Rubén Blades, el poeta de la salsa.

En 1962 Bob Dylan lanzó unas inquietantes preguntas al viento. ¿Cuánto tienen que volar las balas de cañón antes de que sean prohibidas para siempre? ¿Y cuántos años deben vivir algunos antes de que se les conceda ser libres? ¿Cuántas veces un hombre volver la cabeza fingiendo no ver lo que ve? La respuesta, amigo mío, cantó Dylan, está en el viento. Y por haber preguntado lo que tanto se necesitaba cuestionar, y aunque todavía no tengamos respuestas —ni para las balas, ni para la libertad, ni para lo que se finge no ver—, la Academia Sueca tuvo la osadía de conceder al músico norteamericano el Premio Nobel de Literatura de 2016.

Veinte años después de que se escucharan los reclamos de Dylan, un músico latinoamericano que en esos momentos ya estaba en la cúspide de su popularidad, utilizó su pedestal y puso las manos en el fuego para lanzar otras pesadas interrogaciones, y no precisamente al viento. Mientras con sus canciones se ponía en busca de una Latinoamérica escamoteada y herida, el panameño Rubén Blades preguntó adónde van los desaparecidos de muchos de nuestros países, y por qué desaparecen y quiso saber cuándo vuelven los desaparecidos y a esa última pregunta respondió: solo vuelven al recuerdo de sus seres queridos. Rubén Blades escribía algunas de sus letras quizás más radicales y las cantaba en el año de 1984, unos tiempos (otros más) en que en el continente proliferaban las dictaduras y, como tantas veces, el valor de la vida se había desplomado. Las preguntas de Bob Dylan seguían teniendo todo su sentido y las de Rubén Blades, las contextualizaban.

El disco Buscando América cumple ahora 40 años de editado. Fue el primero en solitario del ya famoso Rubén Blades, con el que debutaba como director de banda con Los Seis del Solar y al frente de la producción. En el momento que Blades lanza Buscando América el movimiento artístico caribeño y latinoamericano bautizado como salsa, forjado en la caldera del Nueva York hispano de los años de 1960, vivía su período de mayor esplendor creativo y de aceptación en buena parte del continente y entre los hispanos de Estados Unidos. Semejante éxito se debía, entre otras razones, a las propias aportaciones del panameño, autor de las letras más expresivas y mejor armadas, que lo habían elevado a la categoría de “poeta de la salsa”. Pero el músico quería más (en realidad, nunca había ni ha dejado de querer más) y quemó sus naves y salió a buscar a América.

Con la producción de este disco, Blades corrió diversos y pesados riesgos pues aquel trabajo representó, quizás, su apuesta artística y política más atrevida. El primero de esos desafíos era de carácter artístico, pero de efectos comerciales. Seis años antes, gracias a su prodigiosa colaboración con el director de banda Willie Colón, estos dos pilares de la música latina contemporánea habían alcanzado el mayor éxito de público y ventas de la música salsa gracias al álbum Siembra (1978).

Del lado artístico, Rubén es un buen ejemplo del artista con compromiso social, siempre evolucionado, asumiendo riesgos creativos, como debes ser, para ensanchar las fronteras de influencia de su música con colaboraciones con músicos de rock y el jazz, con temas cantados en inglés o con esa mirada universalista muy manifiesta en un disco llamado Mundo (2002).

Y en ese tránsito, Rubén Blades se ha instalado en el pedestal más elevado. En los escalones están los 14 Grammy Latinos y los 12 Grammys absolutos obtenidos, aunque, significativamente, el primero de ellos solo llegó por el disco Escenas, cuatro años después del lanzamiento del revulsivo Buscado América. El creador de Pedro Navajas, manifiesta sus posturas respecto a las problemáticas de su país y del continente, su defensa de las libertades sociales e individuales y la crítica a desmanes, tanto de derecha como de izquierda. Es decir, la postura del intelectual inconforme que siempre ha sido.

No debe extrañar, por ello, que 40 años después de que Rubén Blades asumiera el reto que entrañó Buscando América, unos jóvenes artistas urbanos anden por varias ciudades de Latinoamérica “pintando” en las paredes las canciones del álbum. Es un modo, desde la cultura y la historia, de agradecer la osadía y el raigal compromiso que con su memorable disco selló un artista con la cultura, la sociedad y su época. Haciendo música con literatura y con conciencia y lanzando dolorosas preguntas que aún flotan en el viento.

Historia de las redes sociales: cómo nacieron y cuál fue su evolución. Noelia Fraguela. M & E. Abril 2024.

El comienzo de la historia de internet, hace ya unos cuantos años, abrió paso a una gran cantidad de nuevas formas de comunicación entre usuarios: el correo electrónico, las páginas web, los foros… Pero, sin dudas, la creación de la primera red social fue un antes y un después en nuestra forma de comunicarnos. ¿Sabes cuál fue la primera plataforma social, o cómo surgió? En este artículo te lo contamos.

Historia de las redes sociales: cómo y cuándo nacen

Los inicios

Para empezar debemos recordar el nacimiento de Internet, allá por 1947, cuando la Guerra Fría daba sus primeros pasos, enfrentando a ciudadanos de extremo a extremo del mundo; unos occidentales y capitalistas (liderados por Estados Unidos), y otros orientales y comunistas (liderados por, entonces, la Unión Soviética).

Una auténtica batalla por el poder que motivó numerosos avances tecnológicos. Entre ellos, EEUU creó la Advanced Research Projects Agency (ARPA), que una década más tarde asentó los pilares de lo que sería conocido como Internet, ya que su red ARPANET permitía el intercambio de información entre instituciones.

Gracias a esto, con el paso del tiempo, usuarios de diferentes partes del mundo empezaron a estar en contacto gracias a los correos electrónicos (siendo el primero enviado en 1971) o al Proyecto Gutenberg (biblioteca online gratis), en 1971. Unos años más tarde, en 1991, la red de Internet global se hizo pública, con el World Wide Web (lo que, comúnmente conocemos como «www»), y así surgió Internet.

¿Cuál fue la primera red social?

SixDegrees (1997)

Pero, ¿qué sucedía en aquel entonces? Que, a pesar de todos estos avances, no existía aún ningún elemento, herramienta o aplicación que permitiese a los usuarios socializar entre ellos, más allá del intercambio de emails o los programas de chat online, como IRC.

Esto cambió en 1997, cuando se creó SixDegrees, la que puede considerarse como la primera red social del mundo; una red que permitía localizar a otros miembros de la red y crear listas de amigos, y que se basaba en la teoría de los seis grados de separación, que afirma que es posible conectar con cualquier otra persona del mundo en tan solo 6 pasos.

Tal y como explicó Andrew Weinreich, su creador, el día de su lanzamiento: «El desafío es construir una comunidad, el desafío es encender una llama. Este es un servicio que pueden usar para hacer sus vidas más eficientes. Pero, al igual que comprar una libreta de direcciones, si no le añades nombres es inútil».

La aplicación, básicamente una red que unía a conocidos con «conocidos de conocidos», puede considerarse una red fallida en términos comerciales, pero es innegable que cimentó las bases de lo que hoy conocemos como Redes Sociales. La aplicación cerró en 2001.

La llegada de Friendster, MySpace y LinkedIn (2002/2003)

En 2001, como decíamos, SixDegrees desapareció, pero fueron solamente necesarios unos meses más para que los entonces afortunados usuarios digitales pudieran empezar a disfrutar de nuevas redes sociales, como Friendster, que se creó en 2002 como una red social para amantes de los videojuegos, o MySpace y LinkedIn, que aparecieron en 2003, considerándose redes mucho más profesionales y orientadas a empresas. Redes sociales antiguas, muchas de las cuales desaparecieron… aunque no todas.

Sobre todo LinkedIn, cuyo impacto en el mundo empresarial fue inmediato llegando, en 2008, a disponer de más de 25 millones de usuarios registrados, extendiéndose a empresas de 150 sectores diferentes. Hoy en día, la misma cuenta con más de 900 millones de usuarios registrados.

La aparición de la red social por excelencia: Facebook (2004)

Y, como no podía ser de otra manera, en 2004, un joven universitario procedente de la Universidad de Harvard colocó la guinda del pastel, y creó la red social más importante, en la actualidad, del mundo: Facebook. Aquel joven estudiante (que hoy en día podríamos fácilmente catalogar como «nerd»), es conocido como Mark Zuckerberg.

La historia de Zuckerberg  y de cómo creó Facebook es apasionante: Zuckerberg creó, en aquel entonces, un portal llamado Facemash cuya finalidad no era otra que la de poder conectar a los estudiantes de Harvard entre ellos, para disponer así de un lugar virtual donde compartir opiniones acerca de quienes eran las personas más y menos atractivas de la Universidad; algo que llegó a la Dirección de la misma, generando la expulsión del estudiante.

No obstante, su habilidad informática se dejó ver tan claramente con aquella aplicación, que poco duró en evolucionar y crecer a lo que es hoy en día; una red social que ya dispone de más de 2.958 millones de usuarios activos al mes.

YouTube: el fenómeno audiovisual (2005)

Solamente un año más tarde, en 2005, surgió una nueva revolución, que hoy en día se mantiene como una de las redes sociales más importantes: YouTube. Una red creada por Chad Hurley, Steve Chen y Jawn Karim en San Bruno, California. Según cuenta la leyenda, la idea de YouTube surgió ante las dificultades que los 3 jóvenes encontraron para compartir una serie de vídeos con sus amigos, mientras se encontraban en una fiesta en San Francisco. El 23 de abril de 2005 fue subido el primer vídeo a la red: «Me at the Zoo«, que te mostramos a continuación: Me at the zoo.

El bombazo de esta red fue tal, que rápidamente usuarios de todo el mundo empezaron a subir vídeos de todo tipo a la red, perdiéndose ligeramente la idea original de la misma. Pero, sin embargo, el tráfico se disparó aún más cuando los usuarios empezaron a colocar enlaces de YouTube en sus páginas de MySpace. Hoy en día, la red dispone de 2.514 millones de usuarios activos al mes.

El comienzo de los mensajes en 140 caracteres: Twitter (2006)

En 2006 surgió, en San Francisco y de la mano de Jack Dorsey, Noah Glass, Biz Stone y Evan Williams, la red social de microblogging: Twitter, que inicialmente se llamó twttr, para evolucionar después al nombre actual. Fue, sin duda, la revolución de la comunicación. La «corta ráfaga de información intrascendente«, o el trino de un pájaro, que, en inglés, se dice tweet.

Hoy en día, el impacto de esta red es tal que incluso medios de comunicación, como televisiones, radios y medios de noticias digitales, dedican espacios enteros a hablar del impacto que algún tweet, tendencia o mención especial ha tenido sobre alguna noticia del momento. Y, a pesar de que cuenta con algún que otro detractor, lo cierto es que muchos achacan su éxito a la sencillez de su uso; el mismo uso que en su origen: el de un número de caracteres limitados que permiten a sus usuarios comunicarse entre ellos. En nuestros días, la red dispone de unos 556 millones de usuarios activos al mes.

El 28 de octubre de 2022, tras una truculento melodrama de idas y venidas, Elon Musk pasó de ser accionista mayoritario a dueño de esta red social. Ya en mayo de 2023, Musk nombró a Linda Yaccarino CEO de Twitter, cediéndole así el puesto a la ex jefa de publicidad de NBC Universal.

Bajo el mando de Musk, Twitter ha experimentado diversos cambios que no terminan de agradar a sus usuarios, como la nueva política de verificación de cuentas, su retirada del código de buenas prácticas contra la desinformación de la UE o las limitaciones de cuántos tweets se pueden visualizar al día. Su último (e inesperado giro): el cambio de su nombre. Ahora Twitter ya no es Twitter, sino X.

WhatsApp (2009)

La que hoy en día podemos considerar como la app de mensajería instantánea más famosa surgió en 2009, y fue creada por el ucraniano Jan Koum. La misma se creó, originalmente, con la utilidad de ser una agenda inteligente -de ahí que se vincule con la agenda de contactos de nuestro terminal móvil-, permitiendo al usuario ver qué estaba haciendo cada persona en cada momento, con la finalidad de saber si podía iniciar o no una conversación con él. De ahí, su nombre: WhatsApp («¿Qué hay?», «¿Qué pasa?»)

Hoy en día, supera los 2.000 millones de usuarios, encontrándose por encima de aplicaciones como Facebook Messenger, Telegram o TikTok. En 2014, fue comprada por Mark Zuckerberg -el creador de Facebook- por, nada más y nada menos, que 19.000 millones de dólares.

Instagram: la mayor red de fotografía (2010)

En 2010, Instagram llegó al mercado, posicionándose rápidamente como la red social más fotográfica por excelencia, con un éxito superior a otras opciones como Flickr. Instagram fue creada por Kevin Systrom y Mike Krieger, y la particularidad con la que contó en sus inicios (que hoy en día se mantiene) es que trataba sus imágenes y fotografías de una forma cuadrada, en honor a la Kodak Instamatic así como a las cámaras Polaroid, contrastando con la relación de aspecto más vertical con la que hoy en día cuentan la mayoría de las cámaras de los terminales móviles.

Además, fue la red pionera, junto con Twitter, en la popularización de los hashtags, allá por enero de 2011, buscando facilitar a los usuarios el descubrir las fotografías que los demás usuarios compartían sobre un mismo tema, y que no podían llegar a visualizarse de otra manera.

Instagram alcanzó una gran popularidad en sus primeros meses de vida, llegando a tener más de 100 millones de usuarios activos en abril de 2012 (solo dos años después), y más de 300 en 2014. En nuestros días, aún sigue creciendo más y más –situándose en los 2.000 millones de usuarios activos-, sobre todo debido a que se trata de una red social enfocada a las nuevas generaciones, que tanto pecan de estar 24/7 mostrando a sus contactos qué están haciendo, en forma de fotografías colocadas en su Feed o en sus Stories (un formato que se define por hacer público contenido que desaparece a las 24 horas, en el que Snapchat fue pionero, y, tiempo más tarde, llegó a Instagram y a Facebook).

Precisamente, esta medida, la de lanzar sus propias stories, fue clave en el destino de Snapchat, la red social que en su momento estuvo en boca de todos como la de mayor auge a nivel mundial, y que acabó languideciendo en gran parte del mundo, ensombrecida por el poder de Instagram.

Pinterest y Google+ (2010/2011)

A partir de entonces, cada año fueron surgiendo nuevas redes sociales con diferentes funcionalidades o destinadas a distintos grupos. Pinterest, por ejemplo, una red social que colecciona imágenes -sobre todo, de inspiración- que permite a los usuarios almacenarlas en tableros y dotarlas de «pines», fue creada en 2010 y, a los 9 meses de su lanzamiento, ya disponía de 10.000 usuarios. La red cuenta con más de 445 millones de usuarios activos al mes.

Por su parte Google+ fue el gran intento fallido del gigante online: surgió en 2011, fue una red social propiedad de Google, que llegó a alcanzar los 10 millones de usuarios tan sólo dos semanas después de su lanzamiento. Tras 3 semanas de funcionamiento, ya rondaba los 20 millones. Una red que realizó grandes esfuerzos por desafiar a otras como Facebook, LinkedIn, MySpace, Vimeo o Tumblr, pero que -lamentablemente- cerró sus puertas en abril de 2019.

Twitch, la plataforma de referencia para los gamers (2011)

Twitch llegó al sector de las redes sociales en el 2011, y desde un primer momento marcó tendencia debido a su enfoque en el creciente mercado del gaming. Justin Kan, Emmett Shear, Michael Seibel y Kyle Vogt, sus creadores, habían experimentado antes con una plataforma de vídeos en directo, Justin.tv (2007). Esta, en principio, se trataba de una suerte de reality show sobre la vida de Kan, donde este documentaba su rutina diaria con una cámara que llevaba en su gorra. Sin embargo, al no tener tanta audiencia sus creadores decidieron abrirla al público en octubre del mismo año, despertando un gran interés en la comunidad de internet.

Rápidamente la plataforma empezó a ganar seguidores y a crearse una particular comunidad en ella, dentro de la cual los gamers mantuvieron cierta importancia. En consecuencia del impacto que vieron en esta comunidad de videojuegos, y el creciente mercado que esta plantea, los cuatro amigos decidieron lanzar Twitch como un subproducto de Justin.tv.

En los siguientes dos años Twitch afianzó su presencia en el sector, y levantó 35 millones dólares en dos rondas de inversión, alrededor de 29 millones de euros. Levantando el interés de grandes empresas como Google y Amazon, para finalmente ser comprada por esta última en septiembre de 2014 por 970 millones de dólares, cerca de 800 millones de euros. De esta compra en adelante la plataforma referente de los gamers siguió creciendo paulatinamente y ampliando su repertorio, incorporando una biblioteca de música libre de derechos, nuevas categorías e incluyendo transmisiones nuevas. Finalmente para 2020 presentó un impulso considerable de la mano de la pandemia, alcanzando más de 5.000 millones de horas de visualización y aumentando su plantilla de streamers a 8.5 millones.

Para inicios de julio de este año la plataforma logró alcanzar la mayor cantidad de visualizaciones en vivo para un directo. Esto fue alcanzado por Ibai Llanos durante la retransmisión de La Velada del Año 3, un evento celebrado en el estadio Civitas Metropolitano donde se vieron actuaciones musicales de diferentes artistas junto con combates de nivel aficionado entre creadores de contenido, alcanzó 3,4 millones de espectadores en vivo.

Actualmente Twitch recibe unos 31 millones de visitantes al día, y cada mes unos 7 millones de streamers realizan directos en la plataforma. En 2022, la cantidad de minutos vistos en la plataforma fue de nada menos que 1.300 millones.

TikTok, una de las últimas en llegar (2016)

La historia de TikTok merece un capítulo aparte. Surgió a finales de 2016, conociéndose también como Douyin en China, es una red social con un gran tirón entre los adolescentes, y no tan adolescentes, a día de hoy.

TikTok, que compró Musically en 2018, es una red social que podría compararse con una mezcla entre Vine y Snapchat, con la que se pueden crear compartir y descubrir vídeos muy breves, que van desde los 15 segundos de duración hasta un máximo de 10 minutos. Vídeos en los que los jóvenes usuarios pueden hacer prácticamente lo que sea y posteriormente editar con las potentes herramientas con las que cuenta la app.

El éxito arrollador de esta red social ha provocado que otras como Instagram o Facebook hayan copia adaptado algunas de sus dinámicas y funciones para tratar de replicarlo. Pero TikTok también ha hecho de las suyas, y un claro ejemplo de ello es TikTok Now, una app que lanzó en septiembre de 2022 y que imitaba claramente a BeReal. No obstante, esta duró poco, ya que en junio de 2023 se anunció su cierre debido a la pérdida de interés de los usuarios en este formato.

Por otra parte, aunque TikTok sea una de las redes del momento, esto no ha evitado que desatase polémica o que se topase con problemas. Y es que la plataforma ha sido prohibida o restringida en varias naciones debido a preocupaciones sobre motivos de seguridad y privacidad.

BeReal, un soplo de aire fresco entre el postureo (2020)

En 2020, Alexis Barreyat, quien trabajaba como productor de vídeo para GoPro y desarrollador independiente de iOS, lanzó al mundo esta nueva red social basada en la naturalidad. Su concepto es sencillo: captar la espontaneidad del momento, huyendo del postureo y la artificialidad que inundan otras plataformas.

BeReal te envía una notificación diaria a horas aleatorias para que subas una foto (tomada desde la app con la cámara frontal y trasera) antes de que pasen 2 minutos. Si el tiempo pasa, puedes subir la foto igualmente pero no se considerará tan «real». Así mismo, solo si subes una publicación podrás ver las de tus amigos. Desde primavera de este año si subes tu foto en el tiempo límite, la app te permite publicar dos imágenes más ese día.

En 2022, BeReal alcanzó el culmen de su éxito, alcanzando los 10 millones de usuarios diarios y llegando a liderar las listas de descargas de aplicaciones para iOS en EE.UU., en Reino Unido y en España, y ocupando posiciones destacadas en Italia y en Francia.

Algunas marcas apostaron por crear estrategias de marketing en esta red social, pero su limitación en cuanto a encontrar usuarios y crear redes de seguidores más privadas y reducidas, han provocado que esta no termine de ser una plataforma atractiva para promocionarse.

Actualmente, como se ha visto en la decisión de TikTok con TikTok Now, este tipo de formato parece que ya no da más de sí. Una vez que la atracción de la novedad se ha esfumado, BeReal tendrá que seguir desarrollándose para mantener el interés de sus usuarios.

Threads, el «Twitter» de Meta (2023)

Meta lanzó la plataforma el 6 de julio de 2023 en Estados Unidos y los resultados fueron inmediatos: en sus primeras 7 horas de vida Threads acumuló más de 10 millones de usuarios, y en menos de una semana, logró superar los 100 millones. Sin embargo, la emoción inicial se fue disipando y, al mes del lanzamiento, el número de usuarios cayó un 79%.

En el lanzamiento, Threads fue presentada como una app basada en conversaciones independiente pero interconectada con Instagram, ya que se vincula con tu perfil de esa red.

Su parecido con Twitter es innegable, replica su dinámica de publicaciones de texto con límites de caracteres (en este caso 500) y otras funciones, pero se vende como una alternativa más amable. Threads busca ser un espacio positivo donde poder expresarse, alejándose de la toxicidad que impregna gran parte de Twitter.

Al principio, Twitter se puso a la defensiva y envió una carta a Meta amenazando con emprender acciones legales en base a la defensa de su propiedad intelectual. La red de Musk acusa a la de Zuckerberg de haber contratado a exempleados de Twitter para crear Threads, aprovechando sus conocimientos sobre los secretos e información confidencial de Twitter.

La denuncia no prosperó, pero Threads tampoco. Si bien la plataforma sigue firme y parece haberse estabilizado, no ha logrado hacerle sombra a Twitter, al menos por ahora…

…Y más, y más…

Con el paso del tiempo, las novedades que se reinventan en las redes sociales son únicas y hacen que cada aplicación se enfoque a una temática diferente, abarcando cada día más y más aspectos sociales. Vinted o Wallapop, por ejemplo, son redes sociales que permiten la compra-venta de ropa y productos de segunda mano, contactando directamente a unos usuarios con otros, sin ningún tipo de intermediario entre ellos. Otras como Tinder, Meetic, Grindr o Badoo, se centran en contactar usuarios que buscan ligar.

Por supuesto, existen muchísimas redes sociales más que no hemos podido desarrollar, pero que seguro que tú, más de una vez, has dado uso. Y es que existen tantas y tan variadas que nunca terminaríamos este artículo (Por ejemplo: ¿conoces Likee, el clon singapureño de TikTok?) . Sin embargo, hemos destacado las más populares en nuestro país.

Otros países cuentan con sus propias especificidades: China, por ejemplo, con QZone, Baidu Tieba y Sina Weibo o Rusia, con Odnoklassniki o Vkontakte, suman cientos de millones de usuarios en redes que son auténticas desconocidas para nosotros.

Bonus: estado actual de las redes sociales en España

Las redes sociales se han vuelto, sin duda, una parte indispensable de la vida diaria de las personas. De acuerdo al Estudio de redes sociales 2023 realizado por IAB Spain y Elogia, el 85% de los usuarios de internet de España interactúan en estas redes de comunicación y entretenimiento. Como vemos las redes sociales tienen una alta penetración en la sociedad española, y mantienen unos niveles similares a los de 2022.

Según el estudio, el principal público de estas plataformas se encuentra en los usuarios de entre 35 y 44 años (24%), en claro contraste con la edición anterior, cuando el rango de edad mayoritario estaba entre los 41 y los 55. Así mismo, y manteniendo concordancia con los estudios anteriores, las mujeres dominan (aunque no de forma significativa) el panorama de las redes sociales, correspondiéndose con el 52% de los usuarios de redes sociales.

Por otra parte, para esta nueva edición IAB Spain y Elogia han eliminado cuatro redes sociales del estudio: BePlus, iVoox, Lapse y Waze. Aunque, en vista del crecimiento del sector de las redes sociales en los últimos tiempos, se le dio cabida a un nuevo participante: Kiwi. En cuanto al uso de las redes sociales en el último mes, WhatsApp continúa en cabeza, y es Instagram quien da la sorpresa, al ascender de cuarta a segunda posición, arrebatándosela a Facebook que queda tercero.

Si bien el año anterior TikTok era la red social que presentaba el mayor nivel de crecimiento en cuanto a uso, este año repite hazaña aunque la comparte con Telegram y LinkedIn, subiendo las tres seis puntos. En lo relativo a la frecuencia de uso, WhatsApp conserva su primer puesto, ya que es usada diariamente por el 95% de los usuarios. Y en cuanto a intensidad de uso, es Spotify quien gana con una media de uso diario de 1h 33min. Twitch y Discord la siguen de cerca con 1h 28min y 1h 27min.

Pero las redes sociales también pueden desencantar, aburrir o dejar de interesar, y ser abandonadas por sus usuarios. En este sentido, el 2023 muestra que la tendencia de abandono de redes que ya se daba el año anterior continúa, ya que 3 de cada 10 usuarios ha dejado alguna plataforma social en los últimos doce meses. Facebook vuelve a ser la red social que más usuarios dejan, seguida de Snapchat y Twitter.

En cuanto a la creciente presencia del social eCommerce y el marketing social en la redes sociales como medio para alcanzar a su público, el 37% de los españoles afirma que las marcas con presencia en redes sociales le inspiran más confianza (11 puntos más que en 2022).

Y tú, ¿en cuáles de estas redes sociales prefieres sumergirte?, ¿Cuáles son en las que pasas más tiempo? Déjanos tus respuestas en comentarios. O si conoces alguna otra red social que no hayamos tratado y de la que quieras compartir algún dato curioso o relevante, no dudes en contárnoslo… ¡Y hacer que todos aprendamos algo nuevo!

Historia de las redes sociales: índice

Los inicios

¿Cuál fue la primera red social? SixDegrees (1997)

 La llegada de Friendster, MySpace y LinkedIn (2002/2003)

 La aparición de la red social por excelencia: Facebook (2004)

 YouTube: el fenómeno audiovisual (2005)

 El comienzo de los mensajes en 140 caracteres: Twitter (2006)

 WhatsApp (2009)

 Instagram: la mayor red de fotografía (2010)

 Pinterest y Google+ (2010/2011)

 Twitch, la plataforma de referencia para los gamers (2011)

 …Y más, y más modernas

    TikTok, una de las últimas en llegar (2016)

   BeReal, un soplo de aire fresco entre el postureo (2020)

   Threads, el «Twitter» de Meta (2023)

   Estado actual de las redes sociales en España

Mario Vargas Llosa en Santo Domingo: una entrevista con José Israel Cuello.Frauke Gewecke. 2001

Mario Vargas Llosa, entre los “tantos amigos dominicanos”, os dedicó La fiesta del Chivo a Lourdes y a ti. ¿Cómo se conocieron y cómo se concretó precisamente tu colaboración en el proyecto que iba a tomar cuerpo en la elaboración de la novela?

J.I.C.: Poco tiempo después de la Revolución Constitucionalista de abril de1965, Mario Vargas Llosa se apareció en Santo Domingo a nombre de la Radiotelevisión Francesa, donde trabajaba, para hacer un documental acerca de aquella situación y de las consecuencias de todo orden que tuvo la intervención militar norteamericana.

Marianne de Tolentino, nacida en Francia y casada con un eminente médico dominicano, era en alguna medida su orientadora en estas tierras y en esas cosas; ella lo llevó a mi oficina, acompañado de su esposa Patricia, y fue esa nuestra primera relación personal, porque su obra impresa ya la conocía, si no toda, casi toda. El documental fue excelente. Posteriormente, Mario volvió a Santo Domingo a hacer la primera versión cinematográfica de Pantaleón y las visitadoras, producida por Charles Blodorm y la Paramount, versión que nunca he visto y que él detesta, pero en el curso de aquella visita-estadía ya se habló de Trujillo, de su muerte, de sus truculencias, de su significado político, etc., y en propiedad de la novela que unos 25 años después ha sido el éxito que motiva esta entrevista. Un buen día, tal vez dos décadas más tarde, ¿en 1995?, al llegar a mi casa un sábado ya de noche tenía una llamada de Mario Vargas Llosa desde el Hotel Jaragua. Me sorprendió que conservara el número de aquel teléfono privado que de manera tan ocasional le diera en sus visitas anteriores. Esa noche me dijo que venía decidido a abordar el proyecto de la novela sobre Trujillo y comenzamos a colaborar en la búsqueda de materiales bibliográficos, de entrevistas y cotejos de informaciones y fuentes.

F.G.: Durante el debate cerrado que suscitó la novela en los medios de comunicación dominicanos, algunos de los que criticaron y hasta anatematizaron a Vargas Llosa, quisieron explicar tanto los errores fácticos como la interpretación de los hechos remitiendo a una posible influencia de informantes de los que el autor habría quedado, a fin de cuentas, “malaconsejado”. ¿Te sientes aludido?

J.I.C.:Si se toman desde dónde provienen, los anatemas me honran. Yo me he pasado la vida molestándolos, sólo molestándolos, porque como puede comprobarse gozan de buena salud, salud que no tienen tantos amigos y compañeros de lucha que a lo largo de la vida he visto caer a mi lado y a mi frente como consecuencia delos recursos polémicos que emplean mis contradictores. No temo a las responsabilidades que se derivan de un trabajo editorial responsable; como ciudadano, como editor y como amigo acostumbro a trabajar a fondo en cualquier tema y ninguna Hermana de la Caridad del Cardenal Sancha tendrá queja de mi trabajo seguramente.

F.G.: Entre los que criticaron la novela con especial acritud está Ramón Font Bernard, el Director del Archivo General de la Nación, quien proporcionó a Vargas Llosa acceso a los documentos de la Era, instalándole hasta una oficina propia. Publicada la novela, Font Bernard, de quien se conocen los antecedentes trujillistas, la calificó rotundamente de “paquete de chismografía” y “alcantarrilla de inmundicias”. ¿Cómo explicarías tú esa reacción?

J.I.C.: Es evidente que Font Bernard quiso manipular al autor con sus cortesías calculadas y también es evidente que se le peló el billete. Para resguardarse de la complicidad que sus cofrades pudieran endilgarle, se hizo entonces el más activo de los atacantes. En privado, su voz sabe contar cosas que nunca se atreverá a escribir a pesar de conocerlas, y que si se citan como dichas por él habrá de negarlas con más fervor que con el que negara a Vargas Llosa algo más que un escritorio y ni un documento de importancia de los millones que reposan bajo su cuidado en el Archivo General de la Nación ya por tres gobiernos, gobernantes y partidos políticos.

F.G.: Otros que intervinieron en el debate asumiendo una actitud crítica y que no son sospechosos de antecedentes trujillistas o de pertenecer a la elite postrujillista, reprocharon a Vargas Llosa el haber adulterado o tergiversado hechos concretos, en particular el haber atribuido determinadas responsabilidades criminales a personas no involucradas. ¿Qué opinas de esta cens-ra? ¿Sería “perdonable” el proceder del autor en una obra que se presenta como ficción, la cual –según el mismo Vargas Llosa– no sólo permite sino exige “mentiras”?

J.I.C.: En el acto de presentación de la obra que se celebrara en Santiago, el autor hubo de decir que poseía referencias escritas de todos los hechos y situaciones que servían a la trama. En el trabajo se quiso ser preciso y se hizo un esfuerzo supremo para serlo. Todo aquel que fue mencionado por su nombre, o bien merecía serlo por sus hechos o bien era capaz de hacer lo que se dice. Los ascensos militares en la República Dominicana estaban condicionados al compromiso de sangre, que podía obviarse en uno que otro grado por acciones o fidelidades semejantes, pero de ninguna manera hasta llegar a los generalatos. El asco es tal cuando se profundiza en aquellas inmundicias, que fue necesario encubrir algún nombre con seudónimo, y no por sus méritos, y a pesar de ello se ha dicho ahora que nunca un ministro de Trujillo entregó alguna de sus hijas al tratamiento de sus lascivias. Un ministro de hoy se ha jactado de ser hijo de Trujillo, siendo como es nieto de aquel ministro del gabinete Balaguer del 3 de agosto de 1969 que le entregó dos hijas y su propia mujer al tirano, manteniendo altiva la mirada y publicando poesías en los periódicos.

F.G.:¿Y qué opinas de esta otra censura que recrimina a Vargas Llosa el haber dado una imagen devastadora de los dominicanos como colectividad espiritualmente “colonizada” por Trujillo? ¿O habrá penetrado el autor, de manera convincente, en la psicología colectiva del dominicano de aquel entonces?

J.I.C.:A esa conclusión no era difícil llegar después de hacer cientos de entrevistas de todo tipo y de haber consultado la enorme bibliografía y filmografía a que tuvo acceso el autor. Pero, si alguna duda cabía, el debate subsiguiente termina de satisfacerla, los dominicanos no se han sacudido todavía hoy de los efectos morales del trujillismo: en cualquier polémica, sobre cualquier hecho, criterio o concepto, el dominicano inicia su participación descalificando al oponente, ¿se necesita más?

F.G.: El tema de Trujillo estaba allí, y sorprende el hecho de que no haya sido elaborado como personaje con idiosincrasia propia en una de las tantas “novelas del dictador” publicadas por autores latinoamericanos. Hubo, sin embargo, autores dominicanos que usaron la Era como tema: Veloz Maggiolo, Mateo, Julia Álvarez, Sención y otros. La novela de Viriato Sención, Los que falsificaron la firma de Dios, también editada por Taller, fue en República Dominicana el libro de autor dominicano más vendido durante el último decenio, y fue publicada en una traducción inglesa en Estados Unidos, donde el autor reside.¿Por qué, según tu opinión, no se interesa nadie en Europa por esta novela?

J.I.C.:La penetración editorial europea en América Latina, de España en específico, lejos de integrar al autor de estos mundos a ese gran mundo de la lengua española que es España, y desde España al mundo en otras lenguas además, tiene una marcada tendencia a congelar en sus países, y a lo sumo en el Continente, a los autores latinoamericanos. Cuantifíquese y podrá verse cuántos autores han sido publicados en sus propios países y para sus propios países nada más por las empresas españolas que arrancan esas obras de las manos de los editores locales, congelándolas en su espacio y a lo sumo en lo circundante.

Cuantifíquese cuántos se han proyectado al mercado internacional plenamente. Ahora, cuando ya no puede sentirlo ni sentirse disminuido, ni mandar al carajo a todo el mundo como solía hacerlo con marcado acierto en su esplendor Juan Bosch, sus Cuentos completos han sido editados para el mercado latinoamericano por una editora española. La esperanza es que temas locales tratados por autores de la talla de Vargas Llosa hagan pensar a los agentes literarios españoles y a los editores correspondientes que en América Latina hay temas y tratamientos de esos temas que merecen su interés y el de sus lectores.

F.G.:Y el fulminante éxito internacional de la novela de Vargas Llosa ¿se debería a las habilidades de Vargas Llosa como narrador o quizá al hecho de que manifiesta ideas “políticamente correctas” o, tal vez, a la extraordinaria campaña publicitaria desplegada tanto en Europa como en Latinoamérica?

J.I.C.:Hay una combinación de todas esas cosas, y de otras más, como es el tema, la esencia del despotismo que es el poder. ¿No tiene acaso en el límite de sus propias dimensiones, a veces mayores de 50 mil kilómetros cuadrados, las mismas características de nuestro dictador ahora convertido en arquetipo, el dueño de una propiedad agraria o de una gran empresa que abusa de sus hombres y atropella a las mujeres con todo el poder que da la superioridad social establecida, aceptada como necesaria y soportada por el temor a la descomposición del orden en que se ha nacido? ¿No es la Cuba de hoy una caricatura ilustrada del poder absoluto de Trujillo?

F.G.: La fiesta del Chivoha sido un éxito de ventas también en República Dominicana, con más de 50.000 ejemplares vendidos; y si se considera que a un ejemplar vendido corresponden, por regla general, entre tres y cinco lectores, se puede constatar que la base de recepción ha sido muy amplia. En tu discurso de presentación de la novela dijiste que ella “contribuye definitivamente al inicio impostergable de la contemplación de nuestras intimidades, a la ventilación necesaria de las partes dañadas que tiene el alma dominicana”. ¿Crees que este efecto catártico se ha conseguido entre los dominicanos?

J.I.C.: Apenas se inicia, la palabra en el debate está del otro lado en este momento. Los esbirros, en principio, han aceptado el desafío y convocado a sus oponentes a conversaciones abiertas donde proponen el olvido recíproco, como si ellos tuvieran nada que olvidar que no sea el olvido mismo de sus iniquidades nunca redimidas, y como si nosotros pudiéramos olvidar todo lo vivido y todo lo muerto. Hoy día 28 de junio aparece en el diario Hoy una colaboración que llama a “¡La verdad, historiadores!” con cuatro puntos muy definidos: Uno, Miguel Ángel Báez Díaz actuó sin razones valederas, su hija no fue asesinada en el parto por celos de la hija de Trujillo en la administración de su marido, ni el esposo de ésta meses más tarde tampoco fue asesinado en un accidente de vehículos mientras desarrollaba la curiosa misión de buscar peloteros en la zona fronteriza para el equipo de la Aviación Militar Dominicana, enviado por el presumiblemente agraviado yerno de Trujillo. Presumimos que entiende el autor que de haber tenido don Miguel Ángel esas percepciones modernas de aquellos hechos terribles y continuos, que entonces le afectaron y le motivaron a la acción patriótica que le llevó a él mismo a la muerte después de que le sirvieran como comida en la cárcel la carne de su propio hijo mayor, no se hubiera involucrado en aquellos hechos; pero, testigo como fue de su muerte, ella le podía inducir al hecho a que lo indujo aquella cadena de coincidencias tan confusa. Dos, es injusto pensar que Horacio Vázquez, el predecesor de Trujillo, pudiera haber sido envenenado por éste, y no se explica por qué se calumnia a ese señor que da motivos a malos pensamientos, sin hechos que los confirmen. Tres, insiste en que a Trujillo se le pegaban todas las tragedias y las muertes de la época, pero no explica el porqué de que fuera a Trujillo y no a otro, el porqué de que en aquel tiempo nadie podía morir de muerte natural sin que Trujillo fuera sospechoso de haberla provocado. ¿Qué fundamento podía tener aquella malquerencia? Termina el articulista mordiéndose la cola al citar a un filósofo local, David Álvarez Martín, quien como es natural hace filosofía del despotismo y de su trascendencia, cuando dice que rechazar que alguien pueda defender una tiranía demuestra precisamente que los efectos de la dictadura no han desaparecido de nuestra sociedad; que la intolerancia es uno de los venenos más difíciles de erradicar en quienes heredan espiritualmente una dictadura, y que señalar que dicha intolerancia es contra la dictadura misma, prueba cuán profundamente ha calado la dictadura…

F.G.: Una última pregunta: Tu experiencia con Manuel Vázquez Montalbán, quien también pudo contar con tu colaboración para su novela Galíndez, y que incluso te introduce en ella como personaje, ¿fue distinta de la experiencia que viviste con Mario Vargas Llosa?

J.I.C.: Por supuesto. Me duele, sin embargo, que el aserto matemático que aprendimos para entender las reglas de la multiplicación no se cumpla en las relaciones humanas: esos dos amigos míos no son amigos y debieran de serlo si los amigos de mis amigos son mis amigos. A Manolo lo encontré para esos efectos a través de El País. Pero ya le conocía, le conocía por los múltiples nombres que adoptara en Triunfo y porque al pasar por Madrid alguna vez, otro entrañable amigo de otras entrañables aventuras allá mismo en los primeros años de la década de los 60, Armando Puente, me regaló su ahora olvidada La penetración americana en España. Lector de sus columnas como era, cuando reiteró la idea de que un día dejaba todo para trabajar con Galíndez, el personaje que le apasionaba desde que en la prensa franquista conoció de él por la síntesis de su secuestro en Nueva York y por los problemas que el hecho le iba creando en forma acumulativa a Trujillo, no vacilé en enviarle copia del archivo de Galíndez que había acumulado al paso delos años y que había entregado a otros autores dominicanos, a los cuales el tema nunca les sedujo. El mal correo ayudó a nuestra química afectivo-intelectual-política, pues cinco meses más tarde y sin recibir respuesta alguna de aquel envío que se hizo a: “MVM, El País, Madrid, España”, se presentaba en el recinto ferial de Barcelona, en el marco de un Liber, una obra de Antonio Gades con prólogo y palabras de MVM, lo que me permitió acercarme a un estante muy próximo al subdesarrollado de Taller, en que aglomeraba un público nutrido y caluroso. Sólo pude decirle que era dominicano para que dijera a su vez que “ayer recibí un paquete muy extraño desde allá, tan extraño que hube de preguntarle a don Francisco Ayala, que recaló alguna vez por esas tierras, si un dominicano sería capaz de aquello, y me dijo que todos los dominicanos eran capaces de esas cosas”. El elogio de Ayala me tocó muy hondo, no somos un país de Rubirosas y de Trujillos, y Ayala, que había pasado por esta parte de la Siberia española que es Latinoamérica camino a Buenos Aires, ya homologado en la nueva España que se deshacía de Franco por muerte natural, había calado en lo profundo del alma dominicana.

Quedamos en encontrarnos una semana más tarde en la Plaza de la Universidad, donde planificamos el trabajo en Santo Domingo que en gran medida ha sido insertado en la obra: en ella, Muriel, la estudiante norteamericana que escribe una tesis sobre “La ética de la emigración, caso Jesús de Galíndez”, manosea archivos de la cancillería española cuando recibe el paquete de materiales que yo le envío desde Santo Domingo, y decide venir aquí, lo que le permite al autor insertarnos con nuestros propios nombres y nuestros propios hechos en la trama. Hemos colaborado con otros autores, sin que necesariamente Taller tenga derechos editoriales y queda de esas experiencias y contactos el dolor de las distancias, cuando el creador se deja atrapar por otros temas y se olvida de que en los caminos va dejando afectos dispersados que el viento toma para sí con rapidez.

José Israel Cuello es un destacado investigador de temas políticos y económicos relacionados con la historia dominicana reciente; dirige, junto con su esposa, Lourdes Camilo de Cuello, la editorial Taller que publicó la edición dominicana de La fiesta del Chivo, de Mario Vargas Llosa. La entrevista se esbozó, en sus líneas generales, durante un encuentro en Santo Domingo, el 3 de enero de 2001, para ser concretada luego por escrito.

Celebran en CIRAC cumpleaños 90 de Berta Deras, pionera del feminismo salvadoreño

SAN SALVADOR, 8 de junio de 2024 (SIEP) A principios de los años cincuenta del siglo pasado, en plena dictadura militar, durante el gobierno del coronel  Oscar Osorio, una jovencita de nombre Berta Deras, participó en la creación de Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas, FMS.

Fraternidad como era conocida, fue una de las primeras organizaciones que trabajó por el respeto  a los derechos de las mujeres  y de la niñez salvadoreña, a nivel de los sindicatos y el movimiento popular de esos tiempos. 

La lucha por la igualdad  emprendida por Fraternidad “todavía tiene vigencia, todavía tenemos muchos desafíos como mujeres salvadoreñas para lograr nuestra emancipación social…” indicó la cumpleañera.

La conmemoración, a la que asistieron compañeras de lucha de aquella época,  fue realizada el barrio san Miguelito, en el local de la Coordinadora Intersindical Rafael Aguiñada Carranza, CIRAC; que lleva el nombre del esposo de Berta, diputado del UDN y secretario general de la FUSS, asesinado en septiembre de 1975.

El ballet de neutralidad de Rusia en relación con Israel y Palestina. Pepe Escobar. Octubre de 2023

¿Es posible que el filosemita presidente ruso Vladimir Putin esté reevaluando lenta pero seguramente su evaluación geopolítica de Israel? Llamar a esto el enigma clave en los pasillos del poder de Moscú es en realidad quedarse corto.

No hay signos externos de un cambio tan sísmico, al menos en lo que respecta a la posición oficialmente “neutral” de Rusia sobre el intratable drama entre Israel y Palestina.

Excepto por una sorprendente declaración el viernes pasado en la Cumbre de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) en Bishkek, cuando Putin criticó los “métodos crueles” empleados por Israel para bloquear Gaza y los comparó con “el asedio de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial”.

«Eso es inaceptable», declaró el presidente ruso, y advirtió que cuando los 2,2 millones de civiles de Gaza «tienen que sufrir, incluidos mujeres y niños, es difícil que alguien esté de acuerdo con esto».

Los comentarios de Putin pueden haber sido un indicio de los cambios que se están produciendo en la frustrantemente opaca relación Rusia-Israel. Le sigue de cerca este importante artículo publicado el viernes pasado en Vzglyad, un sitio web de estrategia de seguridad cercano al Kremlin, titulado diplomáticamente “Por qué Rusia permanece neutral en el conflicto en el Medio Oriente”.

Es crucial señalar que hace sólo seis meses y reflejando casi un consenso entre la comunidad de inteligencia de Rusia, los editores de Vzglyad estaban pidiendo a Moscú que cambiara su considerable peso político hacia el apoyo al tema número uno para los mundos árabe e islámico.

El artículo destacó los puntos clave que Putin expresó en Bishkek: no hay alternativa a las negociaciones; Tel Aviv fue objeto de un ataque brutal y tiene derecho a defenderse; un acuerdo real sólo es posible a través de un Estado palestino independiente con su capital en Jerusalén Este.

El presidente ruso está a favor de la solución original de “dos estados” de la ONU y cree que se debe establecer un estado palestino “por medios pacíficos”. Pero, por mucho que el conflicto haya sido “un resultado directo de la política fallida de Estados Unidos en Medio Oriente”, Putin rechaza los planes de Tel Aviv de lanzar una operación terrestre en Gaza.

Esta cobertura calificada ciertamente no es prueba de que Putin se esté inclinando hacia lo que es casi un consenso entre el Estado Mayor, los siloviki de varias agencias de inteligencia y su ministerio de defensa: consideran que Israel puede ser un enemigo de facto de la Federación Rusa, un aliado con Ucrania, Estados Unidos y la OTAN.

SIGUE AL DINERO

Tel Aviv ha sido extremadamente cauteloso a la hora de no enemistarse frontalmente con Rusia en Ucrania, y esto puede ser una consecuencia directa de las relaciones notoriamente cordiales entre Putin y el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.

Sin embargo, mucho más trascendentales que Israel en el tablero geopolítico son las actuales relaciones de Moscú con los Estados árabes, especialmente Arabia Saudita, socio de la OPEP+, que ha ayudado a frustrar los esfuerzos occidentales por controlar los precios del petróleo.

También es muy central para la formulación de políticas regionales de Rusia su asociación estratégica con Irán, que ha cosechado dividendos en Siria y el Cáucaso, y que ayuda a contener el expansionismo estadounidense. Finalmente, el complejo y multifacético ir y venir de Moscú con Ankara es crucial para las ambiciones económicas y geopolíticas de Rusia en Eurasia.

Las tres potencias de Asia occidental son estados de mayoría musulmana, afiliaciones importantes para una Rusia multipolar que alberga su propia población musulmana considerable. Y para estos tres actores regionales, sin distinción, el actual castigo colectivo a Gaza transgrede cualquier posible línea roja.

Israel tampoco es ya tan importante en las consideraciones financieras de Moscú. Desde la década de 1990, inmensas cantidades de fondos rusos han estado en tránsito hacia Israel, pero ahora una parte sustancial está regresando a Rusia.

El famoso caso del multimillonario Mikhail Friedman ilustra bien esta nueva realidad. El oligarca abandonó su hogar en el Reino Unido y se mudó a Israel una semana antes del inicio de la Inundación de Al-Aqsa, lo que a su vez lo llevó a tomar apresuradamente su pasaporte ruso y dirigirse a Moscú en busca de seguridad.

Friedman, que dirige el Grupo Alfa con importantes intereses en telecomunicaciones, banca, comercio minorista y seguros, y es un rico superviviente de la crisis financiera de 1998, es sospechoso por los rusos de «contribuir» hasta 150 millones de dólares al régimen enemigo en Kiev.

La reacción del presidente de la Duma, Vyacheslav Volodin, no podría haber sido más aguda – ni menos preocupada por los sentimientos de Israel al respecto:

“Cualquiera que abandonó el país y participó en actos reprensibles, celebrando los disparos en territorio ruso y deseando la victoria al régimen nazi de Kiev, debe darse cuenta de que no sólo no será bienvenido aquí, sino que, si regresa, Magadan (un famoso puerto de tránsito hacia el gulag) en la era de Stalin) los está esperando”.

La rusofobia se enfrenta al castigo colectivo

Mientras el Occidente colectivo recurrió al monomaníaco “ahora todos somos israelíes”, la estrategia del Kremlin es posicionarse visiblemente como el mediador elegido en este conflicto, no sólo para los mundos árabe y musulmán sino también para el Sur Global/Mayoría Global.

Ese fue el propósito del proyecto de resolución ruso presentado esta semana en el Consejo de Seguridad de la ONU pidiendo un alto el fuego en Gaza, que como era de esperar fue rechazado por los sospechosos habituales.

Tres miembros permanentes del Consejo de Seguridad (Estados Unidos, Reino Unido y Francia, además de su neocolonia Japón) votaron en contra. Para el resto del mundo, esto parecía exactamente lo que era: la irracional rusofobia occidental y los estados títeres estadounidenses que validaban el bombardeo genocida de Israel sobre una Gaza densamente civil.

Extraoficialmente, los analistas de inteligencia señalan cómo el Estado Mayor ruso, el aparato de inteligencia y el Ministerio de Defensa parecen estar alineándose orgánicamente con los sentimientos globales sobre las agresiones excesivas de Israel.

El problema es que las críticas rusas oficiales y públicas a la serie de incitaciones psicóticas a la violencia de Netanyahu, junto con su ministro de Seguridad Nacional, el derechista Itamar Ben-Gvir, y su ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, han sido inexistentes.

Los conocedores de Moscú insisten en que la posición “neutral” oficial del Kremlin está chocando frontalmente con sus agencias de defensa y seguridad –especialmente GRU y SVR– que nunca olvidarán que Israel estuvo directamente involucrado en la matanza de rusos en Siria.

Esa opinión se ha fortalecido desde septiembre de 2018, cuando la Fuerza Aérea de Israel utilizó un avión de reconocimiento electrónico Ilyushin-20M como cobertura contra los misiles sirios, lo que provocó que fuera derribado y matando a los 15 rusos a bordo.

Este silencio en los pasillos del poder se refleja en el silencio en la esfera pública. No ha habido ningún debate en la Duma sobre la posición rusa sobre Israel-Palestina. Y ningún debate en el Consejo de Seguridad desde principios de octubre.

Sin embargo, el patriarca Kirill, líder de la Iglesia Ortodoxa Rusa, ofreció una sutil sugerencia al subrayar que la “coexistencia pacífica” tiene una “dimensión religiosa” y requiere una “paz justa”. Esto no se alinea exactamente con la anunciada limpieza étnica de “animales humanos” (copyright del Ministerio de Defensa de Israel) en Gaza.

A lo largo de algunos corredores cercanos al poder, hay un rumor alarmante de un intrincado juego de sombras entre Moscú y Washington, en el que los estadounidenses tratarán con Israel a cambio de que los rusos traten con Ucrania.

Si bien esto sellaría el proceso ya en curso de Occidente de arrojar al actor de Kiev bajo el autobús, es muy poco probable que el Kremlin confíe en cualquier acuerdo estadounidense, y ciertamente no en uno que margine la influencia rusa en la estratégica Asia Occidental.

ESTA SOLUCIÓN DE DOS ESTADOS ESTÁ MUERTA

El ballet de la “neutralidad” de Rusia continuará. Moscú está inculcando en Tel Aviv la idea de que incluso dentro del marco de su asociación estratégica con Irán, no se exportarán armas que podrían amenazar a Israel –como, por ejemplo, terminar con Hezbollah y Hamas. El quid pro quo de este acuerdo sería que Israel tampoco venda a Kiev nada que amenace a Rusia.

Pero a diferencia de Estados Unidos y el Reino Unido, Rusia no designará a Hamás como organización terrorista. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha sido muy franco sobre esta cuestión: Moscú mantiene contactos con ambas partes; su “prioridad número uno” es “el interés de los ciudadanos (rusos) del país que viven tanto en Palestina como en Israel”; y Rusia seguirá siendo “una parte que tiene potencial para participar en los procesos de solución”.

La neutralidad, por supuesto, puede llegar a un callejón sin salida. De manera abrumadora, para los Estados árabes y musulmanes cortejados activamente por el Kremlin, el desmantelamiento del colonialismo de colonos liderado por los sionistas debería ser la “prioridad número uno”.

Esto implica que la solución de dos Estados, a todos los efectos prácticos, está completamente muerta y enterrada. Sin embargo, no hay pruebas de que nadie, y menos Moscú, esté dispuesto a admitirlo.

Gaza: una pausa antes de la tormenta

Estados Unidos y sus aliados seguirán respaldando la guerra de Israel contra Gaza después de una breve tregua. Pero a medida que los argumentos a favor del «genocidio» se fortalezcan, las nuevas potencias multipolares tendrán que enfrentarse a los viejos hegemones y su caos basado en reglas.

La «Ley Bases» en Argentina: bases para la destrucción de lo común. Lautaro Rivera. Junio de 2024

Una mirada superficial podría suponer que el objetivo del gobierno liberal-extremista de Javier Milei es la destrucción del Estado, como el mismo presidente argentino aseguró en la reciente entrevista sostenida con The Free Pess, un medio norteamericano. Allí declaró, utilizando paradójicamente una antigua metáfora marxiana: “amo ser el topo dentro del Estado. Soy el que destruye al Estado desde adentro […] es como estar infiltrado dentro de las filas enemigas. Yo odio tanto al Estado que estoy dispuesto a soportar estas calumnias tanto sobre mi persona como sobre mis seres más queridos…”.

Sin embargo, ni Milei ni ninguno de los abanderados de los anteriores ciclos neoliberales que asolaron a la Argentina (el gobierno de Mauricio Macri en 2015-2019, el de Carlos Saúl Menem en la década del 90, y la última dictadura cívico-militar en los años 70 y 80) buscaron destruir el Estado, sino refuncionalizarlo a partir de sus propias agendas e intereses. Este caso repite en cierta medida la vieja receta neoliberal, más allá del credo entre minarquista y anarco-capitalista que profesa el titular del ejecutivo.

Pero hay más, mucho más en los 664 artículos originales de la denominada «Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos», así como en los 232 de la versión actual, surgida de la poda impuesta por la derrota del proyecto primigenio en la Cámara de Diputados en febrero de este año. El voluminoso paquete de normas recuerda al tristemente célebre «mamotreto», el plan económico que presentara al flamante dictador Augusto Pinochet un selecto grupo de economistas neoliberales de la Universidad Católica de Chile, formados por sus mentores estadounidenses de la Escuela de Chicago. O acaso recuerda, por la cercanía geográfica y temporal, pero también por la audacia y la pretendida urgencia, a la llamada Ley de Urgente Consideración (LUC) propuesta por el gobierno de Luis Lacalle Pou en el vecino Uruguay, que tras una ardua resistencia finalmente fue ratificada por escaso margen en el referéndum del 27 de marzo del 2022.

Ante todo, la «Ley Bases» es una pobre parodia de las «Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina», el clásico libro publicado en 1852 por el máximo exponente del liberalismo argentino, el abogado, diplomático, economista y escritor Juan Bautista Alberdi, que sentó las bases del ordenamiento territorial, jurídico y político de la Argentina a mediados del siglo XIX. Un liberal ilustrado, acaso el último que en la Argentina no despreció de plano todos los componentes históricos, culturales y etno-raciales de su propio país y de su propia región. Sin embargo, no todo es farsa en aquella ley de nombre pomposo. Milei, como Alberdi, tiene objetivos de alguna manera fundacionales. Tanto la Ley Bases, como el Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2023, su norma gemela, buscan retrogradar al país (en eso consiste la “retro-utopía libertaria) a un tiempo mítico y antediluviano, antes de que la sociedad argentina “coquetease con el socialismo”, como Milei afirmó en innumerables ocasiones.

Pero para descifrar correctamente la jerga libertaria, por “socialismo” debemos entender cualquier forma de lo común, y por “estatismo” cualquiera de sus expresiones organizadas: el propio aparato estatal y gubernamental, claro, pero también los sindicatos, los movimientos sociales, la economía popular, los pueblos indígenas, las organizaciones de derechos humanos, el movimiento feminista y de mujeres, las organizaciones vecinales, las iglesias de base y un largo etcétera.

Al fin y al cabo, como el propio Karl Marx supo afirmar en La ideología alemana, el Estado no deja de ser una de las formas, aunque ilusorias, de lo común. Por eso, el objetivo de los autodenominados «libertarios», mucho más profundo y estratégico que la mera e imposible destrucción del Estado, es operar una profunda reingeniería en una de la sociedades más comunitarias, integradas y de alguna manera también más estatistas de América Latina y el Caribe, modelada de manera persistente por uno de los más avanzados experimentos que dio el Estado de bienestar periférico: la comunidad (corporativamente) organizada por el peronismo en las décadas del 40 y el 50, pero sostenida, en sus trazos generales, hasta la dictadura de 1976, e incluso más allá.

Sólo desde esta óptica puede entenderse el objetivo maximalista de la ley de privatizar varias empresas públicas, como la aerolínea de bandera o el sistema de medios públicos, así como el de vender o concesionar legalmente otras tantas como la empresa de aguas, el correo oficial, los ferrocarriles o los corredores viales. Lo mismo sucede con el objetivo, postergado por la resistencia social al gobierno de Mauricio Macri, de consumar la ansiada “triple reforma”, que el capital viene promoviendo a nivel global a través de los grandes organismos multilaterales de crédito: la reforma laboral, tributaria y previsional, reformadas, obviamente, en un sentido restrictivo y regresivo.

Pero lo común tiene otras muchas aristas. Por ejemplo los bienes comunes, ofrecidos a precio vil al mejor postor a través del Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), el corazón intocado de la antigua ley y la piedra de toque del reposicionamiento geopolítico de la Argentina, que bajo el gobierno de Milei y la canciller Diana Mondino ha venido practicando un occidentalismo puramente ideológico, que ha elegido alinear al país, de manera absolutamente gratuita y contraintuitiva, al bando que tiene todas las de perder en la transición hegemónica global en curso. El RIGI es al siglo XXI lo que el Pacto Roca-Runciman de 1933 suscrito entre la oligarquía argentina y el Imperio Británico fue al siglo XX: lo que el lúcido ensayista argentino Arturo Jauretche supo definir como “el estatuto legal del coloniaje”.

De esta manera el agua, la biodiversidad, las proteínas animales y vegetales, los hidrocarburos convencionales y no convencionales, el litio y las “tierras raras”, fluirán de manera “libre” y “legal” hacia el Norte Global, convirtiendo a las regiones estratégicas de la Argentina en zonas de acopio y sacrificio para un imperialismo que, como el estadounidense, se debate ya entre la inmolación militar o el repliegue estratégico (precisamente en nuestro fatalmente compartido hemisferio).

Pero lo común también es la gestión de la vida en sus niveles más inmediatos, cotidianos e incluso precarios, como en las sedes de los sindicatos, los clubes de barrio, las iglesias de las periferias o los comedores de la llamada economía popular, hoy fuertemente estigmatizados, pero que resultan la última casamata que separa a una sociedad neoliberal y periférica del abismo de la disolución social, la anomia generalizada y el “sálvese quien pueda”. Algo similar sucede con los incisos que pretenden poner fin a la «moratoria previsional», una ley que permitió que cerca de 400 mil personas que no alcanzaron los 30 años de cotización requeridos (ya sea por la inestabilidad laboral, por las recurrentes crisis económicas, o por tratarse de trabajadoras de casas particulares no registradas) pudieran jubilarse y acceder a una vejez con mínimos estándares de dignidad.

Mención aparte merecen los lineamientos de la ley que intentan socavar a uno de los movimientos obreros más poderosos y mejor organizados de todo el planeta. No es casual que la «Ley Bases» busque limitar la afiliación obligatoria, debilitar el derecho a huelga, reemplazar las indemnizaciones por un “fondo de cese laboral optativo” o eternizar los eufemísticos “períodos de prueba” y otras formas de contratación precaria. Si el movimiento sindical supo ser la espina dorsal del peronismo, de las sucesivas resistencias antineoliberales y de casi todas las opciones revolucionarias, la retro-utopía libertaria precisa quebrar sus estructuras, atentando incluso contra los intereses de sectores corporativos y burocráticos que se prestan al más solícito colaboracionismo.

Lo común es también la forma de resolver los problemas del común: es decir la vida en una sociedad democrática. Democracia que en la Argentina volvió a nacer hace apenas cuatro décadas, pero que acusa, como en todo el mundo, síntomas crecientes de insatisfacción y cansancio. Democracia que busca ser asediada, por ejemplo, con la delegación de facultades legislativas extraordinarias al presidente, sin que medie una situación de excepción o catastrófica que así lo amerite. Democracia que supo expresarse también en una serie de consensos inéditos a nivel global, como en el robusto paradigma de derechos humanos made in Argentina que garantizó el juicio y el castigo a (parte de) los responsables civiles y militares de la última dictadura, pero que encuentra hoy a una negacionista presidiendo ni más ni menos que el Senado de la República. 

Lo común es finalmente la seguridad y la paz que garantizan la mismísima existencia biológica de los cuerpos que reunidos conforman lo común. Paz y seguridad que se ven profundamente amenazadas por un gobierno que en vez de buscar espacios de soberanía y autodeterminación en un mundo agitado y belicoso, intenta medrar en conflictos que no comprende, jugando con el fuego de las grandes magnitudes en pugna. Esto se evidencia desde la iniciativa de trasladar la embajada Argentina a Jerusalén, para convalidar una limpieza étnica en proceso y congraciarse con el criminal de guerra Benjamín Netanyahu, o la aún más descabellada propuesta de enviar “ayuda militar” y tropas para combatir en los campos de Ucrania. Paz y seguridad que, por añadidura, se verán socavadas de concretarse la propuesta dolarizadora y el generoso blanqueo de capitales (de hasta 100 mil dólares) habilitado por la mega ley, que colocará al país en un sitio privilegiado para las nuevas cadenas de suministro del narcotráfico y otras economías ilícitas, cuya geopolítica se vio profundamente alterada por la emergencia de nuevos productos, nuevos grupos criminales y nuevas rutas a nivel hemisférico y global. En la utopía liberal-extremista, que como ningún otro documento, libro o intervención sintetiza la «Ley Bases», sucede lo que en las distopías madmaxianas. Sólo hay dos tipos de ciudadanos: policías o pandilleros. Los recursos escasean, la vida es frágil, el Estado no existe y lo común languidece.


Ukraine : Une paix populaire, pas une paix impériale. 4 Juin 2024

Déclaration commune d’organisations écosocialistes, anarchistes, féministes, environnementales et de groupes en solidarité avec la résistance ukrainienne et pour une reconstruction sociale et écologique autodéterminée de l’Ukraine.

Le gouvernement suisse organisera les 15 et 16 juin 2024 une conférence internationale pour un processus de paix en Ukraine sur la montagne Bürgenstock, près de Lucerne. Le gouvernement ukrainien soutient cette conférence.

Cette conférence a lieu dans une phase décisive de la guerre. Depuis des mois, les forces d’invasion russes percent des brèches dans les défenses ukrainiennes et les repoussent, au prix de lourdes pertes. Les dirigeants russes ont annoncé une offensive majeure et s’en prennent à la population de Kharkiv, une ville qui compte des millions d’habitants.

Nous soutenons toutes les mesures visant à instaurer une paix qui permette au peuple ukrainien de reconstruire le pays d’une manière autodéterminée. La paix exige le retrait complet des forces d’occupation russes de l’ensemble du territoire de l’Ukraine. Dans cette optique, nous espérons que la conférence de paix en Suisse contribuera au rétablissement de la souveraineté de l’Ukraine.

Les conditions pour y parvenir sont extrêmement difficiles. Les représentants du régime de Poutine proclament régulièrement qu’ils ne reconnaissent pas une Ukraine indépendante et nient l’existence du peuple ukrainien. Le régime de Poutine poursuit un projet de Grande Russie, soumet les populations des territoires occupés à la terreur et vise à éradiquer la culture ukrainienne. Le régime au pouvoir en Russie commet régulièrement des crimes de guerre contre la population ukrainienne.

L’invasion russe à grande échelle de l’Ukraine, lancée le 24 février 2022, ne remet pas seulement en question l’indépendance de l’Ukraine. Elle encourage également d’autres régimes autoritaires à menacer des populations voisines, à occuper des territoires et à y expulser massivement des populations. Afin d’éviter toute résistance chez elle, l’armée russe recrute désormais aussi des habitants des pays voisins et du Sud pour servir de chair à canon.

En raison de la résistance massive – et étonnante – de la population ukrainienne, les gouvernements d’Europe et d’Amérique du Nord ont commencé à soutenir l’armée ukrainienne dans sa défense contre les forces d’occupation russes. Cependant, ils soutiennent l’Ukraine pour affirmer leurs propres intérêts dans la rivalité impérialiste mondiale. Les États-Unis visent à affaiblir leur contrepartie russe tout en montrant leur force face à la Chine montante et en donnant le ton aux puissances européennes qui sont à la fois partenaires et rivales. Pourtant, bien que le Congrès américain ait finalement approuvé le 20 avril 2024 un programme d’aide conséquente pour l’Ukraine, qui avait été bloquée par le Parti républicain pendant neuf mois, le soutien à l’Ukraine est toujours resté sélectif et insuffisant.

De même, les sanctions économiques imposées par les gouvernements de l’UE et des États-Unis à l’encontre de la Russie et des représentants du régime de Poutine sont sélectives, mal ciblées et insuffisantes. Elles n’empêchent pas la Russie de continuer à exporter du pétrole et du gaz, ainsi que d’autres matières premières stratégiquement importantes, qui alimentent son trésor de guerre. Certains pays européens ont même considérablement augmenté leurs importations de GNL en provenance de Russie depuis le début de la guerre. D’autres, comme l’Autriche, obtiennent plus de 90% de leurs importations de gaz naturel de la Russie. Les gouvernements de ces pays obligent les consommateurs de gaz à financer la guerre de Poutine contre la population ukrainienne.

Le gouvernement suisse, hôte de la conférence de paix, a non seulement accordé des allègements fiscaux aux oligarques russes pendant des décennies, mais il a également refusé de confisquer les actifs de ces oligarques depuis le début de l’invasion russe à grande échelle. En tant que plaque tournante majeure du négoce international de matières premières, la Suisse offre depuis de nombreuses années aux capitaux russes d’excellentes possibilités d’acquérir des richesses. De nombreux politiciens bourgeois ont accueilli avec plaisir ces entreprises en Suisse. Par la vente de produits à double usage, la Suisse contribue à l’équipement de la machine de guerre russe. Enfin, le secteur financier suisse facilite le commerce du pétrole russe.

Tant aux États-Unis qu’en Europe, de plus en plus de voix s’élèvent au sein de l’establishment politique et économique pour subordonner leur soutien à l’Ukraine à certaines conditions. Leur objectif est de faire pression sur l’Ukraine pour qu’elle cède de vastes territoires et plusieurs millions d’habitants au régime de Poutine. Une telle paix, imposée par des puissances impériales majeures, renforcerait le régime de Poutine et ne parviendrait pas à jeter les bases d’une reconstruction démocratique durable de l’Ukraine.

Nous avons besoin d’une paix fondée sur les intérêts de la population et des travailleurs-euses d’Ukraine et de Russie, et soutenue par eux. Une telle perspective ne peut aboutir que si les syndicats, les organisations de femmes, les initiatives environnementales et diverses organisations de la société civile d’Ukraine et de Russie aboutissent aux pourparlers de paix.

L’occupation est un crime ! Nous sommes guidés par les principes d’auto-libération, d’émancipation et d’autodétermination de la classe ouvrière et de tous les peuples opprimés, au-delà des considérations géopolitiques. En ce sens, nous sommes également solidaires du peuple palestinien, qui lutte pour son autodétermination depuis des décennies. De même, nous soutenons les peuples kurde et arménien et tous les autres peuples menacés par l’oppression liée à une occupation, nationale et culturelle.

Sur la base de notre positionnement, en soutenant la résistance ukrainienne contre l’occupation russe, nous voulons contribuer à développer une perspective européenne commune pour des réformes socio-écologiques radicales et, à terme, pour une transformation écosocialiste de l’ensemble du continent européen dans le cadre d’une solidarité mondiale.

En soumettant cette déclaration à la discussion, nous voulons contribuer à un processus transnational de compréhension et de clarification politique entre les forces de gauche qui partagent ces convictions importantes dans toute l’Europe et au-delà.

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12 principes pour une paix juste en Ukraine
dans une Europe basée sur la solidarité et l’écologie

Nous, les organisations et initiatives soussignées, voulons promouvoir un processus de paix qui adhère aux 12 principes suivants.

1. La réalisation d’une paix socialement juste et écologiquement durable exige le retrait inconditionnel et complet des forces d’occupation russiennes de l’Ukraine, le retour de l’ensemble du territoire à ses frontières internationalement reconnues.

2. La Russie détruit systématiquement les villes, les infrastructures et l’environnement pour démoraliser la population et susciter une grande vague de réfugiés. Contre cette terreur quotidienne, nous exigeons que les gouvernements « occidentaux » soutiennent l’Ukraine dans la protection de sa population et de ses infrastructures contre les bombardements et les attaques par les missiles de la puissance d’occupation russe. Nous sommes favorables à un soutien humanitaire, économique et militaire massif des pays riches d’Europe en faveur de l’Ukraine. La population ukrainienne a un besoin urgent de protection contre les bombes et les roquettes russes.

3. Nous nous opposons aux tentatives des gouvernements « occidentaux », des représentants de l’OTAN et de l’UE de faire pression sur l’Ukraine pour qu’elle fasse des concessions massives à la puissance occupante russe. Nous nous opposons à l’idée que l’Ukraine doive céder plusieurs millions de personnes au régime de Poutine.
C’est uniquement au peuple ukrainien de décider comment faire face à cette situation atroce d’occupation continue et probablement croissante. Nous soutenons la résistance armée et non-armée des Ukrainiens contre la puissance d’occupation russe.

4. Nous demandons que tous les Russes qui refusent le service militaire se voient accorder un statut de résident sûr dans les pays d’Europe et d’Amérique du Nord. La désertion massive est importante pour affaiblir la machine de guerre russe.

5. Nous soutenons la lutte politique des syndicats ukrainiens, des organisations de femmes et des initiatives environnementales contre les politiques néolibérales anti-ouvrières du gouvernement du président Volodymyr Zelenskyy. Ces politiques sapent la défense de l’Ukraine contre l’occupation russe qui bénéficie d’un large soutien social, et rendent impossible une reconstruction socialement juste et écologiquement durable.

6. Nous sommes solidaires du mouvement anti-guerre, de l’opposition démocratique et des luttes ouvrières indépendantes en Russie. Nous sommes également solidaires des nationalités opprimées en Russie qui souffrent particulièrement de la guerre et luttent pour leur auto-détermination. C’est leur jeunesse qui est utilisée comme chair à canon par le régime de Poutine. Ces mouvements sont un facteur clé pour parvenir à une paix juste et à une Russie démocratique.

7. La Russie a emprisonné de nombreuses personnes originaires d’Ukraine en tant que prisonniers politiques. Beaucoup ont été condamnés à des décennies de prison et de camps pénitentiaires. Nous demandons leur libération inconditionnelle. Nous exigeons que la Croix-Rouge internationale soit autorisée à maintenir des contacts réguliers avec tous les prisonniers de guerre. La libération des prisonniers de guerre est une condition préalable à toute paix juste.

8. La Russie doit payer des réparations au peuple ukrainien. Les oligarques de Russie et d’Ukraine doivent être expropriés. Leurs biens doivent être mis à la disposition de la reconstruction de l’Ukraine et, après la chute du régime de Poutine, du développement démocratique de la Russie.

9. Nous exigeons que les gouvernements « occidentaux » annulent immédiatement les dettes de l’Ukraine. C’est une condition essentielle pour la reconstruction souveraine du pays. Les Etats riches d’Europe et d’Amérique du Nord doivent mettre en place des programmes de soutien complets et étendus en faveur du peuple ukrainien et de la reconstruction du pays. Cette reconstruction doit se faire sous le contrôle démocratique de la population, des syndicats, des initiatives écologiques, des organisations féministes et des quartiers organisés dans les villes et les villages.

10. Nous nous opposons à tous les projets des gouvernements européens et nord-américains, ainsi que des organisations internationales, visant à imposer un programme économique néolibéral au peuple ukrainien. Cela prolongerait et aggraverait la pauvreté et la souffrance. Nous dénonçons également tous les efforts visant à solder les biens et les actifs de la population ukrainienne à des sociétés étrangères. Le redressement et la réorganisation de l’agriculture, de l’industrie, des systèmes énergétiques et de toute la base sociale doivent servir à la transformation socio-écologique de l’Ukraine, et non à la fourniture de main-d’oeuvre, de céréales et d’hydrogène bon marché aux pays d’Europe occidentale.

11. Un soutien militaire efficace à l’Ukraine ne nécessite pas une nouvelle vague d’armements. Nous nous opposons aux programmes de réarmement de l’OTAN et aux exportations d’armes vers des pays tiers. Il faut au contraire que les pays d’Europe et d’Amérique du Nord fournissent, à partir de leurs immenses arsenaux existants, les armes qui aideront l’Ukraine à se défendre efficacement. En ce sens, nous demandons que l’industrie de l’armement ne serve pas les intérêts de profit du capital – au contraire, nous voulons travailler à l’appropriation sociale de l’industrie de l’armement. Cette industrie doit servir les intérêts immédiats de l’Ukraine. En même temps, pour des raisons écologiques sociales et urgentes, nous soulignons l’impératif de convertir démocratiquement l’industrie de l’armement en une production socialement utile à l’échelle mondiale.

12. Nous voulons lancer un débat sur une réorganisation radicale de l’Europe. Nous voulons contribuer au développement d’une perspective européenne commune pour des réformes socio-écologiques radicales, et en particulier pour une transformation écosocialiste fondamentale de l’ensemble du continent européen dans le respect de la solidarité mondiale. Dans ce cadre conceptuel, nous soutenons la volonté du peuple ukrainien d’adhérer à l’UE, bien que nous rejetions les fondations néolibérales de l’UE qui appauvrissent des millions de personnes et favorisent un développement non qualifié en Europe. Nous considérons la perspective d’une adhésion de plusieurs pays d’Europe de l’Est et du Sud-Est comme une occasion de réfléchir ensemble à la manière dont un changement socio-écologique aussi radical peut être initié dans toute l’Europe, y compris une stratégie énergétique commune, une conversion industrielle écologique, des systèmes de retraite par répartition, une protection efficace du travail, une politique migratoire solidaire, des paiements de transfert interrégionaux et une sécurité militaire ralliant la sortie de l’industrie de l’armement. Les forces syndicales, féministes, écologiques, anti-autoritaires et socialistes d’Europe de l’Est devraient jouer un rôle important dans ce débat.

Cette déclaration a été initiée conjointement par Sotsialnyi Rukh (Mouvement social) en Ukraine, Posle Media Collective en Russie, Bewegung für den Sozialismus / Mouvement pour le Socialisme en Suisse et solidaritéS – mouvement anticapitaliste, féministe, écosocialiste en Suisse, emanzipation – Zeitschrift für ökosozialistische Strategie (DE, AT, CH) et publiée le 4 juin 2024.

Nous invitons toutes les organisations, groupes, initiatives, collectifs médiatiques et personnes intéressés à diffuser et à signer cette Déclaration d’ici le 14 juin. Veuillez envoyer la confirmation de votre signature à : Joao_Woyzeck@proton.me and redaktion@emanzipation.org

Pour les personnes individuelles, veuillez signer ici : https://forms.gle/EAPYSoJCHpWq4bHR6

Con Regimen de Excepción no habrá recuperación económica. Eugenio Chicas. 12 de junio de 2024

En la medida que se devela la grave situación económica y social del país, se desmoronan las falsas promesas infladas con publicidad gubernamental. Estas caen fulminadas por el creciente malestar social, el trabajo estoico del “incómodo” periodismo investigativo, la aguda crítica desde las redes sociales y la mordaz puntada en los espacios de opinión pública; hasta enfrentar el intolerante discurso de odio de Bukele de: “no escuchen a los enemigos del pueblo”, apuntalado con los cruentos efectos del Régimen de Excepción. La cruda y desesperada realidad de pobreza y abandono terminará rebasando la amenaza autoritaria de: “sin quejarse”.

Después de cinco años de régimen autoritario, Bukele controla absolutamente a todos los poderes e instituciones del estado; ha cerrado el acceso a la información pública, ocultado los datos estadísticos, administrativos y socioeconómicos del país. Mantiene el prolongado Régimen de Excepción, aún después de anunciar ganada la guerra contra las pandillas; una afirmación reiterada en distintos eventos públicos durante los últimos diez meses. Bukele también declaró “pulverizada a la oposición”. Por lo tanto, no hay justificación racional para seguir imponiendo el Régimen de Excepción, sobre todo, si el objetivo es generar confianza para atraer inversiones y recuperar la economía del país.

Bukele se hereda una economía profundamente rezagada, la más atrasada en la región en cuanto a bajas exportaciones, escasa inversión externa, minada por la corrupción, el despilfarro y la incapacidad de ejecución presupuestaria; no ha logrado superar el promedio endémico del 2.4% de crecimiento económico registrado por el mismo Banco Central de Reserva. Su gestión está en la mira de los organismos financieros internacionales y calificadoras de riesgo. Uno de los sectores más abandonados es el agropecuario, que hasta 2019 significaba el 5.1% del PIB; actualmente su aporte retrocedió hasta el 4.6%; solo entre los años 2020 y 2021 más de 18,000 ganaderos quebraron, debido al elevado costo de los insumos y alimentos para el ganado; por la drástica reducción del programa del vaso de leche escolar de este gobierno, y a la masiva importación de leche y derivados lácteos. Igual descalabro padecen los productores de granos básicos, caficultores y cañeros.

De acuerdo con datos sistematizados por el Equipo Maíz, junto al economista Cesar Villalona, el país padece una caída del crecimiento industrial que antes aportaba el 15.5% al PIB, y hoy se redujo al 14%. A esto debe agregarse el grave desbalance del comercio exterior, que de un déficit de $5,967 millones en 2019; este se multiplicó hasta $9,150 millones. En tanto la inversión extranjera, que también es la más rezagada en la región, en 2023 apenas alcanzó $750 millones, sin superar los $826 millones alcanzados en el año 2018. Las reservas internacionales netas lejos de crecer han disminuido de $3,763 millones en 2019, a $3,119 millones en 2024. En tanto la deuda pública, incluyendo pensiones, de $19,808 en 2019 (63% del PIB); ha crecido a $30,173 en 2024, (88% del PIB).

La inflación creció hasta 4 puntos, golpeando especialmente los precios de los productos de la canasta básica de alimentos y servicios. Un severo incremento del 28% a la Canasta Básica urbana que cubre apenas 22 productos; mientras la Canasta Básica rural con solo 15 productos creció 23%. Hay un grave incremento de la pobreza, que de un 22.6% en 2019, aumentó a 27.2% al final de 2023, condenando a 126,000 nuevas personas a la pobreza. Mientras el desempleo alcanzó el 7%; y el subempleo en el que se inscribe la desesperada sobrevivencia informal, tan perseguida en el centro de la capital y otras urbes del país rebasa el 53%. Esta crisis es más grave por el incremento de la deuda de pensiones, que de $5,071 millones en 2019, hoy supera los $9,916 millones en 2024; una crisis que se agrava aceleradamente con el impago por cuatro años impuesto por este gobierno, y la manera acelerada con que continúan vaciando los ahorros de los cotizantes.

Ante semejante panorama económico, social y fiscal, Bukele está obligado a cumplir su promesa de que paguen más los que tienen más, a comenzar aplicando la “medicina amarga” a su propio gabinete; y a exponer con claridad ante el país sus planes para la recuperación económica y social.

La insoportable levedad del ser. Milan Kundera. 1985

La levedad y el peso. 1 La idea del eterno retorno es misteriosa y con ella Nietzsche dejó perplejos a los demás filósofos: ¡pensar que alguna vez haya de repetirse todo tal como lo hemos vivido ya, y que incluso esa repetición haya de repetirse hasta el infinito! ¿Qué quiere decir ese mito demencial?

El mito del eterno retorno viene a decir, per negationem, que una vida que desaparece de una vez para siempre, que no retorna, es como una sombra, carece de peso, está muerta de antemano y, si ha sido horrorosa, bella, elevada, ese horror, esa elevación o esa belleza nada significan. No es necesario que los tengamos en cuenta, igual que una guerra entre dos Estados africanos en el siglo catorce que no cambió en nada la faz de la tierra, aunque en ella murieran, en medio de indecibles padecimientos, trescientos mil negros.

¿Cambia en algo la guerra entre dos Estados africanos si se repite incontables veces en un eterno retorno?

Cambia: se convierte en un bloque que sobresale y perdura, y su estupidez será irreparable.

Si la Revolución francesa tuviera que repetirse eternamente, la historiografía francesa estaría menos orgullosa de Robespierre. Pero dado que habla de algo que ya no volverá a ocurrir, los años sangrientos se convierten en meras palabras, en teorías, en discusiones, se vuelven más ligeros que una pluma, no dan miedo. Hay una diferencia infinita entre el Robespierre que apareció sólo una vez en la historia y un Robespierre que volviera eternamente a cortarle la cabeza a los franceses.

Digamos, por tanto, que la idea del eterno retorno significa cierta perspectiva desde la cual las cosas aparecen de un modo distinto ha como las conocemos: aparecen sin la circunstancia atenuante de su fugacidad. Esta circunstancia atenuante es la que nos impide pronunciar condena alguna. ¿Cómo es posible condenar algo fugaz? El crepúsculo de la desaparición lo baña todo con la magia de la nostalgia; todo, incluida la guillotina.

No hace mucho me sorprendí a mí mismo con una sensación increíble: estaba hojeando un libro sobre Hitler y al ver algunas de las fotografías me emocioné: me habían recordado el tiempo de mi infancia; la viví durante la guerra; algunos de mis parientes murieron en los campos de concentración de Hitler; ¿pero qué era su muerte en comparación con el hecho de que las fotografías de Hitler me habían recordado un tiempo pasado de mi vida, un tiempo que no volverá?

Esta reconciliación con Hitler demuestra la profunda perversión moral que va unida a un mundo basado esencialmente en la inexistencia del retorno, porque en ese mundo todo está perdonado de antemano y, por tanto, todo cínicamente permitido.

2

Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a la eternidad como Jesucristo a la cruz. La imagen es terrible. En el mundo del eterno retorno descansa

sobre cada gesto el peso de una insoportable responsabilidad. Ese es el motivo por el cual Nietzsche llamó a la idea del eterno retorno la carga más pesada (das schwerste Gewicht).

Pero si el eterno retorno es la carga más pesada, entonces nuestras vidas pueden aparecer, sobre ese telón de fondo, en toda su maravillosa levedad.

¿Pero es de verdad terrible el peso y maravillosa la levedad?

La carga más pesada nos destroza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. Pero en la poesía amatoria de todas las épocas la mujer desea cargar con el peso del cuerpo del hombre. La carga más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida. Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será.

Por el contrario, la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, vuele hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real sólo a medias y sus movimientos sean tan libres como insignificantes.

Entonces, ¿qué hemos de elegir? ¿El peso o la levedad?

Este fue el interrogante que se planteó Parménides en el siglo sexto antes de Cristo. A su juicio todo el mundo estaba dividido en principios contradictorios: luz-oscuridad; sutil-tosco; calor-frío; ser-no ser.

Uno de los polos de la contradicción era, según él, positivo (la luz, el calor, lo fino, el ser), el otro negativo. Semejante división entre polos positivos y negativos puede parecemos puerilmente simple.

Con una excepción: ¿qué es lo positivo, el peso o la levedad?

Parménides respondió: la levedad es positiva, el peso es negativo.

¿Tenía razón o no? Es una incógnita. Sólo una cosa es segura: la contradicción entre peso y levedad es la más misteriosa y equívoca de todas las contradicciones.

A Left Case for Hong Kong Self-Determination, Promise Li. April 2020

“The social revolution of the nineteenth century cannot take its poetry from the past but only from the future. It cannot begin with itself before it has stripped away all superstition about the past. The former revolutions required recollections of past world history in order to smother their own content. The revolution of the nineteenth century must let the dead bury their dead in order to arrive at its own content. There the phrase went beyond the content – here the content goes beyond the phrase.” Karl Marx, The Eighteenth Brumaire of Louis Bonaparte (1852)

For ten months and going, Hong Kong has seen its largest social movement yet with mobilizations against an extradition bill that threatens to subject dissident Hongkongers to the People’s Republic of China (PRC)’s jurisdictional system. Previously under British rule since 1842, the city was allowed to maintain its own governmental system after the Handover in 1997, albeit under Chinese sovereignty in accordance with the “One Country, Two Systems” framework.

But civil liberties continue to be threatened and class disparity deepens. With a fifth of the population below the poverty line in the world’s most expensive housing market, young people are increasingly stripped of job security and social benefits. Citizens only contribute a partial voice to the elections of the city’s highest decision-making body, the Legislative Council (LegCo), and highest elected official, the Chief Executive, which are largely determined by corporate elites and pro-Beijing figures.

The recent introduction of the extradition bill was a breaking point. It ignited a whole new generation of protestors, many of whom were born with little to no memory of colonial rule. They have seen their own and their elders’ economic and political rights eviscerated under an increasingly authoritarian neoliberal regime. Though the bill was subsequently retracted, the protestors’ other demands – including universal suffrage, release of their arrested comrades, and establishment of an independent commission to investigate police brutality – have not been met.

Despite these conditions, the left has struggled to maintain power or relevance within the mass movement. Left and labor movements have been traditionally weak in Hong Kong, and the establishment’s association with “communism” and “the left” has made it nearly impossible to organize an anti-capitalist, worker-centered opposition under any left or socialist banner. In fact, Hongkongers seldom refer to (let alone understand!) the left-right political spectrum, and the city’s core political marker is one’s allegiance or opposition to the Beijing-controlled Hong Kong government.

Leftist collectives do exist in the movement, like the anarchist Autonomous 8A, the workers’ mutual aid group Workers Committee (勞工組), Student Labour Action Coalition (工學同行), and grassroots tenant organizing collective Old District Autonomy Advancement Group (ODAAG) (舊區街坊自主促進組). Local publications and media outlets like Borderless Movement (無國界社運), Grass Media Action(草根.行動.媒體), v-artivist (影行者), The Owl (夜貓), and Reignite Press (懷火) continue to promote important left-leaning perspectives.

Many of them, especially the minority of leftists in the Hong Kong Confederation of Trade Unions (HKCTU), have been struggling to make interventions within the highly heterogeneous opposition camp. 

The opposition (also known as the “pro-democracy” or “pan-democratic” camp) has traditionally been led by liberal democrats, many of whom had helped negotiate the Sino-British settlement leading up to the Handover and had emphasized support for mainland dissidents. But their ideological hegemony, marked by political compromises with the Chinese Communist Party (CCP), has been upended in the wake of the 2014 Umbrella Movement – the last large-scale set of protests after the PRC’s National Committee introduced a motion to explicitly pre-screen candidates for Hong Kong’s Chief Executive election.

Localism, an often-confused mix of political tendencies centering around the interests of local Hongkongers and their political self-determination, was the Umbrella Movement’s reaction to the entrenched political orientation of the pan-democratic camp: a liberal-democratic focus on universal, democratic values for both mainland Chinese and Hongkongers.

Some localist supporters even argue for the prioritization of local Hongkongers’ interests over those of mainland immigrants, who are seen as threats to local resources and Hongkongers’ distinct cultural identity. These sentiments can turn into reactionary and xenophobic demands, treating mainlanders as the key problem for local Hongkongers by filling up the city’s already-thinning pool of jobs and other social resources. These positions occasionally put some of the more radical localists at odds with the pan-democrats’ conservative, electorally-minded political tactics, though for the most part, both continue to be close allies in the opposition.

    Localist sentiments have continued to gain traction since then and have become the dominant political ideology of protestors today, with self-determination remaining a key demand for the movement. But what self-determination means for localists is still highly unstable.

It does not necessarily mean national independence. Polls show that support for Hongkongers’ national independence remains low – only one out of every six people. In other words, this protest movement is only beginning to define Hong Kong’s movement for self-determination, constantly improvising its limits. In the face of this formlessness, a common response across the political spectrum has been to prescribe its limits, in effect putting brakes on the radical and transformative nature of the demand for self-determination.

Though the left has been sidelined in these protests, our role should neither be simply tailing these demands nor opposing them. We must understand self-determination’s complex history and roots in the city, and amplify its democratic power in its current manifestation in today’s movement.

Localism Beyond Lenin

Many progressives and leftists have developed reductive understandings of this struggle. Socialist Review’s Lawrence Wong, for example, has characterized Hong Kong self-determination as a “reactionary demand … a cover for independence.” Indeed, Hong Kong’s entangled history vis-à-vis China makes it inaccurate to simply treat it like any other self-determination struggle, as if it were comparable to Rojava.

By the same token, writing off self-determination as purely reactionary goes too far and ignores the nuances of Hong Kong society and cultural identity. The subtext for Wong’s position is, of course, Lenin’s theory of self-determination, succinctly summarized by Paul Le Blanc:

    [F]irst, that only the freedom to secede makes possible free and voluntary union, association, cooperation and, in the long term, fusion between nations; second, that only the recognition by the workers’ movement in the oppressor nation of the right of the oppressed nation to self-determination can help to eliminate the hostility and suspicion of the oppressed and unite the proletariat of both nations in the international struggle against the bourgeoisie.

However, the case of Hong Kong is an exception that does not neatly fit within this description. Lenin’s analysis does not account for cases in which a territory is detached by imperialism and subsequently returned after a century or more of immense cultural and economic development. The city’s complicated sense of removal and identification with China makes it such that the most transformative kind of political consciousness in Hong Kong grows from an affiliation with the local, rather than ethnic or national identity.

Existing in the gaps of ready-made theoretical paradigms, Hong Kong’s framework of self-determination appears slippery to both its participants and its onlookers. Indeed, localism at times bleeds into more rigid demands, like the minority position of Hong Kong separatist independence, dominated by the more visibly right-wing and pro-Western parties that sprang from Umbrella. But Hong Kong’s postcolonial condition always threatens the limits of ethnonationalism, and the boundaries of “Hong Kong identity” remain highly protean.

Cross-racial solidarity exists in instances like the demonstrations of support for the movement in Chungking Mansion in October of last year, involving a hodgepodge of ethnic minorities from Indian migrants to African traders. Many Mainlanders are ostracized in this movement, while many other mainland Chinese have expressed solidarity with the movement both in China and abroad.

The Leftist Past of Hong Kong’s Self-Determination Struggle

In the face of these complexities, the left has long been seen in Hong Kong as either synonymous with the CCP establishment or simply too dogmatic to have any relevance for Hongkongers’ aspirations. But in fact, some of the first to think through the framework of self-determination actually came from the radical left – a history fully disconnected from today’s movement.

Some of the earliest instances of demands for self-determination emerged from worker-student organizing debates in the anti-imperialist and social movement upsurge of the early 1970s. In those discussions, the pro-CCP Maoists, in an unsteady alliance with other left-leaning groups against the colonial government at the time, reportedly accused other activists of promoting “Hong Kong independence” at one point.

In the 1980s, around the time when the British and Chinese state elites met behind closed doors to negotiate the future of Hong Kong, small, radical left formations like October Review (十月評論), Revolutionary Marxist League (革馬盟), and Sun Miu Group (新苗社) argued for the right of ordinary masses of Hongkongers to democratically decide their own future.

In a joint statement by October Review and Revolutionary Marxist League in 1984, the writers demanded that, upon the Handover, the Chinese government should allow for “a generally elected, full-powered General Assembly” wherein “the Hong Kong people should grasp the opportunity to mobilize and strive for democratic self-rule.”

While the authors affirm Chinese sovereignty over the city, they emphasize that Hongkongers’ have the “full right to decide on how to recover sovereignty” and “decide Hong Kong’s future social system and policies” in a way that builds the socialist struggle along with working-class counterparts in Mainland China. In other words, they stop short of defining what Chinese sovereignty should actually look like for Hongkongers, while still working within that framework: the point is that only Hongkongers themselves, through democratic process, can give form and content to the material reality of Chinese sovereignty in the city.

Similarly, Sun Miu’s statement in 1983 emphasizes Hongkongers’ right to self-determination (自決權) as a way to reject bourgeois separatism and empower the voices of all Hongkongers, not just political elites, to determine their own political future in the eve of the Sino-British Joint Declaration. For Sun Miu, self-determination does not have to be a bourgeois demand and can serve as the basis for class struggle.

Central to this analysis is Lenin’s idea that even though “full political democracy” cannot be entirely achievable under capitalism and imperialism, revolutionary leftists should not reject the immediate and the most determined struggle for all these demands – such a rejection would only play into the hands of the bourgeoisie and reaction, but on the contrary, it follows that these demands must be formulated and put through in a revolutionary and not a reformist manner, going beyond the bounds of bourgeois legality, breaking them down, going beyond speeches in parliaments and verbal protests, and drawing the masses into decisive action, extending and intensifying the struggle for every fundamental democratic demand up to a direct proletarian onslaught on the bourgeoise.

The most immediate demand for Hong Kong, as a city in transition caught between two administrations, was to have a seat in the table in this process – to have its own recognized voice, regardless of national or ethnic determinations. Following Lenin, Sun Miu members did not separate themselves from this demand, but intensified it according to left, internationalist principles.

Self-determination that links up to other self-determination struggles in both the Chinese and Taiwanese working-classes should be a practical necessity, since “there is no hope of victory if we just use the power of five million Hong Kongers against the CCP, which leads over ten billion.” “If Hongkongers … publically aim to return power to all people, that would empower the people of China and Taiwan to struggle in solidarity,” the authors write.

“Then, the ten billion Chinese would not be swayed by the CCP bureaucracy to oppress Hongkongers’ strength, but would be our greatest ally, and fight with us to take back their sovereignty from the state.” However optimistic and impossible, this demand indeed aims to reform and intensify the struggle, articulating a vision of autonomy that looks outward to internationalist unity.

Hong Kong Nationalism”

Thirty years later, the discourse of self-determination has re-emerged in new terms. The influential February 2014 issue of Hong Kong University Student Union’s journal Undergrad published a series of essays on the topic of “the Hong Kong people/nation (香港民族)”. Published just half a year before the Umbrella Movement, the issue was edited by Brian Leung Kai-ping, who would later emerge as a key figure in last year’s protests after revealing his identity during a speech he gave at the valiant occupation of LegCo on July 1.

Leung’s contribution borrows French philosopher Ernest Renan’s theory of “civic nationalism” to articulate a Hong Kong nationalism that transcends ethnic boundaries. Leung’s nationalism doubles down on a liberal democratic notion of citizenship that only includes those who “put Hong Kong interests first” and “defend local culture and people’s interests.”

Leung’s imperviousness to Hong Kong’s class dynamics and overdetermined place in global capital in fact upholds local autonomy at the expense of social and economic reality. Indeed, he is right that the ideology that “we are all Chinese” has “lost its purchase” in the city. But ultimately, his insistence on establishing exclusionary criteria for Hong Kong citizenship sacrifices the radicality of self-determination in order to pessimistically play by the rules of the faulty, existing economic status quo.

Instead of fundamentally restructuring how social resources can be more equitably distributed for all Hongkongers, Leung’s “civic nationalism” in fact limits Hongkongers’ material interests by pitting people against one another, instead of uniting their power and interests to oppose the CCP, not to mention the Hong Kong and Chinese capitalist elites that the party promotes when it sees fit.

In the same issue, we find Joseph Lian Yi-zheng taking an unexpected detour to Stalin’s theory of nationalism in which he makes a similarly nativist determination to define the formal contours of the Hong Kong identity. Stalin prescribes highly specific requirements – “common language, territory, economic life and ‘psychic formation’”for what constitutes as a nation, and ethnic communities that fail to qualify are considered “national minorities.”

This theory of nationalism, in other words, assigns self-determination to specific ethnic movements with a set of preset criteria, in contrast to Lenin’s, for whom the conditions for self-determination dynamically mediate between the shifting forms of autonomous mass movements and democratic internationalism.

Indeed, it is also unsurprising that the most dogmatic and anti-Marxist thinker of nationalism on the left would prove useful for Lian’s reactionary nationalism, which applies Stalin’s four-fold criteria to Hong Kong in an earlier essay of his own. That is, despite the kinds of exceptions (e.g. Southeast Asian migrant domestic workers, who Lien parenthetically notes are “too few to discuss”), and historical amnesia of the tight exchange between Hong Kong and China, needed to make his case.

Lian makes no attempt to clarify Stalin’s infamously vague criterion of “psychic formation,” nor explain what that means for Hong Kong beyond anti-Mainland sentiment as Hongkongers’ defensive, culturally unique stance toward years of “Chinese” violation of political and cultural autonomy.

Despite Undergrad’s resolve to bring “Hong Kong nationalism” into mainstream political discourse, what self-determination means seems more abstract than ever, let alone its connection to nationalism, by last year. Yet, the young protestors have made the vision of democratic self-rule and self-determination more tangible than any of their forebears have as they physically held on, if only for a brief hour, the city’s center of power on July 1.

Leung, now a graduate student at the University of Washington, returned that summer to participate in the struggle. He famously tore off his mask that night in the LegCo room in front of the world through the journalists’ cameras, in a desperate attempt to give a narrative and legitimacy to the protestors’ occupation: now that we are holding LegCo, what future does Hong Kong’s self-determined generation want?

The total spontaneity of the LegCo struggle and its lack of answers do not necessarily imply a regress in the praxis of self-determination, though the movement has its limitations indeed. Rampant xenophobic attitudes toward mainland Chinese continue to plague the movement’s ranks, and the city’s class disparity and the excesses of neoliberal policies remain little-discussed in the mainstream political discourse.

Despite this, the freedom and self-activity of mass action, driven by the determination to take ownership of one’s political conditions, have also opened up new practices of radical mutual aid and solidarity. In other words, though the established left has long lost control over the discourse of self-determination in Hong Kong, and today barely exists as a coherent political force, the framework of self-determination continues to be remade and improvised by new activists. This may even remake the terms on which the radical left can be sustained, holding open new avenues of building a democratic future.

Left-wing Alternatives Today

It is in this context that Lausan (流傘) Collective, an explicitly left-wing collective of Hong Kong and Chinese activists on the ground and in the diaspora formed in the late summer of last year, abstained from prescribing a single, cohesive horizon of self-determination from the left. Whatever vision of self-determination can only articulate a formal set of principles of which the actual content remains to be enacted and practiced. And in this movement, the struggles borne from this in-between city have emerged in myriad forms that have threatened again and again its ingrained neoliberal ethos.

Newly-elected left-leaning district councilor Chu Kong-wai notes how this movement has challenged Hong Kongers to think in terms of radical solidarity with others in need, rather than personal gain, though “these anti-capitalist moments are in competition with the more reactionary elements, and we have yet to see which pole will become more dominant.” Indeed, the left must enter into this paradoxical space that is Hong Kong’s movement for self-determination, to struggle with the progressive and reactionary elements with the masses of protestors, to show that building links between movements is no idealism, but a rational extension of the movement’s material constitution.

Internationalist unity between the working-classes and the marginalized, of course, should be a central vision for all leftists. But it would be a mistake to dismiss the lens of self-determination as a crutch for Hong Kong to connect to other mass struggles. Lausan’s Listen Chen provides a powerful critique of how the movement’s uncritical dedication to self-determination precludes meaningful solidarity with the Mainland working class and flirts with Western imperialist elements. While these critiques are entirely correct, Chen limits “national belonging” and “independence” as the only available pathways for self-determination. In doing so, they rightly critique the reactionary, “cultural-national” forms of self-determination as Lenin describes – only to prematurely limit the different avenues from this demand and preclude the radical capacities for self-determination inherent in the mass movement that underscores democratic political practice.

It should never be the strategy of the local and international left to embolden the nativist and nationalist sentiments in the movement. But we must also never forget about the powerful democratic impulse that characterizes a people’s right to self-determination – a radicalism that may exceed the lure of ethnonationalism and separatism.

Black feminist writer Barbara Smith, writing of Black lesbian women’s self-organizing in the U.S., notes the difference between “autonomy” and “separatism,” identifying the former with the capacity to deal with “a multiplicity of issues … a solid base of strength with those with whom we share identity and/or political commitment.” While the experience of Black lesbian women, of course, cannot be entirely correlated with those of Hongkongers, Smith’s insight about political autonomy points to a key vision of concrete socialist practice: lived autonomous decision-making by communities can be done in coalition and solidarity with others’ struggles.

Patricia Hill Collins’ gloss on Smith’s passage years later in Black Feminist Thought underscores this sense that “group autonomy fosters effective coalition with other groups … although Black feminist thought originates within Black women’s communities, it cannot flourish isolated from the experiences and ideas of other groups.” Given Hong Kong’s position at the nexus of multiple cultural and political influences, Smith and Hill Collins may offer a flexible and effective model for a powerful politics of self-determination.

Practicing autonomous politics does not need to be linked to national boundaries, and it must be consistently improvising, drawing from the power of different identities, especially those in the margins, to increase the overall power of the mass movement.

Any class-based solidarity must take into account a people’s messy and non-prescribed road to self-determination, beyond the boundaries of nationalism. Hong Kong still suffers from structural oppression of its minorities, like the hundreds of thousands of Southeast Asian migrant domestic workers whose basic rights are continually exploited by both Hong Kong and their home governments, or the Mainland migrants who fill swaths of low-income jobs while facing discrimination.

But this movement shows that self-determination – this unstable improvisation of “Hong Kong identity” – may offer a framework of liberation even for people in the margins, many of whom don the same black masks and feel connected to the larger struggle. The unlikeliest actors have been improvising and reshaping the form of Hong Kong self-determination, at times, into something radical and levelling.

Self-Determination, Not Dogma

James Leong and Lynn Lee’s 2020 documentary If We Burn gives a raw, unfiltered glimpse of the tumultuous decision-making process of the protestors as they were charging into the LegCo building on July 1: pro-democracy lawmakers attempting to physically block the more radical protestors from breaking in at one point; the protestors spending half an hour wandering around the building figuring out what symbolic statement to make; the disconnection between those outside the building and those inside about whether to occupy and lock themselves in or not.

It looks like mob rule par excellence, but the glimpses of radical democracy are undeniable. No bureaucrats or police were in sight, as anonymous protestors argued tactics through sweat and tears as they deface the building’s stately facade of anti-democratic rule. This is Hong Kong self-determination at work, and for a moment, anyone could speak.

The radical left, indeed, should develop its own programs and principles for liberation, not be allured by every twist and turn of mass movements. But mass liberation also has no room for dogma and entails critically engaging with and struggling alongside the mass movement to increase its power of activity in its current conjuncture. Our principles of left internationalism and anti-discrimination aim toward the ever-increasing capacity of ordinary people to collectively think for themselves and democratically determine their own lives with others – a radically flexible and form-less political practice that has informed Lenin’s revolutionary internationalism and Smith and Hill Collins’ theory of autonomy.

Leong and Lee’s film records a young protestor’s speech at a rally after the LegCo siege, as he tearfully proclaims, “No matter where the movement ends up, at least we are alive to bear witness to these decaying times.” In a similar vein, I recall James Baldwin’s call for us, as artists, thinkers, and activists, to “bear witness to the truth.” The left must struggle alongside the masses in the collective struggle for self-determination, not to reify national borders or set up layers of exclusion, but to witness a basic reality of democratic thinking that would stimulate and guide our internationalist commitments for a more equitable society for all.

 1 Sun Miu later changed its name to Pioneer Group (先驅社) in 1994, and still continues to infrequently publish new materials and archive older work on https://workerdemo-hk.com/

 2 “Joint Statement on Hong Kong Accord: Hong Kong Trotskyists analyze China-Britain Agreement,” Intercontinental Press Vol. 22, No. 23, Dec 10, 1984, 742-3.

3 VI. Lenin, “The Socialist Revolution and the Right of Nations to Self-determination,” National Liberation, Socialism, and Imperialism: Selected Writings (New York: International Publishers, 1968), 112.

4 Barbara Smith et al., Home Girls: A Black Feminist Anthology (Kitchen Table: Women of Color Press, 1983), xl.

5 Patricia Collins, Black Feminist Thought: Knowledge, Consciousness and the Politics of Empowerment (Hyman, 1990), 36.

Promise Li

Promise Li is a socialist from Hong Kong and Los Angeles and a member of Tempest Collective and Solidarity (U.S.). He is involved in international solidarity work with Lausan Collective and Internationalism from Below, and tenant organizing with Chinatown Community for Equitable Development (CCED) in Los Angeles Chinatown.