¡Comandante Chávez…presente…ahora y siempre!

SAN SALVADOR, 5 de marzo de 2013 (SIEP) “Con mucha tristeza hemos conocido la noticia del fallecimiento esta tarde de nuestro querido hermano venezolano, el Comandante Hugo Chávez…”indicó el Rev. Roberto Pineda, pastor de la Iglesia Luterana Popular de El Salvador.

“Expresamos desde esta tierra de Monseñor Romero nuestra solidaridad al pueblo venezolano por esta gran perdida y nuestra esperanza que el proceso que el presidente Chávez inicio continúe iluminando a la patria latinoamericana…” opinó el religioso salvadoreño.

Asimismo el Rev. Ricardo Cornejo, también luterano popular, manifestó que “tuve la oportunidad de conocer personalmente al presidente Chávez, y doy testimonio de su profunda humanidad y dedicación a su querido pueblo venezolano y latinoamericano.”

Concluyó que “los sueños bolivarianos del presidente Chávez de unir a Latinoamérica seguirán viviendo y hoy encarnan en grandes proyectos como la CELAC, UNASUR y el ALBA que son proyectos de vida, de una vida abundante a la que somos llamados como hijos e hijas de Dios.”

El Salvador: Crisis del Bloque Histórico. (1ra y 2da.Parte)

Febrero 11, 2013. Nuestro país es estremecido por una crisis que se caracteriza por el derrumbe de un régimen antiguo sin que aparezca el nuevo que lo sustituya. Lo que llamamos crisis está constituida, precisamente, por esta relación entre lo antiguo y superado y lo nuevo que no termina de constituirse.

Esta es una crisis histórica porque expresa la descomposición de lo que se llama bloque histórico, para cuya comprensión resulta necesario usar una metodología que apela a cierta arquitectura. Según ésta, en toda sociedad capitalista hay un diseño que, sin ser visible a simple vista, se compone de una base o infraestructura y de un nivel superior o superestructura.

La base está constituida por la realidad económica, por la relación de las clases sociales con los medios de producción, por todo el fenómeno de la producción de bienes, de la plusvalía y la explotación.

Aquí se encuentra lo que caracteriza a una sociedad en términos económicos; pero, tratándose de sociedades como las realmente existentes, en donde una minoría poderosa oprime y explota a una mayoría sometida, resulta necesario otro nivel que contiene todo el aparataje ideológico que permite a los sectores dominantes, dominar a través del control ideológico de las grandes masas de subordinados. Esto es lo que se conoce como superestructura. Y aquí en esta franja se encuentra el Derecho, el Estado, las llamadas instituciones, las religiones e iglesias, el arte, la cultura y el folklore.

La estabilidad de una sociedad y la seguridad de un control ideológico eficiente dependen de la armonía y relación orgánica entre esta base económica y su superestructura ideológica. Esto quiere decir, por ejemplo, que las leyes que se aprueban han de corresponder a la estructura y a la naturaleza de la economía real y han de estar a su servicio. Que una Corte Suprema de Justicia ha de responder, de la manera más armónica, a esta misma base económica, y sus resoluciones han de asegurar la ideología del sector dominante sobre los dominados. Aquí se trata del dominio, es decir, de asegurar que las ideas que viven en la cabeza de los dominados sean las del sector que domina, o, en otras palabras, que los dominados miren al mundo y entiendan la realidad con los ojos de los dominantes.

Cuando todo este andamiaje funciona, este sector dominante es, al mismo tiempo, dirigente. Pero para eso, necesita usar la figura del consenso y este es todo un aparato ideológico en el que intervienen la educación, la religión, la filosofía y los recursos ideológicos más refinados. Es a través del consenso que los dominados asimilan, aplican, se identifican, con los intereses de los dominantes, y resultan incapaces de toda resistencia y, mucho menos, de toda rebelión.

Cuando empieza a debilitarse este control ideológico y se producen manifestaciones de rebeldía o rebeliones interviene el aparato represivo del Estado que solo actúa cuando falla la ideología, pero funciona siempre como una especie de mano dura de reserva. También se desencadena el mecanismo del Derecho, de los tribunales, de las cárceles y de todo lo que se conoce como fuerzas del orden público.

Es necesario darnos cuenta que en cada rebelión y levantamiento del pueblo hay una derrota ideológica de este aparato, que no logro domesticar a los esclavos, y resulta necesario acudir a la maquinaria represiva. Sin duda que la mayor rebelión de nuestra historia es la guerra de 20 años; pero ésta no es sino la continuidad de un hilo histórico que pasa por la guerra contra los invasores europeos. Pasa por el levantamiento de Anastasio Aquino, por el levantamiento de 1932, y finalmente culmina con la guerra. Como podemos ver se trata de un proceso histórico de acumulación de una capacidad de resistencia y de rebelión y de un proceso de debilitamiento del control ideológico.

Es comprensible que lo que llamamos Estado se corresponda, junto con su Constitución, con una base económica o infraestructura, y una clase dominante es la beneficiaria del orden establecido a sangre y fuego.

Desde finales del siglo XIX, justamente en el marco de las luchas contra la dictadura de los Hermanos Ezeta, una nueva clase social se constituye como una oligarquía cafetalera dominante, y durante más de 100 años, el país, la economía, el Estado, el Derecho y la política toda, fue un reflejo de esta clase dominante. Pero, en el marco de la guerra de 20 años, los cafetaleros pierden el control de la economía y también del aparato del Estado. Aquí resulta necesario explicar que estos dos tipos de control, el económico y el del aparato del Estado, se complementan y se requieren, porque ese control estatal le garantiza al sector dominante los mejores negocios, las mayores utilidades, una legislación adecuada a sus intereses, los gobernantes conveniente y la capacidad de sofocar cualquier intento de alterar este orden de cosas. Para todo esto, necesitan el control del aparato estatal, y muy especialmente de sus fuerzas armadas y sus policias. Pero, este control solo es posible en la medida en que la economía esté controlada por este sector. Así ocurrió por largas décadas con el café, como un exclusivo producto de exportación, y con los cafetaleros como amos y señores, en nuestro pequeño país.

Cuando los precios internacionales del café se derrumban, todo el control clasista también se derrumbó, y entonces, la necesaria armonía entre una base económica y una superestructura, se quiebra.

Bloque histórico es el nombre que se le da a esa relación orgánica, armónica y dialéctica entre base y superestructura. Muy vinculado a este bloque histórico funciona lo que se llama bloque de poder que contiene el sistema de alianzas y acuerdos necesarios para ejercer ese poder.

Al romperse el poder oligárquico cafetalero, la base económica entra a una situación de deriva porque una parte de éstos se hacen banqueros, solo una parte, y aquí estamos frente al capital financiero, que diseña un país a su imagen y semejanza; pero luego, los bancos son vendidos a la banca internacional, y llegamos a un momento como el actual, en donde la riqueza del país es controlada por empresas transnacionales, y en todo este proceso resulta que el mundo superestructural es el mismo que se correspondió por décadas con una base económica cafetalera. Al desaparecer esta base, desaparece el encuentro necesario entre esa superestructura y su base económica. Al mismo tiempo, no aparece una nueva clase dominante que sustituya a los cafetaleros, y el bloque de poder que aseguraba su dominio, también se descompone. Esto es lo que explica los desencuentros hasta escandalosos entre una parte del aparato institucional y otras instancia, como el conflicto entre la Sala de lo Constitucional dela Corte Suprema de Justicia y la Asamblea Legislativa.

II

Febrero 26. La situación de crisis histórica del país nos presenta un panorama en donde la base económica no se corresponde con el universo superestructural y todo esto carece, entonces, de sustentación, hasta que la evolución y el desarrollo de esta crisis permitan que en el sector dominante se perfile una fracción que sea la que domine el bloque. Esto está pendiente, pero no totalmente, como veremos.

Es aquí, en la superestructura, donde reside la sociedad civil y la sociedad política. La primera es todo el sistema de dominio ideológico que permite al sector dominante o al dirigente, imponerse efectivamente al sector dominado. Cuando además de dominante resulta ser dirigente, no necesita de la represión porque en esas circunstancias se asegura lo que se llama consenso y éste es el instrumento que permite al dominante que el dominado lo sea efectivamente, sin ningún riesgo ni posibilidad de producirse ninguna rebelión e inclusive ninguna protesta o reclamo, porque cuando hay consenso, los dominados están de acuerdo en ser dominados por esos dominantes, por eso es que se habla de sector dirigente y no solo dominante.

Esta precisión nos permite darnos cuenta que en la historia política de nuestro país, los sectores dominantes nunca han sido dirigentes porque siempre la sociedad civil, que es el ámbito donde se afianza la hegemonía, ha usado de la represión, es decir, de la sociedad política o Estado, para imponer su dominio, y esto explica el permanente Estado de rebelión que caracteriza nuestra historia.

A esta relación de sociedad civil y sociedad política es justamente a lo que llamamos Estado porque el dominio ideológico y el domino represivo se conjugan, imponiendo lo que se llama orden público, que es el conjunto de leyes, reglamentos, acuerdos, providencias y decisiones tomadas para asegurar que un determinado orden sea alterado ni mucho menos sustituido por otro.

No es difícil darse cuenta que la guerra de 20 años expresa una significativa derrota ideológica del sector dominante, aunque al finalizar esta guerra, el país haya entrado en un momento especial en donde el poder político alcanza un dominio y control sobre la subjetividad de la población que no se había alcanzado en otro momento histórico.

Los sectores dominantes usaron para eso dos recursos ideológicos: el primero fue el de la paz y el segundo fue el de la idea que el pueblo estaba en el poder. Veamos esto más despacio.

La idea de la paz sirvió para eliminar a la post guerra que, al ser sepultada, en una especie de asesinato histórico, fue sustituida por la bandera de la paz superviniente de manera automática por el fin de la guerra, que fue convertida en un bien cuasi sagrado al que había que proteger de toda lucha, de todo reclamo, de toda turbulencia social, de tal manera que el pueblo debía cuidar esa paz como se venera a los dioses, aun a costa de sus propios intereses.

La segunda idea resulta también decisiva porque cuando el pueblo aparece tomando el poder en la figura de alcaldes y de diputados, se está construyendo una maquinaria como la que efectivamente se construyó, que maniató la inteligencia política, el espíritu y las manos del pueblo, que al creer que efectivamente estaba en el poder, renunció a sus luchas, desmanteló sus organizaciones y pasó a confiar en que arriba, en los órganos de poder, y en el cielo político, el pueblo estaba garantizado en sus intereses y ya no era necesaria ni la lucha ni la protesta.

Este aparato logró desmontar la psicología y la voluntad de lucha de todo el pueblo, mientras en el país se montaba, efectivamente, una economía, una educación, una salud, una agricultura, neoliberal, y cuando en el planeta se derrumba esta lógica y hay un quiebre del capitalismo estadounidense y del europeo, toda esta política queda descubierta.

Es, en estos momentos, cuando el partido FMLN, en medio del derrumbe neoliberal planetario, llega al gobierno, luego de ganar las elecciones presidenciales con la candidatura de Mauricio Funes, y ocurre que este candidato, ya como presidente, no entrega al partido FMLN el control del aparato del Estado, tampoco acepta ningún sometimiento ni dirección, y mucho menos funcionar como aliado o amigo de ese partido.

Es, en esas circunstancias, que el partido FMLN se hace un simple partido gubernamental, así como ARENA, el PCN o el PDC; en tanto que Mauricio Funes hace un gobierno que no altera ni la política ni la manera de hacer política de los anteriores gobiernos areneros, sin alterar ni la economía, ni la educación, ni la salud.

Es aquí, en este marco histórico, en el que movido por factores externos, se produce una acumulación de capital dentro del proyecto Alba petróleos, que permite a la cúpula del partido FMLN transformarse en una clase social burguesa que consolida cada día su poder económico y su control de distintas áreas de la economía, con varias características que pasaremos a referir en un próximo artículo.

Para una teoría jurídica de los indignados

Entrevista al académico portugués Boaventura de Sousa Santos: “El neoliberalismo facilitó el secuestro del derecho por las transnacionales, hasta el punto que la legalidad va a la par con la ilegalidad”

Si bien el sistema imperante en el mundo no tiene respuestas a los requerimientos sociales, como consecuencia de la crueldad del neoliberalismo, las luchas y las protestas de movimientos como los Indignados y los Ocupa, llaman al “optimismo trágico”, afirma el científico social portugués Boaventura de Sousa Santos…

…quien explica que en medio de las múltiples dificultades están surgiendo alternativas sustentadas en lo que denomina sicología de las emergencias y en los nuevos procesos de producción y de valoración de conocimientos válidos, científicos y no científicos que recoge en su teoría de la Epistemología del Sur.

Los presupuestos de la Epistemología del Sur son la ecología de los saberes y la traducción intercultural que proyectan un pensamiento alternativo basándose en experiencias prácticas, en luchas sociales y en trabajos de campo en diversos rincones del mundo.

La ecología de los saberes lo explica De Sousa Santos tanto en sus textos como en sus conferencias es “el diálogo horizontal entre conocimientos diversos, incluyendo el científico, pero también el campesino, el artístico, el indígena, el popular y otros tantos que son descartados por la cuadrícula académica tradicional”. En tanto que la traducción intercultural es el procedimiento que posibilita crear entendimiento recíproco entre las diversas experiencias del mundo.

De esta manera, señala, se pueden asimilar otras concepciones de vida productiva distintas a las del capitalismo reproducidas por la ciencia económica convencional, como por ejemplo el “swadeshi”, estrategia formulada por el mahatma Gandhi que plantea la autosuficiencia económica y el autogobierno; o el “sumak kawsay”, el concepto indígena del buen vivir incorporado en las constituciones de Ecuador y Bolivia y que significa reconocer y aprender de las sabidurías de los pueblos originarios que en América Latina han estado ligadas a la naturaleza y su buen aprovechamiento. Estas experiencias productivas se asientan en la sustentabilidad, solidaridad y reciprocidad.

Al mismo tiempo, este sociólogo andariego e intelectual militante como se define, considera que buena parte del mundo, sobre todo Occidente, está entrando en un proceso postinstitucional por cuanto la política olvidó a los ciudadanos y ello se evidencia en su activa presencia en las calles y plazas que “aún no han sido colonizadas por las transnacionales”.

Plantea por ello la refundación del Estado, pero también de los partidos políticos, sobre todo de los de izquierda, para cambiar no solamente el modelo económico criminal que está acabando con el planeta, sino para organizar de una manera más humana la vida, elevando los niveles de participación democrática y respondiendo de manera satisfactoria los requerimientos y necesidades sociales. Es que, agrega, “los conceptos jurídicos y sociológicos tradicionales o eurocéntricos son ahora muy débiles para enfrenta la realidad social actual”.

Caso patético es la consecuencia funesta generada por el neoliberalismo y su afán de ganancia desaforada al haber superado el ámbito jurídico hasta el punto que hoy no es claro definir lo legal de lo ilegal. “Según los criterios de poder se determina la ilegalidad o legalidad”, sostiene.

Para ahondar sobre estos y otros temas de la conflictividad social del mundo, el Observatorio Sociopolítico Latinoamericano www.cronicon.net entrevistó a Boaventura de Sousa Santos durante su última visita a Bogotá, invitado por la Facultad de Derecho de la Universidad de Los Andes que le hizo entrega de la distinción Sócrates por su aporte a la sociología jurídica, los derechos humanos y la transformación social.

En desarrollo de este acto académico el profesor portugués dictó la conferencia “Para una teoría jurídica de los indignados” .
De Sousa Santos, doctor en Sociología del Derecho de la Universidad de Yale y catedrático de la Universidad de Coímbra, es además director del Centro de Estudios Sociales de esta institución, así como profesor distinguido de la Universidad de Wisconsin-Madison y de diversos establecimientos académicos del mundo. Es uno de los científicos sociales e investigadores más importantes en el área de la sociología jurídica y cumple un papel de activista desde el Foro Social Mundial. Sus múltiples libros, ensayos y artículos periodísticos son referentes del pensamiento alternativo por cuanto analiza con visión aguda y hasta autocrítica temas como la globalización, la sociología del derecho y del Estado, los movimientos sociales, la epistemología y la geopolítica.

La irrupción de los Indignados, punto de partida del cambio social

– No obstante que como bien usted ha señalado los movimientos espontáneos de los Indignados y de los Ocupa no tienen una articulación política, ¿en ellos se estaría gestando un sujeto político que presione los cambios socioeconómicos que requiere el mundo? – Yo estoy seguro que sí, considero que esto es un comienzo, un punto de partida, y por eso varios de los análisis que miran a los Indignados como algo que ya está consolidado están equivocados, porque por el contrario, me parece que este es un síntoma de las cosas malas que están ocurriendo en nuestras democracias y es un inicio de algo que no sabemos cómo va a continuar. Estos movimientos que son de jóvenes no tienen vinculación con los partidos políticos porque muchos de los partidos progresistas perdieron a la juventud, no de ahora sino de mucho tiempo atrás. Ahora mismo vengo de Brasil y una de las discusiones que tuve con los dirigentes del Partido de los Trabajadores (PT) fue cómo renovar el partido con la participación de los jóvenes. También tuve un encuentro de hip hop, con los jóvenes de las periferias que me acogieron y con quienes trabajé y escribí cosas que después musicalizaron. La revuelta y la rabia de la juventud se expresa en la cultura hip hop de los suburbios de las ciudades y el PT no sabe quiénes son ellos, no conocen que es hip hop, no saben qué es la cultura urbana de nuestros tiempos, entonces hay aquí una distancia entre los partidos políticos y sobre todo de izquierda, con los jóvenes. El segundo elemento que me parece muy importante es que nosotros en la política de izquierda y en la teoría crítica siempre nos preocupó la sociedad civil organizada, nos centramos mucho en la relación partidos-movimientos porque la izquierda eurocéntrica nace como un movimiento que luego se transforma en partido. Después los partidos se desconectaron, asumieron que tenían el monopolio de la representación de los intereses de clase o de grupos sociales y no atendieron los intereses de los movimientos, pero todo ha cambiado en los últimos treinta años sobre todo cuando los nuevos movimientos sociales que defienden los derechos humanos y ciudadanos, de las mujeres, los indígenas, de los campesinos, el derecho a la vivienda, etc., empezaron a tener una presencia muy fuerte frente a los viejos, como el movimiento obrero y los sindicatos. Pero además, los movimientos terminaron compitiendo con los partidos, y ese es el camino que hemos recorrido hasta ahora. El Foro Social Mundial de alguna manera es un síntoma de que los partidos ya no tenían el monopolio de la representación, y al contrario, se daba una gran prioridad a los movimientos sociales y así hemos pasado la década pasada.

El fracaso de la Socialdemocracia – Y por eso la irrupción tan fuerte de los Ocupa y los Indignados… – Los movimientos de los Indignados y de los Ocupa lo que representan es algo nuevo, en el sentido de que nosotros en la teoría crítica y en la política de izquierda nos olvidamos mucho tiempo de que la gran mayoría de las personas no es militante de ningún partido ni se moviliza en movimientos sociales, consideramos que esta gente no es un actor político porque no se organiza para eso. Estos jóvenes han mostrado que hay momentos de definición y entonces surgen y se movilizan por cosas y causas que les merecen respeto, saliendo a la calle, arriesgando empleo, amigos y comodidades. En la izquierda no habíamos conocido cómo es esta dinámica y por esos estamos desarmados. La izquierda está totalmente desarmada porque estos movimientos, en su gran mayoría, están en contra de la política institucional y en rechazo a los partidos sin hacer distinción entre los de izquierda y derecha. Y esto es muy peligroso sobre todo para la izquierda, porque cuando no se hace la distinción sale favorecida la derecha que es la que domina nuestras sociedades, la política, la economía, los medios de comunicación, etc. Y esta crítica de no reconocer la distinción viene realmente de muchos errores institucionales de la izquierda en las últimas dos décadas, específicamente de la socialdemócrata que en Europa y en otros países adoptó lo que en Inglaterra se llamó la Tercera Vía impulsada por el Partido Laborista inglés que luego se propagó por otros continentes y que no fue otra cosa que aceptar el dogma del neoliberalismo. Con esto la izquierda socialdemócrata intentó que el neoliberalismo tuviera una fase humana mediante la aplicación de algunas políticas sociales, pero sustentada en el mercado y en la economía más que en el Estado.

– Un modus vivendi dentro del capitalismo que permitiera minimizar los costos sociales, como lo ha denominado usted en uno de sus libros… – Exactamente. Lo que pasó es que esta izquierda socialdemócrata que pensaba que había una alternativa dentro del marco neoliberal fracasó. Porque de hecho como lo hemos visto claramente en Europa, no hay alternativa alguna dentro del neoliberalismo, y la izquierda que aceptó las recetas y las condicionalidades del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y de las agencias que comandan este modelo financiero, terminó desarmada y lo hemos visto en Portugal, en España, en Grecia, con la caída de los partidos socialistas y en Inglaterra con el Partido Laborista del exprimer ministro Gordon Brown. O sea, hubo un colapso de la izquierda socialdemócrata en Europa que nos hace pensar. En contraste, los partidos progresistas que están gobernando algunos países latinoamericanos como Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador, Uruguay y Venezuela no han aceptada las recetas neoliberales y están haciendo lo que podríamos denominar capitalismo de Estado. O sea, un control mucho más grande por parte del Estado de los recursos económicos.
El enfoque económico de los gobiernos progresistas de América Latina

– Usted lo ha definido como una socialdemocracia de nuevo tipo… – Sí, porque se pensaba que podían seguir con el estilo de la socialdemocracia europea que fue un proceso de compatibilizar democracia con capitalismo a través de grandes redistribuciones de riqueza universales, lo que se denominó derechos económicos y sociales, o Estado de bienestar, que se desarrolló en Europa más que en otro continente. Los países latinoamericanos sabían que quizá no sería posible impulsar este tipo de derechos sociales y económicos universales y por eso fueron por otro tipo de políticas sociales que se han concretado en la política de los bonos que no son muy distantes de lo que proponía el Banco Mundial, pero que están dirigidos y enfocados a sectores vulnerables de la población que en los diversos países se distribuyen con diferentes nombres. En Brasil: bolsa familia; en Bolivia; Juancito Pinto; en Argentina: asignación universal por hijo, etc. Son políticas selectivas que no se presentan como derecho social. Pueden ser eliminados si no hay condiciones pero sobre todo no cambian el modelo económico, no hacen una regulación del capitalismo y no permiten, por ejemplo, que las personas vulnerables salgan por sí mismas de la pobreza, ni cuentan con una política, excepto Brasil, para desarrollar formas de economía solidaria ni cooperativa que puedan organizar a esta gente de manera que tenga capacidad de generar ingresos, hacer microempresas y de esta manera deje de necesitar los bonos. Este, entonces, es el modelo de socialdemocracia latinoamericana que hasta ahora ha dado resultado porque coincidió con un periodo de valorización de las materias primas de este continente debido al gran avance de China, lo cual ha permitido que países que tenían déficits comerciales ahora tengan superávit como son los casos de Brasil y Argentina.

– La socialdemocracia europea al poner en marcha políticas neoliberales traicionó su identidad ideológica y como dice el sociólogo argentino Atilio Borón, es mejor el original que la copia, por eso es dable que hayan retornado los gobiernos de derecha en el viejo continente que saben ejecutar de manera más drástica y sin ningún pudor el recetario del libre mercado, ¿no le parece? – Sí, sí, esa es nuestra lectura desde hace algún tiempo, nosotros criticamos este desvío de la socialdemocracia hace más de veinte años cuando todo esto empezó.

– ¿Y la Tercera Vía formulada por el sociólogo inglés Anthony Giddens es una concepción de derecha? – Sí claro, la Tercera Vía fue iniciada en Australia, y Giddens como asesor de Tony Blair después la teorizó para desarrollarla en Inglaterra, aunque fue aplicada en otros países por partidos laboristas y socialdemócratas. Propugna porque hay que aceptar todos los criterios de competencia que el mercado determina para las agencias públicas. Plantea, por ejemplo, un mercado interno para los servicios de salud y educación, fomentado la competencia so pretexto de reducir los costos de esos servicios, abriendo el espacio para que el sector público no se distinga del sector privado. Su objetivo es la ganancia mediante el sistema contributivo de las personas y por eso se inventaron las tasas moderadoras y los copagos que los ciudadanos deben hacer para poder acceder a una cirugía o a una consulta médica. De esa manera, legitimó la entrada del capital privado en los servicios públicos, sobre todo en la salud, en la seguridad social, en la educación y en el sistema de pensiones. Esto a mi juicio fue lo que destruyó toda la socialdemocracia en Europa y es por eso que yo pienso que tiene que refundarse. Vamos a ver lo que va a pasar con el candidato presidencial socialista François Hollande en Francia. Pueda ser que la gente que está descontenta con la políticas de austeridad de Sarkozy le dé la victoria a Hollande, pero éste no tiene ningún programa alternativo que vaya más allá de las condicionalidades del Fondo Monetario Internacional y de la ortodoxia de los capitales financieros no regulados.
El neoliberalismo que produjo la crisis está intentando “resolverla”

– Si bien es evidente que el sistema capitalismo está en una grave crisis, sin embargo el hecho del retorno de gobiernos de derecha en los países europeos y la ortodoxia económica aplicada en Estados Unidos y en no pocos países de América Latina demuestran que hay un robustecimiento del neoliberalismo que sigue favoreciendo a los capitales financieros y a las trasnacionales. ¿No le ve así? – Yo pienso que la crisis del capitalismo es de otro tipo. En términos de corto plazo no hay ninguna señal de crisis, al contrario, podríamos decir, lo que es sorprendente, que el neoliberalismo que produjo la crisis, la está intentando “resolver” entre comillas. Son los mismos banqueros culpables de esta crisis económica los que buscan resolverla. Miremos el caso del portugués Antonio Borges, director del Fondo Monetario Internacional para Europa y vicepresidente de la Goldman Sachs, fue el que organizó la trampa que esta banca de inversión le tendió a Grecia. Este mismo señor está ahora dictando las recetas del Fondo a Europa. Imagínese la promiscuidad entre el capital financiero y la democracia europea que a mi juicio está en suspenso porque el primer ministro griego Lucas Papademos; Mario Monti en Italia; Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, al igual que el propio Borges, vienen de Goldman Sachs. No solo representan al capital financiero sino son de la misma firma, lo cual es algo trágico y pienso que la socialdemocracia ha contribuido por su omisión a un colapso de la Unión Europea que lo veo muy próximo si no hay realmente un acto de desobediencia que tiene que ser muy fuerte para lograr su relanzamiento.

– ¿Y eso ha dado paso a lo que usted llama “democradura” en Europa? – Sí, es eso lo que tenemos. Unas constituciones muy progresistas pero sus prácticas muy reaccionarias y oligárquicas. Constituciones como la portuguesa y la española garantizan todos los derechos pero todos los días esos derechos son eliminados, suspendidos y la Corte Constitucional no interviene, o sea hay una suspensión de democracia que la podemos llamar “democradura” o “dictablanda”. Estos procesos no tienen futuro para la democracia europea y los partidos políticos tiene que ver muy bien lo que está pasando para no caer en los mismos errores.

El neoliberalismo ha llevado a que la legalidad vaya a la par con la ilegalidad – Esta crisis del capitalismo ha dado lugar a lo que usted hacía referencia en su conferencia en la Universidad de los Andes de Bogotá a una confusión de la categorías de ilegalidad, legalidad y los sin ley en buena medida por el fenómeno de la acumulación por desposesión. ¿Cómo explicar esta situación generada por la voracidad capitalista? – Lo que hay es muy complejo porque la democracia en el siglo XX engañó al imaginario popular. Al inicio la democracia liberal no era muy democrática como sabemos porque en su origen solamente los propietarios podían votar, entonces la gran mayoría de la población no sabía que era la democracia. La democracia ganó credibilidad y captó el imaginario popular, como ahora vemos a los Indignados que piden democracia verdadera y real, debido en buena medida a que se institucionalizaron los conflictos sociales, se aceptó que hay divergencias en la sociedad entre capital y trabajo por ejemplo, y que las mismas se deben solucionar de manera pacífica cuya resolución se traduce en la ley y por eso se creó una legalidad, pues antes las clases populares solo conocían la legalidad represiva, no conocían ningún derecho. Se creó entonces un derecho facilitador, protector de los derechos sociales, económicos, auxilio al desempleo, y empezaron a ver que la legalidad era algo más amplio y beneficiosa para las clases populares, eso ha sido el gran engaño de la democracia representativa y liberal porque en las constituciones tanto de Europa y de América Latina se consagra una serie de luchas sociales como derechos, por ejemplo los derechos indígenas que antes eran desconocidos inclusive por la misma izquierda que los consideraba invisibles, lo cual cambió en los últimos veinte años precisamente debido al neoliberalismo, a la represión a los movimientos sociales y la criminalización de la protesta. Lo que ocurrió es que las transnacionales aprendieron la lección según la cual es posible presionar a los gobiernos, influenciar los congresos legislativos para producir leyes a su favor, y por eso ellas mismas produjeron una legislación que es tan legal como la otra, la que protege a las clases populares, pero ahora es una legalidad que les permite hacer cosas que antes no podían hacer. Y por eso se puede decir que lo hacen legalmente, no lo es totalmente legal porque si se observa muchas de esas leyes que se crearon para concesiones de minería y recursos naturales y todo lo referente al extractivismo, tienen una serie de condiciones que se olvidan después, como por ejemplo la protección ambiental, o las violaciones masivas a las consultas indígenas dispuestas en el Convenio 169 de la OIT. Es decir, la legalidad va a la par con la ilegalidad, esto es un gran engaño y lo vamos a ver próximamente en Río+20 en junio de 2011 con toda esta discusión sobre el capitalismo verde, la economía verde, de desarrollo sostenible que es el gran concepto de los últimos treinta años. Todo lo que vamos a observar en esta cumbre de Río no es más que el resultado de un secuestro del derecho por las transnacionales y por eso hablan del capitalismo verde. Para mí el capitalismo solo es verde en los billetes de dólar, no es verde en ningún otro sentido. De esta manera, la legalidad es poco apropiada, pero también porque aumenta la desigualdad social, se inventan amenazas de lucha social en que la seguridad en términos de seguridad militar y policial tiene una fuerza tan grande que se crean formas de estados de emergencia no declarados en muchos países, no es el caso de Colombia, porque este país ha tenido un pasado muy fuerte de estados de sitio o estados de excepción. Cuando estaba aquí realizando mis estudios los estados de excepción eran normales por eso es que Colombia no tuvo dictaduras como otros países de América Latina, eso lo analizábamos en ese entonces, pero ahora hay formas que van más allá de la legalidad, por ejemplo cuando los Estados Unidos matan a dos ciudadanos norteamericanos en Yemen a través de los drones, esto es legalidad, o ilegalidad, esto ya no tiene normas. Porque la ilegalidad exige una norma, digámoslo así, y esto es una cosa completamente nueva.

Extranjerización de tierras, nuevo colonialismo – ¿Como el caso del centro de concentración de Guantánamo? – Guantánamo es lo mismo, es una ausencia total de criterios de legalidad, es más que ilegal, es sin ley. Para entender esto hay que regresar a los siglos XVI y XVII cuando en este continente americano se produjo el exterminio de los indígenas que no era es propiamente ilegal, era sin ley. O sea, como existía la idea de que los indígenas no eran humanos, entonces los conquistadores no aplicaban los criterios de legalidad o de ilegalidad, eran cosas, esclavos. Hoy en el mundo hay rasgos en los que ya no podemos hablar de intervención política social porque a veces son tan crueles y agresivos en contra de ciertas poblaciones que por ser consideradas inferiores no se les aplican los criterios de legalidad, y por eso se presenta la arbitrariedad. Se pueden ver casos por ejemplo en África en este momento donde se viene dando con mucho énfasis la acumulación por despojo, también se da en India y en América Latina con la minería y el extractivismo. En el caso africano se presenta con mucha fuerza a través del acaparamiento y compra de tierras por parte de países como Brasil, China, Corea del Sur que están buscando tener una reserva de tierra fuera de sus respectivos Estados, este es un nuevo colonialismo que no hemos teorizado. La concesión es legal pero luego qué pasa con los campesinos desplazados de sus tierras y de un día a otro se convierten en ocupantes o invasores. ¿Esto es legalidad? Es una acumulación primitiva violenta que actúa de una manera en que no hay ninguna forma de rescate políticamente. Esto no es ilegalidad, es algo más grave, es sin ley, que ocurre dentro de Estados de derecho y de democracias, y este es otro gran reto para las izquierdas, sobre todo de raíz socialdemócrata, que creen en la institucionalidad.

– En medio de este oscuro panorama de la crisis civilizatoria originada por el capitalismo, usted que se confiesa un optimista trágico ha formulado una teoría jurídica de emancipación social así como un nuevo concepto de ciudadanía y de derechos humanos que paulatinamente no solo obtienen apoyo popular sino que se van abriendo paso. ¿Ese no es un motivo para ser moderadamente optimistas? – Sí, lo que ocurre es que el pesimismo es siempre conservador, porque yo puedo ser pesimista si tengo mi salario, tengo mi casa, mi habitación, yo puedo ser nihilista, hasta cínico, porque mi cotidianidad está garantizada. Pero qué pasa con la gente que tiene comida hoy para su familia pero no sabe si tiene para mañana; qué pasa con la gente que está viva hoy pero puede ser víctima de una violencia en la que no esté directamente involucrada; la mayor parte de la población del mundo está en condiciones en las que su supervivencia no está mínimamente garantizada; esta gente no puede ser pesimista. Esta gente tiene que salir a la calle a luchar, a encontrar formas de garantizar su sobrevivencia y la de su familia, no puede paralizarse, son activistas. El problema es que no son activistas políticos en nuestro sentido, son activistas de la vida. Entonces, lo que necesitamos es transformar ese activismo de la vida en activismo político, por eso trabajo mucho con los movimientos sociales y con gente que está en situaciones difíciles y gracias a mi actividad académica y a mi trayectoria los conozco bien por cuanto he compartido con ellos múltiples luchas. Por ello puedo decir que me anima el hecho de que estos sectores sociales no pueden ser pasivos, ellos tienen que tener esperanza. Tenemos que construir día a día la posibilidad de una nueva sociedad, y eso es lo que me da la idea de este optimismo trágico; es decir, la idea de que hay una alternativa pero también muchas dificultades. La tragedia es esa, que hay muchas dificultades que no podemos minimizarlas pero tenemos que saber que no todo está perdido, como decía la gran cantante argentina Mercedes Sosa. Cuando la gente piensa que estamos en el fin de la política, que no hay activismo, y que el neoliberalismo lo ha dominado todo, vienen los Indignados, vienen los Ocupa, la primavera árabe que derrumba a los dictadores, entonces hay siempre en la sociedad las emergencias, lo que llamo la sociología de las emergencias. El nuevo proyecto de investigación que estoy iniciando ahora busca analizar las emergencias para darlas a conocer, porque el problema es que muchas de las luchas maravillosas no son conocidas, de gente que resolvió el problema del agua, de la propiedad, de la ciudadanía, en comunidades de India, de Sudáfrica, y de otros países. La gente en el mundo sigue con esperanza buscando soluciones porque no tiene alternativa, vive una situación demasiado cruel y vergonzosa, por eso no puede cruzar los brazos. Un intelectual militante como me considero, no un teórico de vanguardia porque no lo soy ni quiero serlo, pero sí de retaguardia en el sentido de apoyar a estos movimientos, tiene que teorizar la esperanza en condiciones difíciles, por supuesto, generando un respeto por la gente. Nosotros tenemos una cultura en los partidos de izquierda según la cual la masa de la gente que no está organizada es una masa de maniobra, por lo tanto pensamos por ella y por eso vamos con consignas, con eslóganes para comandarla. No, eso no es así, hoy la gente que se moviliza es porque tiene razones que son suyas, hoy está más preparada. Eso se puede ver en países muy controversiales como Venezuela, donde la gente ha adquirido una cultura política muy interesante, que puede estar con Chávez o contra Chávez, pero está mucho más consciente de las condiciones, de lo que debería ser y lo que es, es mucho más exigente, no puede ser manipulada por ideas abstractas que no le dice nada sobre su cotidianidad. Ese es el respeto por la gente que la izquierda tiene que tener en el inmediato futuro.

Boaventura de Sousa Santos es sociólogo y profesor catedrático de la Facultad de Economía de la Universidad de Coímbra (Portugal).

No hay democracia sin protesta

Entrevista a Roberto Gargarella por Esteban Rodríguez.Roberto Gargarella es abogado y sociólogo, profesor de “Derecho Constitucional” en las universidades Torcuato Di Tella y la Nacional de Buenos Aires. Es autor de una prolífica obra, que
abarca libros como “Nos los representantes. Crítica a los fundamentos del sistema representativo” (1995); “La justicia frente al gobierno” (1996) y “Crisis de la representación política” (1997); “Teorías de la justicia después de Rawls” (1999); “Razones para el socialismo” (2002); “Derecho y grupos desaventajados” (2003) y “Nuevas ideas republicanas” (2004). Este año publico tres libros: “Los fundamentos legales de la desigualdad. El constitucio nalismo en América”; “Crítica de la Constitución: su zonas oscuras” y “El derecho a la protesta. El primer derecho” (publicado por la editorial Ad Hoc).

Lo que sigue es la conversación que mantuvimos con Gargarella con motivo de la presentación del libro “El derecho a la protesta”, a fines de septiembre en la facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNLP, en un encuentro organizado por el colectivo “De eso no se habla” que integran distintas organizaciones de DDHH y académicas de la ciudad, entre ellas el CIAJ (Colectivo de Investigación y
Acción Jurídica), PMI (Pensamiento Mínimo Indispensable), INIDES y la revista virtual derechopenalonline.

-Empecemos con una pregunta un tanto obvia, o mejor dicho, que no debería ser tan obvia, pregunta que creemos saber de memoria, pregunta que ya no cabe formularla como pregunta, pero que en las condiciones que nos toca nos vemos llevadas a formularla otra vez. ¿Qué es la democracia?
-Bueno, primero hay que decir que el de democracia no es un concepto obvio. Se trata de un concepto que merece ser enmarcado dentro de una idea más general, que es el principio de que todos somos moralmente iguales. Al respecto, tiene
sentido pensar a la democracia no como un fin en sí mismo sino como es un instrumento que sirve pa ra honrar ese ideal de que somos todos iguales
moralmente, de que todos valemos lo mismo. Este compromiso se traduce, políticamente, y ante todo, en el principio de un hombre-un voto. Económicamente, sin embargo, el mismo no ha encontrado traducción, ya que en dicha esfera la decisión de algunos pesa muchísimo más que la de otros. De modo que si la democracia quiere honrar este principio de igualdad hay que decir que
tenemos una democracia imperfecta. Imperfecta no solo desde la economía sino también desde la esfera política porque la igualdad no se agota en el voto periódico. Puede ser que el voto universal sea un excelente comienzo pero es sólo eso, un comienzo.
-¿Por qué dice usted que el rasgo constitutivo de la democracia no es el consenso sino el disenso?
-Claro, en un sistema institucional como el nuestro delegamos la toma de decisiones, delegamos el control de los recursos económicos, delegamos el uso de la violencia, el monopolio de la fuerza en el Estado, lo mínimo que podemos hacer es preservarnos el derecho de criticar a aquellos en los que hemos delegado todo. Mucho de lo más importante de nuestras vidas está en manos de otros. Por
eso es que me parece importante reclamar el derecho a la protesta como un derecho esencial. De allí que lo podamos llamar el “primer derecho”.

-¿Por qué el derecho a la protesta es el primer derecho?

-Porque es la base para la preservación de los demás derechos, si esto falta hay razones para pensar que todo lo demás puede caer. Si esto no falta, uno puede reclamar por todo lo demás. En el núcleo esencial de los derechos de la democracia está el derecho a protestar, el derecho a criticar al poder público y privado. No hay democracia sin protesta, sin posibilidad de disentir, de expresar las demandas. Sin protesta la democracia no puede subsistir.
-¿Qué es la criminalización de la protesta social?

-Es pensar la protesta a partir del derecho penal y además pensarla dando una cierta respuesta que apunta al hostigamiento, la hostilidad institucional
hacia la protesta. A mi me parece que los dos puntos son errados, primero porque la protesta merece ser pensada desde otro lado, sobre todo cuando hablamos de protestas vinculadas con derechos fundamentales sistemáticamente violados. Y
segundo, y para aquellos que quieren pensar la protesta desde el código penal, lo que ya de por sí es un error, porque el código penal también prevé much
as herramientas y la selección de herramientas que se hace también es indebida. – Otra cosa que discute en el libro es el lugar que la justicia en general tiene que asumir frente a la protesta social. ¿Por qué la misión principal de los jueces es proteger a la protesta social? – Nuestro sistema institucional, con todas las imperfecciones que tiene, fue organizado para representar a las mayorías y a las minorías. Nosotros delegamos en el poder político la posibilidad de representar a las mayorías y hemos separado al poder judicial del poder político y de la ciudadanía porque nos interesa preservar a las minorías. La primera misión del poder judicial es la de proteger a las minorías. De allí que los jueces no estén sujetos a la elección ni a la remoción populares. Por más que el humor mayoritario cambie, debe haber instituciones destinadas a garantizar los derechos de las minorías. Por eso si el poder judicial no toma partido por las minorías desaventajadas, no hay razones para pensar que los vaya a proteger algún otro grupo o sector.
¿Cuáles son las teorías que se pueden utilizar para fundamentar esta posición?
-Muchas. Creo que la defensa robusta de un derecho a la protesta puede fundamentarse tanto desde una teoría de la democracia como desde una teoría de la justicia, como vimos recién. Pero también puede fundamentarse desde una teoría de los derechos, una teoría acerca de la necesidad de preservar ciertos intereses fundamentales o una teoría acerca de la interpretación constitucional.
-Mucho se ha escrito sobre la protesta social, pero me parece que una de las novedades de tu libro a la hora de pensar la protesta, uno de los aportes, tienen que ver con que no se necesitaría salirse de las reglas de juego para discutir la criminalización. Quiero decir, las argumentaciones que puedan utilizarse para defender a la protesta no necesitan recalar en teorías inscriptas en un paradigma
crítico, en el socialismo por ejemplo, sino que bastaría con hacer hincapié en las instituciones que tenemos. Se propone, si se puede decir en estos té
rminos, desde una suerte de liberalismo radical,
una defensa republicana de la protesta social.
-Bueno, sí, sucede que hay una pobreza en las respuestas que se dan frente al problema de la criminalización, respuestas que además son contradictorias con muchas cosas que dice la Constitución. Y son tan obviamente contradictoria
s que uno no necesita montarse en un discurso de ultra izquierda, ni embanderarse con nada para discutir la respuesta de la criminalización. Basta con pensar simplemente a la Constitución como un pacto básico. Esto no quiere decir que uno no tenga su propia ideología, pero como todo lo que ocurre, todo lo que se dice es tan escandaloso –escandaloso desde un punto de vista muy modesto, común y compartido que es cómo pensamos el pacto mínimo que tenemos frente a nosotros, que es la Constitución- que para discutir la criminalización basta con apoyarse en ese pacto básico. Por supuesto, si queremos ir más allá, podemos ir mucho más allá y podemos ser muchísimo más exigentes y muchísimo más duros respecto de lo que se está haciendo y lo que están diciendo nuestros doctrinarios y jueces. Pero como están las cosas, es tan malo lo que tenemos enfrente que con lo elemental es más que
suficiente para ser críticos.
-Uno de los argumentos más escuchados, que se utilizan para criminalizar, que aportan el consentimiento social para que el gobierno decida la criminalización de la protesta es “el derecho de uno termina donde empiezan los de los demás.” ¿Qué diría al respecto?
-Sí, es una consigna ridícula, es una frase que no dice absolutamente nada. Es más, alguien que quiera defender la protesta podría decir lo mismo: “coincido, sus derechos terminan donde comienzan los míos, entonces por qué usted no respeta mis derechos sociales.” Por eso digo que es una frase que no dice nada, es una frase que se puede usar para lo que se quiera. Todo lo que importa es lo que debe venir después de pronunciarla. Sin embargo lo notable es que muchos jueces, inclusive en
las más altas instancias de la magistratura, se apoyan en ella para dar por terminada la discusión apenas la han comenzado.

-Justamente en tu libro señalas que hay cierta pereza intelectual, cierto tipo de modorra teórica en los jueces y en los fiscales a la hora de caracterizar la protesta social, pero digo ¿no habría también un
ensañamiento de clase en la discrecionalidad de estos jueces?
-La idea de pereza es una idea generosa, en realidad habría que ser más drásticos. En muchos casos lo que hay es clasismo, prejuicios, ignorancia. Y esto se nota en las decisiones que toman las más altas instancias judiciales, pienso por ejemplo en algunos de los fallos de la Cámara de Casación Penal, son fallos clasistas. Uno no quisiera usar este término, pero no creo que haya una buena alternativa al mismo. Basta leer esos fallos para darse cuenta de la ausencia de argumentos, de la falta de esfuerzo por ser claros, por ser persuasivos, para hacernos entender cómo es que piensan los derechos. Basta leer esos fallos, también, para darnos cuenta de la brutalidad con la que muchos jueces piensan la idea de democracia, la tosquedad con la que se acercan a la idea de Constitución.

Son problemas, a mi juicio, que parten entre otras razones, del pensar el derecho desde el punto de vista del derecho penal. Típicamente, cuando se piensa
la protesta social con el código penal en la mano la pregunta que uno comienza a hacerse (desde la derecha o desde el progresismo penal) es qué nivel de castigo es el nivel de castigo adecuado. Por el contrario, cuando se la piensa desde la Constitución la idea es exactamente la contraria, o sea, qué nivel de protección requieren ciertos derechos y ciertos sectores que carecen de ellos, qué derechos queremos priorizar, cómo queremos vivir juntos. Son preguntas totalmente distintas, por más que las respuestas que se dan, aún desde el derecho constitucional, puedan ser muchas veces malas respuestas. Pero, en general, si desde la Constitución se busca proteger la libertad de expresión, el derecho a protestar, la crítica de la minoría, desde el código penal por el contrario lo que se bu
sca es pensar sobre los niveles adecuados del reproche y la represión estatal.
-Sabido es que la justicia no es un terreno para resolver los conflictos sociales, sin embargo, puede la justicia transformarse en un mecanismo institucional para fomentar el diálogo entre el gobierno y estos sectores desaventajados.
-Bueno, como la interpretación de la Constitución da margen para todo, como la interpretación del código penal da margen para todo, como el poder de
los jueces es tan extraordinariamente amplio, hay márgenes de maniobra amplísimos. Hay espacio para que los jueces no razonen o que razonen brutalmente, como hay espacio para que digan algo in teresante. La justicia está en condiciones de
hacer cosas muy distintas pero no las hace, entre otras razones, por como está compuesta, no lo hace por los incentivos que tiene, no lo hace por
las tradiciones que la anteceden, por los precedentes por los que alega estar constreñida (lo que no es cierto, porque también hay precedentes para todo). O sea, la justicia tiene margen para situarse de una manera totalmente distinta, pero no lo hace. Si los jueces se preocuparan por estudiar teoría de la democracia, teoría de los derechos, teoría de la interpretación constitucional, teoría de la justicia, fácilmente llegarían a conclusiones opuestas a las que hoy llegan.
-Qué piensa de la actitud que está tomando el gobierno actualmente con los piqueteros? ¿Se puede hablar de una militarización o una tendencia a militarizar a la protesta social?
-Este gobierno no es un gobierno principista, como no lo ha sido casi ninguno. Es, como otross, oportunismo con desdén hacia los derechos fundamentales. Es preocupante, por no decir indignante, que el problema que se plantee tenga que ver con los niveles de queja que hay y no con las razones de la queja, con las formas de salir a rescatar a aquellos que tienen legítimas demandas en nombre de derechos constitucionales.

La protesta social: estado, genocidio económico y demanda de ciudadanía.
Por Esteban Rodríguez

La protesta social en la Argentina contemporánea,
en sus diferentes expresiones, se trate de un
piquete, de una toma de tierra, de la ocupación
y recuperación de fábricas
, de los escraches de
HIJOS, o las huelgas de los empleados estatales, puede ser percibida de tres maneras que no son
excluyentes.
En principio, puede ser entendida como una disputa
por el sentido que eventualmente puede llegar a
asumir el Estado en las relaciones sociales. Más allá de que tome o no tome el poder, siempre
estarán en juego el sentido que asume las relaciones sociales que componen eso que solemos llamar
Estado. Prohibir la protesta social, sea a través de la
cooptación, la criminalización o la judicialización,
sea a través de la represión (con la “saturación policia
l”), es excluir a la masa marginal de la disputa
por el “color” que puede asumir el Estado.
En segundo lugar, puede ser percibida como una denuncia del genocidio económico. En efecto, el
telón de fondo de la irrupción de la multitud es la
violencia que sistemáticamente ejerce el Estado
cuando gestiona la vida que no vale, esto es, cuando administra la muerte. De allí que la protesta
social pueda ser percibida, también, como una de
nuncia del genocidio económico llevado a cabo por
el Estado Malestar; una protesta que está para echa
r luz sobre la muerte en vida, para visualizar la
muerte que llega todos los días un poco. Porque como decía Michel Foucault, muerte no es
solamente la muerte directa sino todo aquello que estaría creando las condiciones para la muerte.
Muerte, también, es la muerte indirecta.
La muerte entonces, no es solamente
la muerte que llega con la desa
parición, el gatillo fácil, los
escuadrones de la muerte o la tortura, que sigue al orden del día en las comisarías y en las prisiones
argentinas. Muerte también, es todo aquello que está creando las condiciones para actualizar la
muerte. La falta de salud (de medicamentos, insumos o camas en los hospitales o de salitas
sanitarias o primeros auxilios, de médicos o enferm
eros), la falta de trabaj
o digno (el hambre, la
desnutrición), la falta de vivienda, de previsión soci
al (seguros de desempleos o jubilaciones dignas),
la falta de infraestructura urbana (agua potable, luz,
gas, red cloacal, desagües, etc.), la falta de
equipamiento (escuelas, espacios de recreación y es
parcimiento), todo eso es muerte porque está
creando y reproduciendo las condiciones para actualizar la muerte.
Cuando la muerte se vive en cámara lenta, va calando los huesos de a poco, la protesta social es la
manera de hacer visible lo que sucede de una manera invisible, o mejor dicho, lo que tiende a pasar
desapercibido tanto para los medios masivos de comuni
cación como para su interlocutor favorito, la
opinión pública que, entrenada por generaciones frente al televisor, sabrá tomar distancia hasta la
indolencia, o muñirse de prejuicios hasta la descalif
icación. Al fin y al cabo, la pobreza solo merece
televisarse cuando se muestra compungida, resignada; pero cuando muestra los dientes o se tapa el
rostro, cuando se mues
tra masiva, se organiza, entonces pa
sará a ser el enemigo número uno, una
clase peligrosa, y el periodismo nos invitará una vez más a prestar nuestro consentimiento para que
el Estado tome cartas sobre el asunto. Porque no habrá Estado malestar sin consenso social. El
consentimiento que la opinión pública presta diariamente ante la interpelación del periodismo
consensual que no deja de asediar con sus cobertu
ras desconstextualizadas, crea las condiciones
constitutivas para la gestión de la exclusión social y la disolución de la puesta en común.
Finalmente, en tercer lugar, la protesta social
puede ser percibida como una demanda de ciudadanía.
Esta es la opinión de Roberto Gargarella en su lib
ro “El derecho a la protesta”. Según Gargarella, la
protesta social constituye una demanda concreta de ciudadanía. Cuando la marginalización social,
esto es, la desindustrialización, la ruptura de la sociedad salarial, la desindicalización, sumada al
desmantelamiento del Estado Social, constituye un proceso de desafiliación o desenganche que se
materializa en una pérdida de derechos (que nosotros llamamos proceso de desciudadanización), la
protesta social puede ser percibida, antes que nada,
como el derecho a tener derechos, la posibilidad
5
de volverse ciudadanos otra vez.
“El derecho a protestar aparece así, en un sentido importante al
menos, como el primer derecho: el derecho a exigir la recuperación de los demás derechos.”
1
Se sabe que la democracia es el gobierno del pueblo, pero para que el pueblo pueda autogobernarse
es necesario, por un lado, el
activismo cívico, esto
es, la posibilidad de comprometerse en los
problemas que involucra en tanto ciudadano. En segundo lugar, esa ciudadanía para poder
comprometerse tiene que tener la posibilidad de expr
esarse concretamente, sea para manifestar sus
demandas, sea para controlar a las instituciones. Ah
ora bien, la pregunta que se hace Gargarella es
la siguiente: ¿cuáles son las cond
iciones institucionales que tiene el pueblo para expresarse? Está
claro que una posibilidad es a través del sufragio, las “piedras de papel”. Sin embargo, en una
sociedad con los problemas sociales y políticos que tiene no se puede acotar la democracia al
sufragio electoral. Sobredimensionar el lugar que tiene el voto en la democracia contemporánea,
implica clausurar o excluir de la discusión a
las minorías mayoritarias. En un contexto de
pauperización, de pobreza, se produciría un déficit de representación que redundaría en un
agravamiento de la actual crisis de
gobernabilidad. En ese sentido el si
stema electoral se vuelve torpe
para canalizar las demandas.
Otra manera que tiene el pueblo de expresarse es a través de los medios masivos de comunicación.
Sin embargo, en una sociedad donde los medios masivos de comunicación resultan prácticamente
inaccesibles para las grandes mayorías minorita
rias, la manera de hacer visible las demandas
sociales tampoco puede quedar circunscripta a la re
cepción por parte de los medios. Dice Gargarella:
“Aquellos que no controlan la televisión o la radio, aquellos que no tienen la capacidad económica
para expresar sus ideas a través de los periódicos o
hacer circular elaborados panfletos, puede llegar
a tener un acceso muy limitado a los funcionarios públicos.” “Es claro que quienes cuentan con
mayores recursos cuentan con mayores capacidades
expresivas y que ello influye necesariamente a
la hora de discutir cuestiones de interés común. Es claro que si la comunicación pública se organiza,
como hoy en la Argentina, a partir de la cantidad de dinero que tenemos o que somos capaces de
generar, entonces, las ideas populares, por definici
ón, van a tener problemas para circular (…)
Resulta claro que los políticos que tienen más chances de llevar sus mensajes más lejos y a más
personas son aquellos que cuentan con un mayor respaldo económico detrás, y no los que tienen
ideas potencialmente más activas.”
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Ante esas circunstancias, según Gargarella, la manera de expresar la demanda de ciudadanía, de
reclamar los derechos que formalmente alguna vez prom
etió el Estado, es a través de la constitución
de foros públicos, que a veces podrán celebrarse en determinados recintos pero otras veces dicha
reunión se realizará en la calle o en una plaza pública. De hecho, estas formas de expresión, no son
una invención de los piqueteros. Hay una larga tradición de lucha en la Argentina que ha hecho de
estos lugares una caja de resonancia para canaliz
ar las demandas. Vaya por caso los trabajadores
organizados en la FORA a principios del siglo XX pero también los trabajadores movilizados por
Perón y la CGT o las movilizaciones de los estudi
antes en la década del 70. En definitiva, según
Roberto Gargarella, la protesta social contemporáne
a, sobre todo, el corte de rutas, la ocupación de
espacios públicos, constituye la posibilidad concreta que tienen los sectores desaventajados de
expresar sus demandas. De allí que el derecho a la
protesta sea el primer derecho, es el derecho que
llama a los otros derechos, la oportunidad que tienen las mayorías minoritarias de ser tomadas como
actores sociales otra vez, de recuperar una
voz que los vuelva a ser tenidos en cuenta.
1
Roberto Gargarella
;
El derecho a la protesta. El primer derecho
, Ad Hoc, Bs. As., 2005, p. 19.
2
Roberto Gargarella
,
El derecho…,
p. 31 y 142 respectivamente.

El Salvador: el reino de arena y la princesa desairada

25 de febrero de 2013 “La princesa está triste…Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa…” Rubén Darío

El propósito principal de la última convención de Arena del 14 de febrero fue el de legitimar hacia futuro una posible alianza de la derecha con el hasta hace poco nasciturus Antonio Saca. Esta es la condición sine qua non impuesta por los donantes areneros para respaldar la débil, complicada y hasta el momento desfinanciada campaña de Norman Quijano, a la que se suma René Portillo Cuadra.

Y esto obligó a una profunda recomposición de la cúpula partidaria, abriéndole la puerta a una mayor presencia de las fracciones vinculadas a Calderón Sol principalmente, pero también a Flores y al sector vinculado al holding Poma y reduciéndole el margen de maniobra a Cristiani.

Se equivocan los que piensan que ARENA ha quedado debilitada. Al contrario, se prepara hoy de manera unificada y con una clara visión estratégica a enfrentar el desafío de evitar a toda costa un segundo gobierno del FMLN, incluso negociando con Saca. Esto explica la telenovela.

La princesa desairada

¿Quién manda en ARENA? les gritó Ana Vilma indignada al conocer que Quijano finalmente cedió por presiones de Cristiani a colocarla en el nuevo COENA como se había comprometido a hacerlo. Lo mismo le pasó a Salguero Gross, una de las principales matronas areneras, que cuestionó acremente la presencia de los tres expresidentes en la nueva CP.

Ni su mismo paisano hoy ocupando la presidencia del COENA, pudo abrirle la puerta. Ni el mismo candidato Quijano. El veto era inamovible. Ana Vilma se ha convertido en una amenaza para la dirección arenera, y esta al borde del precipicio, por lo que es y por lo que representa. Fue el choque de dos planetas.

En los partidos y las iglesias, y en la sociedad en general, se prefiere la dulzura de las fieras domesticadas a la belleza de las fieras salvajes. Y de esto puede dar testimonio fiel el teólogo Ratzinger. Pero violinistas somos y en la orquesta tocamos. Y la derecha tendrá seguramente Ana Vilma para rato.

El monarca desplazado

Cristiani logró revivir a un muerto llamado Arena y es una gran hazaña. Históricamente los partidos de gobierno al fracasar, perecen. Esa fue la historia del PRUD, del PCN, del PDC, vinculados los dos primeros a la dictadura militar y el último a la guerra de contrainsurgencia. Pero en el caso de ARENA la savia oligárquica le permitió al fénix renacer de sus cenizas.

Pero se niega Cristiani a aparecer negociando con Saca, aunque aprueba el hacerlo. Aquí es donde entra Jorge Velado para jugar ese papel. Es un delicado rol que lo puede condenar a la gloria o al cadalso. Suerte tienen Cristiani y Velado que ya no está al frente el Mayor.

El dragón de dos cabezas

La solución encontrada en Arena para resolver la crisis de representatividad no parece ser la más feliz, pero es lo decidido: construir un dragón con dos cabezas que vomite fuego contra sus adversarios políticos y que tienda una mano amistosa hacia sectores de la sociedad civil.

Velado necesitara poner a prueba sus destrezas ejecutivas y sus seguros respaldos para garantizar que su espíritu de empleado se trasforme en espíritu de jefe, y que pueda enfrentarse de manera adecuada al “príncipe de la paz” y salir triunfante de esta lid. Esto es un reto para la derecha empresarial porque a contrario sensu el cambio sería meramente formal.

El peligro radica en que una cabeza del dragón “ en campaña” vomite fuego contra la otra y terminen enredados en una pugna intestina que termine hiriéndolos y desangrándolos hasta conquistar la derrota. Ojala que así sea pero no está asegurado.

El castillo del Mayor

Hay un reacomodamiento de fuerzas al interior de ARENA, que al igual que el FMLN, es una federación de diversas agrupaciones unidas por un origen histórico común, en este caso por orientación ideológica de derecha, por un acuerdo político de posiciones programáticas y por una línea de acción táctica y estratégica.

Las principales fracciones actuales al interior de ARENA se aglutinan alrededor de los tres primeros expresidentes y de una fracción vinculada a un sector oligárquico, el holding Poma. La fracción hegemónica hasta este mes fue la de Cristiani y continúa manteniendo una fuerte presencia, desafiada hoy por la alianza entre la fracción de Calderón Sol y la del Grupo Poma. En el periodo anterior a Cristiani, la fracción del expresidente Saca era la hegemónica.

En el caso del FMLN, su origen histórico se encuentra en las cinco fuerzas político-militares de principios de los años setenta que se unificaron en octubre de 1980. El 11 de noviembre de 2004 con la elección de Milton como Coordinador General se consolida como fuerza hegemónica la alianza entre sectores del PCS y de las FPL, aglutinados en la antigua Corriente Revolucionaria Socialista, con presencia simbólica de las otras tres fuerzas fundadoras del FMLN. Y pronto vienen elecciones.

Regresando a ARENA, sus orígenes mediatos se encuentran en la respuesta combativa de sectores terratenientes y de la oligarquía agro-exportadora al intento que realiza en 1976 el presidente Molina, del PCN, por impulsar una tímida “transformación agraria.”

Es en este momento que surge FARO y otras instancias de naturaleza reaccionaria. Es en estos espacios que hacen sus primeras experiencias los que después serían los fundadores de ARENA, ya bajo la conducción combativa del Mayor Roberto DAubuisson.

Estos sectores observaron preocupados en los siguientes años el surgimiento de un poderoso movimiento de masas que crecía y se radicalizaba. Y a partir del golpe de estado del 15 de octubre encontraron un líder que supo encausar la necesidad de enfrentar a las fuerzas de la revolución: DAubuisson.

Y lo hicieron a dos niveles: mediante el apoyo a fuerzas paramilitares desde los mismos cuerpos de seguridad (escuadrones de la muerte) y a través de la construcción de frentes políticos como el Frente Amplio Nacional, y finalmente ya en septiembre 30 de 1981con la creación de ARENA.

En ARENA como fuerza política podemos identificar seis grandes periodos: el periodo inicial desde su fundación (1980) hasta la conquista del gobierno en 1989; el periodo del primer gobierno presidido por Cristiani (1989-1994), el periodo del segundo gobierno presidido por Calderón Sol (1994-1999); el periodo del tercer gobierno presidido por Francisco Flores (1999-2004); el periodo del cuarto gobierno presidido por Antonio Saca (2004-2009); y este último periodo de regreso a la oposición (1989-1913).

El núcleo inicial de ARENA estuvo formado por terratenientes y militares, sometidos a la voluntad mesiánica de DAubuisson. En 1982 el Mayor logra el control de la Asamblea Legislativa pero luego es derrotado en 1984 en su intento de conquistar la presidencia, por el democristiano José Napoleón Duarte.

Ese mismo año de 1984 surge un nuevo sector aglutinado alrededor de Alfredo Cristiani, quien proviene del partido Acción Democrática. Este sector logra que DAubuisson se aparte y permita la candidatura presidencial de Cristiani en 1988. Ceder para sobrevivir. Y Cristiani se convierte en el primer presidente arenero en 1989 al derrotar al democristiano Fidel Chàvez Mena. Aunque le imponen en la vicepresidencia al “duro” Francisco Merino.

Hay un desplazamiento del grupo fundador y logra hegemonizar el Grupo Cristiani. Esto se fortalece en 1991 con la enfermedad terminal de DAubuisson que lo lleva a la tumba al año siguiente, a los 45 años. Cristiani proyecta una nueva imagen, moderada, modernizante.

Y en su presidencia logra cinco grandes proyectos con un profundo impacto sobre el rumbo del país: el principal fue firmar la paz en 1992 con el FMLN. El segundo sanear la banca estatal y luego privatizarla, y en el proceso apoderarse del Banco Cuscatlán. El tercero cerrar el IRA para favorecer a sus compadres de los supermercados. Cuarto, hundir la agricultura para propiciar la importación de granos básicos. Y por último vacunarnos con el IVA para favorecer a la oligarquía.

Pero también enfrentó el embate de los “duros” de su partido que intentaron a finales de julio del 89 darle un golpe, debido a que rechazo al general Bustillo como Ministro de Defensa y se decantó por su amigo el coronel Ponce. Así era “mi Mayor.”

Pero ya en 1993 el entonces alcalde de San Salvador, Armando Calderón Sol, nieto de un conocido militar genocida del 32, irrumpe con fuerza y se convierte en el segundo presidente de ARENA. Cristiani le declara una guerra silenciosa desde dentro del aparato gubernamental. Pero se crea un nuevo grupo de poder, en disputa con Cristiani y con los “hombres de DAubuisson” ahora llamados maneques.

Calderón Sol impone a Juan José Domenech, el entonces dueño de La Despensa de Don Juan como presidente del COENA y es asesorado por los economistas Juan José Daboub, hoy un funcionario del Banco Mundial y Manuel Enrique Hinds, columnista de La Prensa Gráfica.

Calderón Sol junto con estos “brillantes economistas” privatizaron servicios esenciales como son la telefonía, la distribución de la energía, y los fondos de pensiones, y mediante estas medidas debilitaron profundamente al estado, en sintonía con la doctrina neo-liberal.

En 1998 Calderón Sol se adelanta y sorprende al Grupo Cristiani al proponer a Francisco Flores como candidato. Flores luego se libera del yugo calderonista y forma su propia corriente. Gana la presidencia y durante su represivo gobierno se pretendió privatizar el sistema de salud, pero la actitud beligerante de los médicos y sectores populares le privaron de esta hazaña. Pero si logró imponernos la dolarización así como un lesivo tratado de libre comercio con los Estados Unidos.

En el 2003 Antonio Saca, locutor deportivo, lanza su candidatura en ARENA y logra derrotar en primarias incluso a Calderón Sol. Y también luego derrota en los comicios presidenciales de 2004 al líder histórico de la izquierda, a Schafik Handal. Es un gobierno que inicia un proceso profundo de endeudamiento del estado, el cual disfraza mediante programas de subsidios a sectores populares.

Saca impone en 2008 como candidato presidencial de ARENA al exdirector de la PNC, Rodrigo Ávila, que enfrenta al candidato del FMLN, el periodista Mauricio Funes, y es derrotado. ARENA pierde la presidencia y esto provoca un cisma que incluso comprende la expulsión de Saca de ARENA y la llegada de Alfredo Cristiani a tomar de nuevo el timón partidario. Saca se ve forzado a crear el partido GANA.

En septiembre de 2012 Norman Quijano, alcalde reelecto de San Salvador es proclamado como candidato presidencial de ARENA para las elecciones de 2014. En febrero de 2013 se proclama al secretario general de la UTEC, René Portillo Cuadra, como su compañero de fórmula.

Los bienaventurados bancos

Un antiguo proverbio oriental enseña que si conoces quienes son los dueños de tus bancos, sabrás en que país vives. Y en El Salvador los dueños de los bancos, al menos de tres de los cinco principales son de capital colombiano.
Representan el 53 % de los activos totales del sistema financiero.

El Banco Agrícola es desde el 2006 de Bancolombia. El BAC Credomatic Centroamérica es desde 2010 del Banco de Bogatá. Y en 2012 Davivienda compró el HSBC, que antes se llamó Banco Salvadoreño.Los otros dos son de capital canadiense ( Scotiabank) y estadounidense (Citibank). Los ingleses (HSBC) vendieron y se fueron.

Y la principal línea aérea es la colombiana Avianca. Y ASESUIZA fue comprada por el Grupo Sura. Y hasta Dipsa es hoy propiedad del Grupo Carvajal. Eso significa que como movimiento popular tendremos que empezar a pensar en planificar marchas hacia Bogotá.

Y es que como resultado de la visión “nacionalista” del expresidente Flores nos impusieron el TLC con Estados Unidos y desde entonces, la oligarquía se desprendió de sus bancos como en un barco que se hunde. Y sorpresivamente no vinieron al rescate los mexicanos, ni los brasileños, sino que fueron los bondadosos colombianos.

Horizonte electoral

Parece ser que el próximo derbi electoral no será de tres, sino de cuatro contendientes. Interesante. Es una apuesta a romper con el bipartidismo predominante desde 1994. Los dos nuevos personajes que se lanzan al ruedo son el expresidente Saca y el secretario técnico de la presidencia; Alex Segovia.

En el caso de Segovia parece que va respaldado por una coalición de tres partidos: el CD, el PSD y posiblemente la TR. En el caso de Saca va también respaldado por una coalición de tres partidos: GANA, PCN y PDC. Quijano de ARENA y Sánchez Ceren del FMLN prefirieron ir solos que bien acompañados. Competirán dos fuerzas de derecha y dos de izquierda.

Al presidente Funes se le plantea la disyuntiva de respaldar a su secretario técnico Segovia, a su aliado estratégico Saca, o a su aliado táctico Sánchez Ceren o ver el partido desde las alturas del Olimpo. Pronto sabremos que decide.

Este panorama determina a esta altura de doce meses que seguramente habrá segunda vuelta porque ninguno de los contendientes podrá superar la marca de millón y fichas de votantes. Esto hará que la carrera sea más reñida y las posibilidades de alianza luego de la primera vuelta imprescindibles. Ojala que la izquierda tenga la suficiente madurez para coaligarse y poder derrotar a la derecha. Ojala que la lluvia…

Lo más adecuado sería que esta alianza entre fuerzas revolucionarias y democráticas cuajara incluso antes de las elecciones de febrero 2014, pero seguramente esto no será posible ya que la primera vuelta mostrara en números el valor electoral de cada proyecto. Dime cuantos votos tienes y te diré cuanto vales.

Es muy interesante que en el campo de la izquierda se ubican las dos opciones de disputa latinoamericana, el ALBA y Asocio para el Crecimiento. Esto se explica por la existencia en Washington de un gobierno presidido por Obama. Venezuela por un lado y Estados Unidos por el otro, en el mismo campo. Desconcertante.

La derecha no cuenta con ningún aliado internacional importante, a excepción de Israel y Taiwán. Saca cuenta con el apoyo de algunos sectores del capital internacional. El enemigo principal a derrotar es ARENA que representa los intereses de la hoy oligarquía importadora y hotelera. Y lo adecuado es una gran alianza de fuerzas democráticas y revolucionarias mayor que la del 2007-2009, para derrotar a la derecha.

Ninguno de los cuatro padece de calvicie electoral. Al contrario, todos cuentan con sendas bases de apoyo. Pero para ganar en primera vuelta se necesitaría un poco más de un millón de votos, cantidad que no respaldan los “votos seguros” de ningún partido. Así que coaligarse o perecer será la canción de moda.

La historia de las ideas políticas en El salvador

En la historia de las ideas políticas en El Salvador hay épocas, situaciones y personajes que simbolizan las diversas corrientes ideológicas que se han disputado el rumbo histórico del país. Entre estas corrientes ideológicas se encuentran el liberalismo, el conservatismo, el marxismo, la socialdemocracia, el social cristianismo, el feminismo y la teología de la liberación.

En el siglo XIX las figuras de Francisco Morazán y Gerardo Barrios encarnan el liberalismo unionista radical, anticlerical, progresista; mientras que Francisco Dueñas las posiciones ideológicas conservadoras, reaccionarias de la naciente oligarquía.

En el siglo XX Alberto Masferrer con su doctrina vitalista se enmarca ya en el pensamiento socialdemócrata, después retomado por Arturo Romero y Guillermo Manuel Ungo. Farabundo Martí y Schafik Handal simbolizan la visión marxista; Prudencia Ayala y Norma Herrera fueron precursoras de la visión feminista; José Napoleón Duarte y Julio Adolfo Rey Prendes la visión democratacristiana; los militares General Maximiliano Martínez y Mayor Roberto DAubuisson la posición nacionalista anticomunista; y los sacerdotes Rutilio Grande y Monseñor Romero las ideas de la teología de la liberación.-

¿A qué viene la banca colombiana?

Gabriela Mayorga López. El buen precio y una necesidad apasionada de los grupos financieros colombianos de crecer, los hizo aterrizar en Centroamérica, una región que, por donde se mire, les es cercana y prometedora.

La morosidad que heredó el sistema financiero regional tras la crisis del 2008 abarató los activos financieros para las billeteras colombianas y esa fue una de las razones que atrajo al banco colombiano Davivienda y, anteriormente, al Banco de Bogotá y a Bancolombia.

Davivienda anunció el pasado 24 de enero la compra de la operación de HSBC en Honduras, El Salvador y Costa Rica, por la cual pagó 1,4 veces el valor en libros, un precio bajo si se compara con el costo de una adquisición de un banco en el mercado colombiano, según Juan Camilo Domínguez estratega de la firma de banca de inversión de ese país, Corredores Asociados.

En esa nación, que vive desde hace dos décadas un extendido proceso de fusiones y adquisiciones bancarias, se ha llegado a pagar hasta más de tres veces el valor en libros por una entidad.

Adicionado al buen precio, Centroamérica ofrece una oportunidad de negocio creciente para la industria financiera colombiana debido a la todavía limitada profundidad del mercado en la región –cantidad de productos financieros por persona–, además de una cultura muy similar.

Esta región es un plato apetitoso para una boca hambrienta como la del Grupo Bolívar, propietario de Davivienda, que genera ganancias por más de $5.000 millones anuales (unos ¢2,5 billones), cifra que es siete veces mayor que las ganancias anuales consolidadas de los 17 grupos financieros que operan en Costa Rica.

Grupo Bolívar era el único grande colombiano al que le faltaba extender su negocio bancario a la región.

Ya el Grupo Aval, el más grande de Colombia, con ganancias anuales por los $9.000 millones, había adquirido en julio del 2010 la operación de BAC Credomatic a través del Banco de Bogotá.

Bancolombia, con ganancias de $7.600 millones anuales, adquirió en el 2006 el Banco Agrícola de El Salvador.

Se trata entonces de los tres bancos más grandes de Colombia, los cuales figuran entre los de mayor tamaño por activos también en América Latina, solo por debajo de entidades bancarias de Brasil, México y Chile.

Todos tienen un enorme músculo financiero, pues solo los activos de Davivienda ($19.000 millones) representan cerca del 50% de toda la banca costarricense. Es un tamaño que les exige crecer.

Sin embargo, en Colombia expandirse más sería caro.

Desde 1999 se inició un proceso de fusiones y adquisiciones que ya ha reducido en un 50% el número de bancos. Quedan 23 y solo en el 2011 se registraron dos compras con precios que superaron el de tres veces su valor.

Ese fue el caso de Corpbanca y Scotiabank, que adquirieron por 3,07 y 3,57 veces el valor en libros a Santander y Colpartria, respectivamente, el año pasado.

A buen precio

La reciente compra de la operación de HSBC en el Istmo tuvo un costo de $801 millones, menos de la mitad de lo que pagó HSBC en el 2006 por llegar a operar en la región, incluyendo Panamá ($1.770 millones).

1,4

Veces del valor en libros en el que Davivienda compró la operación de HSBC en la región.

2,1

Veces del valor en libros que pagó grupo Aval por la operación de BAC Credomatic en la región.

3,5

Veces del valor en libros que pagó Scotiabank por el banco Colpatria de Colombia en el 2011.

El bajo precio pagado pudo estar relacionado a la morosidad de la cartera vencida en relación con la total, que en mayo del 2010 rondaba el 6% en El Salvador y el 5,4% en Honduras. Un año después, aun los niveles no lograban ser inferiores al 3%, considerado normal.

En Costa Rica, la morosidad no fue elevada pero el banco no logro crecer. HSBC registraba en junio del 2007 utilidades por ¢1.970 millones y en junio del 2011 ese dato se había reducido un 63%, en términos reales.

HSBC no despegó nunca”, dijo William Hayden, exgerente del Banco Nacional.

Él considera que, pese al buen precio logrado en la compra, ahora Davivienda tendrá que realizar esfuerzos realmente extraordinarios para lograr hacer crecer una operación que no superó nunca el 5% del mercado local.

Sin embargo, el apetito colombiano de expansión no se aplacará, pues consideran que el negocio financiero en la región tiene perspectivas de crecer aun por encima del PIB promedio de la región (4,3%), debido a que en el Ist- mo hay poca profundidad de mercado.

Al respecto, el presidente de Davivienda, Efraín Forero, afirma que avanzarán sin prisa sobre un plan de largo plazo.

Competencia

La estrategia de crecimiento de Davivienda en la región incluirá seguros, banca de empresa, hipotecas y crédito de consumo, principalmente, tarjetas de crédito. En estos dos campos donde son líderes en Colombia.

Actualmente, HSBC tiene el 6% del mercado hipotecario en Costa Rica y poco menos del 4% en el de consumo, algo que Forero asegura que aprovecharán.

En El Salvador, la operación de HSBC es más de banca empresa, un área que representa hoy el campo crecimiento de Davivienda en Colombia.

Sin embargo, este banco no se quedará solo en la región. El siguiente paso del Grupo Bolívar es llegar a Wall Street, algo que planea hacer a finales del 2012, según Forero.

Grupo Aval ya lo había hecho en marzo anterior, cuando se inscribió en el mercado estadounidense como ADR (American Depositary Receipts), y Bancolombia ha estado en ese mercado desde hace 17 años.

Entre tanto, la llegada de Davivienda tiene que poner a pensar a su competencia.

Para el banquero y exgerente de Bansol y del Banco de Costa Rica, Carlos Fernández, se trata de una entidad con una muy fuerte diversificación de productos y capacidad de llegar a todos los sectores del país con puntos de venta y tecnología.

Es un competidor que obligará a los bancos locales a repensar sus estrategias, especialmente a los más grandes, porque son ellos los que tendrán que defender su cuota de mercado.

El Banco Nacional, el de Costa Rica y el Banco Popular tienen el 60% del mercado en casi todas las líneas (activos, crédito, depósitos y utilidades), una posición que podría cambiar ante la llegada de nuevos protagonistas que, a juicio de Fernández, saben hacer banca y saben tropicalizar productos.

Hacerlo no será difícil porque la cercanía cultural y los niveles de bancarización, muy similares a los de Colombia (en Costa Rica del 40%), supone un nivel de alfabetización financiera que invita a la industria bancaria a dar el paso siguiente, es decir, la profundización del mercado bancario.

El Salvador: 2013 la larga espera electoral

19 de febrero de 2013. Estamos a un año de las próximas elecciones presidenciales. Y los truenos y los vientos de esta tormenta política empiezan a impactar. Cada fuerza social y política prepara, ordena sus escudos y espadas y a la vez afila sus pedernales y obsidianas. El movimiento popular realiza algunas acciones y se va configurando una nueva arquitectura legal.

Presenciamos un reacomodamiento histórico, las placas sociales se están moviendo. Y eso explica los diversos sismos y sus réplicas. Lo mismo sucedió a partir de marzo de 1980 con la reforma agraria, en 1948 con la llegada de Osorio, en 1932 luego de la insurrección. Se esta configurando una nueva correlación de fuerzas sociales. La sociedad avanza.

En este marco, como movimiento popular hay que esmerarse en buscar la chispa que encienda los sueños nuevamente. La chispa de la que hablaba Mao. A continuación exploramos brevemente algunos preparativos de esta larga espera de esta larga marcha.

La saga del Movimiento Popular

Enero de 2013 estuvo rodeado de varias movilizaciones sociales, de distinta naturaleza. La primera protesta del año arrancó con la paralización del transporte público y estuvo encabezada por empresarios y trabajadores de este vital sector, que exigen se les cancele la deuda pendiente por el subsidio gubernamental y se les permita aumentar el precio del pasaje para resarcir perdidas. Fue un paro al transporte que afectó fuertemente a los sectores populares ya que les hizo llegar tarde a sus lugares de trabajo. En febrero la marea de la protesta popular ha bajado.

La segunda protesta fue encabezada por veteranos del conflicto armado, procedentes de las fuerzas armadas, quienes exigieron por medio de altamente organizadas movilizaciones que paralizaron la capital, se les entregue un bono, como pago a los servicios que realizaron para el estado salvadoreño durante el conflicto armado. Posteriormente un sector de lisiados de guerra se sumó a estos esfuerzos, aumentando así los niveles de demandas y conflictividad.

Y también, fueron desalojados violentamente por policías municipales de San Salvador, un grupo de vendedores informales que se habían reinstalado en la céntrica Plaza Hula-Hula, de donde originalmente habían sido desplazados. Estos vendedores exigen una alternativa viable para ganarse la vida y que se les permita quedarse en ese lugar hasta que se construya el mercado prometido por el Alcalde Quijano. Es la disputa de territorio entre opresores y oprimidos.

Frente a este desalojo, los vendedores organizaron una combativa protesta y ante la firmeza de las y los vendedores, el Alcalde Quijano se vio obligado a ceder y a permitir que se instalaran en sus antiguos puestos hasta que se construya en el lugar un mercado municipal. Fue una importante victoria popular. La primera del año.

Por su parte, docentes aglutinados en Bases Magisteriales protestaron el 21 de enero, durante los actos oficiales de inicio del año lectivo 2013, realizados en el municipio de Zaragoza, exigiendo al Ministro de Educación, un retiro voluntario digno para los docentes así como acreditación profesional por cursos realizados.

Asimismo el 31 de enero empleados de la Procuraduría General de la República suspendieron labores y se apostaron en la calle para exigir que se les depositara un bono de 500 dólares, que fue ofrecido para este mes por la recién reelecta Procuradora Sonia Cortez de Madrid. A mediodía sostuvieron una reunión en el Ministerio de Hacienda en la que se les aseguro que el deposito ya había sido realizado, por lo que suspendieron la medida de fuerza.

También se han realizado actos religiosos y movilizaciones populares a favor de la salud del presidente venezolano Hugo Chávez, hospitalizado en Cuba. Y los empleados municipales despedidos el año pasado en Soyapango y Mejicanos han continuado exigiendo ante diversas instancias su reinstalación.

Una nueva arquitectura legal

A partir de la llegada al gobierno del presidente Funes en junio de 2009 se va configurando una nueva arquitectura legal que moderniza el sistema jurídico y a la vez crea condiciones para la contraloría social. Es un nuevo andamiaje jurídico avanzado, progresista.

Entre la nueva legislación sobresale por su relevancia la siguiente: Protección Integral de la Niñez y Adolescencia ( vigente desde enero de 2012)Igualdad, Equidad y Erradicación de la Discriminación contra las Mujeres (vigente desde abril de 2011) Especial Integral para Una Vida Libre de Violencia contra las Mujeres ( vigente desde enero de 2012) Ética Gubernamental, Medicamentos, Consumidor, Semillas, Usura y Acceso a la Información Pública, y por ultimo la reciente Ley de Partidos Políticos.

Una economía emboscada por la oligarquía

El panorama económico es sombrío. Los diversos indicadores señalan una situación de gravedad resultado tanto de la crisis internacional como las consecuencias del modelo neoliberal implementado desde 1989 y que no ha sido deshabilitado, por lo que continua golpeando a los sectores populares. En especial impacta el alto nivel de desempleo.

La lucha por el socialismo 1913-2013

Hace cien años el brillante intelectual marxista vicentino Sarbelio Navarrete escribió El Estado Centroamericano y aplicó las categorías del materialismo histórico al análisis de nuestra realidad. Unos años después, en 1919, y con influencia anarquista estallaba la primera huelga en el gremio de los sastres.

Todavía no cuajaba entonces la unión entre el pensamiento marxista y el movimiento obrero. Este matrimonio sucedió ya al interior de la Federación Regional de Trabajadores Salvadoreños a finales de los años veinte del siglo pasado. Y se consolidó con el nacimiento del Partido Comunista en marzo de 1930. Desde entonces venimos luchando por un nuevo sistema social, por el socialismo. Esa es nuestra herencia revolucionaria.

Y esta experiencia histórica, la lucha por el socialismo, estuvo vinculada desde 1932 a la lucha por la democracia. La larga lucha contra la dictadura militar permitió aglutinar a un amplio conjunto de fuerzas democráticas y justificar finalmente la vía armada para la toma del poder.

Y por un largo periodo la dictadura militar fue el obstáculo principal a nuestro progreso social. Para remover ese obstáculo se tuvo incluso que librar una larga guerra popular que concluyó en 1992 con una profunda reforma política.

Esta reforma política permitió que el enfrentamiento de clase se librara en el terreno electoral. La derecha política logró imponerse hasta el 2009 y establece una economía dolarizada. La izquierda política junto con sectores democráticos derrota a la derecha en 2009 y ha gobernado desde entonces. El país ha avanzado por la vía de las reformas sociales.

La antigua clase dominante se ha debilitado en lo económico aunque se ha fortalecido en lo ideológico. La derecha ha logrado cautivar las mentes y detener las luchas de amplios sectores populares. Determinar lo que piensan y como actúan. Y el país se encuentra ante la perspectiva electoral de una restauración oligárquica, de la profundización del proceso de cambios sociales o de la continuidad del proceso desde una óptica burguesa.

Todo esto en un marco de una profunda crisis mundial del sistema capitalista y de disputa en nuestra continente entre los gobiernos del Alba ( Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua) y los gobiernos de la Alianza del Pacífico (México, Colombia, Perú y Chile) y sus respectivas influencias, que en nuestro caso es más hacia nuestro océano. Estas son las fronteras de la lucha actual por la democracia y el socialismo.

A diferencia de 1932 y de 1980, en la actualidad no existen las condiciones subjetivas ( organización, conciencia, movilización, unidad, alianzas) que nos permitan trazarnos como punto de agenda inmediata la lucha por el socialismo. Esta es una realidad. Aunque las condiciones objetivas (crisis económica y crisis política) estén presentes. No estamos en una situación revolucionaria.

La gente no esta pensando en revolución pero si esta dispuesta a apoyar las reformas dentro del sistema. Y este es un punto de partida crucial. La actual lucha contra la dictadura del capital es diferente a la lucha contra la dictadura militar. No tenemos la fuerza, el entusiasmo, la organización, las alianzas.

El desenlace dependerá de la correlación de fuerzas que podamos construir. La profundización de este proceso democrático es por lo tanto la visión y agenda táctica, el objetivo inmediato que dinamiza las condiciones para avanzar, mientras que la lucha por el socialismo es la visión y agenda estratégica.

El desafío estratégico que tenemos es el de hacer que estos amplios sectores populares pasen de una visión de reformas a una visión de revolución, de cambio estructural, de ruptura con el modelo capitalista. Y para esto necesitan realizar su propia experiencia política.

Y lo que nos corresponde es el de facilitarle los instrumentos organizativos para que desde sus comunidades y centros de trabajo impulsen las luchas que les permitirán acumular experiencia y crecer políticamente. Y que descubran en su práctica que solo un cambio de sistema les permitirá avanzar.

La debilidad del movimiento popular constituye el principal obstáculo a largo plazo para la lucha por el socialismo. Y además es un obstáculo a corto plazo para poder incidir en la Administración Funes y empujarla hacia posiciones progresistas y evitar que termine o continúe como el socio “estratégico” de los Estados Unidos. Asimismo es un obstáculo para evitar que el FMLN y otras fuerzas políticas de izquierda sean arrastradas hacia posiciones de derecha.

El mapa de la Administración Funes

Al interior de la Administración Funes, durante su gestión han coexistido en una compleja alianza política, diversas fracciones con sus respectivos intereses, que coinciden en el objetivo y además necesidad histórica de desplazar a la antigua oligarquía de los diversos corredores del poder.

La génesis de esta situación esta en las alianzas y compromisos forjados al calor de la campaña 2007-2009. Fácilmente se detectan cuatro agrupamientos que compiten por imponer sus visiones e intereses como los hegemónicos, y pueden existir otros.

Existe la fracción proestadounidense, que tiene como su centro básico la secretaría técnica de la presidencia. Su apuesta estratégica es fortalecer la alianza con Estados Unidos a través de entre otras cosas, el proyecto Asocio para el Crecimiento así como lograr la aprobación del segundo compacto del Fomilenio orientado hacia la zona costera.

Ya realizaron el primero en la franja norte. Se oponen al ALBA así como coquetean con la Unión Europea. Están en búsqueda casi desesperada de un instrumento político propio para canalizar sus intereses. En caso de no encontrarlo se decantaran por el proyecto Saca.

Existe la fracción pro-FMLN, que tiene como centro básico la secretaría de asuntos estratégicos y los ministerios del gabinete social. Su apuesta fundamental es la de acercar al gobierno Funes al proyecto de integración latinoamericana conocido como ALBA, así como consolidar la candidatura presidencial del FMLN por medio de los programas de asistencia social.

Existe la fracción pro-brasileña, que tiene como centro básico la secretaría de inclusión social y algunos ministerios, como el de Gobernación y Agricultura. Su apuesta estratégica es la de afianzar una relación política y económica con la potencia sureña, lo que parece va avanzando ya en las áreas de transporte y energía.

Comparte con la fracción proestadounidense la construcción y vínculos del diversificado movimiento social conocido como Unidad Nacional por la Defensa y Profundización de los Cambios. Su origen histórico esta en el ERP y sectores de los llamados renovadores procedentes de las FPL. Su proyecto político actualmente se bifurca en el relanzamiento del PSD y el fortalecimiento del CD. Pero no sería extraño que ambas agrupaciones políticas y este movimiento social decidan unificar fuerzas alrededor de un proyecto electoral único hacia el 2014.

Y también existe la fracción proburguesa, de sectores empresariales no oligárquicos, algunos vinculados al capital local árabe, otros a los antiguos Amigos de Mauricio. Su centro básico es el gabinete económico, en particular el Ministerio de Hacienda.

El presidente Funes administra las diferencia y promueve los consensos entre estas cuatro fracciones principales y a la vez define el rumbo político de su Administración en consulta con otros sectores, incluyendo al sector vinculado al Grupo Empresarial Saca, a la Embajada de Estados Unidos, al poderoso Consejo para el Crecimiento e incluso a la dirección del FMLN.

También cada una de estas fracciones tiene presencia a diversos niveles en los diferentes ministerios y autónomas. Es en estos espacios donde marcan su territorio, coexisten, se enfrentan, se complementan, se echan zancadillas y para variar, consolidan sus posiciones.

La ANEP en pie de guerra

La ANEP como expresión de la oligarquía, pudo aceptar a regañadientes que en 1992 se firmaran los Acuerdos de Paz y que se le otorgara al FMLN guerrillero el derecho a convertirse en partido político; pudo aceptar en 1994 que se tuviera presencia legislativa, pudo aceptar que en 1997 se ganara la alcaldía de San Salvador, e incluso con lagrimas en los ojos pudo aceptar que en el 2009 se ganara la presidencia, también pudo aceptar que se establecieran relaciones con Cuba Socialista.

Al final todo esto se trataba de administrar la hacienda. El mandador con camisa roja. Y hasta periodista. Pero lo que no aceptara jamás es que le disputen sus negocios. Que le disputen la propiedad de la hacienda. El sistema de la hacienda. Esto es ya otro terreno. Es inadmisible. Y como dice el refrán sabiamente: jueguen con el santo, pero no con la limosna.

Y esto significa guerra. Y las cosas hay que hablarlas claras. Significa la ruptura de los códigos del poder. Significa entrar a la cueva y tocarle los huevos al tigre oligárquico mientras el tigre imperial únicamente observa preocupado. Significa desafiar a los dioses del café y de los hoteles. Es una provocación. Y habrá respuesta. De ambos lados. Cest la vie.

Conclusiones

Al final de la jornada parece ser que las tres principales expresiones de la izquierda salvadoreña –dos de ellas participando en el gobierno- han optado finalmente por el camino de Joaquín, incluso para sorpresa del mismo personaje exilado en Oxford, que claramente no es el camino de Farabundo. Nunca lo fue.

Y es que las ideas tienen una fuerza tremenda. A nivel mundial presenciamos como las antiguamente derrotadas ideas del anarquismo irrumpen con fuerza en los combates populares contra la globalización neoliberal. E incluso resucitan en nuestro país con sus poéticos atuendos oscuros, luego de ser aniquiladas en 1932. No estaban muertas, solo hibernaban, esperando el momento oportuno para emerger ante la mirada confundida de las hoy menguadas corrientes leninistas, trotskistas y maoístas.

Hace veinte años, luego de la firma de la paz, la polémica al interior del FMLN sobre el rumbo estratégico desembocó en la derrota de las tesis reformistas socialdemócratas y la posterior expulsión de sus defensores. Habían triunfado las ideas de la revolución popular rumbo al socialismo.

Hoy esas mismas tesis condenadas antes como heréticas, adquieren derecho de ciudadanía y se convierten en la plataforma política principal. La idea básica es constituirse en una fuerza económica influyente con su respectiva expresión política, al mejor estilo socialdemócrata europeo o latinoamericano.

Y es por esto que resultan comprensibles las declaraciones de considerar al gobierno de Obama como “aliado estratégico” así como diversas y reiteradas actuaciones en apoyo de planteamientos de GANA. Ojala no vayamos a escuchar próximamente que también la ANEP es elevada al rango de “socio estratégico.”

En este entretenido carnaval ideológico, en el cual la rumba reformista es la pieza favorecida, lo más adecuado para el movimiento popular es fortalecer sus pilares doctrinarios basados en que solo mediante la lucha se avanza y que es la organización, la conciencia y la movilización popular la única garantía de la victoria. No hay de otra.-

Hoy, en América Latina, Marx ¿sería extractivista?

ALAI AMLATINA, 07/02/2013.- En América Latina siguen avanzando las estrategias enfocadas en minería, hidrocarburos y monocultivos, a pesar que esto significa repetir el papel de proveedores de materias primas y de las resistencias ciudadanas. Este modo de ser extractivista se expresa tanto en gobiernos conservadores como progresistas. Pero como entre estos últimos se esperaba otro tipo de desarrollo, esa insistencia se ha convertido en un nudo político de enorme complejidad.

Para sostener el empuje extractivista se está apelando a nuevas justificaciones políticas. Una de las más llamativas es invocar a los viejos pensadores del socialismo, para sostener que no se opondrían al extractivismo del siglo XXI, y además, lo promoverían.

Seguramente el ejemplo más destacado ha sido el presidente ecuatoriano Rafael Correa, quien para defender al extractivismo lanzó dos preguntas desafiantes: “¿Dónde está en el Manifiesto Comunista el no a la minería? ¿Qué teoría socialista dijo no a la minería?” (entrevista de mayo de 2012).

Correa redobla su apuesta, ya que además de citar a Marx y Engels, le suma un agregado propio que no puede pasar desapercibido: “tradicionalmente los países socialistas fueron mineros”. El mensaje que se despliega es que la base teórica del socialismo es funcional al extractivismo, y que en la práctica, los países del socialismo real lo aplicaron con éxito. Si su postura fuese correcta, hoy en día, y en América Latina, Marx y Engels deberían estar alentando las explotaciones mineras, petroleras o los monocultivos de exportación.

Soñando con un Marx extractivista

Comencemos por sopesar hasta dónde puede llegar la validez de la pregunta de Correa. Es que no puede esperarse que el Manifiesto Comunista, escrito a mediados del siglo XIX, contenga todas las respuestas para todos los problemas del siglo XXI.

Como señalan dos de los más reconocidos marxistas del siglo XX, Leo Huberman y Paul Sweezy, tanto Marx como Engels, aún en vida, consideraban que los principios del Manifiesto seguían siendo correctos, pero que el texto había envejecido. “En particular, reconocieron implícitamente que a medida que el capitalismo se extendiera e introdujera nuevos países y regiones en la corriente de la historia moderna, surgirían necesariamente problemas y formas de desarrollo no consideradas por el Manifiesto”, agregan Hunerman y Sweezy. Sin duda esa es la situación de las naciones latinoamericanas, de donde sería indispensable contextualizar tanto las preguntas como las respuestas.

Seguidamente es necesario verificar si realmente todos los países socialistas fueron mineros. Eso no es del todo cierto, y en aquellos sitios donde la minería escaló en importancia, ahora sabemos que el balance ambiental, social y económico, fue muy negativo. Uno de los ejemplos más impactante ocurrió en zonas mineras y siderúrgicas de la Polonia bajo la sombra soviética. Hoy se viven situaciones igualmente terribles con la minería en China.

No puede olvidarse que muchos de esos emprendimientos, dado su altísimo costo social y ambiental, sólo se vuelven viables cuando no existen controles ambientales adecuados o se silencian autoritariamente las demandas ciudadanas. Tampoco puede pasar desapercibido que aquel extractivismo, al estilo soviético, fue incapaz de generar el salto económico y productivo que esos mismos planes predecían.

Actualmente, desde el progresismo se defiende el extractivismo aspirando aprovechar al máximo sus réditos económicos para así financiar, por un lado distintos planes sociales, y por el otro, cambios en la base productiva para crear otra economía.

El problema es que, de esta manera, se genera una dependencia entre el extractivismo y los planes sociales. Sin los impuestos a las exportaciones de materias primas se reducirían las posibilidades para financiar, por ejemplo, las ayudas monetarias mensuales a los sectores más pobres. Esto hace que el propio Estado se vuelva extractivista, convirtiéndose en socio de los más variados proyectos, cortejando inversores de todo tipo, y brindando diversas facilidades. Sin dudas que existen cambios bajo el progresismo, pero el problema es que se repiten los impactos sociales y ambientales y se refuerza el papel de las economías nacionales como proveedores subordinados de materias primas.

La pretensión de salir de esa dependencia por medio de más extractivismo no tiene posibilidades de concretarse. Se genera una situación donde la transición prometida se vuelve imposible, por las consecuencias del extractivismo en varios planos, desde las económicas a las políticas (como el desplazamiento de la industria local o la sobrevaloración de las monedas nacionales, tendencia a combatir la resistencia ciudadana). El uso de instrumentos de redistribuciones económicas tiene alcances limitados, como demuestra la repetición de movilizaciones sociales. Pero además es costoso, y vuelve a los gobiernos todavía más necesitados de nuevos proyectos extractivistas.

Es justamente todas esas relaciones perversas la que debería ser analizada mirando a Marx. El mensaje de Correa, si bien es desafiante, muestra que más allá de las citas, en realidad, no toma aquellos principios de Marx que todavía siguen vigentes para el siglo XXI.

Escuchando la advertencia de Marx

Marx no rechazó la minería. La mayor parte de los movimientos sociales tampoco la rechazan, y si se escuchara con atención sus reclamos se encontrará que están enfocados en un tipo particular de emprendimientos: a gran escala, con remoción de enormes volúmenes, a cielo abierto e intensiva. En otras palabras, no debe confundirse minería con extractivismo.

Marx no rechazó la minería, pero tenía muy claro donde debían operar los cambios. Desde esa perspectiva surgen las respuestas para la pregunta de Correa: Marx distinguía al “socialismo vulgar” de un socialismo sustantivo, y esa diferenciación debe ser considerada con toda atención en la actualidad.

En su “Crítica al programa de Gotha”, Marx recuerda que la distribución de los medios de consumo es, en realidad, una consecuencia de los modos de producción. Intervenir en el consumo no implica transformar los modos de producción, pero es a este último nivel donde deberán ocurrir las verdaderas transformaciones. Agrega Marx: “el socialismo vulgar (…) ha aprendido de los economistas burgueses a considerar y tratar la distribución como algo independiente del modo de producción, y, por tanto, a exponer el socialismo como una doctrina que gira principalmente en torno a la distribución”.

Aquí está la respuesta a la pregunta de Correa: Marx, en la América Latina de hoy, no sería extractivista, porque con ello abandonaría la meta de transformar los modos de producción, volviéndose un economista burgués. Al contrario, estaría promoviendo alternativas a la producción, y eso significa, en nuestro contexto presente, transitar hacia el post-extractivismo.

Seguramente la mirada de Marx no es suficiente para organizar esa salida del extractivismo, ya que era un hombre inmerso en las ideas del progreso propio de la modernidad, pero permite identificar el sentido que deberán tener las alternativas. En efecto, queda en claro que los ajustes instrumentales o mejoras redistributivas, pueden representar avances, pero sigue siendo imperioso trascender la dependencia del extractivismo como elemento clave de los actuales modos de producción. Esta cuestión es tan clara que el propio Marx concluye “Una vez que está dilucidada, desde ya mucho tiempo, la verdadera relación de las cosas, ¿por qué volver a marchar hacia atrás? Entonces, ¿por qué se sigue insistiendo con el extractivismo?

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Huberman, L. y P. Sweezy. 1964. El Manifiesto Comunista: 116 años después. MonthlyReview 14 (2): 42-63.

Marx, K. 1977. Crítica del Programa de Gotha. Editorial Progreso, Moscú.

– Eduardo Gudynas es investigador en CLAES (Centro Latino Americano de Ecología Social).

El declive del Movimiento Social y sus perspectivas en El Salvador

20 Febrero 2011 Segunda Parte de la entrevista con Julio Flores, ex dirigente del BPR y del FDR, en la que analiza las causas del declive del Movimiento Social

SAN SALVADOR – El impresionante Movimiento Social salvadoreño, gestado en la década de 1970, declinó al comenzar la guerra civil, que inició en 1980. Julio Flores, uno de los líderes de aquella gesta, quien sobrevivió a la represión oficial y a intentos también de la izquierda por cobrarle las facturas disidentes, hoy analiza, sin pasión, aquellos días.

Atribulados acontecimientos. Rupturas, asesinatos y suicidios en el seno de la izquierda. Flores vivió aquel proceso que tuvo, por un lado, la represión más inaudita de la derecha, y por el otro, una izquierda que militarizó casi todas sus estructuras e impidió el diálogo y quedó blindada a la autocrítica.

Faltará más debate, más testimonio y más análisis de todas estas realidades.

ContraPunto, no obstante, se convierte en vehículo para la difusión de la historia y de los acontecimientos que llevaron a El Salvador a estar ante la mirada dramática del mundo.

¿Qué fue lo que provocó el declive de la efervescencia social, la estrategia represiva o el cambio de estrategia dentro de la izquierda de pasar su poder a la guerrilla?

Hay mucho que hablar del Movimiento Social; se vive un momento de flujo a lo largo de la década del 70; ese flujo tiene su mayor expresión con la gran Marcha de la Unidad, el 22 de enero de 1980 y la otra gran expresión se da en el entierro de Monseñor Romero, en marzo de 1980.

Ambas movilizaciones tienen una característica: las dos no se terminan de realizar por la intervención represiva. La Marcha de la Unidad no termina y el entierro de Monseñor fue destartalado con una acción represiva, al grado que Monseñor Romero termina enterrando en la cripta de Catedral porque no fue posible llevarlo al Cementerio de los Ilustres, como era plan inicial.

En el mundo recorren todas aquellas imágenes…

Después de la muerte de Monseñor y su entierro hubo tres paros laborales significativos, grandes, bajo la conducción del Frente Democrático Revolucionario (FDR): el primero en mayo, muy efectivo; paralizamos por un lapso de 4 días prácticamente toda la economía nacional. Con esos paros íbamos experimentando la acción de huelga, los paros estaban acompañados por facetas pre-insurreccionales e insurreccionales. El segundo paro fue en junio, pero la capacidad del movimiento comienza a disminuir y el tercer paro, la capacidad del movimiento quedaba muy cuestionada.

La siguiente fecha significativa es para el entierro de los dirigentes del Frente Democrático Revolucionario (FDR), que a pesar de que el hecho represivo era de mucha significación, el pueblo ya no alcanzó a reaccionar. El entierro no se logra ejecutar al grado que los compañeros fueron enterrados dentro de la iglesia donde se les veló. El movimiento ya no reaccionó.

La represión había impactado…

Para describir lo que causó aquella situación podemos decir lo siguiente: la represión era espantosa, la cantidad de muertos asciende a los 27.000 en el 80; alrededor de 23.000 ó 25.000 en el 81 y alrededor de 17.000 en el 82… si contamos sólo los muertos de esos tres años nos da una cifra muy grande. Es decir, la represión tiene que ver con el descenso del Movimiento Social.

¿Cómo se veía esto en lo interno del movimiento?

A mi juicio hay una situación más interna que lo explica también: el movimiento de izquierda llega a los años 80 con un desbalance profundo entre lo militar y el desarrollo político. El querer saldar esa diferencia repentinamente provocó no sé si en todas las organizaciones, pero en el caso de las FPL, un reclutamiento masivo de los cuadros que dirigían el movimiento social y el traslado de estos a las estructuras militares, bajo una metodología de sensación. Es decir, la asamblea universitaria y el enlistamiento masivo; la reunión de la comunidad eclesial de base, la reunión en la fábrica, en el instituto, en la comunidad y el enlistamiento masivo en todos lados.

Pasaban a engrosar las filas guerrilleras…

Los compañeros pasaban en centenares a la supuesta estructura militar. Pero allá, en la estructura militar, los recibía un dirigente guerrillero que por años había dirigido una escuadra de cinco, de seis combatientes, de siete si acaso; quizás un jefe militar que había conducido una operación militar en la que sólo habían participado unas 12 personas, pero de repente, tenía 100 ó 200 combatientes, con capacidad armada limitada.

¿Dónde se entrenaban?

El primer entrenamiento se empezó a dar en los jardines de la Universidad, en los atrios de la iglesia, en barrancos de la capital… Sin armas verdaderas, se usaban escobas, trapeadores o con cualquier cosa.

De inmediato hubo un desencanto, la gente se le desencuadró del movimiento social, a la gente se le puso en evidencia pública con el enlistamiento masivo, se le sacó de la estructura productiva (dejaron sus trabajos o escuelas) y la gente quedó en desbandada.

¿Hubo en ese entonces alguna posición crítica de parte de ustedes o estaba de acuerdo con aquel proceso de enlistamiento masivo?

Hubo posturas críticas, pero inmediatamente esas posturas eran vistas con gran recelo. Yo recuerdo todavía en el año 82, cuando nosotros hacíamos intentos en San Salvador por reactivar el Movimiento Social y había posibilidades de su reactivación. Si nos fuéramos a las hemerotecas se verá el registro de articulistas preocupados, porque había un movimiento social que no lo percibían, pero que pegaba calcomanías, hacía mítines relámpagos, que hacía pasos por pasajes de colonia y arengaba; eso se había empezado a multiplicar… Pero a nosotros nos habían descuajado con los presupuestos económicos y no teníamos con qué sostener aquello. Incluso, captaciones económicas que se hacían en función del Movimiento Social se les daba otro destino en las organizaciones de vanguardia.

Lo militar era la prioridad…

Claro, Inmediatamente vino un afán, no sólo de los verdaderos dirigentes guerrilleros sino de los dirigentes políticos, de ponerse el uniforme y adquirir el titulo de comandante. Claro, cuando hubo estas discusiones nunca quisieron reconocer que hubo una militarización como fenómeno de desviación al interior del movimiento, sino que dijeron que se trataba de cierta tendencia controlable, a lo sumo.

¿Cómo eran las acciones militares en ese entonces? Tampoco había entonces un verdadero ejército guerrillero.

En esos años recuerdo que parte del accionar militar que se promovía no encajaba con las posibilidades de reactivar el Movimiento Social. Por ejemplo, cuando en una comunidad, como Tonacatepeque, volaban un puente de acceso, era cierto que estabas destruyendo el andamiaje de la infraestructura circulatoria de la economía capitalista, pero también estabas dañando a una población. Ciertos derribos de los tendidos eléctricos se hicieron de una manera tan masiva, que terminaban dañando más a la población. Eso nos ponía más en dificultad para la activación del movimiento social.

Nosotros escribimos varias veces Líneas de Masas, que fueron documentos a los que no se les dio el debido valor; tuvimos reuniones específicas con una estructura que no se definía si era la estructura del partido o si era estructura militar, con todos los hombres de verdeolivo y con sus títulos de comandantes.

¿Recuerdas algunas de esas Líneas de Masas?

Recuerdo las del 82, en los albores de las elecciones de ese año… Fue después de una ofensiva sobre Chalatenango, en la que una de las cosas que nosotros les llevábamos era un documento sobre la percepción de la guerra en las zonas urbanas y el documento no gustó porque ellos estaban envalentonados con el triunfalismo militar y cuando uno hablaba de movimiento social te miraban como que este está loco, se desvió, está atrasado, está retrógrado; te miraban como un dinosaurio en su modernidad de izquierda.

Triste la inversión de cuadro. En ocasiones lográbamos que nos dieran ciertos cuadros para el sostenimiento del Movimiento Social, pero cuando al cuadro lo mandábamos a la zona, al mes ya nos hablaba para decir que no pertenecía a nuestra estructura y nos informaba que pertenecía a las estructuras partidarias o a las armadas. Afortunadamente para los planes militares la incidencia que el Movimiento Social alcanzó, dejó bien definidas ciertas aéreas territoriales. No de manera antojadiza la franja norte del país se definió como la franja de control guerrillero, no es antojadizo que Guazapa y sus alrededores, el volcán de San Vicente y sus alrededores, en Morazán, se convirtieran en los principales asentamientos del Movimiento Social; ahí hubo población que en el marco de la guerra quedó con la guerrilla.

¿Qué fue de Julio Flores durante la guerra civil?

Primero, yo regresé de México en marzo del 81; originalmente yo tenía que entrar al inicio de la ofensiva porque yo estaba destinado a hacer un llamado a la Huelga General a través de una toma de radios en el momento que se iniciaba la ofensiva, pero cuando yo quise entrar, no pude debido a que el ERP adelantó sus acciones fuera de la fecha acordada por el FMLN. Eso hizo que cuando yo quise entrar por la frontera de Guatemala ya había un cerco de militares que no me permitió hacerlo.

Aquello postergó mi entrada al país hasta marzo de ese año; cuando llegué ya no había Movimiento Social, las mismas estructuras partidarias en el área metropolitana estaban en desbandada, en clandestinidades y con el deseo de irse a los frentes de guerra.

¿Qué hiciste entonces?

Parte de mi labor fue reordenar un poco lo que existía como miembro de la Comisión Nacional de Masas. A partir de allí, comenzar a restablecer otros círculos pequeños de estructuras partidarias, para empezar de nuevo a incidir en el Movimiento Social. Logramos rehacer el Consejo Ejecutivo de ANDES, parte de la Federación Nacional Revolucionaria, una dirección metropolitana del bloque y ciertos comités de barrio, limitado todo aquello.

En ese momento era difícil vivir aquí; mirábamos a diario caer los locales que utilizábamos para trabajar, la muerte de los colaboradores. Yo sobrevivía porque combinaba las salidas a lo abierto con ciertas dinámicas de clandestinidad y porque teníamos recursos: vehículos, personal de seguridad y casas. Hubo momentos que nos quedábamos en los carros moviéndonos hacia diferentes puntos de las ciudades.

¿Cómo recibiste los sucesos de abril de 1983 en el seno de las FPL?

Aquellos momentos del 83, me refiero al asesinato de Mélida Anaya Montes y el suicidio de Cayetano Carpio, “Marcial”, dejaron una situación más crítica y más compleja. Yo ya no miraba mis aspiraciones políticas en el seno de las FPL, ni miraba en perspectiva que hubiese un ordenamiento claro en ese momento. Mi opción fue salirme.

¿Hubo mucha gente que se fue?

Los sectores que nos salimos no eran despreciables, había un andamiaje de la solidaridad internacional en desprendimiento; en San Salvador estaba el Frente “Clara Elizabeth Ramírez”; había una estructura de Movimiento Social bastante participativa, cuadros partidarios también. Entonces yo vi la posibilidad en ello, pero fue realmente difícil estructurar un proyecto. Hubo ideas buenas, había ideas que indicaban: el FMLN no está viendo a las masas y allí había todo un rubro por trabajar, pero ¿cómo lo sosteníamos? Era imposible. El FMLN ya era un proyecto con un gran prestigio, no era fácil crear un proyecto nuevo con un FMLN fortalecido y de gran reconocimiento popular e internacional. Hubo intentos, así que yo me mantuve amarrado a ciertas estructuras sindicales, ayudándoles, apoyándoles.

¿Y después?

En el 89 me aproximé de nuevo a ANDES y ellos tuvieron a bien permitirme trabajar en un proyecto de capacitación de maestros, un proyecto financiado por las Naciones Unidas y por un sindicato de maestros de Noruega. Lideré un poco ese proyecto durante el 89 y 90, desarrollamos cuatro proyectos pilotos en cuatro departamentos. Luego hubo proyectos de formación, llegamos a tener más de 70 maestros en formación política. Al final del trabajo, el PC le permitió quitarle la conducción de ANDES a las FPL. Fue mi desgracia, inmediatamente vino una serie de insultos y acusaciones y que el PC creyó que yo le hacía mucho problema y me dijeron: “realmente no podemos seguir soportándote” y eso me llevó a decir que ya no había manera: sufría represión, persecución, uno de mis hermanos había caído preso; yo tenia vigilancia sobre mi casa, yo ya no tenía el andamiaje ni los recursos para protegerme de la derecha. Y ahora los insultos y las acusaciones de nuestra propia gente sobre que yo colaboraba con el enemigo, que yo estaba sirviéndole al enemigo…

Contra la espada y la pared…

Eran un montón de cosas en contra: me asomé a una ONG a buscar empleo, a universidades y en todos lados estaba “cortado”; busqué refugiarme a través de ACNUR y otras instituciones, busqué salidas a Suecia, Australia y Canadá y me fue completamente imposible. Estaba “cortado” por todos lados.

Entonces lo único que me quedó fue emprender mi salida de “mojado” hacia los Estados Unidos en octubre del 91. Me fui en esa condición y afortunadamente allá encontré instituciones que al conocer de mi caso se interesaron y pensaron que podría ser un caso emblemático de asilo político en los EEUU y así fue como se me dio asilo en ese país.

¿Cómo ves tu retorno al país?

Afortunadamente he podido trabajar nueve meses en los EEUU y pasar tres meses en El Salvador y eso me ha permitido estar en contacto con gente del medio. Esa dinámica la estoy haciendo desde el 94; desde ese año yo he podido venir cada nueve meses. Ya con los años, con el Internet, los avances en la comunicación, es más fácil ir midiendo de manera más cercana el pulso a la realidad del país.

¿Ves el cambio que se ha dado?

Es obvio que el país ha cambiado; se ha modificado enormemente, hay un cambio político que es significativo, positivo. Están los cambios que dejan los Acuerdos de Paz, independientemente si lograron concretarse o no. Los procesos electorales han venido marcando cambios y el último más grande fue cuando se saca a ARENA del poder y deja sentado en el poder a una alianza de izquierda entre el FMLN, Funes y sus Amigos.

¿Tenés alguna preocupación sobre el cambio?

Lo que más me preocupa a mí de este momento es la carencia de un Movimiento Social con la debida comprensión del actual proceso que se está dando.

Ahora, ¿cómo me miro yo ante esa realidad? En mi caso y el de muchos, que vemos que afortunadamente la izquierda no está sintetizada en el FMLN -aunque es un proyecto de izquierda que merece todos los respetos y que está jugando un rol electoral; ojalá que lo sigan jugando y que sean cada vez más hábiles porque creo que fueron muy lentos; yo esperaba que el candidato fuera del partido, llegara por lo menos en una elección o dos antes, pero eso no se dio. La búsqueda del candidato afuera permitió el triunfo; sé que hay dirigentes el FMLN que a Funes no le reconocen porque dicen que sólo arrastró con el 10 por ciento del caudal electoral. Eso es absurdo, estamos hablando de un periodista de gran quilate y estamos hablando de una persona que de veras construyó en más de diez años una imagen y ha causado un gran impacto. Arrastró fuerza electoral y luego, acompañado con ese Movimiento de Amigos, creó la cuota electoral que arrastró a la ciudadanía.

¿Qué pasa con esa fuerza de izquierda que está fuera del FMLN?

Afortunadamente somos bastantes afuera; desafortunadamente la izquierda que está afuera del FMLN está como muy lejana de sentar cabeza y estructurar un proyecto.

¿Qué es lo que a mí me preocupa? Creo que en la coyuntura se ha creado una cantidad enorme de analistas de todo tipo, algunos con buenos análisis pero ninguno de ellos apunta en serio al restablecimiento de otros proyectos populares más allá del FMLN. Prácticamente el pueblo en términos de proyectos no tiene enfrente más que el del FMLN… Claro, hay proyectos pequeñitos, pero me refiero a los mega proyectos que el pueblo necesita en relación a la estructura del poder. De esto me preocupa el estado del movimiento social, de ahí es donde creo que el FMLN está haciendo algunas cosas, hay cosas que no está haciendo. Allí es donde está el espacio.

¿Qué es lo que no está haciendo?

Una de las grandes cosas que no está haciendo es un rol de orientador y potenciador del Movimiento Social y eso crea un filón enorme de dos sentidos. Uno, lo que existe actualmente como Movimiento Social al no tener claridad de la coyuntura ni sobre el gobierno, de cuáles son sus posibilidades, hasta dónde el actual gobierno es parte del proyecto este Movimiento Social.

Entonces el Movimiento Social le impone al gobierno un nivel de reivindicaciones que fácilmente le crea situaciones de ingobernabilidad. Afortunadamente para el FMLN y el gobierno, los sectores de derecha no tienen suficiente incidencia en los Movimientos Sociales, pero si la tuvieran, así sectores como el narcotráfico, que tuvieran incidencia, crearían situaciones de inestabilidad profunda. Creo que ése es uno de los riesgos.

¿Pero crees que hay que volver al concepto de Vanguardia y que la Vanguardia sea la que diseñe lo que el Movimiento Social debe ser y hacer?

A nosotros nos están acomodando a un montón de cosas del pasado y en el afán de las renovaciones, que son necesarias y son justas, también se han ido desechando algunos elementos de experiencia y quizás de la idiosincrasia propia de cómo ir haciendo las cosas en nuestro país. Hubo el concepto de Vanguardia y su relación con las masas; creo que hubo fallos, excesos en el pasado, pero el concepto se ha desechado de manera total, no sólo se le ha criticado y no solo se le ha corregido, sino que se ha desechado totalmente ese concepto.

Los partidos son elementos profesionales en el orden político, sus cuadros son hombres y mujeres de tiempo completo, ávidos en el análisis, en la discusión, en la información y, supuestamente, deberían ser hábiles en el pulso de los movimientos políticos. Exigir a asociaciones de vendedores ambulantes, a sindicatos de maquila o de empleados públicos que trabajan grandes jornadas – porque hoy no hay jornada laboral de ocho horas en el país-, es mentira, creo que es un imposible.

Yo estoy de acuerdo en que hay que discutir el concepto de la Vanguardia, pero a mí lo que si me queda claro es que el Movimiento Social necesita referentes de sostenimiento que le ayuden a adquirir la claridad política que necesita. Otra gran cuestión central es que los movimientos sociales debieron encuadrarse en los movimientos de poder en el país.

Ahorita hay un Movimiento Social que no se mira. A mi me parece que es importante hacer una diferenciación; el movimiento debería estar claro cuando tiene en frente un gobierno arenero y cómo hay que tratarlo y cómo hay que tratar a uno distinto, no debe ser lo mismo. Sin embargo, un Movimiento Social que no tiene claridad, le va a dar el mismo trato a unos y otros y se va a amparar en que “este es mi problema”, “es mi necesidad” y “yo se lo pido al que tengo en frente”, porque éste no se mira encuadrado en lo que tal vez para el gobierno es su mecanismo de solución a los grandes problemas del país.

¿Cómo ves al gobierno frente al Movimiento Social?

Lastimosamente el proyecto actual del gobierno, a mi juicio, tiene problemas de comunicación serios con la población. A la población le falta más conocimiento de cuáles son las posibilidades reales de este gobierno y cuál es el proyecto exacto que está ejecutando. Tenemos el ejemplo de lo que nos vendieron como plataforma de gobierno en el marco de campaña, pero esas son las plataformas de campaña, pero el proyecto real de gobierno se inicia cuando se toma posesión. Y el accionar o la pretensión de tu oferta ya no es sólo con lo que se va a conquistar sino que es lo que realmente podés ejecutar en el marco de todos los poderes que se dan, que no solo es el tuyo, sino la presencia de otros planes de poderes. En el país los sectores económico grandes tienen una presencia real, digamos en general, falta ese elemento social y ese elemento de conducción del Movimiento Social.

A mí me parece que exigirlo porque hay mucha gente exigiéndolo, que los sindicalistas se actualicen me parece que le estás pidiendo mucho; no es que lo considere incapaz pero no veo a los sindicatos como la estructura nata, propia para esa búsqueda.

Hagamos la lectura de los sindicatos nuestros, la claridad que alcanza ANDES 21 de junio en su momento dado, no es una claridad que nace estrictamente en el seno de los organismos de la asociación; la claridad que llega a alcanzar FECCAS, no nace estrictamente ahí. Ya te decía que el surgimiento de las grandes instituciones y la reorientación de viejas instituciones en los años 70 vienen con el influjo de estructuras que se estaban profesionalizando en el arte de la política y en la perspectiva revolucionaria.

Ahorita yo creo que el pueblo a ese nivel luce muy huérfano; es cierto que hay un montón de foros, pero los foros se han desmontado del seno del pueblo. Hoy ves un montón de eventos en el salón tal de tal hotel o en tal restaurante de montaña y no es aquel debate en el seno del aula de bachillerato, no es en el seno de las comunidades eclesiales de base, en la barriada, en los sindicatos. Ahí luce muy huérfano.

¿Y vos crees que El Salvador tiene las condiciones para reactivar un Movimiento Social?

La conformación actual de todo el país ha variado de toda la formación que teníamos en los años 70; toda esta terciarización de la economía ha creado un desorden o un nuevo orden social y estamos viviendo en un país, por ejemplo, en el que la clase obrera es difícil de identificar, los sectores campesinos trastornados por la migración, la vida a través de la remesa crea una desvinculación de la gente en la estructura del poder…

Claro, esta es una situación nueva, pero la gente sigue teniendo necesidades y la gente sigue siendo objeto de un proceso de acumulación que no se ha ampliado, sino que se ha estrechado y ese poder económico en la cúspide sigue teniendo una gran capacidad y sigue siendo el que define el rumbo y el quehacer del país.

Claro, no hay nadie ayudándole al pueblo a identificar eso. Hay balances que a veces al pueblo no llegan. Hoy son famosos los informes o balances sobre pobreza cada año, pero a la gente no llega esos elementos de comprensión y no le permite la articulación, es más, hay una manera justificativa de ver el Movimiento Social en dispersión.

En El Salvador sucede algo y es que se ha dado espacio a esas teorías light que tal vez explican la vida en Europa o en otras latitudes, pero no necesariamente la vida en nuestro país. Sobre nosotros se cierne todavía una dictadura económica completamente antidemocrática que no solo se queda en la esfera de lo económico, sino que hace incursiones profundas en el sistema político, pero eso no se quiere ver.

Los EEUU, que no son el mismo que en los años pasados, pero es claro que siguen teniendo un nivel de influencia, una presencia profunda y grandes intereses. Incluso, EEUU habla de esta región como la región de sus intereses y cuando viene, viene a solventar sus intereses. ¿La solución de los intereses de EEUU compagina con la discusión de los intereses de los más sufridos del pueblo? Yo creo que hay que volver a traer a cuenta esta realidad, pero cuando se habla de eso, te dicen que “no te has renovado, este sigue ideologizado”.

De acuerdo, hay que renovar, yo no creo que hay que reproducir el esquema aquel de las vanguardias, pero parte de ese concepto creo que hay que rescatarlo. Creo que hay darle sentido, la lucha reivindicativa no se ha renovado, no; en el país se ha ido hacia atrás en la lucha reivindicativa del Movimiento Social; se ha caído en un economicismo cruel, es decir, los sindicatos no miran más allá de sus demandas económicas.

Esto ha llevado a una fase en la que en el seno del mismo pueblo ciertas acciones reivindicativas quedan desprestigiadas, la huelga ya no es un elemento de prestigio, el sindicato no necesariamente lo es. A mí me parece que ahí es donde están los espacios.

El Movimiento Social necesita recuperar prestigio, pensando mejor su esquema de lucha reivindicativa y especialmente dándole la debida conexión con el proyecto político que este momento le corresponde al pueblo. Si los movimientos sociales fueran capaces de arribar a eso por su cuenta, qué bien. ¿Cuál era la virtud en aquel entonces de la Vanguardia o del partido? Que estaba próxima a sectores universitarios, intelectuales y trabajadores de donde se nutría de esa realidad.

¿Con que sueña actualmente Julio Flores?

Yo siempre he tenido el deseo de regresar al país y quisiera verme integrado en el proceso de cambio que el país está viviendo. Uno de mis grandes sueños sería encontrarme con el proyecto que sea capaz de crear o de reorientar el Movimiento Social y que le devuelva el rumbo político al pueblo, porque el pueblo ha venido quedando como marginado de los rumbos políticos, el pueblo es utilizado para los procesos electorales pero el pueblo no está encuadrado en el rumbo global.

Mi gran sueño, parte del sueño, es que el FMLN exista pero que cada vez se ciña más a esta realidad y que sea capaz de resolver a la altura. A mí me preocupa cuando los miro agotados en su capacidad de liderato y tienen que buscar candidatos de afuera. También uno de mis sueños es ver que además del FMLN, existan otros proyectos de izquierda que complemente ese accionar y que no dejemos tan desprotegido al pueblo. Lo que más me preocupa es eso: ver a un pueblo victimizado ya no por una represión cruel del pasado, sino con una fuerza mediática, por una cultura que no le pertenece y sin encontrar el rumbo. Nosotros necesitamos un dinámica social de movimientos que también sean capaces de apuntalar la institucionalidad que permita una mejor orientación ideológica; claro, que no vamos a crear otro Monseñor Romero, pero necesitamos iglesias, universidades, bachilleratos, periódicos mejores. Necesitamos romper con toda esa fuerza mediática con la que cuenta la derecha que se implanta como orientación ideológica y que nos despedaza.

Creo que hay todo un mundo por trabajar, no hay que hacer exclusiones, al contrario, creo que es el momento en el que hay que aprovechar lo bueno de todos.

Yo creo que necesitamos un proyecto de veras que esté lleno de pueblo, allí cifraría mis grandes ideales.

Hubiera sido un gran día para la izquierda….

Era un día jueves de febrero de 2013. Luego de décadas de engaño y “retraso” por parte del poder tradicional, el Presidente Funes sancionaba el decreto que permite a nuestros hermanos en el extranjero votar para las elecciones presidenciales (un principio básico en las democracias del mundo). Una gran victoria.

Luego, en la plenaria legislativa, se votaba para convertir el programa “vaso de leche” en ley de la República, para evitar que posibles futuras administraciones, de esas que detestan el “despilfarro”, desaparecieran el programa. El diputado Orestes Ortez, del FMLN, exigía que se reformara el decreto, en el que las fuerzas de siempre habían incluido un párrafo que permitiría sustituir el vaso de leche fresca, producida por nuestros ganaderos, por leche en polvo, en un obvio intento de la derecha de favorecer a las grandes empresas importadoras. Ante la presión, el decreto fue reformado. En altas horas de la noche, la izquierda había ganado otra batalla, junto al pueblo.

Luego, otra victoria. Después de la resistencia y el clamor de “los defensores de los inversionistas extranjeros”, la Asamblea Legislativa nombraba una comisión especial para investigar la corrupción con la que se le entregó, en una privatización debajo de la mesa, el monopolio de la Geotermia a la empresa italiana Enel. Iba a ser un gran día para la izquierda.

ARENA estaba acorralada y sus intenciones descubiertas; mientras, ALBA le daba clases de libre mercado a la ANEP.

Pero en horas de la madrugada, el FMLN introduce otra pieza de correspondencia; el tema: “Reformas a la Ley de Acceso a la Información Pública (LAIP)”. De la forma en la que está redactado el texto, es un golpe a la transparencia que tanto predicamos como oposición, y que como recién partido de gobierno aprobamos. ¿Por qué ahora nos echamos para atrás? ¿Acaso ya no creemos en la transparencia? ¿Por qué le damos armas a ARENA?

El problema inmediato para el pueblo salvadoreño es que se le quitaron los dientes a una ley que había sido el resultado de una lucha que el FMLN impulsó por años y que garantizaba que los funcionarios debíamos de rendir cuentas sobre la utilización de fondos públicos, un elemento vital en las democracias desarrolladas.

Pero el problema más de fondo, al menos para mi, es que entonces ¿por qué luchamos? ¿luchamos para liberar al pueblo de sus opresores de siempre o solo queremos convertirnos en ellos? El pretexto de que ARENA nunca apoyó la reforma cuando fue gobierno y ahora se rasgan las vestiduras para apoyarla es válido para descalificarlos, pero el pueblo ya los descalificó. La pregunta es: ¿Queremos que nos descalifiquen a nosotros también? ¿Por qué no resistimos la tentación de caer en lo mismo que criticamos? ¿Acaso el ser humano no tiene salida?

Conozco muchos diputados del Frente y se que no es su naturaleza estar de acuerdo con esta reforma. Conozco a nuestro candidato, y se que a él la transparencia no le molesta en lo más mínimo, de hecho, si con algo no lo han podido atacar, es de no ser un hombre que siempre ha vivido su vida con honestidad. ¿Por qué no a la transparencia entonces? ¿Qué es lo que queremos cubrir? ¿Hay algo que cubrir?

Posiblemente, más de alguien se molestará conmigo por escribir estas líneas, pero los reto a que busquen en su interior y me digan si lo que digo no es verdad. Y si es verdad, ¿por qué no decirlo? Recuerden: “La verdad es siempre revolucionaria”.

Estamos a tiempo de echarnos para atrás. El FMLN tiene la oportunidad de reivindicarse con su pueblo. Errar es de humanos, corregir es de sabios. Corrijamos.