Realizan Feria de Productos Naturales en Plaza Civica

SAN SALVADOR, 15 de octubre de 2004 (SIEP) Con la participacin de diversas comunidades del pas que exhibieron y vendieron sus productos naturales as como artesanas, se desarroll este da una Feria en la Plaza Cvica organizada por la Red de Ambientalistas en Accin.

En la actividad con la que se conmemor el Da Mundial de la Alimentacin, tambin se denunci que en El Salvador es preocupante como crece las cantidades de personas que no tienen que comer en los hogares en especial los que ms sufren son los nios y nias.

Gloria Rivas, dirigente de la Red de Ambientalistas en Accin, seal que el modelo neoliberal que se nos ha impuesto condena a miles, a millones de personas a vivir en la pobreza y a morir de hambre, es un modelo inhumano que debemos de transformar.

Agreg la tambin dirigente del Bloque Popular Social caque queremos denunciar que el pasado 12 de octubre la PNC con lujo de violencia reprimi la movilizacin que realizamos en Apopa y el da de ayer aparecen en los peridicos un campo pagado del Ministerio del Medio Ambiente para continuar con el tramo oriente del anillo perifrico, lo cual afectar a comunidades de San Jacinto y el sur de San Salvador. Ante esto vamos a dar la lucha para defender nuestras comunidades.

Frente Universitario Roque Dalton rinde homenaje al Che Guevara

SAN SALVADOR, 15 de octubre de 2004 (SIEP) Diversas actividades realizar el Frente Universitario Roque Dalton (FURD) para rendir homenaje a la gesta heroica de Ernesto Che Guevara, smbolo de rebelda de las juventudes latinoamericanas.
 
Queremos hacer memoria al compaero Che Guevara, y as con l a todos los compaeros y compaeras cados en este mes, hroes revolucionarios salvadoreos, estudiantes entre muchos otros cados de toda Amrica Latina y el mundo dijo Carlos Rodrguez, dirigente del FURD.
 
Agreg que sencillo y modesto es nuestro aporte a este homenaje, pero revolucionario y comprometido en seguir el heroico ejemplo de todos los compaeros cados.
 
Entre las actividades a realizar se encuentran un Acto Poltico-Cultural, este 15 de octubre a partir del medioda, en la Concha Acstica de la Universidad de El Salvador, en el que habr musica, poesa, anlisis poltico y concluir con una fiesta bailable.
 
Asimismo el martes 19 de octubre, a medioda, en el auditrium 4 de Ciencias y Humanidades, se exhibirn documentales sobre el Che Guevara y Salvador Allende. El jueves 21 en el mismo lugar y a misma hora, se presentar e documenta sobre salvador allende, titulado La Universidad Comprometida.
 
Por otro lado, la recin surgida Juventud Roja 8 de Octubre realizar este da en horas de la tarde un Foro sobre La vigencia del pensamiento del Che Guevara en el auditrium 4 de Ciencias y Humanidades, con la participacin del dirigente del FMLN, Sigfrido Reyes y la coordinadora de la Juventud del FMLN, Mara Jos Menndez.
 
 

Diarios de motocicleta: un Che Guevara diferente

Por Florencia Copley
La mirada de Alberto Granado narra, sugiere, transporta en el tiempo, recorre la historia. La mirada del hombre y del actor, Rodrigo de la Serna, que encarna su papel con naturalidad y compromiso dignos de destacar. Pero a ella se suma la mirada del pblico, desconocedor o experto de la vida del Che, que descubre en el film un personaje que bien poda llamarse Ernesto o Juan, un joven como cualquier otro, quizs con una especial sensibilidad y franqueza, caractersticas de Guevara que el guin resalta, pero no un mito, no un cono, no un revolucionario ejemplar, slo un muchacho aventurero en la bsqueda de s mismo que se pregunta sobre la injusticia y la vida con dignidad.
El film tiene muchos logros, su cmara en mano, sus fotos fijas con los rostros profundos y enigmticos de los pueblos latinoamericanos, la excelente actuacin de Rodrigo de la Serna (Gael Garca Bernal interpreta con profesionalismo y respeto su rol aunque no logra destacarse), el guin adaptado por Jos Rivera, la msica de Santaolalla, en fin, una produccin prolija, una historia emotiva, entretenida, sin baches. Pero, dnde est el Che Guevara? En las Notas de Viaje, libro en el que se bas la pelcula, descubrimos un Ernesto de 23 aos poco conocido aunque identificable por la profundidad de su pensamiento y su pluma tan particular.
Diarios de motocicleta, a pesar de ser un producto cinematogrfico compacto, parece quedarse corto a la hora de transmitirnos el alcance de la figura del Che, no como mito, sino como hombre estudioso de esta para mi extraa especie humana, de mirada reflexiva y claros ideales.
Sin embargo, no podemos negar la capacidad del film de interesar al espectador para adentrarse ms en la vida de este muchacho aventurero, de atrayente personalidad y carisma. As, las vacaciones de moda en Europa son ahora los recorridos por Amrica Latina que hizo el Che y Gael Garca se convirti ayudado por supuesto por su prometedora carrera- en la imagen del actor joven del cine latinoamericano.
No est mal que un pblico de generaciones nuevas descubra a Ernesto Guevara de una manera diferente, pues lejos quedaron los aos 60 y 70. Aunque sera realmente instructivo que pudieran a travs del legado que dej el Che en su obra, conocerlo en sus diferentes facetas y asociar al muchachito de la pelcula con el guerrillero revolucionario que muri luchando por liberar Sudamrica, porque fue el mismo, hombre ntegro, de valores incorruptibles, de ideales claros, de pensamiento profundo, estudioso, reflexivo, humano.El film se lleva el mrito de instalar un Ernesto Guevara nuevo, atractivo para la gente joven que no conoce ms que el mito en el poster. Ojal esos mismos espectadores sean capaces de continuar el recorrido junto al Che, quien despus de aquella aventura memorable que relata la pelcula inici una nueva etapa que lo llev a convertirse en el lder revolucionario que trascendi la historia

Unin Sovitica: la transicin frustrada

Ariel Dacal Daz*
Cuba Literaria
 
El intento de transicin al socialismo en la URSS ha suscitado los ms diversos debates durante dcadas, hacindose ms definitorio el antagonismo ideolgico que el tema entraa, tras el colapso sovitico. An cuando el corolario final fue el desdeo de una preciosa oportunidad para socavar las bases del dominio burgus; repensar, comprender y asumir (sobre todo asumir) las caractersticas del proceso sovitico en su conjunto brindan elementos sustanciales para las alternativas anticapitalistas que demanda el siglo XXI.
 
En esta direccin desarrollamos nuestro trabajo, partiendo, dado su peso esencial en la comprensin de la historia de la URSS tanto dentro como fuera de sus fronteras, de las problemticas siguientes: quines detentaron el poder en la Unin Sovitica?, qu mentalidad portaban?, en qu momento se puede hablar de ruptura con el proyecto bolchevique?. En estas pginas intentamos algunos apuntes sobre estas interrogantes. 
 
La clase imprevista [1] 
 
Stalin fue el rostro visible y representante de la burocracia que gradualmente rompi vnculos con la esencia bolchevique y que deshizo los endebles mecanismos de participacin poltica de las masas.
 
Sera entonces oportuno preguntar de qu fuentes se nutri la burocracia sovitica?. A los principales cargos administrativos ascendieron figuras de relieve secundario dentro de la revolucin debido, entre otros factores, a que muchos viejos combatientes de la vanguardia perecieron durante la contienda civil, o se separaron de las masas al ocupar cargos de menor relevancia, acomodndose a las nuevas condiciones de poder. Al mismo tiempo, el poder sovitico estuvo forzado a utilizar individuos del anterior aparato gubernamental, incorporando personal tcnico y especializado, as como a las masas campesinas que fueron proletarizadas. De este modo se desclas al partido de Lenin, cuyo requisito de ingreso de nuevos militantes deba ser el resultado de un largo y riguroso proceso de comprobacin, excepto para los trabajadores que hubieran laborado en la industria por ms de diez aos2.
 
La burocracia sovitica se form a partir de un proceso complejo, fuera de los modos histricamente conocidos. Luego se hizo del poder, domin el conocimiento y su divulgacin, control los medios de produccin de ideas, garantizando por dcadas su reproduccin. El proceso de burocratizacin tuvo sus orgenes desde el inicio mismo de la Revolucin, pero su consagracin como sector dominante en la sociedad tuvo lugar en la dcada del 30. 
 
Lenin explic el surgimiento de la burocracia como una excrescencia parasitaria y capitalista en el organismo del Estado obrero, nacida del aislamiento de la Revolucin en un pas campesino, atrasado y analfabeto3. Sobre este nuevo grupo de dirigentes, tena sus propias ideas, sus sentimientos y sus intereses, Trotski destac que estos hombres no hubieran sido capaces de hacer la revolucin, pero han sido los mejores adaptados para explotarla4.
 
La materia prima para la actividad ideolgica de quienes detentaron el poder en la URSS fueron las grandes masas de analfabetos que, ciertamente, se liberaron de la oscuridad, y del mismo modo resultaron fcilmente manejados en nombre de algo mejor, sumindose en la ignorancia secundaria de que era ese precisamente el fin ltimo a alcanzar como sociedad. Salvo en los sectores ms avanzados polticamente, dicho sea de paso la minora, las ideas del socialismo no haban calado en la poblacin que habra de ser educada y preparada en el debate revolucionario.
 
Esta clase imprevista que se privilegi del poder estatal era, en teora, la representante de los intereses de las masas, mientras que en la prctica, administr la propiedad pblica beneficindose de ella. Es cierto que los miembros de la burocracia no posean capital privado; pero sin ningn control por el resto de los sectores sociales, dirigieron la economa extendiendo o restringiendo tal o cual rama de la produccin fijaron los precios, articularon el reparto, controlaron el excedente. De este modo mantuvieron el partido, el ejrcito, la polica y la propaganda que los sustentaba.
 
Con el transcurso de los aos, sobre todo a fines de los setenta, se acu en el campo socialista el trmino ellos y nosotros que reflejaba las diferencias que se fueron revelando y que tena races bien profundas, tempranamente sealadas por muchos revolucionarios,  que manifestaban la estratificacin de la sociedad, o ms concretamente, su preservacin. 
 
El anlisis respecto al tema de la burocracia tiene una de sus aristas ms polmicas en sus vnculos o autonoma respecto a otras clases. Para algunos autores, esta no poda convertirse en elemento central de un sistema estable, pues solo es capaz de traducir los intereses de otra clase. En el caso sovitico se balanceaba, segn este criterio, entre los intereses del proletariado y de los propietarios. 
 
Por otro lado, algunos autores afirman que la burocracia no expresaba intereses ajenos, ni oscilaba entre dos polos, sino que se manifestaba como grupo social consciente segn sus propios intereses.
 
Los hechos revelaron que la clase burocrtica monopoliz completamente el poder y la propiedad. Ella se impuso en la lucha por el poder despus de haber abatido a todos sus opositores. Pero manifest sus difusos intereses en el solapado discurso de ser representante del proletariado.
 
Durante dcadas, la clase dominante no se atrevi a restaurar la propiedad privada de los medios de produccin, hasta que en 1991, de manera develada, comenz a tejer lazos con la burguesa rusa. Segn el Instituto de Sociologa de la Academia de Ciencias de Rusia, ms del 75% de la elite poltica y ms del 61% de la elite de los negocios tienen origen en la Nomenklatura del perodo sovitico. En consecuencia, las mismas manos retienen las posiciones sociales, econmicas y polticas dirigentes en la sociedad. La burocracia misma es la que ha transformado las formas econmicas y polticas de su dominacin, mantenindose como duea del sistema; pero nuevamente en nombre de una clase.
 
La mentalidad soterrada
 
Mediante qu cdigos de cultura poltica domin la burocracia sovitica?. Partamos de que las masas que ejecutaron la Revolucin en 1917 portaban la mentalidad de la servidumbre, sin ninguna experiencia democrtica, y el desarrollo de la conciencia del proletariado, clase llamada a encabezar la Revolucin, era patrimonio de un pequeo nmero de hombres. Las masas rurales, mayora en ese momento, eran portadoras de los elementos ms conservadores, elevados por el alto nivel de analfabetismo existente.
 
Por su parte, la burocracia usurpadora, detentadora del poder, fue otro ejemplo histrico de como los vencedores incorporan la mentalidad de los vencidos. En este caso heredaron como cdigos de la dominacin el control absoluto, el elitismo poltico, la idea de que la muchedumbre no saba ni era capaz de dirigirse, por lo que necesitaba una figura que sintetizara los destinos del pas. Tngase en cuenta que uno de los rasgos ms apreciados por el ciudadano promedio de Rusia respecto a sus dirigentes es la imagen de hombre fuerte, capaz de enfrentar con determinacin las dificultades cruciales del pas.
 
Vinculado a lo anterior, como norma de los dominadores se desvincul la responsabilidad de la figura mxima respecto a los problemas, creando un ambiente mstico a su alrededor. Aparejado a ello en el imaginario social se impuso el criterio de que eran las capas intermedias de los dominadores las responsables del estado de cosas existentes.
 
Este hecho se concret en que, si bien el estallido bolchevique conceba nuevos cdigos respecto a la poltica y la participacin de las masas, no slo como fuerza motriz en la explosin subversiva, sino como elaborador y ejecutor de las decisiones polticas, reflejado en que los soviets, de rgano espontneo de lucha de las masas adquirieron funciones de Estado; con el advenimiento del estalinismo dichos principios fueron destronados y la oportunidad de lograr la participacin poltica de las masas, incluyendo los mecanismos de movilizacin, real y autnoma, fue cercenada. En ese proceso, las organizaciones polticas y de masas sufrieron una considerable atrofia.
 
Esta misma mentalidad se manifest en el orgullo gran ruso sobre el cual Lenin hizo llamadas de alerta. La burocracia practic sus polticas imperiales durante el perodo sovitico; acuado en el trmino el hermano mayor  por el que fue conocido en Europa del Este y por la doctrina de la soberana limitada puesta en blanco y negro por Brezhnev.
 
Por otro lado, esos componentes de la mentalidad rusa son la base para entender por qu las condiciones de vida de la clase dirigente sovitica eran anlogas a las de la burguesa. En fecha tan temprana como 1936, Trotski destac un ejemplo ilustrativo que develaba el mantenimiento de la estratificacin. El mariscal, el director de una empresa, el hijo de un ministro, disfrutaban del apartamento, de villas de descanso, de automviles, escuelas para sus hijos, clnicas reservadas y otras muchas prebendas, a las que no tenan acceso la criada del primero, el pen del segundo y el vagabundo. Para el primer grupo esa diferencia no era un problema. Para el segundo era lo ms importante.
 
Un individuo que aoraba en la sociedad sovitica rasgos, bienes y modos de vida que formaban parte de la cultura capitalista, era la prueba ms evidente de que, al menos en l, no haba florecido la nueva mentalidad socialista, el nuevo individuo, y la nueva percepcin. El socialismo sovitico posterior a Lenin, matriz del socialismo real, no fue nunca una alternativa vlida, articulada y viable frente al predecesor sistema. La sustitucin cultural no lleg, entendiendo que el socialismo es, sobre todo, un proyecto que se sustenta sobre una nueva cultura. Por tanto, la resultante no fue una sociedad socialista (tampoco capitalista, es cierto), sino una nueva forma estatista, burocratizada- de dominacin y explotacin, opuesta a la naturaleza emancipatoria, justa y libertaria del socialismo5.  
 
La ruptura 
 
La prctica poltica de la clase burocrtica sovitica fue una ruptura con las ideas leninistas en los ms diversos espacios de la sociedad sovitica. Brindamos a continuacin algunos apuntes que corroboran esta hiptesis.      
 
El lder de Octubre destac que es necesario tener presente que la lucha exige de los comunistas que sepan reflexionar. Es posible que conozcan perfectamente la lucha revolucionaria y el estado del movimiento revolucionario en todo el mundo. Sin embargo para salir de la terrible escasez y miseria lo que necesitamos es cultura, honestidad y capacidad de razonar6
 
La burocracia impidi la polmica revolucionaria, obstaculizando la participacin poltica efectiva de las masas. Los dirigentes soviticos desentendieron que el socialismo no puede triunfar contra la libertad de pensamiento, contra el hombre, sino al contrario, mediante la libertad de pensamiento, mejorando la condicin de existencia de ese hombre.
 
La dogmatizacin que sufri el marxismo, la persecucin y descrdito de quienes intentaron defenderlo, la sntesis errada marxismo-URSS (incluyendo sus desastrosas consecuencias internacionales), y la imposibilidad de desarrollar otras lneas de pensamiento, provocaron la formacin de generaciones de soviticos desprovistos del necesario bagaje terico conceptual para enfrentar los desafos histricos contemporneos.  
 
Es sobre todo en la naturaleza autoritaria de la burocracia sovitica donde debe buscarse el freno a la transicin cultural propuesta por el proyecto bolchevique. La falta de participacin real, de espacios cvicos de contestacin y control del poder, afectaron todos los niveles de la vida social, desde el funcionamiento econmico hasta la lucha tnica.
 
En consonancia con lo anterior, y analizando el proceso de aprobacin de la Constitucin Sovitica, Trotski seal que es cierto que el proyecto se someti en junio a la aprobacin de los pueblos de la URSS. Pero en vano se buscara, en toda la superficie de la sexta parte del globo, al comunista que se permitiera criticar la obra del comit central o, al sin partido, que se aventurara a rechazar la proposicin del partido dirigente.[7]
 
Una muestra de ese catastrfico desatino fue intentar diluir la individualidad en un colectivo cada vez ms abstracto, con enmarcado irrespeto a lo distinto, esquematizando un modelo de ciudadano recio, inflexible, como si el hombre soado pudiera realizarse por decreto. Lo que hubo de fondo fue una concepcin demasiado simplista del hombre, ignorando completamente la psicologa y sus modificaciones en atmsferas diversas. La dirigencia sovitica no solo revel su incapacidad de mantener con vida el espritu revolucionario en el proceso de enfrentamiento a las circunstancias histricas en que interactuaron, sino que imposibilitaron cualquier vestigio de pensamiento divergente, crtico, desafiante de la autoridad.
 
Bajo el pretexto de ser el gua de la sociedad, el PCUS se convirti en una maquinaria que fren, desvirtu y violent los procesos naturales de la sociedad. La diferencia entre Lenin y Stalin, entre muchas otras cuestiones, es que, este ltimo, aprovechando algunas condiciones creadas en vida del gran lder revolucionario, desvirtu el sentido de la direccin partidista hacia el totalitarismo8. Lenin haba preparado el Partido Bolchevique para dirigir a los obreros, no para domarlos o subyugarlos9
 
Con la hipercentralizacin econmica que conllev este proceso, la burocracia sovitica, como parte de su distanciamiento del control de las masas, manej hasta el mnimo detalle, los hilos de la produccin frente a un mediocre andamiaje de niveles intermedios compuesto por tcnicos, gerentes y especialistas, siendo una verdadera plaga que fue imposible desmontar a lo largo de la existencia de la URSS. El historiador Eric Hobsbanw recuerda que poco antes de la (Segunda) Guerra (Mundial) haba ya ms de un administrador por cada dos trabajadores manuales10.
 
El modelo sovitico present a partir de ese momento dos problemas esenciales que evidencian, desde la propia teora marxista, el distanciamiento entre el socialismo como estadio superior del desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones de produccin y la realidad sovitica. Por una parte, se eliminaron arbitrariamente (1928) el resto de los tipos socioeconmicos que podan converger en la edificacin de las bases para la nueva sociedad. Por otro lado, se crearon islotes econmicos (complejos industriales, mineros, agrarios) violndose la divisin social del trabajo, al tiempo que se obviaba la cooperacin necesaria entre sectores y ramas de la economa.
 
Con esta prctica se fren la especializacin y la introduccin de nuevas tcnicas, lo que impidi un uso racional de los recursos. Debido a la estructura vertical y voluntarista que se impuso al proceso productivo, el desarrollo de un sector iba en detrimento del otro, sin la debida integracin entre ellos. En este esquema, las unidades productivas, lejos de ser autnomas, eran presas de la desmedida primaca de los criterios polticos sobre las necesidades econmicas.
 
Los obreros continuaron disociados de los medios de generacin de riquezas. No se convirtieron en dueos reales de estos debido a que los elementos burocrticos-administrativos los mantuvieron distanciados de la propiedad efectiva. La adulteracin estuvo en identificar la estatalizacin de la propiedad con la socializacin, limitndose a esto la complejidad y profundidad de lo que Marx haba entendido como superacin del modo de produccin capitalista11.  
 
Tambin en la cuestin de gnero se apreci la ruptura con los ideales de la Revolucin de Octubre. El nuevo Estado obrero concedi amplios derechos jurdicos y polticos como el derecho al divorcio, al aborto, la eliminacin de la potestad marital, la igualdad entre el matrimonio legal y el concubinato, etc. Alexandra Kollontai, fue la primera mujer elegida por el Comit Central del Partido Bolchevique en 1917 y la primera en ocupar un puesto de gobierno en el nuevo estado: Comisaria del Pueblo para la Salud, y ms tarde fue la primera mujer embajadora de la historia.
 
A partir de 1926, bajo el rgimen de Stalin, se instituy nuevamente el matrimonio civil como nica unin legal. Ms tarde se aboli el derecho al aborto, junto con la supresin de la seccin femenina del Comit Central y sus equivalentes en los diversos niveles de organizacin partidaria. En 1934 se prohibi la homosexualidad, y la prostitucin se convirti en delito. No respetar a la familia se convirti en una conducta burguesa o izquierdista a los ojos de la burocracia. Los hijos ilegtimos volvieron a esta condicin, que haba sido abolida en 1917, y el divorcio se convirti en un trmite costoso y pleno de dificultades12.
 
Las instituciones detentadoras de violencia tambin se hicieron funcionales a los nuevos intereses. En sus orgenes, el Comit de Seguridad del Estado (KGB)[13] tuvo como objetivo combatir la contrarrevolucin, los sabotajes y la especulacin, objetivos de legtima defensa frente a la oposicin reaccionaria que gener la Revolucin. Pero esas lgicas motivaciones iniciales se modificaron progresivamente con el ascenso de la burocracia al poder hasta convertirse en el rgano preservador de los intereses del Estado burocrtico, cuyo objetivo fue eliminar la oposicin de las propias fuerzas revolucionarias14.
 
A esto se aade que los oficiales del KGB gozaban de sueldos elevados, amen de buenos destinos en el extranjero, viviendas confortables y disfrutaban de otros privilegios dentro URSS que tambin fueron mellando su crdito moral. Sin duda fue un sector privilegiado dentro de la sociedad, lo cual resulta comprensible atendiendo a su funcin real de guardin de los intereses de la burocracia. 
 
El Ejrcito Rojo fue creado desde la base en enero del ao 1918. El Estado obrero necesitaba su propia institucin armada para defender sus interese, mxime las agresiones que no se hicieron esperar por ms de 14 pases al unsono. Como nuevo concepto, la poltica de los dirigentes bolcheviques estaba abierta a constante debate, en lo cual los uniformados tuvieron un rol importante, y naturalmente, el ejrcito profesaba las mismas ideas del partido y el Estado.
 
Pero el Ejrcito Rojo no escap a las reaccionarias arremetidas de la burocracia, la que de inmediato lo comenz a transformar en defensor de sus intereses, arrancndole progresivamente su esencia popular. La medida que refleja con mayor claridad este proceso fue el decreto que restableci el cuerpo de oficiales, dando un golpe demoledor a los principios revolucionarios que originaron esta institucin armada, uno de cuyos pilares fue precisamente la liquidacin de los cuerpos de oficiales, dndole importancia al puesto de mando, pues este se gana con la capacidad, el talento, el carcter, la experiencia, etc.
 
Esa medida tuvo un objetivo poltico al darles a los oficiales un peso social. De ese modo se ligaban ms estrechamente con los grupos dirigentes, debilitando su unin con la tropa, deviniendo en ruptura del canal por donde se comunicaran las tropas y la dirigencia poltica. El cuerpo de oficiales vel celosamente por la pureza y fidelidad de los uniformados al Partido y al Estado Socialista. Igualmente se fue apagando el espritu de libertad y debate que haba en las filas del Ejrcito, en estrecha correlacin con el criterio de que ningn ejrcito puede ser ms democrtico que el rgimen que lo nutre [15].
 
Uno de los elementos ms sensible fue la ruptura de los principios bsicos del programa bolchevique por el cual los sueldos de los ms altos funcionarios no deban sobrepasar la media del salario obrero. A la altura de 1940, cuando un obrero ganaba 250 rublos mensuales, un diputado reciba 1000 rublos, un presidente de repblica 12.500 rublos y el presidente de la Unin 25.000 rublos en igual perodo16. Para los aos de la Perestroika exista el conocido abastecimiento especial lo que elev el nivel adquisitivo de los miembros de la nomenclatura muy por encima de lo que perciba un obrero o un ingeniero.     
 
El lder bolchevique previ, basado en hechos que tuvo que enfrentar en sus ltimos meses de vida poltica, el peligro de que el gran ruso heredado de los aos de dominacin y explotacin zarista permaneciera en la poltica del nuevo Estado. En tales condiciones sealaba Lenin es natural que la libertad de separarse de la unin () sea un simple pedacito de papel incapaz de defender a los no rusos de la embestida de ese hombre realmente ruso () ese opresor que es el tpico opresor ruso. No hay duda de que los obreros soviticos y sovietizados, que constituyen un porcentaje nfimo, se ahogarn en ese ocano de la canalla gran rusa chovinista como una mosca en la leche17
 
El hecho real, a pesar de lo que apareca en la Ley de leyes y otras regulaciones, implicaba la imposibilidad de afirmar que las repblicas que conformaban el Estado sovitico coordinaran sus actividades con el Centro sino que se subordinaban directamente a Mosc. Stalin no hizo otra cosa que nombrar desde arriba a los responsables polticos. Las lites de las repblicas, aunque arribaran a posiciones de determinada importancia a nivel de las repblicas, escasamente podan obtener puestos relevantes a nivel de la Unin, donde el predominio ruso llevaba el peso fundamental18
 
El jefe de la Revolucin rusa prestaba especial inters a los conceptos emanados de la prctica poltica frente al tema de la Unin. Una cosa es la necesidad de unirse contra los imperialistas de Occidente, defensores del mundo capitalista. En eso no cabe duda alguna () Otra cosa es cuando nosotros mismo caemos, aunque solo sea en cuestiones de detalles, en actitudes imperialistas hacia las nacionalidades oprimidas, socavando as nuestra sinceridad de principios, toda nuestra defensa de principios de la lucha contra el imperialismo [19].  
 
Apuntes finales
 
El socialismo sovitico posterior a Lenin no fue una alternativa vlida, articulada y viable al capitalismo, porque la burocracia usurpadora no fue, ni poda serlo, portadora de una ideologa superior, de un proyecto cultural, entendido como instrumental quirrgico para realizar la nueva sociedad, o crear las condiciones para lograrlo.
 
Los hombres que se hicieron del poder no eran los comunistas reflexivos y cultos que Lenin previ como materia prima imprescindible para afrontar y vencer el gran reto histrico que Rusia asumi en 1917. En realidad su prctica poltica fue una ruptura con ese principio. Estos hombres, paulatinamente extendidos en la sociedad y convertidos en sector dominante, fueron un subproducto de la Revolucin y revelaron su incapacidad para timonear la historia rumbo al objetivo cimero: la creacin del socialismo. 
 
Los actuales polticos rusos son el rostro burgus oculto durante dcadas por la burocracia sovitica. El rgimen de Yeltsin convirti a los hombres del partido, a los miembros del gobierno, y de la seguridad, en negociantes y propietarios.
 
No obstante la posposicin de la transicin al socialismo que los acontecimientos de la URSS suponen para Rusia, queda en pie la irreversible importancia del triunfo revolucionario de Octubre, sealado por Lenin en 1922, donde reza que puede ser que nuestro aparato estatal sea defectuoso, pero dicen que la primera mquina de vapor tambin era defectuosa. Incluso no se sabe si lleg a funcionar, pero no es eso lo que importa; lo importante es que se invent. No importa que la primera mquina de vapor haya sido inservible, el hecho es que hoy contamos con la locomotora. Aunque nuestro aparato estatal sea psimo queda en pie el hecho de que se ha creado; se ha realizado la invencin ms grande de la historia; se ha creado un Estado de tipo proletario20.
 
Es este un punto referencial imprescindible para la elaboracin y ejecucin de las alternativas anticapitalistas del siglo XXI.
 
*Ariel Dacal Daz es jefe de la Redaccin Poltica de la Editorial Ciencias Sociales de Cuba
Notas
 
[1] El ttulo de este epgrafe fue sugerido por el artculo de Alexei Goussev, La clase imprevista: La burocracia sovitica vista por Len Trotsky. En: Herramienta. 
[2]  Robert Weil. Burocratization: The problem with out the class name. En este artculo, el autor hace un pormenorizado anlisis de este grupo social, de sus orgenes, de sus caractersticas y del modo en que se imbrica con el poder, lo cual sera un til complemento a quines se interesen por esta problemtica tan esencial para entender el proceso sovitico.  En: Revista Socialism and Democracy. Spring/Sommer, 1988.
[3] Tomado de Ted Grant y Alan Wood, Lenin y Trotski, qu defendieron realmente. En Fundacin Federico Engels
[4] Len  Trotski.  Qu es y a dnde se dirige al Unin Soviticas? La revolucin traicionada. Pathfinder. Nueva York. 1992
[5] Adolfo Snchez. Vale la pena el socialismo?  En: Revista El viejo topo, noviembre 2002, nmero 172.
[6]  Vladimir I. Lenin. Informe Poltico al undcimo congreso del Partido. En: La ltima lucha de Lenin. Discursos y escritos., 1922-1923. Pathfinder, Nueva York, Estados Unidos,1997, p- 65
[7]  Len Trotski. Qu es y a dnde se dirige al Unin Soviticas? La revolucin traicionada. Pathfinder. Nueva York. 1992,  p-211
[8] Rgimen en el que los dirigentes imponen a la fuerza un nico sistema indispensable para el conjunto de la sociedad y penaliza incluso la idea de una alternativa. Robin Blackburn. Despus de la cada,  p-177. En una graficacin ms amplia, dominacin de un partido de masas dirigido por un lder carismtico, una ideologa oficial, el monopolio de los medios de comunicacin de masas, el monopolio de las fuerzas armadas, un control policial terrorista, un control centralizado de la economa Philippe Bourrinet. Vctor Serge: totalitarismo y capitalismo de Estado (Deconstruccin socialista y humanismo colectivista)
[9] Los bolcheviques, en contra de sus intenciones, se vieron obligados a establecer el monopolio del poder poltico. Esta situacin, considerada extraordinaria y temporal, origin enormes peligros en un momento en que la vanguardia del proletariado se vea sometida a la creciente presin de clases ajenas.  T. Grant-A. Wood Lenin y Trotski, qu defendieron realmente.
[10]  Eric Hobsbawn. Historia del siglo XX. 1914-1991. Serie Mayor, Espaa, Barcelona, 1998, p-383
[11] Jorge Luis Acanda. Sociedad Civil y hegemona. Ob. Cit., p-264
[12] Adriana DAtri. Un anlisis del rol destacado de las mujeres socialistas en la lucha contra la opresin y de las mujeres obreras en el inicio de la Revolucin Rusa. 20 de octubre de 2003. En Diario electrnico alternativo Rebelin.
[13] Hasta la muerte de Stalin, los servicios secretos de la URSS funcionaron con distintos nombres: Cheka, GPU, OGPU, NKVD, KGB, MGB. En 1953 se fusion el MGB (Ministerio de Seguridad del Estado) y el MVD (Ministerio de Asuntos Interiores) y tom el mando del emergente Komitei Gosudarstvennoi Bezopasnosti (KGB).
[14] Aunque este rgano nunca desatendi su funcin de polica poltica del rgimen,  su etapa ms aberrante en cuanto a crmenes y desprecio humano fue la encabezada por Stalin, quien se apoy en uno de los seres ms despreciables que recuerda la trgica etapa del stalinismo: Beria, quien estuvo frente al KGB durante 15 aos, acumulando un expediente criminal que abarc 50 pginas en el folio de cargos por el que fue juzgado tras la muerte de su jefe, y que lo condujo al pelotn de fusilamiento.  Fue el hombre que garantiz la seguridad de Stalin y quiz su colaborador ms eficiente, dotado de una pudricin moral nica, lo que le permiti permanecer tanto tiempo junto al Secretario General del PCUS. Para ms detalles ver: Maximovich, Ala. Lavrenti Beria. En: Revista Sputnik. No 12, Mosc, diciembre, 1988.    
[15] Len Trotski. La revolucin traicionada Ob. Cit, p-184
[16] Suzzane Labin. Stalin el Terrible. Ob. Ct., p-136
[17] Vladimir I. Lenin. La ltima lucha de Lenin. Ob. Ct., p-204
[18] En muchas ocasiones dentro de las demarcaciones territoriales que no eran parte de la Federacin de Rusia, los representantes rusos eran favorecidos con los mejores puestos en sectores claves de la economa y la poltica, lo que, a decir de Brbara Sarabia, inclinaba sutilmente la balanza hacia el Centro, pues de las repblicas perifricas se extraan las materias primas importantes, concentrndose el desarrollo industrial en las regiones eslavos y del Bltico, convirtindose en beneficiarias del atraso econmico y tecnolgico en que paulatinamente se suman las repblicas del Asia sovitica. Brbara Sarabia. Reflexiones en torno al desmonte de la URSS En: La Perestroika en tres dimensiones: expediente de un fracaso. Investigaciones, Centro de Estudios Europeos, La Habana, 1992, p- 108
[19] Ibd., p- 210
[20]  Vladimir I. Lenin. Ob.Ct., p-70
 

Consejo Mundial de Iglesias realizar foro en El Salvador

SAN SALVADOR, 14 de octubre de 2004 (SIEP) El Consejo Mundial de Iglesias junto con la Comunidad Cristiana Mesoamericana realizar el 21 y 22 de octubre prximo, en la Universidad Luterana,  un Foro Regional sobre Bases tico-teolgicas para la incidencia socio-polticainform el Rev. Santiago Flores, uno de los organizadores del evento.
 
Agreg el pastor reformado que el objetivo de este foro ser el de elaborar y desarrollar una reflexin teolgica y tica sobre el respeto a la vida y la dignidad humana, para incidir en el sistema econmico, el sistema de valores, los estilos de vida y en la defensa del medio ambiente de nuestra regin.
 
Inform que el foro contara con la presencia de la Sra. Marta Palma, encargada para Amrica Latina del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y de representante de los distintos pases mesoamericanos que integran la CCM, entre los que estn el nicaragense Benjamn Corts, los hondureos Noem Espinosa y Daniel Medina, el guatemalteco Vitalino Similox y el mexicano Carlos Tamez.
 
Este foro tiene como antecedente una Consulta Regional, que tuvo lugar en enero del 2000, en la cual se cre el Programa Regional de Intercambio y Desarrollo de Recursos Humanos, con el propsito de contribuir a la capacitacin en diversas reas del trabajo, de organismos que integran la CCM.
 
Entre los expositores para este foro se encuentran la Sra. Ana Bicker, representando al Consejo de Educacin de Adultos de Amrica Latina (CEAL), un representante de la Fundacin para el Desarrollo Econmico (FUNDE), la Sra. Guadalupe Erazo, dirigente del Bloque Popular Social (BPS) y el Rev. Roberto Pineda, representando al Consejo Nacional de Iglesias (CNI)de El Salvador.
 
 
 
 

En defensa de la semilla criolla: la lucha contina!

El Bloque Popular Social, consciente de su responsabilidad de orientar a los sectores populares, manifiesta en este Da Mundial de la Soberana Alimentaria su posicin sobre la crisis que vive la agricultura en nuestro pas y las amenazas de las corporaciones norteamericanas contra nuestro maz criollo y nuestra biodiversidad.
 
Los gobiernos areneros han destruido nuestra agricultura. Desde 1989 hemos observado como los gobiernos areneros, Cristiani, Caldern Sol, Flores y hoy Saca,  han impulsado medidas para destruir el aparato productivo agrario. El propsito es favorecer los intereses de sectores bancarios y comerciales que obtienen mayores ganancias exportando productos agrcolas que cultivndolos aqu. Esto ha provocado altos niveles de desempleo y pobreza en nuestras comunidades rurales. Han sembrado la ruina en el campo.
 
Los gobiernos areneros pretenden arrebatarnos nuestra semilla criolla.
Nosotros somos una cultura del maz milenaria, nuestros abuelos y abuelas nos heredaron el cultivo del maz. Hoy los gobiernos areneros pretenden por medio de Tratados de Libre Comercio, como el TLC y el Plan Puebla Panam,  imponernos patentes que nos obligaran a comprarles a ellos las semillas para cultivar. El propsito es que compaas norteamericanas se apoderen de este suculento mercado. Han traicionado nuestra cultura y nuestra dignidad.
 
Los gobiernos areneros atentan contra nuestra biodiversidad. Estn introduciendo en el mercado productos agrcolas que han sido modificados genticamente, lo que se llaman transgnicos, lo que atenta contra el orden natural y es una amenaza contra nuestra biodiversidad, contra nuestra riqueza de plantas y animales.
 
Los gobiernos areneros atentan contra nuestra vida. No solo promueven la privatizacin de los servicios de salud y educacin, sino tambin al introducir productos transgnicos estn poniendo en peligro nuestra vida ya que no se conoce los efectos de este tipo de productos en la salud humana. Y todo esto se realiza con el fin de acumular ms riquezas. El gobierno de antonio saca se ha convertido en una amenaza para la vida de la poblacin salvadorea.
 
Frente a esta gravsima situacin, el Bloque Popular Social hace un llamado a la poblacin salvadorea:
 
Defendamos nuestros derechos constitucionales. La Constitucin de la Repblica nos garantiza el derecho a la salud y la educacin, a nuestra seguridad y bienestar, a nuestra dignidad y soberana.
 
Defendamos nuestra semilla criolla. Luchemos por la reactivacin de la agricultura y por la defensa de nuestra biodiversidad. Rechacemos los productos transgnicos.
 
Organicmonos en nuestras comunidades. Impulsemos la lucha por el agua y la luz, contra las altas tarifas de servicios pblicos, contra el aumento en el transporte pblico, por la seguridad y el bienestar de nuestro pueblo.
 
No nos dejemos engaar por los medios amarillistas. Diariamente algunos medios se dedican a mentir y confundir al pueblo salvadoreo. TCS y el Diario de Hoy se han convertido en agencias de noticias del partido ARENA y del gobierno de Saca. Debemos aprender a analizar y no dejarnos embaucar.
 
Salgamos a las calles. Poco a poco el pueblo va perdiendo el miedo y esta saliendo a las calles a luchar por el agua y por el pan. Los ricos estn nerviosos y hasta amenazan con la represin. Se olvidan que somos el pueblo de Farabundo Mart y de Monseor Romero. No les tenemos miedo.
 
El presente es de lucha, el futuro es nuestro. La historia la escriben los pueblos con su sangre y sus sacrificios. Estamos seguros que nuestro pueblo va a resistir esta ofensiva de los poderosos locales y extranjeros. Vamos a defender nuestra identidad cultural y nuestro derecho a una vida digna.
 
Qu vivan nuestras pupusas y nuestro atol, nuestros tamales y riguas!
 
Qu vivan nuestro fresco de horchata y de ensalada, de cebada y de mora!
 
San Salvador, 16 de octubre de 2004     
 
 
 
 

Educar para la paz desde la memoria

 
Se debe empezar a perder la memoria,  aunque  slo
sea fragmentos de recuerdos, para entender que
en ella consiste nuestra vida. Sin memoria la vida no es vida.
Nuestra memoria es nuestra coherencia, nuestra razn,
nuestro sentimiento, incluso nuestra accin.
(Oliver Sack.)
 
       El Salvador,  como muchos otros pases Latinoamericanos, se encuentra actualmente en un proceso de postguerra que no termina de ser un proceso real de construccin democrtica. Actualmente profundas y mltiples divisiones sociales desgarran el tejido social lejos de realmente encontrarnos en un proceso de cicatrizacin  reconstructiva. La memoria, las memorias, la historia, las historias, son tambin parcialidades que dan cuenta de divisiones profundas en todo el entramado social.
 
Si tan solo nos asomamos a la prctica discursiva, nos darnos cuenta que an despus de ya ms de una dcada, no encontramos esfuerzos consistentes por el rescate de una memoria colectiva que consolide un registro histrico vinculante y por lo tanto que genere identidad. Al contrario, encontramos una amplia gama de mltiples discursos escindidos y repartidos en propuestas realmente paradojales: Hagamos patria, olvidando los elementos esenciales de la patria: la memoria de todas y todos, la memoria colectiva. (ojo: memoria colectiva como elemento necesario para la vinculacin social, pasando por ella hacia la memoria histrica).
 
El silencio ha llegado impuesto desde el discurso hegemnico que ha dictado el perdn y el olvido como estrategia sine qua non para la reconstruccin social.  Pero tambin el silencio ha llegado, desde los lugares de recuerdos traumticos no deseados y no validados socialmente. Las vctimas y sus heridas en un marco de impunidad actual, tambin circulan en una posicin doble vincular que refuerza  la paradoja; pues la memoria de stos da un sustrato para reparar la fractura; pero requiere de un medio posibilitador para llegar plenamente a la reparacin de lo fracturado (entindase fractura como prdida de la continuidad en el tejido social, en la vida individual, social, en la identidad, en la memoria). Totalmente a la inversa de encontrar las vctimas un contexto que permita, facilite y fomente la reparacin de lo fragmentado, (en El Salvador, como en muchos pases Latinoamericanos), han encontrado un contexto que niega, que hace un ejercicio consciente de silencio y silenciamiento, apoyndose fuertemente en una violencia estructural avasalladora. 
Ignacio Martn-Bar, planteaba justamente un mes antes de su asesinato ( Ver Prlogo, del libro, Derechos Humanos: Todo segn el dolor con el que se mire. Editorial Cesoc, Chile. Octubre 1989) que en las sociedades en transicin generalmente los responsables de la represin argumentan al menos cuatro premisas para no recordar: 1) el riesgo de que al revivir el pasado se reinstalen las condiciones anteriores de conflicto ( lase de represin) 2) el discurso de perdn y olvido, vinculado como mtodo sine qua non para lograr la reconciliacin; 3) las leyes de admista como estrategias que deberan ser aplicadas por parejo para los bandos en contienda, sobre la base de la igualdad de condiciones y 4) el olvido como estrategia para superar el pasado de dolor y no continuar el sufrimiento social. Estos cuatro planteamientos, como muy bien lo sealaba Martn-Bar, ya fueron argudas en nuestro pas. Todo ello por no entrar a la inevitable tarea de recordar y por lo tanto reparar lo sucedido.
 
En este marco, la construccin de una cultura de paz, como proceso que parte y se construye desde la vida, la dignidad y la igualdad. Que trata de limitar la utilizacin de violencia y agresin en la solucin de conflictos; que intenta promover la generacin de una identidad local vinculada con el respeto irrestricto de los Derechos Humanos, resulta difcilmente concebible.
 
Sin memoria, este ideal de cultura de paz no puede ser posible, sin registro de una memoria colectiva que rescate el pasado como elemento indiscutible del presente y el futuro; la reparacin de lo antes daado no puede llevarse a cabo. Pues los recuerdos nos permiten sentirnos parte de un mundo especfico, de un grupo social determinado, de una cultura. La memoria es pues, un nexo que nos vincula a otras personas. La memoria es una accin social ineludible si queremos llegar a un verdadero marco de cultura de paz, pues como dice Vzquez, F.,  (2001): …la memoria se construye en cada relacin, mediante la negociacin, la dialctica la justificacin y la accin conjunta. As pues …no se puede dar por sentada la cultura de paz, mientras no se tengan claras y presentes las causas que dan origen a la violencia y con ello se superen de raz… la cultura de paz debe tener una base de transformacin en lo individual y lo social, de tal manera que se genere un verdadero cambio en las relaciones primarias, institucionales y  estructurales.  
 
Hasta el momento las y los salvadoreas/os hemos ido produciendo y reproduciendo porciones aisladas de memorias que no se interconectan y que ms bien se contradicen y niegan. No hay, hasta ahora, esfuerzos consistentes por colectivizar nuestra memoria  del pasado reciente y reconocerle como un proceso histrico e historizante que produce y reproduce acciones, sentimientos,  sensaciones;  que disea y modifica la vida social e individual.
 
Nos debatimos an en discusiones tan rudimentarias como el problema de si recordar o no…Discusin estrechamente ligada  a temas como el silencio, el olvido y el perdn sin reparacin. El estamento oficial pugna por el olvido, el silenciamiento y el no recuerdo (la no memoria); mientras las vctimas buscan luchando con su propio dolor, el reconocimiento de su verdad, su memoria y con ella la reparacin de lo sufrido.
Qu recordar; tambin resulta un debate poltico pblico velado, que  se ve ineludiblemente atravesado por la cultura de impunidad predominante. El discurso desde el sector hegemnico dicta no recordar los actos de lesa humanidad cometidos por el estamento oficial; sin embargo exige y revive datos parcializados del dolor y prdida durante la guerra cometidos por el otro bando en contienda
(entindase la campaa sucia en el contexto preelectoral) utilizando descarnadamente la condicin traumtica de las experiencias, al servicio de una pretendida ganancia poltica. No obstante, las instituciones apegadas a derechos humanos, sostienen paralelamente el rescate de la memoria de las vctimas como un importante y vital aporte testimonial para la construccin de una sociedad democrtica y para  la bsqueda de un castigo justo a los hechores, que conlleve a una reparacin y reconciliacin social.
Las vctimas por su parte, no tienen exactamente una definicin ni objetivo terico para sus memorias; simplemente recuerdan porque buscan la existencia vlida de su vida, de su dolor, de sus prdidas. Buscan integrar su vida en una historia personal y social congruente, que acepte los hechos de horror vividos y les devuelva la dignidad.
 
Como contrapartes indiscutibles a los debates anteriores, se configura la discusin polmica de qu olvidar  y  qu callar. Nuevamente mltiples  discursos marcados por intereses diferenciales y contrapuestos,  dictan y normatizan las memorias, los recuerdos, los olvidos, los silencios; todo ello en una vinculacin profunda con los temas de  verdad, justicia y reparacin. Siendo que no existe verdad sin justicia, ni justicia sin reparacin del dao causado. La rememoracin del pasado reciente, vincula y compromete directamente  temas de ndole legal, polticos y ticos, que de ser logrados transformaran radicalmente las relaciones sociales hasta hoy demarcadas en el pas; yendo en menoscabo del estamento oficial que viol flagrantemente los Derechos humanos y, en un abierto florecimiento de una  democracia ms consistente.
 
Entonces: Cmo revisar ese pasado,  a pesar de ser problemtico y estar an vivo en la memoria escindida de todo un pueblo?
Cmo establecer y explicar los acontecimientos que lo constituyen en su conjunto, si an no tenemos consensos ni siquiera en si queremos o no recordar y,  contamos con documentacin sumamente incompleta?
Cmo educarnos desde la memoria para no repetir las historias de violencia y encontrar el camino hacia una paz liberadora?
 
MEMORIA COMO UNA FORMA DE ACCIN SOCIAL
 
      Los pueblos que olvidan su historia
estn condenados a repetirla
 
La memoria no puede ser concebida slo como un proceso psicolgico que cumple las funciones de  codificacin, almacenamiento y recuperacin de datos, archivados en nuestros diferentes tipos de memoria (sensorial, a corto y largo plazo), pertenecientes al sujeto individual; sino tambin debe y,  cada vez ms es concebida, como una forma de accin social. 
 
La memoria pues, no solo retrotrae recuerdos, sino que de acuerdo al socioconstructivismo radical  …produce la realidad que recuerda… la memoria es una actividad social que construye y reconstruye el pasado a partir del presente, de sus intereses y proyecciones futuras. Se construye a travs de prcticas discursivas y comunicativas que le otorgan su valor y significado.  (Middleton, D. Y Edwardes, D., 1992; Shotter, J.; 1992; Billing, M. 1992; Iiguez, L., 1995; Vsquez, F. 2001, citados por Pipper, 2002).
 
Si recuerdo quien fui, me veo otro,
y el pasado es presente en el recuerdo..
(Pessoa, F. ; 1991)
 
Segn Pipper, citando a Vzquez, F.   (2002) …El ahora contiene el pasado y el futuro, y stos slo pueden ser entendidos en relacin al presente…los pasados habitan en el presente, no solo en el sentido de que en el presente reinterpretemos estos hechos; sino porque construimos incesantemente el pasado mediante nuestros discursos y nuestras relaciones, mediante nuestros recuerdos y nuestros olvidos….  Desde este planteamiento indiscutiblemente la concepcin de memoria como propiedad individual cae por incompleta o reduccionista. Se concibe el recuerdo como nexos que nos vinculan con otras personas. La memoria entonces se constituye en la relaciones sociales y, al mismo tiempo, stas no tienen sentido sin ella. 
 
Por lo tanto, contina Pipper, I. (2002) …al hacer memoria, las personas y los colectivos construimos nuestra identidad…Los recuerdos nos permiten sabernos parte de un colectivo. Es por eso que no es posible pensar la identidad sin memoria, pues ella dota de continuidad la imagen de s mismo a travs del tiempo. Tampoco se puede pensar la memoria sin identidad, puesto que la identidad permitir que la memoria recuerde aquello que no amenaza su integridad.
 
Examinando detenidamente los anteriores textos, podemos darnos cuenta que la memoria es mucho ms que recuerdos trados de un archivo antiguo personal; es y ser tambin un archivo que se va construyendo en colectividad, y por ello ser parte constitutiva y constituyente de la identidad personal y social. Por tanto, dicho proceso al ser facilitado y promovido abrir indiscutiblemente nuevas posibilidades de ser en el presente y el futuro; de compensar, reparar, sanar la fractura social y personal dejada por la vivencia de la violencia poltica vivida. Ser indisolublemente la nica manera de posibilitar la recuperacin y reestructuracin del tejido social.
 
Con las ltimas afirmaciones no me refiero a una mgica resolucin del conflicto social, por el solo hecho de compartir nuestras memorias. Me refiero y tengo en mente, esa funcin esencial de la memoria como accin social, una memoria que construye realidad. Por  tanto, normatiza la vida, reorienta el presente y proyecta el futuro social en cuanto a su hacer concreto, moldeando indiscutiblemente nuestra identidad.
 
O acaso no podramos pasar de la categora de vctimas y victimarios a ser parte de la categora de un pueblo que ha sido capaz de reconocer sus verdades, legitimar su historia y vivir en justicia  y reconciliacin?
 
O no podremos pasar a ser en lugar de vctimas y victimarios, co-responsables de forma estratificada de esa historia reciente de dolor, terror, miedo y victorias?
 
Solo se necesita tejer la urdimbre a la que se refiere ese hacer  de la memoria,   capaz de transformar las relaciones sociales por su potencialidad de establecer verdades validadas socialmente y,  con ello, las consiguientes redes de reparaciones: simblicas, sociales, legales, emocionales, econmicas, polticas, relacionales y ticas que estructuren nuevas formas de convivencia social. Slo entonces, podremos hablar de una cultura de paz, respetuosa de la dignidad y la vida humana; la cual incluye primigeniamente el recuerdo como parte presente para el reordenamiento de la vida actual y futura.
 
 
MEMORIA COMO HISTORIA
 
Segn Lira, E. (2003), los historiadores conciben la memoria como la historia oral, es decir el relato de los testigos de acontecimientos y,  por tanto,  el concepto de memoria histrica alude  a que otra fuente de la historia es la memoria.
 
Los historiadores conciben que la memoria como tal (sola) es simplemente el recuerdo individual o la sntesis mtica que se hace cuando se habla de memoria colectiva, en la cual el suceso ocurri; pero los testigos amplifican, reducen o cambian los detalles. Como sucede con el paso del tiempo con todos los testigos (Loftus, 1992; Wells, 1993; Hauggard et al., 1991).
 
Entonces debe incluirse en el anlisis de las memorias, el influjo que en el discurso de stas tienen las relaciones de poder establecidas en la sociedad actual y,  cmo en la medida en que los hechores tengan el poder, la conviccin de paz social basada en la impunidad ser un discurso posible y probablemente hegemnico. Aunque ello no tenga necesariamente que ver con la produccin colectiva real de la memoria, sino ms bien; con la produccin de un discurso dominado por las relaciones establecidas. 
No se puede pensar en los discursos como productos colectivos independientes; sino ms bien  como productos influenciables e influyentes desde el poder.
 
La memoria como nica fuente, para los historiadores es insuficiente; ya que es solamente el recuerdo de testigos,  importantes como base de lo acontecido; pero no puede pasar a ser la nica fuente. Los historiadores insistirn en utilizar todos los recursos disponibles para reconstruir los hechos (documentacin, registros de todo tipo). No obstante de no negar, la validez individual de la memoria.
 
Al respecto, no se puede eludir, que la historia documentada es casi siempre la historia oficial; por lo cual la memoria reconstruida de las vctimas es esencial, porque es la parte que falta. Pues la memoria histrica debe ser la memoria de todos y todas: las vctimas, los victimarios, la historia desde el poder, desde el contrapoder…etc.
 
LA MEMORIA COMO ELEMENTO DE EDUCACIN PARA LA PAZ
 
Si partimos de la obra de Ignacio Martn-Bar, (entendindose sta como Psicologa de la liberacin) y revisamos las alternativas que l plantea a la Psicologa social, no podremos sino entender que como lo expresa Pipper (2002) no basa con recordar, sino cmo recordar…cmo construir memorias que subviertan el orden establecido.
 
Retomando a Martn-Bar, me parece que esta cualificacin del cmo recordar que Pipper se plantea, tiene una respuesta en la propuesta de la Psicologa de la liberacin.
 
Al respecto Ignacio Martn Bar sealaba: si queremos que la psicologa realice algn aporte significativo a la historia de nuestros pueblos, si como psiclogos queremos contribuir al derecho social de los pases latinoamericanos, necesitamos replantearnos nuestro bagaje terico y prctico, pero replanternoslo desde la vida de nuestros propios pueblos, desde sus sufrimientos, sus aspiraciones y sus luchas. Si se me permite formular esta propuesta en trminos latinoamericanos, hay que afirmar que si pretendemos que la psicologa contribuya  ala liberacin de nuestros pueblos, tenemos que elaborar una psicologa de la liberacin. Pero elaborar una psicologa de la liberacin no es una tarea simplemente terica, sino primero y fundamentalmente una tarea prctica. Por eso,  si la psicologa latinoamericana quiere lanzarse por el camino de la liberacin tiene que romper con su propia esclavitud. En otras palabras, realizar una psicologa de la liberacin exige primero lograr una liberacin de la psicologa.  (Ver, Hacia una Psicologa de la Liberacin. Boletn de Psicologa , 22, 1986, 219-231)
 
Con esta claridad de liberar a la psicologa de su mimetismo cientista, su carencia de una epistemologa adecuada y sus falsos dilemas. Y desde la inspiracin de la Teologa de la Liberacin,  Ignacio Martn-Bar plante tres elementos esenciales para la construccin de una psicologa de la liberacin: Un nuevo horizonte, una nueva epistemologa y una nueva praxis. En esta direccin planteo que la psicologa latinoamericana deba descentrarse, despreocuparse de su estatus cientfico y social y proponerse un servicio eficaz a las necesidades de las mayoras populares; debera buscar una nueva forma de bsqueda del conocimiento y orientarse en poner en perspectiva el futuro de libertad del los pueblos latinoamericanos y no quedarse estacionada solo en su presente de opresin, haba que construir , que hacer esa verdad; lo cual implica trabajar desde abajo (desde las propias mayoras populares) , se trata de pensar y teorizar con ellos y desde ellos. En ello est implcita una relacin total mente diferente, que incluye la dialogicidad como hermenutica que devuelve la voz y la palabra a los olvidados de la historia (Ver, Freire Pedagoga del oprimido, p. 109). Con ello planteba que el siguiente paso era ubicarnos en una nueva praxis, una actividad transformadora de la realidad que nos permita conocerla no solo en lo que es, sino en lo que no es, y ello en la medida en que intentamos orientarla hacia aquello que debe seruna nueva praxis plantea el problema del poder y, por tanto de la politizacin de la psicologatomar postura, tomar partidocomo resultado de de una opcin ticaopcin consciente que asuma una parcializacin coherente con los propios valores (Ver Bar, 1986).
 
Ante todo este planteamiento Bar se planteaba tres tareas urgentes: La recuperacin de la memoria histrica, la desideologizacin del sentido comn y de la experiencia cotidiana y, la potenciacin de las virtudes populares.
 
Desde esa perspectiva, me parece que la  primera tarea para educar para la paz desde la memoria, tiene que pasar por la cualificacin de  el cmo. Tendr que ver con la recuperacin de la memoria histrica de las mayoras sometidas, no por nicas historias valederas, sino ms bien por ser las memorias ausentes en las historias escritas, en la documentacin oficial y, porque adems de ello, es la memoria de las grandes mayoras populares victimizadas por las minoras hegemnicas.
 
La segunda tarea se remitira a fundir conceptualizaciones tiles y no retomar fundamentalismos tericos. En este sentido, convendr retomar elementos variados. En esta direccin considero que debemos contemplar al menos cinco elementos mezcla: El primero, hace referencia a la conceptualizacin de memoria como una produccin social, a la educacin como una tarea dialogante que involucra una horizontalidad en la tarea entre educando y educado, (Ver Freire, Pedagoga del Oprimido), la problematizacin de la realidad (Ver Freire, ibdem). La memoria como fenmeno psicobiolgico individual. Y la determinacin estructural que tiene el ejercicio del poder sobre lo que se recuerda, cmo se recuerda y cundo se recuerda.
 
En este sentido, deber hacerse una  profundizacin Metodolgca que permita rescatar la memoria colectiva de las vctimas, no solo como un discurso que constituye otra parte de la historia, sino tambin como un discurso transformado y transformador que construye realidad presente y es producto concreto de las relaciones actuales de poder e ideologizacin que lo determinan. Me parece pertinente hacer una fucin til del enfoque socioconstructivista de la memoria como un constructo social, que sea enriquecido con la visin histrica de sta, lo cual delimite la excesiva autonoma que el siocioconstructivismo otroga a la accin discursiva y les situ si como un producto y productor social pero tambin considere su determinacin desde el  entramado estructural concreto, que se construye y reconstruye en unas relaciones de poder determinadas. Ello no abandona, la riqueza del aporte de la psicologa individual al entender la memoria como un proceso bsico del individuo, que cumple funciones bsicas para la sobrevivencia. Es ms, ellas, dichas funciones, debern ser retomadas y amplificadas en su funcin social; delimitadas y reentendidas desde la perspectiva estructural y del poder y; concebidas con lmites (qu se recuerda y porqu se recuerda eso y no otros elementos)  desde el mero funcionamiento psico-biolgico individual. Y retomar elementos de la educacin popular que orienten un mtodo dialctico de empoderamiento  y co-construccin del aprendizaje.
 
Propongo una profundizacin Metodolgca para el rescate de la memoria colectiva de las vctimas como producto de identidad de nuestro pueblo y, una necesaria conjuncin histrica con la memoria ya escrita. Con el discurso oficial. La incorporacin de un elemento crtico de anlisis para entender y develar el qu hace que se den ciertos consensos mnsicos y otros no; dado que los hechores siguen ejerciendo el poder hegemnico.
 Finalmente el tercer elemento, se refiere al desarrollo de una metodologa que pase por  entender el propio quehacer cientfico con una opcin clara y consciente dirigida hacia el servicio de las necesidades de las mayoras populares, ya que es a stas las que le han sido negadas sus historias, negadas sus vidas, negados sus derechos y negadas sus voces. Tendremos pues, que ejercer nuestra voz y nuestra ciencia para hacer mirar esa otra parte de la historia, de la colectividad y, vincularla en un todo coherente desde la develacin y potenciacin de los poderes y saberes menores y no solamente desde los discursos hegemnicos dominantes.

Gerard Pierre-Charles: presente, ahora…y siempre!

Las Comunidades de Fe y Vida, COFEVI, organizacin ecumnica comprometida con la lucha del pueblo salvadoreo y latinoamericano, celebra la vida de Gerard Pierre-Charles, ese gran luchador antiimperialista haitiano, que falleci el domingo pasado, a los 69 aos, en Cuba.
 
Gerard Pierre-Charles dedic su vida a la liberacin de Hait y a la solidaridad con las luchas de los pueblos latinoamericanos. Desde muy joven se incorpor a la lucha contra la dictadura de los Duvalier. Por su conducta patritica y digna sufri la persecucin y el exilio.
 
Gerard Pierre-Charles vivi mucho tiempo en Mxico. Siempre mostr un especial cario y admiracin por las luchas del pueblo salvadoreo. Admiraba profundamente el pensamiento y la accin de Agustn Farabundo Mart y Monseor Romero.
 
Estamos seguros que sus idea de justicia social iluminan la marcha del pueblo haitiano, de los pueblos caribeos y latinoamericanos hacia su segunda y definitiva independencia. Como personas de fe estamos tambin seguros que ya se encuentra en presencia de nuestro Padre celestial.
 
Rev. Ricardo Cornejo                            Rev. Roberto Pineda
 
San Salvador, 13 de octubre de 2004
 
 

Educar para la paz desde la memoria

SAN SALVADOR, 12 de octubre de 2004 (SIEP) Ignacio Martn Bar, Nacho, nos dej esta herencia, la Psicologa de la Liberacin, pensada desde los sectores populares de Centroamrica dijo esta tarde la psicloga Priscila Cervelln. Martn Bar fue uno de los sacerdotes jesuitas de la Universidad Centroamericana UCA asesinados el ll de noviembre de 1989 por  militares salvadoreos.
 
La Lic. Cervelln particip esta tarde en un foro organizado por estudiantes de la Maestra de Derechos Humanos de la Universidad de El Salvador, con el ttulo: Educar para la paz desde la memoria. La actividad se desarroll en el edificio de Filosofa del campus universitario.
 
En su exposicin la Lic. Cervelln opin que lamentablemente en nuestro pas, no estamos en un proceso de reconstruccin de nuestra memoria, lo cual sera muy positivo. El discurso hegemnico ha impuesto el silencio y ha dictado el perdn y el olvido como estrategia para la reconstruccin social.
 
Sin memoria el ideal de cultura de paz no puede ser posible. Sin registro de una memoria colectiva que rescate el pasado como elemento indiscutible del presente y del futuro, la reparacin de lo daado no puede ser posible.
 
La memoria es una forma de accin social. La memoria es una actividad social que construye y reconstruye el pasado a partir del presente. El pasado es presente en el recuerdo. Los pasados habitan en el presente. La memoria se construye en las relaciones sociales. Al hacer memoria las persona y los colectivos construimos nuestras identidades. La memoria reconstruida de las vctimas es esencial para una verdadera historia.
 
En la obra de Ignacio Martn Bar se coincide con el pensamiento de Pipper en el sentido que no basta con recordar, sino como recordar, como construir memorias que subviertan el orden establecido.
 
Consideramos que la Psicologa de la Liberacin tiene tres elementos bsicos: un nuevo horizonte, una nueva epistemologa y una nueva praxis. Aspira a la recuperacin de la memoria histrica y a la desideologizacin del sentido comn. Concibe la memoria como una produccin social y a la educacin como una tara dialgica y horizontal, de acuerdo con Freire. Debe de ser una Psicologa contextualizada, que nazca del pueblo, que no sea exportada ni trada, una Psicologa que mira la realidad latinoamericana
 
Adems una Psicologa de la Liberacin que se contextualice desde la opcin por las mayoras populares. No se puede realizar si uno no ve y anda por las comunidades y ve que le pasa a las vctimas de la violencia poltica. La Psicologa de la Liberacin rescata la memoria para poder generar identidad y tejido social. La memoria no solo es recuperar lo pasado, sino vincularlo al presente, lo de ahora es parte del pasado, del olvido. La memoria como construccin social. Lo que sucede aqu en nuestro pas es la represin de la memoria. Hay un silencio impuesto. Eso es no recordar
 
El discurso del olvido es el discurso del poder…
 
El discurso del olvido es el discurso del poder. Debemos de saber que este momento esta hecho del momento anterior. Las personas evaden lastimarse. Usted no quiere seguirse daando la herida. Estoes natural, es lgico. Y esto crea una cierta complicidad entre el discurso del poder establecido (que nos dice que hay que olvidar porque recordar es volver a vivir los hechos y el peligro de que vuelvan a pasar) y el dolor del pueblo (que no quiere recordar porque le duele). Sin embargo, el dolor del pueblo es contradictorio. En las vctimas hay la necesidad de querer olvidar y a la vez d no poder hacerlo. La necesidad de reclamar, de dignificarse…
 
El presente agobia. La situacin actual es tan avasalladora que nos obliga y nos mantiene ocupados, en la sobreviviencia. De aqu para all y de all para ac. Y esto es violencia. Y adems la violencia existente es un circo que conviene. Hoy los mecanismos de control social se han sofisticado. Hay que recordar para hacer algo, para reconstruir algo…
 
Los medios amarillistas te hacen adicto al morbo en las noticias y entonces no le pones cabeza al anlisis, le temen a que la gente analice. O te generan una situacin de temor, de miedo, que te paraliza, te bloquea, el propsito es silenciar…
 
 
 
 
 
 

BPS celebr el Grito de los Excluidos

ANTIGUO CUSCATLAN, 12 de octubre de 2004 (SIEP) El pueblo seguimos oprimidos pero seguimos luchando dijo hoy la dirigente indgena Elba Rivera, al participar en la celebracin del Grito de los Excluidos, realizada al pie de la estatua de Atlacatl, en esta poblacin cuna de la nacionalidad pipil.
 
La dirigente indgena realiz un ritual de quema de copal e invocacin a los dioses de las cuatro direcciones para que acompaaran esta actividad convocada por la Asociacin Nacional de Indgenas Salvadoreos (ANIS) y las Comunidades de Fe y Vida(COFEVI), integrantes del Bloque Popular Social.
 
Agreg que aunque nuestros abuelos y abuelas ya fallecieron, aqu estamos nosotros para rendir memoria a su esfuerzo y continuar luchando, con la conciencia en la mano, para decirle a nuestro pueblo salvadoreo, estamos todava aqu presentes.
 
Y queremos aadi-decirle al presidente Saca que no solo ofrezca y prometa sino que tambin cumpla, porque los indgenas seguimos viviendo en la miseria y nos siguen reprimiendo por ser indios. Queremos tierra para trabajarla…y encontramos solo dolor.
 
Soy una mujer indic- indgena que no sabe leer ni escribir pero siento el dolor, el sufrir de mi pueblo y esto nos da mucha sabidura, d nuestra casa, de nuestra comunidad, de la elaboracin de nuestra cermica.
 
Vamos a seguir luchando por nuestro derechos y por la defensa de nuestras tradiciones religiosas y culturales. La tarea es del da y mientras no se termina el da, no se termina la tarea. Queremos disculparnos por la ausencia de nuestro Cacique Vitalicio, Adrin esquino Lizco, pero l se encuentra hospitalizado.
 
El no se encuentra ac, fsicamente, est en el hospital, pero estamos su ms allegados, y si acaso la Madre Tierra lo recogiera estoy segura que su espritu vivira, y siempre nos acompaara en nuestras luchas. 
 
Luego del ritual indgena, el Obispo de la Iglesia Luterana Dr. Medardo Gmez  hizo una oracin en memoria de los hroes y mrtires que han luchado por la liberacin de los pueblos latinoamericanos. Asimismo participaron Guadalupe Erazo, por el sector campesino, Mario Chvez, por el sector comunal y el Rev. Ricardo Cornejo, por el sector religioso. La actividad concluy con la participacin artstica del grupo Moriviv de San Bartolo.
 
En Soyapango, organizaciones comunales del BPS bloquearon la Calle de Oro en conmemoracin del Grito de los Excluidos y en protesta contra la firma del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos (TLC), y contra la base Militar norteamericana en Comalapa. Asimismo otras organizaciones sociales realizaron actividades en todo el pas.