Guía definitiva para entender las Buenas Épocas de El Salvador (Prehistoria del rock salvatrucho, parte I). El Sueño sudamericano

Tengo en la mente recuerdos de hace 15 o 20 años, yendo en el carro de mi papá, escuchando la radio Monumental en donde salían unas canciones que olían a viejas, pero que de alguna forma me gustaban. Al principio pensaba que estas rolas eran argentinas, porque por esos días comenzaba mi acercamiento con la música en español, y, en concreto, con la Nueva Ola de Latinoamérica: Los Galos, Leo Dan, Los Iracundos, Los Ángeles negros, Roberto Carlos, etc; pero luego me di cuenta que esas canciones eran salvadoreñas, algo que me impresionaba de sobremanera.

Con el tiempo también fui ordenando mi biblioteca musical mental: Los Vikings, Hielo Ardiente, Los Supersónicos, etc. También supe que estos grupos pertenecían a una época dorada de la música cuscatleca, también llamada Época de oro. Mi intención con estas líneas es dejarles un brochazo de historia, de cómo surgieron estos grupos y cómo, a partir de este movimiento, comenzó la prehistoria del rock salvadoreño.

Años sesenta: el génesis

Al principio todo era caos y oscuridad, o algo así dice la Biblia. Lo mismo pasaba acá y en el resto del mundo. La década de los sesentas en Sívar Town comenzaba con un golpe de estado a José María Lemus, el mismo que encarceló a Roque Dalton. La Revolución Cubana estaba muy de moda y la influencia de la «Beatlemanía» y el movimiento Hippie de los Estados Unidos comenzó a dar forma al movimiento de la Nueva Ola salvadoreña; o sea, nacía la Liberación.

Según testimonio de Luis López, uno de los integrantes de Los Supersónicos, asegura que uno de los primeros grupos de rock fue Los Supertwister: unos bichos del Externado San José que se dieron a la tarea de crear sus propias composiciones. Una de las canciones fundacionales del rock salvadoreño (al menos así lo considero yo, dado que hay una falta de registro audiovisual enorme) es «La del niño«, canción compuesta circa 1964. Esta es un símil a lo que ocurrió en Argentina con La Balsa, de Los Gatos, la canción fundacional del Rock Argentino.

Bueno, paremos un ratito y definamos lo que mencioné antes: Nueva Ola. Es, corto, la introducción del Rock n’ Roll a Latinoamérica, basándose principalmente en la música de Buddy Holly, Elvis Presley y The Beatles. Es también el origen del género que en los años siguientes se conocería como Rock. O sea, es la música que bailaron tus abuelos. Fin de la parada.

Sigamos: otro de los grupos fundados a mediados de la década, y que le compite el honor de ser el primer grupo de rock en El Salvador, son Los Satélites del Twist y los Holly boys. Estos completan, digamos, la santísima trinidad que le dio origen a nuestro movimiento urbano. Pero ¿cómo lograron consolidarse en la escena musical nacional? Pues hay un nombre y apellido detrás del éxito de estos locos: Tito Carías.

Si tienen vivos a sus abuelos, pregúnteles quién era Tito Carías y de seguro les da una referencia más amplia. Yo, por este medio, diré nomás que fue un locutor y Dj radial en la década de los 60’s y 70’s. Estuvo encargado de organizar festivales de la canción, llamados «mano a mano», en donde dos banda enfrentaban entre sí, tocando canciones propias y ambos un cóver de la misma canción. Ganaba el grupo que más aplausos recibiera.

Dentro de los organizadores de estos festivales se encuentran locutores y personajes de la televisión como Sergio Gallardo, Willy Maldonado y Henry Saca, quienes se encargaron también de promover a las bandas locales en algunas radios como La Femenina y YSU,  y de crear el movimiento musical de las «Buenas Épocas», que en realidad puede ser un símil al «Boom Latinoamericano»: una serie de maniobras editoriales para publicar talento literario en la región (de hecho coincidieron en temporalidad, debido a que el Boom se dio entre los 60’s y 70’s). A la postre, estos locutores se referirían a las Buenas Épocas en retrospectiva.

Finales de los sesenta y años setenta: el Big Bang

A partir de esta época se comienza a notar mucho más el movimiento rockero como tal. También surge una segunda ola de rockeros locos como Los Supersónicos, Los Mustangs, Los Intocables, Los Kiriaps y Los Beats. Cada grupo con su propio bacil.

Los Intocables se agenciaron con el premio al «Mejor grupo salvadoreño» en el Festival de la Nueva Ola Salvadoreña realizado en la Feria Internacional (Ahora CIFCO) en noviembre del 68. Un hito en la música que lo consolidaría como el grupo más importante de las buenas épocas… por ahora.

Los Kiriaps tenían un vacil muy The Doors Of Perception: Rock Psicodélico en toda su expresión salvadoreña. Canciones como Incomprensión o El viaje lo denotan, además del uso en demasía de los teclados y los contenidos sugestivos de sus letras. Mucha influencia de The Doors.

Los Supersónicos y los Beats compusieron temas como Tan lejos de ti y Verónica respectivamente. No tienen nada que envidiarle a  rolas como las hechas por Los Mitos en España o Los ángeles negros de Chile o La joven guardia de Argentina.

Pero si ahora hubo una canción que me llamó poderosamente la atención es un tema de la Tercera Ola de talentos salvadoreños. Una banda formada en Santa Tecla que incluso grabó profesionalmente en Costa Rica, componiendo temas originales y con un cantante excepcional: Tú eres luz, de Los Juniors. A mi juicio es de las mejores canciones de la Nueva Ola. Dicen que fue un verdadero hitazo. Este grupo además fue de los primeros en tener influencia directa y confesa del Rock Latino por grupos como Barrabás y Carlos Santana. Incluso es de las bandas que más y mejores registros audiovisuales poseen en Youtube.

Otra gran canción, y creo que es la más conocida y la más coreada por las juventudes Milenials, es El amigo que perdí, de los Die-Blitz. Hay una confusión en donde esta rola se le atribuye a Los Vikings de Usulután, pero esta canción tiene una historia triste de transfondo: esta rolita fue escrita en junio-julio de 1970, debido a que el primo de uno de los integrantes de la banda tomó un arma y se suicidó el 8 de junio del mismo año. A partir de ahí se construyó todo un hito de la música salvadoreña. Y quizá, sin saberlo ellos, sería ese «himno luctuoso» que siempre se pone en los velorios del bróder o de la bicha que se echaron el otro día, ustedes saben, veá. Esta rola participó el primer festival de música juvenil, organizado por el Ministerio de Educación, donde compitió con bandas como Los Apaches y  Los Supersónicos, ya consolidándose. Tenían todo para perder, pero esta rola fue tan bien recibida por el público que ellos ganaron la competencia y El amigo que perdí fue considerada la mejor canción salvadoreña del año 1970.

A este punto ya no los quiero aburrir; hablar sobre un movimiento musical es una tarea compleja, a sabiendas de que en El Paísito no hay muchos registros auditivos de las bandas y en la Internet existen pocos testimonios sobre lo ocurrido. Sépanlo que ese movimiento rocanrolesco fue algo sin precedentes y sentó las bases del Rock puro y duro de los 90’s. Vamos a ir abordando estos temas en las próximas entregas.

Los Supersónicos. Adalberto Melara Figueroa. Imágenes de El Salvador de Antaño

La música juvenil en El Salvador tuvo a mediados de los años 60s, grupos protagonistas, que aún hoy recordamos con nostalgia; uno de ellos fueron Los Supersónicos, pero no puedo escribir sobre ellos sin mencionar al grupo Los Fire Fingers y a sus miembros: Nando Cañas q.e.p.d. Víctor Suncín, Toto Guzmán, Tony Martínez y Luis López. Posteriormente nacen Los Supersónicos con los siguientes miembros: Raúl Monterrosa q.e.p.d. Mauricio Salinas, Ricardo Martínez, Rolando Sandoval (cantante), Ever Escalante y Rolado Rivas, luego al retirarse Rolando, llega a sustituirlo Luis López; también se retiran Mauricio Salinas y Ever Escalante y se incorporan, Nando Cañas q.e.p.d. Víctor Suncín y Mario Maida. Cuánto recuerdos guardamos de nuestra juventud quienes hace sesenta y tantos años, fuimos seguidores y admiramos a Los Supersónicos, pues fueron protagonistas en la radio, fiestas, televisión, turnos, festivales y eventos juveniles.

En mi adolescencia, conocí Los Supersónicos gracias a mi papá, ¿por qué gracias a él? porque, al terminar mis años lectivos y parte de mis vacaciones, buscaba la manera de que estuviera ocupado, aprendiendo algún oficio, pues decía él “que una mente ociosa, era peligrosa” y fue así que durante dos o tres fines de año me llevó al taller de electrónica de su amigo Don Carlitos Maida, a quien recuerdo con cariño; el taller lo recuerdo en dos direcciones: primero, en la esquina de la 5ª. Calle Oriente y Avenida España, frente a la Abarrotería del Viejo Pérez, el Colegio Corazón de María y Confitería Americana, después el taller se trasladó sobre la 3ª. Calle Oriente, casi frente al antiguo edificio de la Lotería Nacional de Beneficencia, ahí llegaban eventualmente, a dar mantenimiento a sus equipos algunos miembros de Los Supersónicos, entre ellos recuerdo a Luis López, Víctor Suncín y Mario Maida, hijo de don Carlitos, pasaron los años, sin imaginarme que, durante mi vida en Radio Femenina y Radio Mil-80, tendría oportunidad de reencontrarme con los miembros de mi grupo favorito de adolescencia y nacería mi amistad especialmente con Luis López, “El Monseñor del Rock”, con quien nos reunimos recientemente para conversar y recordar al grupo para escribir esta historia, debo confesar que volver a ver a Luis, fuera de un escenario, fue una grata experiencia, pues no habíamos estado juntos desde 1982, en el programa UNA NOCHE PARA RECORDAR, que conduje en Radio Mil-80.

El día de mi reunión con Luis, una de las primeras preguntas que le hice fue ¿Por qué se hicieron llamar Los Supersónicos? Y me dijo que, fue idea de Raúl Monterrosa, y que el nombre lo tomó de la serie de televisión “Los Jetsons”, (en inglés), Los Supersónicos (en español). El grupo en sus inicios ensayaba disciplinadamente en la casa de Raúl Monterrosa en Barrio San Jacinto; y sus miembros originales fueron: Raúl Monterrosa q.e.p,d, Rolando Rivas, Nando Cañas q.e.p.d., Víctor Suncín y Luis López, posteriormente y por el retiro de Nando Cañas, llegaron al grupo, Ricardo Martínez, , Mauricio Salinas, Ever Escalante y Rolando Sandoval quien escribió tres canciones que aún se escuchan en las radios en programas de música para recordar: Ilusión(Los Supersónicos), Vivir de Sueños (que cantó César Donald q.e.p.d.) y Camino de Hormigas composición de Rolado Sandoval y Juan Ramón Crespo (grabada por Los Lovers).

En la década de los años 60, la música tuvo nuevas voces y grupos, nuevos sonidos e influencias que llegaron de Estados Unidos: Elvis Presley, Bill Haley, Paul Anka, Neil Sedaka, The Beach Boys… de Inglaterra The Beatles, The Rolling Stones, Gerry & The Pacemakers, The Who, Dave Clark Five… de México Los Teen Tops, Angelica María, Alberto Vásquez, César Costa, Enrique Guzmán que inició con Los Teen Top… Todos estos estilos, voces y grupos no pasarían inadvertidos para nuestros grupos juveniles, también nace en YSU Radio 1050, el primer programa juvenil: El Club de Los Disc Jockeys conducido por Luis Echegoyen q.e.p.d. primer Disc Jockey de la radio en el país; con la partida de Luis a EU, condujo el programa exitosamente nuestro querido e inolvidable Tito Carías q.e.p.d., y nace en 1966 Radio Femenina, la primera radio que dedicó su programación a la música juvenil, sus fundadores fueron: Leonardo Heredia(creador), Rolando Orellana (mi maestro de radio), Tito Carías y Wilie Maldonado.

En medio de todos estos nuevos sonidos e influencias es que nacen Los Supersónicos quienes desde sus inicios comenzaron a participar en festivales, por ejemplo, ganaron el 3er. lugar en el Primer Festival de la Nueva Ola, organizado por Radio Cadena YSU, al que fueron invitados por Tito Carías, también acompañaron al Dúo Los Hermanitos Ferrándiz de Argentina en sus presentaciones en el Teatro Novedades de Santa Ana y Honduras. Siempre y por invitación de Tito Carías participaron en Segundo Festival Centroamericano de La Nueva Ola, donde ganaron el primer lugar

Ahora quisiera referirme al apoyo que incondicionalmente dio Tito Carías al grupo, pues, sin ser su promotor, siempre estuvo cerca de ellos y tuvo mucha influencia en la parte promocional y discográfica del grupo. El primer disco de Los Supersónicos de 45 rpm, fue Trátala bien, el segundo 45 rpm fue: Jambalaya, escrita originalmente en inglés en 1952, y fue considerada una “canción para todos los estilos”, ha tenido 17 versiones (registradas en mis enciclopedias de música), sin contar las versiones que ha habido en otros idiomas, la versión de Los Supersónicos fue grabada en 1966 en los Estudios de Grabación Kismet, el primero que hubo en el país y fue fundado por doña María Rodríguez de Boet, el estudio quedó en el sótano del desaparecido edificio Rubén Darío; también ese mismo año, el grupo hizo la grabación de su primer Long play, siempre con Discos de Centroamérica S.A DICESA, el productor fue Oscar Dada, que dejaría DICESA para formar parte de Los Intocables; en esa época la compañía discográfica mencionada en esta historia llamó a Tito Carías, quien fue nombrado Director de Promociones para Centroamérica.

En 1969 Los Supersónicos viajaron a México para grabar su segundo Lp con el sello discográfico RCA Mexicana, pues el grupo formaba parte de los artistas exclusivos de DICESA-RCA Víctor de México, en el viaje los acompañó Tito Carías y el recordado Dj de La Femenina, el “Bati” Barahona, para el grupo, la experiencia de estar en un estudio de primer nivel, como el de RCA Mexicana fue una experiencia única, y según Luis López, los vislumbró, pues grabarían en el mismito estudio donde lo hacían artistas mexicanos e internacionales famosísimos; el segundo Lp del grupo tuvo canciones como: Era un muchacho (cantada originalmente en italiano en 1966 por Gianni Morandi), Secreto (de origen brasileño) y ocho canciones más, me comentó Luis en la plática que tuvimos que, el letrista y traductor por excelencia del grupo, siempre fue Mario Maida. Lastimosamente el viaje de Los Supersónicos a México, termino trágicamente, ahora les cuento… por asuntos económicos, los miembros del grupo, con excepción de Luis López y Tito Carías, tuvieron que regresar al país y lo hicieron por tierra y, cuando cruzaban el estado de Oaxaca, por el Golfo de Tehuantepec, en La Ventosa, conocida así por los fuertes vientos que soplan y, que a veces alcanzan los 200 Km/h, ahí justamente, el vehículo del “Bati” Barahona q.e.p.d., quien acompañó al grupo, fue arremetido por los vientos del lugar y tuvieron, un accidente que dejó graves heridas a los miembros del grupo, especialmente a Mario Maida; del trágico evento, que casi cuesta la vida a Los Supersónicos, se salvó Luis López y Tito Carías quienes prolongaron su estadía en Ciudad de México para dar los toques finales al disco, por cierto Luis me contó que en la canción Secreto, en la segunda voz y en el acompañamiento con palmas de manos, que se escucha en la grabación participó Tito Carías.

Durante su vida activa Los Supersónicos, contaron con respaldos valiosos, por ejemplo, Tito Carías mencionado varias veces en esta historia, Tito, sin ser el promotor, se tomó de manera muy personal la promoción de Los Supersónicos, También el grupo tuvo su primer equipo de marca para sus presentaciones gracias a don Gilberto Martínez, padre de Ricardo “mascarita” Martínez, miembro del grupo y, por parte de doña Mary Rodríguez de Boet q.e.p.d. propietaria de Kismet, quien les abrió un crédito para estrenar equipos marca VOX, fabricados en Inglaterra desde 1947, famosísimos por crear el amplificador para guitarras AC30, favorito del movimiento musical recordado como “La Invasión Británica” (The Beatles, The Pacemakers, The Rolling Stones, Led Zeppelin, etcétera)

La vida de Los Supersónicos llegó a su final en 1971, y varios de sus miembros: Mario Maida, Víctor Suncín y Mincho Luna, formaron el grupo Sagitario, apoyados por mi colega de radio y amigo personal César Reconco y el ingeniero Eduardo “el tapón” Graniello q.e.p.d. Luis López, funda la Banda Gracias, y, después de 50 años continua vigente como solista; Luis con su voz y estilo se ha granjeado su imagen y un nombre “El Monseñor del Rock” presentándose desde 1971 en conciertos de artistas de talla mundial. También la voz de Luis López fue marca exclusiva en Radio Femenina, pues desde su fundación en 1966, participó con César Donald q.e.p.d. en la grabación de la canción de apertura y cierre de audición de la radio y grabó muchas identificaciones cantadas (jingles) para la radio.

Las tres veces que he podido compartir con Luis López, en los últimos 40 años fueron en 1982, durante el primer concierto de Los Menudos, evento donde actuó Luis, y su servidor fue el animador; también invité a Los Supersónicos a mi programa Una noche para recordar, que conducía en Radio Mil-80 y por último, hace unas semanas en una inolvidable tertulia que, más bien fue de recuerdos y exquisito café.

Los nombres que detallo a continuación fueron, parte de Los Supersónicos: Víctor Suncín, Nando Cañas q.e.p.d. Mario Maida, Raúl Monterrosa q.e.p.d. Rolando Rivas, Mauricio Salinas, Rolando Sandoval, Ricardo Martínez, Ever Escalante, Pedro Portillo q.e.p.d. Paco Morales q.e.p.d. Memo Ayala, Mincho Luna, Meme Nuila y Luis López.

Las fotografías e imágenes 1, 3,4, 5, 7, 8, 9 y para ilustrar la historia de Los Supersónicos, fueron cedidas por Luis López

Fotografía 1. Imagen del Grupo Firefingers que, al disolverse, tres de sus miembros: Nando Cañas Goens, Víctor Suncín y Luis López, posteriormente fueron parte Los Supersónicos.

Fotografía 2. Foto del segundo disco de 45 rpm grabado en 1966 por Los Supersónicos: Jambalaya, en la grabación de este disco tocó la batería Pedro Portillo q.e.p.d. quien fue un multifacético artista: director de teatro, conocedor de nuestra historia y coleccionista de piezas arqueológicas. Imagen del disco en su funda original, disponible en el sitio Popsike.com

Fotografía 3. Imagen de la funda del primer Lp que grabaron Los Supersónicos en 1966, se aprecian de izquierda a derecha: Luís López, Víctor Suncín, Mario Maida, Ricardo Martínez y Raúl Monterrosa. La fotografía fue tomada en La Puerta del Diablo.

Fotografía 4. Imagen del lado 2 del primer Lp de Los Supersónicos, grabado en 1966, con canciones que siempre se escuchan en las radios que transmiten música del recuerdo.

Fotografía 5. Foto de la portada del segundo Lp del grupo. De los dos discos Lps que grabaron Los Supersónicos aquí en San Salvador y en México, las portadas de las fundas fueron diseñadas en el departamento de arte de DICESA, y la información impresa la proveyó Tito Carías que siempre se involucró en las actividades del grupo; primero por su simpatía con ellos y luego como responsable del departamento promociones de DICESA para Centroamérica.

Fotografía 6. Página de un periódico local, anunciando los ganadores del Primer Festival de La Juventud de Radio Cadena YSU, celebrado en 1965. Evento en que Los Supersónicos ganaron el tercer lugar, en la foto aparecen agachados: Víctor Suncín y Ricardo Martínez, de pie: Raúl Monterrosa, Mario Maida y Luis López. Imagen de la página facilitada por doña Heidy Frances de Lozano, viuda de Tony “el gordo” Lozano, fundador de Los Satélites de Twist, primer grupo de música juvenil del país.

Fotografía 7. Los Supersónicos super jóvenes, durante un ensayo, en la imagen se observan: Mario Maida (batería), Fernando Cañas (guitarra), Víctor Suncín (con su guitarra, al centro), Luis López (cantando a la derecha), Raúl Monterrosa (tocando el órgano) y Ricardo Martínez (solo su rostro al frente).

Fotografía 8. Foto de Los Supersónicos, quienes posando frente a la fachada de Canal 2, de izquierda a derecha: Ricardo Martínez, Mario Maida, Víctor Suncín, Raúl Monterrosa y Luis López.

Fotografía 9. Imagen de Los Supersónicos en plena actuación, aparecen de izquierda a derecha: Mario Maida (batería), Víctor Suncín (requinto), Luis López (vocalista), Ricardo Martínez (bajo) y Raúl Monterrosa (teclados)

Fotografía 10. Reencuentro de Los Supersónicos (aunque no todos los miembros que figuraron en el grupo), posaron para la foto en un hotel de San Salvador. aparecen de izquierda a derecha: Ricardo Martínez, Víctor Suncín, Mincho Luna, Luis López, Meme Nuila y Raúl Monterrosa q.e.p.d.

Urge un cambio de estrategia. Eugenio Chicas. 1 de noviembre de 2023

Bukele compareció a la media noche del jueves 26 de octubre, a minutos de vencer el plazo fatal para inscribir candidaturas ante el TSE para 2024. Solicitó la inscripción de su inconstitucional reelección presidencial. Con ese acto selló la consolidación de un proceso dictatorial que comenzó cuando él mismo encabezó el asalto militar al congreso legislativo el 9 de febrero de 2020; un año después institucionalizado, (1º de mayo 2021), con la instalación de su mayoría legislativa absoluta, aviesamente alcanzada mediante el uso ilegal de recursos del estado con fines partidarios durante la pandemia; incluyendo la construcción de la mayor maquinaria de propaganda político partidaria, con millonarios recursos públicos, que opera una basta guerra política y mediática sin ningún control institucional.

En el mismo acto de instalación de su mayoría legislativa, Bukele tomó el Poder Judicial, violando la Constitución, para lo cual destituyó a legítimos Magistrados, instalando, -sin procedimiento constitucional-, a sus secuaces, Estos fueron los que artificiosamente allanaron el camino de su reelección. Bukele también desmontó al Fiscal General de La República que legalmente podía atajar su aberrante maniobra, imponiendo ilegalmente a otro afín a sus intereses. Con un férreo control sobre el Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP) cerró los canales de acceso a la información, reservando información relevante hasta por siete años; hasta controlar al resto de instituciones del Estado: Corte de Cuentas, Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, Procuraduría General de La República.

El control sobre la maquinaria institucional desde el principio incluyó el cambio de raíz de todos los mandos de Policía y Fuerzas Armadas, asegurándose el absoluto control personal del aparato represivo castrense y la creciente militarización policial. Acto seguido, impuso un prolongado Régimen de Excepción, que por más de año y medio ha coartado libertades democráticas, convirtiendo al país en la mayor cárcel, con más de 112,000 presos (73,000 detenidos durante el Régimen de Excepción), miles de ellos inocentes; haciendo de El Salvador el país con más presos per cápita en el mundo (1600 x 100,000 hab.) Cada día crecen las denuncias, con solidos testimonios de procesos tramitados ante instancias nacionales e internacionales, sobre torturas sistematizadas, asesinatos de personas que están recluidas bajo responsabilidad de agentes del Estado; tratos inhumanos y crueles.

La inconstitucionalidad se consuma al materializarse la solicitud formal de Bukele para inscribirse ante el TSE, pretendiendo candidatearse de manera continua para la reelección presidencial. Debe señalarse que, aunque era un hecho esperado, al perpetrar semejante ilegalidad, gravada por la investidura presidencial, reafirma que estamos ante un nuevo escenario político, legal e institucional, en el que Bukele rompió irremisiblemente la Constitución que juró defender, y con ello perdió la legitimidad democrática ganada cuando fue electo presidente en 2019. Bukele, su partido Nuevas Ideas, los funcionarios que usurpan las instituciones del Estado tomadas por asalto, los funcionarios de gobierno que han cohonestado y promovido su inconstitucional reelección han abierto una insalvable brecha de anarquía constitucional, política y democrática de imprevisibles consecuencias.

La visita “casual” del Subsecretario de Estado de EEUU, precisamente en el día previo a la inscripción de Bukele, deja las cosas donde soberanamente deben estar; pero los términos de su ambiguo discurso también pueden interpretarse como un claro viraje de apoyo al dictador al mejor estilo de Pilatos: “La decisión de permitir la reelección y quien va a ser el candidato preferido es un tema de los salvadoreños”; “Van a tener la oportunidad de expresar su voluntad en las urnas y pueden decidir si están de acuerdo o no…”. Con esto, los jueces electorales ya no deben guardar remordimiento por sumarse para decidir la inconstitucionalidad. La escena se parece a lo actuado por Robert Frazer, representante de EE. UU. quien -de acuerdo con el historiador Héctor Lindo-, ofreció una elegante recepción el 24 febrero de 1939 celebrando la reelección del dictador Maximiliano Hernández Martínez.

Las recetas del Subsecretario son: hacer un debate sobre la legalidad y legitimidad de la reelección, apoyar la democracia y el estado de derecho. ¿Se puede en el contexto de semejantes violaciones constitucionales, control absoluto de la institucionalidad, un prolongado régimen de excepción? ¿Es posible mejorar la productividad sin seguridad jurídica, falta de mano de obra calificada ante el inminente cierre de INSAFORP, recorte al presupuesto de educación, becas, y de la Universidad de El Salvador? ¿Pretenden reducir la migración?

La oposición política y social debe juntarse y replantear la estrategia.

La reforma política de Nayib Bukele: el modelo de una democracia autoritaria. Roberto Pineda. Octubre de 2023

Introducción

Cada cierto tiempo la sociedad salvadoreña es convulsionada por tormentas sociales que impactan el horizonte político y cultural y que generan procesos de transformación de sus estructuras institucionales, siempre en beneficio de determinados sectores dominantes.

Uno de estos procesos de cambio social, inició con las victorias políticas electorales del presidente Nayib Bukele en 2019 (presidencial) y 2021 (legislativa), que le permitió apoderarse completamente del aparato de estado y ponerlo al servicio de su proyecto político.

Un proyecto político  caracterizado por el mesianismo y el autoritarismo, pero teniendo sumo cuidado de no llegar a la ruptura de las formalidades de la democracia liberal burguesa.

A continuación, hacemos un recorrido por las diversas reformas políticas experimentadas por la sociedad salvadoreña, desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, y que tuvieron como finalidad  el desplazamiento de unos grupos de poder por otros; posteriormente se analizan las principales reformas planteadas por el proyecto político de Bukele, para finalmente realizar algunas conclusiones, desde una óptica de movimiento popular.

Antecedentes históricos

Las sociedades están siempre en movimiento y la salvadoreña no es la excepción. Entre las reformas políticas más significativas pueden señalarse la de 1886 del presidente Francisco Menendez, la de 1939 del general Maximiliano Hernández Martínez, la de 1950  del presidente Oscar Osorio, la de 1980 de la Junta de Gobierno, la de 1992 bajo la presidencia de Alfredo Cristiani, y esta última, iniciada en 2020 y que seguramente será afianzada durante el segundo periodo presidencial de  Nayib Bukele, que irá del 2024 al 2029.

La reforma política de 1886

Tuvo como eje principal la aprobación de un nuevo texto constitucional, el cual vino a ratificar las reformas económicas – eliminación de ejidos y tierras comunales- orientadas a impulsar el cultivo del café.   

Pero a la vez reflejó la tendencia hacia una modernización del sistema político mediante, entre otros elementos, la decisión de establecer un sistema unicameral y derogar el sistema bicameral legislativo.  Ideológicamente,  en su parte introductoria, los sectores liberales lograron imponer su visión laica sobre la anterior referencia religiosa predominante.

Inaugura esta reforma el predominio político en la conducción del estado, de los sectores liberales cafetaleros, que desplazan a los sectores conservadores añileros, en decadencia. Se prolonga la Constitución de1886 hasta 1939.

La reforma política de 1939 

Consistió en el desplazamiento del sistema de democracia liberal burguesa y la entronización de un régimen de mando unipersonal  en el marco de una dictadura militar de derecha. Tuvo como antecedente la derrota política del araujismo laborista y la derrota militar del levantamiento indígena-campesino, conducido por el Partido Comunista, en enero de 1932.  

Es de señalar que durante los primeros ocho años de dictadura militar, el General Martínez gobernó bajo la sombra de la Constitución de 1886, pero en 1939 se vio forzado a imponer un nuevo marco constitucional que viniera a legitimar su control absoluto sobre los poderes judicial y legislativo, así como su deseo de prolongarse en la conducción del estado, y garantizar así su continuidad en el ejercicio del poder político.  

Entre sus principales elementos se encuentra el de la modernización del estado, con el fin de lograr niveles de austeridad que le permitieran impactar en lo social; modernizar las fuerzas armadas y de seguridad pública, con lo que se consolidaban estos pilares fundamentales de su control político, con su correspondiente llamado ideológico al orden, la eficiencia, la disciplina y la obediencia.

Así como la intolerancia política hacia cualquier fuerza opositora; la supresión de la autonomía municipal ( el ejecutivo nombraba a los alcaldes) , inauguró también el anticomunismo y el nacionalismo como mecanismos ideológicos para unificar a la nación contra el enemigo  “interno y externo.”

La reforma política de 1950

En 1948 un grupo de “mayores” dio un golpe de estado y logró la modernización de la vieja dictadura militar, iniciando un proceso de combinación de represión con reformas. Este nuevo modelo de dictadura militar con relevo presidencial, quedo reflejado en una nueva Constitución, aprobada en 1950, que políticamente prohíbe la reelección presidencial,  pero a la vez  reconoce una serie de derechos sociales, entre estos el derecho a la organización social y el derecho de huelga.

La reforma política de 1983

En marzo de 1980, al calor de una profunda crisis política que desembocaría en una larga guerra, y como una medida de contra-insurgencia para arrebatarle banderas a una izquierda unificada y amenazante, una Junta de Gobierno cívico-militar, decreta tres grandes reformas de la estructura económica: una reforma agraria, del comercio exterior y bancaria, con lo cual le asesta un golpe de muerte a la vieja oligarquía agro-exportadora. 

A estas reformas económicas, se suma una reforma política que desde una nueva Constitución en 1983 reconoce por vez primera el principio del pluralismo político y define a los partidos políticos -en una clara alusión contra-insurgente- como los únicos instrumentos para acceder al gobierno, por medio de elecciones, y además reitera la prohibición de la reelección presidencial.  

La reforma política de 1992

Los Acuerdos de Chapultepec de enero de 1992 ponen fin al conflicto armado e inauguran una nueva etapa de desarrollo democrático del país, la cual -con sus altibajos- se mantiene vigente, treinta años después.

La reforma estableció -de manera constitucional- la reducción de las funciones de las Fuerzas Armadas a la defensa de la soberanía y la integridad territorial, disolvió a los antiguos cuerpos de seguridad y originó una nueva Policía Nacional Civil, creo la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, y reformó la institucionalidad del sistema judicial y electoral, entre otras reformas. 

Principales elementos de la reforma del proyecto Bukele

El proyecto de Nayib Bukele, hoy hegemónico, comprende medidas de naturaleza política, económica y social. La elaboración de este proyecto de reforma fue coordinada por el vicepresidente Feliz Ulloa, y presentada en el 2021.[1]  

Entre las principales medidas de naturaleza estrictamente política están las de la ampliación del sujeto político que rebasa al sistema de partidos; la  prolongación del periodo constitucional; las de nuevas instancias de orden judicial así como de participación ciudadana; y de las funciones electorales y de la Corte de Cuentas, entre otras.[2]

Entre las medidas de naturaleza social se encuentran las vinculadas a garantizar y ampliar el derecho al trabajo, la educación, y la salud. En la ampliación de derechos sindicales, y en un reconocimiento a sus luchas, según artículo 221, “las personas trabajadoras del estado tendrán derecho a  la huelga.” La Constitución de 1983, lo prohibía expresamente.

En lo educativo (art.57) se agrega la categoría de laica a la educación, que anteriormente solo tenía la de democrática Art. 57). Además se agrega la colegiación profesional,  que anteriormente estaba prohibida. En el art.69 se reconoce el “derecho a una alimentación adecuada.” Y se agrega un 69bis que reconoce “el derecho al agua y al aire de calidad.”[3]

Entre las medidas de naturaleza económica, a la categoría de justicia social  ya existente como principio desde la Constitución de 1983, en la propuesta de reforma del art. 101 se agregan las categorías de solidaridad y equidad.  Además se incorpora las nociones de desarrollo económico y social sostenible así como la de desarrollo humano  y de armonía con el medio ambiente.[4] 

Conclusiones

La existencia de mayores estándares constitucionales en términos de libertades democráticas y participación ciudadana  es un logro histórico, independientemente de quien lo realice, así como existe la responsabilidad de la denuncia de sus retrocesos.[5]

Y en este sentido es preocupante que desde el 27 de marzo de 2022 continúe vigente de manera indefinida, un régimen de excepción, el cual vulnera derechos ciudadanos, que forman parte de las garantías constitucionales históricas de la nación salvadoreña, esto independientemente de los éxitos obtenidos en el combate a la delincuencia. Y esto de cara a un evento electoral en el 2024, en el que Nayib Bukele será a la misma vez presidente y candidato electoral.


[1] Anteproyecto de Reformas a la Constitución de la Republica de El Salvador. 11 de agosto de 2021. https://www.presidencia.gob.sv/anteproyecto-de-reformas-a-la-constitucion-de-la-republica-de-el-salvador/

[2] Ver El Salvador: reforma constitucional y hegemonía política. Roberto Pineda.  //ecumenico.org/el-salvador-reforma-constitucional-y-hegemonia-politica-roberto-pineda-16-de-agosto-de-2021

[3] Ibid.

[4] Ibid.

[5] Ibid.

Cuatro grandes empresas salvadoreñas se afianzan en el mercado colombiano

Grupo Poma, Dollarcity, Kingsland Holdings (accionista mayoritario en Avianca) y más recientemente Grupo Calleja forman la aventurera comitiva que expande sus horizontes desde el mercado salvadoreño hacia Colombia, la cuarta economía más grande de América Latina.

La semana pasada se confirmó que Grupo Calleja, propietario de Super Selectos, llegó a un acuerdo para adquirir las acciones de la cadena de supermercados más grande de Colombia, Éxito, al conglomerado francés Casino, una operación valorada en $1,200 millones.

El acuerdo contempla una primera concesión de un 34.05 % del capital de Éxito que controla Casino y un 13.31 % propiedad del Grupo Pao de Açúcar, una filial brasileña de Casino. Al completar el proceso, Calleja tendrá control de 390 almacenes, ubicados en 175 municipalidades.

No es nuevo para los empresarios salvadoreños el interés por el mercado colombiano, con quienes se comparte similitudes en la forma de hacer negocios, incluso la gastronomía y la herencia como países cafetaleros.

Colombia tiene además un tratado de libre comercio con El Salvador, Guatemala y Honduras que permite a las empresas salvadoreñas exportar en condiciones preferenciales desde la vigencia del instrumento, en febrero de 2010.

Una mirada al sur, y por los aires.

La página de la Embajada de Colombia en El Salvador señala que más de 400 empresas colombianas exportan al mercado salvadoreño, principalmente preparaciones alimenticias y productos farmacéuticos, electrodomésticos, cosméticos y plásticos primarios.

Pero el empresario salvadoreño no se queda atrás. Entre las primeras empresas en pisar el suelo colombiano está Grupo Roble, una división del conglomerado Poma, quien opera en Bogotá un centro comercial en el formato de Multiplaza y el complejo corporativo Bogotá Corporate Center.

Grupo Poma, a través de su división Real Hotels & Resorts, está detrás de los complejos hoteleros JW Marriott, que tiene cuatro unidades ubicadas en Bogotá, Medellín y Cali.

En 2009 también se consolidó la incorporación de la salvadoreña Taca, del empresario Roberto Kriete, con la colombiana Avianca, la segunda aerolínea más antigua del mundo.

Después de un litigio y en medio de una crisis financiera de Avianca, Kriete asumió en 2019 la presidencia ejecutiva de la aerolínea e inyectó capital a través de Kingsland Holdings Limited.

Al empresario salvadoreño le tocó administrar la aerolínea cuando se declaró en quiebra ante el capítulo 11 del Distrito de Nueva York, en EE. UU., durante los meses más duros de la pandemia de covid-19.

La aerolínea, que tiene en El Salvador su segundo centro de conexiones más importante, asegura ahora que dispone de solvencia financiera para enfrentar sus obligaciones, con más de 32.5 millones de pasajeros atendidos en 2023.

El boom de Dollarcity.

Los icónicos locales de Dollarcity que conquistaron a los salvadoreños en 2009 se multiplican en Colombia, además de Guatemala y Perú. El negocio fue concebido por Marco Andrés Baldocchi Kriete y comparte un 50.1 % con la canadiense Dollarama.

Al cierre del segundo trimestre de 2023, Dollarcity tenía 458 tiendas de las cuales 272 se encuentran en Colombia (un 59.3 %), cuatro veces más que los 66 almacenes que opera en El Salvador.

En Guatemala tiene 93, además de 27 en Perú, donde debutó en 2021. Solo este año se han abierto 18 almacenes en los cuatro mercados, según un comunicado de Dollarama publicado en septiembre.

El dato

Según una encuesta de KPMG, Colombia es uno de los mercados más atractivos para los inversionistas y se ubica en el quinto puesto, por detrás de México, Brasil, Costa Rica y Chile.

4 gigantes colombianos que también conquistaron El Salvador

Colombia es uno de los mercados más atractivos para invertir de América Latina y también de los que más capital invierte en el exterior.

> Bancolombia

Es la casa matriz de Bancoagrícola, el banco más grande del mercado salvadoreño con una participación de un 24.7 % en la cartera de créditos y un 24.8 % en depósitos.

> AFP Crecer

Pertenece al conglomerado de Sura, también dueño de Asesuisa que hace poco vendió sus acciones al hondureño Grupo Ficohsa. Sura es parte del holding de Bancolombia.

> Davivienda

Es una filial de Grupo Bolívar. Este es el cuarto banco privado más importante de la plaza, con un 14.3 % en la cartera de préstamos y un 13.2 % en depósitos.

> DelSur

Es una distribuidora de energía que abastece a más de 427,000 usuarios en los departamentos de La Libertad, San Salvador, La Paz, San Vicente y Cuscatlán.

Las tres familias de El Salvador que pisan duro en Colombia con Avianca, Dollarcity y ahora el Éxito. Las dos Orillas. Octubre de 2023

La familia Gilinski lo quería, pero su oferta fue rechazada y el Grupo Calleja de El Salvador sí logró firmar un acuerdo con los franceses del Grupo Casino que están en un proceso de reorganización de sus activos e inversiones en todo el mundo.

Mediante el acuerdo suscrito, el Grupo Calleja lanzará una Oferta Pública de Adquisición de Acciones (OPA) en Colombia y Estados Unidos para comprar el 34,05 % de y el 13,31 % de participación accionaria del Grupo Pão de Açucar, GPA, subsidiario brasileño de Grupo Casino, en el Éxito.

También le puede interesar: La familia Calleja del Salvador se queda con el Éxito por el que pagará USD 556 millones a Casino

Adquirir al menos el 51 % de las acciones (ADR y BDR) del Éxito fue la condición que puso el Grupo Calleja para llevar a feliz término esta operación que fortalece aún más a una poderosa familia de El Salvador en el continente.

Los Calleja mandan a partir de su negocio Súper Selectos que tiene cien locales, 12 mil empleados y un surtido de 40 mil productos en todo el país. Su aventura arrancó en 1950 cuando Daniel Calleja, un inmigrante español afincado en el país, abrió una tienda a la que le puso el nombre de Sumesa.

A su hijo, Francisco, el empresario Daniel Calleja, lo fue iniciando en el negocio para abrir otras tiendas. En 1969 ya tenían el músculo financiero para comprar tres cadenas de supermercados: El Sol, Todo por menos, Multimart y la Tapachulteca. Posteriormente, fusionaron las empresas para crear una sola marca: Los Súper Selectos.

Los problemas sociales de El Salvador llevaron a la familia a exiliarse en Estados Unidos. En 2000, Carlos Calleja Hacker, quien lideraba la tercera generación de la familia, se hizo cargo del negocio alargando aún más sus tentáculos y modernizando la compañía. Súper Selectos, antes que ninguna otra marca en Centroamérica, empezó a vender productos a través de internet.

¿Cómo es la relación de los Calleja con Nayib Bukele?

Con una popularidad que supera el 70 % y una economía en expansión, Nayib Bukele es el suceso político latinoamericano de la última década. Sin embargo, los Calleja han tenido una relación tirante con el actual mandatario.

El último presidente de la compañía, Carlos Calleja, de 45 años, aspiró a la Presidencia de El Salvador en 2019 bajo el tradicional Partido Alianza República Nacionalista (Arena) que gobernó ese país entre los años 1989 y 2009.

Calleja perdió las elecciones precisamente contra Bukele, aunque tenía experiencia y formación suficiente. Es Licenciado en artes liberales en el Middlebury College de Vermont, tiene una Maestría en Administración de Empresas en la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York. Desde 2013, su nombre sonaba en la baraja de posibles presidenciales, pero el fenómeno Bukele lo embistió.

Los dueños de Avianca, otros poderosos de El Salvador

Hasta mediados de la década pasada, muchos colombianos sabían quién era el dueño de Avianca, pues el carismático, populista, Germán Efromovich sorprendía por su liderazgo y capacidad de trabajo. Incluso, a veces se aparecía frente a sus clientes en el counter de alguno de los principales aeropuertos del país y él mismo tomaba los datos de los pasajeros.

En 2019, poco antes de la pandemia, lo perdió todo. Un préstamo de 456 millones de dólares que no pudo pagarle a United Airlines, cuya única garantía eran sus acciones, fue lo que ocasionó su derrumbe financiero. La misma aerolínea fue la que decidió poner la compañía más emblemática de Colombia, creada en 1919, en manos Kingsland Holding, encabezado por el salvadoreño Roberto Kriete

A sus 70 años, Kriete posee una fortuna de 6.000 millones de dólares. Su fuerte han sido las aerolíneas. Él es el creador de la poderosa Taca que su padre, Ricardo, compró en 1961. Roberto Kriete es licenciado de Economía en la Universidad de Santa Clara en California en 1976 y obtuvo un MBA en 1980 en el Boston College.

Regresó a El Salvador y durante 26 años fue CEO de Taca hasta que se realizó su fusión con Avianca en 2009. Justo un año después, luego del colapso de Efromovich, se convirtió en el dueño total de la compañía.

Tal como le ocurrió a la familia Calleja, Roberto Kriete también ha tenido una tensa relación con Bukele. En mayo de 2020, en plena pandemia, el joven Presidente le hizo una advertencia a quienes él catalogó como mil millonarios que tendrían tres opciones: enfrentarle abiertamente, resistirle con discreción, someterse a regañadientes o aliarse con él. Kriete es uno de los que se ha sentado, con recelo, en la misma mesa a escucharlo. La confrontación ha sido constante.

Los Baldocchi también dueños de Dollarcity

Desde 2016, se empezaron a ver sus llamativas fachadas verdes en diferentes ciudades de Colombia. Lo que más atraía no eran sus glamurosas tiendas, sino sus precios, su oferta. En el país, pocos sabían era la idea del emprendedor salvadoreño Marco Andrés Baldocchi Kriete, sobrino del poderoso Roberto, que la tenía clara: ninguno de los objetos que vendían en sus tiendas podían costar 10 mil pesos. Con esos precios, difícilmente tendrían competencia.

La idea fue un éxito que no necesitó mucho tiempo para concretarse. Todo arrancó en 2010. Un año después, ya poseían 45 tiendas en todo El Salvador y luego se expandieron a Guatemala. La fusión que hicieron en Panamá con el canadiense Neil Rossy, dueño de Dollorama, una de las tiendas más populares del Canadá, potenciaron aún más la firma. La idea claro que les funcionó. Al 31 de diciembre de 2022, Dollarcity había abierto, en todo ese año, 90 tiendas más en el país. Eso quiere decir que cuenta con 440 establecimientos repartidos así: 261 en Colombia, 89 en Guatemala, 66 en El Salvador y 24 en Perú.

¿Qué ocurriría si Irán interviniera activamente en la guerra entre Israel y Hamás? Ilaria Federico. Octubre de 2023

Las autoridades iraníes han amenazado con «intervenir en el conflicto» si Israel lanza una operación terrestre en la Franja de Gaza y han amenazado con una «acción preventiva». Euronews habló con expertos sobre lo que podría ser esta «intervención» y sus consecuencias.

El ministro iraní de Asuntos Exteriores , Hossein Amir-Abdollahian, declaró que cada vez es menos probable un arreglo político de la situación en la Franja de Gaza, y Teherán admite la posibilidad de una «acción preventiva» contra Israel.

Al mismo tiempo, el ministro aclaró que la república islámica no tiene intención de entrar en un conflicto militar con Tel Aviv si Israel no ataca territorio iraní.

«No podemos descartar que Irán decida intervenir directamente«, comentó en declaraciones desde Teherán Jake Sullivan, asistente del Presidente de Estados Unidos para la Seguridad Nacional.

El propio Israel reaccionó con dureza a las advertencias iraníes.

«Irán y Hezbolá, no nos pongáis a prueba en el norte. El precio que tendréis que pagar será mucho más alto. Os digo en hebreo lo que el presidente de Estados Unidos dijo en inglés: no lo hag_áis«,_ declaró el primer ministro israelí , Benjamín Netanyahu.

The Wall Street Journal citó anteriormente a «altos cargos de Hamás y Hezbolá» que afirmaban que Irán había ayudado a los militantes a planear un ataque contra Israel, pero el líder supremo de la república islámica, el ayatolá Ali Jamenei, rechazó la especulación.

«Maestro de la guerra por delegación».

Los expertos recuerdan que Teherán mantiene desde hace tiempo estrechos vínculos con Hamás.

En el caso del atentado del 7 de octubre contra Israel, hay indicios de que hubo ayuda exterior, afirma Sarah Bazubandi, investigadora del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales.

«Irán es uno de los patrocinadores de Hamás desde hace mucho tiempo. Es uno de los principales ayudantes del grupo en términos de organización de entrenamiento y logística, contrabando de armas. En cuanto al ataque contra Israel, hay puntos que plantean la cuestión de si Irán estuvo directamente implicado en su preparación. Un ejemplo: la infiltración de militantes en territorio israelí. No se puede aprender a pilotar parapentes en los túneles de Gaza o en una zona vigilada por el ejército israelí. Practicaron y desarrollaron estas habilidades en otro lugar«, señala el experto.

Según Bazubandi, Irán no participará directamente en los combates. Es probable que Teherán recurra a las organizaciones no estatales a las que apoya.

«Irán es un maestro en crear y dirigir guerras por poderes. Invierten financiera, militar y tecnológicamente en el desarrollo del llamado «eje de resistencia» en la región. La razón de invertir en su creación y expansión es que Irán lleva intentando evitar la confrontación directa con nadie desde el final de la guerra entre Irán e Irak. En_sus declaraciones, el ministro de Asuntos Exteriores iraní menciona precisamente la ‘reacción_ del eje de resistencia'», señala el experto.

Irán no sólo apoya a Hamás, sino también a otros grupos de ideología antiisraelí, desde el movimiento chií Hezbolá en Líbano hasta la Yihad Islámica suní en la Franja de Gaza y Siria.

Como declaró un portavoz libanés de Hamás al Financial Times en una entrevista reciente, los objetivos del «eje de la resistencia» son destruir Israel y contrarrestar la influencia estadounidense en Oriente Próximo.

«El principal riesgo es que Irán pueda empujar a sus aliados en Líbano, en particular Hezbolá, a abrir un nuevo frente contra Israel en el norte«, señala Ali Vaez, director del programa sobre Irán del International Crisis Group.

Los combatientes de Hezbolá están mejor armados y entrenados que los de Hamás, según Barbara Slavin, responsable del programa sobre Oriente Próximo del Centro Stimson de Washington.

Disponen de un arsenal de 150.000 cohetes que pueden utilizar contra las principales ciudades israelíes», afirma Barbara Slavin, responsable del programa sobre Oriente Próximo del Centro Stimson de Washington_._»Creo que esto es un indicador alarmante de que si Israel lanza una operación terrestre en Gaza, Hezbolá se verá obligado a responder de alguna manera, quizá abriendo un segundo frente en el norte de Israel«, afirma Slavin.

Los expertos señalan que el principal objetivo de la política de defensa de Teherán es impedir un ataque directo contra territorio iraní.

Después de que militantes de Hamás invadieran Israel, los aliados de Tel Aviv, Estados Unidos y Gran Bretaña, enviaron buques de guerra y aviones a la región como medida disuasoria.

«Teherán no enviará a sus militares a la zona de guerra para ayudar a Hamás», está convencida Barbara Slavin.

Según Ali Vaez, si Irán se involucra directamente en el conflicto, existe el riesgo de que países como Irak, Siria y Líbano también se vean implicados.

«Las consecuencias podrían ser catastróficas no sólo para la región, sino para el mundo entero«, afirma Ali Vaez.

¿Está Oriente Medio al borde de una nueva gran guerra?

«Creo que en realidad podemos estar al borde de una gran guerra en Oriente Próximo. ¿Quién está dispuesto a una escalada tras la operación terrestre israelí en Gaza? Podrían ser Irán, Hezbolá, los houthis yemeníes. Estamos en una etapa muy peligrosa de la historia moderna de la región de Oriente Próximo», afirma Sara Bazubandi.

La experta recuerda que el propio Irán tiene potencial para un ataque directo contra Israel. Los misiles de largo alcance fabricados por Teherán, como dijo el ejército iraní hace un año, «podrían arrasar Tel Aviv». La república islámica está desarrollando activamente tecnología de misiles y sistemas no tripulados.

Basubandi afirmó que nadie desea otra gran crisis en la región, pero la situación no es sencilla y podría cambiar en cualquier momento.

«Los iraníes, a pesar de su encendida retórica, probablemente no quieren un conflicto regional. Es_un equilibrio muy difícil para todos entre actuar lo suficiente para no perder la cara, pero al mismo tiempo no cruzar las fronteras ni perder_ la cabeza», afirma Ali Vaez.

Además, un nuevo conflicto de gran envergadura, señala Vaez, podría hacer que Teherán perdiera su programa nuclear.

«Si entramos en una guerra a gran escala, Estados Unidos e Israel probablemente lo verán como una oportunidad para destruir el programa nuclear iraní, que está más cerca que nunca de desarrollar armas nucleares. Esto tendrá un coste enorme, capacidades militares y posiblemente enormes bajas humanas«, advierte el experto.

Según Barbara Slavin, los diplomáticos se centran ahora en reducir la probabilidad de que el conflicto se agrave.

«Ésta es ya la guerra más sangrienta entre Israel y sus adversarios en décadas», afirma Slavin. – Pero__Israel no puede «bombardear su camino hacia la paz». En algún momento habrá que hacer un esfuerzo serio para intentar resolver los problemas de los palestinos».

En esto, dice el experto, los socios y amigos árabes de Israel pueden desempeñar un papel._.

«Una resolución práctica y justa de este conflicto redunda en interés de toda la humanidad. Pero es muy, muy difícil lograrlo», subraya Slavin.

La guerra entre Israel y Hamás es el tema principal de la reunión extraordinaria de ministros de Asuntos Exteriores de los países de la Organización de Cooperación Islámica, que se celebra en Yeda (Arabia Saudí) el 18 de octubre.

China se encuentra ante el momento perfecto si quiere atacar Taiwán. Javier Taeño. Octubre de 2023

Hace solo tres años, allá por 2020, el mundo entero vivía una pandemia en la que el mensaje que se transmitió a nivel global es que saldríamos todos más fuertes y más unidos. Pero el tiempo suele poner las cosas en su sitio y el panorama hoy en día es muy diferente, con dos grandes guerras y otra en ciernes, entre China y Taiwán.

Poco queda de todos esos mensajes positivos sobre el futuro. Si en 2022 fue el año en el queUcrania y Rusia entraron en guerra, el 2023, de momento, viene marcado por otro gran conflicto: el que se vive entre Israel y Hamás en Gaza.

Taiwán vive con la amenaza permanente de China. (Getty Creative)
Taiwán vive con la amenaza permanente de China. (Getty Creative)

Dos grandes enfrentamientos bélicos que van mucho más allá de las fronteras de estos territorios. Mientras que Estados Unidos y la Unión Europea han asistido con armas y dinero a Ucrania, Rusia también acumula aliados. Misma situación en Oriente Medio, con Israel recibiendo apoyo de las principales potencias occidentales y los gazatíes con el respaldo de Irán. Guerras globales que van mucho más allá de los territorios en los que se está luchando.

Y sobre todo, la sensación creciente de que estas pueden no ser las últimas a corto plazo. Permanece muy latente el conflicto entre China y Taiwán y en cualquier momento puede haber movimientos. ¿Es posible que se produzca un nuevo conflicto armado antes de que acabe el 2023? Pese a la cercanía de ese 31 de diciembre, lo es.

Las noticias más recientes hablan de varios cazas y buques de guerra chinos en las inmediaciones de Taiwán. Todo un mensaje en el que Pekín muestra que está muy presente y que es una amenaza constante para la isla. Además, en esta ocasión el momento puede ser el perfecto para los intereses de China.

Más de siete décadas de separación

Para conocer los antecedentes del conflicto, hay que viajar al pasado. Tras estar bajo control chino durante varios siglos, la guerra civil en el gigante asiático entre las fuerzas nacionalistas del gobierno de Chiang Kai-shek y las comunistas de Mao Zedong cambió el curso del archipiélago.

Los comunistas vencieron en 1949 y los derrotados se refugiaron en Taiwán, proclamando la República de China en ese territorio y defendiendo ser el gobierno legítimo. A lo largo de los años, se fue dando un proceso de democratización en la isla. Aunque en un primer momento, muchas naciones occidentales reconocieron esa República China en el exilio, lo cierto es que en 1971 Naciones Unidas cambió su reconocimiento diplomático a Pekín.

Primera vez que una delegación china participa en una Asamblea de la ONU en 1971. (Photo by Sam SCHULMAN / AFP) (Photo by SAM SCHULMAN/AFP via Getty Images)
Primera vez que una delegación china participa en una Asamblea de la ONU en 1971. (Photo by Sam SCHULMAN / AFP) (Photo by SAM SCHULMAN/AFP via Getty Images)

Hoy en día, apenas 15 naciones reconocen a Taiwán, mientras que para la gran mayoría reina una gran equidistancia, donde Taiwán se mantiene como una especie de Estado independiente, pero con un estatus legal poco claro.

China aboga por la reunificación bajo el sistema de un país, dos sistemas bajo el cual Taiwán podría ejercer una autonomía significativa, pero las autoridades taiwanesas apuestan por la independencia. Un escenario que abre la puerta a una posible anexión por parte de Pekín.

Y precisamente este riesgo está muy presente ahora mismo. ¿Por qué? Porque el momento es ideal para China. A nivel global, con las guerras de Ucrania y de Gaza, no habría tanto foco sobre este conflicto en concreto y la atención se repartiría entre los tres.

También se pondría a Estados Unidos y a la Unión Europea en un dilema complicado sobre a quién destinar los recursos y la asistencia: ¿Ucrania? ¿Israel? ¿Taiwán? Teniendo en cuenta que Ucrania está a las puertas de Europa y que Israel es un aliado fundamental, parece claro que Taiwán quedaría en un segundo plano.

Hay otro factor importante y no es otro que la debilidad actual estadounidense. Con Biden al mando, el país transmite una imagen de poca fortaleza en el contexto internacional. En este sentido, de un hipotético gobierno de Trump en 2024 se esperaría una respuesta más contundente que pudiera servir de freno a Pekín.

Y aunque Estados Unidos ya ha asegurado en varias ocasiones que apoyaría a Taiwán con armamento, lo cierto es que no es probable una implicación excesiva. De hecho, hay un gran desnivel entre ambos ejércitos. Mientras que China supera los 2 millones de fuerzas activas, la isla solo tiene 169.000, por lo que no ofrecería una gran resistencia.

Aunque el momento pueda ser idóneo, eso no significa que una posible invasión de China vaya a ser inminente. El país ha destacado siempre por su pragmatismo y empezar una guerra es algo que se debe pensar muy bien. El ejemplo claro es el de Rusia, que contaba con un rápido triunfo y más de un año y medio después sigue en Ucrania, en medio de un conflicto que se ha estancado. China y Taiwán pueden ser los protagonistas del próximo.

The End of the American Era. Joshua Shifrinson. PA. October 2023

In “The Myth of Multipolarity” (May/June 2023), Stephen Brooks and William Wohlforth challenge the idea that the United States is in free fall down the great-power ranks. Washington, they say, “remains at the top of the global power hierarchy—safely above China and far, far above every other country.” In their view, the world “is neither bipolar nor multipolar, and it is not about to become either.”

The authors are correct that the United States is still the most powerful country in the world. But their basic argument—that the current distribution of power is unipolar—is off. In fact, a closer look at the authors’ preferred indicators of power and their underlying assumptions suggests just the opposite. Unipolarity is an artifact of the past.

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Brooks and Wohlforth base their argument on three fundamental claims. One is that the crude distribution of power—or a country’s overall economic and military capabilities—shows that the United States and China are the only two plausible great powers today. The second is that the United States’ technological advantages, combined with the high barriers China must surmount to catch up, mean that China is not a peer competitor. The authors’ final claim is that the international system lacks meaningful balancing against the United States, as other states have neither created formal alliances nor armed themselves in ways that constrain U.S. freedom of action. In bipolar and multipolar systems, they contend, the poles engage in pervasive balancing against each other, so the current dearth of balancing suggests that unipolarity endures.

But each of these points is suspect. For one thing, requiring that other powers have rough parity with the leading state is a strange way to define or count poles. Throughout history, great powers have never been thought of as quantitative peers. Rather, they are states with sufficient economic and military resources, diplomatic reach, and political acumen to influence other leading countries’ calculations in peace and make a good showing against them in war. This broader definition is why the Austro-Hungarian Empire, imperial Japan, and the Soviet Union have all been judged as “poles” of their respective international systems. Even though each of these states was far weaker than the strongest state of the time, they were still capable enough to factor mightily into questions of war and peace.

Ultimately, there is a threshold—sometimes significantly lower than one might expect based on crude measures—reflecting how states compare across the board in their economic, military, technological, and diplomatic attributes, and above which states qualify as poles. Polarity, after all, captures those state attributes that allow some of them to influence the course of world politics on core matters. And although overall economic and military output matter, they take analysts only so far in judging power. Today, a diverse economy, a favorable geographic position, and the possession of nuclear weapons are especially important factors in such assessments. India, for example, with its large economy, favorable geography, and strong nuclear arsenal, gets a boost relative to crude power measures. So does Japan, which has almost all the same advantages as India, albeit with a latent nuclear capability. China, meanwhile, merits a similar—and perhaps even greater—boost, with its less favorable geography offset by its impressive conventional military and growing nuclear arsenal.

Nor is China’s relative technological backwardness nearly as much of an impediment to its great-power status as Brooks and Wohlforth allege. Putting aside questions about how difficult it is for countries to develop cutting-edge technology, countries do not need to be technological leaders to qualify as leading powers. Austria-Hungary and Russia, for instance, were backward by the standard of 1914, yet they were central to European multipolarity. The United Kingdom failed to leverage the second Industrial Revolution in the late nineteenth and early twentieth centuries to the extent that Germany did, but it was still a pole in the same era. The Soviet Union was never close to net technological parity with the United States, but it was considered a peer competitor throughout the Cold War.

Judging power is a fraught game.

Instead, what a country needs is to produce a sufficient quantity of “good enough” technological material to influence major international decisions. On this score, it is notable how far China has come in a short period. The country had almost no domestic computer industry in the late 1980s, but today China is a major producer of the computer chips that run much of the global economy. The same is true in other fields. It is thus unsurprising that U.S. policymakers are increasingly worried about China’s technological prowess: given that China is producing a lot of good (if not great) material, it is not clear that the United States’ technological lead would be decisive if the two states went to war.

In fact, the United States appears to have its hands full with China as is. Brooks and Wohlforth are right that any one country can be balanced by the United States more readily than the reverse. Yet it is the existence of balancing, rather than its intensity, that tells us about the distribution of power. This distinction is important because Washington’s own behavior indicates that the United States faces growing geopolitical constraints and counterbalancing pressures, all of which imply that the system is not unipolar. Despite a defense budget approaching $1 trillion, policymakers and experts routinely argue that China’s growing economic and military footprint means that the United States can no longer simultaneously meet its commitments in Asia, Europe, and the Middle East. The result has been many fraught conversations over where and how Washington should spend its finite resources. Meanwhile, the United States is redoubling its efforts to enlist India, Japan, and other Asian countries against China. Such efforts would not take place if the world were still dominated by Washington—and by Washington alone.

Judging power is a fraught game. Yet Brooks and Wohlforth’s claims are exceedingly difficult to square with both U.S. policy today and a more comprehensive view of what constitutes a great power. Analysts can debate whether the world is bipolar or multipolar. But unipolarity is no more.

JOSHUA SHIFRINSON is an Associate Professor at the University of Maryland’s School of Public Policy and a Nonresident Senior Fellow at the Cato Institute.

Hamas Has Fractured the Arab World. America Must Help Prevent a Wider Conflict-in the West bank and beyond. Ghait al-Omari.October 2023

In the days since Hamas launched its ferocious October 7 terrorist attack on Israel and Israel began its massive response in the Gaza Strip, Arab governments have been caught in a difficult bind. Several Arab countries had entered, or were in the process of making, historic normalization agreements with Israel, and Israel’s immediate neighbors and long-standing peace partners, Jordan and Egypt, have enjoyed mutually beneficial diplomatic and security relations that contributed to regional security. At the same time support for the Palestinian cause runs high among Arab populations, and amid a war that seems likely to cause massive destruction in Gaza, Arab leaders must walk a careful line to avoid triggering a domestic and diplomatic backlash. Meanwhile, the floundering Palestinian Authority, long in power in the West Bank, faces escalating challenges of its own. And with a months-long security breakdown, the PA now faces the real possibility that the West Bank could be drawn into Hamas’s war with Israel, as the fighting gets bloodier in Gaza. 

As this explosive situation unfolds, sharp divisions have begun to emerge in the Arab world. Bahrain and the United Arab Emirates, which have entered the Abraham Accords with Israel, have issued statements clearly condemning Hamas. In turn, Qatar, Hamas’s main Arab backer, has lashed out at Israel and adopted language very similar to Hamas’s. Jordan and Egypt, meanwhile, with the most at stake on the ground, have remained cautious, navigating between their own national security concerns and restive domestic audiences. And then there is Saudi Arabia, a U.S. ally and perhaps the most consequential regional player today. Saudi Arabia was making progress on historic, U.S.-brokered talks with Israel at the time of the attack, yet it also seeks to maintain or perhaps even bolster its leadership role in the Arab world and support for the Palestinians.

Confronted with this highly complex regional landscape, the United States must try to balance potentially conflicting objectives, including backing Israel in its response to Hamas’s unprecedented attack, preventing a wider war, stabilizing the West Bank, and managing its relations with its Arab partners. The Biden administration is already deeply engaged in such efforts. U.S. President Joe Biden has called the Israeli prime minister, European allies, and Arab leaders. Secretary of State Antony Blinken has visited Israel and the region. Throughout these efforts, the United States has been clear in its steadfast support for Israel politically, militarily and diplomatically while repeatedly urging Israel to respect the laws of war. The war is in its early stages. The competing pressures around the region will get worse as the conflict in Gaza intensifies and Palestinian casualties rapidly mount. 

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WHAT WILL THE NEIGHBORS THINK?

Like the rest of the world, Arab governments were caught off guard by the unprecedented scale and brutality of Hamas’s attack. They shared Israel’s assumption that Hamas was not currently interested in a major escalation but was instead busy with the demands of governing Gaza and deterred by Israel’s carrots and sticks. Before October 7, it seemed that Hamas’s strategy focused on destabilizing the West Bank while maintaining a measure of calm in Gaza.

Consider Israel’s close neighbors, Egypt and Jordan, both of whom reacted cautiously in the immediate aftermath of the attack. Egyptian officials refrained from condemning Hamas, called for de-escalation, and criticized Israeli policies toward the Palestinians. Jordan reacted similarly, expressing support for the Palestinian cause. Indeed, both Jordan and Egypt have populations that are highly supportive of the Palestinians and have immediate national security concerns to think about. And both governments are challenged domestically by Islamist opposition groups that are sympathetic to Hamas.

In fact, Israel’s offensive against Gaza has already provoked unrest in both countries: an Egyptian policeman murdered two Israeli tourists and their Egyptian tour guide in Alexandria on October 8, a day after Hamas conducted its attack, and thousands of Jordanians demonstrated in Amman against Israel. As a result, both countries are on heightened alert. Egypt has explicitly stated that it will not allow large refugee flows from Gaza into its territory. And Jordan banned demonstrations near its border with Israel.

The situation among the Arab Gulf states is similarly complex. Qatar, which backs Hamas and funds Gaza, has held Israel “solely responsible” for the escalation, mirroring Hamas’s rhetoric. Moreover, Al Jazeera’s Arabic language channel, a news station funded by Qatar that reaches tens of millions of people across the Arab world, has effectively served as a mouthpiece for Hamas.

Jordan banned demonstrations near its border with Israel.

By contrast, Bahrain and the United Arab Emirates condemned Hamas, with the Emirati government calling the group’s actions a “serious and grave escalation” and declaring that it was “appalled” by the attacks on civilians. These statements come at a time when diplomatic relations between Israel and the two countries are delicate. Since joining the Abraham Accords both Bahrain and the UAE have taken significant steps to enhance economic and security ties with Israel. But diplomatic and political ties had come under pressure in recent months as a result of inflammatory comments and provocative actions by Israel’s far-right government concerning Palestinians in the West Bank and particularly Jerusalem. 

Policymakers are watching Saudi Arabia especially closely. At the time of the Hamas attack, the Biden administration appeared to be making headway toward brokering a historic agreement between Saudi Arabia and Israel to normalize relations. In addition to anchoring Saudi Arabia firmly in a U.S. security umbrella at a time when Washington has been perceived as pivoting away from the Middle East, these negotiations also aimed at securing significant Israeli commitments regarding the Palestinian issue. But Saudi Arabia plays a leading role in the Islamic world as guardian of Islam’s holiest sites, and the Palestinian cause remains popular among Saudis. Moreover, talk of normalization with Israel has exposed the kingdom to accusations that it was abandoning the Palestinian issue. With the outbreak of war between Hamas and Israel, these talks have come to a halt. The Saudi government cannot appear to be cultivating ties with Israel at a time when the country is in an active conflict with the Palestinians. Indeed, it is likely that the Hamas attack was, at least in part, aimed at disrupting Israeli-Saudi rapprochement.

Following the attack, Riyadh issued a careful statement in support of Palestinians that neither approved of nor condemned Hamas’s actions. At the same time, Saudi Arabia has remained in close contact with the United States and key Arab countries. The Saudi crown prince even had a phone call with the president of Iran, the kingdom’s longtime rival and Hamas’s chief backer. Clearly, the Saudi government is trying toachieve two different objectives. On the one hand, Riyadh is seeking to maintain and bolster its leading role in regional diplomacy. Although traditionally cautious, the country has taken a far more proactive approach to foreign relations under Crown Prince Mohammed bin Salman, known as MBS, its de facto leader. On the other hand, Saudi Arabia remains committed to its longtime goal of establishing a Palestinian state, even though it is aware that this is not possible in the short term. Saudi Arabia likely feels the need to burnish its pro-Palestinian credentials.

In the short term, for the duration of the fighting in Gaza and its immediate aftermath, a deal with Israel is out of the question. In the long term, however, it is unclear how a conflict between Hamas and Israel will change the basic interests that drove Saudi Arabia to seek relations with Israel. Both countries share larger security concerns in the region, including containing Iran and limiting Islamic extremism. And both countries seek to benefit from stronger economic ties, especially as Saudi Arabia proceeds with its Vision 2030 plan to diversify its economy.

POWDER KEG

Arab governments’ calculations about the Hamas-Israel war are made even more complicated by the situation in the West Bank. In launching its new war, Hamas has been trying to trigger a security breakdown in the West Bank as well, where the population has been restive.

For years now, a political and security vacuum has been emerging in the West Bank—a trend that has accelerated since Israel formed the most hardline government in its history last year. Along with the newly hostile Israeli leadership, Palestinians have faced growing settler violence, and relentless expansion of settlements. But this deterioration is not only a result of Israeli policies. The Palestinian leadership is aging, unpopular, and sclerotic. Widespread corruption, poor governance, and increasingly authoritarian tendencies have led a majority of Palestinians to lose faith in their leaders and governing structures. Today, 80 percent of Palestinians consider the PA to be corrupt, and most want its 89-year-old president, Mahmoud Abbas, to step down. As a result, the PA finds itself unable to exert control on the ground.

As it becomes even more lethal, the war between Israel and Hamas could push the West Bank over the edge. If an incident or terror attack emanating from the West Bank causes Israel to respond with large-scale force—or if settlers themselves attack Palestinians, as happened in the village of Hawara in February 2023—it could provoke fighting across the West Bank. The area is already showing warning signs of impending violence. Palestinians have been demonstrating against Israeli attacks in Gaza daily, though for now the protests remain small.

A political and security vacuum has been emerging in the West Bank.

Given such chaos, and its own weakness, the PA has few good options. It thinks it has little room to maneuver and must try to balance its desire for stability with its need to cater to highly inflamed public opinion—which will only become more difficult as the war in Gaza gets bloodier. So far, the PA has reacted by publicly blaming Israel for the escalation with Hamas. After coming under international pressure, the PA has condemned violence against civilians without explicitly mentioning Hamas. But it has also tried to maintain calm in the West Bank by using its security forces to keep demonstrators away from checkpoints and other areas where confrontations with Israeli forces are most likely to occur. 

Yet riding the wave of anger against Israel comes with risks. In echoing Hamas’s messaging, the leadership in the West Bank will only inflame emotions, both among ordinary Palestinians but also within an already demoralized security establishment, whose members may refuse to show up for duty. Moreover, Abbas, who was already viewed negatively by many world leaders because of his poor governance of the West Bank and inflexible diplomatic approach, has further squandered what little international goodwill he had left by making antisemitic statements in September 2023. It is no coincidence that Biden has not yet called him, delegating that task to Blinken. 

An escalation in the West Bank would have enormous repercussions across the region. Not only would the human toll be high, but given the PA’s fragility, fighting could cause the organization’s collapse. Many groups would welcome such a fall, including Hamas and terror organizations in the West Bank, such as the Lions’ Den. If the PA collapsed, the political vacuum in the West Bank would likely lead Israel to once again directly rule the territory, spill over to Jordan, and upend the broader regional and international diplomatic approach to the Palestinian-Israeli conflict, which has long treated the PA as the Palestinians’ representative in the efforts to create an eventual two-state solution. Given all that is at stake, preventing the war from spreading to the West Bank should be among the highest priorities in Washington and among its close Arab allies.

CALLING IN FAVORS

For the United States, handling these highly complex regional dynamics will not be easy. Washington will need to balance the political needs of its various Arab allies while maintaining its support for Israel and taking what steps it can to contain the humanitarian costs of the war in Gaza. Arab governments cannot ignore their own domestic political pressures, but they share Washington’s interest in keeping the war from spreading. The Biden administration will need different things from different Arab countries. Egypt will be crucial in brokering an eventual end to the Gaza war. Jordan enjoys unparalleled leverage vis-à-vis the PA. These countries may not share Washington’s public posture, but they have both proven to be reliable partners in the past.

Relations with Riyadh will be more complicated. Biden and MBS have suffered from strained ties. Yet the U.S. efforts to broker an agreement between Israel and Saudi Arabia have created openings for the United States to explore ways in which Saudi Arabia can advance some of Washington’s positions. For example, Riyadh might use its religious standing to counter Hamas’s claims that its actions are religiously sanctioned.

As for other Gulf countries, the United States should publicly acknowledge the principled positions taken by the UAE and Bahrain. Conversely, Washington should explicitly call out Qatar for its support of Hamas. Once the fighting ends in Gaza, the United States should explore the role of Arab states in post-conflict reconstruction and, if Hamas is dislodged, in the management of Gaza. In addition, Washington should consider steps to stabilize the West Bank through urgent economic and security measures.  

Ultimately, however, events on the ground in Gaza in the coming days and weeks will shape what is diplomatically possible. The United States needs to remain focused on its goal, as articulated by U.S. leaders, of ensuring that Hamas will never again be able to mount the kind of terror attack it did on October 7.