El marxismo en El Salvador: años 1944-1956

El marxismo en El Salvador: años 1944-1956
Por Roberto Pineda 18 de abril de 2014

En esta parte se aborda el pensamiento y la praxis del PCS en los periodos del 44 al 48 y del 48 al 56. Incluye breves biografías de Graciela García, Amparo Casamalhuapa, Julio Fausto Fernández, Alejandro Dagoberto Marroquín, y José Daniel Castaneda. Anteriormente se había tratado el período de 1930 a 1944.
El cuarto período. Del 21 de octubre de 1944 al 14 de diciembre de 1948.

“El cuartelazo del 21 de octubre llevó otra vez al país al silencio, a la mordaza” afirma Ítalo López Vallecillos en su obra clásica El periodismo en El Salvador (López Vallecillos 1974). Pero el golpista Coronel Aguirre y Salinas no logra prolongar su corto mandato y se ve obligado a convocar a elecciones en enero de 1945, que fueron ganadas por el candidato militar, el General Salvador Castaneda Castro, el candidato del Partido Unificado Social Demócrata, PUSD, que contó con el apoyo del Partido Agrario, PA, que aglutinaba a los grupos cafetaleros y bancarios de ese entonces y que es antecedente histórico del actual partido ARENA. El Coronel Castaneda Castro inicia su gobierno el 1 de marzo de ese año.
El Coronel Castaneda Castro se presenta demagógicamente como un firme partidario de la causa unionista centroamericana (Pacto de San Cristóbal con Guatemala), y también trata de prolongar su mandato de cuatro años, por lo que es derrocado en diciembre de 1948. (Turcios 1993) Es de rescatar que por vez primera desde 1932, según el historiador marxista Juan Mario Castellanos entre mayo y octubre de 1944 “el Estado salvadoreño atravesó por una crisis institucional que dejó por un tiempo en suspenso a la dictadura militar.” ( Castellanos 2002).
“El gobierno del Gral. Salvador Castaneda Castro…fue de nuevo la dictadura dentro del puño de esa oligarquía, el Estado de Sitio permanente, el poder absolutista unipersonal …fue el intento de prolongar el esquema personalista o caudillista ya obsoleto, de la dictadura militar derechista” sostiene el documento Fundamentos y Tesis de la Línea General del PCS, surgido del VII Congreso de esta organización, de abril de 1979.
En este periodo, ante el golpe del coronel Osmín Aguirre y Salinas, una parte de la dirección del PCS se exila en Guatemala, y otra se queda organizando la resistencia al golpe, desde las Embajadas de Perú, de Guatemala y en la clandestinidad. Centenares de salvadoreños traspasan la frontera hacia Guatemala de forma clandestina para incorporarse a un esfuerzo armado para restablecer la democracia, que incluye la formación en ese país de un gobierno en el exilio, presidido por el Dr. Miguel Tomás Molina.
Graciela García
Entre los salvadoreños que llegaron en octubre y noviembre de 1944 a Guatemala se encontraba Graciela García, dirigente de la UNT, su esposo José y su hijo Tomás, que habían logrado huir de la persecución en El Salvador. Graciela a la par que se incorpora al Comité Salvadoreño de Liberación, CSL, se integra al movimiento obrero guatemalteco y funda una escuela político-sindical, la Escuela Claridad.
María Graciela Amaya Barrientos nace en San Salvador el 2 de enero de 1895. En marzo de 1915, a los veinte años llega a Tegucigalpa junto con su padre José Bernardino Amaya y su hermano mayor Felipe Armando Amaya. Un año después se casa con José García Larrazábal. Es prima del dirigente estudiantil salvadoreño José Luís Barrientos.
Maestra de educación primaria, en 1920 se incorpora al Sindicato de Oficios Varios “Redención” integrado por ebanistas, mecánicos, maestros, etc., del que es parte su hermano Felipe Armando, que muere en 1935 y el profesor salvadoreño Víctor Manuel Angulo, fundador luego del PCS en marzo de 1930 y miembro de su primer comité central.
Este sindicato contribuye a la creación en 1921 de la combativa Federación Obrera Hondureña, primera central obrera de ese país. El 1 de mayo de 1922, en San Pedro Sula, forma parte del congreso de fundación del Partido Comunista de Honduras, PCH, junto con Juan Pablo Wainwright y Manuel Calix Herrera.
El 24 de octubre de 1926 participa en la creación de la Sociedad de Cultura Femenina, SCF, desde la cual impulsa diversas jornadas antiimperialistas, siguiendo los pasos de Visitación Padilla, así como “actividades orientadas a erradicar de Honduras la violencia caudillista” (Villars 2001). A través de la SCF se crea la Universidad Popular “Marco Aurelio Soto.”
En 1929 como SCF participa de la fundación de la Federación Sindical Hondureña. El periódico de la FSH se llama El Martillo y lo dirige Manuel Calix Herrera. En este congreso de la FSH presenta un proyecto de “organización sindical de la mujer proletaria.” En 1931 el arzobispo de Tegucigalpa pide que se le expulse del país por ser “hija legítima del bolchevismo y comunista hasta la médula.”Pero la solidaridad popular hondureña impide su repatriación.
En 1944 juega un papel destacado en las movilizaciones frente a Casa Presidencial del 29 de mayo y 4 de julio, que exigían la renuncia del dictador Tiburcio Carías así como la liberación de los presos políticos. Como resultado de este accionar es encarcelada y luego el 20 de julio expulsada hacia El Salvador. Regresa a una de sus patrias y se incorpora a las labores de la UNT, forma la Sociedad Antorcha Femenina e impulsa el Comité Femenino pro Candidatura del Dr. Arturo Romero.
En noviembre de 1944 después del golpe, huye hacia Guatemala. Su hijo, Tomás García Amaya participa en diciembre en la toma de Ahuachapán, es herido y fallece en los Llanos del Espino. El 1 de octubre de 1945, Gracielita junto con Miguel Mármol, participa en la fundación de la Confederación General de Trabajadores Guatemaltecos, CGTG.
En Guatemala conduce la Escuela Claridad hasta su clausura el 25 de enero de 1946. A finales de este mes, el presidente Arévalo convoca a los exiliados salvadoreños y les pide “abandonar el país.” En febrero de 1946 viaja a la ciudad de México, donde se establece y continúa su militancia política y social, que incluye la colaboración con el dirigente sindical Vicente Lombardo Toledano y la CTAL. En 1954 desarrolla un amplio movimiento de solidaridad con la huelga bananera de 1954 en Honduras. En 1975 pública su libro En las trincheras de la lucha por el socialismo. Fallece en México en 1994.
Los escenarios interno y externo de la resistencia ante el golpe.
Exploremos estos dos escenarios, el interno y el externo. En el escenario interno, no obstante las informaciones que se manejaban tanto en el PUD como en la UNT acerca de la certeza de un contragolpe de los sectores martinistas, estos pudieron avanzar y cristalizarse. Por una parte, el golpe del 20 de octubre de 1944 en Guatemala los alarma y les hace adelantar sus planes, ya que su acción estaba programa para el 25 de octubre. Por otra parte los golpistas aprovechan las celebraciones populares de esa noche para iniciar su arremetida represiva.
El siguiente día 21 de octubre, allanaron los locales del PUD y de la UNT e iniciaron una campaña de capturas contra romeristas y comunistas, impusieron el Estado de Sitio y posteriormente, el Toque de Queda. Entre los incontables asesinados y asesinadas por el Coronel Aguirre y Salinas, se encuentran las militantes romeristas, Adelina Suncín, que fue sacrificada en su propia vivienda y Altagracia Kalil, que fue detectada y asesinada en el centro de San Salvador.
El Dr. Miguel Tomás Molina, “octogenario caudillo liberal” que fue diputado constituyente en 1886, comienza a ser hostigado y opta por refugiarse en Guatemala, donde encabeza un Gobierno en el Exilio, teniendo como Ministro de Guerra, al Coronel José Ascensio Menéndez.
El Dr. Romero se encontraba en Estados Unidos para hacerse una operación facial luego de un machetazo que recibió durante los acontecimientos del 2 de abril y al conocer de estos eventos, se desplaza hacia Guatemala. Entre los dirigentes políticos y populares, particularmente estudiantiles y obreros, clandestinos, que no estaban asilados en embajadas o en Guatemala, la visión predominante era la necesidad de emprender la lucha armada.
En Guatemala, los exiliados fueron armados por la Junta de Gobierno. Uno de los debates iniciales fue alrededor de la dirección del esfuerzo armado. La mayoría se inclinaba por el Coronel Alfredo Aguilar, pero los militares decidieron nombrar al Coronel Félix de Jesús Osegueda. El plan de la invasión consistía en entrar por Ahuachapán y San Antonio Pajonal mientras que en Usulután, San Salvador y Santa Ana habría acciones insurreccionales.
La fecha fijada fue el 8 de diciembre. El plan también fue recibido por dirigentes de la UNT que se hallaban asilados en la Embajada de Perú y en otras en San Salvador, con la consigna de salir de ahí el día mencionado y dirigirse sea al Campo de Marte, San Miguelito o alrededores de la Guardia Nacional para incorporarse al levantamiento.
La señal para salir de las embajadas sería el estallido de una potente bomba en el centro de la capital. El día señalado la señal no llega a producirse, pero un grupo de patriotas que habían tomado posiciones en el Barrio de San Miguelito, al escuchar el ruido de bombas que procedían de la Iglesia Concepción en donde se celebraba una fiesta religiosa, se pusieron en acción.
El combate dura varias horas y tiene como saldo treinta agentes policiales y dos patriotas muertos, los heroicos Dr. Francisco Chávez Galeano y Humberto Rodríguez Salamanca, quienes cubrieron la retirada del grupo de compañeros, hasta el último cartucho. Sucedió que en Guatemala los militares salvadoreños rebeldes, decidieron postergar la acción armada para el 12 de diciembre, con lo que se rompió la simultaneidad y lo peor fue que este cambio no fue comunicado al interior del país.
Asimismo hubo problemas de fuga de información, ya que antes del día programado, el Coronel Aguirre y salinas ordena trasladar al Jefe del Regimiento de Ahuachapán, que supuestamente iba a participar en la acción. La madrugada del 12 de diciembre se penetra a territorio salvadoreño, el grueso de la fuerza rebelde eran jóvenes estudiantes y trabajadores. Una parte de los jefes militares se fueron quedando rezagados, alegando diversas razones.
Otros jefes, la mayoría acompaña a la “muchachada” que incluye a militantes del PCS y que combate todo el día y luego ingresa a la ciudad de Ahuachapán, la cual fue encontrada desierta, con las puerta de sus casas cerradas. No encontraron el apoyo esperado de la población, que estaba ya atemorizada, no obstante los “seguros” supuestos apoyos existentes en este lugar.
En estos combates en Ahuachapán se distinguen, un viejo Capitán Mayor de apellido Carpio y el sargento de Ametralladoras, Gonzalo Arias Gómez, hermano de Jorge Arias Gómez. El 13 de diciembre vino el contraataque y los patriotas se ven obligado a retirarse y toman rumbo a la frontera, para regresar a territorio guatemalteco. Iban cansados y el ejército gubernamental aprovecha para asesinar a muchos jóvenes, que se quedaban dormidos a la vera del camino. En estas batallas cayeron los estudiantes universitarios Manuel Ariz, Herbert Lindo (hermano de Hugo Lindo), Víctor Manuel Arango y el profesor Julio Jiménez. (Castellanos 2002)
El gobierno hondureño del General Tiburcio Carías Andino (1933-1948), en solidaridad con el gobierno salvadoreño, proporciona ayuda a la dictadura por medio de aviones que hostigan incesantemente a los patriotas y bombardean Ahuachapán. En los combates de esta retirada se distingue el teniente Salvador Marroquín. Muchos de estos combatientes ingresaron años después al PCS.
Al regresar a Guatemala y ante el fracaso de esta campaña militar, nos informa el Dr. Ángel Góchez Castro que la Junta de Gobierno guatemalteca, que había ayudado con armas, llama al Dr. Romero y le propone que abandone el país a cambio de continuar apoyando con armas y municiones a los patriotas salvadoreños. El Dr. Romero accede y sale hacia Costa Rica, pero la promesa de ayuda militar no se materializa, ya que el régimen guatemalteco necesitaba consolidar su situación y estar en paz con sus vecinos.
Posteriormente, los emigrados salvadoreños se reúnen en asamblea y deciden constituir el Comité Salvadoreño de Liberación, CSL, integrado por profesionales, estudiantes universitarios, militares y obreros. Asume la presidencia de este organismo el Dr. Ángel Góchez Castro y entre sus otros miembros estaban el cafetalero Agustín Alfaro Moran, Coronel Alfredo Aguilar, Mayor Villalta, Dr. Salvador R. Borja, Ing. García Prieto, Baños Ramírez y “nosotros, aunque no abiertamente como PCS.” (Castaneda 1980)
La primera tarea que se plantean como CSL fue la de conseguir armamento ya que existía la firme voluntad de regresar en una nueva ofensiva militar, ya con la experiencia acumulada, además se restablece contacto con la resistencia interna de San Salvador. Pero enfrentaban el problema del avituallamiento de centenares de emigrados dispuestos a regresar al país, pero sólo combatiendo con las armas en la mano.
Al final al ver que estos esfuerzos no alcanzaban resultados satisfactorios y ante la actitud hostil de la Junta guatemalteca se convoca a asamblea y “orientamos que cada quien regresara (a El Salvador) ilegalmente por veredas y que allá nos íbamos a reagrupar. Me acuerdo que a cada quien se le da un quetzal para el regreso. Al final la dirección del CSL únicamente pudo regresar luego del golpe del 14 de diciembre de 1948.” (Castaneda 1980)
El Pleno del CC del 30 de marzo de 1945
El 30 de marzo de 1945, en el quince aniversario de fundación del partido, Julio Fausto Fernández preside un comité central ampliado del PCS, junto con el periodista hondureño de El Mundo Libre, Medardo Mejía, que estuvo a cargo meses antes del comité central unificado y que había sido influenciado en su país por Víctor Manuel Angulo.
De acuerdo a Mármol (Dalton 2007) en esa reunión la dirección del PCS presenta un informe sobre el periodo anterior, en particular sobre las relaciones entre la UNT y el PUD y el papel jugado como PCS. Considera el Informe que un error fundamental fue haber descuidado la labor partidaria y lanzarse exclusivamente a la organización y movilización popular, ya que esto no permitió recoger los frutos organizativos de ese trabajo masivo.
El trabajo de masas lo vimos como un fin en si mismo cuando es un medio para construir los instrumentos revolucionarios, señala Mármol. Otro error fue la ausencia de reuniones de planificación y balance, que dificultó implementar una línea única, e incluso señala de manera autocrítica que algunos camaradas de dirección no habían estado a la altura de las circunstancias, cayendo en un clandestinismo absoluto que había paralizado la labor del PCS.
Asimismo se evalúa la labor realizada por Moisés Castro y Morales, Matilde Elena López y Tony Vassiliu al interior del PUD, considerando que se habían plegado a los sectores más reaccionarios de ese partido y no jugaron el papel unitario para el que se habían sido enviados. Se califica de oportunista la actitud asumida por el dirigente principal de la Unión de Trabajadores Ferrocarrileros, UTF, Miguel Ángel Orellana, al desafiliar a este poderoso sindicato de la UNT luego que se creara el PUD. También se critica las actitudes provocadoras del poeta Pedro Geoffroy Rivas y su periódico Tribuna Libre, con sus furibundos ataques anticlericales así como del sector estudiantil que publicaba El Líder.
Entre los principales acuerdos de esta reunión plenaria del PCS Mármol (Dalton 2007) señala los siguientes: reorganizar al Partido a través de realizar preparativos para un congreso que elija los organismos de conducción y defina una nueva estructura orgánica. Este acuerdo se cumple con la realización en 1946 del II Congreso del PCS. Además reagrupar al movimiento sindical golpeado por el osminismo; publicar un periódico sindical; publicar un documento de análisis para divulgación popular sobre las razones del golpe del 21 de octubre; suspender la actividad de la UNT y dar ayuda económica a Alejandro Dagoberto Marroquín y Carlos Alvarado que estaban en el exilio en México.
A finales de septiembre de 1945 el Partido recibe información que habían planes para asesinar a Miguel Mármol, de nuevo líder sindical zapatero, por lo que se decide que salga del país hacia Guatemala. Se aprovecha una invitación recibida para asistir a la fundación de la Confederación General de Trabajadores, CGTG el 1 de octubre de 1945.
Se delega a Mármol y el responsable de llevarlo a Guatemala es “El Negro” Amílcar Martínez. Llega y asiste al congreso y luego se incorpora a la Escuela Claridad, creada en noviembre de 1945, que estaba dirigida por camaradas salvadoreños, entre estos Virgilio Guerra, “José Castañeda”, Graciela García, Moisés Castro y Morales, Pedro Geoffroy Rivas, Abel Cuenca, Virgilio Guerra y Matilde Elena López.
Asimismo formaban parte de la dirección de Claridad los nicaragüenses Juan Lorio; Manuel Pérez Estrada y Armando Flores Amador (1922-2004). Juan junto con su hermano Augusto, Manuel y Armando habían fundado el 3 de julio de 1944 el Partido Socialista Socialista Nicaragüense, PSN y luego llegaron exiliados a Guatemala en octubre de 1945.
El hondureño Sebastian Ferrera, y los guatemaltecos Arcadio Chevez, Antonio Ovando Sánchez, Edmundo Suarez Barrios y Alfredo Pellecer Vides. (González 2011).En febrero de 1946 la Escuela Claridad es disuelta por el gobierno del “socialista espiritual” Juan José Arévalo y Daniel Castaneda y Virgilio Guerra son encarcelados.
Moisés Castro y Morales fue expulsado de forma humillante hacia Honduras “por cordillera” no obstante su situación de lisiado; Graciela García “alma y corazón de Claridad” fue perseguida hasta el punto que tuvo que salir hacia México. Mármol decide para evadir la represión, sumergirse en el aparato legal del movimiento obrero, y es electo secretario general de la Comisión de Acción Política de la CGTG, lo que le permite moverse en las altas esferas del gobierno.
Mármol en México y Cuba en 1947
En abril de 1947 viaja Mármol a congresos de trabajadores en México y Cuba junto con los guatemaltecos Víctor Manuel Gutiérrez, Hortensia Hernández Rojas y Antonio Sierra González. En Cuba hace gestiones para que capaciten a líderes sindicales salvadoreños y esto permite que el entonces líder panificador Salvador Cayetano Carpio, asista a un curso sindical de la CTC en La Habana ese mismo año.
El 1 de mayo de 1947 la CGTS organiza una multitudinaria movilización popular de apoyo y exigencia al gobierno de Arévalo, el cual se retracta de proclamar ese día el Código de Trabajo, “para no asustar a la reacción.” En septiembre de 1947 se reúne Mármol en la casa de Geofroy Rivas con los guatemaltecos Mario Silva Joname y Méndez Zabadúa, y los salvadoreños Daniel Castaneda y Efraín Ríos, para fijar la fecha de la fundación formal del colectivo marxista Vanguardia, embrión del futuro Partido Comunista de Guatemala y se define el 15 de septiembre.
El 13 de septiembre fueron capturados cinco guatemaltecos y cinco salvadoreños, entre estos Mármol. Se les expulsa hacia México. Estuvieron cuatro meses en el exilio. Al regresar Mármol se incorpora al trabajo de la CGTS en el frente campesino y puede conocer la complejidad de la situación rural ya que muchas veces necesitaba de traductor porque los indígenas campesinos hablaban dialectos diferentes, de la misma manera se percata de las pronunciadas diferencias de pensar e intereses entre ladinos e indígenas.
En 1949 el Partido le pide a Mármol que regrese a El Salvador y lo hace. Se integra al movimiento sindical y vuelve a salir hacia Guatemala en la primera oleada represiva del gobierno de Osorio en marzo de 1951. Sale de Guatemala hasta la caída del Coronel Jacobo Arbenz en julio de 1954.
Por cierto la esposa del Coronel Arbenz, conocida como Maruca, era salvadoreña, de apellido Vilanova , de pensamiento radical y feminista, muy amiga de Matilde Elena López. Y en Guatemala la imaginación popular le dedica a la pareja presidencial una canción: “María Cristina me quiere dominar/ yo le sigo, le sigo la corriente/porque no quiero que diga la gente/ que María Cristina me quiere gobernar.”
La marcha del 16 de septiembre de 1945
Mientras en El Salvador, el 16 de septiembre de 1945, una marcha popular es reprimida y son asesinados cuatro manifestantes, incluyendo la dirigente obrera textil Leonor Cándido, que muere abrazando la bandera de su sindicato y el teniente y bachiller Gilberto Torres, estudiante de la Facultad de Ingeniería y hermano del entonces director de Opinión Estudiantil, Abelardo Torres.
En respuesta a esta acción represiva el Comité Coordinador Sindical, que después se convierte en el Comité de Reorganización Sindical, (CROSS) orientado por el PCS, hace un llamado a huelga general a partir del 21 de septiembre, pero esta solo se mantiene por dos días (Castro Moran 1984) no logra el suficiente respaldo y fracasa. Entre las demandas del CCS estaba la de la disolución de la Policía y la Guardia Nacional por su papel antipopular. El cambio que hizo Castaneda Castro fue el del color de los uniformes de la PN, de azul pasa a ser café. En enero de 1992 luego de una guerra de doce años, como parte de los Acuerdos de Paz, estuvo la disolución de estos dos cuerpos criminales.
Ese mismo día 16 de septiembre inicia una nueva ola represiva en la que son capturados y luego deportados a Costa Rica, pasando por Honduras y Nicaragua, los doctores Julio Fausto Fernández y Miguel Ángel Flores, el Coronel Marco Tulio Payés, junto con los obreros Blas Escamilla, Calixto Calderón, Antonio Alvarado, Luís Díaz (ex secretario general del PCS), Antonio Díaz, Ulises Duran y Porfirio Huiza; el periodista hondureño Medardo Mejía, y el poeta Oswaldo Escobar Velado.
Además los estudiantes Luis Alonso Posada, Julio Vásquez y Edgardo Guerra Hinds. Fueron doce entre comunistas y demócratas los expulsados del país hacia Costa Rica. En la frontera de Costa Rica son recibidos “como héroes” por militantes del PVP y del movimiento popular tico. Mientras otro grupo, entre los que estaban Moisés Castro y Morales, Abel y Max Ricardo Cuenca, Virgilio Guerra y Miguel Mármol, fueron expulsados a Guatemala.
En el caso de Blas Escamilla, era sindicalista panificador y se hace comunista en Costa Rica y milita en el PVP, organiza a los trabajadores de Puerto Limón, es capturado y encarcelado, participa incluso en la Guerra Civil del 48, bajo el mando de Carlos Luís Fallas y luego regresa al país en 1953 y continúa luchando desde el PCS y el FMLN hasta su muerte en el 2012. En noviembre de 1945, iniciando un nuevo despunto del movimiento sindical, la UTF promueve una huelga exigiendo aumento salarial y logra su propósito.
El II Congreso del PCS de 1946
En 1946 bajo el régimen castanedista, se celebra el II Congreso del PCS (que ellos llamaron I) en el que se discuten y aprueban los Estatutos de la organización clandestina de naturaleza leninista, dividida en células y regida por el centralismo democrático, y se elige a Alejandro Dagoberto Marroquín como secretario general. Este congreso se realiza en el marco de un poderoso movimiento huelguístico que incluye huelgas de los sectores textil, panificadores y otros y que se extiende entre los años 1946 y 1947, lo cual señala que se estaba superando la “la dispersión y la debilidad siguientes a 1932.” (PCS, 1990)
Alejandro Dagoberto Marroquín
Nace en Santa Ana el 24 de marzo de 1911. En 1929 ingresa a la UES a estudiar Derecho. En 1932 ante el cierre de la UES decide viajar a Uruguay a estudiar Derecho junto con su amigo Ovidio Siliezar. En 1935 regresa a El Salvador y se reintegra a la UES. Ese mismo año se incorpora al Partido Comunista de El Salvador. En 1935 se incorpora al PCS y es Asesor jurídico del sindicato Unión de Trabajadores Ferrocarrileros (UTF).
En 1936 publica en la revista de la AGEUS el artículo “Consideraciones sobre el concepto del orden público.” El 30 de noviembre de 1937 se gradúa como Doctor en Jurisprudencia y Ciencias Sociales y ese mismo año es expulsado del país por el General Martínez y viaja a México, donde contrae matrimonio con la intelectual Amparo Casamalhuapa. Viaja al México del presidente Lázaro Cárdenas.
Luego de la caída del General Martínez regresa al país y asume la conducción del partido Unión Nacional de Trabajadores, UNT. Luego del golpe del 21 de octubre de 1944 sale de nuevo al exilio a México. En 1948 conoce y entabla amistad con el sociólogo estadounidense Oscar Lewis, incluso lo apoya en su investigación de Tepoztlan; y con el líder de la izquierda Vicente Lombardo Toledano, así como trabaja en el Instituto Indigenista Interamericano. En 1949 viaja a la Universidad de Urbana, en Illinois para impartir la cátedra de cultura hispanoamericana.
A principios de 1957 regresa al país junto con otros exilados y se incorpora a la UES y al trabajo partidario del PCS. En 1959 publica la primera investigación sociológica del país, la obra Panchimalco. En 1961 regresa de su exilio en Honduras para trabajar en la Facultad de Economía de la UES, siendo electo decano en 1964. En 1970 regresa a México donde muere el 25 de octubre de 1977.
Marroquín formaba parte en esa época de una nueva generación de intelectuales marxistas que consideraban como un grave error del PCS el haberse lanzado a la insurrección de enero de 1932 y propugnaban como estilo partidario una clandestinidad casi absoluta. La tesis era no dar a conocer al partido para que el enemigo no pudiera destruirlo. No obstante esto, en el II Congreso de 1946 se aprueba la línea política y se elige al comité central, que formalmente no existía desde 1932. Entre estos intelectuales se encontraba también Amparo Casamalhuapa.
Amparo Casamalhuapa
Nace en Nejapa el 9 de mayo de 1910. En 1927 se gradúa como maestra. En 1937 se incorpora al PCS. En 1938 publica la obra El joven sembrador. El 29 de agosto de 1939 al hacer una ofrenda floral en el aniversario del fusilamiento de Gerardo Barrios pronuncia un discurso atacando al tirano Martínez. Compara a Barrios con el dictador; un genocida “que hace siete años ordenó asesinar –en tres meses- a doce mil ciudadanos inermes para consolidarse en el Poder y que luego ha pisoteado la Constitución de la República y la dignidad de todo ciudadano honrado.”
A raíz de este discurso que provoca una intensa persecución política del tirano, huye primero a Honduras y luego a México, donde se encuentra con Alejandro Dagoberto Marroquín, con el que contrae matrimonio. Al caer el tirano Martínez en mayo de 1944, regresa al país y se incorpora a las labores de la UNT y del PCS. Luego del golpe de estado del 21 de octubre sale a su segundo exilio, a México. A principios de 1957 regresa de nuevo a El Salvador. En 1970 inicia su tercer exilio junto con Alejandro Dagoberto Marroquín, de nuevo a México. En 1971 publica su novela autobiográfica El angosto sendero y ese año muere en El Salvador.
El III Congreso del PCS. Agosto de 1948.
En agosto de 1948, aún bajo el régimen castanedista, se realiza el III Congreso del PCS (que ellos llamaron II) que elige a Julio Fausto Fernández como secretario general. En algunos integrantes de la dirección partidaria tuvieron eco en estos momentos, las tesis liquidacionistas esgrimidas por el líder comunista estadounidense Earl Browder, las cuales fueron a su vez combatidas por militantes históricos y del movimiento popular. Es en este año 1948 que ingresa al PCS Salvador Cayetano Carpio.
Julio Fausto Fernández
El Dr. Julio Fausto Fernández fue una personalidad controversial. Uno de los más destacados intelectuales de la izquierda de 1933 a 1953 y uno de los pilares ideológicos de la derecha más recalcitrante a partir de ese año en que reniega del marxismo y adopta la visión neo-tomista. Su producción teórica en un primer momento enriquece la visión marxista y luego propaga una visión de derecha clerical. No obstante esto, es parte de nuestra herencia cultural. Y como dice Mármol “así es la lucha de clases.”
Nace el 17 de junio de 1913 en Berlín, Usulután. Sus padres son el médico Dr. José Antonio Fernández y Blanca Padilla. En 1932 estudia en la UES y trabaja como Bibliotecario de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales. En 1935 ingresa al Partido Comunista de El Salvador. Miguel Mármol lo describe como “el entonces camarada, que llegaría a ser secretario general del Partido y una figura más o menos internacional y que luego traicionaría pasándose a las filas del enemigo con todo y cartuchera, filas en las cuales llegó a ser ministro del Justicia del régimen criminal de Lemus (1956-1960) además de filosofo cristiano y profesor universitario y juez de primera instancia y diplomático y no sé cuantas cosas más.”(Dalton 1972)
“Por cierto que Julio Fausto era entonces un joven optimista y muy activo en la lucha y me impresionó favorablemente desde que lo conocí en Paleca, en una reunión clandestina, por su entusiasmo e inteligencia. Era uno de esos muchachos brillantes a quienes se les nota el ajuste del talento en las manos y en los ojos. Siempre llegaba a las reuniones contando los pequeños éxitos organizativos y los grandes planes para el futuro.”
“Leía y nos hacía leer de todo, reproducía nuestros manifiestos a máquina después de corregirles el estilo y hacía que sus amigos estudiantes y compañeros pequeño-burgueses los distribuyeron en sus respectivos círculos sociales. Una verdadera lástima su destino posterior, su falta de firmeza disfrazada con una conversión al cristianismo que no le han creído nunca ni los curas. Pero así es la vida. Más bien dicho, así es la lucha de clases en la cabeza de los aliados del proletariado.”(Dalton 1972)
En 1935 es redactor de Opinión Estudiantil. En 1935 publica en Editorial Nosotros, de San Salvador la obra A propósito de la Reforma Universitaria, que es un discurso pronunciado en el paraninfo de la UES. En 1936 sale exilado a la ciudad de México. El 13 de noviembre de 1939 se gradúa como Licenciado en Derecho en la UNAM.
Regresa al país en 1944 luego de la caída del General Martínez y se integra a la dirección del recién formado partido Unión Nacional de Trabajadores, UNT, junto con Raúl Castellanos Figueroa, Alejandro Dagoberto Marroquín, Carlos Alvarado, Luís Díaz, Miguel Mármol, y Abel Cuenca, entre otros.
Luego del golpe militar del 21 de octubre de 1944 pasa a la clandestinidad. En marzo de 1945 se gradúa como Doctor en Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la UES. El 30 de ese mes, preside una reunión del Comité Central unificado del PCS, en conmemoración del 15 aniversario de su fundación. En septiembre de 1945, luego de una demostración popular, es capturado y expulsado hacia Costa Rica, junto con otros revolucionarios, incluyendo a Blas Escamilla. En 1946 es nombrado Fiscal General de Hacienda. En 1948 es Jefe de Correspondencia del Instituto de Mejoramiento Social.
En febrero de 1949 llega a Montevideo, Uruguay nombrado cónsul general hasta abril de 1950. En abril de 1950 es nombrado cónsul general en Brasil, con sede en Sao Paulo. Este año de 1950 publica en la Editorial Pueblos Unidos de Montevideo, su obra marxista “El existencialismo, ideología de un mundo en crisis.” En diciembre de 1950 es expulsado del Partido Comunista de El Salvador, por desobedecer la orden de regresar al país y “por aceptar cargos diplomáticos de la dictadura militar.” (Jorge Arias Gómez 2004)
Regresa a El Salvador en 1952 y asume la dirección del diario “Patria Nueva.”Este año de 1952 publica en Santa Ana, en la Editorial Antorcha, su obra “Del materialismo marxista al realismo cristiano” y el 29 de enero de 1953 declara públicamente en el Paraninfo de la UES que abjura del marxismo y se declara aristotélico-tomista. Posteriormente se vuelve un cuadro orgánico de la dictadura militar. Muere el 16 de mayo de 1981.
V Periodo. Del 14 de diciembre de 1948 a marzo de 1964.
El 14 de diciembre de 1948, un sector militar aprovechando el descontento popular contra el régimen castanedista, da un golpe de estado y se presenta con un rostro democrático. Asume el gobierno el coronel Oscar Osorio, con un novedoso discurso, altamente demagógico y de reformas, e incluso obtiene inicialmente el apoyo de AGEUS. Posteriormente muestra su garra represiva.
Según el VII Congreso del PCS del abril de 1979 “el Golpe de Estado de los Mayores abrió una nueva fase de la dictadura militar ( la segunda) en cuya dirección se conjugaron inicialmente varias tendencias y sectores: a) la intelectualidad reformista civil y la joven oficialidad , frustradas en 1944,que aspiraban a la democratización del sistema político, a reformas sociales limitadas y a fomentar la industrialización, b) grupos de la burguesía interesados en la diversificación de la economía nacional y c) la aspiración…en el cuerpo de oficiales del Ejército, de asegurarse un mecanismo de relevo periódico en el mando político y la administración estatal.”
Turcios (1993) califica este golpe como “un viraje en la historia política salvadoreña, puesto que se tradujo en una configuración nueva de las instituciones del estado y una reorientación de su actividad…alteró la tendencia histórica liberal que había regido la actuación estatal desde el siglo pasado. Por su parte, Castellanos (2002) identifica las fuerzas detrás del golpe al plantear que este se da “apoyado por el ascendente sector comercial-industrial de la gran burguesía, en particular las familias Meza Ayau y de Sola.”
El IV Congreso del PCS. Agosto de 1950
En este marco, en agosto de 1950 se celebra el IV Congreso llamado de Unidad, (y por mucho tiempo conocido como III Congreso) durante el cual se debate intensamente acerca de las alianzas y la vía de la revolución. Hay un sector de intelectuales en el CC que miraban con simpatía al gobierno del Coronel Oscar Osorio y que incluso habían aceptado cargos diplomáticos y que plantearon como tesis que el PCS debería apoyar a Osorio porque era un enfrentamiento entre los intereses de los señores feudales y los intereses de los capitalistas industriales y había que definirse a favor del progreso.
Y había otro sector de militantes históricos que consideraban que aceptar estos cargos “de la dictadura” equivalía a una traición. Y había un tercer sector que consideraba que lo principal era la unidad del Partido y que había que acomodarse a las diferencias. En conclusión, habían dos visiones que no logran ponerse de acuerdo por lo que no se fija línea política aunque se elige el Consejo Supremo Nacional y el Comité Central y quedan de ambas tendencias.
Unos meses después de este IV Congreso se termina expulsando a varios intelectuales que habían ingresado al PCS alrededor de 1936 y que abrazaban la corriente oportunista, conocida como “browderista” que planteaba la desaparición de la lucha de clases debido a la alianza que existió entre Estados Unidos y la Unión Soviética durante la segunda guerra mundial. Y esto lo trasladaban al país, para plantear la necesidad de la alianza con sectores de la dictadura terrorista-demagógica osorista, iniciada en diciembre de 1948.
En diciembre de 1950 es expulsado del PCS el entonces secretario general Julio Fausto Fernández por aceptar cargos diplomáticos de la dictadura osorista. También se expulsa al sindicalista Amílcar Martínez. Asume la secretaría general del partido luego de Fernández, el sastre santaneco Daniel Castaneda. Es en este año 1950 que ingresan al PCS Schafik Jorge Handal y Jorge Arias Gómez.
El PCS era dirigido desde 1948 por el Dr. Julio Fausto Fernández, que acepta un cargo consular del nuevo gobierno militar, primero en Montevideo, Uruguay y luego en la ciudad de Sao Paulo, Brasil. Al conocer esto, la comisión política del PCS le escribe exhortándolo a que renuncie al cargo y que regrese al país. Al no obedecer el CC del PCS decide expulsarlo de sus filas. Y en diciembre de ese año 1950 se elige a Daniel Castaneda para sustituirlo como secretario general del PCS.
El IV Congreso del PCS de agosto de 1950 permite reiniciar la publicación del periódico La Verdad así como fortalecer el trabajo partidario en tres sectores: el sindical, mediante la creación del Comité de Reorganización Sindical, CROS, dirigido por Salvador Cayetano Carpio; el estudiantil mediante la creación de la Asociación de Estudiantes Universitarios, AEU, dirigido por Jorge Arias Gómez, que retoman la dirección de la AGEUS, y que incluía a Juan José Vides, Roberto Castellanos Calvo y Schafik Handal. Y el trabajo por la paz y la solidaridad, a través del Comité Salvadoreño por la Paz, CSP, dirigido por Jacinto Castellanos Rivas, que había sido en 1932 secretario privado del General Martínez y luego se incorpora al PCS.
En el plano cultural, durante este año de 1950 se publica el libro de poemas 10 sonetos para mil y más obreros de Oswaldo Escobar Velado, simpatizante del PCS, que marca una ruptura literaria clave, ya que coloca en el tapete ideológico nacional, la presencia de la clase obrera urbana y la lucha por la democracia y contra la dictadura militar como el eje fundamental de una nueva construcción cultural. El silencio de 1932 comenzaba a derrumbarse…y la poesía escuchaba los sonidos de estos martillos. A nivel de artes plásticas, en 1950 Camilo Minero y Luís Ángel Salinas forman el “Grupo Octubre.”
Un año después, en 1951, Velado publica el libro de poemas Árbol de Lucha y Esperanza. Dos obras claves que simbolizan desde la literatura el comienzo de un nuevo periodo de luchas sociales, en las cuales la izquierda desafía la cultura oficial de la dictadura y se dispone a construir su propia visión de país y hegemonía.
En 1952 una delegación del CSP integrada por Jacinto Castellanos Rivas, Daniel Castaneda y el estudiante Waldo Chavez Velasco participan en un Congreso Mundial por la Paz en Beijing, Republica Popular de China. Al regresar en octubre del viaje se enteran de la ola represiva contra el PCS de septiembre y entonces Castellanos Rivas y Castaneda deciden seguir a Guatemala y Velasco se queda en San José, Costa Rica. Por cierto, luego Velasco acepta una beca para estudiar en Italia y al regresar al país se convierte en uno de los principales ideólogos de la dictadura militar.
José Daniel Castaneda
José Daniel Castaneda nace en 1897 en Santa Ana. En 1915 ingresa al Sindicato de Sastres. En esta época pertenece a un grupo de teatro y actúa en algunas obras. En 1933, luego de la masacre de 1932, ingresa a Partido Comunista y adopta el pseudónimo de León Ponce. En octubre de 1943 firma junto con su camarada de mil batallas, Virgilio Guerra, el Memorial contra Martínez que aparece publicado en Diario Latino, y por el cual se captura a su director, periodista Jorge Pinto, se le encarcela y el 2 de abril en represalia por el levantamiento cívico-militar, es ametrallado dejándolo inválido por el resto de su vida.
Castaneda participa activamente en Santa Ana tanto de la conspiración del 2 de abril como de la tarea de distribuir armas a la población desde el rebelde V Regimiento. Al fracasar el golpe militar, se clandestiniza para volver a aparecer en las jornadas de la huelga de mayo que terminan con el tirano Martínez. Luego de la huida del dictador, León Ponce se traslada a San Salvador y se dedica a la reactivación de la dirección del PC y del movimiento popular, incluyendo la creación de la Unión Nacional de Trabajadores, UNT.
Luego de producirse el golpe de estado reaccionario del 21 de octubre de 1944, Ponce junto con Virgilio Guerra, Miguel Mármol, Eduardo Camporreales y otros camaradas, huyen hacia Guatemala. Castaneda en su primer exilio, participa en la creación de la Escuela Claridad, organizada para la formación político-ideológica, así como en la reconstrucción del Partido Comunista de Guatemala. Cuando en 1947, estaba por crearse el Partido, el presidente Arevalo ordena el cierre de la Escuela Claridad, y encarcela y luego deporta hacia México a sus organizadores.
Pero Ponce logra evadirse y se clandestiniza. En septiembre de 1947 nace Vanguardia Democrática Guatemalteca, VDG, que se convierte en el núcleo fundante del Partido Comunista de Guatemala, PCG. Entre sus fundadores se encuentran los salvadoreños Castaneda, Guerra y Mármol y los guatemaltecos Alfredo Guerra Borges, Mario Silva Jonama, Antonio Ardón, Bernardo Alvarado Monzón, entre otros. Luego del golpe de estado del 14 de diciembre de 1948 en El Salvador, en enero de 1949, Castaneda, Guerra y Mármol regresan a su patria.
Por otra parte, en septiembre de 1949, en Guatemala se celebra el I Congreso del Partido Comunista de Guatemala. En marzo de 1951 el Coronel Juan Jacob Arbenz asume la presidencia. En mayo de ese año 1951 el comité central del PCG aparece públicamente. En el II Congreso del PCG, en diciembre de 1952, para no contravenir el artículo 32 de la Constitución y poder así participar en las próximas elecciones legislativas de 1953, se decide adoptar el nombre de Partido Guatemalteco del Trabajo, PGT, y se obtienen cuatro escaños. El PGT fue disuelto años después en 1998 para crear la URNG.
En junio de 1954 fuerzas contrarrevolucionarias comandadas por el Coronel Carlos Castillo Armas, con el apoyo de Washington, invaden Guatemala para derrocar a su gobierno y rápidamente avanzan ya que el 3 de abril entran victoriosos en la capital y el 1 de septiembre se instalan como gobierno. Este hecho provoca una estampida generalizada de los exiliados latinoamericanos que buscan embajadas para refugiarse.
Las olas represivas osoristas de 1951 y 1952
Mientras en El Salvador, en marzo de 1951 se desata una feroz represión contra el PCS por parte del régimen osorista, que coloca en la cárcel o el exilio a la mayoría de miembros del comité central. Entre los capturados se encuentran José Antonio Díaz, Arturo Alonso Alvarado, Felipe Vaquerazo, Pedro Nobleau, Jacinto Castellanos Rivas, Francisco Aguilar Nuñez, Marco Antonio Trigueron Monge, Antonio Artiga, el líder zapatero Luís Felipe Cativo, Cecilio Napoleón Villacorta, Eliseo Romero Romero, Julio Lemus, Vicente Urrutia Letona, Carlos Alex Gómez, Julio Cesar López y José Oscar Rico, de San Salvador; Bertín Sosa Miranda de Sonsonate, José Ricardo Escobar de Santa Tecla; Lorenzo Marroquín y Juan García Mendoza de Santa Ana. No obstante este golpe, el Consejo Supremo Nacional se reúne el 26 de mayo para evaluar y tomar medidas ante el zarpazo represivo que provoca el destierro de parte considerable de su dirección política.
En septiembre de 1952 se despliega otra intensa oleada represiva apuntando a la liquidación del PCS y del movimiento popular, en particular del CROSS. Veinte años después de 1932 la reacción volvía a intentar la destrucción del partido de los comunistas salvadoreños. En esta ocasión son encarcelados Salvador Cayetano Carpio y su compañera, Tulita Alvarenga, Fidelina Raymundo, Miguel Angel Cea, Miguel Mármol, Segundo Ramírez, Orfelio Monterrosa, José Celestino Castro, Roberto Carías Delgado, los estudiantes Manuel Atilio Hásbun, Gabriel Gallegos Váldez, Salvador Larreynaga, Dr. Moisés Castro y Morales, entre otros muchos más. De esta experiencia Carpio escribe su obra Secuestro y capucha. Sin embargo, el 1 de mayo de 1953 el PCS lanza un manifiesto haciendo un llamado a la lucha por la libertad de los presos políticos y denunciando la demagogia prudista.
En noviembre de 1952, el presidente de AGEUS, Jorge Arias Gómez, decide refugiarse en Guatemala para evitar ser capturado. En ese país se reencuentra con Daniel Castaneda, que trabajaba en un taller de sastrería, propiedad de un salvadoreño. A mediados de 1953, Gómez, recibe por medio de la AEU guatemalteca, una invitación de la FMJD para participar en el IV Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, que se celebraría en Bucarest, Rumania. Por cierto, el VI Festival de la FMJD, que se realizó en Moscú en 1957 contó con la participación de Roque Dalton.
Al regresar Arias Gómez en diciembre de 1953 el círculo de exiliados salvadoreños en Guatemala se había ampliado con la llegada de Roberto Castellanos Calvo, Juan José Vides, Raúl Castellanos Figueroa y otros, que habían sido deportados. Arias Gómez recibe en marzo de 1954 la tarea de asumir la defensa legal de Salvador Cayetano Carpio, que estaba encarcelado desde septiembre de 1952, por lo que debe regresar a El Salvador.
Regresa Gómez Arias en abril de 1954 y logra en julio sacar de la cárcel a Carpio. En mayo de 1954 convoca a la reunión de fundación de la Acción Estudiantil Universitaria, AEU. A esta reunión asiste Roque Dalton García (1935-1975) quien ese mismo año asume como redactor de Opinión Estudiantil, propuesto por AEU.
Gráfica sobre Año de ingreso al PCS
Nombre Año de ingreso al PCS
Daniel Castaneda 1933
Virgilio Guerra 1934
Julio Fausto Fernández 1935
Alejandro Dagoberto Marroquín 1935
Amparo Casamalhuapa 1937
Camilo Minero 1937
Salvador Cayetano Carpio 1947
Roberto Castellanos Calvo 1948
Raúl Castellanos Figueroa 1949
Jorge Arias Gómez 1950
Schafik Jorge Handal 1950
Roque Dalton 1958

Al triunfar en Guatemala la contrarrevolución en julio de 1954, los exiliados salvadoreños se refugian en diversas embajadas, Brasil, México, etc., lo que explica que Alejandro Dagoberto Marroquín y el sindicalista Miguel Ángel Cea fueran a parar a Buenos Aires, Argentina. Castaneda decide asilarse en la embajada salvadoreña y a los pocos días estaba de regreso en su patria. En 1964 luego del V Congreso del PCS, Castaneda a los 67 años, se integra la Comisión Sindical. En 1985 es enviado a Cuba por su situación de salud y regresa hasta después de los Acuerdos de Paz de 1992, el 26 de agosto, junto con Miguel Mármol. Participan ambos en la fundación del FMLN como partido político.
Plenum del comité central de enero de 1956
En enero de 1956, en el marco de la campaña electoral del PRUD para imponer al Coronel José María Lemus en la presidencia, se realiza un importante plenum del comité central del PCS en el que se evalúa la situación nacional y se toman importantes acuerdos. Se define trabajar por la formación de un Frente Patriótico de Unidad que unifique a las fuerzas democráticas y que tenga como tareas luchar por el desarrollo, por la liberación nacional y por la democratización. Identifica el carácter de la revolución como democrático-burgués, por lo que su objetivo es “fundamentalmente anti-feudal y antiimperialista.”
El programa del Frente Patriótico de Unidad de las fuerzas democráticas comprende los siguientes diez puntos: a) vigencia de todas las libertades democráticas b) respeto al derecho del pueblo a elegir a sus propios gobernantes c) integración de un régimen de liberación nacional d) realización de la Reforma Agraria e) desarrollo de la industrialización nacional f) defensa de los precios de nuestras materias primas g) nacionalización de las empresas monopolistas extranjeras que operan en el país h) libertad plena para comerciar con cualesquiera naciones del mundo, particularmente con la Unión Soviética y los países de Democracia Popular i) aceptación de la ayuda técnica que la Unión Soviética proporciona a nuestras naciones j) defensa de la causa de la paz y la amistad entre todas las naciones.
Considera el PCS que por este programa político “lucharan el sector anti-imperialista de la burguesía, la pequeña burguesía, y los campesinos, en alianza con la clase trabajadora y bajo la dirección de esta.” En septiembre de 1956 luego de la imposición por el PRUD del coronel Lemus como presidente, así como en la Asamblea Legislativa y Consejos Municipales, el comité central del PCS evalúa que “el partido oficial de esta manera ha consolidado prácticamente el control absoluto del poder político…”
No obstante esto, tres meses después, en diciembre de 1956, el comité central del PCS aprecia que se han dado tres pasos positivos por parte del gobierno de Lemus: se permitió el regreso indiscriminado de los exiliados; se derogó la Ley de Defensa del Orden Democrático y Constitucional y se han tomado medidas para evitar la malversación de los dineros públicos. No obstante esto, se considera que “esto pasos no indican, en forma alguna, que el régimen haya cambiado o que el gobierno actual sea democrático…”
La Generación Comprometida y la organización popular
A nivel cultural el año de 1956 simboliza el aparecimiento de un grupo de trabajadores del arte y la cultura que se conoció como el Círculo Literario Universitario, “núcleo de poetas revolucionarios de izquierda de la Generación Comprometida” (Canales 2007), y que dejaron una profunda huella en la disputa ideológica entre los partidarios del estatus quo y de la revolución. Marcan un antes y después de la literatura y cultura salvadoreña y solo puede ser explicado en el contexto del resurgimiento del movimiento popular y el fortalecimiento del PCS. Este fenómeno iba a repetirse veinte años después, en la década del setenta del siglo pasado, incluso en una situación de vanguardia dispersa.
La mayoría de sus integrantes fueron o militantes o simpatizantes del PCS. Y entre estos se encuentran: Roque Dalton, Otto René Castillo, Roberto Armijo, José Roberto “Pichón” Cea, Arqueles Morales, Mario Flores Macal, Miguel Ángel Parada, Manlio Argueta, el pintor Camilo Minero, Tirso Canales, Rafael Góchez Sosa, Álvaro Menéndez Leal, Mercedes Durand, Mauricio de la Selva, Hildebrando Juárez, Jorge Campos, Jorge Cornejo, Waldo Chávez Velasco, Orlando Fresedo, Eugenio Martínez Orantes, Armando López Muñoz, Alfonso Quijada Urías, José napoleón Rodríguez Ruiz, entre otros.
A finales de 1956 durante el inicio del gobierno del Coronel José María Lemus regresan muchos comunistas exilados, de México e incluso desde Argentina como fue el caso de Alejandro Dagoberto Marroquín. En enero de 1957 regresa también de México el intelectual marxista Abel Cuenca, sobreviviente de 1932, y escribe su obra principal, titulada El Salvador, una democracia cafetalera. El regreso de los exiliados viene a fortalecer el crecimiento de la organización popular y el PCS se plantea luchar por profundizar este esfuerzo democratizador.
1956 marca un punto de inicio desde el PCS de diversas iniciativas de organización popular. Inician los esfuerzos por construir una organización revolucionaria de la juventud, mediante la creación de los clubes juveniles Lamatepec, Tazumal y en 1958 de la Asociación de la Juventud 5 de Noviembre, que era dirigida por Manlio Argueta, José Roberto Cea, Roque Dalton, Otto René Castillo entre otros. Es de la J 5 de Noviembre que surge la UNEEM. Y en 1960 nace la Vanguardia de la Juventud Salvadoreña, VJS. A nivel magisterial se crea en 1956 la Federación Magisterial, antecedente histórico de ANDES 21 de Junio. Surge la Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas, FMS.
En 1957 el movimiento obrero influenciado por el PCS logra una victoria estratégica al celebrar el Primer Congreso de Unidad Sindical, y constituir la Confederación General de Trabajadores Salvadoreños, CGTS, una central única de los trabajadores, que posteriormente fue dividida por la derecha al constituir la CGS. En 1959 surge el Movimiento Cívico Abril y Mayo que luego se convierte en el Partido Revolucionario Abril y Mayo, PRAM. Esto se da en el marco del inicio de grandes batallas populares contra la dictadura militar, expresión de un auge revolucionario prolongado (1958-1962).

Señas de identidad: tres poetas y una ciudad

Ricardo Bogrand

Señas de identidad: tres poetas y una ciudad

El Salvador, en la América Central, es uno de los países más pequeños del Continente americano. Con una superficie aproximada de 20 mil kilómetros cuadrados, es también uno de los más poblados. Así como no hay una cifra exacta de su extensión territorial, debido a la falta de definición, hasta el momento, de sus límites con la vecina Honduras,1 tampoco se sabe con exactitud el número de habitantes. Los datos del último censo, levantado en 1992, no son muy confiables. Se habla de una población total que fluctúa entre seis y seis millones y medio de habitantes. Pero esta cifra deja fuera más de dos millones de salvadoreños que han emigrado, especialmente a los Estados Unidos de Norteamérica.

No obstante la pequeñez territorial, existe acuerdo en dividir el territorio en tres zonas. De los catorce departamentos, tres corresponden a la Zona Occidental; siete a la Central y cuatro a la Oriental. Posteriormente, algunas secretarías de Estado, especialmente el Ministerio de Salud Pública, probablemente obedeciendo a razones de carácter administrativo, estableció dentro de la Zona Central la que se ha designado como Zona Paracentral. De las tres zonas geográficas tradicionales, dos tienen un carácter histórico (Occidente y Oriente) y una (Oriente) sería la única que podría considerarse, desde el punto de vista histórico-geográfico, una región.2 En cada una de las tres zonas existe una ciudad importante, que, desde la época colonial, juega el papel de metrópoli regional. La ciudad de San Salvador, además de ser la capital de la República, es la más importante no sólo de la Zona Central, sino del país; San Miguel, en la Zona Oriental, y Santa Ana, para la Occidental.

A Santa Ana, coloquialmente, se le llama la “ciudad morena”. Ha sido, desde hace mucho, la puerta de arribo tradicional de los viajeros guatemaltecos, debido a su ubicación a pocos kilómetros de la frontera con Guatemala. Este carácter de ciudad fronteriza, como lo es también la cercana ciudad de Ahuachapán, ha jugado, para bien o para mal, un papel importante: ser vía casi obligada para el comercio entre El Salvador y Guatemala; y el haberse visto más de una vez invadida y ocupada por tropas del vecino país; especialmente en la segunda mitad del siglo XIX, durante las guerras generalmente entre liberales (salvadoreños) y conservadores y a veces también liberales (guatemaltecos).

Santa Ana, ciudad cantada por sus músicos —David Granadino y su conocido vals Bajo el almendro; y por sus poetas—, es la cuna de tres importantes intelectuales: los poetas Serafín Quiteño (1906-1987), Pedro Geoffroy Rivas (1908-1979) y Carlo Antonio Castro (1926). Cada uno, en su momento y en su estilo, ha expresado su amor por la ciudad; por su paisaje, siempre verde y florido; por sus cuidados cafetales y por esa pupila perennemente azul mirando al cielo y reflejando nubes, que es el lago de Coatepeque.3

Gran parte de la literatura y el arte salvadoreños permanece ignorada fuera de las fronteras del país. Sin embargo, las expresiones literarias y artísticas; la creación poética ha estado presente desde la época colonial. Juan Ramón Uriarte habla de una corriente neoclásica que “se inicia con las últimas décadas del coloniaje y concluye con la primera mitad del siglo XIX” (cit. en Gallegos, 1987). Miguel Álvarez Castro (1795-1856) es el primer poeta que registra la historia de la poesía salvadoreña, al mismo tiempo que el primer neoclásico. Este poeta nació en una hacienda cercana a la ciudad de San Miguel; estudió en Guatemala; fue partidario de las ideas y luchas unionistas del general Francisco Morazán, a quien acompañó en más de una ocasión por Centroamérica y Perú. Murió pobre y víctima de la tuberculosis en una hacienda del Departamento de San Miguel (Gallegos, 1987: 33).

Ese desconocimiento de una parte de la literatura y de la poesía salvadoreña en el exterior podría deberse, entre otras causas, a la escasez de casas editoriales y a la deficiente distribución de los pocos libros publicados. Situación agravada en los últimos años por la crisis económica y por los elevados costos que ocasiona el envío de libros al exterior. Aún así, tanto la Dirección de Publicaciones del Ministerio de Educación, como algunas editoriales universitarias, sobre todo UCA Editores de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, desarrollan una modesta labor editorial. Ambas dan prioridad a la publicación de obras sobre ensayo y narrativa; no así a los libros de poesía. La editorial de la Universidad de El Salvador no ha podido recuperarse de la destrucción y saqueo de que fue objeto por parte del ejército y los llamados cuerpos de seguridad pública, al ser bombardeada y ocupadas las instalaciones de la Ciudad Universitaria antes y durante la guerra civil, desde 1980 hasta 1992.

Pero al reanudar el tema de la ciudad de Santa Ana y sus tres poetas, es necesario también volver la mirada a un momento de la historia de la literatura y, en especial, de la poesía salvadoreña. Dentro del proceso evolutivo seguido por la literatura se designa con el término “Vanguardia” a las obras producidas, sobre todo en Europa, en el periodo que se sitúa entre el final de la Primera Guerra Mundial y mediados del siglo XX. Y quizás por lo indiscriminado del término, ha cabido holgadamente dentro del mismo el legado de “ismos” surgidos en el lapso anotado: cubismo, futurismo, dadaísmo, surrealismo, etcétera.

En un reciente como importante trabajo, María José Bustos Fernández (1996), investigadora argentina, sobre la producción vanguardista del también argentino Macedonio Fernández (1874-1952), del colombiano José Félix Fuenmayor (1885-1966) y del mexicano Jaime Torres Bodet (1902-1974), hace las siguientes consideraciones acerca del “vanguardismo”:

La palabra “vanguardia” acarrea ciertas connotaciones inmediatas: La metáfora militar que implica cualquier movimiento que tomando una valiente iniciativa adelanta sus pasos hacia una “batalla”, el conjunto de movimientos estéticos europeos surgidos después de la Primera Guerra Mundial que se conocen como los “ismos” (futurismo, dadaísmo, expresionismo, ultraísmo etc.), un grupo de artistas que conscientemente y como grupo se enfrenta a la tradición cultural dominante y, en el sentido más lato, cualquier manifestación artística que se opone y desafía una tradición con un gesto “escandaloso”, etc. Todas y cada una de estas connotaciones tienen su validez e iluminan el campo de estudio. La dificultad se acrecienta al comprobar la internacionalización del movimiento, lo cual da cuenta de manifestaciones “vanguardistas” surgidas en diferentes contextos políticos, geográficos y sociales. [Szabolcsi, 1972: 4-17, citado en Bustos, 1996: 11-12] El término vanguardia viene a ser, entonces, “el pez enjabonado” de la historia literaria, [Rama, 1982: 20-26, en Bustos, 1996: 12] metáfora con la cual Ángel Rama designó a la novela latinoamericana. Uniendo así la metáfora en ambos conceptos se concluye que “la narrativa latinoamericana de vanguardia” es doblemente un “pez enjabonado” que se resiste a cualquier intento de definición. (Subrayado nuestro).

Las manifestaciones “vanguardistas” europeas, aunque un poco tardíamente, tuvieron eco en América Latina. Aproximadamente desde 1919, en México empezó a tomar forma el Estridentismo. En 1924, Manuel Maples Arce (1900-1981) da a la estampa Andamios interiores y también publica Urbe, poemas interdictos, obra de mayor definición vanguardista; el chileno Vicente Huidobro (1893-1947), que vivía en París, se adhirió a las nuevas corrientes y, en 1925, dio a conocer su Manifiesto en el que establecía las líneas directrices de su tendencia bajo el título de “Creacionismo”. No es el caso referir el contenido del Manifiesto, baste con citar expresiones como que se “crea un poema como se siembra un árbol”, o, en sus concepciones sobre estética que “El poeta es el hombre que recuerda los sueños seculares que los demás han olvidado”. Su obra fundamental de ese momento fue Altazor.

Uno de los pocos estudiosos de la literatura salvadoreña, Juan Felipe Toruño (1958), al plantear las manifestaciones del postmodernismo en El Salvador, lo hace considerando como iniciador de este movimiento al poeta Julio Enrique Ávila (1892-1968). Aunque Ávila pertenece a la generación de 1915, aparece incorporado a la del 20, junto con los poetas Carlos Bustamante y Manuel Andino, quienes fundaron la revista literaria Cenit. Julio Enrique Ávila era conocedor de las innovaciones literarias que se daban en Francia, y comenzó a elaborar una poesía que se apartaba de los moldes de creación comunes en las letras salvadoreñas de ese momento. Podría decirse que con él se daba una poesía de ruptura de los metros tradicionales, aunque conservando el consonante, la rima. Es importante mencionar estas formas iniciales en la poesía de Julio Enrique Ávila porque, años más tarde, entre 1930 y 1945, aparecerán nuevas generaciones de poetas que darán a su creación tímidas formas “vanguardistas”.

En la generación que parte de 1930, afirma Toruño (1958: 344), “había dos tendencias: la conservadora y la que viraba hacia el futuro, removiendo las causas y ateniéndose más a éstas que a paramentos”. De acuerdo con este autor, no tuvieron entrada en El Salvador las por él denominadas “formas extravagantes y quienes utilizaron diferentes ritmos no se atrevieron a oscurecer completamente los contenidos ni urdir adivinanzas”. (Toruño, 1958: 344)
Serafín Quiteño

Aunque Serafín Quiteño, como se dijo, nacido en la ciudad de Santa Ana, elabora una inicial poesía postmodernista y gusta de formas sencillas, más bien tradicionales, que se acercan más a su naturaleza retraída, sentimental, elegíaca, su poesía participa de buena manera de las nuevas corrientes creadoras. Este poeta, prácticamente de un solo libro, Corasón con S (Quiteño, 1941), representa, junto con Pedro Geoffroy Rivas, la más importante expresión de la poesía salvadoreña de 1930. Serafín Quiteño, con tonalidades diferentes, que se acomodan mejor a una temática más bien sentimental, es probable que represente, en cierta manera, la vertiente conservadora a que se refiere Juan Felipe Toruño. Dedicó gran parte de su vida al periodismo, primero en el Diario de Occidente, publicado en su ciudad natal, y posteriormente en El Diario de Hoy, de San Salvador, en cuyas páginas mantuvo por más de quince años una columna, “Ventana de colores”, firmada con el seudónimo de Pedro C. Maravilla. En 1955 se celebró en El Salvador el Primer Certamen Nacional de Cultura, y junto con el poeta nicaragüense Alberto Ordóñez Argüello, participó Serafín Quiteño con el libro de poemas Tórrido sueño, que ganó el Segundo Premio y fue publicada en 1957 (Quiteño y Ordóñez, 1957).

La obra de Serafín Quiteño, a pesar de ser más bien modesta, ha dado lugar a comentarios críticos positivos. A los análisis de Toruño y Gallegos Valdés se han unido las autorizadas expresiones de Claudia Lars (1969), la más importante voz de la poesía femenina de El Salvador, para quien Quiteño “en Corasón con S, nos entrega la tierra de Cuscatlán, y con ella a la mujer-amante, a la mujer-esposa, a la mujer-madre… Su provincialismo tiene la fresca gracia de lo auténtico. El paisaje lírico que nos regala es húmedo y verde, o seco y esplendente como ciertos días de nuestro mes de abril.”

Si en Corasón con S vuelca Serafín Quiteño poemas donde la ironía y el humor muestran sus señales, a menudo laten en esos versos, desde raíces profundas, el dolor cotidiano y la nostalgia evocada desde los sentimientos más nobles y mas hondos. La obra contiene notables poemas, como “Evocación de la madre”:

Atlántida de lágrimas. Paraíso de niños.
Mujer hecha de arrullos y de trinos.
Su voz venía en círculos celestes
empujando mi canto desde antes que naciera.

De harina eran sus manos, de pan tibio
fácil para los huérfanos y para los mendigos.
Eran de cal —de cal blanca de amor, de cal tranquila
pegada sobre el frío de los cuartos de hospicio.

O como el poema titulado “Aquella muchacha de la joyería”, en el que el humor y la ironía se ponen de acuerdo, como en el siguiente fragmento:

Aquella muchacha de la joyería
¡que bien estaría
fulgiendo en la clara vitrina del día!
[…]

Las gentes normales:
señores de rango, damas conventuales,
representativos del tanto por ciento
y orgullos enormes como catedrales
(¡glorias de cemento!)
llegan y no saben del deslumbramiento.

En Tórrido sueño, el poemario del que es coautor con el nicaragüense Ordóñez Argüello, vuelve Serafín Quiteño al paisaje familiar del terruño. “Son juegos de color y de luz —expresa Gallegos Valdés (1987: 262)—, persecución de los verdes, tan matizados en el trópico; ambos poetas, conservando su personalidad, han logrado fundir sus modos de ver en una sola mirada, que se pasea por los montes, por el mar, captando como un pintor impresionista los reflejos de la luz y los cambios más sutiles del color en la naturaleza.”

Finalmente, del libro Corasón con S, un fragmento del poema “Canto íntimo a Santa Ana (Regreso a la ciudad nativa)”:

Ciudad —puerto del alma—,
refugio del cansancio y del olvido.
Manos claras de novia deshojando
dalias en el crepúsculo amarillo.

Ciudad mía en la noche sin clemencia
lámpara familiar de la terneza:
¡qué suave en ti la suavidad del tiempo!
¡Qué suavidad de sombra tu voz queda!

[…]

De tu recuerdo se llenó mi verso
como el campo, de oro atardecido.
Vino el primer amor de tu añoranza
y el último también llegó contigo.

Pedro Geoffroy Rivas

La otra voz importante de la generación de 1930 fue la del poeta Pedro Geoffroy Rivas. Nació en Santa Ana el 16 de septiembre de 1908 y murió en San Salvador, el 10 de noviembre de 1979. En una entrevista, poco tiempo antes de su muerte, Pedro Geoffroy declaró: “Mi primer verso titulado ‘La búsqueda’ lo escribí cuando aún era un adolescente, en mi tierra natal, Santa Ana. Era estudiante. Dicho verso lo leyó Jacinto Castellanos y lo publicó en el Diario de Santa Ana en noviembre de 1927 y me apenaba cuando por la calle me decían poeta.” (Gallegos, 1987: 264)

Luego de un frustrado intento de estudiar la carrera de medicina en la Universidad de El Salvador, en 1931 se marchó a Guatemala y posteriormente a la Ciudad de México. En la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México cursó la carrera de abogado y se recibió en 1937. La situación económica y política de El Salvador, para esas fechas, era sumamente difícil. En enero de 1932, había ocurrido el alzamiento campesino; como consecuencia, en parte, de la crisis de los años 29-30, y en parte como una respuesta por los despojos de que habían sido objeto los campesinos a manos de los hacendados cafetaleros, a fines del siglo XIX. Pedro Geoffroy ya no pudo regresar a El Salvador. Después de la masacre de campesinos, indígenas y mestizos, la recién instaurada dictadura de los trece años del general Maximiliano Hernández Martínez persiguió y reprimió la más leve manifestación en contra de su régimen. Prácticamente en el exilio, Geoffroy Rivas aprovechó su estancia en México para, además de trabajar, continuar su formación académica. A la caída de la dictadura martinista, como consecuencia del alzamiento cívico-militar del 2 de abril de 1944, y de las jornadas de mayo del mismo año, que culminaron con la “huelga general de brazos caídos”, Pedro Geoffroy regresó a El Salvador y fundó el periódico La Tribuna, el citado año 1944. Pero la dictadura militar, reafirmada con otro hombre fuerte, el coronel Osmín Aguirre y Salinas, y apoyada por la oligarquía agro-exportadora, se consolidó nuevamente en el poder. De manera reiterada se agudizaron los problemas políticos y el poeta se vio obligado a regresar a México. En la década de 1950 aprovechó para estudiar lingüística en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Formó parte de la generación de Guillermo Bonfil Batalla, Mercedes Olivera, Leonel Durán, Mario Vázquez Rubalcaba, entre otros. El régimen del coronel José María Lemus decretó una amnistía general, y regresó al país en 1957.

Como Serafín Quiteño, Pedro Geoffroy Rivas inició la creación de su poesía en el ambiente provinciano de Santa Ana. De esa época son los primeros versos dedicados a la novia quinceañera, como aquellos que dicen:

Novia,
te quiero como quiero a mis zapatos viejos.

Porque estás hecha a mi medida,
porque no me estorbas,
porque no me aprietas.

Porque cuando estoy contigo
siento como cuando estoy descalzo.
Por eso te quiero,
novia,
como quiero a mis zapatos viejos.

Si Julio Enrique Ávila, para 1916, había introducido cambios en el hacer literario y sobre todo poético en El Salvador de esa época, sin lograr que variaran ciertos cánones tradicionales, en su trayectoria cambiante, Geoffroy Rivas sí sacrificó la forma, abandonó todo aquello que significara pasado; se alzó contra sistemas, destruyó criterios apergaminados dentro del arte y orientó hacia rumbos renovadores su poesía. Desterró su pasado de señorito hijo de terrateniente y se afilió al alba, a todo lo que significara un avance hacia una nueva sociedad, más justa y más digna del hombre. Su militancia dentro de las filas de la izquierda entró en contradicciones más de una vez; sin embargo, fue con su verso que, dejadas atrás las expresiones sentimentales de su juventud, enfiló hacia la denuncia de una sociedad insensible y ajena al dolor lacerante del pueblo.

Fuera de sus trabajos antropológicos en el campo de la lingüística, Geoffroy Rivas publicó Rumbo, México, 1934; Canciones en el viento, 1936; Solo amor, San Salvador 1963; Yulcuicat, San Salvador, 1965; Los nietos del jaguar, San Salvador, 1977. Algunas muestras de su poesía son los siguientes fragmentos. Del poema “Santa Ana”:

Santa Ana:
te agradezco las mañanas
que le diste a mi niñez atónita.

Te agradezco tu cerro y tu barranca
y tus tardes de octubre
llenas de barriletes.

Te agradezco tus parques soñolientos
donde hay pomuncios locos
y almendros de cristal.

Tus calles empedradas
y tus techos de teja,
tus campanarios tristes
y tus largos crepúsculos.

Te agradezco la escuelita aquella
donde había una pila con pecesitos rojos
y un amate con pájaros.

Te agradezco la tristeza que dejaron en mi alma
tus noches cundidas de estrellas y luciérnagas.

Te agradezco el amigo que se llevó la muerte
y la novia morena
que aún llena mi vida.

Y hasta mi primer gran dolor
a ti te lo agradezco
mi Santa Ana.

Pedro Geoffroy escribió en México una colección de poemas que reunió bajo el título de Cuadernos del exilio. En esa colección figura el celebrado poema “Vida, pasión y muerte del antihombre”, dividido en cinco partes. De la parte cinco reproducimos el siguiente fragmento:

Vivíamos sobre una base falsa,
cabalgando en el vértice de un asqueroso mundo de mentiras,
trepados en andamios ilusorios,
fabricando castillos en el aire,
inflando vanas pompas de jabón,
desarticulando sueños.

Y mientras,
otros amasaban con sangre nuestro pan,
otros tendían con manos dolorosas nuestro lecho engreído
y sudaban para nosotros la leche que sus hijos no tuvieron nunca.

Ah, mi vida de antes sin mayor objeto
que cantar, cantar, cantar,
como cualquier canario de solterona beata.
Ah, mis veinticinco años tirados a la calle.
Veinticinco años podridos que a nadie le sirvieron de nada.
Pobrecito poeta que era yo, burgués y bueno.
Espermatozoide de abogado con clientela,
oruga de terrateniente con grandes cafetales y millares de esclavos,
embrión de gran señor violador de mengalas y de morenas siervas
[campesinas.

Carlo Antonio Castro

La primera noticia que tuve de Carlo Antonio Castro fue cuando encontré, en 1960, en la vieja biblioteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en las calles de Moneda en la Ciudad de México, algunos de los volúmenes de la serie “Papeles de la Chinantla”, producto de una importante investigación etnográfica realizada por Carlo Antonio Castro, en colaboración con el recordado antropólogo Roberto J. Weitlaner, en comunidades indígenas chinantecas. Después, en conversaciones con compañeros y amigos, o maestros y estudiantes de antropología, en las tertulias entre clase y clase en el café Moneda, punto de reunión obligado a pocos pasos del edificio colonial que albergaba entonces a la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), encontré el nombre de Carlo Antonio Castro, con el correr de los años, en más de alguna publicación de la Universidad Veracruzana, especialmente en las páginas de la revista La palabra y el hombre, de cuyo Comité Editorial sigue siendo miembro titular (Bogrand, 2002).

A fines de 1992, con motivo de la conmemoración del V centenario del “Encuentro de dos mundos”, como también se le ha designado al llamado descubrimiento de América, nos encontramos con Carlo Antonio Castro en la Universidad Veracruzana. Varios miembros del Colegio Mexicano de Antropólogos y de la Sociedad Mexicana de Antropología viajamos desde la Ciudad de México hasta Xalapa, y junto con los colegas de la UV, organizamos y presentamos un coloquio. Aunque habíamos intercambiado alguna correspondencia y algunos libros, no conocíamos personalmente a Carlo Antonio.

Carlo Antonio Castro Guevara nació el 18 de julio de 1926 también en Santa Ana, El Salvador, como Serafín Quiteño y Pedro Geoffroy Rivas. Se vio obligado a emigrar junto con su padre y el resto de su familia, en 1938, presionados por los conflictivos años de la dictadura martinista. Llegó a la república mexicana el 19 de diciembre de 1938, donde encontraron protección y asilo.

Yo me atrevería a decir que existe no uno ni dos, sino varios Carlo Antonio Castro. El etnólogo y el lingüista; el maestro y el investigador; el narrador y traductor, y también el reconocido poeta. Es muy corta una exposición como ésta para referirme nada más a una de las facetas de Carlo Antonio: la del poeta. Su poesía la encontramos en libros como Íntima fauna (1962), del que ha escrito un importante como detenido análisis V. Antonio Tejeda-Moreno (2000), de igual manera que del resto de la obra de Carlo Antonio Castro. En cambio, de lo muy poco que se ha publicado sobre Carlo Antonio en El Salvador, es Luis Gallegos Valdés (1987) quien dedica, sin mayor análisis, algunos párrafos a Íntima fauna:

Carlo Antonio Castro, aunque su actividad se ha desarrollado en México, ha mantenido vínculos con El Salvador. Íntima fauna (poema, prólogo de Ermilo Abreu Gómez, Universidad Veracruzana, Xalapa, México, 1962), extrae del mundo maya, del silencio maya, el tierno hábitat de sus animalitos como el “tlaquatl cierto animalejo” que dijo Fray Alonso de Molina. Busca las claves vitales de ese mundo, a ras del suelo, de bestezuelas que remueven la maleza tras su alimento, o de aves nocturnas como el búho.

En la edición de abril-junio de 1995 de La palabra y el hombre, Revista de la Universidad Veracruzana, Carlo Antonio Castro publicó “Imagen primigenia”; un extenso poema repartido en catorce sonetos. Se trata de un poema autobiográfico, que arranca desde la niñez santaneca del autor, y, aunque no menciona por su nombre a Santa Ana, sí refiere hazañas infantiles en rincones queridos de la ciudad, como Santa Lucía; parques con sombras de almendros y, sobre todo, algunas personas queridas, como los padres, la abuela, la niñera (la China) quiché venida desde Chichicastenango. Referencias a hechos históricos, como la lucha de Sandino y su “pequeño ejército loco” para echar a los yankees de Nicaragua; la Guerra Civil española, y la masacre de campesinos en Izalco, Juayúa y otras comunidades del Occidente de El Salvador, ordenada por el teósofo ametrallador, el dictador Martínez. Al final, en el soneto número 14, el abandono obligado del país, y el encuentro con el padre en tierra chiapaneca, en el hospitalario y seguro territorio mexicano. Son catorce sonetos creados con maestría, con seguro manejo del arte de la rima. El poeta buscó la forma más difícil de escribir una autobiografía. Me recuerda un poco, aunque en un contexto bastante diferente, el poema autobiográfico de León Felipe, quien escogió la posiblemente más flexible y cómoda vía del verso libre.

Se la puede ubicar geográficamente a la mayor producción literaria y poética de Carlo Antonio Castro, sin mayor análisis, en los estados mexicanos de Chiapas y Veracruz, en donde ha permanecido más tiempo, dedicado a la investigación antropológica. Desde finales de la década de 1950 reside en Xalapa, ciudad capital de Veracruz, dedicado a la investigación y la docencia universitaria. Sin embargo, la nostalgia de la “ciudad morena”, Santa Ana, siempre lo ha acompañado, de ello dan testimonio diversas piezas literarias, elaboradas con una fresca prosa poética, que enmarcan pasajes de la vida cotidiana santaneca, sin faltar personajes del barrio y, sobre todo, el reiterado tema familiar de los años de infancia. Aunque, como se anotó, los poemas relacionados con la ciudad natal se han publicado en La palabra y el hombre, también han aparecido en la revista Cultura de El Salvador, cuando era dirigida por Claudia Lars.4

No he hablado de la también excelente narrativa y de otras obras poéticas de Carlo Antonio Castro. En esta ocasión, he tratado de hablar de una morena ciudad salvadoreña y de tres de sus hijos más distinguidos. Espero que mi deseo, por lo menos, se haya acercado al cumplimiento de mi sincera intención. LC
Notas

1 Después del fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, de fecha 16 de septiembre de 1992, las fronteras entre El Salvador y Honduras no han sido totalmente demarcadas.

2 A diferencia del resto del país, lo que hoy es la Zona Oriental estuvo habitada, entre otras etnias, por indígenas lencas, cuyos dominios se extendían ampliamente dentro de la actual República de Honduras; y en donde, más que en El Salvador, en que prácticamente desaparecieron, hay una considerable presencia étnica que lucha por sobrevivir. La parte salvadoreña habitada en la época prehispánica por los lencas es conocida también como Provincia de Chaparrastique, separada por el río Lempa del resto del territorio nacional.

3 Topónimo de origen náhuatl: Coatepec.

4 Cultura, una publicación salvadoreña de larga tradición y prestigio, prácticamente ha desaparecido.
Bibliografía

Bogrand, Ricardo (2002), “Derivaciones. Una obra, una vida, un hombre”, Tres mil, Suplemento Cultural de CoLatino, San Salvador, Núm. 610, 16-02-2002.
Bustos Fernández, María (1996), Vanguardia y renovación en la narrativa latinoamericana, Madrid, Editorial Pliegos.
Castro, Carlo Antonio (1962), Íntima fauna, Serie “Ficción”, Xalapa, Universidad Veracruzana, Núm. 49, [Pról. de Ermilo Abreu Gómez].
Gallegos Valdés, Luis (1987), Panorama de la literatura salvadoreña. Del período precolombino a 1980, San Salvador, Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, UCA Editores.
Lars, Claudia (1969), “Reseña bibliográfica”, Cultura, San Salvador, Ministerio de Educación, Núm. 54, octubre-diciembre.
Quiteño, Serafín (1941), Corasón con S, San Salvador.
_____ y Alberto Ordóñez Argüello (1957), Tórrido sueño, San Salvador, Ministerio de Cultura-Departamento Editorial.
Rama, Ángel (1982), “La formación de la novela latinoamericana”, en La novela en América Latina. Panorama 1920-1980, Bogotá, Procultura.
Szabolcsi, Miklós (1972), “La ‘vanguardia’ literaria y artística como fenómeno internacional”, Casa de las Américas, La Habana, Vol. XII, Núm. 74, septiembre-octubre pp. 4-17.
Toruño, Juan Felipe (1958), Desarrollo literario de El Salvador, San Salvador, Ministerio de Cultura-Departamento Editorial.

María Graciela Amaya Barrientos, heroína revolucionaria centroamericana

María Graciela Amaya Barrientos, heroína revolucionaria centroamericana

Share on facebook Share on twitter Share on email Versión para Imprimir

Víctor Rene Marroquín

Doña Graciela Amaya de García, “Gracielita” nace en San
Salvador, El Salvador, el 2 de enero de 1,895. Estudió
en la Escuela Normal de Maestros y se gradúa de Profesora, título profesional hasta donde podía aspirar una joven de ese tiempo. A sus 20 años, ella, su padre y hermano, Felipe Armando Amaya Barrientos, se trasladan a Tegucigalpa, Honduras, en marzo de 1,915. Gracielita nos dice: ahí “… empecé a caminar por las escarpadas sendas de la lucha revolucionaria y desde entonces,…, ni los peligros, ni las adversidades me han hecho jamás retroceder”.
El 9 de enero de 1,916 se casa con José García Lardizábal, de quien no se separaría hasta que éste muere. Procrearon a un hijo, Tomás García Amaya, quien murió luchando a sus 21 años en los Llanos del Espino en 1,944.
En la 1a década del siglo XX, se funda en Tegucigalpa la Sociedad Cultural Femenina, de carácter mutualista, con el fin de contribuir a la superación material y cultural de sus afiliadas; en esa institución, Gracielita empieza a crecer como dirigente revolucionaria. Esta Sociedad estableció lazos con las organizaciones de los trabajadores, con quienes lucharon por sus demandas específicas.
La Sociedad Cultural desarrolla actividades de educación, solidaridad y organización: funda Escuela Nocturna para adultos, la Universidad Popular “Marco Aurelio Soto”. En esta última disertaron los intelectuales progresistas con ideas más revolucionarias de la época; se crearon 5 centros de alfabetización en barrios de Tegucigalpa. Se adhiere a la Federación Sindical Hondureña; inaugura la Biblioteca Popular Cultural Femenina; publica el boletín semanal “Cultura Femenina”, donde se analiza la situación de los trabajadores hondureños. Celebra el Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo, el Día de la Madre hondureña; participa en los congresos obrero- campesino realizados en la Costa Norte.
Doña Graciela se inicia en le movimiento obrero hondureño a través del sindicato de oficios varios “Redención”; se incorpora en la 1 era. Federación Obrero Hondureña, FOH, en 1921; luego, en 1929 se separa de la FOH para fundar, junto a otros obreros de ideología vanguardista, la Federación Sindical Hondureña. Ahí crean el periódico “El Martillo”, dirigido por el revolucionario Manuel Cáliz Herrera.
Durante el mes de julio de 1944 el pueblo hondureño se movilizó en contra del gobierno de Tiburcio Carías y éste en represalia expatrió a Gracielita hacia El Salvador.
Acá doña Graciela, de inmediato, se incorporó a las actividades políticas en la Unión Nacional de Trabajadores, UNT.
Participó en la campaña presidencial del Dr. Arturo Romero, en el “Comité Femenino pro Candidatura Romerista”, hasta el Golpe de Estado del 21 de octubre de 1944, promovido por Osmín Aguirre y Salinas. Se refugió en Guatemala durante 15 meses, ahí junto a obreros y campesinos, en clima de efervescencia política, se incorpora a las actividades del «Comité de Liberación Salvadoreña», a la Confederación de Trabajadores de Guatemala, CTG; con otros compañeros fundaron la Escuela Claridad, de capacitación sindical, conde se impartió principios elementales de Economía Política, interpretación moderna de la Historia, Derecho del Trabajo, organización y administración sindical.
También publicaron el Semanario “Claridad”; en la radioemisora “La Voz de Guatemala”, cada domingo daban a conocer a los trabajadores y pueblo de Guatemala las actividades de los trabajadores y sus conflictos. El Dr. Juan José Arévalo se vio presionado por la reacción guatemalteca y expulsa a doña Graciela hacia México, en febrero de 1946, vive en el Distrito Federal y ahí se incorporó a las actividades de partidos políticos, trabajó en la Secretaría de Educación Pública hasta su jubilación.
Regresó a Honduras 33 años después por invitación de los estudiantes universitarios y por la Universidad Autónoma de Honduras; así también, asistió a la celebración del 19 de julio de 1980, 1er Aniversario de la revolución sandinista. Doña Graciela, “Mama Chela”, dice que cuando muera, sus ahorros pasarán al Partido Socialista Unificado de México y sus libros los donará a la Universidad Obrera “Vicente Lombardo Toledano”.

El partido comunista de Honduras (PCH)

El partido comunista de Honduras (CPH)

Anales Históricos 23 junio, 2013 – 1:08 PM

(1) Comentarios

Edgardo Rodríguez

El PCH ESTUVO PRESENTE EN LA HISTORIA DE HONDURAS DEL SIGLO XX. Fue odiado y perseguido sin tregua por sus enemigos fundamentales; y confrontado por los intereses particulares de otros destacamentos de la izquierda quienes veían en él no a un aliado, sino a un rival a vencer.

Reconocido a nivel regional e internacional, en el PC militaron gran cantidad de destacadas personalidades del sector obrero, campesino, magisterial, estudiantil, femenino e intelectual del país, muchos de los cuales han sido actores de acontecimientos históricos de la nación.

Sin lugar a dudas, esta fue la organización con más larga experiencia de lucha entre todos los destacamentos de la izquierda nacional. De hecho sirvió de semillero para la mayoría de las agrupaciones que surgieron en Honduras en las décadas de los sesenta, setenta y comienzos de los ochenta.

Los primeros comunistas

El triunfo de la revolución rusa, el 7 de noviembre de 1917, provocó una onda expansiva de las ideas del socialismo en todo el planeta, mismas que se encarnaban en la filosofía del marxismo leninismo.

La activista revolucionaria, Graciela García, en el libro Páginas de lucha señala que a inicios de los años veinte ya se habían formado en Honduras círculos de estudio marxistas. Los primeros surgieron en Tegucigalpa, San Pedro Sula, Tela, La Ceiba, Puerto Castilla, El Progreso y San Juancito.

Entre las personas que pertenecieron a dichos círculos se destacan: Manuel Cálix Herrera, Juan Pablo Wainwright, Néstor Juárez, Víctor M. Angulo, F. Armando Amaya, Daniel Canales Palencia, Víctor Ceferino Muñoz, Maximiliano B. Uclés, Gregorio Méndez, Faustino Delgado, Tránsito Amaya, Fidel Miranda, Carlos F. Gómez, Abel Cuenca, José Ángel Trujillo, Hermenegildo Briceño, Juan Ángel Tablas, Rosendo Ferrera, Victorino Salgado, Fernando Cañas, Pablo y Luis Alemán, Juan F. Barahona, Zoroastro Montes de Oca, Jacobo Zavala y Manuel González, entre otros.

Graciela García precisa: “En el año 1922 se produjo la fundación del Partido Comunista de Honduras (PCH). Se convocó una asamblea que tuvo verificativo en la ciudad de San Pedro Sula y en ella se nombraron las comisiones para la elaboración de estatutos, programa y fundamentación de la táctica a seguir. Se eligió al Comité Ejecutivo, llamado a dirigir las actividades de la nueva organización, recayendo el cargo de Secretario General en la persona de Manuel Cálix Herrera. Se eligieron también los comités seccionales y se aprobaron, después de largas discusiones, el programa, los estatutos y la táctica”.

No obstante lo anterior, en la edición 203, del mes de abril de 1981, del periódico Patria², órgano de divulgación del PCH, Longino Becerra, citando el testimonio del escritor comunista Ramón Amaya Amador, corrige diciendo que la fundación se produjo en 1924. ¿Cuál de las dos fechas es la correcta? Esto aún es motivo de una investigación pendiente.

Otro hecho del cual se carece de suficiente información es la existencia en los años veinte de un Partido Comunista de Centroamérica, con sede en Guatemala y que operaba en la región con las directrices del organismo de la Internacional Comunista llamado “Buró del Caribe”, con sede en Cuba. En 1927 es disuelta esta instancia y su lugar es llenado por cada uno de los partidos nacionales.

Uno de los grandes conductores del Partido Comunista en esa época fue indudablemente Manuel Cálix Herrera (1900-1935). Nacido en Olancho, entregó lo mejor de su vida por la causa revolucionaria. Catalogado como un luchador y organizador incansable, gracias al gran prestigio del que gozaba fue el candidato presidencial del Bloque Obrero Campesino, en las elecciones de 1932.

En 1935, a los 35 años de edad, muere Cálix Herrera a causa de tuberculosis, contraída debido a las torturas sufridas y a los largos períodos en la cárcel.

El otro gran conductor y líder comunista de la época fue Juan Pablo Wainwright (1894-1932). Nació en Santa Bárbara, de padre inglés y madre hondureña, de buena posición económica; hombre de temple, tenaz, dinámico, honesto y de energía inagotable.

Graciela García lo recuerda diciendo: “En 1931, bajo el gobierno de Vicente Mejía Colindres, se impuso la tarea de organizar a los obreros agrícolas explotados de manera despiadada en la Costa Norte del país por el conocido monopolio imperialista, la United Fruit Company. Wainwright fue capturado y enviado al Castillo San Fernando de Omoa, tenebrosa prisión política de entonces, pero a los pocos días, ante el asombro de sus verdugos, que consideraban imposible escapar del castillo, se fugó y traspasó las fronteras patrias, llegó a Guatemala, donde al poco tiempo fue capturado, se le instruyó un proceso y se le condenó a muerte, acusado de planear y dirigir un complot comunista”.

“Refieren que la víspera de su ejecución, con una hoja de afeitar se cortó las venas y con su sangre escribió en las paredes de la celda: ¡Viva el Soviet, el único gobierno que debe existir en el mundo! ¡Viva la Internacional Comunista! ¡Viva la revolución social!”. Murió fusilado el 18 de febrero de 1932”³.

De 1923 a 1932 el Partido Comunista trabajó en la legalidad. Varios intelectuales de la época se acercaron a sus filas, tal fue el caso de José Pineda Gómez, Francisco Murillo Selva, Arturo Martínez Galindo y Julián López Pineda.

Este primer Partido Comunista dedicó gran parte de su trabajo a la organización de los trabajadores y a la difusión del marxismo. Bajo su conducción se formaron la Federación Sindical Hondureña, la Sociedad Fruit Company, la Tela y la Truxillo Railroad Company.

En enero y febrero de 1932 el PCH, a través de la Federación Sindical Hondureña dirige el movimiento huelguístico desatado en la Tela, Truxillo Railroad Company y la Standar Fruit, que es duramente reprimido.

En junio de 1932, por primera y única vez en la historia de Honduras, el PCH con el apoyo del Bloque Obrero Campesino, participó en un proceso electoral con la candidatura presidencial de Manuel Cálix Herrera y Celso Jiménez Bonilla, como vicepresidente.

Posteriormente el gobierno de Tiburcio Carías Andino (1933-1949) implantó un régimen represivo que obligó al Partido Comunista a pasar a una rigurosa clandestinidad.

En su obra Evolución histórica de Honduras, Longino Becerra, al referirse al período del cariato señala:

“Los sindicatos constituidos durante años anteriores tuvieron que realizar sus actividades en forma clandestina o simplemente disolverse. Cualquier trabajador que intentara formar un sindicato en las empresas capitalistas nacionales o extranjeras, sobre todo en los campos bananeros, era acusado de subversivo y era enviado a la cárcel o simplemente muerto por los verdugos de Carías. Por esa razón y por el hecho de que el combate contra la dictadura se convirtió en la principal batalla política del pueblo hondureño durante este período, las actividades puramente sindicales y obreras pasaron a un segundo plano”⁴.

En 1939 tuvo lugar el último Pleno del comité Central del Partido Comunista en su primera etapa. En esa oportunidad se discutió la línea a seguir respecto al estallido de la Segunda Guerra Mundial. Después de una intensa deliberación, se aprobó hacer campaña contra el fascismo⁵.

Desde 1940 cesó prácticamente el funcionamiento orgánico del PCH. Los cuadros más firmes continuaron realizando esfuerzos infructuosos por mantener la actividad, otros se auto marginaron o se fueron al exilio.

El 26 de diciembre de 1948 se efectuó un intento por reorganizar el PCH. Un grupo de viejos militantes se reunieron en Tegucigalpa, eligieron a Dionisio Ramos Bejarano como Secretario General, aprobaron unos estatutos y un programa denominado la “Revolución democrática y liberadora”.

Fueron creados los Comités Locales de Tegucigalpa y San Pedro Sula. Sin embargo, este esfuerzo no pudo consolidarse a consecuencia de la dura represión existente. Los mismos militantes del PC no reconocieron este intento en su segunda fundación de 1954.

¹ García, Graciela. Páginas de lucha. Editorial Guaymuras, Tegucigalpa, 1981. Ps. 96 y 99.
² Periódico Patria número 203, 11 de abril de 1981. P. 6.
³ García, Graciela, Op cit. P. 98.
⁴ Becerra, Longino. Evolución Histórica de Honduras. Editorial Baktun, Tegucigalpa, 1983. P. 154.
⁵ Patria. Op. Cit. P. 6.

Fuente: La Izquierda Hondureña en la década de los ochenta.

GRACIELA GARCIA

GRACIELA GARCIA

Graciela García es un símbolo en la lucha popular y por los derechos de las mujeres en Honduras, al realizar aportes importantes en lo social, sindical, político y cultural. Sufrió cárcel, persecución y destierro por sus ideas transformadoras a las cuales nunca renunció.

Desde temprana edad estudió e hizo suyas las ideas revolucionarias de los años veinte, se organizó y contribuyó a la organización de las mujeres y los trabajadores en diferentes ciudades hondureñas, impulsó la educación popular y fue de las primeras mujeres de clara militancia política democrática, patriótica, socialista y anti imperialista.

Graciela García desafió la represión de las dictaduras de los años treinta en Centroamérica y participó en acciones por la democratización de Honduras, El Salvador y Guatemala, países de los cuales fue expulsada.

La mitad de sus casi cien años de vida estuvo exiliada en México, donde siempre se mantuvo vinculada a las luchas de los pueblos por una sociedad con justicia para todos y nunca perdió su

De la Infancia en la Comodidad a la Lucha Popular
Nació El Salvador un dos de enero de 1895. A sus dos años quedó huérfana de madre, pero creció en una situación económica solvente al lado de su abuela en San Salvador, “entre alfombras persas, cortinas de Damasco y espejos gigantescos”. Se hizo maestra de educación primaria, considerado un privilegio de pocas y máximo título al que podían aspirar las mujeres en aquellos tiempos.

Se trasladó a Tegucigalpa en 1915, con su padre José Bernardino Amaya. Ahí se casó el siguiente año con José García Lardizábal con quien compartió 57 años de matrimonio. De su esposo adopta el apellido García pues su nombre fue María Graciela Amaya Barrientos.

Su abuelo materno, general y abogado Felipe Barrientos, fue un luchador por la libertad y autonomía de Centroamérica. Su primo José Luis Barrientos fue dirigente estudiantil y otro, Fernando Barrientos, dirigente obrero en El Salvador.

Esos antecedentes familiares quizás la inquietaron a la lucha. Pero fue su hermano Felipe Armando Amaya quien la inició en la lucha popular y la acercó a las ideas socialistas. Felipe participó en las luchas obreras en los Estados Unidos, luego se trasladó a Honduras donde impulsó la organización de los trabajadores. Felipe fue dirigente popular, estuvo preso en San Pedro Sula y Puerto Cortés a consecuencia de lo cual enfermó y murió en 1935.

Gracielita, como le llamaban sus compañeros, leyó a los grandes pensadores revolucionarios de la época y logró comprender las leyes que rigen la sociedad, las causas que generan la miseria y la ignorancia de las masas explotadas, según expresó en sus escritos.

“Rompí el círculo de hierro de convencionalismos y los prejuicios, para lo cual se requiere valor y no ser esclava ni del dinero ni de la moral burguesa”, cuenta en su libro “Paginas de lucha revolucionaria en Centroamérica” escrito en 1973.

La vida de Graciela García desde los 20 años estuvo ligada a la lucha de las mujeres y al movimiento popular y revolucionario en Honduras, El Salvador, Guatemala y México.

Estuvo al lado de los grandes dirigentes de la época. Fue compañera de lucha de Manuel Cálix Herrera y Juan Pablo Wainrigth, pioneros del movimiento obrero hondureño. Conoció personalmente a Víctor Manuel Gutiérrez, prestigiado dirigente guatemalteco, a Agustín Farabundo Martí el mas destacado dirigente revolucionario salvadoreño y al dirigente obrero y político mexicano Vicente Lombardo Toledano.

En Honduras
En 1923 fue fundadora dirigente y promotora de la Sociedad “Cultura Femenina”, un grupo que dio importantes aportes en la organización de los y las trabajadoras y mantuvo la resistencia contra la sanguinaria dictadura de Tiburcio Carías Andino.

Fue dirigente del Sindicato de oficios varios “Redención” que en 1921contribuyó a la creación de la Federación Obrera Hondureña FOH, la primera en el país.

La dirigencia de la FOH asumió actitudes apegadas al gobierno del cual recibió contribuciones importantes de dinero y realizó delación de los militantes socialistas. Por eso decidió separarse la Sociedad “Cultura Femenina” a la cual pertenecía Gabriela García y luego otras organizaciones.

En 1930 contribuyó en la realización de un congreso de Unidad Sindical en Tela de donde surgió la Federación Sindical Hondureña FSH.

En 1932 se establece en Honduras la sangrienta dictadura de Tiburcio Carías Andino, al tiempo que gobernaban los dictadores Anastasio Somoza en Nicaragua, Maximiliano Hernández en El Salvador y Jorge Ubico en Guatemala.

Carías se mantuvo 16 años en el poder por el respaldo de las transnacionales bananeras, destruyó las organizaciones populares y reprimió cruelmente a todos los opositores mediante su política de “encierro, destierro y entierro”.

Graciela fue de las organizadoras de las gloriosas manifestaciones del 29 de mayo y 4 de julio de 1944 que frente a casa presidencial pedían la libertad de los presos políticos en cautiverio desde hacía 12 años y la renuncia del dictador.

El 4 de julio también se realizó una marcha encabezada por las mujeres en San Pedro Sula. La policía ametralló la marcha donde ahora es la tercera avenida y más de cien personas fueron asesinadas en una masacre que se extendió hasta el seis de julio.

En Tegucigalpa la manifestación del 4 de julio fue disuelta violentamente con bombas lacrimógenas. Unas mujeres fueron encarceladas. A otras que se refugiaron en sus casas se les cortó el agua, la luz eléctrica y prohibieron que recibieran alimentos, para que se entregaran por hambre. Otras tuvieron que salir del país.

“Las señoras que fueron a la cárcel eran de toda clase social. A la escritora doña Graciela García la pusieron en una celda donde había mujeres de mala vida. Por ser de nacionalidad salvadoreña y a gestiones del embajador de su país, le dieron su libertad; pero a condición de que desocupara el país inmediatamente”, dice una crónica firmada por Beatriz Galindo.

Treinta años después, al escribir sus memorias, Graciela reflexionaba sobre esos hechos“Ahora yo pregunto ¿Cuál fue mi delito? Y respondo: luchar por la liberación de Honduras. Y ello, revela este aleccionador contraste: que quienes somos amantes de la libertad y de la justicia sufrimos cárceles y toda clase de atropellos, mientras los reaccionarios y aun delincuentes gozan de privilegios.

En la cárcel constaté la amoralidad del régimen de Carías y sus sicarios y por ello, repito que una de las características de ese régimen sombrío, fue la conculcación de los derechos más elementales y la ofensa brutal a la dignidad humana.

A pesar de las vejaciones de que fui objeto, confieso que la cárcel, en lugar de acobardarme, templó mi ánimo y al salir libre, hice el juramento de dedicar mis esfuerzos, mis energías, a luchar contra las oligarquías y el imperialismo y por la instauración del socialismo”.

En El Salvador
Llegó exiliada a El Salvador el 20 de julio de 1944. Ya había sido derrocado el dictador Maximiliano Hernández y gobernaba provisionalmente el general Andrés Meléndez. Allá se enroló en la Unión Nacional de Trabajadores UNT que agrupaba a millares de obreros y campesinos. Visitó varias filiales en los departamentos.

Fue secretaria de actas del Comité Femenino pro candidatura presidencial del doctor Arturo Romero, el cual agrupaba a centenares de mujeres revolucionarias. En varias ocasiones cuando hacían campaña fueron atacados violentamente por miembros de los partidos conservadores.

Durante ese tiempo Graciela convocó a varias mujeres y organizaron la sociedad que llamaron “Antorcha Femenina”.

Esa efervescencia y ambiente de libertad sólo duró cinco meses, del ocho de marzo al veinte de octubre de 1944, porque el coronel Osmín Aguirre y Salinas dio golpe de Estado y por acuerdo con Carías persiguió a los hondureños establecidos en El Salvador. Gracielita se trasladó a Guatemala.

Allá Se incorporó al “Comité de Liberación Salvadoreña” en apoyo a exiliados y luchadores. Su único hijo, Tomás García Amaya, murió en diciembre de 1944 cuando un grupo de jóvenes se tomó militarmente la ciudad de Ahuachapán en un intento por derrocar a Osmín Aguirre. Tomás tenía 22 años y cursaba el tercer año de medicina.

En Guatemala
Llegó a Guatemala en diciembre de 1944, recién derrocado el dictador Jorge Ubico. Los trabajadores guatemaltecos organizaron un comité de Unidad Sindical, mientras se efectuaba un congreso unificador del cual Gracielita fue secretaria de Actas. Así contribuyó a la fundación en agosto de 1945 de la Confederación de Trabajadores de Guatemala CTG. Se incorporó a las actividades de la nueva organización y participó en las luchas emprendidas.

Fiel a su vocación de educadora y la inclinación por la cultura que le inquietó desde la juventud, promovió y organizó en Guatemala una escuela para la capacitación de los trabajadores llamada “Claridad”. La escuela fue atacada por la prensa reaccionaria, el clero y los políticos conservadores que buscaban el control del movimiento sindical.

En 1946 el gobierno de Juan José Arévalo, al cual apoyaban, les pidió salir a los exiliados centroamericanos porque por su actividad enfrentaba algunos problemas.

En Mexico
Gracielita y su esposo salieron hacia México. Allí recibieron el apoyo de varios compañeros, entre ellos Vicente Lombardo Toledano, presidente de la entonces Confederación de Trabajadores de América Latina CTAL.

En México realizó actividades contra la dictadura de Carías, impulsó acciones de apoyo a la huelga del 54 y hasta hace menos de quince años participó en varios comités de solidaridad con los pueblos de Centro América y escribía artículos para periódicos mexicanos.

Durante 33 años laboró en la Secretaría de Educación pública. Se involucró en las luchas reivindicativas, organizó grupos culturales, fue militante de varios partidos de izquierda.

Todavía a sus 90 años tenía ánimos y organizó un grupo cultural con niños en la colonia Peralvillo del Distrito Federal, donde vivió modestamente hasta sus casi cien años.

“Los largos años que he vivido, lejos de decaer mi entusiasmo, han afirmado mis convicciones revolucionarias y moriré con la fe del futuro feliz de la humanidad por medio del socialismo”, escribió a sus 78 años. Y así lo cumplió.

Sus Pensamientos
“Lastimosa y desesperante es la situación de la mujer que, escarnecida y olvidada, lleva sobre sí la cruz de todos los martirios”. Graciela García, Pionera de la lucha de las mujeres hondureñas

Comunicación del Pueblo
“Debemos comprender que en el desarrollo intelectual y la politización de los pueblos, la palabra escrita influye poderosamente y en verdad los pueblos que no cuentan con órganos de publicidad viven en la ignorancia”.

Recordar a quienes lucharon“Creo que recordar y rendir homenaje a los revolucionarios que ofrendaron su vida por grandes ideales, es honrar debidamente su obra de carácter revolucionaria, es honrar su cooperación en los diversos aspectos de la lucha social”.

Ser auténtico militante
• Ser autentico militante revolucionario implica grandes responsabilidades, inmensos deberes y muchos sacrificios.

• Soy enemiga de la ostentación, de la presunción y de los alardes de sabidurías y grandezas.

• Me he mostrado siempre contraria a las claudicaciones, al oportunismo y a las frases ofensivas.

• El militante tiene que luchar contra la incomprensión del ambiente, la abulia e indiferencia de muchos, contra los políticos retrógrados, los lideres corrompidos, las fuerzas enemigas del progreso, los incendiarios de la guerra, y contra el imperialismo y sus lacayos, que cual más, cual menos, son la mayoría de los gobernantes de los países latinoamericanos.

La crítica es necesaria
“La crítica constructiva debe ser una necesidad aceptada por los auténticos revolucionarios, sin embargo, muchos la rechazan, nos negamos a recibirla con entera serenidad, nos sentimos ofendidos, en lugar de ser un motivo de rectificación y orientación de nuestras fallas”.

Debemos tener valor de reconocer nuestros errores, nuestros defectos, pues solo en un ambiente de autocrítica es que podemos educarnos revolucionariamente.

Graciela reconoce haber asumido actitudes negativas como las posiciones sectarias, no saber discutir con más serenidad y alterarse cuando alguien la contrariaba.

Siempre al lado de los trabajadores
Me cabe la satisfacción de haberme colocado siempre al lado de las masas trabajadoras en sus movimientos de reivindicación y de haber colaborado, hasta donde mis capacidades me lo han permitido, para lograr mejores condiciones de vida de las masas explotadas que sufren la opresión y miserias inherentes al régimen social que impera. Confieso que experimento gran complacencia con haber cooperado, aunque en grado mínimo, a la noble causa del proletariado.

Sindicalismo
Considero que mientras el movimiento sindical no sea independiente, democrático y defienda con conciencia de clase sus intereses, no puede existir una lucha auténtica.

La historia
Para analizar correctamente la situación política y económica de un país, es preciso remontarse a años anteriores, abarcando cada uno de los aspectos que deben estudiarse para llegar a una correcta ubicación de la situación que prevalece.”

Los trabajadores deben luchar por sí mismos “Es el propio trabajador quien tiene que luchar y esforzarse por ser cada día mas digno de una vida mejor, ya que lo que no haga él por mejorar su vida, es muy difícil, casi imposible, que lo hagan hombres pertenecientes a otra condición social y para obtener mejor situación, debe organizarse y capacitarse.”

Santos López: entre Sandino y el FSLN

Santos López: entre Sandino y el FSLN

Armando Amador y Rosi López Huelva

Rosi López Huelva nace en el barrio Bóer, Managua, el 6 de abril de 1933, hija de un maestro y una ama de casa. Estudió pintura, dibujo y escultura, y fue la primera mujer egresada de la Escuela de Bellas Artes de Nicaragua, cuando era dirigida por el maestro Rodrigo Peñalba. Perteneció a un grupo literario que reunía a Peñalba, Carlos Martínez Rivas, Pablo Antonio Cuadra, Ernesto Cardenal y al héroe Rigoberto López Pérez. Desde este ambiente cultural, comienza a interesarse por la realidad social de los nicaragüenses.

Durante el ajusticiamiento de Somoza (1956), ayuda a salir del país a algunos compañeros involucrados en la acción. En julio de 1959, Rosi López participa en la toma de la Catedral de Managua y es parte del movimiento de mujeres llamado Las Enlutadas. Obligada a salir al exilio, viaja en octubre de ese año a Cuba. Desde entonces se incorpora al Frente de Liberación Nacional (FLN), el que posteriormente se convertiría en el Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Ella es fundadora del FSLN, aunque la historia oficial de esta organización no lo reconozca. Rosi López trabajó de cerca con el Comandante Carlos Fonseca y con José Benito Escobar y otros dirigentes sandinistas. Durante toda la década de los sesenta, se hizo cargo de la oficina del FSLN en La Habana. En 1963, después del movimiento guerrillero de Raití-Bocay, alojó y atendió hasta sus últimos días al Coronel Santos López.

En 1968, mientras realizaba un viaje de trabajo con Humberto Ortega, Rosi López fue detenida en Panamá, donde la torturaron salvajemente, la violaron y mantuvieron en total aislamiento. Fue deportada a Nicaragua donde guardó prisión por 7 meses. Salió hacia Cuba en donde permaneció hasta el triunfo de la Revolución Popular Sandinista en 1979. A partir de entonces, dirigió el Departamento de Artes Plásticas del Ministerio de Cultura; luego, creó el Taller de Cerámica José Benito Escobar, en la Alcaldía de Managua. Hoy en día está dedicada a la producción artística en su taller y realiza trabajo voluntario enseñando artesanía y pinturas a niñas y niños quemados.

El Coronel Santos López nació el 20 de febrero de 1914. Combatió al lado del General Sandino, desde la edad de doce años. Escapó herido del ataque de la Guardia Nacional a la casa de don Sofonías Salvatierra, donde se encontraba con Sócrates Sandino, mientras la Guardia capturaba y luego asesinaba a Sandino. Santos López siguió luchando. Fue fundador del FLN y luego del FSLN, y se convirtió en el más experimentado Jefe militar de la guerrilla del Patuca (Raití-Bocay). Murió en Cuba, víctima de cáncer, el 10 de febrero de 1965.

Este diálogo es sobre todo acerca del Coronel Santos López, de quien muy poco se ha escrito. Combatió al lado del General Sandino, y posteriormente se unió a los jóvenes guerrilleros sandinistas de la nueva generación representada por Carlos Fonseca Amador. Está enterrado en el Parque Central de Managua, junto al Mausoleo de Carlos Fonseca, pero en su tumba ni siquiera está la fecha de su muerte. Este hombre tantas veces heroico ha sido olvidado, al punto que la mayoría de los jóvenes no lo conocen.

En esta ocasión, entrevistaremos al historiador don Armando Amador, líder sindical, luchador de mil batallas y estudioso incansable de la gesta revolucionaria del General Sandino; y a Rosi López Huelva, escultora, de larga trayectoria de lucha en el Frente Sandinista.

Mónica: Rosi, ¿qué impresión te dio el Coronel Santos López cuando lo conociste? ¿Sabías que él había combatido con Sandino?

Rosi: Dicen que recordar es volver a vivir, y realmente recordar a un hombre como el Coronel me hace sentir muy bien, porque creo que recordándolo, los nicaragüenses aprendemos un poco más de nuestra historia.

El Coronel Santos López fue uno de los compañeros sandinistas que más me impresionó, que más me ayudó y más marcó el transcurso de mi vida. Lo digo porque, si bien yo salí al exilio con inquietudes revolucionarias, a medida que pasó el tiempo fui aprendiendo muchas cosas que nos hacen tomar determinaciones que marcan para toda la vida.

Siempre me interesó la historia de mi país, y para mí, Sandino es algo muy grande, fue el hombre que nos dio dignidad y principios, y precisamente por esto, todo lo que estaba alrededor de Sandino para mí tenía una importancia vital. Tuve el privilegio de trabajar para la Revolución de mi país y conocer a muchos personajes históricos, muchos héroes, muchos mártires que forman parte de este ejército de hombres y mujeres que aspirábamos a un mundo justo para nuestro pueblo. El Coronel Santos López fue el eslabón de Sandino con el Frente Sandinista, de Sandino con todas las siguientes generaciones que le seguimos.

Así que, cuando me dicen que en México el Coronel Santos López puso como condición para trasladarse a La Habana, que tenía que ir a la casa de la Rosi López Huelva, que él no conocía más que de oídas, a mí me parecía mentira que me estuvieran pasando ese mensaje, que el Coronel quería ir a mi casa.

Mónica: Eso fue después de Raití, cuando logra salir hacia Honduras y luego pasa a México. ¿Él había estado antes en Cuba?

Rosi: No, él no había estado nunca en Cuba;1. Recuerdo que primero hablé por teléfono con el profesor Edelberto Torres, quien había llamado a mi casa para preguntarme si estaba dispuesta a recibir al Coronel; y le dije que si él estaba ahí, que me lo pusiera al teléfono. Entonces, cuando oí su voz, sólo le dije: –Coronel, estoy a su disposición, mi casa es su casa; me sentiré muy feliz, muy honrada, de que usted venga a convivir con nosotros. Fue una conversación muy corta. Luego, a los días, tuvimos al Coronel en La Habana, en “territorio libre de América”, como él me dijo cuando me vio.

Mónica: Vamos a pedirle a don Armando, quien es un estudioso acucioso de la vida de Sandino, que también nos hable del Coronel. ¿Cómo se involucra con Sandino el Coronel Santos López?

Armando: Para hablar del Coronel Santos López, hay que partir de la constitución moral de Sandino, de su conducta patriótica. Sandino regresa en 1926 a Nicaragua, va a León y de ahí, a la Mina San Albino, donde forma una columna con gente extraordinaria: los hermanos Coronado Maradiaga, Ramón Raudales, Rufo Marín –el héroe que después caería en Ocotal frente a los cuarteles de ocupación militar norteamericana–, Santiago Dietrich –olvidado–, Heriberto Reyes, Juan Gregorio Colindres, Ismael Peralta, Tranquilino Jarquín, Pedro Cabrera, de León, Porfirio Sánchez y las hermanas Teresa, Amalia y Alicia Villatoro, salvadoreñas extraordinarias en la lucha anti-imperialista de Sandino, particularmente Teresa, quien fue una enfermera y organizadora de la infraestructura de El Chipote, es decir, el Cuartel General de Sandino.

Al lado de ellos estaba gente que vino de Honduras y de El Salvador, como José León Díaz –uno de los hombres más valientes, más curtidos en la pelea–, Sinforoso González, Lorenzo Blandón, León Amador, Alejandro y Elías Pérez, Zacarías López, Doroteo González, Coronado y otros más. Éstos fueron organizados en la Mina de San Albino, eran mineros, aunque originalmente fueron agricultores y ganaderos; o como el propio General Juan Gregorio Colindres, quien tenía un origen de clase más alto, sin embargo, fue uno de los convencidos por la prédica de Sandino de hacer la lucha armada contra la ocupación norteamericana y el gobierno conservador de Adolfo Díaz. Algunos de estos hombres que trabajaban en la mina San Albino, forman esa extraordinaria vanguardia auténtica, no engañada ni traicionada.

Ocurrió en el año de 1926, cuando la columna guerrillera de Sandino avanza de San Albino hacia El Jícaro. Un niño de doce años, quien ayudaba a su mamá en su venta ambulante de pueblo en pueblo, se da cuenta que estos hombres están destazando una res. El niño se acerca asombrado, le dan un enorme pedazo de carne, sale en carrera a dárselo a su madre, y le dice: Mamá, esa gente es muy buena, mire lo que me han dado, yo me voy con ellos. Ahí, a mediados de julio de 1926, se inicia ese gigante de la tenacidad, del heroísmo, de la sencillez. Ese niño llegaría a ser el Coronel Santos López.

La primera responsabilidad asignada al niño fue integrar el Coro de Ángeles, que inventó Sandino. Eran niños –como contaba el propio Santos López– de doce, trece y catorce años, quienes metían un alboroto grande en los combates y, con sus voces, daban la impresión al enemigo de que estaban combatiendo con un ejército mucho mayor que el que era realmente.

Santos López pasó después a un destacamento llamado Los Palmazones, del cual hay un material extraordinario muy poco usado en nuestra bibliografía sobre Sandino en Nicaragua. Me refiero a las entrevistas de Sandino hablando de los niños del Coro de Ángeles y de Los Palmazones. Estos últimos eran adolescentes de quince o más años de edad. En los combates tenían la misión de lanzarse a las trincheras del enemigo a quitarles armas, correajes y hasta cigarrillos.

Sandino los denomina Palmazones en homenaje a unos muchachos llamados Palmazón, de origen campesino, asesinados por militares norteamericanos. Hay un libro famoso de Gustavo Alemán Bolaños2, un periodista nicaragüense olvidado, que ahora mismo estaría atacando estos pactos infames que se están cocinando o se han cocinado ya. En su libro Sandino el Libertador, Alemán Bolaños habla de Los Palmazones. También se refiere a ellos el venezolano Gustavo Machado, quien vino a Nicaragua con un famoso mensaje a Sandino de los intelectuales de Europa, entre ellos, Henri Barbusse. Gustavo, quien había sido educado en Francia, tradujo el texto del francés al español.

El encuentro de Santos López a sus doce años con el núcleo guerrillero de Sandino en 1926, inicia una larga jornada combativa en la geografía del norte de Nicaragua, primero como Coro de Ángeles, luego como parte de Los Palmazones, y después, como combatiente y Jefe de los adultos, hasta la derrota histórica de los yanquis, en 1933, en que salen expulsados de Nicaragua. Santos López se hizo hombre en la lucha anti-imperialista, un hombre sencillo, sin pretensiones de ninguna clase, transparente, puro como nuestros humildes campesinos de Nicaragua. Nació en Yalagüina.

Aunque los yanquis son expulsados, empiezan las maniobras políticas del gobierno de los Estados Unidos, que mandó a Managua al embajador Arthur Bliss Lane, a ver cómo hacían asesinar a Sandino. Este es el principio del fin de la vida revolucionaria de Sandino, quien en su trágico viaje final a la capital, es acompañado por el Coronel Santos López.

Mónica: ¿Cómo otorgó Sandino el grado de Coronel a Santos López?

Armando: Santos López se ganó ese grado en los grandes combates. Fue poco a poco, imagínate, desde el Coro de Ángeles. Sandino se lo otorgó oficialmente, así como a sus generales, que empezaron siendo obreros en la Mina de San Albino, como Juan Gregorio Colindres y Rufo Marín; y Juan Pablo Umanzor, quien era de origen hondureño.

También se incorporaron a la guerrilla de Sandino otras gentes extraordinarias como Francisco Estrada y el General Jirón Ruano, de Guatemala, quien era un militar académico.

Muchos otros hombres vinieron al lado de Sandino, como Carlos Aponte Hernández, de Venezuela, a quien Sandino hizo Coronel de un solo trancazo, porque bajó un avión; lo supo apuntar y lo liquidó. Entonces le dio el grado en ese mismo momento. Carlos Aponte se acercó al avión que estaba comenzando a quemarse, para sacar a un gringo y quitarle la bandera de los Estados Unidos, la cual Sandino mandó con Gustavo Machado a México, y que luego exhibió Diego Rivera en el Segundo Congreso Mundial Anti-imperialista de Frankfurt.

Estamos hablando de estas cosas para que se aprecie la magnitud de la lucha de Sandino y su relación con un niño que empezó a luchar a los doce años. Cuando vino a Managua, Santos López fue alojado con Sócrates Sandino en la casa de Sofonías Salvatierra, en la Calle 15 de septiembre, cerca de El Calvario.

Mónica: Don Armando, ¿cómo logra sobrevivir el Coronel Santos López, cuando Sandino viene a Managua?

Armando: Como decía, ellos estaban alojados en la casa de don Sofonías Salvatierra, en la Calle 15 de septiembre, cerca de El Calvario. Cuando deciden asesinar a Sandino, también asignan un par de criminales a una patrulla de la Guardia, con ametralladoras todos, para asaltar esa casa y liquidar a Sócrates y al Coronel Santos López. Los dos criminales de la Guardia de Somoza García eran el famoso Policarpo Gutiérrez “El Coto” y el teniente Federico Davidson Blanco, muchos años después ajusticiado por una escuadra del Frente Sandinista en Matagalpa3.

Abelardo Cuadra, el oficial de la Guardia Nacional que estuvo en el grupo de los que conspiraron contra el General Sandino y escucharon la versión de Somoza García sobre la exigencia del embajador de los Estados Unidos de liquidar a Sandino, cuenta este episodio en una entrevista que dio a la famosa revista Bohemia, de Cuba, en 1947.

En el año 1944, tuve la oportunidad de conocer a Abelardo por invitación de su hermano, Manolo Cuadra, quien estaba unido a nosotros. En ese año tuve que salir al exilio por primera vez, por actividades anti-somocistas con Manolo. Esto me permitió conocerlo, y él me contó muchas cosas que estoy diciendo. En el libro Hombre del Caribe, están muchas de estas cosas.

Mónica: ¿Pero cómo logra salir vivo Santos López de la casa de don Sofonías Salvatierra?

Armando: Yo le pedí al Coronel Santos López la explicación de cómo lo había logrado. Me dijo: Yo dormía con las botas puestas. Cuando llega el asalto de Davidson Blanco y Policarpo Gutiérrez, con la ametralladora en la mano, Santos López se abrió paso por la parte de atrás de la casa de Sofonías Salvatierra. Ahí mueren un yerno de éste, de apellido Murillo, y Sócrates Sandino. Santos López sale herido de una pierna, pero así caminó toda la noche y la madrugada, hasta pasar la frontera de Honduras, y llegar después, de paso en paso, a Choluteca. Pero no olviden que Santos López había tenido entrenamiento desde los doce años en la montaña. Era 1934, apenas tenía diecinueve o veinte años; por eso, en esa foto donde aparece al lado de Sandino, se ve muchacho todavía.

La primera impresión que yo recibo del Coronel Santos López es en el año 1945, en Honduras, cuando lo conocí. Salí expulsado de Nicaragua con otros compañeros. Él estaba al frente de una fábrica de jabón de los hermanos Toribio y Perfecto Tijerino, conservadores de origen, muy conocidos, que devinieron en amigos y partidarios de Sandino y de los sandinistas.

Estos hermanos Tijerino tenían una hacienda en Choluteca, unas propiedades en Tegucigalpa y, en los alrededores de esta ciudad, una fábrica de jabón, donde le habían dado trabajo al Coronel. También laboraba ahí un maestro en las luchas sociales, Ramón Rostrán Bengoechea4, que había sido del Obrerismo Organizado y que tuvo diferencias con Sofonías Salvatierra por todas esas cosas de maniobras y de pactos de la época de éste. Santos López y Ramón Rostrán estaban unidos por razones de trabajo y de simpatías básicas.

Mónica: Rosi, seguramente el Coronel Santos López te contó muchas cosas, porque con tanto tiempo que estuvo en tu casa, me imagino que se daban unas platicadas buenísimas…

Rosi: Sí, a él le interesó mucho que se guardaran todos los escritos. Él estuvo averiguando porque, como decía el profesor, en Honduras se recoge mucho de la historia de Sandino, y ahí hay muchos escritos que los hondureños poseen pero que nosotros desconocemos. Entonces el Coronel me contó, y lo hacía con mucha emoción, la forma como se había escapado. Me dijo que salió por la chimenea de esa casa5.

Él dice que cuando salió de ahí, estuvo escondido tres días en unas cuevas en Managua, sin comida, sin agua y sin ningún alimento, y que vio pasar a la Guardia buscándolo. Él quería salir, pero no podía porque venía una y otra patrulla, y hasta los tres días dejaron de pasar. Después, es realidad lo que el profesor dice, se fue a Honduras.

El Coronel Santos López hacía mucho énfasis en algo que ahora lo vemos muy natural, ¡pero te imaginas, Mónica!, una persona que sale herida de esa casa, que está tres días escondido, va por veredas, que no tiene alimento. ¿Por qué el Coronel logra sobrevivir?, por todo el entrenamiento que tuvo desde los doce años. Yo quería hacer hincapié en esto, porque esto mismo es lo que salva en la Guerrilla de Raití al Coronel y a varios compañeros. El entrenamiento que él tenía les ayudó a salvarse. Ese mismo entrenamiento es lo que ayuda a muchos militantes del Frente Sandinista, a ser verdaderos guerrilleros, hasta lograr hacer una Revolución, que para muchos era una utopía. El Coronel Santos López fue uno de los forjadores.

Mónica: Claro. En estas cosas, el entrenamiento obviamente es determinante, pero no es lo único. Lo fundamental era su convicción y deseo, el olfato que tenía para orientarse, porque realmente lo que se relata de él en Raití era que tenía una capacidad de orientación muy grande, en los terrenos más adversos. Pero también me parece que estar con Sandino desde los doce años le imprime una convicción y una fuerza que lo hacen superar las condiciones más adversas.

Volviendo sobre la vida de Santos López, ¿ustedes saben datos de su vida personal, si se casó, si tuvo hijos? Es importante que los jóvenes vean a estos héroes como personas de carne y hueso.

Armando: A propósito del Coronel Santos López, hay un hecho bárbaro que ocurre durante la ocupación militar norteamericana. La compañera del Coronel Santos López, con la cual tuvo una niña, se llamaba Manuela García. Manuela García venía con su niña en un área donde se encontraba el temible sanguinario norteamericano, teniente William Lee. A éste le dijeron que ella era la mujer de Santos López. Entonces Lee agarró a la niña, la pateó, la tiró al aire y la partió con la bayoneta que tenía calada en su arma de guerra. La mujer se volvió loca.

El asesinato atroz de esta niña, creo que lo convirtió en un hombre taciturno, como lo conocí yo en Honduras en el año 1945. A veces se quedaba un largo rato en silencio. Yo no quise tocar el tema porque conocía los hechos sangrientos que se habían cometido, por la lectura del libro Sandino el Libertador, de Gustavo Alemán Bolaños. También aparecen estos hechos en algunas entrevistas que le hicieron a Sandino en México. Y lo dice el Coronel Santos López en sus memorias no concluidas. En parte de ese material, el Coronel Santos López explica admirablemente cómo se organizaban los destacamentos guerrilleros, cómo se llegó a la lucha en El Chipote, cómo se emboscaba, etcétera.

Mónica: ¿Que hace Santos López después que sale a Honduras y llega a la hacienda de Don Toribio y Perfecto Tijerino?

Armando: Él siguió unido con Ramón Raudales, Juan Gregorio Colindres, Santiago Dietrich y Heriberto Reyes. El 25 de diciembre del año 1947, en Guatemala, fui invitado a desayunar por Edelberto Torres en nombre del profesor Juan José Arévalo. Mi sorpresa es que veo al Coronel Santos López. Desde luego, él me reconoce y nos damos un gran abrazo. Ahí estaba Ramón Raudales, a quien había conocido en Choluteca, en la hacienda de Toribio y Perfecto Tijerino.

Como dije, trabajaba con Hortensia Tijerino en una librería, hasta que las autoridades de Tegucigalpa nos mandaron presos a San Salvador y de aquí a Guatemala. En San Salvador nos habíamos encontrado con unos oradores fogosos que no eran de los nuestros, sino estudiantes universitarios exiliados también. Participaban de un mitin de estudiantes salvadoreños en contra del gobierno de ese país, y dieron un discurso tan candente, que no había pasado una hora, cuando los agarraron y los botaron a Guatemala.

Entre los exiliados conmigo estaban Manuel Pérez Estrada, quien había sido compañero de Edelberto Torres en el Ministerio de Instrucción Pública –así se llamaba en el año 1938-, y Juan Lorío un dirigente sindical fallecido hace muchos años. De esa generación yo era el más joven y el único que está todavía contando historias de esto.

Fuimos de tumbo en tumbo y llegamos a ciudad Guatemala nada menos que el 19 de octubre de 1945, en víspera del primer aniversario de la Revolución Guatemalteca. Cuando estamos saliendo a los corredores del Palacio de la Guardia Civil, estaba el Secretario de la Dirección General de la Policía, Daniel Vanegas, un luchador anti-ubiquista, quien estuvo en Nicaragua cómo profesor de la Escuela Normal y del Instituto Ramírez Goyena.

Daniel Vanegas dice: – ¡Caramba!, qué bien que han llegado a Guatemala en la víspera del Aniversario de la Revolución. Y le digo: –Mire, maestro, nosotros no venimos por celebrar la Revolución, que claro, hay que celebrarla, venimos presos. ¿Cómo dice? Estamos presos, nos echaron de Tegucigalpa para San Salvador y luego nos tiraron para acá.

No puede ser, dijo Daniel Vanegas. Un oficial de la Guardia Civil de Guatemala que estaba ahí, le dice: –Sí, profesor, yo tengo que decirle que ellos vienen detenidos y hay una orden que quizás la ejecuten, que es expulsarlos a México. ¿Cómo?, reacciona Daniel; esta noche voy al Palacio, oficialmente estoy invitado, voy a hablar con el doctor Juan José Arévalo y Edelberto Torres. Él se dio cuenta que éramos amigos de Edelberto Torres, del cual era un inseparable amigo.

Nosotros dormimos esa noche en una de esas cárceles coloniales, en lo que se llama el Palacio de la Guardia Civil en Guatemala, en la Sexta Avenida, en unos calabozos horrendos. Era octubre, hacía mucho frío. Edelberto Torres se apareció como a las 7:30 de la mañana con una orden de sacarnos. Estaba acompañado de otros exiliados y, para nuestra grata sorpresa, nos pusieron en libertad.

Mónica: ¿Ahí es que vuelve a encontrarse con el Coronel Santos López?

Armando: Lo volví a ver en 1947 en Guatemala. Se va a encontrar en una alianza de armas que patrocinó el doctor Juan José Arévalo, siendo Presidente de Guatemala. De varios esfuerzos dominicanos contra el dictador Trujillo, quedaron muchas armas en Cuba y se las trajeron a Guatemala, simulando que eran flores las que estaban transportando. En un avión trajo las armas un piloto que fue Ministro de Educación en la época de Grau, y se llamaba Aureliano Sánchez Arango; había estado en la guerra civil española del lado de la República. Las armas para los nicaragüenses fueron depositadas en manos de Arévalo.

Yo regresaba de un congreso de la Confederación de Trabajadores de América Latina, en Colombia. Regresé en diciembre a Nicaragua y no me dejaron bajar en el aeropuerto. El bandido que estaba de jefe, era un militar de apellido Noguera, que después se hizo esbirro de Somoza Debayle. Mi vida aquí llega hasta Somoza García. Salí definitivamente al exilio en 1949 con Edelberto Torres, escapando de Managua.

Mónica: Nos llamó un oyente para saber si el Coronel Santos López se integró al FSLN. Rosi, vos has explicado claramente que el eslabón vital entre el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua (EDSNN) y el Frente Sandinista, es el Coronel Santos López. Contanos esa parte de la vida del Coronel, y después, de las reflexiones que hacía en la etapa final, y de qué se enfermó.

Rosi: Mirá, Mónica, vos bien dijiste que yo manejé la única oficina que tuvo el Frente Sandinista en el extranjero, en Cuba, en La Habana. La manejé durante ocho años; por lo tanto, trabajé directamente bajo las órdenes del compañero Carlos Fonseca. Además, tenía contactos con todos los miembros de la Dirección Nacional del Frente Sandinista de ese entonces, y tuve el privilegio de conocer, no sólo a esos compañeros, sino también a muchos hermanos que hoy no están con nosotros porque entregaron lo más bello, lo más lindo que tenemos todos, que es nuestra vida. Dieron sus vidas por una causa que consideraron justa, que es justa y seguirá siendo justa. Por lo tanto, tengo conocimiento de algunas cosas de la historia del Frente Sandinista, desde antes que fuera FSLN; de cuando nos fundamos como FLN y de FLN nos convertimos en FSLN.

Hay muchos compañeros que están con el Frente Sandinista desde antes de su fundación, por tanto, somos fundadores del Frente Sandinista, y estamos aquí presentes todavía. Yo estaré con el Frente Sandinista hasta que me llegue la hora de partir. Y si hubiera una reencarnación, volveré a ser Frente Sandinista.

Aquí tenés a alguien que conoce la historia del Frente Sandinista desde sus raíces y conozco sus interioridades. El compañero Santos López está con el Frente Sandinista desde que era FLN y después pasa a ser FSLN, y muere siendo miembro de la Dirección Nacional del Frente Sandinista.

El Coronel Santos López entrenó a la primera guerrilla del Frente Sandinista; por eso es que decimos que él fue el eslabón de Sandino con el FSLN, porque el Coronel participa en la primera guerrilla del Frente, o sea, que el Coronel para nosotros es algo lindo, maravilloso.

El Coronel Santos López, siendo de origen campesino y sin haber ido a ninguna universidad, era de una inteligencia tan grande que te sorprendía. Yo había terminado la Escuela de Bellas Artes, tenía conocimientos, cierta cultura; sin embargo, de nuestro país conocía muy poco. Y fue a través del Coronel que aprendí a conocer a mi país, a amarlo más. Aprendí que la inteligencia no se compra, es innata, viene con la persona y eso él lo tenía. Era una persona muy vital, con una fuerza muy grande y un carisma increíble. Aparte de eso, tenía un don de mando que te llegaba a lo más profundo.

Cuando recibo al Coronel Santos López en mi casa, fue algo muy grande. Lo veía no como a un hombre, sino como algo más, como los católicos que veneran a sus santos, con ese misticismo que teníamos en el Frente. Recuerdo que lo veía con fervor, con mucho amor y misticismo, porque el Coronel se ganaba ese respeto. Cuando él te decía algo, te daba una orden, había que cumplirla, aunque él estuviera en mi casa. Él me decía, hay que hacer esto, y yo lo hacía. Por ejemplo, tenía que trabajar para mantenerme, pero al mismo tiempo era militante y tenía que laborar para el Frente.

Mónica: En sus memorias6 él no señala cuándo nació, pero dice:

Provengo de una familia campesina, mi madre era originaria de Yalagüina, pueblo perteneciente a Las Segovias. Mi padre, segoviano también, no ayudó a mi madre a sostener nuestro humilde hogar, el cual se componía de cinco hijos; tres varones y dos mujeres. Yo era gemelo con una hembra. Como ya he explicado antes, mi padre se desobligó completamente de nosotros, por lo que mi madre tenía que trabajar para buscarnos el sustento. Vendía chicha de maíz y huevos. Como esto no era suficiente, nos mandó a nosotros a trabajar a las fincas vecinas desde la temprana edad de 8 años. Nuestro salario era de veinte centavos de córdoba al día, siendo maltratados corporalmente por los finqueros.

Después, Santos López cuenta cómo conoció a Sandino y aquí hay un matiz diferente, cuando relata la forma como se incorpora a la Columna Segoviana. Dice:

Les pedí un trozo de carne, les pregunté si admitían cipotes, pues me fijé que entre ellos había algunos de mi edad, contaba entonces con 12 años. Fui admitido en la tropa, pasando desde ese mismo momento a formar parte de ella. Todo esto fue a escondidas de mi madre.

El resto de sus memorias se refieren exclusivamente a combates en que él participó con Sandino. Dice además que él nunca aprendió a leer y escribir. Cuenta que le preguntaban cómo era posible que, siendo analfabeta, tuviera ese nivel de desarrollo y de conciencia. Y él contestó: “La austeridad de nuestras vidas llenas de escasez y el martirologio de los campesinos, nos daba más conciencia de la importancia de nuestras vidas”. Eso le dio una gran fuerza a su liderazgo en el interior del ejército de Sandino y después en el Frente Sandinista.

Como vos explicabas, Rosi, él estuvo en la guerrilla de Río Coco y Bocay, fue uno de los Jefes, y fue la columna de él la que sobrevivió debido a sus conocimientos, a su olfato guerrillero y a su tenacidad para salir y sacar vivos a todos sus compañeros.

Entonces, ¿qué pasó cuando él llegó a Cuba? ¿Por qué llegó a Cuba? ¿Estaba enfermo?

Rosi: Él llega a Cuba, no porque estuviera o se sintiera enfermo, sino porque, desde hacía mucho tiempo quería conocer la cuna de la Revolución latinoamericana, a Fidel Castro y a otros líderes, y quería pasear por las calles de La Habana.

Mirá cómo era: Cuando llegó a mi casa en La Habana, por la tarde, el Coronel tenía una libreta y un lápiz; me los pasó y empezó a dictarme órdenes sobre las cosas que él tenía que hacer en el tiempo que estaría en La Habana, y los deberes que yo debía cumplir durante su estadía. Cuando terminó de hablar, habíamos escrito varias hojas en la libreta, y me di cuenta que él realmente traía un plan, que inmediatamente me lo estaba entregando, para que se cumpliera.

Mónica: ¿Te acordás cuáles eran los principales elementos de ese plan?

Rosi: Sí, por ejemplo, me dijo que quería conocer a Fidel y a otros líderes, conocer algunos lugares de Cuba, y que yo tenía que encargarme porque en el tiempo en que él llega, la Revolución Cubana no había reconocido al movimiento sandinista, y había que darle una manutención al Coronel y ocuparse de otras cosas que él estaba planteando. Incluso, preguntaba por algunos nicaragüenses que no eran militantes del Frente, que pensaba podrían estar en Cuba, y quería que yo se lo averiguara para entrevistarse con ellos.

Mónica: ¿Conoció a Fidel y al Che?

Rosi: Sí, el Coronel Santos López tuvo la oportunidad de conocer al compañero Fidel, sobre todo al compañero Guevara, del que era un ferviente admirador. Y te voy a decir una cosa, que hay algo que siempre ha estado en una nebulosa y era el problema de su nacimiento, que no quiero dejarlo pasar, porque es importante: ¿Cómo sacamos la fecha de su nacimiento? No porque existiera un acta de nacimiento, sino que el Coronel empezó a sacar fechas: Yo estuve en tal lugar y era tal año. Entonces el Coronel nace en septiembre, y él decía que no estaba seguro si era 18, 19 ó 20, pero una vez dijo, “creo que fue el día 20, que me dijo mi mamá que yo nací”. O sea, nace el 20 de septiembre de 1914, y muere el 10 de febrero de 1965, con 51 años de edad.

Mónica: Muere muy joven. ¿Y de qué murió?

Rosi: Él no llegó enfermo. Él muere de un cáncer en los pulmones que empezó a manifestarse en noviembre de una forma increíblemente rápida. Un día, el Coronel amaneció un poco ronco, como si estuviese resfriado, entonces le pregunto: –Coronel, ¿se siente mal? Entonces él me dice: –No, no me siento mal, pero si no hay licor en la casa, me comprás una miel de abeja, me conseguís limón y me dejas una botella de ron, que yo con eso me curo y no me tenés que llevar a un médico.

Me fui a mi trabajo y llamé a un médico amigo mío, con el que fuimos a buscarlo por la tarde. Lo llevamos esa noche a que le hicieran unas placas, y al día siguiente sabíamos que el Coronel tenía cáncer. Desde ese momento no hubo ningún descuido, en absoluto, porque fui muy cuidadosa de todo lo que estaba alrededor del Coronel, lo mismo que de su alimentación. Él era muy meticuloso. Le gustaba todo en orden, no le gustaba ponerse un pantalón que tuviera un quiebre, ¡era increíble! Y no me lo vas a creer, pero era así: antes de irme a trabajar, tenía que coger una plancha y pasarle la plancha a las camisas del coronel, porque no sabía cuál se iba a poner o cómo iba combinar, ¡era increíble, Mónica!

Mónica: ¿Eso era una manía de él?

Rosi: Eso era una manía de él.

Oyente: Alfonso Sálomon. Te agradezco, Mónica, pero esta llamada es obligada. Cuando sintonicé, no sabía que la Rosi estaba ahí. Tal vez te vas a extrañar que le diga Rosi, pero es que así la tratábamos siempre. Este un saludo, después de 40 años de no oír su voz. A mí me alegra oír a la pequeñita Rosi, no sé si creció. La Rosi era nuestra querida amiga, y efectivamente, estoy llamando para saludarla con todo cariño y con todo respeto, pero también para algo que no sería justo dejar de aclarar. Cuando ustedes hablan del eslabón Sandino y del Frente Sandinista, me parece que se han comido una página importante: se comieron todo el año 58, y yo creo que la guerrilla sandinista comienza con el General Raudales.

¿Por qué digo esto? Sencillamente el General Raudales era un general del Ejército de Sandino; entonces, si él comienza a luchar, el eslabón comienza ahí, del General Raudales hacia delante.

Eso que dice la Rosi del FSLN es una absoluta verdad, URN (Unión de Revolucionarios Nicaragüenses), FLN y en esto quiero ser claro y concreto, fue Carlos Fonseca el que insistió en insertar la “S”, de Sandino, FSLN. Él insistió que no era FLN, pero eso ya es posterior. Sin embargo, creo Rosita que me llamaste una vez que estaba en un programa con el profesor Edelberto Torres en CMQ Televisión, no sé si vivías en Cárdenas o en Matanzas, pero yo me acuerdo que llamaste solidarizándote con mis puntos de vista.

Yo quisiera decir que en ese eslabón es justo mencionar los nombres de los combatientes, no sólo de 1958, con el General Raudales, que fueron Alejandro Martínez, Harold Martínez, Adolfo Evertz, Aldo Díaz Lacayo, Manuel Baldizón Richardson –que vuelve a la guerrilla en 1959 con El Chaparral–, Manuel Díaz y Sotelo, Fanor Rodríguez, Chester Simpson, Guillermo Mejía, Harold Martínez, y Rafael Somarriba, ¿por qué no mencionarlo? Algunos le querían negar el derecho a Somarriba porque fue oficial de la Guardia Nacional, incluso fue el Jefe de la Operación Chaparral, pero eso no tiene nada que ver, porque él fue de los que combatió cuando el asunto del Presidente Leonardo Argüello, y se tuvo que ir al exilio a El Salvador; después apareció en Cuba.

Quiero mencionar de manera especial, no sé si la Rosi recuerda, a un capitán que murió en El Chaparral y Dios debe tenerlo en su seno, que era de la Columna CiroRedondo, del Comandante Che Guevara. Estoy hablando del Capitán Onelio Hernández, y también de Quiqui Iglesia, que era teniente de esa misma columna.

No podía dejar pasar la oportunidad de mencionar a esta gente, quienes casi todos están muertos, muchos de ellos en combate, en El Chaparral, y tampoco fueron mencionados jamás.

Mónica: Gracias, Alfonso. Es justo lo que él señala. Los combatientes de la guerrilla de Raudales y de El Chaparral, escribieron páginas de la historia que no se han rescatado suficientemente, y son parte de los antecedentes del FSLN. En este programa queremos conocer un poco más de Santos López. Rosi, ¿sabés algo de los hijos del Coronel?

Rosi: Tuve la oportunidad de conocer a dos de sus hijos y me da un poco de nostalgia hablar de eso, porque, como te decía, cuando el Coronel se ponía a recordar todas esas cosas… él era un poco taciturno. El Coronel caía en esos estados cuando se ponía a recordar parte de su juventud, parte de su vida en la lucha; había un momento en que se endurecía su rostro, y en muchas ocasiones, me decía: –Mejor no andemos ahí.

Mónica: ¿Te decía que no continuaran hablando de eso?

Rosi: Sí, que no se continuara hablando de eso. Yo le decía: –Coronel, ¿por qué usted me dice que yo tengo que ver como hermanos a algunos compañeros? Por ejemplo, para él era muy importante esta relación entre todos los militantes del Frente, o sea, compañeros que llegaban y yo sabía que eran militantes del Frente, entonces dejaban de ser x o y persona para convertirse en mi hermano, era un nuevo hermano que entraba a mi vida. Sin embargo, al Coronel nunca lo vi como mi hermano, a pesar que no era tan mayor que yo; siempre lo vi como si fuera un padre, porque estaba acostumbrada al don de mando de mi padre, que fue un poco duro con todos nosotros. Llegué a encontrar similitud entre la forma en que me formó mi padre y la manera como me empezó a tratar el Coronel.

Un día me dice: –Creo que vos crees que sos hija mía, y que yo soy tu padre, ¿verdad? Y le digo: –Coronel, pero es que a usted le falta poco para

coger un cinto y pegarme, y realmente a veces pienso que estoy ante mi papá. Y me dice: –Pues no te equivocaste, porque para mí, es como si fueras una hija más. Y sabés que yo tuve veinticinco hijos, por todos los que me recuerdo y los que me dijeron que eran mis hijos, y vos sos la número 26. Pero ahí vamos a parar. Y me gusta el veintiséis, porque se relaciona con el 26 de julio. Quedamos en que era su hija 26, pero nunca llegué a saber si lo decía por broma o era en serio.

Yo te digo que ese fue el trato que el Coronel tuvo con todos los compañeros; él decía: “Todos son tus hermanos, todos somos hermanos”; pero me hizo un énfasis muy grande sobre dos compañeros del Frente Sandinista, que fueron lugartenientes, como él los llamaba: “Mis lugartenientes Pomares y Chicho”.

Mónica: Germán Pomares y Narciso Zepeda.

Rosi: Los dos no están con nosotros. Además de ser mis hermanos dentro del Frente Sandinista, fueron mis hermanos por partida doble, porque el Coronel me los legó como mis hermanos. Él me decía, “éstos son mis hijos”, y así los vimos hasta que desapareció Chicho y hasta la caída de Pomares. Para mí, Chicho y Pomares fueron mis hermanos que el Coronel Santos López me entregó.

Mónica: Cerremos este programa con Rosi, que nos cuente, ¿cómo muere Santos López?

Rosi: Te decía que el Coronel se enferma súbitamente. En dos días supimos lo que tenía, pero no se lo dijimos; por eso el Coronel nunca habló de lo que tenía, pero sí te digo que, hasta el final, recibí de él esa autoridad y ese don de mando que lo acompañó hasta su muerte.

Estuvo tres meses el Coronel en el Hospital Oncológico de La Habana. Ahí le dieron un cuarto para él sólo, que de todos modos compartió con otros enfermos. En el baño de ese cuarto, con un reverbero de alcohol, le cocinaba la comida al Coronel, porque nunca comió la comida del hospital. Fueron tres meses en los que a mi hijo, que era un niño, tuve que ingresarlo en un círculo infantil, en calidad de interno, porque yo no podía salir del Hospital, ya que el Coronel no permitía a ninguna enfermera, y yo era quien tenía que estar al lado de él cuando le comenzaron a hacer las punciones, que eran muy dolorosas.

En ese tiempo acababa de llegar un tratamiento médico de la Unión Soviética para acelerar la muerte y evitar el dolor. A mí me llamó el doctor Marínelo, quien era el Director del Hospital en ese momento, y me dijo: –Mire, señora López, usted tiene que asumir una gran responsabilidad, usted quiere mucho al Coronel. Entonces mire, hay un tratamiento que se le puede aplicar, que le va a acelerar la muerte. Si él va a vivir seis meses, con este tratamiento va a durar tres meses; pero si se le aplica, no va a tener dolores. Yo creo que sería más viable para él, si no, su muerte va a ser muy dolorosa, porque el cáncer se ha ramificado sobre la columna vertebral y los dolores van a ser increíbles.

Mira, Mónica, para mí ese momento fue muy duro, muy difícil, porque había que asumir una responsabilidad de acelerarle la muerte a alguien que quieres tanto, para evitarle el dolor, y no había en ese momento nadie que pudiera tomar esa responsabilidad, y yo te digo que lo pensé.

Hablé con él de cómo se sentía y sobre lo que creía de la vida. Me dijo que la vida había sido muy dura, pero muy hermosa, y que en definitiva él sabía que no se iba a morir, pues iba a salir de eso con las atenciones que estaba recibiendo. Entonces me sentí peor, él me hablaba de que iba a vivir y salir del Hospital, sabiendo yo que estaba condenado a morir, y a morir con dolores espantosos.

Entonces tomé una determinación que en muchos momentos he llevado sobre mis hombros y sobre mi conciencia, pero creo que fue la mejor decisión que tomé en mi vida; porque realmente, al ser que tú amas, que tú quieres, no deseas verlo sufrir de dolores de cáncer. Yo firmé, Mónica, para que le pusieran el tratamiento al Coronel. Y le pusieron ese tratamiento que le aceleró la muerte, pero le evitó el dolor.

Él estuvo tres meses en el Hospital, y los tres meses estuve con él. Creo que cumplí con mi deber. Y esa entrega que yo hice en ese tiempo, fue como si la estuvieran haciendo muchas mujeres del Frente que nos habríamos turnado para cuidar al Coronel, aunque estuvo la hija del General Sandino, Blanca, quien vivía en Cuba, y dos o tres veces llegó a verlo al Hospital.

Mónica: ¿Él te escogió a vos Rosi?

Rosi: Sálomon decía: “la pequeña Rosi”. De estatura apenas tengo cinco pies y pesaba 105 libras. Cuando salí del Hospital, después que murió el Coronel, yo pesaba 85 libras y tenía una anemia profunda que ameritó transfusiones de sangre, porque casi me acabé junto a él. Porque aquello era terrible, tenía que sentarme de espaldas a él y él ponía sus manos en mi espalda para que le hicieran las punciones. Fueron tres meses en ese Hospital, en el que creo que el Coronel sintió la solidaridad, el amor, el calor y el cariño de todas las mujeres nicaragüenses, de todas las personas que realmente hemos luchado, que nos hemos entregado a una causa justa.

Hay una cosa muy importante: él murió con los grados de Coronel dados por el General Sandino, por el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua, así como con los grados de Comandante que le dio la Revolución Cubana. Creo que se le hizo justicia a un luchador que estuvo al lado del General Sandino, y esto también dignifica a la Revolución Sandinista.

El Coronel muere un día 10. Nosotros lo velamos una noche y cuando íbamos a salir para el entierro, llegó una comisión del Comandante Fidel Castro buscando a la Rosi López para hablar con esta compañera y decirle que lo disculpara, que el Comandante se encontraba de visita en Guantánamo, y que se había enterado esa noche de que el Coronel Santos López había muerto. Por lo tanto –me dijeron, ustedes van a disculparnos, pero van a tener que velar un día más al Coronel, porque el entierro se va a hacer mañana con honores de Comandante muerto en campaña. Y estuvimos otra noche velando al Coronel.

Su entierro fue realmente apoteósico, porque caminamos desde la Funeraria Caballero, que quedaba detrás del Hotel Habana Libre, hasta el Cementerio de Colón. Todo el mundo iba caminando. Marcharon delegaciones del Cuerpo Diplomático y del Ejército de Cuba. Aquello fue un entierro como nos hubiera gustado a los seguidores de Sandino haberlo hecho en Nicaragua. Y también para otros muchos compañeros.

Con esto te digo que le agradezco a la Revolución Cubana que haya dignificado tanto el nombre del Coronel Santos López. Para los compañeros cubanos, para la Revolución Cubana, también mando en este momento un mensaje de amor, de solidaridad, de fe y de esperanza. Esta última nos tiene que mantener a todos, y hacernos tener fe en que las causas justas triunfarán.

27 de noviembre de 1999

NOTAS

1 Aquí hay una confusión en la información porque el Coronel Santos López estaba en Cuba desde poco después del triunfo de la Revolución Cubana. Germán Pomares “El Danto” departió con él en su visita para el aniversario del asalto al Cuartel Moncada en julio de 1961.

2 Se refiere al libro Sandino el libertador.

3 Una escuadra sandinista, de la Unidad de Combate Crescencio Rosales, ajusticia al General Federico Davidson Blanco el 20 de febrero de 1979.

4 Ramón Rostrán Bengoechea funda el Nacional Sindicalismo Nicaragüense, el 8 de mayo de 1934, movimiento que surge del Obrerismo Organizado de Nicaragua que había sido fundado por Sofonías Salvatierra el 15 de marzo de 1923. (Carlos Pérez Bermúdez y Onofre Guevara: El Movimiento Obrero en Nicaragua: pp. 69).

5 En su libro testimonial Voy a dar un pormenor, Bayardo Altamirano relata la huida del General Santos López. Blanca Segovia Sandino también cuenta el escape de Santos López, con la versión de que se subió por una chimenea. Ambos coinciden en que se escapó por el tejado.

6 En el año 1981, la Secretaría Nacional de Propaganda y Educación Política del FSLN publicó las Memorias del Coronel Santos López. El prólogo lo hizo el Comandante Víctor Tirado López. Estas memorias inconclusas fueron tomadas de una cinta magnetofónica que grabó el Coronel en La Habana.

Sandino también fue un libertador

Sandino también fue un libertador

Armando Amador

Armando Amador nace en León, el 24 de mayo de 1922. A los doce años comienza a trabajar en una cervecería de León; a los dieciocho años milita en el Partido de los Trabajadores Nicaragüenses (PTN)1. En 1940 asume la Dirección del Semanario Índice. En 1944 sufre su primer exilio en Costa Rica, regresando al país a comienzos de 1945. Fue el orador principal en el histórico primero de Mayo de ese año2. En febrero de 1946 es electo Secretario General de la Confederación de Trabajadores de Nicaragua (CTN). Sale de nuevo exilado a México, cuando Somoza da el golpe de Estado a Leonardo Argüello, en 1947. Entonces es huésped de Conchita Palacios, quien estudiaba en ese país.

Sufre prisión en 1948 y sale indefinidamente al exilio el 21 de febrero de 1949 junto al profesor Edelberto Torres, la doctora Concepción Palacios y Juan José Meza Amador. Amador asiste al Congreso Continental por la Paz, realizado en México, donde compartió con Pablo Neruda, Juan Marinelo, de Cuba, Vicente Lombardo Toledano, Miguel Otero Silva y cientos de intelectuales y líderes populares de diversos signos. Afirma que, al llegar a Moscú en 1952, se convierte en uno de los primeros nicaragüenses que visita la gran nación de Lenin. Entra en contacto con Carlos Fonseca en los últimos días de abril de 1959 durante una reunión clandestina de un grupo de universitarios guatemaltecos.

Cuando se produce la masacre de El Chaparral, viaja de Venezuela a Honduras y ayuda en el traslado de los heridos de esa gesta patriótica a La Habana, entre ellos a Carlos Fonseca. Conoce al Che Guevara en 1963©. Algunas de sus publicaciones son: Las banderas de Gustavo Machado, El exilio y las banderas de Nicaragua, Sandino y la derrota militar de Estados Unidos en Nicaragua, y Un siglo de lucha de los trabajadores de Nicaragua 1880-1979. El 27 de abril de 1999, el Frente Nacional de los Trabajadores (FNT) le otorga un reconocimiento por haber dedicado su vida a la extraordinaria obra de difundir los derechos sindicales y sociales de los trabajadores del pueblo nicaragüense.

**

Era un hombre de baja estatura, siempre enhiesto, nervudo y ágil, de tez bruna y cara angulosa, surcada por hondas hendiduras en su rostro que parecían huellas de los abismos de dolor y de coraje de su alma; sus ojos pequeños, de mirada alerta a la defensa y a la ofensa; su boca, de labios delgados y apretados, denotaba, en su resoluta expresión, el vigor de su carácter. El acento de su voz era claro, de tono varonil, de frases recortadas a lo esencial de su pensamiento.

Isidro Fabela “El Rebelde de América”

El General de Hombres Libres, Augusto C. Sandino, es nuestro más grande Héroe Nacional. Nos sentimos orgullosos del gran luchador anti-imperialista, de ese guerrillero que infringió la primera derrota militar a los marines norteamericanos en los suelos de América Latina, en nuestro pequeño país.

Sandino fue reconocido y admirado desde distintos puntos del planeta, por su ejemplo de coraje y patriotismo, por su genio como conductor político militar de su ejército campesino y, sobre todo, por el carácter anti-imperialista de su lucha. Así lo reconocieron Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Julio Antonio Mella, José Carlos Mariátegui, Carlos Quijano, Gustavo Machado, Víctor Raúl Haya de la Torre, Isidro Fabela, César Falcón, Luis Araquistaín, José Vasconcelos, entre otros, de los tantos espíritus talentosos de la época.

Sin embargo, la dimensión de la lucha de Sandino no sería rescatada para los mismos nicaragüenses sino hasta finales de los años cincuenta. La dictadura somocista, que instaló el invasor en Nicaragua después del asesinato de Sandino, no sólo pretendió ocultar su grandeza, sino que realizaron desproporcionados esfuerzos para tergiversar la naturaleza de su lucha, su calidad moral y los objetivos que perseguía. Pero no pudieron evitar que Sandino fuera efigie y bandera que izara masivamente el pueblo de Nicaragua en la lucha triunfante, que culminó aquel 19 de julio de 1979.

En esta conversación, Armando Amador, veterano luchador e investigador incansable de la lucha de Sandino, expuso en vivo a una ávida audiencia los puntos más importantes de la lucha, el pensamiento y los principios que hacen vigente al héroe.

Mónica: Don Armando, comencemos por algo que pareciera no ser tan importante, pero debe quedar establecido de entrada. Es esa confusión histórica con el nombre del General Sandino.

Armando: Él era Augusto C., por Calderón, por Margarita, por su madre. A él no le gustaba que le dijeran César, y él lo dijo al gran escritor mexicano Emigdio Maraboto, autor de Sandino ante el Coloso. Cuando él empieza la entrevista a Sandino, le dijo: –General Augusto César. Lo paró Sandino, y le dijo: –Yo abomino a los césares de la decadencia. Yo soy Augusto C. por mi madre, Calderón Margarita, y Sandino por mi padre, que me reconoce.

Sobre esto voy a contar una anécdota. En el cincuenta aniversario del asesinato de Sandino, en 1984, Edelberto Torres Espinoza participó en una reunión presidida por el Canciller de los años 80, al cual no quiero ni tocarlo, porque sigue siendo una sombra de esas grises de nuestra historia contemporánea. El Canciller empezó por decir “Augusto César”, se puso de pie Edelberto y le dijo: –Un momento, Sandino nunca fue César. Y ahí se dictó un acuerdo firmado que apareció en La Gaceta, de nunca más decir Augusto César. Edelberto es otro sandinista formidable que escribió un libro: Sandino y sus pares.

Mónica: Comencemos entonces por analizar las condiciones, el entorno, las causas del surgimiento de la lucha de Sandino. ¿Cómo es que un hombre obrero, de origen realmente humilde, se enrola y asume ese papel de libertador, en ese momento histórico de la lucha del pueblo nicaragüense?

Armando: “Sandino tiene mucho que hacer por Nicaragua, y como ejemplaridad en la América Latina”, ésta es una frase tomada de Martí cuando llega a Caracas, y se pone a invocar la grandeza de Bolívar.

Sandino fue un libertador. Sandino sintió una sacudida en su conciencia nacional liberadora, cuando en México él trabajaba en las petroleras en Tampico y en Veracruz. Observaba críticamente las actividades sindicales en los centros petroleros. Fue adquiriendo una conciencia social de las luchas políticas y económicas de los trabajadores.

A la vez Sandino es conocido por el hecho –muy poco divulgado y a veces tendenciosamente referido–, que en grupo estudiaba Psicología, Filosofía y Para-sociología, y hay correspondencia de un famoso maestro que indica que Sandino llegó a ser masón, por una búsqueda –diría Darío– de una forma de interpretar su mundo. Pero esto no quiere decir que Sandino sea una exponente de metafísicas extrañas a la conducta de un hombre que llega a asumir una posición revolucionaria y conscientemente anti-imperialista.

El primero de junio de 1926, cuando Sandino regresó de México, fue a León, dispuesto a trasladarse a la mina de San Albino, para organizar, con los ahorros que hizo de su trabajo como obrero petrolero en México, lo que se llamaría la Columna Segoviana. En la mina de San Albino se encontró a figuras extraordinarias como Rufo Marín, Juan Gregorio Colindres, Ramón Raudales, José León Díaz, los Maradiaga, Carlos Salgado y otros, que se integraron a la columna, persuadidos por la elocuencia patriótica de Sandino y porque el país estaba empezando una guerra contra un gobierno, el de Adolfo Díaz, impuesto por los Estados Unidos.

En este esfuerzo extraordinario por captar a los hombres que formaron la ColumnaSegoviana, Sandino también compró armas con sus propios ahorros, y salieron de San Albino rumbo al este, porque su finalidad era llegar hasta la Costa Atlántica, donde estaba el Gobierno provisional de Juan Bautista Sacasa y, por consiguiente, a Bluefields, Puerto Cabezas o Prinzapolka, porque eran los sitios fundamentales.

Mónica: Es bueno recordar que las intervenciones de Estados Unidos en Nicaragua siempre se hicieron en complicidad con alguna de las paralelas políticas en conflicto, eran luchas entre liberales y conservadores. Sandino viene y se incorpora en el bando de los liberales, pero su lucha se vuelve anti-imperialista. ¿Por qué Sandino cambia el carácter de su lucha, de eminentemente liberal a una lucha anti-intervencionista?

Armando: Sandino no era estrictamente un liberal de ideología, sino realmente un constitucionalista, por el error inmenso de haber tumbado un proceso electoral para imponer a Adolfo Díaz3. Sandino explica –y está reflejado en el libro de Emigdio Maraboto ya mencionado– “que los acontecimientos le han ido dando la actitud a tomar”. Es Sandino quien interpreta que la propia historia es dinámica. Podría haber partido desde el principio de defender un proceso constitucionalista, pero ya llevaba en el fondo la inspiración de algo superior. Cuando llega a la Costa Atlántica, Sandino ya libró su primer combate en el recorrido de San Albino a El Jícaro, en Nueva Segovia, donde sorprendió a las tropas de un cuartel del ejército del gobierno, le tomó armas, equipó mejor a su gente y siguió su camino. Cuando pasó por Estelí, va evadiendo combates con las trampas que le iban poniendo los conservadores.

Pero hay otra circunstancia que determina la conducta de Sandino. Desde muchacho vio el cuerpo destrozado de Benjamín Zeledón, cuando lo llevaban por Catarina. Iban los borrachos conservadores vende patria, como él tantas veces les llamó, celebrando la forma en que habían asesinado a Zeledón, y esa es la reflexión más profunda que Sandino usa para explicar por qué vio la lucha desde una perspectiva distinta.

Sandino observa en México la transformación revolucionaria que está sufriendo ese país, el agrarismo de Zapata, que entonces sigue vigente en México, como en muchos movimientos populares hoy. Sandino está ligado también al movimiento obrero. Va a la Casa del Obrero Mundial en México, vive a fondo esa situación, e incluso, cuando vino a Niquinohomo, habló de la Casa del Obrero como iniciativa democrática donde los trabajadores pudieran tener un espacio, un centro.

Mónica: Carlos Fonseca explica que cuando Sandino llegó a Puerto Cabezas, los liberales no le quisieron dar armas, porque ya le miraban un planteamiento que iba más allá de la lucha contra los conservadores, que nos les inspiraba confianza, y que las armas que consiguió fueron unas que sacó del mar, por informaciones que le dieron unas prostitutas de Puerto Cabezas.

Armando: Extrajeron de Puerto Cabezas unas armas que habían sido de la armada norteamericana, y que habían tirado al mar después que se declaró zona neutral toda la región de Puerto Cabezas, Bluefields y Prinzapolka, donde se suponía que estaban las fuerzas militares de los constitucionalistas.

Y a propósito de este periodo de la Guerra Constitucionalista en la Costa Atlántica, quiero recordar a alguien que está olvidado, de los grandes que acompañaron a Sandino. Cuando Sandino fue a Puerto Cabezas, conoció a un general extraordinario llamado Adán Gómez. La historia escrita por los liberales dice que Beltrán Sandoval se tomó los cuarteles en Bluefields y Puerto Cabezas, en la lucha contra la ocupación yanqui y el gobierno de Adolfo Díaz. En realidad, el que se tomó los cuarteles fue Adán Gómez, quien tenía una larga trayectoria de lucha en las bananeras, en la famosa Huelga de las Bananeras, de Río Grande de Matagalpa, donde hubo una masacre. Él era un luchador incansable, aunque no sabía leer.

La batalla de Laguna de Perlas se la asignó Moncada a Sandoval, cuando en realidad la libró este general analfabeta Adán Gómez. Lo dice Sandino, y está recogido en el libro Maldito País, basado en las entrevistas de José Román a Sandino.

Ahí hay unas entrevistas en las que Sandino, cuando habla de Adán Gómez, dice: “Él ganó la batalla de Laguna de Perlas”. Y ¿qué ocurre? Moncada se la atribuyó. Pero el Coronel Rivera Delgadillo, conservador, que fue el derrotado en esa batalla, ha venido a decir que no fue Moncada, sino Adán Gómez. Sandino se gana al General Adán Gómez, y luego se lo trae con él, cuando dejan Puerto Cabezas, después que Moncada no le dio ni un rifle, y Sandino tuvo que echarse con unas mariposas de la noche, a sacar armas que estaban en el fondo de la bahía. Adán Gómez acompañó a Sandino en muchas batallas.

Sandino regresó por la selva del Atlántico usando pipantes y la capacidad de orientación geográfica de la gente de la región, para establecerse en las alturas heladas de Yucapuca, y ahí puso a trabajar a la Columna Segoviana, tomó Jinotega y se estableció entre ésta y Yucapuca.

Cuando Sandino regresó de Puerto Cabezas e hizo el recuento de sus fuerzas, tenía 800 hombres de caballería y unos mil hombres de infantería. La Columna Segoviana comenzó a dar batallas extraordinarias, con un espíritu que llamó la atención del mundo. Hay congresos de intelectuales del mundo que reconocen la grandeza de Sandino, como la del sabio físico alemán Albert Einstein, quien escribió un mensaje sobre el significado de la lucha de Sandino frente a la ocupación militar norteamericana, y periódicos famosos, como The Word, en Nueva York, New Stard, de Londres, y Le Monde, de París, comenzaron a destacar mensajes sobre la extraordinaria lucha de Sandino, como el de Henri Barbusse, que fue divulgado por revistas que tanto ayudaron a Sandino, como Repertorio Americano, de Costa Rica, dirigida por el maestro Joaquín García Monge, y la Revista Amauta, por Mariátegui, en Perú.

Ese mensaje fue traducido del francés por Gustavo Machado, quien personalmente le entregó a Sandino el texto en francés y en español cuando él vino aquí en el año 1928. En esa ocasión venía, nada menos que con un gigante, Carlos Aponte Hernández, un combatiente que Sandino admiraba. Cuando vio que con certera puntería bajaba americanos, Sandino lo nombró Coronel en un sólo acuerdo, cosa que no hizo con nadie. Te quiero decir con esto que la colaboración internacional fue efectiva y vinieron otros, vinieron de Colombia, vinieron de México.

Mónica: Es importante que explique a nuestros oyentes ¿por qué Sandino se rebela, por qué se produce esa decisión? ¿Qué significa el Pacto del Espino Negro?

Armando: Los días cuatro, ocho y doce de mayo de 1927, fueron impuestos los Pactos del Espino Negro, por el famoso Henry Stimson, a los liberales más que a los conservadores, que ya eran unos colonialistas descarados.

Moncada es la figura decisiva, porque Juan Bautista Sacasa era una de segunda mano. Moncada aceptó todo: la ocupación militar, unas elecciones súper vigiladas, cosas que creaban una situación de coloniaje. Aunque ya estábamos intervenidos desde 1909, con la imposición de los pactos Dawson, la caída de Zelaya, la ocupación con Adolfo Díaz y toda esta secuela de cosas monstruosas, como la de 1912 contra la resistencia patriótica de Zeledón en El Coyotepe, el Pacto del Espino Negro significa un viraje completo en la historia.

A partir de ese momento, Sandino rechazó los pactos. Es el único de los Jefes de Columna que se rebela y se retira. Y desde luego, Moncada lo conmina para que entregue las armas. Sandino lo reta a que vaya a quitárselas. Moncada no lo hizo, porque era un cobarde.

Mónica: Es cuando surge la famosa frase de Moncada: “Todos mis hombres se han rendido, todos menos uno”. Era Sandino.

Armando: Consulta a su gente de la columna, les pregunta quiénes van a continuar. No es que autoritariamente impone que lo sigan, sino que consulta, y fueron pocos los que se quedaron. Las tropas de ocupación norteamericana controlaban todos los puertos del Pacífico y del Atlántico. Nicaragua estaba realmente invadida. Por eso Sandino hablaba de los invasores. Además, a partir de los pactos inician la creación de una guardia que después sustituiría al ejército de ocupación, y fue Carlos Cuadra Pasos, el más canalla que ha tenido la historia de este país, con el Gobierno de Adolfo Díaz, el que abre los convenios de paz, del pacto con la Guardia Nacional.

Mientras tanto, Sandino recibe la admiración del mundo, porque en Buenos Aires, en el Diario La Nación y La Prensa, los grandes pensadores de esa época, Alfredo Palacio, Manuel Ugarte y un ecuatoriano eminente que yo tuve la suerte de conocer, el doctor José María Velasco Ibarra, quien después sería Presidente de Ecuador, eran los que manifestaban y escribían condenando la infamia de la ocupación militar de Nicaragua.

Y una escritora eminente, como fue Gabriela Mistral, en un libro que se acababa de imprimir en Chile, llamado Recados para América, incluye a El Pequeño Ejército Loco, expresando su admiración profunda, y pidiendo que de América Latina fueran a ayudar a Sandino.

Las arengas de Gabriela Mistral fueron extraordinarias y a la vez surgieron dos enormes figuras: el cubano Julio Antonio Mella, considerado entre los grandes personajes de la historia contemporánea de Cuba, y Gustavo Machado. Ambos definieron la necesidad de crear un movimiento que ayudara a Sandino, como se creó en México, Manos fuera de Nicaragua. Alrededor de ese movimiento había personajes como David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, eminentes representantes de la inteligencia mexicana. Trajeron de México a gente como Carlos Aponte Hernández, quien vino con Gustavo Machado, Farabundo Martí y Rubén Ardila, de Colombia, quien fue secretario de Sandino.

Mónica: Es bueno reflexionar para aprender. ¿Qué les habrá dicho Sandino a sus soldados para convencerlos?, sabiendo las dimensiones de la lucha que le tocaría librar a partir de ese momento. Una lucha diferente, porque las luchas fueron siempre de los conservadores contra los liberales; la gente tenía metido eso en la conciencia, pero de pronto sale uno y dice: –No, la lucha es contra la intervención, es por la defensa del decoro nacional, por la soberanía. Sandino debe haber tenido una gran capacidad de persuasión para convencer a su pequeño “ejército loco” o “ejército de descalzos”, en una situación de desventaja estratégica, porque ahora se trataba nada menos que de combatir contra el Ejército de los Estados Unidos.

Pero también es importante en qué escenario Sandino comienza a plantear la lucha, en el norte del país, en Las Segovias, que tiene una tradición de rebeldía. Acordémonos de algunas rebeliones indígenas ya desde finales del siglo pasado; hay una situación de explotación latifundista muy marcada; y un desarrollo capitalista por la producción cafetalera. Entonces el campesinado, productor del norte del país, está en una situación de irritación y protesta frente a la explotación que está viviendo. Ese es un elemento muy importante, pero también en ese momento, en Nicaragua se había acumulado un sentimiento anti-norteamericano, anti-yanqui.

Creo que Sandino no lucha nada más por enfrentarse a los yanquis, sino que le da un contenido revolucionario a su lucha, por su carácter anti-imperialista, pero también por su carácter popular, porque recoge el drama de los explotados, de los campesinos sin tierras, él habla hasta de las cooperativas y todo eso se articula a lo que viene a ser el proyecto de Sandino.

Armando: Lo relato en mi libro Un siglo de Lucha. Previamente se dieron grandes despojos de tierras a las comunidades indígenas de Matagalpa y de los campesinos, para entregarlas a la producción cafetalera, a un núcleo monopolista de alemanes y de los Cuadra, de los Benard, que era el Ministro de Hacienda, quien se aprovechó de ese despojo.

También hubo otro despojo bárbaro que hizo en 1880 el gobierno de Joaquín Zavala por medio del Ministro de Hacienda, Emilio Benard, lo que produjo ocho meses de guerra sangrienta en Matagalpa, aunque hayan querido disfrazar o tapar lo que en realidad estaba sucediendo. Incluso un tal Vicente Navas, de la oligarquía conservadora de León, tuvo la osadía de decir que eran los jesuitas los que estaban inspirando esa rebelión, relegándolos a Somoto y a Ocotal, hasta que los expulsaron del país. Había una pelea de fondo por los sistemas de enseñanza en León y Granada, por eso acusaron a los jesuitas de ser los inspiradores de la rebeldía indígena matagalpina.

Emilio Benard también estimuló el despojo de tierras en Sutiava –que todavía se siguen peleando–, Telica, Chichigalpa y Chinandega. Todas esas tierras fueron tomadas a sangre y fuego, para dárselas al núcleo que entonces era compuesto principalmente por la familia Benard. Después vinieron los hijos de Benard, unos Vasalli y unos Palazio, que eran agentes aduaneros, que eran corsos de Francia e Italia.

Mónica: Es importante que nos relate cómo después de que sólo se quedan unos pocos con él a continuar la lucha, llega a tener un ejército campesino, con su cuerpo de generales. ¿Cómo logra acumular victorias militares y cómo vence militarmente a los gringos?

Armando: Increíblemente, aquel movimiento de la Columna Segoviana se convierte, a partir de los Pactos del Espino Negro, en el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional. Debe tomarse en cuenta que Sandino entendió la naturaleza del cambio que le están planteando los norteamericanos. El país fue ocupado militarmente en el Pacífico y en el Atlántico, por lo que todas las costas estaban muy vigiladas, desde San Juan del Sur hasta Corinto. Para cualquiera, esa grandeza militar de los Estados Unidos podía paralizar cualquier esfuerzo humano, más aún en Nicaragua. Se podía pensar que esta rebeldía ocurriera en un país con una tradición, como la de Bolívar, por ejemplo, pero no, se dio en Nicaragua.

Mónica: Estamos claros que Sandino no hizo guerra de posiciones sino guerra de movimientos, volviéndose un maestro de la emboscada, ¿cuáles son las principales batallas?

Armando: Cambió su táctica en Ocotal, donde cayó Rufo Marín, uno de los hombres que él más quiso. Rufo Marín se enfrentó abiertamente, a campo raso, con el cuartel militar norteamericano y lo acribillaron. Es el único caso en que Sandino llora, cuando asesinan a Rufo Marín en Ocotal. Además, los gringos bombardearon y quemaron Ocotal.

Ahí es donde Sandino cambia y forma un ejército guerrillero. Deja de ser el ejército que se abría campo a como fuera, enfrentándose abiertamente. En el libro de Román, Maldito País, hay testimonios en los que Sandino explica por qué se tenía que hacer una lucha guerrillera. Ese golpe de Ocotal sirvió de punto de separación en la historia de las formas de lucha anti-imperialista. Y lo dice el Coronel Santos López en sus Memorias Inconclusas. Pero en parte de ese material, Santos López dice admirablemente cómo se organizaban los destacamentos guerrilleros, cómo se emboscaba y todo.

Mónica: Quiero insistir en que diga cuáles fueron las principales batallas que permitieron el triunfo militar de Sandino sobre los yanquis. ¿Cómo es que se van los yanquis de aquí? Porque ahora andan diciendo que Sandino pactó. Quisiera aclarar eso, porque también la historia tergiversada es un instrumento de dominación de los poderosos.

Armando: Los grandes combates de Sandino en la selva, en los bosques, en la montaña, los ríos, las grandes batallas, se dieron en El Chipote, en Saraguasca, en Las Cruces, donde Sandino cayó herido gravemente, y fue auxiliado por ese gigante llamado Francisco Estrada y la enfermera salvadoreña Teresa Villatoro, quien lo cuidó de esas heridas. También hubo grandes batallas en El Bramadero, El Embarcadero, en Iliguás, en el Río Coco, en distintos lugares como Acoyapa y en puerto Waspuk, sobre el río del mismo nombre.

En todas esas batallas, el propio Sandino, Francisco Estrada, Juan Gregorio Colindres y Raudales, estaban al frente. En todos estos lugares Sandino fue capturando armas, le fue quitando elementos de guerra al enemigo y reforzando sus fuerzas. Por eso los gringos llegaron a tenerles temor a los combatientes sandinistas. Una de las figuras extraordinarias de la lucha de Sandino fue Miguel Ángel Ortez, un muchacho de un gran talento, el primer estudiante de medicina de la época, enviado por los compañeros médicos Escolástico Lara y Arturo Vega. Ellos mandaban medicinas y a la vez mandaban jóvenes a integrarse a la lucha.

Manolo Cuadra, en su libro Con Sandino en la Montaña, en un bello poema, dice: “Se orinaban de miedo los gringos, con sólo oír el nombre de Miguel Ángel Ortez”.

Miguel Ángel Ortez

Murió en Palacagüina peleando mano a mano

Bajó desde las nubes más de algún aeroplano

Y tuvo en la cruzada homéricos arranques

Usaba desde niño pantalones de hombre

Y aún hecho ya polvo al recordar su nombre

Se meaban de pánico los yanquis.

Mónica: Sandino usaba la táctica de la guerra de guerrillas, con el amplio respaldo del campesinado o sea, no era foquismo, no eran grupos guerrilleros aislados del pueblo, sino que contaban con base campesina. No daban un frente claro, usaban la emboscada, el factor sorpresa, el dominio del terreno, mientras que los yanquis estaban en un territorio que no conocían, y además librando una lucha injusta. Tal vez es importante resaltar que Sandino también combinó la lucha militar con la lucha política, y que eso favoreció su victoria.

Armando: El llamamiento de Sandino a los países de América Latina, fue a propósito de los grandes sucesos nacionales e internacionales. En Nicaragua es conocida la correspondencia de Sandino con Bertha Munguía, del grupo solidario del Movimiento Obrero, en León. El 27 de octubre de 1927, le dice a Munguía en una carta, que hace suyo su planteamiento de que la redención de los obreros y artesanos de Nicaragua es su principio básico.

Cuando se realiza el Congreso Sindical Latinoamericano, en México, en 1929, él estaba ahí, y los dirigentes lo invitan a ir al año siguiente a Montevideo, pero su compromiso era, después de México venir a Nicaragua, a consolidar la lucha.

Entonces hizo su mensaje “A los obreros de la ciudad y del campo”, y lo envía el 26 de febrero del año 1930 al Congreso Sindical Latinoamericano, realizado en Montevideo, en el que dice: “Ante la estampida de renegados y traidores, por el carácter que toma la lucha, solo los obreros y los campesinos irán hasta el fin”. Expresaba conciencia de que se debía apoyar también la lucha de los trabajadores. En 1932, en la víspera de las elecciones para Presidente en las que Moncada le cedería el mando a Sacasa, Sandino le pide al dirigente y fundador del PTN, Manuel Vivas Garay, que “prepare la huelga electoral, para contrarrestar los efectos negativos de la lucha electoral entre las masas”.

Mónica: Sandino mantiene relación con los grupos políticos que actúan en la ciudad bajo formas organizativas sindicales o comités de solidaridad, él no sólo anda volando balas, sino que está con el frente internacional, con el frente interno, con la lucha política. Vamos a permitir la llamada de un oyente. Adelante.

Oyente: Habla Edda López, tengo 70 años y estoy muy emocionada, porque mi abuela Raquel Quezada, mi tía Leonor y mi tío Santiago Dietrich, estuvieron luchando en El Chipote con el General Sandino, pero nunca oí que los mentaran, mucho menos a Santiago, que siendo un chavalo de 14 años, ya estaba en el mineral con Sandino.

El propio General Sandino llegó y le dijo a mi abuela: –Raquel, monós porque te van a matar. Él comía en una fonda que ella tenía en Ocotal. Entonces él se la llevó y anduvieron hasta cuando la traición que le hicieron. Ellos cogieron para Honduras. Pero nunca mentaron a mi abuela, ni a mi tía, ni a mi tío Santiago, quien falleció en Honduras después de la muerte de Sandino. Hasta una carta traía para mi abuela el General Sandino y él le dijo: –Si algo pasa, que tengo un mal presentimiento, ustedes salen para Honduras. Cuando mientan a este señor que fue grande, a Rufo Marín, recuerdo que él era íntimo con mi tío. Jamás había oído mentarlo y tenía esa angustia. Muchas gracias Comandante, si alguna vez me encuentra, será una satisfacción para mí.

Armando: Quiero que la compañera sepa que Santiago Dietrich fue parte de los sobrevivientes. Estuvo en Guatemala unido a Juan Gregorio Colindres, Ramón Raudales y el Coronel Santos López. Santiago Dietrich participó en el último esfuerzo con armas que teníamos en Guatemala, cuando el doctor Juan José Arévalo era Presidente. Él consideraba que teníamos que hacer una lucha de los trabajadores en las ciudades, y de los sandinistas en el campo, y Dietrich estuvo de acuerdo.

El general Juan Gregorio Colindres me designó para trasladarme clandestinamente con Dietrich desde Guatemala, por El Salvador, hasta Honduras, donde nos despedimos en Choluteca. Él siguió para Danlí, y yo para Managua, pero por la ruta del famoso camino real de Choluteca hasta Chinandega, por consiguiente, Dietrich estuvo unido hasta en los últimos tiempos en la lucha para restablecer la campaña libertadora de Sandino.

Mónica: Vamos a escuchar la llamada de otro oyente. Adelante compañero.

Oyente: Mi nombre es Chéster Flores y me gustaría escuchar sobre el pensamiento político de Sandino, sobre la necesidad de rescatar la memoria de lo que fue en particular su honradez.

Armando: No hay un trabajo completo del pensamiento de Sandino, está en todos esos mensajes a los congresos internacionales, en los mensajes que envió a las diferentes organizaciones y en los escritos de Sandino a los jefes de la armada norteamericana, cuando le exigían que entregara las armas.

Hay que hacer un trabajo investigativo riguroso, más completo, que no deje por fuera obras como las que he mencionado y la correspondencia que mantuvo con gente valiosa de América. Por eso decía que Sandino tiene mucho que hacer por Nicaragua, y eso también es parte del compromiso de los jóvenes historiadores de ahora.

Debo insistir en la necesidad de reedición de obras sobre Sandino como Sandino, General de Hombres Libres, de Gregorio Selser; también la de Emigdio Maraboto; Sandino en Nicaragua, del maestro Baldomero Cano, publicado en 1928. Y muchas más, algunas de las cuales están en el extranjero.

Mónica: Hablemos sobre la salida de los marines, la victoria de Sandino cuando logra acabar con la ocupación militar directa.

Armando: Sandino creyó que la obra más importante estaba conseguida, que era la salida de Nicaragua del ejército norteamericano y; aunque él tenía conciencia de que había peligros muy serios, por su valentía, comprobada en tantas batallas y en tantos actos de su vida, aceptó los convenios porque, precisamente, consideró que su obra mayor estaba lograda. Eso es parte de unos convenios de paz, no pactos, como el del Espino Negro, y otros que se suelen inventar en nuestros tiempos.

Hay estudios fundamentales. Yo recomendaría, en primer, lugar el trabajo titulado Sandino General de Hombres Libres, de Gregorio Selser, es el más completo, porque parte de los orígenes de la intervención norteamericana en Nicaragua. Hay que darle más énfasis al objetivo de Sandino, su más grande logro, como es la derrota militar de los Estados Unidos en Nicaragua. Mi libro, Sandino y la derrota militar, es un aporte en esta dirección.

Es necesario insistir en la reedición de obras que señalan a Sandino como algo más que un luchador nicaragüense, como Sandino ante el coloso, de Emigdio Maraboto; la obra del maestro Baldomero Sanín Cano, Sandino en Nicaragua, publicada en 1928. Hay obras básicas para conocer a Sandino que están en el extranjero y que valdría la pena reunirlas y hacer una biblioteca, incluyendo textos británicos, muy valiosos para quien quiera investigar la grandeza de Sandino, la vigencia de Sandino, sobre todo en estos tiempos.

Mónica: Debería existir una Fundación específicamente dedicada a conseguir recursos para la investigación y la reproducción de obras sobre Sandino y el debate de las ideas. Yo decía hace una semana en la Asamblea Sandinista que aquí, a veces, parece que el sandinismo ha abrazado la idea de Fukuyama del fin de la historia o el fin de las ideologías. A mí me parece que la universidad debería dedicar un espacio específico a la investigación y publicación de las ideas Sandino y de su pensamiento crítico.

Vamos a cerrar con don Armando, un gran estudioso de Sandino, pero quiero decirles a nuestros oyentes que nuestro propósito, con este tipo de programas, es darle contenido a nuestra lucha y acción de hoy. Cuando gritamos “Sandino vive, la lucha sigue”, es porque el sueño de Sandino aún no se realiza.

El imperialismo existe bajo otras formas, pero existe también bajo la forma de intervención militar, como lo vemos en Kosovo, o a través del mantenimiento de las bases militares, como la de Manta en Ecuador. No dudamos que si la Revolución democrática de Venezuela se profundiza, también los veremos actuar ahí, como siguen haciéndolo contra Cuba, cercándola por medio del bloqueo económico.

El imperialismo existe también bajo la forma del neoliberalismo. El neoliberalismo es el imperialismo del capital, principalmente del capital financiero. Y mientras exista imperialismo, el anti-imperialismo sigue vigente. Sigue vigente la necesidad de construir un proyecto alternativo, un proyecto popular. Hay que luchar contra esa explotación que es el sistema capitalista. Sandino luchó contra ese sistema y propuso una alternativa.

Es vigente también la ética de Sandino y su moral de luchar para los demás, y no para sí mismo. Nuestro programa no es inductivista, es para llamar a la reflexión; es decir, analicemos lo que está pasando hoy a la luz del ejemplo de Sandino, y nos vamos a dar cuenta que no todo lo estamos haciendo bien, en particular, los altos dirigentes sandinistas.

Armando: La vida de Sandino, la acción nacional liberadora de Sandino, el pensamiento de Sandino, el desprendimiento de Sandino, no querer poseer algo que no fuera legítimo para la lucha, como lo hizo Sandino, todo eso sirve como ejemplo para la juventud de hoy, para la gente que quiera ir al próximo siglo o al próximo milenio con una verdadera riqueza espiritual.

5 de junio de 1999

NOTAS

1 Partido fundado en 1931.

2 Se dice que fue la más grande movilización conseguida hasta hoy en un Primero de mayo, pues movilizó a cuarenta mil obreros de todo el país.

3 El 25 de octubre de 1925, Emiliano Chamorro da un golpe militar, “El Lomazo”, a la recién elegida fórmula presidencial resultante de una coalición conocida como “Transacción”, en la que el liberal Juan Bautista Sacasa fue el Vicepresidente.

Emiliano entrega el gobierno a Adolfo Díaz, pero Sacasa reclama el poder usando la Constitución, por eso se auto llaman Constitucionalistas, y se proclama Presidente Constitucional de Nicaragua el 2 de diciembre de 1926, en Puerto Cabezas. Estados Unidos reconoce a Adolfo Díaz.

COMENTARIOS

© Armando Amador hijo: En realidad, mi papá conoce al Che en 1953, en Guatemala, como refiere en el relato contenido en el libro “El exilio y las banderas de Nicaragua”.

Trinidad Tijerino recuerda la historia de los desaparecidos Partido de Izquierda En Nicaragua

Trinidad Tijerino recuerda la historia de los desaparecidos Partido de Izquierda
En Nicaragua
Por Raúl Arévalo Alemán

Muchos políticos que vienen al país preguntan sobre el rol de los partidos de izquierda en Nicaragua, Centroamérica. Motivados por esa inquietud el Diario LA JORNADA en el sitio de internet www.lajornadanet.com indagó al conocido político de izquierda y ahora militante olvidado que reside en el mercado oriental de Managua en el distrito del FSLN , Trinidad Tijerino, quien nos contó anécdotas de la vida política de los ahora desaparecidos partidos de izquierda .

Tijerino dice que los partidos de izquierda se reactivaron en la década de los 60 cuando el 1 de enero de 1959 se produjo el triunfo de la Revolución cubana encabezada por Fidel Castro Ruz, el guerillero cubano- argentino, Ernesto “Ché” Guevara, y, el actual presidente, Raúl Castro Ruz.

Trinidad Tijerino nombró como partido de izquierda desde el año 1944 , en sus inicios, al desaparecido Partido Socialista Nicaragüense, PSN, que era dirigido inicialmente por Juan y Augusto Lorìo, Manuel Pérez Estrada, y posteriormente por Domingo Sánchez Salgado, Luis Sánchez Sancho, Onofre Guevara López, Pedro Turcios Ramírez, Domingo Vargas Morales , Carlos Salgado Membreño y otros conocidos dirigente sindicales ahora desparecidos y otros alejados de las ideas marxistas-leninistas.

Narró Tijerino que en la década de los 60 surgieron partidos de izquierda y agrupaciones juveniles como La Juventud Patriótica Nicaragüense, JPN, dirigida por Roberto Arévalo Alemán, Guillermo y Félix Baltodano Serrano, el periodista Eligio Alvarez Montalván, Salvador y César Pérez Arévalo, Marcos Altamirano. La JPN en sus manifestaciones utilizaba el símbolo de la bandera roja y negra de Sandino que posteriormente fue usada por el FSLN. Carlos Fonseca Amador, fundador del FSLN, se ligó intensamente al naciente movimiento juvenil del cual muchos se integraron a la guerrilla y otros se fueron a los partidos tradicionales liberales y conservadores.

Tijerino dijo que posteriormente surgieron en los años 1963 y 1967, los partidos Movilización Republicana, MR, una agrupación de varios profesionales e intelectuales, pequeños propietarios y burguesía opositora que dirigían el Abogado Alvaro Ramírez González, el psiquiatra Mario Florez Ortíz , el Ingeniero Agrónomo Salvador Pérez Arévalo y dirigentes estudiantiles como Roberto Amaya Ruíz y Guillermo Vallecillo , padre. El MR realizaba labores en los barrios de Managua y era impulsado por el finado Tomás Borge Martinez ,los hermanos Inocente y José Benito Escobar Pérez, en la década de los 60 en la colonia 14 de septiembre y Nicarao. Estaba también la esposa de Inocente , Irene Escobar.

En esa época surgió el Partido de Acción Revolucionaria, PAR, que dirigía el médico Alejandro Pérez Arévalo que tuvo poca incidencia en la vida política del país. Ya en esos momentos surgió el FSLN fundado en el mes de julio de 1961 siempre bajo la influencia de la Revolución cubana como parámetro dijo el dirigente obrero Trinidad Tijerino al diario LA JORNADA en el sitio de internet www.lajornadanet.com

Tijerino dijo que en el año 1970 después de la escisión del Partido Soclalista Nicaragüense , PSN, surgió el Partido Comunista de Nicaragua, PCN, dirigido por Elí Altamirano Pérez y Ariel Bravo Lorio, Manuel Pérez Estrada, agrupación que desapareció de la vida política del país después del año 1996, al llegar al poder el Partido Liberal Constitucionalista , PLC de Arnoldo Alemán Lacayo.

Hoy en el año 2013 no existen partidos de izquierda en Nicaragua identificados con la ideología Marxista-Leninista . Esa situación se ha hecho más patente con la desaparición de la ex-Unión Soviética y del bloque socialista mundial en la década de los 90, dijo Tijerino.

Octubre de 1944 en la historia de Chalchuapa

Octubre de 1944 en la historia de Chalchuapa ( I )

Publicado en 2011/10/10

Dagoberto Gutierrez.10 de Octubre. Tomado de Diario Co Latino.

Los acontecimientos que cubren el año de 1944 encontraron a Chalchuapa como una ciudad apacible, pequeña, poblada rodeada de cafetales frondosos, ríos y arroyuelos rumorosos y cultivos agrícola. Sus calles empedradas le daban resonancia a los cascos de los caballos y a las roldanas de las ruedas de las carretas, esa quietud pueblerina reunía a una juventud muy interesada en su país y en la lucha política, esta es una característica de la sociedad chalchuapaneca y la producción de pensamiento que a su vez produce una conducta política es parte de la vida de la sociedad.

El año 44 es el escenario de la lucha decisiva contra el dictador Maximiliano Hernández Martínez que se enfrentó en abril a un levantamiento de militares patriotas, a quienes derrotó y mató, en mayo una huelga general de brazos caídos termina con su gobierno y el nueve de ese mes entrega el gobierno a su ministro de defensa el General Andrés Ignacio Menéndez.

Menéndez convoca a elecciones para elegir al presidente de el gobierno que se establecería el 1 de marzo de 1945, en esta campaña electoral participan personajes como Napoleón Viera Altamirano, José Cipriano Castro, El General Antonio Claramount Lucero, el General Chalchuapaneco Salvador Castaneda Castro, el tipógrafo Rolando Duarte y el médico Arturo Romero. El doctor Romero capturó la imaginación y el apoyo mayoritario del pueblo y su partido, el partido Unión Demócrata con los colores rojo y blanco era, el seguro ganador de esas elecciones.

En Chalchuapa el romerísmo era abundantemente fuerte y los jóvenes, muchachos y muchachas construyeron una organización popular que aseguraba la victoria electoral.

El proceso político democratizador es, sin embargo, cortado brutalmente como tanta veces ocurrirá en nuestra historia y en octubre del 44, el Coronel Osmín Aguirre Salina Director General de la Policía Nacional, da un Golpe de Estado y proscribe, justamente al partido Unión Demócrata del Dr. Arturo Romero desatando la represión contra los romeristas y militares sobrevivientes del 2 de abril.

Los chalchuapanecos, organizados políticamente como estaban deciden resistir y salen al exilio a Guatemala como miles y miles de Salvadoreños, al fin y al cabo la frontera Guatemalteca, por la vía de Jerez no está demasiado lejos de Chalchuapa. Hay que saber que en Guatemala se había establecido un gobierno integrado por los Coroneles Francisco Javier arana, Jacobo Arbenz y el Dr. Jorge Toriello, este gobierno decidió apoyar la lucha de los salvadoreños pues en Guatemala también se había derrotado a la larga dictadura del General Jorge Ubico.

La resistencia salvadoreña formó un gobierno en el exilio y nombra presidente provisional al Dr. Miguel Tomás Molina, en el Salvador todos los candidatos presidenciales renuncian a sus aspiraciones, en un acto de dignidad patriótica excepto el General Salvador Castaneda Castro que sigue de candidato. La resistencia decide enfrentarse militarmente a la dictadura de Osmín Aguirre.

La juventud Chalchuapaneca participó activamente en la organización, preparación, equipamiento y entrenamiento para la heroica invasión, en ese momento los líderes romeristas mas conocidos de Chalchuapa eran la profesora Mercedes Avilés Colón, Arturo Morales German, Alberto Lara Medina, Mercedes Masferrer de Epperson y los Doctores Carlos Ganuza Morán, Humberto González, Juan José Pinzón Cea, Jesús Góchez Castro y Moisés Castro y Morales.

El 12 de diciembre de ese año la fuerza patriótica invasora ataca Ahuachapán, se toma la comandancia local, la Policía Nacional, el Hospital y el Correo; pero esta tropa carecía del entrenamiento militar adecuado y ante la contra ofensiva del Ejercito Gubernamental con participación de aviones de la Fuerza Aérea de Honduras, en apoyo de Osmín Aguirre, la fuerza patriótica se repliega desordenadamente hacia la frontera de Guatemala. En el otro punto de invasión, San Antonio Pajonal del Departamento de Santa Ana, la situación permanece tranquila.

En la batalla de Ahuachapán corrió la sangre Chalchuapaneca y caen en combate, entre otros Antonio Velásquez sastre, Alfredo Martínez herrero, Carlos Chávez estudiante, Daniel García comerciante, Humberto Arévalo Carpintero. Humberto Cerna sastre, Moisés Rivera albañil, Rubén Rivera albañil, Rafael Castro sastre, Roberto Henríquez carpintero.

Algunos combatientes que sobrevivieron a la pelea fueron: Arnoldo López, Alfredo Acosta, Eduardo Colocho, Jorge Fajardo, Miguel Angel Chávez, Napoleón Guevara, Pablo Marroquín, Víctor Manuel Lara y Vicente Méndez. Recientemente fallecieron cuatro de estos ex combatientes, Arturo Escobar Corleto, Guillermo Aguilar, Melecio Arreses y Roberto Barrera.

Estas luchas patrióticas pusieron en tensión la esencial fibra revolucionaria del pueblo Chalchuapaneco y la derrota no fue entendida como el fin de la pelea sino como la continuación de una larga lucha por la justicia y la redención que dura hasta nuestros días. Nacen en el pueblo los primeros agrupamientos que hicieron suyo el marxismo, como guía de la acción política, podemos mencionar a don Carlos Murgas, don Carlos Grande, don Eduardo Vásquez, don Manuel Leiva, don Nicolás Ruano y don Nicolás Duarte, como los precursores de este agrupamiento revolucionario; pero también a don Carlos Rivera, don Pedro Molina, don Rodolfo González don Ricardo Sermeño y a la inolvidable Berta Rosales como los que mantuvieron por largos años el trabajo político conspirativo de aquellos tiempos.

La Revolución del 20 de Octubre de 1944 y la dignidad y soberanía nacional

La Revolución del 20 de Octubre de 1944 y la dignidad y soberanía nacional (*)
Por Alfonso Bauer Paiz – Guatemala, octubre de 2005

Antes de desarrollar el tema considero necesario pronunciarme respecto al concepto de los términos: dignidad y soberanía. Por dignidad, entiendo el respeto que a sí misma debe tenerse una persona, sea natural o jurídica y, además el respeto que ella debe observar hacia otra persona, natural o jurídica. El concepto de dignidad es inseparable del de honor, que es el sentimiento íntimo de la propia dignidad. O sea que así como el ser humano ha de cuidar su honor y dignidad, así también el Estado. Por soberanía entiendo el poder que el Estado tiene para actuar por su propia voluntad. “El Estado es soberano en cuanto tiene un imperium sobre su territorio. Todas las personas y las corporaciones insertas en él, cualquiera que sean sus condiciones, están obligadas a obedecer sus leyes. Existe un deber jurídico general de subordinación” (Véase Enciclopedia Política de Rodrigo Borja). La anterior es la soberanía considerada desde el punto de vista al interior de la nación, pero, desde el punto de vista internacional la soberanía se identifica con la independencia o sea que “los Estados son soberanos en sus relaciones recíprocas, (…) son iguales los unos con los otros, sin que pueda ninguna reclamar superioridad ni autoridad sobre los demás”. “Una de las manifestaciones de la independencia (…) es el derecho de cada Estado a escoger su forma de gobierno, establecer su ordenamiento jurídico y elegir sus autoridades, sin sufrir presiones ni injerencias exteriores que coarten la libre determinación de su pueblo”. (Véase Enciclopedia Política, de Rodríguez Borja).

Desde ya, puedo afirmar que durante la década del proceso revolucionario de 1944-54, los gobiernos que administraron Guatemala, contando con el apoyo y voluntad del pueblo, sin desmayo alguno convirtieron al Estado en auténtica entidad pública digna y plenamente soberana, según la fidedigna relación histórica que haré a continuación.

El primer gobierno de la Revolución del 20 de Octubre de 1944, fue el de la Junta Revolucionaria de Gobierno. Ésta, al emitir el Decreto 7, que abolió los trabajos forzados que mantenían en la semiesclavitud a millones de guatemaltecos rurales, rescató la soberanía interna ya que así privó a la minoría oligárquica semifeudal y dependiente de los poderes imperialistas germánicos y estadounidenses, del poder tradicional que había venido ejerciendo en el país.

En seguida veremos los muy considerables actos de ejercicio de la soberanía durante la administración del Presidente Arévalo.

Año 1945.

– Se constituye el Frente Unionista Revolucionario Centroamericano que se proponía luchar contra las dictaduras del Istmo, que estaban al servicio del imperialismo.

– Se inician proyectos legislativos provisionales, anteriores a la emisión de un Código del Trabajo, a los cuales se oponían los oligarcas nacionales y la United Fruit Co. (UFCO).

– Se celebra el Día de la Victoria (11/9/1945), por el triunfo en la Segunda Guerra Mundial, contra los imperios nazi-fascistas.

– El 1 de septiembre, Arévalo en un discurso, realiza un acto de soberanía interna al afirmar que “La Revolución de Octubre está profundamente comprometida con los trabajadores de Guatemala”.

– Con motivo de la visita del Presidente de Chile, Juan Antonio Ríos, Arévalo exhorta a la unidad continental, al decir: “se impone en América una vuelta a Bolívar”, como en estos años del siglo XXI lo está haciendo el Presidente Chávez, de Venezuela.

Año 1946

– El gobierno de Guatemala adversa el Plan Clayton, por el cual la Casa Blanca proclama el reinado de la libre empresa y exige a los gobiernos del Continente abstenerse de poner cortapisas al capital extranjero.

– El gobierno considera la conveniencia de crear una Marina Mercante Nacional para romper el monopolio de la Flota Blanca de la UFCO.

– Con motivo de la celebración del 1 de Mayo, el Presidente de la República, en el discurso que pronunció puso énfasis en la “grandiosa voluntad de liberación nacional” y especificó: “Libertar a la Nación es en primer lugar libertar a sus hombres y en segundo lugar libertar las riquezas materiales poseídas malamente por propios y extraños”.

– En discurso pronunciado por Arévalo, estando de visita el Presidente de Venezuela Rómulo Betancourt, reitera que se impone en América una vuelta a Bolívar y aclara: “Volver a Bolívar no quiere decir volver a una concepción guerrera de la vida (…) quiere decir ahora, a ciento treinta años de distancia, volver a la unidad continental, volver al Congreso de Panamá, volver a la concepción heroica de nuestras vidas para salvar el hogar común que es América. Volver a una concepción andina de los problemas para sentirnos enlazados por las grandezas del pasado los peligros del presente y las incertidumbres del futuro (…)

– En el Congreso de la República una Comisión de trabajó asumió la responsabilidad de llevar adelante el proyecto de crear la Marina Mercante Nacional.

– A fin de contrarrestar el poder de empresas transnacionales se crea la Cooperativa Chiclera de El Petén.

– En octubre se realiza en Tapachula, México, un mitin de sindicatos guatemaltecos y mexicanos, presidido por Vicente Lombardo Toledado, Secretario General de la Confederación de Trabajadores de la América Latina (CTAL) el cual no era del agrado de la Federación Americana de Trabajo (AFL), por sus siglas en inglés, ni de la Central de Organizaciones Industriales (CIO), de los Estados Unidos y menos del gobierno de Washington.

– El gobierno de Guatemala no está de acuerdo con el proyecto norteamericano de instituir un Ejército Continental, por ser una amenaza a la soberanía de las Repúblicas latinoamericanas.

Año 1947

– El gobierno se prepara para enfrentar las amenazas de la UFCO ante la próxima emisión del Código del Trabajo, siendo la primera de ellas la de retener en puertos norteamericanos las mercaderías destinadas a Guatemala.

– El gobierno contrata al experto argentino, ingeniero Ángel María Hurtado de Mendoza, del personal de Yacimientos Petrolíferos Fiscales de la Argentina, para asesorar en la Dirección General de Minería, y preparar una iniciativa de ley de petróleos conforme a los principios nacionalistas de la Constitución de la República, la de 1945.

– Gracias a la colaboración del gobierno de Perón, que envió varios barcos, se rompió el bloqueo que la Flota Blanca, de la UFCO había impuesto en Puerto Barrios, impidiendo el tráfico del transporte marítimo.

– Los funcionarios Augusto Charnaud Macdonald y Gerardo Gordillo Barrios elaboran un proyecto para la construcción de una carretera, de Guatemala a Puerto Barrios, que entre uno de sus fines estaba el de acabar con el monopolio del transporte ferroviario de la IRCA. La construyó el gobierno de Arbenz.

– Se pone en vigor el Código del Trabajo y la clase trabajadora (CTG, FSG y FNC) realiza un gran desfile con consignas nacionalistas tales como: “Cien años de dictadura, igual a cero; dos años de Revolución igual a Código del Trabajo”, “Tres millones de guatemaltecos han sido liberados hoy”.

En esa oportunidad el Presidente de la República, en discurso público. Manifiesta: “Yo doy una vez más al Pueblo de Guatemala mi palabra de aviso para que distinga dónde están sus amigos y dónde están sus enemigos, dónde los amigos de la Dictadura y dónde los realizadores de la democracia. Ya no deben impresionarnos las amenazas ni los calificativos de aquellos que siempre defendieron los intereses imperialistas y ahora desacreditan las causas populares. El Pueblo ya sabe que el Gobierno es su mejor aliado, su mejor consejero (…).

– Recrudece la ofensiva norteamericana contra el Código del Trabajo. En los EE.UU. se organiza gran campaña publicitaria contra nuestro país. Colocan carteles en agencias de turismo con leyendas como la siguiente: “No vaya usted a Guatemala, país dominado por los comunistas”.

– La UFCO y su subsidiaria, la Compañía Agrícola de Guatemala (CAG) se niega a acatar las disposiciones del Código del Trabajo, alegando que sus contratos aprobados por leyes emitidas por la Asamblea Nacional Legislativa, desde fines del siglo XIX les permitían libérrima administración de sus empresas, incluso en cuanto a sus relaciones con el personal de campo y de oficinas.

– Estando en Guatemala el Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador, Doctor Antonio Parra Velasco, siendo Presidente de aquella República hermana José María Velasco Ibarra, militar progresista, el Presidente Arévalo, al agradecer la condecoración acordada por su homólogo, se lamentó y condenó el asesinato del Libertador Sucre y la fragmentación de nuestra América “dividida y refrigerada para beneficio de los Imperios”.

– Ante la prepotencia manifiesta del Jefe de las Fuerzas Armadas, Coronel Francisco Javier Arana, el Primer Mandatario de la Nación, sorpresivamente otorgó amplia amnistía política a los políticos de oposición, incluyendo a los generales ubiquistas, a sabiendas que Arana les temía y que esa resolución aplacaría sus ínfulas de poder. Fue, pues, un acto de ejercicio de soberanía interna.

– El gobierno revolucionario hace causa común con el pueblo, contra el intento del Imperio Británico de agresión a Guatemala por parte de cruceros británicos, que habían entrado a aguas territoriales nacionales, so pretexto del conflicto con Belice.

– A fin de preservar las fronteras de la región septentrional de Guatemala, el Presidente del Organismo Ejecutivo formula un proyecto para dividir El Petén en cuatro departamentos y, también, para resguardar las riquezas naturales renovables y no renovables ahí situadas.

Año 1948

– Para defender los intereses patrios, el Gobierno integra una delegación

Compuesta por personas con gran experiencia política y de indudable calidad cívica (como el ministro de Relaciones Exteriores, Enrique Muñoz Meany, presidente del Banco de Guatemala, Manuel Noriega Morales, embajador en Chile, Luis Cardoza y Aragón, embajador de Colombia, Virgilio Rodríguez Beteta, ex embajador Jorge García Granados, profesor Vicente Sáenz (costarricense), periodista David Vela, experto José Luis Mendoza, militares José María Saravia y Juan Bolaños, periodista Ricardo Alburez y escritor Eliseo Martínez Zelada), para que defiendan los intereses soberanos de Guatemala en la IX Conferencia Interamericana a celebrarse en Bogotá, Colombia, en la que la palabra de Guatemala fue prominente.

– Por segunda vez, el Presidente realiza acto de soberanía interna cuando el Jefe de las Fuerzas Armadas, ante la queja de un grupo de reaccionarios enemigos de la Revolución, relativa a que Arévalo iba a expulsar del país al arzobispo Rosse y Arellano, el coronel Arana les había respondido “mientras yo esté en el cargo eso no sucederá”. Pero fue a contárselo a Arévalo, pero de distinta manera. Y él le dijo que eso era “un embuste más de las lagartijas políticas que merodeaban el Parque Central”. Y agregó: “Por otra parte Coronel, usted sabe que cuando el Gobierno resuelve sacar a alguien, lo sacamos”. Se refería al retiro de Jorge Toriello.

– En agosto estuvo en Guatemala el recién electo presidente de Cuba, Carlos Prío Socarrás y en las palabras de bienvenida que pronunció el Presidente de Guatemala exaltó que en nuestros países se daba una “rebelión de los pueblos estafados”, que a su juicio, era un hecho nuevo en la historia de América y recordó la lucha de Martí en defensa de los hombres sojuzgados y cómo desde Guatemala, Nueva York, Buenos Aires, México dirigía el inclaudicable movimiento por la independencia de Cuba.

– En el mes de noviembre llega a Guatemala un nuevo embajador de los Estados Unidos, Richard Patterson, quien sustituyó a Edwin J. Kyle, amigo de Guatemala, cierto es que, por instrucciones del Departamento de Estado había tenido que plantearle al presidente Arévalo que el Gobierno de los EUA, en vista de su buen programa de gobierno estaba dispuesto a suministrarle $US 200 millones, para impulsarlo, así como con el propósito de fomentar la explotación de los yacimientos de hidrocarburos. Por supuesto si no se accedía a esto último no se daría la ayuda millonaria. Arévalo le pidió al diplomático Kyle una semana para responderle, pero nunca dio la respuesta.

Con el objeto de que se sepa como han habido cambios en los austeros hábitos en las relaciones sociales, recuerdo que los dirigentes del Frente Popular Libertador decidimos brindar un ágape de despedida al estimado embajador Kyle, el cual se realizó en una chinama de la feria de Jocotenango, en la que degustó “chuchitos”, “chiles rellenos” y otros bocaditos chapines.

Su sucesor, Patterson, venía a cumplir varias misiones: a) apoyar a la UFCO en su negativa a cumplir con las normas del Código del Trabajo; b) impedir la aplicación de la nueva Ley del Petróleo; y c) la de iniciar una conspiración, apoyándose en la oposición política reaccionaria y en el jefe de las Fuerzas Armadas, quien a toda costa se proponía ser Presidente de la República, incluso dándole golpe de Estado a la administración del Dr. Arévalo.

Año 1949

– Quien esto escribe era, a la sazón, el Ministro de Economía y Trabajo, y habiendo sido nombrado Interventor de la IRCA, empresa ferrocarrilera subsidiaria de la UFCO, con ocasión de un conflicto laboral planteado por el SAMF, solicitó al presidente Arévalo estar presente en una junta de gabinete en la que expondría la actitud hostil de la UFCO y la necesidad de tomar medidas para someterla a la obediencia de la legislación laboral guatemalteca. El Presidente accedió y el Ministro de Economía y Trabajo propuso una iniciativa de ley para que el Congreso declarara “servicios públicos” los que desempeñaban los trabajadores del Muelle de Puerto Barrios y los de la UFCO y la CAG, con el objeto de someter el litigio, para su solución a arbitraje obligatorio. Fue aceptada la propuesta y el Congreso de la República aprobó la iniciativa y, en seguida los personeros de la UFCO y la CAG accedieron a concurrir al Ministerio de Economía y Trabajo para iniciar pláticas de avenimiento que terminaron con la anuencia de las empresas bananeras a someterse a la normatividad del Código del Trabajo.

– Como ya dije, Patterson se proponía lograr, a como diera lugar, que la Estándar Oil of Ohio, obtuviera concesión de explotación petrolera y, al efecto acompañaba a los representantes de esa compañía a las reuniones con el Ministro de Economía y Trabajo en las que se discutían las condiciones de la posible concesión. A esas sesiones también concurría Mr. Higgins, industrial norteamericano que había construido las barcazas de desembarco de las tropas estadounidenses que invadieron Francia, durante la Segunda Guerra Mundial, para acabar con la ocupación del ejército nazi. Higgins estaba en Guatemala, porque además de desear hacer una importante inversión en el Petén para el cultivo y aprovechamiento de no recuerdo que planta tropical, se ofrecía como socio del Estado para la creación de la Marina Mercante Nacional, que competiría con la Flota Blanca de la UFCO.

Recuerdo que frecuentemente, ante la posición intransigente del embajador Patterson, en el diálogo que se sostenía con el personero de la Standard Oil of Ohio, le preguntaba al Embajador: “Richard, ¿en tal caso que harías tú en tu Condado?”. Le respondía Patterson. Y, entonces, Higgins le inquiría de nuevo: “¿Entonces, porque te opones a lo que plantean las autoridades guatemaltecas si es lo mismo que tú harías allá?

Las conversaciones no tuvieron ningún resultado, porque la empresa petrolera no quiso someterse a las condiciones que la Ley de Petróleo y la Constitución de la República exigían, para el otorgamiento de una concesión de explotación o para la suscripción de un contrato.

– Es del caso recordar la reacción del Presidente de Guatemala a los intentos de soborno de parte del embajador Patterson. En una ocasión, le participó el deseo del Departamento de Estado de tenerle como huésped en los Estados Unidos y la buena voluntad de concederle lo que quisiera, y la respuesta de Arévalo fue manifestarle su preocupación por el estado de salud de su esposa, Patterson enojado, increpó al traductor, pues el Embajador no entendía el español; pero, aquel le reiteró que esas habían sido las palabras de Arévalo. En otra ocasión, le comunicó al Presidente, que iba a ir por algunos días a su país y que sabiendo que le gustaban mucho las mujeres, le preguntó: ¿Quiere que le traiga alguna muchacha? ¿La quiere rubia o morena? El interpelado le contestó: Es cierto, me gustan, pero yo las escojo. La verdad es que nunca aceptó una dádiva fuese de sobornador nacional o extranjero.

– Finalmente, ante las ya no ocultables intenciones de Patterson de apoyar al Jefe de las Fuerzas Armadas y a sus adlateres, entre quienes figuraba el ex revolucionario Mario Méndez Montenegro, para que consumaran un golpe de estado contra el Presidente de la República, éste se las ingenió diplomáticamente y logró que el Gobierno de los Estados Unidos retirara del cargo al Embajador Patterson y éste tuvo que irse de Guatemala.

Así defendía el primer magistrado de la Nación, la soberanía del Estado.

No vaya a pensarse que sólo él observaba esa conducta. No, él daba el ejemplo, pero tanto los ministros, los subsecretarios y demás funcionarios y empleados del organismo ejecutivo, así como las autoridades y el personal de las instituciones autónomas o descentralizadas, así como los diputados al Congreso de la República revolucionarios y jueces y magistrados del Organismo Judicial, particularmente los de la jurisdicción privativa del trabajo se conducían cívicamente cumpliendo no sólo con su deber sino también como celosos guardianes de la soberanía del Estado tanto en su dimensión interna como internacional.

Dentro de las fuerzas democráticas de izquierda había un conjunto no numeroso de ciudadanos y ciudadanas de ideología comunistas. El presidente Arévalo, filosóficamente idealista no simpatizaba con el comunismo y adversaba el marxismo. Sin embargo, su anticomunismo no era del corte del anticomunismo del Departamento de Estado, de Pentágono y de la CIA. Cierto es que, con el consenso del gabinete ministerial, se ordenó la clausura de la escuela de formación sindical “Claridad” y que no fue de su agrado la fundación de dos partidos comunistas a fines de 1949 y que como consecuencia, un magistrado del Tribunal Electoral, comunistas, —José Manuel Fortuny- fue separado del cargo, porque según el Presidente de la República la Constitución de 1945 prohibía la formación de partidos comunistas, basándose en que el artículo 32 prohibía “la formación y el funcionamiento de organizaciones políticas de carácter internacional o extranjero” y, a su juicio, el partido comunista era de índole internacional. Fortuny le respondió que no lo era, porque a partir del III Congreso de la Internacional, los partidos comunistas eran autónomos. Sin embargo, el anticomunismo de Arévalo era peculiar y no excesivo, porque puedo mencionar varios casos de cordial entendimiento suyo con personalidades comunistas, tales como el nombramiento de Luis Cardoza y Aragón como embajador de la Unión Soviética, la invitación que le hiciera al secretario general del Sindicato de Maestros de Chile César Godoy Urrutia, miembro prominente del Partido Comunista de la patria de Salvador Allende, a quien le pidió fuese a la sede del FPL a capacitarnos en política; la contratación de la excelente pedagoga, también chilena y comunista, Virginia Bravo Letelier; su admiración por el salvadoreño Max Ricardo Cuenca, basada en el reconocimiento de la calidad de sus tesis sobre “La Reforma Agraria Democrática”, así como su estima al comunista guatemalteco Alfonso Solórzano y también por su solidaridad con el movimiento sindical guatemalteco vinculado con el mexicano, con ocasión de un gran mitin realizado en Chiapas y organizado por el secretario general de la Confederación de Trabajadores de la América Latina (CTAL), Vicente Lombardo Toledano, también comunista.

No vaciló en afirmar que el Dr. Arévalo, en el ejercicio de sus funciones presidenciales, a pesar de su ideología anti marxista, jamás se prestó a hacerle el juego al bárbaro anticomunismo de las corporaciones imperialistas y del gobierno de los EE.UU.

A continuación me ocuparé de la posición del tercer gobierno de la Revolución, el del coronel Jacobo Arbenz Guzmán en relación con la soberanía nacional. Anticipo que mis comentarios no serán tan extensos como los que hice respecto a la administración de su predecesor, porque tuve la facilidad de consultar la importante obra histórica, Despacho Presidencial, escrita por el doctor Arévalo, que mucho me sirvió par la descripción cronológica de los sucesos y la participación directa del Presidente de la República en los mismos.

El presidente Arbenz y la soberanía nacional

El presidente Arbenz tuvo que enfrentar una embestida diplomática más agresiva de parte del Gobierno del general Ike Eisenhower, aunque para ser justos, en 1951, el embajador de yanquilandia, Rudolf Schoenfeld, según el primer ministro de Relaciones Exteriores de Arbenz, Manuel Galich, “era un diplomático de carrera, educado, y con larga permanencia en Europa (…) y sus maneras eran de una exquisitez ejemplar”, además había tenido el tino de no prestarse a apoyar los reclamos de las empresas bananeras estadounidenses. Por consiguiente, estando de jefe del Departamento de Estado John Foster Dulles, abogado de bufete Sullivan & Cromwell, que atendía los negocios de Nelson Rockefeller y de la UFCO, pronto lo sustituyó por John E Peurifoy.

Si al gobierno presidido por Arévalo, el Imperio le acusaba de comunista, ¿cómo no iba a arreciar su campaña de desprestigio contra la administración arbencista, si ésta permitía el funcionamiento del Partido Guatemalteco del Trabajo, comunista, aunque el régimen gubernamental y el Estado no lo fueran?

A continuación podrá apreciarse la recia lucha del Estado, durante la administración del presidente Arbenz, en defensa de la soberanía nacional.

Año 1951

– En Washington se celebra la IV Reunión de Consulta de Cancilleres. El principal objetivo del gobierno de los EE.UU. es que las repúblicas del resto del Continente envíen tropas que intervendrían en la guerra que libraba contra Corea del Norte. El ministro de Relaciones Exteriores, Manuel Galich presentó una propuesta, mediante la cual “quedaba a voluntad de cada Gobierno el envío de hombres a las guerras emprendidas por los Estados Unidos, como la de Corea”. Guatemala no podía enviar efectivos militares porque todos los guatemaltecos estaban empeñados en construir la democracia y su situación económica no lo permitía.

– En 1951 estalló una huelga de los trabajadores de la IRCA y el presidente Arbenz nombró interventor de la empresa a quien esto escribe y el conflicto se solucionó.

Año 1952

– Los gerentes de la UFCO, la CAG y la IRCA le pedían a Arbenz que usara de su autoridad y mejor también si de la fuerza pública, a fin de proteger sus intereses contra las demandas de los trabajadores. Arbenz le responde que son los tribunales los competentes para ventilar los casos y que sus decisiones deben ser cumplidas por las partes en litigio.

– El Interventor designado para resolver una huelga de los trabajadores de la Empresa Eléctrica de Guatemala, propiedad de la Cía. Electric Bond & Share es resuelta rápidamente, es decir, por mí.

– La Comisión revisora del Congreso de la República emite dictamen en el sentido que el Estado no sólo tiene derecho sino es su deber hacer efectivo el impuesto de beneficencia que no había cancelado la Empresa Eléctrica.

– Los derechos que el Estado de Guatemala invocaba respecto al ejercicio de su poder soberano son reconocidos por la Asamblea General de las Naciones Unidas al pronunciarse respecto a “la necesidad de estimular a los países insuficientemente desarrollados, en el debido aprovechamiento y explotación de sus riquezas y recursos naturales y a explotarlos es inherente a su soberanía y conforme con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas”. Como consecuencia, el Departamento de Estado inicia los preparativos de la X Conferencia Interamericana para condenar a Guatemala por “comunista”.

– El 17 de junio de 1952 el Congreso de la República aprobó la iniciativa de ley del Organismo Ejecutivo y decretó la Ley de Reforma Agraria (Decreto 900).

La Resolución 639 (VII) de la Asamblea General de las Naciones Unidas recomienda “a todos los estados miembros que se abstengan de adoptar medidas directas o indirectas para impedir que cualquier Estado (Guatemala, por ejemplo) ejerza su soberanía sobre sus recursos naturales”.

Año 1953

– En marzo Arbenz informó al Congreso la construcción del Puerto de Santo Tomás, proyecto que existía desde la época del gobierno de Arévalo y que acabaría con el monopolio de la UFCO que se había adueñado de Puerto Barrios.

– Se hace pública la decisión del presidente Arbenz de iniciar la construcción de la hidroeléctrica de Jurún Marinalá, en Escuintla, para competir con la empresa imperialista Electric Bond & Share.

– Los políticos reaccionarios de oposición, en connivencia con el Arzobispo Rossel y Arellano echan a rodar la especie de que estaba asilado en la Nunciatura Apostólica, por la persecución del gobierno de los comunistas. Y el gobierno declara: “Afortunadamente el Ilustrísimo Arzobispo sabe de las buenas relaciones que existen entre el Gobierno y la Santa Sede y conoce el respeto del Gobierno por las creencias de todos los guatemaltecos, cualquiera que fuese la religión”.

– El 4 de marzo fueron expropiadas 1,859 caballerías a la CAG, subsidiaria de la UFCO.

– El influyente político Moors Cabot, accionista de la UFCO, se entrevista con el embajador de Guatemala, Guillermo Toriello, y le presenta los reclamos del Departamento de Estado, objetando el pago en bonos a la UFCO, por tierras expropiadas y, además, exige “un pago pronto, adecuado y efectivo de la indemnización”, pero insistiendo en el derecho de la compañía a conservar sus tierras incultas. Además, interpeló a nuestro Canciller si deseamos eliminar a la UFCO del país.

El Gobierno de Guatemala respondió categóricamente que la Ley de Reforma Agraria era una ley de carácter general, aplicable por igual a personas naturales o jurídicas, nacionales o extranjeras.

– La Asamblea Legislativa de El Salvador se hizo solidaria con el Congreso de Guatemala, “de acuerdo a la tradición del pueblo salvadoreño de rechazar toda intervención violenta o subrepticia”.

Año 1954

– En julio la Asociated Press (AP) dio a conocer el programa que legisladores de los Estados Unidos habían preparado “para prestar ayuda a Guatemala”, “una vez derribadas sus instituciones”. El Punto VI de ese programa decía amenazadoramente: “VI. Reforma Agraria. Los EEUU se abstendrán de expresar sus puntos de vista al respecto, excepto cuando toque con intereses norteamericanos”.

– En enero el Departamento de Estado llamó a sus embajadores en Venezuela, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua y Guatemala, para discutir con ellos la situación de Guatemala antes de que se inaugure la X Conferencia de Caracas.

– La Cámara chilena votó por unanimidad una proposición pidiendo al Presidente de Chile que el delegado a la Conferencia Interamericana se oponga terminantemente a cualquier agresión contra Guatemala. Y también el Congreso de México expresó que no puede menos que sentirse identificado con la Nación guatemalteca en la defensa de los principios consagrados de independencia, de no intervención y de invariable respeto para la voluntad nacional.

– Tal como lo dice Manuel Galich en su obra Por qué Lucha Guatemala, Arévalo y Arbenz contra un Imperio, “Guillermo Toriello, canciller de Guatemala, pronunció el más célebre discurso en la historia del Panamericanismo y con él galvanizó a todos los habitantes de nuestras repúblicas. Los sacudió una conjunción de sentimientos; admiración, sorpresa, júbilo, solidaridad y angustia. Todos querían tenerlo, leerlo, releerlo, y por mucho tiempo no se habló sino del canciller guatemalteco.

– Mientras John Foster Dulles trataba de alinear a los delegados a la X Conferencia Interamericana, en Caracas, Guatemala había decidido recurrir a la Naciones Unidas y lo hizo ante el Consejo de Seguridad, pues no podía confiar en la Comisión Interamericana de Paz, ya que era un peón al servicio del Imperio.

– El gobierno de Guatemala revela al mundo los preparativos bélicos de los Estados Unidos contra Guatemala, contando con la alianza de los gobiernos de Honduras y Nicaragua y objeta la invocación del Tratado de Río de Janeiro de Asistencia Recíproca para utilizarlo contra Guatemala, siendo que su función era la de defender los estados de América de una agresión extracontinental.

– La declaración de Caracas, conforme a los dictados de Foster Dulles, autoriza la intervención armada contra Guatemala, basándola en indebida aplicación del Tratado de Río de Janeiro de Asistencia Recíproca.

El 18 de junio de 1954 se inicia la agresión armada, comandada por Carlos Castillo Armas y su ejército mercenario. La cúpula del Ejército de Guatemala traiciona y Arbenz se ve obligado a presentar su renuncia el 27 de junio de 1954, fecha fatídica y aciaga, porque desde entonces Guatemala es cada año que transcurre, más dependiente del Coloso del Norte y, por ende, menos digna y soberana por culpa de sus gobernantes entreguistas. Sumida en la desvergüenza aquella patria que el poeta de América, Pablo Neruda le diera su abrazo solidario y le dedicara el poema “Oda a Guatemala”

(…) Guatemala
Hoy le canto,
hoy a las desventuras del pasado
y a tu esperanza canto.
A tu belleza canto.

Pero quiero
que mi amor te defienda
Yo conozco
a los que te preparan una tumba
como la que cavaron a Sandino.
Los conozco. No esperes
piedad de los verdugos.

Hoy se preparan
matando pescadores
asesinando peces de las islas.
Son implacables. Pero tú, Guatemala, eres
un puño y un puñado
de polvo americano con semillas.
Un pequeño puñado de esperanza

Defiéndelo, defiéndenos.
Nosotros hoy solo con mi canto,
mañana con mi pueblo y con mi canto
acudiremos a decirte “aquí estamos”,
pequeña hermana, corazón caluroso,
aquí estamos dispuestos
a desangrarnos para defenderte,
porque en la hora oscura
tú fuiste el honor, el orgullo,
La dignidad de América.

BIBLIOGRAFÍA

Juan José Arévalo, Despacho Presidencial, obra póstuma, Editorial Óscar de León Palacios, Ciudad de Guatemala, 1998

Manuel Galich, Por qué lucha Guatemala, Arévalo y Arbenz dos hombres contra un imperio, Edición Facsimilar, 2a. edición, Editorial Cultura, Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala, 1994.

Guillermo Toriello Garrido, Tras la Cortina de Banano, Fondo de Cultura Económica, México, D.F. 1a. edición 1976.

(*) Conferencia dictada el 7/10/05 en el Foro “Conquistas Sociales de la Revolución del 20 de Octubre de 1944, un Legado para el Pueblo de Guatemala, Digno de Rescatar”, organizado por Coordinación de ONG y Cooperativas (CONGCOOP), Asociación de Jubilados y Beneficiarios de la Universidad de San Carlos (AJUSAC) y por el Centro de Investigaciones y Estudios Históricos, Sociales, Económicos y Políticos (CIEHSEP-ABP).

Fuente: www.lahora.com.gt – 10-17-24-311005