CEM reproduce comunicado del FMLN de septiembre de 1983

SAN SALVADOR, 23 de junio de 2010 (SIEP) “En respuesta a la tercera propuesta de dialogo de la alianza FMLN-FDR de junio de 1983 tuvieron lugar una serie de reuniones entre los insurgentes y el gobierno salvadoreño e incluso el enviado especial de Reagan, Richard Stone…” señaló Roberto Pineda, del Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete.”

“El 29 de agosto se realizo la primera reunión informativa entre representantes del FMLN-FDR y de la Comisión de Dialogo creada por el presidente salvadoreño Álvaro Magaña y presidida por el cafetalero Francisco Quiñonez, a iniciativa del presidente colombiano Belisario Betancur, que sirvió de anfitrión. “

“Con esta reunión el FMLN-FDR logró sentar a la mesa por vez primera a representantes del gobierno salvadoreño y de esta forma avanzar en su estrategia de combinar la ofensiva militar con la ofensiva diplomática y presentar al régimen salvadoreño como opuesto a todo tipo de arreglo negociado.”

“Y efectivamente el presidente Álvaro Magaña se vio presionado por la derecha a retroceder y suspender las reuniones iniciadas en la ciudad de Bogotá, Colombia entre su gobierno y el FMLN-FDR y repetir la tesis que todo dialogo pasaba por la rendición previa de los insurgentes.”

“Este comunicado de septiembre de 1983 refleja esa situación y es una pieza maestra del ingenio diplomático rebelde que no solo manejaba ya el arte de la guerra de movimientos y de posiciones en las montañas de Chalatenango, Morazán y Guazapa, sino también el complejo oficio de abrir grietas en el enemigo y las sutilezas del arte diplomático” sostuvo Pineda.

Finalmente indicó que “el FMLN-FDR nombra como sus representantes oficiales a David Mena, del MNR, Jorge Villacorta, del MPSC, Marisol Galindo, de ERP y Dagoberto Gutiérrez, del PCS.”

El G20, el capital mundializado y la actual coyuntura

Entrevista a Walden Bello
El G20, el capital mundializado y la actual coyuntura

Walden Bello
International Socialist Review

Walden Bello es un veterano activista por la justicia global, profesor de sociología, presidente de la Freedom from Debt Coalition (Coalición para Liberar de la Deuda – N. del T.) y analista de Focus on the Global South. Recientemente fue elegido para la Cámara de Representantes de la República de las Filipinas como parte de la plataforma Akbayan! (Partido de Acción Ciudadana), y su nuevo libro The Food Wars acaba de ser publicado por Verso. Ashley Smith, colaboradora de The International Socialist Review, le entrevistó en la reunión del People’s Summit de Pittsburgh que se celebró a finales del pasado septiembre y justo antes del encuentro del G20. Este artículo apareció por primera vez en el número 68 de The International Socialist Review, de noviembre-diciembre de 2009.

¿Qué es el G20, por qué se creó y cuál es su función política?

Antes que nada, hay un gran número de preguntas por responder sobre esta reunión del G20. El G20 es un grupo que se formó cuando se constató la crisis financiera asiática. El G8, el grupo de potencias económicas occidentales, eligió a un selecto grupo de países del sur y los incluyó como miembros. Pero se trata de una entidad totalmente informal y de hecho no dispone de legitimidad alguna como organismo para formular una respuesta a la crisis mundial. Obviamente se trató de un intento de subvertir la autoridad de las Naciones Unidas como institución. Las Naciones Unidas son la única institución que dispone de alguna legitimidad para enfrentarse a esta crisis.

Se trata también de una especie de confirmación de que al sistema multilateral, cuyos principales organismos son la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), ya le queda muy poca legitimidad, de modo que confiar la salida a la crisis a estas instituciones sería algo que obtendría muy poco apoyo.

Ese es el motivo de que el G20 apareciese. Es un grupo autoproclamado y dominado por los EEUU y los países europeos, con algunos países como China, Brasil o India que se les ha metido dentro para cumplir con las apariencias, pero que no tienen una autoridad real que vaya a ser respetada.

¿Cuál ha sido la estrategia del G20 durante la actual crisis económica global?

El G20 está embarcado en una estrategia destinada a estabilizar el sistema capitalista mundial. Es un intento desesperado para tratar de mantener el sistema que tan estrepitosamente ha fallado, especialmente en los últimos 2 o 3 años. Su primer y principal mecanismo para detener la caída libre de la economía ha sido, claro, es estímulo en el gasto que ya se ha llevado a cabo. Ello podría verse como un fuerte rechazo al neoliberalismo, por la manera en como tanto el G20 como cada uno de los propios países han confiado en el estado para tratar de atajar la crisis económica. Pero ese estímulo fiscal tiene muy poco de progresista más allá de evitar que la crisis vaya a peor. Sin duda ha puesto algo de dinero en manos de los consumidores, pero resulta muy humilde en cuanto a su objetivo, que es simplemente estabilizar las economías capitalistas nacionales.

La segunda cosa de la que han hablado es sobre regular el capital financiero. Es una cuestión sobre la que todos han dicho estar de acuerdo, prometiendo retóricamente que iban a poner en marcha una serie de regulación que tendría bajo control a los bancos, y aseguraría que no se lanzasen de nuevo a la dinámica de prestar de forma irresponsable e incontrolable que ha llevado a la actual crisis. Va a haber un montón de parloteo sobre este tema, pero que logren o no consensuar un conjunto de regulación que vayan realmente a implementar está por ver. Hace ya un año que colapsó Lehman Brothers, pero todavía hay muy poco consenso mientras el capital financiero sigue teniendo una fuerte capacidad de resistencia, a pesar del desastre que provocó y su falta de legitimidad social.

La tercera cosa que han hecho ha sido que el FMI comprometa un par de cientos de millones de dólares para supuestamente hacer frente a la crisis y apoyar los programas de estímulo en algunos países en desarrollo y en las economías de Europa del este. Pero el principal objetivo de ello es en realidad salvar a una institución que estaba en camino de convertirse en irrelevante por haber sido parte integrante de la gestación de la crisis. Y de hecho ya había sido acusado ampliamente por los países en desarrollo debido a la crisis financiera asiática.

De modo que la gran pregunta que todos deberíamos hacernos es: ¿quién dio a esta gente la autoridad para enfrentarse a esta crisis? Eso es lo que hay detrás de la protesta en contra del G20 aquí en Pittsburgh y en el resto del mundo. La gente entiende que este grupo no tiene legitimidad alguna ni una visión estratégica real para atajar la crisis. Simplemente están defendiendo el daño hecho al sistema por la desregulación neoliberal. Pero debemos darnos cuenta de que esta no es solamente una crisis del neoliberalismo, que ahora incluso los críticos del propio establishment como Paul Krugman o Joseph Stiglitz coinciden en que fue el responsable de la crisis. Esta idea de que el neoliberalismo es el problema está de hecho en mente de muchos de los líderes del G20.

Pero las raíces de la crisis son más profundas. Solamente están viendo la parte superficial del problema, ya que en realidad se trata de una crisis del capitalismo como tal. Es el ejemplo de manual de una crisis de sobreproducción; ello es lo que causó la financialización de la economía. El capital excedente se invirtió en el mundo financiero porqué la sobreproducción había creado una crisis de rentabilidad en la economía real. Esa crisis de sobreproducción es lo que de nuevo se está larvando en el sistema ahora mismo. Y el G20 no tiene solución alguna para ello.

¿Qué ha pasado con la deuda del tercer mundo durante la actual crisis económica, y en qué medida ha cambiado en realidad la política neoliberal de ajuste estructural del FMI?

Incluso antes de la crisis, el FMI ya se jactaba de sus programas de alivio de la deuda, que habían tenido un cierto impacto en algunos países. Pero en su conjunto estos cambios eran en realidad medidas para salvar la cara y han tenido unos efectos globales mínimos. Estos programas no recortaron tanto el crecimiento de la deuda, y solamente afectaron a los países más alarmantemente pobres. Muchos de los países que estaban en realidad muy endeudados, incluyendo a los más grandes como Filipinas, de hecho vieron empeorar el estado de su deuda.

En medio de la actual crisis, sería lógica esperar que hubiese algún tipo de aligeramiento de la deuda de modo que el dinero pudiese ir a parar a las economías domésticas y así estimular la demanda. Pero en realidad, hasta ahora eso no ha ocurrido. Los países fuertemente endeudados siguen gastando una tremenda cantidad de sus recursos en retornar la deuda. Tomemos el caso de las Filipinas. Entre el 20 y el 25% de su presupuesto se destina a pagar la deuda, incluso en medio de esta crisis mundial. Esta es la situación generalizada entre los países endeudados.

Claro está que uno espera que los bancos y las instituciones financieras internacionales actúen en su propio beneficio incluso en mitad de la crisis. No van a permitir ninguna reducción importante del déficit. Pero eso es solo parte del problema. El resto es debido al fracaso de nuestros propios políticos y sus gobiernos. Este era el momento para que nuestros líderes políticos hiciesen lo que Argentina ya hizo en 2002 – incumplir el pago o al menos renegociar los términos de los préstamos. Los países endeudados deberían repudiar su deuda porqué de hecho ya la han devuelto varias veces. Debería ser hora de aprovechar la debilidad de las instituciones financieras internacionales para poner fin a sus exigencias. Desgraciadamente, no tenemos esa clase de coraje político que exhibió gente como Kirchner en Argentina hace algunos años.

Así que se trata de una gran oportunidad que se ha perdido. Y es que de hecho muchos de estos países no necesitarían los paquetes de estímulo del FMI si simplemente dejasen de pagar la deuda. Al aceptar ese tipo de ayuda en forma de estímulo al gasto, acabas aún más bajo las garras del FMI. Y aunque el FMI se haya puesto una nueva careta, sigue imponiendo los mismos controles macroeconómicos de siempre.

El nuevo director ejecutivo del FMI, Dominic Strauss Kahn, dice que el FMI ha cambiado. Afirma que ahora somos todos keynesianos y da su apoyo a las reformas sociales democráticas. No me lo creo lo más mínimo. Los supuestos macroeconómicos del FMI – que el libre mercado es la mejor forma para que funcione una economía – siguen estando fuertemente implantados. A pesar de que acepten la intervención estatal keynesiana en estos momentos de emergencia, una vez el sistema esté estabilizado no tengo duda alguna de que el FMI volverá a sus políticas neoliberales. Dirán que hay que dar más y más importancia al mercado, liberalizar el comercio, y desregular las economías. Estoy convencido de que estas ideas están muy interiorizadas en el FMI. El tigre sigue llevando su traje a rayas; puede que ahora te sonría, pero sigue siendo un tigre. Es el viejo FMI de siempre.

En lugar de de ponernos más y más al alcance de las garras de este tigre, debemos continuar plantándole cara a él y al G20. Tenemos la capacidad para enfrentarnos a esta crisis solamente con que nuestros gobiernos se atreviesen a romper con el FMI, declarar una moratoria de la deuda y destinar el dinero del pago de la misma a inversiones y reformas sociales dentro del país.

Hablemos un poco más sobre la crisis. En estos momentos la prensa de los negocios habla de brotes verdes en los EEUU así como en China. Algunos incluso sugieren que ambos países se han descolgado del resto del mundo, con China convirtiéndose en el nuevo motor de la economía de mercado. ¿Qué piensa de todo ello?

Creo que esto son meras ilusiones. Han estado hablando de los brotes verdes al menos durante los últimos siete u ocho meses. Es cierto que puede haber habido algunos efectos positivos debidos a los paquetes de estímulo, especialmente en China donde inyectaron nada menos que 580.000 millones de dólares en la economía. Puede que ello cause un cierto impasse, pero será limitado. En primer lugar, porqué el problema que enfrenta China es que se trata de una economía que está completamente estructurada en base a las exportaciones a EEUU. Segundo, han estado manteniendo los salarios bajos para potenciar las exportaciones baratas, lo que obviamente restringe la base de consumo de su mercado doméstico. Así que a pesar de lo que digna los periódicos, y a pesar del renovado crecimiento de China, dudo mucho que ello vaya a durar demasiado.

La prensa del mundo de los negocios es extremadamente naïve. Aquellos que creen que China puede convertirse en un motor alternativo para el crecimiento de la economía mundial, de hecho nos están pidiendo que creamos que el campesinado chino que ha sufrido privaciones durante tanto tiempo va a sustituir al consumidor medio estadounidense. Sabemos que el alegre consumidor estadounidense ahora lo está pasando mal ahogado por las deudas y ya no puede consumir muchas más exportaciones del resto del mundo. Los campesinos y los trabajadores pobres de China no van a reemplazar ese mercado; simplemente no tienen el dinero suficiente para adquirir exportaciones. En realidad, el único motor de la globalización fueron los EEUU y su clase media que estuvo consumiendo gracias al crédito respaldado por fondos extranjeros, especialmente chinos. Pero esa era ha terminado.

La gran pregunta pues que deben responder es la siguiente: ¿Quién va a ocupar el lugar del consumidor norteamericano? Por el momento no tiene respuesta para ello. Ese es el planteamiento general que no vemos en los periódicos, precisamente porqué hay una falta de análisis de las auténticas causas de la crisis y de la profunda dinámica de funcionamiento del capitalismo que va más allá de la cuestión de si regular o no el capital financiero. La falta de regulación del capital financiero es en realidad la consecuencia de la crisis de sobreproducción en lugar de ser la causa. Hay una total incapacidad por parte del establishment de intelectuales, incluyendo aquéllos que son críticos con el libre mercado, para reconocer el hecho de que la crisis se gestó en la esfera productiva del capitalismo.

Su nuevo libro, Food Wars, establece el vínculo entre la crisis económica y la crisis alimenticia. ¿Cómo se relacionan estas dos crisis?

La crisis en el precio de los alimentos se aceleró entre 2006 y 2008, haciendo que fuese imposible para la gente más pobre procurarse el alimento. Los últimos desarrollos en el mercado capitalista mundial de alimentos causaron pues hambrunas y protestas en todo el mundo. La causa de esa crisis, como han puesto de manifiesto muchas investigaciones, ha sido principalmente la especulación con las mercancías. Es la misma clase de especulación que afectó al mercado inmobiliario anteriormente. Una segunda causa fue que la industria agroalimentaria destinó una parte importante de la superficie y los cultivos de grano para la alimentación a la producción de biocombustibles como fuente alternativa de energía. Estas son dos causas importantes, pero hay un problema más serio y profundo. Los programas de ajuste estructural impuestos a los países endeudados durante las últimas tres décadas destrozaron la capacidad agrícola de esos países, y minaron seriamente sus posibilidades de producir comida. Los programas de ajuste estructural acabaron con los programas gubernamentales que hasta los años setenta fueron esenciales para mantener la producción de alimentos. Hicieron a los países deudores dependientes del mercado capitalista internacional de alimentos.

En los últimos años, hemos visto la aparición de varias crisis entrelazadas. La crisis en los precios de los alimentos ha sido un eslabón más de la crisis global principal: una crisis financiera, de sobreproducción y climática. Hemos visto como los movimientos sociales, incluido el movimiento internacional de granjeros, han adquirido un papel importante en articular una visión distinta sobre cómo la agricultura de esos países debería organizarse. Y hemos visto también como el movimiento ambientalista ha empezado a crear una visión de cómo debemos organizar la economía de una forma que no destruya nuestro planeta.

Mucha gente ha empezado a darse cuenta de la necesidad de un cambio fundamental que rompa esas crisis interconectadas. Parece que los movimientos sociales en este momento no sean demasiado fuertes, ni lo bastante visibles para aprovechar esta crisis del capitalismo global. Sin embargo, hay una tremenda crisis de legitimidad del sistema. No es sólo el convencimiento de que hay que regular el libre mercado, sino que la gente está también preguntándose: ¿es esta la forma de organizar la producción, la forma de organizar nuestras sociedades? Tanto si llamamos a esto una conciencia socialista como una conciencia democrática, en estos momentos la gente está cuestionándose muy seriamente en qué dirección deben avanzar nuestras economías.

Y creo que hay espacio para ese tipo de dudas sobre a dónde deben dirigirse la economía, y para además exigir un mayor control popular de la misma. Los progresistas deberían ir más allá de la mera crítica al neoliberalismo y exigir una mayor y más contundente transformación social que ponga a la gente al frente de la economía. Si no lo hacen, habrá otros que tomen el mando desde la derecha.

Existe un peligro importante en muchos países, que carecen de un liderazgo progresista lo bastante fuerte para imaginar un futuro como ese y encabezar una lucha por alcanzarlo, de modo que la derecha puede aprovecharse de los miedos creados por el caos generado con la crisis financiera y promover soluciones excluyentes o sectarias. Esta es exactamente la coyuntura en la que nos encontramos, donde los progresistas deben tomar el toro por los cuernos, ofrecer una visión de futuro y soluciones acorde con ella, y así conjurar los peligros de la derecha. Realmente creo que el momento presente, en el que bajo el paraguas de la administración Obama el G20 aporta un liderazgo tecnocrático y de corte generalmente socialdemócrata, no va a durar. La situación va a polarizarse. Y sino miren Europa. En las últimas elecciones la izquierda quedó marginada casi en todos los países. Lo que debería ser una crisis que redundase en reforzar la posición y tradiciones de la izquierda, de hecho no lo es. Y ello es muy peligroso. Razón de más pues para esforzarnos en convencer a la gente que el camino a seguir es promover una transformación social o socialista.

Esa es una de las grandes preguntas que el movimiento por la justicia global no ha llegado a responder nunca del todo – ¿cuál es la naturaleza de este otro mundo por el que estamos luchando? ¿Qué piensa usted de la posibilidad de que esta nueva generación se defina como socialista?

Para mi las etiquetas son poco importantes. Si la palabra socialismo se convierte en un freno porqué se asocia al socialismo centralizado burocrático que fracasó en Europa del este, entonces usemos otras palabras como control democrático o economías democráticas. Pero lo verdaderamente importante es que seamos capaces de articular una visión alternativa que se aleje de la actual globalización dirigida por las grandes corporaciones – yo la llamo “de-globalización”. Significa básicamente el renacimiento de las economías nacionales y locales, y de la equidad en la distribución de los activos económicos, no sólo por razones de justicia social, sino también por razones económicas, como por ejemplo para conseguir un incremento de la demanda efectiva. Y debemos también impulsar desarrollos de tipo sostenible que tengan en consideración el medio ambiente y la crisis climática. La equidad en la distribución del ingreso y los activos económicos es central para lograr una sensibilidad ecológica sobre la forma en como organizamos nuestras economías.

Y por supuesto, tenemos que lograr mucha más democracia en todos los aspectos de la vida económica. La gente debería poder decidir qué industrias deberían quedarse y cuales marcharse, y cuantos recursos deberían destinarse a la agricultura. Ello no debería dejarse en poder del mercado o de los tecnócratas sino que debería estar sujeto a procesos de decisión democrática. La equidad, el ambientalismo y la democratización son los elementos clave que mucha gente ha estado desarrollando y organizando a lo largo de los últimos cuarenta años. Necesitamos ponerlos en común y presentarlos a las masas de gente que está enfadada y pidiendo soluciones. Nosotros tenemos una alternativa que es muy atractiva. Ese es realmente el tipo de transformación comprehensiva y sistémica que debería tener en mente el movimiento por la justicia global. En muchos sentidos, la fuerza de la anterior etapa vino de la habilidad del movimiento para abordar distintas luchas; ahora es el momento de juntar esas luchas no sólo en términos políticos, sino también en un sentido teórico e ideológico. Llamarlo socialismo, democracia económica, o democracia popular, se trata de etiquetas que son mucho menos importantes que la esencia que hay detrás de ello, que no es más que la gente tenga el control sobre sus vidas y su economía. Ahí es donde de verdad debe encaminarse el movimiento.

En el corazón del movimiento por la justicia global ha estado el proceso del Foro Social. ¿Qué le parece en estos momentos el Foro Social como vehículo para articular un movimiento de esas características?

El Foro Social ha sido un mecanismo muy importante para poner en contacto a la gente, haciendo a los distintos movimientos más conscientes unos de otros, e integrando las distintas cuestiones en liza. Ese es un papel que ha jugado muy importante. Pero ahora creo que debe ir más allá de esa condición. Para mi el Foro Social ya no debería ser solo un lugar para el debate y la discusión, sino también un movimiento, un movimiento político para la acción. Eso no significa que todo el mundo debería ponerse de acuerdo en mil y una cosas, pero hay ciertos principios clave alrededor de los cuales deberíamos organizarnos globalmente: en contra del neoliberalismo, en contra de la OMC, en contra de las guerras en Irak y Afganistán, y en contra de la continua opresión de los palestinos por parte del estado de Israel. Estas son cuestiones fundamentales que pueden poner de acuerdo un movimiento global masivo. Hubo reticencias hacia esta idea en el proceso de desarrollo del Foro Social porqué la gente pensó que debía ser mantenido como un lugar para la discusión, en vez de ser utilizado como una oportunidad para movilizar un movimiento político.

No hay duda de que no podemos escapar de tener que abordar la cuestión del poder. Lo que dijo Hugo Chávez en Caracas en 2006 sigue vigente – ¿qué vamos a hacer respecto al hecho de que hay cosas que deben ser resueltos en el ámbito del poder? Uno no puede solamente discutir esas cosas. Y entonces, ¿cuál es la estrategia para reclamar ese poder? Ese problema no va a desaparecer. Esa es de hecho la gran cuestión que va a jugar el papel clave en discernir si el foro social continuará siendo uno de los principales vehículos para el movimiento progresista. ¿Va a empezar a dejar de ser solamente un sitio para la politización y el intercambio de ideas para convertirse en un movimiento político? Por supuesto va a haber un cierto número de actores que no quieran ir en esa dirección. Pero también habrá gente ilusionada con la idea y que va a decir OK, vamos a dejar de ser una sociedad que debate y ahora se tratará de verdad de un movimiento político dispuesto a juntar las fuerzas necesarias para la transformación social.

¿Qué opina de la creciente militarización de los conflictos económicos en el mundo, especialmente aquellos que implican a los EEUU y China?

Hay un gran peligro de que aumenten los conflictos militares de todo tipo. En los Estados Unidos, a las elites les resulta muy fácil lanzarse a una estrategia militar para defender su posición dominante en el mundo, y especialmente para asegurarse el acceso a los recursos naturales – el petróleo en particular. Y China es claramente el mayor competidor que van a encontrar los EEUU. Hay una buena parte de verdad en la idea de que la política de los EEUU en Oriente Medio está encaminada a contener China. Hay pues una fuerte tendencia de los conflictos relacionados con los recursos naturales a tornarse en guerras. Así que creo que deberíamos prestar especial atención a esta dinámica entre EEUU y China. Hay una parte muy importante de los dirigentes de EEUU vinculados al complejo militar que realmente ven a China como el enemigo. Muchos de nuestros estudios en Focus on the Global South han puesto de manifiesto como todo el planteamiento de transformación de las bases estadounidenses está concebido como una contención estratégica de China. Eso es algo realmente muy peligroso en estos momentos.

La crisis actual hace que la militarización de los conflictos económicos sea mucho más probable. Si estos intentos socialdemócratas de cebar la economía para estabilizar el capitalismo global no surten efecto, existe una posibilidad real de que las potencias imperiales se lancen a una solución militar. Hay que recordar que, durante la década de 1930, la Alemania nazi impulso la militarización en parte para activar los excedentes de capital y mantener el empleo a niveles altos. No digo que eso vaya a pasar de nuevo, pero ciertamente una vez empiecen a fallar los pacíficos métodos keynesianos puede existir una fuerte tentación para países como los EEUU y otras sociedades capitalistas.

La guerra y la militarización son un auténtico peligro debido a la actual crisis. Creo que la lucha por la transformación de la economía está muy vinculada a la lucha por la paz. Por ello el movimiento debe trabajar por una transformación económica progresista de verdad y a la vez oponerse a las continuas aventuras imperiales de los EEUU. En este sentido Afganistán es ahora la clave. Muy en el centro de las exigencias del movimiento debería estar la retirada de los EEUU de Afganistán. Creo que esto va a ser muy importante, porque sería muy difícil para el movimiento pensar que podemos avanzar hacia un cambio en las estructuras y relaciones económicas sin enfrentar y desmantelar el poder militar de los EEUU. Y eso debemos hacerlo ahora. Es por ello por lo que Irak y Afganistán son esenciales para asegurarse de que los EEUU no sean capaces de seguir ejerciendo este tipo de hegemonía política y económica en el futuro.

¿Cuáles son las principales tareas para la izquierda en este momento?

Si vemos a la izquierda como un amplio movimiento por la justicia social, económica y ecológica, entonces tiene varias fortalezas. Especialmente cuando se trate de la cuestión del cambio climático, tenemos una fuerza que puede tener un impacto progresista positivo. Respecto a la transformación social y económica, somos más débiles. Y cuando se trata de la cuestión de la seguridad, la paz y el antiimperialismo, es un ámbito en el que el movimiento contra la guerra se ha debilitado. Pero al mismo tiempo, es importante darse cuenta que el miedo a levantar ese movimiento de nuevo está tornando a los EEUU mucho más cautos.

Creo pues que ahora mismo tenemos que hacer 3 cosas. Primero deberíamos articular una posición muy sólida sobre la crisis climática y apuntar a EEUU como el principal criminal ambiental. Debemos exigir fuertes compromisos para la reducción de gases de efecto invernadero. Eso es a lo que los EEUU deberían ser obligados en la cumbre de Copenhagen. Segundo, debemos agarrar esta crisis económica y llamarla por su nombre – una crisis del capitalismo – y movilizar a la gente alrededor de una visión de futuro socialista, democrática o de economía popular. Y tercero, debemos movilizarnos para sacar a los EEUU de Irak y Afganistán. Estas son tres grandes tareas para llevar a cabo.

Debemos ponernos en marcha de nuevo para reconstituir y llevar al movimiento por la justicia global a donde estaba a finales de los noventa, e impulsarlo más allá. Creo que ello es posible. Mi impresión es que hay mucha confusión y miedo y una cierta constatación de que algunas cosas están fracasando. Debemos tener el coraje de nuestras convicciones así como ejercitar nuestra imaginación política para articular la clase de visión comprehensiva que en estos momentos va a movilizar a la gente, especialmente a los jóvenes, a lo largo de todo el mundo. Ahí es donde reside la fuerza para revitalizar una amplia izquierda. En términos globales, hay una gran masa de gente, joven y vieja, de distintas clases, que espera ser movilizada. Mejor que contemos con ellos, porqué de lo contrario otras indeseables fuerzas de la derecha sí van a hacerlo. Así como la naturaleza aborrece el vacío, lo mismo hacen la historia y la política. Debemos tener esa sensación de urgencia y compromiso que nos permita llenar ese vacío.

Walden Bello, profesor de ciencias políticas y sociales en la Universidad de Filipinas (Manila), es miembro del Transnational Institute de Amsterdam y presidente de Freedom from Debt Coalition, así como analista sénior en Focus on the Global South.

Traducción para www.sinpermiso.info: Xavier Fontcuberta i Estrada

Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=3036

Concepto de trabajo alienado en Marx

CONCEPTO DE TRABAJO ALIENADO EN MARX

Marx inicia su crítica frontal contra el capitalismo a partir de la elaboración del concepto de trabajo alienado, tal como lo encontramos en los Manuscritos. El concepto se mantiene subyacente a lo largo de su obra, aunque no se use el verbo alienar o sus conjugaciones. Se mantiene por medio de otros términos como, por ejemplo, el de “fetiche de la mercancía” que aparece de forma amplia y continua en El Capital. Así, pues, el estudio de los Manuscritos aporta elementos conceptuales importantes a la hora de querer abordar uno de los tópicos más polémicos de la discusión marxista, como lo es el de si existe continuación o ruptura de la teoría de la alienación en la obra de Marx1.

La importancia de Los Manuscritos radica en que nos permiten punto de partida para una crítica concienzuda del capitalismo y para su transformación. Marx previó que los aspectos negativos de la sociedad que él observaba en su presente histórico, se profundizarían en el transcurso de la historia si no cambiaban las relaciones de producción entre los hombres.

Se puede objetar que las condiciones histórico-sociales que Marx analiza en los Manuscritos son distintas a las de nuestro tiempo. Una mirada en retrospectiva del siglo XX, mostrará las diferencias con el siglo XIX, que es el siglo en que vivió Marx. La experiencia de siete décadas de socialismo en la URSS; dos guerras mundiales; los viajes espaciales; los descubrimientos científicos, como el Genoma Humano; los avances en la informática y las telecomunicaciones como el Internet y el celular; además de la mundialización de la economía liberal, son, a grandes rasgos, algunos de los aspectos que diferencian de manera sustancial a estos siglos.

También se puede objetar que Marx vivió en una época donde la ciencia, la tecnología y la economía moderna estaban apenas germinando, y no previó los desarrollos que estas iban a tener; nunca se imaginó frente a un computador navegando por Internet, o hablando por celular con sus camaradas al otro lado del mundo. La vigencia de los Manuscritos la hallamos al observar que Marx se preocupó por demostrar que los adelantos en la ciencia y la tecnología, producto de la evolución de la cultura, que deberían ser para el servicio de la humanidad, son utilizados como instrumentos de alienación y dominación, y, por tanto, degradan al obrero. Marx se adelantó a registrar cómo, en la sociedad mercantil, el obrero se convierte en mercancía que compite en condiciones de inferioridad con otras mercancías que él mismo produce; registró, además, cómo en una sociedad de consumo el capitalismo crea en el hombre necesidades superfluas que lo deshumanizan, que este termina creando necesidades en el otro que forjan su ruina y su dependencia.

Es sobre todo en los Manuscritos donde Marx demuestra de qué manera el capitalismo deshumaniza el hombre: no es ni siquiera que este retroceda a su estado cavernario o a su pasado animal. No. El trabajo alienado hace del hombre una bestia, un autómata que vive para el trabajo, y el trabajo significa su tragedia.

Ahora bien, el aporte de los Manuscritos no se agota sólo en el diagnóstico de la sociedad capitalista, también contiene la propuesta para transformar las condiciones que alienan a la sociedad, esto es mediante el comunismo. Esta nueva sociedad aparece en ellos como la superación positiva de la propiedad privada, el retorno del hombre a sus verdaderas relaciones humanas.

Está claro que la época que Marx escribe es diferente a la nuestra, pero la raíz de las relaciones humanas sigue siendo, y cada vez con mayor fuerza, el capitalismo. Las desigualdades sociales y la miseria de la clase obrera se mantienen. Por lo tanto el análisis y las soluciones allí propuestas siguen teniendo vigencia. Es esta la importancia teórico-práctica de los Manuscritos para quienes reivindicamos el pensamiento de Marx.

EL CONCEPTO DE ALIENACIÓN

EN LOS MANUSCRITOS2

El concepto de alienación que Marx comienza a elaborar en los Manuscritos es el resultado de un proceso teórico-práctico, como él lo advierte en el prólogo a esta obra cuando escribe: “No necesito asegurar al lector familiarizado con la economía política que los resultados a que llego han sido obtenidos mediante un análisis totalmente empírico, basados en un concienzudo estudio crítico de la economía política”[3]. En este proceso de investigación teórica (economía clásica y filosofía clásica alemana) y su demostración empírica convergen, por un lado, la necesidad que observa Marx de combatir la ideología burguesa desde la práctica, cambiando las relaciones de producción económica que esclavizan y degradan al obrero de su época; y por otro lado la necesidad de elaborar una crítica de la economía política que permita derrumbar los postulados económico-filosóficos en los que se basa el Estado Burgués. Entre los exponentes de la teoría económica clásica se destacan Smith, Say, Ricardo y Malthus; y Hegel máximo exponente de la filosofía alemana.

En los Manuscritos, Marx inicia a desarrollar el concepto de alienación en el “primer manuscrito” bajo el título “Trabajo alienado”, el cual comienza desenmascarando a la economía política como instrumento teórico del Estado para esclavizar al obrero y privilegiar al capitalista.

“Hemos partido de las premisas de la Economía política. Hemos aceptado su lenguaje y sus leyes. (…) A base de la economía política misma y con sus propias palabras, hemos demostrado que el obrero degenera en mercancía, que la miseria del obrero se halla en razón inversa al poder y a la magnitud de su producción (…)”[4].

Este análisis realizado por Marx, en el que deduce que la miseria del obrero es inversamente proporcional a la magnitud de su producción, tiene como base empírica las condiciones de vida real del obrero de su época. A este respecto, Sánchez Vázquez comenta: “Fueron problemas reales como los del robo de leña, la libertad de imprenta, el proyecto de ley sobre el divorcio, la situación de los campesinos vinícolas del Mosela (…) lo que le llevaron al análisis crítico de la filosofía política de Hegel”[5]. En este mismo sentido, en su ensayo La teoría marxista de la alienación, Mandel hace referencia a los incidentes que ocurrieron en Alemania entre 1842 y 1843, en especial los robos de leña por parte de los ciudadanos y la intervención del Estado en contra de estos; haber sido testigo de estos incidentes, comenta Mandel, “(…) condujo a Marx a la conclusión de que el Estado, que pretendía representar el interés colectivo, representaba, por el contrario, los intereses de una sola parte de la sociedad: los de aquella que detentaban la propiedad privada”[6]. De acuerdo con estos dos autores, podemos afirmar que Marx devela la contradicción que existe entre Estado y Sociedad Civil, y desmitifica al Estado al mostrar que este en vez de proteger los derechos y velar por el bienestar de los ciudadanos, se convierte en un instrumento de opresión, en particular para la clase obrera.

Para comprender el trabajo de desmitificación que realiza Marx de la ideología capitalista, el filósofo jesuita Jean-Yves Calve invita a “(…) recordar a los autores decadentes de la escuela clásica fundada por Smith y Ricardo, esos optimistas simplistas cegados por las realidades monetarias aparentes cuyas leyes transponían en <> (…)”[7]. Podemos afirmar, siguiendo a Calves, que el papel ideológico de los economistas de esta época —sin querer decir que los sucesores de esta escuela tuvieran intenciones diferentes—, era el de reducir las relaciones humanas al orden económico, y mostrar este “orden” como resultado de leyes naturales; sobra decir, el resultado de leyes inmutables. Agreguemos a esto, en palabras de Marx, que la economía política oculta “(…) la relación entre el obrero y los objetos de su producción”[8], y hace ver la relación entre el capitalista y la mercancía como un proceso natural, y al trabajo alienado como producto natural de esta relación

La crítica a Hegel y a la economía política en general hecha por Marx, no se realiza en las cumbres del pensamiento puro o de “(…) el imaginario estado primitivo”[9]; partir de datos empíricos le permite a Marx descubrir que la alienación es el producto de las relaciones económicas que se dan entre los hombres, en especial en la economía capitalista, y develar que el hombre está alienado porque su trabajo es alienado. Esta metodología, utilizada tanto a sus planteamientos filosóficos como a sus descubrimientos económicos, logró que Marx se diferenciara de sus antecesores.

Para Marx la alienación es el resultado de un proceso histórico y se da de acuerdo al modo de producción en cada etapa de la historia; tiene esta, al decir de L. Silva, “(…) triple raíz histórico-genética de la alienación: la propiedad privada, la división del trabajo y la producción mercantil”[10]. Podemos deducir, basados en los argumentos de Silva, que si la alienación tiene una triple raíz histórica es porque se debe a una creación humana que surge de sus relaciones económicas, y como tal el hombre puede superar aboliendo estas.

Marx, en los Manuscritos, advierte que de la alienación económica se desprenden otras tantas formas de alienación que esta produce; es lo que precisa Joachim Israel cuando afirma: “La enajenación económica para Marx es la enajenación básica. No considera como variables independientes a la religión y al Estado; según Marx, la forma que toman depende de las condiciones económicas existentes, especialmente el modo de producción”[11]. En el mismo sentido, Schaff nos recuerda: “(…) según Marx la alienación económica desempeña el papel de base, de fundamento de otras formas de alienación que se originan sobre su subsuelo”[12]. Así, pues, la religión, la ideología, el Estado, entre otras, son formas de alienación que desaparecen una vez sea eliminada la alienación que les sirve de fundamento.

No hay que pasar por alto que el análisis del concepto de alienación expuesto por Marx en los Manuscritos se refiere a la alienación en el trabajo, por eso nos habla siempre de trabajo alienado. Observemos por un momento lo que nos dice del trabajo en los manuscritos: “En primer lugar, el trabajo, la actividad vital la vida productiva misma, se presenta ante el hombre como un medio para la satisfacción de una necesidad, de la necesidad de la conservación de la existencia física (…)”[13]. Marx le otorga al trabajo el status principal de todo el que hacer humano, pues es el medio por el cual el hombre puede existir, puede satisfacer la imperiosa e imprescindible necesidad de existir como sujeto físico. El trabajo para Marx es la esencia del hombre, el hombre es el producto de este, lo que le ha permitido su evolución morfológica y su desarrollo social; por medio del trabajo consciente, es decir el que se realiza de manera voluntaria y libre, el hombre ha hecho del mundo un mundo humano, un mundo que satisface sus necesidades; por medio del trabajo el hombre toma conciencia del mundo en la medida que se hace consciente de su propia existencia diferenciándose de las demás; por el contrario, el animal no tiene conciencia del mundo ni de sí mismo, pues no produce de manera libre y voluntaria, lo hace sólo por la coerción que sobre él ejerce la naturaleza. El animal se funde en su actividad vital, no transforma la naturaleza porque él es parte de ella, el animal produce por simple instinto; el hombre, en cambio, tiene la capacidad de planificar en su mente lo que va realizar, y después materializarlo por medio del trabajo, “la actividad vital consciente distingue al hombre directamente de la actividad vital de los animales”[14]. Veamos qué nos dice Marx de esta diferencia entre el animal y el hombre a partir del trabajo:

“El animal forma una unidad inmediata con su actividad vital. No se distingue de ella. Es ella. El hombre hace de su misma actividad vital el objeto de su voluntad y su conciencia (…) el producto del animal forma directamente parte de su cuerpo físico, mientras que el hombre se enfrenta libremente a su producto”[15].

De lo anterior se sigue que sólo podemos hablar de trabajo en la actividad productiva del hombre ya que sólo este transforma la naturaleza de manera consciente, lo hace a su amaño y de acuerdo a sus necesidades. Esta diferenciación entre el hombre y el animal, a partir del trabajo, la encontramos también en La ideología alemana, donde Marx nos dice: “(…) el hombre mismo se diferencia de los animales a partir del momento que comienza a producir sus medios de vida”[16]; el hombre produce sus medios de vida a partir de lo que la naturaleza le proporciona, esta transformación de la naturaleza como elemento indispensable para el sustento del individuo sólo se puede realizar por medio del trabajo. Podemos decir, a manera de síntesis, que el trabajo como actividad vital y consciente es una particularidad exclusivamente humana, y que el trabajo es lo que le ha permitido llegar a ser al hombre lo que es; el trabajo alienado por su parte es la deshumanización e instrumentalización del hombre, es la negación de la esencia del hombre; de este tema en particular nos ocuparemos más adelante.

Marx, al analizar el trabajo alienado en los Manuscritos, expone cuatro maneras o determinaciones17 de cómo el hombre se aliena en la sociedad capitalista: la alienación en el producto del trabajo, en el acto mismo del trabajo, del hombre respecto a su ser genérico y del hombre respecto al hombre. Veamos, sin más preámbulos, las determinaciones del trabajo alienado que expone Marx en los Manuscritos.

2.1 LA ALIENACIÓN EN EL PRODUCTO DEL TRABAJO

En uno de los pasajes del capítulo anterior mostramos la diferencia que Marx presenta entre objetivación y alienación; decíamos a grandes rasgos que para este pensador la objetivación es el producto del trabajo del hombre, y la alienación se da cuando estos objetos pasan a ser propiedad de otros hombres, que son los dueños de los medios de producción. Esta diferenciación, grosso modo, nos conecta con la determinación de la alienación del hombre en el producto de su trabajo. Analicemos en qué consiste esta determinación.

Marx expresa que sólo en la realización del trabajo como “estado económico”[18], es decir, en la producción de cosas que se convierten en mercancías, se produce la alienación; la producción de mercancías se refiere tanto al producto del trabajo del obrero, como al obrero mismo. Para entender esto debemos tener en cuenta que para Marx el hombre mediante el estado económico deja de ser hombre para ser sólo obrero19, y este es visto por la economía política como una mercancía más que está sujeta a las leyes de la oferta y la demanda; Marx plasma esta idea de manera suficientemente clara: “El trabajo no produce solamente mercancías; se produce también a sí mismo y produce el obrero como mercancía (…)”[20]. No está de más decir que “el trabajo” del que habla Marx en esta parte se refiere al trabajo realizado bajo el modo de producción capitalista. Este tipo de trabajo tiene tres consecuencias: la primera es la producción de mercancía como resultado del trabajo del obrero; la segunda es que el trabajo se convierte en una mercancía, deja de ser una determinación del hombre para convertirse en una cosa de la que depende el obrero; la tercera consecuencia es que el obrero degenera en mercancía. De acuerdo con Marx, el obrero dentro del mundo de las mercancías se enfrenta al producto de su trabajo como una mercancía más: “(…) el objeto producido por el trabajo, su producto, se enfrenta a él como algo extraño, como un poder independiente del productor”[21]Este objeto, producto del trabajo del obrero, desde la lógica de la economía política tiene mayor valor económico que el obrero mismo. “El obrero se convierte en una mercancía tanto más barata cuantas más mercancías crea”[22]. Esto se ve representado en la transacción comercial: el dinero que se paga por el producto es superior al dinero que se le paga al obrero por la elaboración de este.

En un lenguaje muy feuerbachiano, Marx, como lo acabamos de citar, dice que el producto “(…) se enfrenta a él (el obrero) como algo extraño, como un poder independiente del productor”; podemos decir que el objeto domina a su creador y este último no se ve reconocido en su obra, como ocurre con Dios que siendo producto de la imaginación del hombre termina dominando a este.

La alienación en el producto del trabajo consiste, por lo tanto, en que el obrero “(…) se comporta hacia el producto de su trabajo como hacia un objeto ajeno”[23]; el productor no se siente representado en su obra, no ve en ella la objetivación de su trabajo; el producto en vez de corresponder a la representación objetiva de las energías vitales que el trabajador ha depositado en él, una vez transformado en mercancía por las leyes de la economía política enfrenta a su productor como a un enemigo, este ha creado un poder de tal magnitud que lo amenaza en su existencia misma.

El trabajo alienado pone en desventaja al trabajador frente al producto de su trabajo; esta posición de desventaja del obrero frente a su antagonista la mercancía, radica en que el trabajador ha depositado gran parte de su energía física y psíquica, ha puesto toda su creatividad, ha entregado parte de su tiempo en el trabajo, y el resultado final, el producto, la objetivación de su trabajo, se separa de él, se aleja, es apropiado por otro; el obrero, a cambio del tiempo depositado en la elaboración del trabajo, de la energía y creatividad igualmente depositadas, recibe un salario exiguo que sólo le permite vivir como obrero. Todo esto tiene como resultado la reducción del obrero a sus funciones de vida más elementales, como comer y descansar, y así recuperar energías corporales suficientes que le permitan reiniciar el ciclo del trabajo alienado.

La alienación en el producto del trabajo no sólo significa la pérdida y separación del obrero frente al objeto producido, significa además que el hombre como obrero ha sido despojado de sus objetos de vida; es lo que justifica la economía política al ceder la naturaleza (los objetos de vida, productos y medios de producción) a unos pocos hombres por medio del derecho a la propiedad privada, quitándole a otros hombres la posibilidad de vida que la naturaleza ofrece. Marx es claro al decir que “El obrero no puede crear nada sin la naturaleza, sin el mundo exterior sensible”[24]. El obrero, al ser despojado de la naturaleza por la propiedad privada, es despojado de sus medios de vida, esto lo obliga a venderse al capitalista para tener la posibilidad de acceder a los productos de la naturaleza, es decir, a los medios de vida para no desaparecer como sujeto físico.

Podemos señalar la subordinación y esclavización del obrero ante los objetos que produce, como otro de los efectos negativos de la propiedad privada; esta servidumbre se da en dos sentidos: “(…) primero, en cuanto a la adquisición de un objeto de trabajo, es decir de trabajo, y, segundo, en cuanto a la adquisición de medios de sustento”[25]. En efecto el trabajo en el modo de producción capitalista se convierte exclusivamente en un medio de subsistencia corporal; pero acceder a este es cada vez más difícil debido a que la clase desposeída crece en la misma medida que estos medios se concentran en pocas manos, generándose así una competencia despiadada entre los miembros de la clase obrera por la consecución de un trabajo. Todo esto conlleva a que el hombre pierda los vínculos naturales de cooperación mutua, y el trabajador vea en el otro no un hombre que persigue sus mismos fines, sino un adversario que le puede arrebatar el trabajo, es decir, los medios de sustento. Ahora bien, cuando un obrero logra acceder a este objeto, o sea, cuando un hombre logra obtener un trabajo, debe sortear otra dificultad: la de adquirir medios de sustento, que no es otra cosa que comprar alimentación, vivienda y vestido, con el escaso salario que recibe a cambio de su jornada de trabajo.

De lo anterior se desprende que la alienación implica la instrumentalización del obrero. Es lo que destaca Garaudy, al analizar la situación del hombre con la aparición de la propiedad privada de los medios de producción y la alienación del hombre en el objeto de su trabajo:

“(…) su trabajo, no es ya, pues, la realización de sus fines propios, de su proyectos personales; realiza los fines de otros, así el hombre, en su trabajo, deja de ser el hombre, es decir, el que persigue fines, para convertirse en un medio, en un ingrediente del proceso objetivo de la producción, un medio para producir mercancías y plusvalía”[26].

Siguiendo a Garaudy podemos afirmar, pues, que la crítica que hace Marx al capitalismo se conecta claramente con la tesis kantiana relacionada a la necesidad de tratar a las personas siempre como fines y no como meros medios27. Marx denuncia lo que podemos llamar en términos kantianos la “instrumentalización” del hombre; en un pasaje de los Manuscritos que ya hemos citado, dice: “El trabajo no produce solamente mercancías; se produce también a sí mismo y produce el obrero como mercancías”[28]. De acuerdo a lo anterior podemos decir que, con el capitalismo, el productor es un mero instrumento, un objeto para producir cosas, y no propiamente un sujeto; con el capitalismo el trabajo deja de ser un medio y fin a la vez para bienestar del hombre; se convierte sólo en un medio, cuyo fin es la producción de objetos que enriquecen a una clase privilegiada; en el capitalismo, el hombre como obrero se transforma en herramienta y mercancía: herramienta en el sentido de un objeto que transforma la naturaleza para el disfrute de otros, y mercancía en la medida que el obrero sólo tiene un valor económico en cuanto sea útil como objeto.

La alienación en el trabajo en la medida que hace del producto del obrero un objeto extraño a él, un objeto que no le pertenece, hace del obrero una mercancía, lo que significa su negación y anulación como persona, como ser humano.

2.2 ALIENACIÓN EN EL ACTO MISMO DEL TRABAJO

Las determinaciones que Marx deriva del trabajo alienado no se dan en momentos diferentes, y su enumeración no es un modo de jerarquizarlas; estas determinaciones se relacionan unas con otras, por lo que referirse a una conlleva de manera implícita a referirse a las otras. Marx, al analizar la alienación del obrero en el producto de su trabajo, deduce de manera inmediata que el obrero se aliena en el producto, porque el trabajo que realiza necesariamente es alienado29; conecta estas dos determinaciones cuando se pregunta: “¿Cómo podría el obrero enfrentarse al producto de su actividad como algo extraño, si no se enajenase a sí mismo ya en el acto de la producción?”[30]. La pregunta que se hace Marx lleva consigo la respuesta: el obrero está alienado del producto de su trabajo porque su trabajo mismo es alienado, no es un trabajo que se realice en condiciones libres o exprese la creatividad de quien lo ejecuta; al contrario, es un trabajo que se hace para otros y en función de otros, es un trabajo que no le pertenece al obrero.

Ahora bien, Marx va mucho más lejos de su respuesta, es lo que Sánchez nos revela respecto a la pregunta planteada, que Marx responde señalando tres rasgos fundamentales de la alienación, a saber: “(…) exterioridad, coercitividad y pérdida como actividad propia o pérdida de sí mismo en esta actividad”[31]. Veamos lo que nos dice el propio Marx de estos tres rasgos:

La exterioridad consiste ”(…) en que el trabajo es algo externo al obrero; es decir, algo que no forma parte de su esencia, en que, por tanto, el obrero no se afirma, sino que se niega en su trabajo (…)”[32]. Ya habíamos dicho que para Marx el trabajo es la esencia del hombre, pero el trabajo que se realiza de manera libre y creativa, por lo tanto el trabajo forzado, el trabajo que es impuesto contra la voluntad del hombre es un trabajo externo a él, no forma parte de su esencia, que niega la humanidad del obrero. “(…) la exterioridad del trabajo para el obrero se revela en el hecho de que no es algo propio de él, sino de otro, de que no le pertenece a él y de que él mismo, en el trabajo, no se pertenece a sí mismo, sino que pertenece a otro”[33]. La exterioridad significa que el hombre en el trabajo no se identifica con lo que hace, el trabajo no es algo que le pertenezca, ni mucho menos es una actividad que surja de su imaginación y creatividad.

En este sentido se puede afirmar, en el sentido que lo hace Garaudy, que el trabajo alienado es la “despersonalización” del obrero, “(…) los gestos y los ritmos son regidos desde fuera por el puesto que se le asigna al trabajador en el engranaje de la producción. Son bosquejados, dibujados en el vacío en forma enteramente deshumanizada”[34]. Garaudy nos ilustra la manera como en la producción capitalista no sólo los productos del trabajo del obrero son el resultado de la planificación de otro, sino también en el acto mismo del trabajo, en el momento y lugar donde el obrero labora, está condicionado de manera mecánica al aparato productivo, a tal punto que el obrero pierde hasta la autonomía de sus expresiones, estas son moldeadas bien sea por la máquina o por el propietario de la fabrica.

La coercitividad del trabajo, nos dice Marx, se da porque el obrero no trabaja de manera libre, “No trabaja, por tanto, voluntariamente, sino a la fuerza, su trabajo es un trabajo forzado. No representa, por tanto, la satisfacción de una necesidad, sino que es, simplemente, un medio para satisfacer necesidades extrañas a él”[35]. En otros términos, podemos afirmar que la actividad del obrero es coercitiva porque el trabajo que desempeña es una actividad que no satisface sus propias necesidades, porque el producto de su trabajo pasa a ser del disfrute de otros. Sobre la determinación que estamos analizando Sánchez Vázquez aclara un punto importante: el joven Marx no confunde la coacción que se da en la sociedad capitalista con la que se da en la sociedades anteriores, donde se retenía al trabajador de manera física para obligarlo a realizar una determinada tarea; Marx sabe que “En la sociedad capitalista no hay formalmente coerción (…) (sin embargo) la coactividad no puede ser eliminada, aunque nada ni nadie lo obligue a realizar determinada tarea”[36]; el trabajador en el capitalismo vende “voluntariamente” su trabajo, pero esta voluntariedad es sólo aparente, porque es la única manera que tiene el trabajador para acceder a sus medios de vida.

La pérdida de sí mismo en el trabajo o pérdida del trabajo como actividad propia. Este rasgo de la alienación en el acto mismo del trabajo, consiste en que “El trabajo que realiza el obrero no es su trabajo sino un medio para satisfacer necesidades ajenas. Puesto que no es su trabajo, tampoco es él mismo en su actividad”[37]. Tal cual hemos referido, el trabajo al ser una actividad externa al obrero lo aliena, porque como sujeto siente que el trabajo que realiza no representa la realización de sus fuerzas psíquicas, de sus experiencias y conocimientos personales

Marx denuncia contra el capitalismo que el trabajo que el obrero realiza “(…) no es algo propio suyo, sino de otro (…) él mismo, en el trabajo no se pertenece a sí mismo, sino que pertenece a otro (…) y representa la pérdida de sí mismo”[38]; el trabajo enajenado, al ser la negación del trabajador, la anulación de este como persona es, al mismo tiempo, el contrasentido al trabajo que se realiza de manera libre y creativa, el trabajo que se realiza por fuera de la coerción de la producción mercantil; esta diferenciación del trabajo nos explica “la pérdida de sí mismo”: si trabajo es la esencia del hombre, el trabajo alienado como contrario al trabajo libre y creativo, es la negación de esta esencia, por lo tanto el obrero por medio del trabajo obligado, que equivale a decir trabajo alienado, se pierde a sí mismo como persona, ya que al ser degradado a la categoría de objeto en el engranaje de producción pasa a ser propiedad de otro, y el trabajo que realiza no lo realiza como sujeto, como persona, sino como instrumento, como medio paras suplir necesidades ajenas.

Marx dice de manera clara que la pérdida de sí mismo del obrero es la pérdida como sujeto, como hombre, es la deshumanización del obrero.

“(…) el hombre (el obrero) sólo se siente como un ser que obra libremente en sus funciones animales, cuando come, bebe y procrea o, a lo sumo, cuando se viste y acicala y mora bajo un techo, para convertirse, en sus funciones humanas, simplemente como un animal, lo animal se trueca en lo humano y lo humano en lo animal” [39].

Cuando Marx nos dice que “lo animal se trueca en lo humano y lo humano en lo animal” se refiere al hecho de que el trabajo se ha vuelto en contra del obrero, ha dejado de ser su esencia, el obrero ya no se siente como hombre en el trabajo; el trabajo, cuya función es la de humanizar al hombre lo deshumaniza. Las funciones características del animal, tales como comer, beber y procrearse, por efecto de la alienación en el trabajo se hacen también fines del obrero, ya que este cuando está por fuera de su trabajo, se siente feliz en la medida que satisface las necesidades que comparte con los animales.

2.2 ALIENACIÓN DEL HOMBRE CON RESPECTO A SU SER GENÉRICO

Después de exponer la alienación del hombre en el producto del trabajo y la alienación en el acto mismo del trabajo, dice Marx: “Tenemos ahora que extraer de las dos anteriores una tercera determinación del trabajo enajenado”[40]. Esta determinación que extrae Marx es la alienación del hombre en su ser genérico.

“El hombre es un ser genérico, no sólo por cuanto, tanto práctica como teóricamente, convierte en objeto suyo el género, así el suyo propio como el de las demás cosas, sino también

—lo que no es más que una manera distinta de expresar lo mismo— en el sentido de que se comporta hacia sí mismo como hacia el género vivo y actual, como hacia un ente universal y, por tanto, libre”[41].

En esta parte de los Manuscritos nos encontramos de nuevo con la evidente influencia de Feuerbach en el pensamiento del joven Marx. Feuerbach, en La esencia del cristianismo, había escrito: “La conciencia, en sentido estricto, sólo existe allí donde un ser tiene como objeto su propio género, su propia esencialidad (…) pero sólo un ser que tiene como objeto su propio género, su esencialidad, puede convertir en objeto otras cosas, según su naturaleza esencial”[42]. Para ambos pensadores, el hombre es un ser genérico porque tiene conciencia, puede reflexionar sobre su propia existencia y sobre la existencia de los otros seres de su género; además, el hombre tiene como objeto todos los seres de su género, el animal en cambio se tiene a sí mismo como su objeto, y no tiene conciencia de su género. Marx va más allá de la reflexión de Feuerbach al decirnos a modo de advertencia “El hombre es un ser genérico, no sólo por cuanto, tanto práctica como teóricamente (…)”[43]; en efecto, el hombre es un ser genérico no sólo de manera teórica, al nivel de la conciencia como lo expone Feuerbach, sino también de manera práctica, porque la producción material es también su objeto; el hombre por medio del trabajo transforma el mundo para satisfacer sus necesidades humanas, haciendo del mundo natural un mundo humano44.

Ahora bien, si para Marx el ser genérico del hombre reviste un carácter universal y libre, la razón es que este produce no sólo para satisfacer sus necesidades individuales, sino también para las necesidades de otros hombres. Es, en este sentido, que la producción material entre más hombres incluya más universal se hace, ella es más libre cuando resulta de un trabajo que se realiza por fuera de la coacción que impone la naturaleza45; el trabajo que se realiza una vez superadas las necesidades físicas naturales, humaniza al hombre y, a la vez, hace del mundo natural un mundo humano, ya que el hombre en la medida que produce tanto material como espiritualmente, construye el mundo a la medida de sus necesidades; por medio del trabajo humaniza a la naturaleza y se hace más humano. Podemos afirmar, entonces, que el trabajo libre que se realiza con la cooperación de otros, el trabajo que permite suplir necesidades humanas de manera universal, es la impronta del hombre sobre la naturaleza.

El concepto de ser genérico en Marx lo podemos entender mejor si observamos las dos perspectivas desde donde este analiza al hombre: como un ser natural y como un ser social; no quiere decir esto que Marx fraccione al hombre, sino, todo lo contrario, que lo entiende como una unidad a la vez social y natural. En este sentido Silva, refiriéndose al concepto de ser genérico en los Manuscritos, comenta: “Hay que partir de que el hombre es un ser histórico-natural, una sola unidad que puede contemplarse desde dos perspectivas: la perspectiva del hombre como un ser social y la perspectiva del hombre como un ser natural (…)”[46].

Veamos qué nos dice Marx de estas dos dimensiones del hombre, y cómo este se aliena en su ser genérico.

Respecto a la relación del hombre y la naturaleza, Marx escribe: “La vida genérica, tanto en el hombre como en el animal, consiste físicamente, de una parte, en que el hombre (como el animal) vive de la naturaleza inorgánica”[47]. Desde esta perspectiva debemos entender que el cuerpo de cada individuo humano es su naturaleza orgánica y el resto de la naturaleza, como el aire, el agua, el fuego que proporciona calor, y los alimentos en general, son su naturaleza inorgánica o, mejor dicho, “La naturaleza es el cuerpo inorgánico del hombre”[48]; podemos decir que la naturaleza es la despensa de la que el hombre toma todos los elementos necesarios para su existencia, no sólo para su existencia objetiva u orgánica, sino también para su existencia como sujeto social e histórico, es decir, como hombre.

Para Marx, la naturaleza abarca todo lo existente, elimina así la dicotomía entre lo natural y lo artificial, como lo entendemos comúnmente, que lo realizado o intervenido por el hombre es artificial y el resto es natural; para él no existe diferencia entre el hombre y la naturaleza, “(…) que la vida física y espiritual del hombre se halla entroncada con la naturaleza no tiene más sentido que el que la naturaleza se halla entroncada consigo misma, ya que el hombre es parte de la naturaleza”[49]. De acuerdo con esto, todo lo que el hombre realiza tanto en su esfera física como espiritual, lo hace dentro de la naturaleza porque él es parte inseparable de ella, decir hombre y naturaleza es decir lo mismo.

De lo anterior se desprende que el trabajo alienado hace que la naturaleza inorgánica sea ajena al hombre, debido a que bajo las leyes de la economía capitalista la naturaleza se convierte en propiedad exclusiva de una clase social en particular; la clase trabajadora queda así sin la posibilidad de acceder de manera libre y universal a los materiales necesarios para la vida; bajo estas condiciones la única posibilidad de subsistencia para el trabajador es la de laborar a cambio de dinero. En el trabajo alienado el hombre pierde toda relación directa y natural con su ser genérico, ya que el trabajo no se realiza para satisfacer necesidades de la especie, sino por la mera necesidad de existir de manera individual. “(…) el trabajo, la actividad vital, la vida productiva misma, se presenta como un medio para la satisfacción de una necesidad, de la necesidad de conservación de la existencia física”[50]; tanto el hombre y su actividad productiva, el trabajo, dejan de ser fines para convertirse en medios que satisfacen precarias y egoístas necesidades individuales.

Observemos ahora qué nos dice Marx respecto a la naturaleza social del hombre. Bien sabemos que la existencia como ser natural es la característica común de todo ser biológico, incluyendo al hombre, y es sólo a través de la producción material o la transformación de la naturaleza en medios de vida, como, tanto los animales como los hombres garantizan su existencia; y es, precisamente, por medio de la producción material que el hombre se aleja de su pasado netamente animal, convirtiéndose la producción material, de acuerdo con el análisis hecho por Marx, en la principal diferencia entre el hombre y los demás animales.

“Cierto que también el animal produce. Construye su nido, su morada, como la abeja, el castor, la oruga, etc. Pero sólo produce para sí o para su cría; produce de un modo unilateral, mientras que la producción del hombre es universal (…) el hombre produce también sin la coacción de la necesidad física, y cuando se halla libre de ella es cuando verdaderamente produce’'[51].

El animal sólo produce de manera unilateral, es decir, no produce para los demás seres de su especie, y cuando produce lo hace sólo de manera instintiva, esto es cuando las necesidades biológicas se lo exigen. La producción del hombre es consciente, libre y universal; consciente porque el hombre no se funde en la naturaleza como lo hace el animal, y el trabajo que realiza corresponde a la realización de una idea que estaba elabora en su mente. Es de resaltar —como lo habíamos adelantado— que la producción del hombre es libre y universal cuando se realiza sin la coacción que la misma naturaleza le impone, como el hambre, la sed, el frío, etc.; el hombre verdaderamente produce como hombre cuando ha superado la coacción que le impone la naturaleza, y esta producción además de realizarse de manera colectiva con la cooperación consciente y voluntaria de los individuos que participan de la misma, tiene como fin suplir necesidades de la especie, es decir, suplir necesidades humanas de manera universal.

Para Marx, el hombre es producto de la sociedad y esta, a su vez, es producto del hombre; existe una relación recíproca hombre y sociedad, tanto el hombre como la sociedad están en constante reproducción “(…) así como la sociedad produce ella misma al hombre en cuanto hombre, es producida por él”[52]. Podemos afirmar, entonces, que el acta de nacimiento del hombre la hallamos en la sociedad, pero esto no significa que la sociedad sea anterior al hombre, sino que el hombre mismo es producto de la evolución de la naturaleza, y la sociedad es parte de este desarrollo; por eso nos dice que “La historia es de por sí parte real de la historia natural, de la transformación de la naturaleza en hombre”[53]. Vale precisar que para Marx la sociedad no fluye de la naturaleza como la corriente de un río en la que el agua es arrastrada por su cauce, por las fuerzas ciegas de la naturaleza; si bien el hombre posee la particularidad de controlar su propio destino por medio del trabajo, esto es por su papel transformador de la naturaleza.

Solamente en la relación recíproca entre individuos humanos es que hallamos la naturaleza social del hombre; el hombre como individuo humano sólo se reconoce como tal por medio del otro.

“La esencia humana de la naturaleza existe solamente para el hombre social, ya que existe para él como nexo con el hombre, como existencia suya para el otro y del otro para él, al igual que como elemento de vida de la realidad humana; solamente así existe como fundamento de su propia existencia humana”[54].

El hombre sólo existe, pues, en sociedad en relación permanente con el otro; no es posible hallar la naturaleza social del hombre, su naturaleza humana en un individuo solitario y aislado de la sociedad, que no haya tenido nunca el más mínimo contacto con otro hombre. Para Marx la esencia humana no es algo que le es dado al individuo humano sólo por el hecho de nacer; para él, el hombre no nace equipado con una esencia humana, como, por ejemplo, las hormigas que están determinadas de manera biológica desde que nacen para ser lo que son; un hombre aislado de la sociedad, sin contacto alguno con otros hombres, lo único que conserva de humano son sus características morfológicas, ya que la naturaleza humana sólo la logra el hombre en la vida en comunidad.

Desde la exposición de la naturaleza biológica y social del hombre, podemos decir que la sociedad es el ser genérico del hombre; que es en sociedad donde el hombre llega a ser lo que es, y es por medio del trabajo libre y universal que el hombre suple sus necesidades humanas como individuo y como género.

En consonancia con lo anterior, para Marx, en cada individuo humano está contenida la esencia de la sociedad, ya que aunque actúe de manera sola o aislada siempre actuará como hombre, como un ser social; esta idea Marx la ejemplifica con la actividad científica cuando nos dice: “(…) aun cuando yo actúe científicamente, etc., desarrolle una actividad que rara vez pueda llevar a cabo en común con otros, actúo socialmente, porque actúo como hombre”[55]. Actuar como hombre es poner en práctica todo el conocimiento adquirido en sociedad; el científico solo en su laboratorio realiza una actividad social, porque, tanto el pensamiento, el idioma que utiliza para expresar sus conocimientos, como los instrumentos que le sirven de ayuda (las matemáticas, la química, la física, etc.), son producto de la sociedad y sólo es posible acceder a estos por medio de la interacción con otros hombres56.

La reflexión del ser genérico del hombre, Marx la concluye enfatizando el carácter instrumentalizador del trabajo alienado sobre lo que ya habíamos hecho referencia; en efecto, el trabajo alienado al alienar al hombre en su trabajo y a su vez al alienar el producto de este, aliena su ser genérico, ya que:

“(…) hace que su vida genérica se convierta en medio de la vida individual. En primer lugar, enajena la vida genérica y la vida individual y, en segundo lugar, convierte esta en su abstracción, en fin de aquella, también bajo su forma abstracta y enajenada”[57].

Ahora bien, la cita anterior deja entrever que el ideal moral Kantiano que exige no instrumentalizar a los seres racionales, adquiere en Marx una connotación más amplia que Fromm no duda en reafirmar:

“El concepto de Marx se acerca aquí al principio kantiano de que el hombre debe ser siempre un fin en sí mismo y nunca un medio para realizar un fin. Pero amplia este principio afirmando que la esencia humana del hombre nunca debe convertirse en medio para la satisfacción individual”[58].

El trabajo alienado invierte la relación fin-medio; el hombre como ser genérico debe ser un fin para el mismo hombre, la producción material realizada debe ser de igual manera un fin para el disfrute social. Lo que ocurre en el capitalismo con el trabajo alienado es que el ser genérico del hombre se convierte en un medio para satisfacer fines individuales, para los fines de una clase en particular, que no es otra que la burguesía. De manera acertada nos dice Zuleta, sobre este punto, que “Marx comprendió muy rápidamente que el capitalismo tenía una contradicción: la producción es social y la apropiación es privada”[59]; en la sociedad comunista que vislumbra Marx, tanto la producción como el disfrute se realizan de manera social, y no como ocurre en la propiedad privada donde quienes se benefician del producto social, paradójicamente no participan de su elaboración.

Una conclusión se desprende de toda la reflexión que nos ha traído hasta este punto: al enajenar el hombre su ser genérico, aliena su naturaleza inorgánica, los medios de vida y su naturaleza social, con esto el hombre se aliena a sí mismo, su propia vida espiritual y su propio cuerpo le son extraños; significa la deshumanización en extremo del hombre, ya que el hombre no se reconoce a sí mismo como individuo social humano, sino que se ve como un ser aislado de su género, desapareciendo para este la relación directa con la sociedad y con la naturaleza.

2.4 LA ENAJENACIÓN DEL HOMBRE RESPECTO AL HOMBRE

Marx deduce que la consecuencia directa de la alienación en sus diferentes determinaciones es la alienación del hombre respecto al hombre; dice Marx: “Consecuencia directa del hecho de que al hombre le es enajenado el producto de su trabajo, de su actividad de vida, de su ser genérico, es la enajenación del hombre con respecto al hombre”[60]. Esta alienación no corresponde a una nueva determinación, sino a un aspecto en el que se conjugan las tres determinaciones ya analizadas. Recordemos que la alienación del producto del trabajo se presenta cuando la objetivación del trabajo del hombre se convierte en un objeto ajeno a este y adquiere un poder superior a su productor; la alienación en el acto mismo del trabajo cuando los medios de producción son de propiedad de un hombre diferente al trabajador, y el trabajador mismo, en el tiempo en que está ejecutando su tarea, se convierte en propiedad de quien ostenta estos medios; y que la alienación en el ser genérico se produce cuando el hombre hace del otro y de sí mismo un medio para satisfacer necesidades egoístas.

Para esclarecer lo que está implícito en las determinaciones del trabajo alienado, y no quede duda de que el hombre se aliena con relación a otro hombre, Marx formula la pregunta: “Si el producto del trabajo es algo ajeno a mí, se me enfrenta como un poder extraño, ¿a quién pertenece entonces?”[61]. Responde de inmediato que este producto no pertenece ni a los dioses ni a la naturaleza; por lo tanto “(…) el ser ajeno a quien pertenecen el trabajo y su producto, al servicio del cual se halla el trabajo y el que disfruta del producto de este, no puede ser otro que el hombre mismo”[62].

Ese otro hombre, el cual es propietario de los medios de producción y del producto del trabajo del obrero, Marx lo denomina no-obrero: “La propiedad privada, como la expresión material resumida, del trabajo enajenado, abarca ambas relaciones, la del obrero con el trabajo y con el producto de su trabajo y la del no-obrero con el obrero y con el producto del trabajo de este” [63]. El no-obrero no tiene relación directa con el producto porque no participa en la actividad productiva, es decir, no ha empleado sus energías físicas y mentales en la elaboración del producto, en este sentido, el producto no es objetivación de su conciencia. Sin embargo, es él quien disfruta del producto del trabajo, quien se beneficia del esfuerzo y sacrificio del obrero:

“Hemos visto —comenta Marx— que, con respecto al obrero que se apropia de la naturaleza por el trabajo, la apropiación se presenta como enajenación, la propia actividad como actividad para otro y actividad del otro, la vitalidad como sacrificio de la vida, la producción del objeto como pérdida de él a favor de una potencia extraña, a favor de un hombre ajeno”[64].

El trabajo alienado invierte los valores que el trabajo (libre y voluntario) debe producir en el hombre; es así como la apropiación de la naturaleza por el trabajo degenera en alienación; el trabajo, la actividad vital y productiva, se convierte en actividad para otro; y la vitalidad, el vigor, la fuerza y la energía del obrero, se transforman en sacrificio; y el producto se hace mercancía, pasando a ser propiedad del capitalista. En este orden de ideas, el trabajo alienado le otorga al no-obrero todo lo que le usurpa al obrero. Marx en varias ocasiones ya había expresado esta idea: “Si la actividad del obrero constituye un tormento para él, tiene necesariamente que ser un goce y una fruición de vida para otro”[65]. El trabajo en el capitalismo es comparable al rostro de Jano; tiene dos caras que miran hacia lados opuestos; una hacia el sufrimiento y la desposesión, la otra hacia el placer y la abundancia; una hacia el esfuerzo y el trabajo, la otra hacia la holgazanería y la inactividad.

Para Marx, el hecho de que el no-obrero sea propietario de los medios de producción y del producto del trabajo, no significa que no se encuentre alienado; obrero y no-obrero están alienados, porque la relación que media entre ellos se encuentra alienada. Sobre este punto, leemos en los Manuscritos:

“El medio por el que se opera la enajenación es también, de por sí, un medio práctico. Por tanto, mediante el trabajo enajenado el hombre no sólo engendra su relación con respecto al objeto y al acto de la producción como potencias ajenas y hostiles a él, sino que engendra, además, la relación en que otros hombres se mantienen con respecto a su producción y a su producto y la que él mismo mantiene con respecto a estos mismos hombres”[66].

Dado que el trabajo alienado es la médula de todas las relaciones de los hombres, si el obrero está alienado del producto de su trabajo, también está alienado quien se apropia de este. Veámoslo de esta manera: si el trabajo es la esencia del hombre, o sea, lo que le permite realizarse como tal, quien no participa de manera activa en él, está alienado. Es el caso del no-obrero, tanto el producto como el trabajo le son extraños pues no forman parte de él. Está alienado, pues, de la esencia del hombre —el trabajo— y, por lo tanto, de todas sus determinaciones.

Aparte de denunciar la alienación económica y las repercusiones negativas que esta trae para todos los hombres, Marx, en los Manuscritos, deja expuesta a manera de esperanza la forma como el hombre en general puede superar la alienación que lo condena y vivir en una sociedad nueva, en la que los medios de producción no pertenezcan a una clase social en particular sino a toda la sociedad; una sociedad donde el producto del trabajo del hombre sea disfrutado por todos de acuerdo a sus necesidades, y no por una clase social ociosa y parásita, cuya participación en la actividad productiva es la de despojar de los medios de vida a la clase obrera.

Marx propone el comunismo como antídoto contra todos los males sociales que aquejan a la humanidad, es decir, como la superación de la alienación en todos sus aspectos; describe a este como “(…) la superación positiva de la propiedad privada”[67], que es la superación del capitalismo y la instauración de relaciones naturales del hombre con el hombre y con la naturaleza. El comunismo, dice, recurriendo a la dialéctica hegeliana, es: “(…) la negación de la negación y, por tanto, el momento necesario de la emancipación y la recuperación humana”[68]; de esto se desprende que si la propiedad privada, la división del trabajo y la producción mercantil originan la alienación económica, la superación de esta alienación se realiza mediante la negación de la condiciones negativas que determinan las relaciones de producción entre los hombres, por lo que podemos interpretar de Marx que la negación de la negación conlleva a una forma positiva de producción, donde desaparecerá la alienación y, por ende, las determinaciones que de esta se derivan.

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[1] Es pertinente aclarar que esta discusión no es tratada en la monografía, pero se aportan elementos importantes que permiten tener claridad al momento de querer abordar el tema

[2] Los Manuscritos fueron escritos por Marx entre los meses de agosto y marzo de 1844 en la ciudad de Paris, y sólo fueron publicados por completo en 1932, en el tomo III de las Marx-Engels Gesamtausgabe (edición de obras de Marx y Engels, conocidas como MEGA). Silva, Ludovico. La alienación como sistema. Barcelona, Alfadil, 1983, p. 33.

[3] Marx, C. Manuscritos, p. 7.

[4] Ibíd., p. 73

[5] Sánchez Vázquez, A. Op. cit., p. 23.

[6] Mandel, Ernest. George Novack. Teoría Marxista de la alienación. Bogotá, Pluma Ltda., 1977, p. 17.

[7] Calves, Jean-Yves. El pensamiento de Carlos Marx. Madrid, Tauros Ediciones, S. A., 1962, p. 272.

[8] Marx, C. Manuscritos, p. 77.

[9] Ibíd., p. 74.

Marx En La ideología alemana, nos vuelve a recordar que el método por él utilizado es diferente a sus predecesores, comenta: “Totalmente al contrario de lo que ocurre en la filosofía alemana, que desciende del cielo sobre la tierra, aquí se asciende de la tierra al cielo (…) se parte del hombre que realmente actúa y, arrancado de su proceso de vida real (…)” Marx, Carlos –Federico Engels. La ideología alemana. . Bogotá, Arca de Noe, 1975 p, 26.

[10] Silva, L. Op. cit., p. 39.

[11] Israel, Joachim. La enajenación: de Marx a la sociología moderna. México, Fondo de Cultura Económica, 1988, p. 39.

[12] Schaff, Adam. La alienación como fenómeno social. España, Crítica, Grupo editorial Grijalbo, 1979, p. 144.

[13] Manuscritos. Pág., 80

[14] Marx, C. Manuscritos, p. 8.

[15] Ibíd., p. 81

[16] Marx, Carlos. Federico Engels. La ideología alemana. Colombia, Arca de Noe, 1975, p, 19

[17] Al hablar de determinaciones del trabajo alienado, la debemos entender como las maneras que Marx expone el problema para su análisis. Ludovico Silva nos aclara este concepto, diciéndonos: “(…) las “determinaciones” de la alienación no son otra cosa que las posturas o posiciones de la alienación, las formas en que se pone o propone al análisis”. Silva, Ludovico. Op. cit., p, 40

[18] Marx, C. Manuscritos, p.. 75.

[19] Con El término hombre, Marx se refiere al ser humano libre de alienación económica; con el término obrero se refiere al ser humano que se ha enajenado en el trabajo. Está diferencia que establece Marx entre el hombre y el obrero, reviste suma importancia en su teoría de la alienación, ya que para él no es el hombre quien se aliena sino el obrero, y la alienación de éste determina la alienación del hombre en general.

[20] Ibíd., p. 75.

[21] Ibíd.

[22] Ibíd., p. 74.

[23] Ibíd., p. 75.

[24] Ibíd., p. 76.

[25] Ibíd.

[26] Garaudy, Roger. Introducción al estudio de Marx. México Era, S.A., 1971, p. 53.

[27] Como se sabe esta idea aparece en los escritos éticos de Kant; ver por ejemplo la segunda fórmula del imperativo categórico: “Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio”. Kant, Emmanuel. Fundamentación de la metafísica de las costumbres. . Madrid. Espasa-calpe S.A., Colección Austral. 8ª. Edición, 1983, p. 84.

[28] Marx, C. Manuscritos, p. 75.

[29] Sánchez Vázquez, nos dice que la alienación en el producto y la alienación en el momento del trabajo son dos puntos de vista del mismo fenómeno: “se trata, (…) de dos aspectos del mismo fenómeno (el trabajo enajenado), visto en caso desde el lado de la relación del sujeto con el objeto, y en el otro de la relación del sujeto con su propia actividad” Sánchez Vázquez, A. Op. cit., p. 90.

[30] Marx, C. Manuscrito, p, 77

[31] Sánchez Vázquez, A. Op. cit., p. 91.

[32] Marx, C. Manuscritos, p. 77.

[33] Ibíd., p. 78.

[34] Garaudy, Roger. Introducción al estudio de Marx. p, 53.

[35] Marx, C. Manuscritos, p. 78.

[36] Sánchez Vázquez, A. Op. cit., p. 92.

[37] Ibíd.

[38] Marx, C. Manuscritos, p. 78.

[39] Ibíd.

[40] Ibíd., p. 79

[41] Ibíd.

[42] Feuerbach, L. Op. cit., p. 53.

[43] Marx, C. Manuscritos, p. 79.

[44] En este punto convergemos plenamente con Sánchez Vázquez para quien lo que agrega Marx al concepto de ser genérico de Feuerbach representara “la diferencia sustancial” entre ambos autores. Sánchez Vázquez, A. Op. cit., 94.

[45] La coacción a la que se refiere Marx en esta parte de las Manuscritos no es la coacción que ejercen unos hombres sobre otros, a la que nos referimos con anterioridad, sino la coacción que impone la naturaleza sobre el hombre, como el hambre, la sed, el frío, el calor, etc. Marx nos dice que a diferencia del animal “(…) que sólo produce bajo el acicate de la necesidad física inmediata, (…) el hombre produce también sin la coacción de la necesidad física, y cuando se halla libres de ella es cuando verdaderamente produce (…)”. Marx, C. Manuscrito, p., 81.

[46] Silva, Ludovico. Op. cit., p. 55.

Vega Cantor coincide con Silva en este punto y nos reitera en la idea de que Marx ve al hombre como un ser integral; nos previene de que esta idea puede prestase a equívocos. Respecto a lo anterior la siguiente cita nos parece ilustrativa: “La concepción que Marx tiene del hombre es integral (…) dentro de los postulados de esta concepción está la afirmación del hombre como un ser natural, es decir que forma parte de la naturaleza, porque procede de ella, está compuesto por materia cósmica y es el resultado más elevado de la evolución”.Vega va más allá de los argumentos de Silva e, incluso, de los argumentos del mismo Marx. En efecto, al afirmar que el hombre “es el resultado más elevado de la evolución”, deriva en un antropocentrismo que no se ve reflejado en los Manuscritos. Vega Cantor, Renán. “Marx y el mundo actual”; Revista Resonancia. Agosto de 1988, Vol., 1; N° 1. Pág., 64

[47] Marx, C. Manuscrito, p. 79.

[48] Ibíd., p. 80.

[49] Ibíd.

[50] Ibíd.

[51] Ibíd., p. 81.

[52] Ibíd. p. 116.

[53] Ibíd., p. 124.

[54] Ibíd., p. 116. El subrayado es mío.

[55] Ibíd., p. 117.

[56] Garaudy, sobre este tema, comenta: “Cuando un hombre trabaja, su actividad es asistida por toda la humanidad anterior, su trabajo es la expresión de la “vida genérica” del hombre, de todas las creaciones acumuladas del género humano”. Garaudy, Roger. Introducción al estudio de Marx. México Era. S.A. 1971. p. 53.

[57] Marx, C. Manuscritos, p. 80.

[58] Fromm, Erich. Marx y su concepto del hombre, Fondo de Cultura Económica. Séptima reimpresión, 1978, p. 64.

[59] Estanislao, Zuleta “Marx y el presente”. Revista resonancia. Agosto de 1988, Vol.1; nº 1. Pág. 60

[60] Marx, C. Manuscritos. p. 82.

[61] Ibíd.

[62] Ibíd., p. 83.

[63] Ibíd., p. 88.

[64] Ibíd.

[65] Ibíd., p. 84.

[66] Ibíd.

[67] Ibíd., 120.

[68] Ibíd., p. 127.

Año perverso, año iluso, año teológico

Lunes, 07 de Junio de 2010 / 09:03 h
Año perverso, año iluso, año teológico

Un año resulta suficiente para saber si la filosofía política de un gobierno es acertada, es decir, si es apegada a la realidad, si la descifra y resuelve sus enigmas. No será suficiente para evaluar los efectos de sus políticas y mucho menos para resolver la carga de problemas que un país soporta. Es importante, entonces, empezar por considerar que los planteamientos políticos centrales, como los de gobierno de unidad nacional, un gobierno sin partido, y el de gobernar para todos, han resultado maltrechos en este primer año.

El planteamiento de la unidad nacional esconde siempre yerbas venenosas, sobre todo en un país como El Salvador, que no constituye nación, pero sí, pueblo, y también país, y también Estado, y, sobre todo, mercado. Así las cosas, la unidad nacional sirve como planteamiento político que oculta, en un manto de aparente amplitud, un gobierno de las derechas y para las derechas clasistas, económicas y políticas.

Pero, intentando abarcar a todo el espectro político, desde la derecha, pasando por el centro, hasta la izquierda. Sin embargo, cuando se trata de gobernar en una sociedad profundamente dividida como la nuestra, entre ricos y pobres, y mucho más, entre ricos cada vez más ricos y más poquitos, y pobres cada vez más pobres y más bastantes, con rapidez este planteamiento muestra sus costillas. Rápido resulta evidente para quién se gobierna, con quién se gobierna y en beneficio de quién.

Aquí entramos en el terreno del gobierno y su naturaleza, porque siendo éste un equipo humano que administra o define una política a ejecutar, expresa siempre los intereses de una parte y nunca los intereses del todo. De no ser así, es decir, si los gobiernos fueran los gobiernos de todos, no existiría la lucha política ni el problema del poder político, ni las facciones, no fueran necesarios ni los partidos políticos ni las elecciones, y el gobierno se trataría de una simple sucesión basada en un recambio y de una especie de negociación política basada en grandes entendidos.

Como se ve fácilmente, esta ilusión elimina como por arte de magia la lucha de clases, las clases sociales mismas, los intereses políticos enfrentados, y, por supuesto, hace aparecer la quimera de un gobierno que gobierna sin relación con un partido político. Es decir, sin una línea política partidaria, pero si con una línea política que no depende de un partido.

Esta es la tercera ancla ideológica que navega en el discurso del actual gobierno y que le ha servido para presentarse como independiente, y por encima de la confrontación, de la realidad misma y hasta de la concertación. Este planteamiento, nos presenta a un gobierno prácticamente en las nubes, en una representación religiosamente sagrada, cuya política aparece por encima de los ruidos terrenales.

Se trata de no aparecer como la parte de un todo y no aparecer como representante, porque siempre se representa a una parte, sino más bien, como una especie de integración sagrada y mágica de los representados y los representantes, al mismo tiempo, y entonces, el presidente puede presentarse con una política económica que no daña los intereses de nadie y que deja las cosas así como están, y que, desde luego, no intenta beneficiar a nadie a costa de nadie, y no hay, entonces, razón alguna para que alguien esté en contra de semejante gobierno, y casi se trata de una filosofía que presenta a un gobierno celestial, en los cielos, para los ángeles mejores y sin nada que ver con los malos olores de la tierra.

El primer año ha pasado imperceptible, lleno de ausencias, rebosante de esperanzas y confianzas, muy oloroso a cambio, que como sándalo sagrado llenaba los resquicios de amargura que la realidad impone a los seres humanos en nuestro país.

El transcurso de la vida en la realidad nos muestra que los sueños, sueños son, y al final tenemos a un presidente de la república al que nadie apoya, a quien todos los sectores, de derechas e izquierdas, critican y atacan, pero que aparece, en la realidad, con la realidad, ejecutando una política económica neoliberal, respetando los intereses de los poderosos, protegiendo esos intereses, y no aparece ni parece cumpliendo su compromiso de gobernar para los más pobres, y mucho menos, ateniéndose al criterio de que su guía sería Monseñor Romero.

Es un presidente alineado fiel, entusiasta y cumplidoramente, con la política exterior de los Estados Unidos. No se compromete ni ejecuta ningún aspecto de ninguna forma de democracia participativa, tampoco establece ninguna corriente de comunicación, ni demagógica ni democrática, con los gobernados, y finalmente, cumple aquello de gobierno sin partido y partido sin gobierno.

Todo este panorama bien puede equivaler a una especie de limbo político, y este es un terreno peligroso que siempre cobra la realidad a todo aquel o aquella que, o siendo perverso o siendo iluso, cree o intenta parecer o aparecer actuando, viviendo o gobernando, sin los elementos reales de la realidad.

Ya sea por perversión o por ilusión, el hecho real es que el actual gobierno ha perdido la confianza de los más pobres, que saben que este gobierno no gobierna para ellos, y ha ganado la desconfianza de los poderosos, que saben que gobierna para ellos pero que también tiene interés sospechoso de que los pobres crean que gobierna también para ellos.

Y los poderosos, que siempre piden el corazón y entregas totales, no admiten, ni entienden, de juegos y filigranas que son llamadas reglas democráticas burguesas, y más bien, miran el mundo a través de una sola pared verde llamada cabeza oligárquica.

La realidad, que es una presa huidiza, ha derrotado, en el primer año, la filosofía política del gobierno, y así, éste podrá continuar como si nada ha ocurrido, con su deriva de derecha y hacia la derecha, o sentarse con su equipo a revisar su idea equivocada de que la democracia burguesa puede establecerse sin conflicto con la oligarquía o con el pueblo.

ROBERTO LORENZANA: «CON EL PRESIDENTE HAY UNA DISPUTA IDEOLOGICA, POR EL RUMBO DEL PAIS»

ROBERTO LORENZANA: “CON EL PRESIDENTE HAY UNA DISPUTA IDEOLOGICA, POR EL RUMBO DEL PAIS”

Por Carlos Martínez y Jimena Aguilar para El Faro (http://www.elfaro.net/)

Desde cuando retó al presidente Funes, asegurando que era capaz de probar corrupción en la entrega de los paquetes agrícolas, había estado en silencio. Meditando, dice, las palabras que ocuparía la próxima vez que hablara sobre el presidente con un periodista. Esta entrevista es esa próxima vez. El Faro tuvo esta conversación con el diputado Lorenzana un día después de la sesión solemne en la que el mandatario expuso los logros de su primer año de gestión.

Lorenzana es vicepresidente de la Asamblea Legislativa y miembro de las comisiones financiera y de agricultura. También asegura ser una especie de miembro honorario de la Comisión Política del FMLN: suele ser invitado por el coordinador general, Medardo González, a participar de las discusiones políticas en la cúpula. También ha sido uno de los efemelenistas más duros con Funes, sin haber sido nunca desautorizado por su partido.

Si sus palabras gozan de todo el consenso partidario del que presume, esta entrevista bien podría ser un parteaguas en las maneras en las que partido y presidente ventilan sus diferencias. El fin de los eufemismos, digamos. Este legislador describe un escenario de suma tensión, donde el FMLN no ha sido sordo a las subidas de tono de Funes. El presidente, dice, no piensa mucho lo que habla; es, a veces, más sumiso que el ex presidente Antonio Saca ante los organismos financieros; se ha rodeado de un grupo de interés del que es parte Gerardo Cáceres, a quien llama el gerente de recursos humanos del gobierno; define las discrepancias con el Ejecutivo como ideológicas y recuerda el caso de cierto ex presidente nicaragüense que se quedó sólo, sin partido, sin bancada…

Ayer su partido habló con voz amable, bonachona, suave, al presidente de la República. A usted le hemos escuchado tonos mucho más combativos al manifestar diferencias con el Presidente… ¿En qué medida usted representa la voz del FMLN?
Yo pensé que no era menos amable que el partido… coincido con la evaluación que se hizo ayer.

¿Sí?
Lo que pasa es que en un colectivo uno coincide en términos generales. Pero no debe ni puede perder la individualidad. Uno, por supuesto, tiene que respaldar las decisiones colectivas, pero no debe perder la individualidad. Entonces yo coincido con el enfqoue del día de ayer, pero por supuesto, tengo puntos de vista, en algunos casos, que al profundizarlos encontraremos énfasis distintos.

¿Por ejemplo?
Caracterizo al gobierno de Mauricio Funes como un gobierno de cambio. Pero para mí el cambio que se está impulsando es un cambio a medias. Y tiene que ver con dos factores. Uno son los factores objetivos, y otros, los subjetivos. Dentro de los objetivos están las condiciones de la economía nacional e internacional en las que se encontró al país. Las condiciones fiscales son ineludibles a la hora de gobernar. Limitan, por ejemplo, la profundización en la inversión social. También resulta que la estructura gubernamental no se desmonta de la noche a la mañana. Ahí están estructuras que han anidado, ocupando privilegios tradicionales. ¡Ahí están! Y los subjetivos tienen que ver con la voluntad. Hay una diferencia de voluntad.

¿En qué sentido?
En que se quiere profundizar menos el cambio. Nosotros quisiéramos un cambio con mayor velocidad y mayor profundización.

¿Cuáles son esos aceleradores? ¿Transformar la economía? ¿Una reforma fiscal más profunda?…
Antes de eso quisiera hacer un planteamiento general, para luego ir a lo particular. Lo que hay en juego en este momento es una visión sobre la transición. Este es un gobierno de transición, en transición. Uno ve reacomodos, virajes, planteamientos que se cambian. No todo es ideología, política, en esta relación con el gobierno, mucho es sicología, particularmente con el presidente.

Explíquenos eso.
Los factores de la personalidad cuentan. Y uno no puede dejar de tomarlo en cuenta en política. Por ejemplo, hay aspectos que generan reacomodos, como por ejemplo la altísima sensibilidad a la opinión pública del presidente… que no es malo. Esa es una característica del presidente.

¿Altísima sensibilidad a la opinión pública?
Correcto. El presidente, en los últimos tres meses, ha ido cayendo sensiblemente en su aceptación popular. No es una caída que haya generado una catástrofe, pero por la velocidad es sensible. El presidente está, todavía, en una altísima aceptación popular en términos generales. Él observa eso. Y eso está provocando ciertos reacomodos ya.

¿Para bien?
Creo que sí. La teoría electoral normalmente dice que cuando un presidente baja su popularidad, el partido de gobierno baja también en aceptación. De tal manera que para nosotros es muy preocupante que baje. Queremos que se mantenga o que suba más.

Ya les afecta, ¿no?
Teóricamente sí. Ahora, cuál es la realidad según nosotros: el presidente ha bajado de popularidad y el partido ha subido. Sé que hay mediciones distintas, pero según las nuestras, hemos subido. Mitofsky y La Prensa Gráfica han dicho que nosotros hemos bajado. Pero la UCA, la Tecnológica y las nuestras dicen que hemos subido, cuando el presidente ha bajado. Eso tiene que ver con la conducta.

Tiene que ver también, supongo, con que si la gente, cuando ve a Mauricio, ve al partido o no.
Claro, sí. Cuando uno habla de la gente estamos obligados a segmentar. Según nosotros el presidente ha bajado más en sus propios votantes y ha crecido más su aceptación en los votantes de la derecha desde el 1 de junio de 2009 para acá. Por eso no baja mucho. Baja en sus propios votantes, y sube en los votantes de la derecha. Ahora, en términos generales, siempre hay una disminución, como lo han registrado casi todas las encuestas. Eso tiene que ver con los énfasis, porque no basta decir que uno está del lado de los pobres.

O sea, lo atractivo que según usted resulta el presidente Funes para el votante de derecha tiene que ver con que, en la práctica, está dando señales atractivas o seductoras para la derecha…
Es correcto. Y digamos, tal vez es mucho decir exclusivamente el votante de derecha… Hay un votante, también, que se mueve en el limbo y que no necesariamente es un votante de la derecha o de la izquierda. Yo me imagino que hay factores que han generado confianza que también nos ayudan a nosotros. Por ejemplo, su relación con el gobierno de Estados Unidos le dio confianza no solo a gente de derecha, a mucha gente, incluidos votantes de izquierda. Eso lo aplaudió la gente: que haya una transición política estable. Lo aplaudió todo mundo. Nosotros, el votante nuestro, lo esperaba, lo quería, pero el de derecha más bien creía que eso no iba a pasar, que iba a ser traumática la transición…

Bueno, pero tener cercanía con la principal potencia del mundo no es una medida de derecha o diseñada para seducirla. Es una medida, apenas, lógica.
Sí, pero recuerden que ese fue un eje de campaña de la derecha, por eso lo menciono.

Bueno, entonces, ¿qué signos ve como mensajes seductores para la derecha?
Vaya, por ejemplo, el tema de la telefonía y fíjese que yo no estoy hablando de las diferencias del partido… o sea, de nosotros, dígame, ¿a qué cosas nos hemos opuesto de las propuestas del gobierno y del presidente?

RNPN.
No. Él se opuso a la propuesta nuestra. Es distinto. Los préstamos los hemos votado todos. No hemos dejado de votar por ninguna iniciativa.

¿A dónde va?
Ah, porque lo que pasa es que aquí es bien importante establecer quién tiene la responsabilidad también. Porque se dice: el FMLN no apoya al presidente. No es cierto. El Frente ha apoyado el 100% de las iniciativas del presidente. Es el presidente el que ha reaccionado en contra de algunas iniciativas del partido. Pero, por ejemplo, en el tema de las telefónicas, esa fue una iniciativa nuestra, que corresponde a nuestra plataforma. ¿Dónde se situó el presidente? Del lado de las empresas.

Se situó en el podio de Enade a llamarles irresponsables…
Claro, al lado de las empresas. Y ahí juega la personalidad, la sicología, porque ese tipo de lenguajes es un problema de la sicología.

¿Que ustedes interpretaron cómo?
Ah… que se situó del otro lado. Mire, el estilo es el hombre. Ese es su estilo, su sicología.

Califíquelo…
Él tiene su estilo. Yo no lo voy a caracterizar de ninguna manera. Creo que es un estilo que no piensa muy bien lo que dice. Uno debe de pensar lo que dice. Al menos, yo soy de esos, creo que hablo poco, pero me gusta pensar lo que digo. Uno no puede decir cualquier cosa frente a la opinión pública y después estar diciendo, quizá me equivoqué, quizá se me pasó la mano. Tampoco.

O sea que todas la reacciones que usted ha tenido frente a las posiciones que ha tomado el presidente hasta ahora son premeditadas…
Pues sí, uno tiene que pensar lo que dice. Yo, por ejemplo, cuando el presidente dijo que yo era un irresponsable y cómplice (por señalar politización en la entrega de los paquetes agrícolas), pasé dos días sin hablar…

Ja, ja, ja.
Aquí estaban todos los medios buscándome. A los dos días yo pensé que debía decir algo, porque eso no podía quedar como verdad y creo que se demostró lo contrario. Pero estábamos poniendo ejemplos.

Recuerdo a Norma Guevara diciendo en la plaza pública cuán injusto le parecía el cobro básico de la telefonía y una cuestión injusta es injusta aun con dos dólares menos.
Nosotros decidimos no votar, justamente para no ser incoherentes frente a la gente. Aunque sabíamos que bajarle un poco al cobro era producto de nuestra lucha, pero dijimos: si nosotros votamos por esto, vamos a ser incoherentes. Nosotros en eso no acuerpamos. Por eso no nos ha afectado la caída de la popularidad del presidente, porque nos hemos distanciado en las cosas que le benefician al pueblo: telefonía. Fíjese que la encuesta nuestra, por ejemplo, nosotros medimos: “¿Usted está de acuerdo con la posición del FMLN, en materia de telefonía, o con la posición del presidente?” Casi el 80% dijo que la posición del FMLN.

Claro, ¿quién va a estar de acuerdo con pagar, si la otra opción es no hacerlo?
Medimos también: “¿Usted está de acuerdo con que el FMLN ponga como condición, para aprobar los préstamos de la Diego de Holguín y el Hospital de Maternidad, que se inicie la investigación y que se informe sobre la corrupción?” El 78% estaba de acuerdo con que no votáramos de un solo. El presidente llegó incluso a cuestionarnos. Llegó a decir, incluso, que las diputadas del FMLN quizá no iban a parir a Maternidad, o sea, ¡una cosa gravísima! Sin embargo, nosotros nos quedamos tranquilos. Y la gente nos dio la razón. Por eso digo que este gobierno está en transición: ayer dimos un ejemplo, el presidente asumió la bandera en contra de la corrupción…

Que hasta ahora según ustedes no había asumido…
No, había dicho lo contrario. Había dicho que él no iba a perseguir a los corruptos. Claro, inmediatamente se dio cuenta de que había cometido un error e inmediatamente empezó a decir que lo habían malinterpretado, etcétera… pero no se montó en la bandera. Ahora, con lo de la Diego de Holguín y con lo del hospital de Maternidad, que es tan obvio, el presidente en su discurso se monta. Yo felicito al presidente, porque ha hecho un movimiento en positivo. Ojalá que siga así.

Este paso a lo positivo, ¿ustedes lo ven como resultado de lo que llama la hipersensibilidad a la opinión pública?
Es una parte. La otra es lo siguiente: yo creo que aquí lo que está en juego no es una lucha de poder. ¡Aquí el presidente manda, este es un país presidencialista! Él puede quitar a todos los ministros que quiera o ponerlos. Es un gobierno presidencialista. Lo que yo creo que hay es una disputa ideológica. Lo que hay es una disputa por el rumbo.

Entiendo que cuando habla del rumbo lo que nos dice es que están aflorando manifestaciones profundas de diferencias sobre visión, sobre idea de país, sobre qué cosas quieren hacer con el poder.
Mire, yo creo que las diferencias no son pequeñas, son diferencias importantes, que no quiere decir que son diferencias insalvables. Al final es importante ante la gente quién tiene la razón, de acuerdo con los intereses de la gente. Yo creo que, por ejemplo, en estos días esto ha forzado a la búsqueda de algún reacomodo en ambos lados. Del lado del partido ese discurso del día de ayer fue una expresión de voluntad política. Yo creo que son diferencias importantes. Yo creo que Medardo no dijo que fueran diferencias pequeñas, son importantes. Lo que él dice es que nosotros no queremos que sean diferencias insalvables, porque creemos que se pueden resolver. El discurso del presidente ayer también fue mesurado, no solo el que dio en el podio, sino que sus declaraciones posteriores fueron mesuradas, justamente porque toma conciencia de que necesita una plataforma. Ahí está el ejemplo del ex presidente en Nicaragua, Enrique Bolaños: ¡se quedó sin bancada y sin partido! Terminó en una debacle.

Lo que está diciendo es muy grave. Dice que lo que se está jugando el presidente con sus maneras es el respaldo de la bancada y del partido.
Justamente por eso es que el presidente hace un gesto ayer. Y el partido le toma la mano, o sea, que el partido se adelantó a decir que queremos entendimiento. Íbamos a reaccionar al discurso, pero el discurso fue un recuento. Ayer se hizo una valoración po-lí-ti-ca, en términos generales.

¿Debemos entender que el discurso de ayer de la bancada del FMLN, es un discurso pensado para limar asperezas, un gesto de amabilidad?
No todo lo que ahí se dijo tiene que ver con eso. Hay otras cosas… por eso digo que este es un cambio a medias. ¡Hay cosas que han cambiado que son positivas! Estábamos evaluando la gestión y no estrictamente la relación con el presidente, pero no podemos dejar de hablar de las cosas que nosotros aplaudimos, donde en el tema educación, en el tema salud, se ha puesto un punto de partida.

Rumbo. Usted decía que las diferencias son de rumbo… caracterice esa discrepancia.
Digo que no es una disputa de poder, sino de rumbo, ideológica, por lo tanto. Por eso es que yo no estoy de acuerdo cuando se dice que hay que renunciar a la ideología, porque en nombre de una renuncia a la ideología yo puedo asumir una posición de derecha. En la historia hay muchos ejemplos de eso.

¿No comparten entonces lo que dijo el presidente de quitarse la camisa partidaria?
Hay un principio filosófico y marxista, por cierto, que establece que lo general está por sobre lo particular. Que, digamos, lo nacional está sobre lo partidario. Nosotros coincidimos con eso. Ahí hay una diferencia y eso creo que vale la pena decírselo al presidente: nosotros le tomamos la palabra, pero hay que ir más allá. No solamente se trata de subordinar el interés de los partidos al interés nacional, sino también el interés de los grupos, porque este Movimiento por el Cambio es un grupo de interés. ¡Es un grupo de interés! Que es, a mi juicio, el grupo de interés con el que nosotros también somos aliados, que tiene la hegemonía en el gobierno. Esa es la realidad.

¿Habla del grupo de la familia Cáceres?
Ese grupo. Ahí está incluso la gerencia de recursos humanos del gobierno.

¿La gerencia de recursos humanos del gobierno?
Sí. ¿Quién puso al presidente del RNPN? El señor Fernando Batlle ha sido un gerente de Puntual (empresa de cobros de Gerardo Cáceres). Sus cualidades yo las respeto, respeto sus características, ¡pero él es un gerente de Puntual!… Gerardo Cáceres. Yo no digo que Batlle no tiene cualidades. Ojalá que haga el mejor papel posible, pero responde a un interés particular de un grupo. Si vamos a renunciar a los intereses del partido, también renunciemos a los intereses de grupos. Porque ese es un grupo de interés.

Vamos a hablar de este punto más adelante, pero nos desviamos de nuevo.
Pero no es malo desviarse un poco… je, je, je…

Estábamos hablando de rumbo y usted decía que en nombre de despojarse de la ideología uno acaba en la derecha.
Primero hay que puntualizar. Nosotros no estamos proponiendo el cambio de sistema. Aquellas son miradas de largo plazo, no miradas para cinco años. Entonces para dejarlo claro, en primer lugar, lo que sí estamos proponiendo es un cambio de modelo, del modelo que fracasó. Y a mi juicio, en la conducción estratégica del gobierno no está el FMLN, sino está un núcleo, un centro ideológico, como lo dijo hoy Carlos Cáceres en la entrevista en TCS: que hay un centro ideológico, dice, que se montó en la base del FMLN, así lo dijo hoy. Ese centro ideológico, a mi juicio, no está por un cambio de modelo.

¿Qué implica, en términos prácticos, cambiar el modelo?
Ah, bueno, hay una serie de cosas. Es un cambio que mejoraría las cosas, sin duda. Me voy a salir un poco del tema, de nuevo. ¿Si nos equivocamos con la candidatura de Mauricio Funes? No nos equivocamos. A mi juicio fue correcta la decisión.

Ya que nos salimos del tema, recuerdo las palabras de Schafik Hándal, hablando precisamente de la posibilidad de convertir a Mauricio Funes en candidato presidencial. Y respondió Schafik: “Mauricio nos quería ocupar de escalera y nosotros no somos un partido escalera”. A un año de la presidencia de Mauricio Funes, ¿no se imagina usted a Schafik diciendo: “¡Se los dije, se los dije!”?
Vaya, yo respeto la opinión de Schafik, pero la política es más complicada que eso. O sea, yo lo que creo es que no nos equivocamos. Primero porque para cambiar el rumbo hay que ganar las elecciones y para eso se necesitaba a una figura que tuviera alta aceptación popular y Mauricio la tenía, y por supuesto que tiene un antecedente de participación en la vida democrática del país. Por eso yo creo que no nos equivocamos, porque era difícil ganar con otra candidatura. Si me preguntan: “¿Y qué es mejor: Rodrigo Ávila o Mauricio Funes?” No, pues, por supuesto que yo me quedo con los ojos cerrados con Mauricio Funes. Estuviéramos en el peor de los mundos. Nosotros estuviéramos quizás igual a Arena, matándonos entre nosotros, viendo quién tiene la culpa, a saber si hubiera otro movimiento renovador. Pero yo quiero volver a que no he terminado la respuesta de lo del rumbo.

Hablaba de cambiar el modelo.
Esta conducción estratégica del gobierno no quiere cambiar el modelo, sino que quiere hacer cambios, que también benefician a la gente, pero que no cambian el modelo. Vaya, te voy a poner un par de ejemplos. Los que impulsan este modelo uno es el Fondo Monetario Internacional (FMI). Una condición del FMI es que se elimine el subsidio al gas para reducir el gasto social. O sea que el peso de la crisis caiga en los mismos y esa es línea del modelo, que el gobierno, al menos lo que hemos escuchado de Álex Segovia y del ministro de Economía, quiere impulsar.

Entiendo que si menciona este tema es porque ustedes encuentran en él una expresión importante que habla del rumbo que el gobierno ha decidido tomar.
Si de lo que se trata es de reducir el gasto fiscal, no le voy a quitar a todas las capas medias y a los sectores populares el subsidio porque este es un impacto a las capas medias. El FMLN tiene preocupación de las capas medias.

Perdón, pero pienso en los ejemplos que nos ha puesto y no encuentro aún síntomas de una diferencia ideológica importante, posiblemente porque a estos temas técnicos no les doy la dimensión que ustedes le dan.
Telefonía, ¿dónde nos situamos cada quién? Él ha hablado… hoy se montó en el tema de la anticorrupción pero lo que había dicho era una cosa distinta.

¿Eso era una de las cosas más graves que ustedes…?
… O sea, eso es un tema de modelo también: desmontar esas estructuras. Bueno, en el tema de la semilla. Nosotros estamos de acuerdo con que se reparta semilla, que por supuesto que tampoco es la solución. Pero el clientelismo político, no. Miren, ¿para qué sirve la semilla? Para sembrar la tierra, no para comprar voluntades.

Pero haciendo de abogado del diablo, de lo que está acusando al presidente es de corrupción y no de discrepancias ideológicas, porque la corrupción no tiene ideología.
Yo estoy hablando de un manejo político inadecuado de un incentivo que tiene otros fines. También hay, por ejemplo, dentro del ejercicio del poder que se está arrancando una actitud, a mi juicio, demasiado sumisa frente al FMI. Y nosotros debemos de espadear con los organismos internacionales. Pero aún Saca sorteaba algunas cosas con los organismos internacionales. ¿Y este gobierno por qué no lo puede hacer? Dígame usted, ¿hay interés en elevar la regulación en los servicios públicos?

Ayúdeme a explicarlo de forma sumaria al lector. ¿Cómo se llama esa diferencia de visión entre ustedes y el presidente?
Es que nosotros creemos que hay que iniciar el desmontaje del modelo neoliberal, y este grupo no quiere desmontar el modelo. Quiere hacer cambios, que siempre son positivos, repito, porque es mejor Mauricio que Rodrigo, pero no quieren desmontar el modelo, quieren continuar con el modelo neoliberal, un modelo que ha fracasado aquí y en el mundo. Y no hablo del cambio del sistema, porque no estamos hablando del cambio del sistema, no está planteado ni en este gobierno y posiblemente no esté planteado en futuros gobiernos, hablando de dos o tres generaciones. O sea, el tema del socialismo es otra cosa. No estoy hablando de eso, porque fácilmente lo pueden llevar a uno por ahí, “que estos quieren el comunismo”, y no.

Pero eso lo dijo, con esas palabras, exactamente, José Luis Merino y nadie ha salido a desmentirlo… “Vamos hacia el socialismo”, dijo…
Sí, si nosotros tenemos nuestros fines, nuestras metas estratégicas, son nuestras miradas de largo plazo, pero no estamos construyendo socialismo, no está en el programa ni creo que esté en el próximo programa de gobierno. Eso tiene que ver con otras condiciones.

Hablemos de las camarillas de poder. Usted caracteriza al nuevo grupo de amigos del presidente como un grupo de interés. A su juicio, este grupo de interés, ¿está influenciando de forma reprochable al gobierno en aras de la persecución de los intereses de ese grupo?
Mire, yo lo que quería decir es que si vamos a subordinar el interés de los partidos al interés nacional, también hay que subordinar el interés de los grupos. Y yo, por ejemplo, no creo que sea conveniente que gente que esté ahí se beneficie del gobierno. Eso no es conveniente.

¿Quiénes?
No quiero dar ningún ejemplo, pero debe ser un compromiso…“No me voy a beneficiar del Estado”.

¿Y eso no está ocurriendo?
Tampoco lo estoy diciendo. O sea, la vida que nos demuestre eso. Yo quisiera que el presidente diga: “Yo le pido a los partidos que se subordinen al interés nacional, y a los grupos también”. A su propio grupo también.

¿Usted cree que eso está ocurriendo?
No, no lo estoy diciendo, pero ese compromiso debe asumirse.

Pero si debe asumirse es porque algo está pasando…
Me imagino que ustedes tienen alguna información…

La información que tenemos está publicada. Por ejemplo, “Mecafé” ganó montón de licitaciones y no sé si a eso se refiere.
No, o sea… ustedes han puesto el ejemplo. Ese es un ejemplo y a saber si habrá otros ejemplos.

Para el FMLN, el surgimiento de este nuevo grupo alrededor del presidente, ¿qué escenarios abre?
Hemos conversado con ellos antes. Uno debe hablar con todo mundo. También ahí hay gente que juega un papel importante y tampoco es que nosotros vemos en blanco y negro las cosas.

Usted ha dicho incluso que dentro de ese grupo está “el gerente de recursos humanos del gobierno”, Gerardo Cáceres.
Sí… miren: crear un movimiento social, aglutinar grandes contingentes de gente, no es cosa fácil. Yo entiendo que a partir del fracaso de Ahuachapán ellos han suspendido dos actividades: la de Chalatenango y la de San Miguel. Posiblemente entienden que se deben seguir soportando en la base del FMLN, porque, ¿en qué aguas van a pescar?

En las del Frente.
Quitarle la gente al Frente no es tan fácil… no es tan fácil. Yo creo que se van a quedar como un fenómeno mediático.

¿Ustedes creen que tienen intención de formar un partido?
No creo que tengan capacidad. Puede haber, pero aglutinar grandes contingentes de gente, dígame, ¿con qué ideología? ¿De izquierda o de derecha?, si dicen que no tienen ideología. Tienen que tener ideología, posicionarse frente a los problemas, estoy aquí o estoy allá. “Pero yo no soy nada, o sea, yo no tengo color”, y eso frente a la gente no es nada.

¿Usted es de izquierda, Roberto?
Yo soy de izquierda.

¿Mauricio Funes es de izquierda?
En la realidad salvadoreña creo que él ha sido de izquierda.

¿Y ahora?
A la gente hay que juzgarla por su conducta. Entonces puede ser que en la vida él cambie, porque él hoy está diciendo que no asume posición partidaria, pero él mismo dijo antes, recuerdo, que decía que era un periodista de izquierda. Lo dijo varias veces. No sé si su conducta va a ser coherente con su historia.

Al cabo de un año el presidente pareció terminar con cuatro o cinco partidos de gobierno: todos los partidos se presentan como los auténticos respaldos del presidente y de alguna manera ustedes siguen siendo una fracción solitaria.
Es que mire, la Asamblea es siempre… es un ejercicio de gana y pierde. ¿Quién ganó: el presidente o el FMLN por el pleito de las telefónicas?

El presidente.
Políticamente lo ganamos nosotros.

¿Por sus números de encuestas?
Aquí el punto es con quién está el pueblo. O sea, porque nosotros no vemos a corto plazo, vemos a largo plazo. Si el pueblo nos da la espalda dejamos de ser lo que somos. Entonces a mí no me preocupa perder una votación como esa, pero me preocupa cuando el pueblo le da la espalda a uno.

¿Cómo interpreta usted el afán oficialista de partidos como Gana, PDC o PCN? Son partidos de derecha, compitieron tras la candidatura de Rodrigo Ávila y ahora estos partidos son muy anuentes al presidente. Algunas veces más anuentes que ustedes.
Cualquier presidente está obligado a construir las correlaciones que él necesita para conseguir sus propósitos. O sea que el presidente se reúna con los partidos eso no es malo en sí mismo. El dato de la realidad es que hay varios acuerdos sin el Frente y a veces en contra del Frente. Ese es un dato de la realidad que nosotros lo registramos y lo registra la gente también.

¿Cómo lo digieren?
La realidad no siempre es como uno la desea. Ojalá que así fuera, pero no siempre es así. Por eso es que la realidad hay que cambiarla. Eso de que a veces uno debe acomodarse a la realidad, no estoy de acuerdo. Hay que cambiarla.

Cuando ustedes dan una entrevista como esta, que tiene un potencial de polémica obvio, ¿piden autorización al partido?
No, no siempre.

¿En esta ocasión Medardo González sabe que nos iba a dar esta entrevista?
Lo que pasa es que nosotros tenemos, si se quiere, una libertad que tiene ciertos parámetros, en el sentido de que si hay una cosa en que no estamos de acuerdo, pues seguramente me van a desautorizar. Hasta ahorita no me han desautorizado. Yo sé que mucha gente en el partido comparte muchas opiniones críticas.

¿Por qué decidió hablarnos con esta claridad? Usted decía que mide los momentos y sus palabras. Háblenos de sus valoraciones para darnos esta entrevista.
Es que usted me convenció…

No: en serio.
Es que no he hablado estos días, porque esa fue una decisión del partido: no hablar. Arena ha estado haciendo un balance desde hace una semana y nosotros decidimos hacerlo después del primero. Por supuesto que hablar tiene riesgos: pude haber dicho algunas cosas que no necesariamente… yo creo que el partido las comparte todas. Lo que no necesariamente comparte es que se digan.

Parte de la izquierda dispersa se desespera y la derecha ataca

Parte de la izquierda dispersa se desespera y la derecha ataca

Salvador Arias*

La revolución salvadoreña, como desde sus inicios, vive un momento coyuntural muy complejo, esto resultado de sus avances en la consolidación de un poder alternativo revolucionario, democrático que tiene como horizonte construir una sociedad socialista. En este proceso la derecha poco a poco va perdiendo control de su poder antes absoluto e incuestionable, ahora compartido y en un creciente proceso de pérdida de control del poder, que pasa crecientemente a manos del pueblo, a través de su vanguardia el FMLN.

El pueblo salvadoreño con su Partido el FMLN, por primera vez en la historia de nuestro país, le quitó la presidencia de la república a la burguesía oligárquica, lo cual sin duda significa una avance importante en el proceso revolucionario, en cuanto a que el pueblo por primera vez realizó que el poder de los ricos no es absoluto, que se puede, si el pueblo se decide, apartarlo del poder y comenzar a construir la sociedad de justicia, de paz, de un futuro bienestar para las inmensas mayorías hasta ahora históricamente excluidas y sometidas a la explotación, represión y dominación, casi sin límites, o sea comenzar a construir el futuro socialista.

Claro en este proceso hay momentos que como decía Lenin, dos pasos para adelante y uno hacia atrás, es la regla de consolidación de las revoluciones populares, de los trabajadores y los campesinos y sectores medios empobrecidos.

El Partido hasta ahora ha venido en ese proceso, dos pasos adelante y en coyunturas uno hacia atrás, pero siempre avanzando, esto está a la vista, los que no lo quieren ver es porque se desesperan, y quieren en un infantilismo de izquierda, correr, con el riesgo de tropezarse y no dar un paso para atrás, sino quedarse estancados y permitir que la derecha recupere el terreno perdido.

Otros personalmente corrieron directamente al proyecto de la derecha, por desesperación y ambiciones personales, o sea, la pérdida de la conciencia de clase revolucionaria proletaria y campesina, los atrapó el dulce en canto de la burguesía, su debilidad ideológica los traicionó.

Los que cayeron en el infantilismo de izquierda y los atrapados por el dulce encanto de la burguesía, terminan jugando al proyecto de la derecha, consciente o inconscientemente, pueden terminar con sus actos siendo contrarrevolucionarios. Esto se está expresando por diferentes medios de comunicación, con gran prepotencia a veces, con grandes desplantes de sabiduría y grandilocuentes, que más que aclarar confunde al pueblo; con la mano escondida en comunicaciones apócrifas.

Todo esto descalificando al FMLN, a sus dirigentes, y a la vez consciente o inconscientemente, tirándole cortinas de humo al proceso de desmoronamiento de los partidos de derecha, que en el marco de sus contradicciones secundarias, están desesperados por la pérdida de poder, y buscan recomponerse aún sacrificando estructuras políticas de la historia reciente como es el caso del partido ARENA.

En esta campaña contra la revolución del pueblo salvadoreño, revolución iniciada por el Indio Aquino en el Siglo XIX, continuada por Farabundo Martí entre los años 20’s y 30’s del Siglo pasado y consolidada por el pueblo bajo la vanguardia del FMLN, ahora se busca arreciar los ataques para debilitar al partido, aprovechándose de las contradicciones que estas coyunturas generan, estamos hablando de una coyuntura donde la burguesía salvadoreña ve que se acerca el momento en que se le puede ir el control del Estado, instrumento fundamental en la conservación de su poder político y por lo tanto económico, sus intereses de clase.

En este contexto con el objetivo de crear o hacer creer al pueblo, que el FMLN está divido o que se divide, que el FMLN no sabe gobernar, emulando lo sucedido en los partidos de derecha; la derecha y sus aliados, montan una campaña en los diferentes medios de comunicación, con el objetivo de proyectar con todos los medios posibles una imagen mediática, de un FMLN en división creciente.

Para así desviar la atención de su propio descalabro y por lo menos poder dejar la sensación de “un sistema político en descomposición”, en el cual ya no solo ella (la derecha), sino también la izquierda estaría descomponiéndose, abriéndole un escenario positivo para la recomposición del aparato político de la derecha y sus diferentes partidos.

En este contexto, se publicó un artículo en una página web del internet, que luego de manera irresponsable fue publicada en la web de la Tendencia Revolucionaria (TR), un artículo atacando a nuestro Coordinador camarada Milton Méndez o Medardo González, firmado por un tal Salvador Arias, señalando que era un aporte desde Canadá.

Lo curioso es que al siguiente día lo publica la TR en su web, sustrayendo del texto, que era un aporte desde Canadá y que no se trataba de mi nombre, o sea, la intención era clara, utilizar mi nombre para semejante ataque visceral al coordinador del FMLN, queriendo así hacer parecer que habría división en el FMLN. División que es un viejo anhelo de una parte de la izquierda dispersa, que habla de su deseo de montar una nueva vanguardia de la revolución, como que esto puede hacerse con voluntarismos.

El FMLN es vanguardia de nuestra revolución y seguirá siendo vanguardia, por la lucha de nuestro pueblo y su apego a los anhelo de libertad y construcción de una sociedad donde los intereses populares sean los hilos conductores del Estado, la economía y la sociedad como un todo. Ante una aclaración mía, hecha a través del compañero Jorge Sol, en la web donde se originó el artículo, dos días después, salió la aclaración que ese Salvador Arias, no era el que había sido Diputado del FMLN, o sea no era mi persona, sino otra persona con mi mismo nombre.

Sin duda los que me conocen dentro de la lucha revolucionaria, no podrían haber creído que mi persona, tomara una actitud contrarrevolucionaria y además que atacara personalmente a mi compañero, amigo y camarada Milton, que sin duda le ha tocado liderar a nuestro partido, en esta coyuntura histórica, terriblemente complicada por lo ya analizado anteriormente. La derecha ya escucha, como decía el camarada Schafik, “el rumor del poder del pueblo”.

Quizás mi última reflexión en este breve artículo, sería: nuestro Partido, igual que en todo el proceso revolucionario hasta ahora vivido, requiere mantener la unidad, como un factor estratégico para seguir avanzando en la toma del poder, esa unidad además de consolidarse en lo interno del Partido, este, igual debe, crecientemente, buscar la unidad con todo el movimiento social que busca crear una sociedad con justicia e igualdad, factor determinante en la construcción del nuevo poder revolucionario; así también la unidad debe buscarse con toda la izquierda que fuera de las estructuras del FMLN, busca igualmente derrotar el poder de la burguesía y construir el poder popular.

Este poder sólo será posible alcanzarlo, en una amplia alianza, un frente político, con todo el pueblo salvadoreño, con los campesinos, los obreros, trabajadores en general, los profesionales, intelectuales, los sectores medios, los micro, pequeños, medianos y grandes empresarios que buscan cambiar este país; para dejar atrás, esa lógica excluyente, empobrecedora de las mayorías y concentradora del poder económico y político en un reducido círculo de familias y empresarios, que sólo buscan la ganancia, en un egoísmo sin límites.

Es un momento, una coyuntura que puede marcar un avance más definitorio en los anhelos históricos de nuestro pueblo por su liberación, también es un momento que puede hacer retroceder la revolución. La burguesía acecha y ataca constantemente, por eso para todo revolucionario, todo militante del FMLN, de todo compañero de izquierda, nuestra tarea es: citando al Comandante Fidel Castro, “Hay que tomar siempre la delantera. Sorprender. Atacar dónde y cómo no se imaginan”.

En el FMLN venimos de donde asustan y tenemos experiencia acumulada, cohesión interna y ninguna duda, de quienes son los verdaderos contrincantes de las transformaciones que nuestro país necesita, para arrancar de raíz las leyes de este capitalismo salvaje que mata a nuestro pueblo de hambre y desesperación.

LA LUCHA CONTINÚA HASTA LA VICTORIA FINAL REVOLUCIÓN O MUERTE

  • Militante del FMLN

A un año del primer gobierno de cambio, ¡sigamos adelante! (II Parte)

Lunes, 31 de Mayo de 2010 / 08:17 h
A un año del primer gobierno de cambio, ¡sigamos adelante! (II Parte)

El cambio se percibe en la mayor libertad de los sectores de expresar sus
demandas, de expresar exigencia de cumplimiento de promesas

Licda. Norma Guevara de Ramirios

Sin duda, las circunstancias de saqueo del patrimonio público, las obligaciones de pago de deuda heredados y el impacto de la recesión internacional, limitan la capacidad de responder a necesidades insatisfechas, especialmente en el campo del bienestar económico de las familias y de la seguridad; pero es justo reconocer que pese al cuestionamiento orquestado en materia de seguridad, las acciones realizadas por las distintas dependencias de ese ministerio reflejan avances. Bloqueo de teléfonos para impedir extorsiones; más de 70 mil detenciones que incluyen a grupos involucrados en graves delitos; decomiso de alrededor de cinco mil armas de fuego y procesos de mejora de la corporación policial.

En el campo de política exterior se abrieron relaciones con Cuba, Vietnam y el Reino de Camboya, se abrió nuevo consulado en México, se suscribieron convenios de cooperación con Brasil y Cuba entre otros. La atención a la memoria histórica de nuestro pueblo, de su sufrimiento por determinación política de Estado y el pedido de perdón por el daño causado, es el elemento de promesa política mejor cumplido, abarca esfuerzos para reconocer deudas morales a las familias de las víctimas y la reivindicación de las decenas de miles de mártires sin los cuales este nuevo capítulo de la historia sería inimaginable.

Ha hecho falta sin embargo aprovechar el tiempo para avanzar en la reforma política de instituciones vinculadas a la democracia, como es el sistema electoral, en materia registral, en apoyo al voto residencial y de salvadoreños en el exterior. Es lamentable la oportunidad perdida para iniciar un proceso que vuelva más respetable la identidad de las personas al abortar la reforma a la ley orgánica del RNPN. Esta seguirá siendo una deuda difícil de ser aquilatada por el Señor Presidente.

El manejo de los riesgos ambientales requiere mayor velocidad, se ha hecho bastante con enfoque nuevo frente a los daños causados el 7 y 8 de noviembre del año pasado; para empezar la forma rápida en que se acudió a resolver problemas de agua potable, salud, de despeje de vías, de apoyo a las víctimas y el enfoque para resolver el resarcimiento de manera más definitiva con el programa de viviendas y reparación de puentes. ¿Cuándo otro gobierno acudió con enseres domésticos como lo hizo el Ministerio de Gobernación o con medios para reponer lo sembrado como lo hizo en su momento el Ministerio de Agricultura?.

Hay un humanismo renovado en la manera de encarar los problemas más agudos de los sectores vulnerables de áreas alejadas, y en la forma de atender los riesgos desde la organización de la gente así como el deterioro que gráficamente se expresa en la explosión de cárcavas por todos lados; la gente lo aprecia; sabe que los miles de problemas acumulados a lo largo del tiempo difícilmente pueden ser resueltos en un año, pero aprecia que se dan pasos serios y esto ocurre en el peor momento de la economía impactada por la dolarización, y la dependencia extrema de la misma respecto a Estados Unidos.

El cambio se percibe en la mayor libertad de los sectores de expresar sus demandas, de expresar exigencia de cumplimiento de promesas, de mayor concertación con todos, y exigencia de diferenciarse de las prácticas tradicionales de la derecha en la manera de hacer política; y esto en sí mismo es una resultante natural del proceso de cambio abierto, que difícilmente puede ser confundido con musarañas de grupos ultraderechistas a la usanza de la gusanera cubana, aunque se vistan de blanco manipulando sentimientos y necesidades de mayor seguridad.

El resultado de la voluntad de cambio impactó tanto que estremeció a la derecha y ésta está impelida de buscar su propio cambio. Se alza para bloquear poderes como lo hizo ante la necesidad de renovar un tercio de la Corte Suprema de Justicia, se agrupa para ofrecer respaldo al Presidente buscando presentar como innecesaria la participación del FMLN, se contradice en lo que hace en los medios y en la calle, con lo que busca pactar para cercar al Gobierno; pero con todo y esos acontecimientos, la sola victoria y el respeto impuesto a la misma por voluntad popular, ha abierto para nuestra patria una nueva época política.

Es deber aprovecharla bien, para lo justo, para el cambio que favorece a la gente, a la transparencia, a la democracia, a la seguridad, al desarrollo material y espiritual del pueblo. Afortunadas y afortunados quienes podamos vivir con lucidez este momento y trabajar por su impulso hacia nuevos logros.

Pensamiento Ambiental Latinoamericano

Pensamiento Ambiental Latinoamericano

La Cuna y los Primeros Pasos

En tiempos recientes, y cada vez de forma más frecuente, ha empezado a rondar por nuestras mentes y a instalarse en nuestros deseos una pretensión: la de ser creadores de un pensamiento propio. Empezamos a escribir en nuestros textos, a inscribir en nuestros programas educativos y a manifestar en nuestras acciones ambientalistas, la aspiración a dar a nuestro pensamiento ambiental la certificación de una denominación de origen: Latinoamérica.

Más allá del orgullo que entraña tal ambición, bastaría una reflexión crítica elemental para hacernos una pregunta obligada: ¿Qué sería lo propio de ese pensamiento que hiciera de tal pretensión una aspiración legítima, en el deseo de construirnos un pensamiento que nos diera identidad frente a la crisis ambiental global?

Esta aspiración tiene la mayor relevancia, cuando desde una visión crítica sobre la sumisión y dependencia de América Latina (como del Tercer Mundo) al centro organizador del mundo desde la economía globalizada, en tiempos recientes se viene organizando una reflexión sobre La colonialidad del saber (1) , y sobre la posibilidad de Conocer desde el Sur (2) . Allí se desarrollan argumentaciones sobre la forma como las ideas eurocentristas (desde la fundación de la filosofía griega hasta el pensamiento posmoderno), así como los paradigmas dominantes del conocimiento científico y las tecnologías modernas, fueron y siguen siendo incorporadas a nuestras sociedades a través de la Conquista, la Colonia y la Globalización, colonizando nuestros modos de pensar y nuestras formas de vida, y propiciando como reacción la emergencia de un saber y una cultura política emancipatoria. Mas el saber estratégico que permitiría destrabar y liberarnos de las relaciones de dominación, de explotación, de desigualdad y de exterminio, si bien busca reconocer y emancipar a los saberes y formas alternativas de vida negadas y declaradas inexistentes por los paradigmas dominantes, no implica necesariamente una comprensión “desoccidentalizada” del mundo, es decir, la reconstrucción de los saberes y de otra racionalidad desde los “saberes del Sur”, la cual pudiera desconstruir al sistema-mundo globalizado y construir otros mundos posibles.(3) La construcción de una globalización contrahegemónica, fundada en las diferencias y especificidades de cada región y de cada pueblo no solo parte de un ánimo emancipatorio, sino de sus raíces ecológicas y culturales. Es desde allí donde el Pensamiento Ambiental Latinoamericano aporta una mirada original que abre las puertas a “El Siglo Americano de Nuestra América”.

No podría quedar inadvertido que parte constitutiva de esa colonialidad eurocéntrica es el logocentrismo de las ciencias que ha puesto a debate el pensamiento posmoderno, en sus efectos objetivadores del mundo y concentradores del poder, vinculados con la centralidad geopolítica a la cual está asociada la degradación socioambiental de los países “periféricos”. Sin embargo de ese análisis crítico y de ese deseo emancipatorio –incluso de la emergencia de nuevos actores sociales que encarnan esa resistencia–, no se desprende ni define un pensamiento sociológico y una epistemología propias. Es desde la radicalidad epistemológica del concepto de ambiente, que nace de la crisis ambiental como punto límite de la racionalidad dominante, de donde surge un saber ambiental emancipador, arraigado en los potenciales ecológicos y la creatividad cultural de los territorios del Sur.

La globalización contra-hegemónica –la desconstrucción de la fuerza unidimensional opresora de la diversidad, de la diferencia y de la otredad, que nace del poder de lo Uno, lo Universal y lo General, de la Idea Absoluta y la Totalidad Sistémica, hoy globalizado bajo la dominancia de la racionalidad económica–, exige un descentramiento epistemológico, una revolución copernicana del saber que mire desde fuera al pensamiento que insiste en colocarse en el centro del universo de la vida humana. Este punto de anclaje fuera del sistema es el ambiente: el concepto epistemológico de ambiente. Sin embargo, la nueva racionalidad ambiental no podría ser un paradigma absolutamente externo, una epistemología ambiental que nazca de “algo” –un ser, un territorio, un orden, un espacio– intocado por la totalidad que lo ha negado y trastocado. La racionalidad ambiental se forja en la desconstrucción del pensamiento metafísico, científico y posmoderno; de la territorialización de la diversidad, la diferencia y la otredad; sobre la base de los potenciales ecológicos y de los saberes culturales que habitan los territorios del Sur. De allí nace y desde allí reivindicamos el pensamiento ambiental latinoamericano.

Desde principios de los años 70 y en el contexto de la teoría de la dependencia, se viene indagando y proclamando en los medios académicos y políticos la necesidad de producir un conocimiento científico y tecnológico propio, de aplicar y adaptar la ciencia y la tecnología a los problemas nacionales, incluso de reconocer y revalorizar los saberes indígenas. Pero no es de esos saberes autóctonos y tradicionales, ni de una simple aplicación y adaptación de la tecnociencia del Norte y de las directrices de la geopolítica global del desarrollo sostenible, de donde ha brotado el pensamiento ambiental que proclamaos latinoamericano.

Si no se trata solamente de la apropiación de una lógica de las ciencias, de un pensamiento ecológico o de una estrategia de “desarrollo sostenible” que se ha venido configurando fuera de nuestros territorios; si no es una mera aplicación y adaptación de los paradigmas, los métodos y los programas de investigación de la ciencia “normal”, ¿Qué sería lo original y lo propiamente “latinoamericano” de ese pensamiento? Que elementos se conjugan en las fuentes y raíces propias en la forja del pensamiento ambiental latinoamericano? Seguramente estas preguntas habrán de generar respuestas diferenciadas por parte de los precursores, los autores y los actores que se identifican con este pensamiento. (4)

Es posible hacer un ejercicio hermenéutico para rescatar desde una mirada ambientalista a autores latinoamericanos que pudieran inscribirse como precursores del ambientalismo, por enlazarse en su vena de pensamiento y a través de un cuerpo de preceptos, de principios y de formulaciones en el tejido discursivo de un pensamiento ambiental que hoy reivindicamos como propio. Desde las afirmaciones de Martí, “No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza” ó “Las trincheras de ideas son más fructíferas que las trincheras de piedra” (5) ; desde el marxismo latinoamericano de Mariátegui, que reivindicaba la economía comunista indígena que le permitía un bienestar material gracias a la organización colectivista de la sociedad incaica, hasta la pedagogía de la liberación de Paulo Freire como precursora de la pedagogía de la tierra y de la ecopedagogía que hoy sostienen Leonardo Boff y Moacir Gadotti, podemos reconocer un linaje de pensamientos “ambientalistas”, que han arraigado en nuestros territorios de vida.

Desde que emerge la crisis ambiental a escala mundial, hacia principios de los años 70, un grupo de intelectuales y académicos fueron atraídos por los vientos y mareas de esas nuevas ideas y propuestas, en torno a las cuales comenzó a darse un movimiento crítico y una respuesta desde América Latina. La publicación de Los Límites del Crecimiento (6) , que anunciara por vez primera la catástrofe ecológica que se avecinaba, América Latina dio una respuesta propia. Un estudio conducido por Amílcar Herrera cuestionaba: ¿Catástrofe o Nueva Sociedad? (7) Se argumentaba que la degradación ambiental no tenía por causa fundamental el crecimiento demográfico ni estaba determinada de manera lineal por el crecimiento económico, sino que dependía fundamentalmente de un modelo de desarrollo, y que las formas y grados del deterioro ambiental estaban asociados con la distribución desigual del ingreso y con las formas de la pobreza.

Ya para la Conferencia de Belgrado en 1975 que anticipó a la Conferencia de Educación Ambiental celebrada en Tbilisi, Georgia, en 1977, se celebraron reuniones preparatorias en América Latina, de donde nacen las primeras reflexiones sobre una educación ambiental en la que confluía el pensamiento ecológico y complejo emergente y se reclamaban nuevos enfoques y métodos interdisciplinarios para la comprensión y resolución de los problemas socioambientales emergentes.

En 1978, siguiendo el rol pionero del pensamiento económico latinoamericano de la CEPAL, inaugurado por Raúl Prebisch, Osvaldo Súnkel y Nícolo Gligo convocaron a un grupo de intelectuales, incluidos ecólogos pioneros del campo ambiental y economistas de la escuela cepalina a reflexionar por primera vez sobre la problemática ambiental en un proyecto intitulado “Estilos de Desarrollo y Medio Ambiente en la América Latina”, que se desarrolló entre 1978 y 1980. Este estudio propició un seminario del mismo nombre celebrado en Santiago de Chile en noviembre de 1979 patrocinado por CEPAL y el PNUMA. Una selección de estos estudios fue publicada por el Fondo de Cultura Económica en dos volúmenes en 1980 con el título Estilos de Desarrollo y Medio Ambiente en la América Latina, que constituyó una obra pionera en la reflexión sobre la dependencia y nuevos estilos de desarrollo desde la perspectiva ambiental.

Los años 80 fueron particularmente prolíficos en activar un pensamiento ambiental y plasmarlo en una serie de textos fundamentales. Es imposible dar cuenta de la amplia literatura generada en estos años. Baste como muestra apuntar algunas publicaciones que siguieron a estos primeros impulsos y que fueron clave en la formación de una generación de pensadores y administradores ambientalistas. Entre ellas cabe señalar obras pioneras respaldadas por CEPAL, PNUMA y CIFCA, como Expansión de la Frontera Agropecuaria y Medio Ambiente en América Latina, publicado en 1983; La Dimensión Ambiental en la Planificación del Desarrollo, publicado en dos tomos en 1986 y 1988. Más adelante, siguiendo esta línea de investigación para el diagnóstico y prospectiva ambiental, así como de gestión de la sustentabilidad ecológica del desarrollo, se publicaron los resultados del proyecto “Prospectiva Tecnológica para América Latina” y de las investigaciones realizadas por el Grupo de Análisis de Sistemas Ecológicos durante los años 80 con el título El Futuro Ecológico de un Continente: una visión prospectiva de la América Latina. Anticipando una temática que 20 años después habría de convertirse en uno de los problemas más críticos del mundo y de América Latina, la Comisión de Desarrollo Urbano y Regional de CLACSO habría de publicar en 1985 el libro Desastres Naturales y Sociedad en América Latina.

En México, entre los años 1987 y 1989, la Fundación Universo Veintiuno promovió y financió la publicación de una colección de 8 libros que habrían de ser fundamentales para el diagnóstico y la gestión ambiental en México. Estos comprendieron los siguientes temas: Derecho Ambiental; Manejo de los Desechos Industriales Peligrosos; Calidad y Cantidad del Agua; Salud Ambiental; Contaminación del Aire; Producción Rural y Alternativas Ecológicas; Fauna Silvestre y Áreas Naturales Protegidas; y Población, Recursos y Medio Ambiente.

América Latina ha seguido paso a paso la transformación civilizatoria desencadenada por la crisis ambiental, en un ritual reflexivo, de apropiación e identificación crítica. Así en 1982, el CIFCA promovió una reflexión sobre el significado y trascendencia en Iberoamérica de la Cumbre de Estocolmo. (8) En 1987 fue publicado el Informe Brundtland con el título Nuestro Futuro Común, trazando los ejes de una nueva geopolítica del desarrollo sostenible que daría lugar 5 años más tarde a los Principios de Río y al programa ambiental denominado Agenda 21. En ese momento, un grupo de intelectuales de América Latina, con el apoyo del PNUD y del BID prepararon un documento que marcaba las posiciones de América Latina, y llevaba por título: Nuestra Propia Agenda.

En estas publicaciones puede percibirse un ánimo de respuesta desde América Latina a las formulaciones y propuestas que vienen configurando la agenda global del desarrollo sostenible, en una perspectiva crítica y propositiva desde diversos espacios institucionales, misma que paradójicamente habría de irse diluyendo en el tiempo con la institucionalización misma del campo ambiental. El pensamiento ambiental latinoamericano que se va configurando en un repensar el mundo desde las raíces ecológicas y culturales de nuestros territorios, nace de un debate en el campo del pensamiento mismo, de las maneras en que se expresa la crisis ambiental y en el terreno de las estrategias de poder y de poder en el saber en que se debaten los sentidos del ambientalismo y de la sustentabilidad.

La alarma ecológica resonó con las campanadas de nuevas revoluciones del pensamiento de los años 60. Los Límites del Crecimiento se publica en 1972, apenas un año después de la publicación de El Proceso Económico y la Ley de la Entropía en el que Nicholas Georgescu Roegen cuestiona el divorcio de la economía de sus bases ecológicas y termodinámicas de sustentabilidad. Es el momento en que se debate la crisis de la razón y del conocimiento, el paso del estructuralismo al post-estructuralismo y a la filosofía de la posmodernidad; la irrupción de los paradigmas de la complejidad, de los enfoques sistémicos, del pensamiento ecologista y de los métodos interdisciplinarios. Esas revoluciones del pensamiento se fueron filtrando hacia nuestra cultura académica. Sin embargo, las ideas que más impacto tuvieron en ese primer momento sobre las políticas económicas y el pensamiento ambientalista fueron las formuladas por el discurso del ecodesarrollo. (9)

Las primeras propuestas sobre el ecodesarrollo encontraron en América Latina un territorio propicio para su promoción. Estas estrategias del ecodesarrollo fueron expuestas por su mayor proponente, Ignacy Sachs, quien fuera uno de los principales artífices de los debates y propuestas presentadas en la Conferencia de Estocolmo sobre Medio Ambiente Humano, con lo cual no sólo se difunde a nivel mundial la alarma ecológica, sino que se promueven los primeros esfuerzos de concertación para desarrollar políticas que permitieran enfrentar la emergente crisis ambiental incorporando la “dimensión ambiental” en las prácticas de planificación de los gobiernos.
En el seminario que desarrollaba Ignacy Sachs en la École Pratique des Hautes Études de París en esos años circulaban numerosos alumnos provenientes de América Latina (yo mismo entre ellos), que habríamos de retornar a nuestros países influenciados por estas nuevas ideas, que más allá de sumarse a las expresiones de los movimientos contraculturales de los años 60, anunciaban una crisis civilizatoria. Muchos de nosotros habríamos de reinsertarnos en el medio académico y político, desde donde se promovieron esas ideas. El propio Ignacy Sachs consideraba a América Latina la región potencialmente más fértil para acoger sus propuestas y durante los años 70 viajó a varios países –principalmente a México y a Brasil, país en el que tenía vínculos de segunda ciudadanía– para promover el ecodesarrollo. Así, en México se organizó en 1973 un seminario al más alto nivel gubernamental durante la gestión del Presidente Echeverría, en el que participaron varios altos funcionarios de su gobierno.(10) De ese encuentro habría de surgir la iniciativa de creación del Centro de Ecodesarrollo, donde se desarrollaron las primeras investigaciones orientadas a diagnosticar los problemas socio-ambientales del país y a generar propuestas para un desarrollo acorde con las condiciones ecosistémicas y socioambientales de México.

El ecodesarrollo habría de ser el principal motor que llevó a promover un amplio estudio diagnóstico y de proyecto de políticas públicas denominado “Sistemas Ambientales para la Planificación”, en Venezuela, del que habría de surgir el primer Ministerio del Ambiente en 1978. Estos procesos significaron de muchas maneras la aplicación, definición y adaptación de los principios del ecodesarrollo a una incipiente planificación ambiental del desarrollo, que implicaban considerar las particulares circunstancias socio-ambientales y económico-políticas y habría de animar la creación de grupos académicos universitarios, siendo el más destacado la Asociación Brasileña de Investigación y Enseñanza en Ecología y Desarrollo (APED) en Brasil.

Las Raíces Epistemológicas: La Fragua del Concepto de Ambiente

Al mismo tiempo se inicia un proceso más crítico de asimilación y creación del concepto de ambiente que habría de ir dando su identidad propia al pensamiento ambiental latinoamericano. Cuando emerge la problemática ambiental y se cuestiona al crecimiento económico y a la economía misma por su incidencia y responsabilidad en la degradación ambiental, la economía responde afirmando que “el ambiente es una externalidad del sistema económico”. En su afán justificatorio, la economía confiesa su falla fundamental: el haberse constituido en franco divorcio y desconocimiento de las condiciones naturales, ecológicas, geográficas y termodinámicas dentro de las cuales opera; es decir, sus condiciones de sustentabilidad. Con ello emerge una primera noción del ambiente como el espacio de articulación entre sociedad y naturaleza, situación a la que nos habría llevado la disyunción entre el objeto y el sujeto del conocimiento, la dualidad mente-cuerpo, la separación entre ciencias nemotécnicas y ciencias sociales.

Una indagatoria más atenta sobre la constitución de las ciencias como estructuras conceptuales construidas en torno a un objeto-núcleo de conocimiento, habría de llevarnos a comprender el espacio de exclusión que ocupa el ambiente en el universo de las “formaciones centradas” de las ciencias modernas. Siguiendo a Georges Canguilhem y a Jacques Derrida se desprende una indagatoria epistemológica que habría de ser particularmente fructífera en la forja de la identidad del pensamiento ambiental latinoamericano. A partir de las perspectivas del racionalismo crítico francés, de Gaston Bachelard a Louis Athusser y a Michel Foucault, fue posible iniciar una reflexión epistemológica en la que se fue definido el ambiente como la otredad de la racionalidad científica dominante, más allá de las perspectivas holísticas que venía configurando las teorías sistémicas y el pensamiento ecologista emergente. De esta manera fue posible trascender una concepción meramente empírica y funcional del ambiente, como el medio o entorno de una población, de la economía y de la sociedad. Más allá de identificar las causas económicas, políticas y sociales vinculadas a un conjunto de problemas socioambientales –la contaminación, la deforestación, la degradación ecológica, la erosión de los suelos, el calentamiento global– esta mirada epistemológica trascendía la postura de las teorías de sistemas y de las visiones holísticas que conducían a un voluntarismo de integración interdisciplinaria de las ciencias existentes para resolver el fraccionamiento del conocimiento que aparecía como una causa asociada de la crisis ambiental.

El ambiente no era pues el punto de unión de las disciplinas fragmentadas y centradas en sus objetos autónomos de conocimiento; no era una simple “dimensión ambiental”, que siguiendo los enfoques vectoriales y factoriales, ecológicos y cibernéticos, pudiera internalizarse dentro de los enfoques sistémicos y las prácticas de planificación dentro de los paradigmas establecidos de conocimiento o servir como hilo unificador capaz de tejer la transversalidad de “lo ambiental” a través del cuerpo disgregado del conocimiento.

El ambiente se configuraba en un campo de externalidad al logocentrismo de la ciencia, como lo “otro” de las teorías científicas constituidas. Desde esa posición, el saber ambiental emergente problematiza a los paradigmas “normales” de las ciencias y promueve su transformación para generar ramas ambientales del conocimiento. En este sentido, la epistemología ambiental va más allá de las propuestas de interdisciplinariedad que pretenden inducir una hibridación entre las ciencias naturales y sociales con unas supuestas ciencias ambientales emergentes, o crear nuevas disciplinas y métodos transdisciplinarios capaces de abordar los problemas socioambientales complejos emergentes.(11)

Estas nuevas perspectivas epistemológicas surgieron en América Latina; no se produjeron en Europa como un desarrollo del racionalismo crítico francés en el paso de la episteme estructuralista hacia la episteme ecologista naciente. A pesar de sus indudables sintonías con el pensamiento complejo que surgía en esos tiempos en la obra de Edgar Morin, la producción del concepto de ambiente fue adquiriendo una identidad propia.

Fue propiciadora de estas reflexiones y producciones teóricas una inquietud epistemofílica que, al adquirir un carácter colectivo, fue conduciendo una serie de reflexiones teóricas y proyectos de investigación. De esta manera, desde la Asociación Mexicana de Epistemología organizamos un Primer Simposio sobre Ecodesarrollo, realizado en la UNAM en noviembre de 1976. Allí confluyeron científicos de muy diversas disciplinas para reflexionar y debatir la forma como la crisis ambiental emergente podría relacionarse con sus campos de conocimiento. Este resultó un primer foro en el cual se expresó la idea de que la crisis ambiental era decurrente de las formas de conocimiento, de la racionalidad económica, del logocentrismo de la ciencia. Aunque la propuesta pareció descabellada a los filósofos y epistemólogos allí presentes (entre los cuales se encontraba Mario Bunge), esta inquietud mostró con el tiempo su resiliencia y su pertinencia.

En esos años fue creado el Centro Internacional de Formación en Ciencias Ambientales (CIFCA), por un acuerdo del Gobierno de España y del PNUMA, que se convirtió en la institución que desde su fundación y hasta su desaparición a fines de 1983, fue quizá la que con más fuerza estimuló el desarrollo de un pensamiento iberoamericano y latinoamericano a través de los seminarios que organizó y de sus publicaciones. Entre estos seminarios, a los cuales eran convocados muchos académicos latinoamericanos atraídos por la cuestión ambiental, fue incluido el tema de la “Articulación de las Ciencias para la Gestión Ambiental”. El interés en esos debates llevaría a formular un proyecto de investigación durante los años 1981-1983, que concluyó con la publicación del libro Los Problemas del Conocimiento y la Perspectiva Ambiental del Desarrollo.

Esta fue la primera puesta a prueba de esa indagatoria epistemológica –que fue sobre todo una producción conceptual– mostrando la fecundidad de mirar a diferentes disciplinas desde la óptica y la perspectiva del saber ambiental. Junto con el desarrollo de nuevos enfoques de los sistemas complejos y de un análisis crítico de la articulación de las ciencias y de la interdisciplinariedad, comenzaron a fertilizarse campos incipientes y teorías innovadores en los dominios de la economía, La indagatoria epistemológica, que parte de ese concepto crítico de ambiente habría de sembrar una semilla que fertilizaría el campo del ambientalismo latinoamericano. Ello condujo a todo un recorrido teórico que llevó a una revisión crítica de muchos de los teóricos más importantes de la modernidad, de Kart Marx y Max Weber, a Martin Heidegger, Emmanuel Levinas y Jacques Derrida para atraer esos pensamientos y transformarlos desde las raíces de la ecología y la cultura de los territorios latinoamericanos. Esta odisea epistemológica que fue transitando del ecomarxismo hasta una revisión de la ontología existencial, no implicó un mero arraigo del pensamiento europeo en tierras americanas. Las teorías surgidas en Europa fueron transformadas desde una mirada crítica que nace de las fuentes de los potenciales ecológicos y de la diversidad cultural de nuestro continente y fue fertilizando los nuevos campos de la ecología política en América Latina. El concepto de ambiente como potencial es típicamente y propiamente latinoamericano. De ese campo epistemológico surgieron propuestas propias sobre la complejidad ambiental –más allá del pensamiento complejo y de las ciencias de la complejidad–, y a transitar de la crítica de la interdisciplinariedad y de las teorías de sistemas, hacia el diálogo de saberes para sembrar sustentabilidades.(12)

Una clara marca de identidad del pensamiento ambiental latinoamericano proviene de la demarcación entre ambientalismo y ecologismo. En América Latina existe un cuerpo vigoroso de ecólogos que han venido haciendo valiosas contribuciones a la ciencia ecológica y a las políticas ambientales de la región; al mismo tiempo se ha organizado un amplio movimiento ecologista que en muchas de sus propuestas y acciones no son claramente distinguibles de los ambientalistas. Sin embargo, aún siendo el ambientalismo más marginal y menos visible en los campos académicos, es de allí donde surge y se afianza la radicalidad de un pensamiento desconstructor.

Entre las vertientes del ecologismo que han influido en el ambientalismo latinoamericano hay que mencionar las siguientes: el pensamiento de la complejidad (Edgar Morin), la ecología profunda (Arne Naess), la ecología de la mente (Gregory Bateson), el ecoanarquismo (Murray Bookchin), el ecomarxismo (James O’Connor), la economía ecológica (Joan Martínez-Alier), la Teoría de Gaia (James Lovelock) y la trama de la vida (Fritjof Capra). Al mismo tiempo debemos reconocer vetas propias que han tenido sus fuentes de creatividad y de prácticas en territorios latinoamericanos, entre los que se encuentra la metodología de la investigación interdisciplinaria las teorías de sistemas complejos de Rolando García (13) ; en el campo de las ciencias cognitivas, la autopoiesis de Francisco Varela y Humberto Maturana, que ha trascendido las fronteras de la región y ha inspirado la ética ambientalista de varios autores latinoamericanos; el concepto de desarrollo a escala humana de Manfred Max-Neef, Antonio Elizalde y Martin Hopenhayn; la ecología social desarrollada por el CLAES; la fundación de una historia ambiental latinoamericana (14) ; el desarrollo de una metodología para el desarrollo y aplicación de cuentas del patrimonio ambiental de América Latina (15) ; la propuesta de un nuevo paradigma productivo fundado en una productividad ecológica-tecnológica-cultural –una nueva economía fundada en una productividad neguentrópica– como base de sustentabilidad de una racionalidad ambiental.(16)
de la ecología, de la antropología, de la arquitectura, de la sociología rural y del derecho, y de problemáticas aplicadas como el urbanismo, el manejo integrado de recursos y la planificación del desarrollo. Este libro abrió las vías a un nuevo proyecto enfocado hacia las ciencias sociales y la formación ambiental a nivel universitario, cuyos textos fueron publicados en 1994 con el título de Ciencias Sociales y Formación Ambiental.

La epistemología ambiental permite una demarcación entre estas vertientes del ecologismo y el ambientalismo latinoamericano, desde donde es posible marcar la diferencia entre el concepto de sustentabilidad y el discurso del desarrollo sostenible. Así, en el contexto de los discursos de la descolonización del conocimiento, la externalidad y radicalidad del concepto epistemológico de ambiente ofrece un punto de apoyo para la desconstrucción de la racionalidad insustentable de la modernidad y para la construcción de una racionalidad alternativa: una racionalidad ambiental.(17)

Cultura, Territorio y Sustentabilidad

Una de las vertientes más ricas del ambientalismo latinoamericano es el estudio de las relaciones entre cultura y naturaleza. Frente a las perspectivas que se fueron delineando en el Norte, desde las diferentes ecosofías, la ecologización de la economía y las innovaciones tecnológicas orientadas a la desmaterialización de la producción, en América Latina va cobrando fuerza una visión de la sustentabilidad fundada en la relación que guardan las sociedades tradicionales, indígenas y campesinas, con su ambiente. Más allá de una cultura ecológica genérica, y de la necesidad de dar sustentabilidad a las sociedades rurales, se plantea la idea de un desarrollo sustentable fundado en el conocimiento y los saberes culturales sobre la riqueza biológica y los potenciales ecológicos de la región.(18)

Estas investigaciones y prácticas sobre el manejo cultural de la naturaleza se han alimentado de una rica tradición de estudios etnobotánicos, etnoecológicos y agroecológicos, que van de los estudios de John Murra sobre los pisos ecológicos de los incas; los textos pioneros de Ángel Palerm y Eric Wolf sobre las culturas y los potenciales ecológicos de Mesoamérica; las investigaciones sobre los agroecosistemas de México de Efraím Hernández Xolocotzi. Wolf y Palerm, publicaron en 1972 un texto que vendría a inspirar una nueva mirada sobre las civilizaciones mesoamericanas –que bien podríamos extender a todo el trópico latinoamericano y de los países del Sur–, en que el “desarrollo” aparece fundado en su potencial ecológico.(19) Desde allí, se va prefigurando el ambiente como un potencial y no como los costos ambientales del desarrollo, visión que predomina en los acercamientos economicistas del Norte. Si la riqueza y diversidad cultural del Sur y los territorios sudamericanos fue caldo de cultivo de las mejores teorías antropológicas y de la cultura académica de las etnociencias (de Claude Levi-Strauss a Philippe Descola), los estudios etnoecológicos abrieron perspectivas para ir más allá del estudio de la cultura en sí, de la cultura como objeto de indagatoria etnológica, para considerarla como un patrimonio biocultural de las poblaciones indígenas y fuente de nuevas perspectivas se sustentabilidad.(20)

De allí ha derivado uno de los campos prácticos más promisorios para el arraigo en la tierra y en las prácticas de sustentabilidad de ese pensamiento ambiental latinoamericano. Me refiero a las teorías y prácticas de la agroecología y la agroforestería, que se han convertido en un campo de debates teórico-prácticos en el terreno de la ecología política, en la confrontación de los modelos productivistas con estas nuevas estrategias de una agricultura sustentable, que están constituyendo nuevos paradigmas y actores sociales en la construcción de la sustentabilidad.(21)

Aquí se plasma la propuesta teórico-filosófico-política de construcción de una racionalidad ambiental en un campo práctico, donde el potencial ecológico, la productividad tecnológica y la creatividad cultural se amalgaman en nuevas estrategias agroecológicas y agroforestales, en un diálogo de saberes entre las ciencias ecológicas y agronómicas con los saberes indígenas y campesinos, en un proceso de reapropiación cultural, técnica y social de la naturaleza. De allí emergen movimientos sociales y estrategias de manejo conservacionista y productivo de los potenciales ecológicos y la diversidad biológica orientados por los principios de autonomía política y de identidad cultural como las reservas extractivistas de los seringueiros en Brasil, las prácticas de la forestería comunitaria de México, el manejo cultural de la biodiversidad del Proceso de Comunidades Negras de Colombia, y de tantos otros procesos agroecológicos y agroforestales emergentes en diferentes territorios culturales en América Latina.

Por su parte, la geografía ofreció también un campo innovador para mirar las relaciones entre cultura y naturaleza, partiendo de las condiciones ecológicas y de los problemas críticos de las poblaciones latinoamericanas, de donde surge una escuela de geografía ambiental donde destacan los nombres de Josué de Castro y Milton Santos. A este campo se han visto atraídos nuevos enfoques de la antropología cultural y de la geografía ambiental por la territorialización de prácticas de sustentabilidad y una política de la diferencia, (22) y en estudios y proyectos de emancipación cultural y reapropiación de la naturaleza, que van desde los pueblos Mapuche del sur del continente hasta los Comcaac del norte árido de México, de los ecosistemas amazónicos y de los cerrados de Brasil, de los ecosistemas tropicales a los áridos y templados, de los montañosos a los acuáticos (de los cultivos de altura a la acuacultura y las pesquerías comunitarias), en la construcción de la sustentabilidad desde el ser de los pueblos indígenas de América Latina.

La filosofía ambiental ha sido otro campo fértil del pensamiento ambiental latinoamericano, luego que fuera inaugurado por el uruguayo Daniel Vidart, quien en su refugio político en Colombia publicara en 1986 Filosofía Ambiental: epistemología, praxiología, didáctica. Este campo de reflexión filosófica anidó sobre todo en los Institutos de Estudios Ambientales (IDEA) que empezaron a establecerse en las universidades colombianas luego del Primer Seminario sobre Universidad y Medio Ambiente, celebrado en Bogotá en 1985. Desde la creación del IDEA en la Universidad Nacional de Colombia, la construcción de un Pensamiento Ambiental ha sido una de sus tareas prioritarias, como respuesta al reduccionismo ecológico y tecnológico del estudio de los problemas ambientales y de sus soluciones. Esta fuente del pensamiento filosófico ambiental fue anidando en las universidades colombianas y extendiéndose hacia diferentes espacios de actuación a través de una Red de Nodos de Pensamiento Ambiental impulsados por un programa de formación liderado desde la sede Manizales de la Universidad Nacional de Colombia.

Si toda Filosofía Ambiental decurrente de una ecosofía se propone superar la herencia de la metafísica, del cartesianismo y el kantismo, del positivismo y el neopositivismo, la filosofía ambiental latinoamericana busca ser un pensamiento incluyente, integral y holístico que arraigue en los ecosistemas donde habitan las culturas con sus cosmovisiones y sus filosofías de vida; se abre al pensamiento desde el otro y lo otro; a una ética de la tierra, de la sustentabilidad y de la vida que permita religar la naturaleza y la espiritualidad de los pueblos;(23) una filosofía que, de los presocráticos a los filósofos modernos, recupere “La Razón de la Vida”; que permita el reencantamiento del mundo.(24)

Educación Ambiental

El sistema educativo es un campo privilegiado para la transformación civilizatoria que exige la construcción social de la sustentabilidad. Si bien la educación ambiental no ha conseguido transformar los regímenes educativos institucionales en América Latina y sigue siendo marginal dentro de las prioridades de la Comunidad Educativa, al mismo tiempo es el espacio donde con más fuerza y claridad ha anidado, donde se recrea y propaga, el pensamiento ambiental latinoamericano. Este espacio se viene articulando desde las Redes Nacionales de Educación Ambiental y ha construido los Congresos Iberoamericanos de Educación Ambiental como rituales de reencuentro, reafirmación y proyección de los procesos educativos y formativos. Más allá de su trascendencia en el establecimiento de leyes, políticas y estrategias nacionales de educación ambiental, los actores de estos procesos han generado un verdadero movimiento social a favor de la educación ambiental, más allá de las instituciones y junto con las políticas públicas y los espacios de actuación en que se desarrollan. Lo que otorga su identidad a estos procesos y a sus actores es el concepto de ambiente que funda el pensamiento ambiental latinoamericano. Sólo desde esa definición crítica del ambiente ha podido establecerse las posturas críticas que le impide verse seducido y sucumbir a los embates de la “educación para el desarrollo sostenible”.

En ese movimiento de la educación ambiental están articuladas redes nacionales y regionales de educadores, así como sistemas de posgrado en ambiente y sustentabilidad. Pero quizá el proceso más significativo en este espacio fue el emprendido por la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina, que generó una revolución pedagógica movilizada por el saber ambiental. A través de la Carrera de Especialización de Educación en Ambiente para el Desarrollo Sustentable de la Escuela Marina Vilte de CTERA, se ha formado una generación de educadores en un proceso que irradia hacia la sociedad argentina, siendo una de las manifestaciones más ejemplares e inéditas de la capacidad transformadora del pensamiento ambiental latinoamericano.
Estos procesos han inseminado también nuevos espacios inéditos. En esta filosofía fue creado en noviembre de 2006 el Centro de Saberes y Cuidados Socioambientales de la Cuenca del Plata, que en una alianza estratégica entre la empresa Itaipú Binacional, los Ministerios de Medio Ambiente y grupos selectos de la ciudadanía ambiental de los 5 países miembro –Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay–, y a través de una estrategia de educación y capacitación ambiental, basada en la metodología de círculos de aprendizaje permanente, pretende formar 4,500 actores socioambientales hasta el 2010, capaces de arraigar proyectos de conservación, cuidado y producción sustentable en esos vastos, fértiles y frondosos territorios.

Redes y Asociaciones Ambientalistas Profesionales

El pensamiento ambiental latinoamericano se ha venido forjando y filtrando en diferentes campos disciplinarios e institucionales en los que se han formado identidades profesionales y reconfigurado comportamientos y prácticas que han alimentado a movimientos sociales. Una manera de aquilatar el asentamiento, sedimentación y arraigo del pensamiento ambiental es a través de la constitución de asociaciones, sociedades y redes, como lugares de articulación de debates, de procesos institucionales y de acciones sociales, entre los que cabe destacar el establecimiento y funcionamiento de los siguientes espacios:

Associação Nacional de Pós-Graduação e Pesquisa em Ambiente e Sociedade (ANPPAS)
Centro Latinoamericano de Desarrollo Sustentable (CLADES)
Centro Latino Americano de Ecología Social (CLAES)
Foro Latinoamericano de Ciencias Ambientales (FLACAM)
Grupo de Trabajo de Ecología Política (CLACSO)
Red Iberoamericana de Economía Ecológica (REDIBEC)
Red de Pensamiento Ambiental
Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología (SOCLA)
Sociedad Latinoamericana y Caribeña de Historia Ambiental (SOLCHA)

La Red de Formación Ambiental para América Latina y el Caribe fue establecida en 1982 como un programa regional de cooperación entre gobiernos, universidades, centros de capacitación, sistemas educativos, asociaciones profesionales y organizaciones de la sociedad civil para la promoción de la educación, la capacitación y la formación ambiental en la región. Además de colaborar con varias de los centros, asociaciones, redes y sociedades profesionales, la Red establecida en el PNUMA acompañó el establecimiento de Redes Nacionales de Formación Ambiental, como fue el caso de la Red Colombiana o la Red de Formación e Investigación Ambiental en Guatemala, así como numerosos cursos regionales de formación en temas críticos del ambientalismo latinoamericano, en los campos de la agroecología y la agroforestería, de la educación ambiental, de la economía ecológica y del comercio y el medio ambiente.

A través de esta Red se desarrolló un amplio programa editorial que incluyó una serie sobre Pensamiento Ambiental Latinoamericano, en la cual se difundió el pensamiento de un grupo de sus mayores proponentes.(25) Este pensamiento fue sintetizado en el Manifiesto por la Vida. Por una Ética para la Sustentabilidad, elaborado por un grupo de pensadores como una contribución de América Latina a la Cumbre de Medio Ambiente y Desarrollo de Johannesburgo, y que se ha convertido en un ideario de diversos procesos educativos y políticos en América Latina.(26)

Así se ha venido conformando un pensamiento ambiental latinoamericano, un pensamiento con identidad propia que está arraigando en los territorios de vida de sus pueblos y naciones, en nuestros sistemas educativos, que está fertilizando nuevos modos de producción y nuevas formas de convivencia basadas en la cultura de los potenciales ecológicos de la región y en una ética del cuidado de la vida.

Empero, el pensamiento ambiental tiene una deuda que saldar y un camino que recorrer.

La deuda es la de construirse en un diálogo plural, directo y estrecho con los saberes indígenas y populares de los pueblos de la región. Sólo de la puesta en práctica de ese diálogo habrá de emerger una ética política de la diferencia que oriente la reapropiación cultural del patrimonio común de la humanidad; una gestión democrática y participativa que no podrá remitirse a un régimen totalitario de significación: ni la mercantilización de la naturaleza, ni un régimen ecológico, ni un sentido genérico del ser y una conciencia de especie que generalice las visiones e intereses diferenciados por la naturaleza y por la vida, ni una racionalidad hegemónica o dominante para saldar y consensuar en un saber de fondo las solidaridades que habrán de fraguarse en esas diferencias, sin amalgamas posibles, en esas otredades irreductibles en un sentido común que no sea el de la apertura civilizatoria a un futuro llevado por la heterogénesis de la diversidad biocultural.

El camino es el que abre el pensamiento al abrir los sentidos y orientar las acciones que arraigan este pensamiento –que se nutre de la savia de los saberes culturales y de los potenciales ecológicos de la región–, en la tierra, que los incorporan en hábitos y comportamientos, que los encarnan en sentimientos y razonamientos, y que generan un movimiento de transformación social que va constituyendo nuevos territorios de vida y definiendo el horizonte de un futuro sustentable.

Texto elaborado a partir de una intervención en el panel intitulado “Pensamiento Ambiental Latinoamericano”, VI Congreso Iberoamericano de Educación Ambiental, San Clemente de Tuyú, Argentina, 19 de septiembre de 2009.
Este texto no pretende ser un análisis comprehensivo que haga justicia y genere un consenso sobre la definición y sobre los principales aportes al pensamiento ambiental latinoamericano, que incluya todos los nombres de tantos autores, tantos textos y tantas prácticas que están sembrando los territorios de vida de la sustentabilidad. Este es apenas un recuento inicial y personal –quizá demasiado personal–, cuya única intención es marcar algunos hitos y puntos críticos que abran el camino a una amplia investigación sobre la forja y el desarrollo de este pensamiento, en el campo de la historia ambiental latinoamericana.

1 Cf. Edgardo Lander (ed.) (2000), La colonialidad del saber, Buenos Aires, CLACSO/UNESCO.

2 Boaventura de Sousa Santos (2008), Conocer desde el Sur. Para una cultura política emancipatoria, Buenos Aires: CLACSO/CIDES-UMSA/Plural Editores.

3 Pues no basta invocar y proclamar una globalización contrahegemónica que nazca en los márgenes de la cultura eurocéntrica que constituyan una “conciencia centrífuga de oposición”, un “máximo de conciencia de incompletitud de la cultura occidental… para que la transformación social deje de ser pensada en términos eurocéntricos.” (Ibid, p. 187).

4 No me corresponde discernir quien forma parte de esta cofradía de ambientalistas. Lo que me deja en libertad de narrar mi propia historia –mis visiones y convicciones–, para dejar que los otros, de dentro y de fuera, puedan a su vez discrepar, disentir y diferir. Esta es la riqueza de la democracia cognitiva y del diálogo de saberes que reivindica el pensamiento ambiental latinoamericano.

5 Cf. José Martí (1963), Obras Completas, La Habana: Editorial Nacional de Cuba.

6 Meadows, D.H., D.L. Meadows y J. Randers, J. (1972), Los Límites del Crecimiento, FCE, México.

7 Amílcar O. Herrera, et al. (1976). Catastrophe or new society: a Latin American model. Ottawa, IDRC

8 Diez Años después de Estocolmo: Desarrollo, Medio Ambiente y Supervivencia, CIFCA, Madrid, 1983.

9 Ignacy Sachs (1974), “Ambiente y estilos de desarrollo”, Comercio Exterior, vol. 24, No. 4, México. Un balance sobre el legado de Sachs y el ecodesarrollo puede encontrarse en

10 Puede encontrarse un registro de este seminario en el número temático de la revista Economía Política, No. 41, “Medio Ambiente y Desarrollo: estrategias para el tercer Mundo”, IPN, 1973. Un balance sobre el legado de Sachs y el ecodesarrollo en Brasil puede encontrarse en Paulo F. Vieira, et al. (Org),

11 Cf. Enrique Leff, “Sobre la Articulación de las Ciencias en la Relación Naturaleza-Sociedad”, en Leff, E. (Ed), Biosociología y Articulación de las Ciencias, UNAM, México, 1981.

12 Cf. Enrique Leff (2006), Aventuras de la Epistemología Ambiental. De la Articulación de las Ciencias al Diálogo de Saberes, Siglo XXI Editores, México.

13 Tiene razón Rolando García al reclamar que “el método” ha sido aporte de sus investigaciones, que son un aporte propiamente latinoamericano, y no las que en nombre de Edgar Morin llevan ese título, y que toda justeza académica, corresponden más al campo del pensamiento ecológico y de la complejidad.

14 Cf. Guillermo Castro (1996), Naturaleza y Sociedad en la Historia de América Latina, CELA, Panamá.

15Héctor Sejenovich y Guillermo Gallo Mendoza (1996), Manual de Cuentas Patrimoniales, México: PNUMA / Fundación Bariloche / Instituto de Economía Energética.

16 Enrique Leff, Ecologia, Capital e Cultura: a Territorialização da Racionalidade Ambiental, Vozes Editora, Petrópolis, Brasil, 2009.

17 Lo que está en disputa no es sólo los sentidos posibles de la sustentabilidad como un juego de lenguajes y una dialéctica de racionalidades. Lo que allí se pone en juego son las posibles construcciones de futuro. Así, ante la racionalidad diatópica y la sociología de las ausencias propuesta por Boaventura de Sousa Santos, con el propósito de reconocer saberes y experiencias diversas ocluidas por la racionalidad metonímica, y para dar fuerza a la proliferación de alternativas mediante su “traducción”, la racionalidad ambiental ofrece un punto de anclaje para la desconstrucción epistemológica de la racionalidad universal dominante y el logocentrismo de las ciencias, proyectándose hacia la construcción de un mundo sustentable donde se articulan diferentes matrices de racionalidad en un diálogo de saberes y de prácticas arraigadas en los potenciales ecológicos y la creatividad de los pueblos. Ello abre una política de la convivencia de diversidades, donde no hay traducción posible. El diálogo de saberes que se establece desde la racionalidad ambiental acoge una ontología de la diferencia y una ética de la otredad, en la cual hay encuentros, sintonías, empatías y solidaridades –incluso interpretaciones recíprocas e hibridaciones culturales– en la diversidad y la diferencia, pero donde sus “isomorfismos” no llevan a una traducción en la que pudiera recuperarse un ideal de retotalización del mundo –del conocimiento y de los mundos de vida–, como lo prometen las teorías de sistemas, o en el nivel de los consensos sociales, la racionalidad comunicativa de Habermas. El principio de otredad conduce a una nueva ética política de la convivencia entre diferencias y otredades irreductibles a la unidad e incluso a la comprensión del otro.

18 Cf. Enrique Leff y Julia Carabias (Coordinadores) (1993), Cultura y Manejo Sustentable de los Recursos Naturales, 2 volúmenes, CIICH-UNAM/Miguel Ángel Porrúa, México.

19 Eric Wolf y Ángel Palerm, “Potencial ecológico y desarrollo cultural en Mesoamérica” en Agricultura y Civilización en Mesoamérica. México, SepSetentas, No. 32, 1972.

20 Cf. Víctor Manuel Toledo (1994), La apropiación campesina de la naturaleza: un análisis etnoecológico, Tesis de doctorado, UNAM, México; Eckart Boege (2009), El Patrimonio Biocultural de los Pueblos Indígenas de México. Hacia la conservación in situ de la biodiversidad y agrodiversidad en los territorios indígenas, Instituto Nacional de Antropología e Historia/Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, México.

21 Cf. Miguel Altieri (1987), Agroecology: the scientific basis of alternative agriculture. Boulder Co., Westview Press; Laksmi Krishnamurthy y Marcelino Ávila (1999), Agroforestería Básica, PNUMA, Red de Formación Ambiental para América Latina y el Caribe, Textos Básicos para la Formación Ambiental, No. 3, México.

22 Cf. Carlos Walter Porto Gonçalves (2001), Geo-grafías. Movimientos Sociales, Nuevas Territorialidades y Sustentabilidad, México, Siglo XXI Editores; Arturo Escobar (2008), Territories of Difference. Place, movements, life, redes, Duke University Press, Dirham & London.

23 Leonardo Boff (1996), Ecología: grito de la tierra. Grito de los pobres, Madrid: Trotta; Leonardo Boff (2001), Ética Planetaria desde el Gran Sur. Madrid: Trotta.

24 Augusto Ángel Maya, La Razón de la Vida, 11 volúmenes, Universidad Nacional de Colombia, Cuadernos de Epistemología Ambiental, Bogotá, Colombia; Patricia Noguera (2004), El reencantamiento del mundo. México-Manizales: PNUMA-Universidad Nacional de Colombia.

25 Cf. www.pnuma.org/Red de Formación Ambiental/Publicaciones

26 Cf. www.pnuma.org/Manifiesto por la Vida.

Debate Nacional por el Cambio

Debate Nacional por el Cambio

Chencho Alas

He leído con mucha atención la propuesta de Roberto Pineda, docente de la Universidad de El Salvador, que apareció el 24 de mayo en el correo enviado por José Mario Zabaleta. Me parece algo muy necesario que se tenga un Debate Nacional por el Cambio y que se convierta a ser posible en permanente para poder avanzar a través del diálogo y los acuerdos en el proceso democrático que por primera vez se tiene en El Salvador.

La democracia no es algo que puede construir un partido político, aunque sí y desde luego, la puede empujar poniéndose a la cabeza. La idea de invitar a todas las fuerzas activas y pensantes del país me parece necesaria y, si se sabe ordenar el diálogo, va a ser muy fructífero.

La derecha desde luego, como fiera salvaje, está asediando al FMLN y a Mauricio Funes, lo que obliga a ambas partes a evitar los exabruptos que de nada ayudan a gobernar sabiamente. Funes no es un hombre privado sino público y cualquier comentario que haga repercute en la salud del país. Su misión no es construir un partido que le ha llevado al poder sino el partido debe darle elementos de juicio que por su profundidad le obliguen a tenerlos en cuenta o como lo afirma su Vicepresidente Sánchez Cerén “no va a buscar unir a la sociedad sobre la base de un partido que está decidido a unirse con él para buscar los cambios”. En este sentido me parece que los hombres y mujeres del FMLN han sido mucho más sensatos que el Presidente.

Muchos tienen la idea de que el presidente de un país tiene el poder y que, por lo tanto, mueve un dedo o dice una palabra y las cosas se llevan a ejecución. El poder de un presidente es muy limitado inclusive dentro de una estructura dictatorial. Una anécdota ilustra mi afirmación. Allá por el año 1964 estaba dando un Cursillo de Cristiandad (retiro de tres días de duración) en los Planes de Renderos. Entre los participantes estaba el Presidente Julio Rivera quien había caído en la cuenta que necesitaba revisar su mundo espiritual y darle un nuevo rumbo a su vida y al país. Una noche, al filo de las 12, estábamos conversando a solas y entre otras cosas hablábamos acerca de la situación que vivía el país. Dada la confianza que me inspiraba, se me ocurrió hablarle acerca de la necesidad de llevar a cabo una reforma agraria para acabar con la explotación y el hambre de los campesinos. Después de escucharme, Julio me respondió: “Mire, padre, eso no es posible. Si mañana anuncio que habrá una reforma agraria, Miguel Dueñas y su gente me dan golpe de estado”. Yo le respondí: “Pero Julio, usted es el presidente” y él me dijo: “pero un presidente no tiene poder”. No me esperaba semejante comentario. Julio agregó: “Si lo anuncio, de inmediato se reúne Dueñas y cuatro más de los que mandan en este país, contribuyen con un millón de colones y sobornan a los militares para dar el golpe”. A la luz de este comentario de Julio creo que debemos de tener en cuenta las palabras amenazantes de Cristiani hace unos cuantos meses.

Un presidente salvadoreño no sólo está bajo la presión de un puñado de oligarcas que pueden pagar un golpe de estado o sacar la plata de los bancos y enviarla al exterior, también tiene la presión imperial. Me pregunto por qué Mauricio se ha empeñado en apadrinar a Lobo y el retorno de Honduras al seno institucional latinoamericano. Creo que la respuesta es sencilla: no se debe a la buena voluntad de un hombre de gran corazón sino a las presiones de Hillary Clinton.

Un presidente no manda, pero si tiene el apoyo del pueblo organizado desde el campesinado hasta los obreros e intelectuales la cosa cambia. La estrategia de la derecha es evitar esa relación de pueblo-presidente. Esto no significa que no dialogue con las fuerzas que controlan la economía y las finanzas, pero tiene que hacerlo desde el pueblo, desde la mayoría, teniendo en cuenta que el bien común es la brújula que le debe guiar.

Roberto Pineda nos dice que el debate “debemos de celebrarlo, conjuntamente, de manera crítica pero constructiva”. La crítica si es positiva es constructiva; sin ella no se puede avanzar en el camino de la democracia. Creo que debe pensarse seriamente en la metodología que debe seguirse para el debate. En mi experiencia de trabajo que cubre un poco más de 50 años, el método que últimamente estoy siguiendo me ha ayudado a construir un movimiento vibrante de paz. Es el método de la investigación apreciativa que tiene unos 30 años de existencia. En lugar de comenzar por el mapeo de problemas, algo que nada cuesta enumerar, se inicia el proceso con el “descubrimiento” de lo que está trabajando, que ayuda, que inspira y sobre esa base ya existente se monta la visión de lo que queremos, se crea el plan estratégico y se ejecutan los proyectos. Los problemas se resuelven creciendo, de manera indirecta.

Roberto nos dice: “Funes necesita de una poderosa movilización popular de apoyo, de mayores niveles de organización popular, de impulsar permanentes campañas de educación política e ideológica que permitan rescatar a los elementos políticamente más atrasados de la población de las garras políticas y religiosas de la derecha”. El FMLN y cualquier otra asociación que quiera montarse en el carro de la democracia, tienen la capacidad de montar esa organización poderosa. Desde luego, para lograr ese objetivo se necesita de una “firme voluntad política para…avanzar. Si esto no existe es una empresa condenada al fracaso.

Mucho me gustaría participar en un debate como el propuesto por Roberto. Espero que lo empuje comenzando por la Universidad madre de todas las universidades salvadoreñas.

Austin, Tx, 28 de mayo de 2010

La derecha salvadoreña frente al primer año de Funes

Nunca en la historia de El Salvador la derecha había estado en la oposición. La derecha fue siempre el factor dominante de la gramática del poder, el elemento determinante del bloque de poder. Lo fue durante la dominación de las dinastías oligárquicas, durante la larga temporada de dictaduras militares, durante el periodo especial de la contrainsurgencia y durante la posguerra. En cada uno de estos cuatro periodos la derecha fue construyendo sus haciendas y cuarteles ideológicos, sus iglesias y universidades políticas y sus bancos, partidos y entes mediáticos financieros. La dominación antecedió a la hegemonía.

El 1 de junio de 2009 la derecha presencio el fin de una época con grandes temores. El FMLN, agente de un proyecto histórico alternativo asumía la presidencia en alianza con sectores democráticos. La campaña electoral fue larga e intensa y polarizo la sociedad. ¿Se podía confiar en que Funes y el FMLN respetarían las reglas del juego democrático o había que esperar cambios bruscos de la política y de la economía?

Hoy podemos hablar con propiedad, el tiempo nos proporciona las respuestas, la experiencia ha sido realizada. Una conclusión inicial es que la política y la economía del país sustancialmente no han cambiado. El modelo neoliberal sigue en pie. Y esto es fundamental. No hay la correlación para cambiarlo en el marco del actual sistema político. Los temores apocalípticos de la derecha se desvanecieron. Algunos lo sabían, otros no.

Pero si ha cambiado la forma de gobernar. Y al final fue esto lo que se decidió. Nada más y nada menos. Y sí, han cambiado los énfasis, las prioridades, los estilos. ¿Cómo evalúa la derecha estos cambios? Escúchemelo por boca de los representantes más autorizados de estos partidos políticos de derecha, iniciando con el ex partido oficial ARENA, siguiendo con el recién creado GANA, luego con el veterano PCN y concluyendo con el PDC, con la aclaración que únicamente ARENA ha presentado una evaluación oficial por boca de su presidente Cristiani.

Alianza Republicana Nacionalista: Funes dirige un gobierno desorientado, conflictivo e incapaz

ARENA nace en septiembre de 1981 para enfrentar la amenaza de una izquierda alzada en armas. Aglutina en ese momento a los sectores más conservadores y militantes de la oligarquía agro-exportadora. En 1989 alcanza la presidencia. El primer presidente de ARENA, Alfredo Cristiani, que negoció los Acuerdos de Paz de 1992, es de nuevo el personaje encargado de conducir a este partido en esta compleja situación actual.

Alfredo Cristiani en un discurso el pasado 21 de mayo evaluó que “durante un año los salvadoreños hemos estado viviendo como aquel pacto entre el FML y Mauricio Funes se transforma en un gobierno desorientado, conflictivo e incapaz de afrontar los problemas más serios del país, como son la delincuencia, el alto costo de la vida y la generación de empleos…En lugar de asumir su responsabilidad, el FMLN pretende que los salvadoreños que votaron sobre su bandera el año pasado crean que no son ellos los causantes del descalabro gubernamental que estamos viviendo, el FMLN quiere montar, sobre el fraude de su mal gobierno, el fraude de que ahora son la oposición. Por esta y otras razones, juzgamos irrelevantes discutir si son reales o no las diferencias que públicamente muestran el Presidente y el partido oficial. La realidad del día a día del país no miente: la seguridad publica es una ficción, la educación va a la deriva, el sistema de salud es deficiente.”

Gran Alianza por la Unidad Nacional.

GANA surge este año como una división del partido ARENA. Esta integrado por cuadros vinculados a la ultima administración arenera, la del Presidente Antonio Saca, a quien se identifica como inspirador de esta nueva fuerza política, que activamente le disputa el espacio al ex partido oficial. Cuenta con 12 diputados en la Asamblea Legislativa. El 20 de mayo quedo inscrito como un nuevo partido político. Públicamente aparece como líder el empresario José Andrés Rovira Canales. Se consideran como el partido de la nueva derecha en El Salvador. GANA respalda a Funes pero critica la gestión gubernamental en los ministerios dirigidos por militantes del FMLN.

A principios de este mes, GANA; por medio del jefe de su fracción parlamentaria, Mario Tenorio anuncio el respaldo de este partido a diversas medidas sobre el tema seguridad del Presidente Funes. Expreso Tenorio que “vemos con muy buenos ojos esas iniciativas del Señor Presidente, si la Fuerza Armada se le amplía estas acciones a través del mandato del Presidente, lo veo bastante bien y esperaría que rinda sus frutos a nivel de acciones para sumarse al combate de la delincuencia…Sobre reorientación de prestamos dijo que “si viene a sumarse al combate de la delincuencia, lo vemos bien. Lo dijimos desde hace meses atrás. Eso daría la posibilidad que se fortalezca el Sistema de Emergencia 911, que la PNC mejore la logística…Si se requiere el apoyo al Gobierno, estamos dispuestos a apoyar (esas medidas) porque hemos visto el mal manejo que se ha estado haciendo de los centros penales, de las políticas si es que las tienen. Esto no va a hacer en todos las cárceles, entiendo, sino en aquellas que se consideren más vulnerables”. (www.gana.org.sv)

Partido de Conciliación Nacional.

El PCN es el antiguo partido político de la dictadura militar. Surge en 1961. Encabeza cuatro gobiernos militares. Logra sobrevivir al golpe de estado del 15 de octubre de 1979. Ha sido un aliado fiel de ARENA durante veinte años. Su máximo dirigente es el avezado político Ciro Cruz Zepeda, actual presidente de la Asamblea Legislativa. Cuentan con 11 diputados.

Mario Ponce, diputado del PCN afirmo que “El FMLN se ha equivocado al pretender amarrar a Funes a una agenda partidaria porque el mandatario, desde que era periodista, ha sido independiente y no se deja atar, no vela por intereses particulares”

Partido Demócrata Cristiano

El PDC surge en 1960 como expresión de sectores de capas medias opuestos a la dictadura militar. En 1971 se une al MNR y a la UDN para formar la Unión Nacional Opositora, UNO, participa en 1972 y 1977 en elecciones presidenciales. En 1972 el candidato a la presidencia por la UNO fue el líder histórico del PDC, Ing. José Napoleón Duarte. En 1980 el PDC decide aliarse con las Fuerzas Armadas y convertirse en el partido político de la estrategia contrainsurgente estadounidense. En 1984 Duarte gana las elecciones presidenciales y hace gobierno hasta 1989. Rodolfo Parker es el actual dirigente máximo del PDC, fue el candidato presidencial en las elecciones de 1999.

El 17 de abril apareció una entrevista realizada por el periodista José Zometa con Parker en el Diario de Hoy, la temática era relacionada con el RNPN, pero retomamos algunas partes para ejemplificar la visión del PDC. Ante la pregunta si hay un divorcio total entre el Presidente Funes y el FMLN, Parker responde que: “No lo creo. Lo que se está caracterizando es que el Presidente Funes no les va hacer los mandados al FMLN. Hasta hoy lo que se está destacando es que el Presidente está compenetrado en un trabajo de Jefe de Estado y no de mandadero de un partido político.”
(www.pdcelsalvador.com)
Roberto Pineda, docente de la Universidad de El Salvador