La Navidad, mercado, política y fe

La Navidad, mercado, política y fe

Dagoberto Gutiérrez

Todos los imperios imponen a sus súbditos su economía, sus leyes, sus tradiciones y sus dioses.

Los romanos que construyeron el imperio más conocido hasta ahora, adoptaron, sin embargo, las creencias y sistemas religiosos de una de sus provincias. Esto ocurre en los momentos de crisis imperial y cuando Constantino, emperador de ese momento, establece, en el edicto de Milán, (320 después de Cristo) el cristianismo como la religión oficial del estado romano.

Su genio político supo que la cohesión ideológica de los cristianos catacúmbicos fortalecería al decadente imperio romano y el 325 d.C, en el concilio de Nicea (Turquía), se montó el imperio sobre el cristianismo, aquí muere el cristianismo y nace la cristiandad como religión estatal.

Luego vendría la deificación de Jesucristo, la concepción trinitaria, el obispado de Roma y el nacimiento de Jesús. Ayer como hoy no se tiene dato exacto, pero los romanos celebraban al final del año las fiestas saturnales en honor a Saturno el Dios de la Agricultura y la vida, eran bacanales que duraban semanas y el imperio hizo coincidir esta fiesta con la natividad, hizo de una celebración pagana una fiesta cristiana, también adaptó el credo cristiano a la cultura imperial e hizo aparecer a las diosas, que no existían en la cultura hebrea de la misma manera hicieron a la madre de Jesús, una humilde mujer Judía, la reina del cielo, porque todo lo relacionado con la nueva religión imperial tenia que ser magnificente. Aquí nace también el catolicismo, del latín Catolic (Universal) porque la religión del imperio tenía que ser, por fuerza, la religión de todo el universo.

La Navidad, así decidida, fue completándose lentamente y viene a nuestras tierras en la punta de las espadas de los invasores hace 500 años; de las culturas nórdicas se le agrega el árbol de navidad y la nieve y de la empresa Coca Cola se le incorpora, en la primera mitad del siglo pasado, la figura de Santa Claus cuyo uniforme ostenta, justamente, los colores emblemáticos de esta empresa.

Con Santa Claus, la navidad entra, totalmente en los patios y corredores del mercado capitalista y el juego del intercambio de obsequios hace de la fecha el mercado persa adecuado para explotar, mercantilmente, la fe cristiana que considera el nacimiento de Jesús como el advenimiento del mesías que derrotará la explotación e impondrá la justicia.

En realidad, diciembre es el mes mercantil por excelencia y es la época en que el Jesucristo que se enfrentó a los mercaderes del templo en Jerusalén, es usado por éstos como una mercancía más y así, en nombre de los valores cristianos, que perviven, pese a Roma, los cristianos actuales, creyentes o ateos, son convertidos en consumidores, en una conversión muy distante a la de Pablo en el camino de Damasco.

La Navidad es entonces un teatro de operaciones que confronta la política y la economía con la fe cristiana y sus valores.

Las familias salvadoreñas son amenazadas en sus economías por la propaganda mercantil, porque una vez borrada la diferencia entre lo que se necesita y lo que se desea, el ser humano, en plena Navidad, es convertido en una mercancía que adquiere lo que desea aunque no lo necesite y pasa así, de ser comprador a ser consumidor.

La Navidad es actualmente, el escenario de la conversión anterior y aquellos templos en los que Jesús se enfrentó al imperio romano, son los que se levantan hoy sobre Jesús, como bancos, centro comerciales y edificios ostentosos, sin duda que se trata de un mal momento para todo lo que tiene que ver con cristianismo, con Jesucristo y con fe cristiana.

Los cristianos comprometidos con el hombre de Galilea deben salvar de la época la figura de la natividad, porque, más allá de la exactitud histórica, es una buena noticia para la humanidad y este hecho se acompañará del mensaje justiciero, comprometido y justo del Galileo que sacrificado por los poderosos sigue siendo voz, aliento y estímulo de los débiles que deciden ser libres y de aquellos que resuelven ser justos.

De la guerra con Honduras… Entrevista con Roberto Pineda (3)

SAN SALVADOR, 29 de diciembre de 2009 (SIEP) “Nos avisaron que habían llegado buses llenos de hondureños, fuimos a verlos, a platicar con ellos, eran campesinos que venían de Nuevo Ocotepeque, para apoyar a su selección de fútbol. Era el 14 de junio de 1969. Un mes después estallaba la guerra…”nos comparte Roberto Pineda.

“Los buses se habían parqueado sobre la troncal del Norte, hasta llegar cerca del cuartel de la Guardia Nacional. Era la primera vez que veíamos personas de otro país. Sus billetes y monedas eran diferentes. Usaban el Lempira. Sus ropas y zapatos eran diferentes. Los colores de sus pantalones y camisas eran diferentes. Su forma de hablar era diferente. Pero eran muy amigables, nos aceptaron como niños traviesos que llegábamos a conocerlos.

Luego supimos que a la selección hondureña que se alojo en el Hotel Gran San Salvador no la habían dejado dormir, tirándoles cohetes…y por las emisoras la campaña xenofobica lo inundaba y saturaba todo. A cada minuto el estribillo de pájaro picon, pájaro picon… arriba con la selección…sembrando la semilla del odio en nuestras mentes. Y las familias hondureñas eran abucheadas en las calles.

Los editorialistas de los periódicos llamaban a la guerra, a defender la soberanía pisoteada y parar los desmanes de la Mancha Brava. Y los héroes serian precisamente los “valientes soldados” salvadoreños conducidos por el asesino General Alberto Medrano.

Y los soldados campesinos de El Salvador fueron enviados a conquistar territorio hondureño. A pelear contra los soldados campesinos hondureños. Y la conquista estuvo naturalmente acompañada del saqueo, eran camiones repletos de ganado y de piñas, los que regresaban del territorio “liberado” hacia las casas y haciendas de los jefes militares.

Y las noches del 14 al 18 de julio la ciudad estaba a oscuras para evitar que nos bombardeasen los Corsarios hondureños. Y se decía que el Chele Medrano se había disfrazado de sacerdote y había penetrado en Tegucigalpa burlando la inteligencia hondureña. La derecha pretendía convertir en héroe al asesino de estudiantes y sindicalistas y lograr mediante la guerra detener el avance de las fuerzas populares que un año antes habían logrado realizar la primera huelga magisterial nacional victoriosa…pero la historia no se detuvo. La verdadera guerra iniciaría unos años después…

Alfonso Kijadurías: El seguidor

Alfonso Kijadurías: El seguidor

Por Manlio Argueta

“El presunto “oreja”, pega un grito. “Poetas, poetas; soy poeta, soy poeta”. Confirmo que viene sin arma y su grito nos desarma del ímpetu que llevábamos…”

Fue por 1962, cuando conocí a Quijada Urías, aun sin ese nombre árabe que ahora tiene, recién había llegado en tren desde Quezaltepeque que menciona en uno de sus poemas más conocidos. Los clavelones al paso de los cuarenta kilómetros de nuestros trenes de leña y humo negro. No tenía parientes en San Salvador, supongo que regresaba por la noche a su pueblo natal.

Era la época en que los poetas íbamos a tomar café al Doreña que, para promover las ventas, la taza tenía precio de regalo (un poco más de un centavo de dólar, cuando vivíamos en el paraíso de precios humanos), era la mejor cafetería de El Salvador, situada donde antes fue el Club Internacional. O sea que el local no era para cualquier indio pobre; ahora es un almacén de electrodomésticos al costado oriente de la Catedral Metropolitana.

Un día me acompañaba Miguel Ángel Parada, ya fallecido, poeta en sus inicios de estudiante de Derecho, compañero de estudios secundarios en San Miguel, y luego Rector de la Universidad de El Salvador. Cuando salíamos después de dos horas de conversación y cafeína, vimos que nos seguía de manera extraña un joven. Por nuestra calidad de universitarios la persecución era lógica dentro de lo ilógico de esos tiempos de persecuciones y exilios.

Los temores eran reales, para cualquier universitario, y más si escribía poemas, y peor si “autodenominados” Comprometidos. Antes de cruzar hacia la Calle Delgado para encaminarnos al oriente en dirección al Mercado Cuartel, donde compartíamos con Parada por varios años la misma casa de familia, observé la figura delgada y sospechosa que nos seguía ¿quién que era no era sospechoso en esa época? Lo comento a mi compañero de estudios, hermano y colega poeta Miguel Parada: “alguien nos viene siguiendo”.

Me responde: “ya vas con tus paranoias”. Le explico: “Crucemos la calle como que vamos a entrar al Sorbelandia y mirá por tu hombro izquierdo para ver qué hace”. Sorbelandia era la principal venta de helados –sorbetes- de San Salvador, casi enfrente del Teatro Nacional. “Como que tenés razón, se paró cuando cruzamos la calle, simula que no sabe a dónde dirigirse”, dice Parada.

Quiero aclarar que en esa época no existían los miles de vendedores en esa zona, no había asaltantes en las calles del Centro Histórico de San Salvador, (oh tempore, oh mores, oh dolores, oh dólares) era fácil detectar a alguien de características sospechosas.

“Entremos como que vamos a tomar un sorbete”. Entramos por una puerta y salimos por otra. El joven seguía parado en la esquina del Teatro Nacional, mirando hacia los lados. Continuamos por la calle. Ahora soy yo quien miro por mi hombro: “Ha comenzado a caminar, creo que viene en nuestra dirección”. Parada, más sereno que este poeta que narra, me dice que vamos a hacer una prueba, cruzaremos a la derecha dando vuelta a la manzana como que vamos a la Bella Nápoles o hacia el Parque Libertad.

Así fue. Le digo a Parada que ahora mire él para atrás. Y me responde: “Cruzó también, es verdad, nos viene siguiendo, pero tranquilo, sigamos como si nada”. Esta vez cruzamos a nuestra derecha en dirección al Bella Nápoles.

Al llegar a la primera esquina del Portal La Dalia, cruzamos para tomar la 2ª. Calle, rumbo Poniente, hacia la Catedral. Al llegar al Banco Central de Reserva, actual biblioteca especializada “Agustín Alfaro Morán”, me dice Parada que ahora me tocaba a mí ver con disimulo.

“Viene a unos veinte metros de distancia”. Giramos de nuevo hacia el Doreña y Teatro Nacional, dando la vuelta a la manzana histórica. “Si cruza es que es “oreja” el hijueputa”, me dice el futuro Rector de la Universidad Nacional, en ese tiempo humilde estudiante y poeta universitario –“oreja” le llamábamos a los confidentes de la policía política de esa época, tenían poca calificación pero hacía su trabajo sacrificado y cruel para ganarse la vida.

El joven perseguidor siguió nuestra ruta. Entonces planificamos una estrategia pulga para deshacernos de él. ¿Entramos o no entramos de nuevo al Doreña? Puta ¿y si quedamos varados y nos capturan? Preferible seguir caminando en la acera poniente del Teatro Nacional, aunque sepa que le vamos huyendo Habíamos detectado su físico endeble, y nadie más lo acompañaba. “Entre los dos le damos verga”. “¿Y si viene armado?”. “Claro, si es policía debe tener arma, pero le caemos de sorpresa”. “Come mierda”, le respondo. No iba a meterme en líos con un hombre armado y menos miembro de la autoridad nacional. Aunque si no había otro camino…

Cruzamos al Teatro Nacional dando vuelta en redondo, pero ya su desvergüenza llegaba al extremo, seguros que nos seguiría por la Calle Delgado. Esta vez ya hemos decidido la estrategia piojo. “Nos escondemos en la primera puerta del Teatro y cuando esté husmeando le caemos a trompadas y mordidas”. Me convenció.

Así fue. Lo habíamos confundido. Camina un poco. Husmea. Y zas, nos lanzamos sobre él, Miguel Parada lo toma del cuello y yo me tiro a su cintura para dominarlo con el arma.

El presunto “oreja”, pega un grito. “Poetas, poetas; soy poeta, soy poeta”. Confirmo que viene sin arma y su grito nos desarma del ímpetu que llevábamos. ¿Cómo que sos poeta? Soy el poeta Alfonso Quijada Urías (en ese tiempo, repito no era Kijadurías). Cuando lo teníamos dominado, dejamos que se sacara unos papeles de la bolsa. Se los arrebato. “Son mis poemas”, dice. Miguel Parada aun lo tiene por el cuello. Y yo le doy un vistazo rápido a los papeles. “Son versos, le digo a mi compañero, soltémoslo”. Era poeta, y leí el titulo inicial “Mi primer viaje por tren a San Salvador”. En su viaje había escrito ese poema.

Nos explica que sabía que los poetas nos reuníamos en el café Doreña pero él no tenía confianza para entrar y decidió ubicarse en la acera de la Catedral esperando la salida de algún poeta. Nos reconoció por las fotos que había visto en los periódicos, noticias como ganadores de Juego Florales y los premios centroamericanos que organizaba cada año la Facultad de Derecho en esa época.

“Puta, poeta, pudimos haberlo matado”, ufanándonos de nuestras debilidades y tratándolo de usted como lo hacemos entre poetas. Lo invitamos a la cafetería. “Bien pudo haberse presentado, nadie se lo va a comer”. Valía la pena tomarse otro café con un poeta que apenas había cumplido los dieciocho años y que nos asustó, pero quizás el más asustado fue él cuando lo dominamos.

“Como ustedes son tan famosos, no me atreví a hablarles, esperaba una oportunidad para conocerlos de cerca”. Fue un bautizo de fuego para este gran poeta salvadoreño que ahora vive en Vancuover Canadá, Alfonso Kijadurías. Tiene un hijo cineasta que se llama Manlio (quizás porque le perdonamos una golpiza). Un honor.

Manlio Argueta. Desde América Central, octubre 26 de 2009

Fuimos de la generación de Woodstock… Entrevista con Roberto Pineda (2)

SAN SALVADOR, 28 de diciembre de 2009 (SIEP) “Todavía me estremezco al escuchar los acordes de Con una pequeña ayuda de mis amigos de Joe Cocker. Marco una época en mi generación, muchos bailábamos imitando su particular forma de cantar. Fuimos la generación de Woodstock en El Salvador, era el inicio de los años setenta…” nos comenta Roberto Pineda.

“Nos enteramos de Woodstock con la película que fuimos religiosamente a ver, llenando los cines. Woodstock nos mostró una nueva cultura basada en paz, amor y música. Era una cultura que desafiaba los patrones impuestos por la dictadura militar de derecha. Surgieron nuevos héroes y heroínas. Nos dejamos crecer el pelo y usamos collares y ropa psicodélica, sandalias, pantalones acampanados, camisas floreadas o fosforescentes. Estábamos desafiando los uniformes de los cuarteles y el pelo rapado de los militares. Éramos diferentes…”

Joe Cocker se volvió el maestro de la amistad. Carlos Santana era nuestras raíces latinas. Nuestra contribución a esa nueva cultura. Buscábamos afanados los long play de este misterioso grupo musical Santana Abraxas. Carlitos con su Mujer de magia negra nos hechizo, nos sedujo. Y también Jimy Hendriz, entonando el Star Spangled Banner con los dientes en las cuerdas de la guitarra. Y los Doobie Brothers.

Y la chicana Joan Báez con su canción Joe Hill nos enseño que la guerra en Vietnam era inmoral, una guerra al servicio de los ricos, al servicio de militares retrógrados como los que teníamos en El Salvador. Fue una revelación que nos ayudo a descubrir quienes eran los enemigos: estaban en los cuarteles. Fuimos una generación profundamente antimilitarista.

En las fiestas con luces negras o moradas, la tranquilidad vegetal de la marihuana sustituyo a la violencia del alcohol de las pasadas generaciones. Y surgió una amistad entre barrios y colonias que estaban en la onda…Los de Montserrat visitaban a los de la Col. Atlacatl. Y viceversa. El símbolo de peace and love era el saludo de una generación que rompía con el pasado y miraba hacia el futuro.

Y luego para centenares de jóvenes, el aprendizaje de la solidaridad hippie expresado en un nuevo tipo de apretón de manos dio paso a los puños alzados en las marchas en apoyo a los maestros de ANDES y a los mítines de la UNO. Y la figura del Che se alzaba invicta en nuestros corazones de jóvenes idealistas.

Los militares no estaban equivocados, sabían que detrás de cada melenudo se hallaba un guerrillero en potencia. Y cuando los Guardias Nacionales capturaban y peloneaban a los jóvenes de la ciudad y del campo, alimentaban el odio hacia la dictadura. Y surgió la consigna: gorilas hijos de puta, los estudiante somos vergones…”

Estudiaba sexto grado en la Escuela parroquial Nuestra Señora de Fátima, en la Colonia La Rabida. Tenía el pelo largo. A mis once años cultivaba la precocidad de la vida. Mi maestra era la señorita Francisca, que muchos años después me reconoció y me recordó los nombres de todos mis compañeros…

Carlos Leiva era nuestro guru. Era mi cuñado. Tenía personalidad. Había estudiado en Colegio Don Bosco. Usaba el pelo cortado a lo Yul Brinner en Taras Bulba y casaca militar con signos de paz y amor. Sandalias. Amistoso. Seductor. Me acuerdo de una excursión que hicimos un 24 de diciembre a El Salto, una catarata y laguna en San Diego. Pasamos la noche mirando caer el agua, conversando sobre el milagro de la naturaleza…

En las fiestas se bailaba American Woman:
American woman, stay away from me
American woman, mama let me be
Don’t come hanging around my door
I don’t want to see your face no more
I got more important things to do
Than spend my time growin’ old with you
Now woman, stay away
American woman, listen what I say…

El Desfile Puertorriqueño que cambio mi vida….Entrevista con Roberto Pineda

SAN SALVADOR, 27 de diciembre de 2009 (SIEP) “Cuando vi la bandera del Viet-Cong flameando sobre la Quinta Avenida de Nueva York me dieron ganas de llorar, me llene de alegría, porque el pueblo vietnamita no iba a ser derrotado…” nos comparte Roberto Pineda, de 50 años, del Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete.”

Sentí un inmenso gozo y corrí a incorporarme al contingente independentista puertorriqueño que gritaba todo pulmón: ¡Jíbaros si, yanquis no! ¡Despierta boricua, defiende lo tuyo! Mi vida estaba siendo definida en ese momento al lado de los que luchaban contra el imperio…era una tarde calurosa de agosto de 1971.Nixon estaba bombardeando Hanoi.

Hasta escribí un poema: En Viet-Nam/ Yo se/ que mucho se muere…/ pero mas de lo que muere se vive/ se vive libre/ de pie/ de cara al sol como dice Marti/ los vietnamitas prefieren morir de pie/que vivir de rodillas.

Llegue a esa cita con la historia luego de leer una invitación en el periódico puertorriqueño Claridad, que había comprado en una estación de tren en uno de mis interminables y agotadores recorridos por la red de trenes subterráneos que me conducían de Brooklyn al Bronx, y de Queens a Manhattan.

Acostumbraba leer periódicos latinoamericanos y caribeños, pero Claridad era diferente. Estaba escrito en un lenguaje que me atraía, que me seducía, me identificaba…unos meses antes, en mayo, había convencido a mi hermana de ir a comprarme como regalo de cumpleaños, a una librería de la Calle 14, un tomo grueso de la editorial mexicana Era, con el titulo de Obra Revolucionaria, de Ernesto Che Guevara.

Fue como una Biblia. Fue un libro revelador de como funcionaba el mundo y para que debía vivirse la vida. Incluso me compre una boina, le puse una estrella y me esmere en lucir una melena parecida al Che…con el toque niuyorquino de un jacket de blue jean.

Me impacto la frase del Mensaje a la Tricontinental: En cualquier lugar que nos sorprenda la muerte, bienvenida sea. Siempre que ese, nuestro grito de guerra, haya llegado a un oído receptivo y otra mano se tienda empuñar nuestras armas y otros hombres se apresten a entonar los cantos luctuosos con tableteo de ametralladoras y nuevos gritos de guerra y de victoria.”Me sigue impactando y me definió la vida.

En enero de 1971 aterrice en el aeropuerto Kennedy de Nueva York junto con mi mama y mi sobrino Carlos Ernesto. Tenía doce años. Llegue con un saco verde comprado en el almacén Paris Volcán. Volamos del aeropuerto de Ilopango hacia Miami. Era como un sueño. Un mundo nuevo se abría a mis sentidos. Mi hermana Esther llego a recibirnos al aeropuerto junto con su compañero Frank, un panameño. En la radio del vehiculo se escuchaba una melodía de los Jackson Five. Era de noche, hacia un frió desconocido, con ráfagas de viento que golpeaban mi rostro todavía tropical. Me tenían preparado un abrigo café claro. Vivíamos en la calle 167 y Avenida Cromwell del Bronx, a seis cuadras del Yankee Stadium. Me sorprendió la pobreza de los barrios populares del Bronx. Pensaba ingenuamente que no existía la pobreza en los United States…

Vivíamos en un cuarto piso, y como horizonte aparecía una estación de trenes que pasaban cada cinco minutos y edificios y más edificios. La primera mañana nos sorprendió la nieve cubriéndolo todo. Salí a caminar. Había un parque, hacia frío…era un mundo nuevo. Fume un cigarrillo…

La escuela quedaba al cruzar la calle. Todo era diferente. Me impacto el idioma. La profesora me hacia preguntas que no podía responder. Era un aula multirracial: negros, puertorriqueños, blancos, chinos. Un niño puertorriqueño trataba de ayudarme con el idioma, nos hicimos amigos.

Regreso al Desfile…me incorporo en la calle 59 y el desfile concluye en la calle 86, cerca del Museo Metropolitano. Marcho en el contingente de los Young Lords. Abordo a un dirigente, de nombre Junior. No habla mucho español. Le digo que quiero publicar un artículo sobre Vietnam en su periódico Palante. Me da una dirección para buscarlo. Queda en el Sur del Bronx. Llego unos días después, platicamos. Se nos dificulta comunicarnos…es un puertorriqueño nacido en Nueva York que habla poco español. Venimos de mundos diferentes…

Y de nuevo Claridad me ilumina el sendero. Aparece la dirección de un comité del Partido Socialista Puertorriqueño en El Barrio, apunto la dirección (calle 125 y 3ra. Avenida) y me dirijo a buscarlos. Voy por la mañana y esta cerrado, pero veo el local del PSP. Me gusta, hay posters de marchas a Washington y del Che. Es un jueves de septiembre. Llego de nuevo por la tarde y esta abierto. Entro, me miran sorprendidos… tengo doce años.

Les explico que soy salvadoreño y quiero integrarme a la lucha…se ven entre ellos y me dice Monchito: ¡Adelante! Estaban estudiando un folleto de Engels, del que me dan copia: era El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre…lo discutimos, solo escucho, estoy yo con los que debía de estar. Los había encontrado. Esa noche no dormí de felicidad…quedamos de vernos el próximo sábado.

Esa fue mi primer celula, mi primera familia de lucha. Estaba Monchito, de alrededor de 30 años, que lucia como Garrid, el personaje de Harry Potter; Olga Sanabria, que era la responsable del comité, una encantadora trigueña, menuda y disciplinada; Ramón Cintron, de Ponce, muy amistoso, bromista, Luís Salas, había participado en el levantamiento nacionalista de 1950, siempre nos llegaba regalar morcillas. Había un dominicano negro, Jim, que hablaba poco español, y había estado en Viet-Nam.

Llegue el sábado, fui el primero en llegar al local, estaba ansioso por ver que es lo que los revolucionarios de carne y hueso hacían. Luego llego Olga y abrió. Luego llego Ramón. Me dieron 25 ejemplares de Claridad para irlos a vender, me fui a la esquina de la calle125 y 7ma. Avenida, cerca de la marqueta y empecé a vender. Me sentía muy orgulloso de hacerlo, era ya un militante…y alrededor del mediodía los termine y me fui a dejar lo vendido…esta seria una rutina de verano y de invierno. Hoy ya no lo compraba en los quioscos del subway, hoy lo vendía…divulgaba la prensa revolucionaria.

Por medio de Claridad y de otras lecturas me fui adentrando en la historia puertorriqueña. En 1898 habían sido invadidos. Y eran una colonia yanqui. Y empecé a conocer al Maestro Don Pedro Albizu Campos. Me impacto para toda la vida su frase: la patria es valor y sacrificio. Consideraba que el valor supremo del ser humano es el valor. El compromiso político por la justicia. Iba recogiendo estas enseñanzas de luchadores del pasado. Conocí a Ramón Emeterio Betances y el Grito de Lares. Conoci a Eugenio Maria de Hostos. Conoci a José de Diego.

Y asistí a mi primer Grito de Lares el 23 de septiembre en el Sur del Bronx. Escuche hablar a Ramón Arbona. Me impresiono. Dijo: “Lares es Newark, Lares es Hoboken, Lares es El Bronx, Lares es todo lugar donde se levante la dignidad del pueblo puertorriqueño.”Lo felicite. El era el responsable del PSP para Estados Unidos. Me fui percatando de la existencia de otros grupos independentistas: el Partido Nacionalista, el Comité MINP, y sectores de la izquierda estadounidense. Yo ya estaba alineado.

Llegaba religiosamente al Comité. En el PSP habían dos categorías; militantes y afiliados. No estaba en ninguna pero trabajaba con el celo de un neófito. Fui asumiendo aspectos culturales boricuas: conociendo su historia, su comida, los nombres de sus pueblos: Caguas, Bayamón, Santurce, Ponce, etc. Leyendo a sus poetas y disfrutando de su música tradicional. Y aprendí a respetar la conducción de Juan Mari Bras. Un gran líder. Muy parecido a Schafik.

Me gustaba mucho Roy Brown y el Grupo Taone. La canción Monon de Roy Brown fue una de mis favoritas: Voló y voló… Me gustaba también El Topo: Antonia tu nombre suena a historia de un pueblo que se busca y se ha encontrado en ti. Pero en esa época Nueva York estaba envuelta en los ritmos sensuales de Marvin Gaye… Ain’t No Mountain High Enough…

Continuara…

The Best Songs of 1971

The Best Songs of 1971
by Robert of the Radish in The Y!

1971.jpg

In 1971, Jim Morrison was found dead in the bathtub of his Paris apartment by his girlfriend Pamela Courson. Although the official cause of death was heart failure, it is widely believed that he overdosed on a large amount of heroin that he snorted because he thought it was cocaine. He was just 27 years old.

The world also lost the great Louis Armstrong just 3 days later.

Two weeks after we lost Satchmo, the World Trade Center in New York City was completed.

In other 1971 news, Walt Disney World opened in Florida, Led Zeppelin released one of the best selling albums of all time, Led Zeppelin IV (not in this list as it is not available in YMU), Intel released the world’s first microprocessor, Ray Tomlinson sent the first e-mail, the Twenty-sixth Amendment to the U.S. Constitution lowered the voting age to 18, and Johnny Cash wrote “The Man In Black.”

As these events took place, the music in this playlist was pouring over the airwaves of America. The list includes almost 5 hours of the very best songs that were released in 1971 and are available for streaming in Yahoo Music Jukebox.

From the classic soul of Marvin Gaye to the blues of B.B. King, to the classic rock of The Rolling Stones and David Bowie, to the soft rock styling of Bread and Chicago, to the old-school country of Charlie Pride to the funk of Sly & The Family Stone.

1971 is here, experience it all over again.

Peace Train

Peace Train
by Cat Stevens

Now I’ve been happy lately,
thinking about the good things to come
And I believe it could be,
something good has begun

Oh I’ve been smiling lately,
dreaming about the world as one
And I believe it could be,
some day it’s going to come

Cause out on the edge of darkness,
there rides a peace train
Oh peace train take this country,
come take me home again

Now I’ve been smiling lately,
thinking about the good things to come
And I believe it could be,
something good has begun

Oh peace train sounding louder
Glide on the peace train
Come on now peace train
Yes, peace train holy roller

Everyone jump upon the peace train
Come on now peace train

Get your bags together,
go bring your good friends too
Cause it’s getting nearer,
it soon will be with you

Now come and join the living,
it’s not so far from you
And it’s getting nearer,
soon it will all be true

Now I’ve been crying lately,
thinking about the world as it is
Why must we go on hating,
why can’t we live in bliss

Cause out on the edge of darkness,
there rides a peace train
Oh peace train take this country,
come take me home again

EN 1959 PARTICIPE EN LA LUCHA CONTRA LEMUS…Entrevista con Rene Grande

SAN SALVADOR, 6 de diciembre de 2009(SIEP) “En octubre de 1959 participe en las jornadas de lucha popular contra el dictador Chema Lemus, que concluyeron en su derrocamiento” nos comparte el revolucionario salvadoreño, de 70 años, Rene Grande.

Agrego que siendo un joven de 16 años, me impacto el ajusticiamiento del tirano Somoza en Nicaragua, fue un acto de valentía y de dignidad, y me enseño que la voluntad de vencer, de luchar es más poderosa que los poderosos…

En 1957 empecé a asistir a marchas, a los mítines, a las actividades del movimiento popular, ahí fui comprendiendo muchas cosas, cuando uno es joven es como una esponja para captar conocimientos y audaz…una vez me acuerdo quedamos cercados por los cuerpos represivos, encerrados en La Rotonda, frente a Maternidad, y nos tuvo que llegar a sacar la Cruz Roja.

Es que mi papa estuvo en el 32, era secretario de Actas de un sindicato, y quizás fue del Partido, esto mi mama me lo contaba, y ella me enseñó a ir absorbiendo un rechazo en contra de “los chafarotes” en contra de los militares y de su sanguinaria dictadura.

En la calle, en las marchas contra Lemus, junto con mi hermano Armando, que era 3 niños menor que yo, conocí a Domingo (Santacruz) y el invito a mi hermano a una reunión y luego me llevo, y fue así como nos incorporamos al Movimiento Revolucionario 2 de abril, el MR2-4, y ahí conocimos a mas compañeros, me acuerdo de Salvador Pérez y Pérez. Las reuniones eran allá por la Calle Lara, después del puente de Santa Carlota, en una casa de dos pisos, propiedad de la familia del Dr. Font.

Junto con mi hermano Armando luego nos incorporamos a la Columna Obrera del FUAR. Fue un gran aprendizaje de lucha, luego participamos en la campaña del PAR Nueva Línea, en la que se planteaban Cinco grandes soluciones para cinco grandes problemas, fue la campaña del Dr. Fabio Castillo contra el General Fidel Sánchez Hernández, conocido como Tapón. Me toco cuidar urnas…

Armando fue asesinado en 1980, trabajaba en la Comisión Militar del partido, junto con Vanzetti que era sastre, y con Carrillo El Fronterologo. Armando cayo el 11 de junio de 1981, le cayeron a un taller de mecánica que teníamos por La Bermeja, al final de la calle Gerardo barrios, donde transformábamos vehículos, placa, color, etc. El taller lo estaban montando pero ay antes el local había caído antes con otra organización y desde la inteligencia enemiga le siguieron dando seguimiento, eso pasaba, como era tanta la actividad conspirativa, allí también cayo El Osito, y un familiar de Domingo Santacruz.

Ya para ese entonces estaba en un Círculo de Estudios del PCS, era Candidato a Miembro. Nos atendía el sindicalista Rafael Jiménez, conocido como Piluya, y fue el precisamente quine nos juramente en el año 1967, donde formalmente ingreso al PCS.

Ese mismo año me delegan para tareas de seguridad en la Huelga de los Panificadores, y en especial proteger a Cayetano Carpio que se declaro junto con otros compañeros en Huelga de Hambre. Era de un equipo de seguridad, nos turnábamos, claro, armados…

El siguiente a;o recibo la tarea de prestar seguridad esta vez a Cayetano Carpio y a Melida Anaya Montes, en el marco de la primera huelga de ANDES 21 de Junio, ellos dirigían la huelga, y se mantuvo una concentración permanente frente a la antigua Biblioteca Nacional, en una placita que había frente al Mercado Cuartel. Estuvimos de seguridad con mi hermano Raúl (Armando), con Pedro Pleytez que le decían la Vieja Julia…Ah, y también estaba Roberto Sibrian, que trabajaba en la U y había estudiado en la URSS y que después se iría con Cayetano…

Me acuerdo de esa huelga que llego Toni (Handal) y nos aprovisiono de punzones y de bolsas de azúcar con arena para echarla en el tanque de los buses y detenerlos…y allá por la Col. Málaga paramos un bus pero el motorista nos vio las intensiones y cerro las puertas y acelero para llevarnos rumbo a la Policía Nacional, era oreja, y no se detenía y Sibrian iba adentro y nosotros en la puerta, y se tuvo que tirar por la ventana para salirse…al encontrarnos nos preguntamos tratamos con otro bus, pero el que llevaba las bolsas ya las había botado…nos faltaba experiencia.

Para esa época el partido me designa para incorporarme a tareas de la Juventud, abrimos un local, la Casa de la Juventud, allá por el Parque Centenario, nos reuníamos ahí y había juegos de damas, de ajedrez, allí llegábamos a “estar.”

En 1970 creo que a finales de marzo, Cayetano convoca a un buen numero de militantes a una asamblea, éramos como cuarenta, y ahí nos hizo el planteamiento de acompañarlo, incluso nos leyó la carta de renuncia a su cargo y al Partido que iba a presentar a la CP. Decidí no seguirlo….Desde ese tiempo el dejo de vivir en la Col. Zacamil, vivía allá por los 43, en un primer piso…de la FUSS se van y lo acompañan Dimas Alas, que era el secretario general, y Ernesto Morales, por cierto cuñado de Piluya…

Se va también Armando Arteaga, después el famoso Pancho, asesinado en 1975 junto con Roque por los del ERP. Armando fue mi amigo, era de oficio carpintero, bueno para trabajar, vivía allá por la UTF, en el Centenario, era militante de la Juventud. El oficio de carpintero le permitía el tiempo libre para dedicárselo a la lucha revolucionaria. En las concentraciones del Partido se encargaba de la seguridad, de ubicar y registrar a orejas, porque era alto, fornido. También participaban Toni Handal, Ricardo Rivera y El Niño (Víctor Manuel Sánchez) y Juan Landaverde que era estudiante.

El año 71 me integro a trabajar al equipo de redacción de Tribuna Popular. El Director era Jorge Arias Gómez, el Subdirector Mario Aguiada, la oficina estaba sobre la 5ta. Avenida, cerca de la Casa Aviles, allí se levantaba y se llevaba luego a Grafos, otro lugar donde se imprimía. El 1 de mayo de ese año sacamos el primer número, me correspondió el diagramado y el levantado junto con un fotógrafo que luego desaparecieron, de nombre Antonio Sandoval. El equipo de redacción lo constituíamos Farfán, Sandoval, y Carlos Silva (El Chile), que después de la guerra se quedo en Honduras.

El segundo numero lo sacamos en junio, nos habíamos movido a una oficina cerca del Parque San José, frente al actual Mister Donnut. También nos encargábamos de la compaginación y distribución. Llevaba fotos, noticias sobre la campaña de la UNO, sobre la segunda huelga de ANDES. Las células del PCS lo llegaban a traer o lo enviábamos a algunos pueblos como encomiendas además algunos canillitas lo vendían. Sacábamos 1,000 números. En el 72 en marzo sacamos un numero que lo hicimos en la casa de El Chile en la Col. Zacamil, ahí lo armamos. El Chile estuvo preso en Mariona con Blas Escamilla y Lucio. En el 74 este semanario se transformo en Voz Popular, y lo hacia Guillermo Ramirios.

Luego me propusieron y entre a trabajar con Emilio, si, con Schafik. Éramos su equipo de apoyo junto con Ada. Llegábamos a una casa por la mañana e instalábamos una oficina y trabajábamos durante el día y por la tarde nos retirábamos y nada había pasado en esa casa, de vez en cuando parábamos las actividades para tomarnos un cafecito, a veces el trabajo era tan intenso que se nos olvidaba hasta almorzar y como a las 4 nos preguntábamos ey, verdad que nos hemos almorzado.

A mi me pusieron El Cuaz en una reunión de la UJP, estábamos en un receso y fue Ferman (Cienfuegos) el que me bautizo, era una reunión en la Universidad, fue cuando constituimos la UJP, fue en julio del 69, fresquecito lo tengo porque fue el domingo que aviones salvadoreños atacaron el aeropuerto de Toncontin en Honduras, en plena guerra. Era en realidad la Juventud Comunista con otro nombre.

Luego del golpe de estado del 79 estoy en una casa de seguridad allá por el cine Iberia y recibo una amenaza a muerte, informo al Partido y desalojamos, teníamos mucho documentación allí, incluso el archivo del partido, la logramos sacar, lo complicado que dijeron mi nombre…me cambio de lugar, y me separo entonces una vez Bobby pregunta y este que esta haciendo y como estaba clandestino, decide quitarme el estipendio…pero cuando Simón se entero lo regaño y me volvieron a pagar, me dijo Simón que me fuera a trabajar a la Imprenta. Eso fue en el año ochenta, a las puertas de la guerra, y ya con las FAL funcionando, yo ya había tenido preparación militar, estaba preparado para las batallas que se nos venían encima…

Juan Mari Bras

Juan Mari Bras

La brillante oratoria de Juan Mari Bras resonó a través de la sala de conferencias del Hotel El Prado, en Ciudad de México. Se efectuaba allí la Segunda Conferencia Internacional en Solidaridad con la Independencia de Puerto Rico. Habló frente a telones de fondo mostrando las imágenes pintades de tres héroes latinoamericanos de las luchas por liberación. Ellos lo fueron: Albizu Campos, de Puerto Rico, José Morelos, de México y Simón Bolívar, de Venezuela. Cuatrocientos delegados y cientos de observadores testimoniaron de su apoyo a la transferencia de todos los poderes gubernativos al pueblo de Puerto Rico.

Aquella fue una ocasión trascendental en el año de 1979. Los Nacionalistas que habían sufrido encarcelamiento por 25 años (29 por Collazo) acababan de ser liberados. Lolita Lebrón, Rafael Cancel, Irvin Flores, y Oscar Collazo fueron bienvenidos a la platforma como héroes nacionales. Un Sandinista en uniforme militar recibió un estruendoso aplauso al informar sobre la reciente victoria del pueblo de Nicaragua sobre la dictadura de los Somoza.

Años más tarde mi esposo y yo habríamos de encontrarnos con Mari Bras en su oficina de San Juan. Para entonces ya él había renunciado a su puesto de Secretario General del Partido Socialista Puertorriqueño (PSP), había reanudado la práctica privada de su profesión de abogado y estaba enfrascado en un gran esfuerzo por unificar el movimiento de independencia de la isla.

Un hombre gigantesco físicamente e intelectualmente, él nos recibió con escueta modestia. Me excusé por no haber aún leído su libro acabado de salir de la imprenta: El Independentismo en Puerto Rico: Su Pasado, Su Presente y Su Porvenir. Aún no se encontraba ni en los estantes de la librería de la universidad. Preguntándome si yo leía el español, el abrió la gaveta de su escritorio y sacó una ejemplar. En ella escribió: “A los compañeros Abe y Jean Zwickel, buenos amigos de nuestra lucha por la independencia, con la gratitud y afecto de J. Mari Bras, diciembre, 1984.”

Nos habló de cómo su padre había sido un independentista dentro de las filas del Partido Liberal. A la edad de 15 años, cuando aún se encontraba en la escuela superior, comenzó a desarrollar su propia conciencia política. El Proyecto de Ley Tydings del 1943 sobre la independencia de Puerto Rico fue introducido en aquel entonces ante el Congreso de Estados Unidos. Tydings, amigo del asesinado Colonel Riggs, preparó el proyecto de ley de tal modo que el mismo habría traído la ruina financiera a Puerto Rico. Esto suscitó una alta gama de controversias en la isla, particularmente entre el estudiantado. Mari Bras se unió a la Asociación Nacional de la Juventud Pro Independencia, convirtiéndose pronto en su presidente.

Para el 1947 se encontraba en la Universidad de Puerto Rico para dar la bienvenida a don Pedro Albizu Campos, quien regresaba a la isla tras haber cumplido prisión en Atlanta, Georgia. La bandera de Puerto Rico fue izada por el exuberante estudiantado. Sin embargo, el Rector de la universidad le negó a don Pedro el derecho a hablarles a los estudiantes. El resultado de ello fue una huelga estudiantil. Mari Bras fue expulsado. Por ello tuvo que completar los requerimientos de su bachillerato en Lakeland, Florida.

En su historia del movimiemto pro independencia, Mari Bras elogia a don Pedro como el más significante líder en la historia de Puerto Rico. “Albizu”, escribe él, “fue una leyenda viva que inspiraba el inicio de muchos de nosotros en las luchas patrióticas y nos inducía a perseverar y profundizar en el compromiso, en la eternidad de su gloria su ejemplo se multiplica y alarga.” Pese a haberse convertido en socialista, Mari Bras nunca cambió su opinión respecto a don Pedro.

Debido a su expulsión de la UPR, le fue negada la admisión a unos diez o quince colegios. La Universidad George Washington, en Washington, D.C., finalmente le admitió en el Colegio de Leyes. El se encontraba en Washington durante el ataque a la Casa Blair por Oscar Collazo. Por tal motivo, Mari Bras fue arrestado e interrogado por el FBI. Para aquel entonces él aún no conocía a Collazo, sin embargo fue detenido por varias horas por el simple hecho de ser independentista. Muchos otros puertorriqueños fueron detenidos por meses, aun sin haber cargos en su contra, tan sólo por haber estado presentes en un discurso a favor de la independenecia. Finalmente completó sus estudios en la Universidad Americana, también en la ciudad de Washington, D.C.

En el 1954, Mari Bras pasó el examen de reválida para la práctica de la abogacía, especializándose en leyes constitucionales y laborales, así como en reclamos salariales. Fue fundador del Partido Socialista de Puerto Rico, el cual surgió del anterior Movimiento Pro Independencia y se convirtió en su Secretario General.

Un hijo de Mari Bras fue asesinado en el 1976. El responsable del homicidio fue un hombre demente el cual, según la convicción de Mari Bras, fue programado por el FBI. Pese a la demencia del individuo, este fue condenado por asesinato en segundo grado, al fin de evitarse de tal modo que se llevaran a cabo investigaciones posteriores.

Al buscar que se le entregaran sus expedientes en los archivos del FBI, Mari Bras obtuvo tan sólo treinta y ocho volúmenes de setenta y nueve actualmente en existencia. El ser seguido por el FBI de ningún modo aminora sus actividades a medida que viaja a Colombia, Cuba, Venezuela, Chile, Uruguay, Nicaragua y los Estados Unidos, a fin de promover la causa por la independencia. Le pregunté si aún continuaba siendo objeto de represiones y hostigamiento, a lo que me contestó con gran dolor, “Ya me quitaron a mi hijo, ¿qué más pueden ya hacerme a mí?”

En su perspectiva del movimiento pro independencia, Mari Bras resume sus perspectivas sobre la independencia. Visualiza una esperanza en las Naciones Unidas, en su resolución 1514 (XV) llamada la “Carta Magna” de la descolonización, y resoluciones subsiguientos que se han producido a partir del 1972. Ha presentado sus alegatos en las vistas ante el Comité Descolonizador. También tiene esperanzas en el respaldo de la comunidad internacional, especialmente en el de los paíises no-alineados. Otra esperanza la ve en el fortalecimiento del movimiento obrero y en organizaciones tales como el Centro de Estudios Sobre la Realidad Puertorriqueña (CEREP), el Comité Contra la Represión (CUCRE), Misión Industrial, Centro de Estudios Avanzados Sobre Puerto Rico y el Caribe, el Proyecto Caribeño de Justicia y Paz, y en el periódico Claridad por su gran labor educativa de las masas.

Mari Bras considera importante el mantener vivos, tanto el movimiento por la lucha armada en su oposición al control militar de parte de los Estados Unidos, como el movimiento electoral, el cual ha producido algún éxito mediante el Partido Independentista (PIP). Advierte a los puertorriqueños que “los Yanquis quieren vernos dóciles”.

Tras el arresto de trece independentistas el 30 de agosto de 1985, Mari Bras les visitó en Nueva York. Se maravilló ante la firmeza de espíritu de los arrestados y su sentido de humor muy manifiesto por encima de todas sus desavenencias. El ve en su encarcelamiento “una nueva alborada en la indestructible lucha patriótica y revolucionaria del pueblo de Puerto Rico” y afirma que ellos han ayudado a hacer posible “la más amplia unión de los puertorriqueños en su lucha hacia la libertad”.

En su testimonio de las vistas ante el Comité Descolonizador del 1986, Mari Bras representó al Comité de Puerto Rico en los Estados Unidos. Este fue el primer año que un representanate de Cuba presidía las vistas. Cuba siempre ha apoyado la causa de la independencia, encontrando en Puerto Rico una “historia común de lucha y esperanza”. Los términos de la resolución de este año fueron trazados por la paciente cooperación de Cuba, Venezuela y diversos sectores políticos de Puerto Rico, explicó. Dichos términos incluyen un proceso para instigar una convención constitucional por negociar con los Estados Unidos la descolonización de Puerto Rico.

“Sólo un gran movimiento únificado mirando más allá de las diferencias políticas e ideológicas,” concluyó en su plática con nosotros, “puede vencer los presentes temores de hambre y persecución para la eventual liberación de Puerto Rico, abriéndonos paso a través de la dominación de la mayor potencia imperialista de nuestros tiempos.

Punto Final alerta ante posible triunfo de Piñera

Punto Final alerta ante posible triunfo de Piñera

miércoles, 23 de diciembre de 2009,

Santiago de Chile, 23 dic (PL) Un eventual gobierno de Sebastián Piñera “alineará a Chile junto a Colombia y otros países que han arriado la bandera de la dignidad latinoamericana”, afirmó hoy editorialmente la revista Punto Final.

Denunció asimismo que formaría parte de una “peligrosa tendencia que viene tomando fuerza a partir del golpe de Estado en Honduras, y que busca configurar un bloque contra Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, los países de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA)”.

En un editorial firmado por su director Manuel Cabieses, la revista que circulará este jueves señala que, en realidad, en el plano económico no habría mucha diferencia entre un gobierno de Piñera y uno del candidato oficialista Eduardo Frei, pero sí habría cambios regresivos en otros ámbitos, como en los derechos humanos”.

Piñera, sostiene Punto Final, dictaría una amnistía para militares ya condenados o interrumpiría los procesos de otros criminales y torturadores.

En el ámbito sindical, agrega, se impondrían la flexibilización laboral y otras medidas para debilitar el movimiento de los trabajadores.

Asimismo, plantea que la represión a la lucha social sería aún más dura. Detrás de una pretendida defensa de la “seguridad ciudadana”, se levantaría un Estado policial.

Bajo el título “Votar hasta que duela”, la publicación hace un detallado análisis de las posibilidades reales de Frei y de Piñera en las venideras elecciones del 17 de enero, y llega a la conclusión de que no hay otro camino que votar por Freiâ y ponerse a trabajar en una alternativa de Izquierda que permita librarse del cepo del “mal menor”.

La peligrosa situación interna y regional que se crearía si la derecha gana las elecciones en Chile, legitima la necesidad de cerrar el paso a esta maniobra de la oligarquía, dice Punto Final, luego de lamentar la “erosión ideológica de Chile” tras la dictadura de Augusto Pinochet.

En rigor, apunta el editorial, “una eventual victoria de Piñera sería producto de un largo proceso de erosión ideológica y política, que ha preparado el terreno después de la terrible experiencia de la dictadura para que el país asimile un gobierno de derecha”.

Responsabiliza de ese proceso, destinado a borrar la voluntad democrática del pueblo, al efecto de la economía de mercado que implantó la dictadura y que ha perfeccionado la gobernante Concertación, entre otros sectores políticos del país.