Carta de las FPL a los Cristianos Progresistas

¡EL PUEBLO ARMADO VENCERÁ!

EL COMANDO CENTRAL DE LASFUERZAS POPULARES DE LIBERACIÓN FPL FARABUNDO MARTI”.
El Salvador. Febrero 1975.

CARTA DE LAS FUERZAS POPULARES DE LIBERACIÓN–FPL- FARABUNDO MARTI A LOS CRISTIANOS PROGRESISTAS.

Las fuerzas populares de Liberación–FPL- Farabundo Martí consideran que el
incremento de la Guerra Prolongada del pueblo y, por consiguiente, la creciente
incidencia de la lucha armada revolucionaria en la vida política nacional, así como el creciente desarrollo de las luchas combativas de las masas por las necesidades vitales urgentes, pueden crear en algunos sectores progresistas del país, entre ellas en el sector progresista del clero, algunas reservas, interrogantes y preocupaciones sobre el quehacer militar y político de nuestra Organización que conlleva la creciente incorporación de sectores avanzados del pueblo a las distintos aspectos de la guerra revolucionaria.

Consideramos que nuestra Organización está en la obligación de realizar esfuerzos por despejar en el ánimo de las personas progresistas y avanzadas las reservas que surjan, a fin de que tales dudas y reservas puedan ser disipadas en la medida de lo posible, para que no se vayan convirtiendo en obstáculos adicionales en el desarrollo de las luchas revolucionarias
del pueblo.

Tal es la razón de esta carta.

Partimos del hecho histórico, clave y transcendental, de que el pueblo ira iniciando la guerra revolucionaria para su liberación contra las clases explotadoras que le oprimen; que este es un proceso irreversible que irá fortaleciéndose progresivamente a medida que la gradual incorporación de crecientes sectores avanzados y que indefectiblemente ha de conducir al pueblo salvadoreño y centroamericano al triunfo definitivo de la revolución popular. Sabemos también que es inevitable que, a medida que este proceso se va profundizando y avanza, se van polarizando las fuerzas de la so ciedad y se va configurando cada vez más nítidamente el cuadro de fuerzas: por un lado, las clases reaccionarias y todas las fuerzas contrarrevolucionarias que las apoyan,y, por otro lado, las clases revolucionarias y todos los sectores y personas que apoyan sinceramente transformaciones revolucionarias populares.

En este proceso, sectores o personas que en un momento determinado ocuparon
posiciones con ciertos tintes progresistas, pero que no alcanzan a comprender en su
plenitud el proceso de desarrollo revolucionario de la lucha de clases, pueden ir
derivando paulatinamente hacia el campo de las posiciones reaccionarias y
contrarrevolucionarias. La historia de las luchas de los pueblos ha mostrado que
quienes sincera y correctamente están por las aspiraciones revolucionarias del pueblo estarán al lado de éste en su lucha revolucionaria, y que, en cambio, quienes no tengan consecuencia con ese ideal se irán se irán colocando contra la lucha revolucionaria popular.

Tenemos la firme confianza de que los sectores avanzados del clero, que en forma
admirable, venciendo tantos obstáculos, defienden los principios de justicia e igualdad, y luchan contra los aspectos más agudos de la explotación de los poderosos contra los pobres, sabrán colocarse en todo momento junto a las clases trabajadoras en su lucha por terminar la explotación del hombre por el hombre y por crear una sociedad justa, de libertad y progreso para las inmensas mayorías hoy oprimidas.

Al enviar esta carta, las FPL desean explicar su pensamiento revolucionario, sin que eso signifique que nuestra Organización considere tener el monopolio de la verdad. Nos esforzamos por interpretar de manera científica la realidad con los elementos que proporciona el marxismo-leninismo como guía de interpretación y de acción, y estamos conscientes que debemos ser cada vez más acuciosos y estrictos en el conocimiento y aplicación de los métodos científicos del análisis social para evitar errores en las esferas del pensamiento y de la acción. Debido a ello recibiremos con ánimo abierto y modestia revolucionaria todo señalamiento sincero que nos ayude en la interpretación de la realidad de nuestra sociedad y de las proyecciones revolucionarias de la lucha de clases de nuestro pueblo.

1. Nuestra actitud ante la religión.

Nuestro trabajo revolucionario va dirigido contra los enemigos del pueblo y no va
encaminado a menoscabar la religión, ni el trabajo de masas religioso. La experiencia en este terreno indica que el quehacer religioso y la actividad revolucionaria pueden combinarse fecundamente en aras de los intereses del pueblo.

Las FPL aceptan en sus filas a todo revolucionario honesto que adopte
conscientemente su estrategia, su línea táctica y política, y sus lineamientos orgánicos y disciplinarios, y para ello, sus creencias y prácticas religiosas no constituyen un obstáculo.

Partimos del hecho de que ser cristiano no se opone al deber de luchar por la justa
causa del pueblo, por su liberación de la explotación y de la miseria. Consideramos
como una ofensa para un trabajador cristiano–hombre o mujer- suponer lo contrario.

Es más, consideramos absolutamente necesario–como una condición estratégica- la
incorporación de las grandes masas campesinas y obreras–que son fundamentalmente cristianas- a la revolución. Sin ello, el triunfo de la revolución no podría alcanzarse, y esto, no solo en nuestro país, sino a nivel continental como lo
reconoció el heroico comandante Che Guevara al decir que cuando los cristianos se
incorporen a la revolución ésta será invencible.

La FPL llevan a cabo este pensamiento en forma práctica: donde quiera que haya un
militante católico, que desee dar un salto en su práctica revolucionaria y que llene los requisitos exigidos por nuestra organización, no tenemos por qué rechazarlo, por qué cerrarle las puertas e impedirle que realice su aspiración de servir a la causa revolucionaria de su pueblo.

Al promoverlos a una más elevada calidad de su quehacer político como miembros
responsables de un pueblo que marcha hacia su liberación, procuramos al mism
o tiempo que no se menoscabe su actividad religiosa. Por otra parte, si bien nuestra
misión no es menoscabar sus creencias religiosas, es necesario decir que todo
revolucionario, a medida que va elevándose a un enfoque científico de la realidad
objetiva, va llenando sus lagunas, debilidades, deficiencias y errores en la esfera del conocimiento con una base científica que eleva integralmente su conciencia y acción en aras del interés colectivo.

El trabajo de la organización en crecientes sectores del campo es un trabajo
estratégico, encaminado a ganar activamente para la revolución a un sector
fundamental sin el cual ésta no podría triunfar. Es una tarea estratégica encaminada a forjar en la acción la alianza obrero-campesina, base de las fuerzas motoras de la revolución, y esta tarea la tratamos de realizar tanto en zonas o lugares donde haya algún tipo de organización, como donde no la haya; en zonas donde haya sacerdotes conservadores o sacerdotes progresistas; o donde no haya sacerdotes, etc.; y no solo en el campo, sino también en la ciudad; en fábricas, colonias, centros de enseñanza,etc.

Es posible que nuestra incidencia orgánica en algunos sectores del campo, dé la
impresión de que estamos ‘aprovechándonos’ el trabajo de otras personas. Tal idea la
consideramos incorrecta e inconsecuente con las necesidades de desarrollo
revolucionario de las masas. ¿Acaso el trabajo revolucionario de las masas es
aprovechado por alguien y no por el mismo pueblo que a través de esa actividad
marcha hacia su revolución?

Si tal idea surge, creemos que estaría basada en el deseo de mantener una influencia
exclusivista sobre un sector de masas a costa de impedirles a estos su promoción a un escalón de las luchas populares. Sería una concepción conservadora que perjudicaría la incorporación de sectores del pueblo a las tareas de la revolución.

Y denotaría en cierto modo una actitud de egoísmo político (no poner ‘su’ trabajo en dirección al avance revolucionario del pueblo) y de irrespeto al imperativo de conciencia de los cristianos. Entendemos que dentro de la estructura de la iglesia, un postulado por cuya aplicación luchan los sectores progresistas es por respetar la conciencia de una persona, y aplicado en ese caso, se vuelve un imperativo respetar la decisión de los que cristianos que a conciencia adopten, el camino revolucionario, el camino de la lucha armada, para contribuir a la liberación de sus hermanos trabajadores.

Podría suceder que algunos sacerdotes progresistas a estas altura todavía no vean conclaridad que va en marcha el proceso de la lucha armada revolucionaria, que éste es ya un proceso y que este es ya un proceso irreversible, y que a medida que se profundice,también el enemigo responde con sus acciones de creciente intensidad y crueldad, lo cual es una dinámica inevitable de la lucha cuando los pueblos han tomado la decisión de liberarse con las armas en la mano-

El desconocimiento de esta realidad, de la incidencia creciente de la lucha armada
revolucionaria en la vida del país conduce a la oposición a que las otras formas de
lucha popular se condicionen a la fundamental, y en algunos casos, no solo se rehúye
fortalecer las bases de la revolución sino que se adoptan posiciones conservadoras, y hasta reaccionarias y claudicantes, ante el poder de los ricos y ante los propios
explotadores. Algunos pasajes de la reciente declaración de la curia diocesana de SanVicente son una prueba de esto (numerales, 2º,3º4ºy 5º de sus considerandos).

2. El clero progresista en el proceso revolucionario.

Con el respeto que nos merecen los esfuerzos constantes que los sacerdotes
avanzados realizan por colocar a la iglesia en posiciones acordes a los intereses
sociales de las grandes mayorías oprimidas y desposeídas y por lograr el progreso
social del pueblo trabajador, hemos de decir que como Organización revolucionaria
admiramos esos esfuerzos y valoramos la entereza mostrada ante los riesgos
y amenazas que frente a los explotadores conlleva. Nos demos cuenta de las repetidas
amenazas represivas del régimen. Y creemos que el sector avanzado del clero está en
capacidad de ayudar en buena medida al avance de la combatividad de las masas y al
avance del proceso revolucionario.

Y es que tal convicción surge no solo de su aporte a la lucha popular en nuestro país y Centroamérica, sino de la valiosa contribución de sectores avanzados del clero en el avance de la revolución latinoamericana. Hemos visto con admiración la valiente actitud que en diversos países han tenido muchos sacerdotes y cristianos frente a tiranías reales tales como la del Brasil, en donde las torturas y asesinatos del régimen no se han detenido ni ante el crucifijo de un religioso.

Hemos sido testigos del compromiso de heroicos sacerdotes que han subido a la montaña y han tomado el fusil para luchar a la par de los obreros y campesinos del pueblo.

Sin embargo, creemos que para cumplir a cabalidad un creciente rol en el proceso de
desarrollo revolucionario es necesario vencer las dificultades que emanan no solo del medio concreto tradicionalmente conservador, sino incluso, los que plantean los
prejuicios y costumbres que han tenido su origen en la propia extracción de clase
(generalmente de sectores del campesinado con alguna comodidad o sectores de la
pequeña burguesía urbana) defectos que han de ser contrarrestados para alcanzar un
enfoque de acuerdo con los legítimos intereses del proletariado y del campesinado
pobre.

Por otra parte, entendemos que la contradicción fundamental de clase en el seno de la iglesia se expresa entre el sector avanzado del clero y la parte conservadora de la jerarquía. Entendemos que la jerarquía misma no es monolítica en la expresión del
conservadurismo y que en el seno de la iglesia se van abriendo paso corrientes
favorables a los intereses del pueblo. Esto se refleja no solo a nivel nacional sino
también en los concilios y conferencias eclesiásticas latinoamericanas y mundiales en donde hay fuerzas que pugnan por posiciones progresistas y renovadoras. Sin
embargo, consideramos que la lucha del sector avanzado es dura, difícil y esforzada y que requiere gran valentía moral y gran convicción de principios para sostenerla ya que los sectores conservadores tratan de hacer retroceder a los sectores progresistas de sus posiciones de avanzada.

En este sentido creemos que la aspiración irreal de que toda la jerarquía apoye los
pasos del sector avanzado puede conducir a compromisos mal entendidos que hagan
ceder al sector progresista en posiciones de avanzada y ponerse a la cola de posiciones conservadoras, retrocediendo en niveles ya alcanzados de comprensión de las necesidades del pueblo y de su proceso revolucionario.

Para concluir con la exposición de sus puntos de vista, las FPL desean recalcar su
respeto por el sector de sacerdotes de ideas y prácticas avanzadas, esperando que en
bien de la causa del pueblo, sus esfuerzos den cada día mayores frutos para la
revolución.
¡REVOLUCIÓN O MUERTE!

O Brasil não se aborrece

Metal Diário, São Paulo, 04/07/13.- Os franceses compreenderam, há 45 anos, que fatos aparentemente irrelevantes podem estar na origem de acontecimentos de grandes proporções históricas. Um episódio menor, em Nanterre, foi o estopim de uma das maiores explosões sociais e políticas da segunda metade do século passado – Maio 68. Claro está que não se trata de explicar a amplitude daquela “explosão” pelo “detonador”, ainda que a ligação entre ambos fenômenos seja evidente.

Em São Paulo, há pouco mais de duas semanas, o aumento de 20 centavos da passagem dos ônibus, foi o ponto de partida de uma onda de protestos que se alastrou com rapidez por centenas de cidades brasileiras, no que talvez seja a mais importante mobilização social que o país assistiu desde o fim ditadura militar.

O que, no início, aparecia como uma demanda particular, transformou-se rapidamente em um movimento onde convivem inúmeras – e não raro contraditórias – reivindicações.

Tudo indica que, a despeito da grande transformação econômica e social pela qual o Brasil passou nos dez últimos anos, como conseqüência das reformas implementadas pelos Governos Lula e Dilma Rousseff, o país estava “entediado”, como Pierre Viansson-Ponté acreditava ser o caso da França às vésperas de Maio-68.

O “tédio” brasileiro pode parecer paradoxal. Afinal, o país retomou o crescimento na última década, depois de mais de 20 anos de estancamento. Conseguiu combinar esse crescimento com a retirada da pobreza de mais de 40 milhões de homens e mulheres, sem sacrificar o equilíbrio macroeconômico. Vive-se hoje no Brasil uma situação de virtual pleno emprego, com significativo aumento da renda dos trabalhadores. A vulnerabilidade externa da economia foi enfrentada. De país devedor, o Brasil passou a credor internacional. Mesmo os problemas conjunturais com os quais a economia brasileira está hoje confrontada não abalam as perspectivas de seu desenvolvimento futuro. Pela primeira vez na história, um Governo enfrentou o principal problema de nossa formação social – a desigualdade. Toda essa mudança foi feita – o que não é pouco – com o aprofundamento das liberdades democráticas. A Presidenta Rousseff saudou a “voz das ruas”, condenou os excessos policiais e convocou à Brasília os principais porta-vozes dos movimentos para um debate franco. Não estamos, portanto, diante de movimento contra o autoritarismo.

Mas não há como negar a existência de um mal-estar na sociedade brasileira, que atinge a todas instituições em seus diferentes níveis. Esse sentimento resulta de duas ordens de problemas.

Primeiro, as difíceis condições de vida de milhões de brasileiros, que persistem a despeito dos grandes avanços dos dez últimos anos, sentidas, inclusive, pelos milhões que ascenderam econômica e socialmente. A democratização da educação não foi acompanhada em todo o país com correspondente qualidade. Nos serviços de saúde, convivem setores de excelência com áreas extremamente deficientes. A acelerada urbanização deste país de quase 200 milhões de habitantes pôs em evidência a precariedade do transporte em nossas cidades, onde um trabalhador perde horas de seu dia entre a casa e o trabalho.

A menção a esses três temas, evocados com freqüência nos cartazes das manifestações, é relevante. Aponta para problemas que afetam o cotidiano de milhões de brasileiros.

A segunda razão do mal-estar brasileiro está ligada à esfera política. As mudanças econômicas e sociais dos últimos anos não foram acompanhadas de transformações institucionais necessárias – nos poderes do Estado, nos partidos, mas também nos meios de comunicação, fortemente monopolizados no Brasil.

Os manifestantes clamam por serviços públicos decentes, se insurgem contra a burocracia e a corrupção. Mesmo no “país do futebol”, os gastos na preparação da Copa do Mundo e da Copa das Confederações foram alvo de manifestações. Critica-se sua pouca transparência.

Nos dois pronunciamentos que fez à nação, a Presidenta da República retomou a iniciativa política. Enfatizou a exigência de uma ampla reforma política, além de aprofundamento das atuais políticas públicas. Tal como em outras partes do mundo, inclusive na América do Sul, as instituições se revelaram acanhadas e inadequadas frente à ampliação do espaço público e à entrada nele de novos sujeitos políticos.

Uma reforma política é essencial, sobretudo, no combate à corrupção que, como normalmente acontece na história, é apontado, por alguns setores, como o mais importante problema a resolver. Essa posição centra suas críticas nas instituições indistintamente e nos partidos políticos, em particular.

Sabe-se que o ataque às instituições, especialmente aos partidos que estão em sua base, refletem duas tendências.

A primeira desemboca em uma regressão autoritária, articulada em torno de um “homem providencial”, capaz de dar curso a uma contrarreforma econômica e social.

Outra, de caráter democrático, que prega uma profunda e urgente reforma das instituições, inclusive dos partidos. Isso exige hoje mudanças na lei eleitoral, que corrijam as graves distorções dos mecanismos de representação, adotando um financiamento público dos partidos, para eliminar a influência do poder econômico nas eleições, mas também capaz de construir mecanismos que fortaleçam sua consistência programática e, ao mesmo tempo, de abrir espaço para maior e mais decisiva participação da sociedade na política. Ganham importância especial a multiplicidade de mecanismos de controle das políticas públicas pela sociedade, instrumentos como o “recall” dos eleitos, as consultas populares.

Não é só a economia que vive uma profunda crise no mundo de hoje. Os modelos políticos democráticos também estão confrontados com o desafio da mudança.

O Partido dos Trabalhadores – que esteve à frente das importantes transformações pelas quais o Brasil passou nos últimos – não está infenso a essa necessidade de mudança. Nascido há 33 anos das lutas sociais e comprometido com todos aqueles que viviam à margem da política no país, cabe-lhe hoje a necessidade de renovar-se e reencontrar aquele sentimento generoso que esteve em sua origem.

“Yo me quedo con la RN…” Entrevista con Oscar Fernández

SAN SALVADOR, 12 de marzo de 2013 (SIEP). “Estaba aquí en la U y ví que venía el Chino Quan con cara de preocupado, aquí mismo frente a la Escuela de Artes, y me pregunto: ¿y vos con quien te vas a quedar? ¿Con el ERP o con la RN? Le respondí sin dudar un momento: yo me quedo con la RN…eran los tiempos de la ruptura…año 1975” nos comparte Oscar Fernández, actual asesor en seguridad pública del FMLN en la Asamblea Legislativa.

“Era mi primer día de clases, iniciaba el primer ciclo de Medicina en la Universidad de El Salvador, el 19 de julio de 1972, y entre por el portón de Derecho y me dije: voy a ir al local de la SEBUS a comprarme un poster del Che Guevara, que era un poster a colores con la cara del Che y de fondo el mapa de Sudamérica…valía cincuenta centavos, un tostón como se decía antes.

Y cuando volteo a ver hacia el parque veo una tanqueta del ejército, ¡puta! que raro me digo, y al momento escucho: pac, pac, pac, pac…cuando oí los balazos retrocedí… cuando veo una fila de estudiantes que los conducen hacia el paraninfo…¿ qué estará pasando? pero decido siempre ir a la SEBUS, porque en las residencias era que vivía la mara, …y llego y ahí estaba Carlos Ascensio, el actual embajador en México, semi dormido, en calzoncillo todavía…ahí vivía también Alfonso Hernández. De pronto vi que en fila india lo soldados llevaban a otros estudiantes…

Decidí salirme de la U, enfrente estaba de la entrada si te acordás, una Pizza Boom en la esquina y salí y me fui caminando para mi casa. Desde entonces empecé a radicalízarme…ese fue el debut del presidente Molina, yo había salido de bachiller en el 71. Todavía no estaba organizado pero ya me reunía con algunos compañeros que había conocido como Rigoberto, por cierto ya no lo he visto. Es medico, progresista. También con cheros de la colonia para platicar sobre la situación del país. De Rigoberto me acuerdo que era de Santa Cruz Porrillo.

Vivía en la Colonia Médica, en el Boulevard María Cristina, cerca de la U. Antes no había ahí negocios ni oficinas sino casas, ahí estaba mi mara…En esa época conocí a Carlos Arias, nos reunimos con él. Para ese entonces solo había una sola organización, el ERP. No estaba la RN: Éramos del ERP. Era de la Resistencia Estudiantil Universitaria, la REU, que formaba parte entonces del ERP.

Y como la U estaba cerrada me puse a buscar trabajo y conseguí de vender Enciclopedias, la famosa Enciclopedias Rolher. Así que salía con mi respectivo maletín y un vergo de prospectos. No vendí ni una sola enciclopedia. Una vez iba a hacerlo con una señora pero a la hora del cierre me arrepentí. Ya la había convencido y le dije: mire, mejor no me la compre. Y ella sorprendida me dijo: bueno y Usted ¿anda vendiendo o no? Le explique que le iba a salir muy cara, casi 500 colones de aquella época. El gerente se enojaba porque no seguía sus recomendaciones: habla así y asa, hace así la voz…y me tocaba andar a puro bus, con mi attaché de vendedor. Pero ¡el que nace hijueputa rebelde, muere rebelde!

Fíjate que me servía el trabajo para reunirme, nos veíamos en el Skandia, en La Corona, hasta en el parque El Roble, nos confundíamos con los grupos de moteros, aunque en ese tiempo todavía le ponía… ¿y vos no fumaste marihuana? Era de rigor en esa época. El ritual de nuestra generación…

Bueno en el 74 abrieron de nuevo la U…y empecé a estudiar. Y llegaron también los de nuevo ingreso. Y me buscó Alba Amaya, la mujer de Víctor Amaya ¿lo conoces? Para que le ayudara a boicotear los exámenes de nuevo ingreso. Y formamos la Coordinadora Estudiantil de Nuevo Ingreso, CENI. Nuestro fuerte eran Medicina y Derecho. El día del examen ante la sorpresa de las autoridades y la rabia de los “verdes” los jóvenes rompieron los exámenes, los rompimos. Fue una actividad cachimbona, de ruptura ¿y qué?

En esa coyuntura conocí a Carlos Arias, nos reunimos con él. Para ese entonces solo había una sola organización, el ERP. También conocí a Raúl Hernández, que solo se pasaba riendo, incluso en los momentos de mayor peligro estaba riéndose. No estaba todavía la RN: éramos del ERP. La Resistencia Estudiantil Universitaria, la REU. La reunión fue en la Facultad de Derecho. Nos habló sobre la necesidad de impulsar la lucha por los estudiantes de nuevo ingreso. Era muy importante.

Y quizás por mi participación destacada en este esfuerzo con los de nuevo ingreso, a principios del 74, me invitaron también a una reunión clandestina nada menos que con la Lil Milagros Ramírez. Ahí fue que la conocí por primera vez…

Ingrese a un colectivo del Ejercito Revolucionario del Pueblo a principios de 1975. El responsable era Raúl Hernández. Lo integraba el Seco Villena, que hoy vive en Canadá; el León Peche que se me olvida el nombre pero era el presidente de la AED, chelito, originario de Atiquizaya.

Fíjate que Raúl aunque se reía como te conté, era bastante enérgico, estricto en alguna cuestiones: no seas burgués te decía si te veía con un cincho chivo, o con solo que anduvieras cincho; y quizás para forjar carácter nos convocaba a reuniones a las 5 de la mañana… ¿Y por qué a esa hora? Le preguntábamos inquietos. Esta célula posteriormente fue trasladada bajo la responsabilidad de Lil, que era mayor que nosotros, pero guapa, muy guapa, había sido compañera de Roque y luego lo fue de Carlos Arias.

Fíjate que una vez me encontré al Vaquerito (Vladimir Rogel) en un bus y se me acercó y me dijo: vos me caes bien. Y yo le respondí: vos también me caes bien. Y era verdad. Pero al nomás verlo metí la mano en la mariconera y agarre mi pistola. Los dos andábamos armados. Nos quedamos viendo, me miraba mi mariconera, estábamos midiendo nuestras reacciones. Al final decidió bajarse del bus. Nos vemos, cuídate. Pero ya no volvimos a vernos. Eran momentos difíciles, después de la ruptura, los que se quedaron en el ERP nos andaban buscando para cohetearnos, nos andaban cazando a los de la naciente RN.

Entonces en 1972 entro a las FPL…Entrevista con Eduardo Linares

SAN SALVADOR, 21 de septiembre de 2012 (SIEP) “Mi madre fue una obrera de la industria textil y trabajó en diversas fábricas como La Estrella y se relacionó con personas vinculadas al movimiento sindical del Partido Comunista…”nos comparte Eduardo Linares, de 60 años, destacado revolucionario salvadoreño.

“Incluso estuvo casada con un miembro del Partido de apellido Santamaría que en ese momento era estudiante universitario, tuvo un hijo con él, que es mi hermano mayor, de nombre José Vladimir Rivera, pero en una de esas frecuentes represiones de esos años, te estoy hablando de finales de los años cuarenta, este miembro del Partido se va para Venezuela y ya mi mamá nunca supo de él…”

“Él ya no se comunicó, después supimos que se había ido para México…pero mi mamá quedo vinculada al movimiento sindical, y luego se integró a Fraternidad de Mujeres, y entonces yo desde chiquito conocí a Marcial, a Tulita, mi mamá me llevaba a actividades sindicales, a excursiones, a fiestas en los sindicatos…”

Cuando llego a bachillerato en 1970 conozco a Vladimir Umaña y me comienza a reclutar. El fue fundador de las FPL… Luego pase a la Universidad y ahí mi hermano mayor también me hablo de ingresar a la organización. Ese año en marzo a Vladimir Umaña y otro compañero los detienen en un vehículo y no andaban papeles, y los asesinan…léete el numero de Opinión Estudiantil de esa época y ahí sale la condena al crimen.

Entonces en 1972 entro a las FPL…Pero había que pasar bastantes pruebas. Había que realizar acciones. Me acuerdo una vez por esa época que había una gran bulla que habían matado a un estudiante…aquí cerquita de donde estamos, y los estudiantes estaban hasta realizando una colecta, cuando se enteraron que se trataba de un “oreja” y entonces ahí dejaron el cadáver abandonado.

Había en esa época mucha solidaridad, la gente valoraba el sacrificio y la gente admiraba a los muchachos, a los revolucionarios…En el 72 estudiaba aquí en la U pero no participaba en el movimiento estudiantil, ya estaba organizado y realizaba otras tareas.

Una vez como resultado de una acción nos dieron tanta plata que no cabía en un cuarto y con toda esa plata decidimos fortalecer el movimiento popular y claro fortalecimos al Bloque Popular Revolucionario, al BPR…

Fíjate que nuestra primera acción pública ya como FPL fue en solidaridad con unos presos argentinos de la cárcel de Trelew, ahí nos dimos a conocer…y después vino lo de Salvador Allende, su victoria nos afectó…porque venía a validar las tesis del Partido Comunista sobre la vía pacífica al socialismo… cuando nuestra visión era de lucha armada, de guerra popular prolongada…

Sobre marcial era un obrero panadero, muy estudioso, con una amplia cultura general, había leído mucho, bueno él redactaba los primeros comunicados de las FPL…

Concluye la entrevista con una sonrisa cómplice” hay cuando surjan las nuevas vanguardias…ahí nos vamos a montar…”

Islandia: cuando «la izquierda» no respeta al movimiento social vuelve la derecha

Para muchas opciones de izquierdas, Islandia era un punto de referencia, mostrando el camino que las fuerzas progresistas debían seguir. Esta visión, ampliamente extendida, estaba basada en una lectura de lo que había ocurrido en aquel país durante el periodo entre 2008 y 2009, cuando la población se rebeló en contra de que el Estado salvara a los bancos que habían llevado el país a la ruina mediante sus actividades especulativas. En lugar de salvarlos, la población exigió que se llevara a los tribunales a los dirigentes de los bancos y al gobierno que los había supervisado y ayudado en sus especulaciones, demandando también que se estableciera una nueva Constitución basada en una amplia participación popular, eligiendo una coalición de un partido de izquierda, el Partido Socialdemócrata, con el Partido Verde, para que se constituyera en gobierno y dirigiera el país en el periodo de Transición.

Tal versión de los hechos permitía un optimismo a las fuerzas progresistas y
democráticas de otros países europeos que habían experimentado crisis financieras semejantes, consecuencia también del comportamiento especulativo de la banca, facilitado por la desregulación financiera, en boga durante el periodo neoliberal iniciado en los años ochenta. Es más, en esta versión se suponía que si un país tan pequeño como Islandia (320.000 habitantes) había hecho lo que había hecho, otros podrían también hacerlo.

Cinco años más tarde, sin embargo, la coalición de izquierdas fue masivamente
derrotada y salió vencedora la única coalición de partidos de derechas, la misma que había sido prácticamente expulsada del gobierno por considerársela responsable de la enorme crisis que llevó al país al desastre. ¿Por qué? ¿Qué había pasado?

La respuesta conservadora y liberal

La respuesta que han dado la mayoría de medios conservadores y liberales a esta pregunta es la de que considera la derrota de las izquierdas a su falta de realismo y experiencia de gobierno que, intentando aplicar medidas utópicas e irreales, antagonizaron a la población, votando de nuevo a aquellas fuerzas políticas más realistas, más pragmáticas y con mayor experiencia gubernamental, terminando con el periodo experimental iniciado en las revueltas bien intencionadas (las derechas siempre son muy condescendientes hacia las izquierdas y hacia los movimientos sociales) pero excesivamente ingenuas y poco realistas, del periodo 2008-2009. La votación en la
última elección, pues, traduciría una vuelta a la realidad.

Tal versión muy sesgada a favor de las derechas carece, sin embargo, de credibilidad. Lo que ha ocurrido es muy distinto a lo que se refleja en esta versión de los hechos. En realidad, es casi opuesto a lo que tales voces indican. Lo que pasó fue un indicador más del desfase entre los movimientos sociales que tuvieron un enorme impacto en lo acaecido en el periodo 2008-
2009 y los partidos políticos con representación parlamentaria, incluyendo los de izquierda, que intentaron canalizar tales movimientos.

Este desfase y distancia explica que, una vez elegidos, los partidos gobernantes de izquierda (el Partido Socialdemócrata y el Partido Verde), aunque sensibles a algunas de las demandas de los movimientos sociales y del enorme movimiento popular, siguieron políticas distintas, e incluso opuestas, a las que tales movilizaciones habían exigido, creando una gran frustración y decepción, que explica su merecida derrota en las últimas elecciones, las primeras en las que la población pudo expresar su desagrado.

Veamos los datos. El colapso de los tres bancos (que se dejaron colapsar por parte del Estado) –Glitnir, Kaupthing y Landsbanki-en 2008 era inevitable y hubiera sido imposible para el Estado poder absorber su deuda (que era diez veces mayor que su PIB). La exigencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) de que Islandia pagara a los acreedores –principalmente bancos británicos y holandeses- era irrealizable. De ahí el enfado e indignación de la
mayoría de la población que salió a la calle. Tal exigencia del FMI era, además,
profundamente injusta, pues demandaba que fuera la población islandesa la que pagara a los acreedores por deudas contraídas por responsables bancarios islandeses en complicidad con personalidades políticas, que carecían de mandato popular para llevarlas a cabo (una situación idéntica a la ocurrida, por cierto, en España).

En respuesta a este enfado, la estructura de poder (banqueros, magnates de flotas pesqueras y grandes empresas) se vio en la necesidad de ceder, pues la situación había alcanzado niveles amenazantes para sus intereses. Pero su intento se basó en diluir la aplicación de tales exigencias. Un banquero, por ejemplo, fue llevado a los tribunales, pero muchos otros (la mayoría) salieron ilesos. Y la coalición elegida contribuyó en gran manera a esta dilución. Lo que los conservadores y liberales definieron como realismo era una moderación y practica pactista parlamentaria que frustró a los movimientos sociales que les votaron. Ni que decir tiene que tal coalición hizo reformasque paliaron algo la situación desastrosa que la crisis había creado entre la clase trabajadora.
(ver Laurie Penny “Iceland‟s elections: A shattered fairy tale”, New Stateman, 08/05/2013)

El desfase entre el Nuevo gobierno y los movimientos sociales
Pero el gran error de la coalición gobernante fue creer que el futuro de Islandia estaba en la Unión Europea. Tal creencia estaba reflejada en su programa
electoral, elemento no compartido por la mayoría de la población, que estaba en contra de la integración de Islandia en la UE. La coalición de izquierdas que se había opuesto a las exigencias del FMI (a que se pagara a los acreedores europeos) aceptaba ahora, en cambio, las políticas de austeridad que dictaba la Troika (el mismo FMI junto con el Banco Central Europeo y la Comisión
Europea) como condición para su entrada a la Unión Europea.

La aceptación de tales prácticas de austeridad fue la causa de la enorme frustración y desencanto de la población hacia el gobierno de coalición de izquierdas y su posterior derrota electoral. Fue este movimiento a la derecha del gobierno de izquierdas el que causó su fracaso electoral, tal como ha ocurrido en todos los gobiernos de izquierda que han seguido tales políticas de austeridad en la UE (ver José M. Tirado “Iceland‟s Crippling Elections”, CounterPunch, 29.04.13).

Este gran desfase entre los movimientos sociales (que exigían cambios más profundos, e incluso opuestos en algunos puntos importantes, a los que se estaban realizando) por una parte, y los partidos de izquierda (que se caracterizaron por su gran moderación y escasa vocación transformadora,
temerosos de enfrentarse con la estructura de poder del país) por la otra, originaron este debacle electoral. Contribuyó a ello la desmovilización de los movimientos sociales tras la elección del gobierno de coalición de izquierdas.
Fue esta derrota de las izquierdas la que causó la victoria de las derechas, las cuales no compartían el entusiasmo de las izquierdas por la Unión Europea. El partido mayoritario dentro de las derechas era el partido agrícola y de la pesca, temeroso de la integración en la UE.

Y un elemento central de sus campañas fue prometer reducir el enorme
endeudamiento familiar a base de concesiones públicas que, con carácter de
rentabilidad, tenían gran atractivo popular. Ahora bien, la mayor causa de la derrota de la coalición de izquierdas fue la enorme decepción que sus políticas crearon. País tras país, partidos gobernantes de izquierda han sido expulsados del poder por aplicar políticas de austeridad que carecían de apoyo y mandato popular. Así de claro

Primera Piedra

Privatización de la libertad

Zygmunt Bauman pone el dedo en la llaga al denunciar el límite de la libertad en la modernidad capitalista: todo se puede (aunque la mayoría no pueda casi nada), excepto imaginar un mundo mejor que este en que vivimos. Cuando mucho, se queda en la reparación de la casa, la reforma del tejado, la pintura de las paredes, sin que se cuestione la misma arquitectura de la casa ni, mucho menos, el modo de convivencia de quienes la habitan.

Los más progresistas admiten incluso que, en la reforma, el cuarto de la empleada sea cambiado del exterior al interior de la casa. Hasta aquí el límite de la lógica capitalista. Fuera de eso, se suprime la libertad de quien se atreva a proponer que no haya cuarto de la empleada, ni empleada. Como máximo, personas contratadas por hora, sindicalizadas y con todos sus derechos garantizados por la ley. Incluso el acceso a la misma casa.

Según Pierre Bourdieu, unos miran la sociedad con ojos cínicos y otros con ojos clínicos. Los primeros juzgan incuestionable el actual modelo de sociedad fundado en la apropiación privada de la riqueza y procuran obtener provecho de él, considerando justo lo que refuerce sus privilegios e injusto lo que los amenace. Los ’clínicos’ miran un palmo por debajo del suelo en que pisamos y reconocen las intrincadas relaciones sociales que producen, en la superficie, tamaña desigualdad entre los seis mil quinientos millones de habitantes de esta nave espacial llamada Tierra.

El neoliberalismo rompió el puente entre la esfera pública y la privada. Antes, una constelación de instituciones aseguraba la ampliación y defensa de los derechos sociales: asociaciones, sindicatos, partidos, etc. La privacidad, reducto sagrado, sólo era invadida en la medida en que se rompía el contrato social: abandono del hogar, homicidio, etc. Todo lo demás quedaba entre las cuatro paredes o, como mucho, caía en el ’dominio público’ sólo gracias a chismes interpersonales.

Ahora lo privado absorbe lo público, gracias a la teoría thatcheriana de que la sociedad se reduce al individuo y a la familia. De un lado se privatizan instituciones como el Estado (rehén de sus acreedores privados) y los sindicatos, confinados a la negociación directa entre empleados y empleadores, desarticulándose las categorías profesionales y la solidaridad de clase. De otro lado lo privado sobrepasa e inunda y vuelve inmundo lo público, como en el Gran Hermano.

Se rompen las cuatro paredes y se promueve la inversión de los factores: el ’cínico’ anula al ’clínico’, de modo que se deshistoriza el tiempo y se atomizan las relaciones sociales. Más importante que conocer las causas que impiden al Brasil crecer por encima del 2.3% al año (sólo supera a Haití en el continente americano), es saber si Mick Jagger conquistó una nueva novia en Rio de Janeiro o quién será el nuevo millonario de la casa del mironismo nacional.

Se rasga el tejido de las relaciones sociales. Niños y jóvenes, que debieran enfrentarse en el juego educativo de la sociabilidad propiciado por grupos de amigos, clubes, equipos deportivos, etc., ahora se refugian horas y horas ante el monólogo televisivo o informático. En los espacios virtuales de comunicación cibernética, en que no se exponen a los límites exigidos por la convivencia grupal, aprenden a disimular. Proyectan de sí mismos una imagen idealizada, fantasiosa, como si la vida se diera, de hecho, en dos planos: aquel en que los pies pisan y aquel en que la cabeza ’navega’. El real y el virtual.

La privatización de los bienes simbólicos (’se terminó la historia’ pregonaba Fukuyama) oculta a las nuevas generaciones el sentido histórico de la existencia. ’Consumo, luego existo’, afirman los neocartesianos. De ese modo, el proyecto de vida se reduce a las ambiciones de consumo (hacerse rico), de belleza (eternamente joven) y de fama (aunque sólo sea durante cinco minutos, como dijo Andy Warhol).

He ahí la libertad que nos ofrecen, la de escoger diferentes marcas del mismo producto en el estante del supermercado o en el escaparate de las tiendas. Nunca escoger un nuevo modelo de sociedad, en el que los privilegiados no necesiten refugiarse en centros comerciales para huir de la turba famélica que ataca el paisaje y las personas. Un modelo civilizatorio que permita, en fin, la adecuación de nuestra existencia a nuestra esencia. En palabras de Fernando Pessoa: ’Ah, quién diera la perfecta concordancia /de mí conmigo. /El silencio ulterior sin la distancia /entre mí y lo que yo digo’.

Recuperar el derecho político a la libertad, ése es el desafío si anhelamos que, en el futuro, la violencia no se extrapole del ámbito privado al público. E imprimir al ejercicio colectivo de la libertad un sentido, una dirección, un horizonte capaz de superar la gran antinomia del actual modelo de democracia: en nombre de la libertad, la mayoría es excluida del derecho a la justicia.

Una concepción del trabajo de masas: Bloque Popular Revolucionario

07/18/2013 Me incorporé a la lucha política militar en 1973, como culminación de un proceso de consciencia iniciado en el movimiento católico progresista de finales de los años 60 y principios de los 70. Cuando estaba en la secundaria con 15 años, yo militaba en la Juventud Estudiantil Católica, un movimiento orientado al servicios de las comunidades de escasos recurso, tanto de la cuidad como del campo. Ahí desarrollábamos procesos de alfabetización y concientización con el método de Paulo Freire.

En mi formación y toma de conciencia, tuve dos vertientes, basadas en el movimiento al que pertenecía, por un lado, el viraje de la iglesia católica hacia la Teología de la Liberación, y la influencia de Pablo Freire con su “Pedagogía del Oprimido”, y por otro, el conocimiento que adquiría durante el trabajo de concientización que realizaba en las comunidades. Mientras aún no estaba organizara tenía varios nichos, por un lado, era misionera del colegio Sagrado Corazón en donde estudiaba, y trabajaba con el padre Eliseo Bravo que aparentemente era muy reaccionario en San Luis del Carmen, Chalatenango. Por otra parte, desarrollaba trabajo de alfabetización en la colonia Tutunichapa de San Salvador, siempre con el método de Freire, y en vacaciones, como Juventud Estudiantil Católica, también tenía trabajo de alfabetización y concientización en el cantón Jirón de Quezaltepeque y en la colonia 22 de abril con el padre Leonel Cruz. De esta manera fui forjando mi conciencia de lucha.

Yo venía de una familia de clase media, pero en el contacto con la gente me fui dando cuenta que los problemas de pobreza y opresión no se resolvían con esas formas de educación con las que yo trabajaba, porque además en el cantón Jirón, la Guardia Nacional nos buscaba y perseguía. Todo eso me hizo pensar y reflexionar, que por un lado contribuíamos a la educación de la gente, pero por otro, los guardias perseguían a los que realizábamos esas labores educativas.

Pero ya en mi familia, mis hermanos estaban organizados en la Universidad y tenían un nivel de formación política avanzado, por lo que me miraban como a la hermana menor que andaba en todo. De repente, Felipe mi hermano mayor me dijo: “Tu educas a la gente ¿Y para que la educas?”. “Para que tomen conciencia” le dije. “¿Y para que toman conciencia?” Me preguntó de nuevo, “Para cambiar” le dije. “Pero ¿nunca has pensado que si ellos no tienen poder no van a cambiar nada? ¿No te has planteado el problema del poder?” Yo estaba asustada, porque realmente no había pensado en ello. Me fui corriendo a ver al padre Cruz y le dije: “Mirá, nosotros no estamos haciendo nada, no hemos pensado en el problema del poder”. Los dos nos quedamos como babosos, pensando en que no estábamos tocando el problema del poder. Ese fue un campanazo en mi cabeza para comenzar a estudiar el aparato de denominación y a reflexionar sobre que no bastaba la educación y la concientización, sino que también tenía que buscarse el empoderamiento de la gente mediante la organización, para derrotar a la dictadura militar y el poder de la oligarquía criolla y de esa manera cambiar el país.

Se fue configurando claramente en mi conciencia, que mi vocación de servicio cristiano para contribuir a una vida mejor de la gente, en los términos que planteaba la Conferencia Episcopal de Medellín del 68, pasaba por acercarme más a posiciones de mayor militancia revolucionaria. Ya no se trataba de ayudar a los pobres, sino también de ser sujeto comprometido, subordinada a una estructura de lucha para derrotar a la dictadura.

Mi desarrollo como el de muchos otros, no se podía ver al margen de mi familia y del ambiente político que estaba ocurriendo en el país, porque en el 68-72, se dio la primera huelga en la fábrica de acero de la Paz, la huelga de los maestros y la huelga de hambre de Salvador Cayetano Carpió.

Todo esto influyó mucho en todo el país, aunque fueron huelgas reprimidas, en las que cayeron obreros valiosos como Santiago Contreras. Pero aquel movimiento logró algunas victorias en sus reivindicaciones y desató una gran solidaridad obrero estudiantil. A la dictadura –después de 3 años- se le empezaba a escapar de las manos el control de la situación. Después vinieron las huelgas magisteriales, encabezadas por Mélida Anaya Montes, Mario López, Salvador Sánchez Cerén y muchos otros. Eran huelgas que reivindicaban la dignificación del trabajo en la educación y, al mismo tiempo, proponían una reforma educativa que quebrara el modelo educativo del capitalismo.
La Universidad y su Papel en la Formación de Jóvenes Revolucionarios

Diría que entre el 68 y el 72 se dio una gran primavera revolucionaria. La huelga de los maestros desató una alianza muy importante entre los estudiantes de secundaria de AES y los universitarios de AGEUS.

Se sumaron muchos movimientos a esas luchas y generaron un vastísimo y combativo movimiento artístico. Era un ambiente de mucha creatividad y cambio. Las consignas en los afiches eran: “Todo lo que existe merece perecer”, o “Abre tu mente, sácate los prejuicios”, “desabotónate el cerebro”.

Para esa época, la Universidad Nacional era muy elitista –no tan popular como ahora-.

Los estudiantes eran una élite pequeña burguesa, pero ya en ese tiempo estaban dispuestos a romper una serie de estereotipos. Entre esos jóvenes estudiantes estaban Rafael Arce Zablah, Paco Montes médico que cayó en combate, Sebastián Vaquerano, Eva, Francisco, Héctor Silba, Marina Avalos y otros compañeros. Toda esa gente venía del movimiento estudiantil, unos eran marxistas y otros no marxistas; todos eran personas muy buenas, positivas y con unas ganas terribles de asaltar el cielo. Algunos estaban vinculados a las comunidades cristianas o al Partido Comunista, por eso la lucha ideológica en el seno de la universidad era sumamente rica. Eran aires de transformación en todos los sentidos, incluso las mujeres comenzaron a fumar, pero no eran cosas superficiales, eran tiempos de una persistente búsqueda de libertad, de liberación. Además de la inspiración en los problemas propios de nuestro país, incidían en esa juventud otros fenómenos como la lucha de los países sudamericanos, la lucha de los norteamericanos contra la guerra en Vietnam, la gran revuelta de los estudiantes franceses durante el año 1968, en donde Sartre era todo un símbolo.

Los aires de compromiso y cambio de esa época, penetraban por todas las ventanas de mi casa, y en el caso de mi familia, nos afectó positivamente a todos. A esto debo sumarle, que mi papá era un ex militar – que lo de “ex” se lo ganó a mucha honra, por sus constantes luchas contra el tirano Martínez-. Mi papá era un hombre avanzado para su época, con ideas claras sobre la justicia y la dignidad de las personas y muy duro contra la corrupción. Tenían sus propios principios pedagógicos, con lo que nos ayudó a desplegar nuestros propios criterios. A sus amigos y demás personas les decía que no quería que sus hijos fueran copia de él en papel carbón.

Mis hermanos estaban incorporados a la universidad y yo era la menor que iba un poco a la saga de ellos, por lo que me miraban como la cipota que no iba muy al paso; sin embargo, a pesar de que Felipe, Ana Virginia y Margarita ya estaban mas organizados, siempre tuve un buen intercambio con ellos, llegando a ser un punto importante para mis decisiones posteriores como fue mi incorporación a la guerrilla en 1973.

A mi casa llegaban compañeros de muchas organizaciones, porque ahí era un punto de encuentro de jóvenes universitarios como Rafael Arce, Joaquín Villalobos, Montes, Sebastián Vaquerano, Roberto Cañas, Nidia Díaz y otros. Se pasaban horas discutiendo sobre la situación del país y sobre las posibilidades del futuro, sobre el materialismo histórico y dialéctico, sobre los documentos del Concilio Vaticano II y Medellín y leían los poemas de “Taberna y Otros Lugares” de Roque Dalton, etc.
Yo disfrutaba de esas discusiones y aprendía mucho de ellos.
Elecciones Fraudulentas de 1972 y mi Incorporación a la Lucha Político-Militar

Lo que me marcó más fuertemente para tomar conciencia, y sentir la necesidad de organizarme clandestinamente, fue el golpe de estado de 1972; porque Napoleón Duarte había ganado las elecciones y se las habían arrebatado con un descarado fraude, acompañado de una gran masacre. En mi casa nadie votaba, porque no creíamos en las elecciones, pero mi papá se incorporó militarmente junto a otros militares, para dar un golpe de estado que le permitiera a Duarte asumir la presidencia. El golpe de estado fracasó, y los demás militares se asilaron en las embajadas, pero mi papá fue el último militar que se quedó defendiendo el edificio de telecomunicaciones de ANTEL, y solo se rindió después de negociarla situación de los soldados que le acompañaban, para que no fueran encarcelados o represaliados; en cambio él fue encarcelado y torturado salvajemente.

Mi papá estuvo preso nueve meses, y cuando íbamos a visitarlo, pudimos darnos cuenta de las injusticias y de las torturas en la cárcel, porque en las horas de visita se escuchaban los gritos de las personas que estaban torturando, y a la par de uno el torturador pasaba riéndose, mientras arrastraba por el pasillo a sus víctimas casi muriéndose de las palizas recibidas. Todas esas cosas me iban forjando el carácter y las ganas de incorporarme a la guerrilla.

Como todos mis hermanos ya estaban clandestinos, me empecé a pegar más a mi hermano Felipe para hacerle preguntas, pero él desconfiaba un poco, porque decía que yo era algo indisciplinada. Para hablar de los temas que yo le preguntaba, me ponía contactos en el Parque Centenario. Vivíamos en la misma casa, pero él decía que así me iba a disciplinar. Me ponía las horas de contacto, y decía que si yo llegaba pasada tres minutos tarde, no me esperaría y ya no hablaríamos del asunto. Me daba folletos de estudio y yo le pedía permiso para dárselo a mi novio que era Dimas Rodríguez, con lo que estuvo de acuerdo; pero me dijo que no le dijera quien me los pasaba.

Yo estudiaba con mi hermano y después estudiaba en el jardín con Dimas, por lo que prácticamente nos reclutó en cadena. Mi hermano me ponía pequeñas pruebas, y yo se las ponía a Dimas. Primero me reclutó y yo le pasaba informes de Dimas, hasta que me dijo que lo reclutara.

Dimas y yo fuimos atendidos por separado.

Después de haberme preparado mi hermano Felipe, mi primer responsable de las FPL fue Rafael Avalos –de seudónimo Félix-, un compañero universitario muy linda gente cayó en el 77. Yo creo estar viva por Rafael, porque él era muy disciplinado y hasta cuadrado con las normas de seguridad; en cambio yo era más relajada y si él no me hubiera educado como me educó, ya me hubieran matado. Era curioso, porque Rafael, además de ser guitarrista, tenía una formación teórica muy buena. Fue un excelente guerrillero.

Así me incorpore a la guerrilla, lo que cambio en gran parte mi vida, ya que no tenía que andar en grupos y por otro lado, debía apartarme de ambientes revolucionarios públicos para poder sumergirme en la formación político militar. Eso fue en el primer momento, del 73 hasta el 75. Mi trabajo guerrillero comenzó como apoyo a los comandos urbanos, haciendo observaciones a objetivos militares, económicos, bancos, a policías y guardias, etc. De ahí es que conseguíamos las armas y todos los recursos para ir armando lo que después llegaría a ser un ejército guerrillero.
Concepción Política de las FPL Respecto al Movimiento de Masas

Las FPL desde sus inicios, tuvo la virtud de prever su línea de desarrollo, realizando en cada momento las transformaciones que fueran necesarias de acuerdo a la realidad que vivíamos. Las FPL era una guerrilla, pero se definía político-militar, con un eje principal que era la lucha armada, siempre manteniendo lo político como concepción central, porque nosotros no éramos un grupo guerrillero por ser guerrilleros. La lucha se miraba en el marco de la estrategia del pueblo, una guerra popular y prolongada.

El partido revolucionario y un amplio movimiento de masas revolucionario eran las herramientas. Ya en 1975 completamos el proceso con el ejército revolucionario, como instrumento del movimiento social, y el partido FPL en su misión de coordinar la estructura. El otro elemento era, que considerábamos que las fuerzas nutrientes de la revolución eran los obreros y los campesinos y que hacia ellos teníamos que ir, pero teníamos que empezar por los sectores medios, los estudiantes y maestros. Dijimos: “Primero organizamos a estos sectores y después vamos a los campesinos y a los obreros, a las clases populares”.

Esa proyección la cumplimos al centavo. Hubo una columna de un buen nivel intelectual y académico, de bachillerato y de las universidades, compañeros que después volcaron sus conocimientos aportando métodos, análisis, técnica y su contribución a la búsqueda de colaboradores para la organización. Lo de los colaboradores lo hacíamos despacio y con mucho cuidado, tratando de que su aporte o colaboración se diera con plena conciencia; porque como no éramos populistas, nos cuidábamos de las concepciones y enfoques populistas, ya que ellos se concebían como “la elite pensante”, con capacidad –de esos grupos- de conducir al movimiento. Esa deformación había que evitarla y si se daba, había que cortarla de raíz, porque podía matar la dinámica dialéctica del desarrollo colectivo, participativo e intercomunicativo del movimiento.

Ciertamente partimos con un trabajo hacia los niveles medios, pero luego nos volcarnos a la organización de los sectores populares, cediéndoles la conducción y el protagonismo; y eso lo cumplimos al pie de la letra, promoviendo cuadros obreros como Juan Chacón, José Guillermo Rivas, o cuadros campesinos como Polín, Facundo, Ticha, y muchos otros, compañeros que de inmediato llegaron a ser dirigentes que asumieron la conducción del movimiento revolucionario, pero siempre con la participación de los sectores medios. Esa fue una constante en el concepto global de la FPL respecto al papel de las clases en todo el proceso, no solo hacia movimiento de masas, sino hacia todos los sectores.

En los años 74 decidimos especializar a todas las células de la FPL, para lo que se creó una comisión que se especializaría en el trabajo de masas. Así surgen los colectivos o células especializadas en el trabajo obrero, campesino, estudiantil, en el trabajo magisterial, cristiano de base y de las zonas marginales a través de la UPT (Unión de Pobladores de los Tugurios). Creamos dentro de esos sectores, una red político-militar básica que permitiera ampliar el trabajo de las organizaciones sociales y crear nuevas organizaciones en donde no las hubiera. Nuestro propósito era siempre el mismo: luchar por las reivindicaciones de los trabajadores y del pueblo, y fortalecernos para la toma del poder.

La lucha de masas tenía una dinámica distinta, unas reglas de desarrollo diferentes y una política de participación también distinta. Como FPL teníamos que estar abiertos a que fuera de esa manera y a respetar la lógica propia de las masas, porque ellas habían ido adquiriendo sus propias formas de trabajar, de organizarse y luchar. Aunque la guerrilla y las masas éramos prácticamente lo mismo, no podíamos como organización guerrillera anteponernos a ellos. Nuestra estrategia político-militar era clara, pero algunos compañeros llegaron a plantear, que trabajar con las masas era un problema de seguridad, porque ellas trabajaban en lo abierto y nosotros en lo secreto. Esta situación estuvo a punto de llevarnos al traste, sin embargo logramos controlarla diciendo: “Bueno, la revolución es del pueblo y el pueblo no es elite y sin embargo el pueblo hace la revolución, así es que vamos a seguir trabajando con las masa”.

Para promover la participación protagónica de masas, fue necesario emprender un proceso, que por un lado implicara la preparación de la gente y, por otro, articular en un proyecto a todos los sectores sociales. Ahora se ve fácil, pero en ese tiempo había que establecer coordinaciones que a todos nos permitiera caminar juntos, y tener la claridad de lo que estábamos haciendo. Por otro lado, había que resolver todas las contradicciones secundarias que en el seno de esas organizaciones se daban. Porque a nadie se le ocurrió meter a todos en mismo saco, ya que cada una de esas organizaciones tenían sus propias proyecciones, actividades y también sus propios problemas, pero eran ellas mismas las que les daban su debida y oportuna solución. Nosotros como FPL lo que hacíamos era promover discusiones y motivar a la solución de esas contradicciones, por ejemplo entre los estudiantes y maestros, entre docentes y estudiantes universitarios, entre obreros y campesinos, entre jornaleros y cooperativistas.

Nuestra concepción política hacia el trabajo de masas era, que el movimiento social no se crea por orden o línea de un partido, o porque a alguien se le ocurrió, sino, generando la participación consciente, cediendo protagonismo para articular finalmente en un solo proyecto todo el esfuerzo.

Cuando hubo el acercamiento del movimiento estudiantil (MERS) y los maestros, Mélida fue clara con los estudiantes y les dijo: “Si ustedes vienen a ANDES, aquí no me ensucien, porque a los maestros no nos gusta lo sucio, y también quiero decirles que a mí no me pidan vacaciones; cada vez que quieran ir a hacer pintas, los maestros no les vamos a dar vacación. Ustedes tienen que ir a clases, y si quieren hacer pintas las hacen después de clases”. Los estudiantes le replicaron: “Eso no es revolucionario”. “Como no, esto es revolucionario –les decía Mélida- y si los estudiantes de secundaria y los maestros vamos a hacer alianza, pongamos claras las reglas”. “A estos autoritarios no los vamos a aceptar como aliados”, decían los estudiantes.

Esas contradicciones pequeñas se discutían hasta llegar a un entendimiento que nos permitiera estar juntos, trabajar juntos. Así era con todas las organizaciones, todo se discutía en el seno del pueblo.
Trabajo de las FPL con las Organizaciones Campesinas UTC y FECCAS

A nivel campesino comenzamos a trabajar con la Unión de Trabajadores del Campo (UTC). Partíamos del principio de no dividir el movimiento del pueblo, por lo que trabajábamos en donde no hubiera organización campesina, para no disputarle terreno a nadie. Por eso comenzamos a trabajar la UTC en Santa Ana, San Vicente, San Miguel y un poco en Usulután. Hacíamos nuestra actividad de organización en donde la Federación Cristina de Campesinos Salvadoreña (FECCAS) no tenía trabajo. FECCAS ya tenía su territorio en Aguilares, El Paisnal, Suchitoto, Cerro de Guazapa, y nosotros sabíamos que era una buena organización campesina, por lo que no debíamos debilitar y arruinar su labor; por eso íbamos a donde no estaban ellos. Con el tiempo vimos la necesidad de que tenía que haber una alianza entre la UTC y FECCAS.

Era chistoso, porque el padre David Rodríguez (Chele David) era uno de los fundadores de la UTC, y la UTC por definición no era cristiana, en cambio FECCAS si lo era definidamente. Uno de los debates que estuvo en la base de nuestra política hacia FECCAS era su populismo de esos tiempos, porque era una organización progresista que había dado pasos cualitativos, ya que venían de una posición demócrata cristiana y que luego pasaron a una posición demócrata social cristiana más avanzada. Luego supimos que la nueva FECCAS estaba siendo conducida por un grupo de estudiantes jesuitas y diocesanos que se llamaba MOVIMIENTO, y le decían “El Movi”, en donde estaban Jesús Rojas, Alberto Enríquez, Fernando, Azcoli, Ana María Castillo (de seudónimo Eugenia), Carlos Enríquez, Antonio Cardoza y, en cierto modo, otros curas como el padre Rafael Moreno. Estos compañeros estaban tratando de darle una perspectiva revolucionaria a FECCAS.

En el documento Estrella Roja número 2 de las FPL, definía su política hacia los sectores cristianos, y nos lo hacían estudiar a todos para que no metiéramos la pata en un tema tan sensible como ese. El documento planteaba que éramos marxistas, pero que la revolución es como el río Lempa que tiene muchas vertientes, y que el movimiento de cristianos comprometidos debía ser un afluente de la revolución; se planteaba también, que debíamos tener alianzas con todos los sectores que van a la revolución.

Así es como nos aliamos al “Movi”, llegando a tener un intercambio fraterno y muy interesante, porque discutíamos las estrategias, y precisamente, de acuerdo a la nuestra, les cuestionábamos que ellos eran populistas. Les hacíamos la observación de que ellos, a diferencia de nosotros, eran una élite pensante que dirigía a los campesinos, cuando en el MOVIMIENTO no había campesinos. Era una lucha ideológica muy fraterna y enriquecedora.

Lo cierto es que el “Movi” contribuyó con una buena metodología, que poco a poco se fue generalizando a todo el movimiento social; porque hay que reconocer que ellos tenían una metodología súper interesantes, ya que venían de una formación integral jesuita y de las experiencias metodológicas de Pablo Freire. Nosotros, al interior de la guerrilla no practicábamos esas teorías, porque éramos más cuadraditos, sin embargo valorábamos y aceptábamos su aporte en esas formas de educación.

El “Movi” tenía un buen trabajo con los campesinos, incluso ya habían contactado con Polín, Patricia Puertas, con Félix y otros compañeros. En relación a las FPL decían: “Los compañeros –refiriéndose a los campesinos- pueden estar con la guerrilla, pero lo nuestro es otra cosa”. Alberto Enríquez y compañía no estaban plenamente con las FPL, aún no habían sido reclutados. Después manifestaron su interés por incorporarse a las “F”, pero no era fácil, porque las FPL no aceptaban la incorporación de grupos o movimientos, ya que eso podía significar la negociación de cuotas o espacios de poder; por eso el reclutamiento era solo de personas o individuos. Cuando el “Movi” vio que como grupo no podían ingresar a las FPL, se disolvieron y se fueron incorporando poco a poco e individualmente.

Nunca hubo resquemores hacia ellos y la experiencia de su trabajo en el Partido fue satisfactoria cien por ciento, porque todos esos compañeros, compañeras y los que estaban a su alrededor, se sumaron a los esfuerzos de la organización, aceptando trabajar en donde les tocara o fuera necesario.

Las FPL, siempre dentro de su concepción de trabajo político-militar, supieron orientar a la mayoría de esos compañeros que venían del “Movi”, ubicándoles en las distintas tareas que requería el movimiento de masas. Su incorporación a las “F” vino a fortalecer con su experiencia organizacional y sus métodos, no solo al sector agrario, sino a los demás sectores como el obrero, el magisterial, el estudiantil y las demás áreas. Por otro lado, ese trabajo les permitía dibujar la idea original que ellos tenían respecto a ser un grupo que la craneaba para lograr sus propósitos de lucha integral para buscar los cambios en nuestro país.

De ese grupo del “Movi” y gente que trabajaba con ellos, Fernando Ascoli pasó al movimiento obrero yo trabajé con el, Alberto Enríquez y Antonio cardenal se quedaron en el movimiento campesino, Antonio Cardoza (Nelson) pasó a educación conmigo, Lorena Cuellar y Bernardo, pasaron al movimiento obrero, Jorge Palencia en el sector campesino, Carlos Aragón (Tamba), que venían de los sectores cristianos juveniles, también se quedó en el campo. Y así, todos ellos se ubicaron en las distintas organizaciones de masas, lo cual vino a fortalecer a todos esos sectores.
El Huevo o la Gallina: ¿FPL o Bloque Popular Revolucionario?

El Bloque Popular Revolucionario era como un abanico o entramado de organizaciones: Federación de campesinos, movimiento sindical obrero, movimiento magisterial, estudiantes de la Universidad Nacional y de la Universidad Católica, movimiento de pobladores de tugurios y movimiento de artistas y trabajadores de la cultura. El funcionamiento y coordinación de ese movimiento de masas no era mecánico ni vertical, sino que era una interacción natural de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo, un movimiento sumamente dinámico que enriquecía tanto al movimiento de masas como a las FPL que, al fin y al cabo, era una síntesis de todo ese caudal. La participación y accionar de los organizaciones de masa tenía un sentido fundamentalmente protagonista, pero no el protagonismo de ser yo el que está en una tarima y desde aquí controlo todo y a todos, sino un protagonismo de clase, de carácter de clase.

Eran los campesinos, los obreros, los maestros y los pobladores de Tugurios los que conscientes de su realidad y sus necesidades, asumían como sector y con responsabilidad su propia lucha.

Entre las FPL y el movimiento de masas pasaba como pasa como lo de quien fue primero, si el huevo o la gallina, porque ya no se sabía quién orientaba a quien, ya que los sectores, al asumir ese protagonismo, participaban más activamente en la solución de sus problemas, y participaban en todas las actividades del Bloque, lo cual les proporcionaba un rico conocimiento de todo el panorama y eso les permitía aportar ideas al esfuerzo de interacción e interlocución entre las dos partes, el sujeto organizaciones revolucionarias de masas y el sujeto FPL.

El movimiento revolucionario de masas tenía sus propias reglas y las FPL las suyas, por lo que no era el Partido que daba la línea mecánicamente, sino, que nuestros militantes informaban de su trabajo y proponían aspectos. La dirección de las FPL también opinaba y proponía. Por eso, cada acción que se hacía era sobre la base de una decisión colectiva, mancomunada. Discutíamos y a veces nos peleábamos porque una de las dos partes no estaba de acuerdo con el planteamiento o la propuesta del otro, pero esa era la dialéctica que nos hacía crecer y desarrollarnos. Sin embargo, el Partido orientaba y enmarcaba en un proyecto global para tratar de incidir en la táctica y casi siempre lográbamos una sintonía.

En medio de esa complejidad uno parecía hijo del otro, porque en el fondo éramos lo mismo, ya que los cuadros y militantes del las FPL estaban en el movimiento de masas y los del movimiento de masas estaban en las FPL. Este esquema permitía, que en situaciones difíciles las organizaciones de masas hicieran sus propias valoraciones y tomaran sus medidas. Recuerdo que en cierta ocasión, los cuerpos represivos realizaron una gran masacre, la respuesta inmediata de la gente fue tomarse un lugar que ahora no recuerdo. En esas situaciones no queda tiempo de hacer consultas ni pedir permiso al Partido.

A nosotros lo que nos tocaba era preguntarnos si esa actividad tenía armas y periféricas, que canal de negociación van a tener, cuando tiempo va a durar la toma, o si va a ser indefinida. Aquí llegaba nuestra parte, porque si esa toma no tenía milicia, mandábamos a nuestros guerrilleros.

Respecto a la toma de decisiones en esas situaciones de emergencia, yo no me atrevería preguntar quien dio la orden, porque siempre son valoraciones tomadas sobre la base de la realidad misma y por otro lado, ahí estaban nuestros dirigentes, inmersos en el movimiento de organización social y eran compañeros cuadros, con madurez y capacidad para tomar decisiones en el momento que fuera necesario. Así pudo haber pasado con la toma de catedral después de la masacre del 30 de julio de 1975. Con la formación del Bloque Popular Revolucionario si ya fue una decisión de las FPL, valoración que hicimos junto a los compañeros, llegando a concluir que ya era el momento de presentar un solo frente.
Concepción del Frente de Masas

En esos momentos ya estaba el debate de los frentes de masa, o sea que no fue a nosotros que se nos ocurrió eso de “Frentes de Masas”, porque además ya estaba el FAFU. Lo que si se discutía era, si nuestro frente iba a ser como el FAFU o como otros que habíamos leído. Después de las valoraciones los compañeros decidieron ponerle Bloque Popular Revolucionario. Para formalizar este proyecto, todas las organizaciones hicieron sus congresos nacionales, para que las bases opinaran si estaban de acuerdo con la formación del BPR. Finalmente, a principios del mes de agosto de 1975 nace el Bloque. Lo mismo pasaba cuando las organizaciones iban a establecer sus alianzas; siempre realizaban sus congresos.

Eso pasó con ANDES, MERS, UR-19. El FUR-30 hizo su congreso para consultar su ingreso al BPR y fue en el congreso del Bloque realizado en Cinquera que fueron aceptados.

Nadie se incorporaba al BPR porque se le ocurría al Secretario General o a un grupo de cualquiera de esos movimientos, los que llegaban era porque su congreso así lo había aprobado.

Para discutir la unificación de FECCAS y la UTC, cada una de esas organizaciones realizaron sus propios congresos, y después otro para fundar la Federación de Trabajadores del Campo (FTC) y de ellos salió un solo representante para el BPR.

En las FPL no emitíamos acuerdos desde arriba hacia las organizaciones.

Durante un tiempo el FAFU era el brazo político del ERP. Nosotros las FPL no compartíamos la concepción de brazo político, porque eso hacía suponer que uno era el cerebro y el otro el brazo.

Nosotros partíamos de la concepción de desarrollar, en el marco la guerra de todo un pueblo, el movimiento de masas como gran sujeto de la revolución, y no estrictamente como brazo político. Valga decir que el FAFU logró una gran incidencia en el movimiento obrero, en los sectores públicos y en las palancas de la economía del país; desarrolló mucha conciencia revolucionaria en el sector sindical obrero –de ahí sale Elizabeth Velázquez-. Ellos también trabajaron a un importante sector universitario y campesino, sobre todo en Sonsonate y algo en San Vicente, pero el fuerte de ellos era el sector obrero y estudiantil.

Posteriormente apareció la Liga para la Liberación, que tuvo un gran peso entre los estudiantes y en el sector campesino del PRTC. Las LP-28 que eran un trabajo del ERP, aparecieron en 1977 y tuvieron trabajo en Usulután, Morazán y San Salvador. La matriz de ese trabajo de masas eran las organizaciones político- militares.

Las organizaciones teníamos los territorios de trabajo muy bien delimitados, gracias a la madurez y sabiduría de respetarnos mutuamente y no meternos en las zonas en donde ya estaban las otras organizaciones. En la Universidad Nacional sí coincidíamos todos, porque esa era una batalla campal.

Proceso de desarrollo, fortalecimiento y compromiso revolucionario del ERP

07/19/2013 Causas que Motivan el Inicio de la Lucha Popular en El Salvador Nuestro país siempre ha sido un continuo país de pobres y con grandes desigualdades sociales. Antes y después de 1970, nuestra economía se caracterizaba por la producción y exportación de sus principales productos agrícolas como el café, la caña de azúcar, el algodón y una incipiente industria.

En lo político, nuestra historia estaba plagada de golpes de estado, lo que hacía imposible llegar al gobierno por la vía electoral dados los constantes fraudes; los regímenes de gobierno eran dictaduras militares, que en asambleas de oficiales elegían a un militar como su candidato para Presidente, y ya sabíamos que este sería el presidente de la república. Al tener ese predominio militar, la Guardia Nacional, la Policía de Hacienda y la Policía Nacional –que no eran respetados, sino odiados y muy temidos-, actuaban impunemente, asesinando, cometiendo fechorías, y por sus vínculos con los ladrones, defendían la corrupción a la que estaban muy ligados. Reprimían al movimiento popular y por tan solo una hoja volante de propaganda que le encontraran a una persona, o por pasar frente a una huelga, le detenían y propinaban una buena golpiza.

Como antecedentes de la lucha de masas y armada de 1970, tenemos la gran huelga de los panificadores del año 1966, la huelga general de los maestros en 1968, que implicó a la ciudad y al campo. En 1970 tuvimos unas elecciones fraudulentas, en las que participó un partido de izquierda llamado Partido Acción Renovadora (PAR) muy cercano al Partido comunista.

En 1971 hubo una nueva huelga general de ANDES, que adquirió un carácter nacional. En esta huelga reprimieron a muchos manifestantes y asesinaron a mucha gente, entre ellos a líderes del movimiento de masas.

En 1972 se realizan nuevamente unas elecciones presidenciales que fueron ganadas por el Partido Demócrata Cristiano, pero se repite el fraude, solo que ahora, con la respuesta de un golpe de estado de los mismos militares, que tiene como consecuencia la captura del triunfador Ingeniero Napoleón Duarte, a quien torturan y expulsan del país.

Esta situación genera un ambiente muy tenso de violencia social y represión institucionalizada. Hasta ese momento en el país existía un solo partido de izquierda, que era el Partido Comunista de El Salvador, pero era clandestino. La universidad de El Salvador era un foco de vida política, de ideas y circulaban todo tipo de materiales y literatura de carácter político; es ahí donde llegan las ideas maoístas, marxistas y libros de la guerrilla de Brasil, Paraguay, Uruguay, Guatemala, Nicaragua y de Cuba. Todo esto permitía un debate sobre la necesidad de que teníamos que enfrentamos a la dictadura militar con las armas, ya que no era posible lograr el cambio por la vía pacífica y electoral.

Mientras tanto, la situación económica y social era angustiosa.

En resumen, las causas que generaron el inicio de la lucha popular y la organización de un gigantesco movimiento de masas fueron básicamente, que teníamos un país subdesarrollado casi selvático, que vivía del café, de la caña de azúcar y del algodón, con el agravante de lo sacrificado que es el trabajo de esas cortas, y la gente pobre tenían muy poca tierra, o no tenía nada; por otro lado, nuestra economía era de subsistencia, y la gran contradicción era, que quienes trabajan la tierra no la poseían y vivían en condiciones de extrema pobreza.

En las ciudades, la gente venía del campo en busca de empleo, lo que vino a crear las comunidades marginales. Con esta situación, golpeaba el hecho de que en la Colonia Escalón vivían las “14 familias”, personas ricas o muy ricas que disfrutaban de flamantes mansiones, construidas en amplias tierras de varias manzanas de extensión, lo cual era insultante, si lo comparamos con la pobreza de los campesinos, jornaleros y los marginados de la capital.

En el plano político, teníamos un modelo que estaba en crisis y no generaba crecimiento económico, por tanto se incrementaba el alto costo de la vida y agudizaba la demanda de empleo.

La desigualdad social, la falta de oportunidades para la búsqueda de soluciones por la vía política, la represión al movimiento de masas, al sindicalismo, a los campesinos, los fraudes electorales y, en fin, la dictadura militar, es lo que da origen a los conflictos que vivimos durante todos esos años. La lucha de masas y la lucha armada son la consecuencia de todos esos atropellos.
Guerra Contra Honduras en 1969

En medio es esa situación crítica, económica y social, se da la guerra con Honduras en 1969, conflicto que le permitió ganar prestigio al ejército y convertir en héroe al General Medrano (“Chele Medrano”) un represor asesino, que siendo director de la Guardia Nacional, impulsó e institucionalizó la tortura a los presos políticos. Sin embargo, ante los ojos de la gente, el “Chele Medrano” era el gran héroe militar, que había ido a defender a nuestros compatriotas y a conquistar Honduras. Al regresar de la guerra, el ejército marchó por las calles vitoreado por muchísima gente.

El Partido Comunista no fue claro en condenar la guerra contra Honduras, por el contrario, nos hizo un llamado a participar directamente, planteándonos con un argumento simplista: “Tenemos que ir nosotros, y ustedes los jóvenes, a luchar y cuando caiga un compañero soldado díganle que esto es contra los ricos oligarcas, que nosotros no tenemos nada que ver en esta guerra, ya que esta guerra es injusta”. Por supuesto este planteamiento era para ganarse y organizar a los soldados hacia la causa de la izquierda, porque yo especulo que estaban pensando en lo que sucedió en la URSS cuando la Primera Guerra Mundial, que lograron organizar a los marineros.

Quiero destacar, que esa posición del Partido ante la guerra nos desencantó, porque pensábamos que ¿Cómo era posible que nos mandaran a una cosa que no era correcta? Este hecho determinó precisamente la separación de un importante grupo de la juventud comunista. En el sector de la juventud en que yo estaba, sacaron un comunicado en contra de la guerra, igual que lo hizo la AGEUS de la Universidad. Por ese comunicado, el PC convocó a los dirigentes de ese sector, para hacerles una reprimenda muy fuerte, diciendo que era muy grave lo que se había hecho. El único dirigente que nos respaldó, diciendo que teníamos la razón, fue Salvador Cayetano Carpio.

Ahora, con el tiempo puedo comprender, que lo que el PC buscaba era no quedarse aislado del sentimiento nacional, porque temía, posiblemente, a la represión y a la destrucción, ya que la dictadura había logrado manipular a la opinión pública, creando un espíritu chauvinista.
En Busca de Otras Formas de Lucha

Ante esta situación, se hacía necesario un cambio de modelo, sin embargo, la izquierda estaba inmersa en un debate político ideológico interno, que también era consecuencia del debate que se estaba dando a nivel mundial, relacionado con las propuestas de los dos modelos, el soviético y el chino. Por otro lado, en América Latina ya existía la experiencia de la revolución cubana y el llamado del Che Guevara en la reunión de Olas en 1966 a crear muchos Vietnam en todas partes.

La izquierda, con la existencia de una sola línea de pensamiento, a través de los partidos comunistas, estaba cuestionada, primero por Cuba, ya que quien hizo la revolución no fue el Partido Comunista, sino el Movimiento 26 de Julio; en Guatemala la lucha armada la realizaba las Fuerzas Armadas Rebeldes FAR Rebelde no el Partido Comunista. El “Che” ya había fallecido para esa época y se decía que fue a causa de la traición del Partido Comunista Boliviano.

Con ese panorama era lógico iniciar otras formas de lucha. Los que participábamos en la conformación de los primero núcleos de la lucha armada, veníamos del movimiento popular, unos del movimiento estudiantil y sindical y otros de las comunidades cristianas eclesiales de base. Cuando se plantea la lucha armada, no se hace con la idea de organizar un grupo de héroes que van a tomar el poder, sino con la concepción y necesidad de dar un salto de calidad hacia una lucha de clases más completa y con capacidad real de cuestionar el poder dictatorial.

En América Latina ya había guerrilla por todos lados, lo que agudizaba el debate de ideas sobre los dos planteamientos, que eran fundamentalmente los siguientes: primero, que no era posible cuestionar el poder político burgués sin una visión de poder y sin un aparato militar, y segundo, los partidos comunistas proponían la búsqueda de una acumulación de fuerzas por la vía electoral y reformista, para hacer la revolución democrática burguesa.

Para la toma de decisiones y definiciones políticas de los movimientos de los años 70, partíamos de un solo pensamiento: todo nos denominábamos marxistas leninistas o comunistas revolucionarios. Lo que nos separó a todos fue simplemente, la contradicción principal de si optar por la lucha armada o no.
Surgimiento del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP)

En ese momento las nuevas organizaciones eran básicamente dos, las FPL fundadas por Salvador Cayetano Carpio y el ERP. En su publicación oficial “El Rebelde”, las FPL planteaban su estrategia de “Guerra Popular Prolongada”, una concepción política militar lineal, que implicaba mantener la lucha de masas, y por otro lado, la formación de una guerrilla, que a largo plazo se convirtiera en un aparato militar, con la suficiente fuerza para derrotar al ejercito de la dictadura.

Nosotros como ERP, surgimos de tres grupos diferentes: un grupo que provenía de la juventud comunista, de la cual yo formaba parte.

En este grupo estábamos totalmente convencidos de que era necesaria la lucha armada para enfrentar la represión. El otro grupo venia de la Universidad de El Salvador y eran dirigentes del sector medio. El tercer grupo venía de comunidades cristianas de base, pero ligados al movimiento estudiantil universitario; es de este último que proviene Joaquín Villalobos y su grupo. El otro grupo de líderes de clase media, de donde viene Rivas Mira, el Tierno Sol y otra cantidad de personas de clase alta, ya tenía conformado un esfuerzo que se denomino “El grupo”, el cual fue responsable del el secuestro de Ernesto Regalado Dueñas. “El Grupo” tenía, a su vez, la participación de las FAR rebelde de Guatemala, pero después del secuestro de Ernesto Regalado Dueñas, esta incipiente organización casi se desbarata, porque la acción que realizaron era desproporcionada. Nunca antes en este país se había atentado contra la seguridad de un miembro de las familias más poderosas del país las llamadas “14 Grandes”, por lo que la represión y persecución fue implacable; sin embargo lograron recomponerse y continuar.

Nosotros los jóvenes vimos que ellos fueron capaces de atreverse a tocar el poder económico más fuerte, lo cual fue como un imán, hasta el punto que algunos de nosotros dijimos: “Esta es la guerrilla, esta gente sí sabe, son una real alternativa armada que puede derrocar a la dictadura”, y así fue como nos fuimos acercando y conectando con ellos. Digo esto, porque lo normal, al menos en el caso mío, era que hubiéramos sido atraídos al núcleo de Cayetano Carpio, ya que había sido Secretario General del Partido Comunista. Obviamente muchos compañeros fueron atraídos al “Grupo”, pero otros se acercaron más a la propuesta de Cayetano Carpio.

En el caso particular nuestro de la Juventud, no nos acercamos al grupo de Cayetano Carpio, simplemente porque no tuvimos tiempo de enlazarnos, en cambio, el acercamiento con “El Grupo” fue una mera casualidad y lo hicimos a través de que yo contacté con Mario Vigil y este me comunicó con Vladimir Rogel, quien ya estaba incorporado con dicha grupo armado. Era lógico que termináramos vinculados a ellos, ya que para cuando se conformó Acción Revolucionada Salvadoreña (ARS) – primera organización armada que surgió en el país-, ellos dos y yo éramos miembros de la “Unión de Jóvenes Patriotas” –la organización de juventud del partido comunista- y propugnábamos por la necesidad de organizar la lucha armada. Mario Vladimir Rogel era nuestro responsable en la “Juventud”. En el proyecto de la ARS se involucro Mario Vigil. Pero la ARS fue infiltrada por los órganos de inteligencia de la Policía de Hacienda (PH) y la mayor parte de los miembros de dirección fueron capturados. No obstante por esas mismas fechas, el compañero llamado el “Chele Raúl”, jefe de dicha organización, murió cerca de la antigua casa presidencial en San Jacinto; fue perseguido por tres guardias que murieron al intentar lanzarle una granada que les explotó. El “Chele” fue rodeado en una casa de la colonia Manzano para capturarlo, sin embargo, él optó por suicidarse. Este hecho que fue informado y descrito por los medios de comunicación nos impactó a todos, porque vimos un claro ejemplo de cómo no debíamos rendirnos nunca, ni dejarnos capturar. Quizás hoy eso no tenga gran impacto, pero en aquel entonces, que éramos un país que nunca había visto lucha armada de esa manera, los jóvenes teníamos miedo a usar las armas. Hoy se puede ver a tanto joven en actos de violencia, que tiran granadas y usan pistolas, pero en aquel entonces, las armas eran totalmente privativas y sólo las usaban los cuerpos policiales y la gente que tenía poder. De guerra solo habíamos visto la de El Salvador contra Honduras en 1969.

El ERP surgió por tanto, de los compañeros que se fueron articulando en torno a “El Grupo”. En su publicación “Prensa Comunista”, el ERP planteaba su estrategia de “Guerra Revolucionaria del Pueblo”, concepción que conllevaba el componente de lograr una acumulación política para la insurrección armada del pueblo, ya que solo de esa manera se podía derrotar al poder burgués. En fin, todos los discursos eran radicalizados y todas las estrategias consideraban el desarrollo de la “lucha de masas”.

En los primeros años creamos un movimiento estudiantil que se llamaba Asociación de Estudiantes Salvadoreños (AES), sector consciente –una réplica de AES, la organización tradicional que había sido respaldada por el Partido Comunista-. La AES, sector consciente, tuvo mucha capacidad de movilización, a partir de plataformas reivindicativas inmediatas, como forma de acercase a las necesidades más sentidas de la gente. No eran planteamientos muy lejanos al Partido Comunista, con la diferencia que la estrategia del PC se orientaba hacia la acumulación electoral, con menos audacia y énfasis en las movilizaciones y menos capacidad de enfrentar la represión. Nosotros creamos un movimiento sindical trabajando desde la clandestinidad; contactábamos a los líderes, sobre todo de la industria de la construcción, de la maquinaria pesada, del trasporte y otros. Por esos mismos años de 1970, 1971, 1972, también teníamos trabajo con las comunidades cristianas, sobre todo campesinas. Sin embargo, esas organizaciones no tuvieron carácter de frente político, sino de organizaciones de masa, pero cuando había necesidad, los líderes se enfrentaban a la represión.

El ERP era una mezcla de un sector de la Juventud Comunista, gente del sector cristiano, personas con ideas de izquierda, y por otro lado, con un líder un tanto anarquista Sebastián Urquilla. Más que líderes formados, fuimos una organización de compañeros que no teníamos una formación política terminada, y lo que aprendimos lo hicimos haciendo, es decir, aprendiendo en la práctica. No se puede decir quehabía una escuela de orden escolástico u ortodoxo. La primera propuesta con la que surge la educación en el ERP, fue el análisis de la realidad del país, en donde jugó un papel muy importante el compañero Rafael Arce Zablah, quien se metió de cabeza a estudiar la economía salvadoreña; de dicho esfuerzo se elaboró un documento fundamental para la interpretación de la realidad nacional que se llamó “El Grano de Oro”. Después hubo un segundo documento llamado “La Revolución Salvadoreña”. Los militantes del ERP se educaron con “El Grano de Oro” y algunos textos marxistas, sin embargo, el énfasis estaba más en los documentos propios que en los textos generales de la teoría marxista. La educación, desde el punto de vista marxista era menos sólida, menos ortodoxa, aunque los que proveníamos del sector de la Juventud Comunista, teníamos más formación de ese tipo y éramos más ideológicos. La gente de las FAR Rebelde, al menos la que conocí, también tenían formación marxista leninista.

Éramos una organización con virtudes y defectos; quizá una de esas virtudes era la capacidad del uso de la coyuntura, del manejo apegado a las situaciones políticas, pero en el plano ideológico. Otras organizaciones como el Partido Comunista y las FPL tuvieron una formación más ortodoxa y más conceptual desde el punto de vista marxista.
Concepción del Trabajo de Masas del ERP

La aspiración del ERP no era tener una estructura armada o ejército, sino una estructura político-militar –aspiración común de todas las organizaciones-, con visión de cambio hacia un sistema socialista y luego llegar a una sociedad comunista. La lucha de masas era el factor fundamental para avanzar hasta la lucha armada, ahora bien, como interpretaba la lucha armada cada quien, era otra cosa. Lo cierto es, que para nosotros la lucha armada era un instrumento político, que conjugado con la lucha social nos potenciaría para la toma del poder político. En esas tesis se afirmaba la existencia de un sector constitucionalista en el seno del ejército de nuestro país, y se avizoraba la posibilidad de construir alianzas con dicho sector, en la concepción hipotética de que podía tomar una posición en contra de la dictadura.

Pero sería mentir que había claridad sobre esta concepción, más bien existía la visión de una alianza fundamental de obreros y campesinos, con el componente de impulsar la lucha armada hacia la toma del poder. Con nuestras acciones militares también buscábamos, en cierta medida, un impacto publicitario para señalar un camino. Originalmente teníamos un planteamiento de desarrollo de la lucha política, combinando la lucha de masas y la lucha militar, la cual se manejaba de acuerdo a la coyuntura política.

Nosotros ya veníamos con la experiencia de las luchas políticas de los años 70.

En ese tiempo se crearon movimientos populares como el estudiantil de AES, el sindical, etc. y realizábamos actividadesreivindicativas inmediatas, como por ejemplo, ante el aumento de las cuotas en los colegios y el incrementó del pasaje del transporte público, nuestra respuesta fue la movilización estudiantil, y por parte de los comandos guerrilleros fue la quema de autobuses; eran actividades que además generaba una identificación de los estudiantes con la guerrilla. Otra de nuestras experiencias había sido la actividad con las organización campesinas en la que incidió mucho la Teología de la Liberación, ya que sus luchas reivindicativas contribuyeron grandemente al fortalecimiento del movimiento de masas, que con su accionar ayudaron a la toma de conciencia de clase y a la determinación de de luchar, aspectos fundamentales que incrementaron las actividades en las calles y en las fábricas.

Muy importante fue la huelga de maquinaria pesada en la construcción de la carretera de Santa Ana. Respecto a nuestra metodología de trabajo hacia las masas, a principios de los 70, de lo que se trataba era básicamente, de reclutar a los líderes de las comunidades y de los sectores, y con ellos estructurábamos una organización abierta, con el objetivo de luchar por las reivindicaciones más inmediatas, como el aumento del salario, la lucha contra el aumento de los pasajes de los autobuses, etc.

La convocatoria y reclutamiento a la lucha armada vino después, cuando la situación del país comenzó a agravarse con la represión. Entonces si comenzamos a utilizar un discurso político, con análisis e información sobre la dictadura y haciendo conciencia de la necesidad de que el pueblo se organizara para lograr un cambio que permitiera mejorar las condiciones de vida de la población, y para poder enfrentar la represión.
Este trabajo lo hacíamos acompañado de propaganda; distribuíamos comunicados, volantes, periódicos y hacíamos pintas en las paredes y muros, dando a conocer a nuestra organización armada.

En 1972 el gobierno de Arturo Armando Molina intervino la Universidad de El Salvador; las únicas marchas de protesta que se hicieron fueron realizadas por AES Sector consciente.

A partir de esta intervención se intensificó la represión, situación que nos llevó a ver la urgente necesidad de un cambio de gobierno y de modelo; pero para ello también se necesitaba otro tipo de concepto y de lucha. Para nosotros duro relativamente poco ese período, porque luego, en 1974, pasamos a formar el Frente de Acción Popular Unificado (FAPU), en el que participamos todas las fuerzas políticas de izquierda de ese momento, ya que necesitábamos unificar al movimiento popular.

Con la creación del FAPU, el movimiento estudiantil dejó de ser AES Sector consciente y se creó el Frente Revolucionario de Estudiantes “Luis Moreno”; también se crearon las Ligas si mal no recuerdo el 14 de Abril y el movimiento sindical.

En 1973, el ERP ya había tenido una escisión, que posteriormente se denominó PRTC, y más tarde, en 1975, se dio la separación de la RN, a causa del caso Roque Dalton, un episodio bastante duro y negativo en nuestra historia.

Con la escisión de la RN, Sebastián Urquílla (Rivas Mira) planteó a la dirección del ERP, su análisis sobre la situación política coyuntural, señalando, que de acuerdo a informes de inteligencia, se sabía que en el seno del ejército se estaban exacerbando las contradicciones, por lo que había que diseñar un plan estratégico y táctico, que permitiera incidir en la posibilidad de un golpe de estado, o al menos, en un hipotético enfrentamiento cruento entre los diferentes sectores del ejercito; para que ello fuera posible, teníamos que buscar algunos contactos con militares del sector constitucionalista. En todo caso, se planteó la estrategia de hacer el llamado a la insurrección, y a la creación de Comités Militares, de tal manera que ese contexto generara una reacción en el sector derechista del ejército, en el sentido de que interpretaran que el golpe de estado fuese una expresión de esa estrategia. Esa adecuación táctica tuvo sus implicaciones.
De la Concepción de Lucha de Masas al Militarismo

En 1975, el ERP valoró que la lucha de masas era algo que no tenía posibilidades, y que lo único que lograba era la represión y los asesinatos; por tanto, se orientó para que el movimiento de masas en su gran mayoría, pasara a formar parte de los Comités Militares. Así fue como el ERP se convirtió en una organización con mucha estructura y desarrollo militar, logrando una importante coordinación de acciones militares a nivel nacional; pero también se redujo enormemente nuestro movimiento organizativo de masas.

Pasamos un año con una línea francamente marcada por el militarismo y muchos conflictos internos. Los cuadros estábamos formados con la concepción de que la lucha de masas era lo más importante, y que la lucha armada era solo un instrumento, por tanto, no estábamos satisfechos con esa línea. No obstante se planteó que esa medida solo era un movimiento táctico en función de una estrategia de incidencia en una coyuntura; pero pasó todo el año 1975 y 1976 y lo táctico se estaba convirtiendo en una estrategia. Entonces, a finales del 1976 se toma la decisión de recuperar la concepción del movimiento social y político, con lo cual se retoma la organización de masas. Así es como se crean las Ligas Populares 28 de Febrero (LP-28), se fortalece de nuevo el FRELM y se recupera el trabajo con las Ligas Obreras, las Ligas Campesinas, la Liga Estudiantil y las Ligas Magisteriales. Recuperamos el movimiento de masas, no obstante, a esas alturas el movimiento popular masivo era el Bloque Popular Revolucionario –FPL-, y también existían, con menor desarrollo, el FAPU –RN-, las Ligas para la Liberación –PRTC- y el Partido Comunista con sus organizaciones tradicionales como la FUSS, la UDN, y en el campo ya habían creado ATACES.
Partido de la Revolución Salvadoreña (PRS)-Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP)
Y su Inmersión en la Población

Nosotros como Partido de la Revolución Salvadoreña (PRS), teníamos una estructura de masas y una estructura militar que era el ERP; por otro lado teníamos una estructura de milicias y los milicianos se sentían parte de la estructura política, pero muchos de ellos eran guerrilleros, miembros de los Comités Militares, con lo cual hacían la doble función: como Comités Militares participaban en las operaciones del ERP y como milicianos participaban como instructores de las milicias. La milicia se capacitaba y aprendía a utilizar armas, no para realizar operaciones militares, sino para aprender tácticas que les cualificara mejor para la defensa de las movilizaciones, de tomas de iglesias, ministerios, tomas de tierra, etc.

El PRS era la fuente de orientación política al ejército o a los frentes políticos (organizaciones de masas) y a los milicianos y se fue convirtiendo en una estructura más compleja. También teníamos una estructura de masas que era nuestra base social de apoyo, tanto con sus viviendas, como en los aspectos de información e inteligencia; eran la garantía de la existencia de la estructura guerrillera urbana. Quizá esto explique algunas dudas y acusaciones que había sobre el ERP, como por ejemplo que éramos agentes de la CIA o infiltrados por la inteligencia enemiga. Una de las cosas por las que se nos acusaba era, porque durante los años de 1974 al 77, todas las organizaciones militares tuvieron “casas de seguridad” que eran lugares de vivienda de células guerrilleras. Una buena cantidad de esas casas cayeron a manos del enemigo, con el agravante de que ahí murieron varios compañeros dirigentes, entre ellos Felipe Peña Mendoza. El ERP también tuvo casas que fueron rodeadas y cayeron, al menos en la ciudad; yo estuve en dos de ellas (1972 y 1975).

Después de esas experiencias negativas de allanamientos y capturas en nuestras casas y de compañeros de otros partidos y organizaciones, planteamos que nosotros éramos un partido político y la lucha armada era un instrumento, por lo que ya no podíamos seguir funcionando con grandes y sofisticadas estructuras, sino que debíamos vivir en medio del pueblo. Por eso, en 1976, el ERP desarmó absolutamente toda su infraestructura de casas y solo se mantuvieron, en todo el país, aproximadamente cinco casas, una por cada región – en San Salvador teníamos dos con capacidad para hacer algunas reuniones-. Todo afiliado y combatiente tuvo como orientación, que debía reclutar a familias para vivir con ellas. Uno dormía el lunes en una casa, el martes en otra y así toda la semana hasta volver hacer el mismo recorrido. En la medida que se organizaron más redes, sí podíamos permanecer hasta una semana en la misma casa, o nos trasladábamos a otras zonas en donde teníamos base social. Se generó una organización de familias de todo tipo: casas en comunidades marginales, barrios, colonias de clase media y media alta. A estos colaboradores les llamábamos “bases de apoyo”, que eran compañeros muy comprometidos; sus casas eran prácticamente nuestros cuarteles.

Para ese tiempo, el ejército y la inteligencia del gobierno tenían una tipificación del guerrillero: gente joven que no se relacionaba con nadie, que no tenían hijos, que no estudiaban ni trabajaban y que eran muy reservados. Esta percepción les sirvió para detectar muchas casas, partiendo de la observación y el seguimiento. De esta manera cayeron muchas casas de las organizaciones guerrilleras y muchos compañeros fueron desaparecidos o asesinados.

Esta vinculación a la base social nos permitía tener como una antena, ya que estábamos en medio de la población, lo que además nos permitía saber lo que pensaba, opinaba y sentía la gente; con ello lográbamos también, reorientar el discurso y el análisis político. Para ese tiempo nuestra organización ya contemplaba a varios cientos de colaboradores. Las bases de apoyo y milicias si eran muchísimas. En ese ambiente que vivíamos era como tener un termómetro. Antes de esta experiencia, nosotros habíamos comenzado a combatir el uso fácil de la frase “El pueblo piensa”. Para comprobarlo dijimos: “Investiguemos que piensa la gente”, y es eso lo que hicimos.

Uno de los defectos que pudo haber tenido el ERP era, que la educación filosófica de su gente no era totalmente marxista, pero una de sus virtudes era, estar abiertos totalmente a la reflexión; funcionábamos con el hacer, reflexionar y sacar conclusiones. Eso permitió al ERP dar respuestas a una estructura que se diluyó y desapareció, una estructura profesional de “casas de seguridad” que desapareció y se diseminó en la población; creo que fue como el símil de lo que fue el Bloque Popular Revolucionario, solo que el BPR tuvo la visión de organizar a las masas en gran cantidad, y el ERP fue la guerrillera diseminada en la población. Estoy hablando de los años 1975, 1976. Afortunadamente recuperamos el movimiento político de masas, ya que haberlo descuidado fue uno de nuestros grandes errores, aunque por otro lado, eso permitió crear un aparato político militar que en la guerra fue muy importante, pero nos hizo quedar menos fuertes políticamente a nivel de masas.

Algunos periodistas decían: “En El Salvador no hay montañas ni selvas, las montañas son las masas, y la guerrilla se desarrolla en el contexto de esa lucha social”. Lo cierto era, que la identidad de la población con la lucha armada, legitimaba su existencia como ciudadanos.

Las FPL crearon un movimiento extraordinariamente enorme que fue el Bloque Popular Revolucionario militante, con una clara postura política, tanto que para destruir a las FPL, había que destruir al Bloque y eso era prácticamente destruir a la población. La RN, el FAPU y el PRTC tenían un movimiento de menor magnitud, pero significativo e importante para su existencia y aporte a la lucha. El Partido Comunista seguía teniendo su movimiento de masas y político. El ERP llegó a tener una base social de la guerrilla y un movimiento de masas. Destruir entonces a esa guerrilla, era destruir las casas, las viviendas y a la población misma.
Creación de ORDEN y la UCS por Parte del Gobierno y los EE.UU.
Como Respuesta al Movimiento Popular

Como contrapartida al movimiento de masas de esa época, el gobierno, bajo la orientación de la AID de Estados Unidos, creó la Unión Comunal Salvadoreña (UCS) impulsada por Viera Altamirano, que llegó a ser una organización campesina nacional muy poderosa, ya que con la iniciativa de la Reforma Agraria del gobierno de Arturo Armando Molina se potenció, a tal grado, que si hubiera llegado a consolidarse, pudo haberse convertido en la contra parte del Bloque Popular Revolucionario, y llegar a ser otra opción para los campesinos; hubiera hecho mucho daño a la organización campesina de base, pero sobre todo, la historia hubiera sido totalmente diferente para la guerrilla, porque le hubiera restado apoyo social en el campo.

También crearon la Organización Democrática Nacionalista (ORDEN), que era la estructura de poder social de dominio civil, al servicio de la dictadura; eran los famosos “orejas”. Las temibles patrullas militares eran civiles que tenían privilegios respecto la posibilidad de tener empleo en las instituciones públicas y acceso a la corrupción. Estamos hablando de más o menos 150,000 miembros, un verdadero y decisivo instrumento de la dictadura militar para ejercer el control civil y la represión, ya que ellos eran los ojos y oídos de la dictadura en el seno de la población. A principio, cuando eran patrullas cantonales no eran tan peligrosos, pero cuando se recrudeció la guerra, se apropiaban de los terrenos y negocios de los campesinos y eran los responsables de auténticas matanzas contra la población. Eran un verdadero terror.
“Anécdota de la Vaca de UCS”

Respecto a la UCS hay una “Anécdota de la Vaca”, que además de ser simpática es dramática, porque refleja la ideología de los poderosos y la mentalidad que se había generado en el país. Me cuenta un amigo Leonel Gómez, que durante una visita que hizo a su tío que era cafetalero, presenció una discusión entre cafetaleros terratenientes y campesinos miembros de UCS.

“Resulta que la Unión Comunal Salvadoreña cumplía dos años y los querían celebrar a lo grande, de manera que deseaban matar tres novillas para hacer una fiesta y repartir carne a la gente, pero ellos solo tenían dos novillas, por lo que decidieron ir a la cafetalera. Por primera vez en la historia, los campesinos entraban a la sala de reuniones de los patronos que eran miembros dueños de la cafetalera porque en el país, un campesino y un miembro prominente, no se daban la mano ni se sentaban juntos en la misma mesa; lo usual era que los peones y jornaleros se quedaban fuera de la casa principal de la hacienda. Pues ahí entraron los campesinos y se sentaron en la misma mesa junto a los patronos, para solicitarles la vaquita y así poder celebrar su segundo aniversario. Los cafetaleros los atendieron y los oyeron, pero luego los sacaron; cuando ya salieron los campesinos, los cafetaleros dijeron: Bueno ¿Qué es esto? ¿Cómo es que estos jinchos pelados se quieren sentar en la misma mesa con nosotros y a pedir una vaca? Eso es peligrosísimo. A esta gente le das la mano y te agarran el codo”.

La lectura de esa anécdota es, que si con esas pequeñas cosas, como la famosa vaca, y otras de mayor importancia, los campesinos de la UCS hubieran sido apoyados, probablemente se hubieran compactado y crecido mucho más, al grado de haber podido hacer un incalculable daño a nuestro movimiento de masas y a la guerrilla. Sin embargo, la mentalidad absurda y recalcitrante de los ricos poderosos no les permitía aprovechar esos espacios de diálogo y concordia con sus propios trabajadores, incluso en beneficio de sus propios intereses. Ellos tenían sus propios métodos: mandar, explotar, robar y reprimir, todo ello con un profundo menosprecio a los pobres. Son esta suma de aspectos los que fueron marcando poco a poco un rumbo inevitable en nuestra historia, porque la gente finalmente termina cansándose de humillaciones y sometimientos.
Determinación de la Oligarquía y la Dictadura De Acabar con el Movimiento Popular

Con la masacre del 30 de julio de 1975, en la que los militares usaron tanquetas y ametralladores 50 contra la marcha de estudiantes universitarios, ya vimos la determinación de la dictadura de querer parar al movimiento popular a sangre y fuego; sin embargo, a partir de ese doloroso episodio, las organizaciones de masas comenzaron a conformarse en frentes políticos. Además de la organización gremial, eran organizaciones masivas de militantes políticos, con una idea clara de luchar por la liberación. Todas las organizaciones teníamos milicias de autodefensa. Por supuesto el régimen sabía y conocía las intenciones liberadoras de nuestro pueblo, por lo que arremetía con mayor contundencia represiva cualquier movilización, tal es el caso de la masacre del 28 de febrero del 77 en Parque Libertad.

Luego, en octubre de 1979, vino el golpe de estado de la Juventud Militar y de nuevo se da otra masacre en el centro de la capital San Salvador. En 1980 asesinaron a casi toda la dirección del Frente Democrático Revolucionario, e incluso a Monseñor Romero. Durante el entierro de Monseñor cometieron otra masacre con ataque de francotiradores.

Pese a los propósitos de exterminio de la derecha, nuestro pueblo se fortalecía con un ánimo de lucha cada vez más combativo, de manera que de 1975 a 1980, en El Salvador tuvimos prácticamente una guerra civil de características impresionantes; éramos un pueblo organizado, con clara conciencia política y concepción de un proyecto político. Teníamos una lucha combinada de movilizaciones de masa y lucha armada.

Después de la masacre a los estudiantes en Julio de 1975, las movilizaciones de masas comenzaron ser acompañadas por los comités de autodefensa, porque las organizaciones populares, tanto a nivel nacional como regional y departamental, tenían paralelamente sus propias milicias y los milicianos eran entrenados por instructores que eran miembros de las organizaciones armadas. Los miembros de dirección de las organizaciones de masas, de los frentes políticos, eran miembros de organismos partidarios político-militares, y así uno podía pertenecer a un organismo de dirección nacional, dirección departamental, regional, municipal, célula de base, célula de apoyo, colaborador o simpatizante.

Nosotros en ese período excepcional volvimos, más que al movimiento gremial, al movimiento político, al frente político, pero la guerra desnaturalizó prácticamente al movimiento social. En 1980, la derecha asumió una estrategia de genocidio y comenzó a asesinar de manera masiva a los líderes del movimiento social.

Recuerdo uno de los hechos macabros. Un día en Santa Ana apareció un volcán de 60 cadáveres en uno de los cruces de las calles, más claramente, en el cruce de la calle que va de Santa Ana al volcán de Santa Ana y la calle que va para Ahuachapán. Luego en San Salvador amanecíamos contando 11, 12 o 13 cadáveres a lo largo de cualquier calle, con la característica de haber sido degollados. La tortura y la barbarie de todo tipo eran cosas espantosas.

El ejército tomó una línea de no tener presos políticos y como no les convenía, porque les traía problemas políticos por las movilizaciones populares, se deshacían de ellos. El Capitán Mena Sandoval – un ex militar del ejército que después se incorporó a la guerrilla- me contó que vinieron a El Salvador unos expertos uruguayos a través de los gringos, a enseñarles las últimas técnicas que consistían en capturar, torturar y matar, de esa manera no habría presos políticos. Comenzaron a haber muchísimos muertos a manos de las estructuras militares del estado, entre ellos los escuadrones de la muerte.

Después del asesinato de Monseñor Romero, el 24 de marzo de 1980, la gente decía: “Si los muchachos no hacen nada ahora ya fracasaron”, y nosotros seguíamos desunidos. Ese mismo año se comenzaron a hacer esfuerzos para lograr la unidad, creándose primero la Dirección Revolucionaria Unitaria (DRU), después la Coordinadora Revolucionaria de Masas (CRM) y luego el FMLN.

Para la Ofensiva del 10 de Enero de 1981, se incorporó a la lucha armada todo lo que se pudo del movimiento popular, y aunque esa medida fortaleció el esfuerzo militar, también tenemos que reconocer que eso debilitó enormemente al movimiento de las organizaciones sociales de masas.
Los Valores, el Sacrificio y la Determinación de Lucha del Pueblo

Durante el proceso de lucha de masas de la década del 70, hubo muchos desaparecidos y caídos, pero hablar de ellos, además de ser fuerte y doloroso, es casi imposible, porque uno empieza a ver desfilar por la mente a miles de personas: mujeres, hombres, ancianos, jovencitos y niños. La represión era terrible, pero la gente estaba decidida a continuar con la lucha; iban a las marchas o manifestaciones y los militares mataban a las personas, las comunidades las lloraban y las enterraban y ahí mismo organizaban en respuesta otra manifestación. Los que estábamos en la guerrilla con las armas en la mano, pensábamos que la lucha era difícil, pero ¿Cómo podía uno explicarse, que las personas que estaban desarmadas pudieran demandar sus reivindicaciones y hacer sus manifestaciones sin casi nada para defenderse? Solo se puede explicar por el cansancio de la dura situación que en ese tiempo se vivía, y al compromiso de sangre con la lucha por lograr un cambio estructural, con justicia y respeto a la dignidad humana. A esta actitud contribuyó mucho la iglesia popular que jugó un papel importante con el trabajo de muchos sacerdotes, catequistas, comunidades eclesiales de base e incluso, el mensaje profético de las homilías dominicales en la radio YSAX de Monseñor Romero. Todos los barrios y clases medias escuchaban sus homilías. Seguramente no lo hacían los habitantes de la Colonia Escalón.

La participación de los cristianos y del movimiento de comunidades eclesiales de base fue vital para el desarrollo de la lucha de masas. La Federación Cristiana de Campesinos Salvadoreños (FECCAS) fue la organización más grande del Bloque Popular Revolucionario.

Era una lucha popular con valores, que no buscaba logros ni intereses personales, por el contrario, uno daba, se entregaba y se sacrificaba. En el caso de la guerrilla, los compañeros pensaban que la guerra iba a durar 20, 30 o 40 años y que no íbamos a ver la victoria final, sin embargo nadie se rendía, y no temo a equivocarme, que no había un tan solo guerrillero que no pensara en la posibilidad de que en cualquier momento podía morir en la guerra.

Murieron muchos compañeros valiosos, entre ellos campesinos, obreros, maestros, estudiantes y en general, ciudadanos del pueblo. Una muerte sentida nacional e internacionalmente fue la de Monseñor Romero, asesinado por los Escuadrones de la Muerte. Monseñor Romero es una figura universal, con un mensaje claro y analítico sobre las causas de la pobreza y la injusticia de nuestro país y del mundo; no era un hombre de izquierda ni perseguía la revolución, sin embargo iluminaba la mente de los salvadoreños con su sabiduría profética y sus críticas a los ricos y al gobierno.

Monseñor Romero era y continúa siendo la cúspide del compromiso con los pobres y la justicia; fue y aún sigue siendo un baluarte de los derechos universales del hombre.

Hoy, después de los Acuerdos de Paz, mucha gente me pregunta “Mire, usted que estuvo en el conflicto armado y después negociaron la paz, ¿Cree que valió la pena la guerra?” La gente que pregunta eso es porque no conoció en qué tipo de país vivíamos en esos tiempos. Hoy es increíble, porque en las calles y en todos lados se siente una gran tención por la situación de inseguridad, a causa de las pandillas llamadas maras. La delincuencia es grave. Yo les respondo a esas personas: “Piensen en la tensión que vivimos ahora en nuestro país y multiplíquela por 10, o por 20, entonces van a entender lo que era vivir bajo una dictadura. Lo de las maras es un abuso; nosotros sufrimos el agravante y la situación indigna de que los cuerpos policiales represivos mataban a la gente por pensar”.

Clarita, Alejandro y Andrés: Fundadores del Alba

Clarita, Alejandro y Andrés

Fundadores del alba

Por Atilio Montalvo, 29 de marzo de 2010

Conocí a Clarita Elizabeth Ramírez “Eva” y al “Ejote” Alejandro Solano “Chico”, cuando entré a la U en 1972, en los círculos de estudio de marxismo que organizaban las sociedades estudiantiles AGEUS (Asociación General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños), y la SES (Sociedad de Estudiantes de Sociología).

Foto: Clara Elizabeth Ramírez “Eva”. El 11 de octubre de 1976, en Santa Tecla, tres jóvenes se enfrentaron a un verdadero ejército, en un combate que estremeció al país entero.Eva

Eva, era una estudiante de Sociología muy dedicada, ordenada, inteligente y guapa; Chico el “Ejote” muy aplicado en los estudios, de critica aguda, excelente sentido del humor y de volada algo liberal en esa época, como muchos de nosotros; todos éramos muy amigos en la U con Felipe Peña “Nacho”.

A Andrés Torres “Toño”, lo conocí también en 1972, era instructor de Sociología, muy estudioso, originario de Apaneca, muy disciplinado y con una visión bastante optimista de la vida, era amigo de Bety y desde que lo conocí surgió entre nosotros una muy buena amistad. Él y Virginia Peña “Susana” me ayudaron mucho a entender el materialismo histórico y dialectico en mi época de estudiante.

Ese mismo año, en julio después del cierre de la U por la intervención militar, Nacho y yo pasamos a formar parte de los primeros Comandos Urbanos de las FPL y nos dieron la tarea de crecer y formar grupos de colaboradores llamados Grupos de Apoyo que cumplían las tareas de propaganda, trabajo político y apoyo logístico. Fue allí que Felipe incorporó a Clarita y Alejandro, luego a “la Chinita” Gloria Palacios “Úrsula” y yo por mi parte, incorporé a Andrés.

Con Nacho participamos en muchas operaciones armadas de los comandos armados de las FPL hasta septiembre de 1974 que fue donde iniciamos la discusión sobre la formación del Frente Revolucionario de Masas.

Foto: Alejandro Solano “Chico”, caído el 11 de octubre de 1976 en Santa Tecla.

ChicoPosteriormente en ese mismo año, cuando hicimos el viraje al trabajo de las organizaciones revolucionarias de masas las FPL, se separó el trabajo militar, del trabajo político de masas, formando la Comisión Militar bajo el mando de Nacho y la Comisión de Masas bajo el mando de Salvador Cayetano Carpio “Marcial”. Eva, Chico y Toño fueron los impulsores del trabajo campesino bajo la dirección de Nacho, y yo pasé a reconstruir el movimiento estudiantil de UR-19 (Universitarios Revolucionarios 19 de julio, fecha de la intervención militar a la UES en 1972), y la AGEUS.

A mediados de 1976 celebramos el Concejo Revolucionario de las FPL con la participación de 15 compañeros que veníamos del trabajo militar y de masas; allí se oficializó la formación de la Comisión Militar y la Comisión de Masas (CONAMAS) y se planteó la tarea de formar el Partido Revolucionario. Se eligió oficialmente al Comando Central, a su primer responsable Marcial y como segunda responsable a Eva.

Desde el núcleo inicial de las FPL, de hecho ya existía un segundo responsable que fue José Dimas Alas “Omar” desde 1970 a 1973, luego después que cae Omar asume como segundo responsable Nacho durante dos años hasta que cayó en agosto de 1975 y fue hasta el Consejo Revolucionario de 1975 y fue hasta el Consejo Revolucionario de 1976, que nombramos a Eva como segunda responsable a propuesta de Marcial.

En la naciente CONAMAS estábamos Marcial, Eva, Chico, Toño, Mélida Anaya Montes “Ana María”, Lorena Peña “Rebeca”, Orlando Quinteros “Gerson” y yo. Según lo que recordábamos hace poco con Lorena, Eva tomó la responsabilidad de la CONAMAS; Toño era responsable de la Subcomisión del Campo y Chico tomó la responsabilidad del trabajo de la Subcomisión de Maestros y también apoyaba la Comisión de Propaganda y la de Educación Política.

La Comisión de Masas ocupaba un local de trabajo en la Colonia Don Bosco de Santa Tecla, que era la casa donde se reunía inicialmente la Subcomisión del Campo que antes estuvo integrada por Eva, Toño, Chico, Antonio Cardenal “Jesús” y un campesino de San Pedro Perulapán.

Allí vivían Eva, Chico y Toño, quien nos apoyaba con el transporte en un microbús Volkswagen anaranjado, recogiendo a todos los compañeros de la CONAMAS, los días de reunión.

Ana María siempre ponía su contacto con Chico en dos puntos: uno en la parada de buses de una ferretería que se llamaba “el Maistro Prefa” donde vendían ladrillos de bloque, sobre la 1ª Calle Poniente cerca de donde hoy está la UTEC (Universidad Tecnológica), y otra en la parada de buses del Colegio Santa Cecilia en Santa Tecla. Después de la muerte de Eva, Chico y Toño ella escribió un poema precioso que se llama “La iglesia de 3 picos”.

TonoFoto: Andrés Torres Sánchez. (EL TERCERO DEL GRUPO. Nadie identificó ayer al otro terrorista que también se suicidó, dado el tatuaje de pólvora encontrado en su sien derecha. Este -según se informó -fue quien escribió con sangre las siglas de FPL en la pared, al pie de la cual se encontraba”. (Foto de Álvarez), el diario de hoy. Martes 12 de octubre de 1976)

El 10 de octubre estuvimos reunidos Marcial y yo en la casa de la Don Bosco, para preparar unos documentos que íbamos a discutir el siguiente día. Con Marcial estuvimos hasta cerca de las 11 de la noche, analizando la estrategia de trabajo de las Milicias Populares, Eva y Toño llegaron tarde pero no nos vimos por razones de compartimentación.

Luego Chico Salió a la puerta para ver cómo estaba la situación de seguridad en la calle, nos despedimos y comenzamos a caminar con Marcial en la calle principal que viene del centro de Santa Tecla sobre la acera norte frente a una pupusería, allí notamos que todavía habían unos clientes y comentamos que habían dos que se nos quedaron viendo y parecían sospechosos, tomamos el pasaje hacia la calle de Las Delicias, en la entrada poniente de la ciudad y allí abordamos un taxi hasta el Salvador del Mundo, donde cada quien abordó otro taxi para ir a los locales de seguridad que teníamos.

Al siguiente día, muy temprano me dirigí de nuevo a la reunión de CONAMAS que teníamos en la Don Bosco, a mi me tocaba entrar a las 7 a.m. ya que las llegadas de todos era de forma escalonada, allí iba a presentar la propuesta de trabajo de Milicias y una cuadra antes de llegar a la pupusería vi una trabazón de vehículos que estaba desviando la Policía Nacional hacia la otra calle, habían muchas personas aglomeradas y comencé a preguntar qué sucedía, la gente decía que había un enfrentamiento armado con la Guardia y la Policía Nacional.

Cuando llegue hasta el cordón policial, vi el humo saliendo de nuestro local dos tanquetas una metida en el portón de la casa y otra frente al muro derribado que estaba sobre la calle principal. Yo iba armado, con un montón de papeles en la mano y le pregunté a un policía que estaba en el cordón que si se podía pasar y me dijo que no, que había un enfrentamiento con guerrilleros en esa casa y me la señaló.

Yo no creía lo que estaba viendo, me vinieron muchas cosas a la mente, si los compañeros estaban vivos, había tiempo para ir a traer un comando de refuerzo y atacar el cordón policial… ir al re contacto con los demás compañeros de la CONAMAS y avisarles lo que estaba pasando… me inundó la impotencia, el coraje y fui a contactar a Rebeca para avisarle y me dijo que ya sabía lo ocurrido, que había que desalojar todos los locales y que nos viéramos a las 5 de la tarde, que ella tenía otro local para ir a pasar la noche.

Luego me reuní con Marcial para analizar la situación, la primera reacción de Marcial fue tirar un cuaderno que tenía en la mano contra la pared y con los ojos llorosos dijo unos insultos contra la dictadura.

Después busqué contacto con el compañero “Pepe” y otros compañeros que por su trabajo tenían información fresca de lo que realmente había sucedido.

Los compas nos dijeron lo siguiente, la versión de los oficiales al mando, es que la Guardia Nacional (GN) había capturado al compañero campesino de la Subcomisión del Campo y él había delatado la casa, que cuando llegó la GN después de las 11 pm rodearon la casa, se tomaron los techos vecinos y cuando un oficial tocó el timbre del garaje encendieron una luz adentro y salió un hombre a ver, que por todas las características que dieron, fue Toño.

Luego apagaron las luces y solo quedaron encendidas las del patio y la calle, después de algún tiempo, comenzó el enfrentamiento en la ventana que daba al pasaje y en el patio, luego comenzó una humazón dentro de la casa que se confundía con el fuego de los fusiles de la guardia y las bombas lacrimógenas.

Que los guardias del patio pidieron refuerzo porque tuvieron heridos y no pudieron entrar, que luego todo se calmó, que la policía pensó tirar granadas por el techo pero después que tiraron una, ellos mismos salieron heridos, luego de adentro les respondieron tirando mas granadas y disparos.

La GN al ver que había fuerte resistencia, entró con una tanqueta derribando el portón negro del garaje que estaba sobre el pasaje y derribaron el muro de la calle principal con explosivos abriendo un boquete que fue donde subió la otra tanqueta hacia el patio.

Lo mayor del combate se habría dado desde las 4 am porque la GN no había podido entrar a nuestro local y que fue hasta las 7 am que entraron y al ver a los tres compañeros dieron la versión de que eran más y que los otros habían escapado por los techos vecinos hacia los cafetales.

Al entrar, encontraron en un cuarto papeles quemados y en otro lugar Eva y Chico muertos juntos con las armas en la mano y otro lado sentado muerto con un arma en la mano Toño que habría pintado con su sangre y la de los compañeros, “Revolución o Muerte” y “Vivan las FPL”. Que los guardias y policías que participaron en el operativo estaban impresionados por la respuesta de los compañeros.

En la cartera Eva, tenía una foto de su hija, su cédula de identidad unos apuntes con listado de compras, maquillaje, treinta colones y un guineo. Chico, tenía en la cartera su cédula, veinte colones, unas monedas y un papel con dibujos de muñecos con unos nombres; Toño tenía su cédula, varios colones, monedas y unos apuntes con algunas consignas.

Dos años antes, el 9 de Agosto de 1974, a pocas cuadras de allí, había caído en combate “Juan Sebastián” (Alejandro David) hermano de Eva, cuando las FPL hicimos un operativo de recuperación económica en un banco en donde participamos Juan Sebastián, Nacho, Osmín, Alberto, Félix, Oscar, Julia, Úrsula y yo.

Desde esos días no me acostumbro a ver las fotos de mis compañeros, mis hermanos, en los periódicos nacionales y en El Rebelde; nunca me acostumbraré a sentirlos muertos, a ellos les debo mi vida, lo fresco de mis ideales y lo que actualmente soy; es por eso que desde esos días para acá, me cuesta ir a los funerales de mis compañeros… porque me cuesta enterrarlos y… sentirlos muertos.

(Fuente: Eva, Chico y Toño. Victoria Eugenia Ramírez Acosta, FundAbril, primera edición. Octubre 2010, San Salvador, El Salvador).

La filosofía de los derechos humanos

Quiero agradecer la invitación a participar en estas Jornadas en homenaje al Dr. Germán Bidart Campos, quien durante toda su vida se dedicó a estudiar el derecho, centralizando en el derecho constitucional, abordándolo desde la filosofía, sociología jurídica y en la última etapa analizó la importancia de los derechos humanos, realizando aportes significativos en la materia, siendo hoy cita permanente en el ámbito académico, judicial y doctrinario.

Para pensar acerca de la filosofía de los derechos humanos, debemos
preguntarnos ¿Cómo nace la idea de que los seres humanos tenemos derechos?, ¿Por qué se idearon y sostienen estructuras jurídicas en base a desigualdades?, ¿Cómo se construye ese conocimiento de derechos?, ¿Después de conocerlos, podemos transformarlos?, ¿Qué relación debe darse entre Estado Constitucional de Derecho y Derechos Humanos?, parecen pocas preguntas, pero cada una de ellas podría derivar en un tratado, por ello la importancia de seminarios, donde podamos debatir, preguntarnos, aportar, reconstruir, porque los estudiosos del derecho debemos dar en este campo respuestas, que sirvan a las necesidades de nuestro tiempo. No podemos sentirnos satisfechos con describir la realidad
o interpretarla, sino que debemos comprometernos para cambiarlo y fundamentalmente desde la Universidad Pública.

Por ello no podemos analizar los derechos en el siglo XXI que iniciamos, sin advertir que el nacimiento del Estado de Derecho se produce a partir de 1789 con la Revolución Francesa, donde se impone la práctica de que los Estados adoptan sus cartas constitucionales con un contenido formal de proclamación de derechos, libertades y garantías, con una organización y distribución del poder, emanados sus contenidos del poder constituyente.

Este es el nacimiento de los derechos subjetivos. Con el inicio del constitucionalismo, las ideas del aseguramiento de las libertades individuales e imposición de los límites al poder constituían la centralidad.

  • Doctora en Ciencias Jurídicas y Sociales, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales UNL, Doctora en Derecho, Facultad de Derecho, UNR. Profesora titular ordinaria de Derecho Constitucional II –Derechos Humanos y Garantías Públicas–, en la Carrera de Abogacía. Profesora titular de Derechos Humanos en la Especialización en Magistratura de la Facultad de Derecho de la UNR.

En el devenir se incorporaron a los derechos civiles, los políticos, luego de la Revolución Rusa se generalizaron los derechos económicos, sociales y culturales. En el siglo XX con la Carta de Naciones Unidas –1945– y la “
Declaración Universal de los Derechos Humanos” –1948–, nacerá el nuevo paradigma jurídico de los derechos humanos, aunque recién en este siglo hayamos advertido su nueva construcción teórica. Las declaraciones, pactos, tratados que se elaboran a partir de esta etapa constituyen una nueva legalidad internacional y del derecho interno, a partir de la cual esta diferente mirada de la sociedad controlará a los gobernantes y al derecho, por medio de la cual ya no habrá ningún acto de poder que pueda ser admitido ni aceptado como legítimo, si no pasa el test de los estándares mínimos en derechos humanos.

En la década del ’70, se comprendió que la proclamación de las independencias de los nuevos Estados y del tercer mundo, eran insuficientes para autodeterminarse, se comenzaron a construir nuevos esquemas teóricos sobre los derechos de los pueblos, como mecanismos para hacer frente a las mayores concentraciones del poder.

Paralelamente en este período se instauraron los autoritarismos en el Cono Sur, donde sectores de la sociedad civil, ONG, las/os ciudadanas/os comprometidas/os con los derechos humanos, militantes, opositores a las diversas modalidades de las derechas, usamos del discurso jurídico y la llave del monitoreo supranacional que prevén los tratados, para hacer frente a la ilegitimidad de los estados terroristas. Lejos de servir sólo como mecanismo para esa etapa, lo fuimos profundizando con la instauración de las democracias, prácticas que cada vez tienen más fuerza en el contexto regional y global.

Llegamos al final del siglo XX, donde fue creciendo la idea del neoconstitucionalismo, que constituye la superación de la concepción decimonónica del Estado Liberal de Derecho, por la etapa del Estado
Constitucional de Derecho, en donde el contenido es significativo, al decir de Luigi Ferrajoli que corresponden a dos modelos normativos diferentes:
el modelo paleoHiuspositivista del Estado legislativo de Derecho
(o Estado legal), que surge con el nacimiento del Estado moderno como monopolio de la producción jurídica, y el modelo neoHiuspositivista del Estado constitucional de Derecho (o modelo constitucional)1.

Esta nueva concepción del neoconstitucionalismo, va ampliando la incidencia del DIDH en las normas internas, como así también que los actos estatales deben aprobar el estándar de los derechos humanos para su validez y legitimidad, incorporará a la organización interna de los Estados una nueva práctica, que traerá discusiones y desequilibrios si pretendemos abordarla con las viejas concepciones jurídicas. De ello resultará una síntesis que abre paso a la incorporación de tipologías que modificarán lo
actuado hasta ahora.

1 FERRAJOLI, Luigi “Neoconstitucionalismo”, Edición de Miguel Carbonell, 2ª Ed. Madrid, Trotta, 2005, págs. 13 4. ISSN 1851-2844
www.centrodefilosofia.org.ar / Investigación y Docencia Nº 40

II. Desarrollo

1. Globalismo jurídico y derechos humanos

Iniciamos el siglo XXI con el paradigma de la globalización, el poder de los medios de comunicación masivos e Internet y el discurso único instalado. Convivimos con un sistema de mundialización de bienes y servicios en un mundo interdependiente, con bolsas y mercados de valores
que funcionan los 365 días y las 24 horas del año, dado que siempre existe por las diferencias horarias alguna bolsa abierta donde juegan en el gran casino mundial los ciudadanos globales, que son un porcentaje muy pequeño de seres humanos, apuestan y deciden la suerte de los más de seis mil millones que habitamos el planeta.

El flujo de capitales, transacciones, bonos y valores se mueve en un propio
estado supranacional, independientemente de los estados nacionales, en donde cotiza la comunidad económica multinacional y tiene como objetivo la optimización de sus recursos a escala planetaria del capital financiero, divisas, acciones, con el aval del FMI, OMC, Banco Mundial,Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, entre otras. Es un supra estado multinacional, sin sociedad política y sin ciudadanos, donde no
existe la democracia liberal del ejercicio de los derechos políticos, sino las decisiones económicas que condicionan la política, se toman sólo por los que cotizan, especulan y juegan en las bolsas, pero sus consecuencias las su
frimos los miles de millones de seres humanos que nos encontramos excluidos de ella. Ante el acrecentamiento del poder económico, se van degradando los DH.

Debe agregarse que no existen mecanismos ideados por las democracias para hacerles frente a la especulación financiera organizada, habiendo ejemplos, aún en nuestro país, de finalización anticipada de mandatos legítimos de gobernantes, cuando lo impone el poder económico. Se puede analizar así la fragilidad del Estado de Derecho y de las democracias ante al poder económico concentrado. El derecho interno también resulta ineficaz para el control.

Frente al ejercicio del poder económico transnacional y violento, donde la minoría que lo detenta lo hace a costa de la mayoría de la población mundial; que se caracteriza por su pobreza, vulnerabilidad, insuficiencia de alimentos, bienes y servicios y omisión de derechos esenciales, va creciendo la fuerza del globalismo jurídico, en donde los derechos corresponden a los seres humanos, como sujetos de derecho internacional, que nacen libres e iguales, independientemente de su nacionalidad, raza, condición social, educación, linaje, etnia, ciudadanía, género y que no reconoce ningún tipo de fronteras.

Este globalismo jurídicose encuentra contenido en las declaraciones, pactos, tratados, convenciones, internacionales y regionales, que a su vez cada uno de ellos tienen sus propios organismos políticos, jurídicos,
contenciosos y cuasi contenciosos de control para el cumplimiento del contenido de esos instrumentos, ratificados voluntariamente por los Estados que los suscriben.

El contenido de las normas del DIDH, se encuentran basadas en un consenso universal, poseen un positivismo convencional regulado en el contenido de los artículos respectivos en cada instrumento, que tienen en el caso de Argentina jerarquía constitucional, si se trata de los instrumentos contenidos en el artículo 75 inciso 22 de la Constitución Nacional –once instrumentos reconocidos en la Convención Constituyente en 1994 y dos posteriormente, por el mecanismo que la propia CN determina–, o superior
a las leyes internas –artículo 75 inciso 24 CN–, de manera que todas las normas y actos de los poderes del Estado se deben adecuar a éstos, de lo contrario la CSJN deberá resolver su inconstitucionalidad en ejercicio del
“control de constitucionalidad y convencionalidad” de las leyes y actos de gobierno.

En este sentido la CSJN ha venido sosteniendo en los casos “Giroldi
”, “Bramajo”, “Alvarez” y más extensamente a partir de su nueva conformación en “Arancibia Clavel” –24/08/2004–; “Simón” –14/06/2005– y “Riveros” –13/07/2007– que es su obligación interpretar las normas del derecho interno tomando como guía a la Corte Interamericana sobre Derechos Humanos –CIDH–, ya sea en sus fallos como en las opiniones consultivas –OC–.

Es interesante analizar las citas y la validez asignada por la CSJN
a los decisorios de la CIDH, especialmente de los casos “Barrios
Altos vs. Perú” –14/03/2001– y “Almonacid Orellano y otros vs. Chile
” –26/09/2006–, cuando debieron decidir cuestiones semejantes a las ya resueltas por la Corte Interamericana en las planteados ante el Superior Tribunal de Argentina, sobre la inconstitucionalidad de las leyes de impunidad 23492 y 23521 y la validez de la ley 25779; como así también sobre la inconstitucionalidad del indulto 1002/1989.

2. El nuevo paradigma de los Derechos Humanos

Como lo anticipara en la introducción, los derechos contenidos en el sistema convencional no constituyen un plus a los derechos subjetivos del constitucionalismo decimonónico, por lo que para su mejor comprensión
realizaré la diferencia acerca de la construcción epistemológica entre derechos humanos y derechos subjetivos.

a. En primer lugar posen una construcción epistemológica distinta, el origen de los derechos humanos surgen a partir de la Carta de UN y la
“Declaración Universal de los Derechos Humanos”, son construcciones convencionales realizadas entre los Estados que las elaboran en las primeras instancias con formato de declaraciones, donde se discutía su exigibilidad, hasta perfeccionarlas en Pactos y Convenciones exigibles por
quienes las ratifiquen. En la actualidad los derechos humanos son aceptados por sus características de supralegalidad interna, de orden
público, indivisibilidad, exigibilidad, irrenunciabilidad, no regresividad y se aplica el principio pro homine.

Los derechos humanos surgen entre las dos guerras mundiales, se formalizan a partir de las declaraciones universales y regionales de derechos humanos en 1948. Los sujetos que violan los derechos humanos son los estados o grupos de estados, organismos internacionales, organizaciones internacionales –Fondo Monetario Internacional, la
Organización Mundial del Comercio, Banco Mundial–, por lo que se debe reconocer una antijuridicidad objetiva ante la situación de desposesión.

Mientras que los derechos subjetivos surgieron con
el Estado Liberal de Derecho en 1789, como consecuencia del abstencionismo estatal, son positivizados en constituciones, normas, que consagran los derechos y libertades del ciudadano. Los sujetos de los derechos subjetivos son las personas, podemos afirmar que estos derechos
son vulnerados por los particulares entre sí en diversas relaciones: civiles, comerciales, laborales; o por grupos económicos, teniendo una base contractual privada.

b. En segundo lugar se diferencian en cuanto a la formalidad, los derechos
humanos son construcciones normativas convencionales que se realizan entre Estados ya sean de una misma pertenencia internacional o regional –
UN, OEA, Unión Europea, Unión Africana, que a pesar de las diferencias culturales, étnicas, geopolíticas, poder, se consensúa estándares mínimos de derechos, de maneraque si un Estado en su derecho interno tiene mayores reconocimientos, funciona el principio “pro homine” y se aplica siempre lo más favorable al ser humano, pero a la vez los Estados que lo ratifican no
pueden alegar cuestiones domésticas para incumplirlo, siempre deben respetar el piso mínimo. Estos instrumentos luego de ser sometidos a
su aprobación en el organismo internacional o regional que corresponda, posee otro proceso igualmente formal por los poderes de cada Estado para su positivización en elderecho interno y una vez que se logra el voto positivo, nuevamente vuelve al trámite internacional hasta culminar con el
depósito del instrumento ratificado.

Los derechos subjetivos de cada Estado sólo poseen un trámite interno para la sanción de las leyes ya sean constitucionales u ordinarias, son formulaciones generales que conforman las constituciones, legislaciones internas, normas del sistema jurídico, que contemplan las particularidades de cada país, que pueden ser cambiadas con mayor frecuencia dado que depende únicamente del poder político de cada Estado.

Pero, cuando esos mismos derechos se encuentran en
el texto de un tratado que el Estado ha ratificado, estamos en la órbita de los derechos humanos y en consecuencia se está reconociendo estándares mínimos universales para aplicarlos en el país. De manera tal que, si no se cumplen los preceptos convencionales se incurre en responsabilidad internacional, que es mucho más grave que violar una norma interna,
porque el incumplimiento genera la intervención de órganos supra nacionales que pueden derivar en sentencias condenatorias, exigiendo el cese de la violación, reparaciones o modificaciones de actos estatales2.

Los mecanismos de control son diversos, desde la presentación de informes de los Estados para establecer el grado de cumplimiento a los pactos, los contra informes de las ONG, las denuncias que los particulares realizan a los incumplimientos, entre otras.

En consecuencia la violación de una norma interna, aún constitucional, implica responsabilidades al Estado en el orden interno frente a los ciudadanos, pero cuando el mismo contenido normativo se encuentra positivizado en un tratado, genera además responsabilidad estatal internacional.
c. En tercer lugar se diferencian en cuanto al sujeto, los derechos humanos son violados por acción u omisión por los Estados, de manera que no sólo se incumple una convención cuando en sus prácticas las vulnera o desconoce directamente, sino también cuando frente a una situación de desposesión generalizada, no adopta políticas públicas para que las/os ciudadanas/nos tengan acceso a los derechos, reconociéndose la antijuricidad objetiva.

2 La Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio, determina que sus controversias serán sometidas a la Corte Internacional de Justicia a petición de parte, artículo 9; la Convención Americana sobre Derechos Humanos establece dos órganos para conocer de los asuntos relacionados con los compromisos de la CADH –artículo 33– que son la Comisión Interamericana de Derechos Humanos–artículos 34/51– y la
Corte Interamericana de Derechos Humanos–artículos 52/69–; la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer su monitoreo lo realiza el Comité sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer–artículos 17/22–; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturalesestablece que su monitoreo estará a cargo del Consejo Económico y Social –artículos 16/22–; el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticoses controlado por el
Comité de Derechos Humanos –artículos 28/43–y su Protocolo Facultativo
que reconoce la competencia del Comité para recibir y considerar comunicaciones de individuos; la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes encomienda al Comité contra la Tortura la tarea de control –artículos 17/24– y la Convención sobre los Derechos del Niño deja en manos del Comité de los Derechos del Niño –Artículos 43/45–.

En cambio los derechos subjetivos son vulnerados por particulares, personas físicas o jurídicas, grupos, sociedades, que se encuentran
en el circuito económico y poseen una base contractual privada o efectivizan una conducta disvaliosa tipificada como ilícito.

d. En cuarto lugar se diferencian en cuanto al objeto, los derechos humanos son derechos y garantías que constituyen necesidades humanas internacionalmente objetivadas en los respectivos instrumentos convencionales, se parte de la concepción que todo ser humano es un sujeto de derecho internacional y cada Estado, como parte integrante de la comunidad internacional debe velar por ellos, independientemente de su
capacidad de adquirirlos frente al mercado. Deben ocuparse los Estados del acceso al derecho, remover los obstáculos cuando los seres humanos no pueden tener derechos.

Los derechos subjetivos tienen como objeto la defensa y protección del derecho de propiedad, las cosas, los objetos susceptibles de una apreciación patrimonial, reconocidos por las leyes del sistema jurídico interno.

e. En quinto lugar se diferencian en cuanto al sistema de garantías, los derechos humanos contenidos en el sistema convencional, cuando son violados las/os ciudadanas/os disponen de un accionar jurisdiccional ante los tribunales de justicia de su país, pero si el reclamo no es receptado y se sienten agraviadas/os,subsidiariamente pueden reclamar ante el organismo de control de cada instrumento convencional, como fue referido en el
punto b.

Cuando la vulneración es de derechos subjetivos se pone en funcionamiento el aparato jurisdiccional reclamando por incumplimientos contractuales, obligaciones insatisfechas, turbación ilegítima de un derecho o frente a la desposesión arbitraria, porque se demanda la reposición al estado anterior al litigio, o en caso de imposibilidad, como es la muerte de una persona por otro particular, ya sea ante delitos o cuasi delitos, se reclamarán los daños y perjuicios o sanciones punitivas o ambas.

f. En sexto lugar se diferencian en cuanto a la legitimación, frente a la
vulneración de derechos humanos el particular lesionado, las ONG, los grupos sociales, el Estado y la comunidad internacional tienen legitimación para accionar ante la justicia para el cumplimiento de derechos convencionales, máximo cuando las investigaciones, juzgamiento y sanciones se refieren a crímenes de lesa humanidad.

La legitimación frente a los derechos subjetivos generalmente está reservado al afectado, a quienes tiene un interés legítimo y a funcionarios específicamente designados por la ley para asumir dichos roles.

g. En séptimo lugar se diferencian en cuanto a la jurisdicción, los derechos
humanos son subsidiariamente internacionales o regionales, según del instrumento convencional del que se trate. Se aplica la subsidiaridad porque primero deben reclamarse en el propio Estado donde se ha producido la violacióny una vez que se agotó la vía dentro del sistema jurisdiccional de cada país, se habilita el reclamo o demanda internacional.

En los derechos subjetivos la jurisdicción es interna, se judicializan en los
tribunales competentes de cada país, el superior tribunal de justicia es el que resuelve en definitiva y la sentencia es inapelable. Sólo cuando el litigio versa sobre cuestiones de derechos humanos es posible someter el decisorio a análisis de otro organismo supranacional, pero éste no podrá revisar un fallo de los tribunales de otro país, ni las leyes internas de ese, sino que sólo analizará si el caso viola o no normas convencionales.

Esta construcción acerca de los derechos humanos trae consecuencias en la
teoría de los derechos subjetivos, porque frente a determinadas violaciones sobre los primeros, no podemos analizar únicamente los contenidos del derecho interno, sino que debemos efectuar el control de convencionalidad.

III. Conclusiones

Con la reforma de la Constitución Nacional en 1994 y la jerarquía asignada a los tratados sobre derechos humanos, internacionales y de integración, se asumía una nueva filosofía política e iniciaba la etapa del neoconstitucionalismo, o del estado Constitucional de Derecho siendo ésta la coalición de Democracia, Constitución y Derechos Humanos.

El neoconstitucionalismo implica asegurar: Que el contenido de la Constitución debe ajustarse a los estándares del DIDH; el control de constitucionalidad y convencionalidad de las leyes y actos de gobierno; la subordinación de todos los órganos del Estado a los derechos humanos.

Este paradigma de derechos humanos constituye la cara progresista de la
globalización, impone un globalismo jurídico en donde por un lado protege a los seres humanos como sujetos de derecho internacional y por la otra podrán los ciudadanos utilizar nuevas herramientas de resistencia al poder económico concentrado y a los Estados más poderosos.

Posibilita que el derecho sea usado como un espacio más de resistencia y
construcción, dado que la globalización también puede ser encaminada hacia la creencia de que un mundo mejor es posible, con vigencia plena de los derechos humanos.