Las FPL “Farabundo Martí” inician en octubre de 1972 la publicación de EL REBELDE

Las FPL “Farabundo Martí” inician en octubre de 1972 la publicación de EL REBELDE. Por Roberto Pineda 22 de abril de 2016

El segundo periodo. Del 28 de agosto de 1972 cuando aparecen públicamente al 6 de agosto de 1975, cuando surge el Bloque Popular Revolucionario, BPR.

Luego de la acción de las FPL en la embajada argentina, en solidaridad con los revolucionarios asesinados en Trelew en agosto 22 de 1972, es la publicación en octubre de ese año, del primer número del periódico mensual clandestino El Rebelde, la que le da continuidad a su labor revolucionaria, al establecer un sólido puente de comunicación entre la naciente fuerza político-militar y los sectores populares radicalizados, ansiosos de respaldar a una organización que desafiara y golpeara con las armas en la mano, a la dictadura militar de derecha y sus cuerpos represivos.

EL REBELDE contribuye a la toma de conciencia popular acerca de la necesidad de enfrentar a la dictadura militar por el camino de la lucha armada, y orienta a los sectores populares al uso de la violencia revolucionaria como mecanismo de acumulación de fuerzas para derrotar a la llamada “tiranía militar fascistoide” en el marco de una estrategia de guerra popular prolongada.
Es a partir de la acción militar de agosto de 1972 que comienza la vida pública de las FPL. Es así como surgen sus variadas publicaciones. Según consigna Alberto Híjar, hubo en los años 40 una “publicación interna” del PCS llamada El Rebelde, que acompañó la huelga de hambre iniciada por Carpio en 1944, en demanda de mejoras en las condiciones laborales. Según declaraciones de Carpio, citadas en el libro Pueblos en armas, las FPL se dieron a conocer con su nombre en El Rebelde. A continuación, reseñamos la caída en combate de Ramiro y Omar, realizamos una síntesis de un artículo de EL REBELDE de agosto de 1973 así como del primer número de la revista teórica de las FPL, Estrella Roja.
La caída en Ciudad Delgado de Ramiro y Omar el 10 de febrero de 1973
El sábado 10 de febrero de 1973 murieron heroicamente en combate en Ciudad Delgado, los fundadores de las FPL José Dimas Alas Alfaro– Ramiro, y José Ernesto Morales Nuñez- Omar. Ambos fueron sorprendidos por una patrulla de la Policía de Hacienda a eso de las 2:30 de la tarde, sobre la línea del tren a la entrada de esta ciudad, ubicada al nororiente de la capital.

José Dimas Alas, segundo responsable desde abril de 1970 de esta nueva organización político-militar, de oficio tipógrafo y ex secretario general de la FUSS, junto con Ernesto Morales, también dirigente juvenil de la FUSS, y ambos del COAP, habían formado parte del grupo inicial que acompañó a Salvador Cayetano Carpio, Saúl, en su ruptura con el PCS y posterior fundación de las Fuerzas Populares de Liberación, FPL “Farabundo Martí.” Las FPL pasaron en octubre de 1980 a integrar el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN.

El primer destacamento militar de las FPL en los años setenta y durante la Guerra Popular Revolucionaria (1981-1992) su Escuela Nacional de Cuadros, ubicada en Chalatenango llevaran el nombre José Dimas Alas.

EL REBELDE NO. 10 agosto de 1973
El número más antiguo al que hemos tenido acceso a través de la valiosa colección existente en el CIDAI de la UCA, es el número 10, de agosto de 1973, con su ya clásico recuadro: “COMPAÑERO: lee y estudia El REBELDE. Si lo difundes que sea con todas las medidas de seguridad, con métodos clandestinos estrictos.” Entre los contenidos de este número se encuentran los siguientes: Amenaza a los ferrocarrileros; El “aumento” a empleados públicos; Los pobladores de las colonias marginales y Notas internacionales y nacionales.
Es muy significativo que en las notas nacionales aparezcan informaciones sobre el accionar del Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP y de la RESISTENCIA, que a partir de mayo de 1975 asume su propia vida orgánica como Resistencia Nacional. Se mencionan dos acciones. “1. 24 de agosto de 1973. El ERP por medio del Comando Armado Leonel Arévalo Martínez realizo una recuperación económica en el banco de Londres y Montreal (Agencia España) 2. El 21 de agosto la RESISTENCIA realizo una acción de propaganda armada en el III Ciclo Básico del Instituto República de Corea de la Colonia Zacamil.”
LA GUERRA ESPECIAL (CONTRA-REVOLUCIONARIA) Y LA GUERRA PROLONGADA DEL PUEBLO

Como artículo de fondo y de portada de EL REBELDE No. 10 de agosto de 1973 aparece un importante planteamiento teórico sobre estos dos tipos de guerra, en particular detallas los componentes básicos de la Guerra Prolongada del Pueblo, que sirvió de base para el desarrollo militar de las FPL y posteriormente del Bloque Popular Revolucionario, BPR.

Plantea que “se ha estado señalando en diversas formas los niveles cada vez más intensos y generalizados que va cobrando la represión fascista: capturas, destierros, asesinatos, torturas, allanamientos de locales, etc. (conocida como la “escalada fascista”) al mismo tiempo que se intensifican los planes y proyectos que favorecen a los poderosos oligarcas y entregan al país más decididamente en manos de los yanquis (conocido como proceso de neo-colonización yanqui).”

Agrega que “los sectores más avanzados del pueblo, al llegar a un grado tan agudo las contradicciones entre el pueblo y sus opresores, han tomado cada vez con mayor decisión el camino de la GUERRA PROLONGADA DEL PUEBLO, que combina la lucha armada revolucionaria con las otras expresiones de la lucha popular.”

Indica que en El Salvador “se enfrentan DOS ESTRATEGIAS POLITICO-MILITARES completamente contrarias (antagónicas): la estrategia de imperialismo yanqui y las clases reaccionarias aliadas al mismo, llevada a cabo progresivamente por el gobierno títere antipopular, que es una estrategia de GUERRA CONTRA-REVOLUCIONARIA ( cuyo fondo es la “guerra especial” o de contra-insurgencia) y la estrategia político-militar del pueblo, abanderada por las organizaciones revolucionarias político-militares que es la GUERRA PROLONGADA DEL PUEBLO.”

Que aspectos abarca la estrategia político-militar del imperialismo y del gobierno, basada en la guerra contra la insurgencia del pueblo?

Considera que abarca “medidas de tipo militar” como “preparación anti-guerrrillera y antimotines” y “acción directa (punitiva) contra las guerrillas; la “intensificación creciente de la represión fascista generalizada contra todos los sectores del pueblo, e intentos de crear una base social de masas”, a la vez “la acción social” consistente en que “coordinadas con las acciones militares abiertas y de la represión fascista, el ejército reaccionario y el gobierno desarrollan las actividades de ACCION CIVICA MILITAR estrechamente ligadas a otras acciones como FOCCO, trabajo juvenil voluntario, juntas comunales dirigidas por el gobierno y otras organizaciones oficialistas, para debilitar la influencia de las organizaciones revolucionarias sobre el pueblo.”

Como cuarto aspecto señala el análisis de las FPL que “el imperialismo y el gobierno títere tratan de desplegar programas de REFORMAS BURGUESAS PRO-IMPERIALISTAS, que hunden el país más decisivamente en la dominación neo-colonial del imperialismo yanqui” y finalmente “reformas jurídicas” para “atender las necesidades de su estrategia político-militar.”

Concluye que “tales son los ingredientes básicos inter-relacionados que forman parte integrante de la estrategia político-militar contra-revolucionaria, que para mantener sometido a nuestro pueblo lleva a cabo el imperialismo, la oligarquía interna y el gobierno de los explotadores, teniendo como fondo la “guerra especial” ( de contra-insurgencia) contra el pueblo.”

Guerra Revolucionaria Prolongada del Pueblo

Considera que “frente a esta estrategia político-militar de los enemigos del pueblo, los sectores avanzados de éste, dirigidos por las FPL y otras organizaciones revolucionarias político-militares, desarrollan una estrategia revolucionaria político-militar cuyo fondo es la GUERRA REVOLUCIONARIA PROLONGADA DEL PUEBLO que engloba distintos aspectos.”

Entre estos el “aspecto militar revolucionario” que a la vez integra tres elementos: “la preparación militar revolucionaria”, las “acciones militares revolucionarias ( de guerrilla en esta etapa) en el terreno político y las recuperaciones económicas contra los imperialistas y sus empresas, contra la oligarquía burgués-terrateniente y las instituciones del Estado de los explotadores” así como “las acciones militares de solidaridad revolucionaria con las luchas de otros pueblos” y “la acción revolucionaria armada en dimensión centroamericana.”

Como segundo aspecto “la organización y acción de las masas populares” que incluye “la organización, el impulso y radicalización de las luchas de las masas trabajadoras por sus reivindicaciones y demandas inmediatas de tipo político, económico y social elevándolas del legalismo, del reformismo y del economismo, para convertirlas en un medio de elevación revolucionaria y de incorporación del pueblo a la guerra prolongada.”

Además “en ello se incluyen nuevos métodos de combate de las masas; ocupación violenta de empresas y tierras e instituciones, organizar la autodefensa de las masas en conflicto; huelgas de hecho, choques callejeros con las fuerzas represivas, requisas pasivas y distribución popular de productos acaparados por los explotadores, etc., etc.”

Agrega en este mismo eje “la lucha organizada de las masas contra la intensificación de la represión fascista en todos sus aspectos” así como “la lucha activa contra las acciones para-militares (de ORDEN y otras organizaciones similares) realizadas contra los movimientos, organizaciones y acciones de masas.

Asimismo “la combinación de la acción militar revolucionaria en apoyo de las acciones masivas del pueblo.” A la vez “la propaganda y la agitación revolucionaria y la lucha ideológica entre las masas contra las tendencias al pacifismo, al legalismo, al reformismo, y a todas las manifestaciones del oportunismo, que son las armas ideológicas de los explotadores para adormecer la conciencia y la lucha de las masas populares.” También “la difusión de la teoría revolucionaria científica del proletariado: el marxismo leninismo.”

Incluye “la lucha en todos los terrenos contra los planes reformistas del gobierno, que tienen por finalidad hundir al país más decisivamente en el yugo neo-colonial del imperialismo yanqui y en la mayor ampliación de la explotación en que los imperialistas y los oligarcas tienen sumidas a las grandes masas explotadas y oprimidas.”

Como tercer eje de esta estrategia menciona que “como GUERRA que es, tiene como parte medular LA LUCHA ARMADA REVOLUCIONARIA (iniciada con la guerrilla popular) que solo se fortalece y vigoriza a través de la creciente incorporación del pueblo a la misma.”

Agrega que “para ello es necesario que las diversas formas de lucha que el pueblo utiliza CONVERJAN HACIA LA LUCHA ARMADA, que apoyen y propicien el fortalecimiento y despliegue de esta. Es decir, que las distintas formas de lucha del pueblo (políticas, económicas y sociales inmediatas) sean parte de la estrategia político-militar revolucionaria, y de esa manera se desarrollen en función de su forma política más elevada, que es la lucha armada revolucionaria ( o sea, la política de clase del proletariado y sus aliados revolucionarios, llevada a cabo por medio de las armas); que en combinación con los otros medios de la lucha popular será el MEDIO DECISIVO para destruir el poder de los enemigos fundamentales del pueblo y para alcanzar el triunfo definitivo de la revolución popular.”

Inicia la publicación de Estrella Roja en diciembre de 1973

En diciembre de 1973 las Fuerzas Populares de Liberación, FPL “Farabundo Martí” publican el primer número de su revista teórica, bautizada como Estrella Roja en homenaje a una publicación de jóvenes marxistas de 1932, entre estos Alfonso Luna y Mario Zapata, héroes del levantamiento indígena-popular de ese año. El segundo número de Estrella Roja sería publicado hasta febrero de 1975.

En este primer número, se tratan las siguientes temáticas:
• La estrategia, la táctica y su interrelación dialéctica.
• La clase obrera, sus aliados y sus enemigos fundamentales.
• La organización revolucionaria de la clase obrera.
• Los objetivos revolucionarios de la clase obrera y los intereses inmediatos.
• Su ubicación e interrelación dialéctica.
• Las condiciones objetivas y subjetivas para la lucha revolucionaria.
• Las alianzas de clase. Su enfoque dialectico.

En su Presentación establece que “es el PUEBLO el factor determinante para el desarrollo y culminación victoriosa del proceso revolucionario. De allí que al incorporación de la clase obrera y sus aliados al proceso revolucionario sea tarea fundamental para una organización revolucionaria como las FUERZAS POPULARES DE LIBERACION –FPL-“FARABUNDO MARTI”

Argumenta que “toda organización que aspire a elevar la conciencia, la organización y la disposición revolucionaria de las masas populares requiere alcanzar la necesaria claridad ideológica y política que le permita cumplir con ese papel. Tal claridad solo puede darlo la interpretación marxista de la realidad objetiva, ya que solo el marxismo proporciona el método científico de análisis, interpretación y transformación de la sociedad.”

Agrega que “la necesidad de orientarse correctamente en los complejos fenómenos de la vida social, para a su vez poder orientar acertadamente a las masas populares en la complejidad de su proceso revolucionario, indica lo importante que es el terreno ideológico para una organización que aspita a convertirse en genuina expresión revolucionaria de la clase obrera.”

Considera que “se esforzara por cumplir el importante papel de la elevación ideológica, teórica y política de sus miembros y colaboradores, con el objetivo de que esta organización revolucionaria político-militar pueda orientar eficazmente al pueblo para incorporarlo a la lucha revolucionaria.”

Explican que “a 42 años de la muerte de AGUSTIN FARABUNDO MARTI, y de la instauración de la tiranía militar, las F.P.L. al impulsar hacia adelante la inmortal bandera de Martí: EL MARXISMO LENINISMO, oriente sus pasos por la estrella roja de la revolución popular, roja como la sangre d e.los mártires del proletariado que ah de fructificar en el mañana feliz de nuestro pueblo liberado del imperialismo y de la explotación del hombre por el hombre. Al reiniciar en esta época la edición de “ESTRELLA ROJA”, las FPL se esforzaran por hacer honor a la gloriosa herencia revolucionaria. ¡REVOLUCION O MUERTE! ¡EL PUEBLO ARMADO VENCERA! Diciembre de 1973.”

La estrategia y la táctica de las FPL

El primer componente de estos contenidos teóricos de este primer número de Estrella Roja se refiere a la relación entre táctica y estrategia; la táctica al servicio de la estrategia, el carácter de clase de la estrategia y sobre la relación entre estrategia política y estrategia militar.

Considera que la “estrategia de una fuerza social determinada ( en nuestro caso, la estrategia de una organización revolucionaria que expresa los intereses de la clase obrera) engloba todas las líneas fundamentales dentro de las cuales enmarca su actividad y la proyección de su accionar durante un período dado. La estrategia es, pues, la línea fundamental durante toda una etapa determinada. La estrategia se encarna en la vida a través de la táctica, la cual busca la aplicación de la estrategia en cada momento concreto.”

Agrega que “una línea estratégica toma en cuenta como una de sus bases a las propias fuerzas y de las clases coincidentes y aliadas así como alas del campo contrario; toma en cuenta la correlación de fuerzas presentes y en perspectiva, de ambos campos y como cambiar esa correlación de fuerzas en favor de la clase determinada. Los medios básicos para el cambio estratégico de tal correlación de fuerzas es parte básica de tal estrategia.”

Concibe que “la ESTRATEGIA POLITICA engloba TODOS los aspectos de la estrategia de una clase (y de una organización revolucionaria de la clase obrera). Es la que marca la orientación y lineamientos fundamentales de todas las otras ramas estratégicas de la clase (económica, social, militar, etc.). La ESTRATEGIA MILITAR de una organización revolucionaria está supeditada a la estrategia política – y n solo supeditada de cualquier manera, sino que es PARTE de la estrategia política (conocida es la máxima que lo militar es la continuación de la política por otros medios armados).”

Afirma que “una estrategia se realiza dentro de las situaciones concretas que se van formando en el marco de la sociedad, las cuales no transcurren en un plano fijo, imperturbable y lineal, sino en un proceso dialéctico de factores positivos y negativos que chocan entre sí y se interinfluyen, con avances y retrocesos, con cambios y formaciones cuantitativamente diversas que van formando COYUNTURAS favorables o adversas para el desarrollo de la estrategia de una clase determinada.”

Finaliza indicando que “la línea y tácticas adoptadas en una coyuntura tienen que estar al servicio del desarrollo de la estrategia que se trata de hacer avanzar. Sólo así la coyuntura puede convertirse en un factor favorable a la estrategia de una clase social determinada e, incluso, convertirse una determinada coyuntura en elemento estratégico para un salto cualitativamente superior que permita la realización de los objetivos fundamentales de transformación radical de la sociedad, que persigue una estrategia de las clases revolucionarias.”

Sobre la clase obrera, sus aliados y sus enemigos

El segundo componente de esta visión teórica de las FPL trata sobre las clases sociales. Plantea que “la clase social que dentro del sistema capitalista está colocada en una situación que le permite emprender los cambios sociales más profundos y decisivos es la clase obrera, especialmente la clase obrera industrial. Es la clase cuyo porvenir está indisolublemente ligado al socialismo; es decir, a la destrucción del régimen de explotación capitalista y sus sustitución por el régimen socialista.”
Establece que “la clase que en el proceso revolucionario ha de convertirse en el aliado principal de la clase obrera es el campesinado, principalmente su sector más revolucionario, que es el semi-proletariado del campo (llamado también el campesinado pobre) y el campesinado medio. En segundo lugar, los sectores avanzados de la pequeña burguesía, e especialmente el estudiantado, los maestros, empleados, la intelectualidad progresista, los pequeños y medianos comerciantes y productores.”
Y señala que “el enemigo fundamental de la clase obrera es la BURGUESIA, poseedora de los medios fundamentales de producción, por lo cual ejerce la explotación más desenfrenada sobre aquella y que dispone del Poder y de los medios represivos para ejercer la opresión sobre las clases explotadas.”
La organización revolucionaria de la clase obrera
Considera que “la clase obrera no pude cumplir con su papel de impulsora de la revolución y dirigente de las fuerzas populares, de manera espontánea y desorganizada. La teoría científica revolucionaria –el marxismo leninismo- le permite elevarse a la conciencia revolucionaria necesaria y al dominio de los medios apropiados para transformar la sociedad.”
Añade que una organización revolucionaria debe “aplicar consecuentemente la ciencia revolucionaria del proletariado a las condiciones concretas del país”, además “expresar y defender acertadamente los intereses fundamentales e inmediatos de la clase obrera” así como “establecer estrechos vínculos orgánicos con la clase obrera, que determinen la proletarización efectiva de la organización revolucionaria en su composición, en sus métodos de organización, en sus métodos de dirección y trabajo.”
Indica que “una consecuente organización revolucionaria se convierte en la práctica en la vanguardia de la clase obrera por su visión y perspectiva histórica, por la acertada aplicación del marxismo-leninismo a la realidad concreta, a través de una estrategia revolucionaria acertada y de tácticas adecuadas en cada momento dado; por su esforzado trabajo revolucionario mostrado en la acción práctica…”
Los objetivos revolucionarios de la clase obrera
Subraya que “la clase obrera tiene intereses fundamentales e intereses inmediatos. Los intereses fundamentales son los que están vinculados a su necesidad histórica de transformar radicalmente a sociedad para hacer desaparecer por siempre el sistema social basado en la explotación de unos hombres por otros y emprender la construcción de una sociedad basada en la propiedad social de los medios de producción y en relaciones de igualdad y fraternidad entre los hombres.”
Afirma que “son intereses fundamentales de la clase obrera: la liberación del país respecto del imperialismo; la liquidación del poder económico y política de la oligarquía burgués-terrateniente y de la burguesía en general; la liquidación del régimen político, jurídico, administrativo, educacional, ideológico, etc., representante de los intereses de las clases explotadoras, lo cual solo es posible a través de la destrucción de las fuerzas militares y represivas del régimen de explotación, la toma del Poder político por parte de la clase obrera aliada a las otras clases populares revolucionarias y la instauración del poder popular.”
Agrega que “hay una interrelación dialéctica entre uno y otro aspecto de la lucha de la clase obrera: la lucha reivindicativa orientada revolucionariamente es indispensable para le desarrollo de la lucha revolucionaria; y a la vez esta contribuye al desarrollo de la lucha reivindicativa popular.”
Las condiciones objetivas y subjetivas para la lucha revolucionaria
Plantea que “la lucha revolucionaria tiene una base objetiva. Cuando as relaciones d producción entran en contradicción con el carácter de las fuerzas productivas se crea la base para la sustitución revolucionaria de un modo de producción por otro, a través del correspondiente cambio revolucionario en la estructura y superestructura de la sociedad.”
Agrega que “para que se lleve a cabo la revolución social no basta con la existencia de elementos objetivos que al hagan necesaria, sino que es indispensable el desarrollo de elementos SUBJETIVOS o sea de factores dinámicos en los que interviene la conciencia social y que representan los instrumentos para la revolución social.”
Indica que “como el pueblo es el factor fundamental para la transformación revolucionaria y este tiene clases de vanguardia histórica, es indispensable que estas (y especialmente el sector avanzado de las mismas) cobren conciencia del papel que les corresponde desempeñar en el proceso revolucionario y de los medios y métodos para lograrlo, y que se organicen para ello.”
Afirma que “en El Salvador ( y Centro América) las condiciones objetivas para llevar a cabo la revolución popular existen de sobra, desde hace varias décadas; pero los elementos subjetivos van en retraso ( la organización revolucionaria político-militar de la clase obrera, la conciencia revolucionaria, la disposición revolucionaria y el grado de organización revolucionaria de las masas obreras y campesinas y de otros sectores, no están a la altura de la tarea histórica).
Y señala que” en esto, especial responsabilidad han tenido las organizaciones y sectores de la izquierda tradicional que encabezadas por la dirección derechista del PCS se han hundido en el pacifismo, el reformismo, el legalismo y el economismo, dañando el proceso de elevación de la conciencia, organización y disposición revolucionaria de la clase obrera y otras clases explotadas.”
Recalca que “por ello, la tarea emprendida por las FPL de convertirse en una seria organización revolucionaria político-militar de la clase obrera con proyección hacia el resto del pueblo, es una tarea clave para la revolución popular, ya que propende a elevar al conciencia, la organización y la disposición revolucionaria de las masas obreras, campesinas y sectores avanzados de la pequeña burguesía, a través de las tareas necesarias para conducir la guerra revolucionaria del pueblo que combina la acción militar revolucionaria con la lucha combativa de las masas por sus reivindicaciones inmediatas, como medio para la elevación de su conciencia revolucionaria.”
Relación entre guerra del pueblo y situación revolucionaria
Precisa que “no debe confundirse “situación revolucionaria” con guerra del pueblo, o creer que esta solo puede desarrollarse en el marco de una situación revolucionaria. Precisamente, uno de los más dañinos errores de las corrientes de izquierda conservadoras es sostener que a la guerra del pueblo solo puede recurrir éste en la coyuntura especial de una situación revolucionaria y que todo el proceso previo de desarrollo hacia la revolución debe realizarse con medios pacíficos de lucha. Con dañina tesis se trata de privar al pueblo de la utilización de todos sus medios de lucha contra las clases dominantes, retrasándose y estorbándose la incorporación plena del pueblo a la lucha revolucionaria.”
Las alianzas de clase
Considera que “uno de los elementos estratégicos de una clase es su política de alianzas con otras clases o sectores de clase. Su objetivo es crear una conjunción de fuerzas –en calidad y cantidad- que permita cambiar a su favor al correlación desfavorable ( y fortalecerla cuando ya sea favorable) para destruir las fuerzas del enemigo, vencerlo y no permitir su posterior recuperación.”
Evalúa que “en nuestro país, la clase obrera (industrial y agrícola) para impulsar el proceso revolucionario tiene como ALIADO PRINCIPAL al campesinado; en primer lugar al campesinado pobre, conocido como semi-proletariado del campo y en segundo lugar, al campesinado medio, especialmente su sector menos acomodado. Firmes aliados del proletariado también pueden llegar a ser los sectores avanzados del estudiantado, maestros, empleados privados y públicos, intelectuales y profesionales. En segundo lugar, los sectores progresistas de los pequeños y medianos comerciantes, pequeños y medianos industriales y artesanos, pequeños y medianos cafetaleros y otros sectores similares.”
Subraya y este es un punto clave de su concepción, que “sería antidialéctico y perjudicial al forjamiento de la conjunción de fuerzas revolucionarias considerar que, si bien es cierto que al nivel revolucionario las alianzas deben tener carácter revolucionario; en cambio al nivel de la lucha reivindicativa inmediata las alianzas tácticas pueden tener otro contenido (por ejemplo contenido economista, reformistas, etc.) realizándose con quien quiera, incluso con aquellos que están luchando consecuentemente contra los objetivos revolucionarios del proletariado, contra su estrategia revolucionaria.”
Sostiene que “un enfoque oportunista, basado en la concertación de alianzas sin principio en el terreno de las reivindicaciones inmediatas (político-económica) ha sido uno de los graves errores de corrientes “de izquierda” tradicionalistas y que ha contribuido en ellas a la unilateralización de los medios de lucha, limitándolas al pacifismo y al legalismo burgués, lo que los a la estrategia burguesa, y los aleja de los “peligros” de chocar con tales “aliados” en el terreno revolucionario, del que se han alejado.”
Las alianzas de clase: proceso dialéctico
Señala que “en el proceso de unidad, las organizaciones representativas de la clase obrera, no deben sacrificar los principios revolucionarios, (en los pasos de unidad táctica y estratégica) en aras de la amplitud unitaria; so pena de sacrificar los intereses fundamentales de la clase obrera y la estrategia de la misma.”
Reitera que “el forjamiento revolucionario que una organización que realmente represente los intereses de la clase obrera es punto de partida básico para alianzas de calidad con las otras clases revolucionarias y sus representaciones.”
Insiste que “una unidad dirigida (hegemonizada ideológicamente) por corrientes oportunistas favorece a las clases explotadoras, porque sacrifica los principios revolucionarios y los interese fundamentales del proletariado. Debido a ello, la unidad con los oportunistas en las condiciones en que ellos hegemonicen la dirección de la misma, perjudica al proceso revolucionario, y no propicia los saltos cualitativos en la unidad.”
Concluye que “una unidad de calidad superior, cuya hegemonía este en manos de la clase obrera, de esencia revolucionaria, y que en su base se fortalezca en forma creciente la alianza obrera-campesina es el marco para el más amplio desarrollo cuantitativo requerido para la construcción del poderoso agrupamiento de fuerzas revolucionarias que sean capaces de dar las batallas decisivas a sus enemigos de clase.”
Asegura por lo anterior que “no sería correcto ni conveniente concebir como condición PREVIA para emprender la lucha revolucionaria político-militar una amplia unidad cuantitativa. Será la acción revolucionaria la que ira creando el terreno para una verdadera unidad de calidad superior de las fuerzas revolucionarias del pueblo.”
Agrega que “no es la unidad a toda costa el máximo deber de los revolucionarios en este momento. Sino el de CREAR, CONSOLIDAR, DARLE CONTEXTURA Y CAPACIDAD COMBATIVA, LIGAZON EFECTIVA DE MASAS, CAPACIDAD DE DIRECION DE MASAS EN LA PRACTICA DE SUS LUCHAS INMEDIATAS a las organizaciones revolucionarias político-militares.”
Enfatiza que “en la tarea de unirse con las masas, es un elemento de primer orden la lucha ideológica contra las corrientes que embotan y rebajan la conciencia revolucionaria de las masas. Es necesario en el periodo actual, un claro deslinde ideológico con el oportunismo.”
Explica que “en toda unidad (a nivel estratégico o táctico) debe asegurarse la hegemonía revolucionaria de la clase obrera en esa alianza. Una unidad con otras fuerzas en las que predomine la hegemonía burguesa no favorece al proletariado sino a la estrategia de la burguesía, y no consideramos conveniente hacerla.”
Concluye el análisis de este primer número de Estrella Roja afirmando que “cuando se dice que la burguesía está impedida de jugar un papel revolucionario es preciso entenderlo como una situación “irreversible.” Consideramos que cualquier ilusión en cuanto a un potencial revolucionario de la burguesía, conduce al oportunismo en materia de alianzas.”

The Ideological Origins of the Farabundo Martin Liberation Front (FMLN) of El Salvador

The Ideological Origins of the Farabundo Martin Liberation Front (FMLN) of El Salvador
By Brad K. Berner, submitted by Anonymous on Thu, 18/12/2008 – 16:40
This article details the origins of the FPL and ERP, the two earliest guerrilla organizations in El Salvador in the 1970s. It is based on both organizations’ internal documentation.
The Ideological Origins of the Farabundo Martí National Liberation Front (FMLN) of El Salvador

When Joaquín Villalobos, ERP commander and a key commander of the Farabundo Martí National Liberation Front’s General Command, announced in March 1991 that the FMLN had moved beyond Marxism, many analyzed this ideological change as exclusively the result of the failure of Marxism-Leninism in the U.S.S.R. Ideological understanding would have been better served had analysts also quoted Villalobos’s earlier writing, A Democratic Revolution for El Salvador, in which he wrote, “Revolutions reflect the concrete reality in which they develop. Accordingly, each revolutionary process must develop its own concepts and models. To understand the Salvadoran revolutionary effort the historical context in which it developed must be understood” (Villalobos, 1989b: 103). It is the intent of this article to understand part of this context by focusing on the initial ideological development of the first two Salvadoran armed revolutionary organizations: the Popular Forces of Liberation (Fuerzas Populares de Liberación – FPL ) and the Peoples Revolutionary Army (Ejército Revolucionario del Pueblo – ERP).

The Communist Party of El Salvador (PCS)

The participation of the Communist Party of El Salvador in the electoral struggle was correct…to not have participated in the electoral struggle would have meant to place ourselves, in fact, very much at the margin of the political struggle and, besides, abandon the masses to bourgeois ideological control.

Jorge Shafik Handal
Secretary General of the Communist Party of El Salvador
(Harnecker, 1985: 116)

As El Salvador went to war against Honduras in the so-called “Soccer War” of 1969, the Communist Party of El Salvador (PCS) ordered its members to patrol the streets of the capital, San Salvador, to assist in the government’s war effort. According to the PCS’s two-stage theory of revolution, supporting the war effort strengthened the national bourgeoisie; nevertheless, theory left the PCS realistically allied with reactionary landowners, the military, and the dominant political party – the Party of National Conciliation (PCN). (1) This seminal event, in fracturing the Salvadoran left, gave birth to the armed revolutionary left.
Established in 1930, the PCS had been effectively destroyed, losing leaders such as Agustín Farabundo Martí in the Matanza or great killing that followed its failed 1932 uprising. (2) Led by middle class intellectuals throughout the 1940’s and 1950’s, it remained pro-Soviet, small in number, and although formally adhering to a policy of armed struggle as “the most probable means of attaining victory,” in practice it supported electoral efforts toward a democratic revolution (PCS, 1980).
As part of the left’s euphoria following the triumph of the Cuban Revolution in 1959, the PCS, from 1961 to 1963, briefly adopted armed struggle, establishing a United Front for Revolutionary Action (FUAR). Not one shot was fired, and the Party quickly returned to its electoral strategy. But ideological consensus proved to be fleeting. By the time the PCS attended the founding of the Cuban-sponsored Organization of Latin American Solidarity (OLAS) in 1967, an embryonic ideological struggle had emerged inside the Party (Cienfuegos, 1989: 14).
Envisioning the peasant as the historical agent of revolutionary change in Latin America, the OLAS, contrary to the Soviet position, supported armed struggles in the countryside of Latin America. The PCS was in the contradictory position of attending the OLAS while opposing armed struggle in practice. Moreover, while it adhered to the Soviet pro-electoral strategy, it openly criticized the Soviet invasion of Czechoslovakia. Analogous to the Party’s international conundrum was its ideological predicament at home.
Domestic social tensions in the 1960’s had given rise to a political opposition dominated by a middle class based reformist Christian Democratic Party (PDC) and an urban movement in which the PCS’s influence rose from 14 to 47 labor syndicates due to its active participation in many successful strikes which the Party’s political commission promptly labeled ‘adventurist.’ (3) Meanwhile, at the National University, student organizing efforts proved both successful and ultimately divisive as organizations influenced by the PCS – the General Association of Salvadoran University Students (AGEUS), and the PDC’s Revolutionary Front of Social Christian University Students (FRUSC) – were radicalized in their baptisms of fire during the student strikes of the late 1960’s and early 1970’s. (4)
Notwithstanding these successes, “the organized development of the popular classes covered only some sectors of the working class and of the university students.” (Villalobos, 1986: 2) Yet, in the countryside the political situation was rapidly changing due to the efforts of radicalized Catholic priests who, under the influence of the theology of liberation, were bringing human and social rights to the forefront of the Catholic Church’s message and actions. (5) With the full support of Archbishop Luis Chavez y González, priests began to organize Christian Base Communities (CEBS) throughout El Salvador. (6)
The countryside, long a bastion of governmental support and control, began to change as peasants in the CEBS, intellectually confronting a sharp economic deterioration in their lives, experienced a religious and subsequent political conversion. (7) The result was an activist religious perspective, and many soon became involved politically in peasant organizations, pressing their demands for human and social rights.
Foremost on their agenda was agrarian reform. With the number of landless peasants skyrocketing and wages failing to keep up with the real costs of living, the peasantry needed access to better paying jobs and land. And unlike the Party for Renovative Action (PAR), which had been banned in the late 1960’s for advocating an agrarian reform, the Church could not be outlawed when it took the lead in organizing a National Agrarian Congress in 1970. Following the congress, governmental promises and actions were naught; consequently, many peasants moved from immediate demands to social revolution. For when the peasant could not continue being a peasant, he became a revolutionary (Cabarrus, 1983: 83).
In 1971 the PCS, in the form of the Association of Salvadoran Farm Workers (ATACES), began to organize in the countryside since the majority of the Party, including Jorge Shafik Handal, viewed this changing political scene as ripe for its electoral strategy.
Handal, the son of Palestinian immigrants, had joined the party in 1950, studied law at the National University, was exiled, and studied in Chile, where he refined his electoral views. After returning to El Salvador, he was exiled to Guatemala in 1960. He soon returned to El Salvador and helped direct the FUAR. As one of the Party’s leading advocates of electoral participation, he became Secretary General in 1972.
In 1968 Handal endorsed armed struggle providing that the objective conditions were ripe (Handal, 1968). In the case of El Salvador, he and the majority of the Party believed they weren’t. Accordingly, the Party joined in a coalition with the PDC and the National Revolutionary Movement (MNR) in electoral campaigns for most of the 1970’s.
Even though the coalition’s candidate, José Napoleon Duarte, won the presidential election of 1972 and then lost through fraud to the PCN’s candidate, Handal was not deterred. A year later he wrote that the results of 1972 validated the broad front electoral strategy because the campaign had helped in the people’s political awakening; moreover, the failed post-election constitutionalist military coup in support of the legitimate electoral results had demonstrated the efficacy of an alliance with reformist sectors of the military. (8) In Handal’s opinion, even though the failed coup demonstrated that the army could no longer be relied on to uncritically back the ruling class, armed revolution was still out of the question because “last year [1972] the subjective conditions for revolution had not yet matured” (Handal, 1973: 49-50). Others had already disagreed, left the Party, and embarked on armed struggle. (9)
According to Fermán Cienfuegos (Eduardo Sancho Castaneda), a former member of the Party’s Communist Youth and later a member of the General Command of the FMLN, by 1969 the PCS was in crisis and had begun to factionalize over the question of armed struggle and the Party’s support of the government in the war against Honduras. A minority, composed mainly of Communist Youth, led by then Secretary General Salvador Cayetano Carpio, believed the time had come to begin the armed struggle. For in spite of the fact that the PCS was “the only organization that kept the tradition of Farabundo Martí,” it had not applied the tradition integrally, and as a result, “had not succeeded in converting itself into the historical vanguard” (Cienfuegos, 1989: 13). Consequently, a new vanguard had to be formed. Some followed Carpio out of the Party and formed the Popular Forces of Liberation “Farabundo Martí” (FPL) in April 1970; others, primarily from the Communist Youth, had already begun discussions with young radical Christian Democrats which would eventually result in the formation of the Peoples Revolutionary Army (ERP).
The Popular Forces of Liberation (FPL)

In order for the people to advance toward the revolution, it’s necessary to form and consolidate an advanced and integral revolutionary organization – Marxist-Leninist, political-military – that will bring about armed struggle and advance the people to military and political struggle. The FPL is trying to convert itself into this specific organization.

FPL Un paso adelante, 1972b

Origins

Reflecting on the origins of the FMLN, Salvador Cayetano Carpio, leader of the FPL and member of the General Command of the FMLN, stated in 1980, “By the end of 1969 it was completely clear that El Salvador – its people – needed an integral strategy in which all forms of struggle could be utilized, combined in a dialectical manner, and that the armed struggle was the key” (Menéndez Rodríguez, 1983: 28).
Carpio, a shoemaker’s son, former seminary student and later baker’s union organizer, had joined the Communist Party in 1947. He rose quickly, becoming a member of the Central Committee in 1949. Arrested and tortured in 1952, he later escaped, wrote Secuestro y capucha describing his experiences, and went to study in the U.S.S.R. for three years. After returning to El Salvador, he successfully organized PCS affiliated labor unions and served as the Secretary General of the PCS from 1964 to 1970.
By 1970 Carpio had come to the conclusion that the time was propitious for armed political revolutionary struggle; yet, a ‘stubborn majority’ of the party was blocking the advance toward such a strategy. As the Bases Estatuarios later expressed, the PCS was “sunk in opportunism, revisionism, bourgeois reformism, and economism” (FPL, 1978: 1). Consequently, in March 1970, Carpio and a handful of PCS members broke with the party, and on 1 April 1970, they established the Popular Forces of Liberation “Farabundo Martí” (FPL). (10)
In selecting the name Farabundo Marti, the FPL, in Nombre de la organización, clearly defined itself and its program stating:

[Farabundo Martí was] among the leaders of this gigantic episode (1932) that left such profound footprints in the following historical periods of the country. Unquestionably, he was the most integral and encouraging exponent of the people. Notwithstanding the weaknesses or failures in the preparation and political-military directions of the popular movement, his essential revolutionary characteristics are in great part in harmony with those of today’s revolutionary movement: combatant, political-military, guerrilla, Marxist, creator of the Communist Party, thinker at the Central American level, anti-imperialist, and most of all courageous (FPL, n.d.: 2).
Program and Organization
By December 1973, when the FPL began publishing Estrella Roja, its internal ideological organ, the FPL’s program was clearly formulated:

The fundamental revolutionary objectives of the working class are 1) the liberation of the country with respect to imperialism, 2) the liquidation of the political and economic power of the landholding oligarchic bourgeoisie and of the bourgeoisie in general, and 3) the liquidation of the regime and the establishment of popular power (FPL, 1973).

Although not yet a socialist revolution, such a popular revolution toward socialism would establish, under the hegemony of the working class, a Popular Revolutionary Government which would begin to construct socialism. (11) But first the regime needed to be destroyed, and to destroy the regime, an organization had to be built.
Even though the FPL defined itself as not anti-party but anti-party leadership, it avoided direct recruitment from the PCS because it saw itself not as a traditional style Communist Party but as a party in embryo (FPL, 1973; FPL, 1978: 13, 16). Such beginnings were meager, for according to Carpio, “We began from absolutely zero. We did not even have one cent or one pistol” (Harnecker, 1985: 134). Nevertheless, by August 1972, when the FPL issued its First Pronouncement, the FPL had survived its ‘initial phase’ and fully intended to pursue a combined political-military strategy, thereby converting itself into the legitimate revolutionary vanguard (FPL, 1972b). (12)
Although an organization founded by a worker’s nucleus professing a working class hegemony, the FPL’s recruits came first from university and high school students and teachers, secondly from the working class and peasants, and later from radicalized Christians (FPL, 1976: 4). (13) Despite Carpio’s pre-FPL opposition, Christians joined the FPL, and the FPL worked with individual priests, eventually establishing itself within many Christian Base Communities. In January of 1975, the FPL, identifying itself as a Marxist-Leninist organization that did not exclude Christians, clarified its position in its Letter to Progressive Priests stating,

We start from the premise that to be Christian is not opposed to the duty of fighting for justice, for the liberation of the people from exploitation and misery…we consider the incorporation of the peasants and workers, who are fundamentally Christian, absolutely necessary to the revolution – a strategic condition. The FPL carries through this belief in practice. Whenever there is a Catholic activist who wishes to make a leap in his revolutionary work and who fulfills the requirements of our organization, we have no reason to reject him, to close the door and prevent him from realizing his aspirations to serve the revolutionary cause. In raising him to a higher level of political activity our objective at the same time is that his religious work is not discredited. On the other hand, it is necessary to say that every revolutionary, as he moves toward an understanding of the real world, fills the gaps and weaknesses, deficiencies and errors in his knowledge with a scientific foundation which places both understanding and action behind the collective interest…The FPL wants to emphasize its respect for the sector of priests with advanced ideas and practices, hoping that their efforts will bear greater fruit each day for the revolution (FPL, 1975a: 22).

The resulting direct incorporation of large numbers of Christians into the FPL directly affected its ideology by infusing a messianic spirit of self-sacrifice, or mystique, into its daily interpretation.
International and National Analyses

The FPL’s world view, which was based on a fundamental contradiction between socialism and capitalism, was bi-polar; however, while it considered the socialist bloc a ‘strategic rearguard’ and was basically pro-Soviet (FPL, 1976: 15), the FPL recognized weaknesses in world socialism and regarded itself as autonomous (FPL, 1972b). Accordingly, Yankee imperialism was the fundamental enemy, and although the internal bourgeoisie was the immediate enemy, the FPL believed that the revolution was to be both anti-imperialist and anti-capitalist; for, based on its national analysis these two enemies were virtually one and the same (FPL, 1973; FPL, 1975b: 27; FPL, 1978: 4, 9, 27).
According to the FPL, El Salvador was a dependent capitalist country whose dependency had begun in the 19th century with the introduction of capitalist relations into coffee production in the countryside. At the top of the resulting social formation stood a landowning, oligarchic, or creole, bourgeoisie which was directly linked and subordinated to U.S. imperialism (FPL, 1973). Even though banking, commercial and industrial sectors had developed from this original landowning bourgeoisie, they all formed one amalgamated circle, composed of a few completely powerful families – the so-called ‘fourteen families’ – who dominated “in complete fusion with imperialist capital” all sectors of the economy (FPL, 1978: 5-6).
Politically, this dependent capitalist formation was a developing military fascist-like tyranny in which the Salvadoran army was also directly tied and subservient to U.S. imperialism. Consequently, in direct opposition to the PCS’s viewpoint, no independent national bourgeoisie existed. (14)
Opposed to this oligarchic bourgeoisie and U.S. imperialism were the revolutionary classes, composed of a working class, which included both the industrial and agricultural proletariat, and its allies. (15) Among these allies in the countryside were both poor peasants, who as semi-proletariats were the most revolutionary of the peasants and the principal ally of the working class, and middle or petty bourgeois peasants. (16) Other allies included advanced urban sectors of the petty bourgeoisie: students, teachers, intellectuals, and small and middle businessmen and producers (FPL, 1973: 7). Such a broad alliance was necessary because “it is evident that no revolutionary class by itself will be capable of destroying the power of the internal bourgeoisie and of imperialism; therefore, an alliance of the exploited classes under the direction and hegemony of the proletariat is necessary” (FPL, 1973: 16).
Based on its national and international analyses, the FPL rejected both the PCS’s national bourgeoisie-based electoral strategy and the ERP’s later position of forming a broad anti-fascist front. Since an independent national bourgeoisie did not exist, the main conflict was not between national capitalists and imperialism but between the worker and national/foreign capitalism. In such a situation, elections merely played into the hands of the enemy. Also, any thought of a broad, anti-fascist front was out of the question since the government was not yet fascist; moreover, the formation of such a premature front would liquidate class contradictions. And since the army was a puppet of imperialism, any thought of military reformers was anathema. In fact, due to its close ties to both the oligarchy and imperialism, the army had to be destroyed by a strategy called Prolonged Popular War/Guerra Popular Prolongada (GPP). (17)
War Strategy

In its First Pronouncement, the FPL stated that “the prolonged revolutionary war is the struggle of all the people for their liberation” (FPL, 1972c). Earlier, in citing the Latin American left’s failures and the positive experiences of the Salvadoran students and workers’ strikes of the 1960’s, the FPL rejected the foco theory from the beginning (FPL, 1971). (18) No guerrilla would go to the mountains to serve as a catalyst for revolution, since for the FPL the model was not Cuba but Vietnam. (19)
Convinced from the beginning the U.S. would eventually intervene in the Salvadoran revolution, the FPL viewed the National Liberation Front (NLF) of South Vietnam as a model for confronting this future intervention. A political body that represented most sectors of the population needed to be built and the revolution’s army forces would develop from guerrilla to regular forces. The FPL could then confront and overcome both the Salvadoran army and the eventual introduction of U.S. forces by fighting a war without military fronts that would eventually change the correlation of forces within an estimated ten to fifteen years (FPL, 1971). Furthermore, since revolutionary situations conducive to taking power would occur many times during the revolutionary war, time was on the FPL’s side if it followed a strategy that combined its political and military efforts.
This combination of political and military efforts, a lesson learned in part from the successful 1965 U.S. invasion of the Dominican Republic, was based on “combining revolutionary military action with the combative struggle of the masses for their immediate needs,” with the end result being a well-organized mass movement linked to revolutionary military forces. (FPL, 1973) (20)
While time may have been theoretically on the FPL’s side, space presented a problem. In recognizing the guerrilla struggle of the mountains as primary, since it would take place among the very peasants who would be the fundamental source of recruits, the FPL noted that it was precisely this mountainous environment that El Salvador lacked (FPL, 1971: 6). For, although mountainous, El Salvador was small and did not have the necessary high mountain ranges that would deny easy access to enemy forces. This geographical dilemma was to be resolved by conducting a Central American struggle, for “in the immense Central American territory exist unsurpassable conditions for the guerrillas of the mountains” (FPL, 1971: 2).
To wage a Central American struggle made historical sense since Central America was seen as the weak link in the world-wide chain of imperialism. (21) Also, Yankee imperialism had developed a Central American strategy in forming the Central American Defense Command (CONDECA) in order to coordinate the armies of the respective Central American governments. CONDECA was seen as being the Central American army of the United States (FPL, 1972d: 6). Los trabajadores del campo en la revolución further elaborated this point stating:

Each one of the peoples of Central America can not carry out the prolonged revolutionary war separately, squeezed into the borders of their respective frontiers. Imperialism is using a Central American strategy and has concentrated the reactionary military forces of these countries in an organism that has as its object to deliver blows together against any popular force that signifies a real danger in any part of Central America. Besides, in the last instance, imperialism’s own forces can come to help their puppets in Central America if they find their own domination in danger… therefore the revolutionary struggle of each of the people’s revolutions has to unite with the other peoples’ struggles of the isthmus (FPL, 1972d: 12).
Drawing upon the ideas of Farabundo Martí as to how to bring about this unity, the FPL envisioned “the creation of a revolutionary Central American army” (FPL, 1971; FPL, 1978: 7).
Although the struggle in the countryside was strategically fundamental, in 1970 the FPL began to implement its GPP strategy in the cities, expanded to the suburban areas in 1973 and reached the countryside in 1974 (FPL, 1973; FPL, 1976). Organizationally, this effort took the form of groups of armed commandos, assisted by grupos de apoyo, or support groups. These support groups were fundamental since, in addition to directly assisting the armed component, they also served as a channel for incorporation into the armed struggle through their efforts in organizing, orienting and radicalizing the mass movement (FPL, 1972d). According to El camino de FPL hacía las masas populares, these clandestine paramilitary support groups were the central link between armed and mass struggle (FPL, 1972a).
The commando units soon began operations, most notably in the case of the bombing of the Argentine Embassy in 1972. (22) Next, the armed commando units were coordinated into militia units, which by 1976 were formed into local guerrilla formations. Eventually out of these formations would develop regular mobile army units. To coordinate the military struggle, a national military commission was established in 1975.
Initially appearing as minor ‘terrorist incidents,’ by 1976 the FPL’s initial plans had developed pretty much according to plan. Its members were deadly serious about winning the struggle, for on 11 October 1976, three FPL members – Andrés Torres, Alejandro Solano, and Clara Elizabeth Ramírez – held off units of the Salvadoran army for eight hours until their deaths in the town of Santa Tecla. Preferring to die in combat, they had refused to surrender.
The People’s Revolutionary Army (ERP)

Each revolution should construct its own renewed revolutionary thought and adapt itself to its own realities.
Joaquín Villalobos (1988: 30)

Origins

Strongly influenced by the example of Ernesto “Che” Guevara, members of the Communist Party’s Youth Organization left the Party due to its support of the Salvadoran government during the war with Honduras in 1969 and continued insistence on an electoral strategy. “We were born as the negation of the Communist Party, with an anti-party position,” recalled FMLN Commander Fermán Cienfuegos in 1986 (Cienfuegos, 1989: 16). Soon discussions began with leaders of the Revolutionary Front of Social Christian University Students (FRUSC), the Christian Democratic Party’s youth organization. These discussions resulted in the formation of El Grupo, or the Group, in 1970. Subsequently, the decision was made to embark on armed struggle.
The Group’s initial action in early 1971, a kidnapping to secure funds, failed, and the organization was virtually destroyed by the Salvadoran government; nevertheless, the remaining five or six members established the Peoples Revolutionary Army (ERP) in late 1971 and went public in 1972. (23) The organization’s initial ideological influences were heterogeneous.

The nucleus of those that came from the PCS and the Christian Youth had a classic Leninist political formation of historical materialism. We had read the Selected Works of Lenin even though we were dispersed and self-taught. We were influenced by the Tupamaros of Uruguay, Carlos Marighella of Brazil, the Movement of the Revolutionary Left (MIR) in Peru, in some measure by the MIR in Chile, by the writings of Mao Tse-tung, Kim Il Sung, Fidel and Che Guevara. Besides, we had the direct influence of the Guatemalan revolutionary movement, especially the Revolutionary Armed Forces (FAR), whose history we knew. Later, Roque Dalton brought new ideas: Vietnam, Korea and the international experience of the National Liberation Movements of Africa (Cienfuegos, 1989: 15-16).
On the international political stage the ERP was virtually isolated. In fact, “in the moment that [the ERP] was born it did not have international support, not from the communist movement nor from the socialist camp” (Cienfuegos, 1989: 26). Moreover, aside from initial relations with the Revolutionary Armed Forces (FAR) of Guatemala, contact with other Central American revolutionary organizations was virtually nonexistent, for “we did not know the Sandinistas, in spite of the fact that the FSLN was founded in 1961” (Cienfuegos, 1989: 16).
Program and Orientation

From the beginning the highly nationalistic and heterogeneous ERP never fit the orthodox mold. Favoring military action and consistently abjuring foreign models, its program for socialist revolution, as elaborated in Grano de oro, was the polar opposite of the PCS’s two-stage theory. The ERP envisioned a democratic state as part of the socialist transformation because imperialism’s domination had unified the anti-capitalist and anti-imperialist struggles. In fact, since the closing of the democratic opening in El Salvador had given rise to a fascist government, a revolutionary situation had existed since mid-1972. (24) Therefore, if the left formed a broad front, including clergy and patriotic sectors of the armed forces, then a combined democratic and socialist revolution could triumph and socialism could be constructed. But first it was necessary to form an armed vanguard organization.
Organizational problems plagued the ERP from the beginning. As explained by Joaquín Villalobos, “It was an initial response, with little vision…composed of a disorganized structure, integrated by numerous groups with different forms of seeing the strategic and unifying projection” (Menéndez Rodríguez, 1983: 124).
During its first years of existence, the ERP was not a highly centralized organization, for due to the influence of Alejandro Rivas Mira (Sebastián Urquilla) it had adopted a federal (decentralized) structure. Rivas Mira, upon returning from Western Europe, where he had been active in the student anti-Communist left in 1968, had joined the ERP as part of a Christian Youth group, secured a position of leadership because he was “the man of best formation at the moment,” and then instituted a federalized structure (PRS, 1978: 28). When combined with the ERP’s varied ideological origins, this decentralized structure made it almost impossible to establish a coherent political line. For example, in its Boletín General no.1, the ERP pointed out federalism’s resulting “ideological diversionism” and “organic dispersion” stating:

The gravest danger of this functioning is shown by the non-ideological and non-political cohesion inside the organization, as each tactical leader – therefore each column of the organization – in the long run converts itself into a small organization, which by its own development and autonomy, then elaborates its own form of work, its own methodology, and its own style of political conduction (ERP, 1974a).

Analogous to the ERP’s initial lack of organizational cohesion was its heterogeneous composition. Early members included most of the leaders of FRUSC, Communist Party youth, Baptist ministers, members of Acción Cristiana, Dr. Fabio Castillo Figueroa, Ana Guadalupe Martínez, and anti-Soviets such as Rivas Mira. (25) However, there was one fundamental point of cohesion. Most of the ERP’s members were young, middle class, Marxist nationalists who had been politically molded in the student strikes of the late 1960’s and early 1970’s. They believed it was time to undertake armed struggle. As Fermán Cienfuegos explained:

Those of us that came from the Communist Youth had a more flexible position in the sense of initiating the armed struggle with other movements who, although they were not Marxists, were disposed to take up arms (Cienfuegos, 1989: 24).

The inclusion of non-Marxist, radicalized Christians from its beginning distinguished the early ERP from the FPL and influenced the formation of two distinct guerrilla organizations instead of one. Prior to the formation of the FPL, a meeting was held on 24 December 1969 to plan the launching of armed struggle in El Salvador. Salvador Cayetano Carpio, later commander of the FPL, refused to accept a joining of Marxist and Christian influenced groups; thus necessitating the formation of two organizations, according to leaders of the ERP who were present at the meeting. For the ERP there was never any question of Christian participation in the revolution. As stated by Joaquín Villalobos, “since revolutionary Christians were part of the process from the beginning, there was never any contradiction between Christianity and revolution” (Villalobos, 1988: 42).
From the beginning the ERP allied with priests who were working in La Unión, San Miguel, and Morazán in eastern El Salvador. This area, in particular Morazán, was viewed as a potential region for building a military rearguard, due to the Christian values of the peasantry and their small-holding status that allowed them the freedom to engage in political activities.
Returning to El Salvador in 1973 after 13 years in exile, the poet Roque Dalton (26) saw the student make up of the ERP as living proof of his thesis that students would act as the ‘social detonator’ of the revolutionary process due to the very limited revolutionary possibilities of the working class. Opting for armed struggle, Dalton had left the PCS in the 1960’s. He believed he had found an example in the Cuban Revolution, which was not “the historical exception but the first stage in the liberation process and at the same time the revolutionary vanguard” (Dalton, 1970: 115). Dalton believed that vanguards had to be created, and he thought he had found just such a vanguard in the ERP.
To unify its efforts and established itself as a vanguard organization, the ERP undertook an internal struggle against federalism and began to centralize the organization from 1973 through 1974. In 1975 the ERP began to build a party – the Party of the Salvadoran Revolution (PRS), eventually holding its first full plenum in July 1977 (PRS, 1978).
International and National Analyses

Revolutions can neither be exported nor imported. Revolutions are made by people. So in our country, the East-West conflict is non-existent. What exists is social injustice, imperialist intervention and a popular revolutionary way for national liberation.

Joaquín Villalobos (Villalobos, 1986: 31)

The ERP’s initial anti-Soviet and anti-Cuban viewpoint was bolstered by a strident nationalism which abjured revolutionary models, and while non-aligned with respect to the U.S./USSR Cold War struggle, the ERP was anti-U.S. imperialism with respect to Latin America. It maintained that even though the incidence of U.S. influence was less in El Salvador than in other parts of Latin America, the U.S. would try to destroy the Salvadoran revolution. This gave the revolution its liberating character and did not tie it “to the fluctuations in the struggle for world hegemony between the USSR and the United States” (PRS, 1980: 81).
Much has been made out of the ERP’s turn to Maoism. (27) Although the ERP was Maoist from the beginning in the sense of having an independent, nationalistic, and Latin American viewpoint, Maoist proved to be a conveniently deprecating label for the other Salvadoran revolutionary organizations to use against the ERP, and for the ERP itself to use to explain its own failings. (28) Nevertheless, the ERP did not result from the typical Latin American Communist Party splits of the 1960’s; nor did it have supportive connections or ideological affinity with China. Rather, the ERP originated in Latin American conditions with a strident nationalism at its core; for it was not to China the ERP turned for analysis but to the historical experience of the Venezuelan guerrilla movement. (29)
The vicissitudes of the Venezuelan guerrilla movement in the late 1960’s and 1970’s directly impacted the ERP because the ERP had established close relations with those in the Venezuelan movement who wished to continue armed struggle. Consequently, the Venezuelan Communist Party’s suspension of aid to the guerrillas exacerbated the ERP’s anti-Communist Party orientation; likewise, Cuban suspension of aid brought strong criticism from the ERP and abysmal relations. Such practical experiences, in bolstering Rivas Mira’s critique of Soviet imperialism, resulted in the ERP labeling itself ERP-ML (Marxist-Leninist); yet, when the ERP voted in 1977 to remove the ML label, few knew what it meant ideologically. For, instead of looking to the USSR, China or Cuba, the ERP had a Latin American continental perspective.
It is evident that there is a necessity to establish, together with the Marxist-Leninist forces, a continental strategy in relation to the anti-imperialist aspect of the revolution…The Latin American and Salvadoran revolution does not need to wait for the key moments in the struggles for hegemony between the USSR and North American imperialism in order to decide when the masses pass over to the offensive…It is evident that the true revolution in any Latin American country can only sustain itself by maintaining the continental aspect of the struggle against imperialism (PRS, 1980: 79-81).

Although the ERP supported a continental revolution to confront U.S. imperialism, its international analysis was secondary to that of the national situation in El Salvador. According to ERP theoretician Rafael Arce Zablah, in Grano de oro, El Salvador was a dependent capitalist country, with an oligarchy that was integrated into the capitalist system through coffee. Moreover, within the oligarchy, a financial sector, which was fascist, was the principal enemy, not the national bourgeoisie. (ERP, 300 años, 23; PRS, 1980: 59)

War Strategy
In complete disagreement with the FPL’s Prolonged Popular War (GPP) strategy, the ERP supported an insurrectional strategy that intended to create the conditions for revolution in a relatively short period of time. Political and military efforts were directed towards dramatic armed attacks on the existing fascist power structure that would spark a popular insurrection.
The strength of the ERP’s strategy lay in its focus and audacity. With the goal of overthrowing the regime in the shortest possible time, every effort was made to build the organization’s military capacity. While building a strong military force, ERP commandos and military units began limited armed actions, including the assassinations of key public officials, bank robberies to fund the organization, bombings, and brief military occupations of villages and towns.
However, differences soon arose within the organization concerning the prioritizing of military action over political/mass organizing. A ‘political faction’ led by Roque Dalton, arguing in favor of political work to ideologically prepare the people, confronted what was later labeled the ‘militarist’ line. Dalton was accused of being a foreign agent, arrested, tried, and executed in May 1975. His supporters left the ERP and formed the National Resistance (RN).
As a result, the ERP found itself isolated on the left. The organization went through a period of intense self-criticism (1975-1977) that resulted in the purging of ‘militarists.’ And despite such setbacks, pragmatic efforts had begun to take root in Morazán. (30)

Conclusion

Typical of the Latin American armed left of the 1960’s and 1970’s, El Salvador’s initial guerrilla groups were to the left of the Communist Party, and their formation evidenced the complete lack of a monolithic communist movement. However, specific to the historical situation of El Salvador, the Communist Party did not fracture along USSR/China lines but on national analysis. The split was between an old left and a new left, which formed political-military organizations that were tied to mass organizations. Moreover, Christians were welcomed into the revolutionary process. Tragically for future unity, the initial separate formation and consolidation of the guerrilla organizations portended years of sectarianism. When the military government was overthrown by a coup in October 1979, the PCS participated in the new government, the ERP called for insurrection, and the FPL, while rejecting the new government, rejected calls for insurrection and maintained its long-term perspective. Even with the formation of the FMLN in October 1980, the ideological and historical origins of the organizations frequently continued to impede tactical and strategic unity.

Notes
1). The PCS’s two-stage theory consisted of an initial democratic stage which, with the national bourgeoisie participating, would isolate the oligarchy and U.S. imperialism. Key to this theoretical position was the PCS’s contention of the existence of a national bourgeoisie capable of overthrowing the feudal oligarchy and carrying through a national democratic revolution. Although the second stage would be socialist, such a revolution was not for El Salvador in the short run; therefore, the immediate tactical situation required the formation of a broad middle class based front against both U.S. imperialism and the feudal landowners.
2). Agustín Farabundo Martí (1894-1932) was an avid supporter of Leon Trotsky, helped found the Central American Socialist Party in 1925, joined and later broke with Sandino in his struggle against the U.S. in Nicaragua, and was executed by a governmental firing squad in the Matanza on 1 February 1932. The communiqué announcing the establishment of the Farabundo Martí National Liberation Front (FMLN) on 10 October 1980, stated, “For our name, we have taken the immortal figure of Agustín Farabundo Martí, because we consider that this clairvoyant and visionary leader synthesizes the character and the content of the heroic struggle of our people.”
3). For more information about these strikes see Carpio (1967) and Menjivar (1979).
4). This was particularly the case in the Common Core strike of January 1970 at the National University of El Salvador.
5). For further information on the theology of liberation in El Salvador see works by Ignacio Ellacurria, Segundo Montes, and Jon Sobrino in Estudios Centroamericanos published by the Central American University (UCA) of San Salvador.
6). In his August 1966 pastoral letter The Responsibility of the Laity in the Ordering of Temporal Life, Monsignor Chavez y González had begun to distance the Church from its old established ties to the government and the landed elite. The military viewed him as supporting the Christian Democratic Party (PDC).
7). See Cabarrus (1983) which details how one peasant organization – The Christian Federation of Salvadoran Farm Workers (FECCAS) – soon left the PDC fold and eventually joined the Popular Revolutionary Bloc (BPR) which was linked to the Popular Forces of Liberation (FPL).
8). Handal had previously spoken approvingly of Peru’s leftist-oriented military government, viewing it as anti-oligarchy and anti-imperialist (PCS, 1971).
9). In Handal’s view, the electoral process was not exhausted until after the fraudulent February 1977 election (Handal, 1983: 20-21). At its seventh Congress in April of 1979 the PCS adopted armed struggle and began to organize its armed units.
10). Among the initial members of the FPL were José Dimas Alas, the Secretary General of the Federación Unitaria Sindical Salvadoreña (FUSS), and Ernesto Morales, the youth secretary of FUSS.
11). Estrella Roja (FPL, 1973: 30, 33) calls this not purely proletarian government a “Popular Revolutionary Government of Workers and Peasants.” The Bases Estatuarios (FPL, 1978: 12) refers to it as a “proletarian dictatorship” or a “Popular Revolutionary Dictatorship.”
12). To see how the terminology grew to support Carpio’s position see Informe del comando central al primer consejo revolucionario de las FPL (FPL, 1976: 1), Bases Estatuarios de las FPL (FPL, 1978: 4), Carta Miliciana (FPL, 1979: 8), El proceso del desarrollo de las FPL (FPL, 1980a).
13). Prominent early recruits included:
Mélida Anaya Montes (Ana Maria) directed the secondary school teachers union, helped establish the Popular Revolutionary Bloc (BPR) – the FPL linked mass organization – in 1975, and became a primary theoretician in analyzing the Vietnam War. She rose to the position of second in command of the FPL and was murdered by Carpio’s followers on 6 April 1983, in an internal FPL struggle. Officially, Carpio committed suicide days later after it was learned he had given the order to kill her (See Comunicado de las FPL, 9 December 1983, and Comunicado del Comando General del FMLN, 16 December 1983).
Salvador Sánchez Cerin (Leonel González) was a teacher who later became the top commander of the FPL and a member of the FMLN’s General Command.
Felipe Peña and Ana Castillo Rivas (Eugenia) came from the university-based Catholic Action organization.
Apolinario Serrano (Polín), a close associate of Archbishop Oscar Romero, became Secretary General of the Christian Federation of Peasants (FECCAS) in 1974 and Secretary General of the Federation of Peasant Workers (FTC) in 1978. He was murdered by government forces 29 September 1979.
Justo Mejía initially worked with the Christian Democratic Party (PDC) and later helped form the Union of Rural Workers (UTC), which joined with FECCAS to form the FTC. He was murdered by government forces 9 November 1977.
14). Estrella Roja #1 (FPL, 1973) uses the term “tirania militar fascistoide.” Initially the FPL also included renting and leasing capitalists and rich peasants among the reactionary classes. See Los trabajadores del campo en la revolución (FPL, 1972d).
15). The agricultural proletariat, which was viewed as part of the working class, consisted of salaried day laborers. See Bases Estatuarios de las FPL (FPL, 1978: 16).
16). Los trabajadores del campo en la revolución (FPL, 1972d: 3) points out that “without the proletariat and semi-proletariat [the poor peasants] we will not be able to carry out the popular revolution.” The Bases Estatuarios de las FPL (FPL, 1978: 16) states in Article 7 that the principal ally of the working class is the poor peasant. By 1980 the FPL included both the petty bourgeoisie and rich peasants as exploited classes. See The Social Classes in El Salvador (FPL, 1980b: 7).
17). Such a strategy was also called “Prolonged War” in Sobre la orientación: táctica adecuada en el periodo inicial (FPL, 1971: 2), “People’s Prolonged War” in Los trabajdores del camp en la revolución (FPL, 1972d: 12), and finally “Prolonged Popular War” in Informe del comando central al primer consejo revolucionario de las FPL (FPL, 1976).
18). See Menéndez Rodríguez (1983: 35, 37-38) for the Carpio interview about ruling out the foco strategy.
19). See Anaya Montes (1980) for a thorough FPL view of the Vietnam War.
20). Estrella Roja #1 (FPL, 1973) mentions this. An elaborate version can be found in El proceso de desarrollo de las FPL (FPL, 1980a) which states that the revolutionary violence of the masses would help to raise the revolutionary consciousness of the masses, support recruitment, and be linked to partial insurrections that would lead to a general insurrection, which would combine mass uprisings with regular military strikes to destroy the government’s army.
21). For a concise theoretical explanation of this position see Menjivar (1980b). Menjivar, a former dean and rector of the National University, became the primary theoretician of the FPL-linked Popular Revolutionary Bloc (BPR) mass organization. He applied the dependency thinking of Theotonio dos Santos of Brazil and Anibal Quijano of Peru, along with Eldelberto Torres Rivas’s scholarship on the nation state to El Salvador.
22). Such actions eventually included the assassination, or ajusticiamiento, of prominent former and current government officials and supporters, including a foreign minister, an ex-president and the rector of the National University.
23). See Villalobos interview in Menéndez Rodríguez (1980) and Manaut (1989: 213).
24). More specifically, July 1971 – August 1972 marked the period of the end of the democratic opening.
25). Prominent early members of the ERP were:
Nidia Diaz, a member of Acción Communitaria, participated in the Common Core student strikes and later became a commander of the Central American Revolutionary Workers Party (PRTC) of the FMLN. She is the author of Nunca estuve sola (1989).
Lilian Mercedes Letona became an ERP commander. She was killed by government forces on 1 August 1983.
Ana Guadalupe Martínez, a medical student when she joined the ERP in 1973, later a commander in the ERP, a main spokesperson on international affairs, and author of Las cárceles clandestinas/El Salvador’s Clandestine Prisons (1980) that recounts her experiences as a prisoner of the National Guard in 1976.
Lil Milagro Ramírez, a radicalized Christian, had worked with market women and studied in Chile. She was killed by government forces.
Roberto Roca (Francisco Jovel), president of the Common Core Student Congress and vice-president of AGEUS, later became the commander of the PRTC and a member of the General Command of the FMLN
Joaquín Villalobos (Rene Cruz) participated in the National University strikes, helped establish the first ERP armed nuclei, and later became the ERP’s top commander and a member of the FMLN’s General Command
Rafael Arce Zablah “Amilcar,” a leader of FRUSC, became the primary theoretician of the ERP in writing Grano de oro, the ERP’s primary analytical work in its early days. He died from wounds received in combat on 26 September 1975.
26). Roque Dalton (1935-1975) was educated in Jesuit schools in San Salvador; studied law and anthropology in El Salvador, Chile, and Mexico; and was a friend of Guatemalan revolutionary poet Otto René Castillo. He joined the Salvadoran Communist Party, was arrested, jailed, and escaped. During his thirteen years in exile he traveled to North Korea, Vietnam, edited the World Marxist Review in Prague, and finally settled in Cuba. He returned to El Salvador in 1973, and advocated people’s war, but not as an exact copy of Vietnam. He was murdered on 10 May 1975, during an internal ERP struggle.
27). Dunkerley (1983: 93) wrote that that ERP turned Maoist after the foco didn’t work. The National Resistance, a member group of the FMLN, stated that “in reaction to the challenge [development of the RN] the foquistas made an abrupt turn towards Maoism, heavily criticizing the Cuban revolution, characterizing the Soviet Union as social imperialists” (RN, 1977: 13).
28). See PRS (1978: 28) which, in its general condemnation of Rivas Mira, states that Rivas Mira, who had been a Maoist in France, had planted Maoism in the ERP. Rivas Mira was expelled from the ERP.
29). For more on the Venezuelan aspect see Alegria and Flakoll (1983) and Martínez (1980).
30). Morazán became an ERP stronghold during the civil war. Also, the ERP undertook political work. In 1977 it formed a mass organization – Ligas Populares 28 de Febrero (LP-28)/Popular Leagues of 28 February – and a political party – Partido de la Revolución Salvadoreña (PRS)/Party of the Salvadorian Revolution – in 1976.
References

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Zablah, Rafael Arce
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Brad K. Berner

Formerly a history instructor at Arizona State University, Mr. Berner is currently living and teaching in Moscow, Russia.

A crise brasileira e a geopolítica mundial

A crise brasileira e a geopolítica mundial
20/04/2016

Seria errôneo pensar a crise do Brasil apenas a partir do Brasil. Este está inserido no equilíbrio de forças mundiais do âmbito na assim chamada nova guerra fria que envolve principalmente os EUA e a China. A espionagem norte-americana, como revelou Snowden atingiu a Petrobrás e as reservas do pre-sal e não poupou até a presidenta Dilma. Isto é parte da estratégia do Pentágono de cobrir todos os espaços sob o lema:”um só mundo e um só império”. Eis alguns pontos que nos fazem refletir.

No contexto global há um ascensão visível da direita no mundo inteiro, a partir dos próprios EUA e da Europa. Na América Latina está se fechando um ciclo de governos progressistas que elevaram o nível social dos mais pobres e firmaram a democracia. Agora estão sendo assolados por uma onda direitista que já triunfou na Argentina e está se pressionando todos os países sul-americanos. Falam, como entre nós, de democracia mas, na verdade, querem torná-la insignificante para dar lugar ao mercado e à internacionalização da economia.

O Brasil é o principal atingido e o impedimento da presidenta Dilma é apenas um capítulo de uma estratégia global, especialmente das grandes corporações e pelo sistema financeiro articulado com os governos centrais. Os grandes empresários nacionais querem voltar ao nível de ganho que tinham sob as políticas neo-liberais, anteriores a Lula. A oposição à Dilma e o apoio ao seu impedimento possui um viés patronal. A Fiesp com o Skaf, a Firjan, as Federações do Comércio de São Paulo, a Associação Brasileira da Indústria Eletrônica e Eletrodomésticos (Abinee), entidades empresariais do Paraná, Espírito Santo, Pará e muitas redes empresariais estão já em campanha aberta pelo impedimento e pelo fim do tipo de democracia social implantada por Lula-Dilma.

A estratégia ensaiada contra a “primavera árabe” e aplicada no Oriente Médio e agora no Brasil e na América Latina em geral consiste em desestabilizar os governos progressitas e alinhá-los às estratégias globais como sócios agregados. É sintomático que em março de 2014 Emy Shayo, analista do JB Morgan coordenou uma mesa redonda com publicitários brasileiros ligados à macroeconomia neoliberal com o tema:”como desestabilizar o governo Dilma”. Armínio Fraga, provável ministro da fazenda num eventual governo pós-Dilma vem do JB Morgan (cf.blog de Juarez Guimarães,”Por que os patrões querem o golpe”).

Noam Chomski, Moniz Bandeira e outros advertiram que os EUA não toleram uma potência como o Brasil no Atlântico Sul que tenha um projeto de autonomia, vinculado aos BRICS. Causa grande a preocupação à política externa norte-americana a presença crescente da China, seu principal contendor, pelos vários países da América Latina, especialmente e no Brasil. Fazer frente a outro anti-poder que significam os BRICS implica atacar e enfraquecer o Brasil, um de seus membros com uma riqueza ecológica sem igual.

Talvez o nosso melhor analista da política internacional. Luiz Alberto Moniz Bandeira, autor de “A segunda Guerra Fria – geopolítica e dimensão estratégica dos Estados Unidos” (Civilização Brasileira 2013) e o deste ano “A desordem internacional”(da mesma editora) nos ajude a entender os fatos. Ele trouxe detalhes de como agem os EUA: ”Não é só a CIA… especialmente as ONGs financiadas pelo dinheiro oficial e semi-oficial como a USAID, a National Endwoment for Democracy, atuam comprando jornalistas e treinando ativistas”. O “The Pentagon´s New Map for War & Peace” enuncia as formas de desestabilização econômica e social através dos meios de comunicação, jornais, redes sociais, empresários e infiltração de ativistas Moniz Bandeira chega a afirmar que “não tenho dúvida de que no Brasil os jornais estão sendo subsidiados…e que jornalistas estão na lista de pagamento dos órgãos citados acima e muitos policiais e comissários recebem dinheiro da CIA diretamente em suas contas”(cf. Jornal GGN de Luis Nassif de 09/03/2016). Podemos até imaginar quais seriam esses jornais e os nomes de alguns jornalistas, totalmente alinhados à ideologia desestabilizadora de seus patrões.

Especialmente o pré-sal, a segunda maior jazida de gás e de petroleo do mundo, está na mira dos interesses globais. O sociólogo Adalberto Cardoso da UERJ numa entrevista à Folha de São Paulo (26/04/2015) foi explícito“Seria ingenuidade imaginar que não há interesses internacionais e geopolíticos de norte-americanos, russos, venezuelanos, árabes. Só haveria mudança na Petrobras se houvesse nova eleição e o PSDB ganhasse de novo. Nesse caso, se acabaria o monopólio de exploração, as regras mudariam. O empeachment interessa às forças que querem mudanças na Petrobrás: grandes companhias de petróleo, agentes internacionais que têm a ganhar com a saída da Petrobrás da exploração de Petróleo. Parte desses agentes quer tirar Dilma “.

Não estamos diante de um pensamento conspiratóro, pois já sabemos como agiram os norte-americanos no golpe militar em 1964, infiltrados nos movimentos sociais e politicos. Não é sem razão que a quarta frota norte-americana do Atlântico Sul está perto de nossas águas.

Devemos nos conscientizar de nossa importância no cenário mundial, resistir e buscar o fortalecimento de nossa democracia que represente menos os interesses das empresas e mais as demandas tão olvidadas de nosso povo e na construção de nosso própro caminho rumo ao futuro.

Leonardo Boff é articulista do JB online e escritor.

América Latina: el final de un ciclo o el agotamiento del posneoliberalismo

América Latina: el final de un ciclo o el agotamiento del posneoliberalismo

François Houtart

ALAI AMLATINA, 19/04/2016.- América Latina fue el único continente donde las opciones neoliberales fueron adoptadas por varios países. Después de una serie de dictaduras militares, apoyadas por los Estados Unidos y portadoras del proyecto neoliberal, las reacciones no se hicieron esperar. La cumbre fue el rechazo en 2005 del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y Canadá, el resultado de la acción conjunta entre movimientos sociales, partidos políticos de izquierda, organizaciones no gubernamentales e iglesias cristianas.
Los gobiernos progresistas

Los nuevos gobiernos de Brasil, Argentina, Uruguay, Nicaragua, Venezuela, Ecuador, Paraguay y Bolivia, pusieron en marcha políticas restableciendo el Estado en sus funciones de redistribución de la riqueza, de la reorganización de los servicios públicos, en particular el acceso a la salud y a la educación y de inversiones en obras públicas. Se negoció una distribución más favorable del ingreso de las materias primas entre multinacionales y Estado nacional (petróleo, gas, minerales, productos agrícolas de exportación) y la coyuntura favorable, durante más de una década, permitió importantes ingresos para las naciones en cuestión.

Hablar sobre el final de un ciclo introduce la idea de un cierto determinismo histórico, lo que sugiere la inevitabilidad de alternancias de poder entre la izquierda y la derecha, concepto inadecuado si el objetivo es sustituir la hegemonía de una oligarquía por regímenes populares democráticos. Sin embargo, una serie de factores permiten sugerir un agotamiento de las experiencias post-neoliberales, partiendo de la hipótesis que los nuevos gobiernos fueron post-neoliberales y no poscapitalistas.

Obviamente, sería ilusorio pensar que en un mundo capitalista, en plena crisis sistémica y, por lo tanto, particularmente agresivo, el establecimiento de un socialismo “instantáneo” es posible. Por cierto también existen referencias históricas sobre el tema. La NEP (Nueva Política Económica) en los años veinte en la URSS, es un ejemplo para estudiar de manera crítica. En China y en Vietnam, las reformas de Deng Xio Ping o del Doi Moi (renovación) expresan la convicción de la imposibilidad de desarrollar las fuerzas productivas, sin pasar por la ley del valor, es decir, por el mercado (que se supone el Estado debe regular). Cuba adopta, de forma lenta pero prudente a la vez, medidas para agilizar el funcionamiento de la economía, sin perder las referencias fundamentales a la justicia social y el respeto por el medio ambiente. Entonces se plantea la cuestión de las transiciones necesarias.

– Un proyecto posneoliberal

El proyecto de los gobiernos “progresistas” de América Latina para reconstruir un sistema económico y político capaz de reparar los desastrosos efectos sociales del neoliberalismo, no fue una tarea fácil. La restauración de las funciones sociales del Estado supuso una reconfiguración de este último, siempre dominado por una administración conservadora poco capaz de constituir un instrumento de cambio. En el caso de Venezuela, es un Estado paralelo que se instituyó (las misiones) gracias a los ingresos del petróleo. En los demás casos, nuevos ministerios fueron creados y renovaron gradualmente a los funcionarios. La concepción del Estado que presidió al proceso fue generalmente centralizadora y jerarquizada (importancia de un líder carismático) con tendencias a instrumentalizar los movimientos sociales, el desarrollo de una burocracia a menudo paralizante y también la existencia de la corrupción (en algunos casos a gran escala).

La voluntad política por salir del neoliberalismo tuvo resultados positivos: una lucha efectiva contra la pobreza para decenas de millones de personas, un mejor acceso a la salud y la educación, inversiones públicas en infraestructura, en pocas palabras, una redistribución por lo menos parcial del producto nacional, considerablemente aumentado por el alza de los precios de las materias primas. Esto dio lugar a beneficios para los pobres sin afectar seriamente los ingresos de los ricos. Se añadieron a este panorama importantes esfuerzos a favor de la integración latinoamericana, creando o fortaleciendo organizaciones como el Mercosur, que reúne a unos diez países de América del Sur, UNASUR, para la integración del Sur del continente, la CELAC para el conjunto del mundo latino, más el Caribe y, finalmente, el ALBA, una iniciativa venezolana con unos diez países.
En este último caso, se trataba de una perspectiva de cooperación bastante novedosa, no de competencia, sino de complementariedad y de solidaridad, porque, de hecho, la economía interna de los países “progresistas” permaneció dominada por el capital privado, con su lógica de acumulación, especialmente en los sectores de la minería y el petróleo, las finanzas, las telecomunicaciones y el gran comercio y con su ignorancia de las “externalidades”, es decir los daños ambientales y sociales. Esto dio lugar a reacciones cada vez mayores por parte de varios movimientos sociales. Los medios de comunicación social (prensa, radio, televisión) se mantuvieron en gran medida en manos del gran capital nacional o internacional, a pesar de los esfuerzos hechos para rectificar una situación de desequilibrio comunicacional (Telesur y las leyes nacionales en materia de comunicaciones). – ¿Qué tipo de desarrollo?
El modelo de desarrollo se inspiró en los años 60 del “desarrollismo”, cuando la Comisión Económica para América Latina de la ONU (CEPAL) propuso sustituir las importaciones por el aumento de la producción nacional. Su aplicación en el siglo XXI, en una coyuntura favorable de los precios de las materias primas, combinada con una perspectiva económica centrada sobre el aumento de la producción y una concepción de redistribución de la renta nacional sin transformación fundamental de las estructuras sociales (falta de reforma agraria, por ejemplo) condujo a una “reprimarización” de las economías latinoamericanas y al aumento de la dependencia con respeto al capitalismo monopolista, yendo incluso hasta una desindustrialización relativa del continente.
El proyecto se transformó gradualmente en una modernización acrítica de las sociedades, con matices dependiendo del país, alguno, como Venezuela haciendo hincapié en la participación comunitaria. Esto dio lugar a una amplificación de consumidores de clase media de bienes del exterior. Se estimularon los megaproyectos y el sector agrícola tradicional fue abandonado a su suerte para favorecer la agricultura agroexportadora destructora de los ecosistemas y de la biodiversidad, incluso llegando a poner en peligro la soberanía alimentaria. Cero rastros de verdaderas reformas agrarias. La reducción de la pobreza en especial mediante medidas asistenciales (que también fue el caso de los países neo-liberales) apenas redujo la distancia social, siendo la más alta del mundo. – ¿Se podría haber hecho de otra manera?
Uno puede preguntarse, por supuesto, si era posible haberlo hecho de otra manera. Una revolución radical hubiera provocado intervenciones armadas y los Estados Unidos disponen de todo el aparato necesario para ello: bases militares, aliados en la región, el despliegue de la quinta flota alrededor del continente, informaciones por satélites y aviones awak y han demostrado que intervenciones no estaban excluidas: Santo Domingo, bahía de cochinos en Cuba, Panamá, Granada.
Por otra parte, la fuerza del capital monopolista es de tal manera que los acuerdos hechos en los campos de petróleo, minería, agricultura, rápidamente se convierten en nuevas dependencias. Hay que añadir la dificultad de llevar a cabo políticas monetarias autónomas y las presiones de las instituciones financieras internacionales, sin hablar de la fuga de capitales hacia los paraísos fiscales, como lo demuestran los documentos de Panamá.
Por otra parte, el diseño de la formación de los líderes de los gobiernos “progresistas” y de sus consejeros era claramente el de una modernización de las sociedades, sin tener en cuenta logros contemporáneos, tales como la importancia de respetar el medio ambiente y asegurar la regeneración de la naturaleza, una visión holística de la realidad, base de una crítica de la modernidad absorbida por la lógica del mercado y finalmente la importancia del factor cultural. Curiosamente, las políticas reales se desarrollaron en contradicción con algunas constituciones bastante innovadoras en estas áreas (derecho de la naturaleza, “buen vivir”).
Los nuevos gobiernos fueron bien recibidos por las mayorías y sus líderes reelegidos en varias ocasiones con resultados electorales impresionantes. De hecho, la pobreza había disminuido notablemente y las clases medias se habían duplicado en peso en pocos años. Existía un verdadero apoyo popular. Por último, hay que añadir también que la ausencia de una referencia creíble “socialista”, después de la caída del muro de Berlín, no incitaba a presentar otro modelo que el post-neoliberal. El conjunto de estos factores sugieren que era difícil, objetiva y subjetivamente, esperar otro tipo diferente de orientación. – Las nuevas contradicciones
Sin embargo, esto explica una rápida evolución de las contradicciones internas y externas. El factor más dramático fue, obviamente, las consecuencias de la crisis del capitalismo mundial y, en particular, la caída, en parte planificadas, de los precios de las materias primas y en especial del petróleo. Brasil y Argentina fueron los primeros países en sufrir los efectos, pero rápidamente siguieron Venezuela y Ecuador, Bolivia resistiendo mejor, gracias a la existencia de importantes reservas de divisas. Esta situación afectó inmediatamente el empleo y las posibilidades consumistas de la clase media. Los conflictos latentes con algunos movimientos sociales y una parte de intelectuales de izquierda salieron a la luz. Las fallas del poder, hasta entonces soportadas como el precio del cambio y sobre todo en algunos países, la corrupción instalada como parte integrante de la cultura política, provocaron reacciones populares.
Obviamente la derecha se tomó esta situación para iniciar un proceso de recuperación de su poder y su hegemonía. Apelando a los valores democráticos que nunca había respetado, logró recuperar parte del electorado, sobre todo tomando el poder en Argentina, conquistando el parlamento en Venezuela, cuestionando el sistema democrático de Brasil, asegurándose la mayoría en las ciudades en Ecuador y en Bolivia. Trató de tomar ventaja de la decepción de algunos sectores, en particular de los indígenas y de las clases medias. También con el apoyo de muchas instancias norteamericanas y por los medios en su poder, trató de superar sus propias contradicciones, sobre todo entre las oligarquías tradicionales y los sectores modernos.
En respuesta a la crisis, los gobiernos “progresistas” adoptaron medidas cada vez más favorables a los mercados, hasta el punto de que la “restauración conservadora” que denuncian con regularidad, se introdujo subrepticiamente dentro de ellos mismos. Las transiciones se convirtieron entonces en adaptaciones del capitalismo a las nuevas exigencias ecológicas y sociales (un capitalismo moderno) en vez de pasos hacia un nuevo paradigma poscapitalista (reforma agraria, apoyo a la agricultura campesina, tributación mejor adaptada, otra visión de desarrollo, etc.).
Todo esto no significa el final de las luchas sociales, al contrario. La solución radica, por una parte, en la agrupación de las fuerzas para el cambio, dentro y fuera de los gobiernos, para redefinir un proyecto y las formas de transición y por otra, en la reconstrucción de movimientos sociales autónomos con objetivos enfocados en el medio y largo plazo.
Quito, para Le Drapeau Rouge, Bruselas, No 56 (mayo-junio 2016)
Traducido por Pilar Castelano

Raúl Castro en el VII Congreso del PCC: transformar para más socialismo

Discurso íntegro de Raúl Castro en apertura del VII Congreso del PCC: transformar para más socialismo
Domingo, 17 de Abril de 2016

teleSUR.- “Lo peor que puede hacer un revolucionario, sea comunista o no, es quedarse cruzado de brazos ante los problemas… No tenemos ese derecho y menos en los tiempos que corren”, dijo Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, en la presentación del Informe Central del máximo foro de los comunistas cubanos.

Discurso del presidente Raúl Castro en la apertura del VII Congreso del Partido

El desarrollo de la economía nacional, junto a la lucha por la paz y la firmeza ideológica, constituyen las principales misiones del Partido

Informe Central al 7mo. Congreso del Partido Comunista de Cuba, presentado por el Primer Secretario del Comité Cen­tral, General de Ejército Raúl Castro Ruz

Raúl Castro Ruz

Informe Central al 7mo. Congreso del Partido Comunista de Cuba, presentado por el Primer Secretario del Comité Cen­tral, General de Ejército Raúl Castro Ruz, La Habana, 16 de Abril de 2016, Año 58 de la Revolución

(Versiones Taquigráficas-Consejo de Estado)

Compañeras y compañeros:

Damos inicio a las sesiones del 7mo. Congreso del Partido Comunista de Cu­ba cuando se cumple el 55 aniversario de la proclamación, por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, del carácter socialista de la Revolución, el 16 de abril de 1961, en la despedida del duelo de las víctimas en los bombardeos a las bases aéreas el día anterior, preludio de la invasión mercenaria por Playa Girón, organizada por el gobierno de los Estados Unidos y que fue derrotada en menos de 72 horas, gracias a las acciones previas acometidas por la Seguridad del Estado y al coraje de los combatientes del Ejército Rebelde, policías y milicianos, que por vez primera lucharon defendiendo el socialismo, bajo el mando directo de Fidel.

Nos reunimos hoy, a los cinco años exactos del anterior Congreso, con lo cual damos cumplimiento al Objetivo de trabajo No. 17 aprobado por la Primera Conferencia Nacional del Partido, que estableció mantener la periodicidad fijada en los Estatutos para la celebración de los congresos del Partido, salvo ante la amenaza de guerra, desastres naturales y otras situaciones excepcionales.

El 7mo. Congreso, órgano supremo de la organización partidista, cuenta con la participación de mil delegados, propuestos desde la base y electos democráticamente, que representan a más de 670 000 militantes, integrados en aproximadamente 54 500 núcleos.

Como podrá apreciarse, ha disminuido la militancia de nuestro Partido, lo que está influenciado por la negativa dinámica demográfica que afrontamos, el efecto de una política restrictiva de crecimiento desde el año 2004 y las insuficiencias propias en el trabajo de captación, retención y motivación del potencial de militantes. Cierto es también que en los últimos años se ha logrado frenar esta tendencia.

En el período transcurrido, se ha venido aplicando lo establecido en el Ob­jetivo No. 18 de la Primera Confe­rencia Nacional, de efectuar como mínimo dos plenos del Comité Central al año donde se analiza la marcha del proceso de implementación de los Lineamientos, el cumplimiento del Plan de la Economía y el Presupuesto y de los propios Objetivos señalados. En las sesiones ordinarias de la Asamblea Nacional del Poder Popular, órgano supremo del poder del Estado, se han debatido igualmente dos veces al año la ejecución del Plan de la Economía y el cumplimiento de los Lineamientos.

Arribamos al 7mo. Congreso con la presentación de cuatro importantes proyectos de documentos rectores, en varios de los cuales se comenzó a trabajar prácticamente al concluir el 6to. Congreso de la Organización. Estos son:

Primero: Reseña de la evolución de la economía en el quinquenio 2011-2015. Informe sobre los resultados de la implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución. Actualización de los Linea­mientos para el período 2016-2021.

Segundo: Bases del Plan Nacional de desarrollo económico y social hasta 2030: Propuesta de Visión de la nación. Ejes y sectores estratégicos.

Tercero: Conceptualización del modelo económico y social cubano de desarrollo socialista.

Cuarto: Trabajo del Partido en cumplimiento de los Objetivos aprobados en la Primera Conferencia Nacional y de las Directrices del Primer Secretario del Comité Central.

Son documentos abarcadores y de gran complejidad que marcarán el rum­bo del proceso revolucionario cubano, del Partido y de la sociedad hacia el futuro en la construcción de un socialismo próspero y sostenible.

Están estrechamente vinculados en­tre sí y debemos enfocarlos no como una obra totalmente terminada ni con un prisma estático o dogmático, sino que tras los debates en este evento, tal y como hicimos a partir del 6to. Congreso, serán sometidos a evaluaciones periódicas, don­de predomine una visión dinámica de estos documentos programáticos.

A diferencia del Congreso anterior cuando la propuesta de los Lineamientos fue sometida previamente a amplia consulta con la militancia del partido, la juventud comunista y el pueblo en general y posterior a su aprobación en ese evento se refrendó por la Asamblea Na­cional, en esta ocasión no se realizó ese proceso considerando que se trata de la confirmación y continuidad de la línea acordada hace cinco años en cuanto a la actualización de nuestro modelo económico y social.

Los cuatro proyectos enumerados que se presentan a este evento son resultado de una elaboración colectiva, con la participación de profesores universitarios, académicos, investigadores de las ciencias económicas y sociales y funcionarios del Gobierno y el Partido.

Para su análisis en las respectivas co­misiones, fueron debatidos en dos plenos del Comité Central del Partido, en los meses de diciembre y enero pasados, proceso que aportó más de 900 opiniones y sugerencias que conllevaron a la elaboración de una nueva versión para someterla al criterio de los delegados al Congreso, en reuniones en todas las provincias, a inicios de marzo, con la contribución de más de 3 500 invitados en representación de los diferentes sectores de la sociedad, incluidos todos los diputados de la Asamblea Nacional, con cuyas intervenciones y propuestas, que superaron la cifra de 8 mil 800, se preparó la versión final.

Es la primera vez que presentamos a un Congreso del Partido el tema de la Conceptualización, que recoge las bases teóricas y las características esenciales del modelo económico y social al que aspiramos como resultado del proceso de actualización.

A lo largo de estos cinco años se elaboraron ocho versiones de la Conceptua­lización que fueron analizadas sucesivamente, primero en las reuniones de la Comisión del Buró Político para el control de la implementación de los acuerdos del 6to. Congreso y posteriormente en el Buró Político y en los plenos del Comité Central, con la participación del Consejo de Ministros.

Por su parte, el proyecto relacionado con las bases del Plan Nacional de De­sarrollo hasta el 2030, es fruto de la labor realizada desde hace cuatro años por académicos y especialistas de los or­ganismos del gobierno y de la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo. Aborda un asunto de alcance trascendental, cuya gran complejidad téc­nica no nos permitió llegar al Con­greso con el Plan Nacional de Desarrollo hasta el 2030 terminado, como era el propósito inicial, sino que se presentan sus bases, o sea, la Visión de la Nación y los Ejes y Sectores Estratégicos, lo cual nos proporciona una formidable herramienta para continuar trabajando hasta su conclusión, que esperamos alcanzar en el año 2017.

Hemos concebido que ambos documentos, es decir, la Conceptualización y las bases del Plan Nacional de Desa­rro­llo, luego de su análisis en el Con­greso, sean debatidos democráticamente por la militancia del Partido y la Unión de Jó­venes Comunistas, representantes de las organizaciones de masas y de am­plios sectores de la sociedad, con el propósito de enriquecerlos y perfeccionarlos.

Con ese fin solicitamos al Congreso que faculte al Comité Central que sea electo para introducir las modificaciones que resulten del proceso de consulta y su aprobación definitiva, incluyendo los ajustes pertinentes a los Lineamientos que se aprueben en este evento.

Desde la aprobación de los Linea­mien­tos por el pasado Congreso nos que­daba claro que el proceso de su im­plementación no constituiría un camino fácil, libre de obstáculos y contradicciones, así como que las transformaciones fundamentales requeridas para la actualización del modelo nos tomarían más de un quinquenio. La práctica ha confirmado la justeza de aquella apreciación. Hemos continuado avanzando con paso seguro, sin prisas, pero sin pausas, o sea, con la gradualidad e integralidad necesarias para alcanzar el éxito.

El obstáculo fundamental que hemos enfrentado, tal y como previmos, es el lastre de una mentalidad obsoleta, que conforma una actitud de inercia o de ausencia de confianza en el futuro. No han faltado, como era lógico esperar, sentimientos de nostalgia hacia otros mo­mentos menos complejos del proceso revolucionario, cuando existían la Unión Soviética y el campo socialista. En el otro extremo han estado presentes aspiraciones enmascaradas de restauración del capitalismo como solución a nuestros problemas.

Pese a ello se ha trabajado con sistematicidad e intensidad en la implementación de los Lineamientos, habiéndose implantado totalmente el 21% de los 313 aprobados. Se encuentran en la fase de implementación el 77% de ellos, mientras que no se ha iniciado en el 2%.

Estas cifras no logran mostrar con toda claridad cuánto se ha trabajado y avanzado en el proceso, que no es poco ni mucho menos, y encuentran su reflejo en la aprobación de 130 políticas y la emisión de 344 nuevas normas legales de diferentes rangos, la modificación de 55 y la derogación de 684. Sin embargo, la lenta puesta en práctica de las regulaciones jurídicas y su asimilación, sobre todo, ha dilatado la implantación de las políticas aprobadas.

Como resultado de la labor realizada en la implementación de los lineamientos y las nuevas tareas que se incorporaron al proceso de actualización del modelo económico, se somete a la consideración del Congreso una propuesta actualizada para el período 2016-2021, con un total de 268 lineamientos, de ellos 31 conservan la redacción original, 193 se modifican y se agregan 44 nuevos.

Al valorar el ritmo de las transformaciones en curso, no debe perderse de vista el hecho de que en el caso de Cuba jamás puede permitirse la aplicación de las llamadas “terapias de choque”, frecuentemente empleadas en detrimento de las clases más humildes de la sociedad. Esta premisa, que se corresponde con el principio de que nadie quedará desamparado, condiciona en gran medida la velocidad de la actualización del modelo económico cubano, en lo cual es innegable la influencia de la crisis económica internacional y en particular los efectos del bloqueo económico contra Cuba.

Las fórmulas neoliberales que propugnan la privatización acelerada del patrimonio estatal y de los servicios so­ciales, como la salud, la educación y la seguridad social, nunca serán aplicadas en el socialismo cubano.

Aun con las limitaciones económicas presentes, se han preservado y perfeccionado los servicios sociales a la población cubana en Educación, Salud, Cultura y Deportes y la Seguridad Social. Sin em­bargo, debemos insistir en la necesidad de mejorar sostenidamente su calidad.

Las transformaciones realizadas en el reordenamiento de estos sectores, a pe­sar de las quejas e incomprensiones iniciales que fueron debidamente esclarecidas o realizados los ajustes requeridos, han contribuido a elevar la calidad de los citados servicios con un menor costo presupuestario, lo que se evidencia en los indicadores de salud obtenidos, co­mo es el caso, por sólo mencionar un dato, de la tasa de mortalidad infantil de 4,2 por cada 1 000 nacidos vivos, semejante a la que se obtiene en muy pocos de los países más desarrollados.

El reordenamiento de la red escolar permitió reducir la cantidad de centros y alrededor de 250 000 alumnos internos, mientras que se invirtió la pirámide existente en la formación de técnicos medios y obreros calificados mediante el incremento de la matrícula en la educación técnico-profesional.

Está en marcha un programa de mantenimiento y recuperación de la infraestructura constructiva y el equipamiento del sistema de Educación.

En el sistema nacional de Salud se ha venido ejecutando un conjunto de medidas dirigidas a su reorganización, compactación y regionalización de los servicios, con el objetivo de mejorar el estado de salud de la población, incrementar la calidad y satisfacción del pueblo por los servicios que se le prestan y hacer eficiente y sostenible el sistema, a la vez que se garantiza su desarrollo.

El perfeccionamiento de las estructuras de dirección y el ajuste de las plantillas propició la disminución de 152 000 plazas y la reubicación de más de 20 000 médicos en la actividad asistencial. Estas decisiones, unidas a otras orientadas al uso racional de los recursos, permitieron la reducción del presupuesto asignado a la Salud en más de 2 000 millones de pesos.

De forma paralela, se han presentado dificultades en el suministro a las farmacias de medicamentos importados y de producción nacional y persisten condiciones higiénico-sanitarias que propician la trasmisión de enfermedades infecciosas como el cólera, dengue, chikungunya y últimamente el zika. En la actualidad se acomete el Plan de acción para el enfrentamiento a enfermedades trasmitidas por el mosquito Aedes que no puede verse como una efímera campaña más, sino que debe garantizar su sostenibilidad en el tiempo.

Las decisiones en la economía no pueden, en ningún caso, significar una ruptura con los ideales de igualdad y justicia de la Revolución y mucho menos resquebrajar la unidad de la mayoría del pueblo en torno al Partido. Tampoco se permitirá que como consecuencia de esas medidas se genere inestabilidad e incertidumbre en la población cubana.

Por eso insisto en que se requiere mu­cha sensibilidad e intencionalidad po­lítica para avanzar en la implementación de los Lineamientos. Es preciso asegurar más explicación al pueblo, más disci­plina y exigencia y un mayor y más cercano seguimiento al proceso de cambios. Hay que tener, como ya hemos dicho, los oídos y los pies bien puestos sobre la tierra.

La muestra más elocuente de la complejidad del proceso de implementación radica en la dualidad monetaria y cambiaria, asunto en el que no se ha dejado de trabajar a lo largo de estos años, y cuya solución no quedará para las calendas griegas, ya que aunque no representa la solución mágica a las distorsiones es­tructurales de la economía, significará un impulso fundamental para avanzar en el resto de las tareas de la actualización de nuestro modelo económico.

El ordenamiento monetario del país facilitará crear las condiciones requeridas para superar los nocivos efectos del igualitarismo y hacer realidad el principio socialista que expresa “de cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo”. Con ello será posible rectificar el fenómeno de la llamada “pirámide in­vertida” que no permite retribuir de manera justa el trabajo en función de su cantidad, calidad y complejidad y que el nivel de vida se corresponda con los in­gresos legales de los ciudadanos, generando desmotivación de la fuerza laboral y también en los cuadros, lo cual desestimula su promoción a mayores responsabilidades.

Es propicia la ocasión para ratificar, una vez más, la decisión de garantizar los depósitos bancarios en divisas internacionales, en pesos cubanos convertibles y pesos cubanos, así como el efectivo en poder de la población y las personas jurídicas extranjeras y nacionales.

La empresa estatal socialista, definida como la forma principal de gestión en la economía nacional, se encuentra en una posición desventajosa en comparación con el creciente sector no estatal que se beneficia por trabajar en un circuito monetario basado en la tasa de cambio de 1 X 25, mientras que para ella rige la paridad del CUC con el peso cubano. Esta importante distorsión deberá ser solucionada a la mayor brevedad posible, en el marco de la unificación monetaria y cambiaria.

Esa anomalía sumada al discreto de­sempeño de nuestra economía no ha permitido avanzar sustancialmente en la implementación de los lineamientos vinculados a la eliminación paulatina de las gratuidades indebidas y los subsidios excesivos, teniendo en cuenta que no se ha podido generalizar el incremento de los ingresos de los trabajadores, ni asegurar la oferta estable de determinadas mercancías en el mercado liberado.

A pesar de que se disminuyeron o su­primieron algunos productos de la ca­nasta familiar normada, dígase la famosa libreta de abastecimientos, y se trasladó la venta minorista de estos al mercado liberado a precios no subsidiados, se mantiene un alto nivel de subsidio en una variada gama de productos y servicios básicos.

Por otra parte, el elevado índice de envejecimiento de la población cubana, la cual además migra del campo a las ciudades, se concentra y eleva su nivel de calificación, representa un problema estratégico para el desarrollo, que se origina en la existencia desde hace años de un conjunto de factores socioeconómicos y culturales no fáciles de revertir. Fue elaborada la Política para enfrentar esta situación, definiéndose 76 medidas y 252 acciones, cuya aplicación será gradual dependiendo del desempeño de la economía y los resultados se obtendrán en el largo plazo.

Fue aprobada la Política para la In­versión Extranjera, reconocida como una fuente importante y necesaria para el desarrollo del país y se puso en vigor una nueva Ley en esta materia, la cual a la par de brindar incentivos y seguridad jurídica a los inversionistas, preserva la soberanía nacional, la protección del medio ambiente y el uso racional de los recursos naturales.

Se constituyó la Zona Especial de De­sa­rrollo del Mariel con ventajas adicionales para la atracción de inversionistas nacionales y foráneos, y se aseguró el marco jurídico y la infraestructura necesaria para su asentamiento y despliegue productivo con el objetivo de generar exportaciones, promover la sustitución de importaciones, propiciar la transferencia de tecnologías y habilidades gerenciales de los cuales apenas sabemos nada, generar fuentes de empleo y de financiamiento de largo plazo y conformar la logística que facilite alcanzar altos niveles de eficiencia.

Sin menospreciar en lo más mínimo el obstáculo que en este sentido significa el bloqueo norteamericano y su aplicación extraterritorial, se requiere dejar atrás prejuicios arcaicos respecto a la inversión extranjera y avanzar resueltamente en la preparación, diseño y concreción de nuevos negocios.

El destino de las inversiones se ha mo­dificado sustancialmente, si hace 5 años la esfera productiva y las infraestructuras recibían el 45% de ellas, en el 2015 acumularon el 70%. Asimismo, en el proceso inversionista se ha incrementado el rigor y el control en el cumplimiento de los planes y en sentido general mejoraron sus indicadores, a pesar de que se mantienen no pocas tensiones en los suministros y el aseguramiento de fuerza de trabajo debidamente calificada y mo­tivada, al tiempo que subsiste la improvisación, superficialidad y falta de integralidad a causa de una incorrecta preparación de las obras, lo que conduce a dilatados plazos de ejecución y afectaciones en la calidad de las terminaciones.

En el propósito de fortalecer el papel de la empresa estatal socialista y su autonomía, se ha avanzado en la separación de las funciones estatales de las empresariales, modificándose de manera paulatina las relaciones de los organismos del Gobierno con las empresas, cuyos directivos cuentan hoy con mayores facultades para su gestión.

No obstante, este es un trayecto que no se recorre en un día, semanas o me­ses, sino que madurará a mediano y lar­go plazos en la medida en que se consoliden las condiciones organizativas, la capacitación de los cuadros y se supere el hábito de esperar por instrucciones des­de arriba para actuar en el marco de fa­cultades ya otorgadas, en lugar de promover la iniciativa y el espíritu emprendedor.

Ha continuado al propio tiempo el avance del proceso de perfeccionamiento de los organismos de la Admi­nistra­ción Central del Estado y entidades na­cionales incluyéndose, en una primera etapa, a los organismos globales y de la esfera productiva. Se concluyó el proceso en cuatro de ellos, se extinguieron o fusionaron cuatro y 13 están en la etapa de implantación. Prosigue el trabajo con los organismos vinculados a los principales servicios a la población.

También se encuentra en fase de implementación el experimento que se desarrolla en las provincias de Artemisa y Mayabeque, con vistas a su posterior generalización, que entre otros aspectos persigue la separación de funciones de la dirección de las asambleas del Poder Popular y de los Consejos de Adminis­tra­ción, lo que permite que las asambleas se concentren en la atención directa a los delegados, consejos populares y al trabajo de las Comisiones en su labor de control y fiscalización.

La aplicación del nuevo modelo en las administraciones locales ha conducido a una notable reducción de los cargos de esos órganos en provincia y municipio, sin generar inestabilidad en su funcionamiento, favoreciendo su autoridad para ejercer las funciones estatales asignadas.

Tal y como se expresa en las conclusiones del proyecto de informe sobre los resultados de la implementación de los Lineamientos, han existido insuficiencias y deficiencias por parte de los organismos y entidades, incluyendo la propia Comisión Permanente para la Im­ple­mentación y Desarrollo, ocasionando dilaciones en la aplicación de algunas medidas, la conformación de propuestas que adolecían de falta de integralidad o con una visión limitada, fundamentalmente en lo referido a la valoración de los niveles de riesgo y en la apreciación correcta de los costos y beneficios de determinadas medidas.

También se manifestaron problemas en la conducción y control de las políticas aprobadas y en la divulgación y capacitación a los diferentes niveles de dirección. Sobre todo en este último aspecto de la capacitación de los diferentes niveles de dirección hubo quien se creyó que elaborando un papel y mandándolo de un extremo al otro del país y pidiendo que se lo estudiaran los cuadros ya se resolvía el problema, y cuando fuimos a ver cada uno aplicó la medida a su manera; así sucedió con la Resolución 17 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, en un tema tan importante como ese, sobre el cual haré una breve referencia en el transcurso de este discurso.

En algunos casos ha faltado sentido de la urgencia cuando los efectos en la práctica no han sido los deseados y hasta, en ocasiones, contrarios al espíritu de las medidas adoptadas, lo que se traduce en que al no enfrentar decididamente una desviación cuando todavía es pequeña, luego de su masificación la justa rectificación se convierte en un problema político.

Un ejemplo gráfico de lo anterior lo representa el comportamiento de los precios de los productos agropecuarios con la reaparición del fenómeno de la especulación y el acaparamiento en beneficio de unos pocos y en detrimento de la mayoría de la población.

Aunque comprendemos que el factor primordial en el crecimiento de los precios reside en un nivel de producción que no satisface la demanda y que el avance en esta materia está condicionado por factores objetivos y subjetivos, no podemos quedarnos con los brazos cruzados ante la irritación de los ciudadanos por el manejo inescrupuloso de los precios por parte de intermediarios que solo piensan en ganar cada vez más.

El reconocimiento del mercado en el funcionamiento de la economía socialista no implica que el Partido, el Gobierno y las organizaciones de masas dejen de cumplir su papel en la sociedad de en­frentar cualquier situación que dañe a la población, ni mucho menos decir: “es una cuestión del Gobierno, yo no me puedo meter”. Yo Partido, yo Gobierno, de cualquier nivel, y yo miembro de una organización de masas me metería en cualquier problema injusto que afecte a nuestra población (Aplausos).

Por eso, apenas se produjo la discusión en el Parlamento sobre este tema, que recordarán sobre todo los diputados aquí presentes y que tardamos mucho en reaccionar, apoyé inmediatamente al Segundo Secretario del Partido, compañero Machado Ventura, que salió al combate por todo el país enfrentándose a ese problema (Aplausos).

Y debemos sacar la conclusión de este hecho, como de otros muchos, que lo peor que puede haber, lo peor que puede hacer un revolucionario o una simple persona honesta, comunista o no, es quedarse cruzado de brazos ante un problema. No tenemos derecho, mucho me­nos en los tiempos en que estamos viviendo y en los cambios que estamos introduciendo. Es una experiencia que vale la pena recordar, porque nos la podemos encontrar cientos de veces, por no decir miles de veces, en el cumplimiento de esta gigantesca tarea que estamos elaborando para el mejoramiento de nuestro país y de nuestro socialismo.

La introducción de las reglas de la oferta y la demanda no está reñida con el principio de la planificación. Ambos conceptos pueden convivir y complementarse en beneficio del país, como se ha demostrado exitosamente en los procesos de reforma en China y de renovación en Vietnam, como ellos lo califican. No­sotros le hemos llamado actualización porque no vamos a cambiar el objetivo fundamental de la Revolución.

Positivas son las experiencias obtenidas en algunas provincias con la adopción reciente de una serie de medidas organizativas, entre ellas, el incremento del acopio en interés de asegurar la presencia de productos en los mercados estatales, induciendo la disminución de los precios de oferta y demanda. Este es un asunto que requiere un seguimiento cons­tante por parte de todas las instituciones involucradas.

En medio de estas circunstancias los salarios y pensiones siguen siendo insuficientes para satisfacer las necesidades básicas de la familia cubana. Aunque el salario medio experimentó un crecimiento del 43% en el período 2010-2015, este se concentró en los dos últimos años, a partir de las decisiones adoptadas a favor de los trabajadores de la Salud Pública, la Inversión Extranjera, la esfera del Deporte y por la flexibilización en los sistemas de pago en el sector empresarial. Sin embargo, no ha sido posible extender a la mayoría de las actividades presupuestadas los incrementos salariales previstos en la política aprobada.

La implementación de los nuevos sistemas de pago por resultado establecidos por la Resolución No. 17 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, a la que hice mención hace un instante, si bien influyó en sentido general en la elevación de la motivación de los trabajadores y el aumento de la productividad, que pude precisar personalmente visitando diferentes fábricas y conversando con los trabajadores, cierto es que también se presentaron múltiples deficiencias, originadas en lo fundamental por la inadecuada preparación de condiciones previas, in­cluyendo la capacitación de los directivos empresariales y el seguimiento.

En esta cuestión igualmente se tardó en corregir las incongruencias conceptuales que se pusieron de manifiesto en su aplicación.

Las experiencias nos enseñan que no basta con que los documentos normativos estén bien elaborados, hay que preparar a los ejecutores directos y pasado un tiempo volverles a dar algunos cursillos y controlar cómo están sus conocimientos para la aplicación de estas im­portantes actividades, comprobar su dominio de las regulaciones, exigir con sistematicidad que se cumplan en la práctica las disposiciones y reaccionar oportunamente ante las desviaciones, impidiendo que se conviertan en problemas políticos mayores.

Nuestro Héroe Nacional, José Martí, razonó que “Gobernar es prever”, ¡qué simples palabras, son solo tres! ¿Será posible que a algunos de nuestros funcionarios les sea tan difícil aprenderse esas tres palabras de las enseñanzas martianas? Es decir, “gobernar es prever”. Tenemos que aprender a prever pa­ra evitarnos bastantes problemas. Debo reconocer que en general durante la implementación de los Lineamientos no hemos sido suficientemente previsores ni ágiles para actuar en la corrección de las deficiencias.

Además de no prever, después nos ponemos a pensar cómo resolver el problema que se creó y no tenemos la agilidad necesaria para enfrentar inmediatamente al problema. Estoy hablando con toda crudeza, como corresponde en un congreso de nuestro Partido Co­munista y en todas las reuniones de los comunistas.

Ha proseguido la ampliación del sector no estatal de la economía, en tanto el empleo estatal se reduce del 81,2% en el 2010 a 70,8 en el 2015. Algo más de medio millón de cubanos están registrados como trabajadores por cuenta propia, prestan servicios y generan producciones muy necesarias. Se va conformando una atmósfera que no discrimina ni estigmatiza el trabajo por cuenta propia debidamente autorizado; sin embargo se han presentado manifestaciones de corrupción e ilegalidades, ante las cuales el enfrentamiento ha resultado, una vez más, insuficiente y tardío, como es el caso por ejemplo de conductas evasoras del pago de tributos y el ejercicio ilegal de actividades no permitidas.

Reafirmamos el principio socialista del predominio de la propiedad de todo el pueblo sobre los fundamentales me­dios de producción, así como la necesidad de descargar al Estado de otras actividades no determinantes en el desarrollo de la nación.

Como mismo aspiramos a mayor eficiencia y calidad en la producción y servicios del sector estatal, también favorecemos el éxito de las formas no estatales de gestión, sobre la base, en todos los casos, del estricto cumplimiento de la legislación vigente.

Continúa en fase experimental la crea­ción y funcionamiento de cooperativas de producción no agropecuarias, principalmente en el comercio, la gastronomía, servicios técnicos, pequeña industria y la construcción.

En esta actividad también se han producido algunos logros, pero igualmente se han puesto de manifiesto deficiencias, que parten de la insuficiente preparación y divulgación de la política aprobada y las normativas emitidas —a las que hemos hecho referencia en varias ocasiones en este informe—, inadecuada organización y control de la contabilidad, aumento de los precios y restricciones para acceder a suministros y servicios en el mercado mayorista.

Al propio tiempo ha resultado inapropiada la conducción y control de este experimento por las instancias correspondientes, razón por la que decidimos concentrar el esfuerzo en consolidar las cooperativas ya creadas y avanzar con gradualidad.

En medio de un entorno internacional desfavorable, caracterizado por la crisis económica global iniciada a finales de la década pasada, en el quinquenio 2011-2015 el producto interno bruto de nuestro país creció a una tasa promedio anual del 2,8 %, no suficiente para asegurar la creación de las condiciones productivas y de infraestructura requeridas para avanzar en el desarrollo y mejorar el consumo de la población.

En este complejo contexto se ejecutó un conjunto de acciones enfiladas al sa­neamiento de las finanzas externas del país y en particular el reordenamiento de la deuda, cuestión en la que se han logrado resultados significativos y que, de conjunto con el cumplimiento de los com­pro­misos financieros asumidos, con­tribuye al restablecimiento de la credibilidad in­ternacional de la economía cubana y fa­vorece mayores posibilidades de comercio, in­versiones y financiamiento para el desarrollo.

No podemos retroceder en esta esfera y con ese propósito debemos asegurar un adecuado balance en la toma de créditos y su estructura, el pago de las deudas reordenadas, la deuda corriente y el cumplimiento del plan. Nunca más de­be­mos volver a empeñarnos.

Foto: Juvenal Balán

Por otra parte, se viene introduciendo un conjunto de medidas diseñadas para eliminar trabas que desestimulaban a las diferentes formas productivas de nuestra agricultura, pero no han madurado y el ritmo de crecimiento de la producción agropecuaria todavía no es suficiente, mientras que, como media, cada año el país debió dedicar alrededor de 2 mil millones de dólares a la importación de alimentos, la mitad de los cuales podemos producir en Cuba y hasta exportar los excedentes.

Continúa expandiéndose la exportación de servicios médicos y el turismo, los que aportan más de la mitad de los ingresos en divisas del país, al tiempo que se reduce el peso específico de las exportaciones tradicionales, golpeadas por la caída de sus precios.

Esta realidad corrobora la conveniencia de proseguir diversificando nuestras fuentes de ingreso para no volver jamás a depender de un mercado ni de un producto y desarrollar relaciones comerciales y de cooperación mutuamente ventajosas con todos los países, configurando un adecuado equilibrio en esta esfera.

El innegable prestigio internacional de la medicina cubana, fruto genuino de la Revolución y de los desvelos del compañero Fidel, encierra enormes potencialidades todavía no explotadas en toda su dimensión, como por ejemplo la prestación de servicios médicos a pacientes extranjeros en Cuba, para lo cual se acometen inversiones que en definitiva también reportarán beneficios a la población cubana, que accede gratuitamente a la salud pública.

En cuanto al turismo, en los años transcurridos desde el 6to. Congreso se pusieron en explotación más de 10 900 nuevas habitaciones y se restablecieron otras 7 000, complementándose con el aumento hasta más de 14 000 de las habitaciones que arriendan en CUC los trabajadores por cuenta propia y el despliegue de instalaciones y servicios extrahoteleros, lo que ha permitido proseguir la senda ascendente de esta importante rama de la economía, que posee grandes posibilidades para impulsar el desarrollo de otros sectores y generar encadenamientos productivos.

El programa de inversiones hoteleras en los principales destinos del país marcha a buen ritmo y se retoma la construcción de emblemáticos hoteles de lujo en la capital para enfrentar el déficit habitacional existente. Cada hotel que se inaugura es una fábrica más que ge­nera dentro de nuestras fronteras ingresos de exportación muy necesarios para el país.

El pasado año se sobrepasó por primera vez la cifra de tres millones y medio de visitantes. Se viene consolidando la competitividad del producto turístico cubano en mercados emisores diversificados, sin ignorar las insuficiencias presentes que conspiran contra la calidad de los servicios.

Se vienen conformando condiciones para que en el quinquenio 2016-2020 ob­tengamos resultados superiores y crear en nuestra economía las bases para un desarrollo económico-social sostenible.

En la parte introductoria de este informe explicamos que por primera vez se presenta al máximo evento de nuestro Partido un Proyecto de conceptualización del modelo económico y social cu­bano.

El objetivo principal de este documento es exponer y fundamentar con claridad los rasgos principales del modelo, de modo que sirva de guía teórica y conceptual a la construcción del socialismo en Cuba, en correspondencia con nuestras características y esfuerzos propios, to­mando como base la historia de la na­ción y del proceso revolucionario, la cultura nacional, las condiciones internas y la situación internacional, así como las experiencias de los procesos de desarrollo económico y social socialista en otros países.

Los principios que sustentan la conceptualización parten del legado martiano, el marxismo-leninismo, el pensamiento del Líder Histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, y la propia obra de la Revolución.

Como ya expuse, la complejidad teórica y práctica de este Proyecto y su trascendental repercusión de cara al futuro, aconsejan que no sea aprobado en el marco de este Congreso. En su lugar proponemos a los delegados continuar el debate y adoptar, en principio, ese Pro­yecto para que sirva de base al profundo y democrático proceso de análisis por la militancia del Partido y la Unión de Jó­venes Comunistas, así como por am­plios sectores de nuestra sociedad, con cuyos resultados se presentará a la aprobación definitiva del Comité Cen­tral. O sea, por las razones expuestas, continuar discutiéndolo desde los municipios, y con la participación democrática de todo el Par­tido, la juventud, representantes de las organizaciones de masas, etcétera, con el objetivo de concluir su elaboración y se faculta al Comité Central del Partido para su aprobación. Además, se supone que se presente a la Asamblea Nacional, ór­gano supremo del poder del Estado que es a quien le corresponde darle el valor legal.

Uno de los aspectos novedosos que ha suscitado mayor atención y hasta cierta polémica, es el referido a las relaciones de propiedad, y es lógico que así sea, ya que en dependencia del predominio de una forma de propiedad sobre las demás se determina el régimen social de un país.

En Cuba socialista y soberana la propiedad de todo el pueblo sobre los me­dios fundamentales de producción es y continuará siendo la forma principal de la economía nacional y del sistema so­cioeconómico y por tanto constituye la base del poder real de los trabajadores.

El reconocimiento de la existencia de la propiedad privada ha generado in­quietudes honestas de no pocos de los participantes en las discusiones previas al Congreso, quienes expresaron preocupaciones de que al hacerlo estaríamos dando los primeros pasos hacia la restauración del capitalismo en Cuba. En mi condición de Primer Secretario del Comité Central del Partido estoy en el deber de aseverar que ese no es, en lo más mínimo, el propósito de esta idea conceptual.

Se trata precisamente, compañeras y compañeros, de llamar a las cosas por su nombre y no refugiarnos en ilógicos eufemismos para esconder la realidad. El incremento del trabajo por cuenta propia y la autorización de la contratación de fuerza de trabajo ha conllevado en la práctica a la existencia de medianas, pequeñas y microempresas privadas que hoy funcionan sin la debida personalidad jurídica y se rigen ante la ley por un marco regulatorio diseñado para las personas naturales dedicadas a pequeños negocios que se realizan por el trabajador y su familia.

Foto: Juvenal Balán

El Lineamiento No. 3 aprobado por el 6to. Congreso y que se propone mantener y reforzar en el proyecto actualizado precisa rotundamente que “en las formas de gestión no estatales no se permitirá la concentración de la propiedad”, y se adiciona que “tampoco de la riqueza”; por tanto, la empresa privada actuará en límites bien definidos y constituirá un elemento complementario del entramado económico del país, todo lo cual deberá ser regulado por la Ley.

No somos ingenuos ni ignoramos las aspiraciones de poderosas fuerzas externas que apuestan a lo que llaman el “empoderamiento” de las formas no estatales de gestión, con el fin de generar agentes de cambio en la esperanza de acabar con la Revolución y el socialismo en Cuba por otras vías.

Las cooperativas, el trabajo por cuenta propia y la mediana, pequeña y microempresa privada no son por su esencia antisocialistas ni contrarrevolucionarias y la enorme mayoría de quienes allí laboran son revolucionarios y patriotas que defienden los principios y se benefician de las conquistas de esta Revolución.

El cuarto proyecto de los documentos mencionados que se somete al 7mo. Congreso es el referido al trabajo del Partido en cumplimiento de los objetivos aprobados en su Primera Conferencia Nacional. Sobre el particular considero que han existido progresos en la superación de los métodos y estilos de trabajo que propiciaban la suplantación e interferencia por el Partido de las funciones y decisiones que corresponden al Estado, gobierno e instituciones administrativas. En su lugar se han desarrollado con sistematicidad el ejercicio de la dirección y el control partidista sobre el cumplimiento de los acuerdos del 6to. Congreso, sin dejar de actuar de conjunto con las autoridades en la atención directa de situaciones que afectan a la población como ya señalamos.

La autoridad moral del Partido exige de sus militantes, en particular de quienes ostentan responsabilidades de dirección, ejemplaridad, combatividad, preparación, así como demostradas cualidades éticas, políticas e ideológicas y estrecho y permanente vínculo con las masas.

El Partido ha seguido promoviendo la participación de los colectivos de trabajadores, estudiantes y el pueblo en la ejecución de las políticas y las medidas vinculadas al proceso de actualización del modelo económico, coadyuvando a transformar el actuar de los militantes, núcleos del Partido y cuadros, a partir de nutrirse de modo sistemático de las opiniones y propuestas de las masas.

Igualmente se ha alcanzado un mayor vínculo y atención por el Partido a la Unión de Jóvenes Comunistas, a las or­ganizaciones estudiantiles y los movimientos juveniles, con el objetivo de elevar su protagonismo y desarrollar la la­bor político-ideológica con los militantes y jóvenes, lo que presupone la defensa de su independencia orgánica e incentivar las iniciativas.

Al mismo tiempo el Partido ha priorizado la atención a las organizaciones de masa, que en este período asumieron considerables transformaciones en su quehacer y celebraron sus respectivos congresos, en cuya preparación y de­sarrollo se generó un amplio debate so­bre el funcionamiento de estas organizaciones, el cumplimiento de sus funciones y la labor político-ideológica.

Hemos constatado que ha continuado el estrechamiento de los vínculos del Partido y el resto de nuestros órganos y entidades con las diferentes instituciones, organizaciones religiosas y asociaciones fraternales en las variadas facetas de la vida nacional, lo que ha contribuido a la unidad de los cubanos, creyentes y no creyentes.

Debe tenerse muy en cuenta que en la propia medida en que se avance en la implementación del nuevo modelo, se irá configurando un escenario distinto para la organización partidista, caracterizado por la creciente heterogeneidad de los sectores y grupos en nuestra sociedad, que se origina en la diferenciación de sus ingresos. Todo ello impone el reto de preservar y fortalecer la unidad nacional en circunstancias distintas a las que nos habituamos en etapas anteriores.

El artículo No. 5 de la Constitución de la República consagra al Partido Comu­nista de Cuba como la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia la construcción del socia­lismo.

Los Estatutos de la organización lo definen como fiel continuador del Parti­do Revolucionario Cubano que fundó Martí para dirigir la lucha por la independencia, del primer Partido comunista simbolizado en Carlos Baliño y Julio Antonio Mella y fruto de la fusión voluntaria de las tres organizaciones revolucionarias que protagonizaron la lucha contra la tiranía batistiana.

En Cuba tenemos un Partido único, y a mucha honra, que representa y garantiza la unidad de la nación cubana, arma estratégica principal con que hemos contado para edificar la obra de la Revo­lución y defenderla de todo tipo de amenazas y agresiones. Por ello, no es nada casual que se nos ataque y exija, desde casi todas partes del planeta para debilitarnos, que nos dividamos en varios partidos en nombre de la sacrosanta democracia burguesa. Son conceptos que no deben prestarse a la confusión, ni hoy ni nunca. Si lograran algún día fragmentarnos, sería el comienzo del fin, ¡no olviden nunca esto!, si lograran algún día fragmentarnos sería el comienzo del fin en nuestra patria, de la Revolución, el socialismo y la independencia nacional, forjados con la resistencia y el sacrificio de varias generaciones de cubanos des­de 1868.

Creo que me deben permitir una pequeña anécdota, muy real, que yo la cuento y la disfruto bastante y quisiera compartir con ustedes.

Como es natural, con representantes de diferentes niveles de los Estados Unidos he tenido que discutir y reunirme mucho, y con algunos que sin ser nor­teamericanos, representan a otros países y también a ellos. Cuando hemos entrado a discutir derechos humanos, pues he­mos dicho que estamos dispuestos a discutir sobre todas esas cuestiones… Me han pasado una nota que dice: “Es­tamos en vivo”. Yo creo que lo que estamos es vivos (Risas y aplausos).

Yo disfruto y quiero también que lo disfruten todos los que tienen la amabilidad de vernos en vivo, incluido en el exterior. Hemos dicho que estamos dispuestos a hablar de todos los derechos humanos.

Revisando documentos el otro día sobre los Tratados y Convenciones, en esta materia que nadie los cumple todos, resulta que nosotros somos parte de 44, y los Estados Unidos de solo18. Yo les he dicho que mientras se pretenda seguir politizando los derechos humanos eso no va a caminar; por ejemplo, para nosotros salario igual por igual trabajo, sea hombre o mujer, es un derecho humano. En otros países, entre ellos los Estados Unidos, no lo es, las mujeres ga­nan menos y así se pueden citar decenas de los llamados derechos humanos.

La atención médica gratuita en Cuba es un derecho humano, ¿en cuántos países del mundo lo es? En muchos no es un derecho humano, es un negocio. En nuestro país la educación es gratuita, ¿en cuántos países del mundo la educación es gratuita? Es un negocio también. Es decir, que este tema de los derechos humanos lo discutimos con el que sea y donde sea, y a los que tengan la razón se la daremos.

Lo que más disfruto, hablando de los derechos políticos, es cuando me dicen que en Cuba nada más hay un partido. Y yo les contesto: “Sí, igual que ustedes, tienen un solo partido”, y los norteamericanos me contestan: “No, nosotros tenemos dos.” Y como si yo no lo supiera, me dicen sus nombres: “Demócrata y Repu­blicano.” “Correcto, eso es correcto, eso es igual que si en Cuba tuviéramos dos par­tidos, Fidel dirige uno y yo el otro” (Risas y aplausos).

Seguro que Fidel va a decir: “Yo quiero dirigir el comunista”, yo diré: “Bueno, yo dirigiré el otro, no importa el nombre” (Risas).

Como expresábamos, aquí había tres organizaciones: 26 de Julio, el Partido So­cialista Popular y el Directorio Revo­lucionario 13 de Marzo. Podíamos haber hecho tres partidos; pero todos coincidieron en la necesidad de unirse para hacer un solo partido, y fusionar sus respectivos órganos de prensa, para ser más fuertes; todos sus dirigentes tuvieron una magnífica y decisiva actitud en dar ese paso, ¿por qué vamos a dividirnos ahora? Lo que sí tiene que ser es un partido muy democrático, que es a lo que aspiramos, y que se pueda discutir con profundidad y entera libertad cualquier problema.

La propia CTC, los obreros se tienen que unir para ser más fuertes, en cualquier agencia de prensa occidental que usted lea algo que haga referencia a nuestra Central de Trabajadores, añaden entre paréntesis: única, como si eso fuera un delito. Ellos quieren modelar al mundo —ya saben a quiénes me refiero: a los Estados Unidos y a todos los que los acompañan—, ajustar al mundo a sus conveniencias, es lo que quieren hacer, y por eso debemos estar alertas hoy más que nunca. Ellos mismos han dicho: 50 años de bloqueo no dio resultado y no pudimos aislar a Cuba, por el contrario, estábamos corriendo el riesgo de quedarnos aislados nosotros en América Latina. Hay que cambiar eso. ¿Y por qué lo van a cambiar?, por otros métodos más difíciles de combatir. De ahí la im­portancia de estas cuestiones que deben estar suficientemente claras en nuestras mentes y en nuestro pueblo.

No es ocioso reiterar que son conceptos que no deben prestarse a la confusión, ni hoy ni nunca. Si lograran algún día fragmentarnos, sería el comienzo del fin en nuestra patria, de la Revolución, el Socialismo y la independencia nacional, forjados con la resistencia y el sacrificio de varias generaciones de cubanos des­de 1868.

La existencia de un partido único presupone estimular el más amplio y sincero intercambio de opiniones, tanto dentro de la organización partidista como en su vínculo en la base con los trabajadores y la población. El Partido está obligado a potenciar y perfeccionar de manera permanente nuestra democracia, para lo cual es imprescindible superar definitivamente la falsa unanimidad, el formalismo y la simulación. El Partido está en el deber de favorecer y garantizar la participación cada vez mayor de la ciudadanía en las decisiones fundamentales de la sociedad. No tenemos ningún miedo a opiniones distintas ni a las discrepancias, pues solo la discusión franca y honesta de las diferencias entre los revolucionarios nos conducirá a las mejores deci­siones.

Sabemos que el Partido y la Re­vo­lución cuentan con el apoyo mayoritario del pueblo, es un hecho que nadie puede negar, no obstante, no ignoramos que en determinados sectores de la población existen manifestaciones de falta de compromiso y desinterés por los asuntos de la vida política y que se mantienen opiniones negativas sobre la ejemplaridad de algunos militantes y cuadros, así como su desvinculación de nuestro pueblo.

Se ha verificado en el período más reciente un crecimiento de las acciones enfiladas a fomentar valores de la sociedad de consumo; la división, la apatía, el desaliento, el desarraigo y la falta de confianza en la dirección de la Revolución y el Partido, sembrando una matriz de opinión que trata de mostrarnos como una sociedad sin futuro.

Se estimula la emigración ilegal y de­sordenada de jóvenes y de especialistas de diversos sectores al amparo de la Ley de Ajuste Cubano, la Política de pies secos-pies mojados y el Programa de parole, o sea, el permiso para residir en los Estados Unidos, otorgado con absoluta rapidez, para nuestros médicos, los que prestan servicios en el exterior, cuestiones a las que me referiré más adelante.

En estas circunstancias se impone fortalecer una labor preventiva inteligente, firme y sistemática y elevar las exigencias y el control por parte de los órganos encargados del enfrentamiento a la subversión político-ideológica, así como levantar la combatividad de los militantes, la vigilancia en los centros de trabajo y la labor ideológica con las nuevas generaciones, potenciando el insustituible papel de la familia y la escuela. Repito: ¡Potenciando el insustituible papel de la familia y la escuela!

Se ha avanzado en las acciones dirigidas a forjar una cultura comunicacional en el país y disminuyeron las manifestaciones de secretismo, sin embargo continúan presentándose vacíos informativos e interpretaciones erróneas a causa de que todavía no es suficiente la divulgación de la marcha del proceso de actualización y la implementación de las políticas aprobadas.

La influencia en nuestra realidad de las complejidades del mundo en que vivimos, la política de hostilidad y acoso, las acciones dirigidas a introducir plataformas de pensamiento neoliberal y de restauración capitalista apoyadas por una perversa estrategia de subversión político-ideológica que atenta contra las esencias mismas de la Revolución y la cultura cubana, la historia y los valores que en ella se han forjado, la innegable existencia de problemas acumulados en la sociedad, a lo que se suma el propio proceso de implementación de los Li­neamientos y los profundos cambios en que nos encontramos inmersos, así como el nuevo escenario en las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos, son hechos que imponen elevados desafíos al trabajo ideológico. Esos programas van dirigidos hacia los sectores que el enemigo identifica como los más vulnerables y abarca a los jóvenes, la intelectualidad, los trabajadores asociados a las formas no estatales de gestión y las comunidades con mayores dificultades materiales y económicas.

A la par que salvaguardamos en el pueblo la memoria histórica de la nación y perfeccionamos la labor ideológica di­ferenciada, con especial énfasis hacia a la juventud y la niñez, debemos afianzar entre nosotros la cultura anticapitalista y antiimperialista, combatiendo con argumentos, convicción y firmeza las pretensiones de establecer patrones de la ideología pequeño burguesa caracterizados por el individualismo, el egoísmo, el afán de lucro, la banalidad y la exacerbación del consumismo.

El mejor antídoto contra las políticas de subversión consiste en trabajar con integralidad y sin improvisación, hacer bien las cosas, mejorar la calidad en los servicios a la población, no dejar acumular problemas, reforzar el conocimiento de la historia de Cuba, la identidad y cultura nacionales, enaltecer el orgullo de ser cubano y propagar en el país un ambiente de legalidad, defensa del patrimonio público, de respeto a la dignidad de las personas, los valores y la disciplina social.

El desarrollo de la economía nacional, junto a la lucha por la paz y la firmeza ideológica, constituyen las principales misiones del Partido. La economía sigue siendo la asignatura pendiente fundamental y la labor político-ideológica es un asunto permanente vinculado íntimamente con la batalla económica, pues asegura la participación consciente, activa y comprometida de la mayoría de la población en el proceso de actualización del modelo económico y social.

En materia de la política de cuadros también se avanzó, aunque no nos da­mos por satisfechos. Se han dado pasos importantes en la preparación y recalificación de los cuadros partidistas, estatales, gubernamentales y empresariales, aunque se requiere insistir en la preparación específica para el desempeño de los cargos asignados.

No desconocemos la influencia negativa que representan en esta esfera factores objetivos y subjetivos, como el ya mencionado fenómeno de la pirámide invertida, que favorecen la fluctuación de los cuadros y la falta de motivación para comprometerse con las misiones encomendadas.

Grandes potencialidades se pierden a causa del inadecuado trabajo con las reservas de cuadros y por la débil influencia de los responsables en el proceso de selección y formación de la cantera, lo cual propicia que personas sin compromiso y ética sean promovidos a responsabilidades vinculadas al control y disposición de recursos materiales y financieros, creando el caldo de cultivo para la corrupción y otras ilegalidades e indisciplinas.

Al propio tiempo, se ha incrementado progresiva y sostenidamente la promoción de mujeres, jóvenes, negros y mestizos a cargos de dirección, sobre la base del mérito en su tránsito gradual por diferentes responsabilidades y las condiciones personales. No obstante, tampoco nos sentimos complacidos con los resultados alcanzados porque persisten viejos hábitos y prejuicios que conspiran contra la política de cuadros del Partido.

Deberá proseguirse sin tregua el combate contra cualquier vestigio de racismo que obstaculice o frene el ascenso a cargos de dirección de los negros y mestizos, cuyo peso específico en el total de la población cubana ha seguido elevándose de censo en censo. Para consolidar los resultados en esta importante y justa política de la Revolución, es preciso trabajar con sistematicidad, previsión e intencionalidad. Una cuestión de esta trascendencia no puede quedar a merced de la generación espontánea o la improvisación.

La cantidad de mujeres en cargos decisorios aumentó —poquito, pero au­mentó, en cargos donde se decide, cargos decisorios; es decir que aumentó—, pero las cifras todavía no expresan el potencial de que disponemos, ya que son mujeres el 49 % de la masa de trabajadores en el sector estatal civil y el 66,8 % de la fuerza de mayor calificación técnica y profesional del país. Sin embargo, solo están ocupados por mujeres el 38 % de los cargos en los órganos del Estado, or­ganismos del gobierno, entidades nacionales, Consejos de la Adminis­tración y Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial.

Me atengo a la más estricta verdad cuando afirmo, sobre la base de mi experiencia en tantos años de Revolución, que las mujeres, por lo general, son más maduras y mejores administradoras que los hombres. Por ello, aunque reconozco el progreso alcanzado, considero que bajo la dirección del Partido debe proseguir elevándose la promoción de nuestras combativas féminas, especialmente a cargos decisorios en toda la nación.

En el Informe Central al 6to. Congreso me referí a la necesidad de acometer paulatinamente, sin precipitaciones ni im­provisaciones, la creación de una reserva de cuadros debidamente preparados, con suficiente experiencia y madurez para asumir las nuevas y complejas ta­reas de dirección en el Partido, el Estado y el Gobierno. También expresé la conveniencia y necesidad de limitar a un máximo de dos períodos consecutivos de cinco años el desempeño de los cargos políticos y estatales fundamentales que determinará el Comité Central en el caso del Partido y las organizaciones de ma­sas, y nuestro Parlamento en lo que respecta al Estado y el Gobierno.

Considero que en este asunto de significación estratégica también se ha avanzado, si bien los próximos cinco años, por razones obvias, serán definitorios y debemos introducir límites adicionales en la composición de los organismos superiores del Partido, es decir, el Co­mité Central, el Secretariado y el Buró Político, proceso de tránsito que se debe ejecutar y concluir con la celebración del próximo Congreso. Esto es un quinquenio de tránsi­to para no hacer las cosas corriendo, no es quitar a uno para poner a otro que tiene 10 años menos, etcétera. Atrasos tenemos, y lo que queremos hacer, precisamente, es que eso fluya con naturalidad, y debe estar bien precisado en las leyes o regulaciones que se establezcan.

Proponemos establecer 60 años como edad máxima para ingresar al Comité Central del Partido. Se podría establecer en cualquier otro momento también con­tar con suplentes en el Comité Cen­tral más jóvenes, todas esas cosas se pueden hacer, la cuestión es tener un método, un camino, un proyecto para que las cosas nunca nos sorprendan y evolucionen con naturalidad. En este caso, los ingresos deben ser, a partir del futuro con menos de 60 años. No crean algunos que porque no se pueda estar en un nivel de dirección del país ya no puede hacer nada, pero la experiencia de algunos países nos ha demostrado que eso no es positivo nunca, y aunque es un secreto a voces, nunca olviden, ya al final de la etapa de la Unión Soviética, la cual estimamos y queremos como siempre, que en un corto período de tiempo murieron tres primeros secretarios del Comité Central del Partido.

Por eso proponemos establecer 60 años como edad máxima para ingresar al Comité Central y hasta 70 años para de­sempeñar cargos de dirección en el Par­tido, lo cual, sumado a la limitación de hasta dos períodos consecutivos para ocupar responsabilidades políticas, ga­rantizará, desde la base, el rejuvenecimiento sistemático en todo el sistema de cargos partidistas. Y repito, que después se tendrá que regular con precisión, porque habrá quien tenga 75 u 80 años y pueda desempeñar una tarea importante, pero no una actividad de dirigente importante, por razones obvias, y por la propia experiencia con la que les estamos hablando.

Como es lógico, de resultar aprobada esta propuesta por el Congreso, se introducirían las modificaciones correspondientes en los estatutos del Partido. Pensamos que esa misma política debe ser aplicada en las instituciones estatales, gubernamentales y las organizaciones de masas.

En mi caso no es un secreto que en el 2018 concluirá el segundo mandato con­secutivo como Presidente de los Con­sejos de Estado y de Ministros y cederé esas responsabilidades a quien sea elegido.

Estas modificaciones en materia de plazos y edades límites para el desempeño de cargos de dirección, deberán fijarse en la Constitución de la República que nos proponemos reformar en los próximos años, considerando las importantes transformaciones asociadas a la actualización del modelo económico y social y su conceptualización. En la Cons­titu­ción hay que reflejar todo lo que vamos haciendo, en el momento en que ya estén listos los que deban ser recogidos en la misma y, sobre todo, discutidos con la población.

La Constitución vigente, aprobada en referendo popular en 1976, hace 40 años, y reformada parcialmente en 1992 y en el 2002, responde a circunstancias históricas y condiciones económicas y sociales que han ido cambiando con el decursar del tiempo y la propia implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución.

El proceso de reforma, que previamente deberá ser aprobado por la Asamblea Nacional, en correspondencia con sus facultades constituyentes, prevé una amplia participación popular, incluyendo la realización de un referendo constitucional.

Esta será una oportunidad para ajustar en nuestra Carta Magna otras cuestiones que requieren de amparo constitucional.

Debo resaltar que en el alcance de estos cambios constitucionales propondremos ratificar el carácter irrevocable del sistema político y social refrendado en la actual Constitución, que incluye el papel dirigente del Partido Comunista de Cuba en nuestra sociedad (Aplausos), y que en la actual Constitución es el artículo 5.

Dedicaré algunas reflexiones al tema de la defensa. Al hacerlo es propicio recordar las palabras de Fidel en el Informe Central al 1er. Congreso cuando expresó: “Mientras exista el imperialismo, el Par­tido, el Estado y el pueblo les prestarán a los servicios de la defensa la máxima atención. La guardia revolucionaria no se descuidará jamás. La historia enseña con demasiada elocuencia que los que olvidan este principio no sobreviven al error”.

La doctrina de la Guerra de todo el Pue­blo constituye el fundamento estratégico de la defensa del país y define que cada cubano conozca y disponga de un medio, un lugar y una forma de lucha contra el enemigo, bajo la dirección del Par­tido, en un sistema político-militar y económico único de preparación y realización de la guerra. Si el agresor intentara ocupar a Cuba tendría que enfrentar a millones de cubanas y cubanos en un mortal avispero, sin frente, retaguardia ni flancos, ni descanso tampoco, día y noche.

Como hacemos cada cuatro años des­de 1980, planificamos desarrollar en no­viembre el Ejercicio Estratégico Bastión 2016 con el objetivo de actualizar y ejercitar a los dirigentes, jefes y órganos de dirección y de mando en la conducción de las acciones previstas en los planes defensivos del país. Esta actividad, como es tradicional, concluirá con la celebración, un fin de semana, de dos días nacionales de la Defensa con masiva participación popular.

Unos días después, el 2 de diciembre, arribaremos al Aniversario 60 del de­sembarco del Granma, fecha que marca la fundación de nuestras Fuerzas Ar­madas Revolucionarias y que conmemoraremos con una Revista Militar de­dicada al compañero Fidel en su 90 cumpleaños (Aplausos prolongados) y a nuestra aguerrida juventud, que participará con un impresionante y compacto bloque que cerrará el desfile, como heredera y continuadora de las glorias combativas del pueblo cubano a lo largo de su historia.

Compañeras y compañeros:

Desde el 6to. Congreso se han producido numerosos acontecimientos y cambios sustanciales en la arena interna­cional.

Han pasado 15 meses desde que anunciamos simultáneamente con el presidente Barack Obama, la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos, sobre la base de la igualdad soberana, la no injerencia en los asuntos internos y el respeto absoluto a nuestra independencia. Horas antes de esa alocución se había cumplido la promesa de Fidel al pueblo al completarse el regreso a la patria de los Cinco Héroes (Aplausos).

Llegamos a ese momento gracias a la heroica resistencia y sacrificios del pueblo cubano y su lealtad a los ideales y principios de la Revolución, que contó con el decisivo apoyo de la solidaridad internacional, puesta de manifiesto en múltiples eventos y en las organizaciones internacionales, en particular las abrumadoras votaciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas contra el bloqueo.

El mapa político de Nuestra América había cambiado bajo el influjo de los avances de las fuerzas políticas de iz­quierda y movimientos populares que contribuyeron al progreso de la integración re­gional, simbolizado en la constitución de la Comunidad de Estados Lati­noa­me­ricanos y Caribeños (CELAC), en diciembre de 2011.

Todo ello había colocado a los Estados Unidos en una situación de aislamiento insostenible en el hemisferio y puso en crisis al llamado sistema interamericano, como se hizo evidente en el reclamo del cese del bloqueo y contra la exclusión de Cuba en la VI Cumbre de las Américas de Cartagena, en el 2012.

Por otra parte, se venían produciendo cambios en la sociedad norteamericana y la emigración cubana a favor de la modificación de la política de Estados Unidos hacia Cuba.

En abril del pasado año, asistimos a la 7ma. Cumbre de las Américas en Pana­má con la frente en alto. No es necesario repetir aquí las consideraciones expuestas en aquella ocasión.

A lo largo del período transcurrido, desde el 17 de diciembre de 2014, se han constatado resultados concretos en el diálogo y la cooperación entre Cuba y Estados Unidos. Sin embargo, el bloqueo económico, comercial y financiero, impuesto hace más de medio siglo, continúa vigente, con incuestionables efectos intimidatorios de alcance extraterritorial, aunque reconocemos la posición del Presidente Obama y altos funcionarios de la administración contra el bloqueo y los repetidos llamados al Congreso en interés de eliminarlo.

Las medidas anunciadas poco antes de su visita a La Habana para introducir algunas modificaciones en la aplicación del bloqueo, a partir de la utilización de facultades ejecutivas son positivas, pero no suficientes.

Como expusimos en el encuentro de ambos presidentes con la prensa, para avanzar hacia la normalización de relaciones deberá eliminarse el bloqueo, que provoca privaciones a nuestra población y constituye el principal obstáculo para el desarrollo económico del país, y devolverse el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval en Guantánamo en contra de la voluntad del gobierno y el pueblo cubanos.

Asimismo, debieran suprimirse los programas dirigidos a cambiar el sistema político, económico y social que escogimos soberanamente, entre otras políticas lesivas aún vigentes.

La política migratoria continúa siendo utilizada como un arma contra la Revo­lución. Se mantienen en vigor la “Ley de ajuste cubano”, la “política de pies secos-pies mojados” y el “Programa de parole para profesionales médicos cubanos”, que estimulan la emigración ilegal e insegura y buscan despojarnos de personal calificado.

Estas prácticas no se corresponden con el declarado cambio de política hacia Cu­ba y generan dificultades a terceros países.

No son pocas las declaraciones de funcionarios del gobierno norteamericano que al reconocer el fracaso de la política contra Cuba no disimulan al afirmar que los propósitos son los mismos y solo se modifican las formas.

Tenemos la voluntad de desarrollar un diálogo respetuoso y construir un nuevo tipo de relación con los Estados Unidos, como la que nunca antes ha existido entre ambos países, porque estamos convencidos de que ello solo puede reportar beneficios mutuos.

No obstante, es preciso reiterar que no debe pretenderse que para lograrlo Cuba renuncie a los principios de la Revo­lu­ción ni realice concesiones inherentes a su soberanía e independencia, ceda en la defensa de sus ideales ni tampoco en el ejercicio de su política exterior, comprometida con las causas justas, la defensa de la autodeterminación de los pueblos y el tradicional apoyo a países hermanos.

Como establece la Constitución de la República, “las relaciones económicas, diplomáticas y políticas con cualquier otro Estado no podrán ser jamás negociadas bajo agresión, amenaza o coerción de una potencia extranjera”.

Es largo y complejo el camino hacia la normalización de los vínculos bilaterales y avanzaremos en la misma medida en que seamos capaces de poner en práctica el arte de la convivencia civilizada o, lo que es lo mismo, aceptar y respetar las diferencias, que son y serán numerosas y profundas; no hacer de ellas el centro de nuestra relación, en su lugar concentrarnos en lo que nos acerca y no en lo que nos separa, promoviendo el beneficio de ambos países.

Las relaciones con los Estados Unidos históricamente han representado un desafío para Cuba, por su permanente pretensión de ejercer su dominación sobre nuestra nación y la determinación de los cubanos de ser libres e independientes, sin importar los peligros a en­frentar ni el precio que tengamos que pagar (Aplausos).

La unidad del pueblo en torno al Par­tido, su profundo patriotismo y cultura política, que nos permitieron enfrentar la política de agresión y hostilidad, servirá de escudo para vencer cualquier intento de socavar el espíritu revolucionario de los cubanos. Este será un reto, en especial para los más jóvenes, a quienes el Partido reconoce como continuadores de la obra revolucionaria y de las convicciones patrióticas de sus abuelos y padres.

Agradecemos el apoyo que durante todos estos años hemos recibido de la comunidad internacional, partidos y movimientos políticos, organizaciones sociales, intelectuales, académicos, religiosos, artistas, líderes sindicales, campesinos y estudiantiles, amigos solidarios que desde todas partes del mundo nos han acompañado en nuestra lucha. Sabemos que podremos seguir contando con ellos en la batalla por construir un mundo mejor. A todos les ratificamos que siempre tendrán el apoyo incondicional y solidario de la Cuba eternamente revolucionaria e internacionalista.

América Latina y el Caribe se encuentran bajo los efectos de una fuerte y articulada contraofensiva imperialista y oligárquica contra los gobiernos revolucionarios y progresistas, en un contexto complejo, marcado por la desaceleración de la economía, que ha impactado negativamente en la continuidad de las políticas de desarrollo e inclusión social y las conquistas alcanzadas por los sectores populares.

Esa acometida reaccionaria utiliza métodos y tecnologías propias de la nueva doctrina de la guerra no convencional, especialmente en el terreno de la comunicación y la cultura, sin descartar acciones desestabilizadoras y golpistas.

Esta política está dirigida principalmente contra la hermana República Boli­variana de Venezuela y se ha intensificado en los últimos meses en Bolivia, Ecua­dor, Brasil, así como en Nicaragua y El Salvador.

Recientes reveses de gobiernos de izquierda en el hemisferio son utilizados para anunciar el cierre de un ciclo histórico progresista, abrir paso al retorno del neoliberalismo y desmoralizar a las fuerzas y partidos políticos, movimientos so­ciales y clases trabajadoras, lo que deberemos enfrentar con más unidad y ma­yor articulación de las acciones revolucionarias.

Abrigamos la firme convicción de que el pueblo venezolano defenderá el legado del querido compañero Hugo Chávez Frías e impedirá el desmantelamiento de los logros alcanzados. A la Revolución Bo­livariana y Chavista, al Presidente Ma­duro y su gobierno, a la unión cívico-militar del pueblo venezolano, les ratificamos nuestra solidaridad y compromiso y el resuelto rechazo a las pretensiones de aislar a Venezuela mientras se dialoga con Cuba.

Demandamos que se respete la soberanía e independencia de los Estados y cesen los actos de injerencia en sus asuntos internos. Al propio tiempo, reafirmamos el apoyo decidido a todos los gobiernos revolucionarios y progresistas, encabezados por líderes prestigiosos, cuyas políticas económicas y sociales han llevado justicia, dignidad, soberanía y be­ne­ficios tangibles a las grandes mayorías de la región más desigual del planeta.

Se renuevan también los esfuerzos de los Estados Unidos y sus aliados, para so­cavar la unidad y el proceso de integración regional, frustrar el avance de la CELAC, del ALBA, UNASUR y otros, mediante una supuesta reforma del sistema in­teramericano, en particular de la OEA, así como se otorga mayor protagonismo a otros esquemas afines a sus intereses hegemónicos.

No olvidaremos jamás que la OEA—Organización de Estados Americanos, fundada por los Estados Unidos a finales de la mitad del siglo pasado, al inicio de la Guerra Fría— solo ha servido a intereses contrarios a los de nuestra América. Esa organización, justamente calificada como “ministerio de colonias” de Estados Uni­dos por el Canciller de la Dignidad, el compañero Raúl Roa García, fue la que sancionó a Cuba y estuvo dispuesta a dar apoyo y reconocer a un gobierno títere, si se hubiera consolidado la invasión mercenaria de Playa Girón. Es interminable la lista de su accionar contra la naciente Revolución cubana y otros gobiernos revolucionarios y progresistas.

A pesar de que nunca hemos estimulado a otros países para que abandonen dicha organización, sí debo reiterar lo expresado en Brasil hace ya unos años, parafraseando a José Martí, de que antes de que Cuba regrese a la OEA “se unirá el mar del Norte al mar del Sur y nacerá una serpiente de un huevo de águila”.

Es indispensable continuar avanzando en la consolidación de la CELAC como mecanismo de concertación política genuinamente latinoamericano y caribeño, basado en el concepto de la unidad en la diversidad. La Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada por los Jefes de Estado y Gobierno durante la Segunda Cumbre celebrada en La Habana, mantiene plena vigencia y sus principios deben regir las relaciones entre nuestros Estados y también a nivel internacional.

Mantendremos nuestros esfuerzos, como hasta ahora, para alentar el proceso de paz en Colombia.

Es invariable el tradicional apoyo de Cuba a los esfuerzos de la República Argentina para recuperar la soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur.

Reafirmamos nuestra solidaridad con el pueblo de Puerto Rico y su aspiración de alcanzar la autodeterminación y la independencia, al igual que rechazamos cualquier forma de colonialismo.

Proseguiremos abogando, actualmente desde la Presidencia de la Aso­cia­ción de Estados del Caribe, por la plena integración regional y la defensa de los legítimos intereses de las naciones caribeñas en materia económica y ambiental y en apo­yo a su justa demanda de com­pen­sación por las terribles consecuencias de la esclavitud y el colonialismo. Seguire­mos otorgando especial prio­ridad a nuestra cooperación con Haití.

Los pueblos hermanos del Tercer Mundo que se esfuerzan por transformar la herencia de siglos de dominación colonial saben que siempre contarán con la solidaridad y apoyo de Cuba y que continuaremos cumpliendo los compromisos de cooperación, sobre la base de compartir lo que tenemos, no lo que nos sobre.

Una confirmación de ello fue la participación heroica del personal médico cubano en la lucha contra el Ébola, que concitó reconocimiento universal.

Seguiremos priorizando el desarrollo multifacético de las relaciones con todos los amigos y socios que nos han acompañado durante estos años y mantendremos el intercambio de experiencias con los partidos y gobiernos de los países socialistas. Al mismo tiempo reiteramos la política de nuestro Partido de desarrollar relaciones con todas las fuerzas y movimientos políticos legítimos independientemente de su signo ideológico.

La próxima firma del Acuerdo de Diá­lo­go Político y Cooperación entre Cuba y la Unión Europea, que entraña la eliminación de la injerencista Posición Co­mún y la positiva evolución de los vínculos bilaterales con sus Estados miembros, son factores que contribuyen a la conformación de un clima propicio para el desarrollo de una interrelación mutuamente ventajosa con este importante bloque de naciones.

A ello se une el reciente acuerdo alcanzado con el Club de París, que permitirá normalizar las relaciones con la comunidad financiera internacional.

La visita a Cuba el pasado año del Papa Francisco, sus prédicas en favor de la paz y la equidad, la erradicación de la pobreza, la defensa del medio ambiente y sus análisis sobre las causas de los principales problemas que afectan a la humanidad contribuyeron al avance de los vínculos entre la Santa Sede y Cuba, en el marco del 80 aniversario de su establecimiento.

El histórico encuentro en La Habana del Papa Francisco y el Patriarca Kirill, el pasado mes de febrero, nos honró profundamente y permitió reiterar el compromiso de Cuba con la preservación de la paz y la promoción del diálogo a nivel internacional.

Son cada vez mayores las amenazas a la paz y la seguridad internacionales que se derivan del intento del imperialismo norteamericano de imponer su posición hegemónica frente a los cambios en el equilibrio mundial, de la filosofía de usurpación y control de recursos naturales estratégicos que se evidencian en el creciente carácter ofensivo y agresivo de la doctrina militar de la OTAN y en la proliferación de guerras no convencionales con el pretexto del enfrentamiento al “terrorismo internacional”; la agudización de sus contradicciones con Rusia y China, y el peligro de un conflicto bélico de dimensiones incalculables en el Me­dio Oriente.

Como advertimos muy tempranamente, la expansión de la OTAN hacia la frontera con Rusia ha provocado graves peligros a la paz y la estabilidad, lo cual se agrava por la aplicación de arbitrarias e injustas sanciones unilaterales contra ese país.

La situación en Siria, a causa de la intervención extranjera, ha tenido un saldo de cientos de miles de vidas y enorme destrucción. Confiamos en la capacidad del pueblo y el gobierno sirios para encontrar una solución pacífica que preserve la independencia y la integridad territorial de esa nación.

Las oleadas de refugiados hacia Eu­ropa conmueven la conciencia de la hu­manidad. Son consecuencia de la intervención foránea, las guerras provocadas desde el exterior y el propio subdesarrollo, poniéndose de manifiesto el doble rasero y la hipocresía en el tratamiento de los derechos humanos, el aumento de la xenofobia, el racismo y la discriminación de los inmigrantes, así como el reforzamiento de fuerzas neofascistas.

Mantenemos nuestra tenaz oposición al terrorismo en todas sus formas y manifestaciones y del que hemos sido víctimas desde el mismo triunfo de la Re­volución.

Condenamos la ocupación por Israel de los territorios palestinos y de otros países árabes, sin cuya solución no se alcanzará una paz duradera en esa región.

Reiteramos nuestra solidaridad con la República Árabe Saharaui Democrática en la lucha contra la ocupación de su territorio.

La desfavorable situación económica internacional, marcada por el agravamiento de la crisis sistémica mundial, y las tendencias recesivas de las principales economías hacen más vulnerable y precaria la situación de los países del Tercer Mundo; se acentúan la injusticia y la irracionalidad del orden económico internacional que es indispensable sustituir y se pone de manifiesto la necesidad de construir una nueva arquitectura financiera internacional.

Consideramos que mientras ello no ocurra serán inviables los objetivos proclamados en materia de desarrollo sostenible e inclusión social en la Cumbre de las Naciones Unidas para la aprobación de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030.

De igual modo, creemos que el marco de cooperación acordado tras la Cumbre de París sobre el cambio climático continúa siendo limitado por la persistencia e imposición de patrones irracionales de producción y consumo, incompatibles con la preservación de la especie humana. La falta de voluntad política de las naciones industrializadas impide establecer compromisos efectivos en cuanto al financiamiento y la transferencia de tecnología, a tono con el concepto de responsabilidades comunes, pero diferenciadas.

En las complejas circunstancias de nuestra región y del mundo, la política exterior de la Revolución Cubana se mantendrá fiel a los principios originales que hemos defendido en las coyunturas más difíciles y ante las más graves amenazas y desafíos.

Finalmente, compañeras y compañeros, tenemos por delante intensas jornadas de labor en este Congreso, convencidos de que será un evento histórico y fructífero, del cual emanen las direcciones principales de nuestro trabajo en pos de la consecución de una nación soberana, independiente, socialista, próspera y sostenible.

Muchas gracias (Ovación).

La integración latinoamericana y caribeña: un proceso que es preciso defender

Roberto Regalado*

Un gran cambio en el panorama político, económico y social de América Latina y el Caribe ha significado el surgimiento y desarrollo de mecanismos intergubernamentales de concertación política, cooperación en diversas esferas y/o integración económica, en particular, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA‑TCP), la Asociación de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

Es común oír, en genérico, alusiones a los nuevos mecanismos intergubernamentales existentes en América Latina y el Caribe como mecanismos de integración. Si bien esas funciones se interrelacionan, se ha avanzado más en la concertación y la cooperación, mientras que en la integración priman los acuerdos comerciales y de inversiones basados en el regionalismo abierto, que refuerzan la histórica relación vertical de cada nación con los centros de poder mundial e impiden una genuina integración regional orientada a satisfacer las necesidades de los pueblos. No se puede decir que en todos los países exista la conciencia, voluntad y decisión de construir esa genuina integración. Esta es una batalla que debemos librar «cuesta arriba».

Los antecedentes de la problemática de la integración latinoamericana y caribeña datan de hace más de 520 años. Mediante la dominación colonialista, el aplastamiento socio‑étnico‑cultural, el sometimiento de los aborígenes a formas de trabajo semiesclavo y la importación de esclavos africanos, la región fue incorporada a la naciente formación económico‑social capitalista como apéndice suministrador de riqueza que abonó el proceso de acumulación originaria del capital.[1] Se fijó así su ubicación subordinada y dependiente dentro de la división internacional del trabajo, que muta acorde con las exigencias de cada estadio de desarrollo del capitalismo, pero sin que deje de llevar, junto a Asia y África, la peor parte de los efectos de la Ley del desarrollo económico y político desigual.

Las primeras ideas de unidad latinoamericana fueron de Francisco de Miranda (1750‑1816), quien concibió un imperio llamado Colombia, formado por los territorios de Hispanoamérica y Brasil. Quien más hizo para tratar de forjar esa unidad fue Simón Bolívar (1783‑1830), cuya visión era la de una república federal también llamada Colombia, que abarcara a toda Hispanoamérica.[2] Con ese objetivo, conquistada la independencia de esta última, a instancias de Bolívar, se celebra en 1826 el Congreso Anfictiónico de Panamá. Sin embargo, este fracasa debido a un conjunto de factores que incluyen: la extensión y diversidad de las repúblicas hispanoamericanas; la carencia de un desarrollo económico y un mercado capitalistas que sirvieran de base para asentar una unidad nacional; los conflictos de intereses entre las élites criolla que se disputaron el poder en las nacientes repúblicas; y la oposición de los Estados Unidos, Inglaterra y otras potencias de la época. De modo que la América Latina no logró establecer vínculos políticos, económicos y sociales que cimentaran su unidad.

En la década de 1960, el agotamiento de los proyectos nacional‑desarrollistas que paliaron la desconexión sufrida por la región a partir de la crisis de 1929, nacen los llamados mecanismos de integración regional.[3] No se pretende analizar el desempeño ni la trayectoria de los organismos regionales y subregionales «de integración», pero es necesario apuntar que la base nacional‑desarrollista de la que parten en sus inicios fue crecientemente socavada por: el proceso de transnacionalización y desnacionalización capitalista (al que por lo general se designa con el término globalización);[4] la ofensiva contrarrevolucionaria y contrainsurgente desatada por el imperialismo norteamericano en las décadas de 1960 a 1980, que durante la presidencia de Reagan impuso la apertura y desregulación económica neoliberal; y, la reestructuración y revitalización del sistema de dominación continental emprendida por la administración de George H. Bush (1989‑1993), que incluyó el fracasado proyecto de Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y los Tratados de Libre Comercio (TLC) bilaterales y subregionales firmados por una parte importante de los gobiernos de América Latina y el Caribe. A estos avatares se han visto sometidos los mecanismos de integración regional y subregional latinoamericanos y caribeños.

La crisis del Sistema Interamericano ocurrida en la década de 1980 repercute en el surgimiento de nuevos tipos de mecanismos regionales y subregionales, los mecanismos de consulta y concertación política, que inicialmente coexisten con los «de integración», y entre ambos se produce una progresiva interconexión e hibridación. Los factores de la mencionada crisis de las relaciones interamericanas fueron, por una parte, la materialización de los postulados de la ultraderecha estadounidense –simbolizados en el Documento del Comité de Santa Fe–[5] en la política de esa nación hacia América Latina y el Caribe durante el mandato presidencial de Reagan que incluía: el renovado apoyo a las dictaduras militares de «seguridad nacional»; el alineamiento con Gran Bretaña en la Guerra de las Malvinas (1982); el descargar sobre la región el peso de la crisis de la deuda externa (iniciada en 1982); la invasión militar a Granada (1983); y la amenaza de intervención directa en el conflicto centroamericano, en especial, la escalada de agresiones contra la Revolución Popular Sandinista en Nicaragua.

En medio de esta vorágine, en enero de 1983, nace el Grupo de Contadora, integrado por los gobiernos Colombia, México, Panamá y Venezuela con el objetivo de promover una solución política negociada del conflicto centroamericano, y así conjurar la amenaza de una intervención militar directa de los Estados Unidos en esa subregión –como la que meses después se produciría en Granada– y, en julio 1985, surge el Grupo de Apoyo a Contadora o Grupo de Lima, formado por Argentina, Brasil, Perú y Uruguay. La fusión del Grupo de Contadora y el Grupo de Apoyo a Contadora dio lugar al Grupo de los Ocho.

Una vez desactivado el conflicto centroamericano, el mecanismo de concertación no se disolvió, sino se institucionalizó y asumió nuevos temas, como el llamado a una negociación entre Gran Bretaña y Argentina sobre las Islas Malvinas, la búsqueda de una solución América Latina de la crisis de la deuda externa y la crítica al proteccionismo de las grandes potencias. El Grupo de los Ocho, desde 1986 convertido en Mecanismo de Consulta y Concertación Política (MCCP), se transformó en 1990 en Grupo de Río para asimilar a nuevos miembros.

En sus primeros años, la transformación del Grupo de los Ocho en Grupo de Río no significó un avance, sino un retroceso político, debido a que ocurrió en el mandato de los presidentes neoliberales adheridos al Consenso de Washington,[6] que controlaron la escena política latinoamericana desde finales de la década de 1980 hasta finales de la de 1990.

La conversión del Grupo de Río en un mecanismo efectivo de concertación y cooperación en beneficio de los pueblos fue posible gracias al cambio en el mapa político regional, derivado de la cadena de elecciones y reelecciones de gobiernos de izquierda y progresistas abierta por el triunfo de Hugo Chávez Frías en los comicios presidenciales venezolanos de 1998, y ratificada por el de Luiz Inácio Lula da Silva en los comicios presidenciales brasileños de 2002.[7] De este corrimiento hacia la izquierda se desprende un cambio en la composición política de los mecanismos de concertación, cooperación e integración latinoamericana y caribeña, de los cuales vale la pena destacar dos:

El cambio en la orientación del MERCOSUR, fundado a inicios de la década de 1990 por los presidentes de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay de la época del Consenso de Washington, que difiere sustancialmente del MERCOSUR integrado por presidentes como Néstor Kirchner y Cristina Fernández en Argentina; Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff en Brasil; Tabaré Vázquez y José Mujica en Uruguay; y Fernando Lugo en Paraguay, a los cuales se incorporó, en 2012, la Venezuela de Hugo Chávez.
La creación en 2004 de lo que en la actualidad se denomina Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Libre Comercio de los Pueblos (ALBA‑TCP).

La alianza entre el MERCOSUR y el ALBA‑TPC es la que explica el establecimiento de una correlación de fuerzas favorable a la creación de la UNASUR y el salto cualitativo que representa la transformación del Grupo de Río en CELAC. Si bien esos mecanismos han avanzado poco en la integración económica, sí han cosechado logros sin precedentes en la cooperación y la concertación política, incluida la defensa de la soberanía, la autodeterminación y la independencia nacional frente a la injerencia y la intervención de las potencias imperialistas.

Precisamente por su dedicación a la defensa de los intereses nacionales y populares, desde el momento mismo de su primer triunfo electoral todo gobierno latinoamericano de izquierda y progresista sufre los embates de la estrategia desestabilizadora destinada a provocar su derrota en las urnas y/o su derrocamiento mediante golpes de Estado de nuevo tipo, es decir, golpes legislativos o judiciales, como los ejecutados contra los presidentes Manuel Zelaya en Honduras (2009) y Fernando Lugo en Paraguay (2012).

El derrocamiento de Zelaya y Lugo marca la intensificación y el aumento de la efectividad de la multifacética estrategia de desestabilización de los gobiernos latinoamericanos de izquierda y progresistas, entre cuyos componentes resaltan la guerra mediática y la judicialización de la política, que entre fines de 2015 e inicios de 2016 han provocado la derrota del candidato presidencial del Frente para la Victoria en Argentina, y el triunfo del restaurador neoliberal Mauricio Macri; la pérdida del control de la Asamblea Nacional por parte del Partido Socialista Unido de Venezuela, cuerpo legislativo que pasa a convertirse en el principal bastión político‑institucional de la derecha; el triunfo del NO en el referéndum constitucional con que los movimientos populares bolivianos se proponían abrir la posibilidad de un tercer período de gobierno del presidente Evo Morales Ayma; y, el proceso de juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff en Brasil, que de consumarse sería la restauración del monopolio del Estado por parte de la derecha neoliberal.

El presidente Mauricio Macri ya declaró que su política hacia el MERCOSUR es retrotraerlo a la orientación neoliberal con la que fue fundado, y asumió una actitud hostil contra UNASUR y CELAC. Este es un dato de importancia mayor al ser Argentina el segundo país en importancia económica en el Cono Sur. Mucho mayor sería el daño para la integración regional si el gobierno de Brasil cayera en manos de la derecha, dada su condición de primera economía de América Latina y el Caribe. A ello se suma el entorpecimiento de la gestión del Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela por la mayoría opositora en la Asamblea Nacional, cuyo propósito de destruir al ALBA‑TCP, UNASUR y CELAC son públicos y notorios.

La conclusión es que la manera de defender la concertación, cooperación e integración latinoamericana y caribeña es defender a las fuerzas y gobiernos de izquierda y progresistas que la han hecho posible.

  • Doctor en Ciencias Filosóficas, profesor‑investigador del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana, consultor del Instituto Schafik Hándal (ISH) y el Centro de Estudios de El Salvador (CEES).

[1] El término acumulación originaria designa a la riqueza producida fuera del sistema de producción capitalista que se invierte en su formación y despegue.

[2] Téngase en cuenta que la extensión y diversidad de las recién surgidas repúblicas hispanoamericanas eran mayores que en la actualidad, pues el 1826 México aún no había sido despojado de más de la mitad de su territorio por parte de los Estados Unidos.

[3] Los dos primeros fueron el Mercado Común Centroamericano (MCCA) y la Asociación Latinoamericana para el Libre Comercio (ALALC), ambos surgidos en 1960 bajo el influjo de las concepciones promovidas por la Comisión Económica Para América Latina de la ONU (CEPAL, 1948), organismo que entre 1950 y 1963 fue presidido por el economista argentino Raúl Prebisch, entre cuyas obras resalta el libro El desarrollo económico de América Latina y algunos de sus principales problemas. Le siguen el nacimiento, en 1973, del Mercado Común del Caribe (CARICOM, por sus siglas en Inglés), que agrupa a los países de esa subregión independizados de sus metrópolis colonialistas europeas en la posguerra; la transformación en 1980 de la ALALC en Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI); la suscripción en 1989 del Pacto Andino (Bolivia, Colombia Chile, Ecuador y Perú), rebautizado en 1996 con el nombre Comunidad Andina de Naciones (CAN); la creación del Sistema de la Integración Centroamericana en 1991; y el establecimiento del MERCOSUR en ese mismo año 1991.

[4] Véase a Roberto Regalado: América Latina entre siglos: dominación, crisis, lucha social y alternativas políticas de la izquierda (edición actualizada), Ocean Sur, México D.F., 2006, pp. 136‑137.

[5] El Documento del Comité de Santa Fe o Santa Fe I –después se elaboraron otras tres versiones (Santa Fe II, III y IV)–, se encuentra en: www.nuncamas.org/documento/docstfe1.

[6] Baste ver la relación de mandatarios que integraban ese Grupo en 1990: Argentina, Carlos Saúl Menem; Bolivia, Jaime Paz Zamora; Brasil, Fernando Collor de Mello; Colombia, César Gaviria; Chile, Patricio Aylwin; Ecuador, Rodrigo Borja; México, Carlos Salinas de Gortari; Panamá, Guillermo Endara; Paraguay, Andrés Rodríguez; Perú, Alberto Fujimori; Venezuela, Carlos Andrés Pérez; y, Uruguay, Luis Alberto Lacalle. De todos ellos, solo Rodrigo Borja mantuvo una posición crítica sobre la reestructuración neoliberal; y solo Borja y Jaime Paz no se plegaron al recrudecimiento de la campaña anticubana.

[7] Desde la segunda mitad de la década de 1990 hasta hoy, con una definición amplia de los términos de izquierda y progresista, puede considerarse que han sido electos y/o reelectos treinta y cinco gobiernos que encajan en ella, entre los cuales vale la pena destacar los siguientes: Venezuela, Hugo Chávez (1998, 2000, 2006 y 2012) y Nicolás Maduro (2013); Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (2002 y 2006) y Dilma Rousseff (2010 y 2014); Uruguay, Tabaré Vázquez (2004), José Mujica (2009) y Tabaré Vázquez (2014); Bolivia, Evo Morales (2005, 2009 y 2014); Ecuador, Rafael Correa (2006, 2009 y 2013); Nicaragua, Daniel Ortega (2006 y 2011); Honduras, Manuel Zelaya (2006, derrocado en 2009); Paraguay, Fernando Lugo (2008, derrocado en 2012), El Salvador: Mauricio Funes (2009) y Salvador Sánchez Cerén (2014).

Un Partido por las masas y para las masas (II)

Un Partido por las masas y para las masas (II)

A solo dos meses de la histórica victoria de Playa Girón, el 24 de junio de 1961, tuvo lugar un importante pleno del Comité Cen­tral del entonces Partido Socialista Po­pular

Autor: Granma | internet@granma.cu

7 de abril de 2016 19:04:04

Fidel fue el propulsor y forjador indiscutible de la unidad de las fuerzas revolucionarias. Desde los días de la guerra de liberación, el máximo líder de la Revolución propició contactos, alcanzó compromisos y acuerdos con las organizaciones que participaban en la lucha. Después del triunfo del primero de enero de 1959, el Comandante en Jefe promovió encuentros con los principales dirigentes de esas fuerzas, incluso en condiciones de la más absoluta discreción, y poco a poco se hicieron más sistemáticas y definitorias esas reuniones en aras de alcanzar el crisol de la unidad.

A solo dos meses de la histórica victoria de Playa Girón, el 24 de junio de 1961, tuvo lugar un importante pleno del Comité Cen­tral del entonces Partido Socialista Po­pular, al que asistieron los máximos dirigentes del Movimiento 26 de Julio y del Directorio Re­volucionario 13 de Marzo. En aquella reu­nión se decidió, unánimemente, unir esas tres fuerzas para cumplir las impostergables tareas del periodo de transición y la construcción del socialismo.

En ese memorable encuentro se reconoció a Fidel como el principal dirigente de la nación. Con la resolución aprobada, el Par­tido Socialista Popular se disolvió y seguidamente, de forma similar, procedieron el Mo­vimiento 26 de Julio y el Directorio Revo­lu­cionario 13 de Marzo. Esas decisiones dieron paso inmediato al surgimiento de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), paso previo para la formación de un Partido único.

Se iniciaba a partir de este hecho un proceso intenso con la creación de las estructuras territoriales y de base. Así, el 8 de marzo de 1962 se constituyó su Dirección Na­cio­nal, que el 22 de ese mismo mes acordó de­signar como Primer y Segundo Se­cre­tarios a Fidel y Raúl, respectivamente; se creó el Secretariado, la Comisión de Organización, y el compañero Blas Roca fue designado director del periódico Hoy.

El nacimiento de una sola organización política con una dirección única significó un fortalecimiento extraordinario para la Revolución. Días antes, el 13 de marzo, Fi­del había alertado y señalado públicamente acerca de ciertas actitudes sectarias que se manifestaban y concretaban, entre otros hechos, en la desconfianza a quienes no habían pertenecido al PSP y se discriminaba su ingreso a la nueva estructura. A tiempo se puso fin al sectarismo en el proceso de constitución y el funcionamiento de la naciente organización.

En virtud de estas críticas se desarrolló un trabajo ininterrumpido en los núcleos de las ORI y de formación de nuevas organizaciones de base, bajo la más estricta línea de consultar a las masas sus integrantes.

Fidel realizó un aporte extraordinario a la teoría y práctica de la construcción del Partido: fue el artífice de su constitución, fundamentado en la aplicación creadora de las ideas de Martí y Lenin en las condiciones específicas de la Revolución cubana y que tuvieron su expresión práctica en las normas y los procedimientos, los métodos de dirección, los principios, la disciplina, la consulta a las masas, la democracia interna y la dirección colectiva.

Bajo estos conceptos se ha forjado una vanguardia política con una selección rigurosa de sus militantes y estrechamente vinculada a las masas, lo que le ha ganado prestigio y autoridad, condiciones vitales para su eficaz desempeño político.

Acerca de esa concepción, en abril de 1962, el Comandante en Jefe expresó: “La Revolución se hace por las masas y para las masas. Esa es la razón de existir del Partido, y todo su prestigio y toda su autoridad estará en relación con la vinculación real que tenga con las masas”.

“No debemos ser obedientes al sistema capitalista…”afirma autor Roberto Pineda

“No debemos ser obedientes al sistema capitalista…”afirma autor Roberto Pineda
SAN SALVADOR, 14 de abril de 2016 (SIEP) “No debemos ser obedientes al sistema capitalista y sus valores…”indicó Roberto Pineda, autor del libro Ideas Emancipadoras y tradiciones de lucha, presentado esta tarde por la Asociación de Estudiantes de Periodismo, AEP, de la Universidad de El Salvador.

La actividad inició con palabras del dirigente de AEP, William Gómez, quien reseñó la obra expresando que se trata de una contribución al rescate de la memoria histórica de las luchas de los movimientos sociales por la emancipación social y nacional, en la cual jugó un papel destacado los 65 años del Partido Comunista de El Salvador, PCS.

Por su parte, el autor expresó que “deseo agradecer profundamente la iniciativa de la AEP de realizar esta presentación, es para mí un gran honor y un compromiso por lo que deseo compartirles en este diálogo cuatro ideas básicas, sobre la UES, sobre la Juventud, sobre la dignidad y sobre la obediencia.”

“Espero que tengan conciencia del lugar donde estudian, de quienes son ustedes. No es lo mismo estudiar en la UES que estudiar en la UCA, o estudiar en la Tecnológica o en la Matías Delgado. Ustedes son estudiantes de una Universidad con una larga tradición de lucha, de una universidad única, la universidad de Farabundo Martí, la universidad de Matilde Elena López, la universidad de Schafik Handal, la universidad de ustedes porque cada generación de la UES deja su huella en la arena de la lucha social por la justicia en nuestra Patria…es de esto que trata este libro”

“Hace cuarenta años tenía la edad de ustedes. Y al ver sus rostros identifico los rostros de los compañeros de mi generación. Usábamos el pelo largo y pantalones acampanados y las muchachas minifaldas o maxifaldas. En los años setenta los jóvenes de esta Universidad estaban lo que se llamaba organizados, eran parte de organizaciones político-militares que se enfrentaban a la dictadura militar.”

“Cuando se es joven existe mucha nobleza y muchos de mis amigos y amigas ofrendaron sus vidas para que este país fuera libre de la dictadura militar y por el sueño de un país justo, solidario. Cuando se es ya adulto, los compromisos familiares, los intereses creados lo vuelven a uno conservador, temeroso. Los jóvenes son nobles y valientes, y ojala que nunca el cinismo se apodere de sus corazones y que siempre la llama de la solidaridad ilumine sus vidas.”

“Los jóvenes de esta Universidad y ojala también de las demás universidades deben como decía el prócer cubano José Martí sentir en su mejilla el golpe dado a cualquier mejilla. Solo en la lucha por la dignidad se encuentra la felicidad. No puede existir dignidad cuando no tenemos trabajo, cuando no tenemos medicinas, cuando no tenemos un techo donde protegernos por las noches. Y la mayoría de nuestro pueblo vive en esta situación, por lo que la lucha por ser Digno, por vivir Dignamente, por tener pan, por tener un empleo sigue siendo uno de los grandes sueños que deben de orientar nuestras vidas. Ese es la herencia que recibimos de Farabundo Martí…”

“Y finalmente les hago un llamado a que seamos desobedientes. Desde pequeños se nos enseña a obedecer y se nos dice que ser obedientes es el camino al éxito. Al final el sistema logra domesticarnos. El liberarnos es un proceso que atraviesa por la desobediencia. Y los jóvenes son los dueños de la desobediencia., de la rebeldía. Ojala ustedes logren ser desobedientes. Farabundo Martí por su origen de clase, terrateniente de Teopeque estaba llamado a ser un explotador pero él fue desobediente y entregó su vida por la causa de la justicia.”

“Y uno de los más grandes desobedientes de nuestra historia fue Monseñor Romero. Y fijante que él al principio era obediente, obedecía los órdenes, las ordenes de los cafetaleros de Berlín, los órdenes de los militares, del mismo Papa… pero el asesinato de uno de sus sacerdotes lo trasformó y entonces él obispo conservador y hasta reaccionario se volvió el obispo rebelde, el obispo desobediente. ..que hasta hizo un llamado a los soldados a desobedecer a sus superiores, porque ante una orden de matar es superior el llamado de Dios de no matarás…”

“Les doy un gran abrazo y guardo la confianza que serán jóvenes estudiantes de la UES que serán conmovidos por el sufrimiento de nuestro pueblo, estudiantes comprometidos, organizados, conscientes, y que ya en el futuro como periodistas serán celosos de trasladar siempre la verdad a nuestro pueblo, no importándolos riesgos ni las dificultades…”

Recordando a Américo Mauro Araujo, en ocasión del 4º. aniversario de su desaparición física

Domingo Santacruz Castro
2 de Abril de 2012
PARTE I

Américo falleció a las 4.25 de la tarde del primero de abril de 2012, en el Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas, CIMEQ, de la ciudad de La Habana, República de Cuba.

1.ALGUNOS DATOS PERSONALES:

Debo disculparme con su familia por saber poco acerca de los orígenes familiares de Américo. La culpa la tuvo el PCS que nos formó y educó a no preguntar ni saber más de lo necesario para luchar y combatir al enemigo; así, bajo esa regla, nos formaron y continuamos formando a las nuevas generaciones, sin preguntar la información personal ni otras. Las generaciones revolucionarias del PCS hasta los años 70-80 fueron educadas a manejar únicamente información de utilidad para el cumplimiento de las misiones encomendadas. Hubo quienes violaron esa regla, de donde salieron lamentables fugas de información con graves costos políticos. Américo fue uno de los cuadros que supo manejarse muy disciplinadamente.
Américo Mauro Araujo.

Américo Mauro Araujo.

Entre menos se sabe, decíamos, menos información exponemos frente al enemigo. Fue la formación que recibimos en los años de la clandestinidad. Pero, en las condiciones abiertas y legales, fue muy poco lo que cambió nuestra costumbre, y Américo se mantuvo cerrado en sus asuntos personales. Por eso me limitaré a compartir lo que conozco, como, que Américo nació el 21 de noviembre de 1944, hijo de Carlota Ramírez de Araujo y de Arturo Araujo E. De las pocas veces que hablamos de los asuntos familiares, recuerdo haberle escuchado la mención de un hermano de nombre Jorge y de una hermana Elizabeth, ambos con los mismos apellidos. Después de la Guerra, es decir, más de 30 años después de conocerlo, supe que eligió como esposa a la compañera Teresa Olmedo, su incondicional camarada que le acompañó y se apoyó en las comunicaciones durante los años de la guerra revolucionaria, con quien procreó sus únicas dos hijas, eso creo: Mónica, estudiante de psicología, graduada en la Universidad José Simeón Cañas, UCA, y Kathia, que la dejó estudiando el segundo año también de Psicología, en la misma Universidad, hoy día, seguramente ya es una profesional.

Sobre su padre y madre, no puedo decir mucho, excepto que su madre vivió durante muchos años en los EEUU, que regresó a morir en El Salvador; que su padre, Arturo Araujo, homónimo del ex presidente salvadoreño electo en marzo de 1931, derrocado por el General Maximiliano Hernández Martínez en Golpe de Estado a los 10 meses de haber tomado posesión. Por cierto, recuerdo una anécdota que nos hizo reír ante la pregunta ingenua, medio en serio y medio en broma del viejo Alejandro, (Julio César Castro), durante un encuentro de la CP en ciudad de Managua, a principios de la guerra: “pero usted no es hijo del expresidente Arturo Araujo, verdad camarada Hugo”? Hugo lo mira fijamente a los ojos, con la respuesta seca: “es cierto que tengo cara de viejo Alejando, pero no tanto”. Alejandro no estaba enterado que Américo tuvo un incidente en el Aeropuerto de Ilopango, cuando regresó de la Unión Soviética. No sabía que gracias a esa relación feliz, Américo había respondido: “Sí, soy el hijo menor del Ing. Arturo Araujo, el presidente derrocado en 1931”, elemento que le sirvió para evitar ir a la cárcel, por presentarse con el Título de doctor en medicina otorgado por la Universidad Patricio Lumumba, nada menos que de la cuna del comunismo. Por supuesto, el policía le creyó o consultó y lo dejaron que se marchara.

Américo cursó estudios de secundaria en el Instituto Nacional General Francisco Menéndez de la ciudad de San salvador y la carrera de medicina en la Universidad Patricio Lumumba de la ciudad de Moscú, Unión soviética, entre 1962-69.

*Memoria Américo Araujo 3

2.ALGO SOBRE EL ROL POLÍTICO DE AMÉRICO M. ARAUJO EN LA LUCHA REVOLUCIONARIA.

Cuando lo conocí y traté por primera vez, Américo no había concluido los estudios de secundaria, pero ya estaba vinculado a la organización juvenil “Vanguardia de la Juventud Salvadoreña”, VJS, recién organizada, a finales de 1960. Por conversaciones lejanas y por los testimonios de otros jóvenes de su generación, supe que las primeras ideas revolucionarias las conoció Américo cuando estudiaba bachillerato en el Instituto Nacional General Francisco Menéndez, INFRAMEN, lugar donde conoció a varios otros compañeros de su generación que coincidieron en actividades de reparto de papeles de organizaciones juveniles revolucionarias surgidas a finales de los años 50 del S XX.

Con Américo hablamos muchas veces sobre el contexto político del país cuando él y yo, por caminos diferentes caminábamos hacia los mismos objetivos: derrotar a la oprobiosa dictadura militar y sustituirla por un gobierno democrático revolucionario. Américo, mucho más joven que yo, no conocía en ese tiempo, sobre la apertura política decretada por el gobierno de Lemus, al derogar la Ley de Amnistía General en 1956, lo que permitió el regreso de todos los exiliados políticos diseminados por todo el Continente Latinoamericano. Ambos no nos enteramos que ese año, 1956, surgió la organización Fraternidad e Mujeres Salvadoreñas. Él, a los 17 años, no supo que en agosto de 1957 surgió la Confederación General de Trabajadores Salvadoreños, CGTS, en cuyo acto de constitución asistí como curioso observador; supo de esa organización, me comento, hasta que escuchó los vehículos con altavoces llamando a las movilizaciones del Primero de mayo, el año siguiente.

*Memoria histórica AMÉRICO ARAUJO2De la Asociación Juvenil 5 de Noviembre, que surgió en septiembre- octubre de 1957, se enteró por medio de amigos y compañeros de estudio, que andaban involucrados. Sobre este tema de la organización y lucha juvenil en nuestro país, Américo y otros compañeros estudiantes en la Universidad Patricio Lumumba, realizaron varias conversaciones de intercambios con el compañero José Antonio Aparicio, conocido más tarde, en el mundo de las letras, como el Poeta Ricardo Bogrand.

Sobre algunos detalles de esta parte de la historia me enteré a finales de la década de los años sesenta, después de la reunión de OLAS en La Habana. Al calor de unos roncitos extra secos en el Hotel Habana Libre, recuerdo la discusión de Américo con Lico Baires, sobre el origen de la 5 de noviembre y de los grupos Tatzumal, Lamatepec, la FEEM y luego la VJS. Roque Dalton, por las razones ya conocidas casi no se relacionaba en esos días con la Delegación salvadoreña, de la cual se fue apartando, no conocí su versión sobre su papel en la primera, es decir, de la Cinco de Noviembre.

Varios años después, en intercambios virtuales con Ricardo Bogrand, ya residiendo en México, habló muy brevemente sobre la tarea que recibió de la Dirección del PCS, de organizar y dirigir la Asociación 5 de Noviembre, conjuntamente con Roque Dalton, Manlio Argueta y alguien más, en septiembre de 1957.

En el proceso organizativo juvenil del PCS fui conociendo que fue Vanguardia de la Juventud Salvadoreña, VJS, la organización que aglutinó a varios de los grupos juveniles dispersos, en Octubre de 1960. En esos momentos , en 1961, Américo Araujo ingresó a la VJS junto con otros jóvenes estudiantes del INFRAMEN, cuando no había cumplido los 16 años.

Mi relación con Américo, en ese tiempo, fue un tanto marginal, aunque si me fui enterando de su protagonismo como uno de los compañeros jóvenes más activos en la VJS, organización juvenil que ingresó al Frente Unido de Acción Revolucionaria, FUAR, con el nombre de Columna Vanguardia de la Juventud Salvadoreña, VJS, eso sucedió entre febrero y abril de 1961.

En ese tiempo, yo me desempeñaba como dirigente del Movimiento Revolucionario Dos de Abril, “MR-2-4”., que habíamos organizado un grupo de amigos revolucionarios, el día 2 de abril de 1959. Américo, con la VJS, entró directamente bajo la influencia del PCS. Yo llegué por un camino diferente. Las condiciones de la lucha en la clandestinidad no daban para detenerse a pensar en los detalles de la pertenencia. Mi llegada a la revolución y mis primeros aportes estaban fuera de las orientaciones del PCS. Mi incorporación a las luchas sociales, políticas y revolucionarias no dependía de esa orientación política. Un poco antes de la VJS, mantuve relaciones muy puntuales con algunos activistas de la Federación de Estudiantes de Educación Media, FEEM, que había surgido producto de una alianza de pequeños otros grupos. Muchos de los jóvenes de VJS se habían forjado en las luchas contra la Dictadura del Coronel José María Lemus, especialmente en la Asociación 5 de Noviembre, la Asociación Tatzumal, Lamatepec, que dieron origen a dicha Federación de Estudiantes de Educación Media.

Con el influjo de la Revolución Cubana, fueron aparecieron diferentes sectores sociales interesados en luchar. Por casualidad me vi involucrado en los procesos de organización del Partido Revolucionario Abril y Mayo, a principios de 1959, luego me veo vinculado en actividades que resultaron preparativos para la formación del Frente Nacional de Orientación Cívica, FNOC, con la presencia de varias organizaciones, entre ellas, el Partido Revolucionario Abril y Mayo, que me enteré que fue organizado por el PCS en 1959. Es decir, en la segunda mitad de la década de los años 50, después de la derogatoria de la Ley de Defensa del Orden Democrático Constitucional, así como el decreto de la Ley de Amnistía General, todo ello favoreció para el surgimiento de condiciones políticas para las alianzas políticas, necesarias para enfrentar la crisis socioeconómica y política nacional, que exigía una salida democrática, que las clases dominantes se negaban cederle el paso, y por tanto, estaba planteada la tarea de derrocar la dictadura de José María Lemus y su instrumento político, el PRUD.

En ese efervescente ambiente político nacional estábamos cuando fuimos impactados por el triunfo de la Revolución Cubana el 01 de enero de 1959, que devino en un flujo revolucionario que alcanzó niveles de maduración de una situación revolucionaria en nuestro país. En esa década surgen varias organizaciones populares, como Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas, 1956, la CGTS, en 1957, el Partido Radical Democrático, 1958, el PAR que ya tenía historia, desde 1950, la combativa AGEUS, que venía desde 1927, la Federación Magisterial en formación ascendente y luego la VJS, todas ellas dieron origen al Frente Nacional de Orientación Cívica, FNOC, cuyo objetivo político fue el derrocamiento de José M. Lemus, alcanzado el 26 de octubre de 1960. En este auge ascendente de masas, se incorpora Américo M Araujo, siendo parte activa de la organización juvenil ya mencionada. En muchos años no había surgido un nivel de desarrollo del pensamiento radicalizado de amplias masas populares. Américo entro a formar parte de esa efervescencia política revolucionaria que marcó un sello especial en las luchas sociales y políticas de nuestro país en esa explosiva coyuntura política.

El triunfo de la Revolución Cubana, como se ha dicho, produce en El Salvador un flujo revolucionario que contagió a casi todos los sectores sociales de nuestro país; fue esa ola de lucha social y política, la que contagió al aún adolescente Américo Mauro Araujo, que al ingresar a la VJS, en mayo del 61, no se apartó nunca. Este amplio y combativo destacamento juvenil, como se ha dicho, se convirtió en la Columna Juvenil de Frente Unido de Acción Revolucionaria, surgido a principios de 1961. Siendo, Américo, un adolescente, recuerdo que se llevaba muy bien con compañeros Dirigentes juveniles que venían destacándose de ese ruidoso período, como el Chiquitín Alfonso García, Oscar Rolando Orellana, Américo Durán Cativo, Breni Cuenca, Mario Aguiñada Carranza, así como Ana Guadalupe Carpio, que ya estaba militando en la VJS, Rubén Cuenca, Ricardo Castro Rivas, Armando “el Zarco” Herrera, Dagoberto Sosa, para mencionar solamente algunos nombres.

Oscar Rolando Orellana había sido electo Secretario general de la VJS, que, como he dicho, se convirtió en la Columna Juvenil del FUAR, la cual, con la disolución del FUAR a mediados de 1964, fue inevitable su declinación hasta su disolución. Pero Américo no participó durante este período en la organización juvenil en el interior del país. A su regreso de la Unión Soviética la VJS había sido disuelta y surgido en su lugar, la Unión de Jóvenes Patriotas, UJP, una organización más amplia y abierta, en donde podían ingresar y participar también, jóvenes de pensamiento democrático y patriótico. A esas alturas ya se hablaba de la necesidad de estructurar nuevamente la Juventud Comunista de El Salvador, que se disolvió después de los acontecimientos de 1932. Varios Cuadros jóvenes del PCS fueron encomendados a trabajar por construir y desarrolla primero la UJP y luego la JCS. La amplitud de la UJP atrajo a estudiantes universitarios que habían sido contagiados con las ideas Social Cristianas y Socialdemócratas. Algunos de ellos prefirieron salirse de la UJP y trabajar por formar organizaciones con esas tendencias. La UJP creó su propio periódico “Juventud” bajo la responsabilidad de René Contreras, un estudiante de Periodismo originario de Zacatecoluca.

Como militante de esta organización juvenil, Américo fue parte de las filas juveniles del Frente Unido de Acción Revolucionaria, FUAR, en 1961. Ahí se encontró con Armando Herrera, el Chiquitín García, Mario Aguiñada, Rafael Aguiñada, algunos de ellos venían de la 5 de Noviembre. La línea de la VJS era crear trabajo de masas entre los sectores juveniles. Como parte de su ampliación, la VJS contribuyó a formar la Unión Nacional de Estudiantes de Educación Media, la UNEEM.

Américo junto con Armando Herrera y Federico Baires, formó parte de la Comisión de Organización de la VJS, habiendo mostrado a su temprana edad, sus dotes de organizador. Después del derrocamiento de José María Lemus, pasando por la Junta Cívico Militar con una breve apertura democrática que apenas duró 3 meses, cuando nos vimos en el campo de lucha contra el Directorio Militar surgido el 25 de Enero de 1961.

Américo no había salido hacia la URSS, tuvo tiempo de experimentar por dos años el combate político que ofrecía un marco favorable para iniciar acciones político militares, en momentos que la situación revolucionaria parecía ir en ascenso. La coyuntura daba para que aparecieran muchos jóvenes luchadores, estimulados por la crisis social y política interna, pero también por el triunfo reciente de la Revolución Cubana. Estábamos viviendo un importante flujo revolucionario que se manifestaba en los diferentes sectores sociales que mostraban su voluntad de luchar contra la Dictadura Militar. Las filas de las organizaciones juveniles revolucionarias rápidamente se vieron fortalecidas con numerosos militantes.

En ese ambiente efervescente nos encontramos muchas veces con Américo. Él como activista y con responsabilidades en la VJS, yo como dirigente del MR-2-4 y activista en el PRAM. Eran diferentes escenarios de lucha: el Frente Unido de Acción Revolucionaria, FUAR , el PRAM, y cada una de las organizaciones políticas de masas; Américo en la Columna de la VJS y yo en el MR-2-4- que había surgido de forma independiente del PCS. Varias veces nos encontramos en actividades de propaganda de pinta y pega, aunque cada una de las Columnas del FUAR, tenía asignada una zona. En ese Frente se formaron muchos cuadros juveniles y adultos, numerosas mujeres. En los grupos se mezclaban estudiantes universitarios y de secundaria con obreros y campesinos; maestros profesionales. Cada una de las columnas, que tenía su propia autonomía, realizaba de acuerdo a su desarrollo, tareas no sólo de propaganda, agitación, autodefensa de masas, también de preparación y entrenamiento militar. Cada Columna contaba con sus Centros de producción, distribución en una ramificada red y reparto de propaganda. Varias de ellas alcanzaron niveles de desarrollo organizativo en el recuperado movimiento sindical, gremial y campesino. La Columna Juvenil dio origen a buena cantidad de cuadros políticos que con los años llegaron a ocupar cargos en las organizaciones políticas y revolucionarias, como lo fue Américo M. Araujo, Oscar Rolando Orellana, Mario Aguiñada Carranza, Dagoberto Sosa, para mencionar unos pocos en representación de centenares que fueron contagiando y multiplicando diversos esfuerzos que con el tiempo dieron origen a otras organizaciones revolucionarias hermanas.

Parte de la línea política de la VJS era crear trabajo de masas entre los sectores juveniles, universitarios y de secundaria, Se forma la Unión Nacional de Estudiantes de Educación Media, la UNEEM, bajo la coordinación de Alfonso el Chiquitín García, donde Guadalupe Carpio era de la directiva, una activista política. Estos destacamentos juveniles recibían orientación del FUAR, pero particularmente de la Dirección del PCS.

La dirección del Partido en ese tiempo estaba constituida por Daniel Castaneda, el Secretario General; Schafik Jorge Carpio, Coordinador del FUAR; Salvador Cayetano Carpio, responsable del sector sindical; Raúl Castellanos Figueroa, responsable de Propaganda y del Partido Revolucionario Abril y Mayo; Roberto Castellanos Calvo, responsable de Fianzas; Jacinto Castellanos, Virgilio Guerra, Modesto Ramírez, que dirigía la Columna Campesina del FUAR, Miguel Mármol, Jorge Arias Gómez. La atención política de la Juventud se realizaba en dos grupos, uno lo atendía Jorge Arias Gómez , otro Roberto Castellanos Calvo. En el primero grupo: Armando Herrera, Mario Aguiñada, Américo Durán, apoyado por Raúl Padilla Vela.

En los tiempos del FUAR, a mediados de 1962, recuerdo que estaba anunciada la llegada del Coordinador General del Programa Alianza para el Progreso, el portorriqueño Teodoro Moscoso. Eran momentos de graves amenazas a la Revolución Cubana, que seguía siendo agredida por el imperialismo norteamericano. Estaba en juego el destino de la Revolución Cubana, la autodeterminación de Cuba como nación soberana necesitaba de la solidaridad militante de nuestros pueblos. Menos de un año antes había sido derrotada la invasión mercenaria en Playa Girón, las bandas contrarrevolucionarias y los sabotajes se intensificaban; los planes intervencionistas aumentaban. La presencia del Sr. Moscoso en nuestro país, significaba para el amplio y combativo movimiento popular una clara provocación, era un claro respaldo a la Dictadura Militar y respaldo a los planes intervencionistas contra Cuba. Para el movimiento popular, Moscoso era un títere de la estrategia contrarrevolucionaria del imperio del norte.

No estoy seguro si Américo tomó parte, pero lo que sí estoy seguro que a la VJS se reasignaron tareas de agitación, de movilización, de riega de tachuelas y miguelitos para sabotear y detener la columna de vehículos del Sr Moscoso. Unas Columnas se ocuparon de pintar paredes, muros, pega de afiches, bajar las banderas de EEUU de los postes eléctricos, de colocar pancartas volantes en los tendidos eléctricos; un grupo seleccionado de activistas fue seleccionado, preparado y encomendado a preparar huevos, tomates maduros, bombillos de alumbrado eléctrico llenos de alquitrán (petróleo) o pintura para lanzar a los vehículos de la caravana; todo eso estaba distribuido desde el Aeropuerto Internacional de Ilopango, a unos 8 KM de la Capital, en ese tiempo, hasta el predio donde años después se construiría la Embajada de los EEUU en la 25 Av Norte. Las dudas sobre si participó o no, se desprenden que en esos momentos Américo había clasificado como candidato para una beca de estudios de medicina en la Universidad Patricio Lumumba de Moscú, URSS y en esos meses ya estaban en preparativos para emprender viaje.

Siete años después, al regreso de la URSS, Américo contaba que “Me enteré que ya no existía la VJS, sino que la organización juvenil del PCS era entonces la Unión de Jóvenes Patriotas, UJP, que recién iniciaba operaciones, y me asignaron a una estructura. En esos días, el 14 de julio estalló la guerra con Honduras y este hecho vino a agravar la situación interna del Partido, de la cual vine a enterarme aquí. Cuando me fui, en 1962, la revolución estaba por triunfar e íbamos a prepararnos, cuando regresé en 1969 me encontré con un conflicto interno. La guerra no fue el motivo de la división dentro del Partido pero ella agudizó las contradicciones ya existentes que habían sido administradas durante el V Congreso en 1964”

3.EL PASO POR LA ESCUELAUNO DIEZ” DEL FUAR

Esta escuela funcionaba en una casa de la Calle La Campiña, allá por la Colonia Panamá, dirigida por Schafik J Hándal. Por esa escuela debían pasar los mejores militantes y cuadros de todas las Columnas del FUAR. Todos debían recibir cursos de preparación política y algo de teoría y visión militar, con entrenamiento de arme y desarme de arma larga y corta, así como elementos sobre la lucha armada, como forma y como vía hacia el Poder. Américo recibió el curso por una semana, antes de que la Policía Nacional le cayera encima. Hay toda una historia alrededor de esa escuela, cuyo funcionamiento con resultados exitosos originó celos en Salvador Cayetano Carpio. En parte porque éste era el responsable de la escuela de cuadros del PCS, que en cierto momento estuvo bajo chequeo de la inteligencia enemiga y Schafik no pudo impedir que Carpio trasladara y fusionara las dos escuelas. Esa medida permitió que un infiltrado y luego otro, en la Dirección departamental del PCS de San Salvador conociera el lugar de la Escuela “UNO DIEZ” de la Campiña. La Policía asaltó el local y capturó a cerca de 18 compañeros y una compañera, incluyendo al mismo Schafik. Antes del asalto y clausura, por los cursos políticos militares pasábamos todos. Allí apareció el grupo del Instituto Nacional Francisco Menéndez, es decir, Américo Araujo, Lico Baires y alguien de nombre Jacobo.

4.ENCUENTRO EN LA CONFERENCIA LATINOAMERICANA DE SOLIDARIDAD, OLAS, EN LA CIUDAD DE LA HABANA, CUBA.

En Julio de 1967 nos encontramos en La Habana, en donde tuvo lugar la Conferencia Continental de la Organización Latinoamericana de Solidaridad, OLAS, convocada por la Conferencia Tricontinental de la OSPAAAL surgida a mediados de enero de 1966, reunida en La Habana. A propósito, a este evento se dieron cita muchos de los más destacados dirigentes revolucionarios de Asia, África y América Latina. Eran momentos intensos de lucha antiimperialista, de resistencia de los pueblos de los tres continentes contra el coloniaje y el neocolonialismo; por un lado no cesaba la ofensiva del imperialismo norteamericano contra la Revolución Cubana, que se manifestaba en agresiones terroristas, sabotajes, intentos de asesinatos a dirigentes, etc. La resistencia de la Revolución Cubana estimulaba la solidaridad de varios movimientos de liberación de América Latina; la lucha de los pueblos de Indochina y particularmente de del heroico pueblo vietnamita mantenía en alto la bandera contra la agresión imperial de los EEUU que escalaba la guerra especial a la guerra local. También estaban en pie de lucha muchos pueblos del continente africano. El encuentro en La Habana en enero de 1966 era indispensable para analizar la compleja situación de resistencia, pero también de avances, de victorias, contra el enemigo común. En los tres continentes se debatía sobre la necesidad de adoptar y generalizar la lucha armada, como la forma de lucha principal, pero también la coordinación y la solidaridad de todos los pueblos de los tres continentes contra el mismo enemigo. Para el encuentro de la reunión de la Tricontinental el delegado del PCS fue Jorge Arias Gómez. La Dirección del PCS conoció el informe sobre las decisiones de la Tricontinental, procediendo de inmediato a formar el Comité de Solidaridad con los Pueblos de América Latina. Dicho Comité fue integrado por el Partido Revolucionario Abril y Mayo, PRAM; la organización Vanguardia de la Juventud Salvadoreña, VJS; la Federación Sindical, FUSS; la Asociación General de Estudiantes Universitarios, AGEUS; Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas y el Partido Comunista de El Salvador, PCS.

En 1967 se recibe la invitación de los cubanos para asistir a la reunión de OLAS. En las discusiones para elegir a los delegados surgió el nombre del Dr. Fabio Castillo que había quedado con bastante prestigio de la campaña electoral como candidato presidencial del PAR; después de los debates se nombra a Schafik y a Domingo Santacruz en representación del PCS; a Domingo Mira, y Renán Rodas Lazo por el Partido Revolucionario Abril y Mayo (PRAM), Federico Baires y Salvador Menéndez Linares por AGEUS; como representantes de la JCS, fueron nombrados Américo Durán Cativo y otros compañeros que no pudieron viajar, lo que permitió el espacio para la incorporación de Américo Mauro Araujo, que estudiaba en la URSS, en período de vaciones . Roque Dalton García que fungía como representante del PCS en la Revista Internacional, Problemas de la Paz y el Socialismo, en Praga, Checoslovaquia, fue incorporado como parte de la delegación del PCS. Hay todo un relato sobre los debates, los encuentros y desencuentros entre las organizaciones revolucionarias, que ya es asunto de otro tema.

5.REENCUENTRO EN LA UNIVERSIDAD PATRICIO LUMUMBA

Por más de dos años, mientras permanecí en Moscú, la capital de la URSS, me encontré varias veces con Américo Araujo en la Universidad Patricio Lumumba y fuera de ella. Durante ese corto tiempo, por lo menos cada tres meses, quizás un poco más, algunos estudiantes del Instituto de Ciencias Sociales y concretamente, Mario Aguiñada, Raúl Vargas y yo, mantuvimos una cordial y solidaria relación con las y los compatriotas estudiantes salvadoreños, donde se realizaban pequeñas y amplias reuniones de Lumumberos y de otras Escuelas de estudios superiores. Recuerdo que a todos, sin distinción, les llamábamos lumumberos, porque la reunión era la Lumumba, aunque sabíamos que los becarios llegaban de otras Universidades de Moscú y de otras más o menos cercanas de la capital soviética. Américo fue uno de los estudiantes más disciplinados y responsables tanto con sus estudios académicos, como en fomentar y mantener una relación solidaria con sus compatriotas dispersos en ese enorme país, enfrentando dificultades climatológicas, culturas e idiomáticas diferentes a las nuestras. Muchas veces tuvimos que intervenir para tratar de conciliar conflictos surgidos entre nuestros compatriotas y casi siempre quien ejercía un papel de liderazgo y de esfuerzos por mantener el espíritu unitario fue Américo, el Rusito, como le decían algunos, por su físico pero también por su habilidad en asimilar y manejar el difícil idioma ruso.

En realidad, yo mantenía buenas relaciones con varios de los compañeros de la Lumunba y las sigo manteniendo con los pocos que quedan un tanto cercanos al proyecto de cambios en el país. Pero con Américo la relación fue casi de hermanos, siempre fraterna, sin dobleces, solidaria, desde entonces hasta su regreso y reincorporación a las luchas sociales y políticas en nuestro país. Claro, otros compañeros estudiantes del Instituto de Ciencias Sociales también contribuyeron a mantener y desarrollar, como una necesidad, los vínculos entre la comunidad de salvadoreños en la URSS. Varias veces nos encontramos con estudiantes que llegaron de otras ciudades y Repúblicas Socialistas Soviéticas. Cada quien llevaba sus inquietudes, las compartía con sus compatriotas y regresaban con nuevos elementos estimulantes para resistir y finalizar sus carreras para regresar al país, jurando poner todo su empeño y sus conocimientos a favor del pueblo salvadoreño, excluido y marginado. También, de cuando en vez, viajaba hasta la Escuela de de formación política de la Juventud Comunista, Comsomol, lugar donde cada cierto tiempo llegaba un grupo de 6 u ocho compañeros de la juventud comunista. Recuerdo a Víctor Manuel “Cantarito” Quintanilla, a Víctor Manuel Sánchez Bonilla, a Rafael Jiménez (Piluya). En algunas ocasiones los coordinaba e invitaba para que un fin de semana se encontraran con Américo en lugares escogidos por ellos: entre los cuales recuerdo a “La exposición permanente”, la Universidad Lomonósov, la Torre Ostanquínov, o simplemente viajar y conocer las maravillosas estaciones del Metro de Moscú.

Américo gozaba del aprecio de muchos de sus compañeros y compañeras de estudios universitarios, no sólo de la Lumumba. En esta universidad es donde se encontraba la mayoría de becarios. Olga Baires, Ludmila Ortega, Miriam Medrano, Reginaldo Hernández, Oscar Rolando Orellana, Manuel García, Roberto Góchez, Salvador Pérez y Pérez, Alfredo Avilés, (que llegaban de Ucrania) …. En la Universidad Lomonósov habían otros estudiantes realizando maestrías o doctorados: Raúl Flores Ayala, Víctor René Marroquín. Varias jóvenes becarias y becarios fueron enviados a universidades de Repúblicas Socialistas Soviéticas ubicadas en el occidente y la zona del Cáucaso de la URSS, en donde fueron recibidos nuestros compatriotas. Leningrado, la hoy ciudad de San Petersburgo, también recibió en su seno a varios de nuestros compañeros y compañeras. Uno de ellos, el poeta José Antonio Aparicio, conocido en el mundo literario salvadoreño como Ricardo Bogrand, residente en México desde hace varios años, a quien informé sobre el fallecimiento de Américo. Me escribió con un comentario que comparto:

“Estimado Domingo: Gracias por tu mensaje. Es muy amplia y sentida la información que me envías acerca de la vida y la muerte de nuestro compañero Américo Mauro Araujo. Si, tú tienes razón, era un buen compañero, un buen amigo, recto, leal. Yo lamento mucho no haberlo tratado durante más años y más detenidamente. Como yo vivía en Leningrado, las veces que nos vimos eran cuando yo viajaba a Moscú, ocasión en que conocí a otros compatriotas en la Universidad Patricio Lumumba; por entonces en la Universidad Lomonosov estaba también otro paisano, el chino Flores Ayala, quien parece que se fue a Suecia y no volví a saber más de él. Todas estas cosas las recuerda uno y parece que sucedieron ayer, y han pasado muchos años. Me parece que estas son las características de la senectud. Recuerdo que en una de mis varias veces que viajé a Moscú, nos encontramos con Américo en la Patricio Lumumba; tomamos el metro y nos fuimos al centro de la ciudad; una vez aquí, me dijo Américo que cerca se podían comer unos choricitos como los de San Salvador, que si quería podíamos ir a probar. Fuimos y en verdad que eran casi como los que se comían en las noches cerca de la praviana, en la 3a. calle oriente. Y así seguimos frecuentándonos cuando podía ir a Moscú, hasta que yo tuve que salir de regreso a El Salvador, dejando mis estudios por motivos de salud. Recuerdo que Américo me fue a despedir al aeropuerto, para iniciar un viaje lleno de temores, porque tenía que viajar solo a Paris, Nueva York y México”.

6.EL RETORNO AL PAÍS

Américo regresó al país, en Julio de 1969, 7 años después de haber salido de El Salvador, a sus estudios profesionales de medicina, a la Universidad Patricio Lumumba. Él comentaba que aún pudo ver los carteles de promoción del Festival de la Juventud y los Estudiantes que estuvo reunido en Moscú un año antes. Con él y otros compatriotas nos encontramos muchas veces, siendo uno de los temas de debates, el papel de la juventud en las luchas sociales, políticas y revolucionarios. Desde mediados de 1967 a 1968, por lo general, asistíamos desde el Instituto de Ciencias Sociales, Mario Aguiñada Carranza, Raúl Vargas y yo. Cada cierto tiempo nos dábamos cita en una de las aulas de la Universidad para informar e informarnos sobre problemas diversos, políticos, académicos y personales. Algunos estudiantes llegaban desde Leningrado, Odesa, el Cáucaso, de otros Institutos de Moscú y de la Universidad Lomonòsov. A veces nos encontrábamos en determinados puntos de la ciudad de Moscú para visitar algún museo, caminar por la Exposición Permanente o degustar algún platillo típico moscovita. Recuerdo haberlo visto la última vez en Moscú cuando, a mediados de junio de 1969, había culminado la Conferencia Mundial de los Partidos Comunistas y Obreros que se había realizado en Moscú. A ella, desde El Salvador participaba el secretario general del PCS, Salvador Cayetano Carpio, a la cual, como parte de la formación política fuimos invitados en algunos momentos, Américo, Raúl Vargas y yo. Mario Aguiñada había regresado al país al finalizar su diplomado. Américo asistió en representación de los militantes de la JCS en la URSS, y yo como responsable de los Estudiantes del Instituto de Ciencias Sociales, de Moscú.

Varios otros becarios graduados de la Universidad Patricio Lumumba, de otros Institutos y Universidades Soviéticas, recién habían emprendido su regreso al país, mientras otros estaban finalizando los preparativos para regresar.

7.ENCONTRÓ PROBLEMAS INTERNOS EN EL PCS

Después de una década de debates internos entre salvador Cayetano Carpio y la mayoría de miembros de la Comisión Política, y principalmente contra los intelectuales, la crisis interna se agravó debido a la supuesta posición chovinista de algunos miembros de la CP frente a la guerra contra Honduras. Cuando Américo se incorpora, la guerra aún no había estallado, pero los debates ya habían adquirido fuerza. En uno de los comentarios recuerdo haberle escuchado su malestar.

A principios de 1970 me toca el turno de regresar al país e incorporarme a las tareas revolucionarias después de casi tres años de estudios en la URSS, encontrando, al igual que Américo, un ambiente de mucha dispersión, de confrontaciones, de parálisis de la actividad partidaria. Ambos sufrimos las invitaciones de Cayetano que empezó a convocar a reuniones paralelas para promover una corriente contraria a la CP. y al mismo PCS.

Con el tiempo, cuando recordábamos aquellos difíciles momentos, coincidíamos en valorar el respeto y aprecio que sentíamos por Salvador. Al igual que él, yo siempre sentí mucho respeto por Salvador Cayetano, lo estimaba como compañero, como el maestro que me recluto al PCS; Américo lo respetaba como Secretario General y como padre de Guadalupe, a quien apreciaba. Américo decía, presentía que ser amiga de Guadalupe, Cayetano estaba casi seguro que podía reclutarlo para constituir un grupo dentro del Partido. Américo fue invitado varias veces, yo nunca fui invitado, pero si tratado con cierta deferencia para generar cierta confianza para el reclute. Ambos, Américo y yo, no le dimos espacio.

Estos temas relacionados con el trabajo paralelo de Carpio los conversamos muchas veces con Américo. Él conoció antes que yo, los esfuerzos de Carpio por crear una organización paralela al PCS. Américo se enteró que las primeras reuniones paralelas empezaron a efectuarse desde que Cayetano regresó al país de su viaje a la Conferencia mundial de los Partidos comunistas y obreros, o sea desde septiembre del 69 hasta principios del 70. Estas reuniones se realizaban en el laboratorio de Fisiología de La Rotonda, donde Roberto Vargas, (hermano del General), facilitaba la entrada. A ella acudían jóvenes del Instituto Obrero José Celestino Castro, pero principalmente los integrantes de la Célula Frank Pais. No todos acudían, pero sí la mayoría, tales como el Peche Alfredo Castro Quezada, Salvador Menéndez Linares, Roberto Vargas, Salvador Moncada, hoy importante científico británico, consorte de una dama de la realeza belga. Recuerdo que siendo miembro del Comité Departamental del PCS de San Salvador, varias veces acompañé a Salvador Carpio a reuniones de la Célula Frank Pais y otras de San Jacinto y del Barrio La Vega, deduciendo que la intención de invitarme era para incidir a favor del reclutamiento.

8.EN EL VI CONGRESO DEL PCS

Américo fue delegado al VI Congreso del PCS, reunido el 30 de Agosto de 1970. Américo manejaba que fue delegado por la UJP, pero realmente, él era un militante comunista en esa organización juvenil. Con él tuvimos una discusión acerca del lugar donde se realizó el Congreso. Después de una serie de detalles llegamos al acuerdo en sostener que fue en la casa del viejo SARA, el verano Virgilio Guerra, uno de los militantes históricos ingresado al PC en 1933, convertido a finales de los años sesenta en pequeño empresario, con una mueblería abastecida por la fábrica de su hijo Virgilio, desde Santa Ana. La venta de muebles Morazán estava ubicada entre la Calle Gerardo Barrios y la 17 Av. Sur, pegado al puente Araujo.

También discutíamos con Américo sobre los temas que trató el Congreso VI. No fue difícil ponernos de acuerdo en que Durante el VI Congreso, se abordaron los temas: las causas de la ruptura del PC, su evolución y desenlace; las formas de lucha y la vía más probable de acceso al poder; autocrítica de posiciones y acciones durante la guerra con Honduras; elección de un nuevo Comité Central, comisión política y secretario general. Algunos de los delegados, de origen obrero, dirigentes sindicales, fueron muy críticos contra, lo calificado por ellos, la soberbia de Cayetano Carpio.

Américo recordó la posición de Raúl Padilla Vela, quien era miembro del Comité Departamental de San Salvador. Raúl Padilla mantenía una dura actitud crítica hacia varios compañeros de la dirección del Partido; Raúl rechazaba algunas de las propuestas que el C.C. saliente presentaba para constituir el nuevo Comité Central. Se propuso ganarle apoyo a sus propuestas, hablando bilateralmente con algunos compañeros. Pero sus propuestas no convencían a la mayoría del Congreso, en parte por la forma de acompañar las críticas, muy duras; sus argumentos ponían el acento en la capacidad, entrega y disciplina para el nuevo Comité Central. Raúl nos comentó que en el plenario del Congreso había una compañera, maestra, que yo conocía, pero, según él, era confidente, “oreja”, seguramente enviada por Carpio; decía que ella había sido criada en la casa de Carpio.

Pero sus argumentos por impedir que fuera incluida, fracasaban, no lograba el suficiente apoyo, al grado que alguien no solo la defendió sino que la propuso como propietaria, cosa que preocupó a Raúl. Recuerdo sus reacciones: se paró, con la mano en alto, con el dedo en movimiento de forma insistente, exclamando: “yo propongo en su lugar al Rusito, es decir, al compañero Torres, que era Américo Araujo. Hubo otras propuestas para respaldar a los dos. Américo fue electo como miembro suplente del Comité Central, pero también la maestra obtuvo los votos suficientes para la suplencia. La compañera estuvo en la Escuela de Cuadros de Moscú en un curso de un año. Yo la conocía y tenía buena impresión de ella, más o menos conocía sus relaciones con la familia de Cayetano Carpio, pero los argumentos de Padilla Vela, de elegir al Rusito en vez de ella, no eran suficientes ni aceptados para condenarla. Claro, la compañera Mercedes, creo que ese era su nombre, no duró mucho tiempo en el Partido y optó por retirarse, se apartó, no la ganó la revolución. Pienso que Raúl fue demasiado sectario y duro con ella.

9.EN LA DIRECCIÓN DEL PCS

Al año de haber sido electo como suplente al CC, Américo, que no había resuelto la consiga de una plaza en algún puesto de salud, para no hablar de un Hospital, ni siquiera de una Unidad de Salud, pues existía una discriminación hacia los médicos graduados en el extranjero y no digamos en la URSS. En ese tiempo su madre vivía en los EEUU y no tuvo más opción que pedir un permiso en el Partido para ausentarse por un tiempo del país.

Eso sucedió en 1971. Permaneció casi un año y regresó, pero al poco tiempo, en 1973, por las mismas razones decidió salir a probar suerte hacia Costa Rica. En este país hermano se encuentró con Miguel Sáenz Varela y otros profesionales salvadoreños conocidos, recién expulsados de El Salvador y residentes en Costa Rica. Pero no logró asimilar su condición de refugiado o autoexiliado y regresó al país en 1974, para no salir más. Se asoció con salvador Pérez y Pérez, para montar una pequeña clínica en un reducido pasaje paralelo a la 7ª. Ca. Pte en donde teníamos la Librería Picasso y ave. España, pero tampoco logró resolver lo suficiente para vivir.

El caso de Américo fue planteado en el Secretariado y luego en la CP y Ésta acuerda proponerle a Torres, (Américo), que se convirtiera en profesional del PC a tiempo completo.

En 1975, el CC no había resuelto la sustitución de dos bajas de su seno, uno por la expulsión a Costa Rica, y otro que había sido sancionado por mal comportamiento frente al enemigo, haber confesado y proporcionado información al enemigo. Este compañero no soportó las críticas a por debilidades mostradas frente a los interrogatorios de los Cuerpos de Seguridad, siendo suplente de la CP. Américo entra en sustitución de este último, también de Santa Ana. En esas condiciones fue electo propietario del Comité Central, encargándole el apoyo y atención de la recién creada Juventud Comunista. Creo que en esta fase de trabajo, Américo conoció y trató más de cerca de los compañeros Dagoberto Gutiérrez, José Luís Merino y otros cuadros de la JCS.

Bernie or Bust?

Bernie or Bust?

March 31, 2016

I decided to re-post this earlier post after listening to Susan Sarandon’s comments on the Chris Hayes Show. Surely they will elicit much commentary and reaction – positive and negative – like Charles Blow’s insightful oped article in NYT this morning. I do hope this controversy will loose its steam (and I think it will) as we move beyond the primary season and into the general election. At that point a new reality with an unmistakably sobering and exceedingly dangerous side – Trump or Cruz sitting in the White House – will shape the perceptions of voters. Sam

There it was on my Facebook feed. An image of a young woman and beneath it the slogan, “Bernie or Bust.” Catchy enough, I thought. But what does it mean? Two very different interpretations came to mind.

One is that Sanders’ supporters are going all out, taking his campaign as far as it can go (and it’s gone further than many political observers thought only a few months ago), but no matter who wins the Democratic Party nomination this summer, supporting the nominee in the fall.

The other is that it’s full speed ahead now, but in the event that Bernie doesn’t win the nomination and Hillary does, his supporters will sit out the general election.

If the first interpretation is the case, so much the better; it’s a win-win. If it’s the other, it’s wrongheaded. Nothing good will come from it. In fact, a lot of bad could result. Let me explain:

Hillary isn’t Bernie; no question about that. His positions go beyond the conventional boundaries of the Democratic Party; hers don’t. His campaign feels transformational; hers doesn’t. He is energizing new constituencies and stimulating new thinking; she isn’t. He’s on the outs with the party’s hierarchy; she’s its favorite. He hopes to build a popular movement that will endure after the curtain falls on this election cycle. She has no such aspiration. And he’s a democratic socialist to boot. Not her cup of tea.

But, by the same token, Hillary isn’t Trump, Cruz, or Rubio either – far from it. Nor is she in the same ballpark as Margaret Thatcher or Carly Fiorina — or Sarah Palin or Michele Bachmann.

To say that she is a warhawk, a late arrival to the issue of income inequality, and linked to Wall Street, tells us something about her, something important, but it doesn’t tell us everything. Her politics, much like President Obama’s, are more complex and multidimensional than her unrelenting critics on the left and right allow.

In sharp contrast to her Republican adversaries, Hillary has a democratic sensibility and commitment, even if hemmed in by her centrist politics and class leanings. She may not want to break up banks too big to fail, or rein in U.S. military presence and activity worldwide, or embrace single-payer health care (arguably for good reasons), but she will fight for the full range of democratic rights – collective bargaining rights, wage rights, job rights, women’s rights, civil rights, gay rights, voting rights, immigrant rights, and, not least, health rights – as well as defend the integrity of democratic structures, governance, and traditions.

If elected president she will build on the achievements of Obama’s presidency. In other words, her White House will press for economic, social, and political reforms on a range of issues, including existentially necessary action on climate change. This will be especially so if the progressive and popular base of the coalition that elects her, assuming for the moment that she is the nominee, remains engaged in the post-election period. That wasn’t the case in the Obama years, at least on the scale necessary to successfully combat Republican obstructionism.

Even Hillary’s foreign policy, while likely more aggressive and military-inclined than Obama’s, also has a place for diplomacy, global cooperation, and realism – a far cry from any of the trigger-happy Republican candidates who believe there are no limits to the projection of U.S. power in a complex, fractured, and violent world.

Finally, the election of Hillary will break perhaps the biggest glass ceiling for women. While we can’t really know how great its symbolic significance will be, it is safe to say that it will be large and lasting on men as well as girls and women. Moreover, as president, Hillary will certainly do what she has long done – shine a light on women’s concerns, ranging from wage and job discrimination, to health care, abortion, and birth control rights, to rape and domestic violence, to child care and parental leave. But she will do it on the largest public stage and with a far bigger voice.

The GOP candidates, on the other hand, have no such sensibilities and commitments. Neither does the Republican Party as a whole. They have demonstrated by words and deeds that they think too much democracy, too much equality, and too many democratic rights plague the country. And if it were not for Obama in the White House for the past eight years, their “scorched earth” assault on this plague of excessive democracy and equality would have been much further along.

And herein lies the danger that supporters of both Bernie Sanders and Hillary Clinton must consider: If the Republicans win the presidency, that firewall against far-right extremism that the Obama administration represented will disappear and the barbarians will be no longer at the gate, but likely in charge of the whole castle.

Their grip on the Supreme Court is already secure and the odds are good that if they win the presidency, the presidential coattails will be long enough to maintain their congressional majority.

This doesn’t mean that fascism is around the corner. (More about that in another article). But it will mean that a nasty and brutish gang will use its control of the three main branches of government to roll back the democratic rights revolution of the last 60 years and knee cap democratic governance, not to mention ramp up militarism, climate change obstructionism, and the wholesale shrinkage of the public sector.

To make matters worse, this concentration of state power in the hands of the extreme right at the federal level is matched and augmented by its control of thirty state governments, ubiquitous voice in the major media, network of well-funded think tanks, pastors in the pulpits, energetic grassroots constituency, and nearly bottomless war chest – thanks to the Koch brothers and other right wing billionaires.

Which brings me back to the slogan “Bernie or Bust.” If too many interpret it to mean Bernie or no one, least of all Hillary, it becomes an action (or inaction) that could well cede the country to right wing extremists.

By the same token, much the same could be said if Hillary’s supporters – and there have been hints – go on strike in the event that Bernie wins the nomination.

Does anyone really want to repeat the debacle in 1972 when major sections of the Democratic Party sat on their hands rather than support the party’s nominee, the anti-war liberal, George McGovern? We got Nixon and Kissinger then; we will get worse now.

Unity around the eventual winner, not division, not sitting on one’s hands, is, therefore, imperative.

This may not sound sexy. It isn’t a leap down freedom road. It’s more defensive than transformational. But it isn’t an end point of struggle either. Instead, it’s an inescapable way station through which tens of millions have to pass if they/we hope to arrive at a future of radical and substantive democracy, equality, sustainability, and peace – a future that is worthy of our humanity.