un intento por repetir la experiencia del capitán Mena Sandoval en el año 1981, cuando él, siendo oficial de la Segunda Brigada de Infantería, se pasa al bando guerrillero. La idea era que nos acompañaran en las acciones militares y que nos permitieran tomarnos algún cuartel. Esa es una línea conspirativa que el ERP aprendió en la relación con la guerrilla venezolana de Douglas Bravo.

La pregunta que a cualquiera le puede surgir es cómo un dirigente de mi jerarquía, y tan conocido, podía lograr una presencia en un lugar tan concurrido y en medio de una tensión y alerta tan crítica. Y la respuesta es que uno de los fallos mayores del ejército salvadoreño, en aquellos momentos, es que tenían muy divididos sus servicios de inteligencia. Y eso nosotros lo sabíamos y lo explotábamos.

Claudio Armijo.

De ahí en adelante, como se sabe, participamos todas las organizaciones del FMLN. Hay una serie de lineamientos que hace Joaquín Villalobos que son muy importantes. Inclusive lo de “Al Tope” fue para que todas las unidades y todas las organizaciones se involucraran a fondo. Debía de ser así y no a medias. No era una prueba para ver qué lográbamos, no, era de echar toda la carne al asador como se dice. Llegamos con la decisión de que íbamos a ganar.

Planteas al tope y no hay retirada: vas a implementar todos tus recursos, porque estás buscando esos resultados. El ejército si conoció de nuestros movimientos. Tenían distintas fuentes y hasta infiltrados en nuestras filas.

Inteligencia y contrainteligencia

Precisamente a nosotros como ERP nos dieron un buen golpe en ese sentido. Hay algo que no se ha dicho. La ofensiva iba a comenzar con la toma del Hotel Sheraton. El plan ya estaba elaborado, en términos de cómo entrar, hombres, capacidad de fuego y otras variables tácticas. Ese iba a ser el inicio de toda la maniobra: una unidad del ERP iba a avanzar desde el volcán hacia San Ramón para luego ingresar al hotel.

Pero de pronto, cuando ya todo estaba listo, el ejército nos capturó al jefe de esa operación y desarticuló toda la unidad bajo su mando: para nosotros fue evidente que teníamos una infiltración a ese nivel.

Detectamos el problema y lo resolvimos, pero la desarticulación de nuestra unidad nos permitió enviar un mensaje de contrainteligencia al ejército, y a la vez tomar ventaja en la detección de su movimiento.

Dijimos que ya se venía la ofensiva y dimos algunos datos falsos; efectivamente el ejército habló del desbaratamiento de una operación en contra del Estado Mayor. Pero esos fueron elementos introducidos por nosotros para distraer al enemigo.

Eso nos permitió ubicar dónde teníamos la infiltración y además confundir al Ejército. Ellos hasta convocaron a los medios de comunicación para informar que supuestamente habían desarticulado la ofensiva.

Esa operación la pagamos con varios jefes muertos y la desarticulación de nuestra unidad. Por eso sólo pudimos hacer en un primer momento el ataque a la Zacamil y a la Primera Brigada de Infantería.
El ejército siguió esperando un ataque de afuera, pero no operaciones de comandos urbanos y fuerzas milicianas desde el interior, eso no se lo esperaban. Fue un elemento de sorpresa.

Comienzan las acciones

El domingo 12 de noviembre nos tomamos la colonia Zacamil con puras fuerzas urbanas, comandos y milicias. Esa fuerza salió de dos casas que estaban adentro de San Salvador, es decir, de la retaguardia.

Nuestra fuerza militar regular estaba en el volcán, no entró ese día. La acción más importante del ERP se da en la colonia Zacamil. El resto de las organizaciones estaban en todo el cordón norte y parte del sur: la RN en Soyapango y San Jacinto; el PRTC en Soyapango; el PC en Ciudad Delgado, San Marcos y Soyapango; las FPL en Mexicanos, Ayutuxtepeque, Cuscatancingo y otras unidades movilizadas al sur de Antiguo Cuscatlán.

En la lógica de nuestra operación se esperaba la participación de la población. Cuando ingresamos a la capital llevábamos contemplando ciertas variantes, una de ellas era el acompañamiento de las masas, le apostamos a esa idea, pero no se dio. Sin embargo no era ese el único objetivo.

Los que se encargaron de divulgar la idea del fracaso fue el ejército y los mismos Estados Unidos, indicando de que no habíamos logrado la insurrección de las masas y que por ello habíamos fracasado, un argumento defensivo para quitarle mérito a la incursión de la guerrilla a la capital.

Pero es evidente que sólo el hecho de que las fuerzas guerrilleras ingresaran a la capital, y se mantuvieran ahí combatiendo varios días tiene un valor militar sin precedentes en América latina. Eso sólo lo podés ver en Vietnam.

La experiencia vivida en la ofensiva de 1981, y el resto de experiencias de la guerra, nos fue demostrando que el mayor objetivo no iba a ser posible, es decir la toma del poder.

La retirada, una nueva maniobra

La penetración de las unidades guerrilleras a la capital significó una gran sorpresa porque hasta ese momento sólo habíamos hecho incursiones de pocas horas a la capital. Las mismas noticias suponían que en pocas horas íbamos a salir, el problema para ellos fue que pasaban los días y no nos íbamos.

La estrategia consistía en asumir con fuerza posiciones fijas, y el que intentara sacarnos iba a tener el mayor número de bajas. Por eso es que el planteamiento de la guerrilla fue tomarse toda la zona norte de la capital, ingresar y posicionarnos.

La importancia radicaba también en el tipo de población que habitaba esos lugares: obreros, empleados, donde teníamos más apoyo; es decir una parte de la ciudad vinculada a la zona natural de expansión de la guerrilla.

Los combates fueron en realidad bastante intensos. Logramos mantenernos hasta donde nos fue posible. Nos comenzamos a retirar debido al cansancio, al cúmulo de bajas, y además la evolución de la situación militar nos iba colocando en una gran desventaja.

El enemigo nos cercó. De haber persistido ahí nos hubieran podido haber aislado y aniquilado.

Yo tenía mi puesto de mando en la segunda planta de un edificio cercano al hospital Zacamil, en la Gran Manzana. Todo lo demás estaba tomado por francotiradores. Pero sentimos que el cerco se nos comenzó a estrechar. En esos momentos tuvimos una situación muy crítica a nivel de comunicaciones y perdimos la perspectiva del resto de unidades militares del FMLN.

Entonces se tomó la decisión de retirarnos. Pero precisamente ahí viene la audacia. Si la ofensiva hubiera parado ahí, con esa retirada, todo en realidad hubiera sido un fracaso, un retroceso. Pero la idea era tomar tomar una mejor posición.

Nuestro movimiento se encaminó entonces a la realización de una de las maniobras de incursión que le dio a la ofensiva de 1989 un nuevo momento estratégico: la toma del Hotel Sheraton, que como dije, para nosotros significaba retomar una operación que ya estaba diseñada.

Dos batallas guerrilleras estratégicas (1)

Dos batallas guerrilleras estratégicas narradas por el comandante Claudio Armijo del ERP

Claudio Armijo se incorporó al Ejército Revolucionario del Pueblo a mediados de los años setenta, cuando aun estudiaba el bachillerato. En ese momento la guerrilla salvadoreña se limitaba a unos cuantos comandos que operaban en las ciudades, aunque ya comenzaba a proyectar esfuerzos organizativos hacia el campo.

Rebautizado como “Chico” en la clandestinidad, Claudio fue de los últimos guerrilleros puramente urbanos y de los primeros jefes militares de unidades insurgentes mayores en las montañas.

Como miembro de la Dirección Nacional del ERP, cumplió misiones en casi todos los frentes de guerra, condujo en el terreno un sinfín de batallas, y experimentó la cárcel y la tortura sin que ello quebrara su voluntad combativa. Sin embargo, a Claudio no le gusta la palabra “heroísmo”, y en su lugar prefiere usar el concepto de responsabilidad frente a los hombres bajo su mando.

Cuando acabó la guerra, el comandante “Chico” entregó su fusil, y Claudio Armijo volvió a sus estudios, al trabajo profesional, y formó un hogar.

A sus cincuenta años, Claudio prefiere ahora vivir plenamente el presente y pensar en el futuro. No es muy dado a hablar de los tiempos pasados. Pero, a fuerza de insistencia, Centroamérica 21 logró que relatara para nuestros lectores algunas de sus batallas.

Entre ellas hay dos que recuerda especialmente, no solo por la intensidad, el volumen de fuego y el gran despliegue de personal concentrado en ellas, sino sobre todo por sus implicaciones estratégicas: una (la del Moscarrón, en 1982) cambió el curso de la guerra; la otra (la ofensiva Al Tope, de 1989) evidenció que, para el país, ya no había más salida que el diálogo y la negociación.

Lunes 9 de julio de 2007
Entrevista y edición Geovani Galeas y Berne Ayaláh (Primera entrega)
redaccion@centroamerica21.com

Claudio Armijo, comandante Chico.

El estilo y la cualidad de una guerrilla

Lo primero que debo decir es que el Ejército Revolucionario del Pueblo nació en el fogueo de la actividad guerrillera urbana. Después, su doctrina militar se nutrió de varias vertientes distintas a las que conformaron a las demás fuerzas de la guerrilla salvadoreña.

Nosotros no mandamos gente a Cuba en un primer momento. Nuestro motor inicial fueron los primeros comandos urbanos de la guerrilla. Fue en esa actividad que aprendimos el manejo de algunos principios del combate.

Luego, lo más importante para el ERP fue la influencia del propio ejército salvadoreño, a partir de una línea que asumió la dirección de que nuestros militantes campesinos se dejaran reclutar por el ejército. Muchos de los mandos nuestros que llegaron a conformar jefaturas de columnas, de lo que se conoció como la Brigada Rafael Arce Zablah (BRAZ), habían sido cabos en el ejército, ahí obtuvieron experiencia y conocimiento de las armas.

Ese fue el caso de “Licho”, “el Che”, “Javier” y “Hernán”, entre otros jefes operativos muy experimentados de la guerrilla.

Hay otro grupo que peleó en Nicaragua, en la insurrección dirigida por el Frente Sandinista. Con ello se nos permitió obtener una experiencia en la estrategia insurreccional y en la actividad militar general. Otro grupo, que también fue vital en aquellos primeros tiempos cuando no conocíamos muchas cosas, se preparó en Palestina con Al Fatah. Esas son las fuentes del ERP.

Todo eso nos sirvió para construir nuestra doctrina militar. Por eso no éramos tan cuadrados como los oficiales que se formaron en la Unión Soviética o en Cuba, como los del PC o las FPL.

Cada vertiente le da su aporte a nuestra doctrina militar, pues los primeros jefes se forman operando en las ciudades, aplicando criterios de planificación y del uso de la fuerza. Luego, cuando pasamos a la construcción de las unidades guerrilleras de mayor envergadura, esos jefes fueron decisivos, pues ya sabían usar las armas, hacer una columna, montar una marcha.

Es la suma de todo eso lo que permite construir una doctrina militar. Pero también hay que destacar el papel que en todo ello jugó la brillantez de un dirigente como Joaquín Villalobos. Esa guerrilla, con las características indicadas, es la que ejecuta la primera gran operación militar de carácter estratégico de nuestra guerra civil.

El Moscarrón

Era el mes de junio de 1982 cuando las fuerzas guerrilleras, acantonadas en el norte del departamento de Morazán, ejecutaron una maniobra de guerra en movimiento en un territorio de apenas 8 kilómetros cuadrados.

Unos tres mil hombres de la guerrilla y el ejército gubernamental nos enfrentamos en esa batalla que duró varios días, y que provocó un cambio estratégico en la guerra, se dio el viraje a las grandes concentraciones de fuerza. Al mando estuvimos Joaquín Villalobos, Jonás y yo

Las orientaciones de concentrarnos, dadas y ejecutadas en total secreto, es lo que permite que el factor sorpresa aparezca en toda la batalla del Moscarrón. Nos permitió usar el terreno de la mejor manera y algo que el ejército no esperaba: la capacidad de maniobra nuestra. Eso es lo que configuró el esplendor de esa batalla.

Es la primera vez que se aplica a gran escala la maniobra con emboscada en movimiento. La emboscada como tal lo que implica es un punto específico donde puedes utilizar el terreno para ganar sorpresa táctica, colocar tu fuerza y el que aparece ahí lo neutralizas.

Pero es muy distinto operar en un terreno más amplio, que implique el movimiento de otras fuerzas. Por eso es que el Moscarrón representa un gran viraje en la guerra. Logramos usar la masa de fuerza.

El 15 de junio de 1982 atacamos la ciudad de Perquín, y eso provocó un movimiento del ejército: el desembarco de tropa en el poblado de San Fernando. Tomamos la primera ciudad, cercamos la segunda y contuvimos el refuerzo. Luego atacamos ese movimiento, los cercamos, y con ello se provocó otro movimiento y lo aniquilamos. Ese fue el manejo extraordinario de la tropa en movimiento.

Nuestra fuerza de contención frontal detuvo el avance de las unidades enemigas que avanzaban entre Torola y San Fernando. Yo tenía el mando operativo y por ello me mantenía en movimiento constante. Me trasladaba con la fuerza. Tú vas decidiendo hacia dónde moverte de acuerdo a tus requerimientos.

Joaquín Villalobos diseña el planteamiento estratégico. Ese es su papel. No sabes cómo va a ser el desarrollo de los acontecimientos debido al movimiento. Lo que tienes que tener es capacidad para saber cómo utilizar el terreno, y eso lo aprendimos en combate. Lo aprendimos después de errores, cuando decides subir a equis cerro porque de lo contrario te sorprende el fuego enemigo, vas calculando tu capacidad de respuesta.

Las coordinaciones con el mando estratégico eran muy escasas a la hora del combate, debido a las limitaciones tecnológicas de aquellos tiempos. Lo que sí hay son grandes trazos que, en un momento determinado te pueden ayudar. A todos nos tocó que improvisar la maniobra en el terreno.

A la hora del combate llegas a comprender que todo puede ser como una jugada de ajedrez. Que si mueves una pieza de tal manera provocas una reacción. La habilidad tuya es precisamente que el enemigo haga en el combate precisamente lo que tú quieres que haga. Puedes tener varios cursos de acción y en la medida en que eres capaz de preverlos, y en las movidas que puedan ser anticipadas, vas adquiriendo ventaja. En ese momento el que tiene la iniciativa eres tú porque eres quien ha atacado.

En el diseño de la confección global estamos implicados todos. Joaquín el máximo jefe, y Jonás, que cuando hicimos las concentraciones ordenó las misiones. Jonás dijo que necesitábamos recuperar más de cien fusiles, y nadie le creyó porque veníamos de recuperar cinco o diez fusiles cuando mucho, y de hacer cinco o diez prisioneros a lo sumo.

José Adolfo Castillo, Viceministro de defensa, fue el prisionero de más alto rango capturado durante toda la guerra. Fue hecho prisionero en Perquín, Morazán por el ERP.

La habilidad fundamental nuestra consistía en lograr que en el teatro de operaciones nuestras acciones ofensivas provocaran un tipo de respuesta, ya prevista, que es lo que sucedió.

Ya en el momento del combate la velocidad también implica que puedas dar respuestas rápidas y a veces no se tiene tiempo de consultar con el mando estratégico. Lo que sí es importante decir es que el mando que está atrás de ti, y que puede ver el escenario con mayor amplitud, se comunica y te dice: toma en consideración tal cosa, que tú, debido al calor del combate, no has tenido la capacidad de apreciar. Ese es el papel de los mandos estratégicos.

La primera jugada

Todo comenzó con el ataque a Perquín: dejamos una salida para que las tropas enemigas se movieran por ahí, y efectivamente ahí emboscamos a la unidad. Eso provocó movimientos de refuerzo, que estaban estipulados, y estos a otros más. Luego viene el factor sorpresa, como el caso del helicóptero del viceministro de defensa, que no era algo esperado, lo que sí pudimos prever fue el movimiento y respuesta general de la tropa enemiga.

El prisionero de guerra de más alto rango en toda la guerra fue capturado ahí, en Perquín: el Coronel Adolfo Castillo, vice ministro de Defensa de la Fuerza Armada de El Salvador. Fui yo quien le informé en el momento de su captura que él era un prisionero de guerra de las fuerzas guerrilleras. Debido al derribo de su helicóptero, falleció el piloto y el Coronel Beltrán Luna, jefe del Destacamento Militar de Morazán.

En esos momentos aprendes a conducirte en el terreno, a manejar tus unidades, a administrar el uso de tus armas; o sea es terreno-armas-hombres.

Por eso es como un juego de ajedrez, si tú haces un movimiento que el otro no es capaz de prever lo sorprendes.

Cuando el ejército comienza a desplazarse no tienen idea de la sorpresiva maniobra estratégica que estaba siendo articulada en su contra: que el ERP había concentrado sus fuerzas y había pasado de unidades pequeñas a unidades grandes, con estructura y mando, o sea otro ejército, y que con esa maniobra fue capaz de provocar su derrota. Todo este movimiento de concentración lo habíamos comenzado en el mes de abril de 1982, bajo la orden de Joaquín Villalobos.

El mando del ejército enemigo cometió el error de subestimarnos. El ejército decide entrar y descuida su retaguardia: ingresa al corazón de la batalla sin cubrirse las espaldas.

Es la primera iniciativa de una gran concentración guerrillera en toda la guerra civil: más de mil doscientos combatientes. Ochocientos involucrados directamente en el combate, y cuatrocientos de reserva y seguridad de retaguardia.

La unidad enemiga que iba de refuerzo cometió un gravísimo error: llegó al combate y paró el avance, creyendo que se trataba de una contención. Durante toda la noche nosotros pasamos a cercarlos, a tomarnos las elevaciones y a colocar fuerza en su retaguardia, o sea que se trató de una maniobra de envolvimiento.

Al día siguiente que comenzó el combate en el lugar conocido como el Moscarrón, el enemigo chocó con la maniobra envolvente. Ese fue el inicio de su aniquilación. Durante dos días combatimos con lo mejor de nuestras armas, el ejército utilizó aviones A-37 para bombardear nuestras posiciones.

Un ejército como el salvadoreño, educado en la táctica regular se ve afectado por una maniobra de envolvimiento de una guerrilla. Cualquier militar al apreciar esas maniobras te dirá que es complejísima y que da pavor. Ellos partían, por la experiencias anteriores, de que los guerrilleros son muy desorganizados, que salimos en desbandada, unos por aquí otros por allá, y adelante nos volvemos a organizar. El ejército convencional en eso es más ordenado porque así está educado. Su percepción clásica de la guerrilla es precisamente su punto débil, el elemento aprovechado para poder cercarles concentradamente.

Ahí es donde la construcción es de todos los jefes operativos que te van ayudando. El mayor error del ejército fue el habernos subestimado; nosotros ganamos el factor sorpresa.

Maniobra y aniquilamiento

Cuando comienzan a pelear en las primeras horas hacia el frente y, además, sienten los disparos en su retaguardia, ahí comienza su debacle. Comienza a partirse la unidad y a moverse en distintas direcciones, y comienzan a caer en otras emboscadas que previamente habíamos colocado. Una muy bien calculada maniobra de envolvimiento.

Nosotros llevábamos muchos factores de sorpresa que nos dieron ventajas: la concentración y un plan. Si el ejército hubiera tenido esa información hubiera sido quizá distinto, pero pensaron que iban a combatir contra pequeñas unidades guerrilleras.

Por eso fue vital la batalla, por eso Joaquín Villalobos la ubica como un momento determinante de todo lo que fue el proceso histórico de la guerra civil: surge una fuerza regular en la guerrilla, y a partir de allí se comienza a aniquilar unidades pequeñas del ejército, porque la masa de combatientes guerrilleros era mayor.

La efectividad de la maniobra radica en tu capacidad de respuesta al momento del combate, porque tú no sabes cómo van a ser las cosas en sus detalles menores. Y en eso el ejército salvadoreño sí tiene una gran experiencia, en la maniobra de movimiento, tuvo en ese momento buenos jefes, ellos aprendieron también. Ellos iban avanzando de acuerdo a cómo se iba presentando la resistencia de la guerrilla. Si se mueve, cadencia de fuego, el tipo de armas que se tienen.

La batalla del Moscarrón dejó como resultado más de 150 soldados gubernamentales muertos, 40 prisioneros y 250 armas recuperadas. Además se cambió el curso de la guerra.

Elementos nuevos surgieron de ahí para aquellos que observaban los acontecimientos de la guerra de El Salvador, la beligerancia de la guerrilla creció y su reconocimiento internacional se consolidó.

La batalla del Moscarrón es también un momento clave en la conducta del ejército, de inmediato se planteó su respuesta: el uso masivo de los medios aéreos.

(Fin de la primera entrega)

Los inicios de la guerrilla

Los inicios de la guerrilla
Notas dispersas de Eduardo Sancho, fundador y miembro de la Comandancia General del FMLN durante la guerra.

Comandante Fermán Cienfuegos

Este relato está construido con pasajes entresacados de memorias de Eduardo Sancho en diferentes notas editoriales de diferentes periódicos y de dos libros: Crónicas entre los espejos y La línea imaginaria.
En esta primera entrega relatamos la formación de los primeros núcleos de jóvenes que apostaron por la lucha armada.

Lunes 17 de diciembre de 2007
Eduardo Sancho
Primera entrega
redaccion@centroamerica21.com

1
24 de diciembre de 1969. En la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional se reúnen diez jóvenes con el objeto de iniciar la lucha armada revolucionaria en el país; la mayoría de ellos provenían del movimiento social cristiano: Alejandro Rivas Mira, Lil Milagro Ramírez, Angélica Meardi, Carlos Menjívar, Salvador Montoya, Ricardo Sol, Alfonso Hernández, Carlos Rico, Julia Rodríguez y Eduardo Sancho, cuyo pseudónimo es Fermán Cienfuegos. Contaban con el apoyo del ex rector Universitario Fabio Castillo Figueroa.

Schafik Handal, jefe del Partido Comunista se opone a la idea. Los comunistas se burlan y afirman que no existen las condiciones objetivas ni subjetivas para una guerrilla, que no hay montañas en el país, que los campesinos no podían ser la fuerza principal de una revolución, que la Unión Soviética no quería una guerra en Centro América, que los impulsores de la lucha armada son provocadores al servicio de la CIA.

El grupo organiza sus redes clandestinas y comienza a armarse. Fermán Cienfuegos compra una pistola calibre 22 en la Casa de Empeño Las tres Bolas de Oro. Los jefes son Alejandro Rivas Mira y Lil Milagro Ramírez.

Surge el grupo inicial de las Fuerzas Populares de Liberación, FPL, bajo la jefatura de Cayetano Carpio.

2
Fermán, detectado y perseguido por la Guardia Nacional, ingresa a la clandestinidad en julio de 1971. Al mes siguiente, junto a Ricardo Sol, se incorpora a la jefatura del grupo. Por esos días, Julia Rodríguez, Alfonso Hernández y Fermán intentan robar un arma, en el centro de San Salvador, pero son rechazados a balazos. La operación fracasa. No tienen ninguna experiencia combativa.

Ese mismo día, por la noche, mientras espera recontactarse con sus compañeros, Fermán es sorpresivamente atacado por dos ladrones, en las inmediaciones del puente de San Miguelito, y recibe una puñalada en el pecho., muy cerca del corazón. No dispara su arma por no llamar la atención de la policía. Logra sobrevivir tras una intervención de emergencia practicada por un médico amigo.

3
Diciembre de 1971. El primer instructor militar de la guerrilla era un oficial retirado de la Fuerza Armada de El Salvador, FAES. El compañero Luis Felipe, Fermán y el instructor militar salen en un jeep rumbo a las lavas del Volcán de San Salvador en Quezaltepeque. Ahí la Fuerza Aérea ocupa el campo de tiro para pruebas de la aviación, y ahí aprovecha la guerrilla para hacer prácticas con diversas armas. Al probar el laza granadas del fusil G-3 estalla en varias esquirlas el tubo de metal, a Fermán lo salva la tolva de la pistola calibre 45 que lleva en la bolsa del pantalón. Eso impide que una esquirla le fracture la pelvis. Pero el estallido lo deja sordos por varios meses, con daños no visibles en los tímpanos. El oficial retirado sigue asesorando a la guerrilla, corrige la técnica hasta lograr la fabricación casera de morteros y granadas.

4
1972. El grupo inicial se transforma en el Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP. Se organizan las dos primeras unidades militares. La número uno: Leonel Lemus, Armando Arteaga, Armando Sibrián, Manuel Angulo, Carlos Rico y Francisco Jovel. La número 2: Carlos Menjivar, Gilberto Orellana, Alfonso Hernández y Julia Rodríguez.

Se organiza la red de colaboradores y de lectores de los dos órganos de prensa: El Combatiente y Por la Causa Proletaria. Se agregan las unidades político-militares de apoyo. Así nace el grupo primario de la estrategia del desarrollo de la guerrilla urbana.

5
11 de marzo de 1972. Primera operación militar del ERP. La Unidad 2 recupera el primer fusil G-3 de manos de la Guardia Nacional, en las puertas del Hospital Bloom.

En la clandestinidad, el grupo fundador es una especie de cofradía con su reglamento disciplinario. Para sobrevivir no hay otro camino que este reglamente rígido por el extremo sacrificio exigido. Eso genera la mística profunda. Entre 1971 y 1974, el grupo de fundadores usan el cianuro: si caes herido o preso debes ingerir el veneno, es una orden militar irrecusable.

6
1974. Se funda el primer agrupamiento político que une a todas las fuerzas organizadas: Frente de Acción Popular Unificado, FAPU. Se conforma el movimiento Resistencia Nacional, RN, como eslabón semi clandestino del movimiento social entre el la estructura militar y el partido del ERP.

En Santa Tecla, la Guardia Nacional detecta una casa en que se reúnen Cayetano Carpio, Ernesto Jovel y Fermán. La guardia suponía que el mando de las FPL pernoctaba en dicho lugar. Los que se salvaron salieron de la reunión a las diez de la noche. La casa fue asaltada a las dos de la madrugada. Ahí murieron en resistencia dos miembros del comando central de las FPL: Clara Ramírez y Andrés Torres.

7
Abril-mayo de 1975. Acontecimientos que llevan a la muerte de Roque Dalton y a la separación del ERP y la RN.

Crónica de una guerrilla (V)

Crónica de una guerrilla

Por la tarde llegaron los máximos comandantes. Joaquín Villalobos, lejos de tratar de persuadir a los asistentes de sus ideas, los confrontó, los regañó. Quería imponer ideas políticas como quien gira orden militar. Estaba convencido de que había que virar a la democracia, pero quería imponer, verticalmente, a “la masa”, la conversión. Pero la guerra había acabado. Ya nadie le hacía caso a nadie. Se habían roto los hilos ideológicos y económicos que aseguraban la obediencia.

Lunes 11 de junio de 2007
Marvin Galeas
Quinta y última entrega
redaccion@centroamerica21.com

Comandancia General del FMLN, Joaquín Villalobos, Fermán Cienfuegos, Francisco Jovel, Shafik Hándal, Salvador Sánchez Cerén.

En El congreso del ERP en Jocoaitique, en 1992, fue un monumento al suicidio. La mañana en que arrancó el evento en la escuela pública del poblado estaban ausentes los máximos comandantes. Ellos llegarían pasado el mediodía. Carlos Argueta, el más joven de los miembros de la comisión política, fue asignado para coordinar la sesión inaugural.

Allí estaban los antiguos comandantes de frentes y unidades guerrilleras, los cuadros políticos, los dirigentes de las organizaciones de masas, los representantes de la organización en diversas capitales del mundo, los dirigentes de las comunidades eclesiales de bases, miembros de las estructuras de prensa y propaganda. Muchos combatientes andaban con sus armas, pues el proceso de desarme, supervisado por la delegación de Naciones Unidas, ONUSAL, aún no había terminado.

La primera sesión fue dedicada a elegir a los representantes que presidirían el congreso y a estructurar la agenda. Sin embargo, había en el aire un ambiente tenso que se reflejaba en las fuertes críticas a los máximos dirigentes. Pocos días antes, había circulado un folleto escrito por Joaquín Villalobos, titulado: “El socialismo democrático”, en el que abiertamente planteaba la conversión del ERP a la social democracia.

NOTAS RELACIONADAS

Crónica de una guerrilla (Primera Entrega)

Crónica de una guerrilla (Segunda Entrega)

Crónica de una guerrilla (Tercera Entrega)

Crónica de una guerrilla (Cuarta Entrega)

Pero el malestar no sólo era por aquel folleto. Había incertidumbre por el futuro. A los combatientes nadie les había explicado qué iba a pasar con su vidas una vez se desmovilizaran. La mayoría de los comandantes y cuadros de la guerrilla habían dedicado sus vidas a hacer la revolución y no había aprendido ninguna profesión u oficio con el cual mantenerse. No había toma del poder como en Cuba y Nicaragua. No habría entonces repartos de cargos públicos, ni de tierras. No habría expropiaciones de fábricas y empresas para transferirlas a los colectivos de trabajadores.

Se había repetido millones de veces que la cosa era de vencer o morir, revolución o muerte, de no olvidar jamás a los descalzos sin pan, de odios implacables en intransigentes contra los enemigos del pueblo, de nunca deponer las armas. Se había ajusticiado a más de alguno por dudar de los principios revolucionarios o por sospechoso. Y ahora, en un golpe de timón, había que convertirse en social demócrata, entregar lo fierros, sacar documentos en las alcaldías y salir a buscar trabajo con una hoja de vida, que aparte de un nombre de pila en desuso (por la tradición del seudónimo) no decía nada. Los programas de reinserción fueron como ponerle un parche a aquel estropicio de quimeras incendiadas e ilusiones destrozadas.

Combates en la colonia Escalón, durante la ofensiva de 1989

Por la tarde llegaron los máximos comandantes. Joaquín Villalobos, lejos de tratar de persuadir a los asistentes de sus ideas, los confrontó, los regañó. Quería imponer ideas políticas como quien gira orden militar. Estaba convencido de que había que virar a la democracia, pero quería imponer, verticalmente, a “la masa”, la conversión. Pero la guerra había acabado. Ya nadie le hacía caso a nadie. Se habían roto los hilos ideológicos y económicos que aseguraban la obediencia.

Hay que tomar en cuenta que la máxima dirección controlaba sin fiscalización alguna, desde las bases, el dinero y los recursos de donde salía la comida, los uniformes, los viajes, la gasolina, las medicinas para sanar y los tiros para matar. Eso ya se había acabado en Jocoaitique. La obediencia también.

Las intervenciones de los máximos comandantes, especialmente de Joaquín Villalobos, parecían tener el propósito de acabar con la organización. Después de aquel congreso, el pegamento ideológico y moral que sostenía el andamiaje se evaporó. Los ladrillos comenzaron a desmoronarse entre resentimientos, sospechas, mutuas acusaciones y una que otra amenaza de muerte.

En 1997, el instrumento social demócrata (el PD), que la dirección del ERP quiso convertir en la opción de poder desde la izquierda para pactar la transición con ARENA, desapareció porque obtuvo sólo 13 mil votos. Muy pero muy abajo del 3% requerido para sobrevivir. La bofetada en pleno rostro para aquellos antiguos héroes de los pobres fue terrible.

Así terminó aquella aventura guerrillera iniciada a principios de los años setenta por un puñado de jóvenes, estudiantes universitarios en su mayoría, que en el camino pasaron por todo. Conocieron de los rigores de la clandestinidad, lloraron por la muerte de sus compañeros caídos, algunos fueron salvajemente torturados, aprendieron a matar, pusieron a temblar a los poderes fácticos de El Salvador, preocuparon, y en serio, al Gobierno de Estados Unidos, soñaron con que el poder estaba a la vuelta de la esquina, fueron audaces, fueron temerarios y controvertidos, tuvieron momentos de torpeza, pero también de gran habilidad política. Fueron los últimos en llegar al FMLN y los primeros en retirarse. La primera guerrilla en formarse y la primera en disolverse.

Ya no guardo ningún tipo de relación con los antiguos dirigentes del ERP. No me interesa ni la social democracia, ni la democracia cristiana, ni las luchas por el poder. Estoy, como ciudadano, claramente definido con las ideas liberales. Mi propósito con esta crónica no es juzgar nada, sino contar en una apretada síntesis la historia de una organización que tuvo un alto papel protagónico en la historia reciente de nuestro país.

Origen y desarrollo del Ejercito Revolucionario del Pueblo, ERP.

ORIGEN Y DESARROLLO DEL EJERCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO –ERP-
EL ORIGEN.

El germen de inicio del Ejercito Revolucionario del Pueblo se encuentra en la inquietud de diferentes grupos de jóvenes, estudiantes y obreros que hacia fines de 1968 y los primeros meses de 1969 cuestionan la estrategia hacia la toma del poder hasta entonces desarrollada por la izquierda. Un fenómeno progresivo estimulado por la agudización de las condiciones objetivas de la sociedad salvadoreña, mas tarde profundizado por la ruptura del Mercado Común Centroamericano a raíz de la guerra por intereses oligárquicos entre El Salvador y Honduras.

En ese período surge la primera agrupación de esta vertiente formadora del ERP, bautizada por sus miembros como Acción Revolucionaria Salvadoreña, la ARS no logra consolidarse y después de realizar algunas acciones de sabotajes con explosivo a instalaciones gubernamentales es desmantelada por los cuerpos represivos, yendo a parar a la cárcel algunos de sus fundadores.

Para los años 69-70 Surge otro núcleo guerrillero integrado principalmente por estudiantes universitarios y desarrolla la primera acción de resonancia publica con el secuestro y posterior ajusticiamiento del oligarca Ernesto Regalado Dueñas, este núcleo es denominado por los medios de comunicación como “El Grupo”.

La represión desatada posteriormente les golpea, unos salen del país, otros son capturados y los demás se ven obligados a replegarse; se señala públicamente como parte de sus miembros a Lil Milagro Ramírez, Carlos Menjivar Martínez (Mario), Eduardo Sancho, Edgar Alejandro Rivas Mira (Sebastián) y otros.

En la Universidad de El Salvador se va formando en el año 70, otro núcleo denominado Comandos Organizadores del Pueblo –COP- del cual son parte Rafael Arce Zablah, Guadalupe Martínez, Joaquín Villalobos, Ana Sonia Medina, Janeth Hasbun Samour (Filomena), “Rodrigo” etc. y que incorpora jóvenes marxistas y otros de procedencia cristiana que en la coyuntura se han venido radicalizando.

Mientras, simultáneamente el debate político ideológico al seno de la Juventud Comunista Salvadoreña deriva en la separación de un grupo que reivindica la lucha armada y se convierte en otro núcleo impulsor de esta, entre ellos se encuentran Vladimir Rogel (Humberto), Jorge Meléndez (Jonás), Mercedes del Carmen Letona (Luisa), Lilian Mercedes Letona ( Clelia), Sonia Aguiñada (Galia), Alejandro Montenegro, Mario Vigil (Mateo), “Pancho”, etc.

EL ENCUENTRO.

Durante el año 1971 y parte del año 72, Alejandro Rivas Mira y otros compañeros desarrollan un proceso de contactos orientados a unificar los diferentes grupos dispersos y que da como resultado el agrupamiento de los diferentes núcleos desde un enfoque inicial casi federativo, en el que cada grupo mantiene su propia estructura bajo un solo mando coordinador donde están representados todos. Por un período forma parte de esta coordinación el agrupamiento formado por quienes mas tarde fundaran el PRTC y que se retiran de la organización en construcción por discrepancias políticas y de métodos de trabajo.

Es este agrupamiento en una sola organización el que se da a conocer públicamente el 2 de Marzo de 1972 con la operación de aniquilamiento de dos guardias nacionales y la recuperación de los dos primeros fúsiles G-3 que pasan a manos del pueblo, acción realizada frente al antiguo Hospital Bloom, hoy Hospital 1ª de mayo del ISSS, esta operación fue denominada “La guerra de los pobres ha comenzado, la paz para los ricos ha terminado” asumida bajo el nombre de Ejercito Revolucionario del Pueblo. Este mismo año se incrementan los contactos con los compañeros que por su parte construyen las Fuerzas Populares de Liberación –FPL- que da lugar a la publicación de un comunicado conjunto y a acuerdos de cooperación y coordinación en la construcción de un nuevo referente de organización de masas, que con el tiempo no logran concretarse debido a las dificultades que pronto atravesara el ERP.

A partir de aquella primera operación del 2 de marzo, el ERP continúa la acción ascendente de propaganda armada, recuperaciones económicas con asaltos a agencias bancarias y capturas de burgueses con fines de asegurar el financiamiento de la lucha; en ese accionar sacrificado dejan la vida valiosos compañeros como Carlos Menjivar Martínez (Mario, 1973), Francisco Antonio Guerrero (Juan en 1974) y otros más.

Para esa etapa del desarrollo del ERP, Rivas Mira (Sebastián Urquilla o el choco Sebastian) ha asumido la conducción y ya ha sido creado el Estado Mayor de la organización, convirtiéndose él en el primer responsable del organismo de conducción política y en jefe militar del Estado Mayor.

Esta fase de 1973-1974 es decisiva en el desarrollo de los acontecimientos posteriores en la organización. Se profundiza el debate interno sobre la estrategia y la táctica de lucha y se van dibujando dos posiciones, por una parte la de quienes sostienen un enfoque insurreccional que deriva hacia visiones en las que predomina el énfasis en lo militar y evoluciona hacia la negación del esfuerzo de masas por considerarse que el proceso caminaba rápidamente hacia a la maduración de la situación revolucionaria y en ese sentido la tarea fundamental era la construcción de la columna vertebral de conducción militar del levantamiento insurreccional.

Por otra parte, la de quienes sostienen en la perspectiva insurreccional la urgencia de desarrollar una mas profunda vinculación y desarrollo de la organización de masas.

Mientras, en el país el régimen profundizaba la represión que reafirmaba la justeza del impulso de la lucha armada y en el seno del pueblo el sentimiento de esta necesidad crecía.

La profundización del debate concepcional en el ERP deriva en crisis profunda en buena medida por los métodos de conducción y decisiones verticalistas impuestos al amparo de la necesaria compartimentación del trabajo, situación que facilitó la negación de procesos colectivos en la toma de decisiones y la imposición de la visión militarista en la conducción; y si esta situación en sí misma era grave, se volvía más compleja por el carácter federativo de la estructura, donde cada grupo se mantenía cohesionado como en su origen y era compartimentado respecto a los otros grupos.

Este enfrentamiento concepcional tenía por una parte al sector encabezado por Rivas Mira, Vladimir Rogel (El seco Humberto) y Villalobos (Rene Cruz o Chon) y en la otra a quienes levantaban el planteamiento de la Resistencia expresado por Roque Dalton, Lil Milagro Ramírez, Ernesto Jovel, Carlos Arias, Ferman Cienfuegos y que se traducía en la Resistencia Estudiantil Universitaria (REU), Resistencia Estudiantil de Secundaria (RES) y sectores obreros y campesinos articulados a este agrupamiento.

El debate desenlaza en Mayo de 1975 con las acusaciones de trabajar para la CIA contra Roque Dalton (Julio Dreifus Marín) que se había incorporado a finales de 1973 al ERP y la captura de Armando Arteaga “Pancho” un obrero que se convirtió en uno de los primeros y mejores jefes militares de la organización, acusado de insubordinación militar por oponerse a la decisión de capturar a Dalton. Luego de los intentos de mediación de las FPL en esta crisis, la Dirección del ERP encabezada por Rivas Mira y Joaquín Villalobos decide el asesinato de ambos, con lo que se configura el primero de los errores graves que comete esta Dirección que no solo implica la división de la organización al apartarse la Resistencia Nacional, sino que conduce a la hegemonía del sector militarista que define el abandono definitivo de la línea de organización de masas lo que configura el segundo error político grave pues supuso el desmantelamiento del Frente Luis Moreno (FRELM) que aglutinaba grupos importantes de jóvenes y estudiantes de secundaria, y de las Ligas Campesinas que se desarrollaban en varias zonas del país.

A mediados de 1975 se constituye el Primer Pleno de la Organización que analizó la crisis interna y fue el inicio de una serie de correcciones, de las que la principal fue la decisión de constituir el Partido de la Revolución Salvadoreña que busca instalar el funcionamiento en base al centralismo democrático y superar mecanismos individuales en la toma de decisiones. Aquí destaca el aporte de Rafael Arce Zablah que elabora los dos documentos centrales del Partido: “El Grano de Oro” que es un esfuerzo de interpretación de la estructura económica del país y su articulación al mercado capitalista mundial, y el otro denominado “Fascismo o Revolución” que es un abordaje de la situación político social del país. En el mes de Septiembre de ese año, Arce Zablah junto a “Tano” y “Tito” caen en combate cuando se retiraban después de la toma de Villa El Carmen, en la Unión y el ERP pierde no solo a uno de sus dirigentes más claros, sino a unos de los principales impulsores de la construcción del Partido.

Ante el aislamiento internacional y nacional derivado del asesinato de Roque Dalton, Rivas Mira pragmáticamente maniobra y se mueve a la búsqueda de espacios internacionales logrando establecer vínculos con el Partido Comunista de China y para finales del año se anuncia el alineamiento del PRS como partido de la corriente ML (Marxista Leninista) como se identificaban en esa época a las fuerzas de izquierda Pro Chinas.

Al retorno al país de Rivas Mira, este había sido desplazado junto a un pequeño sector de lo mas militarista en la organización formado por Vladimir Rogel (el seco Humberto), Valle, Mireya, Chepe, Victor y otros; la situación deriva en nueva crisis y en enero de 1976 Humberto es capturado y ajusticiado lo que lleva al desprendimiento de este sector de la organización. Rivas Mira debilitado en su poder interno por un funcionamiento mas colectivo se deteriora política y moralmente, se evidencia su verdadera condición ideológica, el individualismo pequeño burgués que le conduce aceleradamente a la perdida de perspectiva en la lucha y finalmente a la deserción de las filas revolucionarias a mediados de 1976.

En medio de los errores políticos cometidos, hubo también aciertos, el enfoque acentuadamente militarista de la estrategia propicio el desarrollo de la línea de construcción de “Comités Militares del Pueblo” desde mediados de 1975, que se complementa a finales de ese año con la línea de construcción de los “destacamentos Insurrecciónales”, lo que permitió un importante crecimiento con nuevos contingentes de jóvenes en la ciudad y el campo que se fueron forjando en el rigor de la clandestinidad y la acción de combate, en un destacamento de jefes y guerrilleros cuyo aporte fue indiscutible.

EL PROCESO DE CORRECCION

Para 1977 el PRS-ERP realiza una jornada interna decisiva que evalúa lo actuado en su desarrollo y que concluye en la autocrítica respecto al abandono de la lucha de masas y la decisión de retomar este esfuerzo; y se aproxima al reconocimiento del error en los sucesos que llevaron a la muerte de Roque y Pancho y a la separación de la Resistencia Nacional.

Una de las decisiones fundamentales fue impulsar el desarrollo de las Ligas Populares 28 de Febrero LP28 como un frente de masas que pasó a capitalizar toda la influencia social desarrollada desde la guerrilla en zonas de Morazán, Usulutan, San Vicente, La Unión, Santa Ana, y otras bases dispersas en cantones de Chalatenango y otros departamentos, así como el trabajo urbano en el área metropolitana.

Mas tarde en 1979, durante la ofensiva final del FSLN en Nicaragua el ERP envía un contingente de sus combatientes y jefes a apoyar esta lucha como expresión del sentido internacionalista cultivado, y ese mismo año a raíz del golpe de estado del 15 de octubre en nuestro país, el ERP se toma durante los días 16 y 17 las poblaciones de Mejicanos, Cuscatancingo, San Marcos, El Matazano, combatiendo para denunciar la maniobra golpista y llamar al pueblo a rechazarla, en estas acciones cae heroicamente en San Marcos, Dennis Bismarck Julián (Comandante Jerónimo) combatiendo frente a la Guardia Nacional.

Los esfuerzos para construir la unidad empiezan a dar sus frutos en esa época con la formación en enero de 1980 de la Coordinadora Revolucionaria de Masas –CRM- y en ese espacio el frente de masas creado por el ERP las LP28 se convierten en fundadoras junto al BPR, FAPU, UDN y MLP. Mas tarde el ERP aporta sus esfuerzos para la fundación del FMLN que se constituye el 10 de Octubre de 1980.

LA GUERRA DEL PUEBLO

Durante la guerra el Ejercito Revolucionario del Pueblo dio aportes importantes

desarrollando una fuerza guerrillera audaz y eficiente que combino con mucha creatividad la guerra urbana, la guerra en el campo y el uso de fuerzas especiales y artilleras altamente calificadas.

El ERP aporto en la construcción de la estrategia militar y en sus virajes, fue pionero en el desarrollo de la concentración de fuerzas y que aplicando la consigna “ Resistir, Desarrollarnos y Avanzar” permitió al FMLN después de la Ofensiva del 10 de Enero de 1981, su primera gran victoria militar al derrotar en movimiento a dos compañías del ejercito en lo que paso a la historia como “ La Batalla del Moscarrón” en la ruta Torola – San Fernando en el departamento de Morazán el año 1982. En esta batalla se logro la captura de mas de 50 soldados y oficiales, murieron mas de cien efectivos del ejercito y resultaron decenas de heridos, capturándose además gran cantidad de armas y otros pertrechos de guerra, como corolario de esta batalla se derribo un helicóptero en las proximidades de San Fernando con lo que se logro dar muerte al Coronel Beltrán Luna jefe del Destacamento Militar Nª4 de Morazán y la captura con heridas leves del Vice Ministro de Defensa el Cnel. García.

Una de las mas brillantes campañas que desarrollo “La Brigada Rafael Arce Zablah” fue la toma de la antena del Volcán Cacahuatique, posición en lo mas escarpado de este volcán, defendida con campos minados, serpentinas y casamatas, que no fueron suficientes para detener el empuje guerrillero. En el asalto de uno de los últimos focos de resistencia cayo combatiendo “Hernán” Jefe de columna y “Bravo” un compañero que siendo soldado fue capturado por nuestras fuerzas en el Moscarrón y decidió quedarse a combatir por el pueblo.

Parte de esa etapa fue la limpieza de posiciones enemigas que desarrollo la Brigada Rafael Arce Zablah (BRAZ) con sus dos agrupaciones norte y sur que expulso al ejercito de toda la región nor oriental y de parte de la región sur oriental del país.

Agotada esta fase de la lucha el ERP abandero la desconcentración de fuerzas en decenas de unidades guerrilleras a finales de 1984, que se convirtió en un viraje necesario para dar continuidad y profundidad a la guerra del pueblo y enfrentar de mejor forma la complejidad que el incremento de la ayuda militar yanqui planteaba en el proceso de lucha, era nuestra la consigna del FMLN “Hacer del país un inmenso mar de guerrillas y pueblo organizado”. En esas condiciones se creo además una de las mas formidables agrupaciones de Fuerzas Especiales con las que contó el FMLN, este grupo de combatientes fue responsable de audaces ataques de aniquilamiento a cuarteles enemigos como la tercera Brigada de Infantería en San Miguel donde cayo heroicamente “Guadalupe” campesino de Morazán y primer jefe de las FES o el cuartel del CEMFA en la Unión.

El ERP en esa etapa logro construir, defender y poner al servicio del FMLN uno de los mas desarrollados aparatos para el movimiento de la logística estratégica con que se contó en la guerra.

En este período el ERP además, aporto estratégicamente en el desarrollo de la propaganda revolucionaria con la Radio Venceremos que pronto paso a ser la Voz oficial del FMLN y con el desarrollo del Comando de Información COMIN que se convirtió en el “Sistema Venceremos”, responsable de “La Revista Internacional El Salvador” y otros impresos, así como del sistema de cine y fotografía que contribuyeron significativamente a difundir la realidad de la lucha salvadoreña en el mundo. Fundamental también, fue el desarrollo del aparato de trabajo internacional que extendido por casi toda Europa y Norte América estuvo al servicio del Frente en la gestión diplomática y la construcción de solidaridad.

A pesar de ello, una debilidad del periodo nuevamente fue la infuncionalidad del partido, esta vez el argumento de la guerra llevo a la anulación del método partidario y a la sobredeterminación de la lógica militar; fue hasta 1984 que se reorganiza el Comité Central y se le da vida a los Comités Regionales, sin embargo su funcionamiento no llega a ser pleno, como tampoco la construcción del partido desde la base de la organización llego a tener un sistema único. En esas condiciones decisiones trascendentales siguieron concentradas en manos de la Comisión Política de la organización lo cual derivo en contradicciones con una estructura intermedia que en el fragor del combate venía creciendo en experiencia, en madurez.

En los últimos años de la guerra algunas posiciones políticas de Villalobos eran cuestionadas por la dirección intermedia (caso helicóptero de Lolotique, por ejemplo) y la fuerte demanda de los Comités Regionales por que el Comité Central se reuniera en pleno para deliberar sobre el desenlace del conflicto, sobre la posibilidad de la salida negociada, que tampoco fue atendida por la Comisión Política contribuyeron a marcar el futuro del PRS-ERP.

Cuando la Paz había sido firmada, en el mes de marzo de 1992 en Jocoaitique se logro instalar la reunión del Comité Central Ampliado que significo un revés a las intenciones políticas de Villalobos de imponer sus “nuevas tesis”, una mayoría aplastante de dirigentes de todo nivel rechazo sus planteamientos y cuestiono a la antigua dirección, iniciándose un nuevo capitulo en la vida del ERP.

Para finalizar, es de señalar que este trabajo gigantesco lleno de aciertos y errores, reseñado a vuelo de pájaro tuvo a la base el espíritu de sacrificio, la disposición al combate, la entrega a la causa popular de miles y miles de hombres y mujeres que sin esperar nada personal a cambio fueron a la lucha por la liberación del pueblo salvadoreño, son ellos y ellas el ERP y no los modernos traidores

Otros mártires

Otros mártires

Por José Arnoldo Sermeño Lima

TEGUCIGALPA – Este jueves 27 de noviembre se conmemora el 28 aniversario del secuestro, tortura y asesinato extrajudicial y en cautiverio de los líderes del auténtico FDR: Enrique Álvarez Córdova, Juan Chacón, Enrique Escobar Barrera, Manuel de Jesús Franco Ramírez, Humberto Mendoza y Doroteo Hernández.

Entre esta matanza y la de los Jesuitas transcurrieron nueve años. Casi exactos. Y fue precedida por la de Monseñor Romero en ocho meses. También casi exactos.

El cadáver de Enrique Álvarez Córdova (50 años), Presidente del FDR, presentaba doce impactos de bala, señales de tortura en todo el cuerpo, un brazo cercenado y los ojos extraídos. Juan Chacón (28 años), Secretario General del BPR, tenía tres impactos (oreja, frente y tórax) y señales de estrangulamiento. Enrique Escobar Barrera (35 años), miembro del Movimiento Nacional Revolucionario (social demócrata) tenía dos impactos en la sien y señales de estrangulamiento.

Por otra parte, Manuel Franco (35 años), miembro de la Unión Democrática Nacionalista (comunista) con cuatro balazos en el tórax y señales de estrangulamiento. Humberto Mendoza (30 años), líder del Movimiento de Liberación Popular y ex líder estudiantil universitario, tenía dos lesiones de bala (sien y tórax) y señales de estrangulamiento. No encontré documentación sobre el sufrimiento que padeció Doroteo Hernández, periodista y dirigente de la Unión de Pobladores de Tugurios.

El Frente Democrático Revolucionario había sido constituido el 18 de abril de 1980, al articularse el Frente Democrático Salvadoreño (FDS) y la Coordinadora Revolucionaria de Masas (CRM). Las pláticas para su nacimiento iniciaron el 2 de abril, sólo tres días después del entierro de Monseñor Romero, cuyas exequias fueron objeto de represión.

A su vez, el FDS había surgido en marzo, al asociarse el Movimiento Independiente de Profesionales y Técnicos de El Salvador (MIPTES), presidido por Enrique Álvarez; el MNR (social demócrata) y el Movimientos Popular Social Cristiano (escindido del PDC). Recuerdo que en la constitución del FDS en una sala de la UCA, Félix Ulloa p. Rector de la UES, asesinado por escuadrones de la muerte un mes antes que los líderes del FDR: el 29 de octubre de 1980 con su humor permanente bromeaba, diciendo que esa firma era más importante que la del acta de independencia de España.

Por su parte, la CRM nació el 11 de enero de 1980, agrupando a los frentes de masas de la organizaciones del FMLN: BPR, FAPU, UDN y LP-28. En mayo se les unió el MLP.

Del liderazgo del FDR ese 27 de noviembre sólo se salvaron Leoncio Pichinte y Juan José Martel, quienes no se encontraban en la reunión que el grupo celebraba en el Externado de San José; de donde fueron sacados según testigos por un operativo combinado de varias fuerzas de “seguridad” pública, respaldadas por efectivos de la Policía de Hacienda que rodearon dicho colegio. Esas fuentes estimaron que en la operación participaron aproximadamente 200 efectivos.

La Junta de Gobierno presidida por Napoleón Duarte negó involucramiento de las fuerzas del Estado. Dos días antes él había llamado públicamente al diálogo… Se responsabilizó de esta acción una supuesta “Brigada Anticomunista Gral.

Maximiliano Hernández Martínez”; tomando el nombre del dictador que en 1932 exterminó a más de 30 mil campesinos, acusándolos de comunistas a pesar de que el PCS estaba recién formado, pero que en realidad habían sido afectados por la crisis económica que en esa época golpeaba al mundo y por la expropiación de sus tierras desde 1872. ARENA se enorgullece de esa masacre de 1932, al punto que ha creado la tradición de iniciar todas sus campañas electorales en el punto neurálgico de esa matanza: Izalco.

En 1980, el Socorro Jurídico del Arzobispado funcionaba en el Externado; y debido al incremento de la represión, ese año aumentaron sus visitantes buscando apoyo para familiares desaparecidos: registró 11,903 víctimas civiles. Por ello fueron numerosos los testigos del secuestro del liderazgo del FDR a manos del comando derechista que entró al colegio esa mañana, ordenando a los testigos tirarse al suelo y cerrar los ojos.

Los cadáveres de los líderes del FDR aparecieron al final de ese día en Apulo. Los cuerpos evidenciaban el calvario que pasaron estos mártires, señalado al inicio de este artículo. Fueron reconocidos por el Juez de Paz de Ilopango, quien envió el expediente al Juzgado Cuarto de lo Penal en San Salvador.

La Comisión de la Verdad conformada por personalidades internacionales y constituida por los Acuerdos de Paz dictaminó que no se investigó debidamente el caso, el que había sido archivado el 8 de octubre de 1982. De las decenas de testigos que estaban en el lugar del secuestro, las autoridades judiciales sólo interrogaron a cuatro. Según dicha Comisión, esas autoridades sólo cumplieron con un trámite burocrático, pues no ordenaron autopsias ni mucho menos otras diligencias para esclarecer hechos e identificar responsables. La Policía Nacional no quiso entregar ningún expediente a la Comisión de la Verdad.

Este secuestro y masacre cerró posibilidades de negociación en ese momento y potenció la confrontación armada, que ya se había incrementado ocho meses antes con el asesinato de Monseñor Romero. El sepelio de estos líderes fue un acto masivo, pero al igual que en el del arzobispo, la derecha acá también hizo estallar artefactos explosivos.

La Comisión de la Verdad no encontró colaboración oficial para esclarecer la matanza de estos líderes, pero por el análisis de la información disponible concluyó: “Sin embargo, la Comisión considera que hay suficiente evidencia para señalar que organismos del Estado en forma combinada fueron responsables de este hecho, violando el derecho internacional de los derechos humanos”. Agregó que “recibió información confiable de que la orden final de ejecución fue consultada al más alto nivel de sectores de la derecha”.

No tuve oportunidad de conocer a todos esos líderes, sino que sólo a cuatro de ellos. Quisiera terminar contando de dos de ellos un par de anécdotas ligeras, humanas, para intentar apartar la imagen del horror que estos mártires padecieron ese día.

Con Enrique Álvarez estuvimos en la directiva del MIPTES y, como relaté en el suplemento que “Contrapunto” publicó en homenaje a Monseñor Romero, a inicio de febrero de 1980 visitamos al religioso para anunciarle la formación de ese Movimiento. Ahí mencioné que Monseñor nos preguntó si creíamos que una eventual victoria de la guerrilla podría poner en riesgo la libertad religiosa. Quique respondió algo como esto:

– Monseñor: no creo que sea un riesgo, pues en su dirigencia hay gente religiosa. Yo no tengo temor. Yo crecí rodeado de soberbia. He viajado por casi todo el mundo, y conozco las virtudes y defectos de muchos tipos de sociedades que dicen preocuparse por sus ciudadanos, pero en ninguna encontré algo que se parezca tanto al cristianismo primitivo por su solidaridad como en Cuba o China. Ojalá El Salvador pueda tener algún día una sociedad más justa.

Sus cualidades humanas salían aún en momentos tensos. En los difíciles días que siguieron al asesinato de Monseñor, cierta vez toda la directiva del MIPTES íbamos en su vehículo de una reunión a la siguiente, y nos detuvo la policía.

Como ese año fue tan sangriento, uno sólo pensaba que venía lo peor. Él nos dijo que nos quedáramos en el carro, y se bajó. El tiempo pasaba y lo veíamos hablar con los policías, y el nerviosismo crecía entre nosotros. De lejos, nos hacía señas que nos quedáramos donde estábamos, y continuaba hablando. Cuando al fin regresó, nos dijo con la jovialidad de siempre que lo habían tratado muy bien, pues resultó que él había financiado al equipo de béisbol donde jugaba uno de los agentes.

Este hijo de una de las familias más poderosas del país había estudiado en el Externado, cuando era un colegio para la elite económica. A los 14 años se trasladó a Tarrytown, Nueva York, a estudiar en The Hackley School donde destacó como atleta, ganando para su institución campeonatos de básquetbol, jugando como “halfback” en fútbol norteamericano y capitaneando al equipo de tenis. Luego estudió en Rutgers, una de las universidades públicas más grandes de los Estados Unidos, fundada en 1776, donde fue miembro de la fraternidad Kappa Sigma.

Hackley School es un internado mixto que ofrece una formación rigurosa, tradicional y personalizada, buscando transmitir a sus alumnos carácter, responsabilidad, imaginación, un discurso intelectual abierto, que se sientan satisfechos de ayudar al prójimo y son estimulados a tener respeto por sí mismos y los otros. Su lema es luncti luvamus (“Unidos, nos ayudamos”), que Quique hizo propio.

En su hacienda “El Jobo” no sólo apoyó a sus trabajadores con proyectos de salud, educación y deportes, sino que los incentivó a tomar decisiones en la cooperativa que ayudó a formar, con compra de acciones por préstamos blandos que él les otorgó. Esos trabajadores aún mantienen un busto en su honor en esa propiedad.

En el gobierno de Fidel Sánchez Hernandez fungió primero como Viceministro de Agricultura y luego como Ministro, así como en el de Arturo Armando Molina; retirándose cuando el conservadurismo de los terratenientes impidió implementar la ley de avenamiento y riego, que implicaba modestas reformas.

En la Junta de Gobierno que se inauguró en octubre de 1979 también aceptó el Ministerio de Agricultura, advirtiendo que si no le dejaban hacer la reforma agraria, esta vez no renunciaría por supuestos “motivos de salud” como la vez anterior; sino que diría las verdaderas razones, lo que cumplió en enero de 1980 cuando renunció con todo el gabinete progresista.

Por otra parte, Enrique Escobar Barrera fue un filósofo formado en México; discípulo predilecto de Eli de Gortari, el ingeniero convertido en doctor en filosofía y luego decano del Instituto de Investigaciones de la UNAM. Enrique fue un líder social demócrata, primero en la UES y luego en su partido; pero conocía más de marxismo que muchos de los comunistas del país, a quienes “en broma pero en serio” echaba en cara la falta de estudio sobre las teorías que decían profesar.

Era un fuerte apoyo al líder del MNR, el Dr. Guillermo Ungo, especialmente en lo ideológico; habiendo contribuido a que su partido fuese respetado en ese campo entre la social democracia internacional. Actualmente sufriría al ver que en el país se llama socialdemócrata a cualquiera que quede “entre camagua y elote”: haciendo derroche de ignorancia, la derecha y cierta izquierda disidente se reclaman ahora como socialdemócratas por el solo hecho de “no ser tan radical”, a pesar de no saber nada de esa ideología. ¡Algunos “analistas” hasta tratan de pintar a Rodrigo Ávila como social demócrata, para intentar diferenciarlo de ARENA! El gordo Escobar debe estar removiéndose en su sepultura…

En 1968 la UES nos envió en microbús a México a un congreso estudiantil, que no se realizó porque cuando llegamos al DF la juventud mejicana se había lanzado a las calles, uniéndose a la inquietud estudiantil que recorría el mundo y que había empezado en mayo en París. Habíamos viajado estudiantes de varias facultades e ideologías. Ahora que veo la edad que tenían al morir los líderes del FDR, me asombro al constatar que Enrique tenía sólo 35 años cuando fue asesinado. En 1968 lo veíamos como un viejo, quizás porque él ya era un político reconocido.

Él nos condujo por el DF, donde había estudiado, llevándonos a muchas librerías. Era la época cuando en El Salvador uno iba preso por tener bibliografía de ideologías “contrarias a la democracia”. Sin exagerar. Por eso, meter esas compras al país fue un dolor de cabeza, para lo que nos sirvieron los fondos de los asientos y de sus respaldos en el microbús.

Al final de una tarde llegamos de regreso a la frontera salvadoreña, por la carretera del litoral. Largas filas de gente y vehículos esperaban por la revisión aduanal. Al acercarse nuestro turno, la muchachada estaba apelotonada, nerviosa. De pronto reparamos que el gordo no estaba con nosotros. Nos pusimos a buscarle, y al encontrarle nos hizo señas apuradas para que nos alejáramos, y permaneció solo. Costó identificarle pues se había disfrazado: a pesar del calor se había puesto un grueso suéter de lana y cuello de tortuga, se había peinado diferente y aunque no usaba lentes se había puesto unos con aros redondos a lo John Lennon. Fue al único del grupo a quien la policía revisó inútilmente la maleta…

(*) Politólogo y columnista de ContraPunto

La ofensiva de 1981

La ofensiva de 1981,

según Alejandro Montenegro

Este relato es un avance del libro que el ex comandante guerrillero, que fuera miembro del Estado Mayor del Ejército Revolucionario del Pueblo, está preparando para su próxima publicación en nuestro país. Es un valioso testimonio desde sus inicios en la lucha clandestina, su participación en varias de las más importantes operaciones ejecutadas por el ERP, y finalmente su captura, tortura y confinamiento.

Alejandro Montenegro

redaccion@centroamerica21.com

En la casa que alquilan los dos compañeros a los que cariñosamente les decimos tíos, donde funciona uno de los talleres de explosivos del ERP, y que está ubicado en la periferia norte de Soyapango, me dirijo a uno de los dormitorios, consulto mi reloj y son las 4 y 10 de la tarde.

No me siento nervioso, más bien alegre de que al fin estamos por iniciar los combates. Sin perder más tiempo procedo a ponerme el uniforme que vamos a utilizar los combatientes del ERP: camisa beige manga larga y pantalón de lona azul. Me coloco un cinturón militar verde olivo a la cintura y acomodo en su funda una pistola calibre 9 mm marca browning, luego reviso dos cargadores del fusil M-16 y también los coloco a la cintura, otros dos cargadores los adapto con cinta adhesiva en sentido contrario e introduzco uno de ellos al arma. Me coloco en la cabeza una boina color café oscuro y me encamino a la puerta. Al llegar a la sala veo a Mariana, Clelia, Misael y Pichinte.

Vuelvo a consultar mi reloj, son las 4 y 46 de la tarde. Ya falta muy poco para iniciar los operativos militares en la capital. A las 5 en punto les digo a los compañeros: “Ya es la hora, salgamos a la calle a esperar a la fuerza con la que vamos a asegurar el terreno aquí”. Todos se levantan de donde están y empezamos a salir con las armas en la mano. La gente que en ese momento está en la calle se sorprende al vernos. Algunos de ellos se van corriendo para sus casas y cierran rápidamente las puertas.

La ofensiva ha comenzado

No han transcurrido ni 3 minutos cuando veo que entran los compañeros que van a estar conmigo en esta parte del barrio. Doy órdenes inmediatamente y distribuyo a toda la gente en diferentes posiciones para asegurar la defensa, simultáneamente escucho ruido de bombas y disparos cerca de aquí. “La ofensiva ha comenzado”. Le comento a Mariana, que se ha quedado al lado mío al frente de la casa de la organización. “Sí, empezó todo bien sincronizado”, responde con mucha calma, observando todos los movimientos y sosteniendo una subametralladora UZI en su mano derecha.

Leoncio Pichinte empieza a arengar a la población y a invitar a que se unan a la insurrección armada que se ha iniciado en todo el territorio nacional por las fuerzas del FMLN. Empieza a oscurecer y para este momento las tropas del enemigo combaten en las calles con nuestras fuerzas en varios lugares de Soyapango. Pichinte no se cansa de arengar a la población e incluso ha ido visitando casa por casa con el grupo que pertenece a las Ligas Populares 28 de Febrero, nuestro frente de masas.

Sin embargo, es bien poca la población que nos está ayudando a hacer barricadas. La gran mayoría de la gente se ha quedado encerrada en sus casas. “¿Qué es lo que pasa que la población no se nos une?”, le comento preocupado a Mariana. “No sé, esperábamos que la población nos apoyara”, me responde también preocupada. “Pues sí, nos apoyan, pero no se integran a combatir al lado de nosotros, se han encerrado en sus casas”, le insisto. “Ya te dije, no sé que pasa”, dice ella suavemente.

A pesar de que la población no se nos ha unido masivamente, nosotros en esta parte de Soyapango mantenemos el control militar. Cerca de las 10 de la noche, Mariana me toca el hombro y me dice: “Mirá, llegó Mincho con su gente. “¿Que pasó?”, le pregunto a Mincho de entrada. Los de la RN no atravesaron el tren como vos dijiste. El ejército penetró con sus camiones sin problemas y ya tienen control del bulevar del Ejército”.

-¿O sea que nos han dividido la fuerza?

Claro, el resto de combatientes han quedado al otro lado, incluyendo los que atacan a la Fuerza Aérea, dice Mincho agitado.

-Está bien, con tu gente apoyá para asegurar el terreno aquí y en un rato veremos que hacemos, voy a evaluar la situación.

No hay insurrección

Me aíslo un poco, saco un cigarro de mi camisa, lo prendo y trato de analizar la situación. Las fuerzas de la RN o no pudieron atravesar el tren por causas que desconozco, o era mentira que podían hacerlo. El asunto es que tengo dividida la fuerza militar, lo cual limita mis posibilidades de maniobra y lo más importante es que la insurrección no se ha desarrollado. Estamos peleando ejército contra ejército y nosotros con muy poca ayuda de la población civil.

Llamo a Mariana, Clelia, y Misael y les digo:

-La situación militar no es buena para nosotros en las actuales circunstancias. El hecho político que no se haya desarrollado la incorporación masiva de la población es un asunto que cambia todas las perspectivas de esta maniobra. He decidido que solamente vamos a estar aquí un corto tiempo y luego nos retiramos al norte, buscando Tonacatepeque.

Me parece bien, dice Misael.

Dejo pasar como media hora y después ordeno a todos los mandos que den instrucciones a su gente para retirarnos. Reunimos a toda la fuerza y nos vamos retirando por grupos de manera ordenada hasta que nos convertimos en una inmensa fila de combatientes que camina un poco lento por la oscuridad que nos abraza. Pero pienso que la decisión de retirarnos la tomé en el momento justo porque no estamos siendo perseguidos por tropas del enemigo. Vito, uno de mis mandos medios, se me acerca y dice:

-Alejandro, ya llegamos a Tonacatepeque, en este punto tenemos que desviamos.

¿Y cómo se ve el pueblo?, le pregunto.

Ese lugar está tranquilo, no se ve movilización de tropas ni de civiles, responde.

Tomémonos este pueblo

Me quedo reflexionando unos segundos y pienso: ¿y si en vez de desviamos en silencio tomamos este pueblo?

-Vito, no nos vamos a desviar, vamos a tomarnos el pueblo. Vos encargate con tu fuerza de atacar el puesto de la guardia.

En pocos minutos empieza el ataque al puesto de la guardia y se escucha un combate bien nutrido y prolongado. “Puta, no pensé que los guardias iban a oponer tanta resistencia”, le comento a Mariana. En ese momento se me acerca el compañero Fermán y me dice:

-Alejandro, tenemos que retirarnos porque los tanques del ejército nos vienen siguiendo.

Me paro en todo el medio de la calle para ver una pequeña colina por donde tendrían que aparecer los blindados.

Yo no veo nada, le digo.

-Puta, Alejandro, mirá bien, allá se ven, vienen bajando por la colina.

Me esfuerzo para ver mejor y no veo los tanques que dice Fermán. No existen esos carros de combate, este lo que tiene es un ataque de nervios, pienso en mis adentros. Ya no le hago caso, trato de ponerle cuidado al desarrollo de los combates en el pueblo. Al cabo de unos minutos me doy cuenta que viene acercándose Mariana con una cara que expresa preocupación. Dice al llegar:

-El puesto de la guardia no se pudo tomar y mataron a Vito.

Vámonos de aquí, le digo contrariado.

Bordeamos el pueblo sin complicaciones y seguimos caminando siempre con rumbo norte.

Me siento mal y muy molesto por la muerte de Vito. Recuerdo que antes de iniciar los preparativos de esta ofensiva lo teníamos como candidato para que asumiera la jefatura de operaciones de San Salvador.

La evacuación

Seguimos caminando y yo no dejo de pensar en qué hacer en este momento con toda esta fuerza militar que llevo conmigo, porque es obvio que en la capital no ha habido insurrección y del resto del país estoy desconectado, no tengo por lo tanto la menor idea de lo que está ocurriendo.

Tengo informes que en Guazapa la Resistencia Nacional tienen una pequeña fuerza militar, pero nosotros no contamos con nadie en ese lugar, y además no conocemos el camino para llegar hasta los campamentos.

Al llegar a una zona con bastante vegetación doy la orden de pararnos, llamo a Mariana, Clelia y Misael. Les hablo despacio y muy calmado:

-Pienso tomar la decisión de evacuar a toda la gente desde este punto que nos ofrece un buen camuflaje, porque la ofensiva en la capital no salió como esperábamos y ustedes bien saben que en este momento no tenemos comunicación con el resto del país.

¿Y en Guazapa no se dice que hay fuerzas del FMLN?, pregunta Misael.

-Sí, pero no conocemos el camino y pronto nos sorprenderá el día. Es mejor que nos disgreguemos aquí. De aquí está cerca Quezaltepeque y ahí está don Tito, que tiene una infraestructura con capacidad suficiente para guardar las armas, y además buena cobertura porque es una estación de gasolina. Vamos a proceder en ese sentido y voy a dejar a cargo de la evacuación a Mincho. Que vaya trasladando las armas hacia ahí y que la fuerza militar se traslade para San Salvador poco a poco, como gente común y corriente, en la medida que él vaya trasladando el armamento.

Mando a llamar a Mincho y le explico el plan de evacuación.

Está bien Alejandro, yo empiezo a trabajar en eso y arreglo para que ustedes salgan primero para San Salvador, responde con aplomo.

A pesar de las expectativas que la ofensiva final había despertado en todos nosotros, tomamos algunas precauciones y en nuestras mochilas tenemos ropa normal para confundirnos con la población y poder viajar a la capital con algún mínimo de seguridad.

Fuimos impactados por los barbudos de la Sierra Maestra…Entrevista con Américo Araujo (II) ( segunda versión, aumentada y corregida)

Fuimos impactados por los barbudos de la Sierra Maestra…Entrevista con Américo Araujo (II) ( segunda versión, aumentada y corregida)

SAN SALVADOR, 31 de julio de 2009 (SIEP) “Para nosotros, adolescentes en el 58, que andábamos por los 13-14 años, los rebeldes y barbudos guerrilleros cubanos de la Sierra Maestra eran héroes, eran nuestros ídolos juveniles…” nos relata Américo Mauro Araujo, destacado luchador social salvadoreño.
Agrega que “conocí al Zarco (Armando) Herrera cuando yo cursaba el séptimo grado (primero de Plan Básico) y Armando cursaba el octavo. Ambos estudiábamos en el Liceo José Martí, que era propiedad del Lic. Manuel Luís Escamilla y se situaba sobre la Calle Delgado, una media cuadra hacia el oriente de la esquina sur oriente del mercado cuartel. El uniforme que usábamos era, (ridículo para mi criterio actual), saco, camisa y pantalón blanco…era el año 58, febrero del 58…Lemus era presidente…”
Y escuchábamos y leíamos las noticias de los rebeldes barbudos de la Sierra Maestra…de Fidel Castro, Camilo Cienfuegos, el Che…estábamos pendientes de escuchar en los radios marca Telefunken, Grundig, Philips y Zenith que entonces se encontraban en las casas de capas medias, incluso en aquellas de bajos ingresos, la señal de “Radio Rebelde” que salía todos los días por las tardes desde la Sierra Maestra. Igualmente, comprábamos en el centro de San Salvador, sobre todo en la Librería Claridad de Ana Rosa Ochoa, la revista Bohemia, que venía de Cuba, y que traía mucha información sobre la lucha guerrillera del Movimiento 26 de Julio, venían fotografías, reportajes…los jóvenes nos sentíamos atraídos hacia este tema.
En esos años había crisis de héroes y rápidamente los rebeldes cubanos se convirtieron en nuestros héroes. Hablo de que los adolescentes de entonces no teníamos ninguna cultura política ni ideológica y admirábamos a aquellos barbudos solamente por su valentía y rebeldía. Los ídolos de la juventud del 57-58-59 eran James Dean por lo de la película “El rebelde sin causa” y Elvis Presley, el Rey del Rock; incluso, muchos tratábamos de imitar su corte de pelo.
Los rebeldes de Sierra Maestra eran nuestros héroes y cuando triunfa la revolución cubana el 1 de enero de 1959 hubo un gran regocijo, recuerdo que sin estar organizado, asistí a un mitin convocado por un Comité de Solidaridad con Cuba…habían muchos universitarios, era una convocatoria para celebrar la victoria popular en Cuba…en el predio Universitario, al costado poniente de catedral. Debe de haber sido como el 7 u 8 de enero de aquel año.
Me llamaron la atención por su porte y aspecto de clase media, de estatura alta en comparación con la media salvadoreña de aquellos años, cuatro muchachos universitarios, a los cuales tiempo después conocería, estaban bien vestidos- camisas mangas larga- y bien nutridos…ellos eran Raúl Castellanos Figueroa, Roberto Castellanos Calvo, Schafik Handal y Mario Flores Macall…
Ese año 1959, ingrese a segundo año de Plan Básico (octavo grado actual) al INFRAMEN, allí me reencontré con Federico Baires, a quien había conocido, años atrás, en el Colegio Instituto América, cuando yo cursaba quinto grado, y Federico el sexto grado. En el América fui compañero de grado de Miriam Medrano, hermana de Mario, uno de los fundadores de ANDES 21 de Junio. Con Miriam años después coincidimos como estudiantes en la Universidad Patricio Lumumba, de Moscú. Al Instituto América llegue en junio del 56 pues durante el primer semestre de ese año estuve interno, en Santa Tecla, en el Juniorado Menor de los Maristas pues quería estudiar para ser Hermano Marista. El Juniorado funcionaba junto a un Colegio que se llamaba “María Inmaculada” y estaba enfrente a la Alcaldía Municipal de Santa Tecla, exactamente donde hoy se encuentra la infraestructura de la Iglesia María Inmaculada.
En aquella época esa iglesia era como una capilla y se encontraba a un lado del Juniorado. En el Juniorado conocí a Héctor Oquelí Colindres que también quería hacerse Marista. Cuando en el mes de mayo el Director del Juniorado me comunicó que tenía que viajar a Cuba para continuar mis estudios en el Juniorado Latinoamericano. Entonces apenas tenía once años, lo pensé mucho, me entró una duda, una crisis de identidad y, felizmente, mi madre me ayudo rápidamente a tomar una sabia decisión: desistir de hacerme Marista. Por eso me salí del Juniorado y llegué, a medio año, al Instituto América. Menos mal que tomé aquella decisión porque los Maristas en Cuba rápidamente entraron en conflicto con la Revolución y confrontaron y atacaron al gobierno revolucionario. Luego salieron de Cuba y aquel Centro Marista se convirtió desde 1963 en Villa Marista que es, hasta la fecha, un centro penal.
En 1959, como referí, ingrese al INFRAMEN a segundo de Plan Básico. En 1960 estallaron las jornadas populares contra Lemus y junto con Lico Baires , ya en 3er curso de Plan Básico (noveno grado), decidimos participar en las protestas contra la dictadura lemusista y desde agosto asistíamos a las concentraciones y marchas de protesta…el viernes 2 de septiembre de ese año me encontraba con Lico en uno de esas marchas cuando, la guardia nacional comenzó a reprimir, comenzaron a perseguirnos, de oriente a poniente, sobre la calle Rubén Darío, desde el Hula Hula hacia el Parque Bolívar.
En la esquina de la 9na. calle nos separamos; yo continué corriendo sobre la Darío hacia el poniente y Lico se fue para el Paraninfo Universitario, donde muchos años después construyeron el Hotel Ritz, enfrente de las Oficinas Centrales Administrativas de ANDA, porque consideraba que la Rectoría de la UES era más segura. Entonces la UES quedaba en la manzana frente a ANTEL centro, entre la 9 y 7 avenida sur. Haberse ido a la UES fue un fatal error, porque los Guardias, sin importarles la autonomía universitaria, irrumpieron precisamente en la Rectoría e incluso golpearon en la cabeza al Rector Dr. Napoleón Rodríguez. A Lico lo capturaron, estuvo como 4 días preso…el lunes 5 de septiembre cuando llegamos a clase Lico no llegó, estaba preso…esta represión creo una coyuntura que condujo al golpe contra Lemus el 26 de octubre de ese mismo año…
Había un grupo de muchachos, a quienes siempre veíamos en las concentraciones y marchas de protesta contra Lemus, donde estaban Armando “ el Zarco Herrera”, (con quien habíamos estudiado en 1958 en el Liceo José Martí), Mario Aguiñada Carranza, Alfonso “El Chiquitín” García, su hermana Esperanza García, Chequelito, “Pepita” de nombre Rubén y el poeta erótico Ricardo Castro Rivas. Meses después, ( el 26 de octubre del 60, el mismo día del golpe contra Lemus), este grupo constituyó, por instrucciones del P.C.S., del cual ellos ya formaban parte, la Unión Nacional de Estudiantes de Educación Media, UNEEM. Días después del golpe contra Lemus llegaron al Instituto a repartir propaganda e invitando a organizarse.
Terminamos el año escolar pocos días después del golpe y comenzaron las vacaciones de fin de año…estando en vacaciones, en los primeros días de diciembre del 60, la UNEEM convocó al Paraninfo Universitario para una charla, decidí asistir. Llegué al Paraninfo, vi que había poca gente y me retiré, …a mediados de enero del 61 conocí de una nueva convocatoria de la UNEEM. Esa vez convocaron para una reunión en una barbería, que estaba sobre la cuarta avenida sur, en la esquina nor poniente de donde comienza la Cuesta del Palo verde (8va Calle Oriente); a una cuadra al oriente del Cine Apolo. Lico Baires y yo decidimos asistir y esta vez nos inscribimos en la UNEEM, luego, el 25 de enero se efectuó el contragolpe de estado y participamos, ya como miembros de la UNEEM, en manifestaciones de repudio, en febrero comenzaron de nuevo las clases…
La Vanguardia de la Juventud Salvadoreña
Ya en abril de ese año conocimos sobre la existencia de Vanguardia de la Juventud Salvadoreña, VJS, una organización clandestina juvenil y en mayo ingresamos junto con Lico Baires …nos convocaron para el Parque Cuscatlan y allí nos juramentaron…lo hizo un compañero al que llamábamos Pepita. Nos convertimos en el Grupo 7 de la VJS. Yo pensaba en ese momento que éramos miles, después supe que éramos muy pocos…
Rápidamente fui ascendiendo…en la UNEEM pronto llegué a ser responsable de educación y en la VJS miembro del equipo de organización dirigido por el entonces Palmiro ( A. Herrera)y me nombraron responsable de un grupo en Santa Ana.
En Santa Ana, como VJS me tocaba atender a un grupo de jóvenes entre los que se encontraba Carlos Abrego, que fue también de la UNEEM, y con quien viajamos el siguiente año a estudiar en la URSS. Carlos Ábrego hoy vive en Francia; también estaba Alfredo Pineda Dubon, conocido como el León Dorado, que luego se convirtió en el León Peinado, porque en aquellos años tenía una melena rubia larga y alborotada, como melena de León, que luego, con la edad, el pelo rizado se volvió lacio y decidió peinarlo, ya para ese entonces, aunque jovencito, era maestro. Desde 1972, cuando el ejército, por órdenes del Coronel Molina, se tomó la Universidad, fue exiliado a Costa Rica y desde entonces vive allá. A Lico Baires le tocaba atender Usulutan y allá el dirigente local era Toni Handal, tanto de la UNEEM como de la VJS
Luego vino el periodo del Frente Unido de Acción Revolucionaria, el FUAR, y como VJS nos convertimos en su columna juvenil; me acuerdo que en mayo del 62 volví a encontrarme con aquel joven que había visto en enero del 59 en el Predio Universitario, Schafik era dirigente del FUAR y coordino una asamblea en mayo del 62, que fue en el edificio Chahin, en la azotea. Ahí le hable por primera vez a Schafik.
Ingreso al PCS
A finales de octubre de 1961 nos propusieron, a un grupo de jóvenes, que ingresáramos al PCS. Y nos convertimos en candidatos a miembros atendidos por el Zarco Herrera. Nos convocaron a una reunión que se celebró el 26 de diciembre. En esa reunión nos juramentaron. La reunión se desarrollo en una casa situada al costado oriente del Parque Bolívar sobre la 13 Ave. Sur, casi vecina de lo que actualmente es el Hospital Paravida. La casa la prestaba un miembro del P.C., que era estudiante de derecho y profesor de primaria, se llamaba Salvador Sagastizado, después se gradúo, se especializó en derecho laboral y fue asesor de muchos sindicatos, abogado de miles de obreros que presentaban sus demandas ante el Ministerio del Trabajo o apoderado de estos en los juzgados laborales del país. A. Cuando yo regresé de estudiar la Universidad de la URSS, a finales de los sesentas me hice amigo de Sagastizado. Salvador murió hace dos años atrás.
La juramentación para ingresar al PCS fue un acto sencillo pero muy solemne , en el que juramos lealtad al PCS y a la clase obrera salvadoreña. La Juramentación estuvo a cargo de Raúl Castellanos Figueroa, miembro de la Comisión Política del P.C.S. Ingresamos ese día a las filas del PCS los y las siguientes siguientes Compañeras: Diana Minero (hija de Camilo y que actualmente tiene complicaciones en su salud), Américo Duran (Pelo Pincho), Federico Baires (Lico), Guadalupe Rosales Carpio (hija mayor de Salvador Cayetano Carpio), un joven de apellido Arrazate y mi persona.
Nos constituimos como célula del PCS. Recuerdo un detalle de la reunión: a mitad de la reunión a Raúl le dieron ganas de fumar y me pidió que le fuera a comprar una cajetilla de cigarrillos Kent con filtro, que era los que fumaba. Lo hice, a propósito una vez Ricardo Castro Rivas, que era un poco mayor que nosotros, nos jugó una broma: recién regresaba de la Unión Soviética, y fue y compró cigarros y les corto el filtro para que no viéramos la marca y llegó a ofrecernos “cigarros soviéticos” y todos gustosos aceptamos y nos pusimos a fumar celebrando las delicias del tabaco soviético, no obstante que era tabaco muy fuerte y la final escuchamos las carcajadas de Ricardo y sus burlas por nuestra ingenuidad.¡Así era Ricardo!
Usualmente nos reuníamos en un local para estudiantes universitarios, donde había juegos de mesa, le llamábamos La Casona, o en San Jacinto, en la casa del Chiquitín García, que quedaba en un pasajito…y después en la casa de la Familia Baires. déjame decirte que el Chiquitín García era el más destacado de nuestro grupo. Era un poco mayor, era a la vez secretario general de la UNEEM y de la VJS. Estudiaba en el Colegio Orantes, donde estudiaba también Mario Aguiñada. El, junto con Mario Aguiñada y Armando Herrera habían vivido la experiencia política de la Juventud 5 de Noviembre, años antes, donde estuvo Ricardo Bogrand, y el mismo Ricardo Castro Rivas.
En julio de 1962, me convocaron a una reunión en casa de Salvador Cayetano Carpio, quedaba en el Barrio Santa Anita, cerca del Boulevard Venezuela, en un pasajito…en la misma casa vivía también Miguel Ángel Ortega y su hija Liudmila (que desde hace muchos años vive en Chile). Miguel era un reconocido Director de Teatro, le apodaban como “Cara de Olla” por su rostro redondo; había sido alumno del Maestro Edmundo Barbero. Miguel Ángel durante muchos años fue el Director de un prestigioso grupo de teatro llamado “Teatro Obrero” y también fue Director del Teatro del Colegio Celestino Castro. Miguel emigró a Cuba y allá murió en la década de los ochenta, durante los años de la guerra
En esa reunión el propio Cayetano Carpio nos comunicó que habíamos sido seleccionados para estudiar con una beca en la URSS. Cayetano nos instó a aceptar la beca pues nos aseguró que la victoria de la revolución estaba cerca y el nuevo estado revolucionario necesitaría de un nuevo tipo de profesionales. Nos expresó que la beca para estudiar la tomáramos como una tarea que la revolución nos asignaba. Todos aceptamos. Éramos un grupo de 8 jóvenes. De ellos siete viajamos a la URSS y uno a Alemania. A Moscú, para estudiar en la Universidad ”Amistad de los Pueblos Patricio Lumumba” viajamos : Carlos Abrego, Victoria Cortez, Fernando Flores, Manuel García, Jorge Palacios, Vladimir Acosta (hijo de Daniel Castaneda, en ese entonces Secretario General del PCS.) Américo Araujo y para Alemania a estudiar economía un compañero que creo todavía trabaja en la Alcaldía de Santa Tecla conocido como el “Chino Lone”.
Viajamos a la URSS en la segunda quincena de agosto vía México. Aunque era uno de los menores en edad me nombraron el responsable del grupo y al llegar a la Ciudad de México me correspondió ir a buscar al compañero Miguel Ángel Vásquez que trabajaba en la Librería “Fondo de Cultura Popular” que estaba situada a un costado del Parque “Alameda Central” cerca de las Estaciones de Metro Hidalgo, Juárez y Bellas Artes, en el centro histórico del Distrito Federal. A Miguel le entregamos nuestros pasaportes para el visado soviético y el los devolvió junto con los pasajes aéreos. Por cierto, Miguel Ángel Vásquez, murió solitario, a la edad cercana a los 90 años, en su apartamento de Distrito Federal. Su cadáver fue encontrado varios días después de fallecido cuando sus vecinos avisaron a la Policía.

Aquel año de 1962, en octubre, dos meses después de haber llegado a Moscú, estalló la “Crisis de Octubre”, el mundo estuvo al borde de la guerra nuclear y cientos de estudiantes latinoamericanos y yo, entre ellos, nos dirigimos a la Embajada de Cuba en Moscú para inscribirnos como voluntarios para ir a defender la revolución de los Barbudos que 3 años atrás habían despertado toda nuestra admiración. La Revolución Cubana es la principal cómplice de mi involucramiento en el proceso revolucionario y social salvadoreño. La Revolución Cubana me impacto de tal manera que enrumbo mi vida, trazó la ruta de mi vida. Por ella he transitado, sin variarla, durante los últimos 50 años y hoy, casi al final de ella ya no existe ninguna posibilidad de variarla. Me siento totalmente satisfecho.

Plataforma Programática del Gobierno Democrático Revolucionario del UDN, LP-28, BPR, FAPU

Plataforma Programática del Gobierno Democrático Revolucionario

UDN, LP-28, BPR, FAPU

Las estructuras económicas y sociales de nuestro país, que han garantizado el enriquecimiento desmesurado de una minoría oligárquica y la explotación de nuestro pueblo por el imperialismo yanqui, se encuentran en una crisis profunda e insalvable.
También se encuentra en crisis la dictadura militar, todo el ordenamiento jurídico y la ideología que han defendido y defienden los intereses oligárquicos e imperialistas norteamericanos, oprimiendo y sometiendo al pueblo salvadoreño por medio siglo. Las filas de esas clases dominantes se han agrietado y los intentos fascistas y reformistas para superar la crisis han fracasado, victimas de sus propias contradicciones y golpeados por la decidida y heroica acción del movimiento popular. Este fracaso no ha podido ser impedido ni siquiera por la casa vez más descarada intervención norteamericana en respaldo de esos proyectos anti-populares.
El fiel apego de las organizaciones revolucionarias a los intereses y aspiraciones del pueblo salvadoreño, ha permitido que, de manera indisoluble, se fortalezcan y ahonden sus raíces entre las grandes mayorías trabajadoras y las capas medias. El movimiento revolucionario por su arraigo popular, es ahora indestructible y constituye la única alternativa para el pueblo salvadoreño, que no podrá ser detenido ni desviado en su lucha por conquistar una patria libre en la que se realicen sus anhelos vitales.
La crisis económica y política de las clases dominantes, por un lado, y por otro, la pujanza del movimiento popular, constituido en la fuerza política decisiva de nuestro país, ha originado un proceso revolucionario y condiciones para que el pueblo asuma el poder.
La transformación revolucionaria de nuestra sociedad, sometida hasta ahora a la injusticia, el entreguismo y el pillaje, es hoy una realidad posible y próxima. Solo mediante ella conquistará y asegurará nuestro pueblo las libertades y derechos democráticos que le han sido negados. Únicamente la revolución solucionará el problema agrario, generando en beneficio de las masas campesinas y de los asalariados agrícolas condiciones materiales y espirituales de vida favorables a la inmensa mayoría de nuestra población, sumida hoy en la miseria, el atraso cultural y la marginalidad. Será la revolución la que conquiste la verdadera independencia política de nuestro país, dándole al pueblo salvadoreño el derecho de determinar libremente su destino y de alcanzar la independencia económica real.
Esta revolución es por ello, popular, democrática, anti-oligárquica y busca conquistar la efectiva y verdadera independencia nacional. Sólo la victoria revolucionaria detendrá la criminal represión y hará posible que el pueblo conquiste la paz de que hoy no goza; una paz sólida, basada en la libertad, la justicia social y la independencia nacional.
Esta revolución que esta en marcha, no es, ni podrá ser, la obra de un grupo de conspiradores; por el contrario, es el fruto de la lucha de todo el pueblo, es decir, de lo obreros, de los campesinos, de las capas medias en general y todos los sectores y personas honestamente democráticas y patrióticas.
Las filas más conscientes y organizadas del pueblo salvadoreño, que ya son multitudinarias, combaten ahora cada vez más ensanchadas y unidas. Por su disposición combativa, su grado de conciencia, temple y organización y su espíritu de sacrificio en aras del triunfo popular, la alianza de los obreros y campesinos ha confirmado ser el más firme puntal para garantizar la consecuencia y firmeza del movimiento hacia la liberación, en el cual se unen –como expresión de la unidad de todo el pueblo- las fuerzas revolucionarias y las fuerzas democráticas, los dos grandes torrentes engendrados por la larga lucha librada por el pueblo salvadoreño.
La tarea decisiva de la revolución, de la cual depende el cumplimiento de todas sus tareas y objetivos, es l conquista del poder y la instauración de un GOBIERNO DEMOCRÁTICO REVOLUCIONARIO que emprenda, a la cabeza del pueblo, la construcción de una nueva sociedad.

TAREAS Y OBJETIVOS DE LA REVOLUCIÓN

Las tareas y objetivos de la revolución en El Salvador son las siguientes:

1. Derrocar la dictadura militar reaccionaria de la oligarquía y el imperialismo yanqui, impuesta y sostenida contra la voluntad del pueblo salvadoreño desde hace cincuenta años; destruir su criminal maquinaria político-militar y establecer el GOBIERNO DEMOCRÁTICO REVOLUCIONARIO, fundamentado en la unidad de las fuerzas revolucionarias y democráticas, en el Ejército Popular y en el pueblo Salvadoreño.
2. Poner fin al poder y dominio político, económico y social en general, de los grandes señores del capital y de la tierra.
3. Liquidar definitivamente la dependencia económica, política y militar de nuestro país respecto al imperialismo yanqui.
4. Asegurar los derechos y libertades democráticas para todo el pueblo, particularmente para las masas trabajadoras, que son quienes menos los han disfrutado.
5. Traspasar al pueblo, mediante la nacionalización y la creación de empresas colectivas y asociativas, los medios de producción y distribución fundamentales, ahora acaparados por la oligarquía y los monopolios estadounidenses: la tierra en poder de los grandes terratenientes, las empresas productoras y distribuidoras de electricidad, la refinación del petróleo, las empresas industriales, comerciales y de servicios monopólicos, el comercio exterior, la banca, las grandes empresas del transporte. Todo ello sin afectar a los pequeños y medianos empresarios privados, a los cuales se dará estímulo y apoyo, en todo sentido, en las diversas ramas de la economía nacional.
6. Elevar el nivel material y cultural de la vida de la población.
7. Crear el nuevo Ejército de nuestro país, que surgirá fundamentalmente en base del Ejército Popular construido en el curso del proceso revolucionario, al cual podrán incorporarse aquellos elementos sanos, patrióticos y dignos que pertenecen al ejército actual.
8. Impulsar la organización popular en todos los niveles, sectores y formas, para garantizar su incorporación activa, creadora y democrática al proceso revolucionario y conseguir la más estrecha identificación entre el Pueblo y el Gobierno.
9. Orientar la política exterior y las relaciones internacionales de nuestro país, por los principios de la independencia y la autodeterminación, la solidaridad, la convivencia pacífica, la igualdad de derechos y el respeto mutuo entre los estados.
10. Con todo ello, asegurar en nuestro país la paz, la libertad, el bienestar del pueblo y el sucesivo progreso social.

EL GOBIERNO DEMOCRATICO REVOLUCIONARIO, SU INTEGRACIÓN Y SU PLATAFORMA DE CAMBIOS POLÍTICOS, ESTRUCTURALES Y SOCIALES

El GOBIERNO DEMOCRÁTICO REVOLUCIONARIO se integrará con representantes del movimiento revolucionario y popular de los partidos, organizaciones, sectores y personalidades democráticos, dispuestos a participar en la realización de la presente Plataforma Programática.
Este Gobierno se apoyará en una amplia base social y política formada en primer lugar, por la clase obrera, el campesinado y las capas medias avanzadas; íntimamente unidas a ellas, estarán todas las capas sociales dispuestas a llevar adelante esta Plataforma; pequeños y medianos empresarios industriales, comerciales, artesanales, agropecuarios (pequeños y medianos cafetaleros y de los otros renglones de la agricultura y ganadería). Comprenderá así mismo, a los profesionales honestos, al clero progresista, a partidos democráticos como el MNR, los sectores avanzados de la Democracia Cristiana; a los oficiales dignos y honestos del ejercito, que estén dispuestos a servir a los intereses del pueblo y todo otro sector, grupo, personalidades o segmentos que aboguen por la amplia democracia para las masas populares, por el desarrollo independiente, por la liberación popular.
Todas estas fuerzas concurren actualmente a integrarse en una alianza democrática y revolucionaria en la que se respeta plenamente la ideología política y religiosa de cada una. La forma orgánica de esta alianza voluntaria al servicio del pueblo salvadoreño, será un resultado del consenso de todos aquellos que la integren.

I. MEDIDAS INMEDIATAS EN LO POLÍTICO

1. Cese a la represión contra el pueblo en todas sus formas y libertad de los presos políticos.
2. Esclarecimiento de los presos y desaparecidos desde 1972 y castigo a los responsables (militares y civiles) de crímenes contra el pueblo.
3. Desarme y disolución efectiva de los cuerpos represivos ANSESAL, ORDEN, Guardia Nacional, Policía Nacional, Policía de Hacienda, Policía de Aduana y sus respectivas “Secciones Especiales”; de la “Escuela de Contra-Insurgencia” de Gotera y el llamado “Centro de Instrucción de Ingeniería de la Fuerza Armada (CIIFA)” de Zacatecoluca; de las patrullas militares, cantonales y suburbanas; de las bandas paramilitares privadas de la oligarquía y de toda clase de organizaciones, reales o nominales, dedicadas a la acción y difamación criminales contra el pueblo y sus organizaciones.
Los ahora mal llamados Cuerpos de Seguridad serán sustituidos por una policía civil
4. Disolución de los actuales poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), derogatoria de la Constitución Política y de todos los decretos que la hayan modificado o sustituido. El GOBIERNO DEMOCRATICO REVOLUCIONARIO dictará una ley constitutiva y organizará al estado y sus actividades con el propósito de garantizar los derechos y libertades del pueblo y el logro de los demás objetivos y tareas de la revolución. A este respecto, el GOBIERNO DEMOCRÁTICO REVOLUCIONARIO se adherirá a la “Declaración Universal de los Derechos Humanos” de las Naciones Unidas.
Dicha ley constitutiva regirá mientras el pueblo salvadoreño se de a una nueva Constitución Política que refleja fielmente sus intereses.
5. Se reestructurará el poder Municipal de manera que sea un órgano de amplia participación de las masas en a gestión del Estado, un órgano real del nuevo poder popular.
6. El GOBIERNO DEMOCRÁTICO REVOLUCIONARIO realizará una intensa labor de educación liberadora, difusión cultural y organización entre las más amplias masas, a fin de promover su incorporación conciente al desarrollo, fortalecimiento y defensa del proceso revolucionario.
7. Fortalecer y desarrollar el Ejército Popular, al cual se incorporarán los elementos de tropa, suboficiales, oficiales y jefes del actual Ejército que mantengan una conducta limpia, rechacen el intervencionismo extranjero contra el proceso revolucionario y apoyen la lucha liberadora de nuestro Pueblo.
El nuevo Ejército será el verdadero brazo armado del Pueblo, estará a su servicio, será absolutamente fiel a sus intereses y a su revolución; será una Fuerza Armada verdaderamente patriótica, defensora de nuestra soberanía y autodeterminación, decidida partidaria de la convivencia pacífica entre los pueblos.
8. Nuestro país será retirado del CONDECA, del TIAR y de cualquier otro organismo militar o policial que sea instrumento de intervencionismo.
9. El GOBIERNO DEMOCRÁTICO REVOLUCIONARIO establecerá relaciones diplomáticas y comerciales con los demás países, sin discriminar en razón de los diferentes sistemas sociales, sobre la base de la igualdad del derecho, la mutua convivencia y el respeto a la autodeterminación.
Se prestará especial atención al desarrollo de relaciones amistosas con los demás países del área centroamericana (incluidos Panamá y Belice), encaminados a afianzar la paz y la vigencia del principio de no intervención. Particularmente se cultivará el estrechamiento de fraternales relaciones con Nicaragua, como expresión de la comunidad de ideales e intereses entre nuestra Revolución y la Revolución Sandinista.
Nuestro país se incorporará como miembro al movimiento de Países No Alineados y desarrollará una política invariablemente afiliada a la defensa de la paz mundial y en favor de la distensión.

II. LOS CAMBIOS ESTRUCTURALES

El GOBIERNO DEMOCRÁTICO REVOLUCIONARIO procederá a:

1. Nacionalizar todo el sistema bancario y financiero. Esta medida no afectará los depósitos demás intereses del público.
2. Nacionalizar el Comercio Exterior.
3. Nacionalizar el Sistema de Distribución de la Electricidad y de las Empresas de Producción de las mismas que estén en manos privadas.
4. Nacionalizar la refinación del petróleo.
5. Realizar la expropiación, según la conveniencia nacional, de las empresas monopólicas en la industria, el comercio y los servicios.
6. Realizar una profunda Reforma Agraria que ponga la tierra, ahora en manos de los grandes terratenientes, a disposición de las grandes masas que la trabajan, de acuerdo a un plan efectivo que beneficie a las grandes mayorías de campesinos pobres, medios y asalariados agropecuarios y que promueva el desarrollo de la producción de la agricultura y la ganadería.
La Reforma Agraria no afectará a los pequeños y medianos propietarios de tierra, quienes recibirán estímulos y apoyo para hacerla producir cada vez mejor.
7. Realizar una Reforma Urbana que beneficie las grandes mayorías, sin afectar la pequeña y mediana propiedad de inmuebles.
8. Transformar a fondo el Sistema Tributario, de manera que el pago de impuestos no recaiga sobre los trabajadores. Se disminuirán los impuestos indirectos sobre los artículos y servicios del amplio consumo. Esto se hará posible no sólo por la reforma al sistema tributario, sino también porque el Estado percibirá fuertes ingresos provenientes de la actividad del sector nacionalizado de la economía nacional.
9. Establecer efectivos mecanismos de ayuda crediticia, fomento económico y técnico para la pequeña y mediana empresa privada en todas las ramas de la economía del país.
10. Establecer un sistema de efectiva planificación de la economía nacional, que permita impulsar un desarrollo equilibrado.

III. MEDIDAS EN LO SOCIAL

El GOBIERNO DEMOCRATICO REVOLUCIONARIO orientará sus labores en el terreno social hacia los logros siguientes:

1. Crear fuentes de trabajo suficientes, de manera de absorber la desocupación en el más breve plazo posibles.
2. Hacer efectiva una política salarial justa basada en:
i. Regulación de los salarios, teniendo en cuenta el costo de la vida.
ii. Enérgica política de control y rebaja de precios de los artículos y servicios de primera necesidad.
iii. Aumento sustancial de los servicios sociales a las grandes masas populares. (Seguro Social, educación, diversiones, salud, etc.)
3. Crear un Sistema Nacional Único de Salud, que garantice a toda la población (urbana y rural) un eficiente servicio de medicina, principalmente preventiva.
4. Realizar una campaña masiva de alfabetización que en el menor plazo posible acabe con la lacra social del analfabetismo.
5. Desarrollar un Sistema Educativo Nacional, de manera que asegure la enseñanza primaria a toda la población en edad escolar y se amplíe sustancialmente la educación secundaria y universitaria elevando la calidad y diversificación científico-técnico en todos los niveles e incrementando progresivamente su gratuidad.
6. Promover en amplia escala la actividad y la difusión cultural, apoyando y estimulando efectivamente a os artistas y escritores nacionales, rescatando y desarrollando el patrimonio cultural de la nación, incorporando al acerbo cultural de nuestro pueblo o mejor de la cultura universal y organizando el acceso a todas las manifestaciones de la cultura para las amplias masas populares.
Es opinión unánime de las fuerzas populares y democráticas, que sólo con la realización de las medidas contenidas en esta plataforma, se podrá resolver la profunda crisis estructural y política de nuestro país, en beneficio del pueblo salvadoreño.

Únicamente la oligarquía, el imperialismo norteamericano y quienes sirven a sus intereses antipatrióticos, se oponen y conspiran contra estos cambios.
A partir del 15 de octubre de 1979, diversos partidos y sectores, vanamente han intentado, desde el Gobierno, llevar a la práctica gran parte de las medidas que proponemos, sin derrotar primero al viejo poder reaccionario y represivo y sin instaurar un poder verdaderamente revolucionario y popular.
Esta experiencia confirmó con toda claridad, que esta obra transformadora sólo puede realizarla el movimiento revolucionario unido, en alianza con todas las fuerzas democráticas.
La hora de esta histórica victoria liberadora, por la que el pueblo salvadoreño ha luchado y derramado heroicamente tanta sangre suya, está llegando. Nada ni nadie podrá impedirlo.

¡POR LA UNIDAD DE LAS FUERZAS REVOLUCIONARIAS Y DEMOCRÁTICAS!

¡HACIA LA CONQUISTA DEL GOBIERNO DEMOCRÁTICO REVOLUCIONARIO!

COORDINADORA REVOLUCIONARIA DE MASAS

Por el Comité Coordinador Nacional de la UNIÓN DEMOCRATICA NACIONAL, UDN
Co. Manuel Franco

Por la Comisión Política Nacional de las LIGAS POPULARES – 28 DE FEBRERO, LP-28
Co. Leoncio Pichinte

Por el BLOQUE POPULAR REVOLUCIONARIO, BPR
Co. Juan Chacón
Co. Julio Flores

Por el Comité Coordinador Nacional del FRENTE DE ACCION POPULAR UNIFICADA, FAPU
Co. Héctor Recinos
Co. José Napoleón Rodríguez Ruiz

San Salvador, El Salvador, C.A.
23 de febrero de 1980