Energía, comunicaciones y centros comerciales en El Salvador

Energía, comunicaciones y centros comerciales en El Salvador
Por Roberto Pineda San Salvador, 18 de marzo de 2015

La economía salvadoreña del siglo XXI, todavía en el marco del sistema capitalista dependiente y globalizado, se ha modificado profundamente y esto ha impactado tanto en el sector empresarial como en el de los trabajadores. Y estos cambios han impactado en los roles de elementos estratégicos como la energía, las telecomunicaciones, así como de las actividades relacionadas con los centros comerciales, hoteles y restaurantes.

En el caso particular de la energía y las telecomunicaciones, hoy controladas por el capital transnacional, únicamente una política de Estado orientada a recuperar estas palancas estratégicas del desarrollo nacional merece llamarse de izquierda. En el caso de hoteles, restaurantes y centros comerciales, son de los principales nichos de la actual oligarquía comercial-importadora, antigua oligarquía financiera, nieta de la oligarquía agro-exportadora. Y se expresan en tres grandes grupos de la burguesía comercial: los Poma (Grupo Roble), Meza (Grupo Agrisal) y Simán. A continuación exploramos estos sectores tanto en sus antecedentes históricos como en su actualidad.

Antecedentes históricos y actualidad de la producción de energía

La electricidad es el pilar fundamental del desarrollo industrial de El Salvador. Y el que controla la generación y distribución de este bien posee una de las palancas estratégicas de la economía. En nuestro caso, la generación es todavía nacional pero su distribución se comparte entre una compañía estadounidense (AES) y otra colombiana (Delsur).

La electricidad en El Salvador tiene su cuna en Soyapango. En 1890, Gustavo Lozano, Herman Prowe, Carlos D ́Aubuisson, Manuel Estévez y Maximiliano Cohn inician su producción, distribución y comercialización. Instalan en el sector de Agua Caliente, la primera planta de generación de la Compañía de Alumbrado Eléctrico de San Salvador, CAESS , con una turbina hidroeléctrica de 70 caballos de capacidad, que únicamente permitía la iluminación del hoy centro histórico de la capital, en esa época con 32, 000 habitantes. Todavía se observan las huellas en el lugar de estas instalaciones. Y el primer lugar donde nació la luz fue el Parque Bolívar, hoy Plaza Cívica o Parque Barrios.

Dos años después, en 1892 se crea en Santa Ana la Compañía de Luz Eléctrica, CLESA, orientada a los departamentos de Santa Ana, Sonsonate, Ahuachapán y parte del Departamento de La Libertad.

En el caso de CAESS esta empresa creció rápidamente y en pocos años atendía otros departamentos del país como Chalatenango, Cabañas, Cuscatlán, San Vicente, Morazán, San Miguel, La Unión, La Paz y La Libertad. Y en 1930 CAESS inicia sus operaciones como empresa de Alumbrado Público. En 1936 su capital accionario fue vendido a inversionistas canadienses con quienes el Gobierno acordó una concesión para administrar CAESS durante los siguientes 50 años, o sea hasta 1986.

En 1945 bajo la dictadura militar de Salvador Castaneda Castro, se crea la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL) que desde el estado asume la producción energética, dejando a la empresa canadiense CAESS únicamente con la distribución.

Al concluir la concesión, en 1986, bajo el gobierno del Ing. José Napoleón Duarte y en plena guerra, la generadora y transmisora estatal, CEL, pasa a administrar los bienes de CAESS y comienza a preparar tanto la reestructuración como la futura privatización de la Compañía. Entre 1994 y 1996, bajo el gobierno de Calderón Sol, las empresas viven un proceso de reestructuración donde en occidente desaparecen CLEA y CLES y son absorbidas por CLESA. En el caso de CAESS se fracciona y nacen dos nuevas empresas: DEL SUR S.A. de C.V. y EEO S.A. de C.V. En esta ruta en 1995, se decide dividir a CAESS en tres compañías diferentes: CAESS SUR (ahora DELSUR), CAESS ORIENTE (ahora EEO) y CAESS NORTE (ahora CAESS).

En 1998, se realiza la privatización de estas tres distribuidoras y la venezolana EDC adquiere las acciones de CAESS y de EEO. Las acciones compradas de CAESS incluían la Distribuidora Eléctrica de Usulután, S.A. de C.V. (DEUSEM). Posteriormente, en junio de 2000, EDC vende estas acciones a la estadounidense AES Corp. En el caso de DELSUR esta fue adquirida en 1998 por la corporación mexicana AEI, y vendida en 2011 a la colombiana EPM.

En la actualidad existen cinco compañías de distribución. La participación en el mercado con datos de 2006 fue la siguiente: CAESS: 44% Delsur: 25 , AES-CLESA: 18, EEO: 10% y Deusem: 2% . CAESS, CLESA, EEO (Empresa Eléctrica de Oriente) y Deusem (Distribuidora Eléctrica de Oriente) están controladas por AES Corporation, mientras que Delsur por la colombiana Empresa Pública de Medellin, EPM. AES controla el 75% mientras que EPM el 25%.

El heroico Sindicato de la Industria Eléctrica de El Salvador, SIES

Entre los años 1946-1950 trabajadores de CAESS, CLESA, CEO y CLES crearon una estructura mutualista con características de Cooperativa, la cual fue llamada Sociedad de Empleados Eléctricos. A mediados de 1947 a través de dicha Asociación presentaron un Pliego Reivindicativo a las Administraciones de CAESS, CLESA, CEO y CLES, donde advertían que de no resolverse favorablemente lo planteado, los trabajadores estaban decididos a implementar una huelga.

Era tan claro el objetivo que recaudan 35 mil colones, para sufragar gastos de alimentación y movilización en caso de llegarse a la huelga. Finalmente, este conflicto se resolvió favorablemente para los trabajadores. Pero, no obstante esta victoria, los empleados del sector eléctrico estaban decididos a organizarse y se dan las primeras reuniones clandestinas de los fundadores. Las reuniones eran semanales y en los lugares que generaban menos sospecha, incluyendo uno que otro bar.

Fue en una de esas reuniones clandestinas a inicios del año 1951 que se llegó al acuerdo de dar el salto cualitativo en cuanto a crear una estructura reivindicativa con una expresión sociopolítica clara y contundente, que permitiría en términos generales mejorar las condiciones laborales de los trabajadores del sector y con la disposición de luchar para evitar acciones represivas en las empresas. Con base a estos esfuerzos, el 15 de septiembre de 1951 se funda el Sindicato de la Industria Eléctrica de El Salvador, SIES, uno de los más poderosos contingentes del movimiento sindical hasta la actualidad. La primera junta directiva estuvo dirigida por Herbert Martínez Álvarez.

La creación del SIES en 1951 genera un auge organizativo que permite la creación de seccionales en Santa Ana, Sonsonate, San Miguel, San Salvador, y Ahuachapán, donde se afiliaron los trabajadores de las empresas CAESS, CLESA, DEUSEM, DE MATHEU, CLES , CLEA, CECSA, CEO, COSAE. Las últimas 5 empresas mencionadas ya han desaparecido.

Años después, el 17 de noviembre de 1972, ante la necesidad de contribuir a la unificación del movimiento sindical desde una óptica de lucha, se crea la Federación Nacional Sindical de Trabajadores Salvadoreños, FENASTRAS. Nace en el local del SIES, ubicado en la 12 Avenida Norte número 219 en San Salvador. En FENASTRAS se aglutinaron junto al SIES otros combativos sindicatos de esa época, hoy ya desaparecidos, tales como el Sindicato Industrial de Dulces y Pastas alimenticias, Sindicato del IVU (Instituto de Vivienda Urbana), Sindicato de la empresa FORESMOST, Sindicato de Tecnillantas, Sindicato de Industria Textil, Sindicato de la Unión Pesquera Nacional y Sindicato del Beneficio Acahuapa, entre otros.

En octubre de 1978, los compañeros del Sindicato de la Central Azucarera de Izalco se declaran en huelga, y buscan el apoyo solidario del SIES Seccional CLES y en ese apoyo juega un papel protagónico la compañera Ana Silvia Olán, militante del Partido Comunista, PCS, quien era la secretaria administrativa de dicha Seccional. Los cuerpos represivos de la Guardia Nacional y la Policía de Hacienda no le perdonaron este gesto solidario, la identificaran y la asesinaran con lujo de barbarie dentro del mismo local de la Seccional.

A finales de septiembre de 1982, fueron secuestrados, torturados y posteriormente asesinados los compañeros Mauricio Ángel Valenzuela y Roberto Portillo Soto, ambos miembros de la Junta Directiva General del SIES. En la actualidad el SIES forma parte de la Federación Sindical de Trabajadores de los Servicios Públicos de El Salvador FESTRASPES. A través de dicha Federación, son parte de la Confederación Sindical de Trabajadoras y Trabajadores Salvadoreños CSTS, y de la Coordinadora Unitaria Sindical salvadoreña, CUSS.

El heroico Sindicato de la Industria Eléctrica de El Salvador, STECEL

En la industria eléctrica, coexistieron dos sindicatos: el de las empresas privadas y el de trabajadores del estado. En 1972 bajo la dictadura militar de Arturo Molina, surge el Sindicato de Trabajadores de Empresa de CEL, STECEL. Desde su nacimiento despliega una intensa jornada de lucha reivindicativa. STECEL es uno de los sindicatos que en 1972 constituyen FENASTRAS, junto con SICAFE, STITAS, SIDPA, SIPES, SIP, ATACES y SETA. De esta forma FENASATRAS aglutina a sectores estratégicos de la economía nacional tales como energía, telecomunicaciones, beneficios cafetaleros, textiles, pesca, puertos y agua.

En 1974 STECEL como parte de FENASTRAS, es de los fundadores del Frente de Acción Popular Unificada, FAPU. En 1980 STECEL conducido por Héctor Bernabé Recinos, y como parte del FAPU pasa a integrar la Coordinadora Revolucionaria de Masas, CRM. El 22 de agosto STECEL en el marco de la lucha contra la dictadura militar, impulsa un corte nacional de la energía eléctrica. Por esta acción son capturados Recinos junto con Arnulfo Grande, Arnulfo Preza, y otros dirigentes de STECEL. Fueron puestos en libertad hasta octubre de 1984 y recibieron asilo político en Holanda.

Antecedentes históricos y actualidad de la industria de la comunicación

Es durante el auge cafetalero de finales del siglo XIX que se establece en 1870 en El Salvador la primera línea telegráfica, enlazando la capital con el puerto de La Libertad. En 1876 aparece el primer teléfono y en 1889 surge la primera oficina de telégrafos y teléfonos. El estado se ponía al servicio de la recién nacida oligarquía cafetalera.
En 1916 llega al país la compañía sueca Eriksson, por cierto comprada en el 2012 por la japonesa Sony e instala líneas telefónicas subterráneas y una primera central urbana con 1,050 líneas e interurbana con 50 líneas.
En 1936 el general Martínez construye el histórico edificio conocido como el Telégrafo, que pasa a convertirse desde entonces en blanco obligado de cualquier intento golpista. En 1963, bajo el gobierno del Coronel Julio Adalberto Rivera, se crea la Administración Nacional de Telecomunicaciones, ANTEL; institución rectora de este sector estratégico de la economía nacional. En 1975 se faculta a ANTEL para controlar de manera exclusiva el espectro electromagnético del país.

En 1996 en el marco de los procesos de privatización impulsados por los gobiernos del partido ARENA, bajo el gobierno de Calderón Sol, las telecomunicaciones dejan de ser nacionales y se privatizan. Y ANTEL se divide en dos empresas: CTE- ANTEL para operar el servicio alámbrico e INTEL, para el servicio inalámbrico de telecomunicaciones. En 1998 se vende el 51% de las acciones de CTE-ANTEL a la compañía France Telecom por $275 millones así como el 51 % de las acciones de INTEL por $41 millones, a la española Telefónica. CTE-ANTEL fue posteriormente adquirida por la compañía mexicana América Móvil.

En la actualidad tanto el mercado de telefonía fija como el de telefonía móvil es disputado por cuatro grandes corporaciones internacionales: Tigo El salvador, parte del grupo Milicom de Luxemburgo; la mexicana Claro El Salvador que anteriormente operaba con las marcas Personal, Aló, Telecom, CTE Telecom y Antel; Digicil El Salvador, parte del grupo empresarial irlandés Digicel Group y la española Movistar, parte del grupo Telefónica. Es una disputa entre capitales luxemburgués, mexicano, irlandés y español.

En síntesis, en El Salvador del siglo XXI una corporación estadounidense y otra colombiana controla la distribución de la energía mientras que en las telecomunicaciones la disputa es entre tres corporaciones europeas: Tigo, Digicel y Movistar y una mexicana Claro.

El heroico Sindicato de ANTEL, ASSTEL.

En 1984, en plena guerra, surge un esfuerzo organizativo que se plasma en la Asociación Salvadoreña de Trabajadores de Telecomunicaciones, ASSTEL. ASTEL y su principal dirigente, Humberto Centeno, fallecido recientemente y Ministro de Trabajo durante el gobierno de Mauricio Funes jugaron un papel destacado en la creación de la Unidad Nacional de Trabajadores Salvadoreños, UNTS, en febrero de 1986, así como en los esfuerzos por lograr una salida política al conflicto armado. Al privatizarse ANTEL, ASSTEL desaparece.

Antecedentes históricos y actualidad de la industria hotelera

Se atribuye al alemán Alexander Porth la creación a finales del siglo XIX del primer hotel llamado Nuevo Mundo, que estaba ubicado en la 4ta. Calle Poniente y Avenida Cuscatlán. En los años 50 del siglo pasado, se estableció en este mismo lugar el Hotel Astoria. Posteriormente, en 1912 otro alemán, Jorge Mullenhof, funda la Pensión Germana, con atención en inglés, francés y alemán. En 1916 los italianos contraatacan y Vignolo crea el Hotel Occidental, en la Calle Delgado frente a la entonces Residencia Presidencial, y luego el Hotel Italia, que quedaba frente a la actual farmacia central. Ese mismo año en Santa Ana surgen los hoteles Florida y Roosevelt.

En 1922 Luís Jacinto Flores abre el Hotel Hispanoamericano, para ese entonces un rascacielos de cuatro pisos, además de madera, frente a la Plaza Barrios, donde está hoy la Biblioteca Nacional. En 1935 Jorge Windeisen inaugura el Hotel Internacional. Una segunda etapa hotelera está vinculada a los procesos de integración regional de mediados de siglo XX y el auge del Aeropuerto de Ilopango.
Inicia en la exclusiva Colonia Escalón, en las faldas del volcán de San Salvador, la construcción a mediados de los años 50 del Hotel Intercontinental, el cual es inaugurado en junio de 1958. En 1975 es sede del concurso Miss Universo en nuestro país y funcionaba bajo el patrocinio de la cadena Sheraton.
En 1990 se desliga de la vinculación internacional y opera como Hotel El Salvador. En 1999 se asocia a la cadena Radisson y pasa a llamarse Hotel Radisson Plaza El Salvador. En 1964 surge el Gran Hotel San Salvador, sobre la Avenida España, que es destruido por el terremoto del 1986 desapareciendo el mítico Bar Skandia.
En 1970 surge sobre la Alameda Roosevelt el Hotel Alameda. En 1971 el Hotel Ritz. En 1972 la familia Poma inaugura el Hotel Camino Real vinculado a su centro comercial Metrocentro. Este mismo año surge el Hotel Terraza. En 1978 se inaugura el Hotel Presidente y en 1979 el Hotel Siesta. En 1997 abre sus puertas el Hotel Princess Zona Rosa, vinculado a la cadena Hilton.
En la actualidad existen cuatro grupos empresariales salvadoreños, vinculados a cadenas internacionales, que se disputan el control sobre la industria hotelera: estos son el Grupo Poma, Grupo Agrisal (familia Meza), Grupo Bolívar (familia de Sola) y Grupo Safie. Su vinculación con el negocio hotelero es de décadas.
El patriarca Luis Poma inicio en 1970 la construcción del Hotel Camino Real y de su respectivo centro comercial Metrocentro. Posteriormente busca la sombra de una cadena internacional inclinándose por la poderosa IHG. En la actualidad el Grupo Real (Poma) opera con tres franquicias internacionales: la inglesa InterContinental, y las estadounidenses Choice y Marriot. En 1970 Luís Poma, como patriarca de este conglomerado empresarial, decidió ampliar su portafolio de negocios con acciones en la industria hotelera.
Dos años después inaugura su primer hotel de cinco estrellas, el Hotel Camino Real junto a su también primer centro comercial, Metrocentro. Veinte años después, en 1994 abre su segundo hotel de cinco estrellas, esta vez en San José, Costa Rica. En 1995 surge el Grupo Real como la división hotelera del poderoso Grupo Poma que luego cambia su nombre en 2006 a Real Hotel and Resorts. En 1997, inaugura su tercer hotel de cinco estrellas, en San Pedro Sula, Honduras.
Por su parte, el grupo Agrisal formado en 1953, y vinculado a la familia Meza, inauguró en las faldas del volcán de San Salvador, en 1958 el Hotel El Salvador, vinculado originalmente a la cadena de hoteles Sheraton, que en el 2005 asume el nombre de Radisson Plaza y en el 2010 de Crowne Plaza. Está conectado con el importante centro corporativo World Trade Center y Torre Futura, del mismo grupo Agrisal, conducido por el empresario Roberto Murray Meza, presidente del Fomilenio II. Además son propietarios del Holiday Inn, ubicado en Santa Elena.

La rama hotelera del salvadoreño Grupo Bolívar, vinculado a la familia de Sola, que en alianza con capitales guatemaltecos en el Hospiteum Corporation, abrió su primer hotel en marzo de 1993 en Guatemala, el Princess Reforma. Cuatro años después, en 1997 inauguran el hotel de cinco estrellas, Princess Zona Rosa en San Salvador. En 1998 abren el hotel Princess en Managua, Nicaragua y en 1999 el Hotel Princess en San Pedro Sula, Honduras. En 2004 estos cuatro hoteles se convierten en filiales de la cadena hotelera Hilton Internacional, adoptando el apellido de la segunda cadena en importancia a nivel mundial.
La Corporación Salvadoreña de Inversiones, CORSAIN, construyó el Hotel Presidente en 1979, y en 1992 el presidente Cristiani lo privatiza y lo vende a Oscar Antonio Safie Zacarías. En 1999 Safie adquiere la franquicia de la cadena hotelera Marriot, la cual utiliza hasta el año 2003. En julio de 2005 adquiere la franquicia Sheraton por diez años. En 1989 la marca Sheraton se retiró del país luego de la ofensiva guerrillera de noviembre en la que tropas del FMLN ocuparon la instalación. Antonio Safie es además dueño de Grupo Megavisión (Canal 21), Salnet, Hotel Siesta, Rayones de El Salvador, Hilanderías de Exportación y presidente de Seguros del Pacífico.
Antecedentes históricos y actualidad de la industria de restaurantes

A nivel de restaurantes existe un enfrentamiento entre las grandes corporaciones internacionales y los negocios de capital nacional, así como alianzas entre capitalistas nacionales con estas corporaciones. Es en la década de los años setenta cuando aparecen las grandes cadenas internacionales e inicia un acelerado proceso de transculturación en este sector. No obstante esto, la comida nacional, y en particular las pupusas continúan siendo el plato principal de las mayorías populares.
En 1947 surge el restaurante Los Siete Mares, en la Col. San Benito, vinculados con el estamento militar de la época y con un estricto protocolo de traje completo para ingresar a sus instalaciones. En 1950 surgen los restaurantes Monterrey, de comida mexicana y El Migueleño. Y de esa época son el mítico Frijolitos Carlota en La Praviana, que sucumbió ante el conflicto armado.
Y en esa época del PRUD y del presidente Osorio surgen también los famosos Drive-Inn, como el Café Don Pedro, El Mejicano y el Flamingo, a los cuales había que llegar en vehículo y se servía la comida en bandejas portátiles. En 1964 Doña Graciela de Hollman crea el concepto de La Parrilla (carne asada, arroz, chirimol y pan con ajo) y la obligada Pilsener. Luego surge en esta línea La Carreta y el Cheles.
En 1972 se establece en San Salvador la Pizza Boom, con la especialidad de comidas italianas. Ese mismo año frente al parque Morazán abre sus puertas el primer restaurante de la cadena estadounidense de hamburguesas McDonald, orientada hacia un público juvenil y de estudiantes, que vino a competir con la cadena Hardees, abierta en 1974, que en 1980 se convierte en Biggest, siempre propiedad de la familia Salume.
En 1973 la cadena guatemalteca de pollo frito Campero, propiedad del Grupo Gutiérrez, abre su primer local en el Boulevard de los Héroes. Luego abre el segundo en la Calle Rubén Darío y cuenta en la actualidad con más de 40 establecimientos. En 1974 ofrece sus servicios la Totos Pizza. En 1985 abre sus puertas el restaurante Paradise, propiedad del Grupo (Conrado y Francisco) Rovira de la Corporación Pirámide.
En 1987 se establece la cadena estadounidense Pizza Hut y termina con las pizzerías locales. Este mismo año surge La Pampa Argentina. En 1989 surge Mr. Donuts. En 1990 Lisandro Pohl inaugura el restaurante Dallas con especialidad en carnes, en la Zona Rosa y luego el Puerto Escondido, con espacialidad en mariscos. En 1992 entra en funciones la cadena Burger King. En 1996 abre sus puertas el restaurante guatemalteco Los Cebollines. En 1998 se inaugura el Toni Roma’s.

Antecedentes históricos y actualidad de la industria de centros comerciales (malls)

El empresario Luis Poma logró ampliar los negocios de su familia que descansaban originalmente en la venta de vehículos hacia el sector de los bienes raíces, hoteles y centros comerciales. Sus contactos gubernamentales le permitieron posicionarse en el sector noroccidental de la capital, e iniciar la construcción del primer centro comercial de El Salvador: Metrocentro, en la actualidad con 400 establecimientos comerciales y dividido en 12 etapas, y con su respectivo hotel: el Camino Real.

Metrocentro de los Poma rápidamente se convertiría en el nuevo eje de concentración comercial de la ciudad y contribuiría a la degradación del centro histórico capitalino como “eje de comercio, entretenimiento y cultura ciudadana” (Regazzoli 2002).

Y con el correr de los años el Grupo Poma, de origen catalán, iniciado por Don Bartolome Poma, se ha ido posicionando en todo el país e incluso en la región centroamericana. Existen tres sucursales de Metrocentro en Santa Ana, Sonsonate y San Miguel, además de Multiplaza en Antiguo Cuscatlan. E incluso sucursales en Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá.

E incluso los Poma se atreven a construir y manejar 6 hoteles Marriot en Colombia (Bogotá, Cali y Medellin) y uno en Santo Domingo, República Dominicana. Pero además construyen en Bogotá el Centro Comercial Multiplaza La Felicidad. Esto lo convierte en el grupo empresarial más poderoso de El Salvador.

Por otra parte, el Grupo Simán, con el edificio de su almacén principal destruido por el terremoto de octubre de 1986 decide incursionar en nuevos territorios y se instala en la Col. Escalón en la antigua Casona de la familia Guirola y a su alrededor construye el centro comercial Galerías. Posteriormente construyen en Antiguo Cuscatlán, el Centro Comercial La Gran Vía. Con 90 años de existencia, operando en las principales ciudades de El Salvador, San José; Costa Rica, Managua; Nicaragua y Ciudad de Guatemala; Guatemala.
Y también el Grupo Agrisal cuenta con su propio mall. Tiene como base la torre Futura (20 pisos) y la Plaza Futura con su respectivo hotel El Salvador Crowne Plaza. Y además el altamente lucrativo Centro Comercial Plaza Mundo en Soyapango. Grupo AGRISAL ingresó al negocio inmobiliario con la primera etapa del edificio de oficinas World Trade Center San Salvador. Y Agrisal también se ha regionalizado mediante la apertura en San José, Costa Rica en 2012 de la Plaza Tempo, con su respectivo hotel Holiday Inn San José-Escazú.

La bolsa

Bolsa

González, Erika

Es un mercado regulado donde se compran y venden valores financieros con el objetivo de tener el máximo beneficio en el menor plazo de tiempo posible. Entre los productos que se negocian en los MERCADOS bursátiles están las acciones de las sociedades anónimas, que representan una parte del capital social de la empresa. Precisamente, el mercado de acciones y la globalización económica y financiera han facilitado el rápido crecimiento de estas empresas cotizadas, lo cual ha contribuido de forma importante a configurar el rol actual que juegan las grandes EMPRESAS TRANSNACIONALES en la economía mundial.

La Bolsa, como institución, nació a finales del siglo XV en las ciudades de Europa occidental que concentraban una mayor actividad comercial y donde tuvieron lugar las primeras transacciones financieras. La primera Bolsa importante fue la de Ámsterdam, fundada en 1602 por la Compañía Holandesa de las Indias Orientales. En España, la Bolsa de Madrid se registra oficialmente en 1831, y años después se crean las Bolsas de Bilbao (1890), Barcelona (1915) y Valencia (1980). Actualmente, a nivel mundial, el mercado bursátil más conocido es el situado en Wall Street, la Bolsa de Nueva York.

Las Bolsas son organizadas por las sociedades rectoras; en el caso español, ese papel lo ejerce la empresa Bolsas y Mercados Españoles (BME). Dicha compañía —que, a su vez, también cotiza en Bolsa y forma parte del Ibex-35— es el operador de todos los MERCADOS de valores y sistemas financieros en el Estado español. En 2012, los accionistas mayoritarios de BME son el Banco de España, BBVA, Caixabank, Banco Financiero y de Ahorros (BFA) —una sociedad controlada hoy al 100% por el Fondo de de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), accionista mayoritaria de Bankia— y BNP Paribas. Otro agente que hay que tener en cuenta es la institución supervisora, ya que al ser un mercado regulado las compras y ventas deben cumplir con una serie de leyes y ha de existir un órgano supervisor que vigile las posibles irregularidades. En relación con las Bolsas españolas, este órgano es la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), una agencia pública cuya eficiencia ha sido cuestionada al no evitar graves irregularidades como, por ejemplo, las que acontecieron con el caso Gescartera en 2001, la suspensión de pagos de Martinsa-Fadesa en 2008 y la quiebra de varias cajas de ahorro tras su salida a Bolsa en plena crisis financiera, donde Bankia se destaca como el caso más notorio: las acciones de este banco, que se cotizaban a un precio de 3,75 euros en el momento de su salida a Bolsa en julio de 2011, se desplomaban un 83% un año después, llegando a tener un valor de 0,651 euros por acción.

Acciones, dividendos y beneficios para las transnacionales

La cotización en Bolsa tiene un gran atractivo para las EMPRESAS TRANSNACIONALES y les aporta la posibilidad de obtener una mayor capacidad de financiación. Para ello, utilizan distintas vías: el crecimiento del valor de las acciones de las compañías, la emisión de nuevas acciones y la obtención de créditos en condiciones ventajosas. Actualmente están tomando fuerza también las ampliaciones de capital, por las cuales se emiten acciones nuevas para que puedan ser compradas, bien por los que ya son accionistas de la empresa o bien por otros nuevos. Esta inyección de dinero ha sido el mecanismo más importante para financiar la compra de empresas en el mercado global, permitiendo así la expansión de estas compañías a más regiones, a más población y a más sectores. Hay dos ejemplos claros en esta línea: el primero es el caso de Repsol, que hizo una de las mayores ampliaciones de capital monetario de la historia de la Bolsa española en julio de 1999, con el fin de absorber a la entonces argentina YPF; el segundo, el del Santander, que mediante una ampliación de capital captó 13.358 millones de euros en noviembre de 2004 con vistas a financiar la compra del banco inglés Abbey.

El objetivo último de la expansión global de las corporaciones transnacionales es la obtención del máximo beneficio, el cual se redirige, sobre todo, a retribuir a sus accionistas mediante el pago de dividendos. Por citar un ejemplo: en el año en que Telefónica obtuvo más de 10.000 millones de beneficios y batió el récord histórico de ganancias de las empresas españolas, el 70% de dichos beneficios se repartió como dividendo para los accionistas. Además, para cerrar el círculo, todo ello les posiciona mejor en los MERCADOS bursátiles de cara a conseguir una mayor financiación. No es de extrañar, por lo tanto, que las finanzas tengan una enorme influencia en la economía productiva, dando lugar a lo que se conoce como FINANCIARIZACIÓN. La planificación de la actividad de la empresa se pone, entonces, al servicio del crecimiento del valor en Bolsa: de este modo, por poner un caso, cuando Repsol anuncia el descubrimiento de nuevos campos, se revaloriza acto seguido su cotización bursátil y dicho incremento se destina, totalmente o en parte, a la RETRIBUCIÓN al accionista. Bajo esta lógica también se explica lo que se denomina “autocartera” —el número de acciones que una empresa se reserva para sí misma—, que proporciona un mínimo de control sobre el valor de las acciones por parte de la propia empresa y que se ofrece a los directivos de la compañía como parte de su RETRIBUCIÓN: la familia Botín, por ejemplo, tiene el 0,77% del capital del Banco Santander.

En este contexto, las compras y ventas de acciones entre unas empresas y otras responden, a su vez, a intereses financieros. En plena burbuja financiera, las multinacionales de la construcción compraron una parte importante del accionariado de las principales empresas energéticas: ACS entró en Unión Fenosa e Iberdrola; Sacyr, en Repsol; Acciona, en Endesa. Todo ello les sirvió para obtener grandes plusvalías en esos años; asimismo, con la quiebra de la burbuja especulativa, volvieron de nuevo a “hacer caja” con la desinversión y la venta de sus acciones en estas mismas compañías: FCC vendió la filial Flightcare, Repsol recompró a Sacyr el 10% de sus títulos en la petrolera, ACS puso a la venta sus acciones en Unión Fenosa…

Eso sí, aunque parezca que todo este flujo de movimientos de capitales no tiene repercusiones sociales y ambientales, la realidad es que se encuentra plenamente relacionado, por ejemplo, con los despidos masivos, ya sean por las fusiones entre empresas o por conveniencia bursátil. Otro caso, que actualmente está agravando la crisis ambiental y los conflictos sociales, es el de la revalorización bursátil de minerales, hidrocarburos e incluso alimentos básicos: el valor en Bolsa de estas materias primas y commodities ha impulsado el NEOEXTRACTIVISMO en muchos países y regiones de América Latina, África y Asia, donde se están destruyendo ecosistemas muy valiosos, desplazando poblaciones de su territorio y militarizando las zonas de explotación.

El poder del Ibex-35

Desde la integración de España en la Unión Europea, en 1986, hasta el año 2010, el valor bursátil del conjunto de las empresas cotizadas en la Bolsa española se multiplicó por trece. En ello han influido decisivamente el establecimiento del euro y las políticas neoliberales impulsadas por la UE, tales como el Tratado de Maastricht y el Tratado de Lisboa. Por un lado, las reformas neoliberales han impulsado todo un proceso de PRIVATIZACIONES de compañías estatales que, sumadas a las fusiones y adquisiciones, han conformado finalmente los grandes entramados empresariales españoles. Por otra parte, el euro permitió la creación de MERCADOS financieros de mayor dimensión, favoreció la confianza de las empresas españolas para hacer ampliaciones de capital y pedir grandes préstamos que, al final, se emplearon para financiar su expansión a América Latina.

Los MERCADOS bursátiles están formados por multitud de activos financieros y para facilitar la compra-venta de estos activos se crean índices que combinan los valores más representativos. En el caso español el más importante es el Ibex-35, un índice compuesto que engloba a los 35 valores de mayor liquidez que cotizan en las cuatro Bolsas españolas. Los sectores con mayor capitalización bursátil —valor que se calcula multiplicando el número de acciones por su valor unitario— dentro de este índice selectivo son los de banca, energía y agua. La concentración de un gran poder económico en pocas manos resulta todavía mayor si se tienen en cuenta las participaciones accionariales cruzadas de unas compañías con otras: basta comprobar, a modo de ejemplo, cómo hoy Caixabank posee el 12,5% de las acciones de Repsol mientras, a su vez, Caixabank y Repsol suman más del 65% del capital social de Gas Natural Fenosa. En el mismo sentido, si se revisa la composición de los consejos de administración de las principales empresas cotizadas, puede observarse que 47 personas son consejeros de al menos dos compañías del Ibex-35: Isidro Fainé, presidente de Caixabank, es a su vez consejero de Criteria, Telefónica, Repsol y Abertis; Demetrio Carceller, presidente de la cervecera Estrella Damm, es consejero de Sacyr y Gas Natural; Pablo Isla es presidente y consejero delegado de Inditex, a la vez que vocal en el consejo de administración de Telefónica.

Este entramado empresarial interconectado por medio de acciones compartidas cuestiona la teórica “libre competencia”. Y es que a los empresarios que comparten los puestos directivos y parte de la propiedad de estas compañías lo que les interesa es, precisamente, controlar el mercado: entre sus prioridades está el dominar los sectores económicos donde sus empresas tienen actividad, obtener más financiación y mayores beneficios mediante operaciones bursátiles, y generar un frente común para que los sucesivos gobiernos apliquen las políticas económicas que maximicen los beneficios empresariales.

Los nuevos símbolos y rituales del enfrentamiento político en El Salvador

Los nuevos símbolos y rituales del enfrentamiento político en El Salvador
Roberto Pineda 8 de marzo de 2015

El duelo Bukele-dAubuisson determinará política salvadoreña hasta el 2019

A partir del 1 de marzo las gestiones y proyectos municipales de San Salvador y Santa Tecla, con sus respectivas figuras: Nayib Bukele y Roberto dAubuisson encarnan el enfrentamiento histórico entre dos proyectos sociales que se disputan el rumbo del país desde hace ochenta y cinco años, desde1930. Ambas ciudades tienen una profunda carga simbólica: la capital ha sido por décadas el reducto principal de las fuerzas de izquierda mientras que Santa Tecla es fundada en 1854 por la oligarquía cafetalera y su matriz conservadora.

Los ojos de amigos y enemigos estarán puestos en los rostros, los símbolos y rituales de estos dos jóvenes, ambos descendientes de inmigrantes, Nayib de origen árabe y Roberto de origen francés. Sus gestiones en los campos de la seguridad, el empleo y la calidad de vida estarán observados y serán calificaciones que les permitirán ya sea competir o retirarse de las presidenciales del 2019. Y para esta tarea tendrán tres años al frente de sus respectivas alcaldías.

Y es que el escenario principal de la lucha política electoral tiene diversos componentes. Uno de estos es el Ejecutivo que determina la política económica, las relaciones internacionales y la política social. Generalmente es el escenario principal del enfrentamiento social entre elección y elección. Pero no siempre es así. Y en este caso no será así.

Otro escenario es el Legislativo, donde concurren las principales fuerzas políticas y es el espacio para las alianzas y los debates. Otro es el Judicial, en nuestro caso con una presencia pública muy destacada a través de la Sala de lo Constitucional. Y coyunturalmente incluso el TSE (lo Electoral) puede como en la actualidad ocupar el espacio principal. Raramente lo son las Alcaldías (lo Municipal). Y el escenario lo pueden ocupar también las fuerzas sociales, los capitalistas (Empresarios) o el Movimiento Popular.

Durante los cuatro gobiernos de ARENA del 1989 al 2009 (Cristiani, Calderón Sol, Flores y Saca) el Ejecutivo fue el escenario principal de disputa. Era una disputa entre los intereses de la oligarquía y sus gobiernos y los de los sectores populares. Durante el primer gobierno del FMLN (Funes) se repite la tendencia pero esta vez es por primera vez en la historia, un enfrentamiento entre el Ejecutivo y la Oligarquía.

Durante el segundo gobierno del FMLN (Sánchez), que no ha cumplido todavía un año, el enfrentamiento se diluye y se orienta hacia la colaboración, y lo Legislativo pasa a ocupar un papel predominante. Pero en política los vacíos se llenan, y son precisamente los alcaldes electos Bukele y dAubuisson los que le darán seguimiento a esta disputa histórica no resuelta, desplazando a los otros componentes y sus personajes a jugar un papel secundario. Y en este marco, al movimiento popular le corresponde garantizar que la gestión de Bukele sea exitosa, pero sin sacrificar sus intereses.

Por otra parte, tanto la candidatura y presidencia de Funes (2009-2014) como la candidatura y futura gestión edilicia de Bukele obedecen a una amplia alianza entre las fuerzas revolucionarias, en este caso el FMLN, y distintas fuerzas democráticas, originadas en la burguesía no oligárquica de signo árabe. Es esta alianza política, social e incluso económica, la que ha permitido la derrota de la oligarquía y lograr la hasta hoy neutralidad del imperio.

Bukele es la última expresión de una ya larga tradición de acuerdos entre estos dos sectores, que tuvo su inicio en las jornadas populares de abril y mayo de 1944, en la lucha contra el dictador Martínez, y se manifestó como alianza entre el PUD y la UNT. Lamentablemente en 1932 esta alianza no pudo cuajar y eso es uno de los factores que explica la derrota de ese esfuerzo tanto electoral como insurreccional.

Los laberintos del Tribunal Supremo Electoral

La organización de estas elecciones ha sido un rotundo fracaso. Y este es un hecho evidente. Y los que dirigen desde el TSE este esfuerzo deben asumir la responsabilidad y no seguir buscando evadir este vergonzoso bulto. En definitivo lo que la población espera es resultados firmes y a tiempo., no justificaciones ridículas.

Cualquier esfuerzo por parte de los partidos políticos por disminuir o tratar de disimular este fracaso únicamente contribuye a generar mayor incertidumbre y desgaste político a quienes lo están intentando. En definitiva, la opinión pública ha presenciado los hechos y puede interpretar y juzgar y ya lo está haciendo.

La experiencia enseña que no basta con poseer un título académico para administrar un proceso con la complejidad del actual sistema electoral salvadoreño. Se necesita también humildad y capacidad de reconocer errores junto con una voluntad inequívoca por corregirlos.

La actual situación de conteo de votos obliga a agilizar la tarea pendiente de separar en el TSE las actividades jurisdiccionales de las administrativas y poder así continuar con el proceso de modernización que vive el sistema electoral y el sistema de partidos políticos, en el marco de esta democracia representativa contrainsurgente que nos legaron nuestros próceres constitucionalistas de 1983.

El nuevo mapa político salvadoreño

No poseemos resultados oficiales y posiblemente estos tardaran en llegar. No obstante esto, a partir de valoraciones de los distintos partidos podemos ya hacernos una idea de las modificaciones en la correlación de fuerzas a nivel de las tres canchas donde se jugó este partido: la del Parlacen, las legislativas y las municipales. Intentaremos una aproximación a los resultados electorales, tomando como base datos proporcionados por el matutino La Prensa Gráfica.

La llave legislativa ha cambiado de mano. Un primer probable resultado es la perdida por parte de la coalición FMLN- GANA de la mayoría simple de 43 diputados en la Asamblea Legislativa. Esto le anuncia serios problemas al segundo gobierno del FMLN para lograr la aprobación de proyectos estratégicos pero además incide en el nombramiento de funcionarios de segundo nivel. El FMLN o en su caso el Gobierno se verá obligado a negociar directamente con ARENA para poder desentrampar.

Hay una sociedad políticamente dividida. Un segundo resultado es la constatación que los partidos FMLN y ARENA reflejan los anhelos de la mayoría de salvadoreños. Son dos proyectos históricos en disputa, que no pudieron resolver el conflicto por la vía armada y hoy lo continúan por la vía electoral. Esto explica los estrechos márgenes de victoria en las ciudades principales., los cuales viene a poner en ridículo a encuestas como las de la UCA y la UTEC que sugerían amplias mayorías para el FMLN.

Y el tercer gran resultado y quizás el más significativo es la emergencia de una nueva generación que está realizando el relevo de la generación que condujo la guerra. Es un proceso aún no concluido pero si iniciado y la fuerza que logre ponerse a la delantera tendrá muchas ventajas hacia futuro. Esto es más evidente a nivel municipal que legislativo, y más evidente en ARENA que en el FMLN.

Un cuarto resultado es el derrumbe de patriarcas locales, como es el caso de la derrota de Will Zalgado en San Miguel luego de 15 años de predominio; y del FMLN en Santa Ana y Santa Tecla luego de 18 años en ambas ciudades mantener la plaza. Un quinto resultado es que el mapa político se pinta tricolor en el occidente del país y rojo en el oriente.

PARLACEN

El equilibrio estratégico entre FMLN y ARENA se mantiene. Ambos probablemente ingresaran ocho diputados por partido de un total de veinte. El PARLACEN es la apuesta clave por la integración regional.

ASAMBLEA LEGISLATIVA

El equilibrio estratégico entre FMLN y ARENA se mantiene. Según LPG del 5 de marzo la proyección legislativa comprende 29 diputados para el FMLN, 31 para ARENA, 8 para GANA, 7 para el PCN, y 8 en disputa dependiendo del voto cruzado, para alcanzar los 84. En San Salvador había en juego 24 diputados. De los cuales según LPG 9 corresponde a ARENA, 9 al FMLN, 1 a GANA, 1 al PCN, 1 al PDC y 3 se encuentran en disputa determinados por el voto cruzado.

Entre los más votados por ARENA se encuentra el actual Alcalde de San Salvador, Norman Quijano, y los actuales diputados Ana Vilma de Escobar y David Reyes. Por parte del FMLN, los actuales diputados Norma Guevara, Nidia Díaz y Medardo González. En el Occidente del país según LPG ARENA obtiene 7 diputados, el FMLN 5, GANA 2, PCN 2. En el Oriente el FMLN obtiene 7 diputados, ARENA 6, GANA 4.

Al hacer una comparación del número de diputados por partido, en las últimas votaciones legislativas, vuelve a comprobarse la situación de equilibrio estratégico determinado a la vez por el encaje electoral vigente, la modalidad de representación proporcional. Presentamos una gráfica que abarca los últimos treinta años.

Años/ partidos 1978 1982 1985 1988 1991 1994 1997 2000 2003 2006 2009 2012 2015
FMLN X X X X X 21 27 31 31 33 35 31 31
ARENA X 19 13 30 39 39 28 29 27 34 32 33 33
GANA X X X X X X X X X X X 11 11
PCN 54* 14 12 7 9 4 10 14 16 10 11 7 7
PDC X 24 33 23 26 18 11 5 5 2 5 1 1
CD X X X X 8 5 2 1 1

*PCN Compitió con el derechista y ganó las 54 diputaciones de la época. PPS denunció fraude.

ALCALDIAS

El equilibrio estratégico entre FMLN y ARENA se mantiene. ARENA alega haber ganado 133 alcaldías y el FMLN 86. El FMLN conquista la joya de la corona, San Salvador así como San Miguel. ARENA le arrebata al FMLN Santa Ana y Santa Tecla.

Años/partidos 2006 2009 2012 2015
San Salvador FMLN ARENA ARENA FMLN
Santa Tecla FMLN FMLN FMLN ARENA
Santa Ana FMLN FMLN FMLN ARENA
San Miguel PDCGANA GANA FMLN

La elección de Citi: El quinto banco de España al quinto lugar del ranking bancario salvadoreño

Hay una elección que está pendiente en el calendario bancario salvadoreño pero que no será decidida por la población sino por los intereses corporativos del banco estadounidense Citi: la elección de a quien vender. Es probable que ya se haya realizado pero aun no conocernos el resultado. Si la información brindada por el secretario técnico de la presidencia es correcta será el español Banco Popular el favorecido con la compra del banco estadounidense Citi en El Salvador y Centro América. En fin, regresan los europeos.

Poder popular y elecciones salvadoreñas 2015

Poder popular y elecciones salvadoreñas 2015
Roberto Pineda San Salvador, 3 de marzo de 2015

La batalla electoral 2015 que incluyó concejos municipales, Asamblea Legislativa y Parlacen ha concluido y es preciso hacer un balance de avances y retrocesos, de ciudades conquistadas y perdidas, de bajas propias y del enemigo, de victorias y derrotas, de errores y aciertos.
Esta batalla electoral es la continuación de la disputa histórica entre dos proyectos sociales: el oligárquico y el popular-revolucionario. Expresa la nueva correlación de fuerzas abierta a partir de la conquista del gobierno en 2009. Refleja el nivel organizativo y de conducción política del FMLN y su correspondencia con las necesidades y anhelos de los sectores populares. Y por otra parte, simboliza el grado de aceptación popular del discurso mediático de la derecha política y empresarial. A partir de estas premisas y desde un espíritu siempre subversivo, hacemos estas reflexiones preliminares, abordamos diversos aspectos de la coyuntura, y planteamos algunos escenarios de futuro.
Pocos asistentes a la fiesta cívica
El hecho que la mitad de la población electoral haya decidido quedarse en sus casas el domingo 1 de marzo y haya dado la espalda al llamado a asistir a las urnas, en un segundo gobierno de izquierda, es un hecho político digno de una profunda reflexión. Se requiere profundizar al respecto. Pueden existir diversas lecturas no necesariamente alternativas y probablemente complementarias.
La lectura más preocupante nos indicaría que la mitad de la “población electoral” no se siente representada y rechaza este sistema político. Otra lectura nos indicaría que hay un voto de castigo para todos los partidos por el tipo de campaña y esto es positivo. Y aún otra lectura nos indicaría que la gente fue atemorizada por las supuestas dificultades del voto cruzado y que ambos partidos confiaron más en el enfrentamiento de sus aparatos electorales y sus “votos duros”.
La campaña electoral
Una campaña electoral tiene tanto el componente formal como el de contenido. A la derecha sea esta ARENA, GANA, PCN, PDC o DS, le interesa fortalecer el elemento formal y reducir el elemento de contenido. A la izquierda sea esta FMLN, CD o PSD le debería interesar el convertir cada evento electoral en una grandiosa escuela de educación política en el que el debate, la discusión de propuestas y la participación popular fuera lo esencial.
El color de los calcetines o el tipo de peinado del candidato no deberían convertirse en el tema central de la campaña. Y lamentablemente derecha e izquierda en esta campaña obviaron lo sustancial y se concentraron en el marketing político. En el problema de la imagen. Y es importante reflexionar sobre el tipo de imágenes que estamos proyectando, porque si el perfil del empresario exitoso se convierte en la izquierda en el paradigma a seguir, terminaremos votando por los grandes banqueros colombianos o admirando a los millonarios Bill Gates o al mexicano Carlos Slim. Y al final de la noche electoral todos los gatos serán pardos.
Los datos electorales
El equilibrio estratégico entre el FMLN y ARENA sigue predominando. Y se manifiesta en los siguientes casos: San Salvador y Santa Tecla. Mejicanos y Soyapango versus Ilopango y Apopa. Y San Miguel y Santa Ana. San Salvador, la joya de la corona le corresponde a la izquierda. La población capitalina, la cual posee el mayor nivel político del país, le concede al FMLN una nueva oportunidad para conducirla. Ya habíamos estado antes y fuimos castigados por no poder gobernarla adecuadamente.
Pero el hecho es que hay una segunda oportunidad. Y ojala que Nayib gobierne desde abajo, con la gente, porque los problemas que enfrentaremos como izquierda son múltiples y complejos: la inseguridad, el desempleo, el transporte y sume y siga. Y por otra parte ARENA le arrebata al FMLN la simbólica ciudad de Santa Tecla. Nayib y DAubuisson representan parte del relevo generacional tanto de la izquierda como de la derecha. Sus gestiones reflejaran estos dos proyectos históricos en disputa. Habrá que observarlos detenidamente.
Pero en el caso de Nayib es un fichaje que se hace a partir del sector empresarial árabe, no de la militancia histórica del FMLN. Y esto tiene ventajas y desventajas. Es ventajoso su estilo desenfadado que atrae a la juventud, pero se podría volver una desventaja su estilo irreverente de cara a una dirección partidaria que premia la disciplina y la obediencia. Ya sucedió con el expresidente Funes y podría suceder de nuevo con Nayib. La derecha estará pendiente para sobredimensionar este aspecto.
Estas dos victorias plantean con claridad la situación de equilibrio estratégico existente, que solo podrá ser superado desde la izquierda a través de la participación del movimiento popular y su respectivo poder. O desde la derecha por medio de una mayor coordinación entre el sector oligárquico y su instrumento político.
Por otra parte a nivel metropolitano el FMLN recupera Soyapango y Mejicanos, pero ARENA mantiene Ilopango y Apopa. Asimismo, el poderío organizativo del FMLN le arrebata a su aliado GANA la ciudad de San Miguel, que parecía ya un patrimonio intocable de la familia Zalgado que lo mantuvo por 15 años. Es una victoria significativa pero es asimismo significativa la pérdida de Santa Ana a manos de la alianza ARENA-PDC. Una de cal y otra de arena.
ARENA logra ocho cabeceras departamentales: Santa Ana, Sonsonate (pierde Ahuachapan a manos del PCN) ; Santa Tecla, Chalatenango, San Vicente, Sensuntepeque y Cojutepeque, y La Unión. El FMLN logra tres: San Salvador, San Miguel y Zacatecoluca. GANA logra dos: Usulutan y Gotera. PCN logra una: Ahuachapan.
Al conocerse datos sobre diputados podremos apreciar como este equilibrio estratégico se manifiesta, y como incidirá en términos de mayoría simple y calificada. Es escandaloso que hayan pasado 48 horas y no tengamos datos precisos y que sean los candidatos perdedores los que hayan permitido conocer de resultados electorales. Lo mínimo sería exigir la renuncia de los actuales magistrados del TSE por ineptos.
El voto cruzado
Cada una de las resoluciones de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia constituyen hechos que pueden profundizar el proceso democrático. Es un grave error político el rechazo permanente a sus resoluciones. Y la gente pasa factura por esta actitud. La izquierda política y en particular el FMLN como su expresión máxima aunque no única, están en la obligación de contar con dirigentes políticos que por su compromiso con las causas populares, gocen de la admiración y el respaldo de los sectores populares.
Así fue en el pasado y así debe ser siempre. No puede existir temor. La gente reconoce a sus líderes. Y la gente también observa cómo estos viven, y donde viven. Y la gente sabiamente rechaza la prepotencia y el oportunismo, en el caso que existiera. El estilo de GANA no puede convertirse para la izquierda en el modelo a seguir.
El equilibrio estratégico
Se equivocan los que sueñan con un colapso inminente de ARENA. La derecha política y su expresión máxima han salido fortalecidos de esta elección, no obstante haber perdido la joya de la corona, San Salvador. Es un hecho que ARENA avanza en su renovación: está modificando elementos negativos de su matriz ideológica, como lo relativo a Monseñor Romero, y está dando paso al relevo generacional.
En el caso del FMLN, y en particular en lo relacionado con el relevo generacional, es un problema pendiente. No podemos partir de premisas falsas. El esfuerzo por romper el equilibrio estratégico a favor de la izquierda continua siendo el aspecto principal del periodo, la tarea principal. Y aunque se tiene el gobierno, no se tiene el poder.
Gobernar desde arriba y la construcción de poder popular
Durante estos seis años de gobierno de la izquierda no se han creado las condiciones para el desarrollo del poder popular. Y este es un problema ideológico y de conducción política. Existe el temor que la organización social por su amplitud rebase al partido político. Y esto conduce a gobernar bajo el estilo programado desde el sistema, en el cual se privilegia el compromiso por encima de la lucha. Y se privilegia la relación con el imperio por encima de la relación con los países del sur.
Y la estabilidad política se transforma en un fin que bloquea el desarrollo de la lucha. Y como resultado de esto el poder popular se debilita. Y está debilitado. La gente vota por la izquierda y espera que el gobierno le resuelva sus problemas. Y de esta forma se promueve una actitud conformista y clientelar, diferente y opuesta a la construcción de poder popular.
Entendemos el poder popular como una situación en la cual los sectores trabajadores de la ciudad y del campo están organizados, poseen un alto nivel político y se movilizan por la conquista de su necesidades inmediatas y futuras, que incluye su incidencia política, en la profundización de la democracia y la lucha por el socialismo.
El poder popular participa pero a la vez rebasa los concursos electorales. No está sometido a las leyes de la democracia representativa del sistema. Fue precisamente este poder popular, que asumió una expresión militar el que logró la derrota de la dictadura militar. Hoy hay una expresión electoral de este poder que no logra romper el equilibrio estratégico existente con la derecha.
Escenarios de futuro
Caminamos ya izquierda y derecha hacia el 2019. Es un hecho que la mirada recae en el horizonte del 2019. La izquierda buscara un tercer periodo y la derecha la restauración oligárquica. Tres escenarios: de avance, de estancamiento y de retroceso. El concepto de avance estaría determinado por el fortalecimiento del poder popular expresado como consolidación tanto de la izquierda política y cambio en sus estilos de gobierno, como de las luchas de los sectores populares y de la coordinación entre ambas.
El concepto de estancamiento estaría determinado por mantener el estilo de gobierno desde arriba y confiar exclusivamente en el poderío de la maquinaria electoral para avanzar. El concepto de retroceso estaría marcado por la aparición de grietas en el instrumento político tanto por los problemas vinculados al ombligo como al enfrentar la necesidad del relevo generacional, lo cual podría ser aprovechado por la derecha para lograr la restauración oligárquica, propósito del cual no estaría ajeno los intereses del imperio y los planes de Obama de la Alianza para la Prosperidad, edición actualizada y localizada de la fracasada Alianza para el Progreso del fallecido presidente Kennedy.-

Antecedentes y actualidad de la burguesía comercial salvadoreña

Antecedentes y actualidad de la burguesía comercial salvadoreña
Roberto Pineda San Salvador, 27 de febrero de 2015

Alrededor del comercio internacional, desde antes del siglo XVI, fecha de la invasión española, en lo que hoy es El Salvador se fue tejiendo una red de intermediarios, que haciendo uso de sus relaciones con los circuitos comerciales de la época, fueron emergiendo como sectores dominantes, hasta la actualidad en la que el núcleo empresarial Simán, de origen árabe, controla este segmento de la economía.

En este campo podemos mencionar desde los antiguos pochtecas de Tenochtitlan, pasando por los encomenderos españoles convertidos en comerciantes del cacao y del bálsamo, los comerciantes del añil y del café, los comerciantes de productos manufacturados, hasta llegar a los actuales dueños de los grandes almacenes globalizados. A continuación hacemos un breve recorrido por la evolución histórica de esta capa social de la burguesía salvadoreña y de sus principales expresiones en la actualidad.

Los pochtecas, simpáticos viajeros, comerciantes y espías

Bajo el inclemente sol o la persistente lluvia, en caminos polvorientos o interminables lodazales, marchaban afanados, los comerciantes aztecas (pochtecas) con sus productos por las veredas de las montañas, aprendiendo hábilmente el idioma de los grupos que encontraban a su paso y tomando nota minuciosa de sus riquezas.
Traían para intercambiar objetos de oro cobre, jade y obsidiana, vestimentas de plumas; tinturas; pieles de conejo y, por sobre todo, esclavos y se llevaban las plumas de los quetzales, pieles de jaguar y el sabroso cacao, junto con el trazado de los ríos. El abanico era su emblema.

Comercio y espionaje son primos inmemoriales. Eran gente de confianza del poderoso tlatoani (rey) azteca. Los macehuales (clase trabajadora) eran los que proporcionaban a los tamemes (cargadores) para los comerciantes pochtecas. Los tamemes usaban el tradicional mecapal (banda para sostener la carga).

Uno de los lugares que visitaban sin falta era la población de Chalchuapa y su laguna mágica, una plaza comercial desde hacía muchos torrenciales inviernos. En su colorido tiangue inicialmente se mezclaban los audaces mercaderes olmecas en busca de las cotizadas pieles de los jaguares y de las piedras verdes con las que se tallaban las caprichosas figuras de los dioses que vivían en los cielos. Y bajo la tierra. Y luego llegaron otros mercaderes, siempre del norte, eran los amigables pochtecas, que venían del lejano reino de Tenochtitlan.

En el siglo XVI de nuestra era, llegó una nueva invasión, esta vez del otro lado del mar. Eran los rubios conquistadores ibéricos que con sus filosas espadas impusieron el orden de la cruz y del oro. Venían en busca del estrecho dudoso, enceguecidos por el brillo del metal precioso. Y como no encontraron oro y no deseaban regresar con las manos vacías se conformaron con un pedazo de tierra en encomienda, para ellos y sus nietos.

Y los rudos conquistadores extremeños recibieron agradecidos la encomienda del catecismo y del cacao. Las oraciones había que convertirlas en espumoso chocolate que deleitara el paladar de sus compatriotas en la patria de origen. A los indígenas les correspondía la obligada tarea de cultivar la tierra para los nuevos amos. Los primeros encomenderos se convirtieron en comerciantes de cacao y de bálsamo. Y Cuscatan e Izalco fueron evangelizados, perdón, globalizados.

Y pasaron los años y surgieron nuevos hombres y mujeres, y nuevos sueños y nuevos colores. El marrón del chocolate fue cambiado por la profundidad azul del añil. Y la bebida que deleitaba la comida fue abandonada y se adoptó la hoja que teñía los huipiles y las camisas inglesas. Eran otras y urgentes las necesidades del lejano Manchester con sus fabricas humeantes. Y surgieron los obrajes donde los indígenas transformaban su sudor y sangre en pacas de índigo. Los señores de la tierra explotaban y comerciaban con la franja azul oscura del arco iris. Y en este sagrado afán hasta se volvieron rebeldes y soñaron con tener la patria criolla, para seguir vendiendo.

Y pasaron los años y surgieron nuevos hombres y mujeres, y nuevos sueños y nuevos colores. El azul oscuro del cielo de la bandera añilera fue cambiado, y de nuevo se regreso al castaño aromático, ahora con el misterioso y rentable café. Y así surgió Santa Tecla para rendir tributo a esta nueva semilla maravillosa que construía fortunas, y calentaba las frías y nevadas tardes europeas. Y una nueva generación de viajeros llegó para asumir el comercio de esta planta que necesita la sombra pero necesita aún más las manos de las cortadoras.

Y pasaron los años y surgieron nuevos hombres y mujeres, y nuevos sueños y nuevos colores. Y los señores de la tierra se transformaron en señores de la industria y a los antiguos indígenas a los que s eles había arrebatado la tierra, esta vez se les obligó a aceptar un salario miserable con la efigie del navegante. Y así crecieron como mazorcas las fábricas en el mítico Soyapango. Y así también nacieron los sindicatos, las marchas y las huelgas.

Y pasaron los años y surgieron nuevos hombres y mujeres, y nuevos sueños y nuevos colores. Y los señores de la tierra y de la industria se transformaron en señores de la banca y luego de una larga guerra descubrieron que la habían ganado. Pero se asustaron al saber que en el mercado del mundo había bancos mucho más grandes que podrían tragárselos sin masticarlos. Y decidieron entonces entregar sus tesoros, espadas y trofeos no sin antes asegurarse de enviar vagones de esclavos hacia el norte revuelto y brutal. Y abrieron las tiendas para que los esclavos enviaran remesas y sus familias continuaran comprendo sueños y colores. Las tiendas de las plazas comerciales se volvieron los parques y mercados del presente y aún siguen abiertas.

Los primeros mercaderes de la burguesía salvadoreña

Ya para el año de 1758, en la provincia de San Salvador existía una pulpería propiedad de don Bernabé de la Torre, negocio caracterizado por la venta de medicina, comestibles y licores. Pero es en la década de los ochenta del siglo XIX toma fuerza en El Salvador la acumulación originaria de capital con la expropiación de las tierras ejidales y comunales.

Así como con la llegada de inmigrantes europeos, estadounidenses, colombianos y guatemaltecos, que se integran con sus capitales a la naciente oligarquía. Esta nueva oligarquía vino a fusionarse con la antigua nobleza terrateniente añilera y con sus familias representativas tales como los Regalado, Salaverría, Alfaro, Palomo y Quiñonez.

Emilio Belismelis llega de España en 1868 y se establece como cónsul español en Santa Ana a la vez que funda su casa de importaciones y exportaciones. Fue el primer presidente del Casino Santaneco, fundado en 1896. Ya en 1875 poseía varias fincas de café y beneficios.

El catalán Prudencio Llach Capdevilla, (1869-1944) patriarca de este grupo, llega a El Salvador en 1893, y se casa con Emilia Schonemberg Silva, son los padres de Prudencio (Francisco Juan) Llach Schonemberg (1912-1991) quien construyo uno de los beneficios más grandes del mundo, el Oromontique, ubicado en Santiago de María. Es el padre de Prudencio Francisco Martín Llach Reyes (1953-1979). A finales de los 90 Oromontique es vendido al Grupo UNEX, propiedad de Herbert de Sola). Uno de sus últimos representantes es Marcos Llach, hijo de Roberto Llach.

En 1887 se crea la empresa italiana Borghi, B. Daglio en San Salvador. Para 1915 era una de las empresas más poderosas, con intereses en el café y la banca. Bartolo Daglio (f. 1939) sirvió como cónsul de Italia y Emilio Borghi en la junta de directores del Banco Salvadoreño.

El inglés James Hill llegó a los 17 años al país, e instaló su casa importadora exportadora. Llega a El Salvador en 1889 y se casa con Dolores Bernal Nájera. En 1890 funda la finca cafetalera Las Tres Puertas en Santa Ana, a la sombra del volcán. Advierte que mediante nuevas técnicas para el cultivo y procesamiento del café este se podría exportar hacia Europa obteniendo grandes ganancias. Introduce la variedad Bourbon de café arábigo.

En 1896 llega el holandés Herbert de Sola, hebreo-español nacido en Isla de Curacao, procedente de Panamá, y establece en el centro capitalino un lujoso almacén de nombre A la Ville de Paris, que estaba ubicado en la esquina noreste de la Avenida España y la Calle Arce. En 1974 De Sola era el mayor exportador de café. Venía con recomendaciones dirigidas a los señores Carlos y José Bernheim, propietarios de la “Joyería París.” En 1934 crea la Corporación CETECO (Curacao Trading Company) y las primeras operaciones realizadas fueron de comercialización y exportación de productos locales, como café, arroz, maíz, manteca de cerdo entre otros. Para ello la empresa adquiere seis beneficios de café, tres descascarilladoras de arroz y una amplia red de agentes para la comercialización.

Para 1948, la compañía se enfoca en la comercialización de electrodomésticos.
Llega el alemán Juan Federico Schonenberg y se casa con Clara Aguiluz. Nace Juan Federico Schonenberg Aguiluz, con propiedades en Alegría, Usulutan. También llega el alemán Enrique Drews Krepps, nacido en 1847, director de la Banda de los Supremos Poderes, casado con Elena Aschoff, con quien tuvo cinco hijos: Emilia (casada con Angel Guirola), Federico (casado con Ana María Depner), Enrique (quién emigró a Colombia), María (casada con Roberto Alvarez) y Teresa (casada con Ricardo Sagrera Puig). Llegan los hermanos Carlos y José Bernheim, dueños del almacén Paris Volcán, creado en 1921. En 1888 llega de Alemania Leon Liebes Leon Liebes, y ese añom abre su casa comercial Goldtree y posteriomrnete llega su sobrino Eugenio Liebes.

En 1895 llegan de Alemania los hermanos Félix y Salvador Mugdan , quienes junto con su socio Max Freund, crean la Casa Mugdan, como una distribuidora de maquinas de escribir, pianos y pianolas. Fue liquidada en 1935. Max Freund, posteriormente crea su propia ferretería, la cual continúa existiendo y es una de las principales del país.

El suizo Roberto Schildknecht llega en 1933, a la edad de 23 años a El Salvador para trabajar en la Casa Schwartz. Conoce en Santiago de María a Clara Scheidegger, una joven nacida en esa ciudad pero de padres suizos.Se casaron en 1942, y pronto vinieron tres hijos: Heidi, Rodolfo Roberto y Alfredo Pablo. En 1954, después de 21 años de recorrer el país entero pueblo por pueblo al servicio de la Casa Schwartz, la Compañía Suiza de Seguros, Helvetia, lo elige como Agente General para El Salvador. A principios de 1970, funda la Aseguradora Suiza Salvadoreña, S. A., ASESUISA.

Otros apellidos de esta fase de acumulación originaria son los siguientes Deinenger, Cohen, Cristiani, Belismelis, Guttfreund, Weill, Salomón, Reich, Lasally, Gabay, Bloch, Baum, Lewinsky, Sol, Batlle, Harrison, Dalton, Liebes, Borgonovo, Kriete, Duke, Homberger, entre otros. Y algunos de estos se dedicaron al comercio ferretero, que fue introducido a El Salvador principalmente por los españoles, suministrando herramientas para la industria y la agricultura.

Los primeros ferreteros

La primera familia que inicia el comercio de ferretería es, dirigida por el catalán José Sagrera, con su negocio denominado Ferretería Sagrera, ubicado en el portal nororiental frente al parque Libertad. Llega a El Salvador de Barcelona, España. Se casa con la hondureña Ana Bustamante. Tuvieron 4 hijos: Fernando, Esther, Alberto y Martha. ( segunda generación).

Sagrera fue Alcalde de San Salvador a principios del siglo XX. Instaló una factoría de hilados que con el tiempo se convertiría en una de las empresas más reconocidas del país, la Hilasal, creada en 1942 por su nieto Ricardo Sagrera Drews. Y Sagrera inicia una tradición de presencia catalana en la mayoría de ferreterías importantes del país, Llort, Bou, Sagarra, Vidrí, Panades, entre otras.

En 1885, Pablo Llort Anglés a la edad de trece años, llegó a San Salvador procedente de España. En 1886 fue repatriado a España por su gobierno, pero regresa en 1895 y vuelve a trabajar en la Ferretería Sagrera, en 1897, funda su propio negocio en Quezalteque llamado “Ferretería Pablo Llort”, importando y suministrando artículos de ferretería a los mercaderes, que llegaban con trenes de mulas desde Santa Ana, Chalatenango y Nuevo Ocotepeque de Honduras a intercambiar productos como sal, harina, manta, aceite y productos artesanales. Después de 100 años de existencia la ferretería Pablo Llort y Compañía, cerró sus operaciones comerciales.

En 1923 el catalán Antonio Bou, inaugura su almacén Bou en el centro de San Salvador, sobre la calle Rubén Darío. Asimismo existían la ferretería de Jaime Pascual, y el Almacén El Chichimeco, de Antonio Serarols, el Almacén Veciana, etc.
Almacenes principales en El Salvador

A continuación exploramos el mundo del comercio formal actual, dejando para una próxima investigación, el mundo del comercio informal, que es muy extendido.
1. Almacenes Simán
Los almacenes Simán representan el líder indiscutible del comercio salvadoreño y uno de los almacenes por departamento más grandes de Centro América. Los departamentos más importantes del Almacén son: Tecnología, Muebles, Electrodomésticos, Hogar, Infantil, Deportes, Belleza, Ellas, Ellos, Mamá.

Han alcanzado esta posición luego de 94 años. Los palestinos José Jacobo y su esposa Natalia abrieron la primera tienda el 8 de diciembre de 1921 en el centro de San Salvador. En 1970 inauguran el primer Almacén por departamentos. En 1983 le compra un edificio a la familia Poma y se establece en Metrocentro. En 1986, luego del terremoto, abre una pequeña sucursal en la casona ubicada en la Col. Escalón que luego en 1994 se convierte en el Centro Comercial Galerías. En 1991 se abre la tercer Sucursal por Departamentos en la segunda ciudad más importante de El Salvador: Santa Ana.
En 1994, inaugura una cuarta sucursal en San Miguel. En 1993 se internacionaliza abriendo un sucursal en el Centro Comercial Los Próceres, ubicado en una céntrica zona de la ciudad de Guatemala. En 2002 adquiere Galería Internacional de Nicaragua. En el 2003, SIMAN Apertura su segunda tienda en la República de Guatemala, en el moderno centro comercial Miraflores. En el 2004 SIMAN siempre con una visión vanguardista apertura una nueva tienda Siman La Gran Vía en Antiguo Cuscatlán en El Salvador.
En 2008 apertura la tercera tienda en la ciudad de Guatemala, ubicada en la zona 10 en el Oakland Mall. En el mismo mes se apertura en Nicaragua la sucursal Metrocentro Managua. Posteriormente se expande en 2009 a Costa Rica abriendo operaciones en el más nuevo Centro Comercial del Grupo Roble, Multiplaza Escazú en la ciudad de Escazú en la capital San José. En el 2010, se inaugura otra sucursal en Soyapango, ubicado en la IV etapa de Plaza Mundo en reemplazo a la sucursal cerrada en la capital.
Hoy en día, son 12 Almacenes SIMAN, distribuidos en cuatro países de Centroamérica, con más de 4,600 empleados. Asimismo, existen otras empresas asociadas al grupo empresarial entre ellas SIMCO, Prisma Moda, Radio Shack y las franquicias del Grupo Inditex, Zara y Bershka. Este grupo empresarial se encuentra dirigido por el nieto del fundador, Ricardo Félix Simán Dabdoub, nacido en 1953 y el mayor de cinco hermanos. Casado con Patricia Massis de Simán.
2. La Curacao.

La empresa Ceteco, nació en 1934, creada por Herbert de Sola, en El Salvador, iniciando sus operaciones en importaciones y exportaciones de productos locales como café, maíz, arroz, manteca de cerdo, azúcar, entre otros. En 1948 la compañía se enfoca en la comercialización de electrodomésticos. En 1997 se abre la tienda de música “Music Shop”, con la más amplia variedad de música y accesorios.

En los años 90, el grupo Ceteco, propiedad del Grupo De Sola, adquiere la cadena de Almacenes Tropigas en la región centroamericana, cadena de tiendas que están dirigidas al segmento popular. Esta adquisición viene a reforzar su liderazgo y participación de mercado.

En septiembre del 2000, las cadenas La Curacao y Almacenes Tropigas de América Central propiedad del Grupo De Sola, son adquiridas por la recientemente formada Unión Comercial S.A (UNICOMER) , una empresa vinculada al Grupo Simán. Su presidente es Mario Simán, su vicepresidente Guillermo Siman, y entre sus directores están Rodolfo y Teofilo Siman, junto con los mexicanos del Grupo Liverpool, Max David y los hermanos Miguel y Graciano Guichard.

3. Omnisport.
Es una empresa que se dedica también a la comercialización de electrodomésticos, fue fundada en 1952, con la firma Well Salomón. En 1976, cambiaron la firma y es una asociación, esta empresa distribuye productos de marcas reconocidas y de prestigio, tal
es el caso de General Electric, Sony, LG, Haier, General Electric, Mabe, IEM, Whirpool, Black & Decker Sony, Mabe, LG, y otras marcas. Cuneta con 35 salas de venta a lo largo del país.
4. Almacenes Tropigas.
Fundado por “Tropigas Gas Company”, Almacenes Tropigas no era en sus inicios un distribuidor de electrodomésticos; sino orientado a la venta de gas licuado, pero debido a la demanda en el rubro de artículos para el hogar, decide incursionar en el negocio de almacenes de electrodomésticos.

En 1988, la Compañía Tropigas fue adquirida por “Shell International”, la cual permaneció como propietaria de la cadena Almacenes Tropigas hasta diciembre de 1992, año en el que el grupo holandés CETECO adquirió únicamente los Almacenes de electrodomésticos, separándolos de la compañía de gas. En el año 2000 la cadena de tiendas de Grupo CETECO (De Sola) fue adquirida por Grupo Unicomer (Simán). En 2007 Almacenes Tropigas inició operaciones en Belice, y para el año 2009 cuenta con 90 tiendas ubicadas entre El Salvador, Honduras, Guatemala, Nicaragua y Belice.
5. Almacenes Prado
Fue fundada en 1948 por FRANCISCO JOSÉ PRADO MAIRENA, con el objetivo de satisfacer la enorme demanda de muebles de oficina que había en el país. PRADO, S.A. DE C.V., ha sido una de las principales empresas distribuidoras de electrodomésticos en El Salvador, cuenta con más de 50 años de experiencia en la rama comercial; inició sus
operaciones fabricando alacenas y gabinetes para cocina y luego se dedicó a producir y distribuir muebles de oficina de reconocido prestigio; fue así, como la empresa realizó contacto con GENERAL ELECTRIC COMPANY, para producir 12 refrigeradoras y otros artículos, esto le concede el mérito de ser la primera fábrica de refrigeradoras en toda Centroamérica. PRADO, S.A., cuenta con más de 32 Salas de venta al detalle, distribuidas a todo lo largo y ancho de nuestro país.
El Grupo costarricense Monge, con 280 puntos de venta distribuidos en cuatro países, Grupo Monge se convirtió la semana pasada en la empresa comercializadora de electrodomésticos más grande de Centroamérica. En el 2006 finiquitó la compra de almacenes Prado, la cadena con más puntos de venta en El Salvador y con una trayectoria de 60 años. Además, es una de las marcas de mayor posicionamiento en ese país. La negociación les permite sumar 42 locales más a su lista de 170 tiendas en Costa Rica, 21 en Honduras, 50 en Nicaragua y 3 que empezarán a operar a partir de diciembre en Guatemala. Para los nuevos dueños, la familia Monge, al mando de Carlos Federico, Gastón y Alfredo, la transacción también los convirtió en el cliente más grande para todos los fabricantes de electrodomésticos en la región y les da un enorme poder de negociación con sus proveedores.
6. Samborns
La cadena mexicana Sanborns funciona en el país desde el 2006. La segunda tienda se ubica en el primer nivel de la octava etapa de Metrocentro, en el antiguo local de Almacenes Kismet, y combinan una tienda de departamentos dirigida al hogar, un restaurante y un bar. La tienda ofrece sus productos en diferentes áreas, como: discos, vídeos, electrónica, tecnología, telecomunicaciones, libros, revistas, farmacia, óptica, perfumería, un departamento de regalos y otros. Sanborns pertenece al Grupo Carso, propiedad del magnate mexicano Carlos Slim. La primera tienda abrió en mayo del año pasado en el Centro Comercial Multiplaza, a través de una alianza estratégica con el Grupo Roble. La inversión fue de unos 11 millones de dólares que incluyó un restaurante-tienda, un MixUp (tienda de discos) y un Dorian’s (tienda por departamentos), que se han constituido en una de las principales ancla del moderno mall del Grupo Roble.

7. INDUSTRIAS DE CENTRO AMERICA, S.A. (LA INDECA),

Fundada el 7 de Marzo de 1961, como respuesta a la tendencia creciente de aquella época
hacia la industrialización. La refrigeradora CETRON nace en 1972, diseñada
para satisfacer las condiciones específicas de uso de la región centroamericana. A partir de Octubre del 2000, se forma una alianza total con ATLAS INDUSTRIAL, S.A. de Costa Rica; fortaleciendo así el posicionamiento de la marca en la región. A raíz de esto, La Indeca se transforma en “CETRON DE EL SALVADOR, S.A. de C.V.”

8. INDUSTRIAS MABE

Fundada en la Ciudad de México en el año de 1946, es hoy en día la empresa líder en la producción y comercialización de artículos electrodomésticos mayores (línea blanca)
así como motores y compresores. Además posee operaciones comerciales en Guatemala,
El Salvador, Costa Rica, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela y Argentina.

9. ELECTROPOLIS, FACALCA HILTES S.A. DE C.V.

Fundada en el departamento de Ahuachapan, en 1990, ha ido creciendo y siendo reconocida por sus habitantes en la zona occidentalde El Salvador, hasta el momento cuenta con 8 sucursales en el occidente del país, y cuatro en San salvador, en 1998 se inaugura en
Unicentro Soyapango.

10. PRISMA HOGAR

Fundada en septiembre de 1990, nació como una empresa dirigida a personas de un nivel socioeconómico más bajo que el mercado que posee Almacenes Simán, con esta misma disciplina de trabajo, ha continuado con su expansión en otros nichos de mercado, fundando empresas como, La Perfumería, Prisma Moda y Prisma Hogar, y adquiriendo franquicias como Radio Shack, abriendo sucursales en Guatemala (Noviembre 1993) y Nicaragua (Febrero 2002). Durante el 2001, se consolidó el Grupo Simán con la integración de la cadena de tiendas Unicomer (venta de electrodomésticos) compuesta por la Curacao, Loco Luis y Tropigas en los países de El Salvador, Guatemala, Nicaragua y
parte de Honduras. Actualmente, Unicomer está formada por: La Curacao, Loco Luis, Tropigas, Radio Shack y Prisma Hogar, etc.

FARMACIAS

En 1850 se abre en San Salvador una Botica, propiedad del señor Ángel Guirola en ella se elaboraban y dispensaban medicamentos. Aproximadamente entre 1910 y 1920, aparecen las primeras farmacias, entre estas la Cosmos, en San Salvador. En 1930, surgió la farmacia Santa Lucia en Sonsonate, Farmacia El Águila, Farmacia Central, Farmacia Fernández y farmacia Escalante. En San Miguel las farmacias pioneras fueron: Farmacia Gustave, Farmacia Chairlaix y farmacia Cruz Roja; en Santa Ana se hace mención de la farmacia Vides. En 1940, surgió en el departamento de la Unión la farmacia La Unión.

La Farmacia Santa Lucia, propiedad del doctor Teodoro Thorgensen y ubicada en el centro histórico de San Salvador, fue adquirida en 1931 por el señor Juan Cristiani. En 1943, en un bombardeo durante la II Guerra Mundial, fallece en Italia el señor Cristiani, razón por la cual queda al frente del negocio el señor Angel Celeste Meardi, su tío. Lo asiste en los quehaceres administrativos diarios el señor Félix Cristiani.

En 1946 después del fallecimiento del señor Angel Celeste Meardi, los señores Félix y Alfredo Cristiani fundan una nueva empresa llamada Meardi, Cristiani y Compañía. Se trata de una fusión entre las farmacias Santa Lucia, Meardi de San Miguel y otros giros comerciales de la familia. En 1953 Félix Cristiani adquiere de Alfredo Cristiani su participación en la empresa Meardi, Cristiani y Compañía. Ese mismo año Don Félix le cambia el nombre a Cristiani y Compañía.

JOYERIAS

Fue en 1892 que el Sr. Ernesto Liebe, originario de Strasburgo Alemania, trajo joyas y relojes Suizos, de una casa comercial alemana; no solo para El Salvador sino para los países de Centro América. Y funda la Joyería y Relojería “La Joya” primero en Santa Ana y luego trasladándose en 1901 a San Salvador. Alrededor de 1910 frente al antiguo Almacén Paris Volcán y Plaza Libertad, estaba la “Relojería Florencia” de don Martín Oriani, al final del Portal Occidente.-

Industria salvadoreña y globalización neoliberal

Industria salvadoreña y globalización neoliberal Roberto Pineda San Salvador, 20 de febrero de 2015
En nuestros sueños de adolescentes urbanos de izquierda, de principios de la ya lejana década del setenta del siglo pasado, la revolución que estábamos preparando iniciaba seguramente con una huelga general del proletariado industrial en el Bulevar del Ejército, ya que Soyapango era el indiscutible corazón de nuestra insurrección.
Al final, las olas caprichosas de la historia nos empujaron hacia las montañas de Guazapa, Chalatenango y Morazán y a que el ejército popular fuera constituido en su inmensa mayoría por jóvenes campesinos, dirigidos por una pequeña burguesía radicalizada, en una larga guerra rural a lo Mao, de diez años, que desembocó en unos inesperados acuerdos de paz, supuestamente sin vencedores ni vencidos.
El proletariado industrial de esa época heroica y sus organizaciones sindicales, fueron rabiosamente perseguidos y sus locales dinamitados, sus dirigentes se fueron al exilio a México o Suecia y unos pocos a la montaña. Y al concluir el conflicto en 1992 la agricultura y la industria estaban debilitadas. Y el proletariado y sus organizaciones se habían también atomizado y disminuido.
Incluso la izquierda salvadoreña abandonó su referencia de clase y se identifico más como sujeto popular. Han pasado 23 años desde entonces pero la situación persiste. Y resulta interesante y además muy útil para la construcción de una estrategia de poder popular, conocer que ha pasado con nuestra industria y por consiguiente, dónde camina nuestro actual proletariado industrial.
En ese espíritu de búsqueda, a continuación exploramos el estado actual de la industria salvadoreña, sus niveles de desarrollo y en un próximo estudio abordaremos como estas dinámicas impactan en la conformación orgánica del proletariado, su organización y sus luchas.
Antecedentes históricos
La industria salvadoreña ha sufrido considerables cambios en las últimas décadas, distinguiéndose varias etapas durante su evolución y desarrollo tecnológico. El desarrollo de la industria se basa inicialmente en la producción y exportación de bienes agrícolas, cacao, bálsamo y añil en primera instancia, y después café, algodón y azúcar. Es en los obrajes, beneficios e ingenios que se va gestando un sector diferenciado del trabajador agrícola, así como del artesano urbano. El proletariado agrícola salvadoreño. Pero luego ya en el siglo XX surge la industria en las ciudades.
En 1906 en Santa Ana el guatemalteco Rafael Meza Ayau creó la primera fábrica de cerveza, La Constancia. En 1912 Fernando Sagrera padre creo la primera fábrica textil, dedicada a la producción de casimires, penetrando incluso el mercado hondureño. En 1942 cambió su nombre por Hilandería Salvadoreña, HILASAL y en las últimas décadas se dedica la producción de coloridas toallas.
La primera guerra mundial (1914-1918) provocó la instalación de grandes talleres artesanales que se vieron fortalecidos por la paralización de las importaciones de mercancías industriales. En 1927 Juana Mathies crea la primera fábrica de ladrillos de cemento. En 1922 se crea la primera fábrica de hilaturas de algodón, llamada “Minerva” propiedad del catalán Andres Molins.
En 1923 surge la fábrica textil “La Estrella” de Víctor y Teodulo Safie, en 1932 se crea la fábrica “El León” del palestino Arturo Gadala María. Y también participan en este auge textil inicial las familias Saca, Martínez Saprissa, etc. En 1944 los principales grupos industriales-comerciales están encabezados por las familias Meza Ayau, De Sola y Daglio.
En 1948 el gobierno de Oscar Osorio marca un viraje en el rumbo económico del país y entre sus primeras medidas pro industrialización, paga favores y nombra a Víctor de Sola presidente de CEL, puesto que mantuvo hasta 1978. Esto le permitió a este clan familiar de origen judío, convertirse en “la cabeza de una fracción poderosa y relativamente nueva de la gran burguesía nacional” (Castellanos 2002) y además por su presencia en la Compañía Salvadoreña del Café pudieron aprovechar las oportunidades abiertas por el mercado internacional, para obtener fabulosas ganancias.
De Sola era el mayor beneficiador y comercializador del café, fabricante de aceites y jabones, y lotificador de terrenos urbanos. El siguiente año, en 1949, se crea la empresa Cementos de El Salvador, CESSA, (hoy propiedad del gigante suizo-francés Holcim-Lafarge) que era propiedad de la familia Belismelis, dueños de la caleras de Metapan. Y en alianza con la familia Regalado.
El gobierno de Osorio marcó la entrada a una etapa basada en el modelo de sustitución de importaciones, y entre los años 1945 a 1952 el sector industrial experimenta un notable crecimiento e incluye la producción fabril de bebidas, alimentos, tabaco, textiles y calzado que pasan de ser pequeños talleres artesanales con tecnología rudimentaria a sistemas mecanizados.
En 1950 la irrupción de estos sectores industriales modernizantes permite la ruptura del férreo control que los grupos agro exportadores de café, Quiñonez y Guirola, mantenían sobre el Banco Salvadoreño, el que desde 1885 representaba los intereses de los cafetaleros de la zona central (Familias Trigueros, Duke, Guirola). Y es así que en ese año un extenso grupo de cafetaleros de las tres zonas del país (Dueñas, Regalado, Hill, García Prieto) junto con el mayor industrial de la época, Rafael Meza Ayau hijo, fundan el Banco de Comercio (hoy Scotiabank).
Meza Ayau representaba un emergente sector comercial-industrial de la gran burguesía, que había monopolizado durante cuarenta años la producción de cerveza. Y de esta manera rompen con el monopolio ejercido por el Banco Salvadoreño desde 1935, avalado por el General Martínez. Y cinco años más tarde, otro fuerte grupo de agricultores, ganaderos y comerciantes, se separa del Banco Salvadoreño, esta vez dirigido por los grupos empresariales Sol-Millet y Escalante Arce para dar origen al banco Agrícola Comercial, hoy propiedad de Bancolombia.
En 1953 se crea la primera fábrica de café soluble, Productos de Café S.A., con un capital social de 3.5 millones de dólares, divididos entre la estadounidense Ibec Food Inc. (empresa del Grupo Rockefeller) y los grupos empresariales salvadoreños De Sola, Dueñas, Hill, Palomo y Álvarez). En este contexto, el capitla japonés crea en 1955 la fábrica Industrias Unidas (IUSA) y en 1966 la fábrica Industrias Sinteticas de Centro America (INSINCA) . Por esos años aparecen en el mercado los famosos peines plásticos, que eran producidos por la empresa Amapola, propiedad de Jacin Hasbun, pionero d ela industria plástica en El Salvador.
Para la década comprendida entre los años de 1960 a 1970, la industrialización en El Salvador crece aún más fundamentalmente por la creación del Mercado Común Centroamericano. Y los productos salvadoreños invaden Honduras y Nicaragua. Durante este período surgen importantes ramas industriales como petróleo, maquinaria eléctrica y no eléctrica, plástico y minerales no metálicos. Es en este periodo que surge por vez primera un proletariado industrial. Pero en julio de 1969 el conflicto con Honduras viene a quebrar este proceso y a abrirle paso a una prolongada crisis estructural.

En los años setenta la industria manufacturera entra en crisis como resultado de la ruptura del Mercado Común Centroamericano, aunque logra desarrollarse la producción de bienes intermedios tales como textiles, productos químicos, papel, cartón y derivados del petróleo. En los años ochenta la Guerra Popular Revolucionaria ocasiona la virtual paralización del desarrollo industrial, el cual recupera su vitalidad luego de los Acuerdos de Paz de 1992 y se ha venido desarrollando con sus altibajos hasta la actualidad, enfrentando nuevas situaciones.

Entre estas, los procesos de privatización de los años noventa del siglo pasado ( energía, telecomunicaciones, AFP), los caules junto con los procesos de globalización neoliberal de este siglo ( venta de bancos, cemento, línea aérea, cerveza) han provocado el surgimiento de una nueva clase dominante, de una nueva burguesía, integrada por representantes de filiales de corporaciones transnacionales; la antigua oligarquía financiera ( siete grupos empresariales alrededor de cinco bancos) hoy dedicada al mundo del comercio y los servicios; nuevos sectores burgueses no oligárquicos ( de la construcción, seguridad privada, medios de comunicación, exportación de café, entre otros) y una empresa municipal de capital salvadoreño-venezolano, del Grupo Alba, que participa en combustibles, alimentos y servicios financieros (Pineda 2013)

A continuación describimos la situación de las principales ramas de los sectores industriales.
Situación actual de los principales grupos industriales: pugnas y alianzas
Gráfico 1. Primeros lugares del Ranking industrial 2011-2012-2013

Rama industrial 2011 2012 2013
1. Textiles y Conf. Fruit of the Loom Fruit of the Loom Hanesbrands
2. Bebidas Livsmart Americas Livsmart Americas Livsmart Americas
3. Alimentos Productos DIANA Productos DIANA Grupo Calvo
4. Plásticos Plastigras Plastigras Plastigras
5. Papel, Cartón y A.G. Kimberly Clark Kimberly Clark Kimberly Clark
6. Farmaceútica Unilever Lab. Vijosa Lab. Vijosa
7. Metalmecánica Galvanisa CORINCA CORINCA
8. Muebles Ind. CAPRI Ind. CAPRI Indufoam
9. Calzado Duramas (ADOC) Emp. ADOC Duramas (ADOC)
10. Banco (que más créditos otorga) B. Agrícola B. Agrícola B. Agrícola

(Fuente: elaboración propia con datos de Revista Industria de ASI)
Tomando como base los ranking de la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI) a continuación describimos a las principales empresas que integran el mundo de la industria salvadoreña, a partir de sus nueve ramas principales: confección, alimentos, bebidas, plásticos, papel, muebles, metales, calzado y farmacéuticos.
Por otra parte, de acuerdo al Banco Central de Reserva, en septiembre de 2011 el crecimiento del Índice de Volumen de la Producción Industrial (IVOPI) , que refleja los niveles de dinamismo de este sector, fue del 2.4%, en diciembre de 2013 fue de O.4% y en diciembre de 2014 fue del 0.8%. A su vez, las ventas al exterior (exportaciones) bajaron un 4%, lo que equivale a una disminución de $218.4 millones de dólares. Al mismo tiempo, el Índice de Volumen de la Actividad Económica (IVAE) fue de 0.3%, con los sectores de construcción y comercio a la baja.
Asimismo, las exportaciones industriales representaron el 92 % de las exportaciones totales del país, y crecieron 1.7 % el año pasado. El Salvador exportó el año pasado $5,339 millones con un crecimiento del 1.7 % en comparación con 2011. De este total, $4,871 millones fueron producidos por la industria con un crecimiento del 1.5 . A la vez este sector representa el 21 del PIB, “contribuye” con el 40% del empleo formal, y “aporta” el 25% de los ingresos tributarios.
Gráfico 2. Exportaciones en 2013/2014 de las principales ramas industriales en millones de dólares
Rublo 2013 2014
1. Textiles y confección $2,394
2. Alimentos $626
3. Plástico $343
4. Papel, Cartón y Artes Gráficas $300
5. Industria Metalmecánica $262
6. Bebidas $177 $150 (-$27)
7. Industria Farmacéutica $114
8. Industrial del Calzado $43
9. Industria del Mueble $29
Fuente: elaboración propia con datos de informes de Asociación Salvadoreña de Industriales, ASI. No contamos con los datos para el año pasado de las principales ramas industriales, a excepción de rubro bebidas el cual disminuyó en el orden de los $27 millones.
1. El Lempa y el Jiboa enfrentados en la industria textil y de confección
Los nombres de dos grandes ríos salvadoreños, el Lempa y el Jiboa, simbolizan el enfrentamiento cotidiano entre dos grandes multinacionales estadounidense de la industria textil y de la confección. Lempa representa a Fruit of the Loom y Jiboa a Sara Lee Corporation y su rama de ropa interior Hanes Brand. Ambas exportan fundamentalmente hacia su propio mercado, el norteamericano.

Estas dos empresas son las principales empleadoras del país por lo que en sus plantas se concentran el núcleo principal del proletariado industrial salvadoreño, integrado en su mayoría por mujeres jóvenes. Confecciones Lempa emplea alrededor de 13,000 trabajadoras mientras que Jiboa a 10,000. En cuanto a las exportaciones, de $136 millones que se exportaban en 1991 se pasó a $1,928 millones en 2008. En contraste, las importaciones eran de $110.3 millones en 1991 y de $ 1,281 millones en 2008. Para la industria “nacional”, el sector textil y confección es uno de los pocos que mantiene una balanza comercial persistentemente positiva.
La mayor exportación y valor agregado ha sido realizado por empresas estadounidenses, las cuales encuentran en El Salvador un fabuloso nicho de mano de obra barata a la que explotan, y aun así, para aumentar ganancias, hacen uso intensivo del trabajo por cuenta propia, por lo que ahorran energía, la cual es consumida en los hogares de las mujeres subcontratadas, por lo general mujeres de la tercera edad. Las tres principales empresas producen el 60 % de las exportaciones del sector; Lempa abarca el 37 % , Hanes tiene el 29 % y la tercera, Intratex el 11 %.
Se calcula alrededor de 81.000 personas laborando dentro de maquilas; en 17 zonas francas ubicadas en seis de los 14 departamentos del país. El 70 por ciento de empresas que operan en Zonas Francas de Exportación son maquilas textiles. FUSADES asegura que las maquilas producen cerca de 74.000 empleos directos y más de 140.000 indirectos. Estas zonas francas reúnen a más de 200 empresas dedicadas a diferentes rubros, entre ellos el textil, la confección, electrónica, etc.
La primera zona franca industrial fue creada en 1974, en San Bartolo, Ilopango, la cual entró en funciones en 1976 con el establecimiento de dos empresas exportadoras, posteriormente en 1979 ya albergaba 14 empresas. Según el Banco Central de Reserva, con datos del año 2010, se estima que el 83,96 por ciento de las personas que laboran en este sector son mujeres; el 80,69% obreras, el 0,54 % técnicas de planta, el 1,31% personal de oficina, el 1,30 % supervisoras y el 0,11% gerentes. Al mes de junio de 2003, había 247 empresas maquiladoras, que generaban 53,117 empleos directos, de las cuales 89 empresas se encuentran operando dentro de las 17 zonas francas existentes.
El auge este sector desde los años noventa del siglo pasado, obedece a la necesidad de productores estadounidenses de enfrentar la ofensiva de industriales asiáticos y sus altos niveles de competitividad, mediante la transferencia de procesos productivos intensivos en manos de obra hacia países como El Salvador, con abundante fuerza laboral y bajos salarios.
Fruit of the Loom (Lempa Services Lim.), instalada en 1994, posee siete plantas, la última abierta en enero de 2008. Es el mayor empleador del sector privado y a la vez una de las principales compañías exportadoras. Su territorio está ubicado entre Lourdes y Ciudad Arce. En el 2013 ocupo el segundo lugar del ranking de los diez mayores exportadores industriales, únicamente superada por su némesis, HanesBrand. En el tercer y cuarto puesto quedaron las empresas Intratext y AVX, de acuerdo a la ASI. Y en la rama textil y confección, se repiten los tres primeros lugares anteriores, y en el cuarto la empresa F&D.

Fruit of the Loom cerró su planta en Campbellsville, Kentucky en junio de 1998 en un afán de reducir costos y aumentar ganancias por medio de la mano de obra barata salvadoreña. 3,200 trabajadores estadounidenses perdieron sus empleos, de entre 10 y 12 dólares por hora, para aprovecharse de los bajos salarios de la maquila salvadoreña. La empresa forma parte de la compañía Berkshire Hathaway, con sede en Omaha, del inversionista multibillonario Warren Buffet. Esta compañía textil, es además un conglomerado financiero cuya capitalización bursátil, o sea acciones en Wall Street, rondan los $370,000 millones.
Hanes Brand, instalada en 1994, posee seis plantas. HanesBrands es la empresa industrial que más exporta en el país, con $569 millones en 2013. Sus principales productos son calcetines, camisetas y ropa interior femenina. HanesBrands encabezó el año pasado las exportaciones de la industria y a su vez del sector textil y confección. En el 2013, alcanzó una producción de más de 44 millones de docenas de prendas anuales y alega que ha invertido en los últimos 21 años más de 200 millones de dólares en El Salvador. Pertenece a la multinacional Sara Lee Corporation. La ropa interior de Hanes ocupa el primer lugar en la ropa de marca en el mercado estadounidense.
Las salvadoreñas Manufacturas del Río (Grupo Q) Hilasal (Sagrera), Industrias Unidas S.A., Martínez y Saprissa, Textufil (Bahaia), Industrias St. Jack (Siman) compiten con las estadounidenses Fruit of the Loom y Hanes y con la brasileña Pettenati.
2. La industria del plástico: el predominio de la panameña Plastigras.

La empresa panameña Plastigras (PG) ocupa el primer lugar en esta industria en los últimos tres años, de acuerdo con la ASI. Plastigras fue creada en 1976 por el empresario alemán Bern Otto Schreiber en la ciudad de Panamá. Es una empresa líder en la fabricación de envases PET y Preformas, envases plásticos para alimentos y aceites de motor. Compite con las salvadoreñas Celpac, Ecoplast, Indusola, Industrias Facela, Plásticos Salvadoreños, Tacoplast, y Salvaplastic Internacional (Cristiani).

3. Muebles: el predominio de la salvadoreña Capri (Zablah).
El primer lugar en el sector corresponde a Industrias Capri, fundada en 1953 por Arturo Zablah (padre) y Doña Ivonne Kuri de Zablah, en San Salvador. En esa época, los costos de las camas eran excesivamente altos y la mayor parte de estas eran importadas. Esta situación fue aprovechada por este grupo empresarial árabe para insertarse y puede decirse, crear este mercado. En la actualidad la salvadoreña Capri (Zablah) compite con la guatemalteca Camas Olimpia, así como con Indufoam, Mobilia, Moblex, y Flores Lazo, entre otras empresas.
4. Alimentos. La disputa entre la salvadoreña Diana y la española Calvo
En el rubro de alimentos, Productos Alimenticios Diana lideró el top de las empresas más exportadoras del 2013. Exportan a todo el istmo y Estados Unidos y están entrando al mercado dominicano. Productos Alimenticios DIANA, fundada en junio de 1951, es una empresa salvadoreña que se dedica a la producción y distribución de boquitas (snacks o botanas), dulces, conos para helados y galletas.
Fue fundada por Max Olano y Pablo Tesak, y su primer local fue en la colonia Mugdan, en San Salvador. Luego se mudó a una pequeña bodega en el barrio San Esteban, luego Barrio La Vega, hasta llegar a su actual ubicación, desde 1970 en Soyapango. En 1990 se traslado a Sopyapango y es propiedad del conocido dirigente de ARENA, Hugo Barrera.
Diana compite con la española Calvo en relación al primer lugar en el sector alimentos. En el 2013 le correspondió a la atunera española Calvo, con sede en Cutuco, La Unión, desde el 2003. Calvo abrió con 300 trabajadores y en 2012 contaba con 1,700. En su primera década de operaciones obtuvo en concepto de exportaciones alrededor de $700 millones. Esta empresa creada en 1940, por Luis Calvo Sanz, es una de las principales impulsoras en el país del Acuerdo de Asociación con la Unión Europea, y produce una diversidad de productos relacionados con el atún. En este sector de alimentos compiten también otras empresas tales como la harinera Harisa, Bocadelli, Molinos de El Salvador (Salume) Lácteos El Corral, Exportadora Río Grande, Industria de Maíz, la estadounidense McCormick y la mexicana Bimbo.
5. Bebidas: el predominio de la guatemalteca Cabcorp (Livsmart Americas)
En la rama de bebidas fue Livsmart de Centroamérica la número uno, pertenece a la empresa Cabcorp, la cual fue en 1998 nombrada Embotellador ancla de Pepsi Co para Centro América. En el año 2000 inicia una joint venture con AMBEV para introducir la marca de Cerveza Brahva en la región. A su vez AMBEV se unió a InBev Interbrew, pasando a ser la primera compañía cervecera a nivel mundial. Cabcorp llega a El Salvador en 2001 y en el 2002 adquiere el 50% de Bon Appetit, empresa de alimentos propiedad de la familia Zablah, que brindaba servicio de Co packing a Quaker para su producto Gatorade. Ya en 2006 Cabcorp asume el control de Bon Appetit y cambia su razón social a Livsmart Americas. Otras empresas que compiten en este sector son las siguientes: la mexicana Jumex (con planta ubicada en Quezaltepeque) la sudafricana Industrias La Constancia (Coca Cola y Pilsener con planta en Nejapa)y la todavía salvadoreña, nacida en santa Ana en 1947, Embotelladora La Cascada (Fundada por Federico Batlle Aberle y productora de Salva Cola y Kolashampan).
6. Papel y cartón: predominio de la estadounidense Kimberly-Clark
Kimberly-Clark de Centroamérica cuenta con una de las plantas más grandes de la región en El Salvador, por lo que se agenció el primer puesto en la industria del papel y cartón. La estadounidense Kimberly-Clark (Scott/Huggies/Kotex) compite con la estadounidense Procter & Gamble ( Pamper, Carmín) la sueca SCA (Saba, Nevax) y la salvadoreña Alas Doradas (Encanto), así como con Sigma Q, Cajas y Bolsas, Evergreen Packaging, Impresora La Unión, y otras empresas del este sector.
7. Farmacéutica y medicinas: predominio de la salvadoreña Vijosa
Laboratorios Vijosa, creado por Víctor Jorge Saca, en 1971, se mantiene por segundo año consecutivo como la firma farmacéutica que más exporta desde El Salvador. Produce Virogrip, Ultradoceplex, Campolon Energy, etc. Otras empresas que compiten en este sector son las siguientes: Laboratorios Ancalmo, Promedici, Santa Lucía (Cristiani) Vijosa, Gamma, López Davidson, Suizos.Bonima, Biogalenic, Lab. Arsal, Lab Lopez, est. Ancalmo, Lab. Teramed, Lab. Gamma.
8. Calzado: predominio de la salvadoreña ADOC
La industria del calzado también fue reconocida en el ranking 2013, y la empresa ADOC, productora y comercializadora del Grupo Palomo, basada en Soyapango y con la marca Duramas, fue la ganadora del segmento. Otras empresas que compiten en este sector son las siguientes: Hush Puppies, MD, Lee Shoes y esta además la salvadoreña Calzado GW (calzado deportivo).GARBAL, Ricerfelli, Industrias Americanas y otras empresas.
9. Metalmecánica: predominio de la salvadoreña CORINCA
En el sector metalmecánica, la Corporación Industrial Centroamericana S. A. de C. V. (CORINCA) se posicionó en el número 1. “Siempre hemos tenido como posición estratégica competir en otros mercados, somos el único fabricante de acero centroamericano que exporta a los cinco mercados del istmo”, dijo Sergio Catani Papini, presidente de Corinca. Otras empresas que compiten en este sector y dominan el mercado son las siguientes: Las salvadoreñasAceros de Centroamérica, Alumicentro, Galvanissa, Construmarket (Siman) Imacasa (Belismelis) Protecno (Belismelis) Industrias Básicas de Hierro y Acero, Resortes y Alambres, Solaire (Poma), Zartex, YKK, INCO (Freund) dominan mercado.-

La resignificación del pensamiento marxista de Schafik J. Hándal Hándal en el proceso revolucionario salvadoreño contemporáneo

La resignificación del pensamiento marxista de Schafik J. Hándal Hándal en el proceso revolucionario salvadoreño contemporáneo

Dr. Orlando Cruz Capote**

«Hurgando (sic!) más profundamente se descubre que en el propio terreno teórico es donde se encuentra una de las raíces del actual debate: no existe una teoría marxista-leninista acabada de la revolución latinoamericana y no la hay tampoco de la revolución
de liberación nacional, hablando más ampliamente.

Esto nos parece de importancia capital, ya que nosotros consideramos junto a otros compañeros que han estudiado el problema, que la revolución en América Latina tiene características específicas que la diferencian de la revolución de liberación nacional en general; tiene, por decirlo así, un pie puesto en la revolución de liberación nacional
y otro en la revolución socialista».

Schafik Jorge Hándal Hándal1

I

La profunda reflexión crítica de uno de los líderes político-teóricos y prácticos de la revolución salvadoreña y latinoamericana, Schafik J. Hándal (1930-2006), en el no tan lejano 1968, ponía al descubierto una de las carencias e insuficiencias del marxismo y leninismo epocal –entonces se le denominaba marxismo-leninismo por el fenómeno del estalinismo– denunciado epidérmicamente desde 19562 en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), difundido masivamente en el movimiento comunista y obrero internacional, y en las disímiles izquierdas del orbe, especialmente, en la América Latina y el Caribe, donde no se había podido construir una teoría general y singular-concreta, ajena al eurocentralidad prosoviética predominante para el subcontinente, a pesar de los esfuerzos de muchos partidos y personalidades marxistas y leninistas a lo largo de los siglos XIX y XX, principalmente en la última centuria.[3]

Se remitía, conscientemente, hacia el pasado histórico sintetizado, magistralmente, en la frase del amauta peruano José Carlos Mariátegui La Chira, cuando sentenció, en 1928, que:

No queremos ciertamente que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indoamericano. He aquí una misión diga de una generación nueva.[4]

La tesis de Schafik coincidía en el tiempo-espacio y, en parte, con la apreciación del marxista inglés Perry Anderson en ese turbulento año 1968 acerca de la crisis de la teoría y, más que todo, de la práctica real del marxismo y el socialismo en el campo socialista de la Europa del Este, la Unión Soviética, la China Popular, así como en otras partes del orbe,[5] en la que esta escuela y corriente filosófica de pensamiento y accionar se hallaba en un impasse, entorpecida por los viejos cánones de un referente histórico-político, más que todo ideologizante, que no se avenía a la realidad nuestraamericana, ni siquiera a las particularidades de otros continentes.

Esos años fueron muy tensos y divergentes para el proceso revolucionario latinoamericano y caribeño. Solamente analizando el año paradigmático de 1968,[6] el panorama se constituía muy complejo para la región, en el cual no se puede ignorar la presencia agresiva de la política del establishment estadounidense contra los procesos revolucionarios en auge y descenso. Tan paradójico sería que el propio Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, arremetía de nuevo contra los manuales soviéticos, declarándolos «anacrónicos», por separar en un enorme abismo «las concepciones generales y la práctica, entre la filosofía y la realidad […] y proveer representaciones equivocadas sobre “cómo se debe construir el comunismo”». El antimanualismo no se refería a la práctica de usar textos pedagógicos para la enseñanza, sino a una manera de pensar el socialismo, por la cual se suscitaban desavenencias con algunos países que «tienden a mirar como oveja descarriada al pueblo que no siga el caminito trillado».[7]

Asimismo, podremos percatarnos de una «microfracción» fallida en el propio Comité Central del Partido Comunista de Cuba,[8] que ponía en solfa la unidad como salvaguarda de la nación, la Revolución y el socialismo cubano, más el ejemplo que simbolizaba para la integración de las fuerzas de las izquierdas en América Latina y el mundo subdesarrollado; las imitaciones fallidas del ejemplo cubano, nunca copiable;[9] el inicio de la decadencia de la «Revolución Cultural» de la China Popular (1966), bajo el liderazgo de Mao Zedong; las declaraciones de la Conferencia de la Organización de Solidaridad con los Pueblos de África, Asia y América Latina (OSPAAAL), en la Primera Conferencia de la Tricontinental de La Habana, en 1966, y de la Organización de Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), en 1967; la «Primavera de Praga», con la intervención militar soviética y otros, a través del Pacto de Varsovia, que ponía sobre la agenda política las zonas de influencia soviéticas y estadounidenses establecidas desde Yalta (1945), con el peligro de otra invasión contra Cuba, ahora en manos del «subimperialismo» brasileño; la decadencia del insurreccionalismo guerrillero en América Latina, con el asesinato de Ernesto Che Guevara en tierras bolivianas, un 8-9 de octubre de 1967.

No en último lugar, las fuertes discrepancias de la dirección política cubana con el Partido Comunista Venezolano (anteriormente con el boliviano), entre otras fuerzas, por la guerrilla latinoamericana-cubana que se encontraba en territorio de Bolívar;[10] más la gran conmoción social del «Mayo Francés» que se propagó por las capitales del primer mundo y arribó, en octubre, al «Tlatelolco» mexicano; la lucha por los derechos civiles y contra la segregación racial de los afronorteamericanos con los Black Panthers y el Black Power; las «nuevas izquierdas» insufladas y catalizadas por la herejía revolucionaria cubana; la guerra de los EE.UU. contra Vietnam y la resistencia del Vietcong, más el movimiento antibélico y pacifista planetario; la corriente hippie, la protesta generacional y contracultural frente a la autoridad familiar e institucional burguesa.

Al unísono, habría que analizar concienzudamente la herencia de las disímiles corrientes burguesas que provenían desde los Estados Unidos de América y Europa Occidental, el «famoso» eurocentrismo, también norteamericanizador, colonizante desde el poder, el saber, la axiología y la cultura, así como determinar las heterogéneas corrientes de pensamiento latinoamericanas, muy mezcladas, que acrecientan su difusión en los años sesenta, y que lo harían de forma más profusa en la próximas décadas, así como las de un marxismo occidental muy rico en la teoría, pero con una pronunciada orfandad en la praxis revolucionaria que atracó en esos años y se publicó masivamente con la idea, no tan ingenua, de contraponerlo a las concepciones pro-soviéticas;[11] entre otras coyunturas internacionales de agitación incesante de las ideas políticas, ideológicas, espirituales-culturales, como las prácticas reformistas, las retóricas nacionalistas y antiimperialistas y aquellas que sí proponían un cambio radical en las sociedades.

Por otra parte, al año siguiente, en 1969, la delegación cubana a la Conferencia Internacional de los Partidos Comunistas y Obreros, celebrada en Moscú, encabezada por el miembro del Buró Político Carlos Rafael Rodríguez, arribó no como una delegación oficial, sino con una posición «disidente» hacia la declaración de ese cónclave, que definía a la mayoría de los partidos comunistas latinoamericanos como la vanguardia política de la lucha revolucionaria en la región, lo que Cuba impugnaba como una falacia.[12]

De esta manera, el camarada Schafik Hándal, miembro del Partido Comunista de El Salvador (PCS) desde octubre de 1950, a fínales de la década de los sesenta percibía un abigarrado y casi ininteligible cuadro de diferentes tendencias ideológicas y políticas que estaban predominando en Nuestra América y que, aun hoy prosiguen promoviendo atomizaciones y escisiones en las disímiles izquierdas de la región. Se hacía necesaria la realización de un estudio profundo de la historia auténtica de la Patria Grande y de la nación centroamericana y, consciente de esa labor, el dirigente comunista y popular salvadoreño encaminó sus pasos hacia ella de forma ininterrumpida, con grandes hallazgos empíricos e interpretativos, más aportes teórico-críticos de amplia repercusión.

Mientras, las articulaciones urgentes entre las fuerzas revolucionarias no se realizaron, a pesar que trece años más tarde, el máximo guía de la Revolución Cubana, el compañero Fidel Castro Ruz, reafirmaba que «[…] De acuerdo con mi experiencia, toda unidad de izquierda es ejemplar»,[13] al observar y analizar críticamente como las izquierdas latinoamericanas y planetarias, anteriormente las nacionales cubanas, proseguían su eterna lucha a lo interno contra las tradicionales políticas de los «apóstoles vanguardistas iluminados», las «capillas sectarias y dogmáticas», las ideologías de agrupaciones políticas y sociales portadoras de teorías y accionares que pretendían interpretar y, por ende, poseer la «verdad única-absoluta» acerca del desenvolvimiento zigzagueante de la historia real de la sociedad, que no podía ser conceptualizada arbitrariamente, menos con una afirmación teleológica y teológica ideologizante.[14] En su reverso, pero con el mismo efecto, otros actores ideopolíticos estaban imbuidos del espontaneísmo, nihilismo, idealismo, de voluntarismos practicistas muy estériles.[15]

Tales desencuentros estuvieron también motivados por egocentrismos y ansias protagónicas extremas, los deseos de ejercer una hegemonía ideopolítica sobre amplios grupos y sectores de la sociedad, ambiciones por espacios de poder grupales y personalistas –el «síndrome del caudillismo y del caciquismo» tan presente en la América nuestra–, acusaciones mutuas por no poseer una estrategia, táctica y métodos de lucha adecuados, así como la utilización de fuertes adjetivos acusadores acerca de seguidismos mecánicos, ciertos o no, hacia corrientes de pensamiento teórico-políticas y praxiológicas internacionales, entre otros motivos de discordias y desavenencias.[16]

Las izquierdas, fundamentalmente, las nuestramericanas habían logrado, desde antes, la fatal especialidad de dividirse y subdividirse, un hecho constatable aunque dramático. En la vida real, las mayorías de las izquierdas, siempre en plural, actuaban –siguen actuando– de manera sectaria, mirando con ojerizas cuando surgían una tras otra nuevas organizaciones, algunas de ellas desprendimientos de las ya existentes, las cuales eran excomulgadas de manera automática. No obstante, nunca actuaron aisladas, sino interrelacionadamente, y la fragmentación provenía de las incomprensiones recíprocas señaladas, y sobre todo por la ausencia de diálogos interactivos entre iguales. En esa diversidad, solo cuando en instantes históricos específicos los objetivos políticos parecían coincidir entre algunas de ellas, se lograban acuerdos o alianzas, empero, factores recurrentes de viejos y nuevos recelos hacían brotar notas divergentes que aniquilaban los denuedos articuladores.

Resultaba en aquella coyuntura e instante histórico más difícil, como lo sigue siendo en la contemporaneidad, la re-construcción de esa unidad cotidiana desde las bases sociales, como proceso sociohistórico y político-cultural jamás finiquitado, en lo cual lo ético está implícito, que aquella posibilidad real de obstaculizarla y destruirla por errores e incomprensiones objetivas/subjetivas y endógenas/exógenas, sin lograr con plenitud su fortalecimiento hegemónico consciente, con y entre las masas populares, su verdadero artífice y protagonista, de conjunto con una dirección política avezada, la vanguardia política –llamada así desde los tiempos del leninismo– y un liderazgo legítimo obtenido no a través de una proclamación providencial, sino en los vericuetos y azares combativos diarios, con un programa político diáfano principista, métodos de lucha adecuados, la armonía entre el discurso y la práctica revolucionaria.

Sin embargo, la mirada esperanzadora de Schafik Hándal constituía una de las virtudes que un marxista orgánico, comunista y revolucionario debía y debe poseer para llevar adelante la preparación constante de las condiciones subjetivas del sujeto social-histórico y político de la transformación revolucionaria, sin reduccionismos obreristas y otros sectarismos triviales, contra el dominante y hegemónico capitalismo atrasado, subdesarrollado y dependiente hacia los gobernantes de Washington fundamentalmente, que acerrojaba el cumplimiento de las demandas legítimas de los pueblos explotados y oprimidos latinoamericano-caribeños.

Sin caer en desencantos ante tantas limitaciones, explicaba meridanamente en este propio folleto que, el «interés real y creciente por la búsqueda de nuevas respuestas se mezcla –sin definir todavía sus fronteras respectivas– con la confrontación entre antiguas y nuevas tesis dogmáticas, entre esquemas vacíos de vida», añadiendo que «la polémica está cargada de abundante tensión […] y que este era […] un fenómeno natural que se encuentra dentro de la lógica de la historia contemporánea del mundo y del continente.»[17]

El dirigente político, de clara mirada estratégica y táctica, se ubicaba, epistemológicamente expresado, en coyunturas históricas que habían comenzado desde finales de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y que habían trillado su rumbo por diversas luchas nacional‑liberadoras, por la justicia social y los flujos‑reflujos en el quehacer de los diferentes movimientos revolucionarios, verificando vertientes contradictorias y dicotómicas, que impedían conocer, comprender e interpretar ese complejo entramado socioeconómico, político y cultural con el fin de poder realizar un compendio interpretativo realista de la situación latinoamericana-caribeña, para que se produjera el cambio profundo de tal situación estrictamente estructural y concomitante al sistema capitalista en el recién denominado Tercer Mundo.

Su re/des/conocimiento dialéctico historicista, lo que hoy llamaríamos el desaprendizaje y aprendizaje de un revolucionario en evolución perpetua, se refería no solo a la falta de desarrollo de una teoría para la estrategia y la táctica, más los métodos de lucha, sino para «antes de la toma del poder […] también a la teoría para la construcción de la nueva sociedad, comprendidos además los problemas sociológicos e ideológicos que le son consustanciales de la revolución en ambas etapas».[18]

Sin descartar en su discurso político, más bien todo lo contrario, el cúmulo de enseñanzas y experiencias internacionales, regionales y nacionales, Schafik hacía énfasis en el despliegue teórico y práctico de una concepción marxista19 que no podía detenerse en el solo «asalto al poder» como un hecho aislado, sino como un proceso, en el cual era esencial la construcción-preparación político ideológica temprana y permanente de la organización política de avanzada y de las masas populares antes, durante y después de ese salto grandioso en la historia humana, con la intención de liquidar al capitalismo y transitar hacia el socialismo.[20]

Asimismo, Schafik no mencionaba a una sola clase o actor político del cambio, aunque aún resaltaba el rol esencial de la clase obrera, sino a un considerable número de sujetos sociales, históricamente concretos en cada nación y pueblos del subcontinente que ya, en 1964, para El Salvador, expresaba en otro trabajo suyo:

Se oyen de vez en cuando opiniones que de alguna manera intentan establecer diferencias artificiales entre obreros e intelectuales en el interior del P. [Partido Comunista de El Salvador – PCS, 1930] […] Hay quienes, por el contrario, no le dan suficiente importancia al factor de contenido proletario –teórico y práctico– de nuestro P. Ambas posiciones perjudican: la primera cae en el sectarismo, creando y agudizando luchas internas artificiales, la otra conduce a no realizar los esfuerzos necesarios para llevar a cabo la proletarización –ideológica práctica– de nuestro P., con todas la secuela de consecuencias de tal situación.[21]

Añadiendo, con claridad meridiana, que:

[…] el proceso educativo revolucionario no cuenta solo para los miembros de extracción no proletaria, sino que es parte fundamental del proceso de formación revolucionaria de todo miembro, independientemente de su procedencia de clase.[22]

Sin poner freno a su originalidad y creatividad revolucionaria, arraigada en la comprensión del panorama socioeconómico y político de El Salvador, y «violentando» superadoramente, además, algunas de las «regularidades y leyes» de un marxismo anquilosado y esquemático, Schafik aseguraba de forma tajante que «esto no hay que desligarlo naturalmente de las condiciones concretas del desarrollo económico nacional. A veces se dice que el Partido refleja la composición existente en el país».[23] Y agregaba de inmediato que «en El Salvador la industria es muy poco desarrollada. De lo que se concluye, que no podemos mecánicamente tratar de que haya una alta composición obrera en el partido […] esto es una pobre justificación de nuestro mal trabajo de concentración entre la clase obrera […]». En otro párrafo de este documento, se señala que:

Es cierto que en un país subdesarrollado, semi-colonial y agrícola, con fuertes remanentes feudales [años después lo denominaría rezagos precapitalistas] no cuenta con un proletariado tan desarrollado en número y tradición, tan amplio y consolidado, como el de los países industrializados. Pero de allí no debe sacarse deducciones absolutas […].[24]

Para culminar con la siguiente aseveración:

Nuestros métodos de trabajo deben de cambiar, debemos botar el sectarismo, ser amplios en nuestro trabajo de acercamiento con las masas, orientar a los compañeros en sus dificultades con los patronos, no querer resolverlo todo con fraseología revolucionaria y aunque al principio no le hablemos de revolución a nuestros compañeros de trabajo, ganémonos su confianza con sus problemas inmediatos, y no nos desesperemos cuando de pronto no veamos resultados espectaculares.[25]

En estas tempranas expresiones conceptuales se estaba definiendo en la avanzada política salvadoreña un tipo de marxismo, junto a otras apreciaciones, que no comulgaba con aquel que venía de las «aventajadas» ideas del socialismo vigente en el mundo de la época de los sesenta, que procedían, en muchos casos, de la Internacional Comunista (1919-1943) y del Buro de Información (1946-1956-1957),[26] entre otros, y que, lamentablemente, continuaron como una verdad «absoluta preestablecida». Se comprendía que la dirección política del proletariado y de la clase obrera, únicamente no podían ser comprendidas como un hecho físico y sociológico, sino como un hecho-proceso político cualitativo de mayor envergadura que una observación simplista y copista, que mimetizaba otras experiencias históricas geopolíticamente lejanas a las singularidades del proceso salvadoreño y de Nuestra América.

Sin olvidar que jamás existirá, al decir del propio líder de la revolución bolchevique de 1917, V. I. Lenin, una revolución proletaria pura,[27] como tampoco un socialismo «casto» (añadimos nosotros), que exige de la clase proletaria, obrera y campesinado trabajador, con su fuerza política dirigente, otra visión del problema a resolver.

Una clase trabajadora asalariada, urbana y rural, intelectual y manual, opuesta al capital por antonomasia, no como un hecho cuantitativo y exclusivo, sino condicionado por un hecho-proceso político de concientización en sí y para sí, que deben asociarse, aliarse, necesariamente con otras clases, grupos, sectores sociales y, en conjunto, a las masas populares, explotadas y oprimidas, para llevar a vía de efecto la transformación revolucionaria: la Revolución Social y Política que conlleve a la emancipación total humana, concebida históricamente como forma muy superior de democracia, que libera consigo al resto de la sociedad de la explotación y la opresión, la enajenación y alienación, luchando a brazo partido contra la burguesía y su cultura dominante y hegemónica. Asimismo, definiendo el cómo serían las diversas articulaciones y la unidad con las otras organizaciones políticas y sociales participantes en la lucha.

Estos fueron los albores de un pensamiento y accionar que, en el caso de Schafik Hándal, irían enriqueciéndose en el fragor del combate socioclasista y popular, en su labor de trabajador social incesante, en la dirección política unitaria del pueblo salvadoreño y en la conformación de un partido revolucionario experimentado, capaz de conducirlas hacia pasos superiores, en un permanente contacto con ellas, sin caer en esquemas a priori, desplegando los caminos independientes del marxismo,[28] más las vías disímiles para arribar al socialismo,[29] tal como las concibiera Lenin.

II

Ya entre 1972 y 1977, la contextualización sociohistórica concreta salvadoreña le permitía a Schafik aseverar, con mayor fuerza y nitidez, que: «[…] Ha habido […] cambios políticos y hechos importantes, entre los cuales es necesario señalar: la irrupción del movimiento de las masas campesinas y de asalariados agrícolas, prácticamente inexistentes desde el genocidio de enero y febrero de 1932»,[30] la emergencia de la mayoría del clero católico hacia la izquierda y su vinculación con las masas del campo, y la polarización, en términos totales, de las fuerzas en conflicto. Por un lado, la inmensa mayoría del pueblo y, por otro lado, el régimen, comprendiendo en este término al gobierno y a la oligarquía que lo sostiene.[31]

En 1982, reconfiguraba y fortalecía sus ideas en medio de la lucha armada popular y política,[32] sin perder la línea principista de organización y acción, con determinaciones antidogmáticas, en una exposición titulada, El estudio del marxismo por sí solo no es garantía de una posición revolucionaria. La garantía es la lucha por el poder mediante la vía correcta, a lo que añade en sus páginas interiores que si no se lucha por el poder por el camino adecuado:

[…] entonces, el Partido está expuesto a quedarse al margen de la fila delantera de la revolución y de la posibilidad de influir en el triunfo de la revolución […] y los vínculos indisolubles que hay […] entre las cuestiones de la lucha por el poder con la cuestión de la vía, del carácter de la revolución y de la unidad de la izquierda, como problemas completamente interrelacionados.[33]

La preocupación continuaba latente al prestar atención a cómo los partidos comunistas no estaban conduciendo la lucha revolucionaria en el Tercer Mundo, ni siquiera en el Norte industrializado, y cómo la clase obrera estaba extraviándose en caminos reformistas y economicistas, ante lo cual asevera que:

[…] si se rebaja eso [el análisis teórico] al nivel del relato histórico y del enjuiciamiento moral entonces no se llega a ninguna conclusión; por esas vías el Partido no se cohesiona alrededor de una línea correcta, sino por el contrario se dispersa en una multitud de posiciones, unas más emotivas que otras, unas más intelectualizadas que otras, pero no se cohesiona alrededor de una orientación revolucionaria que le permita como tal, como partido convertirse en sujeto de victoria que cumple el papel que tiene asignado.[34]

El estudio político autodidacta, sus intentos de culminar la carrea de derecho (nunca terminada oficialmente, aunque lo intentó por diez años) y su contacto indisoluble con las realidades continentales y mundiales, con su pueblo en primer lugar, fueron dando lugar a una personalidad de una profunda preparación teórica, política e ideológica.

Para los años setenta y ochenta de la pasada centuria, la expectativa política de la revolución salvadoreña se constituía esencialmente en tres pilares: acometer la lucha contra los gobiernos oligárquicos y el imperialismo estadounidense por todos los medios posibles, en especial el armado, para derrocarlos; arribar a la toma del poder político; y llevar a cabo la democracia inconclusa en la sociedad y comenzar el tránsito hacia el socialismo.

Luego del fracaso de la vía electoral, de desplegarse intensas luchas internas en el seno del PCS, y otras agrupaciones políticas y sociales, la separación, aparición y creación de numerosas organizaciones sociales, de masas y políticas de izquierda, con sus divergencias y contradicciones endógenas/exógenas, más diferentes matices ideopolíticos, se habían creado las condiciones objetivas y subjetivas para la fundación de un movimiento integracionista-unitario que enrolara bajo una Comandancia General a todas estas organizaciones. Así surge el 10 de octubre de 1980, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.[35]

Por tal motivo, en 1987, Schafik afirma categóricamente que:

La dispersión de la vanguardia está en lo fundamental terminada; no solo tenemos acuerdos formales de unidad y de coordinación, sino que el proceso unitario ha avanzado y se ha profundizado mucho, ha llegado a niveles muy altos. El objetivo de este proceso es otro, más alto: la unificación en un solo partido. Tenemos una sola concepción, una sola línea, un solo plan […].[36]

Para, sin demorarse un segundo, lanzar la siguiente valoración autocrítica:

Sigue pendiente una tarea en el terreno de masas, de concretar el instrumental: la construcción del Ejército Político de Masas para la Revolución en las nuevas condiciones […] El hecho de que sea una organización político-militar clandestina, capaz de actuar también en el terreno militar, pero muy vinculada al movimiento de masas, está llevando a ciertas limitaciones; surge la tendencia a disminuir el rol político de este movimiento y a levantar mucho más el papel militar. Nosotros tenemos que comprender que debe tratarse de un movimiento con gran rol político. Este movimiento es el que va a llevar a las masas, aún las más atrasadas, a los niveles más altos de desarrollo».[37]

La preocupación de uno de los líderes del movimiento revolucionario era evidente, ya que por mucho que se avanzara en las tareas de la insurrección armada‑popular, no podía quedarse detrás el trabajo ideopolítico del FMLN, con perspectivas de consolidarse como un partido unido de cuadros y de masas, y eso solo lo lograría vinculándolo indefectiblemente con todas las clases, grupos, sectores, estratos y segmentos explotados y oprimidos de la sociedad salvadoreña y fortaleciendo su preparación-formación teórica, política e ideológica.

Muy pocos años después, en un trabajo programático de largo aliento, dejó estas ideas en palabras indelebles y con plena vigencia para la actualidad, afirmando que:

Yo sostengo que para enfrentar y derrotar la ofensiva mediático-política de Saca [Elías Antonio Saca González, mandatario en el gobierno de turno, 2004-2009], el FMLN debe estar siempre en contacto con la población, informándole de todo y presentándole nuestras propuestas […] para que la gente tenga un parámetro de medición y comparación. […] Hacer eso requiere un Partido en que sus afiliados se conviertan en militantes, organizados en los Comités de Base, que mantengan una relación permanente y sistemática con la población de su entorno, de su municipio, de su colonia, barrio, comunidad, explicándole y escuchándole constantemente. Se requiere para ello un trabajo de educación política y de transmisión de información muy ágil dentro del Partido, en las dos direcciones: hacia la base, poniendo en sus manos todas estas propuestas o todas las explicaciones, y de la base a la dirección, trayendo sus opiniones e informaciones, las opiniones y propuestas de la gente».[38]

También señaló que:

[…] para garantizar la conexión y poner en marcha un nuevo tipo de proceso de afiliación que va, ya no por la vía electorera, sino por la vía de la comprensión y adhesión a la misión histórica revolucionaria del FMLN, a sus propuestas concretas, basada en la conciencia de que hay que hacer una gran lucha para llevar adelante esos cambios.[39]

Y cierra la idea de la unidad del FMLN con las bases sociales y populares, con una conceptualización para todos los tiempos.

De esta manera lograremos que tengan fundamento y fuerzas nuestras iniciativas programáticas, en la Asamblea Legislativa, en los gobiernos municipales y en la mesa de diálogo con el gobierno […]. Yo le he llamado a esto la dialéctica de dos concertaciones. La concertación popular y la concertación nacional, así lo planteamos por primera vez durante la negociación de los Acuerdos de Paz. En este binomio dialéctico la determinante es la concertación popular, que es donde debemos poner un mayor énfasis, al mismo tiempo que estamos allá con el gobierno y los demás partidos en la mesa nacional, manteniéndonos allí para obtener logros con la presión de las demandas de la gente, o hasta que se demuestre su inutilidad.[40]

III

Luego de la firma de los Acuerdos de Paz, el 16 de enero 1992, entre el FMLN y el gobierno de Alfredo Félix Cristiani Burkard (1989-1994) perteneciente al partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), el cual recibió al apoyo de las élites de poder de Washington hasta el último instante, las condiciones de lucha en El Salvador requieren en su quehacer un cambio extraordinario que no escapa a la visión crítica de sus líderes más capaces.

La agudeza política e ideológica de Schafik Hándal vuelve a ponerse de manifiesto cuando precisa que, entonces, como consecuencia de la victoria política-diplomática, el número de miembros, afiliados y simpatizantes al FMLN había crecido de forma desmesurada con dos vertientes de análisis: una, el reconocimiento al prestigio y la legitimidad política alcanzada en la lucha; la otra, que la entrada masiva podía traer secuelas negativas si no se preparaba un plan de educación y formación político-ideológico que ayudara a ir deslindando a los más conscientes de aquellos que entraban con ansias de pertenecer a una organización vencedora, pero sin una verdadera voluntad de llevar a cabo las nuevas tareas revolucionarias. También planteó la necesidad de cambiar los métodos de trabajo, en la divulgación y propaganda de los objetivos y propósitos del partido, pues ahora en condiciones de paz, siempre relativas, los sistemas verticalistas, de ordeno y mando y las órdenes desde arriba hacia abajo, debían sustituirse y complementarse con orientaciones persuasivas horizontales hacia las organizaciones sociales y populares, con la urgencia de conocer y resolver sus demandas, y potenciar la creatividad de las bases sociales con una política de retroalimentación con la dirección del FMLN en todo el país.

Ya en 1989, en un documento, extracto de una exposición sobre la problemática de la propaganda revolucionaria, el líder del proceso salvadoreño advertía certeramente que:

La propaganda no solo es un esfuerzo por ganar a las masas para nuestra línea, divulgar nuestra línea, que es lo principal, convertir las ideas en acción, en fuerza material, sino también es una forma de obtener información y de dar información […] nos obliga a utilizar este medio para confundir al enemigo sin confundir a las masas.[41]

Cerró su exposición, desde una perspectiva marxista crítica y autocrítica, con la siguiente idea:

Estamos de acuerdo en que hay debilidad de conducción, pero que consiste totalmente en otra cosa. En primer lugar consiste en no comprender y no persuadir a todos los cuadros que están en la propaganda de que su labor debe ser de esta otra manera, que deben desatar su creatividad, su combatividad, su agilidad en el debate, en la polémica con el enemigo, disputando el pensamiento de las masas, y de cada uno en su propio lugar […] Para eso lo que es indispensable es dominar la línea, dominar también los cambios coyunturales de la línea, no solo de la línea estratégica general, sino las modificaciones coyunturales sobre todo en una situación como la nuestra en que la coyuntura toma mucha velocidad y en un mundo en que también los cambios de coyuntura han pasado a ser muy veloces, no solo porque los acontecimientos son veloces, sino sobre todo, porque son más conocidos, más divulgados pueden llegar al conocimiento de todos en segundos a través de los medios modernos de comunicación, los satélites, la electrónica, las computadoras, etc., etc.[42]

Consciente de esa enorme misión, Schafik Hándal, realiza el esfuerzo teórico más grande de su vida, cuando lanza un conjunto de ideas valorativas acerca de los errores de la construcción socialista en Europa del Este y la Unión Soviética, sin caer en hipercriticismos y extremismos, relanzando su pensamiento teórico y político acerca de una revolución socialista en El Salvador. De esta manera le respondió a Marta Harnecker en aquellos convulsos días de 1991.

Así es nuestra concepción revolucionaria para El Salvador. Tenemos que crear para ello un nuevo modelo de sistema político y económico-social que parta básicamente de nuestra realidad nacional y entorno internacional. Lo que vayamos haciendo en este terreno será desde un principio una acumulación en el proceso hacia el socialismo. Si desde el comienzo se acierta en lo fundamental de la configuración de las estructuras económicas, como en la configuración del sistema político-jurídico; si somos capaces de evitar el error del verticalismo y nos mantenemos fieles a la idea de que el impulso fundamental hacia el socialismo debe venir desde abajo, y al principio de que la vanguardia al conducir no debe sustituir a las masas, al pueblo, sino que debe conducirlo, saber orientarlo de modo que este conozca, comprenda y haga suya la meta del socialismo; si nosotros, desde los primeros momentos aseguramos la hegemonía de la revolución en este proceso de tránsito, sin que la vanguardia se transforme en aparato de estado que impone desde arriba su voluntad; si desde los primeros pasos de la revolución democrática somos capaces de organizar un sistema político realmente democrático, basado en la activa participación y control popular sobre todo el proceso, esto ya sería una enorme y decisiva ganancia en el camino al socialismo, y nunca después tendría que abolirse la democracia y establecerse un estado verticalista.[43]

IV

Teórico de la práctica y no de gabinete, Schafik escoge el rumbo, junto a otros valiosos compañeros, de integrar definitivamente, autodisoluciones por medio, a las fuerzas del desarrollo de la revolución, en 1995, y lo realiza sin desconocer las tribulaciones, traiciones y deserciones que ya estaban aflorando y aquellas por venir, atribuibles a las luchas internas en el FMLN.

Desde ese momento, sus dos grandes obsesiones revolucionarias se unen de manera indisoluble, la primera, consolidar al FMLN y, la segunda, construir un poder ciudadano, social sólido, desde abajo, para revertir las paralizaciones de lo popular como lo esencial y protagónico en el proceso salvadoreño.

El pensamiento creativo de Schafik Hándal, acerca de la recuperación y el fortalecimiento del movimiento social, incluido el sindical, severamente dañado por el neoliberalismo y que hoy resurge en las filas de la derecha de manera intencional, y la reconstrucción del poder popular desde las bases del pueblo, está entonces en plena consonancia, con la «Declaración del XVII Foro de Sao Paulo», celebrado en Managua en el 2011, en que se dice:

La izquierda política gobernante […] tiene que despojarse de ciertos prejuicios frente a un movimiento social que, por mucho que asuma el reto de ejercer ese poder de nuevo tipo, siempre tendrá un rol que jugar, el cual no es exactamente igual que el del gobierno a nivel de su institucionalidad formal.

Las respuestas vuelven a encontrarse en el potencial expectante de las ideas y el accionar de Schafik Jorge Hándal Hándal, contextualizándolas en la actual coyuntura histórica o situación política, pero que mantienen su pleno vigor e ingenio.

Cuando propugno por la unidad del Partido, no estoy hablando de pegar con chicle grupos que se forman con intereses electorales y tampoco hablo de tranzar sin principios. Eso sería reducir la unidad solo a estar todos juntos, con el FMLN como techo común. Esa no es la unidad, deja de lado la misión revolucionaria del Partido y su capacidad de cumplirla. El principal combate ideológico deberá dirigirse contra el mezquino interés electorero y la ambición de adquirir poder personal, contra la corrupción, el oportunismo y el arribismo. […] El contacto directo y permanente con la población, no solo para presentar una plataforma electoral o apoyar candidatos, ese deberá ser nuestro método preferido.[44]

NOTAS

  • Doctor en Ciencias Históricas, Investigador Auxiliar del Instituto de Filosofía, Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente de Cuba (CITMA), Asesor de Investigaciones del Instituto Schafik Hándal, San Salvador, El Salvador.

[1] Schafik Jorge Hándal: «Reflexiones sobre el problema de la revolución latinoamericana», material impreso, San Salvador, noviembre de 1968, Archivo del Instituto Schafik Hándal (ISH), inédito, sin clasificar, pp. 4-5.

[2] En 1956, se llevó a cabo el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), en el cual el secretario general recién elegido, Nikita Jruschov, dio a conocer el informe secreto acerca de «La crítica al culto de la personalidad», dirigido contra Iosif Stalin.

[3] Véase a Amaro del Rosal: Los congresos obreros internacionales en el siglo XIX y XX (en dos tomos), Editorial Grijalbo, S. A., México, D.F., 1958. Véase también a Instituto de Movimiento Obrero Internacional (IMOI): El movimiento obrero internacional. Historia y teoría (en siete tomos), Editorial Progreso, Moscú, 1982.

[4] José Carlos Mariátegui: Amauta No. 17, Lima, septiembre de 1928, pp. 17-21.

[5] Perry Anderson: ¿Existe una crisis del marxismo?, Dialéctica, Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), traducción de Gabriel Vargas Lozano, México, 11 de noviembre de 1980 (148.206.53.230/revistasuam/dialectica/include/getdoc.php?id=174&article=193&mode=pdf).

[6] Carlos Antonio Aguirre Rojas: Para comprender el mundo actual. Una gramática de larga duración, Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, La Habana, 2003.

[7] Rafael Hernández: El año rojo. Política, sociedad y cultura (1968), The Harvard Review of Latin America III No. 11: 21-24. Invierno de 2009.

[8] Raúl Castro: «Informe del Comandante Raúl Castro, presidente de la Comisión de las FAR y de Seguridad del Estado del Comité Central, ante la reunión de este organismo del partido», El Militante Comunista. Suplemento Especial, reunión del CC del PCC los días 24 al 26 de enero de 1968.

[9] Entre algunos de los análisis superficiales y las inadecuadas interpretaciones del pensar y accionar de la Revolución Cubana se encontraron dos seudo-tesis: la de Jean Paul-Sartre acerca de «una Revolución sin ideología», y la controvertida idea de Regis Debray sobre la creación de «un foco guerrillero», sin dirección política. Véase a Jean Paul-Sartre: Jean Paul-Sartre visita a Cuba, Ediciones Revolucionaria®, La Habana, 1961. Véase también a Regis Debray: Revolución en la Revolución, Casa de las Américas, La Habana, 1967.

[10] Alí Rodríguez Araque: Antes de que se me olvide. Conversación con Rosa Miriam Elizalde, prólogo de Hugo Chávez Frías, Editora Política, La Habana, 2012.

[11] Carlos Antonio Aguirre Rojas: Itinerarios de la Historiografía del siglo XX: de los diferentes marxismos a los varios Annales, Centro de Investigaciones y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, La Habana, 1999; Retratos para una historia. Ensayos de contrahistoria intelectual, Ediciones ICAIC, La Habana, 2010; La historiografía en el siglo XX. Historia e historiadores entre 1848 y 2005, Ediciones ICAIC, La Habana, 2011.

[12] Carlos Rafael Rodríguez: Intervención de la delegación del Partido Comunista de Cuba en la Conferencia Internacional de los Partidos Comunistas y Obreros, Moscú, 1969 (material mimeografiado); Orlando Cruz Capote: Entre la realidad, la mística y los mitos de los 50 años del Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana, artículo inédito, La Habana, 23 de septiembre de 2013.

[13] Fidel Castro Ruz: Entrevista concedida a la revista mexicana Proceso, 21 de septiembre de 1981, en Clodomiro Almeyda Medina «El proceso de construcción de las vanguardias en la Revolución Latinoamericana», Nueva Sociedad No. 61, Caracas, Venezuela, julio-agosto, 1982, p. 25.

[14] Orlando Cruz Capote: «La Unidad y la diversidad en la historia de Cuba. Nuevas miradas críticas», 2013, Inédito.

[15] No hay que olvidar que las ideas de los socialistas utópicos, los anarquistas, los anarcosindicalistas, los socialdemócratas, los trotskistas, los maoístas, más tarde los eurocomunistas y otros, se continuaron manifestando junto a las ideas de un marxismo y socialismo cerrado y dogmático, más otro original y creador.

[16] Orlando Cruz Capote: Prólogo a Comunismo, Socialismo y Nacionalismo (1920-1958), Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2014, pp. 7-26.

[17] Schafik Hándal: «Reflexiones sobre el problema de la revolución latinoamericana», ob. cit., p. 1.

[18] Ibídem: p. 5. A partir de ahora, las negritas son del autor de este artículo-ensayo.

[19] Desde este momento, cuando escribamos marxista, incluimos el leninismo, a los coterráneos y sus continuadores contemporáneos.

[20] Schafik Hándal: «Reflexiones sobre el problema de la revolución latinoamericana», ob. cit., p. 5.

[21] Schafik Hándal (con el seudónimo Sánchez): La proletarización orgánica e ideológica del partido, Publicaciones de la Comisión Nacional de Educación, Partido Comunista de El Salvador, Archivo del Instituto Schafik Hándal (ISH), D-00219, 1964, p. 1.

[22] Ibídem: p. 5.

[23] Ibídem: P. 8.

[24] Ibídem.

[25] Ibídem: p. 11.

[26] Instituto de Marxismo-Leninismo (IML): La Internacional Comunista. Ensayo histórico sucinto, Editorial Progreso, Moscú, s/f.

[27] «[…] quien espera la revolución social “pura” no la verá jamás. Será un revolucionario de palabra, que no comprende la verdadera revolución». Vladimir Ilich Lenin: «Balance de la discusión sobre la autodeterminación», Obras Completas, t. 30, Editorial Progreso, Moscú, 1985, p. 56.

[28] Vladimir Ilich Lenin: «Nuestro Programa», Obras Completas, t.4, Editorial Progreso, Moscú, 1985, p. 194.

[29] Vladimir Ilich Lenin: «Sobre la caricatura del marxismo y el economismo imperialista», Obras Completas, t. 30, Editorial Progreso, Moscú, p. 129.

[30] Schafik Hándal: «Interrelación indisoluble», Revista Internacional, No. 5, Praga, mayo de 1978. Copia mecanografiada y fotocopiada, Archivo del Instituto Schafik Hándal (ISH), D-00249, 1978, p. 10.

[31] Ibídem.

[32] Aunque existieron movimientos armados desde de 1968-1970, a partir de 1979-1980, Schafik logra que el PCS y otras organizaciones existentes: las Fuerzas Populares de Liberación Nacional Farabundo Martí (FPL, 1-04-1970), el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP, 2-03-1972), la Resistencia Nacional (RN, 10-05- 1975), y el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC, noviembre de 1975 y enero de 1976), más las organizaciones que se sumarían, consoliden su unidad alrededor de una proyección insurreccional nacional en que se vieran envueltas las amplias masas populares, base social imprescindible para el desarrollo exitoso del enfrentamiento guerrillero contra las fuerzas represivas internas y el imperialismo yanqui.

[33] Schafik Hándal (con el seudónimo Simón): «El estudio del marxismo por sí solo no es garantía de una posición revolucionaria. La garantía es la lucha por el poder mediante la vía correcta», intervención en un seminario, copia mecanografiada y fotocopiada, Archivo del Instituto Schafik Hándal (ISH), D-00001, del 21 de marzo de 1982, p. 2.

[34] Ibídem: p. 4.

[35] Véase a Schafik Hándal: Teoría de la Situación Revolucionaria (extractos de la intervención realizada, en 1987, en la inauguración de la capacitación para el desarrollo de los cuadros en la etapa final de la Guerra Revolucionaria Popular, sobre el devenir histórico del movimiento revolucionario hasta ese año), Ediciones Instituto Schafik Hándal, San Salvador; Véase también a Schafik Hándal: Legado de un revolucionario, Ocean Sur, México D.F., 2014.

[36] Schafik Hándal: Teoría de la situación revolucionaria, ob. cit., p. 73.

[37] Ibídem.

[38] Schafik Hándal: El FMLN y la vigencia del pensamiento revolucionario en El Salvador, ob. cit., p. 20.

[39] Ibídem: p. 21.

[40] Ibídem.

[41] Schafik Hándal: Papel y características de la propaganda revolucionaria en el momento actual, (extracto de exposición en Seminario sobre Propaganda), Archivo del Instituto Schafik Hándal (ISH), D-00317, 8 de junio de 1989, p. 2.

[42] Ibídem: p. 3.

[43] Schafik Hándal: El socialismo: ¿una alternativa para América Latina?, Entrevista a Schafik Hándal realizada por Marta Harnecker en 1991, Ocean Sur, México D.F., 2014, pp. 53-54.

[44] Documentos del XVII Encuentro del Foro de São Paulo, Managua, celebrado en Nicaragua del 16 al 21 de mayo de 2011, Capítulo 3: «[…] los desafíos actuales de las izquierdas populares, democráticas, nacionalistas, socialistas y comunistas en América Latina», (http://forodesaopaulo.org/documentos-del-xvii-encuentro-del-foro-de-sao-paulo/), 6 de junio de 2011.

Volver a Marx en el mundo; volver a Schafik en El Salvador

Volver a Marx en el mundo; volver a Schafik en El Salvador∗

Roberto Regalado**

«Si estamos profundamente convencidos de que el socialismo
será el futuro para América Latina, debemos aceptar el reto
de renovarlo, de liberarlo de toda clase de dogmas
y estrecheces y convertirlo en el ideal de las masas».

Schafik Hándal

En las postrimerías del siglo XX colapsaron los postulados ideológicos tradicionales de las dos vertientes del movimiento socialista internacional nacido en la Europa decimonónica, a saber, el comunismo y la socialdemocracia.

En el caso del comunismo, se produjo la crisis terminal del llamado socialismo real, errónea pero muy extendidamente considerado —por sus partidarios, enemigos y gran parte de la izquierda no marxista—, como la encarnación de las ideas de Marx, Engels y Lenin. Esta crisis, causada por el insoportable agravamiento de las contradicciones político‑ideológicas, económicas, sociales y culturales de ese esquema de matriz estalinista, desembocó, entre 1989 y 1991, en el derrumbe del bloque de países europeo orientales, incluida la Unión Soviética, y en la redefinición de sus respectivos proyectos de nación que realizan los partidos comunistas y los gobiernos de China, Vietnam y Cuba.

En el caso de la socialdemocracia, esta trató de que el colapso de sus postulados ideológicos pasara inadvertido, ocultándolo tras la defenestración del «socialismo real», atribuyéndose una falsa victoria en el arcaico enfrentamiento dicotómico entre reforma y revolución, y presentando la renuncia definitiva a su proyecto original de reforma social progresista como un supuesto salto cualitativo renovador, cuando en realidad era un cambio cualitativo retrógrado porque asumía en cuerpo y alma el neoliberalismo, doctrina que impone el crecimiento desenfrenado de la concentración del poder y la riqueza, sustentado en el crecimiento también desenfrenado de la explotación y exclusión social. Esta apropiación del neoliberalismo la reconocía, abiertamente y sin sonrojo, la llamada Tercera Vía del Partido Laborista Inglés, mientras que la Comisión Progreso Global de la Internacional Socialista intentaba presentarla como una actualización programática supuestamente alternativa a esa doctrina.[1]

El cambio de esencia de la socialdemocracia obedece a que en el transcurso del siglo XX rompió con sus ideas fundacionales y se convirtió en un elemento orgánico del capitalismo monopolista, cuya crisis sistémica la obliga a hacerse copartícipe del agigantamiento de la brecha entre ricos y pobres, las guerras de recolonización del Sur, la depredación del planeta y otros estertores decadentes de la senil formación económico‑social capitalista.

La fraudulenta asociación de ideas entre «socialismo real» y marxismo que le fue inculcada a varias generaciones de revolucionarios y revolucionarias, incluida la mía, hizo que, a corto plazo, la bancarrota del «socialismo real» sembrara en muchos la duda sobre el carácter científico y la vigencia del marxismo y, en otros, provocara el rechazo o la renuncia a él. Sin embargo, no tardó en abrirse paso la necesidad de lo que Néstor Kohan llama volver a Marx.

Ahora bien, la duda, la renuncia, el rechazo y la negación del marxismo no fueron resultado de una lucha solo ideológica. En apoyo a esta afirmación, me permito hacer una cita algo extensa de la obra de Néstor titulada Nuestro Marx:

Desde nuestro punto de vista la necesidad de reinstalar la discusión y el debate sobre Marx en la agenda contemporánea de las ciencias sociales se torna una urgencia inaplazable. Durante el último cuarto del siglo XX lo que predominó en el terreno del pensamiento social fue un abanico de relatos —principalmente el posmodernismo, el posestructuralismo y el posmarxismo— que condujeron al abandono de todo horizonte crítico radical y a la deslegitimación de todo cuestionamiento de la sociedad capitalista.

Esa hegemonía complaciente no surgió de manera espontánea. Convergieron diversas circunstancias.

En Argentina y América Latina, las salvajes y feroces dictaduras militares de los años setenta no solo secuestraron, torturaron y asesinaron a miles y miles de militantes políticos, investigadores, estudiosos, pedagogos y difusores del marxismo, instalando el terror en su máxima crudeza en toda la población, también desmantelaron programas de investigación, incendiaron bibliotecas completas, destruyeron universidades públicas, promovieron universidades privadas y confesionales, exiliaron a numerosos intelectuales de izquierda (aquellos que no lograron matar) y persiguieron toda huella de marxismo catalogado bajo el rótulo de «delincuencia terrorista y subversiva». Ese dato que marcó a fuego nuestro país y nuestro continente, aparentemente «externo» a la producción, desarrollo, circulación y consumo de la misma teoría, muchas veces resulta soslayado a la hora de reflexionar sobre los avatares del marxismo.

Pero no solo hubo hoguera, violación, picana y fosas comunes a la hora de perseguir el marxismo en Argentina y América Latina. También hubo mucho dinero.

Una vez que pasó el huracán represivo y su lluvia torrencial de balas, plomo, capucha y alambre de púas, las cenizas de marxismo que habían logrado permanecer encendidas se intentaron asfixiar y apagar con becas, editoriales mercantiles, suplementos culturales en los grandes multimedias, cátedras, programas de posgrado, revistas con referato, una fuerte inserción académica y toda una gama de caricias y dispositivos institucionales destinados a desmoralizar a los viejos rebeldes, vacunar de antemano a los nuevos, neutralizar la disidencia, cooptar conciencias críticas y fabricar industrialmente el consenso.

Así, con el león y la zorra, con la violencia y el consenso, el fantasma satanizado y demonizado del marxismo revolucionario fue conjurado durante casi treinta años.[2]

Para evitar que se repita la usurpación del marxismo y el leninismo por parte de una persona, grupo de personas o escuela de pensamiento, y para resaltar su carácter de ideología siempre viva, siempre en interacción con la praxis, siempre abierta a la crítica y la autocrítica, en constante autocorrección y autorenovación, que necesariamente ha de ser resultado de la labor de lo que Gramsci llamó el intelectual colectivo revolucionario, al hablar hoy del marxismo y el leninismo, se ha acuñado el término teoría de la revolución social de fundamento marxista y leninista, el cual refleja la diferencia y, a la vez, establece el nexo dialéctico, entre:

El cuerpo de ideas elaborado por Marx y Engels en la etapa de despliegue de la gran industria capitalista, labor que abarca desde la década de 1840, hasta la muerte de Marx, en 1881, y la de Engels, en 1995
La actualización, adecuación y desarrollo de las ideas de Marx y Engels realizada por Vladimir Ilich Lenin en la etapa en que el sistema capitalista da el salto del capitalismo de libre competencia al capitalismo monopolista o imperialismo, producción teórica que se extiende desde la década de 1890 hasta meses antes de su muerte en 1924
El amplio, diverso, complejo y hasta contradictorio horizonte de autores y autoras que, a lo largo de las etapas históricas transcurridas desde la vida de los clásicos hasta hoy, utilizan el método de Marx como el instrumento fundamental de su propia producción teórica y política

Hobsbawm llama la atención sobre el hecho de que mucho de lo que se discutió sobre la revolución en el siglo XIX es posterior a la muerte de Marx y Engels, por lo cual, lo más que puede decirse es que quienes primero debatieron esos temas, a raíz de la polémica sobre revisionismo y reformismo iniciada en la década de 1890, estuvieron en contacto personal con Marx y Engels o, en la mayoría de los casos, solo con este último. Ello implica que toda la elaboración teórica y política de fundamento marxista realizada con posterioridad a la muerte de los clásicos está basada en interpretaciones o revisiones póstumas;[3] con otras palabras, Marx y Engels no participaron en esa elaboración y carece de sentido especular sobre cuáles habrían sido sus consideraciones al respecto.

Siguiendo el razonamiento de Hobsbawm, podemos añadir que casi todos los líderes y pensadores bolcheviques que estuvieron en contacto personal con Lenin fueron ejecutados por órdenes de Stalin y sus obras censuradas. Esto implica que no solo desapareció la riqueza de la producción teórica y de los debates de los hombres y mujeres que lideraron la Revolución de Octubre y fundaron la URSS, sino también que la concepción estalinista de su obra predominó en los partidos comunistas de todo el mundo hasta la apertura ideológica y cultural de la década de 1960, y que siguió predominando en una parte importante de esos partidos hasta el momento mismo del derrumbe.

En esencia, teoría de la revolución social de fundamento marxista y leninista es la producida por sucesivas generaciones de científicas y científicos sociales mediante la utilización del aparato categorial y conceptual construido por Marx, Engels y Lenin, con el objetivo de:

Analizar las características y contradicciones de la sociedad capitalista
Estudiar las regularidades sociales
Identificar a los sujetos sociales revolucionarios
Formular leyes de tendencia a partir de las cuales elaborar los objetivos, estrategias y tácticas de la revolución4

Insistimos en la urgencia de volver a Marx porque metamorfosis ocurrida en el mundo a raíz del agravamiento de la crisis sistémica del capitalismo y de la desaparición del llamado campo socialista, plantea la necesidad de dar respuestas actualizadas y contextualizadas a los cuatro elementos antes enunciados. En el caso de América Latina, incluido el caso de El Salvador, en el que Schafik concentró su atención principal, los cambios ocurridos en las condiciones y características de las luchas populares están determinados por cuatro factores externos y cinco procesos continentales.

Los factores externos que ejercen influencias determinantes en la actual situación política, económica y social de América Latina son:

El salto de la concentración nacional a la concentración transnacional de la propiedad, la producción y el poder político –proceso generalmente conocido como globalización–, identificable a partir de la década de 1970, que cambia la ubicación de América Latina en la división internacional del trabajo y modifica la estructura socio‑clasista de la región
La avalancha universal del neoliberalismo, desatada en la década de 1980, que impone y legitima la híperconcentración transnacional de la riqueza y el poder político
El derrumbe del bloque europeo oriental, incluida la URSS, ocurrido entre 1989 y 1991, que destruyó la bipolaridad mundial, la cual sirvió durante la posguerra de muro de contención de la agresividad imperialista y coadyuvó a la descolonización del Medio Oriente, Asia y África subsahariana.
La «neoliberalización» de la socialdemocracia europea, proyectada a escala internacional en la segunda mitad de la década de 1990, que permeó a partes de la izquierda latinoamericana con una reelaboración light de esa doctrina

A su vez, los procesos continentales en desarrollo desde el colapso de la bipolaridad mundial de posguerra son:

La sujeción a un nuevo sistema continental de dominación imperialista, un sistema de dominación de naturaleza transnacional, proceso dominante entre 1989 y 1994
La crisis del Estado neoliberal recién impuesto y el auge de la lucha de los movimientos sociales, una parte de los cuales se convierten en movimientos social‑políticos, procesos dominantes entre 1994 y 1998
La elección de gobiernos nacionales de izquierda y progresistas, proceso dominante entre 1998 y 2009
La contraofensiva del imperialismo norteamericano y la derecha local, que intentan recuperar el espacio perdido, proceso caracterizado por su flujo y reflujo desde 2009 hasta hoy5

En virtud de todos los cambios derivados de lo que se ha dado en calificar con un cambio de época, Volver a Marx es el imprescindible primer paso para trascender el abanico de relatos posmodernos, posestructurales y posmarxistas mencionados por Néstor, cuyo fin es evitar que se cumpla la premisa marxista de conocer el mundo para transformarlo. En este contexto, tal como se expresa en la convocatoria a este seminario:

El pensamiento de Schafik es una herramienta teórica y política de sumo valor para realizar el imprescindible balance de las luces y sombras que la izquierda latinoamericana en general y la salvadoreña en particular, han dejado a su paso en el camino transitado a todo lo largo del siglo XX e inicios del XXI, y para trazar la ruta en pos de las transformaciones sociales que permitan colocar el bienestar y desarrollo de los pueblos como la prioridad absoluta de las naciones latinoamericanas.

Entre los múltiples atributos de la obra de Schafik resaltan: su enfoque marxista de la historia, que sienta las bases para comprender la actual situación política, económica y social del mundo, de América Latina como región y de El Salvador como país; y su análisis crítico de las fracasadas experiencias de construcción socialista del siglo XX, de las que se extraen oportunas lecciones para delinear nuevos paradigmas emancipadores, enraizados en las condiciones y características de la América Latina del siglo XXI. Por esos y otros motivos, es un formidable referente para la elaboración estratégica y táctica de la izquierda revolucionaria latinoamericana, en particular, del FMLN, y para la educación político‑ideológica de l@s dirigentes, militantes y bases sociales de esa izquierda regional, en especial, del FMLN.

Schafik fue un dirigente y pensador revolucionario con una larga trayectoria nacional y latinoamericana. Iniciado en la lucha política como participante en la Huelga de Brazos Caídos de 1944 que derrocó a la dictadura de Maximiliano Hernández Martínez, ingresó en el Partido Comunista de El Salvador (PCS) en 1950 y dos años después sufrió su primer exilio, que fue también su primer contacto con las fuerzas revolucionarias de otros países. Ese contacto incluyó una estancia en Honduras, durante la cual apoyó a los grupos marxistas que años más tarde fundarían el Partido Comunista de ese país, y un exilio de cuatro años en Chile, en cuyo Partido Comunista, un partido con una fructífera historia y una fuerte inserción en el Movimiento Comunista Internacional, fue miembro de la Comisión de Propaganda de Regional Santiago.

Tras ser electo secretario general del PCS en 1973, a finales de esa década fue uno de los líderes de partidos comunistas latinoamericanos que protagonizaron el llamado viraje, consistente en la ruptura con la línea soviética de rechazo a la lucha armada revolucionaria, el cual desemboca en su activa participación el proceso de construcción del FMLN. Junto a los secretarios generales de los partidos comunistas de Argentina, Guatemala, Honduras y República Dominicana, en 1990 fue firmante de la «Carta abierta a los partidos comunistas y revolucionarios de América Latina», conocida como la Carta de los Cinco que, ante el inminente derrumbe de la URSS, ratificaba la vigencia de las ideas de la revolución y el socialismo, posición que defendió en diversas tribunas nacionales e internacionales como dirigente del FMLN, entre ellas el Foro de Sao Paulo. Schafik es autor de una extensa y valiosa producción teórica y política, gran parte de ella asequible en libros y folletos, y en artículos y entrevistas publicados en periódicos y revistas, y otra parte en fase de investigación en el instituto que lleva su nombre.

A Schafik Hándal se le calificó de «ortodoxo». ¿Cómo reaccionó él ante eso?

Nos han puesto el nombre de «ortodoxos» –dice Schafik–, que desde el punto de vista de su contenido etimológico es correcto: defendemos la pureza de nuestras ideas. Como suena mal al oído, la burguesía lo ha utilizado como instrumento publicitario en contra nuestra.[6]

¿Y cuáles son las ideas cuya pureza defendió? ¿Son acaso los postulados ideológicos tradicionales que desembocaron en el derrumbe de la URSS y el resto del bloque europeo oriental de posguerra»? ¿Qué análisis hizo al respecto?

La causa principal del fracaso del socialismo en la URSS –afirma Schafik–se debe a que la dirigencia dejó de ser revolucionaria. Anuló la democracia, redujo a cero las opiniones de la sociedad, instauró el verticalismo y el burocratismo. En la dirección de aquellos partidos que estaban en el poder, se impusieron los intereses personales.[7]

A ello añade que:

Se han derrumbado no solo regímenes, se han derrumbado dogmas. El socialismo no puede seguir siendo el mismo. Está sacudido por estallidos revolucionarios, en cuya base hay una crisis estructural, provocada por las relaciones de producción estatistas, la gestión de la economía rígidamente centralizada y burocrática.[8]

Sobre este aspecto, advierte:

Surge una interrogante. Si son estallidos revolucionarios: ¿por qué dan origen a tendencias antisocialistas muy fuertes, a veces hasta dominantes? Pienso que esto se explica por los factores siguientes:

En primer lugar, es necesario recordar que en todo proceso de revolución también surge la tendencia a la contrarrevolución. Esto tiene carácter objetivo. Triunfa, en definitiva, la corriente que logra la mayor fuerza, la que se guía por un plan más acertado, más inteligente. El predominio de la revolución o de la contrarrevolución se decide en el terreno subjetivo: depende de la conducción de una o la otra. En medio de situaciones revolucionarias, a veces se presenta el viraje de las masas hacia el rumbo contrarrevolucionario.

[…]

En segundo lugar, los partidos del socialismo, al fundirse con el Estado, se separaron de las masas (me estoy refiriendo a los ex países socialistas), se colocaron por encima de ellas, se infestaron de corrupción y se desprestigiaron desacreditando al socialismo. Esto deja un enorme espacio a fuerzas de diversos matices, incluso contrarrevolucionarias, para que confundan y atraigan a las grandes masas.[9]

¿Hay trazas de dogmatismo en el pensamiento de Schafik? Los fragmentos citados sobre la esencia antidemocrática del «socialismo real», demuestran, de modo fehaciente, que no las hay. También antidogmáticas son sus ideas sobre la renovación del socialismo, como botón de muestra de las cuales, destacamos:

Si estamos profundamente convencidos de que el socialismo será el futuro para América Latina, debemos aceptar el reto de renovarlo, de liberarlo de toda clase de dogmas y estrecheces y convertirlo en el ideal de las masas. Nuestro compromiso es irrenunciable. Nuestro punto de partida es reconocer que la fusión del Estado y del partido del socialismo nunca fue la idea de los creadores del socialismo científico, ni voluntad de los pueblos. El fundir en un solo puño el aparato administrativo del Estado y del partido, la propiedad de los medios de producción y distribución, el ejército, los órganos de seguridad, las organizaciones sociales, el arte y la cultura es estatismo, verticalismo, autoritarismo, burocratismo, y de ninguna manera es socialismo auténtico.

El socialismo debe ponerlo todo en manos de la sociedad, y no en manos exclusivas del Estado, excepto lo que contribuya a garantizar la supremacía de la justicia social y de la libertad del individuo. El compromiso irrenunciable de los revolucionarios es defender incansablemente el socialismo real incluso si es defectuoso, ir rectificándolo.[10]

A ello añade:

Al socialismo se le puede defender solo renovándolo, lo cual implica compartir esta tarea con el pueblo, abriéndole la posibilidad de participar en su crítica y reestructuración. La renovación del socialismo real implica un tránsito tenso, preñado de contradicciones que pueden sumergirlo en una crisis de debilitación, facilitar su aprovechamiento por los imperialistas y toda clase de fuerzas antisocialistas generar una gran confusión en las masas y perder el rumbo. Así el socialismo puede liquidarse. Superar esa contradicción es un gran reto: renovar el socialismo y defenderlo son compromisos revolucionarios irrenunciables e inseparables. Nosotros sabemos que la clave está en el trabajo de los revolucionarios con el pueblo.

En su renovación, el partido en un país socialista debe desembocar en un partido que conciba la respuesta al reto de un descomunal esfuerzo por incorporar a las fuerzas populares y sociales, tanto a la rectificación renovadora del sistema económico y político del socialismo, como a la depuración y reconstrucción del mismo partido. Hacerlo de tal manera que el partido revolucionario pueda ocupar legítimamente un lugar de sujeto político, sostenido en el reconocimiento del sujeto social frente a otras corrientes y partidos que inevitablemente hacen surgir este proceso, y cuya existencia se vuelve una necesidad de la nueva democracia socialista.

La justeza y popularidad del sistema socialista debe ser tal que cualquier grupo o partido solo pueda ser fuerte si está por el socialismo y lucha por perfeccionarlo. Solo puede lograrlo el socialismo desestatizado, el socialismo socializado en manos de la sociedad civil, basado en múltiples formas de propiedad y autogestión social. Los ritmos más convenientes para este proceso contradictorio de reestructuración están determinados por la correlación interna de fuerzas y por el imperialismo.

No hay, ni puede haber una medida pareja, un molde único. La cuota de rectificación y la cuota de defensa no pueden mantenerse fijas. Están determinadas por la situación concreta de cada país y momento. El socialismo debería defenderse y al mismo tiempo renovarse en manos de la propia sociedad.[11]

De una de las citas anteriores extraemos la clave de las ideas cuya pureza defendió Schafik: «Nuestro punto de partida es reconocer que la fusión del Estado y del partido del socialismo nunca fue la idea de los creadores del socialismo científico […]». No cabe duda de que la ortodoxia de Schafik no es apego a postulados ideológicos colapsados, sino apego a la actualización, adecuación y desarrollo creativo teoría de la revolución de fundamento marxista y leninista, tal como ha sido definida en esta ponencia.

En el caso de El Salvador, de acuerdo con el método de Marx, Schafik parte del análisis de su ubicación como país subdesarrollado y dependiente dentro de la división internacional del trabajo, la cual:

Adquiere significación en la segunda mitad del siglo XVIII con la exportación del añil, a partir de la cual se conforma el capitalismo salvadoreño
Cambia en la segunda mitad del siglo XIX, cuando la exportación del café sustituye a la del añil como centro de la economía monoproductora.
Vuelve a cambiar en las dos décadas de gobierno de la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), 1989‑2009, cuya política neoliberal destruyó la matriz productiva de El Salvador, de modo que la mayor fuente de ingresos del país pasó a ser la exportación de emigrantes ilegales, emisores de las remesas que sostienen a sus familias y a la nación

Del lugar que ocupa El Salvador en la división internacional del trabajo, se deriva su estructura socio‑clasista y su sistema de dominación y subordinación:

Con la economía del añil se corresponde el desempeño de los hacendados añileros como sujeto social dominante, cuyas contradicciones con el monopolio comercial colonialista español los lleva a asumir el liderazgo del proceso de independencia, que no resolvió, sino agravó, los antagonismos de la sociedad salvadoreña, entre otros factores, porque pronto se desató la primera expropiación de tierras indígenas realizada en tiempos de la república
Con la economía del café se corresponde el desempeño de la oligarquía cafetalera como sujeto social dominante, que construye un Estado, un sistema de dominación política, económica, social y cultural, y una infraestructura en función de sus intereses, sobre la base de la polarización y la exclusión social exacerbadas por una nueva y aún más feroz de expropiación de tierras indígenas y ejidatarias, y por la brutal proletarización de sus antiguos ocupantes. Con palabras de Schafik:

El cultivo y exportación del añil a Europa, acrecentado desde la segunda mitad del siglo XVIII, fue el precursor e iniciador del capitalismo agroexportador en El Salvador. Pero fue el cultivo y la exportación del café, desde la segunda mitad del siglo XIX, el motor de los cambios económicos, clasistas, jurídicos, políticos, culturales, de la configuración del capitalismo étnicos, financieros, monetarios, que configuraron el despliegue de ese modelo para El Salvador de hoy, más allá de la agroexportación con su extrema desigualdad, el tipo de capitalismo que exhibe tristemente su riqueza concentrada en pocas familias y la pobreza cada vez más extensa, la emigración y la dependencia igualmente crecientes.[12]

Tras describir la construcción del Estado salvadoreño en función de los intereses de la oligarquía cafetalera, Schafik concluye:

Con estas características configuró nuestro país su economía hacia afuera, su capitalismo dependiente, inducido y condicionado desde afuera, desde Europa primero, desde los Estados Unidos después, encabezado por una oligarquía muy rica, que constantemente aumentaba su capital, y en el otro extremo un pueblo pobre, constantemente corriendo hacia la miseria. La clase media era inestable y, en su mayoría, estaba al borde del despeñadero de la pobreza.

[…]

Así se fue configurando estructuralmente el funcionamiento de la economía y, sobre esta base, la sicología e ideología de la clase dominante: un espacio donde todo se puede, se compra, se vende, si favorece los intereses oligárquicos, sin importar si se viola la Constitución.[13]

A partir de firma de los Acuerdos de Paz de 1992, y sacando partido del desconocimiento del que adolecía el recién desmovilizado FMLN en materia económica, ARENA se lanza a la apertura, desregulación y descapitalización de la economía salvadoreña.

Con respecto a la expulsión de personas hacia los Estados Unidos como pilar de esta nueva ubicación en la división internacional del trabajo, Schafik denuncia que las remesas de los emigrados son canalizadas por conducto de los bancos de la oligarquía salvadoreña y captadas por las tiendas de la misma oligarquía. Además, caracteriza la emigración hacia los Estados Unidos como el agigantamiento de una válvula de escape de la fuerza de trabajo excedente que en épocas anteriores se dirigía a Honduras:

Yo resumo en una pequeña frase –dice Schafik– esa relación migratoria con Honduras: constituyó una válvula de escape del vapor de la caldera social salvadoreña. Hacia allá salía el excedente de mano de obra, de producción de mercancías, de pequeña empresa. Esa válvula de escape contuvo por decenios la lucha por la tierra en El Salvador. Cuando en 1969 se produjo en Honduras la expropiación y expulsión masiva de salvadoreños, estalló de nuevo aquí la lucha social y, en particular, la lucha campesina por la tierra. La válvula de escape de nuestra caldera social es hoy la emigración hacia los Estados Unidos y el envío creciente, multimillonario, de remesas de nuestros compatriotas desde allá.[14]

El sostén del Estado oligárquico salvadoreño ha sido sus aparatos represivos, el más antiguo de los cuales es el ejército. Sobre este tema, Schafik expone que:

Desde la fundación de la república hasta la primera década del siglo XX, los altos mandos del ejército eran personajes de la oligarquía
Durante la segunda década del siglo XX comienza la profesionalización del ejército, que no elimina ni atenúa su subordinación a la oligarquía
La masacre de la insurrección popular de 1932 hace que el imperialismo norteamericano y la oligarquía salvadoreña asuman al general Maximiliano Hernández Martínez como defensor de sus intereses y le den el visto bueno a su inicialmente indeseada dictadura
Tras la dictadura unipersonal de Hernández Martínez, comienza lo que él llama «la etapa electorera de las dictaduras militares», en la que el partido castrense cambia de nombres, sus candidatos rotan en la presidencia sin posibilidad de reelección, e impera el derecho al golpe de Estado cuando un presidente intenta adjudicarse un segundo mandato
Los fraudes electorales y las represiones cometidos en las elecciones presidenciales de 1972 y 1977, y en las legislativas de 1974, seguidos del derrocamiento del gobierno del general Carlos Humberto Romero por el golpe de Estado de la Juventud Militar y de la instalación de la primera Junta Revolucionaria de Gobierno indicaron el agotamiento de ese esquema y crearon las condiciones para le insurgencia revolucionaria

Cabría preguntarnos: ¿qué funciones cumplen hoy estos análisis y reflexiones de Schafik sobre la historia de El Salvador que hemos sintetizado? ¿Para qué le sirven esos análisis y reflexiones al pueblo? Le sirven para conocer las características y contradicciones de la sociedad capitalista salvadoreña, para estudiar sus regularidades sociales, para identificar a los sujetos sociales revolucionarios del país y para formular leyes de tendencia a partir de las cuales elaborar los objetivos, estrategias y tácticas de la revolución salvadoreña.

En un mundo, un continente y una nación en los que las oligarquías y sus partidos reaccionarios no han podido evitar la irrupción de fuerzas políticas y sociales de izquierda en la lucha política‑electoral, recurren a la usurpación de conceptos que nunca respetaron ni respetarán, como democracia, participación, transparencia y otros. De modo que una de las muchas razones por las cuales es importante estudiar y divulgar los análisis y reflexiones histórico‑sociales de Schafik, es para que el pueblo sepa quién es quién.

Cuando ubicamos quién es quién en El Salvador, queda claro que hay una oligarquía que históricamente monopolizó el poder político y económico a sangre y fuego, y que hubo cinco organizaciones revolucionarias que, como reza la conocida frase de Schafik, se vieron obligadas a hacer la guerra para construir la paz.

Sobre la convergencia de las cinco organizaciones revolucionarias existentes en El Salvador en la década de 1970, que desemboca en la fundación del FMLN en 1980 y en el inicio de la guerra revolucionaria en 1981, Schafik señala que la represión contra los movimientos sociales populares en pie de lucha y el vaciamiento del liderazgo de dichos movimientos provocado por la necesidad de cuadros militares provocó el reflujo de la situación revolucionaria que se había configurado en El Salvador en 1979, por lo que la llamada ofensiva final de enero de 1981 fue tardía y no podía dar el resultado esperado. No obstante, fue el inicio de casi doce años de guerra revolucionaria en un país en el que, debido a la pequeñez de su territorio, la elevada densidad poblacional y la inexistencia de bosques y montañas, se estimaba que solo una insurrección relámpago podría tener éxito.

La combinación de formas de lucha –política, social, militar, comunicacional y diplomática– asumida por el FMLN desde el primer momento demostró ser una estrategia acertada, que no solo le permitió contar con los apoyos nacionales e internacionales necesarios para mantener la guerra revolucionaria e imponer límites y condicionamientos a la actuación de los gobiernos de los Estados Unidos y El Salvador, sino que logró abrir la puerta a una solución política negociada cuando el cambio en el mapa político mundial provocado por el derrumbe de los países del «socialismo real», en lo externo, y el cansancio de la sociedad salvadoreña provocado por más de una década de guerra, en lo interno, apuntaron a que esa era su mejor opción estratégica.

El pensamiento estratégico y táctico de Schafik –fundado en su conocimiento, comprensión y utilización del método de Marx– hizo que él fuera el candidato natural de la Comandancia General para encabezar la delegación del FMLN participante en el proceso de diálogo y negociación con el gobierno, en especial, desde el momento en que este entra en su recta final, en virtud de los resultados político‑militares de la ofensiva «Hasta el Tope», de noviembre de 1989.

Como por regla general sucede en todos los movimientos de lucha antidictatoriales, el fin de la dictadura es «la meta final» para algunos y el cumplimiento de un «objetivo parcial» para otros. En el caso del FMLN, esa decantación ocurre en un momento de extrema polarización, entre 1989 y 2004.

Repárese en que ese es, precisamente, el momento en que se manifiesta el máximo impacto de los cuatro factores externos que ejercen una influencia determinante en las condiciones y características de la América Latina actual, esbozados al inicio de esta ponencia, a saber: la transnacionalización del capital; la avalancha universal del neoliberalismo; el derrumbe de la Unión Soviética y la «neoliberalización» de la socialdemocracia. Fue en este momento que se desató en El Salvador lo que Néstor Kohan caracteriza como «toda una gama de caricias y dispositivos institucionales destinados a desmoralizar a los viejos rebeldes, vacunar de antemano a los nuevos, neutralizar la disidencia, cooptar conciencias críticas y fabricar industrialmente el consenso». Sobre esta problemática, Schafik dice:

[…] los que fueron nuestros enemigos en la guerra, con fuerte apoyo del extranjero, del gobierno de los Estados Unidos principalmente, desarrollaban sobre nosotros una intensa y aguda ofensiva ideológica mediante foros, conferencias, seminarios, cursillos y otros, en medio de una sostenida práctica de exquisitas cenas y tertulias en las residencias de los líderes más protagónicos de la gran empresa privada. Comenzaron así a aparecer al interior del frente lenguajes, conceptos y categorías propios del pensamiento en boga del capitalismo neoliberal y globalizante.[15]

Nótense en las últimas líneas de esta cita las trazas indelebles de la neoliberalización de la socialdemocracia europea y de su influencia en sectores de la izquierda latinoamericana a las que hicimos referencia en la introducción a este trabajo.

Y en este punto cabría preguntarnos: ¿qué funciones cumplen hoy estos análisis y reflexiones de Schafik sobre la trayectoria del FMLN y sobre las escisiones que sufrió tras la firma de los Acuerdos de Paz? ¿Para qué le sirven esos análisis y reflexiones al pueblo? Le sirven para ganar conciencia de que la lucha por la transformación social revolucionaria de El Salvador sigue en pie, aunque esa lucha se desarrolle en otras condiciones y con otras características, de lo cual se deriva un replanteamiento programático, estratégico y táctico del FMLN.

Schafik hablaba de la necesidad de un salto cualitativo en la lucha política y electoral del FMLN. Ese salto era ganar el control del Estado para avanzar en pos de la transformación revolucionaria de la sociedad salvadoreña. Se avanzó hacia ese salto con su campaña presidencial de 2004, pero sin lograr el triunfo en aquella ocasión. Tras la desaparición física de Schafik, un salto cualitativo parcial se produjo con el ascenso a la Presidencia de Mauricio Funes, en 2009, y otro con el ascenso a la Presidencia de Salvador Sánchez Cerén, en 2014.

Digo saltos cualitativos parciales porque si bien el ejercicio del Poder Ejecutivo, el contar con la mayor fracción en el Poder Legislativo y el control de un elevado número de alcaldías, todo ello unido al crecimiento de la organización y combatividad de los movimientos sociales populares, son importantes cuotas de poder con las que cuenta el FMLN, también importantes cuotas de poder político, económico y mediático conserva la oligarquía.

Desde el gobierno, hace más de cinco años que el FMLN trabaja en las tres grandes misiones históricas planteadas por Schafik: la solución del problema agrario, y de la economía en general; la democratización política, económica y social; y la defensa de la soberanía, la autodeterminación y la independencia.

Hoy se cumplen nueve años de la desaparición física de Schafik. Mucho ha avanzado el FMLN desde entonces en el fortalecimiento político, ideológico y organizativo que él definía como una necesidad imperiosa. Y la convocatoria al Primer Congreso del FMLN, a efectuarse en octubre del presente año, indica la conciencia y la voluntad de la dirección del partido para continuar ese fortalecimiento cuya ruta Schafik Hándal contribuyó a trazar, junto al hoy presidente, Salvador Sánchez Cerén, junto al hoy secretario general del FMLN, Medardo González, junto a todas y todos los miembros de la Comisión Política y el Consejo Nacional del partido y, sobre todo, en constante y estrecha interacción con el pueblo.

En conclusión, el pensamiento marxista de Schafik es dialéctico, dinámico, fresco, innovador y profundamente democrático y apegado al pueblo. «Habrá socialismo —decía Schafik— si la gente quiere que haya socialismo; si no, no habrá socialismo». De ahí parte su insistencia en retomar el pensamiento humanista y democrático de los clásicos, y de ahí se deriva la esencia y el título de esta ponencia: «Volver a Marx en el mundo; volver a Schafik en El Salvador».

NOTAS

  • Doctor en Ciencias Filosóficas, miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), asesor del Instituto Schafik Hándal (ISH) y del Centro de Estudios de El Salvador (CEES), es autor de libros, folletos y artículos sobre los Estados Unidos, América Latina, y la izquierda y los movimientos sociales populares latinoamericanos.

[1] Para conocer las caracterizaciones de la Tercera Vía y la Comisión Progreso Global de la Internacional Socialista hechas por el autor, véase a Roberto Regalado: América Latina entre siglos: dominación, crisis, lucha social y alternativas políticas de la izquierda, Ocean Sur, México D.F., 2006, pp. 86‑98.

[2] Néstor Kohan: Nuestro Marx, en (http://www.rebelion.org/docs/98548.pdf), consultado el 17/01/2015).

[3] Véase a Eric Hobsbawm: How to change the world. Tales of Marx and Marxims, Little Brown Book Group, London, 2011, p. 7.

[4] Véase a Néstor Kohan: ob. cit.

[5] Para conocer los análisis y reflexiones del autor sobre los factores externos y los procesos continentales que determinan las condiciones y características de las luchas populares en América Latina hoy, véase a Roberto Regalado: La izquierda latinoamericana en el gobierno: ¿alternativa o reciclaje?, Ocean Sur, México D.F., 2012.

[6] Schafik Hándal: Legado de un revolucionario: ob. cit., t.3, p. 55.

[7] Ibídem: p. 40.

[8] Ibídem: p. 47.

[9] Ibídem: pp. 48‑49.

[10] Ibídem: p. 54.

[11] Ibídem: pp. 55‑56.

[12] Schafik Jorge Hándal: Legado de un revolucionario (en tres tomos), Ocean Sur, México D.F., 2014, t.1, pp. 27‑28.

[13] Ibídem: pp. 30‑31.

[14] Ibídem: p. 41.

[15] Ibídem: pp. 125‑126.

La contradicción principal: La izquierda en China

La contradicción principal: La izquierda en China
Eli Friedman · · · · ·

15/02/15

“Es una época dorada para ser de izquierda en China”. Al menos esa es la conclusión del profesor de la Universidad Minzu de China, y conocido maoísta, Zhang Hongliang en un reciente artículo del New York Times. El artículo sugiere que “las voces de izquierda están de nuevo en boga”, mientras que otros medios de comunicación han informado ampliamente sobre el llamamiento del presidente Xi Jinping para que se estudie más marxismo en las universidades. Y el Politburó ha celebrado sesiones de estudio para repasar su materialismo dialéctico.

Pero, por desgracia, hay más que razones suficientes para dudar de este análisis.

Para empezar, la consigna originalmente ambigua de Xi Jinping, el “sueño chino”, ha sido definido oficialmente como el “gran renacimiento de la raza china.” El anhelo imperial implícito en esta frase tiene consecuencias nefastas para sus vecinos, así como para las minorías étnicas en China.

Económicamente, el gobierno está preparando una nueva oleada de mercantilización para impulsar el menguante crecimiento alimentado a base de deuda en el que China se ha apoyado en gran medida en los últimos años. Estas reformas incluyen una importante ola de privatizaciones de empresas estatales, además de la comercialización privada de la tierra, la reducción de las pensiones de los empleados públicos, y una ampliación del libre comercio.

La clase obrera y los campesinos siguen estando excluidos políticamente y son vistos con profunda sospecha por el Estado. Los trabajadores y los campesinos que protestan son canalizados en procesos burocráticos, bizantinos y atomizados, que es muy improbable que les hagan justicia – cuando no se les despacha sin más a golpe de porra. El pasado diciembre, la policía mató a golpes a un trabajador emigrante de la construcción que exigía salarios no pagados. Aunque a menudo los trabajadores ganan batallas concretas, es imposible que pueden acumular poder político progresivamente.

Por otra parte, en los últimos tiempos una corriente xenófoba se ha apoderado de muchos sectores del estado. Los grupos que defienden los derechos laborales han sido objeto de mayor acoso, violencia o prohibidos. Las universidades se han visto sacudidas por una caza de brujas de “fuerzas extranjeras hostiles”. Cualquier relación duradera con extranjeros puede ser utilizada como pretexto para la represión.

Por lo tanto, las declaraciones sobre una “época dorada” parecen muy dudosas. Pero la historia es mucho más complicada y es imposible de entenderla sin algunos antecedentes históricos sobre las diversas corrientes de la izquierda china.

El origen de esta clase particular de maoísmo, que todavía se mantiene en partes de China, tiene sus raíces en el pasado imperial del país. A partir del siglo XIX, la dinastía Qing experimentó décadas de agresión a manos de los colonizadores europeos, y luego una brutal invasión y ocupación por los japoneses. En tales condiciones históricas, la lucha por la liberación nacional, comprensiblemente, vino a representar la “contradicción principal”, para decirlo en términos maoístas.

El dirigente maoísta Han Deqiang escribió recientemente: “El sueño chino es el sueño del pueblo chino. Inevitablemente tendrá muchas características del nacionalismo en lugar de valores universales”.

Aunque Han y otros como él tienen posiciones familiares al movimiento socialista internacional – la defensa de la propiedad pública y de un estado del bienestar fuerte, la oposición al imperialismo estadounidense, y el rechazo del derecho a la propiedad privada – su objetivo final no es la liberación del capital.

Más bien, es un proyecto de liberación y rejuvenecimiento nacional. Consideran que el capital es una amenaza en gran medida porque implica la subordinación a las potencias capitalistas establecidos. El socialismo, por lo tanto, es ante todo un medio para asegurar la autonomía de China y su eventual reincorporación al directorio del orden global.

Este tipo de nacionalismo tiene con frecuencia un tinte supremacista han (chino). El proyecto de liberación nacional sin duda se ve de una manera diferente desde la perspectiva de las minorías étnicas, lo que ha sido puesto de relieve una vez más por la trágica ola de auto-inmolaciones tibetanas y la violencia en curso contra los uigures. Pocos maoístas en el país están dispuestos a tener una conversación sobre la jerarquía racial en China, y consideran que el régimen comunista en Tíbet y Xinjiang es simplemente una manera de liberar a estas etnias de su propio atraso.

Un problema subsidiario que se desprende de este nacionalismo es que los maoístas mantienen un optimismo ingenuo sobre el Partido Comunista, que hunde sus raíces en las hazañas heroicas, sin duda, que derrotaron hace décadas al imperialismo.

Pero el despojo de tierras en una escala enorme, la universalidad del trabajo asalariado y la producción de mercancías, la represión sistemática de activistas en defensa de los trabajadores y los campesinos, y el surgimiento de una alianza aparentemente inquebrantable entre los capitalistas y el partido a todos los niveles del Estado son vistos como meras desviaciones y no como los síntomas de un capitalismo hegemónico. Cualquier protesta contra el estado es inmediatamente reprimida.

Los liberales han criticado con razón la oposición de los maoístas a una ampliación de la libertad de expresión, la libertad de prensa y la libertad de cátedra. Como resultado, los trabajadores chinos siguen privados del espacio político que ofrecen los “derechos burgueses” para poder articular y promover sus intereses.

China ha emergido a la prominencia mundial fuera del paraguas del imperio estadounidense, lo que es una hazaña realmente notable. Mientras que a algunos izquierdistas en China les puede no gustar las consecuencias inevitables de la mercantilización, consideran que la tendencia general es a recuperar el lugar que le corresponde a China en el mundo. Y toman al pie de la letra la afirmación del Partido Comunista de que China es socialista, a pesar de que las condiciones materiales y sociales señalan todo lo contrario.

No es de extrañar que esta cepa de izquierdismo sea dominante en la China de hoy. El simbolismo de pretender defender el legado del Presidente Mao les confiere un importante grado de protección. E incluso si los medios que defienden a menudo están en desacuerdo con la política del gobierno, sus fines son los mismos.

Pero muchas personas de izquierda en China no están tan contentas con los últimos acontecimientos políticos, entre ellos la llamada “nueva izquierda” (una designación que la mayoría de sus supuestos miembros rechaza). En general, estos intelectuales son cosmopolitas, han sido educados o por lo menos han pasado un tiempo considerable en el extranjero. Han criticado duramente el giro neoliberal de China y la integración en el capitalismo global. Wang Hui, por ejemplo, ha lamentado la despolitización que ha tenido lugar después de la Revolución Cultural y eruditos como Wang Shaoguang y Cui Zhiyuan han defendido políticas de desmercantilización y fortalecimiento de la propiedad pública como fines en sí mismos.

En general, la nueva izquierda considera la fantasía imperial algo mucho menos prioritario que hacer de China una sociedad más igualitaria y justa. Sin embargo, es en gran parte un grupo de élite, y muchos tienen una fe de camionero en la voluntad y la capacidad del Estado para hacer frente a la desigualdad. Puede tratarse simplemente de una estrategia, lo que puede ser perfectamente comprensible dadas las severas restricciones a la libertad académica. Sin embargo, en muchos de sus análisis hay una ignorancia total del poder autónomo de la resistencia social.

Más prometedora es una incipiente izquierda estudiantil que ha ganado fuerza, especialmente desde la crisis de 2008. Aunque sigue siendo pequeña, en los últimos años se ha producido una proliferación de grupos de lectura de izquierda en los campus universitarios. Yendo más allá de la versión oficial de Marx, se ha encontrado que la China contemporánea se parece mucho al capitalismo despótico de la Europa del siglo XIX.

Aunque son conscientes de la situación poscolonial y post-socialista específica de China, están dispuestos a ver paralelismos entre las luchas de los trabajadores chinos y extranjeros. Esto es importante en sí mismo, ya que el Estado busca cortocircuitar la solidaridad transnacional mediante la afirmación de una inconmensurabilidad radical de toda experiencia más allá de sus fronteras.

Muchos de estos jóvenes están comprometidos de manera práctica y han dejado la universidad para trabajar en las fábricas, visitan los tajos de construcción, y enseñan en las escuelas de emigrantes. Son ellos los que han dado publicidad a la resistencia obrera y editado blogs y publicaciones con perspectivas políticas radicales. Y a pesar de los riesgos evidentes, han surgido formas genuinas de solidaridad: el mejor ejemplo reciente viene de Guangzhou, donde los estudiantes dieron apoyo crítico a una huelga de trabajadores de limpieza de la Universidad.

Aunque la resistencia social en China está muy extendida, sigue estando en gran medida despolitizada. Históricamente, las alianzas entre intelectuales y trabajadores han sido un componente fundamental de los movimientos sociales. Pero como la experiencia de la Europa del siglo XX demuestra dolorosamente, estos movimientos no son inherentemente de izquierdas: es igualmente posible un patrioterismo conservador como respuesta a la inestabilidad provocada por el capitalismo. Una evolución así de la China contemporánea sería tanto un desastre nacional como internacional.

La izquierda estudiantil esta, sin duda, comprometida con el desarrollo de China, pero no ha caído prisionera de un nacionalismo crudo o de la fe ingenua en la sagacidad del partido. El período actual esta muy lejos de ser una “época dorada” para ella, ya que su acción política le pone en riesgo constante de acoso o de algo peor.

Sin embargo, están levantando un nuevo polo de política de izquierda. Y lo que es más importante, entienden que la superación de los Estados Unidos por China utilizando los medios del capitalismo implica que todos seguiremos viviendo bajo el capitalismo.

Eli Friedman, profesor en la Universidad de Cornell, es autor de Insurgency Trap: Labor Politics in Postsocialist China.

Castigo divino

Castigo divino

Última actualización: 14 DE FEBRERO DE 2015 00:19 | por Joaquín Villalobos

En enero de 1970, el sacerdote Inocencio Alas fue secuestrado por policías nacionales en las cercanías de la Catedral de San Salvador, lo torturaron y abandonaron desnudo en una carretera. Alas había discutido ese día con los dirigentes de la ANEP sobre la necesidad de una Reforma Agraria. Este fue el primer ataque de la oligarquía contra quienes consideraban “curas revoltosos”. En los siguientes 19 años fueron asesinados 18 sacerdotes, cinco monjas y centenares de catequistas. Miles de campesinos organizados en comunidades eclesiales y otros que solamente vivían en lugares considerados bajo influencia de “religiosos comunistas”, fueron masacrados. Treinta sacerdotes fueron expulsados del país, decenas de iglesias, casas parroquiales, colegios, universidades, imprentas y radioemisoras católicas sufrieron ataques terroristas con bombas, ametrallamientos y asaltos por parte de militares, policías y escuadrones de la muerte. La Universidad Católica Centroamericana (UCA) de los padres jesuitas sufrió 20 atentados con bombas y el colegio de niñas Sagrado Corazón fue ametrallado varias veces.

El Salvador es el país del continente donde más religiosos fueron asesinados por un régimen político en la segunda mitad del siglo XX, en ningún otro lugar se produjo una persecución tan despiadada contra religiosos católicos como en nuestro país. La guerra civil estalló con el asesinato del Arzobispo Arnulfo Romero en marzo 1980, y la paz se volvió inevitable luego de la masacre de seis sacerdotes jesuitas en noviembre de 1989. Antes de que mataran a Monseñor los guerrilleros éramos decenas, después de esto fuimos miles. Cuando los jesuitas fueron asesinados por militares entrenados por Estados Unidos, el carácter terrorista de la represión quedó en evidencia. La continuación de la ayuda militar se volvió en extremo difícil para el gobierno norteamericano. Los oligarcas, que ya habían recuperado el gobierno, se vieron entonces obligados a negociar la paz.

Desde la época de la Colonia la Iglesia fue aliada incondicional de la oligarquía en el control de la propiedad de la tierra y en el sometimiento de los campesinos. Esta posición se modificó en los años 60s como resultado de cambios en el país y en el Vaticano. En Roma se cuestionó la tradicional relación de la Iglesia con dictaduras y poderes económicos que había conducido a complicidades con el fascismo Italiano, el franquismo en España y las dictaduras latinoamericanas, entre otras. La Revolución Cubana le hizo evidente a Roma el peligro que representaban las alianzas con oligarcas y dictadores. El Vaticano planteó entonces que los trabajadores tenía derecho de organizarse. Las parroquias comenzaron a ocuparse de alfabetizar a los campesinos, se acercaron más a los pobres y se alejaron de los millonarios. Este viraje coincidió con cambios que estaban ocurriendo en nuestro país. La guerra contra Honduras en 1969 provocó que más de 300,000 campesinos fueran repatriados, acabó con el Mercado Común Centroamericano, cerró la válvula de escape migratoria que protegía la concentración de la tierra en manos de los oligarcas y dejó a El Salvador convertido en una bomba social y política.

Se abrió entonces una profunda crisis de poder; militares, religiosos y empresarios cuestionaron el régimen oligárquico poniendo el tema del autoritarismo y la propiedad de la tierra en el centro. El Ejército se dividió y, en 1972, los militares intentaron un golpe de Estado que dejó más de cien muertos y 500 heridos. En 1976 el gobierno del Coronel Molina intentó una Reforma Agraria, la oligarquía realizó una intensa campaña en su contra, fundó el Frente Agrario (FARO) y obligó a Molina a retroceder. En julio de 1979 triunfó la Revolución Sandinista en Nicaragua en el momento en que las protestas sociales crecían en nuestro país, los militares entraron en pánico y, en octubre de ese mismo año, dieron un golpe de Estado, derrocaron al gobierno y expropiaron tardíamente haciendas y bancos. Los oligarcas se organizaron entonces para recuperar el poder, restablecieron rápidamente su control sobre las Fuerzas Armadas, fundaron el partido ARENA, financiaron escuadrones de la muerte, contrataron sicarios, prestaron sus casas y negocios para secuestrar y asesinar personas y se lanzaron junto a militares y escuadrones a un exterminio masivo de opositores. Solamente entre finales de 1979 y 1980 fueron asesinadas más de 7000 personas. Monseñor Romero, en un acto de extraordinaria valentía, les ruega, les suplica, les exige y les ordena que paren la matanza, lo asesinan y estalla entonces la guerra civil.

El contexto descrito es el que convierte la última homilía del Arzobispo en una pieza de enorme valor humano y heroico para la historia universal. Monseñor asumió la protección de la gente que sufría la violencia brutal desatada por el régimen, colocó su autoridad moral, su cargo de pastor y el valor que tiene lo sagrado como escudo, sabiendo que las posibilidades de que lo mataran eran muy altas. Monseñor no fue ni activista, ni alentador de la violencia, ni extremista; fue simplemente un buen hombre al que la oligarquía puso contra la pared, o les ayudaba a encubrir los crímenes o asumía los riesgos de denunciarlos. Hizo lo segundo y lo mataron.

En términos históricos y políticos, este crimen y toda la violencia contra los religiosos fue resultado de la ruptura de la Iglesia con el régimen, esto, igual ocurrió en otros países, sin embargo en El Salvador los oligarcas reaccionaron de forma muy violenta y consideraron esa ruptura como una traición. Los obispos los bautizaban y los jesuitas los educaban, no toleraron que los cuestionaran. Plantear que los campesinos tenían derecho a aprender a leer y organizarse fue demasiado. Paradójicamente, hasta los militares estaban hartos de esta injusticia y fundaron en el campo la Unión Comunal Salvadoreña con el apoyo de Estados Unidos. La oligarquía interpretó el cambio de situación en el país y en la Iglesia como una “conspiración comunista” en la que se atrevieron a involucrar hasta el propio presidente de los Estados Unidos, James Carter. Los ciudadanos norteamericanos Michael P. Hammer y Mark Pearlman, asesores para la Reforma Agraria, fueron asesinados por los escuadrones de la muerte en 1981.

En ningún momento buscaron un acuerdo con la Iglesia para lidiar civilizadamente con lo que estaba pasando. Al tiempo que asesinaban sacerdotes, retiraron a sus hijos de los colegios católicos y fundaron colegios y universidades propias. Los dos grandes periódicos y la televisión lanzaron intensas campañas de odio contra sacerdotes y monjas. La más famosa de las consignas fue: “haga patria, mate un cura”. La Cruzada Pro Paz y Trabajo, usando los periódicos, llamó “grupo de cerebros satánicos conducidos por Ellacuría” a los jesuitas que pocos meses después fueron asesinados. Antes del crimen de Monseñor Romero, Roberto d’Aubuisson amenazó directamente al Arzobispo por televisión advirtiéndole que se cuidara.

No pueden los grandes capitales del país alegar ahora inocencia, sin su poder económico, sin su control sobre los medios y sin su venia política no se habría desatado tanta violencia. La prueba documental del contexto mediático que rodeó el magnicidio de Monseñor y la persecución a los religiosos es basta y sólida. No solo tuvieron algunos oligarcas responsabilidades directas con la matanza, sino que fueron los principales constructores del clima de odio que indujo el asesinato de Monseñor y del resto de sacerdotes. Sin ese clima irracional que crearon jamás habrían ocurrido estos crímenes. No fue casual que no usaran ideólogos e intelectuales para fundar ARENA, sino a un grupo de pistoleros. Frente a esto, la fuerza moral y el poder de la palabra de Monseñor Romero y la brillante inteligencia de Ignacio Ellacuría constituían un peligro. Hay una relación histórica directa entre la fundación de ARENA y el asesinato de Monseñor Romero. No sólo por la autoría material por parte de d’Aubuisson, sino porque el partido mismo se organiza, funda y moviliza en el marco del anticomunismo y la persecución a la Iglesia. El origen de ARENA es una ensalada de Frente Agrario, ANEP, escuadrones de la muerte, Cruzada Pro Paz y Trabajo, los grandes medios y otros instrumentos que coincidieron en atacar a la Iglesia y promover el odio que provocó los asesinatos.

La violencia insurgente fue consecuencia de la violencia represiva del régimen, y no valen simetrías para juzgarlas a ambas como si fueran iguales. Si la violencia la provocaran las ideologías habrían progresado guerrillas en Costa Rica, donde los libros de marxismo leninismo se vendían en las calles. Sin la represión que desató el régimen los guerrilleros no habríamos ido más allá de pequeños grupos. Fue la represión masiva lo que nos convirtió en un poder fáctico y en un ejército insurgente que forzó a negociar en paridad de poder. Las armas no servían para nada sino había gente dispuesta a tomarlas. Es en extremo tonto ahora culpar a sacerdotes y monjas de haber generado la violencia insurgente. Eso equivale a culpar a las víctimas por haber provocado a los victimarios. En otras palabras, sería decir que la culpa la tuvieron los curas por no haber calculado la irracionalidad y violencia con que reaccionaría la oligarquía.

Es absurdo el llamado que ahora hacen los grandes medios de comunicación, ARENA, ANEP y similares a que no se politice el caso de Monseñor, pretenden convertir su muerte en un hecho neutro, sin razones, sin hechores y sin contexto histórico. Es imposible separar el crimen de Monseñor Romero de la historia política del país, porque su asesinato lo volvió parte vital de esta y eso será así por siempre y para siempre. La necesidad de que este hecho sea neutro es de quienes lo mataron y aplaudieron el crimen y no de todos los salvadoreños. Son ellos quienes tienen un conflicto con el acto criminal que cometieron. El Arzobispo no será santo por haber luchado contra dragones, sino por haber enfrentado a un régimen oligárquico y no es el primer santo que nace por enfrentarse a poderes políticos y económicos.

No soy creyente, pero pienso que todos debemos respetar el carácter sagrado de las creencias de los demás. Monseñor Romero es el primer sacerdote en la historia de la Iglesia Católica que es asesinado en una misa durante el Sacramento de la Eucaristía. Cuando Monseñor alzó sus brazos para celebrar el sacramento, su pecho quedó expuesto y en ese instante recibió el disparo en el corazón. Para efectos religiosos, lo asesinaron en la presencia de Dios. No solo fue estúpido matarlo, sino cómo lo mataron. Sólo un sicario disparó, pero los medios que participaron de la campañas de odio, los de ARENA que se alegraron con su muerte, los que ahora se enojan y resisten a que las calles lleven su nombre, los que querían impedir que el presidente Obama visitara su tumba y los que presionaban para que no fuera beatificado, son todos responsables del crimen. Fue una violación monstruosa de lo sagrado en la que evidenciaron una hipocresía descomunal frente a lo que se supone es su propia religión. Sin embargo rezan, van a misa y piden bendiciones. Es imposible creer que sean de verdad católicos o de cualquier religión.

La conversión de Monseñor Romero en un Santo de la Iglesia Católica tiene consecuencias excepcionales para nuestro país: consolidará la figura del Arzobispo como el único salvadoreño presente en la Historia Universal, se convertirá en el principal componente de nuestra identidad nacional, entrará con gran fuerza al imaginario religioso de nuestros pobres, será el patrono que unirá a nuestra comunidad de emigrantes en los Estados Unidos, sus homilías se volverán textos en escuelas y universidades y será venerado por millones de personas más allá de nuestras fronteras que ya lo reconocen como San Romero de América. Se producirá una inevitable relación de Monseñor con la democratización de Latinoamérica por ser el Santo que enfrentó a una de las dictaduras más brutales. Por primera vez en nuestra historia los salvadoreños seremos reconocidos universalmente por la figura de un personaje, honorable, valiente, heroico y de una enorme calidad humana.

Todo esto le plantea a la oligarquía y su partido ARENA un tremendo dilema porque el nacimiento de este último está indisolublemente ligado a la campaña de odio contra la Iglesia, a los escuadrones de la muerte y al asesinato del Arzobispo. El fenómeno religioso, identitario y político que desatará la futura beatificación y canonización de Monseñor apenas comienza. Si intentan ir en contra pierden y si lo hacen a favor también. En la primera se confiesan como asesinos y en la segunda como cínicos. El actual Alcalde de ARENA en San Salvador pretendía poner el nombre del asesino a una calle y el candidato del mismo partido dijo que le haría un monumento a Monseñor. Desterrar el odio que sembraron en su gente contra la figura del Arzobispo puede tomarles muchas décadas y quizás nunca puedan resolverlo. Políticamente necesitarían refundarse, porque no pueden negar su historia y pretender al mismo tiempo venerar al Santo y al que lo mató. Moralmente enfrentan lo que para los salvadoreños creyentes sería sin duda un castigo divino.