Rodrigo
Montoya Rojas
Universidad
Ricardo Palma y Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, setiembre de
2011.
Contenido
Introducción
I. Riqueza y complejidad del concepto
cultura.
II. Mestizaje: un concepto vacuo equívoco
u otro nombre para designar a la cultura occidental
III. Culturas: importancia fundamental
del plural
IV. Cultura en singular y colonialidad
del poder
V. Culturas, (en plural) desde los
pueblos indígenas
Referencias bibliográficas
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Introducción
En este texto trato de avanzar un paso más
en mi reflexión sobre el concepto de cultura y sus múltiples usos en las
ciencias sociales particularmente en la antropología,
en la política, en los medios de comunicación y en la vida cotidiana[1].
El hilo conductor es la profunda diferencia que existe cuando se habla de la cultura en singular y en plural. Si se
examina con atención la profunda relación
entre la cultura y el poder en los espacios de lo que se llama política, el concepto teórico en singular se confunde
con la cultura occidental y, por eso, los pueblos no occidentales no son tomados en cuenta, y se impone un
modelo da cambio o de desarrollo para que las culturas indígenas dejen de ser lo que son y se conviertan simplemente en nuevos segmentos de la cultura occidental
criolla.
Pareciera que hubiera una especie de acuerdo unánime para que el nosotros del razonamiento etnocéntrico
moderno de occidente se convierta en la única opción de pensar la realidad y, en consecuencia, no se tomen
en cuenta los derechos particularmente políticos de los pueblos indígenas.
Además de Examinar la riqueza y complejidad
del concepto cultura, intentar una primera aproximación sobre la colonialidad del poder como fuente principal del razonamiento de la
cultura en singular, y volver una vez más sobre el mestizaje cultural para mostrar que se trata de un concepto profundamente equívoco que en última
instancia se confunde con la cultura occidental sin nombrarla.
Finalmente, toco el tema de la política cultural construida desde el poder
global en la sociedad y señalo la importancia de la propuesta de un Estado plurinacional que desde las
canteras de los movimientos políticos indígenas surge como alternativa al Estado nación unicultural impuesto en las repúblicas
formadas luego de la independencia de España.
1.
RIQUEZA Y COMPLEJIDAD DEL CONCEPTO CULTURA.
Para hablar en Perú de cultura y culturas ternemos la inevitable necesidad de
precisar lo que entendemos por esta palabra
que está en el corazón de las ciencias sociales, particularmente de la
Antropología, y que con diferentes contenidos, está en boca de casi toda la población
de Perú.
Cuatro podrán ser los bloques en los que
es posible agrupar las múltiples acepciones del concepto cultura.
Uno.
El punto de partida y secreto más
profundo de su universalidad y complejidad se encuentra en el saber escolarizado, como sinónimo de conocimiento, que existe a
partir de la institución llamada
escuela-colegio-universidad, sede de lo que en la cultura occidental se
llama educación. Hace más o menos cinco mil años fue inventada la escritura
como el formidable recurso para guardar la memoria, desde un simple trozo
de papiro con las primeras frases ayer- hasta un pequeño disco duro portátil de
mil gigas, que puede guardar una biblioteca con miles de libros, luego del
milagro tecnológico conocido como computadora u ordenador hoy-.
Antes, y paralelamente a la escritura
con un alfabeto, hubo y existen formas de guardar la memoria, de escribir a través
de hilos, como en los kipus de la sociedad inca, o dibujos en rocas, piezas de cerámica
y tejidos, en todo el mundo. Europa tuvo
el privilegio de recibir, difundir y enriquecer la escritura que recibió de
Mesopotamia. La posibilidad de escribir es un recurso maravilloso de comunicación
que fue visto desde el comienzo como una fuente de poder, del mismo modo que la
invención y uso del fuego, muchas
decenas de miles de años antes.
Otra sería la historia de la humanidad
si el saber leer y escribir hubiese
sido ofrecido a todos los seres humanos desde hace cinco mil años y no en los últimos
dos siglos. Hoy, en 2011, estamos aún lejos de conseguir que todos los seres humanos
dispongan de esa herramienta de conocimiento. En tiempos medioevales, hace más o menos mil años, la escritura en
Europa fue capturada por la Iglesia Católica y sus curas fueron los
primeros beneficiarios de ese privilegio.
La apropiación
privada de esta forma de comunicación es uno de los cimientos de la colonialidad del saber-poder que entre
otros elementos se expresa en dos ecuaciones: de un lado, cultura=escritura = saber y, de otro, analfabetismo = falta de cultura = ignorancia. Razonando a partir
de esta premisa, peruanas y peruanos nos dividiríamos entre cultos que tenemos cultura
porque sabemos leer y escribir, e incultos que no la tienen porque no saben
leer ni escribir.
En latín, culture cultura- significa, saber, conocimiento agrícola, cultivo, crianza. Hasta hoy, en las ciencias agronómicas
se enseñan cursos como cultura del maíz, de la vid o del trigo. De esa fuente
deriva el concepto de cultura
identificado de modo general con el conocimiento y, también, la idea de educar, en el preciso sentido de
cultivar. El saber escolarizado
acumulado se ofrece en diferentes dosis para cultivar la mente de los niños,
para enseñarles a conocer y a comportarse, siguiendo las reglas de lo que se
llama una buena educación. En las escuelas
medioevales de las ciudades europeas en formación, fue gestándose el concepto
de civilización, como una cultura de la ciudad, en oposición a los llamados bárbaros
y luego salvajes, de las áreas campesinas iletradas de Europa y de las sociedades
mal llamadas primitivas en el resto del mundo.
Dos.
Por extensión del saber escolarizado o conocimiento, una segunda acepción generalizada de cultura en Perú, América Latina y,
tal vez todo el mundo, la identifica como
sinónimo de bellas artes, como una página en periódicos y revistas, en las
que se habla de libros, literatura,
cine, teatro, música clásica, pintura, escultura, museos, y – últimamente-
patrimonio material e inmaterial y gastronomía. A las decisiones que los Estados toman sobre cada uno de los elementos
que acabo de describir se les llama política
cultural. En oposición a las culturas muertas cuyos objetos de arte
aparecen en los museos, se habla de
culturas vivas, como otro modo de nombrar la diversidad cultural, existente.
Tres.
Con la aparición de la Antropología,
una de las ciencias sociales, la cultura fue pensada de un modo mucho más rico:
Cultura o civilización es aquel complejo
dentro del cual se incluyen, conocimiento, creencias, arte, ley, moral,
costumbres y otras capacidades y hábitos adquiridos por el hombre como
miembro de la sociedad (Taylor, 1871). A partir de esa visión de Taylor en la
que el modo de vivir, pensar, sentir, será
lo primordial de la cultura, en la Antropología ha habido múltiples
desarrollos, entre los que destaca para este breve resumen, el elemento de dar sentido para entender la lógica
de razonamiento de las personas. El concepto
antropológico incluye a millares de pueblos, naciones y lenguas en todo el mundo,
independientemente de si saben escribir y leer o no. En su versión clásica, la antropología se ocupa
de las culturas indígenas, mal llamadas primitivas, para luego incluir a
las llamadas sociedades tradicionales,
ni primitivas ni industriales modernas, y recientemente subrayar la cuestión cultural e intercultural dentro de todas las sociedades
del mundo, incluidas las llamadas modernas.
Los hábitos
o costumbres de los pueblos, que
forman parte del concepto antropológico de cultura, han salido de los
circuitos de iniciados en las ciencias sociales y forman parte del acervo del
castellano medio o estándar. Cuando se dice no tenemos una cultura democrático en Perú, la frase significa, simplemente,
no tenemos los hábitos de la democracia o no estamos acostumbrados, por
ejemplo, a respetar los derechos de los otros ni a valorar los nuestros.
Cuatro.
Luego de los procesos coloniales europeos en América, Asia, África y Oceanía,
en los siglos XVI y XIX y la formación de los Estados naciones, las grandes y pequeñas
culturas han pasado a formar parte de uno o más Estados; por ejemplo, los quechuas están en Ecuador, Perú, Bolivia, y
Argentina, del mismo modo que los aimaras
se encuentran en los territorios de los Estados Bolivia, Perú, Chile y
Argentina.
En los últimos cuarenta años, los pueblos indígenas se han constituido en un
nuevo actor político en el escenario Latino Americano gracias a sus
diversas formas de organización étnica y política creadas para lograr sus objetivos
y reivindicaciones que apuntan en dirección de la descolonialización del Perú y
de América Latina[2].
Como consecuencia de este proceso político
original de la realidad en la esfera teórica, el concepto de cultura se enriquece doblemente: de un lado, pasa a ser sinónimo
de pueblo indígena y, de otro, es
parte de un fértil acercamiento entre un cierto número de antropólogos con los
intelectuales indígenas y con los propios
pueblos indígenas. En mi artículo Cuando
la cultura se convierte en política (Montoya 2009) analizo este feliz
encuentro y el enriquecimiento del concepto de cultura [3].
II.
MESTIZAJE CULTURAL: UN CONCEPTO EQUIVOVO U OTRO NOMBRE PARA DESIGNAR A LA
CULTURA OCCIDENTAL
Si nos preguntan a qué raza pertenecemos,
la primera respuesta que aparece sin pensar dos veces entre nosotros las peruanas y peruanos es: mestizos. Pocos se ven como blancos y negros, nadie
dice soy amarillo, como a nadie le gusta que le llamen indio- india o
negro-negra, por la carga de racismo
que esas palabras expresan, preferimos llamarnos mestizos-mestizas, aunque
nos parezcamos mucho más a Atawallpa y Mama Ocllo y poco o nada a Francisco Pizarro
o a la reina Isabel la Católica; o morenos-morenas, aunque seamos retintos (de
piel muy negra).
El concepto
de raza y las categorías: blanco, negro, indio y amarillo, son parte de la
propuesta europea en el campo del saber y el poder, y funda el racismo que florece aun en nuestro suelo por eso de las
llamadas razas superiores e inferiores
y de los dos tipos de hombres creados
por Dios, unos inteligentes para mandar y otros, torpes, para obedecer,
desde tiempos de Aristóteles en Grecia, hace más de dos mil años, y del cura Ginés de Sepúlveda en la España del
siglos XVI[4].
En otra parte, sostiene: Abundan los ejemplos de racismo y profunda
discriminación en Perú. Me parecer pertinente citar aquí un reciente
ejemplo en boca de Alan García Pérez cuando era aún presidente de la república
por segunda vez: …En tercer lugar derrotar las ideologías absurdas, panteístas,
que creen que las paredes son dioses y el aire es dios, en fin, todavía volver
a esas fórmulas primitivas de religiosidad, donde se dice: no toques ese cerro
porque es un apu, está lleno del espíritu milenario y no sé qué cosa. Si
llegamos a eso, entonces no hagamos nada, ni minera, no toques esos peces
porque son criatura de dios y son la expresión del dios Poseidón. Volvemos a
este animismo primitivo, yo pienso que necesitamos más educación, pero ese es un
trabajo de largo plazo, eso no se arregla así, porque usted puede ir a cualquier
lugar que, (donde) la población de buena fe, y de acuerdo a su educación te
dice: No! No me toquen a mí esta zona porque es un santuario. Y uno pregunta:
santuario de qué?; si es un santuario de medioambiente, santo y bueno, pero si
es un santuario porque allí están las almas de los antepasados… oiga, las
almas de los antepasados están en el paraíso seguramente no están allí y deje
usted que los que ahora viven se nutran o tengan trabajo en la inversión en
esos cerros, de manera que es un largo trabajo, que estemos trabajando no
significa que todas las formas antiguas de pensamiento hayan sido superadas. [5]
(Resumen de la entrevista publicada el 17.06.11 en Youtube por methos789
disponible en: http://www.youtube.com/watch?v=2Vf4WfS5t08)
Si tomamos en cuenta los rasgos biológicos, la heterogeneidad de la especie humana
es extraordinaria, puesto que peruanas y peruanos asumimos cuando repetimos
la vieja frase atribuida a Ricardo Palma
en Perú quien no tiene de inga, tiene de mandinga, o cuando en una polka
criolla se alaba el amor de una samba-china-chola,
una mujer que deriva de españoles, negros, e indios, en otras palabras: aquí todos somos mestizos[6].
Al confundir
las categorías raza y cultura, se produce un contrabando deseado desde el poder
colonial en el mundo y en Perú. Cuando en 1888, después de la derrota
peruana en la guerra con Chile, Manuel González
Prada preguntó quiénes son los verdaderos peruanos, él mismo respondió: son los indios:
«Hablo señores de la libertad para todos
y principalmente para los desvalidos. No forman el verdadero Perú las
agrupaciones de criollos y extranjeros que habitan la faja de la tierra situada
entre el Pacífico y los andes. La nación está formada por la muchedumbre de
indios diseminados en la banda oriental de la cordillera. Trescientos años a
que el indio rastrea en las capas inferiores de la civilización, siendo un híbrido
con los vicios del bárbaro y sin las virtudes del europeo. Enseñadle siquiera a
leer y a escribir y veréis si en un cuarto de siglo se levanta o no la dignidad
de hombre. A vosotros, maestros de escuela, toca galvanizar una raza que se adormece
bajo la tirana del juez de paz, el gobernador y del cura, esta trinidad
embrutecedora del indio. Cuando tengamos pueblos sin espíritu de servidumbre, y
militares y políticos a la altura del siglo, recuperaremos Arica y Tacna, y
entonces, y sólo entonces marcharemos sobre Iquique y Tarapac, daremos el golpe
decisivo, el primero y el último. Para ese gran día, que al fin nos llegara
porque el porvenir nos debe una victoria, fiemos solo en la luz de nuestro
cerebro y en la fuerza de nuestros brazos.
Pasaron los tiempos en que únicamente el
valor decida de los combates, hoy la guerra es un problema, la ciencia resuelve
la ecuación. Abandonemos el romanticismo internacional y la fe en los auxilios sobrehumanos:
la tierra escarnece a los vencidos, y el cielo no tiene rayos para el verdugo.
En esta obra de reconstitución y venganza no contemos con los hombres del
pasado: los troncos añosos y carcomidos produjeron ya sus flores de aroma deletereo
y sus frutas de sabor amargo. Que vengan árboles nuevos a dar flores nuevas y
frutas nuevas! Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra!» (González
Prada, 1960, Discurso en el Politenama, Páginas Libres I: 67-68).
Frente a una tesis tan subversiva como
la de Manuel González Prada, Víctor Andrés Belaunde -uno de los más importantes
intelectuales de la derecha peruana debió haber respondido: los verdaderos peruanos somos los descendientes
de España, pero prefirió decir que los peruanos somos una síntesis, fruto
de un mestizaje biológico y cultural entre españoles e incas:
«La peruanidad es para nosotros una
síntesis viviente de la cultura hispano- católica y de los elementos telúricos
y biológicos que existan en este pedazo del nuevo mundo que habitamos. La
peruanidad no es una yuxtaposición sino síntesis verdadera; y agregamos:
viviente, para expresar que, en continuidad palpitante, fue, es y seguir
siendo. Síntesis no concluida que debe afirmarse, completarse y superarse en extensión
y altura. En lo primero, porque es necesario concluir la asimilación del elemento
indígena; y en lo segundo, porque esa síntesis no excluye los valores nuevos
que, con nuestro sentido católico y ecuménico, podremos tomar de otros pueblos.
Nueva sangre portadora del espíritu occidental se incorpora a la tierra y a la
sangre del Imperio Incaico. El sentido cristiano de la vida, empleando la lengua
y lo que había de mejor en las instituciones hispánicas, fue el verdadero factor
aglutinante, la virtud de asunción en aquella síntesis creadora» (Belaunde
1987: 411-412).
A continuación de este pasaje, Víctor Andrés
Belaunde cita los cinco valores nuevos importados de España: 1. «la individualidad o sea el sentido de la
dignidad y el valor absoluto de la persona humana 2, La fuerte estructura
del hogar castellano 3, La comuna o el cabildo 4, la mayestática primacía atribuida
a la administración de justicia, y 5, la concepción ético religiosa de la vida
que es inspiración, conciencia acusadora, norte y guía» (p. 412). Víctor Andrés
Belaunde escribió también.
Cuando González Prada -enorme pero trágico
ejemplo de desviación y resentimiento- afirmó que el Perú estaba constituido por las masas de indios que habitaban detrás de
la cordillera, y cuando Mariátegui cristalizó
ese mismo pensamiento en las fórmulas de
costa criolla o mestiza y sierra indígena » (1987: 63).
Don Víctor Andrés no dijo una palabra
sobre la contribución inca en esta síntesis viviente. De la sociedad inca solo tendremos el paisaje (lo telúrico) y los
rasgos biológicos. Hispánico será el contenido el indio, mestizo y americano,
el continente. Sin sus lenguas y culturas, a los pueblos indígenas les queda la
posibilidad de aparecer pintados en la pared como una simple foto Benetton o
una carta postal de rostros hermosos, sonrientes y vestidos con todos los
colores del arco iris [7].
Esta es la única definición que los intelectuales peruanos de la derecha han
ofrecido sobre el llamado mestizaje cultural, y esa es una especie de
legado nacional para pensar el Perú, que se repite sin análisis previo alguno. No hubo desde el lado de las direcciones de
izquierda voluntad alguna para ir más allá de ese llamado mestizaje cultural,
tampoco la convicción de investigar a fondo el tema de las culturas existentes
en el país, salvo el caso de José Carlos
Mariátegui.
El conflicto abierto entre hispanistas e indigenistas (Lima es el Perú, Lima no es
el Perú), tan intenso en la primera mitad del siglo XX, es una expresión de la no aceptación en los hechos
de esta supuesta síntesis o mestizaje, tanto por los peruanos orgullosos de
sus raíces españolas como por quienes se
sientan herederos directos de los Incas. Entre ambos extremos los indigenistas defendían el mestizaje como
una síntesis si se tomaba en cuenta sobre todo, el arte indígena en sus diferentes formas (música, danza, cerámica, tejidos,
orfebrería, etc.).
La ideología
del mestizaje como propuesta colonial, sustentada por Víctor Andrés Belaunde
en Perú, recibió un aporte extraordinario desde la revolución mexicana, por
parte de Lázaro Cárdenas, presidente del
país y gran gestor del indigenismo y nacionalismo mexicanos:
La Revolución ha proclamado como procedente la incorporación de la cultura universal
al indígena; esto es, el desarrollo pleno de todas las potencias y
facultades naturales de la raza, el mejoramiento de sus condiciones de vida,
agregando a sus recursos de subsistencia y de trabajo, todos los implementos de
la técnica, de la ciencia y del arte, pero siempre sobre la base de su personalidad
racial y el respeto de su conciencia y de su entidad. El programa de emancipación
del indígena es, en esencia, el de la emancipación del proletariado de
cualquier país, pero sin olvidar las condiciones especiales de su clima, de sus
antecedentes y de sus necesidades, que le dan una peculiar fisonomía. Como exprese
en reciente ocasión, nuestro problema indígena
no está en conservar indio al indio, ni en indigenizar a México, sino en mexicanizar
al indio. Respetando su sangre, captando su emoción, su cariño a la tierra
y su inquebrantable tenacidad, se habrá enraizado más su sentimiento nacional y
enriquecido con virtudes morales que fortalecerán al espíritu patrio, afirmando
la personalidad de México.[8]
Citado por Alejandro Rey de Castro, 2008: 331).
Para convertir al indio, en mestizo mexicano y en proletario, el indigenismo
mexicano propuso: 1. La enseñanza
universal del castellano en las escuelas y colegios, 2. La conversión de los llamados indios en
cristianos católicos, 3. La adopción
de la medicina occidental y el abandono de lo que llaman brujería. Finalmente, 4, la modernización
de la agricultura con la adopción de tecnologías que multipliquen la producción
para el mercado (semillas mejoradas, abonos, insecticidas). Ninguna de esas
propuestas era revolucionaria; las tres primeras estaban ya vigentes en el
siglo XIX y sólo la cuarta, era una novedad derivada de la revolución verde en
la década de 1940[9].
Con estas herramientas y el apoyo teórico
y financiero de los sociólogos y antropólogos de la Universidad de Cornell -responsables de la Antropología Aplicada,
particularmente en el Proyecto Vicos–
el Instituto Indigenista Peruano,
dirigido por Luis Valcárcel, asumió la conducción de ese proyecto político.
A diferencia de la propuesta mexicana, en el caso peruano ninguno de los antropólogos
propuso convertir a los indios en proletarios.
Una conclusión de esta sección es muy sencilla.
La frase Todos somos mestizos no
corresponde a la realidad multi, o pluri cultural y multi o pluri lingüística
del país. Es en parte cierta si sólo
tomamos en cuenta nuestros rasgos biológicos (color de la piel, forma de
los ojos, color y forma del cabello).
Decir todos somos mestizos es un modo particularmente eficaz para esconder el
profundo racismo de la sociedad peruana. Soy mestizo, sí hay racismo pero
no he sufrido personalmente ninguna discriminación racial, son respuestas con
las que peruanas y peruanos nos negamos
a reconocer el racismo que vemos y sufrimos, o hacemos sufrir a otros y a otras,
y que son muy útiles para no aceptar las imágenes que de nosotros nos ofrecen los
espejos. Tener vergüenza de ser
descendientes de pueblos indígenas y afro peruanos, sigue siendo uno de los grandes dramas del país. Este sentimiento de
vergüenza ha sido inculcado desde el primer momento de formación del virreinato
llamado peruano.
Está fuera de duda la importancia de la cultura occidental, española
del siglo XVI, en la formación del Perú a partir del enorme peso de la Iglesia
católica en todas las esferas de la vida social y no sólo en la religiosa,
y de la imposición del castellano como
lengua del poder y su posterior transformación en lengua general del país.
Las creencias religiosas existentes en América
fueron vistas en el virreinato de Perú como obras del demonio, y los centenares de lenguas existentes en nuestro
territorio fueron consideradas como un obstáculo para la difusión e imposición
de la religión católica.
De ahí la necesidad del poder colonial de convertir al quechua en lengua franca,
como un escalón intermedio para llegar al catolicismo. Fruto de esa política
ha sido el uso de palabras quechuas como
topónimos en prácticamente toda la Amazonía sin que ese hecho quiera decir
que los quechuas conquistaran esas tierras, y es también la visión de largo
plazo de la corona española para dividir
el virreinato en las dos conocidas repúblicas: una de españoles y otra de
indios, como espacios y mundos separados, pero conveniente unidos para
sostener el poder económico y social de los españoles y criollos.
Por razones a la vez distintas,
parecidas y opuestas, Guamán Poma de
Ayala – el cronista y etnógrafo- propuso
en su carta al Rey que los españoles e indios vivieran sus vidas por separado
(Guamán Poma de Ayala, 1980).
La llamada escuela cusqueña de pintura puede ser un buen ejemplo de lo que Víctor
Andrés Belaúnde definió como mestizaje cultural, porque es en los hechos española-italiana
en su concepción central y en sus técnicas, producida por artistas cusqueños
-algunos de ellos descendientes de incas, todos católicos conversos, que incorporaron algunos elementos propios como el
sol y los cerros, que corresponden, precisamente, a lo que Víctor Andrés Belaunde
consideraba como telúrico.[10]
El historiador Antonio del Busto, en su
trabajo Breve Historia de los negros del Perú sostiene que el culto del Señor de los Milagros es la devoción
mestiza por excelencia del Perú: una síntesis de limeñismo y africanidad:
El negro
peruano, en líneas generales, fue creyente y practicante, así mismo pecador.
Fue piadoso y rezador, temeroso del infierno y del purgatorio, pero a la larga
la religión católica reconfortó su vida. El que Cristo también hubiera muerto
por él fue lo único que lo igualó al blanco.
En este mundo podían ser desiguales,
pero en el otro el negro podía salvarse y el amo no, o viceversa. El negro criollo asimiló la religión católica
con más convicción que el indio. Su proximidad a los blancos le hizo conocer
-de cerca o de lejos- la fe, la esperanza y la caridad. Si sumó al culto
cristiano algunas de sus costumbres ancestrales, no pasó de allí. Sumó lo
exterior pero respetó el dogma.
Acaso la síntesis de todo esto se
aprecia en el culto al Señor de los Milagros,
extraña manifestación de limeñismo y africanidad. La procesión del Cristo morado o Cristo Moreno llegó a convertirse en
la más multitudinaria del catolicismo. La verdadera imagen fue pintada en un muro
por 1651, por un esclavo de casta angola.
Desde entonces la procesión ha pasado de
negra a negroide y hoy es la devoción
mestiza por excelencia del Perú. Discrepamos con la tesis que insinúa que
este culto se origina en Pachacmac. No existe ninguna prueba de ello. Si el
muladar limeño de Pachacamilla se llama así fue porque en él se alojaban los indios
de Pachacmac encomendados en el conquistador Hernán González de la Torre cuando
venían a Lima con el tributo a su encomendero. (Del Busto, 2011 c: 32)
Si lo
central fue el dogma católico, si la contribución negra fue sólo con algo
exterior de sus creencias africanas que no sabemos cuáles son, y si la contribución
india fue nula, qué sentido tiene llamar al culto del Señor de los Milagros
como la devoción mestiza por excelencia del Perú?
III.
CULTURAS: IMPORTANCIA FUNDAMENTAL DEL PLURAL
La pregunta cuantas lenguas y cuantas culturas hay en Perú interesa a muy pocas
personas en el mundo académico de la lingüística
y la antropología, a los intelectuales indígenas que dirigen las
organizaciones de tipo étnico y político, y, de modo muy marginal, a
funcionarios del Estado peruano y sus últimos gobiernos entre 1990 y 2011.
En el inconsciente colectivo del país anida una especie de verdad oficial surgida e impuesta en 1821
con la formación de la república: tendríamos un Estado, una nación, una cultura,
una lengua, una religión y un Dios verdadero, una justicia; en otras palabras, un Estado y nación criollo constituido por
los descendientes y herederos de los españoles, con el castellano, la Iglesia Católica y su Dios como único Dios.
Quedó excluido de esa visión europeo
centrista el conjunto de pueblos con lenguas y culturas originarias existentes
en ese momento en nuestro territorio.
San Martin, Bolívar y la clase política criolla de entonces, tomaron la categoría
ciudadanos de la revolución francesa solo para ellos y no
para
los llamados indios, que seguirán siendo
sus indios, sus cholos, sus peones, también nuevos contribuyentes obligados a
pagar tributos, y soldados para dar sus
vidas por los caudillos en nombre de la patria, como lo hicieron en la
guerra de independencia, al lado de los españoles y de los patriotas.
Esa verdad
oficial de 1821 se reproduce hoy aunque en la última constitución de 1993,
impuesta por Fujimori y aceptada por Toledo y García, hay un tímido y verbal
reconocimiento de algunos derechos que no pueden negarse luego de la emergencia de los movimientos políticos indígenas
como nuevo sujeto en el escenario político de América Latina y también en Perú
[11].
Cuando los españoles llegaron al suelo
americano, reconocido como Abaya Yala por los movimientos políticos indígenas, el número de lenguas y culturas era muchísimo
mayor al de hoy. Se han perdido ya, por ejemplo, las lenguas moche, tallan,
y chim de la costa norte, el puquina de la sierra sur y en la Amazonía,
probablemente un centenar de lenguas y pueblos indígenas ha desaparecido. Hay en Perú de hoy 50 lenguas: 42 en la
Amazonía, dos en los Andes (quechua y aimara), la occidental criolla en todo el
territorio y cinco de las ms importantes lenguas extranjeras cuyas lenguas
y culturas se enseñan en colegios interculturales y bilingües (italiano, japonés,
chino, hebreo, árabe)[12].
Sobre el número de culturas que existen
hoy, no disponemos aún de una información y debate suficientes. Si se identificase a las lenguas con las
culturas, será muy fácil decir que hay 50 culturas. El problema es mucho más
complejo de lo que puede suponerse. Si introducimos el espacio geográfico en el
análisis podemos distinguir que las culturas
quechua y aimara tienen variaciones muy importantes en los valles andinos
que se encuentran entre 2,000 y 3,000 metros de altura) y las tierras altas de
pastos por encima de 4,000 metros. Lo mismo
ocurre en la Amazonía, en la que la selva alta sin ríos navegables y la selva
baja con ríos navegables responden a desafíos ambientales muy diferentes.
Con este simple razonamiento sería posible sostener que en los Andes y en la
Amazona habría 6 culturas. Si en el análisis introducimos la dimensión histórica,
es posible distinguir tres formas de aparición
de lo que llamamos cultura occidental criolla: la medioeval con los valores
feudales, en los valles costeños y en los Andes, que va desapareciendo, la
del capitalismo inicial en bolsones económicos
y geográficos, desde la segunda mitad del siglo XIX hasta más o menos 1990,
y, la del capitalismo neo liberal con la
ideología de ganancias y pérdidas en plena expansión en el conjunto de la
sociedad, que en los últimos 20 años. Por ese camino, el número de culturas
subirá a 9. Si agregamos otras 5 que corresponden a las colonias extranjeras de
italianos, chinos, japoneses, árabes, judíos, árabes que en colegios
particulares para sus hijos tratan de preservar sus lenguas y culturas, el número
sube a 14[13].
Entre 1821 y hoy, la ceguera estatal y
de los gobiernos de la derecha para no ver y no tomar en cuenta a los pueblos indígenas,
fue enorme. El europeo centrismo de su perspectiva, su falta de espíritu crítico
y su convicción profunda de considerar a
los indios como seres humanos de tercera o de última categoría, heredada desde
el siglo XVI, los condujo a confundir Lima con el Perú. Sus ideas políticas
aparentemente democráticas no tenían convicción alguna sobre los derechos de la
ciudadana. Tomaron de la revolución francesa y norteamericana sólo el discurso
de la democracia como concepto prácticamente vacío, reduciéndolo a las campañas
para elegir representantes de tiempo en tiempo, y respetar los resultados sólo
cuando ganan sus candidatos.
En la novela Garabombo el invisible,
Manuel Scorza (1977) cuenta la historia de un dirigente campesino, indígena de
Cerro de Pasco, que llega a Lima para presentar en los ministerios los
problemas y reclamos de sus comunidades. Al regresar de ese viaje inútil,
informa a sus compañeros comuneros que él había llegado a la conclusión de que en Lima se había vuelto
invisible. La metáfora de su invisibilidad era un modo de decir no existimos,
no nos toman en cuenta, no debemos ser como ellos. Tampoco vieron a los primeros migrantes andinos llegados de los
ayllus y comunidades a Lima en el siglo XX y les cerraron las puertas, se burlaron de su forma de vestir, de su
incipiente castellano. Su música, canto y danzas fueron motivo de burlas y
menosprecio.
Entre 1880 y 1940, fueron los indigenistas quienes dieron los primeros pasos
de acercamiento y los que ofrecieron una mano de respeto y consideración a los
pueblos indígenas. Desde el mundo de la literatura y el arte (pintura, música,
canto y baile), personas extraordinarias como Clorinda Matto de Turner, José
Sabogal, Daniel Aloma Robles y Alicia Bustamante, como algunos de los nombres
ms destacados, saludaron el arte andino, reconociéndole el valor que tenía, solidarizándose
con sus reclamos. Se les llamó indigenistas por acercarse desde fuera y desde
lejos a los llamados indios, con su voto a favor, su respeto y solidaridad.
Desde el espacio y perspectiva
socialista, José Carlos Mariátegui, fue
más lejos que todos los indigenistas porque fue el primero en reconocer los
derechos plenos de los pueblos indígenas a ser considerados como parte
plena del país y a reconocer las reivindicaciones indígenas como reivindicaciones
revolucionarias del mundo.
Con Luis E Valcárcel, su libro Tempestad
en los Andes (1972/1928) y el Instituto Indigenista Peruano, del que fue su
primer presidente, el indigenismo
literario, artístico y pre político cambió de rumbo al asumir la propuesta
indigenista mexicana para convertir a los llamados indios en peruanos. Con este indigenismo nació la antropología
peruana, (1941 en Cusco, 1946 en San Marcos).
José
María Arguedas, en su novela Los Ríos profundos (1983 /1958)), hablando de sí mismo se identificó
como un quechua Lucana [14].
Luego, con la metáfora Todas las sangres, título de una de sus novelas
(1964/1983) anuncia el ciclo de la
defensa política de los propios pueblos indígenas. Al final de su vida dijo que él no era un aculturado, antes, había
escrito sin ambigüedad alguna que no era
indigenista. Por ese camino va una pequeña corriente antropológica en el país
hasta su encuentro con los movimientos indígenas étnicos y políticos de
nuestros días.
Los textos y prédicas indigenista,
socialista mariateguiana, y antropológica fueron útiles sólo para sensibilizar
a reducidos núcleos de las capas medias y académicas. El gran cambio para enfrentar la teoría y práctica unicultural del Estado limeño
y criollo comenzó con el ciclo histórico de las tomas de tierras que dieron
lugar a las reformas agrarias entre 1963
y 1969.
Siguió con la acción silenciosa de los
migrantes, particularmente en Lima, y en las grandes ciudades del país, y,
finalmente, con la aparición de los
primeros movimientos étnicos y políticos en los últimos 30 años. Las tomas de tierras, las reformas agrarias y
la masiva llegada de migrantes andinos a Lima han sido los tres grandes
hechos sociales, culturales y políticos más importantes del siglo XX, que han
servido para cambiar parte de las estructuras y el rostro del país.
Con los migrantes en Lima, el quechua y
el aimara, el canto, la música, las danzas, los productos para nuestra gastronomía,
la coca y nuestras plantas medicinales fueron incorporándose en parte a la vida
cotidiana de una parte de Lima y, principalmente, en los cinco conos: Comas,
Villa el Salvador, Huayco, Carretera central y San Juan de Lurigancho. Poco después,
la Amazonía sigue ese camino, con mayor rapidez después de la rebelión de Bagua
en 2008 y 2009[15].
Además, debemos tener en cuenta que los
grandes descubrimientos arqueológicos (Señor de Sipón, Sicón, Señora de Cao, en
la costa producen una especie de renacimiento
de identidades que habrían pertenecido a culturas que parecían muertas, aunque
sus lenguas están ya, irreversiblemente, perdidas.
Gracias a los millones de migrantes
andinos, amazónicos y costeños, también al indigenismo, a la antropología, a las
carreteras y a los medios de comunicación en la era digital, las culturas se han vuelto visibles. Las
tarjetas postales, los rostros y cuerpos hermosos de indígenas y afro peruanos
con todos los colores y sonrisas, pasan a ser como una especie de riqueza
nacional y, hasta de orgullo nacional, sobre todo en las agencias de turismo. Mistura, el fenómeno gastronómico de los últimos
cinco años cierra con intensidad mediática extraordinaria este largo periodo
de visibilización de las culturas peruanas.
IV.
CULTURA EN SINGULAR Y COLONIALIDAD DEL PODER
Con el llamado descubrimiento y la
conquista de América, empezó lo que Aníbal Quijano llama la colonialidad del poder a escala mundial:
América se constituyó como el primer
espacio/tiempo de un nuevo patrón de poder de vocación mundial y, de ese modo y por eso, como la primera identidad de la
modernidad. Dos procesos históricos convergieron y se asociaron en la producción
de dicho espacio/tiempo y se establecieron como los dos ejes fundamentales del nuevo patrón de poder.
De una parte, la codificación de las
diferencias entre conquistadores y conquistados en la idea de raza, es decir, una supuesta diferente estructura biológica que
ubicaba a los unos en situación natural de inferioridad respecto de los otros.
Esa idea fue asumida por los conquistadores
como el principal elemento constitutivo, fundante, de las relaciones de dominación
que la conquista imponía. Sobre esa
base, en consecuencia, fue clasificada la población de América, y del mundo
después, en dicho nuevo patrón de poder.
De otra parte, la articulación de todas las formas históricas de control del trabajo,
de sus recursos y de sus productos, en torno del capital y del mercado mundial4.
Raza,
una categoría mental de la modernidad La idea de raza, en su sentido moderno, no
tiene historia conocida antes de América5. Quizás se originó como referencia a las diferencias fenotípicas entre
conquistadores y conquistados, pero lo que importa es que muy pronto fue
construida como referencia a supuestas estructuras biológicas diferenciales
entre esos grupos. La formación de
relaciones sociales fundadas en dicha idea, produjo en América identidades
sociales históricamente nuevas: indios, negros y mestizos y redefinió
otras.
Así términos como español y portugués, ms tarde europeo, que hasta entonces indicaban
solamente procedencia geográfica o país de origen, desde entonces cobraron también,
en referencia a las nuevas identidades,
una connotación racial. Y en la
medida en que las relaciones sociales que estaban configurándose eran
relaciones de dominación, tales
identidades fueron asociadas a las jerarquías, lugares y roles sociales correspondientes,
como constitutivas de ellas y, en consecuencia, al patrón de dominación colonial que se imponía.
En otros términos, raza e identidad racial fueron establecidas como instrumentos de clasificación
social básica de la población (Quijano, 1992: 1).
Desde una perspectiva muy próxima, Inmanuel Wallerstein ha escrito varios
libros fundamentales sobre el sistema
mundo y de la economía y la historia en un escala mundial (Wallerstein, 1979.
1984,1998). A partir de la conquista de América
empezó a forjarse una nueva estructura de poder, un mercado mundial, un modo de
conocer la realidad y una manera de pensar sobre la relación nosotros-los otros desde
una perspectiva etnocéntrica y europeocentrista. A partir de las categorías de raza superior e inferior fue gestándose
lo que se llama modernidad.
En lo que se conoce como cultura occidental europeo-norteamericana,
se ha formado, en algo más de cinco siglos,
un modo de razonar y pensar la realidad a partir de una matriz dual de
múltiples oposiciones, que aparece reunida en el cuadro de la página
siguiente.
Se trata de una visión con enorme poder porque sirviéndose de la categoría progreso se
apropió del futuro reduciendo a todo
lo que no es occidental como parte del pasado, supuestamente arcaico.
Por lo expuesto hasta aquí, es fácil
observar que en el espacio de lo que llamamos Perú la realidad peruana hay una heterogeneidad de culturas, fenómeno
que se describe también con las categorías
multiculturalidad o pluriculturalidad, desde hace literalmente miles de años, y que desde el Estado solo se considera a
la cultura occidental criolla como única, con la novedad de que en los últimos
treinta años los gobiernos tratan de integrar o incluir en su política
educativa y cultural algunos aspectos de las culturas indígenas, forzados por la presión de los movimientos indígenas
étnicos y políticos y por el Banco Mundial, antes que por su propio convencimiento
sobre la necesidad de cambiar radicalmente de perspectiva.
En otras palabras, se trata de más de lo
mismo. Las preguntas quién integra a quién y quién incluye a quién que he planteado
en repetidas veces se responden fácilmente: son los gobiernos e instituciones
como el Banco Mundial quienes desde su
matriz de colonialidad del poder deciden abrir pequeños espacios a algunos
aspectos de las culturas indígenas con el propósito de mantener la política del
pasado y simular una transformación
que es sólo artificial.
OPOSICIONES
DESDE EL PUNTO DE VISTA MODERNO Y EUROPEOCENTRISTA: SIGLOS XVI-XXI
razas superiores-razas inferiores; civilización-barbarie,
salvajismo; hombres superiores – mujeres inferiores;
blancos, cristianos, españoles, europeos-
indios, negros, amarillos,
señores-esclavos, indios esclavos,
señores siervos, indios siervos,
cultura-naturaleza
razón, racionalidad magia
sagrado profano
historia – prehistoria
arte, arte mayor artesanía, arte menor
sociedad industrial-sociedad primitiva,
urbano, rural,
saber científico saber empírico,
alta cultura- cultura popular,
Filosofa saber empírico
modernidad – tradición
modernidad, cambio, futuro tradición,
pasado, sociedad arcaica
PROPUESTA
COLONIAL DEL CAMBIO
Modelo: Cultura occidental, Europa.
Estados Unidos,
Lo mejor, lo más moderno, lo último, lo
superior, el progreso
Resto del mundo: sociedad arcaica que
debe cambiar y volverse europea
Dejar de ser No humanos para convertirse
en humanos Humanos, indios, negros, mestizos, otros, en cristianos Salvajes, bárbaros
en civilizados
Tradicionales en modernos
Locales en globales
VERBOS
DE LA COLONIALIDAD DEL PODER: humanizar,
cristianizar, civilizar, modernizar, globalizar
A través de: religión cristiana, enseñanza
de lenguas europeas, asimilación de la tecnología occidental, abandono de la
brujería y aceptación de la medicina occidental.
DESCOLONIZAR
EL PENSAMIENTO: acabar con estas oposiciones y esa
forma de razonar.
Ofrecer un ejemplo de los que acabo de señalar:
en tiempos del gobierno de Alberto Fujimori, por decisión del Banco Mundial, el
ministerio de Educación en Perú se vio obligado
a asumir un programa de Educación Intercultural Bilingüe, que beneficia a
no más de cinco de cada cien niños indígenas en el país, a quienes se les enseña hasta el sexto año de primaria en su lengua
materna indígena y también el castellano como segunda lengua, sin que
paralelamente se enseñe a los niños monolingües en castellano ninguna lengua indígena
como segunda lengua. La insistencia en los últimos años en la
interculturalidad, dejando prácticamente de lado a la educación bilingüe,
ilustra también la misma tendencia.
Desde
el poder: cultura (solo en singular)
Culturas Indígenas? Sí, que los llamados
indios canten, bailen, hagan música y
artesanías pero que no hagan política. La cuestión del poder es mundial
desde hace quinientos años aunque la llamada globalización parece una novedad
solo en los últimos veinte o treinta.
Desde hace ya casi un siglo, Estados
Unidos es la potencia mayor aunque ya es
visible en el horizonte el final de su reinado. Entre tanto, sigue
ejerciendo su poder sobre una parte del mundo, particularmente en América
Latina y Perú.
Paralelamente a sus negocios e
inversiones de todo tipo, los norteamericanos disponen de instituciones públicas
y privadas, de organismos secretos como la CIA, (Agencia Norteamericana de
Inteligencia) que desde sus puestos en el mundo entero informan al Departamento
de Estado de todo lo relevante que ocurre y contribuyen para analizar la situación
mundial y ofrecer las recomendaciones pertinentes para reproducir el control de
su poder, ensancharlo, y cerrar el paso a todo intento de oposición y rebelión
en contra.
En las universidades públicas y privadas
de Estados Unidos, hay espacios de reflexión sobre los problemas mundiales y
muchas profesoras y profesores universitarios en todas las disciplinas del
conocimiento reciben encargos puntuales para examinar los problemas y ofrecer
los consejos apropiados en bien de los intereses norteamericanos. Por debajo de
todos los discursos sobre la globalización y la ciudadana global, Estados
Unidos, es uno de los países más nacionalistas del mundo[16].
En su informe Conclusiones sobre la cultura estratégica peruana, preparado
para el FIU Applied Research Center (Centro de Investigación Aplicada de la
Universidad Internacional de La Florida), los académicos Joseph S. Tulchin y
Brian P. Fonseca dan cuenta de su reflexión sobre los problemas peruanos y de
sus recomendaciones para el gobierno norteamericano.
Sostienen que la cultura estratégica es: La combinación de influencias externas e
internas y experiencias geográficas, históricas, culturales, económicas, políticas
y militares- que forman e influencian el camino para que un gobierno entienda
sus relaciones con el resto del mundo, y sepa comportarse en la comunidad
internacional (Tulchin y Fonseca, 2010: 4).
Dentro de ese marco los autores
sostienen las tesis siguientes: 1. La principal
amenaza para una cultura estratégica peruana es la idea que los militares peruanos tienen de recuperar el
territorio perdido en la guerra con Chile. (p. 4),
2. Los peruanos se sienten víctimas mientras los chilenos se ven a sí mismos como
vencedores, (p. 4). 3. La opinión
dividida entre los peruanos debilita la cultura estratégica, (p.5). 4. El
Perú está dividido en tres dimensiones: entre trabajadores y campesinos, entre
la sierra y la costa y, entre no indios e indios[17],
(p. 17). 5. IIRSA con Brasil, sugiere una posible transición hacia una cultura estratégica
ms coherente y pragmática[18].
(p. 5). 6.
Finalmente, El éxito de la colaboración
con el Comando Sur del Ejército de
Estados Unidos y los militares peruanos depende de persuadir a las Fuerzas
Armadas peruanas para superar su histórica obsesión con una invasión chilena,
aceptar que una invasión desde el sur es crecientemente improbable y estar
dispuestos a colaborar en maniobras conjuntas con los Estados Unidos (p.5).
El Banco
Mundial es una de las instancias de pensamiento y acción política para la reproducción
y expansión del capitalismo, justifica sus acciones con un discurso sobre
la necesidad de profundizar la democracia, el desarrollo, y luchar contra la
pobreza. Por acuerdo de los países
europeos, Canadá y Estados Unidos, el gobierno norteamericano se reserva el
derecho de nombrar al presidente del Banco Mundial y la Unión Europea al
presidente del Fondo Monetario Internacional, FMI. Ambos reciben un salario
anual de alrededor de medio millón de dólares y numerosos privilegios
adicionales.
Los funcionarios del Banco Mundial están
debidamente instruidos y convencidos de que los pueblos indígenas no deben hacer política y se limiten a presentar
sus proyectos de desarrollo para que el BM, el Banco Interamericano de Desarrollo,
BID, otras instituciones de Cooperación y los gobiernos nacionales, los
financien, cooptando como consultores a los dirigente indígenas más representativos.
Un antropólogo amigo mío oyó decir a un funcionario del Banco Mundial en una reunión
social en Quito, que la política del BM
fue pensada para desactivar la bomba indígena en los Andes. La frase es fantástica,
pero no podrá ser oficialmente sostenida en esos términos. Los gobiernos
nacionales de América Latina siguen esa línea, se prestan dinero del BM para
que el Banco realice sus propuestas de desarrollo a favor de los indígenas.
Para que los responsables del BM hagan lo que quieran, nosotros los
contribuyentes debemos pagar esa deuda.
Indios
permitidos e indios prohibidos.
Para los ejecutivos, gestores y
funcionarios del poder colonial, lo ideal sería que los llamados indios solo
canten, bailen, toquen sus instrumentos musicales, vendan sus tejidos, cerámicos
y artesanías en lugares marginales, en campos deportivos de los conos, en
plazas y veredas o en algunos centros artesanales, especialmente pensados para
turistas de dentro y fuera del país, y aparezcan en cartas postales turísticas
de esas tipo Benetton, tan bonitas.
Pero ocurre que en 1980 se formó en Perú la Asociación Inter étnica para el Desarrollo de
la Selva Peruana, AIDESEP, con rostros, apellidos y reivindicaciones
nuevas. Desde entonces, se multiplican
las organizaciones que reivindican los derechos de los pueblos indígenas y
que al defender sus territorios,
lenguas, culturas y sus derechos a la diferencia, a la autodeterminación,
gobierno propio y autonomía, comienzan a hacer política.
En otras palabras, salen de la esfera del folklore para entrar en el mundo del poder [19].
El levantamiento indígena de Ecuador en
1990, la Marcha por la Dignidad y el
Territorio de los pueblos del oriente boliviano, también en 1993, y la aparición del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional, EZLN, en enero de 1994, fueron hechos decisivos para situar a los movimientos políticos indígenas como
nuevos actores y sujetos en el escenario político latinoamericano[20],
desde México hasta Chile.
En Perú,
la rebelión amazónica de Bagua (2009) y la aparición de un movimiento político
de la Nación Aimara con diez mil personas ocupando la capital del departamento
de Puno, (Junio de 2,011), muestra que la aparente excepción peruana por no
contar con movimientos políticos indígenas como los de Bolivia y Ecuador solo podrá
ser temporal.
La aparición
de líderes intelectuales indígenas bi, y a veces trilingües, que guardan sus
signos exteriores de identidad, que tienen un juicio crítico de los países
en que nacieron y viven y que formulan
proyectos políticos para el futuro de sus pueblos y de sus países, ha sido vista con gran preocupación porque
no se trata de criollos indigenistas como los del pasado sino indígenas de
carne y hueso con propuestas de poder y con gestos de no ser más los supuestos
menores de edad buscadores de protección y tutela. La primera reacción es la cooptación, es decir, atraer a esos
dirigentes, ofrecerles puestos remunerados, viajes, muchas promesas y algunos
privilegios. Hay, por supuesto, dirigentes indígenas que aceptan la cooptación
y otros que no.
Allí comienzan los problemas serios
porque desde el Banco Mundial, o el BID, desde los gobiernos nacionales, otros
organismos de cooperación y muchas ONGs se
divide a estos llamados indios en permitidos y prohibidos. A partir de un
vasto y largo trabajo de investigación y acompañamiento en el mundo maya,
particularmente en Guatemala, el antropólogo norteamericano Charles Hale, ha
desarrollado estas nociones a partir de una propuesta de Silvia Rivera Cusicanqui, socióloga boliviana [21].
Charles Hale sostiene:
Con la presencia del indio permitido,
surge invariablemente la construcción de su otro que se define como un sujeto
disfuncional, descartable, sin méritos. Dicha dualidad llega a representar dos
formas distintas de ser indígena. El indio
permitido según esta ideóloga logra negociar la modernidad, sustituir protesta
con propuesta, actuar con autenticidad y a la vez manejar el lenguaje
dominante.
Su otro, el desautorizado, es rebelde, vengativo y conflictivo. Las características
de este último le causan gran preocupación a la elite política que se ha comprometido
con la igualdad cultural pero que teme
las repercusiones que se podrían generar si los desautorizados subiesen al
poder. Esta nueva forma de gobernar le otorga recompensas al indio
permitido mientras que simultáneamente condena su otro a la pobreza y exclusión
social. Justifica dicha exclusión ya no tanto con la doctrina de inferioridad biológica,
sino por características culturales, superables pero profundamente
persistentes.
Los que ocupan la categoría de indio permitido tienen que demostrar
constantemente que están por encima de estas características culturales
racializadas de los otros y al insistir de esta manera, apoyan y refuerzan la división
(Hale, 2004: 4).
Uno de los primeros resultados de las luchas indígenas ha sido la aceptación
por parte de los gobiernos de una educación
bilingüe intercultural, y el reconocimiento formal del carácter multi o pluricultural de países como Guatemala, Bolivia, Ecuador y Perú. Se trata de una estrategia muy
bien pensada para aceptar algunos derechos y preservar plenamente la exclusión en
otros. Cito un texto más de Hale:
La diferencia
entre los derechos culturales y el empoderamiento político económico sirve
como un buen punto de partida para explorar esta nueva forma de gobernar. En su
primera ronda de concesiones los Estados latino americanos recién bautizados como multiculturales, reconocieron los derechos culturales, particularmente
los que se encontraban lejos de las preocupaciones principales del poder
estatal y del sistema productivo.
En el caso de Guatemala, este nuevo periodo
de multiculturalidad se inició con la creación de la Academia de Lenguas Maya, patrocinada por el Estado; otro ejemplo,
es el nombramiento, durante los últimos dos gobiernos, de un profesional maya
como Ministro de Cultura y deportes, cargo ahora llamado despectivamente por
muchos ladinos / mestizos/ (siempre en privado) como el puesto indio. De manera paralela, el énfasis en la educación bilingüe
e Intercultural en el Ministerio de Educación, apunta a hacia esta nueva ética
multicultural. En contraste, la idea de nombrar a un indígena como Ministro de
finanzas, resulta fuera de consideración. (Hale, 2004: 5).
Por los tiempos de los procesos sociales
en Guatemala, Bolivia y Ecuador, lo
que acabo de citar se adelanta en unos cuantos pasos a lo que ocurre en Perú. Aquí, la clase política se horrorizaría si
el gobierno de Humala nombrase como ministro de cultura a Alberto Pizango,
o a una persona afro descendiente sin los éxitos nacionales e internacionales
de Susana Baca.
La clase política, descrita también
inmerecidamente como élite, esconde su profundo
racismo debajo del paraguas todos somos mestizos o todos somos ciudadanos del país, como si
todos fuéramos iguales y tuviéramos los mismos derechos, y está convencida de
que la política se reduce a las pequeñas y grandes batallas electorales para
ganar la presidencia del país, tener una curul en el congreso, ser presidente o
consejero regional y alcalde y regidor municipal en provincias y distritos.
En las grandes decisiones, el punto de
vista indígena no es tomado en cuenta. La ley de consulta a los pueblos indígenas
representa un paso adelante al establecer la obligatoriedad de la consulta pero
reserva al Estado el derecho de decir la última palabra; en otras palabras, la
consulta no tiene el carácter vinculante que los movimientos étnicos y políticos
reclaman con razón. No es difícil
aceptar algunos derechos culturales y hacer aparentemente muchos esfuerzos para
superar la pobreza sin decir una palabra sobre la desigualdad social que es su
causa principal.
El ejemplo
ecuatoriano de cooptación de lo indígena por el Banco Mundial y el gobierno
nacional es suficientemente ilustrativo
para entender el caso peruano. Víctor Breton Solo de Zaldívar, antropólogo de
la Universidad de Lleida -en Cataluña, España, Investigador asociado a FLACSO /
sede Ecuador– conoce bien la problemática indígena ecuatoriana, ha estudiado
de muy cerca los proyectos de las ONGS y la política del Banco Mundial en Ecuador.
Sostiene que el Banco Mundial conduce
una política neo indigenista con un espíritu
etnófago porque que traga o engulle las reivindicaciones y propuestas de los
pueblos indígenas como si fueran suyas, para quitarles sus posibilidades de
cuestionar el orden establecido y cooptar a sus dirigentes. El Programa de
Desarrollo de los Pueblos Indígenas del Ecuador, PRODEPINE fue a partir de 1998 un ensayo de intervención social
desde los parámetros del nuevo neo-indigenismo etnófago:
Estas consideraciones, harto reveladoras
por sí mismas, nos condujeron a definir
los modelos actuales de intervención sobre las comunidades como neo-indigenistas
y etnófagos (5). Lo de neo-indigenistas viene porque se nos antojan similares a los del indigenismo clásico en su
afán de situar la etnicidad en un plano «políticamente correcto»,
aunque adecuando el horizonte final -la domesticación
del movimiento indígena y la neutralización de su potencial revulsivo- al
signo de los tiempos de la era de la globalización: la asunción de la pluriculturalidad, del plurilingismo y, en el mejor de
los casos, de la plurinacionalidad de los Estados latinoamericanos no tiene por qué atentar contra la lógica
de la acumulación capitalista neoliberal.
Esta es una lección que han aprendido los
organismos multilaterales que han «descubierto» la importancia de la inversión
en rubros tan poco convencionales como el capital
social en países donde, con el Ecuador a la cabeza, los movimientos étnicos han mostrado su
capacidad de aglutinar y canalizar el descontento popular ante el ajuste.
La etnofagia, por su parte, alude a la peculiaridad más perversa y también más
sutil del nuevo indigenismo: al hecho de
que los programas sean con frecuencia gestionados y ejecutados parcialmente por
indígenas. Una simple ojeada al funcionamiento del entramado institucional del
desarrollo evidencia de qué modo sectores
importantes de la intelectualidad quichua -la misma que elaboró un discurso
contestatario y anti-neoliberal en la década de los ochenta- trabaja y vive enquistada en la maquinaria burocrático-administrativa
del desarrollo. Lo mismo cabe argüir, como hemos visto, desde el punto de
vista de los pisos intermedios del andamiaje organizativo indígena (las OSG y
lo que estas representan), dependientes
funcional y financieramente del entramado de las ONG y de sus proyectos específicos.
Es en esta tesitura, y no en otra, donde
hizo su aparición el PRODEPINE con su «revolucionaria» propuesta de financiar y dar la mayor
autonomía posible a las OSG como plataformas privilegiadas del etno
desarrollo sostenible…
Un tema
crucial para calibrar la naturaleza política del PRODEPINE es el de la cronología
de su gestación, dado que no parece gratuito que fuera en 1995 cuando empezó
a madurar la idea de articular una propuesta de esta naturaleza. Tras un año y
medio de conversaciones se procedió a diseñar el Proyecto -tarea que demoró dos
años más- hasta que, por fin, el once de septiembre de 1998 pudo este iniciar
sus actividades.
La discusión sobre la conveniencia de
una institución como PRODEPINE arranca, así, un año después de que el
levantamiento indígena de 1994 hubiera hecho oscilar por segunda vez los
pilares del Estado ecuatoriano y de que, muy al norte, en las lejanas tierras mayas del sudeste mexicano,
un ejército de indios chiapanecos reaccionara con las armas en la mano contra
la exclusión económica, política, social y cultural a que los condenaba la flamante
ortodoxia salinista.
En el momento de una cierta crisis del patrón
macroeconómico imperante; cuando sin que fuera previsto por nadie la indianidad
irrumpa en América Latina como un referente capaz de cuestionar públicamente la
legitimidad moral de la globalización; cuando
de pronto algunas de las externalidades del crecimiento económico –los costos
sociales- se incrustaban sobre las perspectivas de los beneficios a corto y a
medio plazo como verdaderas internalidades que hagan peligrar la viabilidad del
modelo; en ese momento preciso fue cuando los planificadores del desarrollo
voltearon sus caras hacia el capital social y el fortalecimiento organizativo
como estrategia de lucha contra la pobreza y, de paso, como vía indirecta (o no
tan indirecta?) para cooptar y limitar
el alcance de los nuevos movimientos sociales.
PRODEPINE emergió así, en suma, como el
ensayo más sofisticado de intervención social desde los parámetros del nuevo
neo-indigenismo etnófago
Un problema añadido, además, es que esas
prácticas han sido vendidas de cara a la galera como si de un paradigma
progresista se tratase; como si, de pronto, por el mero hecho de ser un poquito
ms sensibles al tono de la voz de los pobres, los problemas derivados de unas
estructuras injustas y asimétricas -la pobreza
y la indigencia- pudieran solventarse sin necesidad de cuestionar los
cimientos que reproducen y amplifican la brecha de la exclusión. Este no es un
problema menor, y la percepción de que PRODEPINE representa un espacio ganado
por el movimiento indígena es, en nuestra opinión, la traba principal que impide,
hoy por hoy, plantear un debate público y sosegado -dentro obviamente del
propio movimiento indígena- sobre sus pros y sus contras.
En este artículo hemos intentado
argumentar de qué manera el capital social -y el PRODEPINE nace desde los
presupuestos participativos del capital social como teoría para la acción- se
está convirtiendo en una suerte de comodín capaz de dar un barniz de progreso y
sostenibilidad a lo que, en el fondo, no es más que un nuevo ropaje con que maquillar y humanizar unos esquemas
macroeconómicos de alto coste social, facilitando así su continuidad.
Permítaseme una última reflexión antes
de terminar. Una de las características básicas del éxito del sistema colonial
vigente en los Andes desde el siglo XVI hasta finales del XVIII también fue el
de la cooptación de la intelectualidad indígena.
La Corona española respetó las
prerrogativas económicas y sociales de los nobles incas como herramienta que garantizó
la continuidad secular de la pax hispana.
Tras la rebelión de Tupac Amaru y el
posterior descabezamiento de la
aristocracia quechua, las sociedades indígenas perdieron la posibilidad de
expresarse públicamente por sí mismas, de tener representación propia en los
procesos de constitución de las nuevas repúblicas independientes y devinieron,
como ha señalado Andrés Guerrero (2000) para el caso ecuatoriano, en una masa
amorfa de «sujetos» a ser «administrados» por los
ciudadanos.
En ese nuevo marco de relaciones, la ventriloquía
fue la forma institucionalizada de relación entre los pueblos indígenas y las
diferentes instancias del aparato del Estado. En el mejor de los casos, fueron
los indigenistas quienes, a menudo cargados de buenas intenciones pero siempre
desde la propia sociedad blancomestiza, interpretaron y defendieron puntualmente
líneas de intervención política sobre los indios pero sin contar con los
indios, a modo del viejo despotismo ilustrado europeo.
La conformación, durante la segunda
mitad del siglo XX, de una nueva
intelectualidad indígena capaz de articular en Ecuador un gran movimiento político
de reivindicación étnica y social supone, en
perspectiva histórica, un acontecimiento importante e impensable por casi dos
siglos.
La respuesta
del otro lado -del poder en un sentido amplio- tampoco se ha hecho esperar:
del mismo modo en que el régimen colonial encuadra a la inteligencia quechua
dentro de su esquema de dominación, asimismo la poderosa maquinaria del
entramado neoliberal está procediendo -vía neo-indigenismo etnófago- a ubicar
en su lugar a la dirigencia indígena contemporánea.[22]
Puede parecer una comparación algo forzada,
pero no deja de sorprender la similitud de las estrategias del gobierno
indirecto de hace trescientos años con las que parecen derivarse de iniciativas
tan aparentemente benignas como las emanadas de esta peculiar forma de entender
el fortalecimiento organizativo que tiene la cooperación para el desarrollo en
la era de la globalización. (Breton, 2001: 6-8) [23]
Esta división desde el poder colonial
del campo indígena en dos bloques: uno permitido,
tolerado, políticamente correcto, incluible, integrable; y otro,
considerado como enemigo, peligroso,
anti e sistema, potencial o virtualmente terrorista, es plenamente visible
en los representantes de las empresas multinacionales, particularmente las
mineras, la clase política y los grupos que controlan los medios de comunicación
ms importantes del país.
En quienes aún se reclaman como
pertenecientes a la izquierda, solo es visible cierta simpatía por los indígenas,
y su falta de espíritu crítico de lo que es la colonialidad del poder.
Ministerio
de Cultura. De cuál de las muchas que hay en el país? Polticas para llevar la
cultura a los pueblos y mostrar la diversidad cultural como espectáculo.
En tiempos del gobierno de Alejandro Toledo (2001-2006), una Comisión
Nacional de Cultura, presidida por Víctor Delfín e integrada por 15 personas, muchas
de ellas de izquierda, elaboró los primeros lineamientos para una política
cultural del Perú, con una propuesta de crear un Ministerio de la Cultura (Comisión
Nacional de Cultura, s/f ). Hubo un pequeño debate sobre la necesidad o no de
ese ministerio y sobre la posibilidad de incluir a la Ciencia y a la tecnología,
con un eco lejano de la tesis de Vargas
Llosa en favor del mercado y en contra de toda protección estatal porque en
última instancia la cultura se defiende
sola.[24]
Casi al final de su segundo gobierno,
Alan García Prez dio el decreto ley N 29565 (julio, 2010) de creación del Ministerio
de Cultura con cuatro áreas: patrimonio
cultural de la Nación, material e inmaterial; creación cultural contemporánea y artes vivas, gestión cultural e industrias culturales, y pluralidad étnica y cultural de la Nación.
Los Organismos públicos adscritos al Ministerio
de Cultura son: el Instituto Nacional de Cultura, la Biblioteca Nacional del
Perú, El Instituto de Radio y Televisión peruana, la Academia mayor de la lengua
Quechua, el archivo general de la Nación y, finalmente, el Instituto Nacional
de Desarrollo de los Pueblos Andinos Amazónicos y Afro peruanos, INDEPA, formado
a partir del rotundo fracaso de la Coordinadora Nacional de Pueblos Andinos, Amazónicos
y Afro descendientes, CONAPA, que el presidente Toledo creo para su esposa con
un préstamo de cinco millones de dólares del Banco Mundial. Una de las funciones
exclusivas del Ministerio, es Desarrollar acciones de producción, emisión y difusión
de programas de radio y televisión con el fin de promover las expresiones multiétnicas
y pluriculturales de la nación para coadyuvar a la integración de todos los
peruanos y afirmar nuestra identidad nacional.
La base del nuevo Ministerio es el antiguo Instituto Nacional de Cultura, creado
por el gobierno de Velasco Alvarado, a partir de la Casa de Cultura que fue
una propuesta del primer gobierno del arquitecto Fernando Belaunde Terry.
El nuevo Ministerio nació con la inercia
burocrática del INC, una concepción híbrida que reproduce el viejo elitismo de
la política cultural en el país, y promete defender la diversidad cultural del país,
sin decir una palabra sobre los derechos políticos que los movimientos indígenas
exigen para no verse reducidos a la condición de buenos intérpretes y artistas
de la cultura espectáculo. Una limitación adicional, demasiado importante es su
falta de recursos. Como antes en el pasado, ocurre que para la cultura no hay
dinero, aunque las cuentas del país están en azul y con altas tasas de
crecimiento. Por lo visto pesan más las palabras y declaraciones de buenas
intenciones que las decisiones serias para cambiar la realidad.
Es pertinente aquí tomar en cuenta un
excelente relato de la experiencia de un ex director del Instituto Nacional de
Cultura que puede servirnos para entender mejor el problema de la política
cultural. En su libro Memorias de un historiador, Antonio del Busto cuenta
sobre su encuentro con el presidente Fernando Belaúnde Terry, en febrero de
1983:
Dr. Del Busto, hay un cargo que está
vacante y sería mi deseo que lo aceptara, Creo que lo sabrá desempeñar. Tiene
usted la aceptación de muchos y la oposición de nadie. Se trata de la Dirección
del Instituto Nacional de Cultura Le respondí Considero un honor pero sepa
usted que nunca he incursionado en política. Esta será la primera vez. Yo no pertenezco
a ningún partido, tengo un modo de pensar bastante independiente y si acepto sería
como cumplir con mi servicio militar. Lo haría por mi país. El presidente, sin
inmutarse, me respondió encogiéndose de hombros: no queremos más, no lo
llamamos por ser político o para que se haga político, usted siempre ha sido apolítico,
independiente, y lo seguirá siendo. Su compromiso será con el Perú. Solo le
pido colaborar con mi gobierno. Le contestó que aclarado el panorama, era un
honor haber sido llamado y que no tenía ninguna objeción.
Aceptaba. El presidente se puso de pie,
al tiempo que me decía: Mucho le agradezco su decisión. El ministro de Educación
ser el próximo en hablarle, cuente usted con todo mi apoyo para desarrollar su gestión.
Eso sí, una cosa le digo: no hay dinero. Usted recibirá el escueto presupuesto del
Instituto Nacional de Cultura y no podrá hacer un solo gasto más. Se trata de
mantener a la institución en el nivel en el que ahora se encuentra, le ruego
que -dentro del ritmo económico que le he propuesto- no haga usted gastos
extraordinarios. Yo que conocía las limitaciones económicas del Instituto, le prometí
que así lo haría. Todo seguirá igual y, de ser posible, mejor. Mi labor no será
inversionista; sí organizadora, estimuladora y moralizadora. Al presidente le
gustaron mis respuestas. Me volvió a estrechar la mano y creo descubrirle un
gesto de agradecimiento. Luego fue que nos acercamos charlando a la puerta del
despacho y, despidiéndome del mandatario, abandonó el Palacio de Gobierno.
Como era de esperar, no se pudo hacer
mucho debido a la falta de dinero, Pero todo lo programado se ejecutó. El barco
permaneció a flote, no hubo peligro de naufragar. Se cumplieron todos los
programas con puntualidad, y se enfrentaron los asuntos urgentes. Más no se
pudo hacer nada nuevo (Del Busto, 2011 b: 85).
Cuenta también el historiador Del Busto
que luego de dos años en el puesto, renunció por no estar de acuerdo con
ciertas responsabilidades, sin decir cuáles.
Después, fue invitado a Japón. En sus
memorias el historiador le dedica más espacio a su visita a Japón que a su paso
por el INC.
Sera posible que la Gran transformación
como promesa electoral de Ollanta Humala, rompa con el pasado y que por primera
vez la llamada cultura en singular y las culturas en plural reciban el trato
que merecen? Nada de lo visto hasta ahora en los primeros 90 días del gobierno
autoriza a suponer que la respuesta sera positiva.
En cuanto a la concepción de lo que la cultura
es o no, de lo que son o no las culturas, el problema comienza con la siguiente
pregunta: si el Ministerio es de una cultura (en singular) de cuál de las
muchas culturas que tenemos se trata? Si los funcionarios de los gobiernos y el
Estado están firmemente convencidos de que la cultura es el conjunto de conocimientos y de saberes
escolarizados,
la única cultura que tiene esas características en América Latina es la occidental criolla. En consecuencia,
todos los pueblos indígenas carecerán de cultura, de donde se desprenderá la
tarea civilizadora del Estado, y el encargo a sus funcionarios e intelectuales
para culturizar a los llamados indios, llevándoles la cultura como un regalo de
algo que no tienen y que será muy útil para que se parezcan a los occidentales.
Cuando al asumir su cargo el ex Ministro de Cultura Juan Ossio dijo en Radio
Programas del Perú, RPP, que una de las tareas
del Ministerio de Cultura será llevar la cultura a los pueblos indígenas, pensó
con la lógica del poder y renunció a la primera lección que recibimos los estudiantes de Antropología desde
hace muchísimo tiempo: todos los pueblos
tienen cultura y cada una de las personas en cualquier parte del mundo y en
cualquier tiempo nace dentro de una cultura y es inconcebible que haya una
persona sin cultura.
La idea de llevar la cultura al pueblo
es una convicción profunda no solo de los ideólogos del poder sino también de gran
parte de las capas profesionales e intelectuales de diferentes opciones políticas.
Está en el inconsciente colectivo de toda la clase política y de millones de
personas, comunes y corrientes, particularmente los migrantes que provienen de
los propios pueblos indígenas. Presento dos ejemplos simples: Lorenzo Osores,
un marxista humorista de larga tradición, dijo en una reciente entrevista: A
pesar de todos los problemas que tiene Cuba, no se puede negar que el régimen de Fidel Castro se ha preocupado por
darle cultura a su pueblo, un poderoso instrumento de libertad (Velero de Palma,
2011: 99).
Hablando de sus proyectos, dice Alberto
Menacho, el arquitecto y empresario musical de oficio y aprendiz de futbol: Mi próxima
meta es llevar conciertos de música clásica y de rock al interior del país. Creo en la democratización de la cultura,
pues el Arte y la gran música no pueden ser solamente para un sector de la
sociedad son para todos![25]
(Menacho, 2011).
Este señor reproduce la tesis ya señalada: el arte y la gran música son parte de un patrimonio exclusivo de un pequeño
sector de la sociedad. Al tratar de democratizar el privilegio de una pequeña
porción de la población, su deseo, seguramente
sincero, expresa una contradicción flagrante.
Para percibir con claridad lo que es el elitismo que encierra el uso del concepto
de cultura en singular, como sinónimo
de alta cultura, tomar el caso del Teatro Municipal de Lima. Luego de haber
quedado casi destruido por un incendio en 1998, fue enteramente reconstruido con
un costo de más de 20 millones de dólares[26].
Para su reinauguración fue contratado Diego Flores, el peruano estrella mundial
de la ópera, como figura de un espectáculo central para el Presidente de la República,
algunos de sus ministros, otros invitados del mundo empresarial y social y los
miembros de la Asociación Cultural Amigos Peruanos de la Ópera[27].
Nadie del llamado pueblo de Lima y menos de los residentes migrantes de los
pueblos indígenas, tuvo el privilegio de asistir a ese gran festejo. Las
decisiones que la Alcaldía de Lima y el
Ministerio de (una) Cultura del gobierno de Ollanta Humala tomen sobre los espectáculos
que serán presentados en el lujosísimo Teatro Municipal nos darán la pauta de lo
que quieren hacer frente a los privilegios
de la alta cultura. El programa establecido por la Municipalidad de Lima
para el teatro Municipal en año 2011 es ya una mala señal: no hay espacio alguno para la música y danzas de las otras culturas
existentes en el país. Por el costo de reconstrucción del teatro, su lujo y
esplendor es probable que la Asociación Cultural Amigos Peruanos de la Ópera y
sus amigos en el poder quieran que ese teatro sirva exclusivamente para la alta cultura.
Una decisión como esa nada tendrá que ver
con la publicitada gran transformación prometida por el gobierno de Ollanta
Humala, y dejara a la ministra Susana Baca en la misma posición que la de su
antecesor Juan Ossio.
Es pertinente tomar en cuenta dos
momentos de la historia del Teatro Municipal. El primero va desde su fundación
en 1920 hasta 1964. El común denominador de ese periodo fue su plena consagración a la ópera, la zarzuela, el ballet, la música
de cámara, principalmente. Gracias a José María Arguedas, director de la
Casa de Cultura, al ministro de Educación Francisco Mir Quesada Cantuarias, y
al Presidente Fernando Belaúnde, el teatro abrió sus puertas para espectáculos
de música y danzas de los pueblos andinos del Perú y también para artistas
llamados folklóricos[28].
El gobierno de Velasco Alvarado dio un
impulso mayor para que el teatro Municipal y otros teatros de Lima como el
Segura, La Cabaña y el José Pardo y Aliaga en el ex edificio del Ministerio de Educación
en el parque universitario, fuesen escenarios para la música y danza llamada folklórica.
La inercia de ese periodo continuó después del gobierno de Morales Bermúdez y
fue debilitándose poco a poco en la medida en que desaparecieron los coliseos y
surgieron centenares de restaurantes y peñas folklóricas que cobran poco o nada
por entrada y asocian la música y eventualmente la danza a la comida y al
consumo de alcohol.
Mientras los pocos miles de aficionados
a la ópera, a, la zarzuela, y al ballet se sienten felices de disfrutar del Teatro
Municipal, los millones de personas que disfrutamos con la música y danzas de las
culturas indígenas del país deberíamos conformarnos con la enorme incomodidad
de ver y oír a los artistas andinos en peñas y restaurantes en medio de la
bulla de quienes comen y beben y se conforman con tener a los artistas de su
preferencia como telón de fondo y, peor aún, de ver los desafíos entre
danzantes de tijeras en pampones de pésimas condiciones higiénicas de escuelas,
colegios, y pequeños locales de las asociaciones de migrantes en los conos de
Lima, particularmente en Villa el Salvador y San Juan de Miraflores.
El contraste
entre estos dos mundos de lujo y pobreza no puede ser mayor: las mejores condiciones
y el máximo de confort para la llamada
alta cultura importada de Europa y Estados Unidos para unos pocos, y ningún
confort ni respeto por elarte de
las culturas originarias de nuestro suelo, de millones de peruanas y peruanos. Por ejemplo, en Villa el
Salvador, distrito de Lima con 40 años dehistoria (1971-2011), no hay un auditorio con 200 butacas.
Un espectáculomasivo solo puede hacerse en el Coliseo deportivo con una acústica
pésima,mientras en el teatro
Vichama, de excelente acústica, de iniciativaextraordinaria del grupo dirigido por César Escuza, sólo caben
entre 100 y 150personas. Con otros
20 millones de dólares podría construirse en los cincoconos de Limas unos grandes Centros
de Culturas (en plural) para múltiplesusos, no sólo para los migrantes de
los pueblos indígenas sino para todas lasexpresiones culturales del país, sin exclusión de ninguna por más
europea oextranjera que sea. No se
trata de invertir la torta y eliminar la llamada altacultura y sustituirla por la música popular. Un cambio sustancial
en la políticacultural debe ser
considerar a todas las culturas del país en igualdad decondiciones, y entre otras medidas, abrir el Teatro Municipal y
los teatros, atodos los grupos artísticos
del país exigiendo solo calidad y seriedad.
En el gobierno de Alan García, que acaba
de concluir en el pasado julio de 2011, el viejo
elitismo de la colonialidad del poder, no pudo ser mayor.
Además de la reconstrucción del Teatro
Municipal, el gobierno habría gastado 220 millones de soles en construir un
nuevo teatro de Lima, en el distrito de San Borja, al lado del Museo de la Nación,
del nuevo local de la Biblioteca Nacional y del edificio del Hospital el Niño,
que refuerzan el centralismo dentro de
la propia ciudad de Lima en beneficio de las clases altas y medias y sin la
menor consideración por los conos y los barrios populares tan densamente poblados,
en los cuales solo hay algunos hospitales y nada que tenga que ver con la
llamada cultura en singular.
El discurso vacío sobre la
interculturalidad en predios oficiales desde la última década del siglo XX y
convertida en una promesa electoral más por la actual administración de Ollanta
Humala, estará en abierta contradicción con la realidad si es que los dos
grandes teatros recientemente inaugurados en Lima, se consagrasen a cumplir la
misma función del pasado virreinal. Si los cambios introducidos en tiempos de
la casa de Casa de la cultura, dirigida por José María Arguedas, fuesen ya
cosas del pasado, se tratara de una franca e inadmisible involución.
V.
PODER Y CULTURAS: PROPUESTA DESDE LOS PUEBLOS INDIGENAS. DEFENSA DE LAS CULTURAS
A TRAVES DE LA POLITICA, POR PRIMERA VEZ EN LA HISTORIA DEL PAIS.
En los últimos 40 años ha aparecido en
el escenario político de América Latina un nuevo sujeto y actor: los
movimientos políticos indígenas, con reivindicaciones,
rostros, y apellidos nuevos, con una práctica y un discurso muy distintos a
los de las viejas derechas e izquierdas. El siguiente listado de 24 reivindicaciones, ilustra de modo inequívoco
su originalidad y potencialidad para el futuro no solo de los pueblos indígenas
sino para el conjunto del país.
1, La tierra es nuestra madre, 2, el
territorio como gran espacio entre ríos,lagunas y quebradas para la vida,
pesca, agricultura, espiritualidad y universo mítico, dentro del Estado peruano
y no en contra, 3, defensa de la cultura, 4, defensa de la lengua, 5, defensa
de la identidad como ejercicio de sus derechos a la diferencia, 6, por una
ciudadana étnica para afirmar que son peruanos e indígenas de cada uno de los
pueblos, 7, su derecho a la libre
determinación, 8, su derecho al auto
gobierno, 9, por el deber de mandar obedeciendo, 10, construir una sociedad sin
la concepción occidental del poder, 11, defensa de los derechos colectivos de
los pueblos, 12, participación plena de las mujeres, 13, por el respeto a los
pueblos y personas, 14, por el respeto a la dignidad de los pueblos y personas,
15, contra la exclusión, 16, contra la indiferencia, 17, contra el abandono y el
olvido, 18, por la defensa de la biodiversidad, 19, por la defensa de los
recursos que existen en los territorios indígenas como bienes colectivos de
todas y todos, 20, por la defensa de los saberes indígenas acumulados en miles
de años de organización de los territorios indígenas, 21, por una educación
intercultural bilingüe, 22, por la defensa de la espiritualidad propia de los
pueblos, 23, por la creación de un Estado plurinacional, y 24, por el Buen vivir que podría ser una alternativa
al llamado desarrollo que en occidente busca la riqueza a cualquier precio
como condición para vivir mejor. (Tomado de, Rodrigo Montoya Rojas, Puentes
para unir los fragmentos del Perú: Dos momentos: luchas por la tierra
(1888-1980) y por la cultura (2009 – ?), Lima 2010, en diversas redes de
internet, particularmente WWW.democraciaglobal.org [29].
Luego de haber causado un inmenso miedo
en las clases dominantes en Bolivia y Ecuador, los intelectuales y políticos indígenas tuvieron la osadía de exigir
que nuevas Asambleas Constituyentes
sean convocadas para aprobar Constituciones nuevas que respondan a los que los
países son en realidad y no las ficciones de los Estados nacionales creados
luego de la independencia política formal de España, en los primeros treinta años
del siglo XIX.
Esta exigencia tiene la virtud de probar
que los movimientos políticos indígenas apuntaron con precisión al corazón del
sistema político de los Estados naciones. Es en las constituciones en las que
los bloques políticos organizados por las clases dominantes y sus aliados políticos
en las capas medias, populares y campesinas, han logrado ganar mayorías
electorales suficientes para que sus intereses particulares se transformen en
intereses de la nación o del país, a través de ese juego de ficción con el que
los ideólogos del poder nos hace creer y aceptar.
En esta última sección examinar muy
brevemente los casos de las nuevas
Constituciones en Bolivia y Ecuador, y la distancia que queda aún por recorrer
en Perú para seguir lo esencial de ese horizonte.
Osadía
boliviana por un Estado plurinacional.
En su momento de mayor desarrollo de este nuevo horizonte indígena en la política,
el gobierno del Movimiento Al Socialismo
(MAS) de Evo Morales, aprobó una nueva
Constitución política del Estado con la participación directa de líderes indígenas
en la Asamblea Constituyente y un
bloque de aliados como los de la histórica
Central Obrera Boliviana, COB, la Confederación Sindical Única de
Trabajadores Campesinos de Bolivia, CSUTCB, los pobladores de El Alto, pequeños
núcleos desprendidos de las organizaciones políticas de la izquierda[30].
La primera
Constitución del Estado Boliviano fue redactada en 1825 por Simón Bolívar y sus amigos en Lima, sin
conocer siquiera el suelo de lo que sería la nueva república y sin que ningún indígena
fuese invitado a ese acontecimiento. El
nuevo estado llamado Bolívar, pronto se convirtió en Bolivia.
Cito a continuación las primeras páginas
de la nueva Constitución boliviana aprobada en 2008.
Preámbulo. En tiempos inmemoriales se
erigieron montañas, se desplazaron ríos, se formaron lagos. Nuestra Amazonía,
nuestro chaco, nuestro altiplano y nuestros llanos y valles se cubrieron de
verdores y flores. Poblamos esta sagrada Madre Tierra con rostros diferentes, y
comprendimos desde entonces la pluralidad vigente de todas las cosas y nuestra
diversidad como seres y culturas. Así conformamos nuestros pueblos, y jamás
comprendimos el racismo hasta que lo sufrimos desde los funestos tiempos de la
colonia.
El pueblo boliviano, de composición plural,
desde la profundidad de la historia, inspirado en las luchas del pasado, en la sublevación
indígena anticolonial, en la independencia, en las luchas populares de liberación,
en las marchas indígenas, sociales y sindicales, en las guerras del agua y de octubre,
en las luchas por la tierra y territorio, y con la memoria de nuestros mártires,
construimos un nuevo Estado.
Un Estado basado en el respeto e
igualdad entre todos, con principios de soberana, dignidad, complementariedad,
solidaridad, armonía y equidad en la distribución y redistribución del producto
social, donde predomine la búsqueda del vivir bien; con respeto a la pluralidad
económica, social, jurídica, política y cultural de los habitantes de esta
tierra; en convivencia colectiva con acceso al agua, trabajo, educación, salud
y vivienda para todos.
Dejamos
en el pasado el Estado colonial, republicano y neoliberal.
Asumimos el reto histórico de construir colectivamente el Estado Unitario
Social de Derecho Plurinacional Comunitario, que integra y articula los propósitos
de avanzar hacia una Bolivia democrática,
productiva, portadora e inspiradora de la paz, comprometida con el
desarrollo integral y con la libre determinación de los pueblos.
Nosotros, mujeres y hombres, a través de
la Asamblea Constituyente y con el poder originario del pueblo, manifestamos
nuestro compromiso con la unidad e integridad del país.
Cumpliendo el mandato de nuestros pueblos,
con la fortaleza de nuestra Pachamama y gracias a Dios, refundamos Bolivia.
Honor y gloria a los mártires de la
gesta constituyente y liberadora, que han hecho posible esta nueva historia.
Primera parte. Bases fundamentales del
estado, derechos, deberes y garantías, Título I, bases fundamentales del
estado, capítulo primero, modelo de estado
Artículo 1. Bolivia se constituye en un
Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, libre,
independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con
autonomías. Bolivia se funda en la pluralidad
y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro
del proceso integrador del país.
Artículo 2. Dada la existencia precolonial
de las naciones y pueblos indígena originario campesinos y su dominio ancestral
sobre sus territorios, se garantiza su libre determinación en el marco de la
unidad del Estado, que consiste en su derecho a la autonomía, al autogobierno,
a su cultura, al reconocimiento de sus instituciones y a la consolidación de
sus entidades territoriales, conforme a esta Constitución y la ley.
Artículo 3. La nación boliviana está conformada
por la totalidad de las bolivianas y los bolivianos, las naciones y pueblos indígena
originario campesinos, y las comunidades interculturales y afrobolivianas que
en conjunto constituyen el pueblo boliviano.
Artículo 4. El Estado respeta y garantiza la libertad de religión y de creencias
espirituales, de acuerdo con sus cosmovisiones. El Estado es independiente
de la religión.
Artículo 5.
I. Son idiomas oficiales del Estado el castellano y todos los idiomas de las
naciones y pueblos indígena originario campesinos, que son el aymara,
araona, baure, bsiro, canichana, cavineo, cayubaba, chcobo, chimn, ese ejja,
guaran, guarasuwe, guarayu, itonama, leco, machajuyai-kallawaya, machineri,
maropa, mojeo-trinitario, mojeoignaciano, mor, mosetn, movima, pacawara,
puquina, quechua, sirion, tacana, tapiete, toromona, uru-chipaya, weenhayek,
yaminawa, yuki, yuracar y zamuco.
II. El Gobierno plurinacional y los gobiernos departamentales deben utilizar al
menos dos idiomas oficiales. Uno de ellos debe ser el castellano, y el otro
se decidir tomando en cuenta el uso, la conveniencia, las circunstancias, las
necesidades y preferencias de la población en su totalidad o del territorio en cuestión.
Los demás gobiernos autónomos deben
utilizar los idiomas propios de su territorio, y uno de ellos debe ser el castellano.
Además de estos 5 artículos, aquí
reproducidos, la Constitución boliviana tiene otros 446, y 10 disposiciones
transitorias. No ser fácil que cada una de sus disposiciones se cumpla porque es fuerte aún el peso de la tradición política
criolla, aunque la derecha ha sufrido una enorme derrota[31].
Una atenta lectura de los artículos aquí
citados y los restantes 446, muestra la enorme diferencia con la constitución
boliviana anterior. La visión unicultural de un Estado, una nación, una cultura, una lengua una religión propia de
los criollos herederos del virreinato español, ha sido sustituida por el concepto
de un Estado plurinacional en el que
cada nación, (cultura, pueblo, patria o sangre) tiene una representación directa en el Estado, con voz, voto y capacidad
de decisión para defender sus intereses propios y los del país, sin confundirlos
como si fueran lo mismo. No me es posible hacer un análisis a fondo de la constitución
boliviana, de sus posibilidades y dificultades de aplicación práctica,
particularmente de la cuestión territorial indígena.
Me parece pertinente dejar claramente señalado
que el debate continúa abierto desde la Asamblea Constituyente hasta ahora, en
particular sobre la diferencias entre el
Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales y la oposición indígena desde la
perspectiva de la Nación Kolla (Aimara) defendida por Felipe Quispe y por parte de los intelectuales aimaras, para
quienes la división del espacio sigue
reproduciendo aún la lógica del virreinato español.
Luchas
indígenas y triunfo del caudillismo del presidente Rafael Correa en Ecuador
La constitución
ecuatoriana de 2008, se acerca en algo a la de Bolivia.
La aprobó una Asamblea dirigida por el
presidente Rafael Correa, un caudillo que con gran astucia supo aprovechar y capitalizar los errores del Movimiento Pachakutk
Nuevo País y la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, CONAIE.
Como en el caso boliviano que acabo de
presentar, cito a continuación algunos de los artículos de la nueva constitución
ecuatoriana:
Art. 1.- El Ecuador es un Estado
constitucional de derechos y justicia, social, democrático, soberano,
independiente, unitario, intercultural,
plurinacional y laico. Se organiza en forma de república y se gobierna de
manera descentralizada. La soberanía radica en el pueblo, cuya voluntad es el
fundamento de la autoridad, y se ejerce a través de los órganos del poder público
y de las formas de participación directa previstas en la Constitución. Los
recursos naturales no renovables del territorio del Estado pertenecen a su
patrimonio inalienable, irrenunciable e imprescriptible.
Art. 2.- La bandera, el escudo y el
himno nacional, establecidos por la ley, son los símbolos de la patria. El castellano es el idioma oficial del Ecuador;
el castellano, el kichwa y el shuar son
idiomas oficiales de relación intercultural. Los demás idiomas ancestrales
son de uso oficial para los pueblos indígenas en las zonas donde habitan y en
los términos que fija la ley. El Estado respetar y estimular su conservación y
uso.
Art. 3.- Son deberes primordiales del
Estado: 1. Garantizar sin discriminación alguna el efectivo goce de los
derechos establecidos en la Constitución y en los instrumentos internacionales,
en particular la educación, la salud, la alimentación, la seguridad social y el
agua para sus habitantes. 2. Garantizar y defender la soberanía nacional. 3.
Fortalecer la unidad nacional en la diversidad. 4. Garantizar la ética laica
como sustento del quehacer público y el ordenamiento jurídico. 5. Planificar el
desarrollo nacional, erradicar la pobreza, promover el desarrollo sustentable y
la redistribución equitativa de los recursos y la riqueza, para acceder al buen
vivir. 6. Promover el desarrollo equitativo y solidario de todo el territorio, mediante
el fortalecimiento del proceso de autonomías y descentralización. 7. Proteger
el patrimonio natural y cultural del país. 8. Garantizar a sus habitantes el
derecho a una cultura de paz, a la seguridad integral y a vivir en una sociedad
democrática y libre de corrupción.
Art. 4.- El territorio del Ecuador
constituye una unidad geográfica e histórica de dimensiones naturales, sociales
y culturales, legado de nuestros antepasados y pueblos ancestrales. Este
territorio comprende el espacio continental y marítimo, las islas adyacentes,
el mar territorial, el Archipiélago de Galápagos, el suelo, la plataforma
submarina, el subsuelo y el espacio supra yacente continental, insular y marítimo.
Sus límites son los determinados por los tratados vigentes. El territorio del
Ecuador es inalienable, irreductible e inviolable. Nadie atentara contra la
unidad territorial ni fomentara la secesión. La capital del Ecuador es Quito.
El Estado ecuatoriano ejercerá derechos sobre los segmentos correspondientes de
la órbita sincrónica geoestacionaria, los espacios marítimos y la Antártida.
Art. 5.- El Ecuador es un territorio de
paz. No se permitirá el establecimiento
de bases militares extranjeras ni de instalaciones extranjeras con propósitos
militares. Se prohíbe ceder bases militares nacionales a fuerzas armadas o de
seguridad extranjeras.
Art. 6.- Todas las ecuatorianas y los
ecuatorianos son ciudadanos y gozarán de los derechos establecidos en la Constitución.
La nacionalidad ecuatoriana es el vínculo jurídico político de las personas con
el Estado, sin perjuicio de su pertenencia a alguna de las nacionalidades indígenas
que coexisten en el Ecuador
plurinacional. La nacionalidad ecuatoriana se obtendrá por nacimiento o por
naturalización y no se perderá por el matrimonio o su disolución, ni por la adquisición
de otra nacionalidad.
La declaración de Ecuador como un país intercultural plurinacional y laico,
está puesta en el papel y en abierta contradicción
con la voluntad colonial de gran parte de los funcionarios del Estado de
reproducir el viejo orden anterior [32].
Constitución
peruana de 1993.
Para que las y los lectores puedan
contar con una primera aproximación comparativa con los casos boliviano y
ecuatoriano, cito a continuación algunos de los artículos de la constitución
peruana de 1993:
Artículo 43.-La República del Perú es democrática, social, independiente y soberana.
El Estado es uno e indivisible. Su gobierno
es unitario, representativo y descentralizado, y se organiza según el
principio de laseparación de
poderes.
Artículo 2.- Toda persona tiene
derecho:…
19. A su identidad étnica y cultural. El Estado reconoce y protege la pluralidad
étnica y cultural de la Nación.
Artículo 48.- Idiomas oficiales
Son idiomas oficiales el castellano y, en las zonas donde predominen, también lo
son el quechua, el aimara y las demás lenguas aborígenes, según la ley.
Artículo 50.- Dentro de un régimen de
independencia y autonomía el estado reconoce
a la Iglesia Católica como elemento importante en la formación histórica,
cultural y moral del Perú, y le presta su colaboración.
El Estado
respeta otras confesiones y puede establecer formas de colaboración con
ellas.
Artículo 63.- La inversión nacional y la
extranjera se sujetan a las mismas condiciones. La producción de bienes y servicios
y el comercio exterior son libres. Si otro país o pases adoptan medidas
proteccionistas o discriminatorias que perjudiquen el interés nacional, el
Estado puede, en defensa de este, adoptar medidas análogas. En todo contrato
del Estado y de las personas de derecho público con extranjeros domiciliados
consta el sometimiento de estos a las leyes y órganos jurisdiccionales de la República
y su renuncia a toda reclamación diplomática. Pueden ser exceptuados de la jurisdicción
nacional los contratos de carácter financiero.
El Estado y las demás personas de
derecho público pueden someter las controversias derivadas de relación
contractual a tribunales constituidos en virtud de tratados en vigor. Pueden también
someterlas a arbitraje nacional o internacional, en la forma en que lo disponga
la ley.
Art.64. El Estado garantiza la libre
tenencia y disposición de moneda extranjera.
Mientras las constituciones boliviana y ecuatoriana sostienen el carácter plurinacional
de sus Estados, la Constitución peruana se limita a reconocer la identidad étnica
y cultural de las personas y a proteger la pluralidad étnica y cultural de la Nación.
Las diferencias profundas son pues, evidentes. De ese modo, el Estado peruano sigue siendo criollo y
unicultural como si viviéramos en
los primeros 30 años del siglo XIX y los indígenas siguen siendo ciudadanos
de última categoría excluidos de toda presencia en la estructura del poder de
la sociedad.
En abierto contraste con la Constitución
brasileña que garantiza el derecho de su Estado a participar de modo autónomo o
en sociedad con la empresa privada y que defiende plenamente su moneda
nacional, la constitución peruana no establece diferencia alguna entre los
capitales nacionales y extranjeros, limita al Estado a tener un rol
insignificante, y permite que su moneda este plenamente sometida al dólar
norteamericano. Mientras Petrobras es una poderosa empresa brasileña en el
mundo, la constitución peruana favoreció la casi liquidación de Petro Perú,
aunque en los primeros 90 días de gobierno del presidente Ollanta Humala se han
tomado algunas decisiones para fortalecerla, sin cambiar aún nada de la legislación
enteramente favorable las grandes empresas multinacionales.
Frente a la constitución de 1993 las
posiciones están claramente encontradas. Todo el fujimorismo y las derechas del país creen que no habría que tocarla
para que el crecimiento de la economía continúe sin sobresaltos.
Por razones electorales, en 2006, el
candidato Alan García prometió que restaurara la constitución de 1979 y que retirara
la firma presidencial del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Ya en
el puesto de presidente de la República, olvidó esas promesas y se convirtió en
el aliado de privilegio de las grandes empresas multinacionales. Por su parte
el candidato Ollanta Humala propuso también el retorno a la constitución de
1979 y al momento de juramentar su cargo como presidente, expresó su adhesión
al espíritu de la Constitución de 1979. En la medida en que no cuenta con una
mayoría parlamentaria, considera que solo ser posible hacer algunos cambios puntuales
en la línea de fortalecer al Estado. La cuestión de un estado plurinacional está
por el momento fuera de toda discusión y de todas las agendas de la clase política
del país. Sólo aparece en las propuestas de los movimientos políticos indígenas.
El cambio de una constitución sólo es
posible cuando un bloque de fuerzas políticas impone su punto de vista ganando
las elecciones presidenciales y congresales y obteniendo una mayoría
significativa en la Asamblea Constituyente, o gracias a un golpe de Estado como aquel de Alberto
Fujimori y las Fuerzas Armadas, en 1992, que un año después impuso la constitución
vigente de 1993, por la fuerza y con un fraude electoral.
En aquella coyuntura, fue decisivo el
Consenso de Washington para imponer su punto de vista luego de la caída del
Muro de Berlín y el naufragio posterior de las repúblicas socialistas soviéticas
y los pases socialistas del Este de Europa.
Reducir al mínimo la presencia del
Estado, privatizar las empresas públicas y los fondos de pensiones, acabar con
los derechos laborales y extender por el mundo el principio capitalista de
calcular las ganancias y pérdidas, fueron algunas de las recomendaciones de
aquel Consenso.
De otro lado, las constituciones duran lo
que duran los bloques políticos que las imponen. En Perú tiene fuerza aún el
bloque de las empresas multinacionales, los inversores nacionales y los
diversos grupos de interés de la derecha. Los movimientos indígenas no tienen
la suficiente fuerza para comandar una alianza alternativa, el presidente
Ollanta Humala, sin un partido político que lo sostenga, trata de gobernar sin
alterar las grandes reglas de juego y buscando que el crecimiento de la economía
ofrezca una cuota de dinero suficiente para reforzar los programas sociales de
ayuda a la pobreza extrema, como ocurre en Brasil.
Si el movimiento político indígena
pretende convertirse en un actor político pleno en el país deber asumir el desafío
de construir en quince o 20 años un bloque
político alternativo, desde abajo, a través de alianzas sólidas entre amazónicos, ribereños, andinos quechuas, andinos
aimaras, pueblos descendientes de indígenas en la costa, migrantes andinos y amazónicos,
campesinos, obreros, maestros, mujeres, estudiantes, profesionales, intelectuales
y los grupos que en los últimos 20 años defienden su derecho a la diferencia
como los homosexuales, trabajadoras del
sexo y transexuales. El camino para
la descolonializar el poder pasa por la descolonialización del saber. En
este caso preciso por distinguir lo que son la cultura en singular y las culturas
en plural.
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[1] Se trata de un capítulo de mi libro CULTURAS Y TEORIA (título
provisional) que será publicado en la segunda mitad del año 2012. Entre tanto,
su difusión en diversas redes de Internet, puede ser útil en el debate sobre la
política cultural y, particularmente, la razón y sentido de un Ministerio de
Cultura, en singular, como si en Perú tuviésemos sólo una.
[2] En la página 30 de este texto se encuentra el listado de 24 reivindicaciones que los movimientos
políticos indígenas han propuesto en los últimos treinta años.
[3] En las ciencias sociales norteamericanas de hoy a los antropólogos que
tienen un compromiso académico, político y vital de los pueblos indígenas, como
sus acompañantes durante y después de los procesos de investigación se les
llama activistas.
[4] Cito unas frases de Ginés de Sepúlveda: «Reduciendo, pues, a
breve suma la doctrina que has expuesto, cuatro son las causas en que fundase
la justicia de la guerra hecha por los
españoles a los bárbaros. La primera es que siendo por naturaleza siervos
los hombres bárbaros, incultos e inhumanos, se niegan a admitir la dominación
de los que son más prudentes, poderosos y perfectos que ellos; dominación que
les traerá grandísimas utilidades, siendo además cosas justa, por derecho
natural, que la materia obedezca a la forma, el cuerpo al alma, el apetito a la
razón, los brutos al hombre, la mujer al marido, los hijos al padre, lo
imperfecto a lo perfecto, lo peor a lo mejor, para bien universal de todas las
cosas. Este es el orden natural que la ley divina y eterna manda observar
siempre. Y tal doctrina la has confirmado no solamente con la autoridad de
Aristóteles» (p. 153). «Porque escrito está en el libro de los
Proverbios: ‘el que es necio servirá al sabio'» (p. 85). «Los
filósofos llaman servidumbre a la torpeza de entendimiento y a las costumbres inhumanas
y bárbaras». (p. 83). «esto dice Aristóteles y con él conviene San
Agustín en su carta a Vicencio» (p. 87).Los llamados indios no son
‘humanos’, son ‘bárbaros’, ‘imperfectos’, ‘brutos’, ‘necios’, sólo corporales,
sin alma, como los monos, y debe ser justo que se sometan por la fuerza si no
lo hacen por su propia voluntad. La «esclavitud natural» defendida
por Aristóteles se convierte en la «servidumbre natural» de Ginés de
Sepúlveda. «La esclavitud no se basa pues, en esto, sino en una norma del
Derecho Natural y de Gentes, a saber: ‘que las personas y los bienes de los que
hayan sido vencidos en justa guerra pasan a poder de los vencedores.»
(Ginés de Sepúlveda, 1941: 37, 83, 85, 87, 153). Para mayores detalles ver el
capítulo 4 de mi libro De la Utopía andina al Socialismo Mágico, (Montoya,
2005).
[5] Alan García sostuvo esta tesis en una entrevista con la periodista
Roxana Cuevas, como parte de un discurso a favor de las empresas
multinacionales y de mineros informales que contaminan las aguas de los ríos en
cuencas importantes en los Andes y pueden destruir
los cerros que son lugares sagrados en los ayllus quechuas y aimaras.
[6] En el análisis que el historiador Juan Carlos Estenssoro hace de los
20 cuadros de pintura que el Virrey Amat y Juniet encargó pintar sobre los
diversos tipos de mestizos para obsequiarlos al rey Carlos III, presenta el
mosaico de 16 variaciones de mestizos: Si desde tiempos coloniales somos
biológicamente tan heterogéneos, mestizos, será igualmente mestiza nuestra
cultura peruana y Latinoamericana, como una preciosa síntesis de España y de la
sociedad Inca. Troncos: Español, Negro, Indio:
I. De Español y Negra redunda //sale//
Mulato, De mulato y Española Testerón o terceron; De Testerón y Española
Cuarterón; De Cuarterón y española Quinterón; De quinterón y Española Blanco o
Español común //testerón, cuarterón, quinterón, tercero, cuarto, quinto, se
refiere a las generaciones de los hijos// II. De Negro y Mulato /hijo de negro
e india/ Sambo /hijo de negro e indio// De Sambo y Mulata /hija de blanco e
india// Sambohijo; De Sambohijo y Mulata Tente en el Ayre //que está en el
aire, que se sostiene en el aire//; De Tente en el Ayre y Mulata Salta atrás.
III. De Español e India Mestizo Real, De Mestizo e India Cholo; De cholo e India
Tente en el Ayre: De Tente en el Ayre e India Salta atrás //un salto hacia
atrás, peor//; IV. De indio y Negra Chino; De Chino y Negra Rechino //dos veces
chino// o Criollo; De criolla y Negra Torna //vuelta // atrás (Estenssoro,
1999: 81).
[7] Para mayor información sobre el tema del mestizaje como propuesta
colonial, ver el capítulo 12 -Critica de la metáfora del mestizaje cultural- en
mi libro Porvenir de la Cultura quechua en Perú (Montoya 2011b, 451-482).
[8] Los presidentes de México ante la nación, Vol. IV, citado por Tzvi
Medin en: Ideología y praxis política de Lázaro Cárdenas, pp. 175 y 176, citado
por Rey de Castro, 2008, 331.
[9] Revolución verde, capítulo del libro De la utopía andina al socialismo
mágico, (Montoya, 2005)
[10] Para una visión detallada de este tema ver el libro Las artes
Virreinales de José Antonio del Busto, (2011a), particularmente el capítulo
VIII, pp. 100-138
[11] Este punto está tratado en la última de este capítulo.
[12] Sobre el número de lenguas en Per ver el capítulo 11 de mi libro
Porvenir de la cultura quechua en Perú (Montoya, 2011b: 421-450). También el
libro Multilingüismo en el Perú, de Ins Pozzi Scot (1988)
[13] Este listado es provisional. Espero volver sobre el tema en un próximo
trabajo, sin fecha definida aún. Si se incluyen los casos de los colegios de
habla inglesa, francesa y alemana, la cifra podría ser mayor. El tema es muy
complejo y no ha recibido hasta hoy ninguna atención tanto en la antropología
como en las ciencias sociales en general.
[14]
José María Arguedas, narrador y
personaje principal de la novela Los Ríos profundos dice de sí mismo: Yo soy
lucana, El Qarwarasu es el Apu, el Dios regional de mi aldea nativa. Se refiere
a San Juan de Lucanas. Su identidad andino indígena está claramente
establecida, así como su creencia en los Apus. Al final de su libro Puquio una
cultura en proceso de cambio escribió: Inkari vuelve, y no podemos menos que
sentir temor ante su posible impotencia para ensamblar individualismos quizá
irremediablemente desarrollados. Salvo que detenga al sol, amarrándolo de
nuevo, con cinchos de hierro, cobre la cima del Osqonta, y modifique a los
hombres; que todo es posible tratándose de una criatura tan sabia y resistente
(Arguedas, 1964: 272), Montoya, 2011 b Prólogo Del libro Yachaq willakuy o la
novela encantada, de Moisés Córdova Márquez, Editorial Horizonte, Lima, 2011,
en prensa).
[15] La Gladys es un personaje urbano en la telenovela Al fondo hay sitio,
que es un éxito en Lima y Perú, con su dejo característico de hablar el
castellano amazónico. Los nativos indígenas y los migrantes tardaran algo en
aparecer. La gastronomía amazónica ya es conocida y apreciada. En la última
feria gastronómica de Mistura (setiembre 2011) la variedad y riqueza de frutas,
en gran parte desconocida en Lima y en el resto del país, fue la gran novedad.
[16] Sobre este punto ofrezco dos pequeños ejemplos puntuales. La entrega
de pasaportes con la visa para ir a Estados Unidos, es asumida por la empresa
norteamericana DHL En vez de ir al Consulado, a buscar sus pasaportes como
antes, los interesados deben ir a las agencias de esa empresa en la ciudad y
pagar por esos servicios. Si un profesor universitario latinoamericano recibe
una invitación para ir a Estados Unidos y paga su pasaje de ida y vuelta, con
cargo a que le reembolsen ese gasto, los pasajes deben ser comprados sólo en
empresas norteamericanas de aviación.
[17] Como gran parte de la clase política peruana, los autores Tulchin y
Fonseca, han no incorporan en su análisis a la Amazona.
[18] IIRSA es la sigla de la Iniciativa para la Integración de la
Infraestructura Regional Sudamericana, propuesta por el ex presidente brasileño
Fernando Enrique Cardoso y adoptada por los residentes sudamericanos en 2002
[19] Miguel Palacin, uno de los fundadores de la Confederación Nacional de
Comunidades
Campesinas Afectadas por la Minera, CONACAMI,
y Presidente de La Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas, CAOI,
escribe: Hasta finales de los 70 y 80, (los indígenas) éramos el ejemplo porque adornábamos los espacios para turistas y
no participábamos en la vida política de nuestros países porque solo hacíamos
folklor. Pero después de 500 años
pasamos de la resistencia a la propuesta y a la acción (Palacin, 2010,
prólogo).
[20] Sobre el tema de los indígenas como nuevos actores políticos en América Latina ver el libro José Bengoa
La emergencia indígena en América Latina (2,009), el libro de Nancy Grey
Postero, Now We Are Citizens, (2007) y el libro Voces de la Tierra: reflexiones sobre movimientos políticos
indígenas en Bolivia, Ecuador, México y Perú, que publique junto con mis
alumnos del Seminario Culturas y Poder en el doctorado de Ciencias Sociales de
la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, (Montoya et al, 2008). Sobre los
sucesos de Bagua, ver mis textos Con los rostros pintados, (Montoya 2009b), y
Puentes para unir los fragmentos del Perú, (Montoya 2011b).
[21] El apoyo del pueblo quechua de Huancan a la rebelión aimara podría ser
el anuncio de una próxima aparición de un movimiento político que de un modo u
otro reivindique a una nación quechua.
La manera en que abre espacios de
participación indígena y al mismo tiempo genera límites que abortan sus
aspiraciones más transformadoras, La esencia de ese proyecto cultural se capta
en la categoría que Rosamel Millamn y yo hemos definido con la frase el indio Permitido. El indio permitido es
una categoría sociopolítica, no se refiere a una persona en particular.
Retomamos la frase de la socióloga boliviana Silvia Rivera Cusicanqui, quien
durante un taller sobre derechos culturales y democratización en América
Latina, la emitió en un momento de frustración y desesperación. Tenemos que
encontrar, dijo Rivera, un método para describir
cómo los gobiernos utilizan los derechos culturales para dividir y neutralizar
a los movimientos indígenas (Hale, 2004: 4).
[22]
[23] Otro importante trabajo de Breton es el libro Estado, etnicidad y
movimientos sociales en América Latina, editado junto con Fernando García
(Breton y García 2003).
[24] En su polémica con el ministro francés Jacques Lang sobre la necesidad
o no de la protección del cine nacional frente a la voracidad de los
distribuidores del cine norteamericano, Vargas Llosa criticó duramente la
excepción cultural.
[25] Por más buena voluntad que tengan, los ministros de cultura, no podrán
llevar la ópera, la zarzuela, los conciertos de música clásica, y el ballet a
todo el país para los 30 millones de peruanas y peruanos.
[26] Son pertinentes aquí algunas referencias breves a la historia de los
teatros en Lima, construidos para deleite en primer lugar de las clases altas
de la Lima virreinal con representaciones para difundir la fe católica. En 1615
se construyó el primer Corral de Comedias, en un terreno de los Dominicos en el
centro de Lima ocupado por malandrines y gentes de mal vivir a orillas del río
Rímac en la zona de Polvos Azules, destruido por el terremoto de 1746. El
actual teatro Segura fue construido después de la independencia con el nombre
de Teatro Municipal, destruido por un incendio durante la ocupación chilena, en
1883. Reconstruido, cambió de nombre en 1929 para llamarse coma ahora Teatro
Manuel Ascencio Segura. Un nuevo teatro fue construido e inaugurado en 1920, se
llamaba Teatro Forero en honor de su constructor Manuel Mara Forero. Al
comprarlo, en 1929, la Municipalidad de Lima le cambió de nombre y desde
entonces es el Teatro Municipal de Lima, que en 1998 fue consumido por un
incendio, reconstruido y reinaugurado en 2010. Han desfilado por estos teatros,
compañías españolas y europeas de óperas, zarzuelas, ballet y música de cámara.
[27] Empieza a usarse ya en Lima la palabra socialite, que en España de hoy
equivale en parte a de lo que antes se llamaba Alta sociedad, que a mediados
del sigls pasado el periodista Guido Monteverde describía en su columna del
diario última Hora, Antipasto gag.
[28] Puedo contar aquí dos breves historias que tienen que ver con José
María Arguedas y el teatro Municipal. Me contó el amauta Arguedas que en los
años 30, asistió al teatro Municipal a ver una velada de Música y danzas del
Perú. Como se trataba de música y danzas de Cusco y Ayacucho, presentadas por
el músico ayacuchano Moisés Vivanco, gran parte del público abandonó la sala.
Al final, solo quedaron ocho personas. Arguedas felicitó al músico y le oyó
decir, un día volveré a este teatro y lo llenare cobrando en dólares. Veinte
años después, llene el teatro con Irma Smacc, mujer de extraordinaria voz,
luego de haber triunfado en Estados Unidos y Europa. Descubrió a esta joven
cantante, se casó con ella e inventó el llamado canto de coloratura diciendo
que así cantaban las musas del Imperio Incaico. Fue una mentira feliz para sus
fines estrictamente comerciales. La segunda ocurrió en el mismo teatro, el 29
de julio de 1964, cuando por encargo del ministro de Educación Francisco Miró
Quesada Cantuarias, Arguedas recibió como director de la Casa de la Cultura el
encargo de presentar una muestra de canto y baile andino y costeño
calurosamente aplaudida por los asistentes que llenaron el teatro.
[29] Sobre el tema, ver también mis artículos: Con los rostros pintados: tercera
rebelión amazónica en Perú (agosto 2008-junio2009), Lima 2009, en redes de
internet, Puentes para unir los fragmentos del Perú, Segunda gran oportunidad
política peruana en peligro, en diversas redes de Internet, y Potencialidad de
los movimientos políticos indígenas para descolonializar América Latina (en
Quijano, 2011, en prensa).
[30] Desde los últimos 30 años del siglo XX, un denominador común para gran
parte de las organizaciones políticas bolivianas ha sido el katarismo, como
espíritu político nuevo inspirado en la figura de Tupac Katari, el líder aimara
boliviano de la revolución nacional de Tupac Amaru
[31] La aprobación de esta Constitución por cerca de dos tercios del
electorado y la reelección de Evo Morales con un parecido porcentaje de votos
dan cuenta de un proceso democrático de primera importancia en América del Sur.
[32] En otro texto, refiriéndome al tema el Estado plurinacional en
Ecuador, escribí: Mientras oía la excelente exposición de Katy Walsh sobre
Ecuador, pensaba en Atahualpa Yupanqui, un argentino maravilloso que escribió y
cantó el verso Unos trabajan de trueno y
es para otros la llovida. La lluvia es vida, comida, sostén del mundo. Unos
trabajan para que esa vida sea posible, y otros son los beneficiarios. Les
ruego colocar en el casillero de los que trabajan de trueno al movimiento
político indígena ecuatoriano y en el casillero de la apropiación de la
llovida, sin merecerla, al actual presidente Rafael Correa. Hay en Ecuador de
hoy un drama: lo correcto, lo adecuado y justo habría sido que ese movimiento
indígena estuviera en el gobierno para promulgar una nueva Constitución creando
el Estado plurinacional. El trueno de trabajo para imaginar un estado
plurinacional termina beneficiando al presidente Correa que tuvo y tiene la
astucia necesaria para apropiarse del sueño del Estado plurinacional, servirse
de él y quitarle su sentido y esencia para adaptarlo a la vieja colonialidad
del poder y a sus necesidades de nuevo caudillo. A pesar de todo eso, la CONAIE
y el movimiento político indígena ecuatoriano siguen firmes en su convicción de
la necesidad de un Estado plurinacional con su espíritu original. Han perdido
una batalla pero su lucha continúa y esperemos que tengan la capacidad
necesaria para volver sobre sus propios pasos. Cuando hable de la soledad
indígena y el problema de sus alianzas, retomar este punto, (Montoya, 2011d).