El declive del Movimiento Social y sus perspectivas en El Salvador

20 Febrero 2011 Segunda Parte de la entrevista con Julio Flores, ex dirigente del BPR y del FDR, en la que analiza las causas del declive del Movimiento Social

SAN SALVADOR – El impresionante Movimiento Social salvadoreño, gestado en la década de 1970, declinó al comenzar la guerra civil, que inició en 1980. Julio Flores, uno de los líderes de aquella gesta, quien sobrevivió a la represión oficial y a intentos también de la izquierda por cobrarle las facturas disidentes, hoy analiza, sin pasión, aquellos días.

Atribulados acontecimientos. Rupturas, asesinatos y suicidios en el seno de la izquierda. Flores vivió aquel proceso que tuvo, por un lado, la represión más inaudita de la derecha, y por el otro, una izquierda que militarizó casi todas sus estructuras e impidió el diálogo y quedó blindada a la autocrítica.

Faltará más debate, más testimonio y más análisis de todas estas realidades.

ContraPunto, no obstante, se convierte en vehículo para la difusión de la historia y de los acontecimientos que llevaron a El Salvador a estar ante la mirada dramática del mundo.

¿Qué fue lo que provocó el declive de la efervescencia social, la estrategia represiva o el cambio de estrategia dentro de la izquierda de pasar su poder a la guerrilla?

Hay mucho que hablar del Movimiento Social; se vive un momento de flujo a lo largo de la década del 70; ese flujo tiene su mayor expresión con la gran Marcha de la Unidad, el 22 de enero de 1980 y la otra gran expresión se da en el entierro de Monseñor Romero, en marzo de 1980.

Ambas movilizaciones tienen una característica: las dos no se terminan de realizar por la intervención represiva. La Marcha de la Unidad no termina y el entierro de Monseñor fue destartalado con una acción represiva, al grado que Monseñor Romero termina enterrando en la cripta de Catedral porque no fue posible llevarlo al Cementerio de los Ilustres, como era plan inicial.

En el mundo recorren todas aquellas imágenes…

Después de la muerte de Monseñor y su entierro hubo tres paros laborales significativos, grandes, bajo la conducción del Frente Democrático Revolucionario (FDR): el primero en mayo, muy efectivo; paralizamos por un lapso de 4 días prácticamente toda la economía nacional. Con esos paros íbamos experimentando la acción de huelga, los paros estaban acompañados por facetas pre-insurreccionales e insurreccionales. El segundo paro fue en junio, pero la capacidad del movimiento comienza a disminuir y el tercer paro, la capacidad del movimiento quedaba muy cuestionada.

La siguiente fecha significativa es para el entierro de los dirigentes del Frente Democrático Revolucionario (FDR), que a pesar de que el hecho represivo era de mucha significación, el pueblo ya no alcanzó a reaccionar. El entierro no se logra ejecutar al grado que los compañeros fueron enterrados dentro de la iglesia donde se les veló. El movimiento ya no reaccionó.

La represión había impactado…

Para describir lo que causó aquella situación podemos decir lo siguiente: la represión era espantosa, la cantidad de muertos asciende a los 27.000 en el 80; alrededor de 23.000 ó 25.000 en el 81 y alrededor de 17.000 en el 82… si contamos sólo los muertos de esos tres años nos da una cifra muy grande. Es decir, la represión tiene que ver con el descenso del Movimiento Social.

¿Cómo se veía esto en lo interno del movimiento?

A mi juicio hay una situación más interna que lo explica también: el movimiento de izquierda llega a los años 80 con un desbalance profundo entre lo militar y el desarrollo político. El querer saldar esa diferencia repentinamente provocó no sé si en todas las organizaciones, pero en el caso de las FPL, un reclutamiento masivo de los cuadros que dirigían el movimiento social y el traslado de estos a las estructuras militares, bajo una metodología de sensación. Es decir, la asamblea universitaria y el enlistamiento masivo; la reunión de la comunidad eclesial de base, la reunión en la fábrica, en el instituto, en la comunidad y el enlistamiento masivo en todos lados.

Pasaban a engrosar las filas guerrilleras…

Los compañeros pasaban en centenares a la supuesta estructura militar. Pero allá, en la estructura militar, los recibía un dirigente guerrillero que por años había dirigido una escuadra de cinco, de seis combatientes, de siete si acaso; quizás un jefe militar que había conducido una operación militar en la que sólo habían participado unas 12 personas, pero de repente, tenía 100 ó 200 combatientes, con capacidad armada limitada.

¿Dónde se entrenaban?

El primer entrenamiento se empezó a dar en los jardines de la Universidad, en los atrios de la iglesia, en barrancos de la capital… Sin armas verdaderas, se usaban escobas, trapeadores o con cualquier cosa.

De inmediato hubo un desencanto, la gente se le desencuadró del movimiento social, a la gente se le puso en evidencia pública con el enlistamiento masivo, se le sacó de la estructura productiva (dejaron sus trabajos o escuelas) y la gente quedó en desbandada.

¿Hubo en ese entonces alguna posición crítica de parte de ustedes o estaba de acuerdo con aquel proceso de enlistamiento masivo?

Hubo posturas críticas, pero inmediatamente esas posturas eran vistas con gran recelo. Yo recuerdo todavía en el año 82, cuando nosotros hacíamos intentos en San Salvador por reactivar el Movimiento Social y había posibilidades de su reactivación. Si nos fuéramos a las hemerotecas se verá el registro de articulistas preocupados, porque había un movimiento social que no lo percibían, pero que pegaba calcomanías, hacía mítines relámpagos, que hacía pasos por pasajes de colonia y arengaba; eso se había empezado a multiplicar… Pero a nosotros nos habían descuajado con los presupuestos económicos y no teníamos con qué sostener aquello. Incluso, captaciones económicas que se hacían en función del Movimiento Social se les daba otro destino en las organizaciones de vanguardia.

Lo militar era la prioridad…

Claro, Inmediatamente vino un afán, no sólo de los verdaderos dirigentes guerrilleros sino de los dirigentes políticos, de ponerse el uniforme y adquirir el titulo de comandante. Claro, cuando hubo estas discusiones nunca quisieron reconocer que hubo una militarización como fenómeno de desviación al interior del movimiento, sino que dijeron que se trataba de cierta tendencia controlable, a lo sumo.

¿Cómo eran las acciones militares en ese entonces? Tampoco había entonces un verdadero ejército guerrillero.

En esos años recuerdo que parte del accionar militar que se promovía no encajaba con las posibilidades de reactivar el Movimiento Social. Por ejemplo, cuando en una comunidad, como Tonacatepeque, volaban un puente de acceso, era cierto que estabas destruyendo el andamiaje de la infraestructura circulatoria de la economía capitalista, pero también estabas dañando a una población. Ciertos derribos de los tendidos eléctricos se hicieron de una manera tan masiva, que terminaban dañando más a la población. Eso nos ponía más en dificultad para la activación del movimiento social.

Nosotros escribimos varias veces Líneas de Masas, que fueron documentos a los que no se les dio el debido valor; tuvimos reuniones específicas con una estructura que no se definía si era la estructura del partido o si era estructura militar, con todos los hombres de verdeolivo y con sus títulos de comandantes.

¿Recuerdas algunas de esas Líneas de Masas?

Recuerdo las del 82, en los albores de las elecciones de ese año… Fue después de una ofensiva sobre Chalatenango, en la que una de las cosas que nosotros les llevábamos era un documento sobre la percepción de la guerra en las zonas urbanas y el documento no gustó porque ellos estaban envalentonados con el triunfalismo militar y cuando uno hablaba de movimiento social te miraban como que este está loco, se desvió, está atrasado, está retrógrado; te miraban como un dinosaurio en su modernidad de izquierda.

Triste la inversión de cuadro. En ocasiones lográbamos que nos dieran ciertos cuadros para el sostenimiento del Movimiento Social, pero cuando al cuadro lo mandábamos a la zona, al mes ya nos hablaba para decir que no pertenecía a nuestra estructura y nos informaba que pertenecía a las estructuras partidarias o a las armadas. Afortunadamente para los planes militares la incidencia que el Movimiento Social alcanzó, dejó bien definidas ciertas aéreas territoriales. No de manera antojadiza la franja norte del país se definió como la franja de control guerrillero, no es antojadizo que Guazapa y sus alrededores, el volcán de San Vicente y sus alrededores, en Morazán, se convirtieran en los principales asentamientos del Movimiento Social; ahí hubo población que en el marco de la guerra quedó con la guerrilla.

¿Qué fue de Julio Flores durante la guerra civil?

Primero, yo regresé de México en marzo del 81; originalmente yo tenía que entrar al inicio de la ofensiva porque yo estaba destinado a hacer un llamado a la Huelga General a través de una toma de radios en el momento que se iniciaba la ofensiva, pero cuando yo quise entrar, no pude debido a que el ERP adelantó sus acciones fuera de la fecha acordada por el FMLN. Eso hizo que cuando yo quise entrar por la frontera de Guatemala ya había un cerco de militares que no me permitió hacerlo.

Aquello postergó mi entrada al país hasta marzo de ese año; cuando llegué ya no había Movimiento Social, las mismas estructuras partidarias en el área metropolitana estaban en desbandada, en clandestinidades y con el deseo de irse a los frentes de guerra.

¿Qué hiciste entonces?

Parte de mi labor fue reordenar un poco lo que existía como miembro de la Comisión Nacional de Masas. A partir de allí, comenzar a restablecer otros círculos pequeños de estructuras partidarias, para empezar de nuevo a incidir en el Movimiento Social. Logramos rehacer el Consejo Ejecutivo de ANDES, parte de la Federación Nacional Revolucionaria, una dirección metropolitana del bloque y ciertos comités de barrio, limitado todo aquello.

En ese momento era difícil vivir aquí; mirábamos a diario caer los locales que utilizábamos para trabajar, la muerte de los colaboradores. Yo sobrevivía porque combinaba las salidas a lo abierto con ciertas dinámicas de clandestinidad y porque teníamos recursos: vehículos, personal de seguridad y casas. Hubo momentos que nos quedábamos en los carros moviéndonos hacia diferentes puntos de las ciudades.

¿Cómo recibiste los sucesos de abril de 1983 en el seno de las FPL?

Aquellos momentos del 83, me refiero al asesinato de Mélida Anaya Montes y el suicidio de Cayetano Carpio, “Marcial”, dejaron una situación más crítica y más compleja. Yo ya no miraba mis aspiraciones políticas en el seno de las FPL, ni miraba en perspectiva que hubiese un ordenamiento claro en ese momento. Mi opción fue salirme.

¿Hubo mucha gente que se fue?

Los sectores que nos salimos no eran despreciables, había un andamiaje de la solidaridad internacional en desprendimiento; en San Salvador estaba el Frente “Clara Elizabeth Ramírez”; había una estructura de Movimiento Social bastante participativa, cuadros partidarios también. Entonces yo vi la posibilidad en ello, pero fue realmente difícil estructurar un proyecto. Hubo ideas buenas, había ideas que indicaban: el FMLN no está viendo a las masas y allí había todo un rubro por trabajar, pero ¿cómo lo sosteníamos? Era imposible. El FMLN ya era un proyecto con un gran prestigio, no era fácil crear un proyecto nuevo con un FMLN fortalecido y de gran reconocimiento popular e internacional. Hubo intentos, así que yo me mantuve amarrado a ciertas estructuras sindicales, ayudándoles, apoyándoles.

¿Y después?

En el 89 me aproximé de nuevo a ANDES y ellos tuvieron a bien permitirme trabajar en un proyecto de capacitación de maestros, un proyecto financiado por las Naciones Unidas y por un sindicato de maestros de Noruega. Lideré un poco ese proyecto durante el 89 y 90, desarrollamos cuatro proyectos pilotos en cuatro departamentos. Luego hubo proyectos de formación, llegamos a tener más de 70 maestros en formación política. Al final del trabajo, el PC le permitió quitarle la conducción de ANDES a las FPL. Fue mi desgracia, inmediatamente vino una serie de insultos y acusaciones y que el PC creyó que yo le hacía mucho problema y me dijeron: “realmente no podemos seguir soportándote” y eso me llevó a decir que ya no había manera: sufría represión, persecución, uno de mis hermanos había caído preso; yo tenia vigilancia sobre mi casa, yo ya no tenía el andamiaje ni los recursos para protegerme de la derecha. Y ahora los insultos y las acusaciones de nuestra propia gente sobre que yo colaboraba con el enemigo, que yo estaba sirviéndole al enemigo…

Contra la espada y la pared…

Eran un montón de cosas en contra: me asomé a una ONG a buscar empleo, a universidades y en todos lados estaba “cortado”; busqué refugiarme a través de ACNUR y otras instituciones, busqué salidas a Suecia, Australia y Canadá y me fue completamente imposible. Estaba “cortado” por todos lados.

Entonces lo único que me quedó fue emprender mi salida de “mojado” hacia los Estados Unidos en octubre del 91. Me fui en esa condición y afortunadamente allá encontré instituciones que al conocer de mi caso se interesaron y pensaron que podría ser un caso emblemático de asilo político en los EEUU y así fue como se me dio asilo en ese país.

¿Cómo ves tu retorno al país?

Afortunadamente he podido trabajar nueve meses en los EEUU y pasar tres meses en El Salvador y eso me ha permitido estar en contacto con gente del medio. Esa dinámica la estoy haciendo desde el 94; desde ese año yo he podido venir cada nueve meses. Ya con los años, con el Internet, los avances en la comunicación, es más fácil ir midiendo de manera más cercana el pulso a la realidad del país.

¿Ves el cambio que se ha dado?

Es obvio que el país ha cambiado; se ha modificado enormemente, hay un cambio político que es significativo, positivo. Están los cambios que dejan los Acuerdos de Paz, independientemente si lograron concretarse o no. Los procesos electorales han venido marcando cambios y el último más grande fue cuando se saca a ARENA del poder y deja sentado en el poder a una alianza de izquierda entre el FMLN, Funes y sus Amigos.

¿Tenés alguna preocupación sobre el cambio?

Lo que más me preocupa a mí de este momento es la carencia de un Movimiento Social con la debida comprensión del actual proceso que se está dando.

Ahora, ¿cómo me miro yo ante esa realidad? En mi caso y el de muchos, que vemos que afortunadamente la izquierda no está sintetizada en el FMLN -aunque es un proyecto de izquierda que merece todos los respetos y que está jugando un rol electoral; ojalá que lo sigan jugando y que sean cada vez más hábiles porque creo que fueron muy lentos; yo esperaba que el candidato fuera del partido, llegara por lo menos en una elección o dos antes, pero eso no se dio. La búsqueda del candidato afuera permitió el triunfo; sé que hay dirigentes el FMLN que a Funes no le reconocen porque dicen que sólo arrastró con el 10 por ciento del caudal electoral. Eso es absurdo, estamos hablando de un periodista de gran quilate y estamos hablando de una persona que de veras construyó en más de diez años una imagen y ha causado un gran impacto. Arrastró fuerza electoral y luego, acompañado con ese Movimiento de Amigos, creó la cuota electoral que arrastró a la ciudadanía.

¿Qué pasa con esa fuerza de izquierda que está fuera del FMLN?

Afortunadamente somos bastantes afuera; desafortunadamente la izquierda que está afuera del FMLN está como muy lejana de sentar cabeza y estructurar un proyecto.

¿Qué es lo que a mí me preocupa? Creo que en la coyuntura se ha creado una cantidad enorme de analistas de todo tipo, algunos con buenos análisis pero ninguno de ellos apunta en serio al restablecimiento de otros proyectos populares más allá del FMLN. Prácticamente el pueblo en términos de proyectos no tiene enfrente más que el del FMLN… Claro, hay proyectos pequeñitos, pero me refiero a los mega proyectos que el pueblo necesita en relación a la estructura del poder. De esto me preocupa el estado del movimiento social, de ahí es donde creo que el FMLN está haciendo algunas cosas, hay cosas que no está haciendo. Allí es donde está el espacio.

¿Qué es lo que no está haciendo?

Una de las grandes cosas que no está haciendo es un rol de orientador y potenciador del Movimiento Social y eso crea un filón enorme de dos sentidos. Uno, lo que existe actualmente como Movimiento Social al no tener claridad de la coyuntura ni sobre el gobierno, de cuáles son sus posibilidades, hasta dónde el actual gobierno es parte del proyecto este Movimiento Social.

Entonces el Movimiento Social le impone al gobierno un nivel de reivindicaciones que fácilmente le crea situaciones de ingobernabilidad. Afortunadamente para el FMLN y el gobierno, los sectores de derecha no tienen suficiente incidencia en los Movimientos Sociales, pero si la tuvieran, así sectores como el narcotráfico, que tuvieran incidencia, crearían situaciones de inestabilidad profunda. Creo que ése es uno de los riesgos.

¿Pero crees que hay que volver al concepto de Vanguardia y que la Vanguardia sea la que diseñe lo que el Movimiento Social debe ser y hacer?

A nosotros nos están acomodando a un montón de cosas del pasado y en el afán de las renovaciones, que son necesarias y son justas, también se han ido desechando algunos elementos de experiencia y quizás de la idiosincrasia propia de cómo ir haciendo las cosas en nuestro país. Hubo el concepto de Vanguardia y su relación con las masas; creo que hubo fallos, excesos en el pasado, pero el concepto se ha desechado de manera total, no sólo se le ha criticado y no solo se le ha corregido, sino que se ha desechado totalmente ese concepto.

Los partidos son elementos profesionales en el orden político, sus cuadros son hombres y mujeres de tiempo completo, ávidos en el análisis, en la discusión, en la información y, supuestamente, deberían ser hábiles en el pulso de los movimientos políticos. Exigir a asociaciones de vendedores ambulantes, a sindicatos de maquila o de empleados públicos que trabajan grandes jornadas – porque hoy no hay jornada laboral de ocho horas en el país-, es mentira, creo que es un imposible.

Yo estoy de acuerdo en que hay que discutir el concepto de la Vanguardia, pero a mí lo que si me queda claro es que el Movimiento Social necesita referentes de sostenimiento que le ayuden a adquirir la claridad política que necesita. Otra gran cuestión central es que los movimientos sociales debieron encuadrarse en los movimientos de poder en el país.

Ahorita hay un Movimiento Social que no se mira. A mi me parece que es importante hacer una diferenciación; el movimiento debería estar claro cuando tiene en frente un gobierno arenero y cómo hay que tratarlo y cómo hay que tratar a uno distinto, no debe ser lo mismo. Sin embargo, un Movimiento Social que no tiene claridad, le va a dar el mismo trato a unos y otros y se va a amparar en que “este es mi problema”, “es mi necesidad” y “yo se lo pido al que tengo en frente”, porque éste no se mira encuadrado en lo que tal vez para el gobierno es su mecanismo de solución a los grandes problemas del país.

¿Cómo ves al gobierno frente al Movimiento Social?

Lastimosamente el proyecto actual del gobierno, a mi juicio, tiene problemas de comunicación serios con la población. A la población le falta más conocimiento de cuáles son las posibilidades reales de este gobierno y cuál es el proyecto exacto que está ejecutando. Tenemos el ejemplo de lo que nos vendieron como plataforma de gobierno en el marco de campaña, pero esas son las plataformas de campaña, pero el proyecto real de gobierno se inicia cuando se toma posesión. Y el accionar o la pretensión de tu oferta ya no es sólo con lo que se va a conquistar sino que es lo que realmente podés ejecutar en el marco de todos los poderes que se dan, que no solo es el tuyo, sino la presencia de otros planes de poderes. En el país los sectores económico grandes tienen una presencia real, digamos en general, falta ese elemento social y ese elemento de conducción del Movimiento Social.

A mí me parece que exigirlo porque hay mucha gente exigiéndolo, que los sindicalistas se actualicen me parece que le estás pidiendo mucho; no es que lo considere incapaz pero no veo a los sindicatos como la estructura nata, propia para esa búsqueda.

Hagamos la lectura de los sindicatos nuestros, la claridad que alcanza ANDES 21 de junio en su momento dado, no es una claridad que nace estrictamente en el seno de los organismos de la asociación; la claridad que llega a alcanzar FECCAS, no nace estrictamente ahí. Ya te decía que el surgimiento de las grandes instituciones y la reorientación de viejas instituciones en los años 70 vienen con el influjo de estructuras que se estaban profesionalizando en el arte de la política y en la perspectiva revolucionaria.

Ahorita yo creo que el pueblo a ese nivel luce muy huérfano; es cierto que hay un montón de foros, pero los foros se han desmontado del seno del pueblo. Hoy ves un montón de eventos en el salón tal de tal hotel o en tal restaurante de montaña y no es aquel debate en el seno del aula de bachillerato, no es en el seno de las comunidades eclesiales de base, en la barriada, en los sindicatos. Ahí luce muy huérfano.

¿Y vos crees que El Salvador tiene las condiciones para reactivar un Movimiento Social?

La conformación actual de todo el país ha variado de toda la formación que teníamos en los años 70; toda esta terciarización de la economía ha creado un desorden o un nuevo orden social y estamos viviendo en un país, por ejemplo, en el que la clase obrera es difícil de identificar, los sectores campesinos trastornados por la migración, la vida a través de la remesa crea una desvinculación de la gente en la estructura del poder…

Claro, esta es una situación nueva, pero la gente sigue teniendo necesidades y la gente sigue siendo objeto de un proceso de acumulación que no se ha ampliado, sino que se ha estrechado y ese poder económico en la cúspide sigue teniendo una gran capacidad y sigue siendo el que define el rumbo y el quehacer del país.

Claro, no hay nadie ayudándole al pueblo a identificar eso. Hay balances que a veces al pueblo no llegan. Hoy son famosos los informes o balances sobre pobreza cada año, pero a la gente no llega esos elementos de comprensión y no le permite la articulación, es más, hay una manera justificativa de ver el Movimiento Social en dispersión.

En El Salvador sucede algo y es que se ha dado espacio a esas teorías light que tal vez explican la vida en Europa o en otras latitudes, pero no necesariamente la vida en nuestro país. Sobre nosotros se cierne todavía una dictadura económica completamente antidemocrática que no solo se queda en la esfera de lo económico, sino que hace incursiones profundas en el sistema político, pero eso no se quiere ver.

Los EEUU, que no son el mismo que en los años pasados, pero es claro que siguen teniendo un nivel de influencia, una presencia profunda y grandes intereses. Incluso, EEUU habla de esta región como la región de sus intereses y cuando viene, viene a solventar sus intereses. ¿La solución de los intereses de EEUU compagina con la discusión de los intereses de los más sufridos del pueblo? Yo creo que hay que volver a traer a cuenta esta realidad, pero cuando se habla de eso, te dicen que “no te has renovado, este sigue ideologizado”.

De acuerdo, hay que renovar, yo no creo que hay que reproducir el esquema aquel de las vanguardias, pero parte de ese concepto creo que hay que rescatarlo. Creo que hay darle sentido, la lucha reivindicativa no se ha renovado, no; en el país se ha ido hacia atrás en la lucha reivindicativa del Movimiento Social; se ha caído en un economicismo cruel, es decir, los sindicatos no miran más allá de sus demandas económicas.

Esto ha llevado a una fase en la que en el seno del mismo pueblo ciertas acciones reivindicativas quedan desprestigiadas, la huelga ya no es un elemento de prestigio, el sindicato no necesariamente lo es. A mí me parece que ahí es donde están los espacios.

El Movimiento Social necesita recuperar prestigio, pensando mejor su esquema de lucha reivindicativa y especialmente dándole la debida conexión con el proyecto político que este momento le corresponde al pueblo. Si los movimientos sociales fueran capaces de arribar a eso por su cuenta, qué bien. ¿Cuál era la virtud en aquel entonces de la Vanguardia o del partido? Que estaba próxima a sectores universitarios, intelectuales y trabajadores de donde se nutría de esa realidad.

¿Con que sueña actualmente Julio Flores?

Yo siempre he tenido el deseo de regresar al país y quisiera verme integrado en el proceso de cambio que el país está viviendo. Uno de mis grandes sueños sería encontrarme con el proyecto que sea capaz de crear o de reorientar el Movimiento Social y que le devuelva el rumbo político al pueblo, porque el pueblo ha venido quedando como marginado de los rumbos políticos, el pueblo es utilizado para los procesos electorales pero el pueblo no está encuadrado en el rumbo global.

Mi gran sueño, parte del sueño, es que el FMLN exista pero que cada vez se ciña más a esta realidad y que sea capaz de resolver a la altura. A mí me preocupa cuando los miro agotados en su capacidad de liderato y tienen que buscar candidatos de afuera. También uno de mis sueños es ver que además del FMLN, existan otros proyectos de izquierda que complemente ese accionar y que no dejemos tan desprotegido al pueblo. Lo que más me preocupa es eso: ver a un pueblo victimizado ya no por una represión cruel del pasado, sino con una fuerza mediática, por una cultura que no le pertenece y sin encontrar el rumbo. Nosotros necesitamos un dinámica social de movimientos que también sean capaces de apuntalar la institucionalidad que permita una mejor orientación ideológica; claro, que no vamos a crear otro Monseñor Romero, pero necesitamos iglesias, universidades, bachilleratos, periódicos mejores. Necesitamos romper con toda esa fuerza mediática con la que cuenta la derecha que se implanta como orientación ideológica y que nos despedaza.

Creo que hay todo un mundo por trabajar, no hay que hacer exclusiones, al contrario, creo que es el momento en el que hay que aprovechar lo bueno de todos.

Yo creo que necesitamos un proyecto de veras que esté lleno de pueblo, allí cifraría mis grandes ideales.

Poderoso caballero es Don Dinero

6 de Febrero de 2013 La diferencia entre quienes tienen 100 millones de dólares y quienes tienen 200 no es de lujos, sino de poder. La cantidad depende del tamaño del país, pero es imposible escapar al poder del dinero en la política. Contra las dictaduras se puede luchar con más voluntad que recursos; pero en democracia, sin dinero no se puede hacer política. La competencia es el factor más importante para la generación de resultados de calidad. Cuando una competencia política es desigual por la concentración de poder económico, aunque sea democrática, el monopolio de poder se mantiene, no importa quién gobierne.

Si en nuestro país tomáramos de base los últimos 150 años, podemos decir que la oposición ha gobernado 8 y quienes detentan el poder económico 142. En otras palabras, estamos mal como resultado de la concentración de poder y no por lo que ha pasado en años recientes. Por eso tuvimos una guerra civil y ahora tenemos polarización política, “maras”, violencia, policía débil, seguridad privada fuerte, abandono del agro, economía improductiva que no crece, emigración masiva de trabajadores, desempleo, olvido de las pequeñas empresas y por eso nos financiamos permanentemente con deuda. Los problemas del actual gobierno son herencia estructural de cómo se gobernó por décadas. La codicia desmedida y la insensibilidad frente a la pobreza son rasgos culturales de los viejos poderes del país. Empobrecieron al Estado, se enriquecieron más, vendieron todo, sacaron el dinero del país, se globalizaron ellos y dejaron desglobalizado al país.

El Salvador es reconocido como un caso clásico de poder oligárquico y el supuesto ha sido que con la democracia ese poder desapareció. Sin embargo, lo que en realidad ocurrió es que el poder económico se concentró más y el control del poder político se refinó. Con una economía tan pequeña ahora “los 14” se volvieron “8”. Tal como lo establecen algunos estudios contemporáneos sobre oligarquías, si antes los oligarcas tenían un ejército de militares y policías para imponerse, en democracia utilizan un ejército compuesto por abogados, medios de comunicación, líderes de opinión, tecnócratas, especialistas en evasión fiscal; financieros que esconden, expatrían y movilizan capitales, gremios empresariales que se subordinan y políticos que les aseguran mantener al Estado como extensión de su patrimonio.

Para enfrentar un poder oligárquico es necesario dispersar el poder económico favoreciendo el surgimiento de nuevas élites. La existencia de diversidad de grupos económicos con visiones políticas distintas favorece el sistema de pesos y contrapesos que necesita la democracia. No bastan las posiciones de gobierno, que en democracia son temporales, es indispensable dispersar el poder económico para lograr un balance integral del poder. Una cosa es asumir la representación de los pobres y otra es ser un partido solo de pobres. Lo segundo sería un sindicato, pero no una fuerza política con perspectiva de poder.

Es indispensable que emerjan, se multipliquen y fortalezcan nuevos ricos con ideas que contribuyan a reconstruir el país. Una competencia democrática con poderes económicos más balanceados aumentaría el valor de los votos de los pobres y les permitiría a jueces, académicos, periodistas y políticos no tener que subordinarse ante los que ahora son los únicos empleadores privados importantes del país.

Muchos empresarios se han quejado siempre de que los grandes capitales les impiden crecer. Nada inquieta más a un sistema oligárquico que perder la exclusividad del poder económico y eso es precisamente lo que está ocurriendo en nuestro país. La llegada de la oposición al gobierno; la separación del expresidente Saca del partido ARENA representando a otros capitales y su proximidad con el presidente Funes; la independencia del PCN y del PDC y el surgimiento de las empresas de ALBA, son todos cambios positivos. Las divisiones sucesivas en la derecha no son oportunistas, son una consecuencia lógica del surgimiento de otros polos de poder económico. La vieja élite está perdiendo el control incluso de su propio candidato, que no representa a la clase, sino a los asalariados de ARENA. Por otro lado, los programas sociales del actual gobierno y la atención que da a los pequeños empresarios y a las mujeres están generando que muchos pobres dejen de ser conservadores y abandonen a la vieja derecha.

Estamos frente a un gran reacomodo histórico en la estructura de poder económico, político y social del país. Las imperfecciones de personas o grupos en este proceso son inevitables, ninguna élite nace santa, no existen cambios a la carta. Las reglas y el orden surgen del nuevo equilibrio. La curva de aprendizaje en la administración de los negocios de ALBA y su transición de empresas políticas a empresas de proyección social o privadas eficientes será complicada y en el camino morirán muchos millones de dólares. Sin embargo, este proceso transformará políticamente al FMLN. Impresiona que a nuestros oligarcas les preocupe ALBA aquí, pero que al mismo tiempo inviertan en la Nicaragua sandinista. Las acusaciones de corrupción a los disidentes de la derecha o los cuestionamientos a las empresas ALBA por el supuesto uso que hacen del Estado es como si los burros se pusieran a criticar a los orejones.

Exhiben mucho dolor las reacciones casi racistas de la vieja élite ante la aparición de nuevos ricos. Están como patrona que llama “igualada” a la sirvienta. Es ridículo que la derecha les demande a los nuevos ricos del FMLN retornar al extremismo consecuente. Cuando los inmigrantes árabes llegaron al país se evitó que compraran tierras y se les despreció y discriminó socialmente. La oligarquía quería evitar que se fortalecieran económicamente. A lo largo de la historia, las divisiones en las filas del poder se han cobrado con muerte, exilio y golpes de Estado. Manuel Enrique Araujo, cafetalero asesinado en 1913; Arturo Araujo, terrateniente derrocado en 1931; Roberto Edmundo Canessa, cafetalero muerto por una golpiza policial en 1961; y Enrique Álvarez Córdova, cafetalero asesinado por la Policía de Hacienda en 1980. Igual mataron cuando perdieron el control de la Iglesia Católica al arzobispo Romero y a decenas de sacerdotes y monjas. La división encabezada por el expresidente Saca es la primera que ocurre bajo condición democrática, sin duda hace medio siglo lo habrían asesinado.

A todos los disidentes de la derecha y a quienes intentaron cambiar al país desde posiciones moderadas, como Napoleón Duarte y muchos otros, se los acusó de corruptos, ladrones, mujereros, homosexuales, comunistas, sidosos y locos. Si ARENA ganara la próxima elección desmantelaría al bloque económico de Saca y a las empresas de ALBA, para quitarle poder a sus competidores y gobernar de nuevo por varias décadas. No son solo las buenas intenciones de los políticos las que obligan a gobernar bien, sino la incertidumbre de que pueden salir del gobierno frente a la existencia de otros polos de poder que les compiten; la construcción de ese nuevo balance de poderes es lo que está en juego en este momento en el país. Nuestra centenaria oligarquía debería aceptar la nueva realidad, competir e influir, pero ya no pretender controlar.

Las causas del miedo

29 de Enero de 2013 Decía en mi columna anterior que ARENA está pasando de la crisis al pánico. Lo que sigue en la lógica de esa secuencia es la desbandada.
Las causas se revelan con mayor claridad día con día y se expresan en un hecho significativo: los señalamientos en torno a la debilidad de la candidatura de Norman Quijano, y a la errática estrategia del partido, ya no provienen solo de observadores externos y de adversarios sino también desde dentro de sus propias filas y de personalidades y sectores afines.

Naturalmente, el miedo es una reacción comprensible en determinadas circunstancias. Pero no es buen consejero. Enfrentado a la realidad de sus números decrecientes, Norman Quijano comprueba que su rechazo a la política de subsidios es contraproducente e improvisa una corrección: lo que él haría, dice ahora, es ampliar los subsidios. ¿Pero en qué basa esa corrección repentina?

El mismo día, uno de los miembros de la Comisión Política de su partido, el expresidente Armando Calderón Sol, le corrige la plana al candidato y afirma, en una entrevista televisiva, que los subsidios son insostenibles en El Salvador. Esta contradicción es reveladora por cuanto muestra el contraste entre un mero cambio del discurso, en términos de oportunismo demagógico, y la persistencia en la verdadera visión estratégica neoliberal. Me explico.

Cuando ARENA sufrió una dramática derrota electoral en 2003, el expresidente Alfredo Cristiani dijo que su partido, por haberse enfocado en el ordenamiento macroeconómico, había descuidado la atención al bolsillo del salvadoreño de a pie. Era el reconocimiento implícito del fracaso de la famosa teoría del rebalse, según la cual, el proceso privatizador y la concentración de la riqueza en las grandes empresas terminarían por beneficiar a los pobres. Pero lo único que ocurrió fue que los ricos se hicieron más ricos y los pobres más pobres.

Esto es el centro de la visión neoliberal, y es lo mismo que Calderón Sol sostiene: sin crecimiento económico no hay subsidio. Es decir, o subsidiamos o crecemos, y mientras se logra el crecimiento que los pobres se aprieten el cinturón y vean cómo hacen. Por ese fundamentalismo neoliberal, exacerbado por la administración de Francisco Flores, es que ARENA perdió aquellas elecciones, y por el reflorecimiento de ese mismo fundamentalismo neoliberal es que ha perdido el rumbo hacia 2014.

Lo que hay que cambiar entonces no es el discurso de campaña sino la visión estratégica, entender que el desarrollo económico no solo no es excluyente de la atención a los problemas concretos de la clase media y los más pobres sino que, además, ese desarrollo es imposible si no se atiende de manera simultánea las necesidades más acuciantes de esos sectores.

Dos hechos problematizan aún más la situación de ARENA. Por un lado, el presidente Mauricio Funes ha integrado esas dos tareas en su gestión, y la población le endosa un creciente respaldo. Por el otro, Tony Saca reaparece en la escena política con la propuesta de dar continuidad y profundizar ese esfuerzo en que, como lo ha reiterado él mismo, la libertad de mercado y la justicia social no son nociones excluyentes sino complementarias, y su popularidad se fortalece en las encuestas. Ante la polarización divisiva, ambos líderes proponen una visión de síntesis y unidad nacional.

El miedo aconseja disparates: boicotear a Mauricio Funes e intentar inhabilitar con vanos trucos de abogados la candidatura de Tony Saca. El miedo crece porque la enorme corrupción, vinculada al intento de privatización encubierta de la energía geotérmica, está saliendo a luz con nombres y apellidos, y las responsabilidades apuntan en una sola dirección. Ahí sí tendrán trabajo real los abogados de ARENA.

El peligro del partido-empresa

28/01/2013 La expansión de Alba Petróleos a los rubros de alimentos y medicinas, y al campo financiero ha generado muchas reacciones en los últimos días. La derecha, sobre todo la oposición afín a ella, ha externado su recelo y preocupación por estas incursiones y por otras que se ven venir, como la posible inversión en el transporte público. Y es que en los últimos tiempos el FMLN ha visibilizado sin reparos un discurso empresarial; ya no es un secreto que detrás de la exguerrilla hay un proyecto de construir una especie de partido-empresa. Sin embargo, para los que le achacan la desviación de su discurso original exhibiendo una metamorfosis hacia algo que antes detestaban, la cúpula efemelenista tiene una respuesta bien elaborada: la incursión empresarial del partido descansa en el convencimiento de que es necesario disponer de un poder económico que le haga contrapeso a la derecha del país.

Lo primero que hay que decir al respecto es que ese razonamiento no es nuevo, incluso dentro del mismo Frente. Al respecto, vale recordar que la salida —voluntaria o forzada— de algunos connotados líderes del partido en 1994 se debió a que plantearon la necesidad de hacer cambios de estrategia. En aquel entonces, pidieron la apertura del partido, la redefinición de objetivos y la democratización interna. Por estos planteamientos, a Joaquín Villalobos, Eduardo Sancho, Juan Ramón Medrano y Jorge Meléndez, entre otros, se les acusó de coquetear con el nuevo orden mundial y negociar con círculos de poder del país para formar una especie de burguesía revolucionaria. La expulsión de Facundo Guardado en 1999 tuvo similares características. Lo que estaba en juego en esos años era o bien un cambio de dirigentes, o bien un cambio en la orientación del partido. El dilema se zanjó por otra vía: la reafirmación de la dirección política. Y en términos similares podemos hablar de las expulsiones de 2000, con la del excomandante Francisco Jovel a la cabeza.

Por supuesto, no se pretende acá valorar las razones que llevaron a la salida de estos dirigentes; lo que se quiere señalar es que la actual decisión partidaria de decantarse por un enfoque empresarial no está lejos de algunos de los planteamientos que ellos en su momento formularon. La acusación de que los expulsados intentaban formar una especie de burguesía revolucionaria puede revertirse hoy sobre quienes la profirieron, con el riesgo mayor de que terminen siendo más burgueses que revolucionarios. La historia latinoamericana muestra que en la mayoría de las ocasiones en que los partidos han tenido proyectos empresariales, estos terminan como propiedad privada de los dirigentes, aunque hayan nacido con bandera social. Como ejemplo, basta volver la vista a la sufrida Nicaragua.

La vida que hoy en día llevan muchos de los dirigentes del FMLN y funcionarios del nuevo grupo económico alerta sobre el peligro de que el partido de izquierda olvide los ideales que lo llevaron a la lucha. Cuando la existencia institucional se enfoca en el empeño de controlar empresas y negocios rentables, como el de los combustibles, puede ocurrir que las necesidades de la clase trabajadora a la que se dice defender pasen a un plano secundario. Lo que hay que fortalecer, más bien —y esto si van en contra de la ortodoxia neoliberal—, es al Estado como garante del bienestar de todos los salvadoreños. La vía de fortalecer empresarialmente al partido lleva en sí misma la trampa de fortalecer, a la larga, al modelo que se quiere combatir.

El Salvador: paradojas y paradigmas del proceso político

Money
It’s a crime
Share it fairly
But don’t take a slice of my pie
Pink Floyd

La lucha de clases en El Salvador transita por veredas y senderos insospechados. El nuevo periodo histórico abierto con la victoria popular de marzo de 2009, que modificó el balance de fuerzas en una dirección progresista, ha provocado el surgimiento de procesos inéditos, tanto en la derecha como en la izquierda, tanto en la oligarquía como en el movimiento popular y social. La realidad como siempre, supera la fantasía. Las paradojas de la historia se imponen a los paradigmas de la teoría.
El escenario, vestuario y los papeles han cambiado pero son los mismos artistas y es el mismo público. Mientras la derecha va en busca del movimiento popular y social, la izquierda va en busca de insertarse como una fuerza económica decisiva. El desenlace diferido del conflicto armado continúa vigente y se desplaza hacia audaces nuevos territorios, incluyendo el económico. La historia no se detiene.
De nuevo la realidad nacional e internacional se encarga de romper con los dogmas, de cuestionar los paradigmas y de abrirse hacia la imaginación paradójica. A continuación se tratará, desde un enfoque de movimiento social, de rastrear estos nuevos rituales del poder, sus procesos, condiciones, desafíos, ventajas y consecuencias.
El movimiento popular y social y sus fracturas orgánicas e ideológicas
Antes el movimiento popular era la fuente, el oasis en la que bebía la izquierda entonces clandestina, en la que reclutaba simpatizantes, en la que realizaba círculos de estudios de marxismo, en la que buscaba cotizantes…para pagar los locales y estipendios. Antes no había empleados sino militantes.
Era en los Sindicatos y en la Universidad básicamente donde la izquierda sembraba la semilla de su influencia liberadora. La dictadura militar por su parte, mediante la represión, se encargaba de purificar sus filas. Integrarse a la revolución era exponer la vida por un sueño, por un ideal.
Te van a matar le advertían sus familiares a los aspirantes a mártires. Esto llevó a que después de 1932 incluso se negara la existencia de los comunistas por los mismos comunistas, considerando erróneamente que así preservaban la organización.
Luego en los años sesenta y setenta del siglo pasado, los procesos electorales permitieron ampliar esa influencia. El PAR y la UNO fueron una gran escuela de aprendizaje político popular. Y las y los revolucionarios fueron de cantón en cantón llevando el mensaje que solo la lucha popular iba a derrotar a la dictadura.
Y las organizaciones populares de masas, el FAPU, el BPR, las LP-28 fueron otra gran escuela de lucha combativa, de curso propedéutico para la lucha armada. A principios de los ochenta este ciclo de lucha de masas se cerró y los cuadros del movimiento popular se fueron para las montañas. Y cuando regresaron de las montañas después de 1992 se insertaron en las alcaldías. Y han pasado veinte años de virtual abandono, orgánico e ideológico.
En la actualidad el movimiento popular está debilitado en su pensamiento y en su músculo. Es un movimiento popular raquítico. La izquierda dejó de pensar en su fortalecimiento y decidió ampliar y consolidar el aparato político en su vertiente electoral. Y sus principales dirigentes se volvieron diputados, magistrados, alcaldes y hoy hasta ministros. Y parece que casi todos olvidaron sus antiguas raíces populares.
Pero como FMLN se pudo avanzar y se logró derrotar a la derecha. Y se ha logrado un considerable espacio de presencia política, incluso en el ejecutivo. Y se ha abierto una nueva veta de presencia incluso en ramas claves de la economía. Y entonces debemos de preguntarnos: ¿se necesita un movimiento popular? ¿Podemos seguir avanzando sin movimiento popular? Es posible, pero riesgoso. No se puede negar que hemos avanzado pero el límite parece acercarse.
En doce meses que faltan para las elecciones del 2014 pueden pasar muchas cosas. Pero todo parece indicar que a diferencia de la campaña presidencial pasada, en la que FMLN, TR y Amigos de Mauricio formaron un frente común contra ARENA, en esta ocasión cada quien bailara su rumba separado, para no decir que se ahorcara en su propio palo.
El FMLN optó por la cohesión interna de sus filas en la selección de sus candidatos cerrando la posibilidad de alianzas y contando con la obvia adhesión de CONPHAS y de la CIRAC; la TR luego de construir su frente social, el MDP hoy estrenara su frente político, el MNP y un sector de los Amigos de Mauricio hoy se han transformado en el Movimiento de Unidad por la Defensa y Profundización de los Cambios.
La gran alianza democrática y revolucionaria del 2007 que ganó las elecciones del 2009 aglutinada en el concepto del cambio, se ha roto en tres pedazos, parece ser que con tres candidatos diferentes. En el transcurso del año veremos como evoluciona este panorama.
Al final la ruptura con el sistema exigirá sin duda la movilización consciente de amplias mayorías populares. La construcción de poder popular como orientación fundamental es clave para la transición hacia el socialismo. Si es que estamos pensando en socialismo, en la ruptura y no en la reforma del sistema.
El FMLN y la izquierda empresarial
La historia de la izquierda salvadoreña y su influencia en el movimiento popular ha sido la victoria de la paradoja, una sucesiva y permanente ruptura de paradigmas. En 1932 la izquierda rompió tanto con el paradigma urbano y obrero como con el paradigma de la lucha popular exclusivamente reivindicativa.
Y el PCS por medio de la FRTS se lanzó tanto a organizar obreros agrícolas como sectores indígenas. Y posteriormente en una audaz y hasta sacrificada actitud, participó en elecciones y organizó una insurrección, en el mismo mes, en ese enero inolvidable de nuestra historia. Habría que preguntarse si Farabundo desde entonces había cambiado la segura metáfora moderna del camino por la metáfora postmoderna del mar, de la incertidumbre, de la lucha.
Las consecuencias fueron serias. La derrota se pagó con la vida de centenares de revolucionarios y de miles de indígenas. Pero quedo la valiosa lección de la dignidad de la rebeldía como principio y como guía de nuestras vidas. Es nuestra herencia como pueblo y como sociedad. Es Izalco en el corazón de la patria por siempre.
Posteriormente, durante las jornadas de abril, mayo y diciembre de 1944 se rompieron otros paradigmas. El de la relación con los militares, el de la huelga general, el de la lucha internacional contra el fascismo e incluso el de la lucha armada.
Los sectores populares tuvieron la capacidad de romper el control político del general Martínez sobre las fuerzas armadas, de construir una amplia alianza de fuerzas antidictatoriales, de diseñar una estrategia de lucha exitosa, de aprovechar los vientos de la lucha internacional contra el fascismo y de organizar en Guatemala una invasión armada anti-dictadura . Doce años después del 32 de nuevo se estaban tomando las armas contra la dictadura.
En el 70 y el 72 se rompió con el paradigma de la lucha estrictamente electoral y se pasó a la construcción de organizaciones político-militares que realizaron acciones de propaganda y de recuperación de fondos, las FPL y el ERP; en el 74 y en el 75 con la creación del FAPU y del BPR se rompió con el paradigma de la lucha exclusivamente legal y reivindicativa y se generalizó la lucha política de masas, con altos niveles de combatividad.
A principios de 1980 se logró romper con los paradigmas de la división al interior de la izquierda, del aislamiento político y de la lucha guerrillera urbana y se constituye la unidad de las fuerzas revolucionarias, su alianza con las fuerzas democráticas y finalmente se construye un ejército popular que asalta y destruye cuarteles y controla territorio rural, en el campo. Y lo que se pensaba iba a ser una escaramuza insurreccional se convierte en una larga guerra de casi doce años.
A principios de 1990 se logró romper con el paradigma del inalterable empate militar y el FMLN desplegó una intensa lucha diplomática que permitió lograr una salida política al conflicto armado y luego de los acuerdos de paz, se rompió con el paradigma del aislamiento y se construyó una poderosa fuerza política de masas de naturaleza electoral.
Las ideas del cambio social pasaron a ser patrimonio de decenas de miles de salvadoreños y salvadoreñas. Y el FMLN de fuerza guerrillera se convirtió en un partido de masas. Y en 1995 rompe con el paradigma de las cinco fuerzas originales, llamado el cinquismo y disuelve sus estructuras para conformar un tipo superior de unidad.
A finales de la primera década del dos mil, en el 2009 se logró romper con el paradigma del dominio político de la derecha y surge el primer gobierno de izquierda de la historia nacional. Y antes de eso, en el 2006, surge ENEPASA, una alianza entre municipalidades ganadas por el FMLN y la venezolana PDVSA y se empieza a romper el paradigma del control oligárquico de la economía.
Otra gran paradoja explicable únicamente por los avances de la izquierda venezolana con Chávez a la cabeza. Empieza la disputa desde la izquierda por el control del mercado de combustible. Es disputa popular estratégica ni siquiera contra la oligarquía sino contra las transnacionales del petróleo.
Es una nueva situación y hoy la disputa, la guerra está planteada ya no solo en el campo de los combustibles sino también en el de los granos básicos, y en el de los créditos a micro y pequeños comerciantes. Y pronto será en el transporte público, y en los medios de comunicación. Y en otros campos.
Ante se luchaba por créditos para los campesinos, hoy se otorgan y administran esos créditos. Y el que fue candidato a alcalde de San Salvador se convierte en el gerente de la nueva financiera de Alba Petróleo, Tu Financiera. Alba Petróleo es un proyecto a la vez frágil y poderoso.
Frágil por su clara determinación externa y poderosos porque hic et nunc es la alternativa popular frente a Fomilenio y Asocio por el Crecimiento, del proyecto imperial de Obama. Es una disputa contra el imperio. Y en un mundo en el que existe en la República Popular China el socialismo de mercado. Y existe el BRICS. Y Cuba Socialista.
¿Cuál es la actual visión estratégica? Parece ser que consiste en ir por una parte, acumulando fuerza institucional (Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Municipal, Parlacen, PNC, etc.) y por la otra, acumulando fuerza económica (Combustibles, Semillas, Créditos, Transporte, etc.) Con base en una maquinaria política electoral eficiente y experimentada.
ARENA en la oposición
La dirección de ARENA todavía no se acostumbra del todo a jugar el papel de oposición y a diseñar estrategias que le permitan recuperar lo que nuestro pueblo sabiamente relaciona con una apetitosa y nutritiva guayaba. El golpe popular del 2009 todavía los mantiene mareados, confundidos, dispersos. Pero la restauración oligárquica es posible.
Y esto está relacionado con las modificaciones al interior del bloque dominante, en el que el capital transnacional ha pasado a ocupar la posición hegemónica y la oligarquía nacional ha sido desplazada. No se trata solo de política, se trata sobre todo de economía.
Cristiani enfrenta por tercera ocasión, una complicada situación en la que el candidato presidencial de su partido no es el candidato de su predilección. Primero le paso con Saca, luego con Ávila y hoy con Quijano. Existen en ARENA tres corrientes históricas, vinculadas a los expresidentes, que pugnan por la conducción del proceso.
Quijano no es un hombre de confianza de Cristiani. Pero es el candidato presidencial y puede tomar las riendas si las condiciones se lo permiten, con la asesoría de Calderón Sol y con la neutralidad o complicidad de Flores. Tienen un año para arreglar sus pesadas y explosivas cargas.
La ANEP y Aliados por la Democracia
La oligarquía y sus instrumentos gremiales como la ANEP han pasado también a la oposición. Y bajo el manto de Aliados por la Democracia pretende coordinar una estrategia de desgaste del actual gobierno así como de las candidaturas tanto de Sánchez Ceren como de Saca. Y últimamente su enemigo a muerte es Alba Petróleo. Y no se equivoca.
No obstante el peso de la ANEP, parece ser que existen voces disonantes en Aliados por la Democracia que ha bloqueado la posibilidad que se realice una alianza con ARENA. En Aliados por la Democracia coexisten tres sectores, la ANEP, el sector de universidades encabezado por la UTEC y el sector de ONGs representado por CEMUJER e ISD. No es un ente monolítico, hay fisuras y visiones diferentes. No va ser fácil instrumentalizarlo.
La ANEP como instancia máxima de representación empresarial ha sido desplazada por el poderoso Consejo para el Crecimiento, en el que los principales capitalistas se sientan con el GOES para consensuar posiciones de país empresarial de cara a la negociación con Estados Unidos.
El imperio benefactor
La vieja escuela enseñaba que el imperialismo era el enemigo de la humanidad. Y que los proceso revolucionarios enfrentarían con toda seguridad la oposición y la respectiva agresión de los centros imperiales. Y se mencionaba a Vietnam, a Cuba, para fundamentar esta tesis.
La nueva escuela enseña que se puede coexistir con el imperialismo hoy llamado eufemísticamente imperio. Incluso en nuestra experiencia desde el gobierno del presidente Funes y del FMLN, se habla del aliado estratégico, se maneja la tesis del imperio benefactor. Y se sueña con el Fomilenio II y el Asocio para el Crecimiento. Es parte de las diferencias entre Funes y el FMLN. Ojala que entre Fuñes y todo el FMLN.
La vieja escuela enseñaba que para construir una nueva sociedad era necesario construir una vanguardia revolucionaria que desarrollara una estrategia de lucha para derrocar a la clase dominante e instaurar un nuevo poder. La nueva escuela enseña que no se necesita una vanguardia revolucionaria ni tampoco destruir a la clase dominante sino derrotarla en las elecciones y vencerla en el control del mercado. Interesante. ¿Se levantó Bernstein de su tumba?
Ceren, Quijano, Saca y el Equilibrio de Nash
Todo parece indicar que habrá tres candidatos en las próximas elecciones presidenciales del 2014. Cada candidato representa con sus debilidades y fortalezas, un proyecto vinculado a fuerzas sociales. Quijano representa a los sectores del debilitado capital nacional comercial-importador; Saca a sectores emergentes de la burguesía y del capital transnacional, Sánchez Ceren a los sectores populares.
Y parece ser que los tres simbolizan adecuadamente el equilibrio de Nash, que consiste en una situación en la cual cada jugador o candidato ha construido su mejor estrategia así como conoce la estrategia de sus adversarios. Los tres aspiran a maximizar sus fortalezas y disminuir sus vulnerabilidades.
Quijano pretenderá ofrecernos la confianza de una ciudad limpia y ordenada y cumplir alguna de sus promesas de la primera campaña como el asunto de las bóvedas. Sánchez Ceren pretenderá ir adelante arropándose con la política gubernamental de subsidios sociales en la educación y en la salud. Saca pretenderá presentarse como el personaje concertador y alejado de las extremas. Un claro equilibrio de Nash.
Perspectivas
Las lógicas del capital son ineludibles. Y son las lógicas del máximo beneficio, del lucro, de la ganancia. No existe un capitalismo con rostro humano. Las lógicas de la solidaridad chocan con los principios del capitalismo. Pretender obviar estas realidades es una ilusión. Pretender caminar por la senda de un capitalismo edulcorado y popular es repetir fórmulas ya fracasadas.
¿Votaran los deudores por sus acreedores? A ARENA le resultó efectiva esta fórmula por veinte años y parece que al FMLN también le está funcionando. ¿Formaremos ligas de beneficiarios de proyectos crediticios en vez de ligas de luchadores sociales?
Sustituir la militancia social por el clientelismo político es posible pero muy riesgoso. Inaugura una situación de alta vulnerabilidad porque la gente no responde a la organización ni a la conciencia sino a la oferta de productos y servicios. Y si surge un ofrecimiento mejor se irá seguramente con el mejor ofertante. Se sustituye la conciencia por la conveniencia. Pero hay que reconocer que parece ser a corto plazo muy efectivo.
¿Cuál es el programa? ¿Por qué luchamos? Antes esto era muy claro. Derrotar a la dictadura militar. Hoy la respuesta se encuentra complicada. Pudiera decirse que luchamos para eliminar el modelo neoliberal. Pero parece que ni a eso se le apuesta. ¿Será para administrar la crisis?
Existe un círculo fatal en el cual la amplitud de la alianza (como en el caso del actual gobierno Funes-FMLN) necesaria para derrotar al enemigo bloquea luego la profundidad de los cambios. Por otra parte, la correlación de fuerzas no permite avanzar sin alianzas. ¿Cómo romper este impasse? No hay soluciones sencillas pero un movimiento popular fuerte seguramente ayudaría a resolverlo.
Por otra parte, luego de la ofensiva militar del 89 no fuimos fusilados como les había pasado a nuestros camaradas del 32. Era ya otra situación. Y aunque quisieran hacerlo, no podían. Pero hoy existe el peligro de que fusilen nuestros principios. Y nos olvidemos de donde venimos y hacia donde íbamos.
Y que las balas de la comodidad del sistema, con sus privilegios y placeres, nos hagan olvidar la razón de la esperanza. Ojala que esto no suceda. Y que si sucede, sea transitorio. Y que no nos golpee mucho. Y que la gente, nuestro pueblo pobre, sufrido y luchador, nunca nos llegue a perder el respeto. Somos fuertes porque la gente nos vio luchando y confía en nosotros.
Finalmente, la reactivación de las luchas populares es un proceso lento y complejo, con avances y retrocesos, pero indispensable para poder avanzar con paso firme hacia mayores conquistas populares. En lucha siempre.-

Por Roberto Pineda San Salvador, 26 de enero de 2013

De Foucault a Derrida

Amalia Quevedo ofrece en su libro “De Faucault a Derrida” (Ed. Eunsa, 2001) una visión aguda y penetrante de la línea ciertamente quebrada, ¡rota! que va desde Foucault hasta Derrida, recogiendo lo más granado del pensamiento francés postmoderno. El presente libro – del que publicamos aquí la introducción general -, sin soslayar los aspectos coyunturales de este nuevo pensamiento, sin pasar tampoco por alto su acentuada dimensión cultural o su innegable fuerza política, busca ante todo desentrañar la incidencia de los grandes interrogantes filosóficos en la obra de pensadores como: Faucault, Deleuze y Guattari, Lyotard, Baudrillard, Derrida

HISTORIA DELRMINO «POSTMODERNO»

Postmoderno: lo que sigue a lo moderno 1 y va después de él. La postmodernidad se erige contra los discursos y prácticas de la modernidad, que se consideran agotados u opresores, y entraña cambios profundos en el pensamiento, la historia, la sociedad, la cultura.

Cronología:

• 1870: «postmodern» es empleado por primera vez por el artista británico John Watkins Chapman.

• 1917: el término aparece en el libro de Rudolf Pannwitz: Die Krisis der europáischen Kultur (La crisis de la cultura europea), sobre nihilismo y colapso de valores en la Europa de la I Guerra Mundial. Siguiendo a Nietzsche, Pannwitz habla del nuevo «hombre postmoderno» : nacionalista, militarista, elitista.

• Después de la II Guerra Mundial: D. C. Somervell, en un sumario de A Study of History de Arnold Toynbee, habla de un rompimiento « postmoderno» con la modernidad. Toynbee adopta el término en posteriores volúmenes de esa misma obra, cuando se refiere a cuatro eras distintas en la historia de Occidente: La Edad Oscura (675-1075), la Edad Media (1075-1475), la Edad Moderna (1475-1875), la Edad Post-Moderna (1875-). Caracterizan la Edad Moderna la estabilidad social, el racionalismo, el progreso y la clase media burguesa. Características de la Edad Post-Moderna son en cambio la ruptura con la moderna, las guerras, la turbulencia social, la revolución, la anarquía, el relativismo y, en general, el colapso del racionalismo y del éthos de la Ilustración. (Para Toynbee, post-moderno es un concepto negativo: regresión deplorable, pérdida de valores tradicionales, de certezas y estabilidades).

• 1957: Peter Drucker, en su obra Landmarks of Tomorrow. A report on the New Post-Modern World, llama «sociedad postmoderna» a lo que hoy se llama «sociedad postindustrial». Con el optimismo propio de los teóricos de la sociedad postindustrial, Drucker creía entonces que el «mundo post-moderno» vería la eliminación de la pobreza y la ignorancia, el final de la ideología y de la nación-estado, y una modernización universal.

• Años sesenta y setenta: Reciben el calificativo « postmoderno» nuevas formas de arte anti- o post-modernas como el arte pop, la cultura del cine, los happenings, los conciertos de rock. Se borra la distinción entre arte de élite y arte popular, entre crítico y aficionado, entre artista y público, y aparecen las formas culturales de masas. Se declara la muerte de la vanguardia y de la novela, de los valores tradicionales, del victorianismo, del racionalismo, del humanismo. Es la época de la «nueva sensibilidad» (Irving Howe), lamentada por el mismo Howe, celebrada en cambio por Susan Sontag.

Los primeros «post»:

1880: Post-impresionismo.

1914-22: Post-industrial.

Años sesenta: Era de los post: en literatura, sociología, economía, religión (post-cristiandad).

Años sesenta y setenta: Post-estructuralismo.

Años setenta: Era de la posterioridad. (Esta posterioridad implica un sentimiento negativo de haber llegado después de una era creativa y un sentimiento positivo de estar trascendiendo una ideología negativa).

El debate post-moderno se inicia en los campos de la arquitectura y la literatura. El guión que aún separa al prefijo «post» del adjetivo «moderno» indica autonomía respecto a lo moderno y apunta a un movimiento constructivo y positivo. Ahora bien, no hay una teoría postmoderna, ni siquiera un conjunto coherente de posiciones.

El término «postmoderno» es finalmente consagrado y difundido por Jean-FranQois Lyotard en su libro de 1979 La condición postmoderna.

2. MODERNIDAD Y POSTMODERNIDAD

Presentaré aquí esquemáticamente algunas características del proceso de modernización, de la nueva era moderna inaugurada por él, de los antecedentes de la postmodernidad y de la postmodernidad misma.

Modernización

• Individualización
• Autonomía de los saberes
• Secularización
• Industrialización
• Diferenciación cultural
• Urbanización
• Burocratización
• Racionalización
• Artículos de consumo (commodities)
• Arte moderno
• Técnica
• Transportes y comunicaciones
• Capitalismo

Modernidad

• Época que sigue a la Edad Media.
• Nace en Francia con Descartes.
• Uno de sus grandes hitos es la Ilustración.
• Se extiende de Descartes a Habermas.
• Innovación, novedad, dinamismo.
• Razón: fuente del progreso en el conocimiento y en la sociedad, lugar de la verdad y fundamento de los sistemas de conocimiento (ciencia) y de acción (política).
• Racionalismo, verdad apodíctica.
• Pretensiones universales y totalizantes.
• Macroteorías.
• Representación.
• Orden, significado.
• Política: partidos, parlamento, uniones comerciales.
• Arte: seriedad, pureza, individualidad. Vanguardias: negación, disidencia.
• Los defensores de la modernidad acusan a la postmodernidad de relativismo, irracionalismo y nihilismo.

Precedentes de la postmodernidad

• Estructuralismo.
• Recepción de Nietzsche y Heidegger.
• Literatura: críticas contrailustradas a la razón: Marqués de Sade, Bataille, Artaud.
• Arte: tradición estética bohemia, irónica, subversiva: Baudelaire, Rimbaud.
• Cultura de la imagen, del espectáculo, de artículos de consumo, con efectos pacificadores y estultificantes.

Con el neomarxismo, el existencialismo, la fenomenología y el estructuralismo aparecen nuevos conceptos de lenguaje, teoría, subjetividad y sociedad.

Postmodernidad

• Surge en Francia, en los años sesenta. (Francia se arroga ser la cuna de Descartes, de la Ilustración y de la postmodernidad).

• Conexión con la revolución estudiantil de mayo del 68.

• Principales pensadores: Foucault, Derrida, Deleuze-Guattari, Lyotard, Baudrillard, Rorty, Vattimo.

• Rechazo de la Ilustración y de los conceptos ilustrados: lo espontáneo, el sujeto autónomo, lo racional.

• No identidad ni unidad, sino diferencias.

• Multiplicidad, diferencia, alteridad, repetición. Nuevos tipos de información y conocimiento.

• Nuevas tecnologías.

• Fragmentación cultural.

• Nuevos modos de experiencia, de subjetividad y de cultura. Modificación de la experiencia de espacio y tiempo.

• Crítica de la representación: la teoría no refleja especularmente la realidad; todo conocimiento está lingüística e históricamente mediado. Perspectivismo. Política: crítica a los discursos y a las formas institucionalizadas de poder.

• Microteorías, micropolíticas.

• Niega la coherencia social de la modernidad.

• Niega la causalidad en favor de la multiplicidad, la pluralidad, la fragmentación y la indeterminación.

• Abandona el sujeto racional y unificado de la modernidad en favor de un sujeto fragmentado, social y lingüísticamente descentrado.

• Debate en los campos de la arquitectura, la estética y la cultura.

• Arte: ruptura con la modernidad. Pluralidad de estilos y juegos, eclecticismo. Algunos ejemplos: arquitectura: Robert Venturi, Philip Johnson; música: John Cage; literatura: Pynchon, Ballard; artes figurativas: Warhol, Rauschenberg; cine: Blade Runner, Blue Velvet.

• «Antiliteratura», «literatura del silencio». No lineal, lúdica, a parches, citas, ironía, cinismo, juego con formas del pasado.

• Arquitectura: eclecticismo y populismo versus pureza y formalismo modernos.

3. LA HERENCIA ESTRUCTURALISTA

El pensamiento postmoderno, que es el del último cuarto del siglo XX, opera en el mismo campo de batalla de toda la filosofía del XX, a saber, el lenguaje.

Las raíces de este pensamiento postmoderno se encuentran en el estructuralismo del lingüista suizo Ferdinand de Saussure, que abordó el estudio del lenguaje desde una nueva perspectiva. La lingüística anterior a Saussure, en efecto, estaba enzarzada en el problema del origen histórico del lenguaje, del cual pretendía derivar su significado. Pero Saussure entiende el significado como una función de un sistema: el significado de una palabra depende tan sólo de su función en el sistema del lenguaje, de un modo ahistórico. Estructura es la interrelación de partes en el interior de un sistema. Saussure distingue el lenguaje como sistema, la langue, de sus manifestaciones actuales en el habla o la escritura: la parole. El sistema del lenguaje la langue es sincrónico, no depende del tiempo ni está sujeto a evolución histórica. La parole, la palabra en uso, es en cambio diacrónica, pues existe y evoluciona en el tiempo. Con esta distinción, Saussure, por un lado, sitúa al lenguaje en un ámbito que podríamos llamar trascendental, diverso del empírico, y en el que puede ser analizado en términos de sus leyes de operación, sin referencia a sus propiedades históricas ni a su evolución. Pero, por otro lado, elimina de la escena la referencia real del lenguaje, arduamente defendida, entre otros, por Frege. «En el lenguaje así Saussure sólo hay diferencias sin términos positivos» 2.

La idea saussureana de que el lenguaje es algo dado cobrará gran importancia en el pensamiento de Foucault y Derrida. El lenguaje, como la ley, es algo dado, que encontramos ya hecho. Saussure lega asimismo a la teoría postmodema un importante sistema binario. El lenguaje es un sistema de signos que funciona según un código operacional de oposiciones binarias. Todo signo está compuesto de un significante (lo que vemos y oímos) y un significado (el concepto) que son inseparables y mutuamente irreductibles. Se volverá sobre ello al considerar el pensamiento de Derrida. Baste advertir por lo pronto que Derrida, Foucault y Deleuze, entre otros, han sido calificados por algunos como postestructuralistas. El calificativo postestructuralista vale para aquéllos que son a la vez críticos y deudores del estructuralismo saussureano. Me inclinaré aquí por el calificativo más amplio de postmoderno, aunque sea rechazado explícitamente por los pensadores de los que me ocuparé en este libro y no sea adoptado expresamente por ninguno.

La influencia de Saussure, que sólo se hace sentir después de su muerte, tras la publicación póstuma de su Curso de lingüística general, no se limita al campo del lenguaje. El orden binario se aplica a otros discursos diversos del texto, que son el dominio de la semiología, la ciencia general de los signos. Al concebir la lingüística estructural como parte de la semiología, que estudia los diversos sistemas de convenciones culturales que posibilitan que las acciones humanas signifiquen y por lo tanto se tornen signos, Saussure abre el camino para un análisis de la cultura como sistema de signos. Surgen así la antropología estructural de Lévy-Strauss, el psicoanálisis estructural de Lacan, el marxismo estructural de Althuser.

Por su parte, el nuevo pensamiento postmodemo (incluido el postestructuralismo), en deuda y confrontación simultánea con el estructuralismo, comparte con éste el rechazo del humanismo, de la fenomenología, del existencialismo. ¡Fuera los holismos!

Los pensadores de los que aquí me ocuparé acusan sin excepción una enconada aversión al sujeto moderno, del que procuran deshacerse cada uno a su manera. Rechazan asimismo las nuevas ciencias humanas empíricas o positivas. Todos ellos intervienen en política, y todos llegan a tener alguna vinculación temprana con el marxismo, del que antes o después se desligarán, acusándolo de reducir las relaciones de poder a relaciones económicas.

Contrincantes de Hegel, de la dialéctica, y del proyecto ilustrado en general, niegan la continuidad de la historia, abominan del centro y de las jerarquías, reivindican la noción de fuerza.

4. LA CRÍTICA POSTMODERNA A LA FILOSOFÍA

El pensamiento postmoderno critica la filosofía moderna en sus raíces, descalificando lo que ellos consideran el sueño imposible de fundar el conocimiento en un lecho rocoso de verdad que pudiera servir de garantía a los sistemas filosóficos 3. Derrida denomina a estos planteamientos fundacionalistas del lenguaje y del conocimiento, que pretenden dar al sujeto un acceso no mediado a la realidad, metafísicas de la presencia. Las oposiciones binarias que rigen en Occidente -sujeto/objeto, apariencia/realidad, voz/escritura, etc. construyen una jerarquía de valores nada inocente, que busca garantizar la verdad y sirve para excluir y devaluar los términos inferiores de la oposición. Metafísica binaria que privilegia la realidad y no la apariencia, el hablar y no el escribir, la razón y no la naturaleza, al hombre y no a la mujer. Hace falta una deconstrucción completa de la filosofía moderna y una nueva práctica filosófica.

Hay que arrasar fronteras: entre filosofía y literatura, entre filosofía y crítica cultural, entre filosofía y teoría social. Es preciso subvertir fronteras y prácticas académicas, inaugurar nuevos modos de escribir, romper con las instituciones y la política del pasado.

En esta línea, los nuevos levantamientos intelectuales son a la par levantamientos políticos: en mayo del 68 se aúnan revolución estudiantil y huelga general de trabajadores. Se politiza la educación universitaria. La producción de conocimiento es criticada como instrumento de poder y dominación, y la institución universitaria como burocracia estultificante, conformismo organizado, acopio de saberes especializados y compartimentalizados irrelevantes para la existencia. Universidad, liceos, prensa y televisión no son más que mecanismos enmascarados del sistema capitalista para conservar el poder.

La crítica a la filosofía moderna incluye la crítica al marxismo, por estrecho y dogmático, porque reduce el poder a la economía y al Estado. La revolución estudiantil desmiente, además, el concepto marxiano de revolución. En lugar de la dictadura del proletariado, se busca la democracia radical: el descentramiento, las diferencias. El pensamiento postmoderno propugna en general las micropolíticas: movimientos locales, descentrados, como pueden ser los de las feministas, los ecologistas, los homosexuales.

Precedentes de la crítica postmoderna a la filosofía

La influencia más relevante es sin duda la de Nietzsche, con su enconado ataque al platonismo y a la filosofía occidental en general. Nietzsche condena nociones tradicionales y fundamentales como son las de sujeto, representación, causalidad, valor, verdad, sistema. Propone y se sitúa en un perspectivismo para el que todo lenguaje es metafórico. Afirma asimismo la superioridad, para la vida, del arte sobre la teoría. Nietzsche critica igualmente la modernidad como una decadencia para la que los puntos altos son el racionalismo, el liberalismo, la democracia y el socialismo, mientras que los bajos son los instintos.

Otro claro precedente es Heidegger, con su crítica a la metafísica y a la modernidad. Heidegger critica el sujeto moderno representador y los efectos corrosivos de la técnica y la racionalización, consecuencia del olvido del ser, mientras propone un nuevo modo de pensar. Aparte de Nietzsche y Heidegger, que atacan los conceptos y los modos tradicionales de la filosofía, otro precedente germano es la crítica a la modernidad formulada por la Escuela de Frankfurt.

El Wittgenstein de las Investigaciones filosóficas con su teoría de los juegos de lenguaje, y los pragmatistas americanos William James y John Dewey, son otros tantos precedentes de la crítica postmoderna. James por su pragmatismo y pluralismo, Dewey por su ataque a los presupuestos de la filosofía tradicional y la teoría social, que a su juicio deben ser renovadas.

5. EL GIRO POSTMODERNO

La teoría postmoderna sigue en general a la teoría postestructuralista en la primacía que concede al discurso. Tanto los estructuralistas como los postestructuralistas desarrollan análisis de la sociedad y de la cultura en términos de sistemas de signos, sus códigos y sus discursos. La teoría del discurso ve todos los fenómenos sociales como estructurados semióticamente por códigos y reglas, y sujetos por tanto al análisis lingüístico según el modelo de la significación y según prácticas significantes. El sentido no está dado, sino que es socialmente construido a través de ámbitos y prácticas institucionales. El discurso es objeto y campo de batalla donde diversos grupos luchan por la hegemonía y la producción de sentido.

Saussure había propuesto la elaboración de una semiótica de «la vida de los signos en la sociedad». El postestructuralista Roland Barthes y el primer Baudrillard secundaron esta propuesta, analizando la semiótica del mito, de la cultura, del consumo y otras actividades sociales. Pero la teoría del discurso prevaleció sobre la semiótica, y así, muchas teorías postmodemas siguen más bien la teoría del discurso, al asumir que son el lenguaje, los signos, las imágenes, los códigos y los sistemas de significación los que organizan la psique, la sociedad y la vida diaria.

En la Francia de los años setenta se atacan por doquier las teorías modernas enraizadas en presupuestos humanistas y en los discursos racionalistas de la Ilustración. Foucault proclama la muerte del hombre y ofrece nuevas concepciones de la teoría, la ética y la política. Baudrillard habla de una « semiurgia radical» la proliferación constante y acelerada de signos que produce simulacros que conducen a la creación de nuevas formas de sociedad, cultura, experiencia y subjetividad. Lyotard describe una «condición postmoderna» que marca el final de los grandes relatos y esperanzas de la modernidad, y la imposibilidad de continuar con las teorías sociales totalizantes y la política revolucionaria del pasado. Deleuze y Guattari proponen desarrollar un « esquizoanálisis» y una « rizomática» que delineen las «territorializaciones» represivas del deseo a lo largo y ancho de la sociedad en la vida diaria, mientras buscan posibles «líneas de escape».

Ahora bien, no todos los anteriores aceptan ser calificados como postmodernos: Foucault rechaza toda etiqueta; no se identifica con la teoría postmodema ni usa el término de modo relevante. Deleuze y Guattari no adoptan explícitamente el discurso postmodemo pero presentan nuevos modelos de teoría, práctica y subjetividad como alternativas a los modelos modernos. Guattari denosta explícitamente el término «postmoderno». Baudrillard se niega en un comienzo a dejarse llamar postmoderno, pero luego él mismo usa el término para describir su postura. Lyotard, por último, es ambivalente frente a la etiqueta.

Foucault y la teoría postmoderna en general rechazan la ecuación moderna razón = libertad (emancipación), y problematizan las formas modernas de racionalidad como reductivas y opresoras. El pensamiento postmoderno rechaza las teorías unificantes y totafizantes como mitos racionalistas de la Ilustración, que no dejan de ser reduccionistas, y que eclipsan la índole diferencial y plural de lo social, a la vez que entrañan la supresión de la pluralidad, la diversidad y la individualidad en favor de la conformidad y la homogeneidad. En oposición directa a la visión moderna, la postmodemidad revalúa la inconmensurabilidad, la diferencia, la fragmentación, como antídotos contra los modos modernos de teoría y racionalidad, siempre represivos. Foucault, por ejemplo, defiende la «sorprendente eficacia del criticismo discontinuo, particular y local», frente al « efecto inhibidos de las teorías globales, totalitarias», y esto tanto en el plano teórico como en el político.

El pensamiento postmoderno, plural, abierto y diferenciado, supone el rechazo del modelo ilustrado de progreso histórico. Cualquier actividad política emancipadora, sea del tipo que sea, depende de un modelo lineal de tiempo en el que los logros de una generación pasan a la siguiente. Tal es el modelo moderno de historia, en el que actos deliberados de autoafirmación progresan hacia la realización de un fin distante idealizado. El marxismo es el ejemplo clásico de un fin emancipador a largo plazo, garantizado por la historia misma. ¿Y si esto fuera un engaño? ¿Qué lo ha mantenido entonces durante tanto tiempo?, inquiere Lyotard. La liberación de la humanidad que pretende el proyecto moderno no es, según Lyotard, más que un mito auto-legitimarte, una «Grand Narrative», un gran relato, sostenido desde que la Ilustración triunfara al transformar la filosofía en política militante.

Lyotard define la condición postmoderna como escepticismo, incredulidad, frente a todos los metarrelatos. Metarrelatos son las verdades supuestamente universales, últimas o absolutas, empleadas para legitimar proyectos políticos o científicos. Así por ejemplo, la emancipación de la humanidad a través de la de los obreros (Marx), la creación de la riqueza (Adam Smith), la evolución de la vida (Darwin), la dominación de lo inconsciente (Freud), etc. Lyotard considera que el descenso y caída de los grandes relatos modernos es inevitable, en virtud del cambio operado en el conocimiento mismo.

Hoy se habla también de una ciencia postmoderna, cuyos rasgos característicos serían: ruptura con el determinismo newtoniano, con el dualismo cartesiano y con la epistemología representacionista. Los defensores de la ciencia postmoderna abogan por el caos, la indeterminación y la hermenéutica, y algunos hasta claman por el «reencantamiento de la naturaleza».

Lyotard señala, además del mito de emancipación política, otro mito narrativo, que legitima esta vez la visión moderna de la ciencia. Se trata de la «unidad especulativa de todo conocimiento», el ideal de la filosofía romántica alemana cuyo máximo exponente es Hegel. Este sueño, encarnado por la universidad moderna con todas sus facultades (una suerte de cerebro departamentalizado) y sus intelectuales especializados, resulta insostenible en razón de la nueva índole del conocimiento. Lo que cuenta ahora es el procesamiento de información en el ciberespacio, que da lugar a un nuevo tipo de cognoscente. El conocimiento es la nueva fuerza de producción post-industrial. El viejo principio que vinculaba la adquisición del conocimiento con el esfuerzo intelectual se está haciendo cada vez más obsoleto. La relación de los «proveedores» y «usuarios» del conocimiento tiende ahora a asumir la forma de la relación de los productores y consumidores de commodities, y queda inscrita en la teleología simple del intercambio. El conocimiento deja de ser un fin en sí mismo, pierde su valor de uso, para trocarse en mero valor de cambio; el cognoscente se transforma en consumidor de conocimiento.

Posthistoria y arquitectura

Resulta paradójico hablar de una historia postmodema, pues la teoría postmodema desafía la noción de historia monolineal. La postmodemidad no puede seguir secuencialmente a la modernidad, pues ello supondría la admisión del progreso histórico e implicaría la recaída en la mitología de los grandes relatos. En este sentido se habla a veces de post-historia.

En cuanto a la arquitectura, el arquitecto americano Robert Venturi formula en 1972 su credo postmodemo. Venturi afirma que hay que aprender de la arquitectura local de la calle que surge orgánicamente y sin planificación, y que es la que a la gente le gusta. La arquitectura postmoderna reivindica lo vernáculo, con énfasis en lo local y particular como opuesto al universalismo modernista. Esto significa un retorno a la ornamentación, con referencia al pasado histórico y su simbolismo, pero en la forma irónica de la parodia, el pastiche y la cita. Venturi y otros arquitectos postmodernos proponen una arquitectura «comicstrip», de historieta o viñeta: ecléctica, ambigua, humorística, sin pretensiones.

La fuerza irónica de la arquitectura postmodema, su eclecticismo radical, parecen darle credibilidad inmediata a la teoría postmoderna, de la que los edificios constituyen pruebas visibles. Ahora bien, el problema ineludible de toda arquitectura es su implicación en el mundo del capital; ni siquiera los arquitectos postmodernos se libran de convertirse en empleados del capitalismo tardío.

Visionarios modernistas como Le Corbusier habían creído que se podía alcanzar la transformación de la vida social mediante la transformación del espacio arquitectónico, haciendo de éste un sustituto de la revolución política. Pero los experimentos modernistas fracasaron en su intento de modificar el mundo del capitalismo. De hecho, la pureza utópica de las torres de cristal del modernismo acabó por glorificar el poderío económico de los bancos, las aerolíneas y las corporaciones multinacionales.

C. ALGUNOS CRÍTICOS DE LA POSTMODERNIDAD

Antes de los años ochenta, la década en la que lo postmodemo pasa a ser tema de discusión y candente actualidad, se levantan ya algunas voces críticas. Una de ellas es la de George Steiner, que opone a Derrida su libro Presencias reales, y que considera que la nueva post-cultura corroe los fundamentos y valores de Occidente. Steiner acusa al pensamiento postmodemo de abandono de absolutos éticos y certezas, así como de pérdida de identidad y comunidad, de centralidad geográfica y social. No duda tampoco en tildar el postmodernismo de pesimismo y escepticismo.

Por su parte, el sociólogo Daniel Bell, autor de The Cultural Contradictions of Capitalism, declara que nos hallamos en el final de una era. Es postmoderno el desatar el instinto, el impulso, el deseo, y extender a otros campos los impulsos rebeldes, antiburgueses, antinómicos, hedonistas de las subculturas bohemias propias de la vanguardia artística moderna. La postmodemidad se perfila así, por una intrínseca paradoja, como el resultado de la aplicación, a la vida diaria, de las reivindicaciones modernas: hedonismo, hiper-individualismo, rebeldía. La cultura postmodema representa un asalto a la tradición y un narcisismo que va en contra de los imperativos burocráticos, tecnocráticos y organizativos de la economía capitalista y de la democracia.

El principal crítico del pensamiento postmoderno es el filósofo alemán Jürgen Habermas, vástago de la Escuela de Frankfurt y defensor empedernido del proyecto moderno, que no duda en tachar a los postmodernos de neoconservadores o reaccionarios, cuando no de místicos. Habermas entiende la postmodernidad como una ideología conservadora que intenta devaluar los valores y teorías emancipatorios de la modernidad, y que no representa más que una derrota ante los elementos aún válidos del proyecto moderno.
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Notas:

1. La palabra «moderno» viene del latín modo, que significa justo ahora.

2. Según Emile Benveniste y Jacques Derrida, Saussure en el fondo creía que el signo tenía una relación natural e inmediata con su referente, y que el significante estaba en una relación unitaria y estable con lo significado. En clara oposición a esta inconsecuencia del estructuralismo, los postestructuralistas enfatizarán el carácter arbitrario, diferencial y no referencial del signo. Los postmodemos en general enfatizarán la índole arbitraria y convencional de todo lo social: el lenguaje, la cultura, las prácticas, la subjetividad, la sociedad.

3. RORTY, R., Philosophy and the Mirror of Nature, 1979.

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AUTORA: (*) Amalia Quevedo es doctora en Filosofía por la Universidad de Navarra. Ha sido becaria de la Fundación Alexander von Humboldt en la Universidad de Münster (Alemania) y visiting scholar en Boston University (USA). Actualmente es profesora de la Universidad de La Sabana (Colombia). Autora de Ens per accidens. Contingencia y determinación en Aristóteles (EUNSA, 1989) y La privación según Aristóteles (La Sabana, 1998).

ARENA: de la crisis al pánico

Según lo reportó ayer el diario digital La Página, Norman Quijano, en una reciente entrevista con Nacho Castillo, se quejó de la pasividad de la dirigencia de su partido. “(Necesitamos) un COENA más hiperactivo, pendiente de la candidatura. Cuando (el FMLN) nombra su fórmula en el estadio Cuscatlán, el señor Cerén dice que debemos parecernos a Nicaragua y la dirigencia de mi partido ni tan siquiera dio una conferencia de prensa. Yo creo que ahí les ha faltado y lo he hecho ver, que debemos estar más atentos”, habría dicho Quijano.

En condiciones normales, esa crítica del candidato a la jefatura de su partido no pasaría de ser la irrelevante expresión de un malestar puntual ante una deficiencia específica.

Pero hay algunos factores que indican algún grado de excepcionalidad en la coyuntura por la que atraviesan ARENA y su aspirante a la presidencia.

No parece normal que, según las encuestas más recientes, ARENA haya pasado del primero al segundo lugar en las preferencias populares; que su candidato haya caído en 30 puntos porcentuales en un solo trimestre; que algunos observadores políticos afines hayan comenzado a señalar públicamente que el partido se equivocó de candidato y de estrategia, y de modo más dramático, que la opción de ARENA es cambiar al candidato, cambiar a su actual dirigencia y cambiar al partido.

En ese contexto uno puede preguntarse si efectivamente Norman Quijano perdió esos 30 puntos por la falta de apoyo de la dirigencia de su partido, que según la entrevista con Nacho Castillo es lo que él cree, o si es que esa dirigencia ha perdido entusiasmo porque el candidato no está haciendo bien su tarea

A estas alturas, cualquiera que sea la respuesta implica una situación muy delicada en la perspectiva de la contienda electoral.

La otra pregunta que uno puede hacerse es si, a estas alturas, un cambio de candidato o un cambio de dirigencia resolverían los problemas de ARENA, o si por el contrario agudizarían esos mismos problemas. Así planteada, la situación aparece como un callejón sin salida, sobre todo si se toma en cuenta el factor tiempo. A mi juicio, lo que estamos viendo en ARENA es el paso de un escenario de crisis a un escenario de pánico.

¿Cómo se llegó a este punto? Sin duda las causas son múltiples, pero creo que una de ellas puede destacarse con bastante facilidad: mientras que el factor de éxito más evidente del presidente Mauricio Funes, y también del FMLN, reside en haber puesto el énfasis en los programas sociales, ARENA y su candidato se han dedicado a atacarlos precisamente por ese punto tan caro a la población, apareciendo en consecuencia como enemigos de la labor subsidiaria del Estado.

Este no es un problema menor, y no tiene mucho que ver con el recambio de personas. Tampoco, como parecen creer algunos, es un asunto de mera táctica electoral. La función subsidiaria del Estado, sobre todo en una sociedad donde la brecha entre los muy ricos y los muy pobres es tan inmensa, es parte fundamental de la visión estratégica. El problema es que las cuestiones de carácter estratégico no se resuelven cambiando al vapor candidatos o dirigencias.

Hace poco tuve la oportunidad de leer un estudio sociológico realizado por un equipo de expertos extranjeros, y su conclusión es contundente y, a mi juicio, justa: el problema principal de ARENA es que no logra dejar de ser percibido como el partido de los ricos que nada o muy poco hace por beneficiar a los más pobres. Al atacar los programas sociales de la actual administración, ARENA no hace más que reforzar esa percepción.

Terminando el año

26 diciembre 2012. Es extraño pensar que, con la campaña presidencial ya plenamente lanzada, dentro de un año todavía estará en apogeo, y todavía faltarán tres meses para las elecciones. Es muy difícil prever lo que puede estar pasando en esta fecha el otro año. Hay varias predicciones distintas. Aquí podemos discutir tres.

La primera, que es la más vieja, es que Norman Quijano va a arrasar en primera o en segunda vuelta contra cualquier candidato. La predicción estaba basada en las encuestas de medio año, que sugerían que esto iba a pasar. Todavía puede suceder. Pero para que suceda tendría que revertirse la tendencia de los últimos meses, en los que Quijano ha bajado muy rápidamente hasta estar muy cerca de un empate triple con el candidato del FMLN y con el expresidente Tony Saca, que todavía no se ha lanzado pero que ya anunció que lo hará en Febrero de 2013. Es decir, si ignoramos que su tendencia es hacia abajo y las de sus competidores hacia arriba, podemos decir que Quijano se encuentra en la misma condición que ellos. Ya no tiene la ventaja. Cualquier ganancia tendrá que lograrla en la campaña.

Esta predicción estaba acompañada de otra complementaria, que decía que, habiendo puesto al vicepresidente Salvador Sánchez Cerén como candidato, el FMLN estaba demostrando que no quería ganar las elecciones sino mantener su naturaleza radical, satisfaciendo así a los radicales que todavía hay en el partido. Esta predicción se ha esfumado junto con la anterior al volverse evidente que el FMLN sí quiere ganar las elecciones y que ha ganado posiciones tratando de vestir a su candidato como un moderado tipo José Mujica de Uruguay.

El FMLN también ha nombrado como candidato a la vicepresidencia a Óscar Ortiz, que ha cultivado una imagen de moderado como alcalde de Santa Tecla. Algunos interpretan este nombramiento como evidencia de querer vestirse de moderación y otros como evidencia de que la cúpula, temerosa de perder las elecciones con Sánchez Cerén, tuvo miedo de que al perderlas Óscar Ortiz les podría arrebatar el partido. Ahora, con él de candidato, si el FMLN pierde Ortiz será tan perdedor como la cúpula y no podrá liderar una revuelta contra ella.

La segunda predicción es que Tony Saca va a medrar del miedo que podría provocar en la derecha una caída más pronunciada de Norman Quijano hasta llegar por debajo de Sánchez Cerén. Ante el pánico de la derecha, Tony Saca se presentaría como el salvador de la democracia y los derechos individuales en el país y le robaría votos a ARENA en cantidades suficientes como para quedar de segundo en cualquier primera vuelta, y como primero en la segunda. A pesar de que Saca ha sido presidente y miembro prominente de ARENA, correría como una cara nueva alegando que los otros dos son miembros estructurales de los dos partidos tradicionales y él no. Eso es lo que le daría la ventaja.

La objeción más seria que se presenta a esta predicción es que Saca no tiene una estructura partidaria tan grande como la de ARENA y el FMLN. El contraargumento es que Saca tiene suficientes fondos para atraer estructuras de ARENA y otros partidos a su causa.

La tercera predicción es que el FMLN reemplazará a Óscar Ortiz por Sánchez Cerén para presentar una cara auténticamente nueva, con lo que sus probabilidades de atraer el 40 por ciento de votantes no comprometidos hacia un candidato del FMLN se aumentarían drásticamente. Esto, según la predicción, llevaría al FMLN a la victoria.

El tiempo que falta para las elecciones es tan largo que no es posible vislumbrar siquiera lo que va a pasar. Pero es claro que es posible construir escenarios que llevan a la victoria a cualquiera de los tres candidatos. Esto lo deben entender todos los candidatos. Que las elecciones serán difíciles y que nadie quiere perderlas es obvio. Sólo alguien sin experiencia puede pensar que serán muy fáciles.

Así será el 2013

Después de haber sobrevivido –el pasado 21 de diciembre– al anunciado fin del
mundo, nos queda ahora tratar de prever –con razonamientos prudentes pero
más cartesianos– nuestro futuro inmediato, basándonos en los principios de
la geopolítica, una disciplina que permite comprender el juego general de
las potencias y evaluar los principales riesgos y peligros. Para anticipar,
como en unos tableros de ajedrez, los movimientos de cada potencial
adversario.

Si contemplamos, en este principio de año, un mapa del planeta,
inmediatamente observamos varios puntos con luces rojas encendidas. Cuatro
de ellos presentan altos niveles de peligro: Europa, América Latina,
Oriente Próximo y Asia.

En la Unión Europea (UE), el año 2013 será el peor desde que empezó la
crisis. La austeridad como credo único y los hachazos al Estado de
bienestar continuarán porque así lo exige Alemania que, por primera vez en
la historia, domina Europa y la dirige con mano de hierro. Berlín no
aceptará ningún cambio hasta los comicios del próximo 22 de septiembre en
los que la canciller Angela Merkel podría ser elegida para un tercer
mandato.

En España, las tensiones políticas aumentarán a medida que la Generalitat
de Catalunya vaya precisando los términos de la consulta a los catalanes
sobre el futuro de esa comunidad autónoma. Proceso que, desde Euskadi, los
nacionalistas vascos seguirán con el mayor interés. En cuanto a la
situación de la economía, ya pésima, va a depender de lo que ocurra… en
Italia en las próximas elecciones (el 24 de febrero). Y de las reacciones
de los mercados ante una eventual victoria de los amigos del conservador
Mario Monti (que cuenta con el apoyo de Berlín y del Vaticano) o del
candidato de centroizquierda Pier Luigi Bersani, mejor colocado en las
encuestas. También dependerá de las condiciones (sin duda brutales) que
exigirá Bruselas por el rescate que Mariano Rajoy acabará pidiendo. Sin
hablar de las protestas que siguen extendiéndose como reguero de gasolina y
que acabarán por dar con algún fósforo encendido… Podrían producirse
explosiones en cualquiera de las sociedades de la Europa del sur (Grecia,
Portugal, Italia, España) exasperadas por los matraqueos sociales
permanentes. La UE no saldrá del túnel en 2013, y todo podría empeorar si,
además, los mercados decidieran cebarse (como los neoliberales les están
incitando a hacerlo) (1) con la Francia del muy moderado socialista
François Hollande.

En América Latina, el año 2013 también está lleno de desafíos. En primer
lugar en Venezuela, país que desde 1999 representa un papel motor en los
cambios progresistas de todo el subcontinente. La imprevista recaída del
presidente Hugo Chávez –reelegido el pasado 7 de octubre– crea
incertidumbre. Aunque el dirigente se está restableciendo de su nueva
operación contra el cáncer, no pueden descartarse nuevas elecciones
presidenciales en febrero próximo. Designado por Chávez, el candidato de la
revolución bolivariana sería el actual vicepresidente (equivalente a primer
ministro) Nicolás Maduro, un líder muy sólido con todas las cualidades,
humanas y políticas, para imponerse.

También habrá elecciones, el 17 de febrero, en Ecuador: la reelección del
presidente Rafael Correa, otro dirigente latinoamericano fundamental,
ofrece pocas dudas. Importantes comicios asimismo, el 10 de noviembre, en
Honduras donde, el 28 de junio de 2009, fue derrocado Manuel Zelaya. Su
sucesor, Porfirio Lobo, no puede postularse para un segundo mandato
consecutivo. En cambio, el Tribunal Supremo Electoral ha autorizado la
inscripción del partido Libertad y Refundación (LIBRE), liderado por el ex
presidente Zelaya, que presenta, como candidata, a su esposa y ex primera
dama, Xiomara Castro. Importantes elecciones igualmente en Chile, el 17 de
noviembre. Aquí, la impopularidad actual del presidente conservador
Sebastián Piñera ofrece posibilidades de victoria a la socialista Michelle
Bachelet.

La atención internacional también se fijará en Cuba. Por dos razones.
Porque continúan en La Habana las conversaciones entre el Gobierno
colombiano y los insurgentes de las FARC para tratar de poner fin al último
conflicto armado de América Latina. Y porque se esperan decisiones de
Washington. En los comicios estadounidenses del pasado 6 de noviembre,
Barack Obama ganó en Florida; obtuvo el 75% del voto hispano y –muy
importante– el 53% del voto cubano. Unos resultados que le dan al
Presidente, en su último mandato, un amplio margen de maniobra para avanzar
hacia el fin del bloqueo económico y comercial de la isla.

Donde nada parece avanzar es, una vez más, en el Cercano Oriente. Ahí se
encuentra el actual foco perturbador del mundo. Las revueltas de la
“primavera árabe” consiguieron derrocar a varios dictadores locales: Ben
Alí en Túnez, Mubarak en Egipto, Gadafi en Libia y Saleh en Yemen. Pero las
elecciones libres permitieron que partidos islamistas de corte reaccionario
(Hermanos Musulmanes) acaparasen el poder. Ahora quieren, como lo estamos
viendo en Egipto, conservarlo a toda costa. Para consternación de la
población laica que, por haber sido la primera en sublevarse, se niega a
aceptar esa nueva forma de autoritarismo. Idéntico problema en Túnez.

Después de haber seguido con interés las explosiones de libertad de la
primavera 2011 en esta región, las sociedades europeas se están de nuevo
desinteresando de lo que allí ocurre. Por demasiado complicado. Un ejemplo:
la inextricable guerra civil en Siria. Ahí, lo que está claro es que las
grandes potencias occidentales (Estados Unidos, Reino Unido, Francia),
aliadas a Arabia Saudí, Qatar y Turquía, han decidido apoyar (con dinero,
armas e instructores) a la insurgencia islamista suní. Ésta, en los
diferentes frentes, no cesa de ganar terreno. ¿Cuánto tiempo resistirá el
Gobierno de Bachar El Asad? Su suerte parece echada. Rusia y China, sus
aliados diplomáticos, no darán luz verde en la ONU a un ataque de la OTAN
como en Libia en 2011. Pero tanto Moscú como Pekín consideran que la
situación del régimen de Damasco es militarmente irreversible, y han
empezado a negociar con Washington una salida al conflicto que preserve sus
intereses.

Frente al “eje chií” (Hezbolá libanés, Siria, Irán), Estados Unidos ha
constituido en esa región un amplio “eje suní” (desde Turquía y Arabia
Saudí hasta Marruecos pasando por El Cairo, Trípoli y Túnez). Objetivo:
derrocar a Bachar El Asad –y despojar así a Teherán de su gran aliado
regional– antes de la próxima primavera. ¿Por qué? Porque el 14 de junio
tienen lugar, en Irán, las elecciones presidenciales (2). A las cuales
Mahmud Ahmadinejad, el actual mandatario, no puede presentarse pues la
Constitución no permite ejercer más de dos mandatos. O sea que, durante el
próximo semestre, Irán se hallará immerso en violentas pugnas electorales
entre los partidarios de una línea dura frente a Washington y los que
defienden la vía de la negociación.

Frente a esa situación iraní de cierto desgobierno, Israel en cambio estará
en orden de marcha para un eventual ataque contra las instalaciones
nucleares persas (3). En el Estado judío, en efecto, las elecciones
generales del 22 de enero verán probablemente la victoria de la coalición
ultraconservadora que reforzará al primer ministro Benjamín Netanyahu,
partidario de bombardear cuanto antes Irán.

Ese ataque no puede llevarse a cabo sin la participación militar de Estados
Unidos. ¿Lo aceptará Washington? Es poco probable. Barack Obama, que toma
posesión el 21 de enero, se siente más seguro después de su reelección.
Sabe que la inmensa mayoría de la opinión pública estadounidense (4) no
desea más guerras. El frente de Afganistán sigue abierto. El de Siria
también. Y otro podría abrirse en el norte de Malí. El nuevo secretario de
Estado, John Kerry, tendrá la delicada misión de calmar al aliado israelí.

Entretanto Obama mira hacia Asia, zona prioritaria desde que Washington
decidió la reorientación estratégica de su política exterior. Estados
Unidos trata de frenar allí la expansión de China cercándola de bases
militares y apoyándose en sus socios tradicionales: Japón, Corea del Sur,
Taiwán. Es significativo que el primer viaje de Barack Obama, después de su
reelección el pasado 6 de noviembre, haya sido a Birmania, Camboya y
Tailandia, tres Estados de la Asociación de Naciones del Sudeste de Asia
(ASEAN). Una organización que reúne a los aliados de Washington en la
región y la mayoría de cuyos miembros tienen problemas de límites marítimos
con Pekín.

Los mares de China, que designará a Xi Jinping presidente en marzo próximo,
se han convertido en las zonas de mayor potencial de conflicto armado del
área Asia-Pacífico. Las tensiones de Pekín con Tokio, a propósito de la
soberanía de las islas Senkaku (Diaoyú para los chinos), podrían agravarse
después de la victoria electoral, el pasado 16 de diciembre, del Partido
Liberal-Demócrata (PLD) cuyo líder y nuevo primer ministro, Shinzo Abe, es
un “halcón” nacionalista, conocido por sus críticas hacia China. También la
disputa con Vietnam sobre la propiedad de las islas Spratley está subiendo
peligrosamente de tono. Sobre todo después de que las autoridades
vietnamitas colocaran oficialmente, en junio pasado, el archipiélago bajo
su soberanía.

China está modernizando a toda marcha su Armada. El pasado 25 de septiembre
lanzó su primer portaaviones, el Liaoning, con la intención de intimidar a
sus vecinos. Pekín soporta cada vez menos la presencia militar de Estados
Unidos en Asia. Entre los dos gigantes, se está instalando una peligrosa
“desconfianza estratégica” (5) que, sin lugar a dudas, va a marcar la
política internacional del siglo XXI.

(1) Léase el dossier “France and the euro. The time-bomb at the heart of
Europe”, The Economist, Londres, 17 de noviembre de 2012.
(2) En Irán, el presidente no es el jefe de Estado. El jefe de Estado es el
Guía Supremo, elegido de por vida, y cuya función ejerce actualmente Alí
Jamenei.
(3) Léase, Ignacio Ramonet, “El año de todos los peligros”, Le Monde
diplomatique en español, febrero 2012.
(4) The New York Times, Nueva York, 12 de noviembre de 2012.
(5) Léase Wang Jisi y Kenneth G. Lieberthal, “Adressing U.S.-China
Strategic Distrust”, Broo­kings Institution, 30 de marzo de 2012.
www.brookings.edu/research/papers/2012/03/30-us-china-lieberthal

English is a Scandinavian language?

Here’s the most interesting adventure in linguistics I’ve run across in a while. Two professors in Norway assert that English is a Scandinavian language, a North Germanic rather than a West Germanic one. More specifically, they claim that Anglo-Saxon (“Old English”) is not the direct ancestor of modern English; rather, our language is more closely related to the dialect of Old Norse spoken in the Danelaw (the Viking-occupied part of England) after about 865.

The bolster their claim by pointing at major grammatical traits which English shares with Old Norse rather than West Germanic languages – notably, consistent SVO (subject-verb-object) word order rather than the SOV (subject-object-verb) or V2 (verb-second) orders that dominate in languages like German, Dutch and Anglo-Saxon. The practical consequence they point out (correctly – I’ve experienced this myself) is that English and Norwegian or Swedish are quite a bit closer in mutual intelligibility than any of this group is with German or Dutch or Anglo-Saxon. I had actually noticed this before and been puzzled by it.

The professors think the reason for this is that rather than evolving into Modern English, Anglo-Saxon actually died out during the two centuries between the invasion of the Great Army in 865 and the defeat of Harold Godwinsson in 1066. They propose that Anglo-Saxon influenced, but was largely replaced by, the Norse dialect of the Anglo-Danish Empire. Which, SVO North Germanic grammar and all, then collided with Norman French and evolved into English as we know it.

This isn’t crazy. It may be wrong, but it isn’t crazy. Two centuries is plenty of time for an invading language to reduce a native one to a low-status argot and even banish it entirely; we’ve seen it happen much faster than that when the invaders are as culturally and politically dominant as the Anglo-Danes were in England at the time of Cnut (1016-1035).

Even in the conventional account of the evolution of English, modern English is supposed to have derived from the Anglo-Saxon spoken in the East Midlands – which, as the professors point out, was the most densely settled part of the Danelaw!

All of this gave me an idea that may go beyond the professors’ hypothesis and explain a few other things…

Previously on this blog my commenters and I have kicked around the idea that English is best understood as the result of a double creolization process – that it evolved from a contact pidgin formed between Anglo-Saxon and Danelaw Norse. The creole from that contact then collided, a century later, with Norman French. Wham, bam, a second contact pidgin forms; English is the creole descended from the language of (as the SF writer H. Beam Piper famously put it) “Norman soldiers attempting to pick up Anglo-Saxon barmaids”.

This is not so different from the professors’ account, actually. They win if the first creole, the barmaids’ milk language, was SVO with largely Norse grammar and some Anglo-Saxon vocabulary. The conventional history of English would have the girls speaking an SOV/V2 language with largely Anglo-Saxon grammar and some Norse vocabulary.

So I’m thinking about this, and about the political-cultural situation in East Anglia at the time historical linguists suppose it to have been the cradle of modern English, and I thought…hey! Diglossia! Basilect and acrolect!

OK, for those of you not up on your linguistic jargon, these are terms used in modern linguistics to describe the behavior of speakers in a creole continuum. Often, in a contact culture where an invading language has partly or wholly displaced a native one, you get a continuum of dialects between the acrolect (“high” language, of the invaders) and basilectal (“low” dialects) preserving more of a native language which may or may not still be alive in its original form.

A type case for this is modern Jamaica, where there’s a dialect continuum between acrolectal standard English and basilectal Jamaican patois with a lot of survivals from West African languages and Arawak. Outsiders tend to oversimplify this kind of situation into diglossia – one population speaking two languages, one “outside” and prestigious, one “inside”, intimate and tied to home and ethno-cultural identity.

But it isn’t that simple in Jamaica. Individuals are often fluent in both acrolectal and basilectal forms and mix usages depending on social situation. Husband and wife might speak acrolectal English on business, a mesolectal light patois among a mixed-race group of friends, but a deep patois with a grammar significantly different than standard English when cooking or making love. (I have a teenage nephew who lives on St. John’s, another Caribbean island, who – though tow-headed and blue-eyed and perfectly capable in American English – sometimes busts out a deep-black island dialect at family gatherings. It’s mischievous and barely intelligible, but it’s affectionate, too.)

I think, now (and this is where I go beyond those professors in Norway) that East Anglia between the invasions of the Great Army and Willam the Bastard must have been a lot like Jamaica today. Nothing quite as neat as one language dying out, but rather a creole continuum – with Danelaw Norse at the top, a remnant Anglo-Saxon at the bottom, and a whole lotta code-switching going on. There’s your cradle of English! (Well, before the Normans added their special sauce, anyway…)

This would explain much that the conventional Anglo-Saxon-centric account doesn’t, like why I can read a Norwegian newspaper far more readily than a German or Dutch one. It’s more nuanced than the professors’ version, but leads to the same top-line conclusion. English better classified as a Scandinavian rather than a West Germanic language? OK, twice creolized and later heavily infiltrated by Latin and French…but yeah, I’ll buy that description.