Dalton y Swenson: “Reclutar, desertar o anular»

WASHINGTON- Harold F. Swenson, “Hal”, de 1.80 metros de estatura y complexión atlética, veterano de operaciones encubiertas durante la Segunda Guerra Mundial, era el epítome del cuerpo de oficiales de caso de la Agencia Central de Inteligencia en el momento álgido de la Guerra Fría. Hal combatía a los comunistas con la misma determinación y astucia que alguna vez usara contra alemanes y japoneses.

La noche del 23 de septiembre de 1964, el deber llevó a Swenson a una prisión local de Cojutepeque, un pueblo de mala muerte en Centroamérica, en El Salvador, donde un prisionero macilento se hallaba sentado a solas en una celda húmeda, sin ventanas.

El prisionero era Roque Dalton García.

Hoy, Dalton es un héroe literario nacional y su rostro adorna los timbres postales de El Salvador. Pero en 1964, con veintinueve años de edad, era un enemigo del Estado envuelto en la ola política de izquierdas que había barrido la región a partir de la Revolución cubana de 1959.

En pocas palabras, Dalton era el tipo de persona con la que Hal Swenson lidiaba para ganarse el pan. Al tiempo que abría un grueso informe sobre las actividades subversivas de Dalton, Swenson fijó sus ojos avellanados sobre el poeta y le dijo que tenía solo dos opciones: colaborar con la CIA o “enfrentar las consecuencias sin posibilidad alguna de escapar”.

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Así comenzó uno de los encuentros clandestinos más intrigantes de la historia contemporánea de América Latina. Dalton sobreviviría y llegaría a producir una impresionante obra escrita, incluida una novela autobiográfica en la que el poeta se retrata valeroso y desafiante de cara a las presiones de la CIA.

No obstante, en los años por venir, sus enemigos murmurarían que Dalton era en realidad un traidor: si había salido libre de Cojutepeque, decían, había sido a cambio de su colaboración con la agencia estadounidense. El 10 de mayo de 1975, esos rumores le costarían a Dalton la vida. Sus camaradas marxistas de guerrilla lo asesinaron tras un “juicio” secreto en el que lo acusaron de ser un agente de la CIA. Fue aquel un acto de brutalidad fanática que hasta el día de hoy resuena en la política latinoamericana, pues la familia de Dalton ha defendido su causa contra los dos exguerrilleros a los que culpa del asesinato: Jorge Meléndez, hoy un alto funcionario salvadoreño, y Joaquín Villalobos, consejero de seguridad nacional del presidente de México.

Quizá nunca sepamos toda la verdad acerca del asesinato de Dalton, o de su relación con la CIA. Pero se pueden encontrar muchas respuestas en los Archivos Nacionales de Estados Unidos, en documentos desclasificados que incluyen numerosos informes sobre los esfuerzos de Hal Swenson por reclutar al poeta salvadoreño. El retrato de Dalton que de ahí surge no es ni traicionero ni heroico.

Dalton no cedió al chantaje de la CIA, pero su comportamiento durante el interrogatorio no fue tan audaz como él mismo sugeriría más tarde. Además, al parecer, Dalton manipuló la verdad tiempo después para ocultar el hecho de que en verdad era un agente de inteligencia… de Cuba.

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El 21 de abril de 1964, un vuelo de Cubana de Aviación que se dirigía a Praga se detuvo a reabastecer combustible en Halifax, Nueva Escocia. Mientras el avión permanecía en la pista, Vladimir Rodríguez Lahera salió disparado de entre los demás pasajeros y pidió asilo a un oficial canadiense. No se trataba de una deserción cualquiera. Rodríguez era el encargado de Centroamérica para la Dirección General de Inteligencia (DGI), la principal agencia cubana de espionaje.

Rodríguez terminaría entregando una maleta llena de documentos a Hal Swenson, jefe de contrainteligencia de la unidad de “Asuntos Especiales” de la CIA, que implementaba las operaciones encubiertas contra el régimen de Fidel Castro. Para el mes de junio, Swenson había logrado que Rodríguez le diera todo el parte y había ideado un plan para “reclutar, desertar o anular” a los numerosos elementos cubanos en Centroamérica a los que Rodríguez identificara, tal como diría más tarde un memorándum de la CIA. Entre los blancos potenciales en la lista de Rodríguez, Swenson consideró a Roque Dalton como un caso especialmente interesante.

Hijo de padre estadounidense y madre salvadoreña, Dalton se había unido al Partido Comunista Salvadoreño (PCS) en 1957 y había viajado a Cuba en septiembre de 1962, junto con otros veintitrés jóvenes del Partido, para recibir entrenamiento guerrillero. Su entrenamiento duró hasta marzo de 1963 y, según los documentos de la CIA, incluyó un mes en Rostock, Alemania del Este, en octubre de 1962.

El curso en Cuba comprendía lecciones de “liderazgo” con un veterano de la Guerra Civil española que había adquirido la ciudadanía soviética y se había convertido en general. Dalton debió de impresionar a sus instructores, ya que lo seleccionaron junto con otros cuatro salvadoreños para seguir entrenándose como agente de la DGI… sin informar al PCS.

Los cubanos le dieron a Dalton un alias: “Juan Montenegro”, y le enseñaron escritura en clave, vigilancia y comunicaciones de onda corta. Cuando se preparaba para regresar a El Salvador, a finales de octubre de 1963, la DGI le proporcionó al poeta seiscientos dólares para comprar un transmisor, y una cinta de microfilm que contenía radiofrecuencias fue escondida en la suela hueca de su zapato.

Swenson veía a Dalton como un “candidato destacado” para el reclutamiento, pues era un comunista salvadoreño de primer orden y también un agente secreto cubano.

En tanto tal, “se podría esperar que proporcionara bastante información tanto sobre el PCS en El Salvador como sobre sus actividades para la DGI”, escribió Swenson el 19 de junio de 1964. Rodríguez le dijo a Swenson que Dalton se mostraría receptivo a una oferta de la CIA porque era “muy inteligente, pero nunca demostró un verdadero deseo por aprender” en Cuba, y porque tenía “una debilidad por las mujeres y la vida fácil”. Aun así, a Swenson le preocupaba que las “características personales” de Dalton pudieran ocasionarle a la CIA “problemas de manejo” en el futuro, tal como le había sucedido a los cubanos. Rodríguez, que había sido el oficial de caso de Dalton, explicó que este había malversado los seiscientos dólares y no se había reportado con sus superiores antes del 27 de enero de 1964, cuando las autoridades salvadoreñas lo arrestaron y deportaron. El jefe de la estación de la CIA en San Salvador también externó sus reservas. La agencia ya tenía un espía en el PCS, señaló en un cable del 12 de agosto de 1964, así que, ¿para qué incorporar a Dalton?

Puesto que anteriormente Dalton no había hecho nada para la DGI, los cubanos, siempre sospechosos, “vincularían su reactivación a la deserción de Rodríguez Lahera”, argumentaba el jefe de la estación de la CIA. En lugar de hacer el intento por reclutar a Dalton, la CIA debía “anularlo” haciendo públicos sus lazos con Cuba y dejando que el gobierno salvadoreño se encargara del resto. Pero después de la crisis de los misiles y de Bahía de Cochinos, la CIA estaba desesperada por penetrar la red que rodeaba a Fidel Castro. Swenson quería darle una oportunidad a Dalton. Así que envió un cable al jefe de la CIA en San Salvador agradeciéndole sus comentarios, y siguió adelante con sus planes de reclutar al poeta.

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El 3 de septiembre, Swenson se reunió en San Salvador con el presidente de El Salvador, el coronel Julio Rivera, y le presentó el plan de la CIA para captar a los guerrilleros y espías entrenados por Cuba en su país. Rivera se mostró encantado y le dijo a su jefe de inteligencia, José Alberto “Chele” Medrano, que hiciera todo lo que la CIA quisiera.

Dalton había regresado a El Salvador en junio. Con la esperanza de evitar que su arresto y expulsión de enero se repitieran, permaneció en casa mientras los abogados de la Universidad Nacional, donde Dalton estaba inscrito como estudiante de Derecho, solicitaban a las cortes poner fin a la constante vigilancia policiaca fuera de su domicilio. Pero Dalton no pudo reprimir su necesidad de beber y socializar. El 4 de septiembre –un día después de que Swenson se entrevistara con Rivera– se aventuró en un bar donde policías vestidos de civil lo arrestaron. Cinco días más tarde fue transferido en secreto a la cárcel de Cojutepeque, a fin de frustrar los esfuerzos de la familia del poeta por lograr que un juez ordenara su liberación.

Si bien la policía no golpeó ni torturó físicamente a Dalton, fue mantenido en solitario, privado de duchas y comida decente, y obligado a dormir en el frío suelo de la celda. El resultado fue un semblante lastimoso al momento que Swenson llegó, ya caída la oscuridad, el 23 de septiembre.

Las condiciones de la cárcel no dejaron contento a Swenson, en particular el hecho de que el único espacio disponible para un interrogatorio fuera una gran sala de juntas, con guardias presentes y un oficial de alto rango de la policía salvadoreña que deambulaba dentro y fuera. Pese a las circunstancias poco satisfactorias, Swenson prosiguió con su “oferta” a Dalton. Hal le dijo al poeta que “fuentes internas” habían revelado que no solo era un comunista salvadoreño de primer orden, sino también un agente de inteligencia cubano. Dalton negó todo, y comenzó a sermonear a Swenson sobre sus derechos legales.

Pero cuando este último le mostró el archivo de la DGI que había obtenido de Rodríguez, el poeta “se encogió de miedo”, tal como informó más adelante el hombre de la CIA. La situación de Dalton “no tenía remedio”, dijo Swenson… a menos que cooperara, en cuyo caso, Estados Unidos se encargaría de darle a él y a su familia una buena vida. Dalton pasó de la provocación al regateo. Los dirigentes militares de El Salvador “me cortarán la cabeza”, suplicó. “Lamento haberme involucrado alguna vez en todo esto.” El poeta juró abandonar la política y El Salvador si el hombre de la CIA ponía fin al interrogatorio y lo dejaba ir. Pese a todo, Dalton no admitió trabajar para Cuba ni pertenecer al Partido Comunista. Y tampoco accedió a espiar para la CIA.

Frustrado, Swenson envió a Dalton de vuelta a su celda, y se quedó cavilando sobre las formas de quebrar su resistencia. Swenson decidió que un bon vivant como Dalton respondería mejor en un ambiente más cómodo. Así que dio instrucciones a Chele Medrano de trasladar a Dalton a un lugar más tranquilo, donde pudieran hablar a solas.

La noche del 25 de septiembre, Swenson se reunió con Dalton en la lujosa casa de un coronel salvadoreño, en las frescas colinas de Planes de Renderos, al sureste de San Salvador. Dalton se había duchado y había conseguido una cama adecuada y comida decente. Swenson informó que, sin guardias, “hubo una mejor compenetración y Dalton habló con mayor holgura”. Charlaron sobre la historia personal del poeta, sobre sus primeros días como miembro del Partido Comunista y sobre sus viajes por México y Cuba. Pero Dalton insistía en que había renunciado al Partido Comunista debido a sus métodos “cuestionables”. Sus visitas a Cuba, decía, respondían a actividades estrictamente culturales y literarias.

Swenson hojeó de nuevo el archivo de la DGI. Dalton insistía en que los papeles eran falsos. El poeta “suplicó misericordia con elocuencia, por [su] esposa y sus hijos”, informó Swenson, y “rogó” una vez más que se le enviara al exilio. El hombre de la CIA dijo que quizás podría organizar una nueva vida para Dalton en México, pero solo si cooperaba plenamente. Al ver que el poeta no se doblegaba, Swenson recogió sus papeles y se marchó, advirtiéndole a Dalton que se le estaba acabando la paciencia.

Dalton parecía “agitado, pero terco”, y “probablemente no se rendiría sino después de repetidas y largas sesiones de interrogatorios”, informó Swenson. Antes de recurrir a eso, Swenson quería probar una última táctica: confrontar a Dalton con Vladimir Rodríguez Lahera, quien había acompañado a Swenson a San Salvador. Seguramente Dalton no podría negar sus vínculos con los cubanos en presencia de su antiguo oficial de caso de la DGI.

La mañana del 30 de septiembre, Rodríguez apareció en Planes de Renderos. De apenas 1.60 metros de estatura y con un acento cubano inconfundible, Rodríguez debió de resultar instantáneamente reconocible para Dalton, en especial cuando habló sobre el entrenamiento del poeta en Cuba y se dirigió a él por sus pseudónimos ante la DGI.

Sin embargo, Dalton se las arregló de alguna manera para negar que conociera al cubano. El poeta se atuvo a esa historia incluso después de que Swenson entrara y se uniera al desertor. Una vez más, Dalton rogó que se le liberara y se le enviara al extranjero.

“Obtener la verdad de Dalton llevará mucho tiempo”, informó un Swenson exasperado. Dalton estaba “plenamente consciente [de las] pruebas en su contra”, pero quizás esperaba que la presión política y legal de sus camaradas finalmente obligara al gobierno a liberarlo. Por otra parte, añadía Swenson, Dalton “probablemente teme que admitir su complicidad no sea de ayuda”.

Estaba en manos del gobierno salvadoreño “convencerlo de que de una u otra forma [se] equivoca”, escribió Swenson, lo que quería decir que el gobierno debía retener a Dalton en aquella oscura celda de la cárcel de Cojutepeque hasta que el poeta cambiara de opinión. Y el 1 de octubre fue exactamente ahí adonde Dalton fue a parar, mientras Swenson regresaba a Washington.

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La desaparición de Dalton en verdad se había vuelto una cause célèbre para los comunistas salvadoreños y otros opositores al gobierno militar. El mismo día en que la policía transfirió en secreto al poeta de vuelta a Cojutepeque, un grupo de escritores y artistas publicó una carta en protesta por su arresto. Dos semanas más tarde, el 15 de octubre, el Diario Latino de San Salvador publicó una carta abierta al presidente Rivera firmada por la esposa de Dalton, Aída Cañas de Dalton. A continuación, las asociaciones de abogados llamaron al gobierno a respetar los derechos del poeta.

El 29 de octubre, al tiempo que la campaña a favor de Dalton alcanzaba un crescendo, un cable de la CIA le dio a Hal Swenson una noticia asombrosa: se decía que Dalton había escapado.

Tal como lo explicarían los cables posteriores de la CIA, de alguna manera el poeta había llegado de la cárcel de Cojutepeque a un escondite en la Universidad Nacional, en San Salvador.

Los oficiales de la CIA estaban alarmados por el titular del 30 de octubre de El Diario de Hoy, de San Salvador: “Dalton García confirma la fuga”. El periódico contenía una carta de Dalton en la que él mismo describía su arresto, cautiverio y las extrañas reuniones con dos interrogadores extranjeros.

Un “estadounidense vestido de civil” lo había acusado de participar en una conspiración encabezada por cubanos contra el gobierno salvadoreño, escribió Dalton. El gringo le había enseñado “una serie de documentos, obviamente inventados y fabricados ad hoc”, y amenazó con “eliminarlo” a menos que admitiera los cargos.

En la villa de Planes de Renderos, el estadounidense “continuó con sus amenazas y ofertas”, escribió Dalton, e incluso le presentó a un cubano desconocido, quien “afirmó ser el que había conspirado en Cuba conmigo”. El cubano lo amenazó con mandarlo asesinar a menos que confesara, afirmaba Dalton.

Tras ser enviado de vuelta a la cárcel de Cojutepeque, escribió el poeta, permaneció incomunicado hasta la noche del 25 de octubre, “cuando, aprovechando una debilidad en la pared de mi celda ocasionada por temblores y trabajos de construcción en las cercanías, pude escapar y llegar por mi cuenta a San Salvador”.

Los oficiales de la CIA trataron de contener los estragos. El jefe de la agencia en San Salvador dio instrucciones al encargado de negocios de Estados Unidos, Edward G. Curtis, de decir a la prensa que las acusaciones de Dalton eran “demasiado ridículas para comentarlas” o que Dalton estaba “usando ‘licencias poéticas’”.

Mientras tanto, la CIA trató de despistar a Cuba. Un oficial de caso le dijo a un agente conocido de la DGI que un funcionario estadounidense se había reunido con Dalton, pero solo a petición de Chele Medrano, quien pensaba que Dalton podría hablar más libremente con un compatriota de su padre. El oficial le aseguró al agente cubano que Dalton no había traicionado ninguna confianza, y que no tenía “nada que temer desde el punto de vista de la seguridad”.

El 3 de noviembre, el jefe de la CIA en San Salvador envió un cable a las oficinas centrales informando que las repercusiones políticas eran “sorprendentemente leves” y que el gobierno salvadoreño “podría capear el temporal sin tener que admitir nada”.

Sin embargo, un destinatario del mensaje no quedó satisfecho. “Este cable no tiene sentido”, escribió el 4 de noviembre un alto cargo de la CIA. “Nuestro objetivo es obviamente reclutar, desertar o anular a Dalton. Su fuga de la prisión no altera de ninguna forma lo que queremos hacer.” De hecho, se argumentaba en el memorándum, la fuga y las declaraciones de Dalton en la prensa salvadoreña podrían aumentar su valor como agente doble, pues constituían una pantalla perfecta.

La negativa de Dalton a aceptar el reclutamiento hasta ese momento “no significa que debamos rendirnos, más bien significa que deberíamos intensificar nuestros esfuerzos o estar dispuestos a tomar medidas más drásticas de ser necesarias”, agregaba el memorándum. Después de todo, el caso Dalton debía ser considerado a la luz “del asesinato de agentes de la CIA en Cuba”.

“No estamos involucrados en partidas de ajedrez o en juegos olímpicos, sino en operaciones serias que, ya se trate de una guerra caliente o fría, se calculan bajo la definición clásica de destruir la voluntad del enemigo para resistir o, más realistamente, destruir la capacidad del enemigo”, concluía el documento.

Y, con esa nota ominosa, termina el informe desclasificado del intento de Hal Swenson por reclutar a Roque Dalton.

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¿Podría haber orquestado la CIA una vendetta contra Dalton, o haberlo reclutado durante el tiempo transcurrido entre su fuga en 1964 y su asesinato en 1975? Es posible, pero probablemente no fue así.

La CIA continuó rastreando a Dalton desde febrero de 1965, cuando este se reubicó en Praga, hasta al menos el verano de 1971, cuando el poeta asistió a un congreso de las juventudes comunistas en Pyongyang, Corea del Norte.

No existe evidencia en los archivos desclasificados de que la CIA tuviera siquiera noticia del regreso de Dalton a El Salvador en 1973, o de la existencia del grupo al que se unió, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).

Además, para ese momento, “Asuntos Especiales”, al igual que la mayor parte del aparato anti Castro de la CIA, se había disuelto. Hal Swenson y otros oficiales involucrados en el caso Dalton habían sido reasignados, se habían retirado, o habían muerto. La prioridad de la CIA en

América Latina era el Chile de Salvador Allende, y no Centroamérica. Para 1975, la agencia quizás estaba demasiado ocupada combatiendo los escándalos por sus intentos de asesinato previos como para emprender uno contra alguien como Dalton.

Mientras tanto, la relación de Dalton con la inteligencia cubana se mantuvo. Aunque no está claro cómo salió de El Salvador a principios de noviembre de 1964, el poeta no pudo haber llegado a Praga sin ayuda cubana. Cuando tiempo después regresó a La Habana, Dalton gozó de un estatus privilegiado, con fácil acceso a funcionarios como Manuel Piñeiro, que encabezaba las operaciones secretas del régimen de Castro en América Latina.

En retrospectiva, el comportamiento de Dalton durante el interrogatorio con Swenson y Rodríguez, así como la historia que contó en la prensa salvadoreña –y, mucho más tarde, en las páginas de su novela Pobrecito poeta que era yo– parecen calculados no solo para protegerse a sí mismo, sino también a la DGI.

Sí: durante sus encuentros con el hombre de la CIA y con el desertor cubano estaba asustado, más asustado de lo que su recuento en Pobrecito poeta que era yo podría revelar. Debió de quedar impactado al enterarse de que Rodríguez lo había traicionado. Pero sus ruegos y sus súplicas probablemente fueron en parte una actuación, una puesta en escena destinada a darle tiempo a sus camaradas para hacer campaña a favor de su liberación, tal como lo sospechó Swenson. Incluso pudo haber aprendido esta táctica de la DGI.

Un cable del jefe de la CIA en San Salvador, fechado el 28 de septiembre de 1964 y consistente con esta hipótesis, describe una reunión secreta sobre el caso Dalton con un informante del PCS, quien reportó que la política del partido en el caso Dalton era “ejercer presión [sobre el gobierno] a través de los diputados” en la asamblea nacional, y “aceptar la expulsión [de Dalton] del país antes que dejarlo podrirse en alguna cárcel local”.

La dramática carta de Dalton a El Diario de Hoy resulta digna de atención tanto por lo que dice como por lo que no dice.

En Pobrecito poeta que era yo, escrito después de su salida de El Salvador, Dalton llamaba al interrogador estadounidense “oficial de la CIA”. Pero en la carta a El Diario de Hoy, escrita mientras aún se ocultaba en el país y esperaba irse, se refería al gringo con más cuidado, como “uno de los asesores extranjeros de la policía nacional y otras instituciones militares”. En cuanto a Rodríguez, Dalton decía que había descubierto que el cubano sin nombre era “un instructor de la policía nacional”.

En pocas palabras, Dalton solo reveló lo suficiente de la verdad como para alertar a sus superiores cubanos de que sus operaciones habían sido expuestas, pero no tanto como para orillar a la CIA a tomar “medidas drásticas”.

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La narración de Dalton sobre su fuga en El Diario de Hoy, aunque vaga y breve, es consistente con su elaborado relato en la novela, donde habla de la excavación de un túnel a través de una porosa pared de adobe, de carreras a través de bosques, y de autobuses a los que subió, lleno de ansiedad, camino a San Salvador.

Siempre ha parecido una historia improbable. Un viejo camarada que entrenó en Cuba con Dalton, Ricardo Castrorrivas, le dijo al biógrafo del poeta, Luis Alvarenga, que según había escuchado, Dalton logró salir en realidad gracias a Pedro Geoffroy Rivas, un eminente y adinerado poeta de izquierda que utilizó sus influencias a favor de Dalton. Resultaría irónico, pues Dalton y Rivas eran rivales en aquel tiempo; es de notar, empero, que Pobrecito poeta que era yo es una línea de un poema de Rivas.

No obstante, el hijo de Dalton, Juan José Dalton, ha escrito sobre la lejana noche en que su padre apareció en la casa de un pariente, con barba y cubierto de arañazos, y le enseñó a su hijo un pedacito de acero que había utilizado para atravesar los ladrillos.

La única versión de la fuga de Dalton que claramente no es verdad es la que difundieron sus enemigos: que la CIA la orquestó para encubrir su reclutamiento. El narrador más agresivo de este relato fue Cayetano Carpio, el comunista veterano que abandonó el partido salvadoreño en 1970 para fundar las Fuerzas Populares de Liberación (FPL). Carpio afirmaba que los miembros del Partido habían visto a Dalton reunirse con un oficial de la CIA en un hotel de San Salvador después de que saliera de la cárcel de Cojutepeque.

Si tal reunión tuvo lugar, no existe registro de ella en los documentos desclasificados de la CIA. Por el contrario, los cables secretos de la agencia, cuyo propósito nunca fue hacerlos públicos, reflejan sorpresa y enojo genuinos frente a la noticia de la fuga de Dalton. Los oficiales de la CIA en San Salvador ni siquiera averiguaron que Dalton había llegado a la Universidad Nacional sino hasta diez días después de su huida de Cojutepeque. Chele Medrano también parece haber permanecido en la ignorancia; según un cable de la CIA, “arremetió contra la dejadez de la Policía Nacional”.

El apoyo de Cuba a Dalton después de que abandonara El Salvador en 1964 contradice la acusación de Carpio; resulta extraño, sin embargo, que el régimen de Castro tolerara las murmuraciones de Carpio contra el poeta cuando ambos hombres se encontraban en La Habana a principios de la década de 1970.

Después de que Carpio rechazara la oferta del poeta de unirse a las FPL, la inteligencia Cubana instó a Alejandro Rivas Mina, el primer jefe del ERP, a aceptar a Dalton como “asesor político” dentro de El Salvador, según un artículo de David Hernández, escritor e investigador salvadoreño del caso Dalton, en La Prensa Gráfica de mayo de 2011.

Dado el potencial de conflicto entre Rivas Mina y el más viejo y más logrado –pero notablemente indisciplinado– Dalton, era como si los cubanos estuvieran enfrentándolos deliberadamente.

Según las memorias del exguerrillero salvadoreño Eduardo Sancho, Crónicas entre los espejos, en una reunión en San Salvador, en 1973, poco después de la llegada de Dalton, Carpio le reiteró a Rivas Mina el rumor sobre los vínculos de Dalton con la CIA.

Para sus admiradores, Dalton fue un brillante intelectual revolucionario. Los servicios secretos de Cuba, empero, lo conocieron como un bohemio sarcástico que le había robado seiscientos dólares a la DGI, que no podía resistirse a la bebida y que metió la pata en una peligrosa trampa de la CIA.

La inteligencia cubana había tolerado sus defectos durante años debido a sus dotes literarias. Sin embargo, para principios de la década de 1970, Dalton sabía más sobre el funcionamiento interno del Estado cubano que una década atrás, y su afición por la bebida y las mujeres había empeorado mucho.

De una u otra forma, por el riesgo que representaba, Roque Dalton estaba destinado a ser anulado. Y, el 10 de mayo de 1975, lo fue.

Traducción de Marianela Santoveña

Tomado de revista Letras Libres, edición octubre 2012.

Linguists identify 15,000-year-old ‘ultraconserved words’

You, hear me! Give this fire to that old man. Pull the black worm off the bark and give it to the mother. And no spitting in the ashes! It’s an odd little speech. But if you went back 15,000 years and spoke these words to hunter-gatherers in Asia in any one of hundreds of modern languages, there is a chance they would understand at least some of what you were saying.

That’s because all of the nouns, verbs, adjectives and adverbs in the four sentences are words that have descended largely unchanged from a language that died out as the glaciers retreated at the end of the last Ice Age. Those few words mean the same thing, and sound almost the same, as they did then.

The traditional view is that words can’t survive for more than 8,000 to 9,000 years. Evolution, linguistic “weathering” and the adoption of replacements from other languages eventually drive ancient words to extinction, just like the dinosaurs of the Jurassic era.

A new study, however, suggests that’s not always true.

A team of researchers has come up with a list of two dozen “ultraconserved words” that have survived 150 centuries. It includes some predictable entries: “mother,” “not,” “what,” “to hear” and “man.” It also contains surprises: “to flow,” “ashes” and “worm.”

The existence of the long-lived words suggests there was a “proto-Eurasiatic” language that was the common ancestor to about 700 contemporary languages that are the native tongues of more than half the world’s people.

“We’ve never heard this language, and it’s not written down anywhere,” said Mark Pagel, an evolutionary theorist at the University of Reading in England who headed the study published Monday in the Proceedings of the National Academy of Sciences. “But this ancestral language was spoken and heard. People sitting around campfires used it to talk to each other.”

In all, “proto-Eurasiatic” gave birth to seven language families. Several of the world’s important language families, however, fall outside that lineage, such as the one that includes Chinese and Tibetan; several African language families, and those of American Indians and Australian aborigines.
That a spoken sound carrying a specific meaning could remain unchanged over 15,000 years is a controversial idea for most historical linguists.

“Their general view is pessimistic,” said William Croft, a professor of linguistics at the University of New Mexico who studies the evolution of language and was not involved in the study. “They basically think there’s too little evidence to even propose a family like Eurasiatic.” In Croft’s view, however, the new study supports the plausibility of an ancestral language whose audible relics cross tongues today.

Pagel and three collaborators studied “cognates,” which are words that have the same meaning and a similar sound in different languages. Father (English), padre (Italian), pere (French), pater (Latin) and pitar (Sanskrit) are cognates. Those words, however, are from languages in one family, the Indo-European. The researchers looked much further afield, examining seven language families in all.

Un País Atrapado por Oligarcas y Maras

21 de abril 2013. Hace 50 años El Salvador era una república cafetalera, ahora vive de exportar gente. La tercera parte de su población ha abandonado el país y en 24 años esos emigrantes enviaron 46.000 millones de dólares en remesas familiares, 30.000 en la última década. Sin embargo, en la medida en que las remesas han aumentado, la economía ha decrecido y la violencia se ha multiplicado. Las remesas pasaron de 686 millones de dólares en 1992 a casi 4000 millones en el 2012. El Salvador es la economía que menos crece en Latinoamérica y junto con Honduras y Guatemala son la región más violenta del mundo. En los últimos veinte años se han registrado más de 50.000 homicidios.

El Salvador es un caso clásico de poder oligárquico. Las familias que controlan la economía asumieron la exportación de personas como política económica, argumentando que el país es “potencia demográfica” y sus habitantes tienen “cultura de emigrar”. En 1969 la expulsión de salvadoreños provocó la llamada “guerra del fútbol” entre El Salvador y Honduras. Con la guerra civil comenzó la emigración a Estados Unidos y ésta creció exponencialmente con la paz por el desempleo crónico.

La parálisis económica no tiene nada que ver con el actual Gobierno de izquierda, los empresarios dejaron de invertir aun y cuando gobernaba la derecha. Los miles de millones de dólares que llegan al país como dinero fácil reducen incentivos a la inversión productiva, disparan el consumo y estimulan la emigración. El país dejó de ser agrícola y ahora es una economía artificial de servicios soportada por remesas que pagan la mitad de las importaciones y permiten convivir con un enorme y crónico déficit comercial.

Los oligarcas ganan mucho dinero, sin inventar nada, sin correr riesgos y sin necesidad de generar empleos, captando las remesas a través de suplir el consumo. Importan productos, ponen supermercados, abren centros comerciales y sacan el dinero del país. Las remesas han generado un progreso ficticio en un pequeño espacio de la capital saturado de centros comerciales; la mayor parte del territorio es desorden, inseguridad y pobreza. La mayoría de jóvenes de clases altas y medias no conocen el caótico centro capitalino.

En la medida en que las remesas que envían los emigrantes han aumentado, la economía ha decrecido y la violencia se ha multiplicado

La migración de uno de cada tres salvadoreños provocó una catástrofe social que generó una violencia peor que la guerra. La multiplicación de familias disfuncionales, las comunidades desarticuladas, las deportaciones masivas de convictos desde Estados Unidos, la importación de la cultura norteamericana de pandillas y el desempleo crónico en un país que ya era violento, convirtieron a las pandillas, conocidas como “maras”, en un poder fáctico que le ha arrebatado al Estado los monopolios de la coerción, la tributación y la justicia en gran parte del territorio. Están armados, extorsionan, asesinan a quien no paga y se apropian de viviendas y negocios.

Las maras pactaron una impopular tregua entre ellas que ha bajado significativamente los homicidios, pero el reconocimiento público a su poder ha institucionalizado las extorsiones, que son el delito principal y el que más afecta a los pobres. Los cambios generacionales en sus filas, la apropiación de negocios, el dominio territorial y la “violencia sumergida”, o capacidad creíble de matar cuando lo necesitan, los terminará convirtiendo en crimen organizado.

Las maras son el resultado de que la política de exportación de personas enriquece hacia arriba a costa de degradar socialmente hacia abajo. Son un problema de pobres que afecta a pobres, que se agravó porque los Gobiernos oligárquicos abandonaron políticas sociales, debilitaron la seguridad pública y desmantelaron al Estado. Convirtieron la inseguridad en negocio expandiendo la seguridad privada. El fortalecimiento de las maras es, por ello, directamente proporcional al debilitamiento del Estado. Han sido el Gobierno de Saca, quien fue expulsado de ARENA y el actual de izquierda de Funes, los que comenzaron a aplicar programas sociales para contrarrestar los efectos de la emigración, entre éstos el programa “Ciudad Mujer”, dirigido a la deformada realidad familiar del país.

Estimando todas las operaciones económicas vinculadas a los emigrantes, El Salvador podría haber recibido unos 60,000 millones de dólares en un par de décadas, una suma fabulosa para un país tan pequeño. ¿Por qué si ese dinero llega a los pobres no ha habido un crecimiento masivo de pequeñas empresas? En el 2012 Honduras registró que más de 10,000 pequeñas empresas habían cerrado en Tegucigalpa por la inseguridad, con lo cual se estimaban unos 100,000 empleos perdidos. En El Salvador no se cuantifican los efectos de las extorsiones ni del poder intimidatorio de las “maras” sobre la microeconomía, pero con seguridad, éstas y la competencia de los centros comerciales que poseen seguridad privada, son los obstáculos principales de una explosión microeconómica que generaría centenares de miles de empleos.

El Salvador está atrapado en un círculo vicioso. A mayor emigración más remesas, a más remesas menos crecimiento económico, a menos crecimiento más desempleo, a más desempleo más violencia y a más violencia más emigración. ¿Por qué un país que recibe tanto dinero en remesas no puede pagarse las políticas sociales, ni la cantidad de policías que demanda la protección de sus habitantes? La economía salvadoreña está dominada por una “elite extractiva”, sin interés por el desarrollo. Los oligarcas captan el dinero de las remesas, pero no invierten en el país, sino en Estados Unidos, Panamá y hasta en la Nicaragua sandinista. Mientras tanto, El Salvador pierde trabajadores y emprendedores altamente productivos, desperdicia tierras fértiles, desaprovecha la ambición creativa de nuevos empresarios y deja a las pequeñas empresas a merced de las maras.

En 1980 la Fuerza Armada expropió los bancos a los oligarcas, pero se los pagaron, luego la banca nacionalizada quebró porque muchos empresarios no pagaron sus deudas. En 1989 el partido de los oligarcas recuperó el gobierno, rescataron los bancos con dinero público y se los auto-vendieron saneados, baratos, al crédito y pagables con las mismas utilidades. Posteriormente las remesas hicieron crecer los bancos, entonces los oligarcas los revendieron a precios altos a la banca extranjera y sacaron el dinero al exterior. Esta apropiación de miles de millones de dólares es el mayor acto de corrupción de la historia del país y una evidencia del poder oligárquico.

El debate en El Salvador no es entre “Socialismo del siglo XXI y Capitalismo”, sino entre un capitalismo oligárquico, acomodado y depredador que concentra el poder económico; y un capitalismo promotor del desarrollo que disperse el poder económico, fomente la inversión productiva, genere empleos, detenga la emigración, rehabilite delincuentes, fortalezca las instituciones de seguridad y acabe con las extorsiones y la violencia que atormentan a los pobres. Para reactivar la economía es indispensable un Estado capaz de proveer seguridad y para mejorar la seguridad es indispensable reactivar la economía.

Los países son un reflejo de la visión de sus elites; a diferencia de Costa Rica, cuyas elites construyeron una democracia próspera, la oligarquía salvadoreña ha puesto a El Salvador al borde de ser Estado fallido al haberlo llevado por un camino de dictaduras, golpes de Estado, rebeliones, magnicidios, represión, guerras, polarización política, corrupción, pobreza, emigración y violencia criminal. El enemigo principal de los oligarcas son ahora los nuevos ricos y lo único que puede salvar a El Salvador de convertirse en Estado fallido es precisamente el fortalecimiento de nuevas elites económicas que hagan contrapeso a los viejos poderes oligárquicos. Hay ahora miles de emprendedores exitosos en Estados Unidos y en el propio país que pueden reinventar la economía; sus principales obstáculos son los oligarcas y las maras.

¡William Huezo, presente, ahora y siempre!

SAN SALVADOR, 14 de mayo de 2013 (SIEP) “Como Iglesia Luterana Popular lamentamos el fallecimiento esta tarde de nuestro querido amigo y compañero sindicalista de AGEPYM, William Huezo…”expresó el Rev. Roberto Pineda, pastor de la Iglesia Luterana Popular.

“A William lo conocimos en la calle, en las grandes tormentas sociales de nuestra época, luchando siempre por los intereses populares, enfrentados a los anti- motines, denunciando las injusticias contra los trabajadores, en las huelgas y vigilias, recorriendo las calles con nuestras marchas, bajo banderas, mantas y megáfonos, por eso lo respetábamos y hoy le rendimos homenaje…”

“Me acuerdo cuando estuvimos acompañando como Iglesia Luterana Popular en el 2005 a los sindicalistas que habían sido despedidos de algunos ministerios, y estaban en Catedral en huelga de hambre, ahí estuvimos juntos desvelándonos, luchando…”

“Me acuerdo cuando llegó a acompañarnos a 18 despedidos en la Alcaldía de Ayutuxtepeque en 2010, y le dedicó tiempo, pensamiento, a buscar vías para lograr que se nos reinstalara, y nos dio apoyo sindical y legal, solidaridad proletaria…”

“Y estoy seguro que miles de empleados públicos vivieron esa experiencia, ese calor humano y esa confianza que William como seguidor de Monseñor Romero, levantaba a su paso, y por eso hoy rendimos tributo a su vida hermosa dedicada a luchar desde AGEPYM por los derechos sindicales, y desde el movimiento popular, por un nuevo El Salvador. Ya William estamos seguros, se encuentra en la gloria de nuestro Señor Jesucristo, que ama a los que sueñan y luchan…” concluyó el religioso luterano popular.

Empresario Ricardo Poma consolida su poder dentro de ARENA

La pregunta “¿Quién manda en ARENA?” que hace unas semanas retumbó en el partido tricolor tiene ahora una respuesta. El empresario Ricardo Poma, cabeza de uno de los grupos económicos más fuertes de El Salvador, ha consolidado su poder dentro de ARENA al haber instaurado al expresidente Francisco Flores como estratega de la campaña proselitista, al unificar a los más fuertes empresarios en torno a la candidatura de Norman Quijano y al mantener en la presidencia del partido a uno de sus hombres de mayor confianza, Jorge Velado.

El poder de Poma quedó evidenciado en una reunión con empresarios de altos quilates donde, a pesar de las dudas de unos y las ambivalencias de otros, dio por sentada la candidatura de Norman Quijano con una lacónica frase: “Vamos a seguir con Norman hasta el final”.

El poder del empresario pasa, además, por un factor fundamental: los fondos económicos para la campaña proselitista; se sabe de manera extraoficial que se ha comprometido a reunir $25 millones entre sus amigos aparte de los donativos personales.

La entronización del empresario dentro del partido mata dos pájaros de un tiro. Quizás tres. Por una parte llena el vacío de liderazgo que ha tenido ARENA desde la salida del Coena de Alfredo Cristiani. Por otra, unifica a los empresarios más poderosos del país en torno a la candidatura de Norman Quijano y anula fisuras que podrían perjudicar al delfín de los areneros en la lucha por la Presidencia. Y, tercero, asegura un tema de extrema importancia en la actual situación: los fondos económicos.

Esta consolidación podría responder la pregunta que la diputada Ana Vilma de Escobar hizo pública hace algunas semanas y que retumbó en el partido: “¿Quién manda en ARENA?”.

La cita del Grupo de los 20

El martes 14 hubo una reunión de emergencia en San Salvador, donde se dieron cita poderosos empresarios del denominado Grupo de los 20. Uno de los participantes confirmó a Diario La Página este encuentro.

El tema principal era la preocupación por la caída en las encuestas del candidato de ARENA, Norman Quijano, y las estrategias a seguir como parte de una reingeniería que, incluso consideraba el cambio de la fórmula presidencial tricolor. El grupo estaba repartido entre los que proponían el cambio de Quijano como candidato y los que preferían mantenerlo pese a las debilitadas cifras de aceptación electoral.

A la cita con los empresarios también asistió un personaje: Francisco Flores, el expresidente, quien estaba ahí por invitación de algunos amigos del Grupo de los 20 y cuyo principal promotor y padrino es Ricardo Poma, el hombre fuerte de ARENA dentro de esta coyuntura política.

La reunión —de acuerdo con una fuente interna del partido— transcurrió en medio de un diálogo que evidenciaba preocupación por el futuro del país y por los escollos que debe superar la fórmula presidencial.

Como parte de esa preocupación se había convocado también al candidato Quijano, para que expusiera sus puntos de vista. Lo que todos deseaban era que se llegara a un consenso, con Francisco Flores como el “asesor” de alta gama, que llevará a cabo la estrategia de salvataje.

De acuerdo con la fuente de ARENA, entre los asistentes a la reunión estaban: Ricardo Poma, Francisco Calleja, Ricardo Simán, Gerardo Balzaretti, Roberto Murray Meza, Juan Federico Salaverría, Luis Álvarez, Raúl Álvarez, Alejandro Dueñas, Fabricio Altamirano, Tomás Regalado y Ricardo Sagrera. No asistió a la reunión, por estar de viaje, Roberto Kriete.

Con ellos estaban Quijano y el presidente de ARENA, Jorge Velado.

En un ambiente de cierta tensión, los empresarios que se habían reunido comenzaron a exponer sus apuestas y propuestas para cambiar el panorama electoral.

Escucharon además la estrategia que les presentó Flores, le pusieron atención a lo que dijo Quijano y el presidente de ARENA, Jorge Velado, y cuando estos dos se fueron continuaron con el debate.

Fueron momentos de diálogo sin tapujos, teniendo sobre la mesa los números de las encuestas y el desgano de buena parte de las bases areneras para apoyar a una fórmula a la que no ven ganadora.

La preocupación era evidente. Vieron los números de la más reciente encuesta interna del partido en la que Quijano vuelve a aparecer en declive, una tendencia que marca el descalabro del aspirante tricolor, según la fuente de ARENA que dio esta información a Diario La Página.

Cada empresario dijo lo que opinaba hasta que, en un momento se escuchó la voz de Ricardo Poma. La postura del poderoso hombre de negocios fue tajante: Sigamos unidos hasta el final apoyando a Norman.

Los empresarios asintieron. Unos convencidos, otros a regañadientes. Otros, los menos, se quedaron callados porque no estaban de acuerdo. Se habia sellado el pacto, les encantara a unos o les disgustara a otros. Igual, pacto de caballeros, pacto de poder.

En ese momento, aparte, se terminó de afianzar la llegada de Francisco Flores a la campaña presidencial de Norman Quijano; se decidió que se le iba a contratar por 8 semanas, para que enderezara el barco arenero y se le concedió suficiente poder para tomar algunas decisiones.

Flores llegó así a una cima de poder que nunca tuvo dentro de ARENA, donde incluso ha padecido anticuerpos entre sus correligionarios.

Pero no solo el expresidente llegaba a tal cota de poder. En la reunión de este 14 de mayo quedaba evidenciado quién era el verdadero poder detrás del trono. El que realmente tiene la sartén por el mango dentro del partido tricolor.

Ese hombre es Ricardo Poma, el empresario que ya había sido miembro del Consejo Ejecutivo Nacional (Coena) en los albores del presente siglo, y quien ahora ha logrado acaparar las principales estructuras.

La llegada de Flores a la conducción de la campaña arenera (en su esencia, aunque otros vean los detalles) es el último paso que ha dado Poma dentro del círculo de poder partidario.

Porque además de tener influencia directa en la campaña, en vista de que Flores le reportará los resultados, otro de sus hombres de confianza, Jorge Velado, es el actual presidente del partido ARENA.

La instauración de Velado en la presidencia del Coena es muestra de poder de Poma dentro del partido, en vista de que Velado es uno de sus gerentes favoritos desde hace muchos años.

Otra de las posiciones donde, según sostienen algunos areneros, se ancla el poder de Poma dentro del partido es en la Asamblea Legislativa, ya que de manera indirecta podría tener influencia con la diputada Ana Vilma de Escobar, en vista de que el esposo de ella, Carlos Patricio Escobar, es otro de los hombres de confianza del empresario.

El factor dinero

Sin embargo, el poder de Ricardo Poma no se queda en las tres figuras mencionadas.

También se ha informado a este Diario que uno de sus sobrinos es quien maneja ciertos hilos de poder dentro del grupo “Los 300”, otro círculo donde se incluye también a empresarios y a profesionales.

Este sobrino es quien también maneja las cuentas y los fondos de campaña en Grupo 5, la empresa que le lleva la publicidad y las asesorías políticas a Norman Quijano, tanto como alcalde de San Salvador como candidato presidencial.

Otro aliciente para que Poma tenga poder dentro de ARENA es el factor dinero. El empresario ha donado ya (de acuerdo con algunas fuentes) medio millón de dólares para la campaña proselitista. Además, ofreció millón y medio —de su dinero personal— para dentro de pocos días y se comprometió a recaudar otros 25 millones de dólares entre amigos empresarios.

El poder que Poma ha logrado obtener dentro del partido, no obstante, le ha hecho acreedor de algunos adversarios internos.

Porque el hecho de que, en la reunión, se optara por seguir “con Norman Quijano hasta el final” ha desinflado el interés de algunos miembros del selecto círculo. Sin embargo, como es acuerdo tomado, los aires actuales indican que se continuará sin mayores incidentes.

Otra de las fuentes consultadas por Diario La Página, que habló bajo condición de anonimato por su relación cercana al caso, dijo que “Don Ricardo Poma es un gran hombre, aunque el hecho de que esté ganando demasiado poder dentro de ARENA puede resultarle no beneficioso al partido, no por él, sino porque las personas cercanas a él le pueden reportar información distante de la realidad y eso puede obnubilar el pensamiento”.

Otro empresario advierte: “El riesgo de que Poma tenga el poder casi total en ARENA es que él podrá ser muy buen empresario, pero el partido no se maneja como una empresa”.

Las preocupaciones

Las dudas que sienten sobre la fórmula presidencial algunos miembros del Grupo de los 20 no es exclusivo de tal círculo. Es parte también de las preocupaciones que de manera pública o velada hacen constantemente diversos areneros, de la elite y de los barrios.

“Lo que queremos es que se ganen las elecciones, y para eso quizás hay que tomar decisiones fuertes”, dice un arenero de pura cepa consultado por este Diario. Sin embargo, al ver las encuestas y percibir la “temperatura” en las bases tricolor este triunfo en las presidenciales se percibe lejano.

Incluso, ayer miércoles se reunieron con el Coena algunos fundadores del partido para externar su preocupación porque Norman Quijano y René Portillo Cuadra (su mancuerna en este proceso) no logran “hacer clic” con la población votante.

La aspiración de un grupo de areneros es contundente: hay que cambiar la fórmula presidencial. Suponen que aún hay tiempo para fortalecer un nuevo equipo que aspire a la presidencia del país.

Y entre los nombres que se manejan como los posibles sucesores de Quijano como aspirante a la Presidencia están los empresarios Eduardo Zablah Touché y José Ángel Quirós, y los diputados Ana Vilma de Escobar y Edwin Zamora.

Como candidata a la vicepresidencia se reitera el nombre de la alcaldesa Milagro Navas.

Sin embargo, estas aspiraciones podrían quedar en el olvido si se sigue al pie de la letra el guión que terminaron de construir los empresarios del Grupo de los 20 en la reunión sostenida el pasado martes 14 de mayo.

El poder de Ricardo Poma al frente de este grupo podría ser el cemento que solidifique a las estructuras de poder dentro de ARENA. Los próximos meses serán cruciales para ver si el “Sigamos con Norman hasta el final” se mantiene o si, al ver que no fructifica la estrategia del ex presidente Francisco Flores, el grupo de máximo poder dentro de ARENA decide dar un golpe de timón.

¿Quiénes son los dueños de los bancos en El Salvador?

13 de mayo de 2013. Los dueños de los principales bancos del país son cuatro transnacionales financieras y apenas una decena de familias con mayor renombre empresarial. Antes de la venta, los bancos eran mayoritariamente salvadoreños y existían unos 70 dueños, quienes desempeñaron cargos en el Gobierno y en asociaciones empresariales. La investigación de Transparencia Activa revela, además, que con el traspaso accionario no se pagaron impuestos porque la ley no lo establecía.

El Banco Scotiabank adquirió el Banco de Comercio en abril de 2005. El Banco Scotiabank adquirió el Banco de Comercio en abril de 2005.
En el año 2005 los dueños de los principales bancos del país decidieron vender la mayoría de las acciones de las instituciones financieras a transnacionales. Desde entonces, poco a poco en El Salvador se empezaron a escuchar y ver los nombres de Scotiabank, CITI y HSBC, actualmente Davivienda.

La superintendencia adjunta de bancos, aseguradoras y otras entidades financieras, de la Superintendencia del Sistema Financiero (SSF) explicó a Transparencia Activa que la venta de la mayoría de las acciones se realizó en Panamá, bajo la supervisión del ente controlador panameño en coordinación con el salvadoreño.

El superintendente adjunto de bancos, William Durán, explicó que las operaciones de ventas, así como la determinación de pérdidas o ganancias se dieron en los libros de las supervisoras de Panamá, y no en las de El Salvador.
Fue así entonces como el Banco de Comercio de El Salvador, S.A. vendió la mayoría de sus acciones a The Bank Of Nova Scotia, de origen canadiense, quien adquirió el 97.71% de las acciones.

La SSF autorizó en marzo de 2007 a Bancolombia, S.A. (radicada en Panamá) ser propietaria de la sociedad Inversiones Financieras Banco Agrícola, S.A. quien poseía el 94.29% de las acciones de Banco Agrícola.
El Banco Cuscatlán, para agosto de 2008, realizó la suscripción de un acuerdo privado para la venta de inversiones Financieras Uno, S.A. en proceso de fusión con Inversiones Financieras Cuscatlán, S.A. Ésta última tenía el 97% de las acciones del banco.

Según la información de la Superintendencia, Citibank Overseas Investment Corporation con domicilio en Wilmington, Delaware, Estados Unidos, compró el 99.99572% de las acciones de Inversiones Financieras Uno, la cual estaba en proceso de fusión con Inversiones Financieras Cuscatlán, y fue así como se convirtió en dueño.

El Banco Salvadoreño fue comprado por HSBC Asia Holding, B.V. con domicilio en Holanda, adquiriendo el 99.98% en 2007. Cinco años después, la SSF autorizó a Inversiones Financieras HSBC, S.A. la venta del 98.24066% de sus acciones al Banco Davivienda, S.A., con domicilio en Colombia.

Los accionistas minoritarios
Antes de la venta de los bancos, la mayoría de las acciones las poseían entidades denominadas inversiones financieras, entre un 86% y un 95%. El resto lo tenían personas con apellidos como Poma, Simán, Kriete, Eserski, Cristiani, Baldochi, Bahaia, Salume, Zablah, Belismelis, Sol, Araujo, entre otros.
El economista e investigador del Equipo Maíz, César Villalona, aseguró que luego de la privatización de los bancos a inicios de la década de los 90 y el pago de la deuda de la misma, por medio del Fondo de Saneamiento y Fortalecimiento Financiero (FOSAFFI), familias como Dueñas, Regalado, Baldochi, Cristiani, Simán, Poma y Murray Meza constituyeron “una argolla financiera”.

Los bancos Cuscatlán y UNO se convirtieron en CITI, de capital estadounidense. Los bancos Cuscatlán y UNO se convirtieron en CITI, de capital estadounidense.
“Luego los empresarios montaron las empresas de seguros. Posteriormente, la privatización de las pensiones”, aseguró Villalona, quien ha publicado varios libros sobre este tema en el Equipo Maíz.
El investigador afirmó que la venta de los bancos a las transnacionales ocurrió para que las familias “estuvieran protegidas” de un Gobierno de izquierda y tuvieran el “paraguas” de empresas internacionales.
“La lógica de la privatización de la banca es la protección, y con el capital de la venta seguir desarrollando los negocios más rentables, incluso fuera de El Salvador, sin dejar de ser banqueros. Eso está bien pensando”, subrayó Villalona.
La ley impidió pagar impuestos
En los años que se vendieron las acciones en el país se impusieron incentivos para que la gente se animara a incursionar en la bolsa de valores, y uno de estos fue la exención del Impuesto Sobre la Renta (ISR) a las ganancias que obtuvieran personas naturales que vendieran sus acciones en ese mercado.

El artículo cuatro, ordinal 14, de la anterior ley estipulaba que son rentas no gravables: “Las utilidades, dividendos, premios, intereses, réditos, incluyendo ganancias de capital, o cualquier otro beneficio que obtengan personas naturales, generados en inversiones o en la compra de venta de acciones o demás títulos valores, siempre y cuando tales acciones o títulos valores pertenezcan a emisiones inscritas y autorizadas por la Bolsa de Valores y la Superintendencia de Valores, y la colocación de los mismos sea realizada a través de una bolsa de valores legalmente autorizada”.
El director de fiscalización del Ministerio de Hacienda, Luis Díaz, dijo que para evitar esta elusión del ISR, el actual Gobierno envió una reforma en 2009 y la Asamblea Legislativa modificó la ley. Ahora quienes realicen estas transacciones están obligados a pagar impuesto.
La venta de las acciones de las personas naturales apenas fue el 10% del total de los bancos, mientras el 90% se vendieron fuera del país para que no se les aplicara el artículo 16 de la ley del ISR, que estipulaba el pago de renta de los bienes y los capitales invertidos en el territorio.

Mientras, el Impuesto al Valor Agregado (IVA) tampoco se pagó porque el artículo cinco de esta ley indica que los títulos valores no son sujetos de este gravamen.
El economista Villalona afirma que con la venta de las acciones de los bancos se debieron pagar unos $260 millones en impuestos, pero que no realizaron porque la ley lo permitía.

Con los $260 millones de la elusión fiscal se podría haber financiado más de la mitad del programa social para este año, en el que se financiaría la reforma de salud, el Plan de Agricultura Familiar, construcciones de vivienda popular,planes educativos, la instalación de agua potable en las comunidades rurales y urbanas del país y demás obras.

Actualmente en el país hay unos diez bancos operando, de los cuales dos son del Estado. El último que se vendió fue el HSBC y pasó a ser propietario Davivienda, de capital colombiano. Los activos de las instituciones ascienden a más de $13,000 millones.

El Cerco

Un día, a mediados de los años 70s, me encontraba en la Universidad buscando un libro en la biblioteca, cuando en la entrada de la facultad de medicina, en la placita “Salvador Allende”, me encontré al “Zarco”, un compañero que conocí en Áreas Comunes estudiando Agronomía.

-No querés tomar un poco de ‘kicapú’, ¡está rico, probálo!… -ofreció al verme.

Había un garrafón de agua cristal lleno de líquido anaranjado, y en cono de papel para minuta me sirvió un poco, y yo lo tomé… ¡Puro jugo de naranja!… Llegaron otros compañeros y se echaban su cono, mientras él los arengaba para ir al desfile bufo, y así, 30 minutos después, yo estaba en mi cuarto cono y me sentía zapatón, casi a pija… ¡y picado!… ¡pero se había acabado la garrafa!.

-Vamos al desfile bufo, va’star vergón, la reunión es en el Paraninfo, allí hay más kicapú -me dijo.
-“Otro par de conos y me safo” -me dije dándome paja yo sólo, ya picado.

Al llegar a la plaza enfrente de la Biblioteca y el Paraninfo, había reunido casi dos mil personas, todas usaban disfraces, maquillajes, pero ninguno mostraba su cara. Había escobas, escusados, peroles, trompetas, burros, bueyes, cuches. El desfile Bufo era una tradición de los estudiantes universitarios que se inició años atrás. Una crítica en “desfile-sátira” al régimen de la época.

El Zarco me dio una peluca y me serví más kicapú. Salió el desfile a las doce del mediodía por la 25 Avenida, luego Rubén Darío, hacia el centro de la Capital. El Zarco era el encargado del kicapú, el cual iba en una carreta jalada por una yunta de bueyes pintados de rojo. Yo vi tres cajas en esa carreta que estaban bien tapadas… ¡pero no se me ocurrió preguntar!…

Me preocupaba que hubiera suficiente kicapú y de eso vi cuatro garrafas llenitas. Me comencé a sentir carón y picado, quizá medio a verga, pero aún consciente… ¡Este kicapú era deliciosamente adictivo!…

Al llegar a la Fuente Luminosa, enfrente de la embajada yanqui, y del edificio “curveado”, el desfile se paró para el ya tradicional lanzamiento de botellas, piedras y otros objetos a la embajada, hasta aquí pareció todo “normal”, pero alguien lanzó un cóctel Molotov que aterrizó a unos dos metros de la puerta principal de ésta. La gasolina generó fuego e inmediatamente todos vimos cuando dos “cheles marines” parapetados en la terraza del edificio, se pararon y dispararon su M-16 al aire. La mara no se ahuevó y más cócteles siguieron… ¡De pronto!… dos tanquetas y muchísimos cuilios aparecen a ambos lados de la 25 avenida cerrándonos toda salida.

-Ayudáme, me dice en ese momento el Zarco, yo no lo escuchaba, mi adrenalina me advertía en el huevo que me había metido y medía la situación, luego me di cuenta, muchos vinieron con mochila en mano, destaparon las extrañas cajas y agarraron pistolas y cócteles… ¡Eso había en las cajas!… El Zarco me dio una mochila y viéndome apendejado me dijo: -Agarrá lo que podas que tenemos que agarrar guinda.

Estudiantes armados empezaron a disparar a la policía y fue cuando sucedió el despelote. Con el Zarco corrí a refugiarme al edificio curveado que había enfrente de la Fuente Luminosa, tres chotas cerraban el paso, hacia allí tiró el Zarco aquella botella de Tic Tác llena de clavos y gasolina con un pedazo de trapo como mecha, ¡al estrellarse en el carro explotó y llamarada de fuego salió!, entonces salimos en guinda.

Llegamos sudando y pálidos a la colonia Universitaria Norte sobre el Boulevard de los Héroes, nos sentamos a descansar, la guinda de 10 minutos nos había agotado… ¡Y la pija se me había ido!
-Tenemos que llegar a la U porque aquí estamos copados, -me dice el Zarco mientras estábamos escondidos tras un muro de piedras en una casa en construcción.
-¿Dónde está tu pistola? – pregunta el Zarco
-¿Cuál pistola?
-¿No has registrado tu mochila, sabés cómo usarla?
Adentro de la mochila habían dos cócteles Molotov… ¡Y una escuadra que de nueva relumbrada lo plateado!… Yo me asusté.
-Prefiero no usarla.
El Zarco me mira extrañamente y replica:
-¿Te estás aculerando?, mirá, estamos en un huevo, si nos agarran nos torturan, nos matan o desaparecemos, ques la misma mierda, vas a tener que usarla, sí se da el caso.

Casi una hora de estar escondidos, habíamos visto pasar una tanqueta con rumbo a la U. Después de media hora empezamos a caminar en pequeñas calles que corren paralela a la de los Héroes. Nunca se me ocurrió que la U estuviera cercada, los militares nunca habían hecho algo así. Todas las calles aledañas a la U estaban cerradas al tráfico, hacía rato que no se veía un solo bus o carro, ¡mucho menos un alma caminando esas calles vacías!… ¡Estábamos solos!… Pero en lugar de irnos a la seguridad de nuestras casas, el Zarco y yo decidimos romper el cerco, no para salir, sino para entrar en él.

Trepamos la cerca del Instituto detrás de la piscina; lo ancho de la cancha de fútbol separaba la piscina del edificio principal del plantel que yo conocía muy bien, allí estudié mi secundaria. Llegamos unos 20 metros del cerco malla ciclón que separaba la U con el Instituto, y que en secundaria acostumbraba trepar cuando llegaba tarde al Instituto, esta vez sería al revés…, cuando ¡de repente!, oímos la primera ráfaga, nos tiramos al suelo y vi una tanqueta escondida cerca del edificio principal, al otro lado de la cancha, y un Guardia Nacional, subido en el techo, señalaba a cinco o seis “beneméritos” abajo, donde estábamos nosotros…

¡La “Benemérita” venía corriendo hacia nosotros!. ¡No había salida, aquí morí pensé ese momento!. Otra ráfaga se oyó a lo lejos y vi a los Guardias tirarse al suelo, nosotros seguíamos en el suelo, pero desde donde estábamos podíamos ver hacia abajo, a lo lejos, como 100 metros… ¡El cafetín de AGEUS!

-Son los de la U que nos cubren, corramos.-me dice el Zarco.

Y vi al Zarco correr hacia El Cerco, que quedaba en bajada, y era de unos cinco metros de alto, con púas, vi al Zarco saltar, evitar las púas, y cuando ya iba a caer al otro lado me vio, quizás vio terror en mi cara pues me gritó

-Corré, no te aculerés… ¡Y desapareció de mi vista!

Yo estaba en pánico, jamás había estado tan cerca de la muerte. Pero las palabras del Zarco me despertaron y me levanté dejando la mochila en el suelo, y corrí los 20 metros que me separaban de El Cerco. La balacera arreció y ya no sabía quién disparaba a quién, yo sólo corría, pero por vez primera en mi vida, oí ese zumbidito que una bala hace al pasar cerca de uno… ¡Y que tan bonito se oye en las películas!… ¡Un sonido que jamás olvidaré!…

Llegué al cercado, salté para alcanzar las púas, la balacera ensordecía, pero sin importarme las púas quizás ya ni mi vida salté los casi cinco metros al suelo, amortigüé la caída con mis manos y pies, pero mi frente golpeó el pavimento; por escasos segundos me sentí de nuevo a verga, en la luna, pero el grito del Zarco me despertó.

-Por aquí, detrás de los carros.

Eran 10 metros más para la salvación, líquido mojó mis ojos y creyéndolo sudor me lo limpio con la manga de la camisa: ¡Era sangre!. Me había partido la ceja derecha y un chorrito de sangre se derramaba a mi cara… ¡Pero corrí!.. Llegué donde el Zarco agazapado detrás de un carro con vidrios y carrocería balaceados. Allí permanecimos media hora más, sin hablar, sin movernos, sólo oyendo la balacera. Entonces me di cuenta que había individuos con mochilas, ametralladoras, pañuelos que medio cubrían sus caras.

Todos estaban detrás de una barricada rápida de carros estacionados que habían hecho en el parqueo del cafetín de AGEUS. Allá, en el cafetín, habían muchísimos más que nos hacían con sus dedos la letra “V” de ¡¿Victoria?!.

La balacera paró a la media hora pero nadie se movía de sus puestos. Otra media hora pasa, ya son casi las cuatro y media… ¡Más de cuatro horas de angustia provocados por mi sed por alcohol!.. Yo seguía sangrando copiosamente y me lo tapaba con el pañuelo blanco, éste estaba empapado y me empecé a sentir débil… ¡Entonces perdí el sentido!.

Desperté en una camilla en un cubículo bien pequeño, afuera estaba oscuro, el reloj Pílsener de pared marcaba las seis y media de la tarde.

Me levanté a tomar agua y “miar”, entonces vi a través de la ventana y me di cuenta que estaba en el cuarto pegado al cafetín de AGEUS, ¡La Barbería!, los que parecían estudiantes, habían hecho una barricada de carros, estaba algo oscuro pero vi siluetas que me decían que había gente allí.

Me dieron ganas de cagar y me toqué las bolsas por un cigarro, milagrosamente hallé uno quebrado y ensangrentado, pero lo encendí y me senté en la taza… y en la pared del pequeño baño decía ésto:

No hay nada más singular
que las ganas de cagar
con un cigarro bien encendido
queda el culo agradecido
y la mierda en su lugar…

Sentado en la taza con el Delta encendido recuerdo que entonces recapacité. ¡Estoy cercado¡ ¿Qué habrá sucedido?. En ese pequeño baño maduré la situación sin pasiones aunque con temor, pero estoy seguro que todos los que estábamos en el campus sentíamos temor a la muerte esa noche… ¡En las trincheras no hay ateos!…

Al salir encontré al Zarco, me dijo que no se sabía cuantos pero había varios muertos, y hay heridos dentro del campus, como en el Rosales. Que había negociaciones por intermedio del arzobispado con la “dictadura” para levantar El Cerco y permitir los heridos salir y ser debidamente atendidos, que los militares quieren saber los nombres y rindieran las armas los casi 200 “subversivos” armados dentro de todo el campus. Como era vacación de interciclo habíamos pocos estudiantes.

Entonces me acordé ¿Y mi cartera? Me registré y nada… ¡La había perdido! ¡Allí estaba mi cédula, carné de la U!… ¿Y si la encontraba la cuilia?. Entonces me estremecí a la idea que llegaran a la casa a buscarme para matarme, como estaba sucediendo casi diariamente.

A la medianoche los vehículos militares alrededor de la U arrancaron y se fueron. ¡Habían levantado El Cerco militar!. Luego llegó un vehículo de la Cruz Roja a avisarnos que El Cerco estaba levantado pero sugerían que esperáramos hasta mañana de día para salir. Todos estuvieron de acuerdo y allí dormí en una silla de la barbería.

A las seis de la mañana empezamos a salir de dos en dos… Así llegué a mi casa a las ocho de la mañana de ese día de la violenta década de los 70s.

Un Día de Independencia

A las nueve de la mañana del 15 de Septiembre de 1971, mi chero y yo agarrábamos el bus de la Ruta 29 hacia el parque Cuzcatlán donde culminaría todo un año de protestas y manifestaciones contra el complejo militar-oligárquico de turno por el estudiantado de secundaria de San Salvador.

¡Allí estábamos reunidos alrededor de dos mil estudiantes de secundaria!. Habíamos acordado desfilar uniformados por lo que se veían uniformes de la mayoría de colegios: Divino Salvador, Colegio Orantes, Nuevo Liceo Centroamericano, Instituto Cervantes, Instituto El Salvador, o sea, colegios de clase media y baja. Sin embargo, el Liceo Salvadoreño, Externado San José, Colegio Don Bosco, Santa Cecilia, ¡no había ninguno! Estos eran los colegios para la clase alta. Los alacranes del Instituto Nacional éramos la mayoría… y el sexo femenino la minoría.

“La Coordinadora”, formada con representantes de los diferentes colegios, trataba de ordenar la manifestación. Usando megáfonos ellos trataban de formar a todos en cinco filas indias que ocuparían la ancha Calle Rubén Darío, y el destino sería la plaza Libertad.

Mi parna y yo nos ubicamos en medio de las casi cuatro cuadras de largo que formaba la manifestación. Ya estaba lista la partida cuando un bombazo se oyó venir de la cabeza del desfile, ¡siguió otro bombazo… y otro… y otro!… Humo blanco se vio salir de entre las filas, y pronto siguió la estampida.
Sin saber exactamente qué pasaba, pero adivinándolo, nosotros corrimos con los demás hacia el lado opuesto de los bombazos, sólo a toparnos con un camión lleno de cuilios que disparando bombas lacrimógenas nos cerraban el paso… ¡Estábamos cercados!…

El pánico se apoderó de todos. Los policías se bajaron del camión hacia nosotros ¡machete y garrote en mano!, cuando nos dimos cuenta que teníamos cerradas ambas salidas todos nos saltamos el enorme muro que bordea el parque Cuzcatlán y entramos al parque… Allí comenzó la cacería, golpiza, y captura de muchos compañeros, pues también dentro del parque nos esperaban los “beneméritos”.

Con mi alero a la par corrimos como venados cruzando el parque en guinda, evadiendo beneméritos y saltando cercas, ¿pero adónde ir?, parecía que los chafarotes nos habían cerrado todas las salidas, disparos de varios calibres comenzaron a sonar mientras corríamos, ¡aceleramos aún más!. Yo no sabía dónde mi pana y los otros estaban, solo sabía que varios iban corriendo conmigo.
Al fin, llegando al Gimnasio Nacional “Adolfo ‘chorro de humo’ Pineda”, nos reagrupamos unos 30 compañeros, busqué en el grupo a mi cuate, mi espíritu dio levantón al verlo, pero su cara cambiaba entre la palidez y púrpura, ¿cómo se vería la mía? Nos escabullimos por desconocidas calles hasta llegar al lugar contiguo al Instituto Nacional… Una corrida de casi cinco kilómetros la habíamos hecho en menos de media hora. Allí sudando y agotados, nos sorprendimos de encontrar cientos de compañeros ¡y seguían llegando!, parecía que todos tuvimos la misma idea: El Campus de la Universidad Nacional Autónoma de El Salvador…, ¡estábamos a salvo!

La “U”, como era conocida, tenía ya 12 años de estar ubicada al norte de la capital, otrora estuvo localizada enfrente de la Catedral Metropolitana, pero esta se quemó y la trasladaron al final de la 25 Avenida Norte, bien al Norte de la ciudad.

La U era un predio que abarcaba casi el mismo tamaño de mi Colonia Santa Lucía en Ilopango, que entonces se decía era la más grande de San Salvador. El terreno donde estaba el Instituto Nacional, por ejemplo, era prestado por la Universidad siendo tan sólo una cerca malla ciclón la que los separaba.

El campus de la U tenía siete facultades, 18 mil estudiantes, y por decreto constitucional se le había declarado “autónoma en lo docente, académico y administrativo”. Ningún chafarote uniformado había entrado jamás a la U, ésta simbolizó siempre el centro activo de oposición al gobierno.
Por entonces recién nacía una nueva universidad fundada por los Jesuitas: La Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” o UCA, pero era tan cara que sólo ricos podían afrontarla, además, sólo tenía cuatro facultades.

Nos dirigimos al Auditórium de la Facultad de Derecho. Allí se encontraba ya nuestro líder con parte de La Coordinadora, hablaban con un individuo de unos 20 años, que nunca había visto, nos acomodamos en las butacas del auditórium y los niveles de adrenalina comenzaron a bajar… Corrí mi vista a todos los presentes observando sólo caras juveniles y sólo testosterona.
Después de media hora, el tipo que vimos hablar con el líder, usando el micrófono, se dirigió a nosotros con este discurso que yo escribí esa noche en mi diario personal: “AGEUS” -nos dijo “se siente orgulloso del despertar del estudiantado de secundaria, por que juntos vamos a derrocar la tiranía y liberaremos a nuestro pueblo de la miseria y explotación”.

Eran impresionantes palabras que oía por primera vez y levantaron mi “espíritu revolucionario”.

Este tipo resultó ser el Presidente de la Asociación General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños (AGEUS) Los 600 y pico de estudiantes, ya exaltados, fuimos azuzados por su verborrea revolucionaria y pedimos salir de nuevo en manifestación ¡al momento!

El líder de AGEUS nos dijo que por ser feriado no se hallaban más que unos 300 universitarios en el campus para acompañarnos, pero si estábamos dispuestos ellos nos apoyaban…, no nos importó…, y levantando todos la mano votamos por salir en manifestación nuevamente.

A las 12 del mediodía, con cerca de 200 universitarios al frente de la marcha y 600 de secundaria siguiendo, nos lanzamos a la calle nuevamente en fila india.
En lugar de seguir la tradicional ruta de la 25 avenida, cruzamos y tomamos la Calle de los Locos (29 Calle Poniente) que dobla cerca del Hospital Bloom. Esta calle va cuesta abajo y cuando habíamos avanzado casi dos cuadras, nos salió a cerrar el paso la “benemérita” Guardia Nacional en traje de fatiga.
La marcha se paró, la Guardia avanzó hacia nosotros con bayoneta apuntando a nuestra dirección, los líderes nos ordenan dar media vuelta y marcha atrás, la chota seguía avanzando, y al llegar al cruce del Bloom, y a unos metros de la entrada del campus, ¡la guardia comenzó a disparar!… ¡Estampida nuevamente!..

Esta vez la corrida fue de unos metros, pero los disparos continuaban…, un cable de electricidad cae al suelo en señal que la animala disparaba ¡munición viva!
Entramos esta vez por la 25 avenida y fue cuando vi venir detrás de nosotros unos compañeros cargando heridos o muertos.
El pánico se acrecentó cuando llegamos a la pequeña plaza del Paraninfo y la Biblioteca. Allí reposaban en el suelo ensangrentados compañeros heridos, atendidos por estudiantes de Medicina. ¡De pronto! Una balacera comenzó en la entrada de la 25 avenida que nos hizo tirarnos al suelo, después supimos que un grupo de compañeros había apedreado, desde dentro de la U, un “jeep” militar con jefes militares abordo que había pasado por allí.
Permanecimos semi-cercados hasta las tres de la tarde y la jornada había dejado tres muertos, 15 heridos y 65 capturados, de acuerdo a la radio popular porque el Diario de Hoy y la Prensa Gráfica no reportaron los incidentes.
Después de estos incidentes en el 71, la situación política aparentó calmarse hasta marzo de 1972, cuando sucedería el robo electoral más descarado que vería El Salvador en toda su corta Historia.
Después de esta elección, un puñado de intelectuales comprendería que no se podía sacudir esta sangrienta dictadura a través del voto, por lo que sólo había una última opción para acabar con el complejo militar-oligárquico-gringo que explotaba y oprimía en favor de unos pocos:
¡La Lucha Armada!

La Promoción Che Guevara

Voy a tratar de revivir los restos de la vívida unión y entrega que mostró el Quinto Curso del Instituto Nacional Genral Francisco Menéndez del año escolar 1971. Estoy seguro que si esa Promoción no fue única, al menos es imposible duplicarla.
Pero entonces, en 1971, era la primera vez que se vio algo así en todo El Salvador.

Una Promoción de secundaria, que por primera vez en la historia de El Salvador, estremeció las principales arterias y calles de San Salvador con protestas y demostraciones públicas. Nunca antes el estudiante de secundaria había protagonizado disturbios en la nación, hasta entonces eso era territorio exclusivo de los universitarios.

Una Promoción que había escogido democráticamente, y desafiantemente, el nombre que simbolizaba Revolución y Socialismo: Ché Guevara.

Una Promoción que decidió, democráticamente, y por primera vez en la historia del Instituto Nacional, presentarse a los actos de graduación en uniforme, y no con el tradicional “traje entero”.

Una Promoción, en fin, que decidió ser la primera en negarse a estrechar la mano a un Ministro de Educación, y al Director del Instituto, don Chalo, durante la entrega de títulos.

Promoción Rebelde, estudiosa, pero más madura políticamente, y con un casi perfecto liderazgo… como ninguna otra… esa fue la Promoción 1971 “Ernesto Ché Guevara” del Instituto Nacional “General Francisco Menéndez”… y que honrosamente soy parte de ella

Quiero hacer un homenaje a esas 500 góndolas del 71…, y a los nuevos bachilleres de mi terruño que este mes, como mi Promoción hace 37 años, terminan sus estudios de secundaria…

¡Felicidades, y mucho ánimo compañeros bachilleres…!

El Despertar: La Huelga de ANDES 21 de Junio

1971 fue un año turbulento, el magisterio nacional sindicalizado en A.N.D.E.S 21 de Junio, había decretado una huelga nacional por mejoras en beneficios y la Ley del Escalafón. Era la segunda huelga de maestros (la primera en 1968) contra el gobierno del Presidente tapón Sánchez Hernández. Pero en esta huelga de 1971 tapón la reprimió y apresó a Mélida Anaya Montes, líder de ANDES… consecuencia de esto vino las manifestaciones, masacres, y aprisionamiento durante el resto del año.

La planilla de docentes en el Instituto Nacional “General Francisco Menéndez” estaba partida, la mayoría apoyaba el paro, pero una minoría, y entre ellos el director Gonzalo de Jesús Hernández, don Chalo, no apoyaban la huelga.

No se podía ser entre camagüe y elote, por lo que don Chalo fue tildado de “pecenista”, y en esos días era suficiente para ser odiado, hostigado y hasta se le echaba bola negra.

Entonces, un día del mes de Julio, en el plantel, la bola se comenzó a regar que había que salir a la calle en manifestación en apoyo de los maestros. Increíblemente nadie se ahuevó y casi todos salimos a las 10 de la mañana a organizarnos para salir en manifestación.

La principal razón de apoyo se pensaría era para irse a la casa, pero fue realmente asombrosa la respuesta al llamado; por supuesto, algunos se fueron para sus casas, pero la mayoría respondió a la convocatoria y fuimos al desfile. Había entre 5-10 líderes salidos de la nada, y que nadie había nombrado, pero que imprimieron disciplina y organización hasta el día de graduación.

Hasta ese día, yo, como estoy seguro eran la mayoría, sólo habíamos estado en desfiles patrios de la independencia, pero nunca en un desfile político. 500 futuros bachilleres liderando a casi dos mil estudiantes del primero al cuarto curso, todos bien uniformados, la mayoría éramos chavos y chavas virguitos, quienes entonando fuerte salimos gritando a todo pulmón por la 25 Avenida Norte “-Gorilas, hijosdeputa, los estudiantes somos vergones… ché, ché, ché, ché…”.

La manifestación llegó al Central de Señoritas por el Hospital de Maternidad, pero la directora y el personal echaron candado a los portones y aunque las chavas querían salir, no pudieron, entonces nos dirigimos al Anexo del Central de Señoritas, a digamos dos kilómetros y situado entonces en el edificio que hoy aloja la Alcaldía Municipal de San Salvador y que antes de llegar a ser Anexo, era el caserón que hospedó al Instituto Nacional por años.

En 1971, el Instituto Nacional aún no era llamado INFRAMEN, sino así: Instituto, o Nacional, a secas; los otros colegios, y la prensa nacional, lo referían como las siglas de cobre en el cuello del uniforme: IN. Para nosotros INFRAMEN era el nombre del periódico mensual que teníamos intramuros.

Al llegar al antiguo caserón del Anexo del Central de Señoritas ¡increíblemente!, las chavas con su uniforme todo color blanco, como candelitas de yeso, ya nos esperaban afuera organizándose en fila india sobre lo que hoy es Avenida Juan Pablo Primero. ¡Qué belleza!, el estrógeno ruge en las cuzcatlecas, crema y nata de la adolescencia femenil salvadoreña, capitalinas de clase media y baja en sus 13,14, y 15 años, todas en el otrora Plan Básico, esperándonos organizadas afuera para ir hacer bulla en apoyo de los maestros salvadoreños.

Muchas de ellas caerían durante la sublevación mestiza contra la Patria del Criollo en los 80s.
El desfile era ya respetable y nos dirigimos al Palacio Nacional haciendo bulla y trabazones por todos lados. En el Palacio Nacional hicimos una sentada y un minuto de silencio en pleno mediodía de ese día de Julio… y eso fue todo, luego nos dispersamos y calabaza, calabaza, cada quién pa su casa… y al llegar a casa pues a gritar a todo pulmón “mamá tengo hambre”.

El gobierno acusó a organizaciones de la Universidad Nacional de haber organizado esa manifestación, yo puedo hoy afirmar que eso fue falso, nosotros decidimos desfilar por voluntad propia, nadie nos dio paja, fue como un inevitable huracán de hormonas haciendo bulla en San Salvador.

Hicimos dos manifestaciones más y la segunda fue porque don Chalo, director del plantel, quiso reprimir las protestas prohibiendo a los líderes entrar a clases y cerró el portón de entrada del plantel a ellos. Ese día todos salimos afuera para apoyarlos e hicimos un pequeño mitin en la entrada, cerrando la calle por supuesto, pero debido más que todo a que se estaba haciendo chapupa eso de las manifestaciones, y segundo el motivo, ¿porqué y para qué?, el desfile que rápidamente se armó fue pequeño, quizás unos 600 compañeros, pero no menos bulliciosos.

Las manifestaciones generalmente se dirigían a la plaza Libertad… pues hacia allí desfilamos esa mañana… y llegamos sin problema dos horas después… “pero al momento llegó un bus gris lleno de cuilios que se paró en el lado sur del parque intimidándonos, con este primer movimiento de la chota la mayoría salió escupida corriendo para sus casas, pero entre 75-100 estudiantes nos quedamos y continuamos oyendo al cuchito Morales que subido en el monumento gritaba contra el imperialismo yanqui y el imperialismo inglés. la cuilia hace amague de salirse del bus pero los compañeros no se achican… la animala se abalanzó sobre nosotros y fue cuando salimos todos en guinda…” (Extracto de un diario personal)

El Viernes 2 de Junio de 1972

Finalmente todo culminó con la sangrienta manifestación del 15 de Septiembre de 1971. Luego llegaron los privados en Diciembre, la fiesta de graduación en Enero/72, el examen de admisión en la Universidad Nacional en Febrero… y finalmente la graduación el dos de Junio.

Ya habíamos decidido desde septiembre que no íbamos a presentarnos en “traje de gala” como se acostumbraba, sino uniformados, y ese mismo día decidimos ponerle nombre a la promoción lo cual cuento desde mi punto de vista en el pasaje de Don Chalo. Sin embargo no se nos permitió poner el nombre de la Promoción en la tarjeta de invitación al acto, solamente se nos permitió escribirlo críptico, difícil de leer “che”, en la escarapela de la Promoción.

Tradicionalmente los nombres de graduaciones de bachilleres en los centros de estudios llevaban nombre de profesores, ex-profesores, ex-estudiantes, o algún notable… nosotros decidimos quebrar esa tradición y votamos en mayoría por llamarnos Promoción Ché Guevara.

El cine o teatro Popular, o “el Pulgoso”, como le llamábamos en mi barrio por el vergo de pulgas, chinches y telepates que se traía de allí, era el cine más barato de San Salvador hasta 1966. Era hecho de madera y lámina, sucio, maloliente, graderío de madera, como en los circos, y letrina de fosa; también se organizaban matinés de lucha libre y boxeo profesional. El edificio era cuadrado y por el dolor de nuca después, era paloma quedar en los lados, pero eran las tablas más baratas, pues las sillas de “ringside” no había butacas aún allí estaba fuera de mi alcance. Hasta mis 10 años, en este cine vi decenas de películas, triples por cinco centavos los domingos a la 1 pm. eran mis favoritos, aunque saliera con un espantoso dolor de cabeza y nuca… y el vergo de pulgas y talepates.

El cine Modelo, México, Capitol, América y el Pulgoso, era la diversión de la currunchunchún de San Salvador en los años 50s y 60s y 70s, pues la televisión era inalcanzable.

El Pulgoso fue demolido en 1966, y en su lugar se construyó el precioso cine Libertad, yo entré por primera vez un inolvidable 28 de diciembre de 1967 a ver la película El Gran Escape cuando una reventazón de cuetes nos sacó espantados del cine. Los puestos de pólvora enfrente del cine habían agarrado fuego, y mi madre tenía puesto allí, cuando salía en carrera del cine vi a mi madre corriendo a mi encuentro, ¡fue el momento más feliz de mi vida!… Pero mi madre, que murió en noviembre un año después, ya no estaría en el cine Libertad para mi graduación de bachiller en 1972.

En la mesa entregando los diplomas estaban la Ministro de Educación licenciada Antonia Portillo de Galindo, el querido profesor Humberto Perla Flores, el subdirector Mario Aguilar, y el director Gonzalo de Jesús Hernández, el popular don Chalo (son los nombres que escribí en mi diario, pero estoy seguro habían otros maestros y ex-maestros). La entrega de diplomas se hizo en orden alfabético, de la A-LL, y M-Z.

El Rechazo

Entonces algo que no habíamos acordado comenzó a suceder, los primeros estudiantes en subir a recoger el diploma entregado por la Ministro Galindo le dejaban la mano tendida, no sólo a ella sino también a don Chalo, sólo estrechaban la mano al burrito Perla y los otros maestros. Aunque no eran todos pues algunos si estrechaban manos con ellos, la mayoría no lo hacía, ignoraba a los dos a propósito. La Ministro y don Chalo se veían totalmente ahuevados y sin saber qué hacer…

Yo tampoco tenía idea que putas iba hacer cuando llegara mi turno de subir al estrado, pues de esto no se había hablado. Le pregunté a mi gran alero a la par, aquél también estaba asombrado y dudoso… había un ronroneo entre la mara, y cuchicheo entre los familiares en las filas de atrás… al terminar la letra LL, don Chalo paró la entrega y dio un receso de 15 minutos.

Fue entonces cuando el “cuche” Morales Ruíz, nuestro máximo líder, prácticamente asaltó el estrado y agarró el micrófono de la mesa, un profesor trata de detenerlo, pero él simplemente lo ignora, don Chalo le dice algo al oído pero él se niega a regresar el micrófono y comienza más o menos así (esta parte la escribí en mi diario): “compañeros, a pesar de la represión de la dictadura y la represión de la dirección del Instituto tratando de detenernos, nada ha podido evitar que hoy nos graduemos, así como nada ni nadie detendrá a nuestro pueblo en su lucha por su libertad…” y siguió hablando por alrededor de cinco minutos echándole verga a la dictadura y chinas a don Chalo…, y dramáticamente terminó diciendo “… ché Guevara, hoy te saludamos, ¡Viva El Salvador libre!”, levantando el puño izquierdo en alto.

Los familiares estaban confusos y muchos totalmente horrorizados.

La Ministro de Educación Portillo de Galindo se levantó con muestras claras de hallarse emputada y se fue del evento.

Yo sentí un gran alivio.

Una semana después el Ministerio de Educación anunciada la prohibición de nombres a las promociones en los planteles nacionales…

Pero yo sí le di la mano a don Chalo…

Aunque no se la hubiera dado a la Ministro…

Era una Ministro fraudulenta.

Que Viva la Resistencia Nacional y sus gloriosas FARN Fuerzas Armadas de la Resistencia Nacional

1o. de Mayo: Es en estas circunstancias que los responsables políticos de lo que ahora constituye la Resistencia Nacional, en consulta total con nuestras bases, realizamos una reunión de emergencia y acordamos la separación orgánica de la camarilla militarista que habiendo irrespetado todo principio leninista de conducción, todo principio revolucionario, carecía de solvencia moral y revolucionaria para continuar en cargos de dirección en el seno de nuestra organización. El documento de separación también es ocultado a las bases y la camarilla asume bajo su personal responsabilidad todos los hechos que se suceden posteriormente.

8 de Mayo: La respuesta ciega e irracional de la camarilla militarista enquistada en el seno del ERP, fue la de asesinar sin ninguna consideración a los miembros de la Resistencia Nacional. En esta fecha, se prepararon tres atentados criminales, todos los cuales a pesar de la zaña* con que son impulsados, resultan fallidos y no les permiten consumar sus criminales planes contra miembros de la Resistencia Nacional.

9 de Mayo: Apresuradamente y para justificar sus acciones criminales del día anterior, elaboran un “comunicado” firmado por el Estado Mayor en el cual condenan a la muerte o al exilio a todos los que consideran responsables políticos de la Resistencia Nacional.
10 de Mayo: Impotentes y rabiosos por la frustración de los asesinatos que pensaban cometer en miembros de la Resistencia Nacional, ceban su furia contra los compañeros capturados y asesinan irresponsablemente a “PANCHO” y ROQUE DALTON.

El compañero PANCHO, fue uno de los más altos exponentes de su clase, obrero industrial, con larga trayectoria combativa, iniciador del proceso de lucha armada en nuestro país, uno de los más valientes y bravos combatientes de la guerrilla salvadoreña, que por su decidida participación en innumerables acciones armadas, había alcanzado en el seno de las filas revolucionarias el grado de sub-oficial, Jefe de Escuadra y Primer Instructor Militar técnico y táctico de nuestras fuerzas armadas.

El compañero ROQUE DALTON GARCIA, se distinguió políticamente desde 1960 en las luchas populares, contra el régimen de Lernus del cual fue uno de los más fuertes adversarios. Siendo miembro del Partido Comunista Salvadoreño (PCS) inició su indetenible trayectoria como poeta e intelectual de izquierda alcanzando renombre internacional. Exiliado por el régimen, vivió en Praga, donde fue miembro de la Pla­na de Redacción de la Revista Internacional Comunista. Posteriormente radicó en Cuba donde trabajó en Casa de las Américas hasta su incorporación a la guerrilla salvadoreña, donde rindió militancia con grado de soldado combatiente y como miembro de una Célula de Vanguardia (del Partido en formación) del ERP, hasta su cobarde asesinato.

16 de Mayo; En un acto de desesperación y de ceguera política que ha recibido el total repudio de la conciencia revolucionaria nacional e internacional y la condena de la historia, se hunden para siempre en el abismo de la ignominia al declarar públicamente ser los autores del asesinato de Roque Dalton, sobre cuya memoria pretenden lanzar el lodo de la calumnia y de la infamia.

Frente a la inminencia de enfrenamientos armados entre R.N. y E.R.P. a causa de las cRIMinales* (*asi en el original) provocaciones de la camarilla militarista empeñada en continuar su baño de sangre revolucionaría, las FUERZAS POPULARES DE LIBERAC1ON (F.P.L.) “FARABUNDO MARTI”, asumen el histórico papel de intermediarios, exigiendo a nombre del proceso revolucionario, el cese de hostilidades y el mutuo respeto a la integridad física y a la vida política independiente de ambas organizaciones.

A partir de ese momento, el proceso se vuelve irreversible, la RESISTENCIA NACIONAL camina para siempre desligada de la camarilla militarista, y el tiempo transcurrido ha venido a demostrar ante el pueblo y la conciencia proletaria, los alcances de la profunda desviación militarista que hegemonizó en el seno del ERP.

http://www.chrs-scc-cm.org/archivo/rn/porlacausaproletaria/index.htm