Venezuela, el socialismo del siglo XXI y nosotros, europeos

Venezuela, el socialismo del siglo XXI y nosotros, europeos

Francisco Fernández Buey
Rebelión

Hace unos años, cuando ya había desaparecido la Unión Soviética, vi un documental que me hizo repensar las largas discusiones que durante largos años habíamos tenido en Europa sobre la naturaleza del socialismo a propósito de lo que creíamos saber que estaba pasando Rusia, China, Cuba, Vietnam, etc. En el documental, un periodista, no recuerdo ahora si inglés o alemán, preguntaba a un viejo campesino de un país euro-asiático por qué en su pueblo se habían hecho comunistas al final de la primera guerra mundial.

El viejo campesino contó esta historia: “Llegaron aquí unos funcionarios de la lejana Moscú y nos dijeron que se había acabado la era del capitalismo y empezaba la era del socialismo. Y nosotros, que teníamos noticia de que allí habían acabado con el régimen de los zares, les preguntamos: Y eso del socialismo, ¿qué es? Uno de los funcionarios llegados de Moscú nos lo explicó: El socialismo –nos dijo– es vivir en comunidad, labrar las tierras en común, producir en común y repartir equitativamente lo que se produce en la comunidad. El socialismo es todo eso y –añadió– poder trabajar la tierra con tractores que nosotros os vamos a traer para ahorraros esfuerzos”.

Aquel viejo campesino concluyó instruyendo al periodista occidental: “Nos hicimos inmediatamente socialistas porque lo primero, lo de trabajar las tierras en común, es lo que veníamos haciendo desde siempre, y era bueno y justo continuar haciéndolo; y lo segundo nos pareció aún mejor: ellos nos traían los tractores que íbamos a necesitar para labrar la tierra y que produjera más”.

El viejo campesino euro-asiático no había oído hablar todavía de las polémicas que en aquellos tiempos antiguos enfrentaban a los componentes del núcleo dirigente bolchevique. Apenas sabía nada sobre la discusión, entonces en curso, acerca de cómo había que denominar lo que se estaba haciendo en la URSS, si socialismo o proto-socialismo o capitalismo de estado dirigido por la clase obrera. Por aquel entonces muchos campesinos analfabetos, o casi, tenían una noción tan elemental como sólida del socialismo; identificaban socialismo con estas tres cosas juntas: pan, paz y consejos. Capitalismo, en cambio, era para ellos lo que habían sufrido en los últimos tiempos: hambre, guerra y disolución progresiva de la propia comunidad.

Esta visión del socialismo, que a la mayoría de los europeos parecerá hoy primitiva, se parece mucho al “comunismo solar” de Chevengur, la estupenda novela de Platónov que no pudo publicarse en la Unión Soviética estalinista. Y se parece bastante a la noción de socialismo que tuvieron los primeros narodnikis o populistas rusos, luego llamados socialistas revolucionarios. Tiene poco que ver con la noción de socialismo que hay en las obras de Marx y de Engels. Apenas un punto de contacto: la defensa emotiva de los valores de la comunidad (antes de su desestructuración) y la esperanza en que la clase obrera industrial con conciencia, que estaba construyendo otra comunidad, llegara a tiempo de salvar de la ruina a la comuna rural. Por eso la mayoría de los “pingos almidonados” europeos decretaron hacia 1919 que lo que decían y hacían los campesinos euro-asiáticos no tenía nada que ver con el socialismo. Prefirieron el concepto a los hombres, a lo que decían y hacían los hombres. Y por eso mismo uno de los pocos marxistas europeos que no quiso ser “pingo almidonado” escribió aquello de que la revolución rusa era en realidad “una revolución contra El capital” para luego manifestar su preferencia por la revolución sobre El capital.

De Gramsci dijeron casi todos sus colegas de entonces que no era marxista. Y, por supuesto, de los campesinos euro-asiáticos también, aunque éstos no se enteraron de la crítica. Tuvo que pasar mucho tiempo para que otro que tampoco quería ser “pingo almidonado”, el poeta y novelista John Berger, en Puerca tierra, contara una historia de los campesinos que resisten, en la que hombres y concepto vuelven a aproximarse. Y estaba hablando de los campesinos de la Europa occidental. La historia de la vieja historia era tan nueva que John Berger se creyó obligado a poner al final de su relato un interesantísimo ensayito para explicar la supervivencia y resistencia de aquellos seres humanos que parecían haber desaparecido ya, tragados por la industria y engullidos por las megaurbes. Puerca tierra fue algo así como un aldabonazo. Y no porque cubriera de flores un mundo en disolución, sino porque, sin flores, descubrió a muchos que aquel mundo campesino no había muerto del todo y que los seres humanos que lo poblaban eran mucho menos primitivos de lo que había pensado la mayoría de los marxistas académicos.

Desde entonces, y han pasado ya varias décadas, algunos venimos pensando, por inspiración de John Berger y de Pier Paolo Pasolini, que las luciérnagas no se han extinguido del todo en todo el mundo, que las luciérnagas, si se me permite la metáfora, aún están ahí, al otro lado del mundo mediático, y son el equivalente, en un contexto que incluye la cordillera andina, el lago Titicaca, Monte Ávila y la zona amazónica, de aquello que los filósofos humanistas y urbanitas europeos suelen llamar “las Luces”. Me di cuenta de eso una noche descansando al raso y mirando al cielo en el Pantanal, en el Mato Grosso brasileño. Vuelvo a pensarlo ahora, al pie del Monte Ávila, mientras escucho al poeta y ecologista Thiago de Melo. ¿Y si el socialismo del que vuelve a hablarse ahora en Venezuela, cuyos ecos llegan a La Paz, Guayaquil, Lima y El Pantanal, tuviera más que ver con las luciérnagas que ahí se reproducen a montones que con “las Luces” de los “pingos almidonados” europeos, incluidas “las Luces” de los marxistas académicos.

No creo que el socialismo del siglo XXI, del que se habla en Caracas y en La Paz, y por impulso del chavismo y de Morales, en algunos documentos de los sin tierra brasileños y en varios papeles de Vía Campesina, vaya a tener gran cosa que ver con la noción de socialismo que hemos elaborado en Europa. Lo intuyó ya Mariátegui, que anduvo por varios países europeos y luego pensó en ello. Y seguramente lo intuyó Guevara en la aventura boliviana que le llevó a la muerte. Pero hoy en día la cosa está aún más clara. Y por eso viene a cuento la historia de la memoria del viejo campesino euro-asiático con la que empezaba esta nota. Esa historia une el principio del “siglo breve” (la ilusión socialista) con su final (la crisis terminal del neo-liberalismo y el resurgir del ideal socialista). Si hay que reconstruir la noción del socialismo habrá que empezar por ahí.

Nosotros, europeos, estamos mal preparados para eso. Aún tendemos a llamar “socialdemocracia” (que fue el primer nombre del socialismo organizado) a lo que hoy es la negación sin más de cualquier proyecto socialista. Aún dejamos que se llame “socialistas” a partidos que hace décadas que perdieron la noción de lo que eso es. Aún llamamos “comunistas” a partidos políticos que se darían con un canto en los dientes si tuvieran un programa socialdemócrata de verdad. Y aún exportamos al oro lado del Atlántico libros, revistas y periódicos que dan por supuesto que se sabe en Europa qué es socialismo y que, en base a ese supuesto (y ocultando los intereses económicos de los “dadores de trabajo”), descalifican cualquier medida que se aproxime a la noción de socialismo del viejo campesino euro-asiático.

Pan, paz, libertad, consejos, tractores , electricidad, decían las pobres gentes de 1919 cuando hablaban de socialismo en comunidades y asambleas, en las calles y plazas. No digo yo que los campesinos sin tierra, los de Vía Campesina, los cultivadores de coca, los indígenas amontonados en los suburbios de las megaurbes, los ayer campesinos y hoy obreros en lo que salga, vayan a repetir esas palabras en la primera década del siglo XXI, o que tengan que repetirlas. No en la época de las parabólicas, de la robótica y de Internet. Claro que no. Pero si, como decía Juan de Mairena, hay que hablar, y hablar en serio, de “lo que pasa en la calle” y no de “los acontecimientos que suceden en la rúa”, entonces lo primero que tiene que hacer el europeo amante del socialismo es preguntar en esos sitios e intentar traducir aquellas “pobres” palabras al lenguaje de los pobres (y proletarios de hoy). Probemos.

Pan quiere decir hoy, para quienes están abajo en la pirámide social, soberanía alimentaria. La base material del socialismo es hambre cero. Para erradicar el hambre hace falta soberanía alimentaria. Y, por lo que se ve en todos los países empobrecidos, para que haya soberanía alimentaria se necesita soberanía sensu stricto (o sea, independencia para redistribuir equitativamente los recursos disponibles).

Paz quiere decir, para esas mismas gentes, lo mismo que ayer: que el nuevo imperialismo en su competición capitalista por la obtención de beneficios rápidos no nos traiga la guerra o nos lleve forzadamente a ella (inventándose, preventivamente, enemigos que son sólo resistentes frente a la homogeneización cultural).

Libertad seguirá siendo, hoy como ayer, palabra clave de cualquier socialismo que se precie. Un día alguien se preguntó con razón: ¿libertad para quién? Pero habrá que prestar atención para no preguntar esto con ánimo liberticida, sino reconociendo aquello, tan sabido y tantas veces olvidado, de que la libertad es uno de los más preciados dones que a los hombres dieron los cielos, y vinculando la libertad, como hizo el clásico, a la lucha por el pan, o sea, a la soberanía alimentaria: “Venturoso aquél a quien el cielo dio un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo”. O sea, en no habiendo cielo en el sentido religioso de la palabra, a las luciérnagas de hoy.

Consejos quiere decir hoy democracia participativa. Y, como ayer, andar atentos a lo dicen los dirigidos y a lo que hacen los dirigentes. Barrio adentro y barrio atento. Consejo fue palabra grande del socialismo y el concepto que expresa se tiene que conservar. Tal vez haya que llamar a la cosa de otra manera, porque el socialismo del siglo XXI, y particularmente en América Latina, tendrá que respetar otras lenguas y otras culturas —distintas de esta en la que estoy escribiendo—, pero en su concepto (deliberar y decidir desde abajo) está la clave de la democracia socialista.

¿Y qué decir de los tractores y de la electricidad del viejo campesino euro-asiático? Que cien años después eso no basta. Y no sólo porque el ecologismo social de los empobrecidos rechaza hoy la vieja loa al viejo productivismo. También por otra cosa, que es esencial y que diferencia a los campesinos sin tierra, a los de Vía Campesina, a los cultivadores de coca, a los indígenas amontonados en los suburbios de las megaurbes, a los ayer-campesinos-y-ahora-proletarios del viejo campesino de los confines euro-asiáticos: porque nadie, en el mundo andino, caribeño o amazónico, espera ya que vengan “los funcionarios de Moscú” a salvar la comunidad. Tiempo hubo y no lo hicieron.

El estado educador puede poner las bases del socialismo a través de micro-créditos concedidos a las mujeres pobres, potenciando cooperativas y misiones sociales en los barrios periféricos de la ciudad y en el campo, como lo está haciendo ya en Venezuela. Será en ellas, en las cooperativas, en las misiones, en los barrios dónde se decida acerca de las nuevas tecnologías (equivalentes del viejo tractor y de la ya vieja electricidad) que haya que emplear respetando el entorno y sobre el uso alternativo de esas nuevas tecnologías. Socialismo es también responsabilidad, social e individual. La responsabilidad se puede fomentar desde arriba. Para lo cual hay que dar ejemplo. Se materializa por abajo cuando el ejemplo de los dirigentes es bueno. Se pierde hasta la idea de la responsabilidad cuando se llama socialismo a la burocracia y a la corrupción.

Vuelvo, para terminar, a la alegoría del viejo campesino euro-asiático. Cuando se pregunta ahora a los moradores de esos lugares que se han visto beneficiados por las misiones sociales, la creación de cooperativos, los micro-créditos y los mercados alternativos subvencionados por el Estado, tal vez digan, ellos también, que socialismo es esto. Los europeos amantes del socialismo deberíamos comprenderlos porque quienes así hablan no habían visto nunca en su vida hasta ahora un médico que les tratara con dignidad, ni apenas una escuela, ni tenían otra noción del crédito que la negativa de los grandes bancos, ni otra noción del consumo que aquello que los otros, los de arriba, podían hacer y ellos no. “Socialismo” –dijo uno de los pobres latino-americanos, hasta ahora humillado y ofendido– “es haberse pasado años sin ver nada de lo que nos rodea y empezar a verlo gracias a una simple operación de cataratas financiada por el Estado con la ayuda de los médicos cubanos”.

Marx contestaría: socialismo es mucho más que eso. Ahí falta la socialización de los medios de producción. Ahí falta la nacionalización de las grandes empresas. Ahí falta la abolición de la propiedad privada. Ahí falta una educación politécnica a la altura de los tiempos. Ahí falta empezar a superar la vieja división social entre trabajo manual y trabajo intelectual. Y, sí, falta. Pero necesitaríamos una operación de cataratas, también nosotros, si desde Europa no atendiéramos a las razones del viejo campesino euro-asiático y del pobre viejo latino-americano que se ha hecho chavista. Si el socialismo del siglo XXI quiere seguir dialogando con Marx, hay que contarle eso también a él. Ya sabemos que lo sabe, pero no en esta versión.

Marxismo salvadoreño y etnicidad Jorge Arias Gómez, la ilusión mestiza

Marxismo salvadoreño y etnicidad
Jorge Arias Gómez, la ilusión mestiza
Rafael Lara Martínez
cartas@elfaro.net
Publicada el 04 de diciembre – El Faro

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En un pueblo, como el nuestro, predominantemente mestizo y, por tanto, formando una comunidad de sangre o raza cultural [¿no hay sitio para la diversidad cultural ni para el indígena?]. Jorge Arias Gómez (1996)

Hacia los años setenta, la dificultad que los pensadores marxistas salvadoreños tenían por aceptar la diversidad étnica y cultural del país, la evidencia el libro Farabundo Martí. Esbozo biográfico (1972) del historiador Jorge Arias Gómez. Al describir el amplio contexto político que enmarca la vida del personaje principal, el autor relata la “dinastía de los Meléndez (1913-1927)”, “el gobierno de Romero Bosque (1927-1931)” y la corta presidencia de Araujo, así como su “derrocamiento. “La actitud de Monseñor Belloso y Sánchez”, la fundación del Partido Comunista Salvadoreño (PCS) y la del Socorro Rojo Internacional (SRI) obtienen un lugar central, junto a la detallada narración de “la situación política y social antecedentes del 32”.

La gran laguna la colma el silencio a la composición étnica del país. Hacia 1972, con mayor insistencia que en la posguerra, resultaba insignificante referir la diversidad cultural y el conflicto indio-ladino como detonadores de problemas sociales. Bastaba rememorar los cambios de gobierno, la posición de la Iglesia, el auge de los movimientos sociales y el del PCS y SRI para agotar la entera dimensión de una época histórica.

Cualquier lector contemporáneo con un mínimo de formación en estudios culturales anotaría que al terreno baldío de la etnicidad —falta de referencia a la diversidad cultural salvadoreña— se añade la ausencia de la mujer. Salvo por el liderazgo de “las vendedoras de los mercados capitalinos” durante principios de 1921, parecería que la historia nacional se concentrase en personajes masculinos exclusivos y sin correlación de género. Estas dos omisiones no exhiben sólo los límites del imaginario histórico salvadoreño de la época. Despliegan los verdaderos desafíos del trabajo de investigación de las generaciones actuales. Más que acusación, el doble olvido lo entiendo como exigencia por buscar voces indígenas y femeninas ausentes. Esta búsqueda es necesaria si la historiografía presupone un avance en el conocimiento, más allá de su repetición cíclica.

Al publicar la segunda edición ampliada de su libro (1996), Arias Gómez subsanó en parte la cuestión indígena. Agregó el capítulo “Incorporación de los indígenas a la revolución, José Feliciano Ama”. Esta inclusión significaba que el pensamiento marxista salvadoreño —al menos en una de sus tendencias más influyentes— demoró sesenta y cuatro años (1932-1996) para advertir que El Salvador era (es) un país americano con una población indígena propia la cual poseía (posee) vindicaciones sociales específicas. Con “el despojo, más o menos violento, de la tierra que estaba en manos de los indígenas y de las municipalidades, y su monopolio en pocas manos”, Arias Gómez descubre lo que nuestra actualidad no enmienda aún: el derecho a las tierras ancestrales y a la autonomía política indígena. El indigenismo exhibe una agenda definida.

No obstante, en lugar de llevar el descubrimiento hasta sus últimas consecuencias, el historiador desvía la argumentación para diluir la defensa de los derechos indígenas en una interpretación marxista sin expresión étnica. Por una parte, los conflictos étnicos no comprueban lo que en realidad son. En cambio, el autor los coloca como prueba que “la lucha de clases en El Salvador es vieja”. Las innumerables revueltas indígenas que se sucedieron casi cada lustro o década, desde la independencia hasta 1932, se despojan de su carácter étnico específico. Se convierten en antesala imaginaria del inevitable sino histórico de la humanidad hacia la revolución comunista.

Por otra parte, en lugar de recabar información oral e interrogar la memoria histórica sobre los líderes de 1932 y sus allegados, prefiere mantener un diálogo con historiadores extranjeros de prestigio. Es así que para justificar la obediencia estricta de Feliciano Ama a “las instrucciones recibidas” de la dirección del PCS, se contenta con citar a Jorge Schlesinger (1946) y Thomas Anderson (1976). Si la tradición oral de la familia Ama contradice la historiografía en boga resulta secundario. Cuenta la interpretación que traspone sobre los pies aquello que una tendencia de derecha ponía sobre la cabeza, en remedo quizás del acto inaugural que Marx realizó con Hegel. En momento alguno advierte que esta inversión conserva un rasgo relevante de la posición enemiga que contraataca. Los indígenas se conciben como sumisos, sin agenda propia, y sin más iniciativa que la de hallarse sujetos a una disciplina ladina extraña. Paradójicamente, el descubrimiento tardío del indigenismo lo empaña la mansedumbre al partido.

Como si esta sujeción no bastase, luego de examinar los trabajos de Alejandro Dagoberto Marroquín (1959) y de Marc Chapin (1990) —investigaciones pioneras sobre la presencia efectiva de indígenas sin rasgos distintivos exteriores (indumentaria, lengua, etc.)— concluye el capítulo con las palabras que cito como epígrafe al presente artículo. A esa oración agrego un serio cuestionamiento de carácter étnico. Al revelar el ideario indigenista nacional, el marxismo salvadoreño no intenta cumplir con esa agenda. Por lo contrario, reniega de ella para reafirmar una concepción nacionalista bastante conservadora (de nación, latín, “natio, nacer”).

La llamo ilusión mestiza. Ya no basta que en un territorio nacional se imponga un solo idioma obligatorio; antes se pensaba también en una religión común. Ahora, en la posguerra, en plena posmodernidad, poscolonialidad, etc., se imagina que a una nación debe corresponderle siempre una “comunidad de sangre o raza cultural”. Ni europeos, asiáticos, africanos, palestinos, judíos, etc. tienen cabida en la nacionalidad salvadoreña mestiza. Como los indígenas, su destino patrio y biológico lo marca su disolución utópica en un mestizaje inquebrantable que el marxismo augura en eco lejano, demasiado tardío, de “la raza cósmica” (1925) del mexicano José Vasconcelos. La cuestión étnica declara lo sospechoso que resultan ideas revolucionarias que giran en reiteración cíclica de pretéritos remotos: la unificación racial de El Salvador y, quizás, de las Américas. Salvo, por supuesto, que por re-volucion entienda la re-producción sinódica de enfoques biologicistas de quienes se juzgan reformistas y adversarios.

Farabundo “y” Ama: Indigenismo y sentido común

Farabundo “y” Ama: Indigenismo y sentido común
Álvaro Rivera Larios
cartas@elfaro.net
Publicada el 11 de diciembre – El Faro
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A Gladis, por llevarme
en su viaje a las raíces

Empezaré contando un viaje: el que hice de la mano de mi hermana mayor, siendo un niño, a la tierra de los aborígenes ¿Izalco? No lo recuerdo. Sólo conservo impresiones. Un rostro viejo con unas arrugas que parecían pliegues de la tierra. Había un recinto de paredes altas, mesas de madera humilde y al fondo, alrededor, una mezcla de sombra acogedora y humo de carbón. Recuerdo al anciano que decía “pocos se visten como nuestros abuelos”, “ya son pocos los que hablan nuestra lengua”. Percibí con claridad que el viejo se remontaba a una leyenda no muy lejana que había traído un mal de efectos todavía vivos para él y su gente. Por su forma de hablar, de vestir, vi que eran distintos, pero que el viejo compartía su historia con nosotros. Seguro que otros antes que nosotros habían llegado desde la ciudad a preguntarle y que el viejo les habría compartido la misma leyenda trágica que nos contó, en la que mataron a su padre y a sus tíos, y en la que su pueblo fue derrotado y todo lo que vino después. Siempre supe que el 32 era algo que le había pasado a ellos, a los indígenas, pero años después dicha imagen de vida no se rebeló dentro de mí contra la versión que la izquierda repetía del levantamiento. Por eso veo bien que ahora se recupere el rostro de Feliciano Ama, pero ya no como un actor secundario, sino como un protagonista igual o más importante que Farabundo Martí. Las ideologías y los partidos pueden pasar como las nubes, pero esos movimientos en el seno de la sociedad en que de pronto, tras años de acumularse agravios y abandonos, un grupo replica y se levanta desbordando los márgenes legales e institucionales para intentar reestablecer la justicia y el equilibrio, esos movimientos quedan ahí como explosiones que llegan desde el fondo y que pertenecen a la violencia de una ruptura, de una búsqueda de la que nadie puede apropiarse porque es un rastro de la historia colectiva. Ama y Aquino son ese plano de la historia que sobrevive a la caída del comunismo y a la crisis de la izquierda. Es la crisis de esta última, junto al crecimiento de los movimientos sociales, la que ahora nos permite sacudirnos la versión que contó el Partido Comunista Salvadoreño (PCS) sobre 1932.

El relato periférico que nos narra el anciano ahora reclama su sitio al centro.

Pero el viejo les contó la historia a la muchacha y al niño porque sabía que al otro lado, con ciertos ladinos, había un puente y en cierto modo un pacto que venía desde la muerte compartida en 1932. El error que cometieron los ladinos fue contar la historia desde sus puntos de vista, olvidando que los indios acudieron al enfrentamiento no por comunistas, sino que por indios. Lamentablemente son pocas las historias sin ombligo. Pero el viejo nos contó la leyenda, a mi hermana y a mí, porque detectaba la existencia de un puente, de un luto compartido. Es a ese puente que debemos volver una vez que restituyamos a las víctimas de aquella tragedia su verdadero nombre, su apellido aborigen.

Los politólogos y los sociólogos sabrán describir y definir qué ola se estrelló contra las instituciones en 1932. Será necesario devolver al indígena su peso en las violentas oscilaciones que tuvo la balanza y darle a Martí lo que en justicia pertenece a Farabundo Martí. Si ya no es el protagonista principal del relato ¿qué papel le asignamos que sea el que verdaderamente tuvo? Si los comunistas, que eran quienes tenían letrados, narraron una épica a su medida que los transformó en los conductores de la derrota, no cometamos, para restablecer la justicia interpretativa, el error de suponer que Farabundo Martí era un personaje pequeño, casi inexistente. Ajustemos la mirada, no vayamos de un extremo a otro, de una negación a otra.

Una vez en claro el peso y la naturaleza étnica que tuvo el conflicto, deberemos indagar en torno al significado y la muerte de dos cuerpos: el un indígena con el cuello quebrado, colgado de la rama gruesa de un árbol y el de un mestizo al que apodan el negro y que recibe el impacto de varios balazos. Son dos cuerpos, dos miradas distintas, dos mundos aparte a los que une el mismo enemigo y la misma muerte en el año de 1932. Un mestizo y un indio. Si tanto los separa ¿qué significa la “y” que reúne a los dos cadáveres? Esa es la gran pregunta.

Es válida, legitima, la crítica que ahora se dirige contra la imagen que fabricó la izquierda de “la insurrección”, pero me parece desenfocado el acento que personaliza, y traduce a una especie de mala voluntad, la miopía ideológica del partido comunista. Eso nos demuestra lo cerca que está la lucidez crítica de los excesos interpretativos. Algunos hasta llegan a decir que los comunistas, junto al General Martínez, han colaborado en hacer desaparecer a Feliciano Ama del imaginario colectivo salvadoreño. Equiparan una ceguera ideológica a las balas de Martínez como si ambas fuesen magnitudes del mismo mal. Eso, aparte de errado, es ingrato porque olvida que aún cometiendo una mala interpretación a su favor, los comunistas aportaron su tanatada de muertos y el propio sufrimiento y mantuvieron viva a lo largo de varias generaciones la memoria equivocada, pero memoria popular al fin y al cabo, de 1932. Hay que ser ecuánimes para salir del reino de la lucidez sesgada.

Somos un país donde las negaciones necesarias se hacen recurriendo al hacha y no al bisturí; un país donde la justicia interpretativa se aplica linchando simbólicamente, por su perspectiva errada, incluso a quienes tuvieron simpatía por las víctimas. Nos cuesta salvar el matiz entre las oscilaciones extremas. Intentamos absolver a nuestra inteligencia del elogio acrítico que pudimos hacerle al mito, dándole martillazos en los pies. Las ponderación nos resulta demasiado tibia y preferimos pensar dando puñetazos en la mesa. Elogio el elogio que algunos hacen del indígena pero no comparto ese afán de elevar a Ama a costa de hundir a la izquierda por muy miope que esta haya podido ser en su interpretación de los sucesos de 1932. Me parece una falta de tacto contra las personas que empeñaron su vida por la causa popular, el que se iguale el daño involuntario que su ceguera ideológica les pudo inflingir “en el plano simbólico” a los indígenas con el efecto cruel y devastador de las balas del Gral. Martínez. Si una simpatía real, equivocada o no, pudo haber en nuestro mundo hacia el aborigen, esa simpatía nos la revela el Daltón que transforma al rey de los Nonualcos, Anastasio Aquino, en el padre de la patria, pero dejemos al poeta y vayamos más atrás, hacia ese año que marcó al siglo XX salvadoreño, a 1932.

Si abrimos los ojos veremos que junto al cuerpo colgado de Ama está el cadáver de Martí. Al indio hay que hacerle justicia real y simbólica, pero sin olvidar el nexo, la que lo asocia con idéntico valor al cuerpo del líder mestizo. La muerte no borra su diferente identidad pero tampoco diluye la derrota final que compartieron y se los llevó, casi al mismo tiempo, de esta vida. Subrayemos la diferencia y recordemos la miopía y los extravíos de la izquierda, pero no olvidemos preguntar lo qué significa que junto al cuerpo colgado de Ama esté el cadáver de un mestizo. Ambos padecieron al mismo verdugo y eso los reúne, pero ya en vida (uno en la ciudad y el otro en su tribu) sus voluntades coinciden a pesar de las diferencias raciales y de visión del mundo que los separan ¿Qué nombre dar a su convergencia en la vida y a su reunión en la muerte por obra del Gral. Martínez? Esa “y” que reúne en la misma tragedia a Ama y a Martí representa un problema tanto para quien diluye el conflicto étnico tras la eterna y abstracta lucha de clases, como para quien, recuperando la entidad del indígena, reduce el 32 sólo al estallido de un conflicto racial. A unos y a otros quizá los traicione el principio de identidad: si es A no puede haber elementos de B. El encuentro que sostuvo Ama con Miguel Mármol ya nos indica que el indio no absolutizaba los términos blanco y ladino, porque ciertos ladinos y ciertos blancos podían ser aliados suyos y de su pueblo en un levantamiento armado. La visión de Ama contempla la posibilidad de alianzas fuera de su grupo étnico, es decir que incluso para él, un indígena, hay otros criterios de asociación que nos son los raciales ¿Cómo podría reconstruirse el pensamiento político de un aborigen que era capaz de verse a sí mismo en su confrontación con el Estado, pero que también comprendía que ese mismo poder vejaba de otra manera a los mestizos pobres? Los argumentos de Eric Ching respecto a la debilidad del partido comunista en ningún momento ponen en cuestión la “y” que reúne a los cadáveres de Farabundo y Feliciano, pero tampoco la explora y la pone a dialogar con su tesis del carácter étnico que tuvo la insurrección.

Ya no se trata de repetir la conjunción que propuso el PCS, la de Martí y su subalterno Ama, pero tampoco se puede trascender ese vínculo, que ahora sabemos distorsionado, invirtiéndolo (Ama y su subalterno Martí) o transformándolo en una disyunción en la que la respuesta es uno, pero no el otro. El carácter político que tuvo la rebelión, donde convergían Izalco y San Salvador, nos obliga a recuperar el peso de las diferencias étnicas, pero estudiándolas bajo la perspectiva de esa “y” cuyo proyecto inicial contemplaba sumar la fuerza de indígenas y soldados y artesanos mestizos.

La indagación y la polémica están abiertas y ninguna teoría puede cerrarlas de momento. Los cuerpos de Martí y Ama permanecen como signos que abren y cierran una profunda interrogación. Ojalá que conteste el sentido común.

Lideres comunales capturados en Santa Ana obtienen libertad

LIDERES COMUNALES CAPTURADOS EN SANTA ANA OBTIENEN LIBERTAD

SANTA ANA, 9 de diciembre de 2006 (SIEP) “Salimos con la frente en alto, como luchadores populares encarcelados por este sistema capitalista represivo, no lograron derrotar nuestra moral, nuestro espíritu combativo…“dijo Ana María Calles, de la directiva comunal de la Colonia San Lorenzo.

Calles junto con otras seis personas fueron violentamente capturadas por la Policía Nacional Civil la madrugada del 28 de noviembre, acusándolas de usurpación de inmueble y de agrupaciones ilícitas. La orden de libertad fue expedida pro el Juez Tercero de Instrucción, Lic. Oscar Meléndez.

“Vamos a seguir luchando por el derecho que nos asiste a una vivienda digna ya que somos personas que como directiva comunal confiamos en las promesas que nos hacían funcionarios del Fondo Social para la Vivienda y la final fuimos capturados.”

Explicó que “no vamos a abandonar a las 200 familias que han confiado en nosotros, la mayoría de las cuales son familias damnificadas por la erupción del volcán Ilamatepec que no tienen donde vivir y es una gran injusticia desalojarlas como se ha hecho.”

Agradeció “a las organizaciones que se pronunciaron por nuestra libertad, en especial a nuestra Asociación Nacional de Trabajadores Agropecuarios (ANTA) a la Iglesia Luterana Popular porque nunca nos dejaron solos y con sus acciones han logrado nuestra libertad y salimos para seguir luchando.”

Frente a la ofensiva global contra el marxismo

Frente a la ofensiva global contra el marxismo Resistir, luchar por el socialismo, esa es la alternativa ala barbarie imperialista

Durante el III Encuentro hemisférico de luchadores contra el ALCA, realizado en la Habana en Enero pasado, conversamos para Unidad Comunista con el camaradaMiguel Urbano Rodríguez. El es un periodista de militancia en el Partido ComunistaPortugués, del que ha sido Diputado; Es también autor de varios libros sobre el socialismoy las luchas antiimperialistas. Fue corresponsal de Avante en Afganistán y en La Habana; De manera muy destacada realizo reportajes en los campamentos guerrilleros de lasFARC-EP en Colombia. Sus opiniones pueden ser acompañadas de manera cotidiana enwww.resistir.info

Pável Blanco Cabrera: Compañero Miguel Urbano, nosotros observamos y somosparticipes de un resurgimiento del movimiento popular y social, de un relanzamiento de lalucha de clases, observamos que el tiempo de la desideologización que durante casi unadécada fue hegemónico empieza a ser contrarrestado, pero al mismo tiempoconsideramos que hay una nueva ofensiva, cuando ocurren estas circunstancias, unaofensiva ideológica contra el marxismo, que aunque proviene de diferentes fuentes,pensamos tiene una cierta unidad; Nos referimos a la tesis de Imperio de Toni Negri y Michael Hardt, a la tesis de Holloway sobre todo tomada del planteamiento de losZapatistas de no luchar por el poder, precisamente cuando este objetivo tiene másactualidad; ¿Queremos conocer su opinión, si usted piensa que efectivamente esto esuna articulación ideológica en contra del marxismo, del leninismo, de las fuerzas revolucionarias, o si se trata de debates aislados?

Miguel Urbano. Es un tema importante lo que estas planteando, y es una realidad elfenómeno a que te refieres; Yo diría que cíclicamente, desde el final del Siglo XIX,siempre que hay momentos en que las fuerzas revolucionarias se articulan y tomandocomo referencia fundamental, como ideología para el combate al marxismo, hayofensivas, yo no diré similares, pero cuyo objetivo es precisamente eso; nosotros tuvimosla primera en la transición del Siglo XIX al XX, cuando vino como gran teórico del reformismo Eduard Bernstein, con su teoría de que el movimiento es todo y el resto, casinada, aunque el se decía marxista, es curioso, y esto es importante, para penetrar einfluenciar al movimiento obrero; y hubo las famosas polémicas, que tu conoces, conLenin y con Rosa Luxemburgo. ¿Cuál era la esencia de la cuestión? En una época en queel Partido Socialdemócrata Alemán era un Partido que se decía en su programa marxista,Bernstein subalternizó el socialismo como objetivo. No se hablaba ya más del socialismo, porque a raíz de las luchas obreras por determinadas reivindicaciones y a medida que laclase obrera iba logrando determinados objetivos, perdía empuje, perdía fuerzarevolucionaria, y se hablaba cada vez menos del socialismo. Llegaría en una época lejana, pero la lucha principal era por las ocho horas, por las vacaciones, por salario.Lenin y Rosa Luxemburgo pusieron la cuestión muy bien en el debate, muy clara…Pável: …Y el propio Kautsky…

2 Miguel Urbano: Claro Kautsky, que mucho tiempo estuvo entre las dos posiciones, terminando en una posición reformista, revisionista. Allí comienzo casi solo Liebknecht,entre los dirigentes históricos, fue la resistencia, el ala izquierda de la socialdemocraciaque tuvo una enorme influencia.Después de la implosión, de la desaparición de la Unión Soviética, el revisionismo sedesarrolló torrencialmente, pero empezó muchísimo antes. Claro que no vamos aquí a tratar ni del browderismo, ni de lo que paso en Italia y en Francia, cuando el revisionismofue la semilla de la destrucción de dos grande partidos comunistas, el Partido ComunistaItaliano, que incluso cambio de nombre y renuncio al marxismo y el Partido ComunistaFrancés que esta en un proceso de destrucción que viene de lejos.Sobre todo como consecuencia de la desaparición de la Unión Soviética, fenómenoscomo el de que tú hablas se integran en una ofensiva generalizada. Inicialmente a nivel europeo, pero también después latinoamericano, como Bolivia en los años 80. Casi no se habla de eso, pero vale la pena recordar la tentativa de destruir el Partido Comunista deBolivia. Incluso llegaron a hacer ediciones clandestinas de su periódico Unidad. Pero mástarde empezó el fenómeno de los llamados renovadores y que en América Latinaencontró su expresión más acabada en El Salvador. En Europa era dentro de los partidosque había dirigentes, a veces miembros de la Comisión Política, del Secretariado, quesalían a decir este partido es arcaico. Siempre afirmando somos marxistas, pero hayque eliminar la palabra leninismo, el centralismo democrático. Entonces empezó una campaña en varios partidos, incluso en Portugal. El partido español hizo un acuerdo conel PSOE, que es un partido burgués, neoliberal; se creo una coalición y dentro de laIzquierda Unida fue desapareciendo el partido español; En el caso del partido portugués,quizás el partido con un cuerpo de militantes más numeroso ( entre el partido y la juventudllegaron a tener 200,000 militantes después de la Revolución de Abril) se inicio unacampaña para destruirlo, para desprestigiarlo sistemáticamente. Y la renovación sería larenuncia al leninismo. Pretendían convertirlo en un partido moderno; se decían todos marxistas, todos comunistas, pero conforme avanzaba la campaña se veía un tipo de revisionismo que negaba la esencia misma del marxismo, ¡y claro que estas cosashicieron daño!; En el caso portugués, esa gente acabo quitándose la mascara y notuvieron apoyo de las bases. En Conferencias Nacionales del partido quedarontotalmente aislados, pese a un apoyo de la prensa burguesa que descubríainmediatamente que había los buenos comunistas y los malos y hacía mucho ruido,mucha bulla, pero el discurso no afectaba al partido. Más recientemente y es la cuestión que tú tocabas, aparecieron entonces, para dar bases teóricas a esas campañasrenovadoras, tesis como la de Toni Negri y Hardt en su famoso libro Imperio y otros trabajos teóricos de ellos y del profesor de Escocia John Holloway, que esta en Puebla,México. Su libro Cambiar el mundo sin tomar el poder, fue inmediatamente editado enArgentina y el autor invitado a dictar conferencias con enorme propaganda, y la prensaburguesa inmediatamente dijo finalmente llego un marxista lucido; Pero si uno lee,estudia, y en México se comento mucho y se polemizo con ellos, en los dos casos la teorización, el esfuerzo teórico, aunque diferentes de Holloway y Negri, me hacen pensaren los anarquistas, en Bakunin y otros que polemizaron con Marx en la segunda mitad delsiglo XIX…Pável: Y que fueron derrotados en la polémica…Miguel Urbano: … fueron derrotados. Pero su esfuerzo teórico genera extrema confusióny en el caso de Negri se empieza a formular una teoría a partir de una verdad, de una
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3 afirmación inicial que es exacta para después venir la deturpación y la perversiónideológica. El marxismo no es estático, es dinámico. Para responder a los retos delpresente como doctrina creadora, hay que aplicar los principios a la realidad, puesnosotros no vamos a hablar del mundo del comienzo del siglo XXI analizando porejemplo, la Rusia Zarista de antes de la Revolución de 1905. Negri nos recuerda que elmundo contemporáneo no es el mundo antiguo y que el imperialismo no es tal como loconoció Lenin antes de la Revolución Rusa, eso es verdad, pero después viene lo quehay de peligroso en la tesis de Imperio: que se perdió el centro de poder imperial, que elimperio es difuso y mezcla todo, haciendo recordar a los antiguos anarquistas porquetodo es desmovilizador. Y John Holloway que creo es menos deshonesto que Negricontribuye también para una enorme confusión teórica porque te empieza con capítulossobre el Fetichismo, capítulos herméticos, que hay que leer tres, cuatro veces para queuno entienda lo que él quiere decir, pero acaba por convencer a la gente de que estasiendo sincero, aunque te hace pensar más en los teóricos del Mayo del 68, tambiénneoanarquistas, un discurso que al final te dice que la revolución es imposible y que hayque vivir la vida y hacer el amor, ¡claro que la vida es bellísima y es necesario hacer elamor!, pero la revolución no tiene nada que ver con ese tipo de discursos. Pável: ¿Posiciones existencialistas?Miguel Urbano: Posiciones existencialistas claro, pero lo grave es que esta gente, Negripor ejemplo, termina ahora uno de sus últimos ensayos con el rechazo de la violencia. En realidad, Pavel, sigue siendo correcto que la violencia, como planteaba Marx, es la partera de la historia. Rechazar sin más la violencia, es condenar a la resistencia delpueblo iraquí a la agresión norteamericana, condenar la insurgencia colombiana; la no-violencia retoma ciertas tesis de Ghandi en un contexto totalmente diferente al de la Indiade los años 20. Eso es tremendamente desmovilizador… Pável: …Y esto fortalece inclusive las posiciones de la burguesía; en México se explotamucho lo de las dos guerrillas, la buena posmoderna y la mala, fundamentalista, violenta.La Zapatista que es capaz de dialogar, que tiene interlocución y al EPR y otros núcleosinsurgentes que están resistiendo porque no hay en esas regiones otras formas de lucha, los sitúan como bárbaros. Esto mismo ha servido para golpear a los compañeros de lasFARC-EP.Miguel Urbano: Exactamente como tú dices pero con un aspecto muy negativo, que es el tipo de apoyo internacional. En el caso de Marcos, del Zapatismo, que es un fenómenomediático, consiguió entre muchos otros el apoyo de Ramonet, el director de Le MondeDiplomatique. La famosa entrevista que el fue a realizarle y otros que bajaron a Chiapas, con una divulgación impresionante, acabaron por transformar una guerrilla sin armas, unaguerrilla de ficción, la buena guerrilla, en la guerrilla que no crea problemas, la guerrillainofensiva. Y después la teoría, que es una teoría capituladora expresada en esa famosaentrevista con Julio Scherer que tuvo una gran influencia y que capta sectores de lajuventud que están dispuestos, como fue la generación de revolucionarios de café enParís, que no exige esfuerzo, una teoría que te dice, soy rebelde pero no unrevolucionario, incluso explicando cual es la frontera. Uno ve que la concepción de la revolución es una concepción en que hay que hacer todo a partir de cero y que no hayque luchar en el fondo por el Estado porque el problema del poder es secundario. Esta esuna teoría desmovilizadora con un formidable apoyo de intelectuales, como ocurriódurante la marcha de los comandantes rumbo a México. Saramago, Premio Nobel deLiteratura, Montalbán, cantidad de escritores desfilando al lado, escribiendo artículos, toda
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4 la prensa del mundo abierta, las televisiones, los periódicos, eso tiene un efecto que essumamente negativo; La realidad es que la guerrilla Zapatista es una ficción y Marcos un escritor brillante, talentoso, se lee con mucho agrado cuando escribe, pero evidentementesu contribución a la teoría de la revolución es nula, Incluso reconoce que no es unrevolucionario. Y todo ese grupo, Holloway, Negri, juega un papel muy negativo y especialmente porque nosotros, Pável yo soy optimista, vivimos una época quesimultáneamente es trágica y maravillosa, que es diferente de otras. No sabemos todavíacual será el desenlace final, la alternativa a la barbarie capitalista del mundo. Elcapitalismo enfrenta una crisis estructural y nosotros no sabemos cuando será su muerte, su agonía puede ser muy lenta. En la gran crisis posterior a la I Guerra Mundial encontróla salida con el keynesianismo, mas ahora la crisis es estructural y la crisis financiera, económica del eje del sistema, que es Estados Unidos, repito eje del sistema imperialista, aunque tiene satélites, pero un eje al contrario de lo que dice Negri…Pável: … hay una territorialización del capital… Miguel Urbano: …Claro que hay una territorialización del capital. El Complejo militar-industrial, es una realidad estadounidense, por ejemplo. Cuando digo que soy optimista, es porque creo que en los próximos años se va a fortalecer el movimiento de contestaciónglobal al sistema, se va a ampliar extraordinariamente la resistencia de los pueblos. Sonlos pueblos los que cambian la historia. El pueblo es en cada país y en el mundo, elsujeto de la historia. Una gran lección a la humanidad es la de esa gente heroica,olvidada, que es tratada por la prensa de bandidos de asesinos. Fíjate que la prensanorteamericana que durante la guerra contra el nazi-fascismo consideraba heroicas lasresistencias, los partisanos italianos, la resistencia francesa, los maquis de noruega, ahora considera que los que resisten en Irak contra el ocupante ilegal de su país son asesinos, bandoleros. En realidad los pueblos de Afganistán e Irak encarnan elsentimiento nacional, el sentimiento de independencia, de dignidad tal como la insurgencia colombiana. Pável: Usted sitúa que están hoy a la vanguardia…Miguel Urbano: Yo creo que en la lucha que es mundial, el polo más importante de lucha es donde el enemigo es golpeado, donde el enemigo se siente en peligro. Los EstadosUnidos esta sustituyendo sus efectivos en Irak, según el organigrama para fines de mayohabrá unos 110, 000 nuevos soldados en Irak; Los que se quedaron después de lainvasión están desmoralizados, son un ejercito fantasma, sin ninguna capacidad ya decombate, a los que envían docenas de siquiatras para tratarlos porque cuando regresan asu país matan mujeres y niños. En este contexto se justifica la esperanza. Lo mismo pasaen Afganistán donde los norteamericanos casi no salen de las guarniciones ni las tropasde la OTAN de Kabul.Cada día que pasa, las perspectivas son más favorables y lo que hay que hacer essumar, ¡sumar esfuerzos a escala mundial! Aquí entra un problema que essimultáneamente teórico y practico y que esta en los debates, sobre la cuestión ¿quéhacer?. Hay muchísimo que hacer y múltiples frentes. Tenemos la alternativa socialismocapitalismo o barbarie. Pero nosotros no estamos en condiciones de formar en elmomento una doctrina, un sistema teórico sobre el tipo de mundo que nosotros deseamosy que fisonomía, que rostro tendrá el socialismo del futuro, incluso porque la destruccióndel capitalismo será precedida seguramente de situaciones caóticas. Del fin del sistemano va a salir inmediatamente un sistema, habrá varios socialismos diferentes, sistemas en
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5 coexistencia en varios pueblos. Toda tentativa de querer ahora definir el socialismo de mañana me parece negativa. En vez de ser útil puede ser un elemento de confusión.Lo que hay es que sumar fuerzas en torno de objetivos inmediatos y mediatos, de unamanera organizada, con los movimientos sociales y los partidos políticos, lasorganizaciones políticas revolucionarias con estructura partidaria; Porque nosotros hemosvisto la vulnerabilidad del enemigo, con sus guerras preventivas, una vulnerabilidad tremenda. Cuando fue la jornada en 2003 del 15 de febrero, cuando millones de personassalieron a las calles rechazando la guerra, se mantuvo hasta abril la marea muy alta, perodespués descendió. Descendió porque los movimientos sociales que eran el factordeterminante de la movilización mostraron la debilidad del espontaneísmo. Hay limites enel espontaneísmo, nosotros lo hemos visto. Ahora es probable, esta anunciada unamanifestación mundial que empezó a ser organizada ya, para el 20 de marzo y relativamente cerca tendremos la movilización del primero de mayo. Yo creo que hay quetrabajar para que esas jornadas no sean fenómenos aislados, en los que salen millones a las calles para luego volver a sus casas. Las organizaciones revolucionarias tienen ungran trabajo en sumar todo. Por ejemplo, en el contexto de América Latina, la lucha contrael ALCA es parte de la lucha mundial, pero tiene sus características especiales: impediren este momento, es una tarea fundamental, que el ALCA Light o suave se implante,porque como lo dijo en La Habana Osvaldo Martínez, el ALCA suave puede ser peor queel ALCA duro; En los acuerdos bilaterales los Estados Unidos van a imponerprobablemente una ALCA no mejor que la del proyecto inicial. A mí me preocupa muchoel hecho que Brasil y Argentina que están en la mira del imperialismo, acepten la fechadel 2005 para la entrada en vigor del ALCA suave. Creo que especialmente en Brasil hayque conducir la lucha para impedir eso aunque es difícil, porque millones de brasileños siguen eludidos. Depende de la idiosincrasia del pueblo, de la tradición, de la idea que porsu origen humilde, por su lucha como sindicalista, por su discurso humanista, Lula es unrevolucionario. Y eso no es exacto. En realidad lo que interesa es el pueblo brasileño y no Lula. Él es prisionero de un engranaje extremamente negativo. Quien está al frente delBanco Central es un banquero norteamericano con pasaporte brasileño, HenriqueMeirelles; El ministro de hacienda, Palocci, es un reaccionario neoliberal, ex trotskista, cuya política es la política del imperialismo; el ministro de industrias Furlan, el ministro deagricultura, son la imagen de un gobierno que engaña a la gente…Pável: …No hay correspondencia entre el movimiento antineoliberal que llevo al gobierno a Lula, que llevo al gobierno a Lucio Gutiérrez… Miguel Urbano: …bueno el Ecuador es muy diferente de Brasil… Pável: …pero es el fenómeno, no hay correspondencia entre la esperanza, la movilizaciónde los pueblos, la base electoral…Miguel Urbano: En Brasil es un fenómeno preocupante porque hay un gobierno en queaparecen fuerzas progresistas, incluso el Partido Comunista do Brasil (PCdoB) detradición revolucionaria, con una historia muy heroica, y que hasta ahora esta en elgobierno. Con todo respeto que me merece el partido, yo creo que una cosa era hacer loposible por empujar a Lula y otra es asumir responsabilidades como miembros de ungobierno cuya acción es la continuidad de la política de Cardoso. Una situación muydifícil, pero es fundamental impedir que el ALCA se implante en 2005. Por el momentoson justificados los temores de que Estados Unidos consigue imponer un ALCA suave, haga acuerdos bilaterales como el firmado ya con Chile, para captar Perú, Colombia,
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6 Bolivia, porque Venezuela no lo acepta. El problema, claro es de toda América Latina.Las políticas de ciertos gobiernos, mal llamados progresistas, pero elegidos, como fue elde Lucio Gutiérrez, el de Duarte, con grandes mayorías inconformes que rechazan el neoliberalismo, por mayorías de izquierda, gobiernos que no toman en consideración ladebilidad del enemigo y la situación internacional que no es favorable al imperialismo, aunque en apariencia lo sea, que aplican estrategias de corto plazo como Lula y Kirchner, cuando habría que fijar la frontera como Chávez, sin ruptura pero de denuncia del sistemay de creación de tensiones continuas. No es el caso en Brasil y Argentina. Las fuerzasprogresistas en esos dos países no pueden pagar una alta factura por una concepción dela historia que es apriorística, que es a corto plazo y que no mira en el fondo la situaciónglobal y que no comprende que es el destino de toda la humanidad lo que esta en juego.Pável: Para nosotros el tema de Imperio, volviendo un poco, es muy peligroso, Méxicofue despojado de 2, 400, 000 Km², el 55% del territorio nacional por una guerraexpansionista en condiciones desiguales en 1847-1848 y cuando estudiamos Imperio, nos resulta abstracto luchar contra las multinacionales tan solo, cuando tenemos unenemigo concreto. Sin embargo Toni Negri tiene una influencia en el movimientoantiglobalización, en el movimiento Zapatista y entendemos la necesidad de dar ahí unalucha ideológica fundamental, porque nuestra lucha concreta es con el imperialismoyanqui, contra el que centramos nuestros esfuerzos, sin olvidar las rivalidades interimperialistas, la peligrosidad del capital europeo, las contradicciones e inclusive laposibilidad de una guerra por un nuevo reparto del mundo, por eso es importante precisarla cuestión. Volviendo al tema de la alternativa, lo que usted cita aquí, la tesis de RosaLuxemburgo en el Folleto de Junius, La crisis de la socialdemocracia, donde ella partiendo de una idea de Marx y Engels, que en un momento, cuando dos clases seenfrentan, si una no triunfa sobre otra sobreviene el hundimiento, la barbarie y lanza directamente como única opción al socialismo, y frente a esta propuesta nos encontramoscon la vaguedad por ejemplo del lema Otro mundo es posible, de los movimientossociales; pensamos que es necesario decir que solo en el socialismo otro mundo es posible. Hay una divulgación de diseños que ni siquiera Marx y Engels intentaron, de cómo será elsocialismo, varias publicaciones y pretendidos teóricos. ¿Cómo lo aprecia usted? Miguel Urbano: En primer lugar, empezaste por citar a Rosa Luxemburgo, y bien. Hay que precisar un detalle, que es casi semántico, pues la barbarie tal como la concebíaRosa Luxemburgo, era una barbarie del capitalismo, pero hoy la barbarie puede ser el finde la humanidad, porque es el planeta el que esta amenazado como totalidad, la crisis es ambiental, es cultural, es una crisis diferente a la que se dio en el capitalismo en la épocade decadencia de la II Internacional; En la nueva barbarie como dice García Márquez solopueden sobrevivir las cucarachas, que son inmunes al envenenamiento atómico. Labarbarie hoy sería la destrucción de la humanidad, entonces es de una gravedad enorme.En cuanto a la cuestión de Negri y de esta ofensiva ideológica, en primer lugar hay quever una cosa; No es casual que es en América Latina que autores como el y Hollowaytengan impacto. Holloway no tiene importancia alguna en Europa, es casi un desconocido,Negri si tiene un poco. Pero en sus conferencias que dio en Argentina y Brasil casi noobtuvo refutación. En Europa hay una contradicción interesante; De un lado tienes un rechazo a la guerrapor varios motivos, se movilizan más las masas que en América Latina, hay movimientos
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7 sociales que son muy importantes y las huelgas, es decir la contestación obrera contra lapolítica imperial aumenta año tras año, sobre todo por la política de destrucción deconquistas históricas en Francia, en Alemania, pero no hay una concienciaantimperialista, aunque hay un rechazo muy fuerte contra la guerra. Por otra parte existeeso de lo que tu hablaste, las contradicciones entre las trasnacionales europeas y lasnorteamericanas y que son mucho más profundas de lo que se piensa. El reflejo esta enel problema de la militarización, que es siempre un fenómeno negativo sea en EEUU,Europa o Asia. Cuando se habla del Ejercito Europeo, no hay que olvidar que lasmismas burguesías de Europa son favorables a lo que ellos llaman un sistema deseguridad propia, lo que significa militarizar el continente para echar a losnorteamericanos. De una manera general tenemos entonces un antagonismo muy fuerteentre los altos mandos de los ejércitos europeos y el norteamericano. Tuve ocasión deconstatar, cuando visite en ocasiones el cuartel general de la OTAN, porque era Diputadoen la Asamblea del Consejo de Europa, que muchos generales alemanes y francesesconsideran a los norteamericanos pésimos militares en tierra, que no saben conducir laguerra, saben destruir pero son malos sobre el terreno, como lo probaron en Corea yVietnam. Este es un fenómeno interesante porque en Irak es patente la incapacidadnorteamericana.Pero las contradicciones entre Europa y Norteamérica pueden hacerse explosivas y se suman al potencial contestatario de los movimientos de masas.De otro lado como te decía, volviendo a Negri, volviendo a Holloway, en Europa elneoanarquismo tiene poca penetración, es sobre todo en la juventud académica yuniversitaria en América Latina que esas tesis tienen infelizmente acogida. AhoraHolloway va a ser publicado por una gran editora de izquierda en Brasil, y claro que va atener influencia, va a establecer la confusión.Pável: Nosotros los comunistas estamos en la obligación del debate ideológico, de abrir lapolémica, reposicionando las tesis revolucionarias, la tesis de imperialismo de Lenin y demanera fundamental la lucha por el poder, una cuestión central para las transformacionessociales, las transformaciones radicales.Camarada Miguel, en México ahora tiene gran divulgación la noticia de un partido europeode las izquierdas, donde están participando varios partidos comunistas, pero no el PartidoComunista Portugués, ni el Partido Comunista de Grecia, ni el Partido Comunista Alemán, tampoco el Partido de los Comunistas Italianos, ni el Partido Comunista de los Pueblos deEspaña, tampoco otros camaradas, ¿Que valoración podemos tener de ese proceso? Miguel Urbano: La reunión de Berlín terminó sin las firmas del Partido ComunistaPortugués, ni del Partido Comunista de Grecia. Este Partido de la Izquierda Europea esuna expresión del revisionismo. Te hable de la Izquierda Unida, en otro sentido es el mismo fenómeno, una manera de diluir y subordinar la acción de partidos comunistas, departidos revolucionarios, a una estructura pretendida más amplia, con un proyecto que enel fondo acepta la concepción de la Unión Europea, ¡eso los comunistas portugueses nolo aceptamos!; Estamos dentro de la UE, pero luchamos contra ella, para nosotros no esalgo definitivo, no es algo intocable. Tenemos la idea de que tal como fue concebida laUE, es un fenómeno negativo, que no hay capitalismo bueno ni capitalismo malo, quesirve al sistema de poder hegemonizado por los Estados Unidos en perjuicio de lahumanidad.
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8 Un filósofo marxista, comunista francés, George Gastaud, tiene varios libros publicadosmuy interesantes que deberían ser traducidos al español, en que plantea francamentecomo meta final, necesaria, para una futura ruptura revolucionaria, la salida de Francia dela Unión Europea. Si Francia saliera salen, la Unión Europea estaría condenada. Hayperspectivas de lucha en Europa muy positivas. Lo más negativo es la traición. Desapareció el Partido Comunista Italiano, el Partido Comunista Francés que llego adisponer de más de 150 diputados es hoy una caricatura de partido, integrado al sistema.Esos que fueron grandes partidos tendrían hoy un papel fundamental en Europa y es muydifícil crear nuevas organizaciones revolucionarias; la experiencia enseña que después secrean micro partidos, la masa difícilmente acompaña, por motivos muy complejos que nocabe aquí analizar. De ahí la importancia de partidos revolucionarios, como el caso deMéxico, con la fusión que se dio ahora en el Partido de los Comunistas, que es un partidoque ideológicamente se mantiene fiel a los principios y a la esencia del marxismo-leninismo; También el partido chileno, que es un ejemplo para los comunistas del mundo, pues después de todo lo que paso, del pinochetazo, no tiene representaciónparlamentaria desde hace 30 años por una ley electoral inicua no tiene una alcaldía, y sin embargo es un partido ejemplar en la teoría y la acción; en mi ultima visita a Chile tuveoportunidad de comprobarlo; Es importante el papel de los partidos que se mantienenfirmes, como en la situación mexicana, un país muy diferente, pero creo que el Partido delos Comunistas en su lucha en su actividad contra el reformismo, contra las tesisneoanarquistas en esta ofensiva global de la que tú hablabas, esta cumpliendo un papelimportante con su fidelidad a los ideales del comunismo.Pável: Una lectura rápida del proceso del Partido de la Izquierda Europea nos permiteapreciar que la lucha por la independencia y la soberanía nacional son prácticamentedejadas a un lado, cuando en nuestros países, en México, es una cuestión vital pararesistir, confrontar al imperialismo, mantener la independencia nacional y sobre esa base buscar la unidad de los pueblos la América Bolivariana, pero preservando las identidades,las culturas. Estamos convencidos de la vigencia de Independencia y soberanía comoparte de la lucha por un mundo nuevo.Miguel Urbano: Una de las características de esta ofensiva ideológica global que tú, alcomienzo de nuestra charla, citabas, es en el plano conceptual lo que yo llamaría una perversión completa del lenguaje político. Entonces defender la soberanía y laindependencia en la Unión Europea es algo que motiva en el ámbito de esa ofensiva, untipo de critica en que esos valores son considerados actitudes reaccionarias, actitudesobsoletas. Te acuerdas lo que ocurrió con el browderismo, cuando los partidoscomunistas en el continente americano fueron gravemente afectados, porque elargumento de Earl Browder era que como la URSS se alío con los EEUU, entonces sernacionalista era ser fascista, era el camino del fascismo y se cometieron errorestremendos. En Europa pasa algo semejante. Recientemente escribí un articulo a propósitode la penetración de España en Portugal; Las exportaciones españolas a Portugal sonsuperiores al conjunto de las exportaciones españolas para América Latina y esto te dauna idea de la fuerza del capital español en Portugal. La burguesía portuguesa, cada vezque uno plantea el problema de la soberanía, dice que eso es ser reaccionario, inclusoquerían suprimir el feriado nacional de la Revolución de 1640, en el siglo XVII, cuandoPortugal recupero su independencia después de 60 años de dominio español, y suprimirsobre todo una fecha nacional de enorme importancia que es la de la batalla de Aljubarrota en el siglo XIV, es decir la batalla que hizo posible la continuidad de Portugal. Ante la invasión española, justificada con argumentos dinásticos, la nobleza, traicionó, sepuso del lado del invasor, pero la burguesía no, apoyó a un príncipe portugués bastardo,
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9 que resistía. El Rey Don Juan de Castilla, invadió Portugal con un ejercito de 30,000hombres y hubo que inventar sobre el terreno, con Lisboa cercada, un ejercito popular de11000 hombres que aplasto, destruyo a el ejercito español y sus aliados, la nobleza portuguesa. Entonces empezó en Portugal la primera Revolución democrática y nacionalde la historia. La burguesía portuguesa tomo el poder, creo a su vez una nueva nobleza, y dio inicio a la expansión marítima, es decir los grandes viajes portugueses que hicieronal mundo más pequeño. Ese fue el periodo más importante de la historia de Portugal conbase en la defensa de la soberanía, la identidad. Hoy los magnates, los grandesindustriales de Portugal están defendiendo la República Ibérica y la fusión con España, cuando vemos allí la cuestión nacional al rojo. Después de tantos siglos Catalunya es Catalunya, El país vasco es vasco, Galicia es Galicia. Los españoles no consiguieron ensu mismo territorio destruir el sentimiento nacional de pueblos sometidos por Castilla. Una cosa es el nacionalismo de raíz fascista, expansionista y otra es el sentimientonacional de la identidad de un pueblo, que es algo profundamente progresista y nosotrostenemos que establecer una frontera; Yo escribí un articulo sobre eso, en que desarrolloel tema, la diferencia entre lo nacional de sentido revolucionario y el nacionalismo de raízestrecha, ideológicamente cercano al fascismo.Pável: Eso es muy importante. La lucha por el socialismo en México esta estrechamentevinculada a la lucha por nuestra independencia nacional y el pueblo mexicano tiene esatradición, su personalidad esta constituida en esa lucha contra el imperialismo, poralcanzar la soberanía…Miguel Urbano: … Eso viene, tu vez, de las raíces; La lucha de Cuauhtémoc que es una epopeya de la humanidad en la defensa de Tenochtitlan contra Cortez, es el comienzo de ese sentido de la mexicanidad; Nosotros vemos los caudillos, lo peculiar de laindependencia mexicana con los curas, al revés de Sudamérica en donde una aristocracia criolla que en el fondo quería sustituir a los españoles. Bolívar fue casi laexcepción a la regla. Santander en Colombia, Flores en Ecuador, Páez en Venezuela, lo que querían era, ocupado el poder político, teniendo el poder económico, mantener enbeneficio propio la misma política de la corona española de explotación de los pueblosindígenas. Esta idea de lo nacional en América Latina permite entender el renacimientodel Bolivarismo; Bolívar es evidentemente un genio no solo militar sino también político ysu pensamiento tiene actualidad. Yo creo que hay que levantar las banderas de Bolívar yllevar su mensaje revolucionario a los pueblos; Hace poco estuve leyendo la CampañaAdmirable, de Javier Torres, y el primer mensaje lanzado en Cartagena de Indias, antesde la campaña del Magdalena. Bolívar es atacado, insultado, pero la dictadura de Bolívaren el año 28 es en cierto modo precursora de la dictadura del proletariado, por suconcepción e objetivos. Cuando él regresaba a caballo de Bolivia lo impresionó muchoencontrar todo peor que antes. Es que hicimos la guerra, comentó, es que derrotamos alos españoles para que los pueblos estén peor, sean mendigos, explotados. Empezó sucampaña revolucionaria , instrucción gratuita, devolver las tierras a los indios, etc. Recuperar Bolívar es un arma muy importante de combate en América Latina por elsentido revolucionario, te digo, dictadura revolucionaria fue precursora de la dictaduradel proletariado. Pável: Una cuestión más; recuerdo haber leído el famoso libro de Robert Hue entoncesSecretario Nacional del PCF, La mutación del comunismo, donde el empezaba con la siguiente idea: la moral de Korchaguine, el protagonista de Así se templo el acero, ya nodebe ser hoy la moral de los comunistas. Este año es el centenario de Nikolai Ostrovsky,incluso hay un llamamiento del Partido Comunista de la Federación Rusa; Es evidente
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10 que esa y otras novelas marcaron a generaciones de comunistas y la pregunta es ¿tiene o no razón la afirmación categórica de Hue? Miguel Urbano: Yo tengo la peor idea posible de Robert Hue, que tiene unaresponsabilidad directa, personal en la destrucción del Partido Comunista Francés, unpartido que él dice, tiene la misión de ser igual a los otros; Que hizo que L’Humanite, unperiódico de gloriosas tradiciones sea lo que es hoy, que dedica una página a una pieza sobre Maria Antonieta y no quiere publicar una simple información sobre laconmemoración de la Revolución de Octubre. Para Robert Hue todo, todo en laRevolución de Octubre fue negativo.Tú hablas de la novela Así se Templó el acero, y cada uno de nosotros llega a larevolución con influencias que son diversas y en que la lectura, no solo de los clásicoscomo de grandes novelas fue determinante. A mí por ejemplo leer Makarenko eleducador, leer la famosa novela de Alexei Tolstoy El camino de los tormentos, fuedeterminante en mi vida, en cada uno de nosotros las motivaciones son diferentes. Creoque hay ejemplos en cada uno de esos hombres revolucionarios, grandes comunistas queson extraordinariamente importantes y hay que respetarlos, sin que nosotros noscerremos; Es necesario para los comunistas en la reflexión sobre la historia tenerpermanente conciencia de lo que fue positivo, determinante, pero al mismo tiempo tener,ver lo que fue negativo. La Revolución de Octubre fue un acontecimiento capital en la historia del mundo y la humanidad, toda la trayectoria de Lenin, su obra teórica, su vida,merecen el mayor respeto. Más meditando sobre el desarrollo de la historia de la UniónSoviética seria infantil asumir que el desastre que significo su desaparición fue soloresponsabilidad del imperialismo, sabemos como empezó todo eso, la contrarrevoluciónhúngara, la situación que crearon en Checoslovaquia, en Polonia Solidaridad, todo, hastaque vino Gorbachov y lo que significo como traición, pero no podemos perder nunca devista y es un deber de todo comunista el estudio y la reflexión sobre el tipo de situacionesque permitieron que un partido como fue el PCUS, y la URSS, llegaran a la disgregación,de capitulación en capitulación. El PCUS ya no era un partido comunista y estamosobligados a la reflexión, la que apenas esta en su inicio, de las causas porque no fuedefendido el socialismo, a pesar de sus errores, porque lo que había de defendible erainmenso. Recuerdo cuando se habla del Muro, conocí la RDA, como conocía todos esospaíses y el pueblo no salió a las calles a defender nada, y en la URSS tampoco, y tu vezque la misma época aquí en Cuba el pueblo salió a las calles cuando unoscontrarrevolucionarios rompieron los cristales del Hotel Deauville y quisieron repetir losfenómenos de Europa. En La Habana fue el pueblo en media hora el que acabo con lafarsa, no fue la policía, fue el pueblo mismo, el pueblo con Fidel en la calle. Yo creo que lareflexión sobre las causas de porque los pueblos en Europa no defendieron conquistasextraordinarias es un deber de nosotros que no podemos eludir ese tipo de tarea que esfundamental, puesto que el pueblo, que es el sujeto de la historia, no defendió la herenciaprodigiosa de la Revolución de Octubre.Pável: Claro, la tesis de la traición no explica todo, hay fenómenos más profundos y laautocrítica es vital.Miguel Urbano: Y cuando nosotros hablamos del socialismo del futuro tenemos quellevar en cuenta todo eso, no tenemos formulas, no es solo el esfuerzo teórico, académico, nosotros no sabemos lo que va a ser la lucha de los pueblos; Como en laRevolución de Febrero en que la teoría del partido formulada después de 1905 era quela burguesía iba a llegar al poder. Sin embargo fue el mismo Lenin quien dijo que había
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11 que retirar el apoyo al Gobierno Provisional, y reivindicar todo el poder a los soviets, Lasfamosas Tesis de Abril, cambiaron el rumbo de la lucha. Nosotros no sabemos lo que seráel socialismo del futuro, lo que tenemos es que destruir al capitalismo.Pável: Compañero Urbano, esta entrevista será publicada en nuestra revista teóricaUnidad Comunista, dirigida por el camarada Salvador Castañeda. ¿Algún mensaje paralos lectores, nuestros compañeros, la militancia?Miguel Urbano: El mensaje es mi total solidaridad al Partido de los Comunistas queacaba de realizar una fusión que quiere ampliar a otros revolucionarios. El papel quejuega el partido en México es muy importante y yo siento una gran satisfacción cuandoencuentro a los camaradas mexicanos.Pável: Muy agradecido camarada.

Comunidades de Fe y Vida exigen liberación de líderes sociales

SANTA ANA; 28 de noviembre de 2006 (SIEP) “Exigimos que se ponga en libertad a nuestros siete hermanos y hermanas capturados por la PNC esta madrugada” indicó el Rev. Roberto Pineda, de la Iglesia Luterana Popular de El Salvador.

Los capturados son dirigentes de la Asociación Nacional de Trabajadores Agropecuarios (ANTA) y se les acusa de usurpación de propiedad privada por ocupar viviendas que son propiedad del estado y las cuales como directiva de la Colonia San Lorenzo, estaban negociando.

“Se pretende amedrentar al movimiento social y evitar que continúen desarrollándose la lucha social en ese departamento y que las personas que han sido desalojadas de las faldas del volcán ILamatepec tengan un sitio digno donde vivir” señaló el religioso.

“Entre los capturados se encuentran María Ana Callejas, Fidel Antonio escobar, Jaime Antonio Lemus, Fidelina Antonia López, German Abelino Ayala, Manuel Enríquez y Margarita Hernández, todos dirigentes sociales y miembros de nuestra Iglesia Luterana Popular.”

Por su parte, el pastor bautista Alex Orantes, denuncia el trato inhumano que están sufriendo “ya que fueron sacados violentamente y de madrugada de sus casas y llegaron rompiendo las puertas y metiendo miedo y terror a la comunidad.”

Denunció que “tenemos el caso de nuestra hermana luterana Ana Callejas, que se encuentra mal de salud por padecer de Diabetes y tensión alta, la agente con el No. 13110 y el agente No.06282 les botaron las pastillas y todo medicamento diciendo que no tenían derecho a nada, les pusieron en la celda con hombres, no les llevaron a ser sus necesidades físicas.”

“Asimismo para ser justos debemos señalar que hay policías que se identificaron con el respeto a sus derechos humanos y especialmente los jefes les han tratado con respeto…” manifestó el Rev. Ricardo Cornejo, de la Iglesia Luterana Popular

El pastor Cornejo enfatizó al jefe local de la PNC “que se les respete a estos lideres, que no son delincuentes, ya que les construyeron estas viviendas gente como Daboub que fue ministro de Flores y hoy esta en el Banco Mundial, y mientras nuestros hermanos injustamente están presos, tanto pícaro y ladrón del gobierno de arena no esta en la cárcel pero si gente que lucha por la subsistencia, entonces de que paz habla el gobierno que nos violenta a todo el sector del movimiento social con estos hechos.”

Tanto Cornejo como Orantes pidieron a la comunidad internacional a manifestarse sobre ese caso y exigir la liberación de nuestros hermanos enviando cartas y telegramas al Presidente de la Republica, al Fiscal General y al Director de la Policía Nacional Civil exigiendo la libertad de estos luchadores sociales.

Moisés y la batalla final contra el faraón de Egipto

MOISES Y LA BATALLA FINAL CONTRA EL FARAON DE EGIPTO
Reflexión sobre Éxodo 11 y 12

Los procesos revolucionarios, al igual que la vida misma, atraviesan por diversas fases. La fase del surgimiento, la fase de la resistencia, la fase de los primeros enfrentamientos, la fase de consolidación y la fase de los combates decisivos para alcanzar la victoria, aunque no siempre se alcanza el triunfo y muchas veces los oprimidos experimentan la derrota y la necesidad de volver a comenzar el ciclo de lucha popular y revolucionaria.

Esto ha sido así desde el surgimiento del estado, de la propiedad privada y la lucha de clases, y este proceso ha acompañado el surgimiento y ocaso de los grandes imperios y de las pequeñas naciones. Fue así en las 13 colonias británicas que se lanzaron en América del Norte por la independencia y en el antiguo imperio de los hititas; en Vietnam y en El Salvador.

El imperio hitita

La gloria de ciertos imperios, así como sus crímenes y palacios, fueron borrados por la arena del desierto o por la maleza de la selva. El viento de la historia se encargó de silenciar los gritos de la resistencia. De su grandeza solo nos quedan algunas palabras solitarias. Tal es el caso del imperio de los hititas, que subyugaron a muchos pueblos, pero luego desaparecieron ocultando la huella de sus pasos. Su principal rey se llamaba Labarna (1680-1650 AC).

Su cuna se encontraba en el Turquestan, hoy el norte de Anatolia, en Turquía, y hablaban un lenguaje indoeuropeo de la misma familia que el español, el inglés, el ruso y el griego. La escritura era cuneiforme como el sumerio y el acadio. De la numeración hitita sólo se conocen cuatro números: 2 da-, 3 tri-, 4 meiu-, y 7 sipta-.

Sabemos que su capital era Hattusas, o la ciudad de los hititas. Ellos alcanzaron su apogeo entre los años 1600 y 1200 antes de nuestra era y sus fronteras se extendían por toda Asia Menor, Siria, Fenicia y Palestina. Se agotaron como imperio debido a una larga y costosa guerra con otro imperio, con el imperio egipcio.

Ambos gigantes quedaron exhaustos de tanto pelear y ya nunca pudieron recuperar su fuerza anterior. Los hititas fueron una puerta abierta entre el oriente y el occidente. Y también fue una espada de hierro que castigo con su dureza el pecho de muchos pueblos. Y eran muy crueles. Adoraban a un dios solar e incorporaban a su religión a los dioses de los pueblos que conquistaban. Las deidades hititas más importantes eran el dios de la Tormenta de Hatti, o dios del tiempo, y la diosa Sol de Harina. Entre los hebreos que eran esclavos en Egipto también había hititas. Y estos se incorporaron a la lucha, formaban parte de la resistencia popular.

Sobre la violencia revolucionaria

Y así fue creciendo la lucha en Egipto. Los signos de la resistencia. Hubo grandes huelgas y demostraciones, manifiestos y protestas. La gente escribía Moisés en las paredes. Y la represión del faraón también golpeó y hubo cárcel y destierro, desapariciones y asesinatos. Donde hay represión hay resistencia. Luego de largos años de lucha los sectores populares aumentaron su fuerza hasta desafiar la dominación imperial y emprender la batalla final contra el faraón de Egipto, la batalla de las batallas.

Fue una batalla muy violenta. Los opresores imponen y pretenden eternizar su violento sistema de explotación económica que defienden con la represión del estado y la ideología de la religión. A los explotados la religión y la educación los socializa en la resignación y el fatalismo. Les inculcan que la opresión es el llamado de los dioses y la verdad de la vida. Cuando los oprimidos utilizan la violencia se les llama terroristas. Cuando los opresores imponen la violencia se les califica como defensores de la ley y el orden.

Es únicamente cuando los oprimidos rompen con el temor a la violencia de los opresores que empiezan a ser libres. Y como enseñaba Lenin, el maestro de los revolucionarios rusos, “sin emplear la violencia contra quienes la ejercen y detentan los instrumentos y órganos de poder, no es posible liberar al pueblo de sus opresores”.

La experiencia revolucionaria de la humanidad, a lo largo de los siglos, en las diversas culturas, nos enseña que por lo general, los oprimidos necesitan de la violencia revolucionaria para romper las cadenas de la opresión y derrotar a los poderosos, que son los dueños de la violencia legalizada desde el estado y sus aparatos represivos, jurídicos e ideológicos.

El uso de la violencia revolucionaria esta determinado por las condiciones de cada país y por el grado de resistencia a los cambios de los poderosos que detentan el uso de la fuerza. La lucha de los oprimidos es una guerra justa. Es un acto de respuesta ante la crueldad y la violencia de los opresores y de los imperios.

Es un legítimo derecho de defensa de los pueblos cuando se han agotado otros medios pacíficos o legales para lograr su liberación. Y este es un aprendizaje que realiza cada pueblo y que va enriqueciendo la lucha global a medida que cada país construye la casa de la resistencia, iluminada por la lámpara de la fe en la justicia y protegida por las paredes de la movilización popular.

La lucha en Egipto

En Egipto al calor de la lucha popular se fueron forjando los perfiles de la identidad hebrea; se fueron construyendo los valores de firmeza y solidaridad, de iniciativa y fe profunda en un Dios liberador que acompañaba a su pueblo en la lucha por la liberación de la opresión.

En el libro del Éxodo hemos seguido los diversos episodios de la lucha popular que Moisés y Aarón desatan contra el sistema del faraón en Egipto. Ante cada acción popular el faraón responde con mayor represión. Y el enfrentamiento ha crecido hasta llegar a su clímax, a su desenlace que fue de la siguiente forma.

Antes de lanzar el golpe final, la ofensiva definitiva, el pueblo egipcio que también estaba oprimido por el faraón, despidió a sus hermanos y hermanos de clase hebreos; les entrego objetos de oro, plata, y ropa para el largo viaje que iban a emprender. Era la unión entre los egipcios pobres y los hebreos pobres. Ambos luchaban contra un enemigo común: el sistema tributario del faraón de Egipto.

Los sectores populares hebreos hicieron la siguiente declaración de guerra: “ a la medianoche pasaré por todo Egipto y morirá el hijo mayor de cada familia egipcia; desde el hijo mayor del faraón que ocupa el trono hasta el hijo mayor de la esclava que trabaja en el molino; también morirán las primeras crías de los animales. En todo Egipto habrá gritos de dolor…”

Y Yahvé les dio instrucciones a la población para conducirse en medio de este acontecimiento. El día diez tomarían un cordero o un cabrito, y e catorce lo matarían al atardecer y con la sangre del animal untarían la puerta de la casa donde lo comieran. Y esa noche comerían la carne asada al fuego, con hierbas amargas y pan sin levadura. ya vestidos y calzados y con el bastón en la mano, comerían de prisa el animal “porque es al Pascua del Señor. Esa noche dictare sentencia contra los dioses de Egipto.”

Y Moisés y sus seguidores se preocuparon por conservar la memoria histórica al indicar y ordenar que “este es un día que ustedes deberán recordar y celebrar con una gran fiesta en honor del Señor.”

Efectivamente, a medianoche el señor hirió de muerte al hijo mayor de cada familia egipcia y hubo grandes gritos de dolor por todo Egipto. Es hasta entonces que ya derrotado, el faraón se rinde y les grita: ¡váyanse! Y fueron muchos los que salieron. El texto nos habla de “gente de toda clase…” Habían vivido en Egipto 430 años. Esta fue la noche del Señor. La noche de la justicia de Dios. La noche de la victoria popular.

Mis noches de Pascua

Hay dos noches que experimente de manera especial la ansiedad de la batalla final. Fueron noches largas en las que se comía de prisa y había mucha angustia y temor. La primera fue la noche que asesinaron a Monseñor Romero. El 24 de marzo de 1980. A las cinco de la tarde recibí una llamada telefónica que me dice llorando: ¡Mataron al abuelo! Fue un fuerte golpe al pecho y las lágrimas de dolor y rabia surgieron indetenibles. Me movilice hacia la Policlínica donde lo habían llevado. Allí nos confirman que ha muerto. Se decide trasladar su cuerpo hacia la Basílica. Eran como los ocho de la anoche cuando llegamos. El ataúd esta en medio de la iglesia. Y hay algunas candelas prendidas y algunas flores. Nos reunimos para organizar la velación. En la calle se oyen gritos y disparos…y un silencio de muerte. Han matado a Monseñor. Empiezan a llegar monjas y sacerdotes. Gente que oyó por la radio y nos van a acompañar. Avisan que afuera rondan radiopatrullas. Decidimos cerrar las puertas de la iglesia. Pensamos que nos van a llegar a matar como mataron ya a Monseñor Romero. No sabemos que va a pasar mañana. No hemos traído ropa para cambiarnos. Hay gente que ha traído tamales y pupusas que se comparten. El cura Rogelio Ponseele inicia una procesión dentro de la iglesia y todos y todas nos incorporamos, no podemos detener las lágrimas, cantamos y lloramos, nos han matado a Monseñor… lo vemos en el ataúd y no podemos creerlo todavía…

La segunda noche fue un sábado. El 11 de noviembre de 1989. Era un día que se había venido retrasando de semana en semana. Y al final llegaba. Esa tarde me despedí de Isabel que estaba embarazada de Adela, mi primera hija. Me dolía mucho dejarla. No sabía si iba a verla de nuevo. Si fracasábamos y quedábamos vivo lo más seguro meditaba, era que nos fusilaran. Como en el 32. Nos habíamos levantado en armas. Pero íbamos a ganar. Una noche antes Damián me había dicho que “hay ya cinco mil guerrilleros del FMLN alrededor de San Salvador.“Era la ofensiva final, hasta el tope…Íbamos a topar. Y el enemigo lo sabía y no podía evitarlo. Me correspondía estar en San Marcos. A las 5 de la tarde. Eran las cinco de la tarde de Lorca. Isabel me dejó en el centro. Tome la ruta 11. Llegue al lugar indicado. Empecé a caminar por la calle principal de norte a sur. Y empecé a ver caras conocidas en las paradas de buses. Parecía que toda la U se había venido para San Marcos. Dieron las seis y nada. Dieron las siete y nada. Y doscientas gentes caminando por San Marcos de turistas, metiéndose en las cervecerías, saliendo de las cervecerías.No había otro sitio donde meterse. Dieron los ocho y nada. Dago preguntándome que a que horas empezaba la fiesta. Norma preocupada. A las ocho y media empezó la fiesta. Explosiones por todo San Salvador. No era paja. Y la gente oyendo por la radio lo que pasaba, ataques al ejército en todo el país. Y nosotros. ¿A que horas? No han llegado las armas. No ha llegado la tropa guerrillera. Y a las 9 de la noche decidimos irnos para una casa de seguridad. Todos y todas en un solar de una casa. Oyendo la radio. Benito se comunicaba con Ramón. Y si nos capturan a todos. Era más peligroso estar afuera. Hay que tratar de dormir. Y como con toda esta tronazón…Y así hasta la madrugada que apareció la tropa, venían uniformados, con fusiles, con mochilas, bajamos emocionados a abrazarlos, empezaba la guerra…

Cada pueblo construye sus noches de pascua. A cada persona le es dado participar en las noches de pascua. Es un don y una elección que uno hace. Cuando se asume el compromiso de seguir a Jesús le esperan a uno muchas noches de Pascua en las que el espíritu de Dios que es un espíritu de justicia se revela en toda su gloria. Amén.

Rev. Roberto Pineda

Iglesia Luterana Popular

San Salvador, 4 de diciembre de 2006

Para erradicar la pobreza hay que erradicar la riqueza…

TEGUCIGALPA, 28 de noviembre de 2006 (SIEP) “Para erradicar la pobreza hay que erradicar la riqueza, porque son precisamente estas relaciones polares las que generan las situaciones de exclusión y violación a los derechos humanos” explicó esta mañana el Maestro Guillermo Campos en la Conferencia Nacional sobre Pobreza, Derechos Humanos y Desarrollo realizada en la Universidad Nacional.

El Maestro Guillermo Campos fue el orador extranjero invitado para esta actividad organizada por el PNUD, la UNAH y la UFM. El maestro Campos, de 50 años, es el director de la Maestría en Derechos Humanos de la Universidad de El Salvador

Agregó que “y es claro que no es posible el respeto a los derechos humanos en la región centroamericana mientras exista la pobreza, mientras existan niños que mueren de hambre en las calles y jóvenes que únicamente encuentran trabajo en Estados Unidos…”

Señaló que “es por esto que los esfuerzos de los gobiernos de la región han fracasado porque no tocan las raíces profundas de esta situación que radican en las relaciones sociales de desigualdad. Únicamente tocan los efectos pero no van a la causa del problema, le temen ir a la causa del problema…que es la riqueza.”

“La distribución de la riqueza entre los que la producen que somos todos y todas es el punto de partida para una verdadera igualdad y para construir una democracia participativa en la región. Este es nuestro desafió histórico como pueblos centroamericanos…“concluyó el docente salvadoreño.

Sobre Fidel…

“Fidel es todo hombre y mujer

Que en el mundo esté dispuesto a luchar

Y luche porque un mundo mejor sea posible”

Felipe Pérez Roque

Querido Pablito Guayasamín;

Queridos compañeras y compañeros de la Presidencia;

Amigos queridos;

Compañeras y compañeros:

Queridos amigos, desde los demás diversos confines de la Tierra, han venido no solo a celebrar el cumpleaños 80 de Fidel, sino también a dar un nuevo testimonio de solidaridad y de cariño con la Revolución Cubana, con el pueblo noble y generoso que ha desafiado tempestades, bloqueos y agresiones sin perder el optimismo, sin que le hayan podido matar la esperanza y la alegría, y los recibe a ustedes, en este momento peculiar de nuestra historia en el que los cubanos, tranquilos, firmes, esperanzados, acompañamos la convalecencia de Fidel, hecho inédito en estas casi cinco décadas de bregar, porque Fidel ha tenido, además, la suerte de una salud de hierro, que probablemente es el resultado de un cuerpo obligado por la idea a ni siquiera tener derecho a enfermarse, y ha podido capear enormes tensiones, con apenas algún que otro eventual catarro o padecimiento menor. Por lo tanto, estos meses han sido para nosotros una experiencia nueva, y nuestro pueblo los ha enfrentado con una madurez y una confianza en sí mismo, que se inscribe ya también como un resultado de las enseñanzas y el ejemplo de Fidel, y como una página de aprendizaje para las actuales y futuras generaciones de cubanos; nuestro pueblo, en esta circunstancia peculiar, le da más valor a la presencia de ustedes entre nosotros.

Sabemos el esfuerzo personal que cada uno ha hecho para estar aquí, y créanme que hablando no como Ministro del Gobierno Revolucionario, sino como hijo de este pueblo, sentimos en la presencia de ustedes aquí un deseo especial de alentarnos, de darnos fuerza, además de venir a celebrar y a desear mejoría y felicidad al compañero Fidel.

Cuando pensaba qué decir aquí en esta tarde tenía dudas, porque la mayoría de los que están aquí han estado probablemente en Cuba otras veces, son cercanos al tema de las luchas de la Revolución Cubana, de la acción solidaria que desde su triunfo ha ejercitado y que desde antes de su triunfo había proclamado. Muchos han dicho aquí las palabras que yo no podría ni improvisar ni decir aunque lo intentara. Muchos nos han hecho un nudo en la garganta a los que estamos aquí y a los millones de cubanos que por la televisión han podido seguir los debates que han tenido lugar en estos paneles.

Por lo tanto, más que intentar un discurso hecho y rehecho, y tratar de revisarlo intentando la perfección, o arreglarle los mínimos detalles, decidí que mejor era abrir en torrente los sentimientos y decir lo que cualquier cubano, en cualquier esquina de Cuba, podría decirles a ustedes sobre lo que para nosotros es Fidel, la Revolución y nuestra independencia, que, a fin de cuentas, todo eso es lo mismo y está profundamente mezclado hoy y para siempre.

De ahí que garabateé estas ideas, que no pretenden, por supuesto, dictar cátedra ni dar por concluido este tema, y que tienen la virtud solo de la honestidad, el respeto y el cariño por ustedes, que han venido a testimoniar en nuestra patria sus simpatías con nuestra lucha, su firme creencia en nuestra capacidad de defender ahora y en el futuro, y de hacer trascender más allá de nuestras vidas, las ideas por las que hemos luchado.

Por eso identifiqué 14 ó 15 ideas que considero que, siendo cualidades personales de Fidel, han terminado siendo cualidades de la Revolución Cubana e incluso del pueblo cubano, porque un aporte indiscutible del bregar y el magisterio de Fidel en estos casi 50 años es que algunas de sus cualidades, de sus concepciones y de sus ideas han terminado siendo parte de una nueva nación, que es la Cuba que tomó la herencia, por supuesto, que tiene de los siglos anteriores, pero que está marcada por los últimos 50 años, en que una profunda, genuina y autóctona revolución social se llevó a cabo y se defendió victoriosa en esta pequeña isla.

La primera cualidad que considero que Fidel aportó a la Revolución y que es hoy centro y brújula de la acción de nuestro pueblo es su concepto de la unidad , el aporte de Fidel a la unidad; la unidad como condición básica para la defensa y la sobrevivencia de una revolución e incluso para el triunfo de una idea. No puede triunfar una idea, por justa que fuere, si no se unen los que creen en ella para sumar y defender juntos la idea.

La Revolución Cubana se salvó, se ha salvado y se ha mantenido victoriosa porque supo construir y defender la unidad, y solo podrá permanecer y salvarse en el futuro si conserva la unidad.

Otras revoluciones se perdieron precisamente porque faltó la unidad; porque en el momento culminante en que surgen, como es natural en procesos de tal intensidad y de tanta hondura, divergencias, puntos de vista distintos, pueden hacer que se fracture la unidad, o que no fragüe en el momento y la hora en que era necesario y pueden dar al traste con una revolución.

La unidad en Cuba es especialmente el aporte del carácter y las ideas de Fidel. No es una unidad lograda a base de la imposición de los criterios de un hombre o de un grupo, sobre otros hombres y otros grupos.

En esta sala hay sentados algunos de los protagonistas que podrían, con más autoridad que yo, dar fe de cómo surgió en Cuba la unidad de las fuerzas revolucionarias, la construcción de un solo Partido, y cómo este no es el resultado de la persecución de los que tenían la opinión distinta, o de la imposición, o del negociado de las cuotas de poder o participación, sino el resultado de un proceso que está íntimamente ligado a la personalidad y al aporte de Fidel.

Eso que surgió al calor de la Revolución es hoy cualidad de los revolucionarios cubanos y el pueblo cubano, y dondequiera que haya uno de nosotros estará propugnando siempre la unidad. Surgen, como es lógico, entre nosotros, a veces, disensiones

—broncas les llaman en Cuba—, pero siempre todos bajo la idea definitiva y clave de que la unidad es precondición para el triunfo y la victoria. Ese es un aporte de Fidel. Eso no fue así en Cuba antes de Fidel.

Anteriores guerras y jornadas de lucha por los derechos del pueblo cubano a la independencia, a la soberanía se frustraron por la falta de unidad. La primera gran guerra de los cubanos por su independencia del poder colonial español, que duró 10 años de cruenta lucha, entre 1868 y 1878, se frustró por la falta de unidad, y había en ella líderes y hombres con no menos compromisos y no menos cualidades que Fidel; sin embargo, aquella guerra heroica no terminó en el triunfo, en particular, por la falta de unidad, y muchas otras veces eso ocurrió en la historia de la Revolución Cubana hasta el momento en que Fidel convirtió, en tarea esencial, desde su modestia, desde su capacidad de escuchar a los otros, desde su capacidad de convencer, persuadir y no imponer o dictar la construcción de la unidad.

Cómo sería para que un hombre como el Che Guevara decidiera aquella noche en la casa de María Antonia, en México, sumar su vida a aquella epopeya después de conocer a Fidel, solo en la primera conversación, un hombre de la agudeza del Che, del nivel, de la capacidad, la honestidad y la pureza del Che, cómo pudo aquella noche, en la primera conversación decidir seguir a aquellos hombres que proponían la idea que parecía imposible de venir en un pequeño barco a Cuba a desarrollar una lucha guerrillera y derrotar a un ejército apoyado por Estados Unidos que tenía nada más y nada menos que 80 000 hombres, 1 000 por cada uno de aquellos expedicionarios que se lanzaron al Granma …

No sé si a ustedes les ha pasado, si alguna vez han intentado pararse frente al yate Granma y contar a ver cómo es posible que 82 hombres, más las armas y el parque quepan en aquel pequeño barco diseñado para 12 ó 15 pasajeros. Dicen que cuando el barco sale de las tranquilas aguas del río, en la noche oscura, a las 2:00 de la mañana, el Che preguntó: “¿Pero, bueno, cuándo llegamos al barco en que iremos hacia Cuba?” (Risas.) Creía que el Granma era el barquito en el que llegarían al barco más grande. Eran secretos los preparativos, lógicamente, era muy compartimentado todo, y el Che y seguro que otros lo pensaron aunque no preguntaron, creía que habría un barco más grande para viajar a Cuba.

Hoy es un día en que se cumplen 50 años de aquel navegar. Un día como hoy faltaban todavía dos días para llegar a Cuba.

La unidad es la primera idea que anoté entre mis garabatos; la segunda, la ética.

La ética. Aquí se dijo —creo que fue Gilberto López y Rivas—, que Fidel y la Revolución Cubana habían convertido la ética en razón de Estado. La ética tiene raíces en el pensamiento de Martí, pero es la práctica de Fidel a lo largo de 50 años lo que convierte la ética en una cualidad imprescindible de la Revolución Cubana. Con la práctica de Fidel y la concepción de la ética como componente esencial de la actuación política y revolucionaria, no se asume la idea de que el fin justifica los medios. Para Fidel, el fin no justifica los medios. No se puede lograr el objetivo o la victoria a cualquier precio. Es por eso que no se ha torturado nunca en Cuba a un prisionero, aun cuando su conocimiento valioso, la información que podía dar, hubiera podido evitar otros crímenes, hubiera podido evitar un nuevo ataque terrorista

Los viejos combatientes cuentan esa prédica de Fidel a los luchadores cubanos, a los combatientes de la Seguridad, muchas veces los fundadores eran campesinos que recién se alfabetizaban. Nadie recuerda nunca la idea de que se permitiera, se estimulara, se tolerara la idea de la tortura o del asesinato como método de lucha, y por eso la Revolución Cubana hizo el centro de su actuación la derrota del ejército enemigo y de sus tropas invasoras, y no acudió a otras tácticas de lucha, ni “al ojo por ojo y diente por diente”.

La ética hizo a los revolucionarios cubanos, pese a la propaganda adversa y tendenciosa, hacerse querer, y respetaron siempre la idea de que no se les podía confiscar a los campesinos lo que tuvieran, y el pequeño ejército guerrillero, hambriento y descalzo, pagaba a los campesinos la gallina o el poco de arroz y frijoles que pedían para su sustento.

La idea de que se pierde la autoridad moral si falta la ética en la actuación, es un aporte indiscutible de Fidel a la Revolución, y en momentos de enfrentamientos muy duros, porque hay que recordar que más de 3 500 cubanos cayeron víctimas de actos terroristas y que en Cuba hay más de 2 000 cubanos con limitaciones físicas debido a bombas, a actos terroristas, a bombardeos contra poblaciones civiles de la aviación o de buques en las costas, la ética presidió siempre la actuación de la Revolución.

Eso es Fidel, y por eso la Revolución se defendió, pero dentro de unos límites en los que no cupo nunca la idea de imitar los métodos del enemigo o de que, como ya dije, el fin justifique los medios. Ese es un aporte de Fidel, los cubanos lo saben bien.

Se le pueden llevar a Fidel propuestas de cómo actuar, pero se sabe de antemano que si se le propone salirse un milímetro de lo que constituye la ética, los principios, las ideas en las que la Revolución cree, se obtendrá, cuando menos, una negativa, y casi siempre un huracán de ideas.

La tercera, el desprendimiento. El desprendimiento de Fidel por las cosas materiales, por los homenajes, por las vanidades de los que todos —dicen— llevamos algo dentro, en Fidel alcanza categoría de cualidad esencial. No es solo su conducta personal, casi espartana; no es solo su total ausencia de vanidad. Dicen que pudo ser un excelente abogado, brillante estudiante; dicen sus primeros compañeros de bufete —acabados de graduar de la Facultad de Derecho, fundaron con él un bufete otros dos compañeros de estudio— que rápidamente propusieron a Fidel dejar el bufete y dedicarse a otra cosa, porque los contrataba un rico dueño de un terreno para hacer un pleito para desalojar a unos pobres que estaban en las tierras, y Fidel terminaba defendiendo a los pobres y el bufete perdía el contrato (Risas).

Pero ese desprendimiento de Fidel termino siendo cualidad esencial de la Revolución Cubana. Aquí se han dado hoy testimonios: la idea de la solidaridad entregada como deber y no como arma de influencia política. Por eso uno y otro testimoniante dijeron aquí: “Cuba ayudó sin pedir nada a cambio.”

Muchas veces en el mundo se ayudó, pero a cambio se pidieron favores o la toma de determinadas decisiones. Nadie puede decir nunca, no hay un solo ejemplo, que la Revolución Cubana pidió algo a cambio. Ejerció generosa y puramente la solidaridad; entregó no lo que le sobraba, sino compartió lo que tenía sin pedir nunca nada a cambio, y yo creo que eso explica la presencia de ustedes y de muchos como ustedes que quizás no han podido estar aquí.

Nos podemos equivocar como todo ser humano, nuestra obra no es perfecta; podemos errar y de hecho lo hacemos, pero no nos hemos equivocado nunca, pienso, en el ejercicio de la solidaridad como deber, y nunca como instrumento del interés. Esa es una cualidad que alcanza hoy al pueblo cubano, al que se le reconoce por los visitantes. Fue, quizás, cualidad en sectores de nuestra población, algunas de esas cualidades estaban en la idiosincrasia del cubano; pero en la Revolución la idea de compartir se hizo masiva. Por eso, en Cuba se hizo un festival de estudiantes y de jóvenes, en un momento de crisis muy dura del período especial, alojando a los visitantes en las casas. Por eso todo el mundo reconoce como cualidad del pueblo y de la Revolución la idea del compartir.

Tenemos otros defectos, pero no el de la falta de desprendimiento, y por eso hemos defendido como pueblo la idea de que vale más la dignidad y la independencia que las cosas materiales; por eso no hemos pactado ni hemos negociado nuestro derecho a ser libres rindiéndonos para que nos levanten el bloqueo, y por eso hemos sabido decir que no, y yo creo que eso es esencialmente el resultado de un magisterio y un aporte de Fidel.

En cuarto lugar, la coherencia. No es solo que si usted lee lo que Fidel dijo en el año 1961 sobre un tema encontrará, con admiración y sorpresa, que son ideas que volvió a repetir

muchas veces —no todas, porque hay cosas que cambian,

lógicamente—, sino que cuando hablo de la coherencia, hablo, por ejemplo, de que nunca un diplomático cubano ha tenido que defender en una tribuna una causa en la que no cree, un principio con el que no esté de acuerdo. Nunca un diplomático cubano ha tenido que pasar la dura y amarga experiencia que nosotros vemos a diario en otros diplomáticos, de tener que decirle a alguien: “Perdóname, yo no estoy de acuerdo con eso que me mandaron a decir; mi gobierno me mandó a decir eso, pero yo personalmente no estoy de acuerdo”, nunca hemos sido puestos en esa situación. Y digo un diplomático, puedo decir cualquier representante de nuestra Revolución, de nuestro pueblo.

La idea de que la Revolución ha tenido una coherencia en los principios y de que nunca nos ha puesto en la disyuntiva de si defender un principio en el que creemos o responder a una razón de Estado. La coherencia ha sido también razón de Estado en Cuba y los principios por encima de los intereses han sido también razón de Estado en la Revolución Cubana. Eso es obra de Fidel.

El ejemplo personal es la quinta de mis anotaciones.

Fidel entronizó en Cuba la idea de que no se le puede pedir a la gente lo que uno no está dispuesto a hacer antes. Quizás uno no lo hace, pero los que lo siguen tienen que saber que uno está o estuvo dispuesto a hacerlo. Por eso Fidel, desde que recibió al primer ciclón en Cuba, después del triunfo, en el lugar probable por donde el ciclón llegaría —y lo hizo así durante 45 años y el pueblo lo vio allí, en el medio del huracán, dirigiendo, arriesgándose con los que estaban ahí—, desde ese momento lo convirtió en práctica para los cubanos.

No hay un dirigente cubano que no esté cortado con esa tijera, que no entienda la idea de que el ejemplo personal es esencial y es deber, y que los jefes han de ir delante; que los jefes solo tienen derecho a más sacrificio, y que el único privilegio que puede dar un cargo o una militancia en Cuba, porque militar en nuestro Partido es resultado de un proceso que incluye también el que los compañeros, la masa de los que no son militantes, consideren que ese aspirante tiene ejemplaridad y autoridad suficientes, por eso no es masivo nuestro Partido; la idea de que militar en el Partido de la vanguardia o tener una responsabilidad da solo derecho a más sacrificios y más restricciones, es un legado de Fidel. Por eso no hubo en Cuba combate, huracán, trabajo que requiriera sacrificio y esfuerzo, en el que Fidel no estuviera.

Bueno, las misiones internacionalistas; por razones obvias Fidel no podía salir. No tuvo el privilegio que tenía el Che, era un compromiso con él desde aquella conversación de México de que un día no se le reclamarían esas razones. La misión internacionalista de Fidel fue convertir a Cuba, como se dijo aquí, no en una isla perdida en el mar, sino en tierra firme para todos los que lucharon por la justicia y la dignidad en cualquier parte del mundo.

El ejemplo personal, la autoridad que emana de ir delante, de dar el ejemplo, de guiar con la actuación propia es un aporte de Fidel; la idea de que uno no se puede quedar atrás y lanzar a los otros porque después no habría cómo mirarles a los ojos.

Recuerdo cuando Fidel dijo: “Yo veo a los hombres de mi escolta que se preparan para si un día hay un nuevo atentado contra mí; se preparan para evacuarme a mí, sacarme del lugar, y ellos quedarse allí combatiendo. Yo los dejo, no les digo nada, pero ellos no saben que el día que eso pase, a mí hay que matarme allí junto con ellos, porque después, ¿con qué cara yo podría venir a mirarlos si los dejo combatiendo por mí en el lugar?” (Aplausos.)

Esa cualidad llevada a todos los actos de la vida ha sido una de las razones esenciales de la autoridad de Fidel en Cuba y explicación del cariño del pueblo por él. El pueblo sabe, el pueblo sabe más de cuatro cosas y no puede ser engañado; y al cubano, que conoce el sacrificio, pero conoce también —y es un elemento de su nacionalidad— el disfrute del placer, que es alegre, es expansivo, le gusta la fiesta, le gusta la alegría y la disfruta, y está dispuesto a renunciar a ella, y lo ha hecho más de una vez, pero al cubano no le gusta que lo engañen, o que lo manden delante y se queden detrás.

Para guiar a este pueblo hay que encabezarlo, y encabezarlo quiere decir ir en la punta de la vanguardia (Aplausos). Ese es un legado de Fidel, es el resultado del magisterio de Fidel, porque no es que cuatro o cinco lo hagan como él, eso ha alcanzado la masividad, se ha convertido en fenómeno de masas, y vale tanto para una fábrica como para una empresa agrícola o un ministerio del gobierno. Los jefes tienen que ir delante, los jefes dan el ejemplo, guían el camino con su conducta personal.

El Che, ministro del gobierno del que Fidel era Primer Ministro, es paradigma.

En sexto lugar, la verdad. La verdad es el arma; la verdad, condición para ser respetado.

Recuerdo cuando se le propuso no decir una parte de la verdad. Él no estuvo de acuerdo, se le insistió: “Pero, bueno, no decir toda la verdad no es decir mentira.” Fidel dijo: “Bueno, cuando no se dice toda la verdad, eso es una media verdad, y estamos hablando de decir la verdad”, y por eso nunca el enemigo ha podido hacer con nosotros lo que tantas veces nosotros hemos hecho, que es decir: “Mire, miente; aquí está la prueba de que usted miente.” Nunca la Revolución ha tenido la debilidad de tener que reconocer una mentira. Esa es práctica y enseñanza de Fidel.

En séptimo lugar —escribí aquí en mis desordenados garabatos— la sensibilidad. Fidel trasladó esa cualidad personal a las políticas y a la actuación de la Revolución.

Recuerdo que cuando siendo su joven e inexperto ayudante secretario, en el año 1992 ó 1993, yo, abrumado por el hecho de que era la media noche, y había no menos de 30 visitantes que querían reunirse con Fidel, y yo veía que eso no era posible, y después de una reunión larga y agotadora, Fidel no había comido en todo el día, de una en otras reuniones; estábamos en pleno período especial, eran muy duros los años: los apagones, la falta de electricidad, de alimentos, de medicamentos, el país puesto ante el reto de enfrentar una situación inédita y repentina que cortó el 85% de nuestro comercio exterior, lo que nos hizo tener que buscar nuevos mercados, todo eso bajo la presión de un bloqueo que se hizo más duro en aquellos años, Fidel no paraba, era el día entero… Así cumplió sus 70 años en el año 1996, aquí con Guayasamín, que le hizo aquel retrato de las manos, y Fidel le protestó durante el retrato: “¡Pero, Oswaldo, esas manos que me estás pintando están muy flacas y muy pálidas!” Y Guayasamín le decía: “¿Pero es que no entiendes, Fidel? Estas no son manos, ¿no te das cuenta?, son palomas, son puras, nunca han robado ni se han manchado de sangre” (Aplausos).

En esos años duros era uno de esos días, y yo le dije: “Mire, tiene estos visitantes, le propongo ver a este mañana, a este otro…, y ahora le propongo que vaya a descansar. Solo quedaría sin resolverse este señor, Trudeau, que se va mañana, a primera hora” —el exprimer ministro canadiense, había venido a Cuba, lo unió siempre una amistad con Fidel—, y dice Fidel: “Pero, ¡cómo! ¿Está aquí Trudeau y tú no me lo has dicho? Y se va mañana, ¡tengo que verlo!” Digo: “Pero, bueno, es que son muchos; además, usted no ha comido hoy en todo el día.” Dice Fidel: “No, hay que verlo.” Digo: “Pero, bueno, mire, además, él no es ya Primer Ministro”, dije yo. Aprendí ese día para siempre la lección (Risas); pero ese día dije: “Si en definitiva él es un exprimer ministro. Si él fuera el Primer Ministro… pero él fue, ya no es…” Y Fidel dio media vuelta y a dos milímetros de mi cara me dijo: “Nunca más me propongas eso; no me interesan los cargos, sino los hombres. Es más, me interesan más los hombres cuando no están en los cargos” (Aplausos).

Esa sensibilidad no es la cualidad de un hombre o de unos pocos hombres o mujeres, me refiero a cómo eso caló profundamente junto con la obra social de la Revolución.

Esa sensibilidad fue la que hizo a Fidel entrar al cuarto donde Ana Fidelia Quirot, la corredora destacada, la campeona cubana de atletismo, se debatía entre la vida y la muerte y llevó a Fidel a ocuparse con pasión de salvarle la vida a Ana Fidelia. Esa sensibilidad personal, esa capacidad de sentir por los otros, de sentir como propio el dolor o la angustia de otros es una cualidad que Fidel convirtió en patrimonio de millones en Cuba.

En octavo lugar —no sé si demoro y abuso de ustedes, no están organizadas estas ideas y me da pena (Aplausos)—, la modestia y la ausencia total de vanidades. Por eso Fidel usa en lo esencial el mismo uniforme, muchas veces raído. Por eso no hay una condecoración en el pecho de Fidel, por eso nunca ha tenido una condecoración, y solo su autoridad personal hizo que compañeros con muchos méritos en Cuba aceptaran recibirla; por ejemplo, Raúl y Almeida aceptaron solo la estrella de Héroes de la República de Cuba que llevan hoy en sus pechos, porque Fidel impuso su argumento y su persuasión, porque no la querían recibir, decían: “Si Fidel no la ha recibido”, y Fidel los convenció. Bueno, se sabe que el que se deje tirar el brazo de Fidel por el hombro y oiga sus argumentos, con mucha probabilidad será convencido (Risas).

Fidel ha hecho de esa modestia, de esa ausencia total de vanidad una aspiración para nosotros.

A Tomás Borge, que está sentado aquí y que dijo en la mañana palabras que nos emocionaron a todos, Fidel le recordó la frase de Martí: “Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz.” Esa ha sido su brújula, esa ha sido la frase siempre lista para ser citada de memoria por Fidel, no como consigna vacía, sino como práctica permanente en su vida. Por eso su grado es el que tenía en la Sierra, grado de Comandante; por eso el pueblo le dice Fidel, y es cuando él se siente más cómodo, cuando le dicen Fidel, no cuando le citan los cargos.

Por eso Fidel se ha enfrascado en una discusión profunda sobre un tema de medio ambiente con el chofer de un automóvil, o con el camarero de un hotel a donde ha ido, tomándolo totalmente en serio.

Por eso Fidel nunca ha dicho: “No, esta persona no está a mi nivel para discutir conmigo”; Fidel está ausente de todo eso. Por eso Fidel nunca ha creído en ningún protocolo y por eso el protocolo que se usa en Cuba más o menos es el que acomoda a esta sensibilidad. Hoy está más organizado, pero, bueno, Fidel nunca ha aceptado la idea de que no se puede ir a ver a un visitante, por razones protocolares, por eso se apareció la noche antes en que el visitante iba a ser recibido oficialmente y por eso esa cualidad de tener una ausencia total de vanidades. La modestia como conducta diaria, que millones de cubanos aspiramos a imitar y tomamos como modelo hoy, es un aporte de Fidel también a las cualidades de nuestra Revolución, diría que de nuestra nación.

En noveno lugar escribí: “El deber de un político revolucionario es aprender” , por lo tanto, en Fidel la curiosidad infinita, las cien y mil preguntas de un tema hasta saber los detalles; el afán de leer que llevó a que siempre haya un libro a mano en su auto con una pequeña lamparita. El afán de leer, de estudiar; no es solo afición por los libros o por un tema, sino deber de revolucionario y de político.

En Fidel aprender, saber, leer, estudiar, es deber y no solo afición o hobby, y por eso dondequiera que él esté hay libros, pero en la oficina usted puede abrir los libros que dicen: “Teoría del pasto y el forraje para el ganado”, porque era pueblo en el gobierno intentando mejorar la ganadería, producir, multiplicar los panes y los peces. Usted toma cualquiera de esos libros y tiene las anotaciones de Fidel: “Ojo, revisar; debo ver esto con Fulano; preguntar en la universidad el resultado del estudio.” Así ve: Teoría del pastoreo , André Voisin; Mejoramiento de suelos ; Indicadores principales de la industria mecánica . Cualquier tema de la biología, la química está ahí, no como afición para tiempo libre, sino como escalón de aprendizaje para un revolucionario que considera aprender y saber, un deber y no una afición.

En décimo lugar escribí: “El rigor personal”, la aspiración a la perfección no como asunto de vanidad personal, sino de deber con sus responsabilidades. Por eso en lo que esté involucrado Fidel, él tratará de que eso sea lo mejor. Muchas veces lo que él hizo no se sabe; muchas veces me han felicitado por un discurso, la mitad del cual o las dos terceras partes las escribió Fidel; claro, no lo puedo decir ahí donde lo digo, porque sería un problema, pero… (Aplausos).

Muchos de nosotros hemos sido testigos de esa aspiración de Fidel, muchas veces anónima, no ligada a la vanidad ni mucho menos, y que no es ni será reconocida, porque no se sabe.

Su aspiración a que las cosas queden bien; ese rigor, ejemplar para nosotros, de hacerlo bien, porque es el compromiso con el pueblo, porque es la manera de ayudar a la causa que estamos defendiendo, porque es lo que nos toca hacer como revolucionarios o como cuadros en la Revolución.

En onceno lugar: “La derrota no es tal hasta que no es aceptada”, mientras que no se acepte se está en plena lucha para revertir la derrota y es solo episodio temporal que podrá ser convertido en victoria. Esa es una cualidad —en Cuba dicen: “A Fidel no le gusta perder ni a las postalitas”—, la idea de que no se acepta la derrota, y yo creo que eso es cualidad hoy, más allá de Fidel, de los revolucionarios cubanos, de nuestro pueblo. Por ahí se dice: “Ustedes los cubanos son como son”, y por eso los atletas y por eso nuestro pueblo, y la idea de que se puede hacer más, de que no se acepta la derrota.

García Márquez escribe en su prólogo al libro de Gianni Miná, al que veo allí en el público, que la idea de Fidel de no aceptar la derrota es lo mismo si es para ensartar una aguja que para librar una batalla en Angola a 10 000 kilómetros, y lo intentará una y otra vez hasta que logre hacerlo. Ese no es el ejemplo que él cita, pero es algo así como eso. Eso ya es una cualidad de la Revolución.

Si no hubiéramos creído en que la victoria es posible mientras se luche por ella y se crea en ella, quizás no estaríamos aquí, no habríamos resistido casi 50 años de bloqueo, agresiones, actos terroristas; la agresión de la potencia imperial más poderosa que ha existido en la historia.

A la pregunta de cómo pudo resistir el pequeño país cuando se quedó solo —porque durante 30 años hubo el apoyo de la Unión Soviética, pero después, en los últimos 15 años, solos nosotros aquí; muchas veces los amigos creían que no era posible que pudiéramos enfrentar la adversidad que vino ante nosotros—, habrá que responder: Porque Fidel convirtió en patrimonio de millones en Cuba la idea de que la derrota no es tal hasta que no se acepta, de que siempre existe la posibilidad de revertir una derrota temporal. Por eso el Granma no terminó en derrota final, fue solo derrota temporal, como antes lo había sido el Moncada. Y siempre fue el volver a empezar, el empezar de cero otra vez, y por eso estamos aquí.

Número doce, escribí: “La aspiración a la justicia para todos”. Hay quienes aspiran a la justicia solo para sí mismos, luchan quizás por ser ricos o por alcanzar una determinada meta personal; hay quienes piensan en la justicia para su familia o para su entorno más cercano, digo la justicia entendida como el logro de las metas. Hay quienes la han aspirado incluso para su pueblo, para su nación; pero para Fidel la idea de luchar por la justicia no tiene fronteras y por eso ha luchado por ella no solo para los cubanos, que ya era bastante: el sentido de dedicar su vida a la lucha por la justicia de un pueblo, sino la ha convertido en causa universal.

Por eso cuando en Cuba había 6 000 médicos y 3 000 se fueron, estimulados, pagados por el gobierno de Estados Unidos que trató de que no quedara ninguno, quedaron 3 000 médicos en Cuba en el año 1959 —eran 6 millones los cubanos—, ayer se recordaron aquí las palabras de Fidel: “Formaremos muchos médicos.” Hoy tenemos 25 médicos por cada uno de aquellos que se fueron, y Fidel dijo: “Formaremos, porque los necesitaremos en Cuba y en el resto del mundo.” Si esa idea de aspiración universal a la justicia no hubiera estado presente, Cuba no tendría hoy casi 30 000 colaboradores de la salud, de los cuales 21 000 son médicos, trabajando en 69 países.

Por eso esa aspiración a la justicia para todos, más allá de nuestra tierra, de nuestra nación, de nuestra condición de Estado, hace que los científicos cubanos trabajen arduamente, y Fidel ha estimulado todos esos proyectos personalmente, por una vacuna contra la malaria, que es una enfermedad que no existe en Cuba.

Las transnacionales no gastan dinero en investigación para eso, porque dan más dinero los productos cosméticos o las pastillas para bajar de peso, que las vacunas contra la malaria, porque esas son medicinas de pueblos pobres y, por lo tanto, no están destinadas a tener un gran mercado. Los científicos cubanos han trabajado por vacunas para curar enfermedades que no existen en Cuba, y trabajan hoy bajo la idea de que la aspiración a la justicia es a la justicia para todos, y creo que eso es una enseñanza y un aporte también de Fidel.

Número 13, escribí aquí, “la fuerza de las ideas”. La convicción personal, que es martiana también, de que una idea justa, desde el fondo de una cueva, puede más que un ejército. Por eso nuestra batalla se llama batalla de ideas, el terreno clave donde librar la lucha.

En el número 14 escribí otra cualidad de Fidel que se ha trasladado, digamos, como patrimonio de nuestro pueblo, “la idea de que nunca ha dejado de sentirse un ser humano”. A Fidel, ni el reconocimiento, ni el apoyo, ni el mito en que terminó siendo convertido, en particular, por el acoso enemigo; ni su autoridad inmensa, emanada de su ejemplo; ni su experiencia, ni su conocimiento superior a los que le rodean, nunca lo hizo, ni lo ha hecho, dejar de sentirse un ser humano capaz de ponerse en el lugar del otro, de imaginar lo que el otro está pensando o sintiendo, de compartir y comprender el dolor, la duda, el temor de los otros.

Recuerdo bien también el día en que yo, abrumado por un error que cometí —yo había cometido un error, no me había dado cuenta— al tramitar una indicación de Fidel, me había equivocado, y Fidel me vio tan abrumado, y de pronto empezó: “¿Quieres que te diga una cosa, ahora que lo veo bien? Al final creo que ha sido muy positivo esto que ha pasado, y esto que tú has hecho me parece que va a terminar ayudándonos.” Mi depresión aumentaba, porque veía que él trataba de convencerme de una cosa distinta a lo que era evidente para mí. Ahí no estaba actuando el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, ahí no estaba actuando el Presidente del Consejo de Estado de nuestro país, ahí no estaba actuando siquiera el luchador curtido, que sabe que un error en un pequeño detalle puede dar al traste con un gran proyecto; ahí estaba actuando el ser humano que comprendía que yo quería que me tragara la tierra, pero la tierra no me acaba de tragar como yo quería, y yo me moría de la vergüenza y ya no podía arreglar aquello que había pasado, y Fidel se empeñó —muchas veces lo he visto también con otros compañeros— en demostrarme a mí que mi error, a fin de cuentas, iba a ser muy positivo para el resultado final del trabajo. Ese es el Fidel ser humano, que aun cuando él se propone la perfección para sí y se flagela si no la obtiene, sin embargo es capaz de no exigírsela a un grado de injusticia a los otros, y es capaz de comprender que el otro puede equivocarse y Fidel tiene una frase de aliento para él. Y eso es su magisterio, porque en Cuba el que no haga eso, que los cubanos en millones han visto hacer a Fidel, es un “pesado”, un atorrante, los cubanos no lo aceptan, porque eso es cualidad ya hoy, derecho, digamos, que reclama el pueblo en la conducta de los demás.

Por último, escribí el número 15, “la ausencia total de odio hacia cualquier persona”. El Che había dicho que una revolución es una profunda obra de amor. Fidel solo tiene odio para la injusticia, odio profundo hacia la injusticia, hacia el hambre, hacia la discriminación racial, pero no hacia las personas, aun si han sido o son sus enemigos. No ha actuado nunca la Revolución Cubana llevada por sentimientos de odio, como no sea odio a la injusticia, pero no hacia los que han provocado, digamos, o son responsables de la injusticia. La Revolución cubana, por eso, no se basa en odios, ni siquiera para los traidores. Hay que ver a Fidel respondiéndole a Ramonet —que lo veo también ahí en el público—, cuando Ramonet le pregunta por traidores. No destila odio, no hay una palabra de odio en más de 700 páginas de respuestas de Fidel a Ramonet. Y así es en el libro de Gianni Miná y así es en el de Tomás Borge. Le pregunta por traidores, le pregunta por hombres que atentaron contra su vida, y Fidel apenas dice una frase. No es en eso donde se concentra, no hace la gran descripción de ese que mereció el castigo.

Por eso viven muchos de los terroristas que hicieron sufrir y todavía hoy son responsables del sufrimiento de miles de familias cubanas. Porque la Revolución ha sido muy fuerte; y podía ir, guiada por el odio, a perseguir a hombres que cometieron asesinatos muy graves y actos de terrorismo contra nuestro país, y la Revolución no lo ha hecho, no lo hizo. Esa es una herencia del pensamiento de Fidel, la idea de que no hay que intentar ajusticiar a los instrumentos, pues al final pueden surgir otros, sino que hay que derrotar al imperialismo, que es el que los creó y los apoyó. Y, por eso, asesinos, torturadores que escaparon de Cuba en la alborada del Primero de Enero, la Revolución no los persiguió, e incluso no los ajustició cuando regresaron como invasores a nuestra patria. Algunos están vivos y lo pueden testimoniar. Hay ausencia total de odio en Fidel.

Se le pregunta a Fidel por los presidentes de Estados Unidos, se le pregunta por Kennedy, por su hermano Robert. Kennedy fue el Presidente de la época de la Operación Mangosta, de los planes —no fue el único, porque eso duró décadas, no ha terminado hasta hoy—; usted no ve odio en Fidel.

Recuerdo el día en que la hermana de John y de Robert, Eunice, pidió a Fidel que diera un testimonio, porque se cumplían 30 años de la Crisis de Octubre. Fidel tenía mucho trabajo, no quería, y ella le dijo: “Se lo vengo a pedir en nombre de nuestra familia, Presidente, que, sabiendo la manera en que nuestros hermanos lo adversaron a usted, y no estando de acuerdo con algunas cosas de las que ellos hicieron, respetamos en usted su ausencia total de odio, y el hecho de que usted nunca ha tenido hacia nuestros hermanos, que le dieron motivos para ello, sentimientos de odio.” Fidel terminó accediendo y dio una entrevista que es uno de los testimonios más completos sobre la Crisis de Octubre y sus antecedentes.

Fidel ha sembrado esas cualidades en nosotros, eso no es patrimonio sólo de la conducta de Fidel. Los revolucionarios cubanos no actúan llevados por el odio, aun cuando fueron más de 350 000 cubanos a luchar en el sur de África —aquí se habló de eso—, a enfrentar a las tropas poderosas del apartheid, que tenían incluso varias armas nucleares. Dos mil cubanos cayeron allí. Nuestros combatientes enfrentaron allí un ejército poderoso. Quince años duró aquella guerra que se selló con la integridad territorial de Angola preservada y la independencia de Namibia. No existiría hoy Angola y hubiera demorado mucho más la derrota del apartheid, si las tropas cubanas no hubieran enfrentado allí, en el sur de África, a miles de kilómetros de nuestra patria, que tiene más mérito todavía cuando eso se hizo en un momento en que ya se derrumbaba la Unión Soviética, se desintegraba el campo socialista, solos.

Piero Gleijeses habló aquí y escribió un libro revelador sobre esos temas, y cuando esa guerra terminó y regresaron nuestros combatientes, y se cumplió lo que había dicho Amílcar Cabral: que los cubanos regresarían de África llevándose solo los huesos de sus muertos, porque no somos allí dueños de minas, ni de pozos petroleros, ni de tierras, ni de bosques, porque no fuimos allí buscando diamantes, petróleo, fuimos luchando por una idea de justicia, cualidad y herencia de Fidel a nuestro pueblo, se puede decir que no hubo ni un solo momento de odio, ni nuestras tropas actuaron, sino con un gran altruismo. Así había sido en la Sierra Maestra, donde se curaba primero a los heridos del ejército enemigo. Así fue en Girón, así fue siempre, y así fue en Angola.

Esa ausencia total de odio, como no sea odio a la injusticia, al imperialismo, a la exclusión, como fenómenos, es una cualidad también de Fidel. Por eso, esa ausencia total de rencor. Usted le pregunta y él no dice una frase de odio al que traicionó, al que agredió. Yo creo que ese es otro legado de Fidel.

No he querido —ya lo dije— que esto se vea como un ensayo, ni una pieza académica o rigurosa. Si tiene una virtud, es su honestidad total.

Yo no diría estas palabras aquí si no fuera por creer, como cualquier otro cubano lo haría, profundamente en ellas, porque Fidel también nos ha enseñado el rechazo total a todo lo que sea vanidades, adulonerías. No hay nada que moleste más a Fidel que un adulón. Y si tienen otra cualidad estas palabras, es un profundo cariño que es, diría, el sentimiento mayor que nuestro pueblo siente por Fidel, en el que ve al padre, hermano mayor, familia propia, más allá de sus responsabilidades y de sus méritos.

Los enemigos de la Revolución Cubana, que es decir los enemigos de la justicia, de la verdad, de la dignidad, los enemigos cuentan los minutos esperando y deseando la muerte de Fidel, sin comprender que Fidel ya no es solo Fidel, que Fidel es su pueblo y que Fidel es, a fin de cuentas, todo hombre y mujer que en el mundo esté dispuesto a luchar y luche porque un mundo mejor sea posible.

Los enemigos sueñan y se equivocan con la idea de que la ausencia de Fidel puede significar la ausencia de sus ideas, y que las convicciones y los principios que Fidel ha sembrado a nivel masivo en su pueblo y en el mundo pueden desaparecer; Fidel, que aspira a que de él solo queden las ideas y que, convaleciendo, recuperándose y regresando al combate propinará a esos enemigos asentados en el odio y la mediocridad una nueva derrota.

Gracias a todos por venir.

Gracias por habernos permitido celebrar de esta manera el cumpleaños de Fidel. A los cubanos solos, Fidel no nos lo hubiera permitido.

Gracias a la Fundación Guayasamín, a Pablito, al resto de sus familiares, a Cachito Vera.

Gracias a la Fundación que, como lo había hecho antes, logró imponerle a Fidel la celebración de su cumpleaños y convencerlo de que su cumpleaños no era solo su cumpleaños, sino una oportunidad para dar otra vez, en el terreno de las ideas, una batalla a favor de la justicia y la solidaridad.

Si ustedes no estuvieran aquí, nuestra celebración habría tenido que ser íntima y modesta, y Fidel no la habría permitido; pero un deber de caballerosidad, de simpatía y agradecimiento con los que vienen, le ha impedido a él oponerse a esta celebración nacida del —nosotros lo sabemos bien— más puro cariño y solidaridad con nuestro pueblo y con Fidel.

Les damos las gracias a ustedes y les prometemos que nosotros seguiremos luchando por las ideas y los sueños a los que Fidel ha dedicado su vida. Que lo haremos con él otra vez al frente de nuestro pueblo; pero que cuando él y los hombres de su generación no estén, nosotros tenemos la convicción de que nuestro pueblo habrá hecho para siempre ya suyas esas ideas y esos principios.

Ese es nuestro regalo mayor a Fidel: defender y combatir cada día de nuestra existencia por esas ideas.

Muchas gracias.

Dalton: ¿miente o malinterpreta?

Dalton: ¿miente o malinterpreta?
Álvaro Rivera Larios
cartas@elfaro.net
Publicada el 04 de diciembre – El Faro
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Se asusta el profesor Lara-Martínez, se indigna del modo en que extraigo una posible interpretación de su ensayo Indigenismo y encubrimiento testimonial, pero no debería asombrarse de tales lecturas porque ya el escritor y crítico literario Giovanni Galeas, en una entrevista que le hizo y publicó este mismo semanario (Dalton-Mármol, 1932: ¿testimonio o novela?), elaboró una serie de preguntas sintomáticas, reveladoras de cómo su ensayo puede ser leído en nuestro medio.

Aquí están las palabras de Galeas: “Escuchándolo a usted uno puede preguntarse si el libro en cuestión es una ficción genial o una burda manipulación histórica” y unos párrafos más adelante Galeas se vuelve, le vuelve a preguntar si ¿estamos frente a una interpretación de los hechos o ante una simple mentira? Las respuestas que da el profesor son contradictorias, por un lado le confirma que en el libro sí existe “la manipulación” y por otro le sugiere que fue la teoría marxista de Dalton la causante de que no pudiese distinguir la naturaleza étnica que tuvo el conflicto de 1932 y que por eso presupone que el poeta no trataba de mentir, sino que más bien estaba obnubilado por sus creencias, por esa verdad única a través de la cual observaba el mundo.

Su segunda respuesta, que comparto, debería plantearle dudas sobre la naturaleza de la primera. Si Dalton estaba obnubilado y solo veía aquello que su teoría le permitía ver, hasta qué punto puede decirse que manipula, porque claro Lara Martínez de ninguna forma sugiere que el poeta manipule (de esa interpretación yo soy el culpable), pero afirma en cambio que Miguel Mármol es un libro donde existe la manipulación ¿en qué quedamos? ¿No será que el mismo lenguaje de su ensayo nos tiende una trampa?

Antes que responda, y para que no se me olvide, me gustaría preguntarle a Lara Martínez si no cree que las preguntas de Galeas (con insistencia no velada) se deducen con naturalidad de cierto planteamiento que late al fondo de Indigenismo y encubrimiento testimonial. Esas preguntas son reveladoras y anuncian quizá una interpretación, una consecuencia no querida de su texto, pero yo, en su caso, no le echaría toda la culpa al intérprete, sino que revisaría cuidadosamente cada palabra del ensayo y la naturaleza del público que busca. Vivimos en una sociedad alerta, divertida, trágica, minada, en la que un tema literario, un ejercicio académico, pueden deslizarse sin querer hasta el fondo de un debate ideológico. Y eso no es culpa suya ni mía, así es.

Me sorprende esa ingenuidad académica que levanta los brazos con el gesto de yo no fui ¿en qué mundo viven nuestros especialistas del lenguaje que todavía ignoran cómo se las gastan las palabras en El Salvador? Aquí hay un nexo profundo entre palabra y moral. A Roque lo prestigiamos no por su poesía, sino porque su poesía es un comportamiento ético. Su prestigio cívico, dado su carácter sacrificial, forma parte de lo que ha dejado escrito, es lo que hay. Ese Roque-emblema tras su muerte trágica ascendió a los cielos para convertirse en un nudo-signo estratégico de la cultura de izquierda en El Salvador. Su naturaleza doble de poeta y mártir cívico pueden convertir una disputa filológica en una batalla escalonada que implique territorios extraños, pero anejos, como son los de la ética y la ideología.
No deberían extrañarse, por lo tanto, nuestros académicos de algo que los antiguos griegos y romanos ya sabían: el prestigio de un orador forma parte de la fuerza que tiene su verbo.

El hombre se proyecta en su discurso, si desmontamos al emisor desmontamos su mensaje (los territorios de la famosa falacia ad-hominen). A la filología no le interesa valorar moralmente las alteraciones que alguien como Dalton pudo introducir en las verdaderas palabras de Mármol, pero hablamos de un libro que no duerme su gloria en las estanterías de una biblioteca, sino de un texto que se ha transformado en un eslabón de nuestra memoria colectiva y ahí sí, en ese plano, “las alteraciones” que Dalton impuso al testimonio pueden ser objeto de una valoración y de un debate que incorporen las preguntas sobre su ética, sobre su verdad. Y como no hablamos de un escritor confinado en los límites de la historia literaria, sino de un mito cuya palabra permanece, es normal que al debate sobre una presunta “manipulación” que hizo el poeta-mártir concurra gente con diversos y enfrentados intereses ideológico-político-literarios.

Lara Martínez asumió desde el inicio, en esta polémica, el papel del hereje provocador que denuncia los vicios del santo. Las palabras de su ensayo no iban sólo tras la verdad, denunciaban un presunto ocultamiento. Si el santo denunciado oculta y niega la verdad para servirle a otro señor y no al pueblo divino, resulta obvio que tras el análisis filológico al que sometemos su palabra existe un impulso moral y que el ensayo que porta la denuncia pertenece simultáneamente a los campos de la ética y del estudio literario. Todo el señalamiento a las ocultas operaciones del santo atrás de su libro conduce a una palabra que el profesor se cuida de no pronunciar abiertamente: manipulación. Por un lado el profesor nos empuja a que hagamos ese juicio y por otro se retracta si lo hacemos suyo ¿en qué quedamos?

Las palabras son como insectos de diferente tamaño, sus colores (tabulados en el registro estético de nuestra cultura) pueden afectarnos: hay palabras- mariposa deslumbrante y las hay oscuras como cucarachas con vello turbio en sus patas nerviosas. Un ejemplo de estas últimas es la palabra manipular. Uno va al diccionario para descubrir lo que lleva dentro y ahí consta que una de sus acepciones la define fríamente como “Intervenir con medios hábiles y, a veces, arteros, en la política, en el mercado, en la información, etc. con distorsión de la verdad o la justicia, y al servicio de intereses particulares”. Disecada en el diccionario es una palabra fea, pero inofensiva. Viva es otra cosa. Viva requiere de una manipulación, en su sentido de maniobrar con las manos, bastante cuidadosa.

Y ese es el problema que ha tenido Lara Martínez con ciertos verbos y sustantivos, los ha dejado demasiado cerca de la superficie moral y su halo turbio acabó infectando la parte válida de su tesis. Para empezar, y lo vuelvo a repetir por enésima vez, lo subrayo, lo enfatizo, el problema radica en que no ha sabido diferenciar claramente “los límites de la intencionalidad” y “los mecanismos con que la ideología oscurece nuestra percepción de las cosas y el modo en que las representamos”. Lo que me resulta extraño de esta indefinición conceptual es que Lara Martínez distingue claramente la naturaleza de lo intencional y la trama compleja de lo ideológico, pero no ha sabido distribuirlas equilibradamente en la forma de construir su razonamiento. De ahí que la oscilación entre el panfleto y el ensayo desemboque en lecturas morales ahí donde debía prevalecer el análisis frío del punto donde se cruzan la decisión conciente y las pulsiones ideológicas que suelen ser, a veces, un automatismo subterráneo.

El acto de manipular presupone la “mala intención” de alguien que, a sabiendas, distorsiona u oculta “una verdad que conoce” para perjudicar a un tercero con el fin de obtener ventajas particulares. No creo que Dalton tuviese la mala maña de querer negar el papel de los indígenas en 1932 (de todos es conocida su visualización del indio como símbolo de resistencia), lo que ocurre es que su marco doctrinal y sus intereses partidarios lo llevaron a introducirlos en lo que a su entender era una “categoría de análisis” más adecuada (el campesinado). En ese sentido Dalton, en Miguel Mármol, no distorsiona u oculta adrede una verdad conocida ¿la de Lara Martínez? ¿La de Luna?, al contrario, defiende lo que juzgaba cierto, su verdad partidaria, y “se equivoca” (defender ideas erróneas, bajo el convencimiento de que son verdaderas, es muy distinto a querer imponer de forma conciente una mentira). Roque no sabe todo lo que treinta años después sí sabe Lara Martínez. Mueve sus ideas en una partida donde la verdad no era sólo un problema académico (y quizá ese sea el problema, que los razonamientos del poeta no lo llevan tanto al mero saber como a una conclusión política donde el horizonte de su militancia se haya implicado; la fidelidad a la causa y al conocimiento histórico ¿objetivo? no son dos pájaros que se puedan matar de un sólo tiro), muchas cosas, entre ellas su cuerpo, están de por medio y Roque tira sobre la mesa, en aquél escenario del que ya tanto nos separa, su carta. Y lo que sucede después, tal como ahora podemos ver desde el guión que nos proporcionan otras teorías y una distinta perspectiva histórica, es que la acción de Dalton, objetivada en un libro, pudo tener “implicaciones y efectos” que él “ni gobernó ni calculó por completo”. El resultado no querido, “no intencional”, de su análisis fue convertir a Feliciano Ama en un actor secundario y borroso (dice Lara, con cierta lucidez, que Miguel Mármol es un anti-Luna; es eso y más, pero que lo sea no supone que por “lógica”-no siempre lo lógico acaba siendo real- “se proyecte” como un anti-Ama).

En todo proceso de abstracción se aíslan rasgos, propiedades de la realidad, por considerarlos de importancia para definir un objeto y las posibles relaciones causales donde una hipótesis pueda enclavarlo. Cualquier teoría es una “construcción” en la que algo se hace presente y significativo en detrimento de otras zonas de lo real que son excluidas por estimarse que no determinan aquellos fenómenos para los que buscamos una explicación.

En toda teoría hay un silencio, algo que no se convoca a su respuesta, algo que se calla. Esos silenciamientos, que son un paquete asociado al producto, algunos autores los disponen como un síntoma que puede a su vez interpretarse desde una perspectiva cercana al psicoanálisis que le otorga otra razón a las omisiones del “modelo teórico”. Pero el “arte” de juzgar las normas que regulan lo que se deja fuera del concepto y la explicación es bastante difícil, se corre el peligro de atribuir mecánicamente “lo silenciado por el discurso” a las contingencias del interés y la voluntad personales, olvidando que las doctrinas poseen un estatuto supraindividual que piensa a quienes las piensan. Esa inercia prefigurada en principios es una corriente simbólica que puede modelar lo visto o no visto, lo dicho o no dicho por los individuos. Es evidente que el pensar autónomo se rebela contra ella, pero es evidente que los lugares comunes de una teoría, tan poderosos, son el paradigma que condiciona y del que parte un pensar autónomo. No siempre uno es el padre de todos sus silencios. Que la teoría de Dalton “borre” al indio no significa que él “deliberadamente quiera” borrarlo. Atribuirle al poeta la “posible culpa” por los silenciamientos de su ideología significa elevar lo reprimido por la conciencia general en “el discurso” al estatuto de una idea clara y distinta en la volición de una persona. Así lo que oculta la teoría se torna en lo que pretende ocultar de forma conciente Roque Dalton, quien “calla” lo indígena para privilegiar el papel de su Partido. Del anti-Luna al anti-Ama.

Esta es la carga mayor de la prueba en un listado de acusaciones: aparte de no admitir la verdadera naturaleza de su libro (es propaganda, ficción, novela y no testimonio) para así engañar, coartar, despistar al lector ingenuo con el fin de proteger la imagen del PCS ( la tesis de su rol dirigente en 1932, padece el ataque de David Luna), además de eso, y lo peor, a Dalton se le acusa por los daños que provoca una acción suya no intencionada: “Es claro que se trata de una manipulación, tanto más grave cuanto que el pueblo mismo, el indígena Izalco, queda en el silencio”, palabras del profesor. Uno comienza tergiversando la voz del testigo y acaba silenciando a una de las victimas: al indio. Del anti-Luna al anti-Ama, el viaje interpretativo de Lara que va cayendo del ensayo lúcido al panfleto.

Se puede interrogar por qué el indígena pierde su perfil en la narración de Dalton, por qué lo reduce a su condición campesina, por qué borra su peso e iniciativa en el fenómeno histórico. Es posible que la cuestión fuese subsidiaria y que observar detenidamente el rostro de Ama le interesase menos que descubrir por qué falló la vanguardia (Dalton es conciente de que las masas arrastraron al Partido). El rostro curtido del indio se confunde con “la masa”, se queda al fondo, borrado, diluido en ella, pero no porque se quiera silenciarlo. “No hay una omisión alevosa”. En la épica del relato el brazo del indio aparece, pero mezclado con el grito unánime que reúnen la palabra “pueblo” y las gruesas categorías de una sociología militante, esquemática, de urgencia. “No hay una omisión alevosa”.

Uno puede trasladar esas “omisiones” al marco que propone otra teoría que luego las interpreta como un signo de la voluntad del intelectual metropolitano de querer suplantar/representar a la verdadera voz del subalterno. Pero tengamos cuidado, esa voluntad de “usurpación simbólica” (que ya existía en 1967) no era conciente, era subterránea, carecía de una palabra que la nombrase y le diese rango teórico. Si existió fue como una pulsión latente no como parte de un proyecto o accionar claramente deliberados. Aquí debemos estar alertas contra el puritanismo moral de ciertos enfoques que, en su análisis del pasado, reducen lo ideológico a una especie de teleología maniquea objetivada en personajes de doble fondo cuyo propósito oscuro es desplazar a los grupos subalternos que dicen representar y para los que supuestamente luchan. “El análisis válido de un discurso ideológico latente” se convierte así en un conflicto de contorno moral claro entre manipuladores y manipulados, entre quién dice y quién calla, entre lo dicho y lo silenciado; en un dualismo que borra complejidades de forma semejante al “explotadores y explotados” de Dalton. Así el obrero y la gran masa de los subalternos se convierten en victima de esos intelectuales perversos que, al mismo tiempo que los quieren liberar, pretenden silenciarlos. En nombre de la voz pura del aborigen, que ha sido mancillada ¿a drede? por el intelectual ventrílocuo, se nos ofrece otra versión maniquea de la historia donde la ideología es un personaje con anteojos, bigote y malas intenciones. Si al introducir perspectivas y problemas de su época, Dalton altera el horizonte de 1932; Lara, por no calibrar bien las distancias y matices, corre el peligro de hacer lo mismo con la trama y la compleja intencionalidad de los sujetos que allá por 1970 condicionaron la hechura de Miguel Mármol.

Teóricamente el marxismo ponía a los intelectuales al servicio de los subalternos. Sabemos que en la realidad no era así, pero esa circunstancia personas como Dalton no fueron capaces de verla. Se interpretaban a sí mismos como gente al servicio de la gran causa de los oprimidos. Todos los datos que opusiese la historia descarnada para desmentir la imagen que de si mismos se habían forjado quedarían neutralizados por el velo ideológico. Si Dalton, desde sus valores éticos más profundos, hubiese percibido que al final su razonamiento desembocaba, sin querer, en una injusticia contra los indios, lo más probable es que hubiese rectificado.

Si es posible que no hubiese intención expresa de distorsionar la verdad para dañar a los indígenas, deberíamos buscar un lenguaje más técnico y hacer un razonamiento más minucioso para describir y explicar las alteraciones que Dalton introdujo en la Historia y en las palabras de Mármol. Esto es (lo repito, lo subrayo, lo enfatizo) lo que se echa en falta en el ensayo del profesor y lo que, por no haber esclarecido sus categorías de análisis (intencionalidad/ideología), da pie al tipo de preguntas que le hizo Galeas. Preguntas que me parecen perfectamente deducibles de la lectura de Indigenismo y encubrimiento testimonial donde algunas premisas pueden llevar a conclusiones en las que el profesor no se ve reflejado, pero eso, repito, ya no es culpa tanto del intérprete como de la estrategia discursiva sesgada y beligerante que eligió Lara para exponer una tesis que desarrollada con mayor serenidad y cuidado filosófico le habría hecho justicia a sus grandes meritos, que los tiene.

Admitamos la valentía que tiene el profesor para mirar de frente al mito. Lara Martínez tiene razón en muchos puntos y lo que es mucho mejor: plantea un problema que nos empuja a continuar pensando, pero debe reconocer también que su indignación es algo apresurada, que se ha dejado llevar por un rechazo ideológico (nada reprobable por cierto) que, si no toma plena conciencia de el, le puede hacer mucho daño a su razonamiento. Ya se lo hizo.

Si Lara Martínez me pregunta le diré que valoro su trabajo, si no fuese por él no estaríamos en debate.