Un pensamiento diáfano y una vida consecuente

Un pensamiento diáfano y una vida consecuente
Edgard Barberena
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Por el terror que le tenía a los maestros que durante los años 40 obligaban a los estudiantes a repetir de memoria las lecciones, no terminó la primaria, pero se volvió un extraordinario autodidacta entre la zapatería, el sindicalismo, entre ejercer como Secretario General del Partido Socialista Nicaragüense (PSN) y practicar el periodismo desde “Orientación Popular” hasta END, pasando por Barricada.

Este personaje es Onofre Guevara López, hijo de Onofre Guevara Pérez y de Paula López, quien nació en Nandaime el 11 de febrero de 1930.

Se vino a Managua en 1942 y aprendió a ser zapatero. A los 13 años ya estaba en el Sindicato de Zapateros, un año antes de que se fundara el Partido Socialista Nicaragüense, en 1944.

Ingresó al PSN en 1945 cuando era un chavalo, comenzó a vender periódicos, a distribuir hojas sueltas y a realizar una serie de tareas prácticas. Antes, en el sindicato, le ocurrió algo muy particular: “Ahí aprendí a escribir”, dice.

“Jovencito me nombraron Secretario de Actas del sindicato y eso me obligaba a redactar las actas. Hacer el acta de una asamblea es como hacer una crónica de un acto político”, comenta Onofre.

A inicio de los años 60 le piden permiso para utilizar su nombre como director del semanario “Orientación”, a lo que accedió. Esto lo llevó a problemas con el régimen somocista.

“Cuando la Policía quiso reprimir el periódico, me llamó Nicolás Valle Salinas para interrogarme, éste se alejó un poco del interrogatorio y me quedé con Agustín Fuentes, de La Prensa, y Alejandro H. del Palacio, de Novedades.

Ahí comienza otro interrogatorio con el periodista de La Prensa, que fue más fuerte que el que le hizo el guardia, tanto, que el redactor de Novedades le dijo: “¡Estás peor que el teniente!”

“Fuentitos” le hizo una mala jugada
Al siguiente día, al leer la crónica de Agustín Fuentes, acabándolo por un error en la pronunciación de una palabra, Onofre se dijo a sí mismo: “No me voy achantar”. Fuentes explotó la falta para ponerlo en ridículo. “Eso me tocó el amor propio y me empeñé en escribir mejor”, nos dijo.

Guevara, entonces, leía más de lo habitual, y practicaba escribiendo sobre cualquier cosa. Un día se encontró con Manuel Pérez Estrada, Secretario General del PSN, quien le preguntó qué tanto sabía de Sandino. “He leído algo”—le dije. “Le conté lo que había leído de un congreso internacional que tuvo lugar en un país europeo, y entonces me dice: hágase un artículo para el periódico. Ese fue mi primer trabajo, y lo publicaron en el semanario Orientación”, rememora.
Viaje a Cuba y “Orientación Popular”
En 1960, el PSN lo envió a Cuba al séptimo aniversario del asalto al Cuartel Moncada. La revolución estaba tierna, apenas tenía año y medio. A la isla Onofre llegó a dos congresos: al de las Juventudes Revolucionarias de América Latina y al del Partido Socialista Popular de Cuba como delegado.

Cuando regresa a Managua pasa a la dirección del partido con el cargo de Secretario Juvenil, con la misión de organizar a la juventud socialista, por lo que todo el año 1961 fue de actividades políticas-organizativas, y en noviembre de ese año llevaron a cabo el congreso constitutivo de la juventud.

Para esa ocasión, Onofre tenía 31 años. “Me quitaron la juventud y me hicieron editor del periódico que ya se llamaba Orientación Popular”, recuerda. Así editó el periódico hasta 1965. Ese año se fue a la Unión Soviética a estudiar al Instituto Internacional de Marxismo-Leninismo, de marzo de 1965 a octubre de 1966.

Al regresar al país vuelve a hacerse cargo de la edición del periódico, pero antes enfrentó lo que pasó todo aquel nicaragüense que viajó por esos años a países considerados comunistas: cayó preso en Managua y fue interrogado por agentes de la Oficina de Seguridad Nacional (OSN) de Somoza.
Varado en Bruselas
No hay personajes sin anécdotas, y Guevara lo sabe bien. A él le tocó pasar apuros en Berna, cuando venía de regreso a Nicaragua. “Es que mi pasaporte se venció. Cuando hice escala en Suiza me advirtieron que debía arreglar eso”, recordó. Una cónsul en ese país se negó a ayudarle, y no tenía fondos suficientes para pasar 15 días allá esperando una respuesta.

Del poco dinero que portaba decidió comprar un boleto a México. “Todo parecía marchar bien hasta pasar por Bélgica, la seguridad del aeropuerto me detuvo y perdí la conexión, con todo y maletas”, recuerda Guevara.

En Bruselas se quedó solamente con la ropa que llevaba puesta. Las autoridades migratorias le dieron un permiso de tres días, en un lugar donde no conocía a nadie. Lo primero que hizo fue irse a la calle y comenzar a preguntar dónde estaba el consulado de Nicaragua. “Ahí tuve el ejemplo de lo que debe ser el servicio diplomático”, comentó.

Ese ejemplo se lo dio el entonces cónsul de Nicaragua en Bruselas, un señor de apellido Rivas Novoa, hermano de Gabry Rivas. El diplomático le dijo no estar interesado en preguntarle ni de dónde venía, ni adónde iba, le bastaba saber que era nicaragüense. Ahí le actualizaron el pasaporte y así viajó a México para recuperar sus pertenencias.
La división del partido
En “Orientación Popular” Onofre trabajó hasta 1967, cuando se produjo la ruptura interna del PSN sobre los sucesos de la masacre del 22 de enero de ese año, y ahí terminó el periódico. Onofre siguió en el partido, y quedó en una fracción en la que eligieron Secretario General a Álvaro Ramírez González, en sustitución de Manuel Pérez Estrada, quien se quedó con el grupo de Elí Altamirano, los que después formaron el Partido Comunista.

En noviembre de 1967 renuncia Álvaro Ramírez, y en un pleno del partido eligen como secretario general a Onofre, e inmediatamente el partido le comunica que debe viajar a Moscú para informar sobre la situación del PSN. En 1968 se traslada a Costa Rica (entró por veredas) y allá le proporcionan un pasaporte costarricense.

Salió como costarricense del aeropuerto “Juan Santamaría”, y llegó a Moscú cuando celebraron los cincuenta años de la revolución soviética. De regreso enfrentó otra anécdota no muy agradable, pero simpática a la altura del tiempo.

Como portaba pasaporte costarricense, llegó a Holanda y se hospedó en un hotel económico mientras arreglaba su salida hacia México. La noche que llega a Ámsterdam le golpean la puerta a la media noche, y un conserje del hotel le dice que habían llegado unos costarricenses a saludarlo.

Supo que los ticos llegaron de París en tren, y habían planeado pasar con “el paisa” un fin de semana. “Yo no hallaba qué hacer porque no los conocía”, comparte Guevara. Salió a recibirlos. Todos estaban ebrios, y entre ellos estaba un hijo del embajador costarricense en París. “Estaban tan alegres, que ni cuenta se dieron de que yo era nicaragüense y de que mi nacionalidad sólo era una farsa. Salimos y quedamos en vernos a la mañana siguiente”, recuerda. A primera hora, Guevara escapó del hotel y se fue a pasar las horas a un parque cercano.

Al regresar a Managua por veredas desde Honduras, volvió a caer preso. Esa vez estuvo seis meses. Allá conoció a Daniel Ortega, a Jacinto Suárez y a Jacinto Baca Jerez. “De todos los presos, yo era el único que no pertenecía al Frente Sandinista”, recordó.

En la cárcel conoció que Ortega no es el hombre calmo que aparenta ser, porque en una ocasión tomó con violencia y autoritarismo un plato de comida, y se lo lanzó en la cara a Axel Somarriba, un muchacho que había desertado del FSLN. Esto ocurrió en 1968.
Caen dos de sus hijos
En 1969 —después de haber sufrido otra carceleada—renunció al partido, quedando Luis Sánchez en la Secretaría General.

En 1976 se reincorpora al PSN con la gente de Álvaro Ramírez, y le dan la responsabilidad de la educación popular clandestina. Comenzó a trabajar en el periódico con Federico López. Todo el 78 y el 79 imprimieron el periódico en forma clandestina. En 1978 cayó abatido su primer hijo en el asalto a la Policía de San Judas, y en mayo de 1979 fallece otro hijo suyo en un enfrentamiento con la Guardia también en San Judas.

En 1980, la tendencia del PSN de Álvaro Ramírez se integró al FSLN, por lo consiguiente a Onofre lo mandan al diario Barricada, donde comenzó como jefe de Redacción y corrector de originales, y donde enfrentó problemas con periodistas de escuelas que no admitían ser dirigidos por un periodista empírico.
Onofre es diputado
La verdad es que la pulcritud de la prosa de Onofre es para un periodismo exigente, y es hoy por hoy, con sus escritos de opinión y su columna, una notable simbiosis del buen escribir con la congruencia y la amenidad en la crítica política.

Onofre fue también diputado de Managua por el FSLN, y encargado del registro de actas, una especie de historia de la Asamblea Nacional.

Su vida ha transcurrido con la misma modestia con que habita en el barrio San Judas, y la misma firmeza de sus ideales por una sociedad justa e igualitaria, pero en libertad y democracia.

Aprendió a ser crítico
Guevara también relató en la entrevista otras anécdotas, entre ellas una del curso de preparación ideológica que hizo en la URSS. En la última etapa, llevaron a los estudiantes de varias naciones latinoamericanas a la República de Moldavia, y “nos decían que esa república tenía un desarrollo similar al de Nicaragua”.

Él fue el jefe del grupo de estudiantes enviados a Moldavia, y le tocó hacer el agradecimiento a sus autoridades. “Experimenté por primera vez mi compromiso con la crítica, y lo que hice fue señalar todo lo que me parecía criticable en Moldavia, y eso me ha servido para mi formación en el periodismo”, destacó.

“Desde ese momento me decidí a ser crítico, pero sucedió que en lo poco que sabía de ruso me di cuenta de que la traductora no dijo lo que yo había dicho, sino que convirtió en alabanza mis señalamientos, y eso también me sirvió para criticarla a ella (a la intérprete) cuando regresamos al Instituto en Moscú”, dijo Guevara, quien comparó la situación con lo que ocurría aquí con la Dirección Nacional del FSLN en los años 80.

Mirando los “bordes ocultos.”

Mirando los “Bordes ocultos”
Onofre Guevara López | Opinión

En el prólogo que don Aldo Díaz Lacayo le hizo al libro “Bordes ocultos, el entretejido de nuestra historia”, califica a su autor, Rafael Casanova Fuertes, como “historiador alternativo”. Lo alternativo corresponde a la tercera acepción de ese adjetivo: “Ofrecer una opción distinta a lo habitual u ordinario”. En este caso, sería de la historia.

No parece apropiado ese adjetivo para Casanova, porque la opción que ofrece no es una simple “opción distinta de lo habitual”. Lo que Casanova hace es ofrecer, de un lapso de 69 años de historia del movimiento socialista en Nicaragua, la versión que ningún historiador se ha decidido investigar.

Lo distinto no es lo igual, tampoco lo mismo, sino otra cosa. Pero es el caso que los historiadores no han ofrecido ninguna otra versión de la historia del movimiento socialista, sino solo alusiones marginales –generalmente despectivas— cuando necesitan situar o justificar la posición política de sus adversarios, pero no como resultado de ninguna investigación o estudio sobre el tema.

Entre esos 69 años de historia socialista en Nicaragua, Casanova da a conocer el período considerado el más crítico de esta corriente política en ese lapso, por causa de un fenómeno que se origina en sus propias filas. Me refiero a la etapa cuando en el Partido Socialista Nicaragüense comienza a manifestarse la necesidad de adoptar otra línea de acción no tradicional, sino armada, y es planteada por quienes entre sus miembros cuestionan la lucha exclusivamente política, la actividad sindical y las demandas laborales frente a la dictadura somocista.

Ese período comprendió desde los primeros días del triunfo de la Revolución en Cuba (1959), hasta el triunfo de la Revolución en Nicaragua (1979), el cual se dividió en varias etapas. La primera etapa se inició cuando en 1961 el PSN organizó la Juventud Socialista Nicaragüense, cuyos componentes –por obvias razones generacionales— acogieron con entusiasmo la idea de que, de ahí, se partiría hacia una acción política con tendencia a poner en práctica la lucha armada. Bajo la presión de esa corriente interna, el PSN acordó prepararse para la lucha armada, pero no de inmediato, sino como resultado final, cuando las acciones de masas crearan las condiciones para ello. Pero contradicciones entre conservadores y radicales sobre el tema, postergaron esa tarea.

Cuando algunos jóvenes creyeron que no había perspectivas de lucha armada con el PSN ni la JSN, se fueron a formar nuevos grupos o integrarse a los que ya se habían formado en sucesión cronológica: el Movimiento Nueva Nicaragua, Frente de Liberación Nacional y Frente Sandinista de Liberación Nacional.

De ahí arrancó una relación ambigua muy difícil entre socialistas y sandinistas, pero con la idea común del socialismo. El PSN fue el núcleo originario del movimiento revolucionario nicaragüense. Las siguientes etapas, Casanova Fuentes las investiga con mucho acierto, incluida la formación por la tendencia más radical del PSN del Frente Armado Revolucionario Nicaragüense, FARN, (1966-1969) y la Organización Militar del Pueblo (1978-1979).

Casanova Fuertes presta mucha fidelidad en su libro a las fuentes, los testimonios y los datos acerca de las contradicciones, divisiones y los conflictos que les costaron a una parte de los socialistas para llegar a practicar la lucha armada, hasta culminar con la integración de la OMP a la guerrilla del FSLN en la insurrección del 79 y el partido a la estructura del FSLN en 1980. Casanova estudia también las actividades del otro PSN nacido de la división en 1976, y de sus dirigentes dentro del FAO, hasta su disolución entre la derecha, la sobrevivencia de un nuevo PSN y de otros grupos socialistas.

Con cualquier criterio político que se haga la lectura del libro de Rafael Casanova Fuertes, no encontrará en él nada igual a las versiones mutiladas, sectarias, prejuiciadas que afectaron una visión objetiva del papel del PSN en la historia política de Nicaragua. Y que, incluso, aún subsiste ese sectarismo entre sus descendientes históricos, los sandinistas.

En el libro de Casanova, se podrán ver muchos “Bordes ocultos” como este: que el PSN… “fue el principal semillero de todas las fuerzas de izquierda del país, siendo el principal beneficiario el FSLN, porque fue el trabajo paralelo en escenarios ajenos a la lucha armada de los socialistas –de lo que no se debe excluir a otras tendencias marxistas—, las que alimentaron al FSLN y le permitieron encontrar bases sociales politizadas, tanto en la insurrección armada antisomocista de 1978-1979, así como en la ejecución del proyecto revolucionario en los años ochenta”.

Rubio: El próximo gobierno tendrá problemas de gobernabilidad al no contar con mayoría en Asamblea

Rubio: El próximo gobierno tendrá problemas de gobernabilidad al no contar con mayoría en Asamblea

Última actualización: 26 DE AGOSTO DE 2013 08:33 | por Julio Villarán

Roberto Rubio, director ejecutivo de Funde, cree que un sector en el Frente está interesado en tener poder económico, legislativo y judicial y hacer a un lado la carrera presidencial del próximo periodo 2014-2019. Por otro lado, ve crisis en los liderazgos políticos.
En varias ocasiones ha sido mencionado para altos cargos públicos pero no ha aceptado. Desde los 23 años fue simpatizante de las FPL y fue llamado para formar parte del que sería un nuevo gobierno rebelde luego de la ofensiva del 89 el cual no se dio. Antes, laboró con el padre Rutilio Grande en la zona de Aguilares y esas actividades le despertaron conciencia.

En dos ocasiones ha sido invitado a ser candidato presidencial por el CD.

Rubio ha colaborado en Relaciones Exteriores, con el FISDL, CONAMYPE, y fue convocado por el presidente Funes a ser secretario de transparencia pero una vez más se negó. Dirige la Fundación Nacional para el Desarrollo y desde allí se dedica a hacer análisis económico y de coyuntura salvadoreña porque si bien “los problemas son económicos, las soluciones son políticas”, dice.

Este enfrentamiento entre Salas de la Corte Suprema de Justicia, que ahora estamos viendo parece algo inédito en la historia del país ¿Cuál es su importancia al grado que interviene el gobierno de los Estados Unidos a través de la Embajadora Aponte que condicionar los fondos de FOMILENIO II si este conflicto no se resuelve?

Yo no sé en qué va a terminar todo esto. Intentar contener a la Sala de lo Constitucional, a mi manera de ver, es una aberración jurídica que está haciendo que una cantidad importante de generadores de opinión se haya manifestado diciendo que esto que se pretende es incorrecto, de graves consecuencias jurídicas y políticas. Incluso se oye una voz tan moderada y tan sensata como la del arzobispo diciendo que pretender desarticular la Sala de lo Constitucional es “aberrante”; todo esto es lo que se oye porque hay cierta indignación al ver cómo se pretende manosear de esta manera las leyes… y últimamente, está la advertencia de la embajadora Aponte asegurando que si no se soluciona este conflicto, peligran los fondos del FOMILENIO II.

La manera cómo se está manejando este conflicto ha provocado digamos, una reacción en la opinión pública muy fuerte que creo que ha llegado a algunos partidos políticos que han preferido no seguir en sus intentos por el costo que les puede causar, que va a ser muy grande.

Pero no todos están desistiendo de sus intenciones, todavía hay algunos que pensarán seguir adelante ¿A quién le interesaría desarticular la Sala de lo Constitucional?

Mi tesis, que habrá que comprobarla más adelante, es que a quien le interesa tomar el control de la Sala de lo Constitucional, es el que puede ser menos sensible a algunos costos políticos y es un sector dentro del Frente al que le interesa más el control de la justicia que llegar al gobierno.

Este sector está dispuesto a pagar el costo político porque para éste es más importante tener el control de la justicia que estar en el gobierno, porque cuando estás en el gobierno tienes algo de poder pero no lo tienes todo. El ejemplo de Nicaragua es claro. Ortega, cuando estuvo en el gobierno en la primera vez, acumuló poder económico y tuvo presencia en la Asamblea; cuando estaba en la oposición fortaleció su presencia en la Asamblea y logró a través de esas dos cosas tener una presencia importante en la justicia y llegó incluso a controlar el sistema de justicia estando en la oposición. No necesitó estar en el gobierno para hacerlo. Teniendo esa tríada completada de poder económico, legislativo y judicial, con eso puede cerrarse el círculo de un proyecto autoritario y eso es lo que creo yo que quiere provocar algún sector del Frente.

Bueno, digamos que hay un sector del Frente que le apuesta a tener poder económico, legislativo y judicial más que continuar en el gobierno ¿Este sector no estaría reñido con otro que quiera mantener el Gobierno?

Hay otro sector dentro del Frente que piensa que lo más importante es ganar el gobierno, darle continuidad al gobierno, pero para otros tal vez sea más importante mantener el empleo. Sin embargo, lo que vemos es que existe una parte de su fracción en la Asamblea Legislativa que le apuesta a tener mayores cuotas de poder, en este caso, poder judicial, económico y legislativo. Este liderazgo lo mantiene el presidente de la Asamblea y le está generando costos políticos.

Por otro lado, hay algunos partidos políticos que lo acompañan ¿Cómo es que no aprendieron la lección con el 743? El 743 le provoco al Frente algún costo en los sectores urbanos en las elecciones de 2012 y hoy vuelven a cometer lo mismo a unos meses de las elecciones presidenciales sabiendo que va a causar algún costo.

No quiero magnificar a los magistrados de la Sala de lo Constitucional porque también cometen y han cometidos sus errores pero quiérase o no es una Sala que se está distinguiendo por ser independiente. Y uno valora que por fin haya una voz independiente que se le plante y se le pare a todos los partidos políticos y que les digan “señores aquí hay que enderezar esto y esto” y eso ha generado una simpatía importante sobre todo en sectores de capa media que fueron votantes del Frente anteriormente pero que entre esas y otras razones se les están alejando… y uno se pregunta ¿cómo es posible que estén afectando al candidato con esto? Pues, la única explicación que yo tengo es que no es tanto su prioridad seguir en el Ejecutivo. Claro que les importa ganar, pero es fundamental y más estratégico tener el control de lo que les queda porque ya tienen control de varias instancias…

¿Tiene la Sala un supra poder, como se dice, a tal grado que puede ordenar a la Sala de lo Contencioso y a otras a que no conozcan procesos?

Yo creo que hay formas que la Sala de lo Constitucional debió haber quizá cuidado… a lo mejor no debió ordenar antes que la Sala de lo Contencioso recibiera la denuncia. Me parece que fue muy adelantado en su obrar, pero eso no quita que tuvieran razón en el sentido que les dice: “mire, esto no es de su competencia”. Igual, la Sala de lo Contencioso le puede decir a la de lo Constitucional que se abstenga de conocer procesos administrativos porque la justicia está ordenada de esa forma en que cada juez tiene su rol en lo penal, en lo civil, en lo contencioso administrativo y en lo constitucional. Igual pasa en una empresa, si uno es el gerente de ventas pero el gerente de producción está ordenando a los vendedores a que hagan otros planes, eso no va. Cada quien tiene su competencia, hay estructura, controles y la de justicia está muy bien definida.

¿Cuál es el sector del FMLN que puede estar interesado en tener control de la justicia?

Es la gente que tiene el control de la chequera; la cabeza más visible, no es la única, es la de Sigfrido Reyes, que son los que han llevado esto hasta donde está y ahora estamos viendo al gerente de la Corte, que es pariente de Orestes Ortez, que está llevando una serie de procedimientos que tratan de aislar administrativamente, ya no solo políticamente, a la Sala de lo Constitucional. Se está dando el caso que los magistrados tienen que sesionar fuera porque se sienten amenazados; hay nuevas contrataciones con criterios partidarios. Las trescientas plazas que congeló la administración de Belarmino Jaime, se han abierto y ya llevan contratados más de cien nuevos empleados. No es toda la fracción la que participa de este plan. Es más, creo que hay sectores en el FMLN con talante democrático como Gerson Martínez, Oscar Ortiz y Hugo Martínez, y así hay otros que quieren funcionar pero a ese sector que tiene el poder económico en el FMLN y que saben que tienen una presencia legislativa, en su estrategia, es más importante tener el control de la justicia que tener el control de este gobierno en este momento.

¿Cuál es el papel de FUNDE, la institución que usted preside, en todo esto?

Nosotros estamos más abocados a la parte económica de la Nación, al desarrollo territorial y en los últimos cinco años, hemos venido desarrollándonos como capítulo de transparencia y en esa medida hemos entrado a la parte política por esa vía. No tenemos un apartamento de análisis político ni electoral. Sí participamos en otras instancias que abogan por la reforma electoral y lo hacemos porque nos interesa fortalecer la democracia, porque creemos que el desarrollo de la democracia es un elemento clave para desarrollo económico del país.

Nos hemos metido en temas de la Asamblea porque tenemos una oficina de recibimiento de denuncias de corrupción en la cual nos hemos amparado en la ley del sistema de información. Si viene un ciudadano y nos pide que investiguemos o acompañemos una petición de corrupción y si está bien hecha, bien fundamentada, bien amparada, entonces acompañamos la petición y nos volvemos peticionarios. Cuando presentamos la denuncia por el tema de las corbatas la hicimos a toda la junta directiva, principalmente al presidente por ser el responsable directo y a los otros por haber aceptado los regalos. Según la ley de ética, un funcionario no puede aceptar este tipo de cosas.

Qué opina sobre las denuncias que hiciera el ministro de Hacienda en su informe de labores donde revelaba que hay dos empresas que le deben al Estado cien millones de dólares y que si pagaran esa deuda se pudieran cubrir los programas educativos y otros en salud ¿Cómo ve la responsabilidad de la empresa privada en el desarrollo económico de la nación?

Uno de los males que ha padecido este país es la evasión de impuestos. Se da en los no pagos de renta e IVA, aunque es más en la renta. Cuando Hacienda dice que una empresa no ha pagado, cuando ya descubrió el delito, viene un proceso de apelación y en este caso si el ministro sabe que hay dos empresas que han sido sancionadas y que ya tienen orden de pago, que ya se les penalizó, tiene que proceder a dar a conocer esa información; pero que lo haga parejo con todas las empresas porque hay un pleito con una harinera que ha tenido que ver con el apoyo a la campaña de Mauricio Funes y no se ha sancionado aun cuando se dice que está evadiendo. Yo creo que hay que dar a conocer a las empresas evasoras pero bajo un procedimiento adecuado y justo porque si no se usa bien el procedimiento todo esto podría usarse como un arma política porque uno dice “a este sí le cobramos pero a este no”.

¿Cómo ve usted a los partidos en contienda? Hay una guerra de encuestas que nos dan una lectura aproximada de esta realidad ¿Qué opina al respecto?

Hay encuestas que se hacen lo más objetivamente posible; siempre pueden tener deficiencias y uno puede ver a las encuestadoras por su historial, por ver quién ha quedado mal y quien ha acertado en sus pronósticos. Yo tengo una apreciación y creo que hay tres encuestadoras que más han venido acertando y se han aproximado un poco más: la de la UTEC, la Prensa Gráfica y Mitofsky. Lo que veo hasta ahora es un porcentaje 30-30-20 simplificando: treinta puntos para el Frente, treinta para ARENA, y veinte para Tony Saca. Arena y el Frente están en un empate técnico.

Luego está Tony Saca unos diez puntos debajo de sus contendientes…

¿Por qué logró ganar Tony Saca en 2004? Porque logró que el votante no arenero al ver a Shafick Hándal, le tuviera miedo y votara por él ¿Por qué ganó Mauricio Funes? Porque el Frente logró ir más allá de su voto duro. Este es el voto que decide quién gana, es el voto del indeciso y que no se manifiesta en las encuestas…

¿Y esta tendencia de 30-30-20 podría modificarse?

La pregunta que hay que hacerse hoy tiene que ver con las encuestas de septiembre y octubre, que van a ser bastante definitorias para conocer la última tendencia, para saber si ese 30-30-20 se mantendrá. Hasta ahora, lo que dicen las encuestas es que es difícil cambiar esa tendencia. A esas fechas mucha gente ya habrá definido su voto y a menos que suceda algo extraordinario podrían cambiar las cosas pero no hay nada en el mapa que indique que vaya a haber algo extraordinario.

La pregunta va a ser si la tendencia a subir de Tony Saca habrá llegado o no a su techo. Hay una curva en Saca que va subiendo pero que de repente empieza a estancarse. La pregunta es si ya llegó al techo. Pareciera que sí. Si es así, las elecciones se van a ir perfilando entre ARENA y el Frente que pasarían a segunda vuelta en donde Arena tiene más ventajas que el Frente. No quiere decir que sea imposible para el FMLN pero tendrá más desventajas para ganar. Hay encuestas que miden que la mayoría de votantes de Saca se irían con ARENA, un 10 por ciento para el Frente y un 30 por ciento que no iría a votar.

¿Cómo quedaría Saca al ser desplegado? ¿Seguiría siendo una fuerza importante el movimiento Unidad?

Saca quedaría con poder definitivamente pues ya sea que gane ARENA o el Frente, no tendrían los diputados suficientes para hacer mayoría simple, ni mucho menos calificada y eso le dará poder a Saca. Luego vienen las elecciones de 2015 pero entonces es más complicado porque ahí sí, el PCN no iría en Unidad porque ya tienen una marca. Mantener la unidad en elecciones municipales y para diputados va a estar complicado. Si tiene una derrota Unidad en estas presidenciales también puede afectar la votación de GANA. Con el PDC tiene menos problemas de relación al interior.

Pareciera que habrá un periodo de gobernabilidad muy complicado a partir del próximo año, gane quien gane ¿No le parece?

Yo creo que cualquiera de los partidos que llegue va a tener una gobernabilidad complicada. Primero, porque va a necesitar ciertos entendimientos. No va a tener por sí solo una mayoría simple ni calificada en la asamblea y le va a tocar llegar a entendimientos. La situación podría cambiar a partir de 2015, y mejorar su situación teniendo una correlación más favorable en la Asamblea a partir de 2018. Es un gobierno que va a tener que lidiar con tres legislaturas.

Luego viene el tema de la gobernabilidad económica. La dimensión del problema económico es tan grande que no hay forma sobre todo por esa composición legislativa, de que pasen una determinada serie de decisiones difíciles que se han venido retrasando. Se va a requerir de una madurez enorme para abordar por ejemplo la clara insostenibilidad fiscal a la que vamos. Esto ya está siendo aceptado en las esferas de gobierno y todo apunta a que esto no es sostenible, por lo menos el tema de las pensiones; ya incluso nos aproximamos a un déficit del 5 por ciento… cualquier gobierno va a tener que tomar medidas drásticas para sanear las finanzas públicas.

También habrá un cambio en el estilo de gobierno y en sus enfoques porque unos le apuestan a lo social y otros a quitar subsidios ¿Cómo ve a los gobiernos posibles?

Yo creo que la dificultad acá la vamos a ver de los planes que van a salir. Por lo demás, puedo decir que los planes de gobierno de los partidos políticos no son planes técnicos: son electorales, que se hacen para ganar votos; no se sabe cuál va a ser la respuesta técnica y adecuada. Ha pasado en todos los planes de gobierno que se hacen normalmente por la vía electoral, no para gobernar. Muchas de las promesas que están haciendo ahora no las van a poder cumplir. Es casi imposible que hagan lo que están planteando porque en un plan técnico hay que saber no solo cuánto cuesta un proyecto sino cómo se va a financiar.

¿A qué posible gobierno le ve más carácter como para que sepa manejar una crisis como la que los analistas dicen que se avecina?

Yo diría que para el manejo económico es ARENA y UNIDAD, por la experiencia que ha tenido Saca y por los acercamientos de ARENA al sector empresarial. Yo creo que la gestión económica les puede resultar. En términos de gestión social, veo que el Frente ha tenido más experiencia. Si uno agarra los campos de este gobierno, donde menos problemas va a tener va a ser en la parte social; en la parte económica lo hizo mal y en la parte política también porque hemos tenido mayor deterioro de las instituciones democráticas.

En la parte social, ha habido programas de asistencia y este gobierno abordó la crisis de 2008-2009 con programas sociales y ese aspecto lo potenció bastante. Posiblemente tengan más vocación en lo social. Lo que me preocupa de la gestión política en el caso del Frente es esa visión de control institucional que va en contra del avance democrático que hemos tenido. En la parte política, ARENA ha tenido también señales de control institucional.

Algunos análisis dicen que un gobierno de derecha sería volver a otros momentos en donde existió favoritismos para cierta clase económica que hoy ha perdido privilegios ¿Esto es una verdad o es una especulación?

Yo creo que sí ha habido sectores que antes tenían influencia y poder y que hoy ya no tienen tanto. Siguen teniendo, claro, pero en este gobierno ha habido mayor distanciamiento entre esos sectores y la influencia de estos ha sido menor. Que hoy hay otros grupos como Alba que de alguna manera están reemplazando en influencia a esos sectores eso es otra cosa, y el actual partido tiene ahora un peso en las decisiones también de gobierno. Y de las vueltas al pasado, pues sí, puede haber; ese discurso tuvo mucho peso en las elecciones pasadas porque la gente estaba cansada de los veinte años de ARENA y de los empresarios, y de los abusos que se presentaron en ese nivel. Eso ayudó mucho a que bastantes votantes se volcaran por cansancio de ARENA porque de alguna manera estaban conscientes que ese pasado los había conducido a una situación difícil. No es el caso de estas elecciones. Este discurso va a pegar menos porque ya pasaron cinco años del Frente.

Ese discurso de vuelta al pasado se matiza porque el Frente ya es parte también del pasado y la otra dificultad que ha tenido el Frente es que la expectativa de cambio fue muy fuerte y lo que uno vio fue que comenzaron a cometer los mismos vicios que antes criticaban a ARENA.

Volviendo al tema electoral, vemos a un presidente Funes con bastante aceptación ¿Pudiera ser determinante a quien acompañará para las presidenciales?

Allí hay dos cosas. Una, creo que el capital político del presidente no es transmitible automáticamente a algún partido. Mi impresión es que el presidente Funes no se va a definir todavía. Podemos ver que él está atacando a ARENA pero no se define ni por Unidad ni por el Frente. Él lo va a hacer a partir de octubre cuando vea quien va a ser el ganador.
Para ir cerrando esta entrevista, creo que nuestros lectores ven una crisis de liderazgos políticos ¿Qué apreciación tiene al respecto?

Sí creo que hay una crisis de liderazgo. De los tres candidatos el que tiene como más carisma y experiencia es Saca pero a la gente le costará repetir y ese es un precio que va apagar Saca. La gente quiere ver caras nuevas. No veo un liderazgo. El liderazgo de Tony Saca en Unidad es más fuerte que el de Sánchez Cerén en el Frente y que el de Quijano en ARENA. En el caso de Unidad está centrado mucho en la figura del presidente, en el caso de ARENA y el Frente está centrado en la bandera y en la estructura. Liderazgo como los que tuvimos en tiempos de d´Aubuisson, Duarte, Shafick, de esos ya no hay. Quizá hubiera cautivado al votante nuevo, un liderazgo diferente…

El Viejo German

Miércoles, 14 de Agosto de 2013

Me cuenta una amiga del alma que murió el Viejo German. Tres décadas, atrás, cuando lo conocí, aunque no pasaba de los 35, ya le decían “El Viejo”: por las mil arrugas que le estallaban en el rostro cuando reía y porque todos en el campamento apenas habíamos pasado la frontera de los veinte.

Tenía el pelo claro, el rostro afilado, flaco, algo encorvado y una mirada de ojos verdes que le daban un aspecto de felino en permanente estado de alerta. El Viejo German tuvo durante toda la guerra, la responsabilidad de velar por la vida y la seguridad de los que integraban el puesto de mando guerrillero en Morazán.

El puesto de mando estaba integrada por los máximos comandantes, entre los que destacaban Ana Sonia Medina, Mercedes Letona, Marisol Galindo y el mismo Joaquín; la sección de comunicaciones estratégicas, operativas y de inteligencia, la Radio Venceremos, la sección logística y cocina y la escuadra de experimentados combatientes que prestaban seguridad bajo las órdenes del Viejo German.

Por razones de jerarquía militar absolutamente nadie le daba órdenes a Joaquín Villalobos. Él era el que daba las órdenes. Sin embargo cuando el enemigo nos presionaba, algunas veces de manera letal, era el Viejo quien asumía la jefatura de la columna del puesto de mando y Joaquín, el bravo comandante Atilio le obedecía sin rechistar.

Una vez en un lugar llamado el Llano del Muerto, en las faldas del Cerro Pericón, se nos metió dentro del campamento una patrulla de reconocimiento del Batallón Arce. Eran muy temprano por la mañana. Estábamos relajados.

De pronto, el sonido retumbante de un proyectil de noventa milímetros rompió la quietud de aquel paraje. Medio segundo después un disparo certero impactó en un hombro del comandante Jorge Meléndez, que dio una voltereta en el aire. Entonces se desató el infierno de balas y explosiones por todos lados. Nos habían agarrado desprevenidos completamente.

En medio del caos, el Viejo Germán, lince de siete vidas, organizó como pudo, una precaria defensa más a gritos que a balazos. “Escuadra alfa, rodéenlos por la derecha”, tronaba el Viejo. “Escuadra Bravo por la izquierda… los tenemos”, aseguraba a voz en cuello. La verdad es que no había ninguna escuadra alfa ni bravo. Era el muy Viejo y dos o tres combatientes disparando tiro a tiro, mientras el resto de la seguridad se parapetaba.

El enemigo quería amarrar fuego con nosotros para darle tiempo a un batallón helitransportado que, en breve, nos caería encima. Teníamos que salir de allí en cuestión de minutos. Y así gritando órdenes fantasiosas, disparando tiro a tiro, brincando de aquí para allá el Viejo German, mago tras los arbustos, improvisó una contención y organizó bajo la lluvia de balas la retirada de nosotros.

Por una vaguada marchaban Jonás herido, Joaquín con un golpe en la rodilla. Además iban el capitán Mena Sandoval y el comandante Roberto Roca, que en la prisa dejaron sus mochilas. Cuando los paracaidistas desembarcaron desde los helicópteros, nosotros y la escuadra de German, nos habíamos esfumado

Tras el golpe en el vacío, el Comité de Prensa de la Fuerza Armada, informó que habían recuperado la mochila de los mencionados comandantes, equipo de comunicaciones “y otros pertrechos militares”.

En otras ocasiones todavía más dramáticas, el Viejo Germán cumplió casi a costa de su vida. Era estricto durante las maniobras para evadir los cercos y emboscadas. Enérgico e incansable. Siempre marchando rápido a la orilla del camino. Dando órdenes y ánimos cuando ya nuestras piernas no respondían o cuando los ojos se cerraban de sueño tras caminar toda la noche. Nunca se le vio miedo. Nunca discutió una orden, ni admitía que le discutieran una.

En momentos de paz, le encantaba contar historias a la luz del fogón de la cocina con una cuchumbada de café en una mano y el cigarro en la otra. Su risa estallaba en mil arrugas dejando entrever sus escasos dientes amarillos.

Hace cinco días murió. Me cuentan que estaba pobre allá en Morazán, lejos de los recintos del poder. La cirrosis hizo lo que no pudieron ni bombas ni la balas. Adiós querido Viejo. No exagero al decir, que te debo la vida.

Reforma Política: táctica oportunista para las elecciones de 2014 y de distracción para las luchas de masas

En 2002, cuando surgió la posibilidad de victoria electoral de lo que entonces parecía ser un frente de izquierda y, por lo tanto, de iniciar un proceso de cambios progresivos en Brasil, en vísperas de la primera vuelta Lula firmó la “Carta a los brasileños”, en verdad dirigida banqueros, comprometiéndose a mantener intacta la política económica neoliberal de la época de FHC [Fernando Henrique Cardoso], incluida la “autonomía” del Banco Central y el superávit primario, desvío de recursos públicos para pagar a los rentistas. En ese caso, no se puede acusar a Lula de no cumplir promesas. Reforma Política: táctica oportunista para las elecciones de 2014 y de distracción para las luchas de masas

Con su victoria en la segunda vuelta, la entonces coordinación del frente que lo apoyaba creó una comisión de los cinco partidos (PCB, PT, PDT, PSB y PCdoB) para elaborar un PROGRAMA DE LOS 100 DÍAS, de forma que, después del inicio del mandato, el nuevo Presidente mostrase que vino a cumplir las promesas de cambios hechas en la campaña y que llenaban de esperanza a la gran mayoría del pueblo brasileño y de la izquierda mundial.

La principal propuesta de la comisión, presentada por el PCB, era la convocatoria, poco después, de un plebiscito para consultar al pueblo sobre la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente soberana, que no se confundiese con la composición del Congreso nacional y que revisase toda la Constitución brasileña, que ya había sufrido un fuerte retroceso política en función de las enmiendas aprobadas en el infame gobierno de FHC.

Se partía del supuesto de que, para cambiar Brasil, era indispensable primero cambiar las leyes que perpetúan la hegemonía burguesa. Exactamente como hicieron Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa, antes de detonar los procesos de cambios en sus países.

¡Pero en Brasil el miedo venció a la esperanza!

Antes incluso de la toma de posesión, ya elegido en la segunda vuelta, el primer viaje internacional de Lula, de sorpresa (al menos por el PCB), fue a los Estados Unidos para reunirse con Bush en la Casa Blanca, al lado de Henrique Meireles, entonces presidente del Banco de Boston, para presentarlo como el nuevo presidente del Banco Central de Brasil, asegurándole autonomía para dirigir la política monetaria. En ese momento, comenzó a disolverse la coordinación política de campaña, que debería transformarse, tras la toma de posesión, en una coordinación política del gobierno.

Al tomar posesión, Lula tiró a la basura, al mismo tiempo, el programa de campaña, la coordinación política y el Programa de los 100 días, optando por la gobernabilidad institucional del orden, en vez de la gobernabilidad popular por los cambios. Formó una base de apoyo parlamentario con el centro y el centro-derecha, con más de 300 de los que llamara selecciones, transformándose en rehén y cómplice de los caciques de la política burguesa, bajo el mando del PMDB [Partido del Movimiento Democrático Brasileño] y del compañero Sarney, rindiéndose al gran capital. El vicepresidente, José de Alencar, había sido cuidadosamente escogido para señalar una alianza con sectores de la burguesía, con vistas a un proyecto neodesarrollista, que Lula anunciaba, ya en la toma de posesión, como el “espectáculo del crecimiento” que iba a “desbloquear” el capitalismo en Brasil. Esa promesa Lula también la cumplió a rajatabla.

Constatando la traición al programa que eligió a Lula, el PCB, en marzo de 2005 (antes, por lo tanto, del episodio conocido como “mensualidad”), rompe con el gobierno, por absoluta incompatibilidad política con el transformismo del nuevo presidente y de los demás partidos que habían compuesto el frente, que continuaron degenerando y hartándose de cargos y financiación, sin ningún tipo de crítica al abandono del programa electoral y entregando las organizaciones sociales bajo su influencia en la bandeja de la cooptación, transformando una legión de ex militantes de izquierda en burócratas de carrera , buscadores electorales de “mandatos” de sus partidos.

La CUT [Central Única de Trabajadores] y la UNE [Unión Nacional de los Estudiantes], que ya venían también en un acelerado proceso de degeneración, pronto se transformaron en correa de transmisión del gobierno y en los principales instrumentos de desmovilización de los trabajadores y de la juventud.

Después de diez años aprovechando el capitalismo, “como nunca antes en la historia de este país” –engañando a los trabajadores con el discurso de la inclusión, de nueva clase media, de un desarrollo capitalista en que ganarían igualmente todas las clases y que garantizaría la paz social–, bastó el fusible del aumento de las tarifas de autobuses urbanos para que se desmontasen las ilusiones, los 10 años de conciliación de clase, de manipulaciones, del reblandecimiento de la clase trabajadora y de la juventud.

Todo esto aliado a los vientos de la crisis del capitalismo, que ha llevado al gobierno de Dilma [Rousseff] a mitigarlo con más capitalismo: exención del capital, Código Forestal, privatizaciones de carreteras, vías férreas, puertos, aeropuertos, estadios de fútbol, la vergonzosa continuación de las subastas de petróleo, incluyendo el pre-sal [gigantescos reservorios de aguas profundas descubiertos en 2007, llamados pre-sal por hallarse bajo una espesa capa de sal a unos seis km bajo el suelo marino], además de proyectos para reducir derechos laborales y pensiones.

La explosión de insatisfacciones reprimidas tiene sus principales razones en la privatización y el desmantelamiento de los servicios públicos, sobre todo en sanidad y educación, en la desmoralización y falta de representatividad de las instituciones de orden (y de las entidades de masas cooptadas), en función de alianzas y prácticas oportunistas y de complicidad con la corrupción.

Con la quiebra de los tacones altos petistas [de PT, Partido de los Trabajadores], se fueron a la arrogancia y la certeza de algunos confortables años más de lo mismo. Atónitos, los reformistas comienzan golpearse la cabeza y a llamar a Lula, algunos abandonando a Dilma en el camino, a causa de la bajada de su popularidad. Al mismo tiempo, encontraron en la basura de su propia historia el Programa de los 100 días, abandonado cuando la correlación de fuerzas le era muy favorable. Con sus casi 60 millones de votos y una inaudita esperanza popular, Lula tenía todo el respaldo para cambiar Brasil, movilizando a las masas, aunque fuera con medidas apenas progresistas.

A casi un año de fin del mandato de Dilma, cada vez más rehenes del centro y del centro-derecha para mantenerse en el gobierno, petistas y otros reformistas, algunos insistiendo en llamarse comunistas (lo que, por practicar la conciliación de clases, es funcional para su aceptación por el sistema), levantan la bandera de la reforma política, despotricando contra el parlamento, la justicia, los medios de comunicación, las instituciones que no sólo dejaron intactas, sino fortalecidas.

Fingiendo desconocer que este gobierno no sobrevive sin el PMDB, que tiene la llave de la agenda legislativa brasileña –con la inédita acumulación de la presidencia de la Cámara y del Senado y la Vicepresidencia, ocupadas por los más experimentados zorros políticos– los reformistas levantan ahora, como la salvación de la patria, la bandera de la convocatoria de un plebiscito para una constituyente, ¡que abandonaron en el momento propicio, hace diez años!

Llamar a una constituyente en esta correlación de fuerzas desfavorable –y en el momento en que “caen las fichas” de los trabajadores y de la juventud, hasta el punto de no poder llevar por las calles sus banderas– es un gesto de desesperación. O se trata de una inocente ilusión de clase o de una inteligente cortina de humo para llevar al pueblo la impresión de que quieren cambiar, pero la oposición no les deja. Como no hay inocencia en políticos profesionales, la segunda hipótesis es más probable. Tanto no quieren cambiar que, en reciente nota oficial, la dirección nacional del PT aseguró que su alianza preferente para 2014 es con el PMDB, asegurando al indefectible Michel Temer la candidatura a vicepresidente.

La correlación de fuerzas no es desfavorable sólo en el parlamento, sino sobre todo en relación a la evidente hegemonía burguesa en la sociedad brasileña, moldeada por el fundamentalismo religioso y por los medios de comunicación hegemónicos, que cultiva la aversión a los partidos políticos y reduce la política a los momentos electorales.

Van a buscar en la basura la constituyente de 2003, que sería amplia y sin restricciones, pero ahora se limita a una específica sobre reforma política que no merece ese nombre, ya que es fundamentalmente electoral. Muestran así que solo creen en la llamada democracia burguesa, una dictadura de clase disfrazada.

En el inteligente (y al mismo tiempo desesperado) discurso de reforma política, hacen críticas a las deformaciones del parlamento, a las cuales contribuyeron tanto como los demás partidos de orden. El PT y sus aliados fieles y acríticos se hartaron de financiación privada, al punto de que sus candidatos, en algunos casos, han recibido más donaciones “generosas” de empresas –en general contratistas, concesionarias de servicios públicos y bancos– que sus adversarios conservadores, entre otras cosas porque los sectores más lúcidos de las clases dominantes prefieren subcontratar el gobierno a un partido con el nombre de trabajadores, para hacer con eficiencia una política del capital y con la ventaja de eludir a aquellos que prestan su nombre al partido.

Defienden ahora el voto en lista cerrada, o sea, en partidos y programas y no en personas, cuando el PT fue el partido que más contribuyó al voto personalizado, utilizando el prestigio de Lula y la mercantilización de las elecciones. Proponen ahora el fin de las coaliciones en las elecciones proporcionales, cuando el PT y sus fieles aliados han hecho las coaliciones más espurias e inimaginables.

Una evidencia de que la propuesta de reforma política no es más que una conveniencia táctica es que el PT sabe del riesgo real de perder en plebiscito las propuestas que hoy defiende, como la financiación pública exclusiva y el voto en lista, en una coyuntura en que el pueblo repudia los partidos políticos, por otra parte responsabilidad del propio PT y de sus cómplices de clientelismo. Esa derrota sería también la de la izquierda socialista, pues son propuestas positivas, que en diez años los reformistas no sacaron adelante, incluso ejerciendo la presidencia de la república.

Esta maniobra irresponsable y electoralista puede tener consecuencias nefastas, en la medida en que abre la puerta para que el Congreso Nacional promueva, sin ninguna consulta pública, una minirreforma regresiva, para que parezca cambio. Con miedo de que las urnas revoquen sus mandatos, una renovación anunciada sin precedentes, los parlamentarios ya hablan de acortar la duración de la campaña electoral con el pretexto de reducir los costos financieros, pero en realidad para favorecer a los que ya tienen mandato.

Tal vez por falta de tiempo, aún no consigan el final de las coaliciones proporcionales y la creación de algún tipo de barrera electoral, con el objetivo de reducir el número de partidos y perjudicar sólo a aquellos ideológicos, de oposición de izquierda. Las pequeñas y medianas siglas de alquiler se adaptarán a las restricciones, fundiéndose a los llamados grandes partidos, en tenebrosas transacciones.

Con o sin consulta popular, cualquier iniciativa de reforma electoral en esta coyuntura puede resultar una contrarreforma, antipolítica y antipartidaria.

Y no sirve que sectores petistas se quejen de la minirreforma electoral, porque el presidente de la comisión responsable de ella es el diputado petista Cândido Vacarezza, históricamente ligado a Lula y nombrado para el cargo por el presidente de la cámara, contra la opinión de la mayoría de la dirección nacional del PT, ¡de hecho lo hizo por eso mismo!

A pesar de que estamos a favor de la financiación pública, no tenemos ilusión de que su advenimiento acabe con la corrupción y vuelva democrática la contienda, en un país capitalista en el que la corrupción es sistémica y los medios de comunicación hegemónicos manipulan, influyen y a menudo deciden las elecciones. Esta medida puede dificultar, pero no erradicar la corrupción.

Tampoco estamos contra una lucha –en una correlación de fuerzas favorable y desvinculada de cálculos electorales– por una reforma política progresiva, en la que el fortalecimiento del protagonismo popular pueda contribuir a la auto-organización de los trabajadores. Pero sin ilusiones como la posibilidad de superar el capitalismo a través de elecciones y de reformas.

Lo más grave, sin embargo, es que la prioridad en la consigna de la reforma política secuestra la agenda unitaria levantada en las manifestaciones del 11 de julio. Se trata de una distracción y una argucia para no exponer a la presidenta Dilma y al posible candidato Lula al desgaste de tener que negar cada una de aquellas consignas, precisamente porque fueron rehenes y socios del capital.

Debemos continuar levantando las banderas de la reducción de jornada sin reducción salarial, de la reforma agraria, del fin del recorte de las pensiones y de la externalización, del fin del superávit primario y de las subastas de petróleo para generar inversiones públicas en sanidad y educación, de la desmilitarización de la policía, entre otras. Por eso, no podemos caer en la mentira de la reforma política, que los reformistas quieren colocar ahora en primer plano, en detrimento de las consignas citadas.

Es preciso desenmascarar la actual campaña de recogida de un millón y medio de firmas digitales millones para el plebiscito de constituyente específica. No por incentivar la iniciativa popular, sino por los objetivos de la campaña y por la forma de recoger las firmas, sólo a través de Internet, estimulando así la aséptica militancia electrónica, sin salir de casa o de la oficina, fría y sin interacción con las masas, tal vez por recelar de ese contacto.

En vez de eso, debemos y podemos organizar una oportuna y necesaria recogida de firmas para una iniciativa legislativa por un plebiscito, pero para que el pueblo responda si quiere una Petrobrás 100% estatal, bajo control popular, el fin de las subastas y que los beneficios de explotación del petróleo sean invertidos en una sanidad y una educación públicas y de calidad. Esa puede ser una importante campaña de masas, sirviendo también para movilizar al pueblo en vísperas de una nueva y ultrajante subasta de nuestro petróleo. Una campaña en las plazas, en las puertas de las fábricas y de las escuelas, en contacto directo con los trabajadores y los jóvenes.

Por todo eso, las fuerzas políticas y sociales del campo anticapitalista, de oposición a los gobiernos social-liberales y neoliberales, precisan reunirse urgentemente en un Pleno Nacional, para debatir la forma y el contenido de nuestra participación el día 30 de agosto, anunciado por las centrales amarillas sin ninguna representatividad como un “día nacional de huelgas”. Incluso si se retiran, como ya ocurrió otras veces.

Las fuerzas anticapitalistas ya no pueden participar en manifestaciones sin unidad e identidad propia, so pena de confundirse con los reformistas y no crear las condiciones para la necesaria formación de un frente de carácter anticapitalista y antiimperialista, centrada en la unidad de acción en la lucha elecciones y los partidos de lucha y más allá de las elecciones y de los partidos registrados oficialmente.

Finalmente, en lugar de reforma electoral, nuestra consigna política central debe ser POR EL PODER POPULAR, que expresa el rechazo a las instituciones burguesas y “a todo lo que está ahí”, señalizando una organización popular con vocación de poder.

[Texto revisado y aprobado por el Comité Central del PCB]
PARTIDO COMUNISTA BRASILEIROPCB
Fundado 25 de Março de 1922

El Salvador: lucha electoral, enfrentamiento de clase y la estrategia del imperio

El Salvador: lucha electoral, enfrentamiento de clase y la estrategia del imperio
Por Roberto Pineda San Salvador, 21 de agosto de 2013

Durante los últimos veinte años el enfrentamiento de clase en El Salvador ha transcurrido en el plano político, por las movedizas arenas de la lucha electoral y como pugna social entre el movimiento popular y la oligarquía representados en el FMLN y ARENA.

El conflicto armado entre dos proyectos históricos se trasladó de los campamentos guerrilleros a los centros de votación. Y lo hizo bajo la mirada penetrante e interesada del imperio, que a la vez cambió a partir de 1992 su anterior estrategia de guerra de contrainsurgencia por la de apoyo vía AID al “fortalecimiento de la democracia y la gobernabilidad.” Y que hoy cuenta con una embajadora de origen puertorriqueño, que mantiene una conveniente posición de bajo perfil, supuestamente más preocupada en la cooperación que en lo político.¡Ay, Bendito!

El propósito fundamental del gobierno estadounidense junto con toda, con toda la derecha local, desde los Acuerdos de Paz de 1992 es desplazar a la izquierda representada en el FMLN de la lucha por el poder político y reducirla a una fuerza vociferante pero insignificante, a la vez que mantenerla atada y bien atada al circo, perdón, cerco electoral. Y el surgimiento de GANA y posteriormente de Unidad puede contribuir a este fin.

La meta imperial es lograr romper la polarización política entre derecha e izquierda, que es un reflejo de un conflicto social histórico no resuelto y darle paso a la gobernabilidad, a la “tranquilidad social” que significa una situación bajo control, la estabilidad necesaria para que las compañías transnacionales “inviertan” y hagan sus negocios y el gobierno se ponga a su servicio.

Se pretende un espectáculo electoral exclusivamente de derecha, con la derecha y para la derecha. Y este objetivo imperial es hoy más urgente en vista de los desafíos derivados de una correlación de fuerzas a nivel de gobiernos latinoamericanos que le es desfavorable. En esta elección de 2014 se enfrentaran los partidarios de la Alianza del Pacífico y de ALBA. La derecha y la izquierda.

Los Estados Unidos añoran regresar a una situación electoral “segura” como la de 1984 y 1989 en que los candidatos presidenciales eran de ARENA y del PDC, respectivamente Roberto DAubuisson y José Napoleón Duarte, y Félix Cristiani y Fidel Chávez Mena. Y si fuera posible mejor retroceder el reloj medio siglo y regresar a 1962, a los años “dorados” del PCN, con un candidato único de la derecha y los militares, el Coronel Julio Adalberto Rivera. ¿Será…? O estarán pensando en el PRUD de Osorio y de Lemus.

Se engañan aquellos que ven en Unidad una reencarnación de la antigua UNO, que fue un instrumento electoral amplio para enfrentar la dictadura militar. Y se engañan mucho más los que piensan que ha surgido un nuevo Mesías que nos conducirá a la tierra prometida donde no habrá corrupción ni lucha de clases.

Y se engañan también los que piensan de manera triunfalista que con sus propias fuerzas y sin necesidad de alianzas se puede derrotar a la derecha, olvidando que la victoria de 2009 obedeció precisamente a una alianza que incluyó a sectores que hoy desfilan y tiran dulces desde la carroza del candidato de Unidad. Ambos sectores le prestan un insospechado servicio a los que añoran la restauración oligárquica.

Y es que el enfrentamiento entre proletariado y burguesía en El Salvador, como clases sociales del sistema capitalista, difícilmente adquiere los perfiles europeos clásicos, sino que esta mediado por las características de nuestra formación económica-social dependiente latinoamericana. Oligarquía y movimiento popular y sus respectivos intereses antagónicos y evolución histórica refleja con mayor precisión nuestra situación, en el marco del enfrentamiento a nivel global entre imperios y resistencias.

El movimiento popular como expresión de la izquierda ha acumulado una riquísima experiencia en el uso de diversa formas de lucha, legales e ilegales, pacíficas y violentas, rurales y urbanas, etc. Cada una de estas formas de lucha respondió a momentos históricos diferentes en términos de correlación de fuerzas entre sectores populares y oligárquicos. Tuvimos un largo periodo de dictadura militar (1932-1992), luego de guerra popular revolucionaria (1981-1992) y a partir de 1992 de lucha electoral.

La lucha electoral

Y la lucha electoral para la izquierda, tiene sus propios ángeles y sus propios demonios, entre estos el reformismo y el acomodamiento, de la misma forma que la lucha armada tenían el militarismo y la lucha popular el hegemonismo y el sectarismo. De no realizarse una sistemática lucha ideológica contra estas tendencias nocivas, en cada momento, las posibilidades de caer en sus redes son altas.

El otrora ejército guerrillero del FMLN (1980-1992) que derrotó diversas estrategias contrainsurgentes, se transformó en la actual maquinaria electoral partidaria (1993-2013). Las victorias militares fueron sustituidas por las victorias electorales, que incluyen conquistar San Salvador en 1997, los municipios principales alrededor de la capital en 2000, una significativa presencia legislativa, y la presidencia en 2009. Y el reto de seguir como izquierda gobernando el país mediante la victoria en las próximas elecciones presidenciales de febrero de 2014.

Anteriormente, el movimiento popular y sus luchas, tuvo su última época de auge en el periodo de 1974 a 1980 y luego se debilitó y pasó a jugar un papel secundario. Y antes y durante parte del momento anterior hubo un periodo de intensa lucha electoral en el marco de la dictadura militar (1967-1977). Y mucho antes un periodo de lucha popular antidictatorial (57-67).

A continuación exploramos como el enfrentamiento de clases se ha expresado en las diversas formas de lucha implementadas por las fuerzas revolucionarias, así como sus instrumentos, líderes principales y la política de alianzas implementada, hasta llegar a la situación actual.

Las formas de lucha se modifican de acuerdo a la configuración de la lucha de clases, tanto a nivel nacional como internacional. En cada uno de estos momentos señalados hubo una forma de lucha que fue la principal en coexistencia con otras formas de lucha secundarias. Pero el hilo conductor que atraviesa estos momentos es el enfrentamiento de fuerzas sociales antagónicas.

En términos de lucha electoral esta ha sido dominante y una escuela de aprendizaje popular y enfrentamiento social durante dos grandes momentos. El primer momento abarca tres campañas e inicia en 1967con el PAR y la candidatura del Dr. Fabio Castillo, y luego mediante la UNO en 1972 con la candidatura de José Napoleón Duarte y en 1977 con la candidatura del Coronel Ernesto Claramount y el segundo momento comprende cinco campañas como FMLN, la de Ruben Zamora en 1994, Facundo Guardado en 1999, Schafik Handal en 2004, Mauricio Funes en 2009 y Salvador Sánchez Ceren en 2014. En total en ocho ocasiones se la ha disputado primero a los militares y luego a la derecha la presidencia.

Como contrapartida la dictadura militar impuso como candidatos en 1967 al General Fidel Sánchez Hernández; en 1972 al Coronel Arturo Armando Molina y en 1977 al General Carlos Humberto Romero. Posteriormente, derrotada la dictadura militar, la izquierda se enfrenta a la derecha política, o sea a ARENA, en 1994 a Armando Calderón Sol, en 1999 a Francisco Flores, en 2004 a Antonio Saca, en 2009 a Rodrigo Ávila y en 2014 a Norman Quijano.

Y anteriormente en 1944, con la Unidad Nacional de los Trabajadores, UNT se llevaba como candidato a Alejandro Dagoberto Marroquín , proceso cortado de tajo con el golpe militar del 21 de octubre y más antes se participa directamente como PCS en las elecciones municipales de enero de 1932, días antes de la insurrección, comicios que estuvieron acompañados del fraude electoral y la imposición.

La lucha armada

En términos de lucha armada esta ha sido dominante como forma de lucha durante tres momentos: enero de 1932, como insurrección indígena-campesina; octubre-diciembre de 1944 como preparativos e incursión militar desde Guatemala y enero 1981-enero 1992 como Guerra Popular Revolucionaria con sus respectivos frentes de guerra. Y como posibilidad entre enero 1961-febrero 1963 por medio del FUAR.

Alrededor de la Guerra Popular Revolucionaria se desarrollaron nuevas modalidades de lucha entre estas: la lucha diplomática que desembocó en un proceso de diálogo y negociación; la lucha conspirativa que permitió la construcción de una infraestructura clandestina al servicio de los frentes de guerra; la lucha de solidaridad, que permitió entre otras cosas, la disputa política al interior de Estados Unidos; la lucha por los derechos humanos, que permitió la denuncia política del régimen y la lucha de masas, que fue reactivada a partir del Comité Pro 1ro. de Mayo en 1983 y que en 1986 crea la UNTS.

En término de lucha de masas esta ha sido dominante a partir de las primeras huelgas artesanales de sastres, panaderos, talabarteros, zapateros y luego de la FRTS, de 1919 a enero de 1932, con la UNT de mayo a octubre de 1944; de 1948 a 1967 con el CROS, la CGTS y la FUSS, de 1974 a 1981 con el FAPU, BPR, LP-28, MLP y UDN, de 1986 a 1992 con la UNTS. Su última cresta fue la lucha contra la privatización de la salud en el 2000-2002. Y quizás la experiencia del MPR-12 y del BPS del 2003 al 2005.

De 1918 a 1968, durante cincuenta años, las luchas populares eran básicamente sindicales y de los estudiantes universitarios. En 1965 surge la organización magisterial y en 1968 y 1971 desarrolla dos combativas huelgas. En 1974 con los desplazados del Cerrón Grande surge la lucha campesina. En los años 80 surge la lucha de los empleados públicos.

En la actualidad las luchas populares están protagonizadas por las comunidades en defensa del agua y en contra de los desalojos, las luchas de los vendedores ambulantes, de lo excombatientes del FMLN y la FFAA; y de los empleados públicos. Ha casi desaparecido la lucha de la clase obrera industrial y de los campesinos. Y los estudiantes universitarios están encerrados en los recintos de la UES.

En términos de lucha política clandestina, en la que la supervivencia del núcleo revolucionario ha sido lo fundamental, esta ha sido dominante desde enero de 1932 a 1940 en respuesta a la represión del General Martínez luego de ser derrotada la insurrección; de octubre 1944 a diciembre de 1948 con el golpe militar y la represión del Coronel Osmin Aguirre y Salinas; de febrero 1950 a marzo 1952 con la ola represiva de Oscar Osorio y de enero 1981 a mayo 1983 con el terror provocado por parte de los escuadrones de la muerte cobijados bajo las diversas juntas civico-militares, aunque en este último caso, el grueso de la conducción revolucionaria aglutinada en el FMLN se encontraba ya en campamentos guerrilleros o fuera del país.

En términos del instrumento político de 1930 a 1970 es el Partido Comunista. De 1970 a 1980 se consolidan cinco fuerzas políticas de izquierda: FPL, ERP, RN y PRTC, y PCS, las cuales logran unificarse a partir de diciembre de 1980 en el FMLN, aunque la fundación de este fuera en octubre, y el proceso inicia en diciembre de 1979. El nombre FMLN se mantiene hasta la actualidad como partido político, aunque a lo largo de 30 años ha habido diversas rupturas.

En relación a la política de alianzas y la construcción de frentes políticos, es claro que el recién nacido PCS (1930-1932) no estuvo en capacidad de construir un frente común con la dirección política y las masas laboristas-araujistas, ni en lo sindical en la FRTS ni en lo estrictamente electoral, lo que le hubiera permitido aislar a los golpistas del General Martínez y abrir un periodo de democratización, que fue postergado por sesenta años. En la izquierda los errores de sectarismo ayer como PCS y hoy como FMLN, se pagan caros.

Es hasta inicios de los años cuarenta cuando los comunistas logran junto con sectores progresistas, aprovechar el momento de auge de la lucha antifascista a nivel mundial para forjar vínculos con sectores democráticos del ejército, los que desafiaron al dictador Martínez con el golpe militar del 2 de abril que aunque fracasó marco el inicio del fin de la tiranía, que cae el 8 de mayo como resultado de la huelga general de brazos caídos, en la que los estudiantes universitarios juegan un papel de vanguardia.

Esta experiencia de 1944 fue una riquísima experiencia de aglutinamiento de fuerzas anti-dictadura militar, lamentablemente no pudo sostenerse entre otras razones por la debilidad de la izquierda y porque la unidad popular se desmoronó. A finales de los años 50 se logra construir un frente único en contra del dictador José María Lemus: el Frente Nacional de Orientación Cívica, FNOC.

Asimismo fue clave la construcción de la Unión Nacional Opositora (UNO) en 1971, integrada por democristianos (PDC) socialdemócratas (MNR) y comunistas (UDN). En 1979 se crea el Foro Popular, integrado por partidos políticos y organizaciones populares, que participa en la Primera Junta de Gobierno luego del golpe de estado del 15 de octubre de ese año. En 2008 surge la alianza entre Amigos de Mauricio y FMLN, que permite derrotar por vez primera a la derecha en una elección presidencial.

En términos de fuerzas sociales antagónicas, los trabajadores en sus diversas expresiones (clase obrera artesanal, industrial, campesinos, capas medias urbanas, empleados públicos, desempleados, vendedores ambulantes) han constituido un polo mientras que a nivel de clases dominantes esta se ha mimetizado desde la antigua oligarquía agro-exportadora, pasando por la oligarquía financiera hasta llegar a la actual simbiosis de oligarquía comercial importadora y grupos de capital transnacional.

Cada una de estas formas de lucha mencionadas aparecen y desaparecen de acuerdo a los cambios en la situación política. 1932, 1944 y 1977 marcaron el agotamiento de la vía electoral, como resultado en la primera de la masacre, en la segunda del golpe de estado y en la tercera, del fraude cometido por la dictadura militar; 1992 marcó el agotamiento de la vía armada, iniciada en 1981, como resultado de la reforma política pactada en los Acuerdos de Paz; enero de 1981 con la primera ofensiva militar del FMLN marcó el agotamiento de la vía de la lucha de masas iniciada en 1974 con el surgimiento del FAPU; mayo de 1944 y enero de 1992 marcó el agotamiento de la situación de clandestinidad absoluta y el paso a la vida legal de los comunistas en el primer caso y de los revolucionarios del FMLN en el segundo caso.

El dilema de la izquierda salvadoreña

Y la pregunta que se plantea a los revolucionarios y revolucionarias salvadoreños es si existe un agotamiento de este camino electoral y cual sería la alternativa. Debemos de preguntarnos si estamos próximos a un nuevo momento o nos encontramos todavía en la cresta de la lucha electoral. Pienso que lo electoral no esta agotado, pero que únicamente con lo electoral difícilmente podremos avanzar hacia la ruptura del modelo.

Debemos de evitar la visión voluntarista que exige el cambio de rumbo de la forma de lucha electoral sin ninguna alternativa viable, la cual conduciría a un descalabro y a un retroceso, así como la visión espontaneista que defiende la situación actual de inmovilidad y visión electorera, que esta conduciendo a la perdida de los principios revolucionarios, en particular del antiimperialismo y la visión de clase.

Es por lo tanto urgente reactivar el movimiento popular y sus luchas, para garantizar la necesaria acumulación que permita la ruptura. Existe temor a orientarse hacia este camino porque se considera que podría afectar la acumulación institucional lograda como FMLN que es considerable. Pero de no hacerlo, lo más seguro es que terminemos administrando el sistema que alguna vez deseamos transformar.

Y además en este punto incide el factor internacional y como nos posicionamos en la actual correlación de fuerzas entre imperios y resistencias a nivel internacional y continental, lo cual influye poderosamente en la configuración de una estrategia revolucionaria orientada a la ruptura del modelo neoliberal, del sistema capitalista y de la dependencia imperial.

Estamos en un nuevo momento en el que la hegemonía estadounidense es desafiada globalmente por la emergencia del G-20 y del BRICS. Y esto se expresa en nuestra región latinoamericana en la existencia de un importante polo de resistencia antiimperialista (el ALBA) cristalizado en los gobiernos de Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y naturalmente Cuba. Este polo influye en Uruguay, Argentina e incluso en El Salvador. Y mantiene una alianza estratégica con Brasil. Y esta enfrentado a la recién creada Alianza del Pacífico (México, Colombia, Perú y Chile), a la cual El Salvador esta invitado a ingresar. Es una disputa. Y el que ocupe la presidencia a partir del 2014 decide. El que pispilea pierde…y no deberíamos de perder.

La reunión en Bali, Indonesia

El próximo round del enfrentamiento entre imperios y resistencias a nivel global será en Indonesia, en la preciosa isla de Bali del 3 al 6 de diciembre. Ahí se celebrara a IX Conferencia Ministerial de la OMC integrada por 159 países. Las dos anteriores (2009 y 2011) fueron en Ginebra. Antes en Hong Kong. Y recordamos en 2003, la de Cancún, México.

El fantasma de la ronda de Doha que pretende liberalizar el comercio mundial, continuara apareciendo como el invitado principal a este encuentro en el que asumirá por vez primera un brasileño, Roberto Azevedo, el mando de este organismo internacional. Y se hablara de agricultura, comercio, e inversiones, y nos interesa. Los imperios pretenden continuar subsidiando a sus agricultores y bloqueando el ingreso libre a los productos de los países en resistencia.

El escenario electoral

La segunda vuelta es la peor pesadilla tanto para Arena como para el FMLN, mientras es el sueño dorado de Unidad. El problema radica en que las tres variables existentes obligan a la búsqueda de alianzas. Si la segunda vuelta es entre Quijano y Sánchez Ceren ¿a quien apoyara la base de Saca? A Quijano. Si es entre Quijano y Saca ¿a quien apoyara la base de FMLN? A Saca. Y si es entre Saca y Sánchez Ceren ¿a quien apoyara la base de ARENA? A Saca.

La única manera que el FMLN puede garantizar su permanencia en el gobierno es mediante una gran alianza política que rebase la que permitió el gane del presidente Funes. Pero nada indica que se estén haciendo esfuerzos en esta dirección y el tiempo va pasando y ya pronto estaremos frente a un hecho consumado.

Y este escenario electoral a esta altura está contaminado por tres situaciones: uno, la crisis al interior del órgano judicial promovida por las fracciones legislativas de Fmln y Gana para desarticular la Sala de lo Constitucional, la cual perjudica electoralmente a Sánchez Ceren y a Saca y beneficia a Quijano; dos, la situación de la delincuencia, en la cual el tema de la tregua entre pandillas lejos de despertar el respaldo ciudadano ( voto futuro) lo ahuyenta y la situación del enjuiciamiento de funcionarios del gabinete Flores por el caso CEL-ENEL. En el caso de la tregua entre pandillas por su posición el beneficiado a nivel electoral es Quijano y en el caso del juicio político a Flores-Bang el beneficiado es Sánchez Ceren.

La cautela por parte del FMLN con respecto al ideario antiimperialista le permitió comprometer sus votos para el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea y mantener un cuidadoso silencio sobre el TLC, la ILEA y la Base Militar de Comalapa para no “desentonar” en el “unánime” concierto partidario nacional. Pero estas actuaciones le restan votos en el estratégico sector de la “clase media urbana.”No pueden seguir confiando en ganar las presidenciales del 2014 en la disciplina de su “voto duro.”

Por su parte, el capital transnacional aunque seguramente preferiría a alguien de derecha, no pierde el sueño acerca del futuro mandatario salvadoreño. Confía que cuentan con los resortes económicos, diplomáticos y mediáticos que les permitirían enderezar cualquier desviación sospechosa de rumbo. Es el núcleo oligárquico con su recién creado G-20 el que sueña apasionadamente con presenciar en junio de 2014 a un humillado presidente Funes entregarle la banda presidencial al candidato de ARENA, Norman Quijano.-

Una rebelión anti-oligárquica de derecha

Dice un proverbio que “el miedo es el más ignorante, el más injurioso y el más cruel de los consejeros”. Francis Fukuyama sostiene que los seres humanos tienden a seguir ideas que están más fundadas en emociones que en la razón y también sostiene que el poder político reside en la capacidad de mantener la cohesión social. El miedo es la emoción más poderosa para influir sobre las personas o dominar a un país. El Salvador ha vivido bajo una destructiva polarización política desde siempre. Muy a pesar de que terminó la guerra civil y llegó la democracia, esa polarización continuó. Durante décadas, la cohesión al interior de los gobernantes y de los opositores fue sostenida por el miedo al comunismo por un lado y por el miedo a la dictadura por el otro.

Con la democracia los escuadrones de la derecha dejaron de matar y los militares dejaron de ser un instrumento de los oligarcas; se acabó así el miedo entre los opositores de izquierda y éstos tuvieron entonces libertad para disentir dentro de sus propias filas. Desde 1994 a la fecha, la ex guerrilla del Frente Farabundo Martí (FMLN) tuvo ocho disidencias consecutivas perdiendo numerosos líderes, diputados y alcaldes. La izquierda era una coalición de grupos unidos por la existencia de un “enemigo irreconciliable”. Terminado ese enemigo, se acabó el miedo y con éste la cohesión de la izquierda. El FMLN acusó de corruptos a los disidentes, mantuvo su retórica extremista y el miedo siguió dando ventaja a la derecha durante 15 años.

En el 2009 el FMLN pudo ganar la presidencia cuando por fin compitió con un candidato de centro izquierda y sin militancia partidaria. La presidencia de Mauricio Funes coronó veinte años de participación política del FMLN y El Salvador no se convirtió ni en comunista ni en bolivariano, tampoco hubo expropiaciones y se mantiene la libertad de expresión. El millonario apoyo venezolano al FMLN le ha permitido a la izquierda tener empresas y empresarios. La amenaza comunista perdió entonces credibilidad y la derecha se quedó sin narrativa. Pasó de denunciar el peligro de un régimen comunista a denunciar el peligro del enriquecimiento capitalista de los comunistas.

El miedo al “enemigo irreconciliable” se agotó ahora también para la derecha. Antonio Saca, el último presidente de la derecha, fue expulsado del partido ARENA porque impulsó políticas sociales heterodoxas, se opuso a la privatización de la geotermia, detuvo la explotación del oro, rechazó eliminar el subsidio al gas, aumentó impuestos al capital, y se negó a que se colocaran fondos de pensiones en la bolsa de valores. Algo que pudo haber acabado con el dinero de los pensionados como resultado de la crisis financiera del 2008. Es ahora ARENA quien está sufriendo constantes disidencias y perdiendo numerosos diputados, alcaldes y dirigentes.

Detrás de estas diferencias subyacen visiones distintas sobre el rol del Estado, sobre la independencia de la clase política frente al capital y sobre la necesidad de ampliar exponencialmente la base empresarial del país para contrarrestar el efecto empobrecedor que deja la concentración de poder económico en manos de una docena de familias. Estas diferencias han existido siempre, pero en el pasado los oligarcas asesinaban o exiliaban a sus disidentes.

El fin del miedo ha abierto una lucha entre un capitalismo oligárquico y un capitalismo meritocrático de orígenes más populares, con mayor sensibilidad social y arraigo local. Las “remesas” generaron un amplio contingente de nuevos ricos más iguales entre ellos, de piel morena y apellidos comunes. Éstos se han sumado a los capitales de inmigrantes árabes siempre discriminados y a los nuevos ricos que el petróleo venezolano está dejando en la izquierda. Esta transformación social está empujando una recomposición política que podría acabar con la polarización, crear una verdadera competencia democrática y salvar al país de ser Estado fallido.

Tanto la izquierda del FMLN en el pasado, como la derecha de ARENA en el presente, han señalado que la causa de las divisiones que han sufrido es que miles de disidentes se corrompieron. En uno y otro caso se han utilizado argumentos emocionales para evadir el debate de fondo y preservar su propia cohesión. El ataque moral ha sido un mecanismo de defensa que apareció cuando, en ambos casos, el contexto político acabó con el miedo que sustentaba la unidad de ambos grupos políticos. El resultado es que ahora hay tres competidores para las elecciones presidenciales de febrero de 2014 y, por primera vez en la historia del país, una tercera opción ha cobrado fuerza. Más de treinta intentos de fundar partidos nuevos fracasaron en el pasado, ninguno alcanzó un 10% del electorado. Según la mayoría de las encuestas ahora hay un triple empate que obligará a dos vueltas.

El ex comandante guerrillero, Salvador Sánchez, de definición bolivariana y candidato del FMLN, tiene más opiniones negativas que positivas. Es un retroceso con relación a Funes y un suicidio electoral inexplicable de la izquierda. Es imposible que pueda pasar del 50% de los votos y cualquiera de los otros dos candidatos lo derrotaría fácil en una segunda vuelta. ARENA, con su candidato Norman Quijano, necesita por lo tanto mantener la polarización con el FMLN para ganar. La competencia real es entonces en la primera vuelta y entre las dos derechas: ARENA y UNIDAD.

Si ARENA gana en el 2014, los poderes oligárquicos afianzarán su hegemonía económica, buscarán debilitar a los poderes económicos emergentes, abandonarán los programas sociales y continuarán desmantelando al Estado. Esto representaría un retroceso para el país y sin duda para la misma izquierda. Cuando la oligarquía perdió a la Iglesia Católica como su aliada, desató una violencia brutal contra curas y monjas. A inicios de los 70 perdieron a las clases medias ilustradas agrupadas en torno a la Democracia Cristiana, la respuesta fue igualmente violenta, los acusaron de ladrones y no descansaron hasta destruir este partido. Con la guerra y la negociación perdieron al ejército cuando le cargaron todas las culpas del pasado dictatorial. El fin del miedo, sumado a la tradicional arrogancia oligárquica frente a los que no tienen apellido, ha desatado una rebelión en la clase política y en sectores empresariales contra las familias que han mantenido un sistema extractivo que ha exprimido a El Salvador por más de un siglo.

Estas “familias” piensan que El Salvador necesita ser gobernado por una élite privilegiada, pero en realidad no es el país quien los necesita de ellos, sino que son ellos los que necesitan del país. En 1989, cuando llegaron al gobierno privatizaron los bancos, luego se los auto-vendieron por cuatrocientos millones de dólares y pocos años después los vendieron a la banca internacional por cuatro mil millones. Que este tipo de negocios termine o continúe es lo que realmente está en juego en el 2014. Se trata de una batalla entre la racionalidad para entender y las emociones que ciegan. Demócratas cristianos, disidentes del FMLN y ahora de ARENA han sido acusados de corrupción. Sin embargo, no existen millonarios ni entre los demócratas cristianos ni entre los disidentes del FMLN y la campaña electoral que tiene menos recursos es la del candidato al que se acusa de haberse robado cientos de millones de dólares. Los únicos que hoy en El Salvador son más ricos, son los que siempre han sido los más ricos.

Peliémonos, pues

elfaro.net / Publicado el 29 de Julio de 2013 Qué gusto da exhibir cultura (escuchar a Savall y citar de pasadita a Frege y a Derrida), al mismo tiempo que se retrata al adversario en una polémica como macho pendenciero que solo busca imponer su verdad. El dibujo amable de uno mismo (qué ponderado soy) y la caricatura irónica del oponente habrían sido una llave dialéctica –del combate discursivo– muy aplaudida por el estimado público de la Arena Metropolitana de mi niñez.

Pero si esto no es encuadrar de forma maniquea la discusión, planteando desde el inicio una mala peleya, que venga el fantasma de Frege y diga algo.

Resulta curioso que alguien que hace un retrato intelectual tan amable de sí mismo, que alguien que presume de tomar en cuenta otras hipótesis y de discutir seriamente, ni siquiera se haya molestado en recoger las objeciones puntuales que se le han hecho para enfrentarlas una a una en buena lid. Y es una lástima. Resulta más fácil caricaturizar al adversario que dedicarle un par de horas a la crítica seria de sus razonamientos.

En mis tres últimos artículos sobre el tema – ¿Y si condenamos a Salarrué?, “Debatiendo a Salarrué en el siglo XXI” y “Peléyense bien”– he procurado ser hasta cierto punto respetuoso con los planteamientos de Rafael Lara Martínez. A sus argumentos les he opuesto otros argumentos. Lamento que él a mis razones puntuales no les oponga razones equivalentes y se dedique a decir generalidades sobre su talante reflexivo. Yo no lo pongo en cuestión a él, pongo en cuestión “algunas” de sus ideas y advierto sobre el peligro de que al ser aceptadas sin debate se acaben convirtiendo en nuevos dogmas.

Algunos jóvenes de izquierda creen que si una “bicha” no respondió a sus reclamos amorosos ha sido culpa de la CIA; creen que si su profesor de matemáticas los aplazó fue por culpa de la CIA; creen que si se cayeron al pisar una cáscara de guineo fue culpa de la CIA. Estos muchachos tienen una teoría que lo explica todo: si un chucho los mordió, ya saben ustedes de quien fue la culpa. A estos muchachos se parece el investigador que cada vez que encuentra un dato desconocido lo interpreta como un dato que ha sido ocultado deliberadamente por una fuerza oscura. Todo lo desconocido, todo lo ignorado, todo lo perdido lleva la huella metafísica de un ocultamiento. Si él nieto despistado de un escritor tiró a la basura o malvendió unas revistas de páginas amarillentas en las que su abuelo había publicado esos cuentos tan aburridos, lo mas probable es que el susodicho nieto, sin saberlo, formase parte de una vasta operación de silenciamiento histórico.

Exagero y me burlo, por supuesto, pero solo para decir que una sola fórmula –al menos en el campo de la investigación académica– no puede abrir todas las puertas. No se puede abusar por lo tanto de la hipótesis del ocultamiento deliberado. Hay que fijar lo criterios que nos permitan utilizarla con rigor, imponiéndole clausulas restrictivas. Si no se tienen pruebas que confirmen la atribución de intencionalidad, lo mejor será ser cautelosos e introducir ciertos adverbios y decir que tales o cuales datos “posiblemente” fueron ocultados por el nieto del célebre narrador y poeta Don Panchito Pérez.

En filosofía podemos salir ilesos de frases grandilocuentes y oraculares como esa de que “El presente tacha adrede el pasado escurridizo y hace del ayer reprimido una de las premisas latentes de su juicio”. En la investigación histórica de un fenómeno cultural en el cual se intuyen borraduras en la memoria colectiva, hay que precisar los agentes de la acción y la naturaleza del acto (si fue consiente o inconsciente), es decir, hay que determinar quién tachó qué y poner sobre la mesa, si hablamos de una tachadura premeditada, las pruebas que confirman la intencionalidad. Todo lo demás sería retórica.

En teoría de la ciencia se habla de modelos explicativos con una sola variable y se los bautiza como “monocausales”. La monocausalidad, en mi opinión, recorre el discurso del profesor Lara Martínez. Nunca nos dice que un hecho determinado puede explicarse por la concurrencia de varios factores.

Cuando habla de los treces relatos que Salarrué no incluyó en la versión definitiva de los Cuentos de barro, el profesor no se plantea nunca que en dicha exclusión pudieron intervenir puntualmente “varios motivos”. El hombre que contempla la posibilidad de que varias hipótesis puedan iluminar sus datos, a la hora de la verdad sólo elige una y, no contento con eso, se saca de la manga la idea de que los textos omitidos pertenecen a una presunta versión integra y “silenciada” de los “Cuentos de barro”.

Nos guste o no, la versión definitiva de dicha obra fue la que su autor entregó a la imprenta. Podemos discutir su decisión, pero no abolirla. De lo contrario, estaríamos traicionando la misma historia del libro. Los trece o más cuentos excluidos podrían figurar en una edición crítica del clásico de nuestra literatura y la idea controvertida de una “versión integra” se puede entregar al público y a los académicos para que la debatan.

No niego que toda esa generación de intelectuales que apoyó a Martínez, a partir de 1944 haya intentado quemar los textos y las fotos que delataban su colaboración con la dictadura. Esa voluntad de ocultamiento, que debe confirmarse con evidencias, es un elemento en el complejo mecanismo de la amnesia histórica de la sociedad salvadoreña y puede servirnos, como “un” factor explicativo más, para investigar un período acotado de nuestra historia política y cultural.

El olvido de aquel entonces y los olvidos de ahora son fenómenos complejos que no pueden explicarse a partir de una sola variable de carácter intencional.

En ese sentido, y a pesar de los datos que rescata y de algunas ideas fértiles, creo que el análisis de Lara Martínez tiende al esquematismo simplificador de quien utiliza una sola causa para interpretar una experiencia compleja.

El trazo simple de su teoría –hay alguien que ha ocultado algo; hay algo cuyo desconocimiento vicia los juicios del presente–no se pone de manifiesto porque la despliega con “elocuencia”. Resulta atractivo, desde el punto de vista literario, lo de plantear la trama compleja del olvido histórico como un argumento sencillo en el que unos personajes juegan a ocultar las cartas y otros juegan a denunciar sus trampas. Lamentablemente, la vida es más trágica y mucho menos simple.

Les confieso algo a los lectores: no tengo la menor intención de quemar los datos que esgrime el profesor. Es más, les diré otra cosa, agradezco esos datos y valoro muchísimo la pesquisa del hombre que los ha encontrado. Eso sí, creo que el marco interpretativo del investigador es muy semejante al del marxismo vulgar. Para explicar lo literario, a ese marxismo que relaciona de forma lineal la cultura con la dominación, le basta con indicar las funciones ideológicas que un texto ha cumplido históricamente. A la función ideológica –a los mecanismos de la legitimación del poder y de ocultación de la realidad social– se subordinan sin sutileza los problemas del estilo, la ambigüedad temática y la trascendencia de la obra literaria.

Una cosa son los datos y otra los vuelos interpretativos que se emprendan a partir de ellos. Que Salarrué colaboró con Martínez, vale. Que el régimen de Martínez promovió la obra de Salarrué, vale. Ahí están las fuentes históricas rescatadas por Lara que lo confirman, vale. A partir de ahí se abre un debate sobre cómo los vínculos con el régimen pudieron afectar a la creación del escritor y sobre cómo el respaldo estatal de la dictadura pudo influir en la forma en que se leyó su obra.

Se nos dice que la historia política oculta de Salarrué, una vez que salga a la luz, servirá para comprender los “Cuentos de barro”. No se dice nada, sin embargo, sobre cómo ha de relacionarse dicha historia política con la hermenéutica del texto ¿Cómo se asocian los indicios textuales, el estilo y los contenidos de los Cuentos de barro, a la biografía política hasta ahora oculta de su creador? El profesor ha querido remediar esta laguna de su enfoque adjudicándole al General Martínez, en patrimonio, la entera poética del regionalismo y sus políticas culturales. De esa manera, por ejemplo, una pintura de tema campesino fechada en el año 43, automáticamente es catalogada de martinista, aunque disintiera del martinato.

El profesor pasa de puntillas, sin hacer preguntas, sobre el hecho verificable de que la estética de los Cuentos de barro empezó a madurar en un mundo en el que aún no existía el martinato. Ese mundo que el profesor silencia se vio sacudido por las impactantes noticias que procedían del México insurgente y por toda la ebullición ideológica que provocaba el caldo donde se cocían las voces de José Martí, Rodó y Vasconcelos y los ambiguos conceptos y valores del proto-nacionalismo popular latinoamericano.

El regionalismo como poética y política cultural se gestó en ese período que Lara Martínez tacha ¿intencionadamente? El dictador que surgió del 32 se apropió de unos antecedentes culturales; antecedentes que ya planeaban, como sensibilidad y alternativa, sobre el horizonte salvadoreño antes de que llegase la dictadura. Ver esa época como una especie de período preparatorio del martinato solo es posible desde una concepción lineal de la historia. En otras palabras, solo un anacronismo interesado puede convertir en martinista al joven creador que a mediados de los años veinte del siglo pasado empezó a escribir los primeros borradores de “Cuentos de barro”.

Quienes piden que se respete el pasado a veces lo contaminan introduciendo valoraciones morales y políticas que solo han alcanzado nitidez teórica en el presente. Así se juzga que el joven Salarrué de mediados de los años veinte del siglo pasado ya era cómplice intencionado de un proyecto de poder que invocaba maquiavélicamente una estética de lo popular al mismo tiempo que maniobraba contra los verdaderos intereses materiales e identitarios de los de abajo. Esta crítica legitima del nacionalismo popular latinoamericano que solo alcanzó un perfil teórico claro en las últimas décadas del siglo XX, como es lógico, no podía formar parte de la conciencia ética de un joven escritor de principios de siglo que aunque no invocase lo popular de forma plena y consecuente tampoco lo plasmaba con la superficialidad del artista que no va más allá de la viñeta pintoresca. Estoy hablando del período formativo de Salarrué en la época previa a la dictadura del general Martínez.

Claro está que podemos juzgar al narrador que sirvió al tirano teniendo el cuidado de no reducir la complejidad de su obra al tamaño de sus servicios políticos. Que Salarrué fuese un buen escritor no impide que lo juzguemos políticamente ni veta la posibilidad de investigar el adentro de su obra para ver hasta qué punto se vio afectada por su rol ideológico. Como no estamos ante un simple amanuense del tirano sino que ante un artista de los grandes, lo más probable es que haya zonas de la obra literaria que trasciendan las pequeñas miserias del intelectual de una dictadura.

Al profesor le quita el sueño el problema de cómo podemos valorar estéticamente una obra sin considerar su genealogía histórica, sin tener en cuenta el pasado oculto de su creador. Yo creo que hay otros interrogantes igual de profundos: Habría que preguntarse por qué razón, habiendo caído la dictadura de Martínez hace más de medio siglo, uno de los libros que ésta promovió continúa siendo leído y discutido por las nuevas generaciones ¿Es que somos martinistas o es que algo en el libro trasciende el martinismo?

Un clásico es un clásico porque escapa de las determinaciones de su origen para ser releído y recreado en las encrucijadas de otro horizonte histórico. Lara se conforma con ofrecer su limitada versión del origen y de la manipulación simbólica de que fueron objeto los Cuentos de barro, pero en ningún momento se atreve a responder la pregunta de por qué ese libro, salvando los límites de su nacimiento y del uso ideológico que se le terminó dando, se ha vuelto un clásico de la literatura salvadoreña y latinoamericana.

Salarrué ante el tachón de siglo XXI

elfaro.net / Publicado el 23 de Julio de 2013 Mientras escucho un fabuloso concierto de Jordi Savall —en ocasión del milenio de una Granada judaica, islámica y cristiana— reflexiono sobre la dificultad de un diálogo semejante en un lugar remoto. Tan remoto como una “isla rodeada de montañas” agrestes.

Si se trata de realizar un diálogo serio sobre el escritor salvadoreño Salarrué desde diversas perspectivas, la cuestión central no consiste en saber quién tiene razón. Parece que la “peleya” —así la llaman los neo-regionalistas— sería una muestra adicional de hombría y masculinidad obsoleta. Ya se sabe que “Mi interpretación” es siempre la correcta.

Les aseguro que no soy fundamentalista para creer que “Mi lectura sagrada” de los textos es la verdadera. Sé que lo humano es más complejo que la unidad mínima de la materia en su dualidad: el átomo, onda y partícula a la vez. Si no hay al menos dos interpretaciones contradictorias de un hecho social, hay simplificación ortodoxa y dictatorial. Hay fundamentalismo en la lectura de un texto.

Tal presupuesto unívoco no es mi intención al formular una hipótesis de lectura. El más simple repaso de “Sentido y referencia” del filósofo alemán G. Frege me certifica que de un número (cinco (5)) existen “sentidos infinitos” (3 + 2 = 4 + 1 = 8 – 3 = 50/10 =…) de referirlo. Y sólo una mente chata pensaría que un legado artístico-literario ofrece un “sentido” más sencillo que el de un número. Ofrece un solo “sentido” verdadero a su “referencia” compleja. Que sólo existe un sentido para referir a una obra se halla muy lejos de mi tentativa de interpretación.

En cambio, el dilema que planteo es por qué las argumentaciones actuales se fundan en la supresión de las fuentes primarias de 1928-1944 para validarse como verdaderas. No sólo se eliminan muchas publicaciones de Salarrué. También se borran todos los comentarios que sus colegas y sus primeros lectores realizan de una obra recién publicada y expuesta.

Parece que vivimos bajo una nueva inquisición o bajo una nueva conquista de América que suprime la documentación original para imponer una nueva verdad. El deseo del presente sustituye las lecturas del pasado. Sólo el orgullo del siglo XXI argumentaría que los juicios críticos sobre Salarrué —digamos en 1932— son todos falsos, mientras nuestras lecturas actuales alcanzan la verdad de sus escritos y de su actuación pública. La paradoja del presente es obvia. Entre más archivos primarios eliminemos de una época pasada mejor la conocemos.

I.

Por fortuna, toda la documentación primaria que publicaré en octubre se halla en EEUU al resguardo de toda quema inquisitorial. Por el silencio en boga, invoco el retorno de lo reprimido, de lo que se tacha y de lo que se suprime para inventar la verdad en el siglo XXI.

Tal es la premisa que cimienta mi hipótesis. Sin supresión de buena parte de los archivos históricos originales, el siglo XXI no puede inventar una interpretación correcta. Como mencioné en un artículo anterior, hay un tercio de los cuentos de barro y sus ilustraciones originales tachadas adrede. Hay obra adicional de Salarrué, dispersa y sin filiación bibliográfica.

Sintomático de ese tachón es, por ejemplo, el “Cuento de barro. Benjasmín” que, con ilustración de Luis Alfredo Cáceres Madrid, aparece junto a una foto del general Maximiliano Hernández Martínez celebrando su legítima ascensión al poder en diciembre de 1931 (Cypactly. Tribuna del pensamiento Libre de América). En síntoma del presente, también se tachan todas las publicaciones y actos públicos de Salarrué en 1932: Centenario a Goethe en la Universidad Nacional junto al gabinete de gobierno, cuentos de barro y teosóficos en revistas oficiales, múltiples reseñas positivas de su obra, muñecas indígenas que “dan risa”, etc. Sólo se cita “Mi respuesta a los patriotas” cuya acusación a los “comunistas”, quienes “habla[n] de degollar [por la] justicia”, ahora la asumen los neo-marxistas con orgullo como testimonio de denuncia. Esto es, de denuncia de “los comunistas pedigüeños” y degolladores (ojo: el anticomunismo no es mío sino de Salarrué).

Hay más de cincuenta juicos críticos sobre Salarrué también tachados adrede. Todo borrón se justifica en el paradójico nombre de la verdad. Esa verdad sería, por ejemplo, que el “Cuento de barro. La botija” restituye los valores indígenas tradicionales, siempre y cuando se omita que tal relato lo celebran y lo publican las esferas oficiales en varias revista tachadas: Boletín de la Biblioteca Nacional, La República. Suplemento del Diario Oficial, Cypactly, etc. Una coincidencia asombrosa reconcilia el proyecto de “liberación de los campesinos” según el martinato, con el de la izquierda que critica su régimen presidencial.

II.

A la escucha del milenario de Granada —sin monofonía religiosa, lingüística ni cultural— jamás invocaría La Verdad. Adopto el humilde ejemplo de las ciencias naturales que se satisfacen al formular hipótesis. Ofrezco simples aproximaciones fundamentadas en una documentación primaria exhaustiva, sin encubrimientos de los archivos nacionales.

Tal hipótesis evidencia la colaboración de las instancias eclesiásticas (misa en el atrio de Catedral en honor del ejército), artísticas (L. A. Cáceres Madrid, J. Mejía Vides, profesores del ejército) e intelectuales (M. A. Espino, A. D. Marroquín, G. González y Contreras, etc., funcionarios del gobierno) al régimen del general Maximiliano Hernández Martínez luego de la “Matanza” de enero de 1932.

Ni siquiera al famoso “poeta del 32”, le interesa el 32 en 1932. Por lo contrario, lo abruma el “sexo” y la “mujer blanca” como verdadero hecho político del año (P. Geoffroy Rivas en Boletín de la Biblioteca Nacional (1932 y 1933)). De igual manera, a Salarrué lo excita “la abertura circular” de una “bella mujer negra desnuda” cuyo cuerpo lo induce al viaje astral (Salarrué, Remotando el Uluán (1932)). De género y política como hechos olvidados…

Tal es el motivo último del encubrimiento. Hay que borrar todo indicio de colaboración con un régimen que el siglo XXI condena, ya que se alaba la obra intelectual de sus colaboradores. Quedo a la espera que —con fuentes primarias de la época— se demuestre lo contrario. Mi hipótesis está sometida a la falsificación por pruebas fidedignas que recabe un trabajo historiográfico exhaustivo.

¡Peléyense bien!

elfaro.net / Publicado el 15 de Julio de 2013 Nelson López Rojas, el responsable de la primera traducción completa de los Cuentos de barro al inglés, acaba de publicar un bienintencionado artículo –“No se peleyen”– donde informa sobre el reconocimiento internacional de Salarrué y donde también razona sobre las discusiones intelectuales que ahora suscita el autor de los “Cuentos de barro”.

No tengo claro por qué López vincula el reconocimiento y la disputa. Uno puede discutir sobre Salarrué sin que eso suponga restarle mérito literario. Y uno puede discutir sobre cualquier literato sin que eso sea necesariamente un esfuerzo estéril que vaya en contra del placer de leerlo. Lo normal es que la crítica se muestre dividida ante la mayoría de los escritores, pero esa división valorativa a la larga contribuye a mejorar nuestros juicios.

Yo le recomendaría a Nelson que no se deje llevar por las apariencias, que no se vaya en la chicagüita, pues. Aquí no estamos ante un debate generalizado sobre la figura y la obra de Salarrué. Yo veo más bien que las últimas tesis del profesor Lara Martínez sobre los Cuentos de barro se aplauden y nada más. No veo que mucha gente las debata y eso sí que es lamentable desde el punto de vista intelectual.

Lo negativo no son las peleyas, lo negativo son las malas peleyas. Si el debate transcurre por cauces racionales y se ciñe a unos puntos precisos, no veo cuál es el problema.

Tal parece que López apuesta por la concordia valorativa y unánime en torno a los “Cuentos de barro”, pero hay concordias y concordias y una concordia acrítica es tan nefasta como una mala “peleya”.

Si López lee mis dos últimos artículos sobre el Salarrué de Lara Martínez, verá que hago el esfuerzo de precisar algunas de sus tesis para luego cuestionarlas por medio de argumentos ¿es eso malo?

Yo le diría a López que es necesaria, urgente, la buena peleya en todos los planos de nuestra vida política e intelectual.

Ahí donde hay libertad de pensamiento y expresión, salen a la luz las perspectivas diferentes u opuestas que tienen los miembros de una sociedad sobre cualquier fenómeno de trascendencia colectiva. La democracia como terreno propicio para el desarrollo de la inteligencia no es un espacio cultural idílico poblado de pastorcillos, ovejitas blancas y música de flauta. En una sociedad que no se rige por el dogma y que abre sus creencias al debate, todo acuerdo crítico es la resolución provisional de un conflicto que, en el caso de alguien como Salarrué y su obra, sería interpretativo.

Yo no le recomendaría a la gente que no se peleara, lo que haría es recomendarle que peleara más y mejor.

Un amplio sector de nuestro mundo cultural evita desde hace mucho el conflicto de las interpretaciones. Algunos lo hacen por comodidad, para evitarse enemigos y ser colegas de todo el mundo. Otros lo hacen por miedo a las réplicas y al ridículo. Pero tanto se eluden los enfrentamientos que, al final, nuestra crítica literaria y cultural se queda en los huesos. Casi nadie dice lo que opina verdaderamente sobre la última novela de zutano y el poemario más reciente de mengana. Este cómodo y diplomático silencio tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Uno de sus inconvenientes es que los literatos, al carecer de jueces y juicios, a menudo continúan arrastrando durante años sus virtudes y también sus defectos.

El miedo a la discrepancia en el mundo cultural no solo se lleva por delante las malas peleyas, también impide que se manifieste y se instale la crítica cultural como valoración ponderada.

No hace falta, pues, Nelson López, pedirle a la gente de nuestro mundo cultural que no se “peleye” de forma clara y abierta, es lo que generalmente hace: esconder sus ideas para evitarse problemas. Si uno quiere escuchar sus verdaderas opiniones tiene que ir a las tertulias, a los encuentros personales, porque es ahí donde se recluye, lejos de la cordialidad, el juicio valorativo. Si queremos saber lo que juzgan los críticos y los escritores salvadoreños sobre la obra de Horacio Castellanos Moya, hay que ir a sus encuentros privados porque en publico generalmente nunca dicen nada, guardan silencio, rehúyen la opinión. Así que el consejo debería ser: tengan el valor cívico de decir lo que piensan, discutan, pero háganlo con arte, con rigor ¡peléyense bien¡

Últimamente se han hecho valoraciones polémicas sobre Salarrué: que si era un copión, que si su narrativa nació involucrada con la política cultural del martinato, etcétera, etcétera. Yo no estoy de acuerdo con la formulación extrema de dichos juicios, pero les veo su lado positivo: nos alejan de la imagen idílica de Salarrué y nos obligan a mirarlo con más rigor ¿Es esto malo? Por supuesto que no. Agradezcamos el valor cívico de todos aquellos intelectuales que se han atrevido a pegar un puñetazo en la tranquila mesa de los acuerdos valorativos unánimes y acríticos.

Si alguien afirma por ahí que Salarrué era un copión, no lo excomulguemos. Aprovechemos la oportunidad para discutir sobre las influencias literarias del creador de los Cuentos de barro y, si quieren, para reflexionar sobre la moderna noción del “autor” y el moderno concepto de “la originalidad”.

Admiro la inteligencia del profesor Lara Martínez porque descubre problemas ahí donde han prevalecido los lugares comunes y los acuerdos oficiales, pero discrepo de algunas tesis que propone. Ahí donde él nos ofrece una teoría concluyente, yo creo que empieza el debate. Lamentablemente, en nuestro medio, poca gente “discute” de verdad.

Lara Martínez maneja información, y eso es muy importante, pero resulta polémica la forma en que a veces la interpreta. Debemos agradecerle que nos diga que Salarrué excluyó algunos relatos de su versión final de los Cuentos de barro. Pero hay que discutir con él cuando nos asegura que los cuentos excluidos forman parte de una presunta versión integra y censurada. Aquí, en este punto preciso, la estima literaria que sintamos por Salarrué no nos salva de tener que involucrarlo en un debate necesario ¿Existe esa presunta versión integra de los Cuentos de barro o estamos ante una creación artificial surgida de la hermenéutica de la sospecha?

Esos trece relatos excluidos y presuntamente silenciados no cabe explicarlos con una sola hipótesis. Algunos pudieron excluirse por razones ideológicas y de pragmática política, pero otros pudieron desecharse por causas formales, estrictamente literarias. Sería un error creer, sin más, que todo lo excluido forma parte de una versión supuestamente censurada y sería un error encuadrar todas las exclusiones dentro del ámbito de la intencionalidad ideológica. Algo chirría cuando la hermenéutica de la sospecha se torna paranoica ¿Por qué deberían formar parte de “una versión integra” los textos que un escritor eliminó porque ya no le satisfacían formalmente? Para sostener la hipótesis del ocultamiento como la única causa de las omisiones, habría que desechar por completo la posibilidad de que algunos textos se cayeran de la última versión del libro porque el autor los hubiese considerado flojos, reiterativos o fuera de la estructura final que él buscaba.

En cualquier caso, si hablamos de una obra “completa”, debemos respetar la decisión final de su creador ¿Qué tipo de jueces seríamos nosotros si, pasando por encima de la voluntad autónoma del literato, incluyéramos en “la versión integra” de su libro toda la prosa que él termino desechando? En caso contrario, en caso de que nosotros tuviésemos potestad para decidir qué relatos entran en la edición “integra” de los Cuentos de barro, dejaríamos de ser críticos para convertirnos en co-autores del libro.

Distinto sería que, habiendo expuesto Salarrué de forma inequívoca que la versión última de su obra debía contener los relatos omitidos, la crítica y la posteridad se hubiesen negado a incluirlos por motivos ajenos a la creación literaria. Lo de la presunta versión integra de este clásico de nuestras letras es, por lo tanto, un tema muy polémico. No discutir la hipótesis interpretativa del profesor supondría coronarla desde ya como un nuevo dogma ¿Qué sentido tendría haber escapado de los viejos tópicos para ir a terminar en otro nuevo? Algunos creen con cierta razón que de los dogmas escapamos a través de la verdad. El respeto a los hechos y al razonamiento lógico nos vacuna en cierto modo contra las visiones falsas. Pero lo que nos permite, a la larga, escapar del dogma es someter todos los juicios al diálogo abierto y crítico. La democracia como ámbito propicio a la verdad es imposible, por lo tanto, sin la aceptación de la pelea rigurosa y bien entendida.

Los textos excluidos de los Cuentos de barro forman parte de la compleja historia del libro. Esa historia es difícil: es política, es intelectual. Ahora bien, Lara Martínez nos advierte del peligro de hacer una historia social que silencie al pensamiento, pero él mismo corre el peligro de presentarnos una historia del pensamiento vaciada de estética.

Lara ha construido una narrativa en torno a la obra de Salarrué y dentro de esa narrativa son importantes las pulsiones ideológicas y la intencionalidad política. El paisaje cultural que con trazo grueso desarrolla el profesor, es bastante parecido al que levantan las variantes menos sutiles del marxismo. La ideología en el marxismo vulgar es una maquina de ocultamientos cuyo engranaje simplifica la complejidad del universo simbólico. De ahí que los textos literarios y su difícil entidad sean devorados por las maquinaciones de los individuos y las clases, sin que quede el más mínimo resquicio para la autonomía relativa de la obra de arte. Es así como los textos excluidos de los Cuentos de barro se introducen sin matices en el gran mecanismo del disimulo. No cabe la posibilidad de que esos textos omitidos nos informen también de la evolución literaria de Salarrué o de la idea que el escritor tenía de la estructura formal de su libro. Todo esto se lo traga “la censura”.

Lo repito: una teleología simple, ideada para que todas las piezas encajen desde un principio, transforma la estética inicial de los Cuentos de Barro en una poética martinista, justo en un momento en cual el martinato no formaba parte todavía del horizonte histórico. Según esa visión, el Salarrué romántico y masferreriano, pasando por encima de las disyuntivas sociales y literarias de los años veinte, ya escribiría de acuerdo con las orientaciones de valor de la política cultural de 1934. Las características complejas y fluidas de un segmento del pasado (el del año 25, por ejemplo) se organizan de forma lineal y determinista en función de un hecho político (la dictadura del general Martínez) que acaecería después. Así se desdibujan, para que todo encaje en la gran teoría del ocultamiento político, las encrucijadas culturales del mundo en que nacieron los primeros Cuentos de barro.

Las buenas interpretaciones se pierden cuando son incapaces de establecer clausulas restrictivas.

También las buenas intenciones son estériles, cuando en nombre de una concordia idílica censuran los conflictos necesarios, las polémicas fértiles.

  • Álvaro Rivera Larios es escritor y ensayista salvadoreño. Residente en Madrid, España.