En vez de carta, un cuento: ¿Una cáscara de plátano o un golpe de Estado? Paolo Luers. Abril de 2024

Había una vez en un país imaginario un hombre, igualmente imaginario, que había llegado a la vicepresidencia de la República. Era un tipo mediocre y débil, que por si solo nunca hubiera llegado tan cerca del poder. Pero era sumamente ambicioso. Hubiera ido de vice con cualquier hombre fuerte, sea de izquierda o de derecha, demócrata o autoritario, con tal que fuera capaz de llevarlo consigo a la cima del poder. Era dispuesto de hacer un pacto con el diablo, si éste le hubiera ofrecido derrocar al presidente y elevar a él a la gloria.

Mientras esto no se daba, apoyaba al presidente en todo, incluyendo sus maniobras muy cuestionables y sus violaciones a la Constitución. Pero en el fondo, sintió un profundo resentimiento, porque nadie en el gobierno lo tomó en serio.

En esto, le contactaron unos militares de alto rango, que estaban insatisfechos con el rumbo que el presidente daba al país. En especial estaban furiosos por los cambios inconsultos en la cúpula militar. Le dijeron al vicepresidente que estaban listos para dar un golpe de Estado, agarrando la bandera de defender la Constitución.

El vicepresidente, cuando vio que los militares estaban listos a actuar, vio la oportunidad de su vida. Así que cuando le preguntaron si estaría dispuesto a asumir la presidencia, no dudó en ofrecer sus servicios. Por la patria y mi carrera, todo….

Los señores militares ya se habían asegurado el apoyo de un prominente empresario, que a la vez era uno de los dirigentes del principal partido de oposición, ahora desplazado del poder y bajo fuerte ataque. Este hombre, que bajo la presión y las amenazas del presidente y las primeras persecuciones jurídicas contra él se había visto obligado a renunciar a la dirección de su partido, les ofreció a los conspiradores gestionar el apoyo del sector privado.

Acuérdense que estamos hablando de un país imaginario y de personajes inventados y que sería pura casualidad si se parecieran a personas reales en un país real.

Todo esto es obra de la imaginación de un malpensado…

Entonces, otro empresario, un hombre muy reconocido entre sus pares y declarado opositor a las políticas antidemocráticas del presidente, recibió una llamada de su colega, el exdirigente partidario. Una llamada que le hizo parar los pelos.

“Estoy con el vicepresidente y él quiere ir a visitarte para hablar de algo urgente”.

“No. No es posible. Ni lo conozco. No tengo nada que hablar con él. Olvidate”,

“No te preocupés de la seguridad, nadie va ver al señor entrar a tu casa. Iría escondido en mi camioneta.”

“Te dije que no. No quiero esta reunión. No lo conozco y punto”.

“No te preocupés. Los militares ya están de acuerdo”.

En este punto el empresario cortó la llamada. El que le habló nunca había sido de su plena confianza y al vicepresidente lo detestaba. No quería tener nada que ver con lo que estos dos estaban haciendo con los militares. Por más que estaba opuesto a presidente, a quien vio como un peligro para la democracia, consideraba un golpe de Estado como la peor solución.

Se reunió con un amigo cercano, le contó de la extraña llamada y le dijo: “Jamás me voy a reunir con este hombre detestable que tenemos de vicepresidente. Ni loco me iba a meter en una locura como esta. Tengo décadas de luchar por la democracia. Me quedé con una duda: ¿Fue real esta propuesta que me querían hacer? ¿O fue una cáscara que me querían poner?”

Su amigo, sin pensarlo mucho, le contestó: “Puede haber sido una locura, pero muy real. Entre los militares hay descontento. Y nuestro vicepresidente es tan oportunista, que no dejaría escapar ninguna oportunidad de llegar adónde por méritos propios nunca llegaría.”

“Entonces, no es una cáscara que me querían poner?”

Los dos amigos nunca salieron de esta duda. Nunca se hizo ninguna reunión. Otros empresarios, que recibieron llamadas parecidas, igual les colgaron los teléfonos a los conspiradores.

Unos meses después, el empresario y ex dirigente opositor murió. Según las autoridades, fue un suicidio. No hubo testigos…

Nunca hubo un golpe de Estado. Los militares se plegaron al nuevo orden de las cosas. El vicepresidente sigue defendiendo, luego de este episodio con aun más servilismo, las políticas de su jefe.

Todo quedó como si nada hubiera pasado. Los empresarios, que recibieron estas llamadas extrañas, nunca salieron de la duda si todo fue real o solo una trampa de bobos. Se quedan con la duda – y callados. En el país imaginario reina la tranquilidad.

Espero que hayan disfrutado de esta fantasía de un malpensado.

Saludos,

Paolo Lüers

Oswaldo Escobar Velado. Manlio Argueta. 1989

Nació en Santa Ana, 1916, murió en San Salvador en 1961. Es, junto con Alfredo Espino, Roque Dalton y Claudia Lars uno de los cuatro poetas de leyenda
en El Salvador. Ligados indisolublemente a la historia cultural del país, se autocomplementan en un espectro de variables sobre la poesía.

De diferentes generaciones, a Escobar Velado le corresponde iniciar el movimiento de vanguardia en El Salvador. Romántico en su adolescencia, Julio Herrera y Reissig estuvo presente en sus poemas, nos muestra desde entonces, ser una persona de sueños inalcanzables, o de pretender realidades que pertenecen a sueños de difícil realización. Con ello se inclinó mucho al
romanticismo, al igual que en sus pretendidas aspiraciones para lograr transformaciones civiles en su patria.

Pero es con el descubrimiento de Neruda que va hacia el vanguardismo, que a la postre, esa irresistible influencia del poeta chileno es una de sus fallas, pues no le permite ahondar la problemática interior que casi afloraba en Escobar Velado; entre otras cosas, la impotencia de un poeta centroamericano, en típicas «bananas republics» de entonces, militarismo, impunidad e intolerancia, que le causó separaciones tempranas de los seres amados, confusiones a su temperamento sensible.

Por eso lo sentimos mejor poeta cuando se desliga del nerudismo; es entonces cuando se percibe la entera emoción de Escobar. Algo de la sencillez del poeta y de su bondad extrema que lo llevaba a sufrir más allá los problemas que aquejaban a su país. Indefenso, en cierta manera, pensó que la poesía era su arma solitaria para apoyar la creación de una sociedad justa:
«Solitario y enfermo hizo de la poesía un ariete contra el despotismo y la injusticia social, aunque nunca llegó a inscribirse en una doctrina específica ni a militar en un partido proletario, su obra contiene una potente dosis de rebeldía contra el mal poder, de adhesión a la lucha contra los oprimidos», así dice Italo López Vallecillos quien llegó a conocerlo de cerca y admirarlo, como casi todos los de las promociones que surgimos poco después.

Oswaldo encontró en la poesía su mejor combate y fue vencido antes de terminar la obra que le desesperaba escribir. Le costaba encontrarse, de ahí sus desigualdades creativas, a veces encubiertas en un colorido que él explicaba era por estar dirigido a niños, aunque era consciente que los niños no lo leerían en un tiempo cercano mientras fuera un poeta prohibido. Padre cercano e inspirador de la «Generación Comprometida», ahí estaba ofreciendo fuerzas en su bufete de abogado sin clientela, leyendo sus poemas en proceso, a quienes le escuchábamos con devoción, mientras en sus manos se aferraba un cigarrillo incansable y en su cara una sonrisa de niño buscando aprobación a sus imágenes radiantes.

A excepción de Roque Dalton, con quien lo separaba una diferencia de temperamentos, la amistad fue más que cercana con los que formaban el Círculo Literario Universitario. Seguridad en Dalton. Timidez en Escobar Velado. Los dos fueron víctimas propiciatorias de una realidad que quisieron cambiar. Escobar Velado, asistido por su propio corazón que nunca creció; Dalton, expresando siempre madurez criticaba la ingenuidad. Sin embargo, ambos son blanco de la incomprensión hacia la sensibilidad universal, víctimas de una cultura autoritaria unida en sus dos polos. Dalton y Velado mostraron que la poesía era capaz de hacer todo, pero que nunca perdería su fragilidad. Dalton, haciéndo ver que la poesía no estaba hecha sólo de palabras.

Oswaldo, dando un primer puesto a la palabra; aunque combativa, desarmada.
Matilde Elena López, escritora salvadoreña de la misma generación del 44, y quien conociera al Oswaldo joven, traza algunos rasgos peculiares en E. V.: «Es el cantor más identificado con su pueblo, más extrañablemente unido a sus lucha y a sus dramas históricos… este muchacho extraño y sensitivo, el último juglar vagabundo que retorna del exilio con una guitarra entre la manos para decir su protesta».

Y luego, habla el poeta, citado por M.E. López: «El exilio y la cárcel me enseñaron a querer al pequeño poeta que en mí se iniciaba agitando banderas…».

Oswaldo y Dalton son parte del drama que significaba carecer derechos civiles y que pensaron resolverlo con la poesía, armada o desarmada.

De diferentes maneras, a ambos, la muerte les llegó por anticipado, antes de entregar lo que les correspondía como seres privilegiados que nacen una vez cada siglo. Oswaldo, más solitario, quiso encubrir con la bohemia lo que le hacía débil frente a la realidad sombría. El último poeta inocente, por pretender encontrar en el poema la fuerza espiritual necesaria para luchar por los pobres, objeto de su expresión poética. Dalton, con más lucidez para encontrar los nuevos caminos de una América Latina expandiéndose hacia el ejercicio de sus derechos, también encontraría las puertas cerradas.

Roque Dalton, 30 años más tarde, moriría solitario en manos de sus propios acompañantes de lucha, como el Oswaldo enfermo de cáncer. En ambos casos el fanatismo y la incultura política tuvieron la palabra. El tiempo había seguido inmóvil para los poetas. E. V., escribe en su lecho de enfermo terminal: “No tengo a nadie/ que comparta conmigo/ la mesa de mi angustia; mi rodaja/ de luna que en mis sueños/ había; ardo en mi soledad/ como una lámpara; lloro/ como el viento llora/ pasando entre los árboles”. Dalton, en sus poemas de joven, que fueron los de siempre: “… Los pobres locos que hasta la risa
confundimos/ y a quienes la alegría se nos llena de lágrimas,/ ¿cómo vamos a andar con los nombres a rastras,/ cuidándolos,/ puliéndolos como mínimos animales de plata,/ viendo cómo estos ojos que ni el sueño somete/ que no se pierdan entre el polvo que nos halaga y odia?”.

Oswaldo quiso hacer de la poesía el fundamento de transformación de la sociedad. La utopía estaba más lejana de lo que aparentaba. El poeta, como lo soñara otro discípulo cercano de Escobar Velado, Roberto Armijo, seguiría siendo por mucho tiempo el ciervo perseguido, sin posibilidades de convertirse en perseguidor. Su poesía era el instrumento más apropiado para las
mordazas de su tiempo, en tanto por medio de aquella fue arrebatado el derecho a debatir, en una sociedad de disparos y silencios, donde se compró esta complicidad; desde ese punto de vista, Escobar Velado fue un activista dentro de su poesía, aunque a veces estuviera disfrazada de inocencia y compasión. Bondadoso hasta para seguir la ruta de sus maestros, a quienes no
abandonaba: Neruda, Nazim Himet, León Felipe, Miguel Hernández, Maiakovski. Quizás si Oswaldo Escobar Velado (poeta) hubiera seguido a Vallejo habría tenido los elementos interiores más cercanos a su personalidad.

No soltarse de aquellas influencias le acarrearon el costo de la incomprensión para que su poesía siguiera permaneciendo en el silencio que era precisamente lo que él nunca hubiera deseado, ni aun para sus expresiones cercanas al romanticismo: “Es el pueblo como una mariposa/ que ha salido volando de tu mano/ y se quedó dormida con las alas celestes en el cerro/». O bien sus primeros poemas de amor: «Yo te fui amando, poco a poco amiga,/ así como
la hiedra va subiendo en las paredes húmedas húmedas”.

Desde esos poemas se iba configurando quien no encontraría reposo en la búsqueda de su propio yo para entregarse a los otros. Pero fue la época del fascismo triunfante y de su desacertada presencia en nuestros regímenes militares. Los poetas de España estaban muertos o en el exilio. La diáspora hispana de los años 40 había traído herencia de poesía a nuestra América. La voz emotiva de Oswaldo se alza junto con otros jóvenes y fundan el grupo de
escritores anti-fascistas. Surgen la alianzas mundiales para defender la democracia y las libertades ante las amenazas de Alemania, Italia y Japón. Para los poetas de América Latina era la oportunidad de demostrar que desde antes del fascismo en el otro continente, las libertades de la Carta del Atlántico eran desconocidas en nuestro suelo, en especial, en los países de América Central. El poeta entonces debería confundirse con el ciudadano.

En esas circunstancias se genera el llamado Grupo Seis, entre los cuales estaba Escobar Velado y el Comité de Escritores y Artistas Anti-fascistas. Las luchas populares van al ritmo de las noticias que anuncian el retroceso de las unidades militares alemanas a su refugio de fuego en Berlín. Escobar Velado publica entonces su primer libro de contenido social: Rebelión de la sangre rebelde (1945). Pero el fascismo no fracasó en América Latina, perdió la guerra en
Europa, ganó la guerra fría en los países de América Latina. Habría fascismo por 40 años más. No podríamos entender a Escobar Velado, y años después a Roque Dalton, sin tomar en cuenta la prolongada época histórica y específica de El Salvador.

Escobar Velado continúa su linea: escribe Diez Sonetos para mil y más obreros y Arbol de lucha y esperanza. La propia realidad hace tan fresco y vivencial el poema que no hay tiempo para detenerse en expresiones ajenas, no obstante andar merodeando el romancero español:
“Valiente la policía,/ orden de los coroneles,/ en la noche más amarga/ mataron a dos mujeres.” Su aprehensión de la realidad trágica del trabajador rural marginado no le llegó por medio de la teoría sociológica, sino del convivio con los propios hombres del campo o de sus largas conversaciones con los obreros de las zonas inter-urbanas de San Salvador -dice Matilde E. López. También le cantó a algunos compañeros que, habiéndose quedado en el país habían
olvidado sus ideas revolucionarias para convertirse en diputados y ministros. En todo caso, dio su tributo a quienes lucharon a su lado, entregó su humanidad en poemas, aunque esto fuera una actitud que hasta ahora cierto pragmatismo político califique como propio de los «poetas», esgrimiendo el término como insultante, aun por revolucionarios, sin darse cuenta que tal actitud proviene de una concepción de la cultura fascista impuesta por varias generaciones.

En todo caso, Escobar hace el poema político más directo en El Salvador, aunque fue en los últimos años de vida que descubrió su mejor poesía: “A esta mesa no llegan/ las hormigas; ni las cucarachas/ a la azucarera. Aquí sólo el maíz/ cocido en la olla primitiva/ llora; de aquí los perros/ se fueron, huéspedes desahuciados/ cuando llegó la lluvia” . Es la misma tesitura de sus otros poemas del mismo período: “Patria exacta” , “Tekij” , o ese poema conversacional a la
muerte de su madre: “La elegía infinita” , la frescura de sentimientos, hacia su próxima muerte que se le avecinaba sin saberlo. O bien su poema “Moriré… morirá” : “Moriré no hay duda, pero quedará mi grito/ como tambor sonando./ Moriré y en mi muerte os invito/ a continuar gritando”. Los poetas decidirán el rumbo de la palabra.

Crisis in the CPUSA. Interview with Charlene Mitchell. African Communist. 1993

Charlene Mitchell is an African American. A former leading member of the Communist Party of the United States and CPUSA Presidential candidate, she is currently involved fulltime with the Committees of Correspondence. She has also had a long association with the anti-apartheid solidarity struggle and other anti-racist struggles.

In 1992 Charlene Mitchell visited South Africa with Angela Davis. In the course of 1992 the CPUSA suffered a major blow when Mitchell, Davis and numerous other leading members left the party. In this interview with The African Communist (conducted by Raymond Suttner on 23 July 1993), Mitchell traces the background to the crisis in the CPUSA. The African Communist attempted also to interview a representative of the current leadership within the CPUSA, but we were told «it would be pointless».

AC: Comrade Charlene Mitchell, after many years as a leading CPUSA member you have left the party, along with others, including Herbert Aptheker, Angela Davis, Gil Green, Michael Myerson, to cite a few names that are familiar to me. Could you please give us some background to the crisis in the CPUSA?

CM: Well, of course we can’t go back all the way into the history of the matter, it would be like trying to write a book about the Communist Party in the United States. But it is important to say that there were some very serious problems that developed with the changes in leadership in the Communist Party after the death of our party chair, Henry Winston.

Comrade Winston acted as a brake between the membership and the top leadership. When the top leadership got too top heavy, cde Winston would call a halt and insist, you know, that we have to discuss whatever was unresolved. I don’t want to make out as if his death was THE only important thing, but it set in motion certain events…all of which related to the question of democracy within the Communist Party.

Directly related to the absence of inner party democracy was our inability as a party leadership to discuss and deal effectively with a number of critical strategic questions related to the approach to mass movements and the relationship with mass movements; the question of electoral politics; the relationship of the class struggle to the question of the struggle for African-American equality; the question of the relationship to the working class itself and to its organisation, the trade union movement.

So, after the death of cde Winston a number of questions came to a head.

International developments also began to impact on our party. You will recall the change in leadership in the Soviet Union with Andropov, there were signs of a new openness. In our party ranks there was a general acceptance, a joyful acceptance of the direction in which it seemed Andropov was travelling. But the sense that now we could open a little more in our own party, also set off the question: Well if we can do this now, why should we have not done it before?

Questions began to emerge around some of our own policies, around the policies in the Soviet Union, and policies in the rest of the socialist world. But all of this discussion took place on a very low level, very quietly, but it was part of the whole background of the international discussion. The question of the two Germanys and whether there should be a single Germany was a hidden discussion. We never really got to discuss it openly within the leading party structures. When the Wall came down and Gorbachev made his point welcoming reunification it was felt, officially, that it was a betrayal of the socialist movement. But there had never been any real discussion about it, it was just labelled a betrayal.

You’re saying that international events in the socialist world high-lighted a lack of glasnost within the CPUSA, a failure to open up discussion on matters that were crucial to the party?

Exactly…

I gather cde Joe Slovo’s pamphlet, «Has Socialism Failed?» was regarded as «unhelpful» by the top leadership…

Definitely it was regarded as unhelpful as far as some of our leadership was concerned. But it is that kind of an article, that kind of an opening up of discussion which made an important contribution. Whether one agreed or didn’t agree, or agreed partially or not so much with comrade Slovo was no longer the question. The question was that he posed questions that deserved discussion. But instead of encouraging discussion, the top party leadership dismissed Slovo’s views as anti-socialist, anti-marxist, anti marxist-leninist.

It was an essential discussion, but the top party leadership in the CPUSA tried to stifle it for as long as possible. So that by the time that this discussion opened broadly…I should say that Slovo’s article was not circulated officially within the party, it was circulated circuitously you know, people xeroxed it all over the country and sent it, and so on. (Which is another way of not understanding today’s modern communications, and modern technology, because the top leadership should haveknown that it would have been transmitted across the country.)

But even this kind of debate was perhaps not the most central. Theoretical matters are important, but a party might have some time to get itself together and come hack and discuss unresolved theoretical questions.

But at the same time that all this was going on, there was also discussion on two questions directly affecting the day-to-day existence of the party.

One had to do with the character of the US labour movement. Many of us argued that there were fresh winds blowing within the labour movement, and that our old concept of a left-centre coalition within the union movement was no longer a correct way of placing the issue. That there really was no centre any more within the trade union movement, that most of the rank and file and the good leadership was going towards the left. A coalition between the left and the centre could no longer be the main aim of the policy.

That was a discussion that only took place in trade union circles. It was not a main discussion within the party. But even if it had been, no-one would have challenged the old position, because to have challenged it would have been to be «anti-working class» leadership.

The other issue, closely related to the first, was the composition, the new composition of the working class in the US. In the midst of the scientific technological revolution, there has been the growth of what we call the Rust Belt in mid-West (the Rust Belt meaning all of the industrial areas that have been shut down, like in Cleveland, Akron, Chicago, Gary, Indiana, just whole areas of the country).

Now this Rust Belt had been the heart of industrial trade unionism in the US. And it was being shut down rapidly, with industries moving to other areas of the country. There has been an absolutely dramatic impact on trade unions. In the US today less than 15% of the work force is organised into trade unions.

Well, not to see that as being a major problem, and not to have a discussion about what you do about that, beyond the slogans of organising the unorganised, not to take note that something fundamental was taking place here, was a disaster. So, that’s what I mean when I say that the shutting off of discussion on international questions reflected a more immediate shutting off in terms of our own questions in the United States.

Matters were coming to a head and the death of cde Winston was a blow to the party’s ability to open up discussion. On several organisational questions, for example, he would do his best to get more openness into discussion.

For instance, when the demand was made that we tell the size of our membership…(the political bureau never knew how many members were in the party!! We never knew what the exact clues payments were!) When we asked the question, they would say we’ve recruited 500 members. Cde Winston would say: How many initiation fees do we have? We don’t know. Well how do you mean you’ve recruited 500 members if you don’t have 500 initiation fees?! That’s not important, these people were all at a meeting and they said that they were interested in joining the party, therefore they must be in the party. I mean those kind of organisational problems, which represented the failure to keep, not only the membership, but even the leadership, abreast of what the problems were.

Hang on, at what level was this occurring? In other words, it’s hard to understand, at the PB level someone makes a report as an organiser, or whatever..

…the organisational secretary…

…and the organisational secretary, cannot be held accountable for his/her job, did the organisational secretary fall under the general secretaryship..?

Well, yes, the general secretary of course was the highest, there was supposed to be, in our party, an equal relationship between the chair and general secretary. That was not always the case, but … the organisational secretary was responsible to the political bureau…

Yet there was no way of compelling the information from the individual?

No, the underlying thesis was that the less we knew the better we worked. And a lot of it was excused by invoking the McCarthy period, that our numbers were wanted by the enemy, and so on. So that was a major problem in terms of honesty. Most comrades felt that we had far more membership, and therefore that we could call on more resources than we could. To be able to call on 20 000 disciplined members is a lot more than being able to call on 3 000 not necessarily disciplined members! This kind of information must obviously impact directly on your own strategy. When we were asked by the party membership to be more evident in certain movements, we couldn’t do it because we didn’t have it to be there. But most of us didn’t know why.

But we also couldn’t do it because we didn’t see the importance of it, of working in mass movements.

After the death of cde Winston building the party was everything, and if one did not build the party, one was not accomplishing anything at all. The question was not: How do you build the party? It was all more mechanical than that. The main question was to go out and ask people to join the party. Not what the party did to attract people to it. The idea was to have parlour meetings, living room meetings, or passive street corner meetings, or whatever.

But our activity within the mass movement that would bring people to us was nothing. Yet, the times that we have recruited the most people and had the most impact was when we were most active in the mass movement, around the Angela Davis case, around work in the anti-Vietnam movement, you know, within the Peace Movement itself, this was the time that we had recruited more people than ever before.

So these were some of the real questions that were up for discussion. Now, the Stalin type organisational structure was very much in operation, not only in our party, all around the world. But in our party it was more one-man leadership that really began to take hold.

It, took hold so firmly that we would not hear, the PB would not hear an outline of the report to the National Committee before the report was given. On the basis of, well, we’ve been discussing these things for a long time, so you people know what’s going to be in the report!!

But then it would be given as a collective report, and it was not a collective report, and then after the report the age-old summary would be given, and the report and the summary would be adopted and that would be the line of the party. But there was never any real debate of that line.

The debate was: how to carry out that line. The debate was: what didn’t we do to carry out the last part of the line as summarised in the last National Committee meeting? You know, that kind of thing. And so this lack of democracy was undermining the party, because you can’t have a structure that really works (unless, perhaps, it’s an army) if people don’t have some input into it.

When cde Winston died, and cde Gus Hall became chairperson, the general secretary’s post was…

Was done away with..

So this was a structural reinforcement of this tendency as well..?

Yes, and then the other thing was that there was to be an executive of the PB. You have a PB that is the executive of the National Committee, and then you have an executive of the executive!

To an outsider, building socialism in the biggest industrial country of the world, connotes essentially a mass effort, even if the party is a small communist party, it’s got to reach very, very far. From some of the examples you have given me, and other things I have read, in a sense the party leader-ship seems to have been very suspicious of broadening its ranks, or broadening its influence in fact, because the reciprocal effect of broadening influence is that others try to influence you. In some ways it’s almost a caricature of what we used to say small trotskyite groupings used to do, this attempt to close off from all influences, safeguard the purity of some vision…

James Steele, who was on the Political Bureau and who has now left the party, used to make a statement in the PB when things REALLY got tight, he would say, are we willing to be a small fish in a big pond, or do we want to be the biggest fish in a small pond? … But that was exactly the problem.

If we couldn’t speak on a platform, we didn’t take part in it. If we were not considered the vanguard, at least by ourselves, whether other people did or not, it was not worthwhile. So, for example, there is a small Socialist Scholars Conference organised regularly in the US. Rather than trying to take part in one of the workshops and so on, if we couldn’t be one of the main panel speakers, we didn’t do it.

The concept of the unique role, the historic role of the party, and the concept of vanguard role, was one that we HAD it, that we automatically had it. To in any way act as if we were not permanently the vanguard was unthinkable. So you can understand the problem that presented.

I understand that some of the tensions within the party have also related to the race question?

Yes, this was another issue that came to a head when the National Committee discussed replacing Henry Winston and Gus Hall became the national chair. Our party has always had a leadership of black and white, and we fought for that. I believe that if that kind of leadership is not seen, then it shows that there is not the same interest in this question.

Historically the African American question has been a very special question, central to all democratic struggles in our country. Gus Hall, giving the leadership, began to challenge the centrality of this issue. He argued that the class struggle was central and nothing else could be central.

I am not suggesting that all of a sudden there was racism in the party, or that some people were mean, or anything like that. You had a situation where attention to certain questions that African American comrades felt were important, was downgraded.

We used to have a magazine, a party magazine, called Black Liberation. Gus Hall was opposed to the term «liberation», on the grounds that «liberation» was «tantamount to self-determination». He argued that liberation was for nations, it was an «inexact» term in the US situation.

It was at that time that Angela argued that the concept «liberation» was a more total concept than just equality, that it meant that there was a whole cultural identity that had to be plugged for, that the African American movement itself was a movement and it brought through to African Americans the whole question of freedom and not just of formal equality (because that was the position of any administration, that we all needed equal opportunity, and that was as far as we needed to go.) But that was never won.

Could you provide some background to the formation of the Committees of Correspondence with which you are now associated?

At the party convention, as you might know, a number of party districts had been denied their full complement of delegates. It was also decided by the outgoing top leadership of the party that anybody who (like myself) had signed a document entitled «The Initiative to Renew and Unite the Party», could not be in party leadership. As a result of that decision, a number of people who had heretofore been members of the CC were not nominated by the leadership to be part of the CC (National Committee, as we call it)…

The leadership nominates?

Yes, this is the «slate» system. And everytime I, along with most of the PB, had been part of this nominating system. But on this occasion we were excluded, although I was a delegate. So all of the leadership that had challenged the remaining leadership was denied. People like Herbert Aptheker, Franklin Alexander, Angela Davis, Danny Ruben, James Jackson, a good healthy part of the PB, were denied nomination.

After the convention was over, we came together to assess what had happened at the convention. We agreed that we needed to find a way to keep together people who were so absolutely frustrated they would be leaving the party. And there would be other people who (like myself initially) would be staying on in the party, but didn’t know what to do in the coming months. Then there were others who had not necessarily been in the party, but who were very close to the party, and whom we wanted to keep abreast. So we agreed to continue a network, to tell people what was going on in different parts of the country.

Herbert Aptheker made the proposal to call the network Committees of Correspondence, a name that goes back to 18th century and the time of the American Revolution. So we held a meeting, I think it was in February of 1992, and agreed to call a meeting in the summer of 1992. At that point we thought we would have about 400 people at such a meeting, in the end there were 1300. The Committees of Correspondence network is based around a newsletter, and our principle objective is to begin the patient task of re-building and reconnecting the left in the US.

El gabinete oculto de Nayib Bukele. El País. Febrero de 2024

Actúan con discreción y son poco dados a darse publicidad. Un grupo de venezolanos con raíces en el antichavismo rodea de forma sigilosa a Nayib Bukele, el presidente de El Salvador que el domingo pasado arrasó en unas elecciones que le mantendrán otros cinco años en el poder.

Los venezolanos, que han conseguido irritar a ministros y altos cargos salvadoreños que han sentido que sus funciones eran usurpadas, se han encargado de organizar sus exitosas campañas electorales y después de estructurar su Gobierno y servir de enlace con asesores, amigos, contratistas y vendedores de humo.

Paradójicamente, esta especie de gabinete en la sombra ha replicado algunas tácticas con las que el chavismo dio un giro autoritario y ha logrado perpetuarse en el poder.

Alrededor de Bukele, un presidente de 42 años muy popular por haber reducido al mínimo el crimen en un país con un pasado muy violento, orbitan asesores estadounidenses, españoles y argentinos que se achacan los éxitos en materia de propaganda y toma de decisiones estratégicas, sin que eso sea necesariamente cierto.

Bukele es enormemente popular en redes sociales, donde lanza vídeos muy impactantes de los pandilleros recluidos en una cárcel de máxima seguridad y cuenta con una caterva de youtubers con millones de seguidores que viajan hasta El Salvador para glorificar sus políticas.

Este entramado de extranjeros buscavidas tiene un peso muy menor y un acceso reducido a la cúpula. Realmente son los consejeros venezolanos los que toman decisiones importantes y los que cuentan con acceso directo a Bukele y sus hermanos.

“Todo pasa por sus manos”, cuenta una fuente del más alto nivel que trabajó con Bukele durante los dos primeros años de su Gobierno . “Cuando comenzó la pandemia, ellos conformaron el equipo de emergencia. Cualquier cosa había que consultársela. Los ministros no tenían poder real de decisión.

Es verdad que algunos se rebelaron y no dejaron que los venezolanos se les pusieran por encima, pero otras sencillamente no tenían otra opción”. El equipo foráneo se instaló en un ala del hospital que construyó Bukele, cerca del Palacio Nacional, donde estuvieron al menos hasta finales de 2023.

Esta misma fuente detalla que forman parte de “un gabinete en la sombra”. Hay uno presidencial, el principal; otro estratégico, conformado por secretarios privados, los hermanos de Bukele, el secretario de prensa, y un gabinete de venezolanos.

Recuerdan a los misteriosos cubanos, expertos en seguridad e inteligencia, que rodeaban a Hugo Chávez. El Faro, un medio de El Salvador, ha identificado a una docena de ellos y se cree que han llegado a ser al menos 20. No resulta fácil detectarlos porque sus contratos no son públicos y no aparecen en las cuentas estatales.

Entre todos ellos destaca Sarah Abdel Karim Hanna Georges, más conocida como Sarah Hanna, la líder del grupo. Bukele y sus hermanos le tienen una fe ciega, según distintas fuentes. Años atrás trabajó con Leopoldo López, que representa el ala más radical de la oposición venezolana, y después con su esposa, Lilian Tintori, que emprendió una campaña mundial para conseguir la liberación de su marido de una cárcel chavista.

Sarah Hanna es odontóloga y no llega a los cuarenta años. Armando Info, un periódico venezolano de investigación, sostiene que se manifestó como estudiante contra la propuesta de reforma constitucional presentada por Hugo Chávez en agosto de 2007.

Llegó a El Salvador en 2018, se cree que a través de uno de los hermanos del ahora presidente, y se dedicó a escribir sus discursos, moldear su imagen y llevar la estrategia de redes y comunicación. A la vista de los resultados, el trabajo de Sarah Hanna ha sido impecable, ha conseguido crear un culto alrededor de Bukele a la manera del que se fraguó con Chávez, pero desde una óptica más moderna.

Varias fuentes consultadas por este periódico no le restan mérito a la venezolana, pero sostienen que hay una mujer salvadoreña que tiene aún más poder, Sofía Medina, secretaria de Comunicaciones. Medina tiene una presencia más modesta en redes sociales que Ernesto Sanabria, el secretario de Presidencia —sube retratos en Instagram de sus zapatos caros—. Sin embargo, se encuentra aún más cerca de Bukele.

El presidente salvadoreño ha sido reelegido a pesar de que la Constitución lo prohibía expresamente hasta en seis artículos. El control que él ejerce sobre la Sala Constitucional posibilitó que los magistrados reinterpretaran las normas a su conveniencia.

Bukele ha utilizado la figura del régimen de excepción, impuesta desde hace dos años a través de prórrogas en la Asamblea que domina su partido, para esquilmar libertades civiles y llenar las cárceles con pandilleros, sí, pero también con inocentes que no están teniendo derecho a un proceso penal justo.

Eso ha sido ampliamente documentado por las organizaciones humanitarias y las investigaciones periodísticas. Algunos analistas creen que esta deriva autoritaria de Bukele echa sus raíces en Venezuela.

“Estos asesores venezolanos están apoyando a un líder autoritario [Bukele] que utiliza el manual de Chávez, que instrumentalizó su popularidad para desmantelar la democracia, cambiar las reglas de juego para nunca soltar el poder, y aplicar estrategias sucias para silenciar a la prensa y desmantelar toda oposición o disenso”, explica Jimmy Alvarado, un periodista salvadoreño que ha estado detrás de todas estas conexiones.

No hay que escarbar mucho para encontrarlas. El Gobierno de El Salvador ha replicado la táctica de los Clap, la repartición de alimentos que ideó el chavismo para crear en los barrios una red de apoyo y aislar a los críticos, que no recibían su caja de comida.

Estas, según pudo comprobar este periodista, se repartieron en los alrededores de San Salvador apenas uno o dos días antes de las elecciones. Bukele y su equipo aprovechan su inmensa popularidad, algo incuestionable a día de hoy, para conseguir que Nuevas Ideas, el partido personalista del presidente, se funda con la población a la manera en la que lo hizo el PRI en México o el chavismo en Venezuela.

También el proyecto de Chivo Wallet, el monedero creado por Bukele para realizar pagos en dólares o bitcoins, resulta un calco del Petro, la criptomoneda venezolana que tiene su origen en una idea de Chávez.

Mención aparte merece Lester Toledo, un estratega electoral venezolano que trabaja directamente para el partido y tiene relación directa con sus compatriotas del Gobierno. Fue en su día un opositor frontal del chavismo por denunciar la corrupción chavista, señalando directamente a hombres tan poderosos como Nicolás Maduro o Diosdado Cabello.

“La verdad es que el pana se la jugó. El chavismo le puso en la diana”, cuenta un asesor antichavista. Toledo no se esconde en redes y recientemente ha subido una foto abrazado a Bukele en su Instagram. Es el asesor jefe de la campaña y se ha encargado esta vez, entre otras muchas cosas, de desplegar 100.000 simpatizantes del partido en las mesas electorales. Un trabajo de logística descomunal.

Sea en el Gobierno o en el partido, el sello venezolano resulta más que evidente. La experiencia de enfrentarse a un fenómeno social que sufrió una deriva autoritaria les ha dado las herramientas para elevar a Bukele al poder absoluto.

El País: https://elpais.com/america/2024-02-11/el-gabinete-oculto-de-nayib-bukele.html

The Leaning Tower of Babel.What We Lose When Languages Die. Ross Perlin. FP. April  2024

The world’s 190-odd nation-states are home to 7,168 “living languages,” according to the latest figure from Ethnologue, a widely used language database. The implications of this enormous disproportion are obvious, given that few governments support more than one or a handful of official languages.

The vast majority of languages represent communities that are much older and more localized than nation-states, and the mismatch between states and languages is at least one driver of a planet-wide shift in human consciousness: the staggering loss of linguistic diversity.

Linguists consider at least half of all human languages to be endangered. Already most of these tongues have under 10,000 speakers, whereas hundreds have fewer than ten, and many are thought to have just one. (The situation is particularly dire for the world’s 157 sign languages, as tallied by Ethnologue.)

Speakers of Arabic, English, French, Hindi, Mandarin Chinese, and Spanish are legion, while lesser-known tongues dwindle away. According to one estimate, 96 percent of the world’s population speaks just four percent of all languages, which means that the striking obverse is also true: just four percent of the world’s population speaks 96 percent of all languages.

Like biodiversity, linguistic diversity is not evenly distributed, remaining strongest in “hotspots” such as Papua New Guinea, equatorial Africa, the Amazon, and the Himalayas, all places where, at least until recently, topography, subsistence economies, and distance from centralized states have helped smaller language groups survive.

The new language hotspots today are in cities that are migrant hubs such as Jakarta, Lagos, London, New York, and Paris, where peoples from all over increasingly cluster for work, education, access to services, a chance for survival, and a taste of modern life. Today’s New York is the most linguistically diverse city not only in the world but in the history of the world, but the survival of linguistic diversity in such crucibles of contact is far from assured.

Languages have always come and gone—and sometimes even languages with very small numbers of speakers have survived for generations—but the current rate of loss is unprecedented. In many ways, it is parallel to the planet’s accelerating loss of animal and plant species.

Arguably, it started with the millennia-long, ongoing spread of agriculture, which enabled certain language groups to increase in number, take new territories, and dominate smaller-scale and more linguistically diverse hunter-gatherer and nomadic groups.

In recent centuries, the conquests of colonial empires, hyper-urbanization, the ever-expanding networks of capitalism, and the monolingual imperatives of nation-states have all driven the vanishing of languages. The spread of formal education systems and new forms of media and communications also make it harder for smaller languages to hang on in a changing world.

Languages have always come and gone, but the current rate of loss is unprecedented.

Speakers of dominant languages often shrug at the disappearance of these smaller languages. After all, they wonder, wouldn’t the world be a better place if everybody understood one another? That kind of thinking not only forgets that speakers of the same language are perfectly capable of fighting and killing one another but also completely overlooks the scientific, artistic, and deeply human benefits of linguistic diversity.

In A Myriad of Tongues: How Languages Reveal Differences in How We Think, the anthropological linguist Caleb Everett dwells on the richness of the world’s disappearing tongues. Far from being primitive dialects, endangered languages teem with oral literature, historical and scientific knowledge, unique linguistic features, and other wonders that can rarely be fully translated into other languages.

A growing body of research also shows that it is best for children to be educated in their mother tongue and that maintaining one’s mother tongue can even be good for one’s mental and physical health. Preserving languages can also be a matter of justice, given the history of displacement, persecution, and marginalization of most speakers of endangered languages.

The demise of any language is not inevitable. With the political support of local or national governments and the devotion of sufficient economic resources, every language can handle all the threats, temptations, and communicative demands that come with both the homogenizing of national identities and the pressures of globalization.

But most languages do not enjoy that kind of backing. Extraordinary economic, political, and social strains produce ruptures in intergenerational language transmission as young people cease to speak the way their elders do. Speakers of a language begin to feel out of place in the world; it is not just that access to jobs, schools, and other opportunities are tied to dominant languages such as English, Mandarin, and Spanish but also that speakers of tongues such as Cree, Nahuatl, and Zhuang have continually been made to feel ashamed of what and how they speak and, by extension, of who they are.

Such languages face an uphill battle to survive, never mind to flourish. It is precisely the endangered half of the world’s languages about which the least is known, with few if any books or recordings to document most of them—sometimes little beyond a bare list of words.

Only in the past few decades has there been a serious organized effort even among linguists (often a step behind missionaries) to document endangered languages and develop a set of practices, protocols, and tools for the purpose. At the same time, speakers of small and endangered languages are not sitting idly by. Hundreds of communities around the world have started trying to reclaim or revitalize their languages—a new global movement with major political implications of its own.

TIME CODES

In A Myriad of Tongues, Everett sketches the tremendous diversity of the world’s languages. Most belong to one of hundreds of overarching language families, including Austronesian, Indo-European (which includes English), and Niger-Congo. But there are also well over a hundred language “isolates” with no proven connection to any other known language.

Although language families trace common descent from a putative protolanguage typically thousands of years in the past, languages also develop features and structures independently or change through contact with other languages.

Everett offers a sophisticated account of how researchers, by finally beginning to draw on a more representative sample of the world’s languages, are making connections between language, thought, and “other aspects of the human experience.”

Among the more ineffable things that the world stands to lose with diminishing linguistic diversity are the subtly but significantly different ways that human groups have of inhabiting and understanding their natural and social worlds.

Languages do not simply offer different labels for the same universal set of items and concepts, with translation always bridging the gap. There may be cross-linguistic tendencies and commonalities, but there is no single language we can call Earthling, no linguistic “view from nowhere.” Every language carries within it the grain of a particular place and history.

Different languages, suggests Everett, encode and affect “the human cognitive experience” in different ways. With careful phrasing and an emphasis on empirical evidence, he sidesteps addressing in a definitive way one of the classic controversies of linguistics, about what is known as the Sapir-Whorf hypothesis—that “languages have strong effects on their speakers’ nonlinguistic thoughts,” as Everett puts it.

In other words, people do not just think in a given language; that language shapes the way they think. The debate over whether this is indeed true has raged for nearly a century, with many nonlinguists discerning a kernel of common sense in the proposition even as most linguists have resisted what they see as a largely untestable and oversimplifying claim.

Until recently, that is. Everett draws on dozens of recent studies that point to languages’ deeply divergent ways of handling time, space, and relationships, among other central human preoccupations, and to how these may linger in minds and cultures beyond the moment of speech.

More speculatively, he also sees intriguing connections between linguistic features and certain natural environments and associated manners of living, or lifeways. In other words, the old saw that the Inuit people have 50 words for snow may be wildly exaggerated (the original observation by the anthropologist Franz Boas isolated only four ways of describing snow), but there is something to it.

Take time, for instance. The linguist Benjamin Whorf (of the Sapir-Whorf hypothesis) claimed that the Hopi language in what is now Arizona has no words referring to time, suggesting that Hopi speakers as a result might not experience time in the same way as, for example, English speakers.

Whatever the (hotly debated) facts may be in Hopi, it is manifestly true that many languages large and small either dispense with tense altogether or encode something other than a division into past, present, and future. Karitiana, an Amazonian language that Everett researches, distinguishes only two tenses: future and nonfuture, the latter mingling both past and present.

Yagua, also spoken in the Amazon, has eight tenses, five of which are for different periods in the past. To speak Yagua well, one needs to make fine distinctions about timing—for example, attaching the suffix -siymaa to verbs to mean “between approximately one week and one month ago.”

More intricate still are the many metaphors for time in different languages. Where English speakers see the future as being spatially ahead or in front of them, speakers of Aymara in Bolivia and Peru see the future as being behind them and the past in front, as in the expression nayra mara, which is literally “the year I can see” but figuratively “last year.” Associated gestures are an indication that such expressions may seep into thought. Whereas English speakers often point backward in discussing the past, Aymara speakers do the opposite.

Such cases multiply when it comes to space, color, and noun categorization, including by kinship, gender, and shape. For instance, speakers of the Berinmo language of Papua New Guinea have the word nol for what English speakers call green and blue. (Indeed, many languages have such a “grue” color.) Berinmo speakers also have the word wor, which covers English speakers’ yellows and bright greens.

An experiment testing the ability of Berinmo and English speakers to recall different color chips found that each group did better with chips that aligned clearly in terms of their respective linguistic categories for understanding colors, compared with chips whose color was more ambiguous. This is language-based categorical perception, in which “people discriminate stimuli more neatly because the stimuli fall into distinct conceptual categories,” according to Everett.

How much these fascinatingly different conceptions matter in everyday life is a “thornier issue,” Everett admits. Some would argue that the effects of linguistic differences are relatively slight, appearing mainly under carefully calibrated experimental conditions. No one would dispute that different lexicons on some level reflect the different priorities, lifeways, and environments of speakers; indeed, there are more words for snow in languages spoken where snow exists.

But relatively few of the presumably “deeper” grammatical differences are readily explained by social, cultural, or environmental variables. Certain ones clearly are—including levels of politeness in more stratified societies and directional markers based on local topography—but the fact that English speakers pluralize nouns and Mandarin speakers do not has to be seen as an arbitrary detail of linguistic history without any nonlinguistic consequences.

Sometimes, the differences between languages are merely that, with many linguistic features essentially random parameters that have no deeper cultural or cognitive meaning. Not only is there currently no basis for seeing it otherwise, but the resulting pseudoscientific generalizations could be downright dangerous. Imagine if people started believing that Hopi speakers had no sense of time, whereas Yagua speakers had the most sophisticated understanding of it, and English speakers were somewhere in the middle. Actual linguistic practices are simply too dynamic, situational, and mixed to generalize about in this way.

Nonetheless, A Myriad of Tongues gently suggests that certain connections between language, culture, and thought can be found. Farmers with softer diets—and thus a tendency for their top teeth to protrude in overbites and overjets—may be more likely to use labiodental sounds, such as f and v, that combine the top front teeth and the bottom lip, whereas hunter-gatherers, with their edge-to-edge bites, in which the top and bottom front teeth are flush, use these sounds less.

Although the use of commercial dyes in WEIRD (Western, educated, industrialized, rich, and democratic) societies has recently enriched the color terms in those languages, hunter-gatherer subsistence strategies may have led to richer “olfactory lexicons” in others—such as the 15 abstract terms for different smells documented for the Chapalaa language of Ecuador.

DIALECTS WITH NO ARMIES

Fascinating as they may be for linguists and cognitive scientists, languages such as Aymara, Berinmo, and Chapalaa are not just bundles of exotic features waiting to be displayed in some future museum of the world’s languages, or at least in one of the new digital archives where linguists are depositing recordings of them.

Like all languages, they are to varying degrees emblems and embodiments of group belonging, in which every feature, however arbitrary, may be laden with political meaning. Yet in their particular circumstances, these languages face different challenges: the pressures on Berinmo, which has a few hundred speakers in two villages, will not be the same as those on Chapalaa, which has several thousand speakers in a rainforest territory, or Aymara, which has around three million speakers spread across multiple countries.

A shprakh iz a dialekt mit an armey un flot—“A language is a dialect with an army and a navy”—in the famous Yiddish phrase uttered in the 1940s by an unknown Bronx high school teacher to the linguist Max Weinreich. More than the linguistic criterion of mutual intelligibility, this sly witticism puts its finger on how some “language varieties” (to use a more neutral term preferred by linguists over “language” or “dialect”) are elevated and developed above others. According to Weinreich, the teacher had never heard that his own mother tongue had a history and “could be used for higher matters” beyond just the basics of everyday life and oral communication.

Now more than ever, global inequalities are producing linguistic ones. Speakers of endangered languages are ever more marginalized as their lands are taken or made uninhabitable by climate change; they enter both cities and the cash economy at the bottom of the hierarchy. The few hundred languages that enjoy official status and some form of governmental support are pulling away from all the others with the spread of mass literacy, standardization, formal education, mass media, and new technologies.

One study found that less than five percent of all languages are “ascending” into the digital realm, flourishing online and in a range of new technologies. As for the other 95 percent of human languages, although every bit as sophisticated on a grammatical and cognitive level, they may have to be supported if they are going to survive. To assert that a language has not just a history but also a future requires, in most cases, the mobilizing of people, resources, and social pressure: a language movement.

    The groundbreaking movements of the twentieth century have shown that any language can be made modern.

The groundbreaking language movements of the twentieth century have shown that any language can be made modern, even as dominant languages extend their sway over the world—and even in the absence of an army and a navy. A few generations ago, it seemed that the Welsh language was locked in inevitable decline with fewer and fewer young people able to speak it. But thanks to the work of activists—and the eventual support of local, national, and even continental governments such as the European Union—the language has been revived to the point that even in the heartland of English, it has a stable population of speakers and is thriving.

The twentieth-century language movements of the Basques and Catalans benefited from the economic wealth and autonomy of those regions of Spain. Advocates of Maori in New Zealand and of Hawaiian have emphasized the importance of inculcating these languages in early childhood development and education as part of their successful revival.

The extraordinary efforts of many Native American revitalization programs are demonstrating that even smaller groups may be able to carve out a place for languages that have been “asleep,” as linguists describe languages with no fluent speakers, for a century or more.

The political theorist Will Kymlicka has written that “national minorities should have the same tools of nation-building available to them as the majority nation,” and perhaps many countries will see fit to offer linguistic and cultural autonomy to minorities as long as ultimate authority remains in the capital. But how far can that process go?

The linguist Gerald Roche points out that language movements “often take nationalist form, reproducing the logic of one people, one language, one territory, endeavoring to capture or create state power for their nation, and oppressing the languages of second-order minorities in the process.”

An example Roche points to is the Tibetan independence struggle, which has given rise to a “pure father-tongue movement” that tends to focus on Standard Tibetan and ignore Tibet’s many other languages and dialects.

Language movements are nothing new, but they have formed an integral part of most of the political movements that lie behind nearly every contemporary nation-state. What is distinctive today is a world order in which few new nation-states can emerge but in which language movements are rising everywhere in response to the pressures of endangerment, through the force of imitation and often under the banner of indigenous rights.

Many governments are responding to these demands at least with symbolic gestures—enshrining languages in constitutions including those of Alaska and Algeria, for example, while spending little on resources for them—but the demands are likely to keep growing.

Not every group will resist the passing of its language. Nor will every language movement inevitably turn political and spur secession, ethnic conflict, and civil war. But from Cameroon to Catalonia, as from Hong Kong to Ukraine, language politics are gaining currency more than ever before.

With decolonization, creole languages from Port Moresby to Port-au-Prince are climbing out of the shadows. In Jamaica, the political push to exit the British Commonwealth has accompanied a linguistic push to elevate Patwa, long stigmatized as a “broken” form of English.

Nor are new language movements only about these fairly large, quasi-national languages often with hundreds of thousands of speakers. Hundreds of much smaller groups are collaborating with linguists, harnessing new technologies, and drawing inspiration from the pioneering twentieth-century movements. It is the dialects with neither armies nor navies that need support most of all.

ROSS PERLIN is Co-Director of the Endangered Language Alliance and teaches linguistics at Columbia University. He is the author of Language City: The Fight to Preserve Endangered Mother Tongues in New York.

Capitulo 1   Juglares y trovadores en el sur del Bronx   (Marzo a junio de 1992) Roberto Pineda

Y al llegar la aurora, armados de ardiente paciencia, entraremos en las espléndidas ciudades. A. R.

Y como será allá vos?

Te imaginas caminando por las calles de San Salvador, las mismas que recorrió Roque Dalton?  Y sentir ese sol que dicen que te quema la piel…y oír el murmullo del hormiguero de los vendedores por las calles del centro…y bajar por la cuesta del palo verde, y meterte a cualquier comedor y pedir que te vendan pupusas revueltas…y vagabundear por Metrocentro, y la sombra del volcán siempre vigilando tus pasos, y zamparte una guacalada de fresco de ensalada, y tortillas tostadas con queso duro-blandito…                                                            

-Al oírte ese discurso hasta hambre me está dando…Y fíjate que me lo imagino, va ser chévere regresar, te voy a llevar para que conozcas el parque Libertad, la Catedral donde Monseñor Romero pronunciaba sus homilías, la casa de Roque en san Miguelito! T te voy a llevar a comer carne de chucho en el Vietnam del estadio…Ya vas a ver que te va gustar mucho!

– ¡Ay bendito! Y conoces donde queda la casa de Roque, tu no me estás diciendo embustes?  Y se permite visitarla?

-Claro que si…te lo aseguro, que te voy a llevar.

-No me aguanto por ir y revolcarme en la arena caliente de esas playas y zambullirme en sus tibias aguas, y tomarme un agua de coco con ron, acompañada de pupusas.!

-La combinación que hacés no va mucho, pero tu intención es lo que cuenta!  Además el comer pupusas refleja un profundo contenido onírico y afrodisiaco casi froidiano.

-No se toma ron con pupusas?  Seguro?  No me estás gufeando?

-No, las pupusas se comen con chocolate o café, y el ron, que allá se llama Muñeco o guaro, y en cualquier chupadero o cantina se combina con rodajas de jícama, mango verde, hojas de jocote, tortrix o pepino con tajaditas de limón, etcétera, etcétera. Un día te voy a dar un curso gratis sobre las principales ramas de las boquitas salvadoreñas.

-Bueno yo voy a establecer un  nuevo estilo, pupusas con -como decís?- con Muñeco. Y segura que no me va dar juma, ni un tantito así..!

-Vos estás loca?  Como dicen los puertorros, estas arrebatada!

-Compadre, se vale soñar.

Cuando platicaban sus ojos se perdían en el skyline de edificios de Manhattan, mientras su imaginación se trasladaba -en el caso de Rogelio- a los vagos recuerdos de la vez que su papá lo llevó al entierro de su abuela, allá en Ayutuxtepeque, pero entonces solo tenía diez años, por lo que sus recuerdos eran ya borrosos y lejanos…

En el caso de Claudia su imagen resultaba incluso más etérea porque conocía el país mediante pláticas de su madre, lectura de libros  o de las noticias, pero nunca había estado allá, nunca había sentido el calor de semana santa o los vientos de octubre o las exuberantes y curativas puteadas en los mercados…

Rogelio y Claudia  vivían en el mismísimo corazón boricua del Sur del Bronx, cerca del parque Pulaski, a pocas cuadras de donde se inventó el mentado hip hop, música que permitió que se conocieran y se enamoraran bailando en una discoteca  en la que cantó el famoso rapero Fat Joe, el pasado verano.

A Claudia le cautivó como este muchacho alto, de mirada profunda  y de aspecto anglo, que desde que la vio no le había quitado la vista de encima, la música hiphop lo transformaba y era tan diestro en las acrobacias circenses del breakdance.

Mientras se escuchaba del rapero afro-americano Rakim su opera magna, In the Ghetto, con la cadencia de su estribillo: Ghetto/Nobody´s smilin´/ The Ghetto/Nobody´s smilin´/ Even the/Ghetto/ Nobody´s smilin/Aint´gonna smilin¨/ the Ghetto/ Nobody´s smilin´…

Pero su sorpresa fue mayúscula – no podía creerlo, todavía lo dudaba-al descubrir que en un clásico universo boricua, -de mofongo y arroz con gandules,  de ay bendito y vete pal carajo-se encontrara con un navegante extraviado a lo Ulises, de origen pipil, con orígenes comunes. La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, dice sabiamente Rubén en su canción.

Se hicieron novios y luego despreocupadamente decidieron vivir juntos. Habitaban en un pequeño apartamento semi-amueblado, de dos cuartos y un baño, en el sexto piso  de un viejo edificio destartalado y con el ascensor siempre arruinado.

El edificio -saturado de grafitis-, que sobrevivía solitario en la cuadra, y que inexplicablemente se había salvado de ser incendiado, -como dictaba la tradición local- por los dueños para cobrar el seguro, y al que se mudaron cuando decidieron compartir tribulaciones, gastos y sueños.

Al conocerse descubrieron -riéndose porque nunca antes se habían visto- que ambos también estudiaban en el Hostos Community College, y esperaban graduarse de Artes Liberales. Asimismo compartían gustos, como la atracción por el hip hop, por el cine en español, la comida italiana y la política de izquierda.

En el caso de Rogelio -desde los quince años-tocaba la guitarra eléctrica, y además del hip hop se sentía atraído por  Pink Floyd, por la música techno, el heavy metal, y era un adorador fanático de Black Sabbath.

Y como debilidad musical, suspiraba cuando escuchaba los temas del boricua  Héctor Lavoe, con quién se identificaba mucho, y a quién pudo verlo incluso en persona cantando su tema favorito, El cantante, que va así: 

“Yo, soy el cantante/Muy popular donde quiera/Pero cuando el show se acaba/ Soy otro humano cualquiera/Y sigo mi vida/Con risas y penas/Con ratos amargos/Y con cosas buenas/Yo soy el cantante/ Y mi negocio es cantar/ Y a los que me siguen/ mi canción voy a brindar…”

Le gustaba iniciar y proseguir discusiones bizantinas por meses, sobre todo tipo de temas para evidenciar su rebuscado horizonte cultural, resultado de una interminable sed de lecturas nocturnas, incluyendo las obras maestras tanto del marxismo como de la pornografía, aficiones que lo acompañaban desde casi su infancia.

Era alto y espigado, y su ejercicio espiritual favorito consistía en caminar las calles de la Gran Manzana, a veces desde el Bronx hasta el Greenwich Village, ciudad a la que había sido llevado por sus padres siendo un bebe.

En su casa aprendió el español como su lengua materna y trató siempre para distinguirse, de conservar el acento “guanaco garrobero” en un fuerte ambiente caribeño. Y también fue instruido en la fe católica, incluso hizo la primera comunión en la iglesia de San Lucas, allá en la calle 138. Pero ya en la adolescencia, cuando estaba en la high school,  se volvió ateo militante.

Para vestir había adoptado el estilo de las sudaderas de deporte anchas, zapatos de camionero, y gorra de los Yankees, por lo que Claudia le bromeaba que parecía su guardaespaldas, o en el mejor de los casos, eran la versión  latina de la bella y la bestia.

Rogelio nunca se sintió atraído por los licores y  el tabaco, pero tampoco le molestaba que los usaran en su presencia. Pero su paladar no podía resistirse a un café bien cargado, acompañado de una rebanada de pastel de queso con mermelada de fresa, o a una cena con pupusas.

Su principal defecto era la soberbia, que envarias ocasiones le causó problemas en su relaciones, pero por suerte gozaba de una privilegiada virtud: la fuerza de voluntad, lo que le daba mucha seguridad en si mismo  y lo volvía una persona muy atractiva  y segura de sí mismo.  

Por su parte, Claudia que había nacido en el Lincoln Hospital, escribía poesía  desde la adolescencia y fortaleció su identidad latina mediante sus lecturas favoritas, entre estas el argentino Borges, los poetas Neruda y Vallejo, y había leído con detenimiento casi toda la obra  de Roque Dalton, a quién citaba con frecuencia para respaldar sus puntos de vista, como si se tratara de un amuleto teórico, que orientaba su vida.

Era una lectora incansable, y uno de sus pasatiempos favoritos era luego de devorar un suculento brunch, a mitad de la mañana de un domingo, realizar el ritual de sentarse en un cómodo sillón, para felizmente atragantarse con las diferentes secciones de la  tupida edición dominical del New York Times, dándolo particular seguimiento a sus  secciones culturales y de política internacional.

Su cuerpo era esbelto, y coronado por una larga cabellera color de azabache, que le llegaba a la cintura, la cual coquetamente agitaba con el viento, y hacía juego con sus chispeantes ojos negros, que delataban sus orgullosas raíces indígenas.  Sus labios eran gruesos, sensuales, y animaban a besarlos y cuando reía se le formaban unos simpáticos camanances en sus mejillas.

El español lo hablaba con un claro acento puertorriqueño, porque su padrastro José, a quien mucho admiraba, era de Ponce, y Rogelio pasaba bromeándola por ese detalle, sin que a ella le importase. Le gustaba mucho el hip hop, pero a veces se decantaba por la sabrosa salsa de Willy Colon, que le permitía mover sus caderas, o incluso por la refinada ternura de Carole King.

Claudia tenía el don de encontrar y cultivar amistades y les daba seguimiento metódico de la misma manera como se cuida un jardín, lo que resultaba en que siempre la estaban buscando, llamando, e invitándola a  comer, al cine, a bailar, a contar intimidades y a miles de actividades.

Otra de las facetas de su personalidad era su esmerado espíritu ahorrativo, que muchas veces llegaba a volverse tacañería simple y pura, el cual contrastaba con su peculiar espíritu de tolerancia y de respeto y empatía hacia las demás personas. Podía dedicarle tardes enteras a una amiga enferma, pero sin que incluyera algún tipo de gasto.

Por lo general disfrutaba, n su empleo y en su casa, de un ambiente artístico, en el que sobresalía su afición por la música clásica -en particular era devota del polaco Chopin- y por la ropa y los perfumes de marca, en especial, el perturbador olor a jazmín del Chanel No. 5. 

En una ocasión un grupo de amigos los invitó a ambos para pintar el muro de una escuela y pudieron hacer la experiencia -oyendo gangsta rap- de delinear y luego pintar con letras grandes y colores brillantes, un mural alusivo a Benjy Meléndez y los Ghetto Brothers.  

Aprendieron que Benjy había sido un músico que se volvió pandillero o viceversa, quién logró organizar a miles de jóvenes boricuas para que defendieran sus vecindarios, y además logró alcanzar un acuerdo de paz entre gangas de negros y de puertorriqueños, que cubrió Harlem y el Bronx, y que permitió que se celebraran en un ambiente de tranquilidad, festivales de música  salsa y de hip hop. Una proeza de dimensiones míticas.

Un fantasma del paisito

Una tarde lluviosa, Rogelio había conocido en los pasillos de Hostos a un enigmático salvadoreño, que incluso ocultaba hasta su verdadero nombre bajo un seudónimo, y que le fue presentado por Antonio, un amigo dominicano del PCD, que era además profesor de Literatura caribeña.

Rogelio lc contó a Claudia que allá en Guazapa, para la guerra, hubo tigres dominicanos del PCD combatiendo en las filas de las FAL, incluso cuatro quedaron allá. Cayeron combatiendo, este intercambio fue facilitado por el hecho que tanto Schafik como Isa Conde eran ambos “turcos”, de origen árabe.

Con este misterioso salvadoreño, -que alegaba ser representante del FMLN y del mismo PCS- se hicieron amigos, y se lo presentó a Claudia, la cual se burlaba abiertamente de sus gestos de clandestinaje, como el de desconfiar de la mayoría de personas alegando que podrían ser informantes y estar siempre alerta ante los supuestos “micrófonos ocultos” del FBI.

Este “enviado de los dioses subversivos del pulgarcito” coo lo llamaba Claudia, lo condujo en una ocasión a una reunión en un  edificio en Chelsea, en donde conoció a otros salvadoreños que lo invitaron a integrarse a una célula de militantes de izquierda, a lo que accedió más por curiosidad que por convicción.

Se reunían cada viernes de manera puntual a repasar – incluso con periódicos y documentos del país- lo que sucedía en lo que llamaban nostálgicamente el Pulgarcito  o el Paisito. Luego de tomar confianza en el grupo, solicitó se le permitiera llevar a su novia Claudia, a lo cual alegremente accedieron.

La agenda de cada reunión comprendía religiosamente, una parte inicial de estudio político, y en ese momento estaban  estudiando las sutilezas poéticas del Qué hacer de Vladimir Lenin. Luego venía un Informe Político de lo que ocurría en el paisito y se concluía con una revisión de las tareas  encomendadas a cada militante. Ah, y también se pagaba una cuota  que supuestamente era enviada para “allá abajo.”

La célula se componía por cinco personas, tres hombres y dos mujeres, en su mayoría adultos mayores que llevaban mucho tiempo viviendo  “en el exilio” por lo que disfrutaban con la llegada de lo que llamaban sangre joven, o “el relevo histórico”, refiriéndose a Rogelio y a Claudia.

Uno de los camaradas llegó incluso a mencionar despreocupadamente el término de “carne fresca”,  lo que fue  fuertemente criticado por una de las camaradas, que vivía en Brooklyn,  por considerar desde una óptica feminista, que se trataba de un término con un sesgo claramente machista, ya que se refería exclusivamente a Claudia.

Unos meses después, del personaje clandestino que los canalizó a este grupo, nunca más volvieron a  saber  y se especulaba que había regresado a conducir un campamento guerrillero en Chalatenango, en el norte del paisito, lugar desde donde supuestamente viajaba al exterior, en misiones compartimentadas de la comandancia general del frente guerrillero.

El edificio -de ocho pisos- donde se reunían era propiedad de un grupo de comunistas gringos, los cuales -se enteró después por confidencias de un locuaz y amigable joven griego que militaba con ellos- se encontraban atravesando una profunda crisis, derivada a la vez de la caída del muro de Berlín y la reciente desaparición de la Unión Soviética.

Incluso el mes pasado, un fuerte sector se había separado del CPUSA y había creado en California una nueva organización, los Comités de Correspondencia, con el apoyo incluso de la mundialmente famosa Angela Davis.

Ángela Davis, una afro-americana,  era un icono de la izquierda  gringa dado que en 1969 fue expulsada de la Universidad de California por impartir marxismo, y luego fue acusada en 1972 de asesinato y secuestro y perseguida en todo el país por el FBI, y se desató a nivel mundial una campaña por su liberación, la que se produjo en 1973. Un año despupes pasó a formar parte de la dirección del CPUSA.

Resulta que la llegada de Gorbachov a la jefatura del todopoderoso PCUS  había provocado que se les suspendiera todo el apoyo financiero, debido a las críticas públicas del veterano líder comunista Gus Hall, a la glasnost y la perestroika iniciada en 1985.

Gus Hall, minero y ferrocarrilero,  era el secretario general del CPUSA desde 1959 y frente a las reformas encabezadas por Gorbachov en la URSS, y su posterior disolución en 1991, afirmó que  “lo desatado en Rusia tras la derrota del socialismo no dista nada de la caza de brujas del macartismo en nuestro país hace 35 años…”

El derrumbe de la URSS hizo que un partido históricamente de mucha solidez financiera, se viera forzado a despedir a centenares de empleados, a convertir su diario Peoples Daily World en semanario, e incluso a la necesidad de alquilar el salón del segundo piso de este edificio, para cumpleaños y casamientos privados.

Al salir de la reunión Rogelio y Claudia decidieron pasar por un sitio de comida griega, a la vuelta del edificio, donde paladearon unas hamburguesas, grasosas y deliciosas, con aditamento de cebollas en salsa oscura y acompañadas por un par de cervezas Budweiser.

Luego para hacer la digestión, caminaron hasta la calle 14 y Union Square para abordar el tren número 4 que los condujo hasta la estación de la calle 138, de donde se trasladaron a su casa, platicando y riéndose -como siempre-y haciendo planes acerca del futuro que les esperaría al regresar al pulgarcito.

Al llegar al apartamento, Rogelio estuvo ensayando una nueva melodía con la guitarra antes de dormirse, mientras Claudia veía en las noticias como un gobernador sureño, de Arkansas, de nombre Bill Clinton, se lanzaba a participar en las primarias demócratas, lo que le permitiría de ganarlas, competir en noviembre para la presidencia de los Estados Unidos.

-Papi, que te parece este candidato Clinton, de los demócratas, le preguntó Claudia a Rogelio. Rogelio le respondió que los demócratas y los republicanos eran como la Pepsi y la Coca Cola,  diferentes por fuera pero la misma bebida por dentro.  Ambos partidos sirven a las transnacionales y al complejo militar-industrial, le dijo.

Claudia movió la cabeza en señal de duda, y le respondió que ese análisis era en parte correcto, pero unilateral porque no tomaba en cuenta el hecho que el Partido Demócrata también tuviera en sus filas a sectores sindicales, de mujeres y de las minorías étnicas  como afroamericanos, chicanos, y puertorriqueños.

-Solo los usan para la preservación del sistema, no tienen poder de decisión…

– Momento…el partido Demócrata es también un instrumento para avanzar en la lucha por la igualdad política y racial. O no?  No crees que la elección de candidatos negros y latinos es parte de la lucha por los derechos civiles de las minorías…

-Bueno, – le respondió elevando el tono de voz- si querés morir engañada es tu derecho…veo que te volviste reformista.

-Tan lindo que te ves cuando te encojonas…Nene, hablando de otra cosa,  y tienes turno mañana?

-No, y vos?

-Tampoco y que te parece si vamos al Parque Central.

-Solo si me das un beso….y le acercó los labios.

-Te voy a dar miles de besos. Pero tienes chavos para ir?

-Creo que sí-déjame revisar- si creo que tengo…nos alcanza.

El siguiente día, se levantaron alrededor de las 8 de la mañana, y Rogelio preparó el desayuno, consistente en huevos fritos con tocino y rebanadas tostadas de pan con mantequilla, junto a un humeante café Lareño, obsequio de la mamá de Claudia.  

Alrededor de las 9 salieron rumbo al Parque Central.  Hacía un día esplendido, con un sol radiante y una temperatura benigna, por lo que algunas personas incluso se atrevían a andar por la calle en mangas de camisa, y los arboles comenzaban a florecer. Era la primavera tocando a las puertas de la ciudad.

Caminaron hacia la estación del subway y bajaron hacia Manhattan, se bajaron en la calle 86  y avenida Lexington. Caminaron hacia el occidente y al llegar a la Quinta Avenida, se encontraron con la conocida fachada del Museo Metropolitano.

Este tenía una exposición sobre  The Great Utopia: The Russian and Soviet Avant-Garde, 1915-1932, que resultaba sumamente interesante para visitarla. Pero al final coincidieron en que habían venido a caminar bajo el sol y no a encerrarse de nuevo entre cuatro paredes.

Se internaron en las veredas del parque y llegaron al célebre Strawberry Fields, un lugar dedicado a rendir tributo a uno de sus ídolos, al fallecido John Lennon, de los inolvidables Beatles de Liverpool.  Se sentaron en una banca a contemplar tranquilamente el juego de las ardillas saltando en las ramas -filtradas por el sol- de los altos olmos.

Luego se encaminaron hacia el lago, y contemplaron las barcazas navegando plácidamente con familias o enamorados. No habían llevado almuerzo así que fueron a buscar un carrito de hot dogs, los que comieron con mostaza y sauerkraut, acompañados de unas sodas heladas Mountain Dew.

Claudia le comentó a Rogelio que el sauerkraut se asemejaba al curtido de las pupusas salvadoreñas, y él le respondió que se trataba de una receta guanaca copiada por los polacos, ante lo cual al unísono se carcajearon. Luego de una breve siesta en una banca, después del mediodía emprendieron el regreso.

-Regresémonos en guagua, le sugirió Claudia.

-Nombre, es mejor por el subway, le replicó Rogelio.

Los siguientes días Rogelio los dedicó a ensayar con un grupo musical de hip hop al que pertenecía, -llamado South Bronx-, porque Luciano que era un puertorriqueño que lo dirigía, les informó que el fin de semana habían sido invitados a tocar en un club en Trenton, y debían estar en forma.

Los ensayos los realizaban en el basement del edificio donde vivía Luciano, que quedaba a algunas cuadras de su edificio, en la tercera avenida. Rogelio trataba en los ensayos que las letras de las canciones tuviera un contenido social de denuncia de la explotación y opresión racial que vivían las comunidades latinas, mientras que Luciano estaba más inclinado a los contenidos de las vivencias en las cárceles o en la violencia, el sexo y las drogas.

Como grupo principalmente hacían cover de temas de Fat Joe o de Jay-Z. Rogelio frecuentemente refería este esfuerzo musical comparándose con los trovadores y juglares de la antigüedad, a lo que Claudia respondía con un dejo de incredulidad y burla.

Una tarde, en una de las reuniones de la célula, a la que habían bautizado como Rafael Aguiñada Carranza, en homenaje a un dirigente comunista asesinado en 1975, el camarada Julio le prestó a Rogelio un libro que había comprado en su reciente viaje a Cuba. Se trataba de una larga entrevista realizada por Marta Harnecker a Schafik Handal, secretario general del PCS, y miembro de la Comandancia General del FMLN.

La entrevista estaba dividida en dos partes, la primera sobre aspectos teóricos sobre el socialismo y la segunda sobre el proyecto político del FMLN para la sociedad salvadoreña. El título del libro era “El Socialismo: ¿Una alternativa para América Latina?”

A Claudia le pareció sumamente interesante, y además coincidente, dada la crisis del marxismo, provocada por el derrumbe del campo socialista, la afirmación que hacia la Marta Harnecker acerca de la visión de Shafik, o del Comandante Simón.

Marta  asegura que “el socialismo que (Schafik) defiende no es el socialismo estatista, verticalista, antidemocrático, que llegó a ser históricamente la antítesis del proyecto social que imaginaron los clásicos del marxismo, sino de un socialismo pluralista, democrático, antiverticalista, donde la conducción política jamás está predeterminada de antemano…”

Para Rogelio la crisis del socialismo le parecía bastante complicada y muchas veces confusa, lo desconcertaba.  Las imágenes de jóvenes derribando el muro en Berlín y luego el fracaso del golpe de los sectores ortodoxos del PCUS, no dejaba -aunque fingía no importarle- de dolerle.

Era como si le hubiera caído una gran roca encima, y lo hubiera aplastado. Era como si los planteamientos de Fukuyama que la historia había terminado fueran ciertos. Pero entonces, ¿y la lucha social seguía siendo válida?  Y lo más importante en términos de pareja: ¿Tenía sentido regresar al paisito? ¿Tendremos algún futuro en Zivar?

Al día siguiente Claudia descubrió en la biblioteca pública de la 42 un tesoro, una edición cubana de la Memoria Subversiva de Roque, un libro que siempre había querido leer,  y hasta Rogelio se mostró sorprendido por este hallazgo, no se aguantaba las ganas de poder penetrar en sus páginas. Acordaron turnarse en su lectura.

Rogelio hojeó rápidamente el libro de 264 páginas, y se detuvo en su índice. Estaba dividido en doce capítulos. Le intereso el capítulo nueve que trataba sobre el encuentro con Sebastián (Alejandro Rivas Mira) en La Habana en 1972, en el que acordaron su ingreso al ERP.

En ese momento estaba leyendo Fura del juego de Heberto Padilla, pero el libro de Roque lo subyugó, en particular CUANDO Roque describe su primer contacto con Rivas Mira.

A Roque le impresionó “la seguridad que proyectaba este -para él- joven revolucionario, que alardeaba sobre el poderío militar alcanzado por su organización. Le contó acerca del secuestro que habían realizado un año antes de un joven oligarca de nombre Ernesto Regalado Dueñas, y como este se les  murió estando en cautiverio.”

No obstante esto, “obtuvieron un jugoso rescate, que les permitió crear un fondo de guerra, porque le aseguró gesticulando con el índice como Fidel, en nuestro caso, la guerra la va pagar la misma oligarquía…enfatizó  en un tono prepotente.”

Pero también este ajusticiamiento permitió, que “se agudizaran las contradicciones en el campo enemigo” ya que el presidente Sánchez Hernández acusó del hecho a su enemigo, el general Alberto Medrano, “un chacal con el que algún día ajustaremos cuentas.”

Luego Sebastián le relató pormenores de la acción -para proyectar su rol dirigente- realizada el mes pasado en la cual ejecutaron a dos guardias y recuperaron dos fusiles G-3 frente al Hospital Bloom.

La acción fue denominada como  “La guerra de los pobres ha comenzado, la paz para los ricos ha terminado”  y asumida oficialmente por el Ejército revolucionario del Pueblo, ERP.

“Ya no somos El Grupo aquel de jóvenes románticos y rebeldes, ahora hemos dado un salto de calidad, ahora somos técnicamente, militarmente, un ejército popular en proceso de construcción…” le recalcó -salpicándole el rostro de saliva con briznas de tabaco-“viéndome fijamente a los ojos, como desafiándome a refutarlo, pero quizás he ido madurando porque opte por un prudente silencio.”

Roque reflexiona en su libro que se encuentra “ante un nuevo tipo de revolucionario salvadoreño que no conocía, diferente al humilde y abnegado comunista proletario que militaba en el PCS, esta vez “se trata de la pequeña burguesía radicalizada, procedente de los medios universitarios, la que está encabezando el proceso…”

Y concluye que “…esto me genera alegría por la evidente ruptura de esquemas, pero a la vez me genera algunas dudas y preocupaciones, por su evidente inexperiencia y altanería.”

-Muchas gracias por prestarme el libro, le dijo Claudia bromeando y él se disculpó y se lo devolvió, ante lo cual ella le dijo: un día cada uno para leer, empieza tu…Rogelio se lo agradeció con una sonrisa.

Palestina, Ucrania y la crisis de los imperios. Simon Pirani. Viento Sur. Abril de 2024

El fin de semana de Pascua, en la más reciente marcha gigantesca en Londres contra la complicidad del Reino Unido en la guerra de Israel contra Gaza, un grupo nuestro llevó una pancarta que decía “De Ucrania a Palestina, la ocupación es un crimen”.

Recibimos los aplausos de la gente que nos rodeaba y que coreó nuestro lema. Pero más allá de la consigna, ¿qué podemos hacer, en el movimiento obrero y los movimientos sociales del Reino Unido, en relación con estos conflictos que están transformando el mundo en que vivimos y alimentan el temor a guerras más amplias y sangrientas?

En lo que sigue propongo algunas respuestas, basadas en la idea de que estamos asistiendo al declive de dos imperios, el estadounidense y el ruso[1]. Por supuesto, ninguno de los dos es un imperio en sentido estricto.

Por imperio estadounidense me refiero al dominio económico de EE UU en el capitalismo mundial, junto con el sistema militar y político que lo apoya, en el que Israel es un elemento clave. Rusia, en cambio, es una potencia de segunda, económicamente subordinada, que trata de reafirmar su dominación en el espacio geográfico eurasiático.

Me centraré en la guerra de Rusia en Ucrania y en cómo está cambiando en el contexto marcado por la guerra en Gaza. Los apartados del artículo se refieren a (1) cosas que encuentro que han cambiado en los últimos seis meses, (2) cómo ha cambiado Rusia desde 2022, (3) las perspectivas para Ucrania, (4) el papel de las potencias occidentales en la guerra de Rusia, (5) democracia y autoritarismo, (6) los peligros de una extensión de la guerra y algunas conclusiones[2].

1. Qué ha cambiado

Lo primero, es la violencia excepcional y chocante de la guerra de Israel. Más de 33.000 personas palestinas han sido asesinadas, en su mayoría mujeres y niñas y niños, en seis meses. La población civil es objeto de un castigo colectivo, el hambre se utiliza como arma de guerra. Se registran y se relatan múltiples crímenes de guerra todos los días. La soldadesca israelí alardea de sus crímenes en las redes sociales; grupos de civiles se jactan del bloqueo de la ayuda humanitaria. Los políticos israelíes declaran abiertamente objetivos de guerra que equivalen a un genocidio y una limpieza étnica.

Aquí en el Reino Unido, la respuesta de una nueva generación de manifestantes, que no se limitan a tomar la calle, sino que emprenden acciones directas contra fábricas de armas, es un signo de esperanza.

En segundo lugar, está el apoyo al embate genocida por parte de EE UU, el Reino Unido, Alemania y otros gobiernos occidentales. Quien marca el paso es el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, junto con los extremistas enloquecidos que forman parte de su gobierno de coalición; las potencias occidentales le siguen.

La frenética caza de brujas contra quienes se oponen a la guerra de Israel no tiene precedentes. Sin embargo, con cada nueva imagen escandalosa y cada nueva manifestación en demanda de un alto el fuego se tira de un nuevo hilo del tejido de la gran ficción, que dice que Israel está defendiendo al pueblo judío y que cuestionar sus actos es antisemita. Se abren enormes grietas en los cimientos ideológicos del proyecto sionista.

En tercer lugar, el modo en que cientos de millones de personas de todo el mundo han comprendido, y les ha enfurecido, la hipocresía de los políticos occidentales que condenan la limpieza étnica por parte de Rusia, pero permiten la que tiene lugar en Gaza.

En cuarto lugar, la manera en que la ausencia de un Estado o de un Ejército basado en un Estado deja tan terriblemente indefensas a las víctimas civiles de la incursión israelí. De nuevo estamos ante un contraste. La invasión rusa de Ucrania se ha visto obstaculizada no solo gracias a la poderosa fuerza moral de la resistencia popular, sino también por la fuerza de las armas. Muchas de estas últimas han sido suministradas a las fuerzas armadas ucranianas por EE UU, el Reino Unido y otros Estados, que ahora facilitan el terror israelí en Gaza.

Finalmente, ante estas dos guerras, la parálisis política de sectores del movimiento obrero occidental resulta sumamente chocante. Quienes profesan el campismo y el antiimperialismo unilateral denuncian a EE UU e Israel, pero no alcanzan a mirar el imperio ruso a través de la misma lente.

El deslizamiento del Estado ruso hacia el fascismo, el carácter imperialista de su guerra y el horror que ha impuesto en las partes ocupadas de Ucrania se hallan en un punto ciego. Tres decenios después del colapso de la Unión Soviética, el movimiento y su internacionalismo están siendo minados por este campismo, ese nieto monstruoso del estalinismo.

2. La guerra de Rusia

La socialista ucraniana Hanna Perekhoda ha escrito recientemente sobre el carácter imperialista de la guerra de Rusia, y el socialista ruso Ilyá Budraitskis ha aportado un potente argumento sobre el giro hacia el fascismo operado por el Kremlin durante la guerra[3]. Aquí comentaré dos aspectos que creo que apoyan y desarrollan sus argumentos: sobre cómo se libra la guerra y cómo la política económica se adapta para ponerse a su servicio.

La guerra de Rusia es, ante todo, una guerra contra la población civil de Ucrania. El ataque masivo con misiles y drones del 21 y 22 de marzo, que apuntaron contra Járkov (la segunda ciudad de Ucrania), Zaporiyia y Kryvói Rog, fue un recordatorio. La central hidroeléctrica más grande de Ucrania, junto al río Dniéper, quedó reducida a escombros y DTEK, la principal compañía eléctrica, declaró que había perdido el 50 % de su capacidad de generación.

“Rusia está causando muertes de civiles, inclusive la de trabajadores y trabajadoras en los centros de trabajo, y destruyendo activamente la economía ucraniana y la industria energética”, declaró la Confederación de Sindicatos Libres de Ucrania.

Sendos informes de Naciones Unidas y de organizaciones no gubernamentales, que cuantifican las destrucciones causadas en los dos años transcurridos desde la invasión rusa del 24 de febrero de 2022, demuestran que el ataque ruso se centra en objetivos civiles.

Una actualización del informe del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas confirma que han muerto más de 10.000 civiles y que otras 20.000 personas han resultado heridas; “las cifras reales con probablemente bastante más elevadas”.

La vasta mayoría de estas personas fueron víctimas de “armas explosivas con efectos de amplio alcance”, un poco más de una de cada siete que habitaban en zonas ocupadas (es decir, lo más probable es que se tratara de bombardeos ucranianos), las demás en zonas bajo control del gobierno (lo más probablemente por bombardeos rusos).

Las pruebas que demuestran la comisión de crímenes de guerra redundan en lo mismo: numerosos informes de Naciones Unidas muestran que la gran mayoría, aunque no todos, han sido cometidos por las fuerzas rusas.

Con el tiempo, la investigación ha permitido descubrir más cosas sobre el asedio ruso de Mariúpol, un hecho clave en la invasión de 2022. Un informe de 230 páginas de Human Rights Watch y Truth Hounds concluye que por lo menos 8.000 personas murieron allí por causas relacionadas con la guerra. Los cadáveres se enterraron en fosas comunes y la cifra real tal vez no se conozca nunca. El ataque dañó la totalidad de los 19 hospitales de Mariúpol y 86 de sus 89 escuelas y facultades. Los hallazgos de la comisión internacional independiente de Naciones Unidas complementan estos datos.

Un rasgo distintivo de la guerra de Rusia es su disposición a sacrificar a sus propias tropas por unos pocos kilómetros de terreno, lo que recuerda a la Primera Guerra Mundial. Así fue cómo Rusia capturó la ciudad estratégicamente significativa de Avdivka en Donetsk el mes pasado, lo mismo que ya hizo en Bajmut en 2023.

Desde febrero de 2022, Rusia ha contabilizado probablemente 75.000 soldados muertos, aparte de una cifra desconocida de militares procedentes de las repúblicas de Donetsk y Luhansk, mientras que Ucrania puede haber tenido 42.000 bajas. Se calcula que los soldados heridos suman más de 300.000 rusos y 100.000 ucranianos[4].

Otra característica crucial de la guerra de Rusia es la administración de los territorios que ha ocupado, que trae al siglo XXI la limpieza étnica, la tiranía local y el vandalismo cultural que inauguró el imperio británico en el siglo XIX. Un ejemplo destacado de la locura supremacista rusa es el de Serguéi Mirónov, un líder parlamentario, quien adoptó el año pasado a una niña robada de un orfanato del territorio ocupado.

Las zonas ocupadas han sido militarizadas y en ellas se han suprimido los derechos civiles. Diversas ONG han hecho un seguimiento de la estrategia de las autoridades de expulsar por la fuerza a la población civil ucraniana y estimular la inmigración de pobladores rusos[5]. La resistencia, impulsada en 2022, vuelve a extenderse, ante todo a través de redes clandestinas de mujeres activistas. Ahí hay esperanza.

La estrategia económica de Rusia ha cambiado durante la guerra. La adopción del keynesianismo militar podría ser un factor clave de la extensión de la guerra dentro de Ucrania y más allá de sus fronteras. El presupuesto se ha inflado gracias al fuerte aumento de los ingresos por la venta de petróleo, y estos fondos se han canalizado a la industria militar y sectores asociados. El Estado también está reordenando la propiedad de las empresas, transfiriendo activos a sectores de la elite relacionados con nuevos servicios de seguridad y obligando a los oligarcas exiliados a trasladar de nuevo sus haberes a Rusia o venderlos.

En respuesta a la invasión de 2022, las potencias occidentales impusieron un abanico nunca visto de sanciones a Rusia: actualmente están en vigor 13.000 medidas, más de las que se decretaron contra Irán, Cuba y Corea del Norte juntas. Estas sanciones no han eliminado los ingresos del petróleo que sostienen el presupuesto ruso: en el apartado 4 me pregunto si alguna vez se planteó esta posibilidad.

Sí que se congelaron las reservas de moneda extranjera rusas y se limitó la actividad de sus bancos. El Kremlin respondió prohibiendo la salida de dinero, elevando los tipos de interés y estableciendo el control de capitales. Las exportaciones de petróleo se encaminaron hacia destinos asiáticos.

El gasto militar ha crecido vertiginosamente: si en 2019-2021 fue de 3 a 3,6 billones de rublos (44.000 a 48.000 millones de dólares, representando el 15 % del presupuesto federal o del 3 al 4 % del PIB), en 2022 ya saltó a 8,4 billones de rublos (124.500 millones de dólares), y en 2023 a unos 13,3 billones de rublos (160.000 millones de dólares, representando el 40 % del presupuesto federal, o del 8 al 9 % del PIB), según cálculos del economista Boris Grozovski[6].

Los pagos a las familias de los soldados se han disparado y las industrias relacionadas con el Ejército, como la microelectrónica y la de material eléctrico, se han expandido rápidamente. Se destinan fondos a la reconstrucción de las ciudades ucranianas destruidas por los bombardeos rusos y ahora ocupadas por el ejército ruso[7].

En 2023 se produjo un esfuerzo concertado por reordenar la propiedad de las empresas: la oficina del fiscal general solicitó a los tribunales que nacionalizaran más de 180 empresas privadas. El grueso de estas pertenece a sectores necesarios para la producción de material bélico, como la planta electrometalúrgica de Chelíabinsk, la principal fabricante rusa de ferroaleaciones, que fue nacionalizada el mes pasado, y las pertenecientes a empresarios considerados desleales.

Este año ha comenzado una nueva ofensiva: el mes pasado, el gobierno ha comenzado a catalogar las “organizaciones económicamente significativas” que obligarán a los imperios empresariales basados en el extranjero a retrotraer su dinero a Rusia y pagar sus dividendos en este país; esto protegerá a esas empresas de las sanciones y al mismo tiempo las someterá a un control estatal más estricto[8].

La economista Alexandra Prokopenko piensa que está en marcha nada menos que una remodelación de la elite rusa: la segunda que impulsa Vladímir Putin, después del sometimiento de los oligarcas de la era Yeltsin en 2003-2007.

Las olas de nacionalizaciones forman “parte del intento de Putin de redistribuir la propiedad de gente considerada insuficientemente leal al Kremlin y de crear una nueva clase de propietarios de activos que deben sus fortunas al presidente y su círculo íntimo”. Estos nuevos propietarios serán “los verdaderos vencedores de la guerra de Ucrania y una base sólida de la estabilidad del régimen[9].

El keynesianismo militar implica un descenso de la productividad y la competitividad, una reducción del gasto en actividades no militares y un aumento del riesgo de escalada militar, señala Prokopenko.

Incentiva al Kremlin a alargar la guerra al máximo posible, o a convertir una guerra caliente en una guerra fría”. El Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo advierte de que la “nueva adicción” al gasto militar crea una dependencia todavía mayor de los ingresos energéticos[10].

El Kremlin llevó a Rusia a la guerra en 2014, subordinando la gestión económica y los intereses empresariales de los capitalistas rusos a imperativos geopolíticos (resumidamente, la aspiración a alcanzar la condición de gran potencia), al expansionismo imperialista y la ideología nacionalista

En 2022, este sacrificio de los intereses económicos a los imperativos militares y políticos fue mucho más allá. Ahora, el Kremlin avanza todavía más por esta senda desastrosa. La demagogia fascista se torna más estridente, se aprietan las tuercas de la represión interna y la economía no solo se subordina al nacionalismo y al militarismo, sino que se remodela para nutrirlos. Este proceso genera tal vez el mayor peligro de una guerra futura en Europa.

3. Las perspectivas de Ucrania

La guerra de Ucrania la libra una coalición del Estado ucraniano con la población y las potencias occidentales que le suministran armas. Esta alianza se ha visto tensionada ante el resultado decepcionante del intento de contraofensiva ucraniana del verano pasado y la previsión de una nueva ofensiva rusa este verano.

El Ejército ucraniano anda escaso tanto de hombres como de equipos: un grupo de periodistas ha calculado que en Avdivka, por ejemplo, la proporción frente al ejército ruso fue de cinco a uno (artillería), de siete a uno (drones) y hasta de 15 a uno (soldados).

Es importante situar esto en su contexto. El Kremlin esperaba someter completamente a Ucrania en una semana, y dos años después ha sufrido pérdidas muy importantes para capturar las ruinas de una pequeña ciudad que ha estado bombardeando previamente de forma masiva. Pero nos las tenemos que ver con el mundo que el Kremlin ha contribuido a crear mientras tanto.

La escasez de tropas agrava las tensiones entre el Estado y la población. El 2 de abril, el presidente Vladímir Zelenski firmó unas leyes que rebajan de 27 a 25 años la edad para prestar el servicio militar obligatorio, creando un registro en línea de reclutas y anulando la condición de parcialmente apto en los exámenes médicos.

Estos cambios se han producido mientras en el parlamento está atascada una nueva ley de movilización que adopta un enfoque más amplio y podría permitir el llamamiento a filas de unos 500.000 hombres.

Los diputados y diputadas han presentado más de 4.000 enmiendas. Zelenski y su equipo tratan de distanciase de las medidas, que son impopulares: no han confirmado la cifra de 500.000 hombres (Ucrania tiene desplegadas actualmente alrededor de 330.000 tropas, de un total de 1,2 millones de personas que componen las fuerzas armadas).

La acalorada controversia pública en torno a la movilización no debe confundirse con una oposición a la guerra, de la que apenas hay señales. La cuestión es cómo librarla. Los soldados movilizados tienen en promedio una edad de entre 40 y 50 años, y algunos llevan en el frente dos años sin interrupción.

Un sondeo reciente revela que el 48 % de los hombres no están dispuestos a combatir, un 34 % sí lo están y un 18 % declaran que es difícil decirlo; otra encuesta muestra que una mayoría de la población ucraniana (54 %) comprende los motivos de quienes se evaden de la conscripción, y una tercera encuesta indica que hay muchas más personas que piensan que el nivel de reclutamiento es más o menos adecuado o insuficiente que las que piensan que es excesivo[11].

Además de la escasez potencial de soldados, las fuerzas armadas ucranianas sufren una escasez aguda de armas. Este hecho refleja las discrepancias entre los países occidentales que se las suministran en torno a la situación de la guerra (véase el apartado siguiente). Esta carencia solo se compensa en parte mediante el uso inteligente de los suministros limitados de armas, por ejemplo, infligiendo graves daños a la flota rusa del mar Negro y atacando refinerías de petróleo y aeródromos en Rusia.

En este contexto, en la prensa occidental aparecen regularmente noticias que citan fuentes anónimas y afirman, por ejemplo, que EE UU pregunta a Ucrania si estaría dispuesta a negociar o que Rusia ha formulado propuestas informales a EE UU. El mes pasado, Turquía ofreció hospedar negociaciones.

Desde mi punto de vista, los obstáculos a una negociación de paz son sustanciales. El Kremlin ha inscrito en la constitución rusa el territorio ucraniano que reclama. Está comprometido a seguir adelante, no solo por su retórica imperialista que niega la condición de nación de Ucrania, sino también en virtud de sus objetivos geopolíticos y de la adopción del keynesianismo militar.

No trataré de pintar un cuadro de lo que pasa en estos momentos por la cabeza del pueblo ucraniano, pero por mis conversaciones y la lectura de los medios diría que para mucha gente el ansia desesperada de paz viene compensada por la convicción de que (1) la perspectiva de que Rusia conserve el control del 18 % del territorio ucraniano que ocupa actualmente, idea que se discute en los pasillos del poder occidentales, es inaceptable, y (2) ante todo, cualquier acuerdo de paz que permita a Rusia reconstruir sus fuerzas armadas fuertemente dañadas y recuperar nuevo brío constituye un peligro mortal. Así se refleja en uno de los numerosos comentarios publicados en medios ucranianos sobre la conscripción:

    “Uno de los argumentos más comunes con respecto a los hombres que se evaden del reclutamiento dice así: si te escondes de los oficiales de reclutamiento militar de tu propio país y Ucrania sale derrotada, nadie te salvará de los oficiales de reclutamiento militar ni de los comandantes rusos, que te enviarán a asaltar Cracovia y Varsovia. Así que es mejor someterte a tu propio Leviatán que no al del enemigo.

Mi conclusión es que hasta que el Kremlin decida pausar, por no decir detener, su agresión, no se prevén negociaciones de paz. Ojalá sea posible un alto el fuego que por lo menos congele el conflicto.

En el movimiento obrero de los países occidentales sigue siendo crucial responder a la afirmación machacona de que únicamente las potencias occidentales obstaculizan un acuerdo de paz, afirmación hecha habitualmente por campistas (antiimperialistas unilaterales), que consideran que la única potencia imperialista es EE UU y que Rusia y/o China representan una alternativa potencialmente progresista (véase el artículo No path to peace through this fantasy world).

4. Las potencias occidentales y Ucrania

Emergen discrepancias entre las potencias occidentales sobre cómo tratar a Rusia, por razones geopolíticas y estratégicas, vinculadas a la crisis del imperio estadounidense. Esto no tiene que ver con principios democráticos, sino con la manera de controlar, en vez de destruir, un imperio de segunda que desempeña un papel subordinado en la economía mundial.

El régimen de Putin nunca ha sido un polo opuesto al imperio estadounidense. Hasta 2014, las potencias occidentales lo han mimado con entusiasmo, ya que integró el capital ruso en el sistema mundial. A partir de 2014, la relación se ha enfriado cada vez más.

Fue la invasión masiva de Ucrania en 2022 la que provocó una ruptura definitiva. El régimen de sanciones ha sido limitado incluso a partir de entonces. Concretamente, el imperio estadounidense ha suprimido medidas que obstruían el suministro de petróleo al mercado mundial. Los siguientes antecedentes ayudan a entender la actitud actual de las potencias occidentales hacia Rusia.

A comienzos de la década de 2000, el imperio estadounidense apoyó la violenta campaña militar de Putin contra Chechenia, junto con los múltiples crímenes de guerra que se cometieron, como parte integrante de su estrategia de centralización y refuerzo de la maquinaria estatal debilitada. Cuando la economía rusa se recuperó gracias al aumento de los precios del petróleo (2001-2008), las potencias occidentales trataron a Putin como un gendarme del capital, y tuvo rienda suelta en el espacio postsoviético.

A partir de 2007, cuando Putin pronunció su discurso en Múnich contra el “mundo unipolar” dirigido por EE UU, trató de revertir el declive de Rusia como potencia imperial, aunque sus esfuerzos se vieron dificultados por sucesivas crisis económicas (el crac de 2008-2009, el colapso del precio del petróleo en 2015 y la pandemia de 2020-2021).

A pesar de todo, las potencias occidentales miraron impasibles cuando Rusia invadió Georgia (2008) y el este de Ucrania (2014), así como cuando Putin ayudó a Bashar el Asad a ahogar en sangre la revuelta siria (2015-2016).

El imperio estadounidense solo protestó por la anexión de Crimea, que violó numerosos acuerdos internacionales, y la destrucción del avión civil malayo que sobrevolaba el este de Ucrania (2014).

En 2021, mientras el Kremlin preparaba la invasión de Ucrania, las potencias occidentales trataron de revertir algunas sanciones. En julio de ese año, EE UU y Alemania acordaron eliminar las trabas al proyecto de gasoducto del mar del Norte y no abandonaron este intento hasta que Rusia reconoció las repúblicas bastardas de Donetsk y Luhansk el 21 de febrero de 2022, tres días antes de la invasión masiva de Ucrania[12].

Tras la invasión, las potencias occidentales procedieron a cortar los lazos de Rusia con el sistema financiero internacional y aceptaron que las exportaciones de gas ruso a Europa se redujeran drásticamente, es probable que para siempre. Pero bloquearon todas las medidas que podrían hacer subir el precio del petróleo.

Las sanciones a las exportaciones de petróleo son las más importantes, porque el petróleo es, con diferencia, el principal producto de exportación y el que genera más ingresos del presupuesto estatal ruso.

En diciembre de 2022, los países europeos habían propuesto una simple prohibición de los servicios financieros, incluidos los seguros marítimos, para los buques que transportan petróleo ruso. El predominio de Europa en el mercado de seguros significaba que esta medida sería viable, pero las propuestas “asustaron al Tesoro de Estados Unidos”, como informó Global Witness en ese momento.

“El gobierno estadounidense ideó la limitación de precios con la intención explícita de mantener el flujo de petróleo ruso, reduciendo al mismo tiempo los ingresos del Kremlin, y presionó a los países europeos para que renunciaran a su prohibición total.”

Cuando se adoptó el tope de precios, era demasiado alto para ser efectivo ‒60 dólares el barril de crudo‒ y EE UU también intervino para garantizar que las sanciones por incumplimiento fueran leves, y que los productos petrolíferos refinados a partir del petróleo ruso no fueran sancionados.

Así pues, el petróleo ruso se exporta ahora a India, China y otros destinos principalmente asiáticos, donde se refina y se reexporta a destinos occidentales. El Reino Unido, cuyos políticos son los que más alardean de su apoyo a Ucrania, importó estos productos por un valor total de unos 660 millones de euros en el primer año después de que se impusiera la limitación del precio del petróleo.

Junto a esta evasión de las sanciones, se produce un incumplimiento sistemático de las mismas por parte de una flota gris de buques que carecen de seguro adecuado y son propiedad de estructuras opacas.

Sin amilanarse, el ejército ucraniano atacó el mes pasado refinerías de petróleo rusas con drones. La respuesta: una reprimenda de Washington.

Según el Financial Times, a Estados Unidos le preocupa el aumento del precio de la gasolina en un año electoral y que Rusia “arremeta contra las infraestructuras energéticas en las que confía Occidente”, como los oleoductos que transportan petróleo desde Asia central a través de Rusia. Me complace decir que, hasta el momento de escribir esto, parece que Ucrania no ha hecho mucho caso.

En cuanto al coro de empresas occidentales que en 2022 anunciaron que abandonarían Rusia, una base de datos de la Escuela de Economía de Kiev muestra que de 3.756 empresas extranjeras que operaban allí antes de la invasión masiva, solo 372 han abandonado el país completamente.

Aunque los principales productores de petróleo han cesado sus operaciones en Rusia, la mayor empresa de servicios petrolíferos del mundo, SLB (antes Schlumberger) no lo ha hecho. No es de extrañar que otros gobiernos hayan presionado a Ucrania para que elimine su lista negra de “patrocinadores de la guerra”, lo que ha provocado la supresión de la versión disponible públicamente.

5. Democracia y autoritarismo

El régimen de Putin es un monstruo Frankenstein que se ha vuelto contra el imperio estadounidense que una vez lo fomentó. El gobierno de Netanyahu es otro tipo de monstruo, muy dependiente de su amo estadounidense, que lo protege mientras arrasa Gaza.

En la medida en que las potencias occidentales tienen una narrativa ideológica para justificar su oposición a Putin y su apoyo a Netanyahu, dicen que defienden la democracia frente a una alianza de potencias autoritarias que incluye a Rusia, China, Irán y Corea del Norte, como ha dicho esta semana Jens Stoltenberg, el jefe de la OTAN. El movimiento obrero y los movimientos sociales no deben aceptar esta falsa dicotomía.

Los peligros de creer en esta falsa narrativa afectan a la cuestión política muy práctica del suministro de armas a Ucrania. Las potencias occidentales están racionando deliberadamente estas armas, en consonancia con sus puntos de vista sobre cómo hacer frente al Kremlin, pero están divididas sobre el alcance de este racionamiento.

A veces se sugiere en los círculos del movimiento obrero que estos argumentos reflejan una división entre demócratas y nuevos autoritarios en la política occidental. No estoy de acuerdo.

Para empezar, ahora mismo son los demócratas y no menos los autoritarios quienes están imponiendo las restricciones más perjudiciales a la resistencia ucraniana frente a Rusia. Para entender esto, sugiero que lo veamos en el contexto de la crisis del imperio estadounidense.

Empecemos por Donald Trump. Se da por sentado que el Kremlin seguirá intensificando la acción militar en Ucrania al menos hasta noviembre, con la esperanza de que Trump gane las elecciones presidenciales estadounidenses y debilite el apoyo occidental a Ucrania.

No tengo motivos para dudar de que el Kremlin mantenga abiertas sus opciones en ese sentido, pero (siendo cualquier cosa menos un experto en política estadounidense) creo que Trump es tan solo una pieza del rompecabezas de la política occidental.

Tomemos como ejemplo la decisión sobre la ayuda a Ucrania que se aprobó en el Senado estadounidense y que ahora está atascada en la Cámara de Representantes porque Trump presiona al presidente de la Cámara, Mike Johnson.

El retraso del paquete de ayuda está perjudicando militarmente a Ucrania. Martin Wolf, del Financial Times, ha advertido de que Trump “pronto podría entregar a su amigo, Vladímir Putin, la victoria sobre Ucrania”.

Wolf examina las maquinaciones internas en el Partido Republicano y concluye que la fuerza de Trump radica en la lealtad de la base del partido. Teme que Ucrania sea “abandonada”: eso “plantearía dudas sobre la fiabilidad de EE UU en todas partes”; los aliados de EE UU dudarían de sus garantías; podría producirse una proliferación nuclear; el vacío podrían llenarlo alianzas menos dependientes de EE UU.

En contraste con Wolf, articulistas de The Economist destacan las divisiones internas del Partido Republicano. En caso de que Trump gane las elecciones, argumentan, su política exterior sería caótica, pero estaría influida por facciones republicanas fundamentalmente opuestas entre sí: el sector aislacionista, con un fuerte apoyo en las filas republicanas (“Make America Great Again”); quienes piensan que la atención debería desplazarse de Europa al Pacífico y a la supuesta amenaza china para el imperio estadounidense; y la facción reaganista, que cree en preservar la hegemonía estadounidense.

En conjunto, creo que una victoria de Trump en noviembre podría comportar más restricciones en el suministro de armas a Ucrania. Pero no perdamos de vista el hecho de que estas se basarían en las restricciones ya impuestas bajo el gobierno de Biden, tanto en el suministro de armas como en las sanciones.

El contexto es el declive a largo plazo del imperio estadounidense. La toma del poder del Partido Republicano por Trump no es más que una manifestación de ello; la disfunción de la gobernanza estadounidense es otra; la caótica retirada de Afganistán en 2021, una tercera.

El debilitamiento de las instituciones internacionales establecidas por el imperio estadounidense tras la Segunda Guerra Mundial, y en concreto de Naciones Unidas, es sintomático. La profundidad del malestar puede verse en el desastroso fracaso de la comunidad internacional para hacer frente al cambio climático, o en la serie de guerras igualmente destructivas que se ocultan a la mirada occidental (Sudán, Eritrea, etc.).

La ilustración más gráfica de la crisis de este imperio es su relación con Netanyahu, que ha llevado a Israel, y al sionismo, por el más extremo de los caminos posibles, mientras que los Demócratas estadounidenses (no los Republicanos) se niegan a pararle los pies.

La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), creada en 1949 para gestionar la crisis de los refugiados palestinos provocada por la creación del Estado de Israel, es una víctima de ello.

Estamos ante una profunda crisis de la hegemonía occidental que no puede entenderse únicamente como una acción malvada de nuevos autoritarios (Trump y compañía) frente a las y los demócratas.

En Europa, mientras los líderes de derechas de los países más pequeños del este, como Hungría y Eslovaquia, esperan llegar a un acuerdo con el Kremlin, en Polonia, el partido de extrema derecha Ley y Justicia, y la Plataforma Cívica de centro-derecha de Donald Tusk, abogan por un fuerte respaldo militar a Ucrania.

La respuesta más eficaz a las peticiones de ayuda ucranianas entre los países europeos más ricos fue la del gobierno tory del Reino Unido, el más derechista de ellos. Incluso la coalición de extrema derecha de Giorgia Meloni en Italia (aunque no su adjunto, Matteo Salvini) apoya firmemente el suministro de armas.

En Alemania, es un líder de los socialdemócratas, Rolf Mutzenich, quien provocó una tormenta en el parlamento cuando argumentó no solo que los misiles Taurus no deberían enviarse a Ucrania, sino que Alemania debería tratar de “congelar la guerra y más tarde ponerle fin”, presumiblemente mediante concesiones a Putin.

La conclusión política de todo esto no es que los derechistas sean aliados más fiables que los Demócratas estadounidenses, los socialdemócratas alemanes o los líderes laboristas británicos. Es que estamos ante una crisis profunda de la política de los gobiernos occidentales, de la que forman parte la democracia y la socialdemocracia.

Los demócratas y socialdemócratas facilitan el genocidio en Gaza en virtud de su compromiso de larga data con Israel, tanto ideológico como estratégico, al igual que la izquierda y la derecha de la política burguesa facilitaron el ataque asesino contra Irak en 2003, por un complejo similar de razones.

Ahora, estos demócratas ven a Ucrania a través de la lente de su política sobre Rusia. Respaldarse en el Kremlin es un principio para ellos; los derechos democráticos y sociales del pueblo ucraniano, no.

Por supuesto, hay diferentes formas de entender la democracia frente al autoritarismo. Por ejemplo, justo después de la invasión masiva de Ucrania por parte de Rusia, el escritor Volodýmyr Yermolenko utilizó estos términos para explicar la feroz e inesperada resistencia del pueblo ucraniano:

    El autoritarismo interno en Ucrania es difícil de conseguir y siempre ha sido importado. Kiev y Moscú difieren sustancialmente en cultura política y derechos civiles. Los ucranianos quieren vivir en una democracia con derechos y libertades garantizadas, y perciben a Rusia como un lugar donde se descuidan estos valores y se respeta el poder de los tiranos.

No comparto la visión optimista de Yermolenko sobre la historia ucraniana. Y considero peligroso el autoritarismo progresivo en la Ucrania en guerra (la concentración de poder, las restricciones impuestas al Parlamento y a las organizaciones sindicales). Pero creo que Yermolenko tiene razón en lo esencial sobre el impacto de la invasión de 2022 en la conciencia nacional ucraniana:

    Por mucho que el Kremlin intente dividir al pueblo ucraniano mediante falsas narrativas históricas, la distorsión de los hechos y la invasión y apropiación de territorios, así como todo su comportamiento agresivo, están uniendo a la nación ucraniana y fortaleciendo la identidad ucraniana.

He aquí algunos indicios de una visión de la democracia conformada por el pueblo, y desarrollada y defendida por la acción colectiva. Para la elite política occidental, en cambio, la democracia está consagrada en el Estado.

Por ejemplo, Michael Ignatieff, político canadiense reconvertido en académico, en un discurso pronunciado justo después de la invasión inicial rusa de Ucrania en 2014, afirmó que la democracia depende en gran medida del Estado estadounidense y viene determinada por él:

    No se puede cambiar a los nuevos autoritarios [líderes de Rusia y China], pero se les puede frenar y se puede esperar a que se vayan. Para ello, Estados Unidos debe hacer lo que pueda para mantener alejados a los dos autoritarios, para establecer relaciones con cada uno de ellos que les ofrezcan alternativas a una mayor integración entre sí.

Estados Unidos, dijo Ignatieff, “sigue siendo la democracia cuyo estado de salud determina la credibilidad del propio modelo capitalista liberal en el mundo en general”. Ese modelo yace destrozado y roto entre los cadáveres insepultos de los niños de Gaza.

Es un principio fundamental del socialismo que la democracia, y los derechos democráticos, tienen su raíz en las luchas por el cambio social, no en EE UU ni en ningún otro Estado capitalista. Este era básicamente el punto de vista de más de 400 activistas, escritores e investigadoras ucranianas que suscribieron la carta de solidaridad con el pueblo palestino en noviembre:

    El pueblo palestino tiene derecho a la autodeterminación y a la resistencia contra la ocupación israelí, al igual que las y los ucranianos tienen derecho a resistir la invasión rusa. Nuestra solidaridad nace de un sentimiento de rabia ante la injusticia y de profundo dolor por los efectos devastadores de la ocupación, el bombardeo de infraestructuras civiles y el bloqueo humanitario que hemos sufrido en nuestro país.

Es un punto de vista minoritario, un pequeño comienzo. Creo que es ahí por donde hemos de empezar.

6. El peligro de extensión de la guerra

Europa se halla en un “periodo de preguerra”, declaró el recién elegido primer ministro polaco Donald Tusk el 31 de marzo; la destrucción de la infraestructura energética ucraniana por parte de Rusia indica que “literalmente cualquier evolución es posible”.

Como socialistas podemos denostar a Tusk y las instituciones políticas neoliberales en las que opera, pero ¿es correcta esta instantánea de los tiempos que corren? Creo que sí. No comprendo suficientemente esta amenaza para escribir sobre ella en detalle, pero pienso que hace falta reconocerla.

El imperio estadounidense está en crisis y Netanyahu, el perro de presa de este imperio, disfruta extendiendo su guerra por Oriente Medio. A comienzos de este mes reaccionó ante la crisis política cada vez más profunda de Israel ordenando el bombardeo de la embajada iraní en Siria.

El temor que sienten millones de personas de Europa Oriental, y expresado por Tusk, es que Putin, el monstruo Frankenstein del imperio estadounidense, también trate de extender su guerra más allá de Ucrania (The Insider ‒revista rusa de oposición‒ ha publicado un sondeo de opinión sobre esto).

Es un principio socialista, tal como lo entiendo yo, que la guerra, por naturaleza, suele confundir, bloquear y debilitar nuestra esperanza de cambiar el mundo por medio de la acción colectiva, de reforzar la sociedad frente al Estado y de hallar maneras de hacer retroceder, desbancar y derrotar al capitalismo.

Pero esto no significa que nos opongamos a todas las guerras en todas las circunstancias: las guerras de los pueblos oprimidos contra los opresores y las guerras de resistencia a la tiranía y la dictadura pueden estar justificadas, y en casos como los de Ucrania y Palestina lo están.

Si nos adentramos efectivamente en un periodo de preguerra, tendremos que desarrollar el análisis de los tipos de guerra ante los que podemos encontrarnos. ¿Veremos guerras análogas al ataque de Italia contra Eritrea (1935)? ¿A la del imperio japonés contra China (a partir de 1937)?  ¿A la invasión soviética de Filandia (1939)? ¿Nos opondríamos al suministro de armas al bando atacado en todos estos casos de agresión? De nuevo, no voy a profundizar aquí en esta cuestión, aunque reconozco que es preciso que reflexionemos sobre ello. Esperemos que podamos evitar la especulación sobre cómo podría evolucionar este periodo de preguerra y ocuparnos en su lugar de las guerras reales que se libran actualmente.

Conclusiones

En mayo de 2022, una agrupación local de la coalición Stop the War organizó un debate entre Lindsey German, una destacada portavoz de Stop the War, y yo. Ella suspendió el acto a última hora y yo le escribí una carta abierta que decía:

    En mayo [2021] escribiste que Stop the War “apoya al pueblo de Palestina, que tiene derecho a resistirse a la ocupación”. Estoy de acuerdo. Pero ¿por qué no decir lo mismo con respecto a Ucrania? Y si el pueblo ucraniano, o palestino, tiene derecho a resistirse, ¿qué implica? ¿Significa únicamente enfrentarse a los tanques con las manos vacías, como tuvieron que hacer en Ucrania? ¿Significa que hay que enfrentarse a los tanques a base de pedradas, a menudo las únicas armas que tiene la juventud palestina? ¿Qué decir sobre armas adecuadas? ¿Piensas que el pueblo palestino tiene derecho a contar con ellas? ¿Y el ucraniano?

Dije entonces que no creía que estas preguntas fueran fáciles de responder, y sigo sin creerlo. Pero no he cambiado de opinión: el movimiento obrero no debe oponerse a la entrega de armas a Ucrania por parte de los gobiernos occidentales, como hace Stop the War, porque la guerra de Ucrania sigue siendo esencialmente una guerra de resistencia a la agresión imperial.

Los argumentos de que Ucrania está librando una guerra por delegación de la OTAN se basan en una mitología inspirada por el Kremlin. Estos argumentos no se corresponden con la posición real de las potencias occidentales (véase el apartado 4 anterior) o de Rusia (apartado 2 anterior). Tenemos que abordar la guerra real que se está librando, no la que existe en las cabezas de los propagandistas de izquierda.

En esta guerra real, deseo fervientemente la derrota de la invasión rusa y la retirada de todas las fuerzas rusas, como base para un resultado justo. Pero por las razones expuestas anteriormente, no creo que sea el resultado más probable a corto plazo. El año que viene, más o menos, creo que es más probable (1) que las fuerzas rusas no consigan avanzar más y solo conserven partes limitadas del este y el sur de Ucrania, o (2) que las fuerzas rusas consigan avanzar más.

Por lo tanto, la disyuntiva más probable a la que se enfrenta la mayoría del pueblo ucraniano, a corto plazo, puede ser entre vivir en una democracia burguesa muy imperfecta, cada vez más dependiente económica y políticamente de la Unión Europea (como ocurre ahora con la mayoría), o vivir bajo administraciones de ocupación títeres de un régimen ruso fascista, o casi fascista.

Las y los socialistas no podemos ser neutrales al respecto. Estamos por la derrota del poder imperial, y por cada golpe que la resistencia ucraniana pueda asestarle. En otras palabras, reconocemos el derecho del pueblo ucraniano a luchar para vivir bajo Zelenski, en contraposición a ser gobernados por matones sin ley.

Esto está ciertamente relacionado con nuestra aspiración a largo plazo, fortalecer el movimiento de la clase obrera, y la sociedad civil, para construir su poder en oposición al poder del capital y sus élites políticas.

En cuanto a las futuras conversaciones de paz, el tiempo lo dirá. En mi opinión, están muy lejos. Pedir conversaciones de paz, sin reconocer la forma en que el Kremlin utiliza esa narrativa, es ingenuo. Podemos presionar a los gobiernos occidentales para que adopten políticas que ayuden al pueblo a sobrevivir a la guerra y a construir una vida mejor después de ella, lo que incluye no privarles de las armas que necesitan para defenderse, cancelar la deuda ucraniana, frenar la marea de neoliberalismo que las instituciones británicas, estadounidenses y europeas están preparando para imponer en la Ucrania de posguerra y apoyar los futuros acuerdos de seguridad más sólidos posibles frente al expansionismo ruso.

También tenemos que reconocer los límites de nuestra capacidad para influir en los gobiernos y aprovechar la riqueza de las iniciativas de solidaridad directa de apoyo a la clase trabajadora y a la sociedad civil ucraniana por parte de los movimientos sindicales británicos y europeos en los últimos dos años.

Otro elemento vital en este proceso es construir relaciones entre el movimiento en los países occidentales, en Europa Oriental y en todo el Sur global, donde la guerra en Gaza ha producido una ola de repulsión contra el imperialismo, y la voluntad de derrotarlo, en una nueva generación.


[1] Muchas gracias a T., D. y otras personas que han comentado el borrador.

[2] Nótese que solamente sugiero algunas orientaciones sobre lo que podrían hacer el movimiento obrero y los movimientos sociales, pues estos son los agentes del cambio que importan. No escribo sobre lo que podrían o deberían hacer los gobiernos; no veo la política de este modo.

[3] Expresé mi opinión sobre ambos temas en abril de 2022, en este artículo.

[4] El Estado ruso oculta información sobre las bajas. La información más fidedigna sobre las pérdidas rusas proviene del proyecto conjunto de Mediazona y Meduza. Publicaciones occidentales como Economist y Newsweek consideran creíbles sus cálculos. En el lado ucraniano, la cifra de 42.000 también es de Meduza/Mediazona. En el segundo aniversario de la invasión rusa, el presidente Zelensky declaró que habían muerto 32.000 soldados ucranianos.

[5] El Instituto para el Estudio de la Guerra, con sede en Estados Unidos, también publicó recientemente un informe sobre los territorios ocupados. A pesar de su claro sesgo político, el material fáctico es exacto.

[6] B. Grosovski, “Russia’s Unprecedented War Budget Explained”, The Wilson Centre: the Russia File, 07/09/2023. Grosovski incluye en sus cálculos apartados presupuestarios calificados de militares y otros calificados de secretos. Se indican cifras más bajas en V. Ishchenko, I. Matvéyev y O. Shurávliev, “El keynesianismo militar ruso: ¿quién se beneficia de la guerra en Ucrania?”, Viento Sur, 04/04/2024.

[7] Ishchenko et al., “Keynesianismo militar ruso”; “Novye rossiiski regiony okazalis’ dotatsionnymi pochti no 90%”, Forbes.ru, 5/06/2023

[8] “La guerra de Ucrania facilita el sueño de la ‘desautorización’ del Kremlin”, The Bell, 8/03/2024; Novaya Gazeta Evropa, “Iz’iato dlia SVOikh”, 5/03/2024; “La reorganización de Putin: la desprivatización como ‘proyecto nacional’ para reformatear las élites”, Re: Rusia, 7/03/2024.

[9] A. Prokopenko, “Oligarchs are losing out as Putin courts a new class of loyal asset owners”, Financial Times, 04/10/2023.

[10] A. Prokopenko y A. Kolyandr, “Keynes in jackboots: can defense spending sustain Russian economic growth”, The Bell, 23/06/2023; “The surprising resilience of the Russian economy”, Financial Times, 02/02/2024.

[11] Véase “Ukraine needs 500,000 military recruits. Can it raise them?”, Financial Times, 13/03/2024; comentario de OSW, On the threshold of a third year of war. Ukraine’s mobilisation crisis, febrero de 2024; y “Draft dodging plagues Ukraine”, Politico, 25/03/2024. Encuestas reseñadas en el artículo de Financial Times y aquí.

[12] Escribí sobre la cuestión del gasoducto del mar del Norte aquí y aquí

«…Ningun partido sirve para promover un cambio trascendente en la República Dominicana. » Entrevista con José Israel Cuello, por Carmen Imbert. Julio, 2002

Antiguo miembro de la agrupación política 14 de junio y Director del periódico de la organización, dirigente del Partido Comunista Dominicano –PCD-y Director del desaparecido semanario Hablan Los Comunistas, el ingeniero José Israel Cuello evalúa la situación de la izquierda dominicana y su experiencia electoral el pasado 16 de mayo. Transcurrido el tiempo el otrora militante de la izquierda dice que no le toca calificarse en términos ideológicos, ni tampoco puede ser inclemente con sus ex camaradas.

» A mí no me toca calificarme ni puedo ser implacable con la izquierda porque no sé si yo la dirigiría mejor. En esta situación de ausencia de paradigmas nadie ha acertado, nadie encuentra el camino de la izquierda.»

» Cuando pasan cosas como la de las pasadas elecciones, achacarle la culpa a esos abnegados combatientes que todavía levantan banderas en una trinchera destruida, me parece indigno. Tienen el mérito de mantener la bandera en la mano así sean ellos conscientes de que les queda un trapo.»

Cuello, hoy empresario y analista político, controversial y agraz explica por qué consideró pertinente militar en el PCD.

» Lo hice porque todo lo otro era y sigue y siendo una porquería, porque cuando lo elegí, al PCD, era dirigente del 14 de junio y ya no había mucho que hacer ahí. Pensé que en el PCD había un ambiente más promisorio pero mantengo que ningún partido sirve para promover un cambio trascendente en la República Dominicana.»

» El PCD se desarrolló y tuvo una capacidad de administración de la opinión publica impresionante. Cuando sacamos Hablan Los Comunistas llegamos a vender 18,000 ejemplares semanales y llegamos a manejarnos en la opinión pública con habilidad, pero eso no se expresó en organización, no logró expresarse antes que surgieran las discrepancias sobre la táctica.»

El propietario de Editora Taller y Productor del Programa de TV, Contrapunto, se adelantó a la debacle del socialismo real. En el año 85, en una carta dirigida al PCD, renuncia del partido y explica las razones que motivan el abandono de la militancia. El contenido de aquella misiva no se publicó in extenso, la decisión le costó la correspondiente crítica y los calificativos usuales: revisionista, vendido al sistema, converso… El Gordo Cuello, sobrevivió. 17 años después, utiliza un estilo de perdonavidas, extraño a su esencia, para explicar el momento.

El contradictor por antonomasia, ríspido y desbocado, dice sin decir, el epigrama le fascina y provocar con sus ideas también.

» No puedo juzgar a nadie, bastante me han juzgado a mí, ya pagué mi cuota hasta la séptima encarnación. El único juez válido es la conciencia. Después de aquello ha habido acontecimientos mayores que una carta que nunca se publicó completa. La caída del muro de Berlín que se produjo luego de la disolución de la URSS me parece más importante que la carta de un pobre tropical que no mereció su publicación completa. Lo que sí debió conmover para siempre fue la caída de los paradigmas, la permanencia de Fidel Castro envilecido en el poder. Hoy se proclama una elección en Cuba, con nombre, apellido, dirección, huellas digitales de cada votante. Si eso es democracia yo estoy muy lejos de esa vaina.»

NADIE COMO MINERVA

José Israel, antes de adentrarse en las miserias electorales y en lo que califica la anómala representatividad, hace un recuento histórico de la izquierda dominicana. Entre la crudeza y el pesar, asevera que los mejores se fueron y sobrevivieron los menores. La izquierda nuestra – declara- no conoce la ambición propia de cualquier político. Considera como única líder válida y con carácter a Minerva Mirabal, los demás temieron a la política más que a la muerte.

«La izquierda dominicana se caracteriza por existir, porque evidentemente existe. Desarticulada, carente de definición, de objetivos, de táctica y de estrategia pero existe. Si alguna falla fundamental ha tenido desde su origen, donde parecía muy vigorosa, es la escasez de ambición de sus líderes, la humildad de sus dirigentes. Los dos que tuvieron posibilidad de conducirla al triunfo le tenían más miedo a la política que a la muerte y prefirieron morir a jugar el papel que les correspondía. Estoy hablando de Manolo Tavárez Justo y Francis Caamaño, los otros aunque parezcan ambiciosos al frente de pequeños grupos en ningún momento han conocido la ambición natural de cualquier político y es una falla. A través de la historia, el sentido de la predestinación de los líderes ha sido determinante. Ni Mao Tse Tung ni Lenin ni Tito ni Fidel ocultaron sus ambiciones personales, si tú quieres en esos casos exacerbada y en los casos dominicanos disminuido. Yo recuerdo con el respeto que Manolo me hablaba del profesor Balaguer y del profesor Bonnelly y recuerdo con el sentimiento absoluto de aplastamiento a que se refería Francis, en el campamento de Cuba, al profesor Bosch, la devoción y aceptación de sus conceptos y directrices a pesar de que ya era evidente que Bosch tenía un juego propio con Balaguer. De manera que ese ha sido un factor determinante en el papel de la izquierda.»

«Hay otro factor, el más importante y es la cuota de sangre que aportó la izquierda a esa transformación tan repentina que se produjo en la sociedad dominicana entre el 14 de junio de 1959 y el 30 de mayo de 1961. En apenas dos años el país pasó del dominio absoluto de Trujillo a la desaparición de Trujillo y de la parte más irritante del despotismo trujillista y ¿quién dio la cuota de sangre mayor? La izquierda. Se destacaron muchos que no conocí personalmente en las expediciones de Constanza, Maimón y Estero Hondo pero se destaca entre todos uno que hubiese variado la historia dominicana y de la izquierda se llamaba Minerva Mirabal. La conocí y la conocí en la acción política, no pude apreciar ambiciones personales en ella pero don de mando sí y capacidad de mando sí. Nadie lo tuvo en la izquierda, nadie, ni antes ni después, ni lo tuvieron los líderes elementales de la primera izquierda. Naturalmente sin la muerte de Minerva el proceso no hubiese sido tan rápido porque ella con su cuota de muerte aceleró la muerte de Trujillo. La vida es contradictoria, para ella sobrevivir sobrevivía el trujillismo. De manera que entramos a la vida pública huérfanos de padre y madre, diezmados, todo lo que se había podido transformar en un pensamiento elevado se murió, sobrevivimos los menores y agrégale a eso que surgimos en medio de un conflicto internacional de proporciones gigantescas, la guerra del mundo se daba en El Caribe y cometimos errores garrafales como dividirnos los anti trujillistas en anti trujillistas de derecha y antitrujillistas de izquierda. Por ahí fue que se coló Balaguer, para permanecer eternamente en el poder, y también se coló el trujillismo.»

LA REPRESENTATIVIDAD ANÓMALA

Subraya Cuello que con los antecedentes señalados imputar a la izquierda un fracaso puro y simple en las urnas, es una mezquindad. Aparte de la pobre oferta, el sistema electoral –afirma- afectó las posibilidades de la izquierda.

«Hay un problema de mecánica política, es una izquierda que se pasa tres años y medio al margen de los mecanismos electorales del sistema y en seis meses piensa que la sociedad puede sintonizar con ella. Existe el voto utilitario, el ejemplo es Pelegrín Castillo que es el más votado dentro del PLD y saca más votos que los que su papá ha sacado en toda su vida, incluyendo si sacó alguno cuando era trujillista. Eso se produce porque estaba en la mecánica electoral, postulado por el PLD, era útil el voto porque podía ganar, eso aparte de que hizo una diputación activa.»

¿Eso ocurrió también en el año 78?

«La izquierda fue por primera vez a las elecciones en ese año a través de tres expresiones: EL Partido de los Trabajadores Dominicanos –PTD- que se retiró, el PCD que sacó poco menos de 11,000 votos y el PLD que entonces podía valorarse como de izquierda, que sacó 18,000 votos. Ya era claro en esa época que la representatividad era anómala, mientras Balaguer conocía el recurso de la representatividad y se manejó para quedarse con el Senado y con el Poder Judicial, la izquierda no hizo conciencia ni convirtió en parte de sus demandas la representatividad. En ese momento el PLD ganó más votos que todos los senadores que ganaron en la frontera juntos y no sacó un senador y probablemente el PCD pudo sacar un senador y no fue capaz de plantearse ese problema.»

«Si algo tiene de valioso esta elección es que el problema de la representatividad afecta a los grandes partidos. Un partido saca el 40% de los votos y tiene 29 senadores, el siguiente saca 28% y tiene un senador y el otro saca 22% y tiene dos senadores. Por cada voto de Pedernales tienen que votar 18 capitaleños y eso es anómalo y esa anomalía se creó cuando Trujillo, en el 1932, modificó la composición territorial y aumentó de 7 a 25 las provincias.»

«La representatividad es más importante que la reelección, que cualquier reforma. No es verdad que Narciso Isa Conde representa menos que un senador de la frontera y que merece estar en el Congreso menos que uno de esos vagabundos.»

PERO NECESITA VOTOS..

» Él los tiene. Él sacó más votos que ellos. Hay senadores de 4,000 votos. En otros países existe el voto acumulativo. Al país entero le preguntas el nombre de los senadores de la frontera y no lo saben, pero si le preguntas por Narciso lo conocen.»

UN DISCURSO IRREAL

Sin embargo, Cuello admite las deficiencias en el discurso de la izquierda y sugiere el trabajo sistemático y el acercamiento a la sociedad y sus realidades.

«La izquierda tiene un discurso fuera de la realidad, eso de ir a las elecciones con una bandera de antielectorales por antonomasia puede confundir. Francis Caamaño nunca fue a elecciones ni le importaba eso, tú puedes estar de acuerdo o no con el Ché o con Caamaño en los momentos cumbres de su acción pero no sé por qué levantarlos ahora, eso parece incoherencia, utilitarismo. La mayoría de los que votaron hoy no saben de eso ni les importa. Yo lo que creo es que se está en el sistema o no se está. Si estás en el sistema tienes que ser electorero todo el tiempo y si estás fuera se coge el fusil aunque no hay posibilidad de cogerlo hoy.»

Dos millonarios libran disputa no autorizada por la candidatura presidencial de Arena. Gabriel Labrador. El Faro. Junio de 2017

El partido Arena está revuelto alrededor de dos bandos de políticos y empresarios que se disputan la candidatura presidencial de 2019, ante una dirigencia que ha intentado contenerlos, pero que ha sido embestida en el intento. Carlos Calleja, de la familia dueña de la cadena de supermercados Super Selectos, y Javier Simán, empresario textilero, tienen dos meses de haber arrancado una frenética actividad proselitista en el partido de derechas que incluye constantes reuniones con sus colaboradores, desayunos con miembros del partido, almuerzos en fincas, cenas de recaudación de fondos, llamadas telefónicas a diputados, creación de páginas ad hoc y mensajes propagandísticos en redes sociales, a pesar del llamado de la dirección arenera a que por ahora todo mundo se concentre en las elecciones de alcaldes y diputados de 2018, cuando intentarán al menos conservar los 35 escaños legislativos obtenidos en 2015.

En esta disputa ya hay quienes han llegado, incluso, a proponer que el partido, en lugar de abrir una competencia para toda persona interesada, se cierre y construya una sola para 2019. Y ante el desbocamiento de Calleja y Simán y sus séquitos, el presidente del partido, Mauricio Interiano ya ha recibido reclamos en privado de donantes y fundadores que le echan en cara su indulgencia.

Esta última etapa de una batalla que hasta hace dos meses era más o menos silenciosa, arrancó poco antes de Semana Santa, el martes 4 de abril, con un desayuno en las instalaciones de la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI), ofrecido por Javier Simán, presidente del gremio. El desayuno fue exclusivo para las diputadas del partido Arena, que no dejaron de sorprenderse por la invitación. La maniobra tuvo una reacción inmediata en el otro bando: la mañana siguiente, el diputado arenero Ernesto Muyshondt dijo, en la entrevista de televisión Frente a Frente, que Calleja estaba entusiasmado con la posibilidad de ser el candidato y que él y mucha otra gente lo había buscado para plantearle una eventual postulación.

A lo largo de las cuatro semanas siguientes, otra serie de actividades, incluida una declaración pública de Interiano, llevó a los fundadores del partido a confrontarlo por dejar que la atención se centre en 2019 y no en 2018, y por dar a entender que él respalda a Calleja.

A partir de ello, Interiano enfatizó, cada vez que pudo en sus mensajes públicos, que Arena debía concentrar sus esfuerzos para 2018. Su exhortación fue retomada por algunos organismos de dirección del partido que prohibieron que dirigentes y militantes mostraran apoyo en público a cualquier precandidato. El partido emitió al menos tres comunicados internos con esta prohibición en los últimos tres meses, pero la norma ha sido el desacato, del que han formado parte incluso miembros de la misma dirección nacional, el Consejo Ejecutivo Nacional (Coena).

Por ejemplo, a finales de abril, Carlos Calleja asistió a un almuerzo con alcaldes, dirigentes y diputados del partido en una casa de campo en el departamento de Cuscatlán. En este almuerzo hubo al menos una persona del Coena. También celebró el 11 de mayo una cena en un hotel capitalino en la que compartió mesa con cuatro miembros del Coena. Javier Simán aprovechó la entrega de premios de la ASI, el 9 de junio, para invitar a un público muy importante para su candidatura: aparte de magistrados del Órgano Judicial, invitó a empresarios y a diputados de su partido.

En su carrera, uno de los candidatos ha dicho a sus seguidores que Dios le dijo que debía ser el próximo presidente de El Salvador, y el otro ha promovido la inscripción sistemática de militantes para engrosar el padrón interno que en asamblea general resolverá en 2018 quién tendrá la investidura arenera para la presidencia salvadoreña 2019-2024.

En esta carrera, el tercero en disputa es en realidad el único que abiertamente ha dicho que él quiere la próxima postulación presidencial de Arena. El abogado Luis Parada dice verse como una opción que evite que el partido se rompa, y admite que quienes advierten que primero hay que resolver la contienda de 2018 tienen razón.

El Faro buscó una entrevista con los empresarios Simán y Calleja a principios del mes de mayo con sus jefes de relaciones públicas. Al cierre de este reportaje no habían dado una respuesta oficial. 

Los frenos no funcionan

El desayuno del martes 4 de abril organizado por Simán tenía el pretexto de conmemorar —tardíamente— el Día Internacional de la Mujer. Las diputadas areneras, sin embargo, repararon en que ese gesto no tenía antecedentes. Aunque Simán no hizo ningún anuncio sobre precandidaturas ni pidió respaldo para alguna causa en particular, sus invitadas creen que su objetivo era granjearse simpatías con la mente puesta en la postulación. ‘Él nunca había ofrecido un desayuno por el día de la mujer a las diputadas. Jamás había hecho algo así’, dice una de las asistentes a la actividad, realizada en las oficinas de la ASI, en la colonia Roma, en San Salvador.

Por la noche, la diputada Silvia Ostorga, de Sonsonate, escribió en su cuenta de Twitter lo que muchos vieron como un respaldo a Simán: ‘Este día tuve una grata noticia, algo que había estado deseando y que hoy es una realidad: tenemos candidato a la presidencia’, escribió. El tuit no pasó inadvertido entre areneros y comenzó a circular entre los chats internos del partido. Al cabo de unas horas, la diputada borró el tuit.

Ostorga admite que eliminó el tuit de su cuenta porque recibió un llamado de atención, pero se niega a admitir que significara su apoyo a Simán. ‘Uy, sí, lo quité. Es que ese día fui a dos entrevistas, el desayuno con Javier y por la tarde con Carlos, entonces el que me jaló el aire no sabía con quién estaba yo’, dice la diputada. Alguien en el partido le pidió que no creara expectativas para las presidenciales porque el énfasis estaba en 2018. Ante la pregunta de a quién dirigió ese tuit, Ostorga se queda en el medio: ‘Yo estoy con los dos ahorita’.

En su cuenta de Twitter, Ostorga tiene mensajes de apoyo para ambos candidatos, aunque su trayectoria es cercana a los intereses de Simán. La diputada respaldó públicamente a Edwin Zamora cuando este competía por la presidencia del partido, en 2016. Zamora es un empresario textil igual que Javier Simán, y es de plena confianza de la familia Simán, la cual respaldó económicamente la candidatura de Zamora para la alcaldía de San Salvador en 2015.

A la mañana siguiente del tuit, el miércoles 5 de abril, vino la respuesta del bando de Calleja. Cuando el entrevistador preguntó a Ernesto Muyshondt si él tenía interés en una candidatura presidencial, el diputado respondió: ‘He visto con muchísima satisfacción que hay gente entusiasmada con una posible candidatura, como Carlos Calleja, por ejemplo, que creo que sería un excelente candidato y un excelente presidente’. Al día siguiente, Muyshondt dijo a El Faro que la precandidatura de Calleja no solo era una idea, sino un proyecto: ‘Muchos miembros del partido lo hemos buscado y sé que hay disposición, hay apertura de parte de él. En el momento en que se abra el proceso creo que estaría dispuesto’.

Dos semanas más tarde, el 19 de abril, a Interiano le pidieron en una entrevista en el canal 12 de televisión que comentara una encuesta publicada en El Diario de Hoy y que valorara las posibilidades de ser candidato de alguien como Calleja. El presidente de Arena expresó su entusiasmo: ‘Es una persona que tiene muy buenos perfiles, que tiene muy buena imagen, que tiene experiencia, y es algo que nosotros, como te digo, nos motiva’, respondió. Al día siguiente, La Prensa Gráfica publicó una nota de una página cuya única fuente eran esas palabras que Interiano había dicho en la entrevista. La fotografía —el rostro de Calleja— ocupaba la tercera parte de la publicación, y el titular volvía añicos cualquier pretensión de ecuanimidad por parte de Interiano: ‘Posible candidatura de empresario Calleja entusiasma a Arena’.

Ese artículo cimbró los nervios de los fundadores de Arena quienes exigieron una reunión con el presidente Interiano. Le llamaron y le pidieron cita, pero fue hasta dos semanas más tarde que la reunión se llevó a cabo en el despacho de Interiano en la colonia Flor Blanca.

A la siguiente semana, el jueves 27 de abril, la Comisión Política emitió una normativa que prohibía a dirigentes y militantes expresar públicamente apoyo público a alguna de las candidaturas en ciernes.

No obstante, apenas dos días más tarde, otra reunión proselitista desoía el llamado a la cordura de la dirección: el sábado 29 de abril un almuerzo en una casa de campo organizado por diputados areneros, tuvo como invitado especial a Carlos Calleja. Las fotografías de aquella reunión celebrada en un municipio del departamento de Cuscatlán muestran entre los asistentes al diputado Carlos Reyes, miembro del Coena; a la alcaldesa de Antiguo Cuscatlán, Milagro Navas, también miembro del Coena, y a la subjefa de diputados de Arena, Carmen Elena Calderón de Escalón.

La prohibición de la Comisión Política tenía como objetivo frustrar el almuerzo de ese sábado, pero hay quienes dicen que eso no se explica por una pretensión de imparcialidad, sino porque este organismo de dirección está inclinado en favor de Simán. Quienes sostienen esta hipótesis mencionan, por ejemplo, al expresidente arenero Jorge Velado, y a los exdirectores del sector empresarial Albino Román y Thomas Hawk.

Hawk niega la posibilidad de que ese organismo esté inclinado hacia alguno de los dos pretendientes: ‘Para empezar porque no hay ningún candidato oficial, ni siquiera se ha abierto un proceso. Es en 2018 donde estamos enfocados y nuestra responsabilidad es asegurar que todos tengan una competencia sana y justa’. Este dirigente añadió que él tampoco tiene preferencia por alguno. 

Otro miembro de la Comisión Política plantea que solo pretendían ayudar a ordenar la situación, porque parecía que ese almuerzo había sido programado con el aval de Interiano. ‘Con esas fotos daba la impresión de que la candidatura presidencial ya se está discutiendo hacia afuera del partido cuando internamente no se ha oficializado nada’, dice este dirigente.

Los fundadores de Arena tenían programada su reunión con Interiano para el 2 de mayo. Y se enteraron de ese almuerzo en los días previos a su cita. En la sesión —11 de 35 fundadores siguen activos en el partido— reclamaron al presidente de Arena su tolerancia excesiva con Calleja y le recordaron las declaraciones de la entrevista y la publicación de La Prensa Gráfica. Le dijeron que daba la impresión de que él estaba tratando de imponer una candidatura. ‘No puede ser que como presidente del partido salgás hablando de que la precandidatura de Calleja entusiasma al partido’, le recriminó uno. Otro le dijo que sus palabras habían tenido un tono de luz verde para la competencia por 2019: ‘¡Ese fue un banderillazo de salida que no debió ocurrir!’ Un tercero lo acusó de estar en favor de la candidatura de Calleja: ‘Como presidente del partido no debés imponer criterios a las estructuras’.

En esa reunión, Interiano escuchó con atención y no confrontó. ‘Fue una catarsis y al final él (Interiano) nos dio la razón’, dice uno de los fundadores que participó. Un compañero suyo resume para El Faro la conclusión de aquella cita: ‘Le dijimos que la candidatura presidencial es un tema que debe mantenerse en bajo perfil porque no hay que distraer al militante de voto duro, porque además el candidato puede terminar siendo una persona distinta, que había que ser prudentes’.

La queja pareció calar. Minutos después de aquella reunión, Interiano debía pronunciar un discurso frente a una Asamblea General de unos 500 delegados del partido que habían sido convocados para otra cosa (para que autorizaran al Coena la búsqueda de alianzas para 2018). Después del pequeño acto protocolario, Interiano aprovechó su discurso para pedir paciencia a las estructuras y que todos pusieran atención a 2018 antes que a 2019. ‘Aún nos queda un tiempo para 2019, y yo les puedo garantizar que tenemos los mejores candidatos (…) pero eso será después de marzo de 2018. Es 2018 donde nos tenemos que enfocar’.

Pero los pronunciamientos públicos a favor de Calleja o Simán siguieron. El árbitro de las elecciones internas de Arena, la Comisión Electoral Nacional (CEN), tardó dos semanas en reaccionar y hacer eco de aquella prohibición que había reglamentado la Comisión Política. Fue hasta el 11 de mayo que la CEN emitió un comunicado en el que prohibía a los dirigentes hacer campaña a favor de algún candidato.

Era ya el segundo comunicado institucional en el que el énfasis era el llamado a las estructuras a guardar paciencia frente a la presidencial de 2019 y enfocarse en 2018.

Pero además de la reunión con fundadores, Interiano ha recibido llamadas telefónicas de miembros de su partido en las que le critican su aparente tolerancia a toda la parafernalia desatada por la carrera presidencial, incluyendo, las expresiones de apoyo a Calleja. Para este reportaje El Faro habló con 15 fuentes entre las que hay diputados, dirigentes, fundadores y asesores del partido y de los equipos relacionados con los precandidatos presidenciales. ‘Es el Coena el que tiene que poner orden en todo esto y por eso yo hablé con Interiano’, dijo un diputado a principios de abril. Otro legislador arenero dijo a El Faro: ‘Sé que se le ha dicho a Mauricio que el partido tiene que entrar unido al 2018, sino, va a ser una tastaseada la que nos van a dar’.

A la base de las quejas que ha recibido Interiano hay un grupo de políticos y empresarios que respalda la precandidatura de Simán y que creen que Calleja se robó la salida en la carrera por la candidatura presidencial, a pesar de aquel desayuno previo a Semana Santa organizado por el presidente de la ASI.

Competencia vs. candidatura única

Dos bandos. Y en ambos grupos sobresalen los apellidos de algunos de los más tradicionales y grandes financistas del partido Arena. En esta lucha no solo está en juego quién se queda con la postulación presidencial, sino también la forma en que el partido debe decidir sobre sus cargos de dirección y sobre sus postulaciones para cargos de elección popular.

Alrededor de Javier Simán se alinean algunos de quienes tuvieron mucho protagonismo en la conducción del partido entre 2010 y 2016, hasta la elección del nuevo Coena en agosto pasado. Entre los empresarios de este grupo están personajes como Ricardo Simán (presidente de Almacenes Simán) y primo de Javier Simán, Ricardo Poma (CEO del Grupo Poma), Ricardo Sagrera (presidente de Hilasal) y Roberto Murray Meza (presidente de Agrisal). También hay diputados como Karla Hernández, Juan Valiente y Patricia Valdivieso; y también hay políticos con algún nivel de jerarquía como Jorge Velado y Albino Román, miembros de la Comisión Política, y concejales como Edwin Zamora (San Salvador) y Gerardo Barón (Nuevo Cuscatlán).

Algunos en este grupo son responsables de las reformas de estatutos que, en los últimos años, cambiaron el organigrama dentro de Arena y redistribuyeron el poder con la creación del tribunal de ética y la Comisión Política. Entre los diputados que impulsaron las reformas están Valiente y Johnny Wright, que entraron en 2015 como resultado directo de las reformas estatutarias que rompieron el control de la dirigencia para definir la lista de candidatos y fue así como entraron a competir por una curul.

Todo este grupo está más inclinado a que el candidato presidencial de Arena sea Javier Simán, porque tienen la idea de que está en sintonía con lo que consideran reforma modernizadora impulsada tras la traumática ruptura con el expresidente Antonio Saca en 2009. Cuando Saca fue presidente de la República (2004-2009), lo fue también del partido Arena, y muchos insistieron entonces en que mantener el doble cargo era un error porque llevaría a confundir una cosa con la otra.

Con la expulsión de Saca a finales de 2009, Arena intentó reconfigurarse. Ricardo Simán, junto a los empresarios Murray Meza, Poma y Sagrera, tomaron la batuta. Murray Meza, particularmente, comisionó, en nombre del partido, la elaboración de un documento que apuntara las reformas deseables para modernizar Arena. El documento lo retomó el sector empresarial de Arena —una de las ocho estructuras de reclutamiento— y las operativizó. Los más identificados con esa bandera eran el estadounidense-hondureño Thomas Hawk, exdirector ejecutivo del FISDL de la administración Francisco Flores; Edwin Zamora, diputado 2012-2015 y que ahora dirige el sector empresarial; Juan Pablo Fontán, exdiputado suplente de Johnny Wright; Gerardo Barón, quien fue candidato a alcalde en Nuevo Cuscatlán en 2015, y Marcos Llach, un joven ejecutivo, hijo de uno de los asesores con más trayectoria en el partido en los gobiernos de Arena, Roberto Llach, ex mano derecha del presidente Alfredo Cristiani (1989-1994).

El equipo detrás de Simán no es homogéneo. Los diputados Valiente y Wright son una muestra de ello. Wright ha retado abiertamente el discurso conservador del partido en temas relacionados con el matrimonio entre personas del mismo sexo o con el aborto. En esto está contrapuesto, por ejemplo, al empresario Ricardo Simán, quien se autodefine como un ferviente católico. El diputado Valiente también ha roto con esta postura conservadora: hace unos días escuchó una propuesta que busca avalar el aborto según cuatro causales e invitó al partido a discutir al respecto. Valiente y Wright también han incomodado al partido con temas que tienen que ver con la transparencia en el uso de los recursos de la Asamblea o con la democracia interna.

Pese a las diferencias, hay un grupo de grandes empresarios prestos a respaldarlos. Hubo una reunión de Wright con empresarios a finales de abril, en la que algunos de los financistas dijeron que estaban satisfechos con el trabajo de los diputados Johnny Wright y Juan Valiente, según contó a El Faro una de las personas que estuvo presente en esa reunión.

Simán, si bien tiene el apoyo de este sector del partido y la simpatía de esos empresarios, ha tenido una exposición mediática menos intensa que Calleja. ‘¡Yo no sé qué está pensando, Javier! Está dudando mucho y eso no le gusta al militante arenero. Tiene que mostrarse y decir sí, yo quiero ser (el candidato)’, dice un dirigente con preferencia por Calleja. Hace unas semanas, Javier Simán publicó en sus cuentas de redes sociales que los políticos han fracasado en la conducción del país. El diputado Juan Valiente le respondió con una pregunta: ‘¿Y entonces?’

Calleja, en cambio, tiene actividades públicas todas las semanas, a las cuales lo suelen acompañar comunicadores, camarógrafos y videógrafos. A veces actúa como vicepresidente del Grupo Calleja, otras, como presidente de la Fundación Calleja y otras como fuente del sector empresarial. 

Interiano parece burlado por sus mismos miembros del Coena que pese a las reglamentaciones internas han obviado el llamado y han acompañado a Calleja en las actividades. Estos dirigentes se aprovechan de dos cosas: que Calleja aún no es un precandidato oficial y que ellos, como dirigentes, depositaron sus cargos en marzo debido a las internas en las que muchos de ellos buscan reelegirse. En teoría retomarán sus cargos de dirección la última semana de julio. Son dirigentes latentes.

Un vídeo que circuló en los chats internos del partido podría dar la razón a los simpatizantes de Simán sobre sus argumentos de que son el bando con una visión más moderna. Ese vídeo muestra a Calleja durante el almuerzo en la casa de campo en Cuscatlán. En un momento un grupo de personas está de pie, escuchando a Calleja, quien les dice: ‘O todos en la cama, o todos en el suelo, pero juntos. Con la ayuda de Dios vamos a triunfar, juntos nadie nos para’, agrega, y la gente aplaude. Entonces la alcaldesa Milagro Navas toma la palabra y se dirige al resto y al mismo Calleja para revelar una intención sobre la lucha interna: ‘Carlos, estas son las bases, ellas son las que deciden. Yo creo que la lucha que tenemos que hacer es por una candidatura única’, dice Navas.

En teoría el partido debe hacer una competencia interna en la que las bases tomen la decisión, pero si Navas se mantiene en el cargo de dirigente del partido y llega el momento de oficializar la lucha por la presidencia, ella ya habrá dicho que su candidato favorito es Calleja, y que espera que no haya concurso interno.

Navas tiene una proyección nacional gracias a su cargo como presidenta de la Corporación de Municipalidades de El Salvador (Comures) que aglutina a todas las alcaldías del país. Navas ya ha intentado buscar una silla en el Ejecutivo: luchó por ser candidata a vicepresidencia con Norman Quijano en la elección de 2014, pero el partido se decantó por el abogado René Portillo Cuadra, exsecretario general de la Universidad Tecnológica.

La alcaldesa de Antiguo Cuscatlán es firme aliada de Calleja. El 11 de mayo le acompañó en una cena de recaudación de fondos organizada por el partido en el hotel Sheraton Presidente, de San Salvador. En algún momento, según muestra un vídeo de aquella noche, Calleja caminó dentro del hotel escoltado por varios dirigentes, entre ellos el diputado y director de asuntos legislativos del Coena Alberto Romero; el diputado y director de actas y acuerdos, Carlos Reyes; y el diputado y director de asuntos internacionales, Ernesto Muyshondt (todos ellos depositaron su cargo en marzo por las internas). En el video, la comitiva camina hacia el salón donde esperan el resto de invitados a la cena. Ya adentro, Calleja se fotografió en la mesa número 5, sentado junto a la alcaldesa Navas, y otros tres miembros del Coena que por ahora han dejado en depósito sus cargos.

Además de sus apoyos dentro del partido, Calleja tiene un círculo en el que sus amigos de infancia o juventud están respaldando la construcción de su candidatura: el empresario azucarero Tomás Regalado hijo; Juan José y Ernesto Borja, herederos del Grupo Borja (agroindustria, energía, diario El Mundo, telecomunicaciones, Sertracen); Alejandro Dueñas, un ejecutivo del emporio familiar dedicado al comercio y la construcción. A mediados de abril, este círculo ya hablaba de la necesidad de contratar asesores y alquilar un local para que fuera la central de operaciones.

Este grupo cercano cuenta con el apoyo cercano de la generación anterior a la de ellos, como Tomás Regalado padre, Roberto Kriete, el cofundador de Avianca Holdings; y, por supuesto, el padre de Calleja, Francisco Calleja, presidente del Grupo Calleja. 

Estos empresarios, al igual que los que se mueven alrededor de las pretensiones de Javier Simán, tiene gran incidencia en Arena, aunque no forman parte de ninguna estructura o sector formal del partido. Varios de ellos están entre los principales donantes de Arena. Una muestra de su incidencia es que ayudaron a Mauricio Interiano a llegar a la presidencia del partido gracias a dos cosas: su capacidad de cabildeo con diputados y alcaldes del partido a los que apoyan habitualmente, y su alianza con personajes de viejo cuño arenero que conocen, como muy pocos, los entresijos del poder partidario y gubernamental. Son estos los que toman las decisiones estratégicas en la conducción de la organización. Junto a los políticos tradicionales, Mauricio Interiano —un hombre con poca experiencia política para entonces— impulsó una campaña interna entre 2015 y 2016 hasta ganar la presidencia del Coena en agosto pasado. ‘Ganamos la presidencia porque supimos con quién debíamos reunirnos, gente clave, recorrimos el país… no había que andar con otras cosas’, dice un miembro del Coena, en alusión a la estrategia que usaron durante la contienda interna.

Millonarios versus políticos

En la historia de Arena, entre grandes empresarios y políticos profesionales siempre ha existido un tira y encoge. Ya sucedió en 1996, cuando se produjo una ruptura tras un desencuentro en el que fueron protagonistas personajes como el presidente Armando Calderón Sol, Antonio Cornejo Arango —exlugarteniente del mayor Roberto d´Aubuisson—, Mauricio Gutiérrez Castro, el exvicepresidente Francisco Merino y el empresario Juan José Domenech.

Los empresarios dieron un golpe en 2001, cuando presididos por Murray Meza tomaron la dirección del partido. Esto supuso la salida de algunos dirigentes históricos, como Gloria Salguero Gross, que alegó que gente que no sabía de política había tomado las riendas de Arena, a la que llamó ‘Arena, S.A. de C.V.’, y que por eso ella prefería retirarse. ‘Mi Arena es la del mayor D´Aubuisson’, dijo entonces.

Ambos grupos volvieron a enfrentarse entre 2012 y 2015: los empresarios casi consiguen detener la candidatura de Norman Quijano para 2014, pero en esa ocasión Quijano se robó la salida en una maniobra que fue calificada como de matonería política. En octubre de 2014, los empresarios maniobraron para sustituir a Quijano como candidato a la alcaldía de San Salvador y prevalecieron cuando colocaron a Edwin Zamora como el nuevo aspirante.

Con la llegada de Interiano al Coena, en septiembre de 2016, la estirpe de los políticos profesionales retomó el control arenero. Ahora los dirigentes son personajes de larga trayectoria como el diputado Carlos Reyes (legislador desde 1997), fundadores como Eduardo “el Grillo” Barrientos y alcaldesas como Milagro Navas.

La cúpula arenera, de hecho, podría administrar el partido desde la Asamblea Legislativa, es un “Coena parlamentario”. Ocho de los 13 miembros de la cúpula arenera trabajan ahí. Los vicepresidentes Rolando Alvarenga y Carolina Ramírez son asesores de la fracción, al igual que el director de asuntos electorales, Selim Alabí. Otros cinco directores del Coena también son diputados: Romero (jefe de bancada), René Portillo Cuadra (excandidato a la vicepresidencia de la República), Martha Evelyn Batres (exdirectora de la juventud arenera), Muyshondt (candidato a la alcaldía de San Salvador) y Carlos Reyes.

Todos ellos ahora conducen el partido con el respaldo de empresarios que se saben necesitados de conocimientos sobre cómo navegar en aguas partidarias. El trabajo de este binomio suele hacer que cuajen sus proyectos políticos, como cuando en momentos que la candidatura de Quijano flaqueba, Ricardo Poma logró estabilizarla con ayuda de Francisco Flores.

El actual reinado de los “políticos tradicionales” en Arena ahora se ve amenazado por la aparición en el horizonte de los apellidos Simán y Calleja, dos nombres que representan a familias que, en las últimas tres décadas, han sido financistas de Arena y que han administrado negocios millonarios y emblemáticos del país. Esto cambia la ecuación arenera: los millonarios quieren desplazar a los políticos.

Javier Simán publicó en su cuenta de Twitter a mediados de mayo que los políticos han demostrado incapacidad para resolver los problemas de los salvadoreños. Recibió una serie de críticas de diputados que lo apoyan y entonces borró su publicación. Cada voto puede ser decisivo para cuando se llegue el momento de otorgar la postulación para la presidencia de la República.

Por eso es que el registro interno de militantes areneros es otro instrumento al que hay que poner cuidado. El padrón de areneros con el que se eligió hace ocho meses la dirigencia ha aumentado de 28 mil en agosto pasado, a 90 mil en junio. Esencialmente, sostienen las fuentes para este reportaje, los bandos interesados en las candidaturas de Calleja y Simán son los responsables de los nuevos 60 mil areneros, y en esto, el sector empresarial, dirigido por Edwin Zamora, es uno de los sectores más activos.

Para la elección de dirigentes de 2016, hubo areneros que tenían la sospecha de que en el registro de votantes se inscribió gente que nunca había militado en el partido con tal de favorecer ciertas candidaturas. El Faro reveló que, por ejemplo en Chalatenango, en el municipio de El Paraíso, la dirección local del partido había inscrito a gente que ni siquiera simpatizaba con Arena, con tal de que votaran por José Alberto León como candidato a alcalde. El diputado por Chalatenango Julio Fabián decía en aquel momento que el porcentaje de gente afiliada así era mínimo. Un exdiputado dice ahora: ‘Ese registro fue chueco, se compró a la gente’.

Y ahora la sospecha es que se ha hecho lo mismo para que en 2018 se elija al candidato a presidente a la medida de quien ha inscrito más militantes. Es la versión de los juegos del hambre ofrecida por la política salvadoreña. ‘Si trabajaron y afiliaron, ¿qué les vamos a decir? Se pusieron las pilas y ahí usted ve la libertad con la que inscribieron’, decía en agosto de 2016 quien había sido la responsable de buena parte del proceso de afiliación de areneros, la entonces dirigente Leonie Bicard.

Los parientes se suman a la pugna

Simán es presidente de la ASI desde 2010. Estudió en el Liceo Salvadoreño y luego en los Estados Unidos, donde se graduó de administrador de empresas y abogado. Allá también cursó un programa de formación militar, según una biografía publicada en su página www.javiersiman.com.sv.

Hasta 1999 fue Director de Sucursales de los Almacenes Simán, una empresa familiar, donde el presidente de la junta directiva es su primo Ricardo Félix Simán. Para abril de 2017 esta empresa tenía activos por 94 millones de dólares. Javier Simán fue directivo de la corporación hasta el año 2010. Desde principios de la década de los años 2000, también comenzó a dirigir negocios de textilería y de confección, con la empresa Inmobiliaria Apopa S.A. de C.V. que para junio de 2016 tenía activos por 84 millones de dólares. Simán también ha incursionado en la generación de energía, por ejemplo, con Hilcasa Energy S.A. de C.V., una empresa que en 2013 registraba bienes por 7 millones de dólares y en la que Simán fue administrador único y representante legal. En Arena ha sido un asesor externo en temas fiscales y económicos.

Simán y su hermano Miguel Ángel están al frente de dos de las más importantes organizaciones vinculadas al sector privado salvadoreño y que suelen representar sus intereses en la discusión de políticas públicas con el gobierno: la ASI, que dirige Javier, y la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades), que preside Miguel Ángel. La ASI es parte de la poderosa Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), presidida por Luis Cardenal, un empresario que contó con el apoyo decidido de Javier Simán durante las elecciones internas de ese organismo, según publicó La Página en abril de 2016. Desde el equipo cercano a Calleja, esta influencia en el sector privado es percibida como una cuota excesiva de poder para el grupo de los Simán.

El dirigente industrial es pariente de Jorge Simán y Carlos Dada, fundadores, accionistas y miembros de la junta directiva de El Faro, aunque carecen de intereses empresariales comunes.

Javier Simán no está afiliado al partido. Ha evitado cualquier vinculación con Arena como precandidato presidencial. De hecho, la única vez que habló al respecto fue para decir al periódico El Salvador Times que un grupo de empresarios y ciudadanos le habían preguntado si estaría dispuesto a ser candidato a la presidencia.

Simán ya tiene un equipo operativo y logístico trabajando, en el que está el exdirector de la Policía Nacional Civil en los gobiernos de Arena Mauricio Sandoval. También ya parece estar con un ojo atento en los movimientos de su adversario Calleja. En un tuit publicado hace unas semanas, pareció criticar al vicepresidente de la cadena Selectos por predicar un liderazgo que le es natural al ser dueño de la empresa.

Juan Carlos Calleja es vicepresidente y la tercera generación responsable de los Súper Selectos, la cadena de tiendas que pertenece a Calleja S.A. de C.V. Esta sociedad tenía activos por 327.2 millones de dólares al cierre de 2015.

Carlos Calleja estudió el bachillerato y la universidad en Estados Unidos, en Vermont y Nueva York, donde obtuvo un título en administración de empresas. Es presidente de la Fundación Calleja —creada en 2015— y es el único hijo del fundador del Grupo Calleja que regresó a El Salvador después de los estudios en el extranjero. Se incorporó a Calleja S.A. de C.V hace 21 años a tiempo completo. ‘Regresé porque me siento bien aquí, me enamoré realmente del país cuando hacía pasantías cuando estaba de vacaciones’, dijo durante un conversatorio con estudiantes universitarios a finales de abril.

Desde hace meses, Carlos comenzó a buscar apoyos dentro del partido, ha llamado a diputados para pedirles su respaldo, y ha pedido reuniones con políticos prominentes y de arrastre histórico en Arena, entre ellos, la familia Calderón Sol, con la cual se reunió ya en varias ocasiones.

Francisco Calleja, padre de Carlos, nunca había estado tan anuente a que su hijo se metiera en la política como hasta ahora. Antes lo había permitido con algún recelo. En la campaña presidencial de Quijano, el estratega de campaña Francisco Flores encomendó a Carlos la responsabilidad sobre la estrategia en redes sociales. El patriarca se quejó, y según lo parafrasean las fuentes con las que El Faro habló, en aquel momento dejó entrever que Carlos, su hijo, había regresado a El Salvador para trabajar con él, no para la política. ‘Yo recuerdo que el papá de Carlos se molestó por esa exposición que estaba teniendo, aunque nunca lo dijo con esas palabras’, dice un dirigente de Arena.

El equipo más cercano de colaboradores, que integran empresarios herederos de negocios millonarios, está intentando construir el equipo de estrategas necesario para la campaña. Para el mercadeo político se ha reunido un par de ocasiones con Manuel Meléndez, fundador de agencias de publicidad que trabajó con todas las campañas de Arena, excepto la de Antonio Saca. El general retirado Gustavo Perdomo también es parte del equipo logístico de este panel. Perdomo era de suma confianza del expresidente Flores, tanto que él coordinó las acciones de ayuda posterior a los terremotos de 2001. También fue accionista, junto al exdirigente arenero Adolfo Torrez, de la empresa de seguridad Serconse S.A. de C.V.

Los críticos de la candidatura de Calleja objetan el estilo de la política al que juegan algunas de las familias que componen su círculo íntimo. Mencionan, por ejemplo, cuando Tomás Regalado, padre, presionó a Arena para la reelección como fiscal general de Luis Martínez, un funcionario que ya había sido señalado como corrupto por los dos grandes partidos, el FMLN y Arena, y que ahora guarda prisión acusado de corrupción.

El entonces presidente de Arena, Jorge Velado, rechazó las presiones del magnate azucarero y este, en represalia, cortó la ayuda económica que para entonces brindaba al partido. Regalado envió a Velado un correo electrónico con un reclamo: ‘Después de leer tus graves declaraciones en La Prensa este día en la pagina 32, respecto a Luis Martinez, me convenzo más que tu estas bueno para ir a vender garnachas y chatarra a las hueseras, en lugar de estar dirigiendo un partido politico como Arena, lanzando acusaciones sin fundamento que dañan a personas honestas y al mismo partido (sic)’.

Más adelante, en 2016, la familia Regalado cabildeó con alcaldes para pujar, en las internas de hace ocho meses, a favor de la candidatura de Mauricio Interiano, según confirman un fundador de Arena y un dirigente del partido. Este apoyo para las internas ocurrió, entre otras cosas, porque Regalado consideraba que la planilla de Edwin Zamora representaba una línea continuista de Velado, aquel que había rechazado las presiones para la reelección del fiscal general.

‘Ellos son empresarios que quieren hacer la política a la vieja usanza, con prácticas de 20 años por las que la gente cree que Arena hizo prácticas corruptas’, dice un diputado detractor de Calleja y que se identifica con la candidatura de Simán. Este diputado junto a empresarios y políticos que hablaron con El Faro describen a sus adversarios del lado de Calleja como personajes que reconocen en las reformas que buscan modernizar el partido (voto secreto, internas, etc.) ciertas desventajas porque así reducen su capacidad de influencia en las decisiones del partido. El diputado recuerda que hay otro tipo de empresarios: ‘Los financistas tienen que entender que deben apoyar la renovación, y es importante que no nos dejen solos que cuando tomemos decisiones que no le gusten a la cúpula (de Interiano), los necesitamos’.

Calleja tampoco es militante de Arena. El único precandidato que se ha registrado como miembro del partido es Parada, pero por ahora parece que los únicos en campaña plena son los simpatizantes de los dos millonarios. 

Simán ha evadido decirlo con claridad, pero nadie duda de su intención. Su primo, Ricardo Simán, ya en público habló de ‘una contienda interna’, al reclamar a un dirigente de Arena por expresar en una de sus cuentas de redes sociales su simpatía hacia Calleja. Ricardo Simán incluso demandó al dirigente Eduardo Barrientos que mostrara ‘imparcialidad’.

El partido dirigido por Interiano ha estado lejos de la tranquilidad, a pesar de los reiterados llamados a aguardar. El 5 de junio, cuando se avecinaba la ceremonia anual en la que ASI entrega premios a empresarios y a la que habían sido invitados varios diputados de Arena, el Coena emitió una tercera prohibición de reuniones ‘con posibles aspirantes a candidatos a la presidencia’.

El documento iba dirigido desde el Coena a las direcciones departamentales y de estas, se reenvió a diputados, alcaldes, concejales, a los miembros de la estructura y a aspirantes a diputados y alcaldes también. ‘Se les informa que se SE LES PROHIBE asistir a reuniones con posibles aspirantes a candidatos a la presidencia en vista de que en este momento nos distrae de las actividades del partido para las próximas elecciones de 2018’, dice el comunicado que circuló entre las filas de Arena.

El llamado, por tercera vez en casi tres meses, fue burlado por al menos los diputados de Arena. Durante la gala de la ASI, el jueves 8 de junio, mientras Javier Simán entregaba premios a diversos empresarios del país, desde las mesas donde se sentaban los invitados aplaudían los diputados Donato Vaquerano, Margarita Escobar, Javier Palomo, Edgar Escolán, Mayteé Iraheta y Ricardo Velásquez Parker.

Las fuentes del poder de Estados Unidos. Jake Sullivan. Política Exterior. Febrero 2024

Nada en la política mundial es inevitable. Los elementos subyacentes del poder nacional, como la demografía, la geografía y los recursos naturales, importan, pero la historia demuestra que no bastan para determinar qué países configurarán el futuro. Lo más importante son las decisiones estratégicas que toman las naciones: cómo se organizan internamente, en qué invierten, con quién deciden alinearse y quién quiere alinearse con ellos, qué guerras libran, cuáles disuaden y cuáles evitan.

Cuando el presidente Joe Biden tomó posesión de su cargo, reconoció que la política exterior de Estados Unidos se encuentra en un punto de inflexión, donde las decisiones que los estadounidenses tomen ahora tendrán un gran impacto en el futuro. Los puntos fuertes que tiene Estados Unidos de base son amplios, tanto en términos absolutos como en relación con otros países. Estados Unidos tiene una población creciente, abundantes recursos y una sociedad abierta que atrae talento e inversión y estimula la innovación y la reinvención. Los estadounidenses deberían ser optimistas sobre el futuro. Pero la política exterior de Estados Unidos se desarrolló en una época que se está convirtiendo rápidamente en un recuerdo, y la cuestión ahora es si el país puede adaptarse al principal reto al que se enfrenta: la competencia en una era de interdependencia.

La era posterior a la Guerra Fría fue un periodo de grandes cambios, pero el hilo conductor a lo largo de la década de 1990 y los años posteriores al 11-S fue la ausencia de una intensa competencia entre grandes potencias. Esto se debió principalmente a la preeminencia militar y económica de Estados Unidos, aunque se interpretó ampliamente como una prueba de que el mundo estaba de acuerdo en la dirección básica del orden internacional. Esa era posterior a la Guerra Fría ha terminado de manera definitiva. La competencia estratégica…

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