América Latina vive un periodo de revolución. Schafik Handal. La Habana. Junio de 1975

(Intervención de Schafik Jorge Handal, secretario general del Partido Comunista de El Salvador,en la Conferencia de Partidos Comunistas de América Latina, reunida en La Habana, Cuba, en la primera quincena de junio de 1975.)

Queridos compañeros:

Saludo a todos en nombre del Comité Central del Partido Comunista de El Salvador. Quiero expresar la alegría de los comunistas salvadoreños por la realización de esta Conferencia, nuestra satisfacción porque en ella participan todos los partidos hermanos, sin ninguna exclusión, y tener por sede a La Habana, capital de la gloriosa Cuba Socialista.

Apreciamos y saludamos la presencia de las delegaciones de los hermanos partidos comunistas de los Estados Unidos y Canadá.

El solo hecho que esta Conferencia se haya reunido, es un decisivo paso hacia la cohesión del movimiento comunista latinoamericano y una nueva contribución de nuestros partidos a la unidad del movimiento comunista internacional.

En este espíritu, el Comité Central de nuestro Partido, dio expresas instrucciones a nuestra delegación para apoyar aquí la idea de promover la pronta celebración de una nueva Conferencia Mundial de los partidos comunistas y obreros.

La cohesión del Movimiento Comunista Latinoamericano

La cohesión del movimiento comunista latinoamericano tiene una gran significación revolucionaria; es una de las premisas más importantes para impulsar la elevación del papel de la clase obrera en el proceso revolucionario, lo mismo que la unidad y la solidaridad de todas las fuerzas anti-imperialistas y democráticas en cada país y a escala continental es una condición necesaria para hacer una justa valoración colectiva y dar adecuado apoyo, estímulo y profundización a todos los variados procesos progresistas que tienen lugar ahora en nuestro Continente, algunos de los cuales transcurren bajo formas y liderazgos imprevistos.

El documento que está sometido a la aprobación de esta última fase de la Conferencia es fruto de intensas y minuciosas jornadas preparatorias y contiene el consenso de nuestros partidos.

Yo creo que es justo expresar nuestro reconocimiento a los compañeros integrantes del Comité de Redacción por el fecundo y esforzado trabajo que realizaron. Durante los muchos días que laboraron juntos, surgieron nuevos lazos de camaradería entre nuestros cuadros y eso, que es un fruto no escrito de este encuentro, hará un aporte perdurable a nuestra mutua comprensión y al constante robustecimiento de la unidad y solidaridad de nuestro movimiento.

Comprendemos que hay formulaciones que podrían ser mejoradas y áreas no suficientemente exploradas y analizadas, sobre las que seguirán pendientes las  interrogantes y continuaran procesándose las reflexiones. Sin embargo, este documento posee atributos sobresalientes para ser aprobado como la plataforma común del movimiento comunista latinoamericano. Nos unimos al entusiasmo que otros camaradas mostraron y compartimos sus elogios de este documento. El partido Comunista de El Salvador los suscribirá sin reservas y apoya las modificaciones que presentó el compañero Fideo castro en su diáfana, profunda e impresionante intervención.

Creemos que la elaboración de esta plataforma común del movimiento comunista latinoamericano, ha puesto punto final a la viva polémica  suscitad a afines de los años sesenta, entre la “continentalización” y la “particularización” de la estrategia de la revolución en la América Latina.

La vida vino a enseñarnos que, en fin de cuentas, si hay un fondo común de problemas, un fondo continental, al que se enfrenta el proceso revolucionario y si existe la posibilidad y, en definitiva, la necesidad de elaborar una orientación general y común.

Al mismo tiempo la vida nos demostró que existen, reales e insoslayables, las particularidades del proceso concreto de cada país, la enorme riqueza –aún no totalmente descubierta ni desenvuelta- de las peculiaridades nacionales, la variedad de las vías  de desarrollo de la revolución y de su acceso al poder, los perfiles diversos de los sujetos vivos que encabezan el proceso revolucionario.

No se trata ne modo alguno de una solución ecléctica o de compromiso para aquella polémica, sino d que nuestro movimiento ha arribado a grados de madurez que le permiten comprender mejor la marcha de la vida en nuestro continente. Dicho de otro modo, se trata de que los comunistas fuimos colocados ante la perentoria obligación de aprender en la escuela de los hechos consumados, la sabia lección marxista-leninista de la dialéctica de lo general y lo particular, de lo nacional e internacional en la revolución.

Habla muy alto de la capacidad de los comunistas, el que hayamos podido descubrir lo que hay de común, de universal, en el proceso latinoamericano, precisamente cuando este multiplicó  las vías de su avance. Esta es una conquista que aumentará nuestra iniciativa revolucionaria y elevará aún más nuestra solidaridad; constituye un enriquecimiento general de los recursos subjetivos para la lucha contra el imperialismo, por la democracia y el socialismo en el Continente.

América Latina en periodo histórico de revolución

Desde el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, quedo abierto el periodo histórico de revolución en que se encuentra la América Latina. Los anteriores logros revolucionarios fueron importantes; sin embargo eran solo las alboradas precursoras de este, que es un proceso de largo alcance, definitivo e irreversible.

La marcha de la revolución ha estado sujeta a fases de auge victorioso y a fases de reveses que la han estancado temporalmente, pero no ha podido ser atajada ni por el reformismo, ni por la contra-revolución fascista.

Los logros cristalizados por más de tres lustros de proceso revolucionario latinoamericano son muy visibles: se ha producido un extraordinario ensanche de las fuerzas antiimperialistas militantes y han surgido no solo amplios movimientos y  organizaciones, sino también Estados  y Gobiernos en diversos grado opuestos al imperialismo, a la cabeza de los cuales se encuentra Cuba Socialista. 

Al conjugar las fuerzas anti-imperialistas en América Latina de nuestros días, tenemos que prestar una atención especial al papel de esos Estados y Gobiernos, los cuales pueden llevar la lucha al plano diplomático y económico, intervenir en el encauzamiento de las nuevas tendencias del desarrollo internacional de las fuerzas productivas y de su complementación, en la defensa de los recursos naturales, y en la búsqueda de un común camino independiente y soberano de desarrollo económico, social y político.

Celebramos que Cuba este asumiendo como Estado, cada vez más, esta clase de tareas revolucionarias antiimperialistas, en el terreno diplomático y en las nuevas modalidades de la integración económica regional. Estamos seguros de que ellos está contribuyendo a reagrupar a otros Estados y Gobiernos alrededor de una orientación independiente y en definitiva opuesta al imperialismo.

No hablamos de exportar la revolución: hablamos de las nuevas dimensiones del frente antiimperialista, del acceso de las fuerzas motrices de la revolución latinoamericana  a la posibilidad de presentar combate a sus enemigos con instrumentos y en arenas que les estaban vedados mientras no alcanzaron el poder, o siquiera los Gobiernos; hablamos de las enormes posibilidades que se abren para una solidaridad más sustancial y eficiente con la lucha de nuestros pueblos.  Al hacerlo así, los Gobiernos y estados anti-imperialistas latinoamericanos se encuentran, también en este campo, con el poderoso e invaluable apoyo de la Unión Soviética y demás países socialistas,  lo mismo que coinciden con otros Estados y gobiernos creados por la lucha liberadora de los pueblos de Asia y África.

Nos limitamos en este punto a llamar la atención sobre la presencia de este nuevo recurso de la lucha antiimperialista latinoamericana que reclama un puesto en nuestros análisis y cálculos. No se trata de un llamamiento al manejo irresponsable de estos nuevos recursos, sino de señalar en generla sus posibilidades, pero también nuestros deberes nuevos, nuestra obligación de defender y de cuidar estas conquistas.

No escapa a nuestra comprensión la complejidad y delicadeza que ello entraña, especialmente cuando en algunos momentos surgen contradicciones entre los Estados Socialistas que procuran atraer a ciertos gobiernos para realizar acciones o mantener conductas con sentido antiimperialista y los intereses o las orientaciones del movimiento revolucionario interno frente a estos últimos; o cuando ocurre el caso inverso. La historia contemporánea está llena de casos en los que las fuerzas revolucionarias de cada país, siguiendo una línea de principios, una línea clasista e internacionalista consecuente, ponen los intereses del movimiento revolucionario en su conjunto por encima de tales o cuales intereses específicos no coincidentes.

No obstante y para ser fieles a la verdad, es necesario decir que en este asunto hay buenos y malos ejemplos.

Ahora que se han incorporado nuevas fuerzas a la lucha activa contra el imperialismo, es necesario insistir en que el periodo de revolución que vive América Latina y su persistente vigor, tiene sus causas profundas no solo en la crisis estructural de nuestros países , ni se ve promovido únicamente por la lucha de nuestros pueblos, aunque ello es decisivo, sino que también tiene sus raíces –y esto es determinante- en la crisis general del capitalismo, en los radicales cambios ocurrido en la correlación mundial de fuerzas a favor del socialismo, por el extraordinario desarrollo de la Unión Soviética como gran potencia proletaria internacionalista, por los grandes avances logrados en la aplicación de su política de coexistencia pacífica y distensión, por el impetuoso desarrollo de todo el campo de países socialista y por las sucesivas victorias de los pueblos en todos los continentes, entre las cuales se destacan en los últimos tiempos la Revolución Portuguesa, la liberación con el apoyo de esta de las colonias de ese país en África y, sobre todo, la victoria de los pueblos de Indochina, en especial la del heroico y ejemplar pueblo vietnamita, que será recordado por siempre y pasará a la historia de la Humanidad como el símbolo de la decadencia mortal del imperialismo yanqui.

Educar a nuestros partidos y a nuestros pueblos en los principios del internacionalismo proletario, hacerlos tomar conciencia clara del determinante aporte que hace la Unión Soviética a la marcha de la revolución mundial , a la causa de la liberación de todos los pueblos , es una tarea insoslayable de nuestros partidos que se recoge en el documento de diversas maneras, entre ellas al hacer el planteamiento definitorio que no es concebible una izquierda anti-comunista o antisoviética.

Las actuaciones vergonzosas de los actuales dirigentes de la República Popular China, intercambiando conceptuosos saludos con Pinochet, dando la espalda  a la solidaridad con el pueblo de Chile, con la clase obrera chilena y su Partido, con los miles de patriotas y revolucionarios presos, torturados o asesinados; o aconsejando a los imperialistas no disolver la OTAN, o no retirar sus flotas del Pacífico, y el Mediterráneo porque es necesario oponerlas a lo que mañosamente llaman “social-imperialismo” y “expansionismo soviético”; o agitando esa misma intriga en África, en Asia y América Latina al oído de los gobiernos antiimperialistas, para hacer la promoción del nacionalismo burgués y oponerlo no solo a la Unión Soviética, sino también a nuestros partidos, al movimiento obrero de nuestros países y,  por tanto, a la perspectiva de avance hacia el socialismo, son algunas de las muestras del pantano al que se puede rodar por la pendiente del anti-sovietismo.

Nosotros estamos seguros de que semejantes aberraciones serán condenadas y corregidas un día por el Partido Comunista de China, por el proletariado y pueblo chinos. El desenmascaramiento y aislamiento de tales patrañas seudo-revolucionarias son una necesidad para defender la unidad del movimiento anti-imperialista y democrático, la unidad del movimiento obrero y de nuestros partidos a escala nacional e internacional,  y al mismo tiempo constituyen un aporte  a la tarea que los comunistas chinos y su pueblo tendrán que consumar en rescate de su revolución y del lugar que le corresponde en el movimiento comunista y antiimperialista mundial.

Los pueblos están a la ofensiva

Pasando a otras consideraciones, queremos decir que los comunistas salvadoreños concordamos plenamente con quienes caracterizan el actual momento latinoamericano como momento de ofensiva de los pueblos. Son los pueblos y no el imperialismo quienes se encuentran a la ofensiva, a pesar de la dolorosa derrota temporal que logró infligirnos en Chile, la herida en Bolivia y Uruguay, y mucho antes en la República Dominicana y en Brasil. La Junta fascista no ha podido ser convertida, ni mucho menos, en el puntal d la ofensiva contra-revolucionaria a escala continental, en lo cual puso sus esperanzas en la CIA. No vamos a repetir la enumeración que se hace en el documento, o en las intervenciones de varios camaradas, de los nuevos avances del proceso revolucionario en nuestro continente después del derrocamiento del gobierno de la Unidad Popular, hechos que vienen a respaldar esta caracterización del actual momento latinoamericano como ofensiva de los pueblos contra el imperialismo.

Sin embargo, debemos procurar no incurrir en triunfalismo unilateral al apreciar la situación, porque ellos nos podría llevar a subestimar la gravedad del peligro de nuevos reveses para el movimiento popular, al menospreciar al fascismo como una amenaza real en varios países, incluido El Salvador,  y los virajes negativos a que podría conducir su eventual zarpazo en Argentina , no solo para ese país, sino también para Perú y otros.

Continúan en rezago la clase obrera y los P.C.

Queremos expresar abiertamente nuestra preocupación por el hecho de que, haciendo una apreciación de conjunto, continúen en rezago la clase obrera y nuestros Partidos para ocupar en la práctica la cabecera del proceso revolucionario en el continente. El gobierno de la Unidad Popular fue la conquista más sobresaliente y meta de clase obrera revolucionaria latinoamericana y el acontecimiento más trascendental después de la Revolución Cubana.

No dudamos de la enorme contribución que la clase obrera y nuestros partidos están aportando a todos los procesos antiimperialistas y en general progresistas de los días actuales en nuestro Continente; nos han alegrado extraordinariamente las noticias acerca del despliegue de las luchas de los trabajadores y los avances de su pensamiento político que nos han traído en sus intervenciones diversos camaradas; pero es un hecho aún cierto que en ninguno de eso proceso estamos desempeñando un papel, no digamos hegemónico, sino al menos paritario.

No vaya a interpretársenos como lanzadores de agua fría, como portadores del escepticismo. Todo lo contrario: nosotros estamos contentos – a veces eufóricos- por el extraordinario ensanche de la base social que el movimiento antiimperialista y revolucionario ha experimentado. En nuestro propio país hemos hecho y continuamos haciendo todo lo que este  a nuestro alcance para conseguir tal ensanche.

Dicho en otras palabras, nosotros no sostenemos como guía de nuestra conducta, ni mucho menos pretendemos aconsejar a nadie, la tesis de que mientras no sea la clase obrera y su partido la fuerza más desarrollada y no este, por tanto, en condiciones de hegemonizar el proceso no deban entrar en apoyo, ni en compromisos, ni en alianzas, con los sectores pequeño-burgueses y burgueses, que impulsan actitudes democráticas o anti-imperialistas.

Pensamos que la clase obrera y su Partido pueden llegar a encabezar el proceso revolucionario en nuestros países únicamente a condición de que impulsen resueltamente la lucha por la democracia, la independencia, y las hondas transformaciones económico—sociales, propias de esta etapa de revolución, más avanzada en unos países que en otros, siguiendo las certeras orientaciones de Lenin, según las cuales, cito: “desde el punto de vista de las ideas fundamentales dl marxismo , los intereses del desarrollo social están por encima de los intereses del proletariado…”

Nosotros, pues, estamos resueltamente a favor de una participación audaz de los comunistas y la clase obrera en el apoyo y la profundización de todos los procesos de variado matiz que hoy surgen en nuestro continente y avanzan en dirección opuesta  a la dominación del imperialismo y las oligarquías. Creemos que fuera de este contexto no podrían fortalecerse nuestros partidos, ni elevarse el papel de la clase obrera.

Lo que nosotros hemos querido mostrar es nuestra preocupación por el hecho, bien evidente, de que a 16 años del triunfo de la Revolución Cubana y de la irrupción de socialismo en nuestro hemisferio, no estemos en la cabecera de la revolución democrática antiimperialista en escala general, tomando –desde luego- la realidad de conjunto, con la excepciones de aquellos que ya lo están o están muy cerca de conseguirlo.

A nuestro entender, en la elevación de la clase obrera y su partido al rol dirigente de la revolución democrática antiimperialista , está la clave para garantizar, cualquiera que sean los sujetos que se adelanten a iniciar los proceso democráticos o los anti-imperialistas , que ellos se profundicen y marchen en fin de cuentas hacia el socialismo.

 Tenemos al impresión de que en ciertos casos no desempeñamos un rol más destacado por timidez y excesiva cautela, por inhibiciones originadas en la idea de que si es pequeño burgués o burgués nacional el proceso de democratización y reformas puesto en marcha en un país, corresponde asumir el papel principal a la burguesía o ala pequeña burguesía reformista y no al proletariado, al cual llegara su turno cuando madure la revolución anti-imperialista radical o el paso al socialismo.

Lenin nos enseñó en “Dos tácticas…” que es otro el papel del proletariado y su partido ante las tareas democrático-burguesas o pequeño-burguesas de la revolución. Exigió la acción más resuelta del partido de la clase obrera, con el  fin de resolver esas tareas, preferiblemente por la vía revolucionaria en vez de la vía reformista, evolutiva, porque ese es el camino que acerca más y más pronto al socialismo.

La Revolución Cubana es una escuela viva de confirmación de esta tesis leninista.

En todo caso, Lenin llamó al proletariado y su partido a realizar una activa participación en la revolución democrática aunque no pudiera ganar desde el comienzo la delantera e imprimir su sello revolucionario  a los  acontecimientos en su inicio.

La tarea de elevar al proletariado a un papel cada vez más delantero corresponde ante todo a su Partido; como ya lo dijeron otros camaradas, esa tarea exige la lucha por la unidad de la clase obrera, la cual tiene una de sus expresiones más importantes en la unidad del movimiento sindical. Pensamos que la forma principal de la unidad del movimiento obrero y en general del proletariado, es aquella que se logra alrededor de la línea política de su partido.

La lucha por la unidad sindical, por tanto, debe subordinarse  a la lucha por esta otra unidad, más profunda, concebirse como un medio –uno entre varios por cierto- para alcanzarla y no como un fin en sí mismo, de esta tarea, clave de la revolución.  

No estamos abogando por una línea sectaria en el movimiento sindical, sino por un trabajo más complejo y profundo en el que no debe faltar la combinación de la lucha reivindicativa con la lucha por objetivos políticos inmediatos y mediatos de la etapa de la revolución y con una sistemática lucha ideológica contra le economismo, por ganar a las masas proletarias para el socialismo, por ganarlas  a la idea de que su misión revolucionaria clasista, y su actuación independiente, no consiste en actuar aislada , únicamente en el marco estrecho de las relaciones obrero-patronales, sino en adelantarse a la lucha política y encabezar el proceso general de la lucha de clases, el movimiento histórico de todas las clases y sectores populares para conducirlo hasta el socialismo, a través de todas las inevitables etapas previas que vienen planteadas por el desarrollo social objetivo y concreto.

Nuestro Partido ha comprobado en la práctica que se puede alcanzar una unidad mucho más amplia y combativa de las filas proletarias en el movimiento político que en el movimiento sindical, aunque luchamos contra la tendencia a contraponer uno al otro. Nos ha guiado en esto el ejemplo de la Revolución Bolchevique, el  de la Revolución Cubana y de todas las grandes revoluciones del siglo actual, incluidas la revolución Vietnamita y Portuguesa.

Los sindicatos no deben ser en modo alguno menospreciados como instrumentos poderosos de movilización y combate, como escuela de la lucha de clases del proletariado. Pero tampoco deben ser absolutizados, como los instrumentos “naturales” o “únicos” , porque en una concepción así vienen implícitas, a nuestro entender, las concesiones a ciertos aspectos del economismo. 

Los camaradas chilenos saben bien que la CUT dio un aporte decisivo a favor del proceso revolucionario de su país, en la medida en que se guiaba por la justa línea política del Partido Comunista, y saben también como el economismo trabajó en contra del gobierno de la Unidad Popular.

Por todo esto, nuestros partidos tienen que prestar una esmerada atención a sus tareas en el movimiento sindical y, más ampliamente, deben poner todo su empeño en forjar un movimiento obrero revolucionario.

Luchar contra el oportunismo de derecha y de izquierda

Al mismo tiempo que luchamos contra el economismo, la enfermedad a nuestro juicio más hondamente arraigada en el movimiento sindical latinoamericano, nuestros partidos, tienen que realizar una sistemática y permanente lucha ideológica contra los variados matices del ultra-izquierdismo, no solo para ganar a sectores connotados de las capas medias y preservar al movimiento obrero de su influencia, sino también para defender el avance del proceso revolucionario, impedir el aislamiento de sus fuerzas más avanzadas y no permitir al enemigo frustrar ese avance aprovechándose de los pretextos que el ofrece el aventurerismo de los ultraizquierdistas.

Conocemos las perniciosas consecuencias que ha debido soportar el proceso revolucionario en muchos países de este continente por no haber realizado a tiempo el partido comunista una sistemática lucha de ideas contra las tendencias ultra-izquierdistas. En nuestro mismo caso, hubimos de corregir la idea equivocada de que era mejor no entrar en polémica con los ultra-izquierdistas, supuestamente en aras de no distraer o confundir a las masas y de facilitar la concertación de la unidad con esos grupos.

Después de más de dos años, de una intensa propaganda difamatoria de los ultra-izquierdistas contra nuestro Partido, alentada en cierto modo por nuestro silencio, comprobamos que esto es lo que confunde a las masas, y en primer lugar, a los sectores políticamente activos y más avanzados de las mismas; comprobamos que estaban aislándonos de ellas, mientras se esfumaban nuestras esperanzas de dialogar con esos grupos para concertar la unidad.

Decidimos entonces iniciar y sostener una campaña ideológica sistemática, cuidándonos de combinar al profundidad con un análisis limpio de adjetivos hirientes y la lucha de principios con los constantes llamamientos a la unidad en torno a la línea orientada a construir un amplio frente de fuerzas democráticas, anti-imperialistas y anti-oligárquicas, para conquistar el poder  e instaurar un gobierno representativo de las mismas.

Paralelamente decidimos iniciar una campaña de lucha ideológica, también sistemática, contra el economismo, buscando unir al movimiento obrero en derredor de aquella misma línea y abrir en el pensamiento proletario y de las capas medias la perspectiva socialista.

Esta corrección en cuanto a la lucha ideológica  dio prontamente sus frutos a favor del prestigio y la autoridad de nuestro Partido, promoviendo su crecimiento y, asimismo, el de la Juventud Comunista; imprimiendo combatividad y mayor amplitud a la movilización en las filas sindicales,  promoviendo su marcha más firme y acelerada  hacia las metas unitarias que habían sido trazadas hace largo tiempo, pero que permanecían aún distantes.

Igual que otros camaradas que han hecho uso de la palabra sostenemos que la tarea principal y decisiva para elevar el papel del proletariado en el proceso revolucionario es la construcción de su Partido; el desarrollo de este en cantidad y calidad. Todos los partidos comunistas latinoamericanos están empeñados en las tareas de su propia construcción y desarrollo; todos aspiramos a que nuestros partidos hundan potentes raíces en la clase obrera, en el proletariado en general y, en segundo término, en las masas campesinas y las capas medias.

Si logramos realizar bien la tareas por la unidad del proletariado, por la construcción y desarrollo de nuestros partidos y las tareas de la lucha ideológica y política,  estaremos cada vez en mejores condiciones para fortalecer el frente único de las fuerzas democráticas anti-imperialistas y anti-oligárquicas, y construir el frente anti-fascista, aún más amplio, si lo situación lo demandara en cada uno de nuestros países.

Solo así podremos conseguir que el proletariados se adelante a la cabecera de todo el movimiento histórico hacia la independencia plena, la democracia uy le bienestar popular, la paz y el socialismo.

De ello depende que otras fuerzas actuantes en el proceso revolucionario contemporáneo de nuestro continente no lo pongan en peligro con sus vacilaciones, ni inconsecuencias, con su falta de firmeza o sus traiciones.

En el periodo histórico que está abierto en América Latina desde enero de 1959, es posible la revolución y es, por tanto, muy grande y decisivo lo que pueda hacer la iniciativa revolucionaria.  De ella depende mucho el lugar que ocupa el proletariado y su partido en la historia de nuestros países en el último cuarto de siglo XX.

Nosotros valoramos el esfuerzo complejo y serio del Partido Comunista de Cuba, y en particular el compañero Fidel Castro, por desarrollar el Partido y elevar su papel y el de la clase obrera en la conducción del país por la ruta de la construcción del socialismo. El Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba está llamado a consolidar los robustos cimientos de esa obra político-ideológica y a trazar las orientaciones que permitirán llevarla  a su plena y feliz realización.

Todo lo que encuba se está haciendo por elevar el papel del proletariado y su partido, nos ayuda y nos ayudará poderosamente a conquistar esa meta decisiva en cada uno de nuestros países.

El Partido Comunista de El Salvador felicita y saluda al Partido Comunista de Cuba, a su Comité Central, al compañero Fidel, por su laboriosa y fecunda preparación del Primer Congreso.

Un panorama rico y desafiante

La temática que el panorama latinoamericano y caribeño arroja sobre la mesa de análisis es muy rica y desafiante.

¿Qué hay en el fondo del fenómeno configurado por los gobiernos der Carlos Andrés Pérez  de Venezuela y Luis Echeverría de México, Oduber de Costa Rica y Balaguer de la  República Dominicana? Se trata o no del surgimiento de la burguesía o d algunos de sus sectores, al primer plano del reformismo, al nacionalismo y/o al antiimperialismo?

Si fuera afirmativa la respuesta ¿Cuál o cuáles son esos sectores de la  burguesía y cuales las causas que los promueven a jugar ese rol?  Definitivamente no compartimos las respuestas simplistas.

Algunos camaradas han adelantado esquemas de análisis para estos fenómenos.  Son opiniones verdaderamente interesantes que obligan a reflexionar, y sobre todo, nos indican la necesidad de que nuestros partidos profundicen el conocimiento del complejo y sorprendente acontecer latinoamericano de lso días actuales.

Concordamos en principio en algunos puntos que permitan formular ciertas hipótesis:

  1. Son fenómenos únicamente posibles dentro del marco mundial de agravamiento de la crisis general de capitalismo, de honda crisis económica coyuntural del mundo capitalista, de cambios radicales  en la correlación de fuerzas a favor del socialismo y de los pueblos que luchan por su liberación nacional y social; de avances sucesivos en el camino de la distensión, de franco quebrantamiento de la estrategia global, pérdida de prestigio y de autoridad del imperialismo yanqui.
  2. Son fenómenos relacionados con el creciente peso específico de los Estados latinoamericanos en el conjunto de la actividad económica y la relativa autonomía de los mismos, que de ese fenómeno se deriva;
  3. Con la consiguiente formación de una sector burocrático, en el que se mezclan tecnócratas procedentes de las capas medias y de grupos burgueses que aspiran a crear condiciones propias para la expansión de sus negocios, hasta ahora limitados por una política exterior sectaria y estrecha y por las supervivencias pre-capitalistas, la pobreza del mercado interno y el ahogamiento de los monopolios. 
  4. Todo ello fomenta la tendencia estatal a intervenir en la actividad económica, lesionando el principio “sagrado” de la “libre empresa” y da origen a peculiares y a veces curiosos conflictos intestinos en los gobiernos, en las clases dominantes en general; a contradicciones con tales o cuales aspectos de la política del imperialismo y/o con los intereses de las compañías transnacionales.  

Nosotros pensamos que será necesario organizar con cierta frecuencia simposios o seminarios de los comunistas, para analizar de manera especializada estos y otros temas específicos, como el de la integración económica regional y la posición o la conducta a asumir frente a ese movimiento , en el que también cada vez se expresan más las contradicciones entre nuestros pueblos y el imperialismo, entre las posibilidades y las necesidades del desarrollo, por un lado, y la dependencia por el otro, etc.

Nexo entre la lucha por la democracia, la lucha antiimperialista y la lucha por el socialismo

Uno de los méritos sobresalientes del documento consiste en que muestra los nexos que hay entre la lucha por la democracia, la lucha anti-imperialista y la lucha por el socialismo en la América Latina de nuestros días. Se recoge así, bajo el enfoque del análisis leninista de este problema, una larga y rica experiencia latinoamericana.

La incidencia de un marco internacional cada vez más favorable al socialismo, particularmente después de la segunda guerra mundial, y la creciente participación de la clase obrera y sus partidos en la escena histórica de nuestro continente, ha llevado estas tres facetas de la lucha de los pueblos a un entrelazamiento casi indisoluble. 

La Revolución Cubana reveló por primera vez en toda su magnitud y sus alcances trascendentales esta nueva y más profunda dialéctica de los nexos entre las tareas democráticas, anti-imperialistas y socialistas.

El gobierno de Jacobo Arbenz en Guatemala y la Revolución Boliviana de 1952, el gobierno del Frente Popular de Chile, con Pedro Aguirre Cerda como presidente, el desempeño del gobierno del general Lázaro Cárdenas en México e incluso la primera irrupción del peronismo, habían comenzado a revelar que estas tres tareas marchaban hacia un encuentro y un entrelazamiento muy profundo y prometedor.

Cada vez más ha quedado al descubierto que el enemigo principal que se alza en el camino del avance trasformador de esta dialéctica es el imperialismo yanqui, y señalarlo así es otro de los méritos de este documento.

Nosotros queremos hacer presentes algunas reflexiones sobre este tema:

La primera reflexión consiste en subrayar, a la luz de la experiencia latinoamericana, el amplio poder movilizador que en nuestros países ha revelado poseer la causa de la lucha por la democracia. Fue precisamente en la arena de la lucha por la democracia donde primero se registraron las mancomunaciones del movimiento popular con la acción de sectores militares.

La lucha por la democracia ha tenido amplia resonancia en las capas medias en general, incluso en estratos de la burguesía. No es casual que las Universidades fueran durante década las abanderadas de esta lucha en numerosos países nuestros.

Toda la experiencia de los últimos años demuestra que la causa de la democracia no ha perdido en absoluto este amplio poder movilizador, sino todo lo contrario; y también demuestra que tampoco ha perdido la capacidad de convertirse en el punto de encuentro de la lucha popular con los pronunciamientos militares, sino todo lo contrario.

La segunda reflexión consiste en recordar que, después del triunfo de la  Revolución Cubana, el imperialismo yanqui intentó romper esta trenza de lo democrático, lo anti-imperialista y lo socialista, en el proceso latinoamericano, por medio de “Alianza para el Progreso.”

La ALPRO no so fue un plan demagógico, fue principalmente una plataforma para sellar la alianza del imperialismo con los sectores reformistas y demócratas pequeño-burgueses y burgueses, alianza de la que el imperialismo esperaba obtener el pleno aseguramiento de la fidelidad de los militares.

No es casual que en el centro de la plataforma política de la ALPRO se situara la bandera de la llamada “democracia representativa” y seríamos miopes incorregibles si acaso no fuéramos capaces de ver que efectivamente logró el imperialismo concertar alrededor suyo, aunque muy transitoriamente, aquel bloque de fuerzas que se propuso.

Sabemos muy bien que la ALPRO desató contradicciones tales en el seno de las clases dominantes latinoamericanas, en particular una resistencia enconada de la oligarquía y conocemos las demás causas que llevaron este plan, el más audaz de todos los concebidos por el imperialismo para la América Latina, el más rotundo fracaso. Entre otras cosas sabemos también que con el asesinato de Kennedy, inspirador de la ALPRO, retomaron la hegemonía en los EE.UU. los sectores de la gran burguesía imperialista más rabiosos, más vinculados al fantástico negocio industrial militar y abanderados de la política de la guerra fría y del chantaje nuclear.

A nosotros no nos parece extraño que ahora, en una fase más profunda de la crisis general del capitalismo y en particular, de la crisis del imperialismo yanqui, del poderío cada vez más preeminente de la Unión Soviética y del mundo socialista en general, de alzamiento de los pueblos, en todos los continentes y de radicalización del proceso revolucionario latinoamericano, hayan reaparecido como aliados reales o potenciales de la causa popular, aquellos mismos sectores de la burguesía y la pequeño burguesía reformistas que sellaron aquel pacto frustrado con el imperialismo dentro de la ALPRO en los primeros años sesenta.

La tercera reflexión consiste en subrayar que el imperialismo ya no puede levantar la bandera de la democracia contra el proceso revolucionario en América Latina, ni en ninguna otra aparte. Su respuesta es hoy el fascismo, el terrorismo contra-revolucionario organizado por la CIA, la llamada “desestabilización” de gobiernos que se niegan a ser incondicionales o emprenden las transformaciones nacional-liberadoras. El imperialismo ya no puede tampoco pactar sobre la base de la no “intervención” , por eso han fracasado los cantos de sirena del pretendido “nuevo diálogo” manipulado por Kissinger y de ello  surge, a nuestro juicio, la también la inusitada sensibilidad de tantos gobiernos burgueses contra el golpe fascista y la Junta de Pinochet. No nos extraña tampoco su viraje hacia la amistad con Cuba. 

Pesamos que no basta, ni mucho menos, para explicar este fenómeno, el interés que pueden tener sectores de las burguesías en sacar provecho comercial de su acercamiento a la Isla del Socialismo; pensamos que hay en esto también resistencia a la actual política del imperialismo.

Los únicos casos en los que el imperialismo  levanta hoy la bandera de la llamada “democracia representativa” son aquellos en que han surgido gobiernos militares nacionalistas o revolucionarios opuestos en diversa medida a su política y, son los sectores más derechistas de las clases dominantes latinoamericanas y sus partidos quienes reclaman hoy a esos gobiernos “el retorno a la constitucionalidad” “la convocatoria a elecciones” y otras consignas del arsenal de esa monserga hipócrita.

Dicho sea de paso, nosotros pensamos que en este sentido hay un aspecto débil en el documento en lo relativo a esta cuestión de la lucha por la democracia: no desenmascara al mismo tiempo esa maniobra contra-revolucionaria a que hemos aludido  atrás.

La cuarta reflexión consiste más bien en una proclama: el proletariado y su partido, junto  las demás fuerzas de izquierda que se destacan entre las capas medias, entre el clero y los militares, junto con el poderoso y vital aliado campesino, no tienen por qué renunciar a todo este rico legado del proceso histórico latinoamericano:; si quieren realmente desempeñar su misión de vanguardia deben recoger estas banderas y empuñarlas con la mayor resolución y firmeza; porque en ello viene implícita la posibilidad  real de construir el amplio y poderoso frente anti-imperialista y la luminosa perspectiva del socialismo.

Si estas banderas de la democracia y la independencia, del latinoamericanismo, las levantan ante todo la clase obrera y su partido y saben llevarla  a la victoria, nada hay que pueda hacernos temer por el destino de la causa socialista. Nosotros suscribimos totalmente esta tesis que ha sido planteada ante nuestra Conferencia.

Si nos mostramos tímidos o vacilantes para empuñar estas banderas,  o peor todavía, si renunciamos a ellas en nombre de un pretendido radicalismo o vanguardismo,  las empuñaran los sectores nacionalistas de otras clases o capas y seguiremos obligado a un papel de fuerza de apoyo, o seremos aislados y duramente golpeados por la reacción más rabiosa, allí donde ella tiene el control del poder: la causa del socialismo sufrirá así aplazamiento o seguirá una ruta tortuosa.

Deliberadamente hemos omitido las consideraciones de orden económico al presentar estas reflexiones. Nosotros pensamos que, en cierto modo los comunistas, me refiero a algunos de nosotros, hemos estado incurriendo en un mecanicismo estrecho que consiste en pretender derivar todas nuestras conclusiones políticas de un modo directo y absoluto del análisis económico. Así, n entra en nuestro enfoque la relativa autonomía con que se mueve la política respecto de la economía, sin dejar de depender en último término de ella.

Nosotros creemos que  es en este terreno donde se encuentra las raíces de que hemos venido dando muestras los comunista para prever, si se quiere para adivinar, lo que traen bajo el brazo ciertos políticos y sectores pequeño-burgueses o burgueses y no pocas veces nos hemos visto en la necesidad de hacer reajustes apresurados de nuestras caracterizaciones y enfoques acerca de ellos; una vez que se han convertido en gobierno. Damos la impresión algunas veces de que para nosotros únicamente puede explicarse o justificarse tales o cuales actitudes políticas de esos personajes y sectores, si comprobamos que con ello se echan a la bolsa tal o cual cantidad de millones.

No estamos abogando por el menosprecio de los análisis económicos. Al contrario, creemos que una de nuestras debilidades consiste precisamente en nuestras limitaciones en esta área, haciendo desde luego las excepciones de algunos de nuestros partidos, que han alcanzado un extraordinario desarrollo de sus capacidades en este como tantas otras facetas de su actividad.

El mecanismo a que hemos aludido constituye un real freno inhibitorio que impide desplegar una acción más intrépida, una iniciativa revolucionaria a tono con las posibilidades que están madurando en la vida. Tales inhibiciones no solo abarcan el estrechamiento de nuestra política de alianzas con otras fuerzas sino también nuestra actividad en el seno de la clase obrera.

En el caso de nuestro partido, llegó un momento en que nos vimos compelidos a reaccionar ante una larga rutina que había llegado poco a poco, inconscientemente, a sentar en la base de nuestra orientación para el trabajo sindical, la tesis de que los trabajadores únicamente pueden movilizarse a partir de sus intereses económicos inmediatos y nos son capaces de comprender rápidamente las orientaciones y objetivos políticos, los cuales supuestamente llegan o “ascienden” por el canal único de la lucha económica.

Nadie defendía teóricamente estas formulaciones, cuyo contenido economista es evidente y fue hace tanto tiempo desenmascarado por Lenin, pero estaban presentes de modo invariable cada vez que se hacían planes para la acción, cada vez que se programaban nuestras actividades encaminadas a la conquista de la unidad sindical, etc.

Hemos escuchado aquí una exposición sumamente ilustrativa de las poderosas tendencias unitarias que hoy se abren paso, incluso dentro de las organizaciones patrocinadas tradicionalmente por las agencias sindicales del imperialismo. El camarada que hizo esta exposición subrayó que es sorprendente como estas tendencias vienen ligadas a un planteamiento político revolucionario más que a un programa de reivindicaciones económicas y prestaciones sociales. Nosotros queremos expresar nuestro agradecimiento a este brillante y experimentando dirigente sindical comunista latinoamericano, sentimos que en sus palabras venía un apremiante llamamiento, un llamamiento dramático a que comprendamos esa realidad, a que veamos esas extraordinarias posibilidades que maduran en las filas del proletariado organizado de nuestro continente.

Compañeros:

Yo quiero pedir disculpas por el exceso en el uso del tiempo. Es que nosotros veníamos a esta Conferencia muy cargados d preocupaciones. No pretendemos la última ni la mejor palabra; hemos querido solamente tirar sobre esta mesa de los comunistas latinoamericanos nuestras propias reflexiones y preocupaciones, porque estamos convencidos de que esta Conferencia, si por un lado es ya una gran victoria de la consolidación de la unidad del movimiento comunista de nuestro continente, es sobre todo histórica por lo que abrirá para el futuro, y por lo que hará a favor del intercambio de opiniones, abierto y franco, de reflexiones entre los comunistas, para ayudarnos unos a otros en esta hora decisiva de América y el Mundo.  

Yo termino haciendo un llamamiento a la solidaridad, especialmente en algunos casos. Ante todo, a la solidaridad con Guatemala, con el pueblo guatemalteco, con el Partido Guatemalteco del Trabajo. Nosotros vivimos esa tragedia, allí estamos junto a ellos, nos enteramos de esa tragedia momento a momento. Nosotros creemos que ha llegado la hora de hacer un esfuerzo realmente sustancial para detener la matanza en Guatemala. ¡Los comunistas podemos hacerlo! No solo desde la plaza pública, ni  la trinchera de nuestros periódicos; podemos llevarlo ya a los organismos internacionales. Lo que se ha hecho en el caso de la solidaridad con Chile muestras las enormes fuerzas y las reservas que tenemos los comunistas del mundo ahora, porque si algo hay que resaltar es que el corazón y el motor de ese impresionante movimiento de solidaridad con Chile somos los comunistas, y en primer lugar, los países socialistas, encabezados por la Unión Soviética. Nosotros pretendemos un respaldo tal también para los compañeros guatemaltecos.

Hacemos un llamamiento a poner en el centro de nuestra solidaridad, asimismo, la lucha del pueblo de Nicaragua contra la tiranía de Somoza. Por primera vez, a nuestro entender,  se ha puesto en pie en Nicaragua, un movimiento anti-somocista verdaderamente amplio, y verdaderamente serio. Ya  en la intervención del Partido Socialista Nicaragüense, se destacaba por ejemplo la formación de  UDEL, con su amplia composición.

Nosotros queremos también hacer un llamamiento a la solidaridad con otros procesos que se encuentran en otra fase: con los procesos peruano, panameño y hondureño. Hacer la solidaridad ya, no después de que nos inflinjan allí reveses. Pongamos énfasis no solo en la solidaridad defensiva. ¡Pongámosla también en la solidaridad ofensiva!

Resaltemos en nuestra solidaridad igualmente el caso de Ecuador, ayudemos  los camaradas a desarrollar todas las posibilidades que están implícitas en su proceso y que nos explicara Pedro Saad.

Quiero utilizar mis últimas palabras para reafirmar nuestra plena solidaridad con el Partido Comunista, con el pueblo de Chile, con todos los patriotas; nuestro reclamo por la libertad del camarada Luis Corvalán. Nuestra solidaridad con los compañeros del  Brasil, de Haití, de Paraguay. Nuestra disposición a contribuir con todo lo que este a nuestro alcance en la lucha por liberar a sus presos.

¡Viva la unidad del movimiento comunista de América Latina!

¡Viva la unidad del movimiento comunista internacional!

¡Viva el internacionalismo proletario y el marxismo-leninismo!

¡Viva esta histórica Conferencia de los Partidos Comunistas de nuestro Continente!

La Habana, 12 de junio de 1975

Extraigamos las mejores enseñanzas del Diario del Che en Bolivia! Epílogo del PCS. Agosto de 1968

El Diario de Campaña del Che Guevara en Bolivia es un documento de un gran valor histórico y revolucionario. De cada una de sus páginas surge un noble aporte para la revolución latinoamericana; un altísimo ejemplo de moral revolucionaria y un caudal de datos para el análisis estratégico.

Quién lee el Diario comprende con facilidad por qué el Che se ha convertido en el héroe de las juventudes de todo el mundo. No son únicamente los jóvenes latinoamericanos, sino también los europeos, norteamericanos, africanos y asiáticos los que veneran su nombre y levantan su retrato como estandarte de rebeldía y de combate.

Es que el Che reúne la valentía ilimitada con la voluntad férrea de alcanzar el ideal aun a costa de sacrificar todo lo concerniente a uno mismo –incluso la vida- ; reúne la más ardiente rebeldía contra todo lo que es injusto y contra todo lo que pretende perdurar bajo el manto de la santificación dogmática, con la más alta y humanista militancia del internacionalismo revolucionario que le hizo combatiente de todos los pueblos: argentino que combatió con las armas por la Revolución Cubana y que no encontró dentro de sí fronteras chovinistas tampoco para combatir por la revolución boliviana y entregar su vida en aras de ella, como la habría entregado sin duda por la revolución salvadoreña o de cualquiera otro país de América Latina y el mundo.

Las páginas del Diario dan testimonio también de que junto al Che lucharon con igual arrojo y determinación, con similares cualidades, un puñado de compañeros cubanos forjados  en la Sierra Maestra. Ninguno de estos cubanos se doblegó, ninguno desertó y su sangre regó generosamente el suelo boliviano para hacerlo más fecundo a la revolución. Los cubanos caídos luchando junto al Che dan prueba del internacionalismo militante de la Revolución Cubana,  de la que son ellos hijos y altivos exponentes. Y que la semilla del internacionalismo revolucionario germina en América Latina, lo demuestra también la sangre peruana y boliviana derramada en esta experiencia guerrillera encabezada por el Che.

El Diario es fuente de inspiración revolucionaria y constituye un documento en extremo útil para la formación de la joven generación combatiente, lo mismo que para remecer los estados de ánimo blandengues de algunos revolucionarios cansados, de la vieja generación. Quien no sea sensible a este aspecto del Diario de Campaña del Che en Bolivia, quién no se sienta hermano del Che y de sus compañeros al leer el documento, quién no se duela de su muerte, está quizás perdido para la revolución latinoamericana.

El Diario de Campaña del Che en Bolivia es, al mismo tiempo que un testimonio de la más elevada moral revolucionaria, un documento de inestimable valor para el análisis estratégico, frío, racional ¿Cómo sale de la prueba la concepción estratégica del “foco guerrillero” como punto de partida de la revolución y como vía de la revolución? Esta es la interrogante inevitable, ineludible, que encierra a su vez muchas otras interrogantes y que debe ser respondida teniendo a la vista el Diario del Che porque, en realidad, durante los últimos ocho años se han realizado en nuestro continente varias decenas de fallidos intentos por crear y desarrollar victoriosamente focos guerrilleros en no menos de diez países, guiándose precisamente por esta misma concepción. Ninguno de esos otros intentos, sin embargo, dejó un testimonio tan fiel como este de Bolivia y ningún guerrillero latinoamericano habría sido más autorizado que el Comandante Ernesto Che Guevara para escribirlo.

Quienes de verdad se interesen por la suerte de la revolución latinoamericana y quieren llevarla  a coronación victoriosa, no pueden menos que plantearse la tarea de realizar al análisis de la estrategia del foco guerrillero a la luz del Diario de Campaña del Che en Bolivia, porque es indispensable que cuanto antes el movimiento revolucionario de nuestro continente evalúe ese método y todos los otros métodos puestos en práctica a lo largo de los años transcurridos luego del triunfo de la Revolución Cubana y haga esfuerzo supremos por encontrar un camino eficaz, para derrotar a un enemigo que se ha redoblado y que no puede ya ser tomado por sorpresa. De lo contrario, tendríamos que conformarnos con contemplar  como el oleaje revolucionario se rompe contra los muros de contención que ha aprendido a levantar el imperialismo y tendríamos que resignarnos a muchos años más de postergación y frustraciones.

Renunciar al análisis frío y crítico de la experiencia reflejada en el Diario del Che, sería convertir este documento únicamente en un modelo de cómo debe morir un revolucionario honrosamente, heroicamente; pero no le extraeríamos las enseñanzas que arroja para resolver el problema de cómo hacer la revolución.

Teniendo en cuenta estas necesidades apremiantes de la revolución latinoamericana, nosotros nos permitimos discordar con la opinión que vierte el compañero Fidel Castro en su prólogo al Diario del Che, condenando a todos aquellos que lleguen a la conclusión de que este se equivocó. Respetamos y admiramos a Fidel, sentimos hacia él un gran cariño fraterno, pero esos sentimientos no pueden llevarnos a creer que nunca se equivoca, que siempre tiene la razón. Fidel  trata de demostrar en este prólogo suyo que en Bolivia salió airosa la teoría del foco guerrillero (hablamos del foco y no de la lucha armada en general) ; explica la derrota del Che y sus compañeros principalmente por dos causas: según puede deducirse de todo el texto, en primer lugar, por la actitud retranca  del dirigente del Partido Comunista de Bolivia, Mario Monge, quién –según se afirma- trató primero de disputar la dirección político-militar al Che, y estuvo interrogando después a compañeros adiestrados para la guerrilla, de modo que no se incorporaran a ella; en segundo lugar, explica la derrota por la conjugación de factores adversos deparados por el azar.

Nosotros no ponemos en duda lo que el Che dice en su Diario acerca de Mario Monge, ni hacemos al defensa de éste. Si esa fue su actuación, merecida se tiene la crítica  que se le hace. Por lo menos esa es nuestra opinión, tomada sin conocer el alegato de Mario Monge en su descargo, ni las opiniones de su Partido en torno a esta cuestión. Pero al mismo tiempo, no aceptamos el razonamiento de que la actuación de Mario Monge y la consiguiente actitud poco cooperativa a una convergencia que se achaca al Partido Comunista de Bolivia, sean una causa determinante de la derrota del Che.

En Cuba y en Argelia se desarrollaron dos guerras revolucionarias que no contaron inicialmente con la aprobación de los respectivos Partidos Comunistas y fue el desarrollo ascendente de esas guerras, impulsado por las favorables condiciones existentes y por el correcto aprovechamiento de las mismas por parte de la dirección político-militar en ambos casos lo que obligó más tarde a los Partidos Comunistas de Argelia y Cuba, a cambiar su línea y a dar apoyo activo a la lucha armada, participando directamente en ella.

Entre la actitud del Partido Comunista de Argelia y el Partido Socialista Popular de Cuba (nombre que tenía ahí el Partido Comunista de Cuba) existen, diferencias en cuanto al grado de su aproximación a la lucha armada, con ventaja para los comunistas cubanos, que no estando de acuerdo con ella, hicieron desde un principio, sin embargo la defensa de Fidel y de su lucha. Estas dos experiencias dan prueba histórica de que lo determinante para el desarrollo de la guerra revolucionaria no es la actitud que asuma el Partido Comunista, o cualquiera otro partido, sino la existencia de ciertas otras condiciones políticas, que hagan posible que las masas pasen a esta forma superior de la lucha  de clases que es la lucha armada.

Desde luego, que existiendo estas condiciones, la resuelta participación del Partido, su línea correcta sobre la necesidad de impulsar el desarrollo de la guerra del pueblo, se convierten en un factor de un gran poder movilizador, orientador y organizador que acelera el proceso de la lucha armada y afianza sus resultados victoriosos como ha quedado demostrado plenamente por la guerra revolucionaria en China y en Viet Nam, donde los partidos comunistas jugaron y juegan el papel principal en todos los aspectos de la conducción y realización de la lucha armada.

Fidel, ciertamente no dice de modo expreso que  la actitud de Mario Monge y de su partido fueron determinantes para la derrota, pero esa afirmación se encuentra implícita en gran parte de la argumentación que presenta en su prólogo.

Tampoco aceptamos nosotros como válida la explicación  de la derrota como resultado de factores adversos del azar. Quién haya leído los “Pasaje de la Guerra Revolucionaria” escritos por el Che sobre la base de sus anotaciones en su Diario de Campaña en Cuba, verá que en contra de los expedicionarios del “Granma”, encabezados por Fidel, se conjugó en un principio una carga mucho mayor  de factores adversos y que, no obstante, pudo vencerlos el pequeño grupo de doce combatientes que se mantuvo en pie después de la abrumadora derrota en la batalla de Alegría de Pío, gracias al apoyo  práctico y no solo moral  que inmediatamente comenzó a recibir de parte de los campesinos. Eso fue lo que permitió al disperso grupo de doce volverse a juntar y emprender, gracias también a su indomable tenacidad, una guerra en la que seis meses más tarde se había ya doblado el número de los que desembarcaron del “Granma”.

Por otra parte, la experiencia del Che en Bolivia no es un hecho aislado en la historia contemporánea del continente, sino que forma parte de un nutrido conjunto de esfuerzos similares en diversos países latinoamericanos. Desatender el examen más profundo de estas experiencias teniendo a la vista el Diario del Che, para conformarse con establecer una superficial relación entre azar y derrota, no parece ser lo que está demandando la causa de la revolución latinoamericana.

Regis Debray, por su parte, en su defensa ante el tribunal de Camiri, atribuye la derrota del Che a lo prematuro del inicio de las operaciones, cuando hacía falta a la guerrilla dominar el terreno y consolidarse como grupo de combate adaptado al medio y poseedor de un adiestramiento militar mayor. Tampoco aceptamos nosotros como válida esta explicación, porque tenemos a la vista el ejemplo cubano y éste habla enérgicamente en contra del enfoque que hace Debray.

Hagamos aquí algunas comparaciones, el grupo que desembarcó con Fidel en diciembre de 1956, como ya dijimos, fue drásticamente diezmado, hasta quedar reducido a menos de su sexta parte en el primer combate,  combate prematurísimo. En Bolivia, y como veremos no es casualidad, la guerrilla del Che ganó todos los combates al ejército de Barrientos, con la sola excepción del combate de Higueras, donde cayó Coco Peredo y del combate donde días más tarde fue apresado el propio Che. Cuando se produce el primer encuentro en Ñancahuazu el 23 de marzo de 1967, el Che estaba regresando de una larga caminata de reconocimiento del terreno y de adiestramiento de sus compañeros para adaptarse al medio, mientras que el primer combate que libró la guerrilla de Fidel ocurrió sin que conociera el terreno, apenas dos días después del desembarco.

En Bolivia la guerrilla estaba al mando de un experimentado Jefe, que había hecho la guerra de la Sierra Maestra, el Comandante Ernesto Che Guevara y su columna se componía por un grupo de experimentados combatientes que lucharon junto a él en Cuba y de otros que recibieron un adiestramiento especial antes de incorporarse. La columna que desembarcó con Fidel en Playa de las Coloradas, el 2 de diciembre de 1956, no tenía ni la décima parte de la capacidad técnica de los guerrilleros comandados por el Che en Bolivia, empezando por el propio Fidel.

Ciertamente que fue prematuro el inicio de los combates en Bolivia, pero no en relación con la capacidad militar del grupo (incluido el dominio del terreno) como argumenta Debray, sino en relación con el escaso, prácticamente nulo, desarrollo de la lucha de clases y de la conciencia política de las masas de la región. Precisamente por esto es que, según lo revela Fidel en su prólogo, la guerrilla del Che se estaba desplazando hacia otra zona campesina de mayor desarrollo político.

Lo que salta a la vista al leer el Diario de Campaña en Bolivia, y lo subraya así el propio Comandante Guevara  en sus resúmenes de mes, es la falta de apoyo campesino, y más aún, la colaboración que los campesinos dieron al ejército de Barrientos para mantenerlo bien informado sobre los movimientos de la guerrilla. Si se compara esta situación con la que describe el mismo Che en sus “Pasajes de la Guerra Revolucionaria” de Cuba, que se caracterizó desde un comienzo por el apoyo campesino, se puede comprender que es allí donde se encuentra la causa determinante de la derrota y no en los otros factores que se han alegado.

Si la guerrilla se desplazaba hacia una zona campesina de mayor desarrollo político, uno se pregunta por qué no se instaló aquella, desde un comienzo, en una zona de este tipo y la respuesta se encuentra en el desprecio que la estrategia del “foco guerrillero” encierra hacia la lucha política y en el papel que asigna al núcleo inicial como  creador de la conciencia política entre las masas. La estrategia del “foco” no considera indispensable la existencia de un desarrollo determinado del factor de la  conciencia política entre las masas para el arranque de la lucha armada, porque según se desprende de la exposición que de esta estrategia hace Debray en su obra “¿Revolución en la Revolución?”, en América Latina se encuentra invertido el esquema del estratega alemán Carlos Clausewitz, de que “la guerra es la continuación de la lucha política por otros medios” y hoy aquí se presenta,  aunque no se sabe por qué, formulado así: la lucha política es la continuación de la guerra.

Debray lo expresa con sus propias palabras en su “¿Revolución en la Revolución?”: “De lo que se trata es de una nueva dialéctica de las tareas. Para expresarlo esquemáticamente,  digamos que se va de un foco militar al movimiento político –prolongación natural de una lucha armada de esencia política-pero no se va, salvo excepciones, de un movimiento político puro al foco militar”.

Vistos los hechos fría y racionalmente, como debe procederse en todo análisis revolucionario, la guerrilla del Che en Bolivia no fue parte de la lucha de clases interior en ese país, no surgió de esa lucha de clases como su forma superior, ni se desarrolló en combinación con las demás formas de esa lucha. La vieja tesis marxista-leninista de que la lucha de clases es el motor de la historia en las sociedades divididas en clases, de que la revolución es un fruto de la lucha de clases, de que no puede por lo tanto exportarse ni importarse y que los revolucionarios solo pueden, como parteros, ayudarla a surgir del proceso interior de esa lucha de clases, ha demostrado una vez más ser una tesis rigurosamente válida a la luz de esta prueba de Bolivia, que es punto culminante de ocho años de pruebas parecidas en América Latina.

Y esta tesis leninista no está reñida con el internacionalismo revolucionario en sus formas más elevadas, como la participación de combatientes de un país en la lucha armada que libra el pueblo de otro país, ni tiene nada por tanto de chovinista o mezquina.

No pretendemos dar lecciones a Fidel y menos demostrar que el Che fue un iluso. Es el mismo Fidel, en su documento “La historia me absolverá”  y en algunos de sus discursos, quien nos ha ayudado a nosotros y continuará ayudando a las nuevas generaciones de revolucionarios, a comprender el nexo que hay entre la lucha política y la lucha armada, la dependencia histórica de la segunda respecto de la primera.

Y ha sido el propio Che quien nos ha enseñado en su “Guerra de Guerrillas” que la lucha armada solamente puede surgir y desarrollarse allí donde se ha agotado la lucha política como medio para alcanzar el poder. Escribió así el Che:

“Naturalmente,  cuando se habla de las condiciones para la revolución no se puede pensar que todas ellas se vayan a crear por el impulso dado a las mismas por el foco guerrillero. Hay que considerar que existe un mínimo siempre de necesidades que hagan factible el establecimiento y consolidación del primer foco. Es decir, es necesario demostrar claramente ante el pueblo (ante el pueblo, y no ante nosotros los revolucionarios; ese subrayado y esta nota son nuestros) la imposibilidad de mantener la lucha por las reivindicaciones socialesdentro del plano de la contienda cívica. Precisamente la paz es rota por las fuerzas opresoras que se mantienen en el poder contra el derecho establecido.

“En estas condiciones, el descontento popular va tomando forma y proyecciones cada vez más afirmativas y un estado de resistencia que cristaliza en un momento dado en el brote de lucha provocado inicialmente por la actitud de las autoridades.

“Donde un gobierno haya subido al poder por alguna forma de consulta popular, fraudulenta o no, y se mantenga al menos una apariencia de legalidad constitucional, el brote guerrillero es imposible de producir por no haberse agotado las posibilidades de la lucha cívica.”

Si después el Che Guevara y Fidel Castro sufrieron cambios en tales concepciones sobre la guerra de guerrillas, dando origen a la teoría del foco de lucha armada como fuente del proceso revolucionario, ya sea del foco surgido dentro de un país o del foco implantado desde afuera, ese es un fenómeno que debe tener su explicación  en complejas causas que arrancan de la composición social de la vanguardia revolucionaria cubana y en el desarrollo de la propia Revolución Cubana después de la toma del poder, pero este problema no viene al caso analizarlo aquí y por lo demás no es nuevo en la experiencia revolucionaria mundial.

Nosotros, por todo lo dicho, recomendamos la atenta lectura del Diario de Campaña del Che en Bolivia, con el ánimo de extraer de él todas las valiosas enseñanzas que encierra. Estamos en contra de quienes quieren que el Diario se lea únicamente desde un ángulo crítico y frío, porque por ese camino quedaría sepultada la escuela de internacionalismo revolucionario, el ejemplo de sacrificio total en aras de la revolución, la lección de heroísmo y tenacidad indomable que hay en la impresionante hazaña del Che y de sus compañeros.

La revolución latinoamericana necesita de este temple, de esta indomable tenacidad, de este heroísmo y sobre todo de este internacionalismo,  necesita hombres como el Che y como sus compañeros de guerrilla en Bolivia, para vencer los grandes obstáculos que hoy se alzan en su camino.

Pero, al mismo tiempo, estamos también en contra de quienes pretenden que se busque en el Diario únicamente ese ejemplo de moral revolucionaria y lanzan anatemas en nombre del heroísmo y la entrega sin límites del Che y su guerrilla a la causa de la Revolución Latinoamericana, contra todos aquellos revolucionarios que quieren hacer el análisis crítico de esta experiencia con el fin de formular conclusiones  constructivas para la estrategia y la táctica en nuestro continente.

La revolución latinoamericana necesita de combatientes como el Che y necesita también de una estrategia y una táctica eficaces, concordes con las condiciones en que se desarrolla esta lucha y capaces de oponer al imperialismo no ya las sorpresas, sino las fuerzas gigantescas originadas en las masas, que son necesarias para derrotarlo.

Como todos los revolucionarios, deseamos el menor sufrimiento para nuestro pueblo y nos aferraríamos con todas nuestras fuerzas a la posibilidad de un triunfo pacífico de la revolución, si llegara a presentarse  tal oportunidad en la práctica; pero, como revolucionarios, somos también realistas y creemos que tal realidad no está abierta para los pueblos latinoamericanos en general y que solo por excepción podrá vivirse esa experiencia en nuestro continente.

Al mostrar nuestro desacuerdo con la estrategia del “foco guerrillero” no estamos por lo tanto, pronunciándonos en contra de la necesidad de la lucha armada para la toma del poder no siquiera estamos cuestionando todas las formas de la guerra de guerrillas, solo una sola, la del “foco guerrillero.”

¿Cuál será la forma que revista la lucha armada en nuestro país y en otros países latinoamericanos? Pensamos que no tiene necesariamente que ser única e idéntica en todos los casos y que corresponde a los revolucionarios de cada pueblo determinar, en base de las condiciones concretas en que se desarrolla la lucha de clases interior, lo mismo que tomando en cuenta los factores exteriores de la lucha de clases, cuando y como llevarían a las masas al combate armado. Nuestro Partido tiene en este punto sus propias concepciones en cuanto a la lucha armada en nuestro país, pero no es esta la oportunidad para exponerla.

Nos hacemos cargo de que en nuestro continente se ha encendido la polémica en el seno del movimiento revolucionario, que ella le ha causado ya fraccionamiento, y que puede atascarlo e imponerle retrocesos parciales. Pero creemos que, pese a todo, no hay otro camino que el de la discusión, sobre la base del análisis crítico de la práctica revolucionaria continental –por lo menos de la práctica desde el triunfo de la Revolución Cubana, comenzando por el estudio de esta misma Revolución- para alcanzar las nuevas concepciones estratégicas y tácticas, apropiadas para llevar nuestras revoluciones a la victoria.

Los revolucionarios podemos, no obstante la carga de tensión que se ha acumulado ya, contribuir decisivamente a que esta polémica resulte constructiva a corto plazo, haciendo que ella se desarrolle dentro de un nuevo nivel, cuya norma básica sea el análisis concreto de las experiencias concretas, rehuyendo el uso de adjetivos y epítetos, que no aportan ninguna claridad pero que sí enconan y dividen.

Los problemas estratégicos y tácticos que confronta la revolución latinoamericana son complejos y muchos de ellos son nuevos. No estamos de acuerdo con los que sostienen que la tarea consiste en dilucidar si a vía de la revolución en nuestro continente es la “vía pacífica” o la “vía armada.” Sí así estuvieran planteadas las cosas sería muy simple el desenlace del nudo, porque en realidad la llamada “vía pacífica”, que ha aparecido en el mundo de hoy como una posibilidad excepcional creada por la nueva correlación de fuerzas entre socialismo y capitalismo, ha sido ya ensayada sin éxito en América Latina.

No creemos por eso que la tarea consiste en tomar bando al lado de la “vía pacífica” o de la “vía armada”, sino en concebir una estrategia y una táctica que dé respuestas eficaces a los problemas planteados por la derrota de unas formas de hacer la lucha armada y de hacer la “lucha pacífica” y de unas determinadas maneras de combinar estas formas de lucha –o mejor dicho de no combinarlas- que se han venido experimentando por el movimiento revolucionario continental. Se trata también de evaluar, a la luz de la experiencia, otras tesis estratégicas de la revolución en América Latina como las relacionadas con el papel de la burguesía  y el carácter de nuestra revolución.

¿Por qué ha de realizarse esta polémica en un ambiente de ataques y hasta de insultos que enturbian el fondo y nublan la perspectiva? Definitiva y determinadamente creemos que la discusión es necesaria pero que debe reorientarse dentro de un nuevo nivel polémico, que asegure sus frutos más constructivos.

La situación por la que atraviesa la revolución latinoamericana pareciera haberla tenido a la vista Carlos Marx cuando escribió para la situación de la Francia de 1848-49, los siguientes párrafos en sus obras “La lucha de clases en Francia” y el “18 Brumario de Luis Bonaparte”:

“Las revoluciones proletarias,  como las del siglo XIX, se critican constantemente  a sí mismas, se interrumpen continuamente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo desde el principio, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que solo derriban a su adversario para que este saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas…” (Del “18 Brumario de Luis Bonaparte.”)

“A excepción de algunos capítulos, cada sección importante de los anales de la revolución de 1848 a 1849, lleva como título: “Derrota de la revolución.”

“Pero en estas derrotas no fue la revolución quien sucumbió. Fueron los tradicionales apéndices pre-revolucionarios, resultados de las relaciones sociales que aún no estaban agudizadas hasta convertirse en violentas contradicciones de clase: personas, ilusiones, ideas, proyectos de los que el partido revolucionario no estaba libre antes de la revolución de febrero y de los cuales no podía desprenderse mediante la victoria de febrero, sino únicamente por una serie de derrotas.

“En una palabra, el proceso revolucionario no se abrió camino por medio de sus conquista tragicómicas directas; al contrario, solo haciendo surgir una contrarrevolución compacta, poderosa, creándose un adversario y combatiéndolo, el partido de la subversión pudo, en fin, hacerse un partido verdaderamente revolucionario.”  (De “La luchas de clases en Francia.” El subrayado es nuestro).

Estos párrafos de Marx nos indican claramente que las dificultades que hoy se presentan a los pueblos y revolucionarios de la América Latina para hacer la revolución, no son absolutamente nuevas sino que, de naturaleza parecida, las enfrentaron ya otros pueblos en el pasado. Parafraseando al fundador del socialismo científico, podemos decir que la revolución latinoamericana, en este momento, se crítica constantemente a sí misma, se interrumpe continuamente en su propia marcha, vuelve sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo desde el principio.

Para obtener el mejor éxito en esta tarea, nosotros señalamos que tiene una gran importancia  la actitud con que sepamos enfrentar todos el trascendental debate al que la historia nos ha convocado. El deber de los revolucionarios de hacer la revolución es común, y en común debemos trabajar para encontrar los caminos que nos conduzcan al triunfo de los pueblos. Inspirándonos en el mismo Marx podemos asegurar, en esta hora de la América Latina, que la revolución no ha sucumbido ni sucumbirá, y que el camino que sigamos, capaz de asegurar que el movimiento de la subversión se convierta en un movimiento verdaderamente revolucionario, dependerá la derrota definitiva del imperialismo  y la reacción en nuestro continente.

San Salvador, agosto de 1968

La Comisión Política del

PARTIDO COMUNISTA DE EL SALVADOR

Amplia unidad de acción sindical y popular contra el bonapartismo de Bukele. PSOCA. 4 de mayo de 2021

La prolongada crisis económica y el descontento social en El Salvador generaron el aborrecimiento hacia los partidos ARENA-FMLN. La ausencia de una genuina opción electoral de izquierda, dejó el camino libre al demagogo Nayib Bukele, quien logró manipular el descontento general, ganando en primera vuelta con 1, 434, 856 votos de un total de 5 268 411 votantes.

El 9F fue la primera gran señal del bonapartismo  de Bukele

El 9 de febrero del 2019, las contradicciones entre el presidente Bukele y la Asamblea Legislativa se pusieron al rojo vivo, cuando Bukele convocó unilateralmente a una sesión plenaria extraordinaria de la Asamblea Legislativa para que los Diputados le aprobaran un préstamo de $109 millones de dólares, para financiar la fase tres del Plan Control Territorial, el cual era parte del programa central de combate contra las maras y pandillas. En señal de protesta, los partidos ARENA, FMLN, PDC no asistieron a la sesión.

Bukele ordenó el asalto militar al Palacio Legislativo, lo que hizo sonar las alarmas de la derecha tradicional, organismos internacionales. Esta acción se catalogó como un golpe de Estado fallido contra el órgano legislativo, pero aparte de los lamentos, nadie hizo absolutamente nada.

El manejo de la pandemia para ganar las elecciones legislativas y municipales

Bukele utilizo hábilmente la emergencia sanitaria para engañar a los pobres, como el subsidio de los $300 dólares y la ayuda alimentaria que mucha gente pobre realmente necesitaba, pero al mismo tiempo hizo grandes negocios desde el aparato del Estado.

Ante altos índices de desempleo y aumento de la pobreza, la “ayuda” que Bukele ofreció, fue bien vista por muchas personas. El conflicto entre Bukele y los diputados de la Asamblea Legislativa era visto como un obstáculo contra la generosa política asistencialista de Bukele. De esta manera, Bukele fue creando condiciones para una aplastante victoria en las elecciones legislativas y municipales del 28 de febrero del 2021. Fue el golpe final contra los decrépitos partidos del bipartidismo ARENA-FMLN. Nuevas Ideas (NI), el partido de Bukele,  ganó la mayoría de gobiernos municipales,  obteniendo 56 diputados de un total de 84 dentro de la Asamblea Legislativa. Pero la victoria de Bukele en realidad no fue aplastante, porque hubo una abstención de más del 50%, obteniendo solo 1,739,153 votos de un total de 5, 389, 017 del padrón electoral.

Golpe contra la Corte Suprema de Justicia y Fiscalía General

El 1 de mayo 2021 tomaron posesión los nuevos diputados de la Asamblea Legislativa para el periodo 2021-2024, quienes después de haberse repartidos los cargos de la Junta Directiva, realizaron su primera misión como fue la destitución “express”, sin procedimiento o juicio previo, de los magistrados de la Sala Constitucional: José Óscar Pineda Navas, Aldo Cáder, Carlos Avilés, Carlos Sánchez, Marina Marenco de Torrento. Con 64 votos de los diputados de Nuevas Ideas (NI), Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), Partido Demócrata Cristiano (PDC) y Partido de Concertación Nacional (PCN), Bukele ha avanzado en la centralización del poder. Bajo amenaza de destitución, las presiones de Bukele y su mayoría legislativa obligó a renunciar a Raúl Melara, Fiscal General de la Republica, nombrando como sustituto al abogado Rodolfo Antonio Delgado

Suecy Callejas, vicepresidenta de la Asamblea Legislativa, justificó la destitución de magistrados, con argumentos netamente políticos, no relacionados con la supuesta corrupción: «Es concluyente que los magistrados erraron en sus resoluciones, en perjuicio de los artículos 1 y 2 de la Constitución». Dichas resoluciones tienen que ver “…en su mayoría con las decisiones de la sala en el marco de la pandemia, por ejemplo, las declaraciones de inconstitucionalidad de varios decretos ejecutivos”. (LPG. 01/05/2021).

Inmediatamente de la destitución “express”, la mayoría parlamentaria bukelista nombró y juramentó a los nuevos magistrados, violando nuevamente los procedimientos constitucionales, procediendo, también con la ayuda de los cuerpos de seguridad, a la toma de las instalaciones del órgano judicial donde funciona la Sala de lo Constitucional

La centralización de poder por parte de Bukele, la ruptura del equilibrio entre los poderes del Estado, es un síntoma alarmante del desfallecimiento de la frágil democracia burguesa surgida con los Acuerdos de Paz de 1992, iniciando un periodo de inestabilidad y prolongada crisis política que terminará impactando negativamente a las masas trabajadoras.

Suenan las alarmas …

Inmediatamente después de que la Asamblea Legislativa acordó la destitución de los magistrados, diferentes organizaciones, ONGs, Universidades, algunos partidos políticos, cámaras empresariales, organismos internacionales y gobiernos del mundo, han reaccionado mostrando su rechazo.

La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, manifestó “Tenemos una profunda preocupación por la democracia de El Salvador, a la luz del voto de la Asamblea Nacional para destituir a los jueces de la corte constitucional. Un poder judicial independiente es fundamental para una democracia sana y para una economía fuerte” (EDH.02/05/2021). Por otra parte, Antony Blinken, secretario de Estado de los Estados Unidos, reafirmo “el compromiso de Estados Unidos para mejorar las condiciones en El Salvador, que incluye reforzar las instituciones democráticas y la división de poderes, defendiendo una prensa libre y una sociedad civil dinámica, y apoyando al sector privado, que depende del estado de derecho para fomentar un exitoso futuro para los salvadoreños”, (LPG. 02/05/2021).

Diego García-Sayán, Relator Especial de la ONU sobre la independencia de magistrados y abogados, “Condeno los pasos que viene dando el poder político para desmantelar y debilitar la independencia judicial de los magistrados destituyendo a los integrantes de la Sala Constitucional”. (LPG. 02/05/2021).

La Organización de Estados Americanos (OEA) emitió una declaración en la que señalo que “en la democracia las mayorías tienen la responsabilidad de ser garantes fundamentales para asegurar el respeto a los Derechos Humanos y las libertades fundamentales, el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al Estado de Derecho, el régimen plural de partidos y organizaciones políticas y la separación e independencia de los poderes públicos”. (LPG. 02/05/2021).

La Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES), organismo empresarial, tildó la destitución de magistrados como un “atropello a la Constitución y al orden constitucional.(…) como  Golpe de Estado …contra la Sala haciendo un llamado a estar atentos ante esta actuación autoritaria, que conlleva a la destrucción del orden democrático, que elimina la separación de poderes en EL Salvador, y amenaza las libertades individuales de los salvadoreños”. Por su parte, la Universidad de El Salvador (UES) lo consideró un “golpe a la institucionalidad democrática”.

El desprestigio de los viejos partidos es tan grande, que mientras un sector de la población rechaza la acción de la Asamblea Legislativa, otra parte avala la medida por considerar que los magistrados destituidos fueron electos por los diputados corruptos de los anteriores partidos. Bukele ha logrado sembrar la idea que todo aquel que no lo apoya es corrupto, manipulando el rechazo popular hacia los viejos partidos. Federico Hernández, de la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador (CAMARSAL), manifestó “…que el ciudadano de a pie todavía no ha comprendido el riesgo en que se encuentran sus libertades y derechos después del 1 de mayo…”

Amplia unidad de acción en la lucha contra el bonapartismo  de Bukele

El régimen bonapartista que Bukele está instaurando puede convertirse a corto plazo en una nueva dictadura, asentada en la Fuerza Armada de El Salvador (FAES) y la Policía Nacional Civil (PNC). La oligarquía y las cámaras empresariales, aunque se quejan de Bukele, no lucharán de manera consecuente por la defensa de las libertades democráticas. Esta lucha deberá librarla la izquierda revolucionaria y las masas trabajadoras, debemos prepararnos para ello.

Enarbolando la bandera de lucha contra la corrupción, en realidad Bukele está controlando el poder judicial para evitar investigaciones en su contra. Los nuevos magistrados defenderán los negocios del grupo cercano a Bukele. Para evitar que los magistrados sean utilizados por los actuales grupos en el poder, llamamos a luchar para que estos sean electos de manera directa por el pueblo, y no por medio de los diputados que representan los intereses de quienes les financiaron la campaña electoral.

Con mayoría parlamentaria que Bukele ha conquista continuara avanzado hasta controlar más instituciones del Estado. Alertamos al pueblo salvadoreño sobre lo que significa este proceso de concentración de poder.

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llamamos a la más amplia unidad de acción entre la izquierda revolucionaria, los sindicatos y los organismos populares, incluso con aquellas fuerzas sociales que se reclaman democráticas, para enfrentar en los hechos, por medio de la movilización popular, el proyecto bonapartista de Bukele, que terminara en una nueva dictadura mas temprano que tarde, y que estamos a tiempo para detener.

Centroamérica, 3 de Mayo del 2021

Secretariado Ejecutivo Centroamericano (SECA)

Partido Socialista Centroamericano (PSOCA)

Build a mass fighting International Communist Party! Red Banner, february 2010

The  deepening  worldwide  capitalist  economic   crisis   and   the   world   imperialists’   unrelenting    drive to wider and more lethal oil wars have hundreds  of  millions  of  workers  questioning  capitalism.  This  crisis  will  deepen,  regional  wars  will   give way to World War III and billions of workers  unable  to  live  in  the  old  way,  will  not  only  question capitalism but will look for radical alternatives.  Will  they  choose  and  fight  for  communism   as   the   only   solution   to   the   capitalist-imperialist  inferno? 

No,  this  will  only  happen  if  revolutionary   communists   now   wage   a   protracted, patient but determined effort to put communism on the agenda of the international working  class.  In  order  to  do  this, we must inject our revolutionary  communist  ideas  in  every  piece  of  literature  and  every  class  struggle  in  which  we  participate.  Our  task  is  to  win  millions  of  workers to embrace communist ideas in order to guarantee  that  they  will  fight  for,  win  and  build  a  communist  society.  It  is  a  monumental  historical  challenge.  We  have  accepted  it  with  responsibility,  humility,  confidence  in  our  class  and  great  revolutionary optimism by founding the International Communist Workers Party (ICWP).

Members  and  friends  of  ICWP  in  the  US  and  other countries are determined to build our Party into  the  new  Communist  International.  We  are  determined to destroy forever the bosses’ poisonous  ideologies  of  racism,  sexism,  individualism,  patriotism  and  nationalism.  We  are  determined  to  fight  for  a  world  without  borders.  We  are  determined to win millions of workers, soldiers and students  worldwide  to  fight  for  communism  under the slogans of “one class, one flag, one political  line  and  one  Party.” 

We  are  committed  to  building  a  communist  world  –  a  world  without  bosses  where  nothing  will  be  bought  or  sold;  a  world  where  “from  each  according  to  his/her  commitment, to each according to his/her needs” will be the universal rule.

It  is  not  an  easy  task  and  it  won’t  happen  over-night.  However,  history  has  recorded  many  instances  in  which  our  class  has  overcome  overwhelming  odds  –  has  “dared  to  storm  heaven”  –  and  won.  The  Russian  Revolution  of  1917,  the  Chinese Revolution of 1949, the Defeat of Hitler’s Nazi  hordes  during  WWII  and  the  Chinese  Proletarian  Cultural  Revolution  in  the  1960s  will  stand as the last century’s greatest achievements.

Unfortunately,  the  old  international  communist  movement  lacked  the  confidence  that  the  working  class  could  be  won  to  fight  directly  for  communism. It fought for socialism – state capitalism administered by the working class – and inevitably turned into its opposite, that is, back to capitalism.  Now  Russia  and  China  are  imperialist  countries   rivaling   US   imperialism   for   world   domination.

Today,  standing  on  the  shoulders  of  the  giants  who preceded us, we can see farther and clearer. We  are  forever  grateful  to  the  founder  of  Progressive Labor Party under whose leadership the PLP made tremendous contributions to the international  communist  movement.  Nevertheless,  we  have  left  PLP  to  found  the  ICWP  because  we  consider  that  the  current  PLP  leadership  has  taken  the  revisionist  road.  We  take  with  us  the  great lessons and experiences of PLP and its fight  against revisionism, especially Road to Revolution published  in  1982  which  rejects  stages  and  socialism and calls for fighting directly for communism.

RR calls for a mass party and for winning masses of workers, soldiers  and  students  to  communism  before,  during  and  after  revolution.  We  take  with  us  the  PLP  document  Road  to  Revolution   which  confronted  one  of  the  main  unresolved weaknesses of the international communist movement:  understanding  the  contradictory  nature of reform and revolution. 

RR4.5 makes clear that it is not enough to say we fight for communism. It makes clear that communists  must  fight  daily,  shoulder  to  shoulder,  with  workers  who  are  struggling  against  the  bosses’  attacks. However, our main task in these struggles is  to  constantly  introduce  our  communist  ideas,  fully  confident  that  many  workers  can  be  won  to  see  that  communism,  not  reformism,  is  the  solution  to  their  problems.  We  undertake  this  task  seriously,  participating  in  class  struggle,  exposing  illusions  in  reformism  and  reformist  leaders,  agitating massively for our ideas in leaflets, building networks  to  distribute  our  newspaper,  organizing  action-study  groups  and  recruiting  to  our  party. 

Long term ties with our fellow workers are key to our  work,  especially  among  industrial  workers  and soldiers. Communists who see their main task as  winning  the  reform  will  inevitably  become  reformists and end up revisionists, fake communists who destroy the communist movement. This is the road  the  PLP  leadership  has  taken  and  they  refused  to  have  an  all out  party  discussion  of  their  reformist  and  revisionist  errors.  What’s  more,  they tried to silence the left.

We refused to commit the  same  error  as  the  Chinese  Red  Guards  who,  during the Great Proletarian Cultural Revolution, fought  for  communism  and  against  the  Chinese  Communist   Party’s   revisionism   but   failed   to    break with Mao and found their own party.

The  road  to  revolution  will  have  many  ups  and  downs but the final victory shall be ours. We face the most murderous fascist ruling class in history: the capitalists and imperialists of the world. They boast  the  most  lethal  and  destructive  weapons  ever  developed.  They  arrogantly  stride  the  world  as if they were all powerful and invincible. Nevertheless,   the   capitalists   are   strategically   weak.  

More  than  other  ruling  classes  in  history,  their  economic  and  military  might  are  dependent  on  their  gravediggers,  the  workers  of  the  world.  The  rulers’  ideology  among  our  ranks  is  the  main  obstacle  preventing  us  from  carrying  out  our  historic task. The sooner we in ICWP replace it with communist  ideology  the  sooner  the  international  working  class  will  be  on  the  road  to  communist  revolution   and   communism.  

Dare   to   struggle,   dare  to  win.  The  future  shall  be  ours.  Fight  reformism! Fight for Communism! Join Us! 

Join the  International Communist Workers’ Party (ICWP)

Manifiesto de Fundación del Movimiento Schafik Vive. 1 de mayo de 2021

Hoy que conmemoramos el 135 aniversario de la gesta de los mártires de Chicago, lo hacemos en un El Salvador que vive una profunda crisis que exige ser enfrentada. Esta crisis se manifiesta como postración económica con altos niveles de desempleo y emigración, desintegración social con cuadros críticos de delincuencia y marginación; así como la emergencia de un régimen autoritario y populista, que amenaza con coartar nuestras libertades públicas y  derechos democráticos conquistados en los  Acuerdos de Paz

Quienes somos

Somos hombres y mujeres que nos constituimos en un movimiento patriótico de izquierda, anticapitalista, antiimperialista y antipatriarcal, solidario y humanista, que orientado por las ideas de Schafik Hándal,  impulsa y acompaña las luchas de los sectores populares y progresistas por la democracia participativa y directa, y la justicia social rumbo al socialismo.

El legado de Schafik

La vigencia de las ideas y la autoridad moral de la larga trayectoria revolucionaria  de Schafik Hándal, su valor y firmeza, representan para nosotros una valiosa herencia de compromiso en este siglo XXI, y nos impulsan en la lucha por transformar El Salvador en una sociedad justa, democrática con rumbo al socialismo.

Nuestro llamado

Vienen momentos difíciles en los que únicamente la voluntad de lucha expresada como conciencia política, la organización, y movilización podrán  derrotar los planes de seguir oprimiendo y explotando a nuestro sufrido pueblo, sean estos originados en los intereses  imperialistas; en los esfuerzos de la oligarquía por restaurar su dominación o en las medidas demagógicas del régimen de Bukele. Llamamos a personas y organizaciones a sumarnos a esta lucha patriótica.

¡Schafik vive, la lucha sigue! ¡Todas y todos a luchar!

Coordinación Nacional

San Salvador, 1 de mayo de 2021

Esto es lo que realmente esta pasando. Tito Alfredo Jacinto Montoya. 1 de mayo de 2021

I. ¿Se ha roto la independencia judicial, la separación de poderes? Como si la hubiera, o la haya habido en algún momento de nuestra historia. Lo único que ha mutado paulatinamente es SU FORMA MOJIGATA E HIPÓCRITA DE EXISTIR, y se ha manifestado sin máscara. Lo único que se ha perdido es la máscara. EN EL BAILE DE DISFRACES DE LA SOCIEDAD CAPITALISTA SALVADOREÑA, A LA CLASE DOMINANTE SE LE ESTÁ CAYENDO SU MÁSCARA. PERO INDEPENDENCIA DE PODERES, INDEPENDENCIA JUDICIAL JAMÁS HA EXISTIDO. Ese es el problema de no saber identificar esencia/apariencia: a) En esencia la democracia burguesa NO HA PERDIDO NADA, SIGUE IGUAL RAMPANTE Y OPRESIVA; b) rasgarse las vestiduras por la defensa de algo que se supone que ha habido, cuando realmente no ha existido, es, primero una defensa solapada y eficiente del carácter opresivo y clasista del Estado burgués (República Democrática Burguesa le llama Lenin); y segundo, representa la declaración pública del desconocimiento, o del abandono, del marco teórico analítica del marxismo, y la adopción de un marco analítico REFORMISTA. LA CLASE TRABAJADORA NO HA PERDIDO NADA. ES LA CLASE DOMINANTE LA QUE ESTÁ PERDIENDO PAULATINAMENTE SU FORMA, SU MÁSCARA DE «DEMOCRACIA» CUYO EFECTO NARCOTIZANTE Y ENGAÑADOR HA DESVIADO Y DESACTIVADO A LA CLASE TRABAJADORA EN LA CONSTRUCCIÓN DE SUS AUTÉNTICOS INSTRUMENTOS DE LUCHA REVOLUCIONARIA. Además, son los REFORMISTAS, defensores, conscientes o inconscientes, del ordenamiento burgués, los que están preocupados, pues con la agudización de las contradicciones sociales el efecto encubridor de las relaciones de poder se pone de manifiesto, son LOS QUE NO TIENEN UNA VISIÓN CIENTÍFICA MARXISTA DE LOS FENÓMENOS SOCIALES EN EL CAPITALISMO Y SIGUEN ATRAPADOS EN LOS MARCOS ANALÍTICOS DEL LIBERALISMO BURGUÉS.

II. Algunos liberales, reformistas, desconocedores interesados del marxismo-leninismo, aseguran que con lo ocurrido ayer en la nueva asamblea legislativa el gobierno actual afianza su TOTALITARISMO DICTATORIAL. Y ADEMÁS ASEGURAN QUE ESO LE TIENE “MUY PREOCUPADOS” PORQUE, según ellos, “HEMOS PERDIDO LO QUE CON SANGRE HEMOS LOGRADO”.

¿A qué se refieren? ¿Qué es lo que la clase trabajadora ha perdido? ¿Cuál es el gran logro del proceso revolucionario político-militar TRAICIONADO? a) La clase trabajadora sí que ha perdido, y mucho. PERO NO CON LO OCURRIDO AYER EN LA NUEVA ASAMBLEA LEGISLATIVA. LO QUE LA CLASE TRABAJADORA HA PERDIDO OVEDECE AL TORCIMIENTO TRAIDOR DEL PROCESO REVOLUCIONARIO A MANOS DE UNA DIRIGENCIA QUE JAMÁS FUE REVOLUCIONARIA, Y NEGOCIÓ LA ESPERANZA Y LA SANGRE DEL PUEBLO ORGANIZADO. b) La clase trabajadora ha perdido esperanza, capacidad y estructuras organizativas, poder combativo popular político-militar, línea correcta de lucha marxista-leninista, ha perdido sus líderes… LO HA PERDIDO CASI TODO. Y TODO LO QUE HA PERDIDO LA CLASE TRABAJADORA, EL PUEBLO CON CONSCIENCIA DE CLASE, NADA TIENE QUE VER CON LO OCURRIDO AYER EN LA NUEVA ASAMBLEA LEGISLATIVA. c) El pueblo organizado como clase explotada y oprimida NO DEBE ESTAR PREOCUPADA POR LA PRESUNTA IDEPENDENCIA DE PODERES (porque nunca lo ha habido ni lo habrá en la democracia burguesa cínica y mojigata), POR EL TOTALITARISMO DICTATORIAL (porque sabe que el Estado capitalista es en esencia una dictadura totalitaria, aunque pretenda usar una máscara popular falsa), NO DEBE PREOCUPARSE PORQUE “SE HA ROTO EL ESTADO DE DERECHO” (porque sabe que tal estado de derecho sólo responde a los intereses estratégicos de la clase capitalista explotadora y dominadora, sabe que La Constitución es sólo el instrumento jurídico que afianza el sistema capitalista).

III. La clase trabajadora, con consciencia de clase, y organizada como clase sale ganando con LA AGUDIZACIÓN DE LAS CONTRADICCIONES DE CLASE INTERBURGUESAS; PORQUE ELLO LE CLARIFICA: A) QUE LA CLASE DOMINANTE HA ENTRADO EN CRÍSIS IRREVERSIBLE, PORQUE AHORA SE LES CAEN LAS MÁSCARAS DE DEMOCRACIA. EL PUEBLO PUEDE ENTENDER QUE TAL INDEPENDENCIA DE PODERES NO EXISTE, TAL ESTADO DE DERECHO SÓLO SE REFIERE A LAS FORMAS APARIENCIALES DE DEMOCRACIA DEL ESTADO CAPITALISTA. EL PUEBLO ESTÁ ENTENDIENDO QUE EL ORDENAMIENTO JURÍDICO BURGUÉS ES ALGO QUE SE USA SEGÚN LAS CONVENIENCIAS DE TAL O CUAL FACCIÓN DE LA CLASE DOMINANTE EN EL GOBIERNO. 😎 EL PUEBLO ESTÁ ENTENDIENDO QUE A LA CLASE DOMINANTE NO LE INTERESE REALMENTE LA DEMOCRACIA COMO PODER DEL PUEBLO, QUE LA UTILIZAN SEGÚN SUS CONVENIENCIAS. C) EL PUEBLO ESTÁ ENTENDIENDO QUE LA LUCHA POR LOS INTERESES REALES DE LA CLASE TRABAJADORA NADA TIENE QUE VER CON UN “ESTADO DE DERECHO” DISEÑADO PARA PROMOVER LOS INTERESES DE LOS CAPITALISTAS. Cuestión altamente demostrada por la manera cómo ha actuado el “ordenamiento jurídico” en el tratamiento de la lucha de las trabajadoras de la fábrica Florenzi. D) LA CLASE TRABAJADORA DEBE SABER QUE SU LUCHA NADA TIENE QUE VER CON ESOS CONFLICTOS INTERBURGUESES ENTRE DISTINTAS FACCIONES DE LA CLASE CAPITALISTA. QUE EN REALIDAD LO QUE ESTÁ HACIENDO BUKELE ES DESARROLLAR UN PROYECTO REFORMISTA POPULACHERO PARA DARLE UN RESPIRO A LAS CONTRADICCIONES SOCIALES, Y DARLE MÁS VIDA AL SISTEMA CAPITALISTA SALVADOREÑO; PERO QUE EN EL FONDO BUKELE NO REPRESENTA UNA ESPERANZA DE LIBERACIÓN REAL PARA LA CLASE TRABAJADORA.

Se afianza nuevo orden burgués en El Salvador. Roberto Pineda. 3 de mayo de 2021

Mientras  concluían los canticos y consignas de las diversas y raquíticas marchas del 1 de mayo, el partido Nuevas Ideas conducido por el presidente Nayib Bukele , aprovecha de manera audaz el factor sorpresa, y ya con el control del órgano legislativo, procede a la destitución de los integrantes de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, así como del Fiscal General.

Con esta sorpresiva  jugada el presidente Bukele se coloca a la ofensiva,  afianza y aumenta  de manera drástica su control sobre el aparato de estado y golpea fuertemente a su adversario principal, el orden oligárquico, en un nuevo reacomodamiento de  la correlación de fuerzas políticas del país, producto de los resultados electorales del pasado 28 de febrero.

No obstante esto, el orden oligárquico no cederá, ya que continúa contando con el poderío económico  de sus empresas, incluyendo la de los principales medios de comunicación,  así como de la influencia que ejerce ANEP-FUSADES sobre múltiples actores de la “sociedad civil” que seguramente se movilizaran en la defensa del sistema de democracia representiva burguesa.  Y en particular cuenta con un poderoso y reciente aliado, la administración Biden.

A continuación evaluamos el significado político de estos cambios, las modificaciones en la actual correlación de fuerzas, los dilemas de la Administración Biden,  la situación de la izquierda y los desafíos para el movimiento popular.

 ¿Qué significan estos cambios?

Este nuevo capítulo en el enfrentamiento entre el poder emergente de un sector de la burguesía, representado por el presidente Bukele  y el viejo poder oligárquico neoliberal, que está siendo desafiado y derrotado significa históricamente, el inicio de un nuevo sistema político, de naturaleza populista y autoritaria.

Ha surgido un nuevo bloque de poder político legislativo, representado por los partidos Nuevas Ideas, GANA, PCN y PDC, y bajo la conducción del presidente Bukele.  A este conglomerado hay que agregar al CD, que aunque no alcanzó ningún curul legislativo, es un partido cercano a este nuevo proyecto político.

Y en el caso de ARENA y FMLN pierden su presencia en la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, -aunque mantienen influencia en las otras salas-, y en la Fiscalía General de la República.   Y forman un bloque político legislativo de oposición, conducido por ARENA (14 diputados) , e integrado por FMLN (4 diputados) , Nuestro Tiempo (1 diputado) y Vamos ( 1 diputado).

La actual correlación de fuerzas

La actual correlación de fuerzas beneficia ampliamente al proyecto cyan del presidente Bukele,  ya que cuenta hoy como elementos de apoyo, en primer lugar  un mayoritario respaldo popular, luego el control de la presidencia ( que incluye el control de las Fuerzas Armadas y PNC) , y desde el 1 de mayo el control de la asamblea legislativa (64 votos contra 20 de la oposición); el control de sala de lo Constitucional de CSJ y de la Fiscalía.

“Hizo lo que suponíamos. Lo advertimos. Quiere el control total de todos los Órganos e Instituciones de Estado. Esa ambición desmedida no resulta bien a ningún pueblo», escribió con amargura y tristeza el precandidato de ARENA  a la presidencia, Javier Simán, ante estos hechos que vienen políticamente a arrinconarlo aún más.  

Los dilemas de la Administración Biden frente a El Salvador

La Administración Biden frente al proyecto Bukele tiene tres opciones: una moderada , que incluye la condena verbal, una agresiva, que comprende condena verbal con medidas de castigo  y otra pragmática;  que  incluye coexistencia y negociación.

En los tres casos, se le entrega al presidente Bukele la bandera de la defensa de la soberanía como nuevo agregado a su plataforma programática, y acusar de violación al principio de no interferencia en sus asuntos internos.  

En el primer caso, la confrontación se mantendrá en un terreno mutuamente manejable y el tensionamiento de las relaciones será en un plano declarativo,  diplomático, sin rupturas. Es lo previsible, aunque la administración Biden sufrirá presiones del Congreso para  “endurecer” posición.

En el segundo caso habrán amenazas y quizás hasta medidas de presión. Incluso puede llegarse a un tensionamiento que incluya la llamada de sus embajadores, y amenazar con bloquear préstamos.

En el tercer escenario, se buscará la diplomacia “silenciosa” que buscara la  negociación, ya que  lo que esta en juego es el éxito o fracaso de sus políticas hacia la región.

En cada una de estos escenarios influyen fuertemente las diversas visiones existentes y planes en desarrollo originadas tanto  en el Departamento de Estado como en el Congreso sobre la política hacia el hoy llamado “triángulo norte”  incluyendo el de “fortalecer la seguridad y la prosperidad en colaboración con los pueblos de Centroamérica”.

La carnada para que muerda el pez son 4 mil millones en ayuda, pero no para los gobiernos, sino para la “sociedad civil.” Pero recientemente estuvo de visita en el país el flamante “enviado especial” Ricardo Zuñiga hablando de migración y de corrupción, y en un abierto desaire, no fue recibido por el presidente Bukele.

Otro elemento a tomar en cuenta son los salvadoreños viviendo en Estados Unidos- documentados e indocumentados- que se han convertido en un pilar importante en el apoyo al proyecto de Nuevas Ideas, al que ayudaron a constituirse y a derrotar electoralmente a  ARENA y al FMLN. Y seguramente no se quedaran callados en esta coyuntura.

Y también no podemos perder de vista que existe la disputa geopolítica global entre China y los Estados Unidos. No es casual que China se convierta en el principal donante/vendedor de las vacunas contra el coronavirus, garantizándole así al régimen Bukele una ventajosa posición en la lucha contra la pandemia. Esto para Estados Unidos se convierte en un problema de seguridad nacional, entre otras cosas, por la localización estratégica del puerto de La Unión.

La situación de la izquierda y del movimiento popular

En el caso de la izquierda, la abordaremos desde  una óptica dual: la que está dentro y la que esta fuera del FMLN.

En el caso de la que está dentro del  FMLN, en vísperas de las celebraciones del 1  de mayo quedo en evidencia una situación insólita: el FMLN marcharía y de hecho marchó de manera separada, e independientemente de las motivaciones y convocatorias respectivas, el hecho debe registrarse como expresión de profundas contradicciones quizás más políticas que ideológicas que hoy acompañan a esta -por su número y trayectoria histórica-  fuerza principal de la izquierda salvadoreña. Esto es un crítico factor de debilidad.

Y de la manera de cómo se resuelvan estas contradicciones, sea por el debate, o por la fragmentación, es evidente que mayores niveles de erosión y atomización, únicamente contribuirán a mayores niveles de irrelevancia política  de la izquierda salvadoreña.

En el caso de la izquierda fuera del FMLN, también se vio disminuida este 1 de mayo, y ojala que haya sido por la pandemia. Pero si es por mayores niveles de dispersión y agotamiento de sus proyectos, resulta lamentable dado que por ser organizaciones de cuadros políticos, pueden y deberían contribuir al debate vigente.

No obstante esto, registro cuatro hechos significativos de este pasado 1 de mayo.  En primer lugar, la presencia de la Coordinadora Sindical Salvadoreña, CSS y su acompañamiento a las trabajadoras del Colectivo Femenino Florenzi, que es la principal lucha sindical actual.

Asimismo la decisión del Bloque Popular Juvenil, BPJ de reiniciar el tiraje de su órgano de prensa, Militante. Por cierto, es muy interesante su posición al respecto de la destitución de los magistrados y el fiscal.

Plantean que  “Un sector de la burguesía ha perdido el último bastión que le quedaba para contrarrestar la ofensiva de la facción burguesa detrás de Bukele. Ese sector burgués ahora tiene en sus manos el poder total del aparato del Estado para administrar eficientemente sus propios negocios. (Planteamiento del BPJ sobre la destitución de los magistrados de la Sala y el Fiscal. 2 de mayo de 2021).

Por otra parte es también significativa la constitución este 1 de mayo  – en la tumba de Schafik Handal_ del Movimiento Schafik Vive, MSV, que se plantea como “un movimiento patriótico de izquierda, anticapitalista,  antiimperialista y antipatriarcal, solidario y humanista.”

Y es también muy importante la masiva y diversa presencia de organizaciones populares y sociales que se concentraron en la Plaza del Salvador del Mundo y marcharon hacia el Parque Cuscatlán.

Conclusiones

Las próximas semanas serán decisivas,  sea  para el afianzamiento del proyecto político de Nuevas Ideas  o para su paralización y la búsqueda de un equilibrio con el proyecto oligárquico, respaldado hoy por  el gobierno de Biden. Independientemente del desenlace de esta disputa, para estas fracciones burguesa y oligárquica, los intereses populares no son la prioridad.

Por lo que estos intereses populares únicamente pueden ser garantizados mediante el fortalecimiento de la unidad y coordinación de la izquierda, de la  organización, conciencia y movilización del movimiento popular alrededor de las banderas de la lucha por la defensa de las libertades democráticas, de la ley de agua y de alimentación, de la reforma del sistema de pensiones,  y de empleos dignos.

San Salvador, 3 de mayo de 2021

Planteamiento del BPJ sobre la destitución de los magistrados de la Sala y el Fiscal. BPJ. 2 de mayo de 2021

1.Un sector de la burguesía ha perdido el último bastión que le quedaba para contrarrestar la ofensiva de la facción burguesa detrás de Bukele. Ese sector burgués ahora tiene en sus manos el poder total del aparato del Estado para administrar eficientemente sus propios negocios

2. La forma en que se logró esta transición ha sido a partir de una maniobra inconstitucional por parte de los diputados que responden a los intereses del gobierno en turno. En tanto no se respetaron los procesos constitucionales para poder elegir un nuevo fiscal y una nueva Sala de lo constitucional. Esto deja entrever que este nuevo sector de la burguesía no respetará ni sus propias leyes para mantener la hegemonía del control del Estado y sus intereses

3. Entre sectores de la oposición se maneja esta maniobra como un golpe de Estado, sin embargo, esta opinión es un poco contradictoria, ya que los golpes de Estado son procesos donde se utiliza de forma ilegal la Fuerza Armada del Estado para destituir un gobierno democráticamente electo

4. Como revolucionarios y revolucionarias, no vamos a defender la democracia burguesa, ni las formas en cómo debería funcionar el Estado burgués, dicho sea de paso, que bajo esas formas -Estado de derecho, separación de poderes, independencia de las instituciones, etc.- la explotación es menos perceptible para las masas trabajadoras, porque creen que hay un equilibrio y «verdadera democracia», nos hacen creer que nuestra opinión se esta tomando en cuenta, cuando realmente no ocurre de esa manera

5. Cuando más perfecta y cuando más desarrollada es este tipo de democracia, mas escondidos parecen los intereses de los explotadores, por eso a la oligarquía y a los Estados Unidos le interesa restaurar este orden y perfeccionarlo, porque de esta forma sus intereses no corren peligro y solo en momentos de extremo peligro para el régimen, como movilizaciones y luchas insurreccionales, recurren a regañadientes al uso de los dictadores, mientras tanto prefieren que el Estado sea controlada de forma “democrática” para seguir engañando y explotando tras bambalinas

6. Nosotros luchamos por una democracia obrera donde sea la mayoría de la población a través de procesos de elección y representación los que tomen las decisiones fundamentales de la sociedad, donde la riqueza y las grandes palancas de la economía estén al servicio de los intereses de la inmensa mayoría de la sociedad y no al servicio de unos cuantos

7. La corrupción histórica del Estado

8. La ofensiva de Bukele contra el aparato burgués, es posible solo sobre la base de toda la corrupción, el irrespeto a las propias leyes y mecanismo de los antiguos políticos que controlaron el Estado en el pasado, esto le posibilita a Bukele controlar todo el aparato, saltarse procedimientos y controlarlo con el apoyo mayoritario de la población

9. En la sociedad de clases el Estado burgués no es más que una junta Ejecutiva para administrar los negocios de la burguesía. Bukele ahora controlará todo el aparato del Estado para beneficiar al sector burgués detrás de él, marginando a una parte de la vieja oligarquía que peleará y movilizará recursos por recuperar su instrumento a como dé lugar

10. Debemos advertir que esta disputa puede traer acontecimientos violentos en la sociedad, hay que entender que este conflicto no se basa en los estrechos limites nacionales, sino que también está enmarcada en la disputa que hay entre las potencias imperialistas China y Estados Unidos

11. La injerencia de Estados Unidos

12. China y Estados Unidos están muy expectantes de lo que pasa, no sabemos si ya está definido a qué lado jugará este nuevo sector burgués ¿seguirá siendo socio de Estados Unidos o girará hacia China?

13. Mantener una relación con Estados Unidos hará que las tensiones entre los EEUU y el gobierno entren en calma con el tiempo, en fin, el sistema político salvadoreño y sus instituciones necesitaban un lavado de rostro, y esto está siendo efectivo desde la percepción de la clase trabajadora, ellos concluyen que ahora las instituciones no están siendo controladas por los políticos corruptos responsables de su miseria actual. Esto le da un respiro al sistema, que es lo que quieren los estrategas de Estados Unidos, salvar su democracia

14. ¿Pero cuánto tiempo se podrá contener esto? El cambio de rostros o de explotadores entrará en contradicciones con las condiciones de vida de la gente tarde o temprano y nuevamente se cuestionarán la realidad. Esto no será una repetición idéntica al pasado, sino una continuación de un proceso largo de experiencia y aprendizaje

15. La experiencia amarga de probar todas las alternativas que les ha dado la democracia burguesa estallará. La acumulación de cambios cuantitativos, de probar y probar, conducirá necesariamente a un salto cualitativo, ya probamos con todo en la democracia burguesa ¿qué queda? Solo queda movilizarnos y luchar en contra de toda la miseria que el sistema nos impone

16. Sobre China

17. Si se decide girar hacia China se puede abrir un conflicto profundo donde los únicos que pagarán los platos rotos serán los trabajadores, la injerencia de Estados Unidos a través de la CICIES, la OEA para “restablecer” el orden financiando a grupos reaccionarios de la vieja oligarquía debe ser rechazada, los únicos que pueden decidir sobre el futuro del país somos la clase obrera. Conocemos la amarga experiencia cuando EEUU ha metido sus narices a través de sus organizaciones satélites, y lo único que han traído es muerte y miseria, hay que ver Honduras y Venezuela

18. Sobre las consignas y objetivos

19. Desde la izquierda no podemos repetir las mismas demandas y consignas de un sector de la vieja oligarquía que pierde su aparato de dominación, hacer discurso sobre la democracia, la división de poderes y la institucionalidad no nos conectará con la gente, que no le interesa tales propósitos, pues esa «democracia» es la causante de su miseria en décadas

20. La única forma que nos conectará con la gente es la lucha por sus demandas: aumento salarial, empleo digno y pensiones dignas, vivienda, acceso a la salud de calidad, en conclusión, la lucha por la calidad de vida

21. Solo a partir de estas consignas seremos capaces de reconstruir la izquierda

22. El futuro de la lucha es peligroso y convulsivo, pero no lo vamos a combatir en una alianza con sectores reaccionarios como la ANEP, Arena y otros, sino conectando con la clase trabajadora explotada y oprimida, esa es nuestra gran tarea en este momento, explicar pacientemente lo que ocurre y poner sobre la mesa las tareas inmediatas para acabar con nuestra miseria y opresión

23. Tenemos que guardar la calma y no caer en alarmismo, el alarmismo y la desesperación no ayudan en nada en el plano práctico; el movimiento policial y el reforzamiento de estos no es exclusivo de Bukele, lo hacen la mayoría de los gobiernos burgueses y seguramente si ARENA hubiera ganado en 2019 ya hubiera desatado la represión y persecución, a Bukele lo único que lo detiene para reprimir marchas como las del primero de mayo, es que eso lo hará impopular con la clase trabajadora que le apoya, por eso lo piensa, pero eso no significa que no lo hará en el futuro, la condición para que esto ocurra es que la gente empiece a comprender la traición y se empiece a movilizar, entonces se intentará sostener a partir de los militares y la policía.

24. No tenemos que tener confianza en las instituciones, debemos señalar siempre el objetivo por el que existen y plantear como podrían ser usadas en un futuro en nuestra contra

25. La continuación del conflicto dependerá del rumbo que tome en el plano internacional, si se hacen al lado de China o se mantienen con los EEUU eso lo decidirá todo

26. En el plano de la conciencia, esto acelerará el proceso de toma de conciencia de la gente que razonará ‘Bukele tiene todo, debe resolvernos. ¿Por qué no lo hace?’ A partir de ahí, lentamente y por debajo de la superficie, el viejo topo de la revolución ya ha empezado a hacer su trabajo

27. Estas disputas por arriba son la expresión de la tremenda presión que hay por abajo, a la burguesía se le hace cada vez más difícil gobernar sin cambios y disputas entre ellos, no es más que la antesala a grandes acontecimientos, violentos y convulsivos donde entrarán en escena otros actores sociales: la clase trabajadora y los oprimidos. Este será el momento decisivo, donde tendremos que jugar un papel importante para conseguir la victoria definitiva contra el capitalismo en favor de la revolución socialista

28. Únete a nuestra lucha por construir la alternativa de izquierda revolucionaria y socialista

En defensa de la democracia. 16 de enero de 2021

Desde la firma de los Acuerdos de Paz hemos sido testigos del fortalecimiento progresivo de nuestro sistema democrático. Una democracia que costó muchos años de lucha y la muerte de más de 70,000 hermanos salvadoreños durante el conflicto armado. Una democracia que, a lo largo de estos 29 años, se expresa en la celebración ininterrumpida de elecciones libres que han permitido el acceso al poder de personas y partidos con visiones distintas, incluyendo la llegada a la Presidencia de la República de Nayib Bukele.

Aunque siempre han existido desacuerdos, quienes han gobernado en nuestra era democrática han aceptado la separación de poderes y han reconocido la legitimidad de los adversarios políticos. Sin embargo, en la actualidad, El Salvador se encuentra ante un enorme riesgo de retroceso democrático debido a las actitudes, expresiones y decisiones manifiestamente autoritarias por parte del Órgano Ejecutivo, encabezado por el presidente Bukele.

Además, en los últimos meses, los casos de corrupción que han sido investigados y denunciados por diferentes medios de  comunicación están ejerciendo una presión adicional sobre la frágil situación fiscal del país. La corrupción se sustenta en falta de transparencia en el uso de los escasos recursos públicos durante la pandemia; la denuncia de esta ha provocado constantes ataques del Gobierno a la prensa y a la oposición política.

El autoritarismo y la corrupción contribuyen a profundizar la difícil situación económica, y están creando las condiciones para una mayor inestabilidad política, social y económica en los países del Triángulo Norte de Centroamérica. Esta realidad conduce a un escenario de mayores niveles de pobreza, migración y falta de oportunidades para las personas más vulnerables de nuestra sociedad.

Necesitamos unidad y armonía social para mitigar la crisis que enfrentamos. Por ello, hacemos un llamado a todos los salvadoreños y a la comunidad internacional a defender nuestra democracia, y a exigir:

    Al presidente Bukele que promueva la unidad nacional y cese sus ataques a los pilares de nuestra democracia, sobre todo considerando que el país enfrenta una crisis sanitaria y económica sin precedentes que afecta profundamente el bienestar de los salvadoreños.

    Al presidente Bukele que honre el espíritu de unidad y solidaridad de los Acuerdos de Paz, así como la memoria de los sacrificios que permitieron lograr la paz.

    Al gobierno del presidente Bukele que respete la libertad de prensa, la libertad de expresión y que evite cualquier interferencia que pueda menoscabar su papel central para una sana democracia.

    A la Fuerza Armada y a la Policía Nacional Civil que cumplan su papel de instituciones al servicio de la nación en forma profesional y apolítica, y que recuerden que su lealtad es a la Constitución y a las leyes de la República, no al Órgano Ejecutivo. No deben  involucrarse en actividades contra la democracia, ni deben tolerar actuaciones arbitrarias alejadas de la ley, en franco irrespeto a los derechos humanos.

    A los funcionarios de la administración del presidente Bukele que conduzcan sus actuaciones de acuerdo con las leyes y los mecanismos que salvaguardan la transparencia y el adecuado uso de los recursos públicos.

    A las instituciones cuyo mandato es hacer cumplir la Constitución que actúen con valentía en defensa de nuestro marco legal.

    A los diputados de la Asamblea Legislativa que defiendan la Constitución y desarrollen su labor en beneficio del pueblo salvadoreño, respondiendo prioritariamente a las urgentes necesidades de la nación.

Los firmantes somos salvadoreños que aspiramos a la armonía social y al bienestar de toda la sociedad, y compartimos la preocupación por los riesgos que enfrenta nuestra democracia. Nuestra intención es la defensa de su esencia: el imperio de la ley, y la existencia de pesos y contrapesos inherentes a la división de poderes del Estado.

Si las acciones y las expresiones del Órgano Ejecutivo o de cualquier estructura del Gobierno siguen erosionando nuestro orden democrático, enfrentarán la enérgica condena de quienes estamos dispuestos a defenderla.

Claudia Acosta

Jeannette Aguilar

Lucila Aguilar

Dora María Allwood

Francisco Altschul

Armando Álvarez

Iliana Álvarez Escobar

José Alejandro Álvarez Ramírez

René Francisco Amaya

Laura Regina Andrade Cruz

Marlen Argueta Díaz

Lilliam Arrieta de Carsana

Jorge Ávalos

Roberto Ricardo Ávila Avilez

Víctor Ayala

Mario Baires

José Antonio Barraza

Marco Antonio Barraza

Camila María Barraza López

Saira Barrera

Marlon Ezequiel Barrera Ramírez

Alfredo Barrillas Nova

Arnau Baulenas Bardia

Mario Emerson Beltrán Mejía

José Luis Benítez Álvarez

Rosa Beatriz Benítez Iraheta

Francisco Bertrand Galindo

Enrique Borgo Bustamante

Carlos Boza

María Eugenia Brizuela de Ávila

Eduardo Alfonso Cader Peña

Gral. José Edgar Campos

Orlando Carranza

Ricardo Guillermo Castaneda Cornejo

Rafael Castellanos

Javier Castro De León

Óscar Chacón

Nelly Chévez Reynosa

Sebastián El Torogoz

Marjorie Chorro de Trigueros

Marisol Clason Alfaro

Gral. Humberto Corado

Napoleón Cornejo

Alfredo Cristiani

Claudia Cristiani

Jorge J. Daboub

Héctor Dada Hirezi

Elena de Alfaro

Sandra de Barraza

Amelia de Catani

Ana Vilma de Escobar

Florence de Mathies

Roxana de Portillo

Francisco R.R. de Sola

Juan Francisco de Sola

Francisco Díaz Rodríguez

Francisco Antonio Duarte

Manuel E. Escalante Saracais

Carlos Patricio Escobar

María del Socorro Escobar Pérez

Elmer Escobar Sandoval

Vicente Flores

Emerson Dagoberto Flores

Juan Pablo Fontán

Antonio Funes

Herminia Funes Segovia

Michelle Gallardo de Gutiérrez

Elizabeth García Prieto

Federico García Prieto

Roberto Góchez

Rodolfo González

Ernesto González Zepeda

Tomás Guevara

María Silvia Guillén

Rafael Guillén Urrutia

Oscar Manuel Gutiérrez

Federico Hernández Aguilar

Javier Hernández Portillas

René Hernández Valiente

Morena Herrera Argueta

Sajid Herrera Mena

Manuel Enrique Hinds

María del Rosario Huntrods

Ingrid Landaverde

Carmen Aída Lazo

René A. León

Mirna Liévano de Marques

Héctor Lindo Fuentes

Tharsis Salomón López

Meraris López

Silvia Aída López de Barraza

Cristina López G.

Juan José López Rogel

Paolo Lüers

Óscar Luna

José Marinero Cortés

Francisco Marroquín

Willian Ernesto Marroquín

Amparo Marroquín Parducci

Ana Guadalupe Martínez

Jorge Martínez

José Agustín Martínez Morales

Alicia Yurina Melara Espino

Jorge Meléndez

Juan Meléndez Ramírez

David Mena

Alfredo Mena Lagos

José Domingo Méndez

Roque Antonio Mocán Quan

Gustavo Molina

Roberto Murray Meza

Juan Carlos Nieto

Daniel Olmedo

Luis Parada

Mariella Peña Pinto

Alberto Pocasangre

Ricardo Poma

Alejandro Poma

Fernando Poma

Pedro Portillo

Ricardo Quiñónez Ávila

Fidel Ramos

Walter Raudales

Luis Reyes

Clara Rico

María Alicia Rivas de Quirós

Misael Rivas, hijo

J. Everardo Rivera Bonilla

Germán Rivera

Mario Ernesto Rodríguez

Patricia Rodríguez

Roberto Rubio

Humberto Sáenz

Juan Carlos Safie Ghia

Arturo X. Sagrera

Ricardo Sagrera

Lidia Maritza Salamanca R.

Cristina Salaverría

Juan Federico Salaverría Prieto

Miguel Ángel Salaverría Prieto

Melissa Salgado

Margarita Salgado

Roberto Salomón

Joaquín Samayoa

Salvador Samayoa

Wilmer Cecilio Sánchez Molina

Alfonso Sandoval

Omar Serrano Crespín

Mauricio Silva

Javier Ernesto Simán

Miguel Ángel Simán

Ricardo F. Simán

José Jorge Simán J.

Paola Stefania Tinetti Pinto

Juan Antonio Tobar

Claudia Umaña Araujo

Jorge Valencia

Flavio Valiente Guzmán

Jaime Emmanuel Valle Torres

Brenda Vanegas

Carlos Vela

Benjamín Vides

Jorge Villacorta

Werner Wahn

Juan T. Wright Castro

Miriam Zablah de Bandes

Aída Margarita Zablah Simán

Jorge Zablah Touché

Rubén Zamora

Marcela Zamora Chamorro

Excmo. Cardenal Gregorio Rosa

Chávez

Mons. Oswaldo E. Escobar Aguilar,

Obispo de Chalatenango

Andreu Oliva de la Esperanza, SJ

José María Tojeira, SJ

Miguel Ángel Vásquez SJ,

Párroco de Arcatao

Alejandro Celso, Parroquia San

José de Quezaltepeque

Obpo. Medardo Gómez, Iglesia

Luterana Salvadoreña

Rev. Rafael Menjívar Saavedra,

Iglesia Luterana Salvadoreña

Rev. Santiago de Jesús Rodríguez,

Iglesia Luterana Salvadoreña

Obpo. David Alvarado, Iglesia

Anglicana de El Salvador

Pastor Mario Vega

Rvda. Concepción Marina Ángel,

Pastora Luterana

Rev. Carlos Ávalos Valencia,

Iglesia Bautista Emmanuel

Rev. Miguel Tomás Castro,

Pastor Bautista

Bukele divide a los millonarios para acumular más poder. Ricardo Vaquerano. Plaza Pública. 29 de Abril de 2021

El presidente de El Salvador ha logrado que entre el selecto club de los multimillonarios salvadoreños cundan la suspicacia y la discordia. Algunos ven en los silencios o en las acciones de otros señales claras de que han cometido un error capital en una democracia amenazada: se han aliado con un gobernante autoritario que los utiliza mientras conduce a El Salvador hacia un destino parecido al de Nicaragua, un presidente que lo controla todo.

Transcurrían las últimas horas del 18 de mayo de 2020 cuando, tras una cadena nacional de radio y televisión del presidente Nayib Bukele, estalló un enfrentamiento en un grupo de chat en el que participaban algunos de los multimillonarios de El Salvador.

«Un pariente mío reclamó fuerte», dice casi un año después Javier Simán, presidente de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), al recordar el efecto que causó Bukele al exhibir a algunas de las personas más ricas de Centroamérica como sus nuevos socios apenas tres meses después de su irrupción con los militares en la Asamblea Legislativa y solo seis días después de que lo «desconociera» a él como representante del sector privado.

El descontento fue tal que los reclamos escalaron hasta los insultos. «Les dijo que parecían prostitutas que habían llegado a venderse al presidente», recuerda una de las personas que integraban uno de esos grupos de conversación. «Después de decir eso, se salió del grupo».

El reclamo marcó el punto más tenso en el conflicto entre la élite económica salvadoreña sobre cuál debe ser su rol ante un presidente que, con menos de un año en el ejercicio, ya comenzaba a recordarles al nicaragüense Daniel Ortega. Cuatro opciones: enfrentarle abiertamente, resistirle con discreción, someterse a regañadientes o aliarse con él.

Bukele, que asumió el 1 de junio de 2019 tras ganar la carrera montado un partido prestado, ha dado hartas muestras de su desprecio por la legalidad y por la vigilancia ciudadana sobre sus actuaciones, de su divorcio con la probidad, con los derechos humanos y con la democracia. Durante sus 23 meses de mandato, ha renegado de los contrapesos en el Estado, ha declarado ilegalmente secretas las compras del Estado (incluidas las vinculadas al manejo de la pandemia por COVID19), ha montado campañas sistemáticas injuriosas y difamatorias contra académicos, intelectuales y empresarios que se han atrevido a criticar su gobierno, y lo mismo ha hecho contra periodistas y medios que han sacado a la luz la corrupción que se gestó a la sombra de la emergencia sanitaria. Asimismo, se ha dedicado a deslegitimar y humillar a la oposición política y, desde mayo de 2020, a una ANEP que hasta antes de que la presidiera Simán tenía una buena relación con el presidente.

Aquella noche de la cadena nacional de radio y televisión estalló, airado, Ricardo Simán, expresidente de la ANEP y cabeza prominente en el grupo comercial de esta familia de origen palestino. Simán estaba impactado porque representantes de las familias Poma, Meza Ayau, De Sola, Dueñas, Kriete y Calleja acababan de permitir al gobernante que usara su imagen para legitimar un nuevo ataque contra la Asamblea Legislativa, contra la Sala de lo Constitucional, contra la prensa independiente y también contra la ANEP.

La reunión del 18 de mayo y el uso que Bukele le dio aumentó la desconfianza con que se ven en este selecto club de millonarios cuyos nombres suelen aparecer en las listas de la revista Forbes de las personas más ricas de Centroamérica. Algunas de ellas, y que se sentaron a la mesa con el presidente, han sido citadas como «milmilonarios», y un par de ellas son sospechosas de ser las personas más acaudaladas de la región: Roberto Kriete, presidente de Avianca Holdings, y Ricardo Poma, del grupo Poma.

La duda es difícil de disipar porque, como se lo dijo en 2017 el periodista de Bloomberg Blake Schmidt a BBC, «Centroamérica es uno de los lugares más difíciles para hacer ese tipo de trabajo porque no hay mucha transparencia». Schmidt había sido contratado en 2015 para que hiciera el inventario de los milmillonarios de Centroamérica, y tanto El Salvador como Panamá fueron los peldaños más difíciles para llegar a la meta.

Aunque Kriete y Poma comparten la etiqueta de tal vez estar en la cima de las mayores fortunas personales de la región, en este dilema sobre cómo posicionarse ante Bukele están en bandos distintos.

Desde el 18 de mayo de 2020, este puñado de empresarios cuyas familias han sido blanco de varios estudios académicos sobre sus relaciones, su influencia en las políticas públicas y sobre la posible captura del Estado, son como hermanos que duermen en la misma habitación, pero con suspicacias tales que les inhiben de lograr un sueño profundo: duermen con un ojo abierto.

Aunque a lo largo de las décadas han encontrado la forma de armonizar sus intereses, durante los últimos seis años la relación se ha debilitado y este probablemente sea el momento de mayor distanciamiento que han tenido.

«Siempre hubo una especie de mesa permanente», dice Patrick Murray, hijo de Roberto Murray Meza, uno de los personajes con más peso en la élite económica salvadoreña y que por años estuvo muy vinculado al partido Arena, la organización política de extrema derecha que fundara el mayor Roberto d´Aubuisson y que durante cuatro décadas de evolución ha sabido representar en la institucionalidad del Estado los intereses de los sectores empresariales.

Patrick Murray gerencia uno de los negocios agrícolas de la familia y se preocupa por que se le reconozca como empresario por su trabajo, en lugar de que se le etiquete como tal solo por el hecho de ser hijo de Murray Meza. «Ser heredero no te hace empresario», dice.

Su padre fue uno de quienes participaron en la reunión con Nayib Bukele que tanto irritó a Ricardo Simán. Y Patrick entiende bien por qué causó esa reacción en algunas personas. «Es una trampa cazabobos», tuiteó esa noche. «Validar a un autoritario, más temprano que tarde, trae consecuencias irreparables».

Aquella era la segunda ocasión en que Roberto Murray Meza aparecía ante el público sentado a la diestra del presidente. Dos meses antes había sorprendido a medio El Salvador porque por primera vez alguien que representaba muy bien a la oligarquía a la que Bukele siempre se había referido despectivamente como parte de «los mismos de siempre», apareció sentado a la mesa presidencial.

La noche del 21 de marzo, cuando la penumbra de la peste de 2020 cubría medio mundo, Bukele anunció el inicio de una cuarentena estricta para tratar de contener el avance de la pandemia por Covid19. Una medida como esta era previsible, dado lo visto en otros países, y dadas las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Lo que no era previsible era que Murray Meza apareciera respaldando con su presencia una administración atemorizante como la de Bukele. Fue tan inesperada la aparición de Murray Meza en el show presidencial, que ni siquiera su hijo sabía que al sintonizar la cadena de radio y televisión vería el rostro de su progenitor en la pantalla. «Yo me enteré igual que todo El Salvador: cuando vi a mi papá en televisión».

Cuando tuvo oportunidad de preguntarle por qué hacía aquello, dice que le respondió: «A un presidente no se le dice que no». Y menos cuando Bukele había acudido a los empresarios en busca de auxilio ante una amenaza de magnitudes gigantescas que ya había postrado a los países de Europa.

Javier Simán, el presidente de la ANEP, tampoco se esperaba ver a Murray Meza sentado a la mesa presidencial, pero dice entender sus razones.

«Cuando un presidente invita a empresarios, por respeto van a ir». Y entonces, dos meses después, fueron varios. Y lo malo, dice, no fue que acudieran, sino lo que el presidente hizo con esa reunión. «Nayib Bukele invitó a algunos empresarios y hoy unos se sienten usados y se alejaron; otros se quedaron cerca porque se sienten bien cerca del poder o porque les beneficia en sus negocios».

¿Y quiénes son los que siguen acompañándolo porque se sienten bien cerca del presidente o porque esa proximidad beneficia sus negocios? Javier Simán sonríe y asegura que uno mismo puede responderse esa pregunta si echa una mirada a «la carta», un documento fechado 16 de enero de 2021 y suscrito por 184 personas. Los sospechosos de ser aliados de Bukele no son quienes firman, sino quienes no firmaron.

La trampa

El sector empresarial no es homogéneo. De hecho, el clan de los Simán puede diferenciarse de entrada respecto de la mayoría de los otros grandes capitales en que se trata de una fortuna relativamente reciente. La mayoría de las fortunas de las familias que enviaron representantes a reunirse con Bukele ante las cámaras el 18 de mayo de 2020 tienen su origen hace ya un siglo e incluso algunos casos se remontan a principios del siglo XX o a finales del siglo XIX.

«La vieja oligarquía», como en una ocasión le llamó Orlando de Sola, se fundó en el agro, en la tenencia de la tierra y en el acaparamiento de las exportaciones agrícolas. La dinámica de la economía, sin embargo, atada a los cismas políticos, obligó a ajustes importantes. Particularmente la década de la guerra civil, a partir de 1980, supuso cambios significativos con las expropiaciones de tierras para hacer la reforma agraria y con la nacionalización de la banca y de las exportaciones agrícolas del café y del azúcar.

Esta fue una oportunidad para que el capital buscara nuevos nichos y así El Salvador vio potenciado el comercio y, después de la firma de la paz, la economía hizo un traslado importante hacia el área de servicios. La reprivatización de la banca permitió a algunas familias volver a sus quehaceres de antaño, pero también facilitó el surgimiento de nuevas fortunas.

Los Simán, más conocidos por su cadena de Almacenes Simán presente en varios países de Centroamérica, también tienen inversiones en la industria textil y en la inmobiliaria, y constituyen un ejemplo de fortunas relativamente nuevas, a diferencia de las que algunos caracterizan como «de dinero viejo» que ha venido heredándose de generación en generación a lo largo de muchas décadas.

En el caso de la ANEP, fundada en la década de 1960, su poder estriba en su representatividad. La Asociación Nacional de la Empresa Privada es una federación que aglutina a más de 50 asociaciones de índole comercial, financiera, agropecuaria, de servicios e industrial. La ANEP, si se lo propusiera, podría paralizar al país desde la conducción de las empresas. Es un poder político por esa razón, y así se lo reconocía la Asamblea Legislativa cuando, en mayo de 2020, conversaban sobre cómo reabrir la economía.

Esa es la ANEP que ha estado en la mira del presidente Bukele desde días antes de aquella sesión con los millonarios. Ha intentado descalificarla porque, según él, representa los intereses del partido Arena y de la oligarquía. En la retórica de Bukele, el partido Alianza Republicana Nacionalista (Arena), que nació en 1981 como un instrumento de lucha política anticomunista, representa a «los mismos de siempre» a quienes se debe desterrar de la vida política de El Salvador.

«El rol de la ANEP es político porque estamos en la cancha política, pero no competimos con los partidos políticos: la ANEP no defiende intereses, sino principios», dice Javier Simán.

En «los mismos de siempre» Bukele incluye a su expartido, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que le abrió las puertas en 2012 para que iniciara su carrera política como alcalde de un pequeño pueblo al sur de San Salvador. Expulsado de la organización en 2017, Bukele incorporó al partido de la exguerrilla en el conjunto.

Cuando en mayo de 2020 la pandemia había provocado las primeras muertes en El Salvador, la cuarentena y el cierre de la economía cumplían dos meses, y centenares de miles de personas también estaban cumpliendo dos meses de sufrir hambre. En una economía en la que casi la mitad de la población en edad de trabajar sobrevive gracias a que se autoemplea, de un día para otro, centenares de miles habían perdido sus fuentes de ingresos. La presión para reabrir era insostenible, pero la ola más grande de la pandemia aún era solo una silueta ominosa en el horizonte. Esa era la situación del país cuando la Asamblea intentaba construir con la ANEP un plan de reapertura que tuviera suficientes medidas de prevención para aplanar la curva de contagios.

La ANEP históricamente ha tenido una muy cercana relación con el partido Arena. Dirigentes como Ricardo Simán han sido personas que han financiado al partido, pero a lo largo de los años han tenido mayor peso y mayor incidencia algunos de los empresarios que la noche del 18 de mayo de 2020 accedieron a tomarse fotos con el presidente Bukele.

De hecho, a finales de 2001, cuando el partido alcanzaba niveles bajísimos de popularidad y parecía estar perdiendo demasiada fuerza ante el creciente respaldo que obtenía el FMLN, fueron algunos de los invitados de Bukele a la reunión de mayo quienes dieron un golpe sobre la mesa y tomaron, ellos mismos, las riendas del partido. «Se privatizó Arena», reclamó en noviembre de 2001 Gloria Salguero Gross, fundadora y expresidenta de la organización política, ante la toma de la dirección nacional por personajes como Archie Baldocchi Dueñas, Ricardo Poma y Roberto Murray Meza.

Esos multimillonarios constituyen la oligarquía contra la que Bukele dijo que pelearía para acabar con un sistema que no vela por los intereses de las mayorías, sino esencialmente por los intereses de «los mismos de siempre». Cuando en 2014 El Salvador acababa de salir de la primera ronda para elegir presidente, el FMLN y Arena se aprestaban a definir la disputa en una segunda vuelta el 9 de marzo de ese año.

El día 21 de febrero, y ante la campaña que advertía que si el excomandante guerrillero Salvador Sánchez Cerén ganaba la presidencia El Salvador se volcaría hacia Cuba y Venezuela, Bukele escribió en su cuenta de Twitter: «No entreguemos El Salvador a Cuba ni a Venezuela, y mucho menos a la oligarquía que tanto daño le hizo a este país». Y fue con los mejores representantes de esa oligarquía con quienes se sentó a platicar aquella noche del 18 de mayo de 2020.

«Ellos se representan a sí mismos», dice Javier Simán, para marcar distancia respecto de lo que representa ANEP. Y la aparición de aquellas personas junto al presidente no le sorprendió, porque estaba al tanto de la reunión.

Y tampoco le sorprendió cómo Bukele manejó todo, porque lo había previsto. Y se lo había advertido. «Les dije: “Se va a tomar la foto con ustedes y los manipulará.”»

Esa noche, El Salvador tenía dos meses de sufrir una cuarentena tan extrema y tan mal diseñada que la Sala de lo Constitucional ya había resuelto que el gobierno violaba la Constitución al capturar a personas en las calles por violar unas reglas de encierro elaboradas sin seguir el procedimiento de ley. Y el presidente no solo había ignorado la resolución de los magistrados, sino que persistía en hacer capturas arbitrarias. Además, la Sala de lo Constitucional acababa de resolver que el presidente no podía declarar por su cuenta un estado de emergencia: esa atribución corresponde a la Asamblea Legislativa, que carecía de impedimento para sesionar.

El presidente se dirigió al país en dos momentos: primero, cuando permitió que El Salvador lo viera reunido «con los empresarios más grandes del país», con quienes, según dijo, «consensuó» un plan de reapertura de la economía. El segundo acto fue una conferencia de prensa en la que no solo amenazó con asfixiar financieramente a la Asamblea Legislativa y a la Sala de lo Constitucional porque mostraban «un deseo evidente de subir los contagios y la cantidad de muertes por COVID19», sino que también acusó a la legislatura de estar preparando «un decreto económico disfrazado de emergencia nacional y forzado por la ANEP» cuyo propósito era reabrir las empresas, no atenuar el impacto de la pandemia en contagios y muertes.

Así que Ricardo Simán reaccionó airado y, al igual que otros, entendió que la aparición de los millonarios junto al presidente iba a leerse como un respaldo a un gobernante que ya había puesto en la mira al apellido Simán.

Ricardo Simán expresó su disposición a conversar con Plaza Pública, aunque transparentó una inquietud. «Siempre he sido colaborador con la prensa… pero lo que pasa en estas circunstancias es cómo nos atacan como familia…» Accedió a responder preguntas por medio de un programa de conversación electrónica. Plaza Pública deseaba preguntarle sobre su reacción tras la cadena del presidente y sobre sus temores respecto del rumbo del país, y envió las primeras dos interrogantes, pero nunca las contestó.

En este enfrentamiento con el presidente, los Simán no están solos. Aunque de las decisiones de Bukele podría interpretarse que ha habido un afán por aislarles desde cuando Javier tomó las riendas de la ANEP en mayo de 2020, poco a poco ha ido consolidándose una especie de frente común que aún es un tanto difuso ante el público. Y en él están alineados algunos de quienes se tomaron la foto con el gobernante.

Por eso, Javier Simán habla de que tras aquella reunión algunos de los participantes se alejaron del gobernante, mientras que otros optaron por aprovechar las ventajas que pueda dar cobijarse bajo la sombra del poder del presidente.

Una persona cercana a Ricardo Poma cree que este aceptó la invitación porque vio una oportunidad de presentar el plan de reapertura que se había trabajado en la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN, fundada por la familia Poma). «Esa propuesta se estaba presentando a diversos actores, y uno clave era el gobierno».

En esos días, además, había empresarios interesados en otra propuesta de reapertura, que era la elaborada y donada al país por el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (INCAE).

Aunque Bukele aludió a la reapertura cuando mostró a los empresarios, lo que no esperaban quienes acudieron a la reunión, y lo que había anticipado Javier Simán, fue lo que ocurrió después, en la conferencia de prensa.

«Este día, mientras los diputados se reunían con la ANEP, nosotros nos reunimos con los empresarios más grandes del país, y llegamos a un entendimiento», anunció Bukele, jactancioso.

Subrayaba el peso específico de los interlocutores que había tenido minutos antes. «Vamos a poner una propuesta ya consensuada con un grupo muy representativo del gran empresariado nacional», añadió.

Bukele, que inició su ocupación de adulto en la agencia de publicidad de su familia, es una persona muy preocupada por la grandilocuencia. A lo largo de sus primeros dos años de gobierno ha acuñado lemas como «estamos haciendo historia», se ha vanagloriado repetidas veces de que «por primera vez en la historia de El Salvador» su gobierno está haciendo algo, prometió el hospital más grande de Latinoamérica contra la COVID19, ha dicho que El Salvador ha dado al mundo lecciones de cómo manejar adecuadamente la pandemia, se ha jactado de ser el presidente más cool del mundo y ha destacado cómo, a pesar de tener supuestamente en su contra al Órgano Judicial, al Órgano Legislativo, a la ANEP, a George Soros, a Human Rights Watch y a «los periodistas» que según él defienden el sistema corrupto que él dice estar desmontando, logró reducir la tasa de homicidios a menos de la mitad y El Salvador será pronto un país próspero y justo.

Entonces, no podía desaprovechar la oportunidad para colgarse, como una nueva medalla, su pacto con «los empresarios más grandes del país». Agregó que el plan incluía, antes del inicio de la reapertura gradual de la economía, «una cuarentena absoluta de 15 días, según estudios que hemos recibido de la ESEN y del INCAE».

La conferencia fue caótica. Bukele iba y venía con su discurso para tratar de deslegitimar a la Sala de lo Constitucional, a la Asamblea Legislativa y a la ANEP, a quienes de antemano culpaba de un potencial escenario catastrófico ante la pandemia.

«Los mismos que nos critican por supuestamente invadir atribuciones del Órgano Judicial o del Órgano Legislativo, aplauden ahora la invasión que acaba de hacer la Sala de lo Constitucional al quitar a la Presidencia de la República la facultad de decretar estado de emergencia en medio de la emergencia más grande que ha enfrentado la humanidad. Somos el único país del mundo en el que por sentencia se declara que se acabó la covid-19», dijo.

Después recordó que, también en cadena nacional, el día anterior él había dicho que el gobierno echaría mano de todas las herramientas legales «para defender de este virus a la familia salvadoreña».

Entonces lanzó una advertencia: «Y si nos dejan solo con la ropa que andamos puesta y se nos acaba el dinero, vamos a suspender las transferencias de fondos a la Asamblea Legislativa y a la Sala de lo Constitucional».

Y Bukele cumplió su amenaza e intentó, durante los días posteriores, asfixiar financieramente a quienes perfilaba como sus enemigos políticos.

Los ataques contra la ANEP continuaron. El 8 de junio de 2020, el secretario jurídico de la Presidencia, Conan Castro, dio declaraciones a la prensa sobre cómo marchaba el plan de reapertura. «Hemos creado una mesa intersectorial, pero no con ANEP… con ese señor (Javier Simán) no nos vamos a reunir».

Javier Simán dice que habló con varios de los empresarios que se tomaron la foto con Nayib Bukele. «Se sintieron usados. Es mi interpretación tras platicar con algunos de ellos», dice. Y, particularmente, cree que Murray Meza fue el que más perdió porque reincidió. «El presidente estaba jugando con Murray Meza cuando este accedió a aparecer en la cadena nacional del 21 de marzo. Quería dar la impresión de que estaba apoyado por el sector privado. Y lo volvió a hacer en mayo, cuando salió rodeado de todos ellos».

Cuando inició la emergencia sanitaria, el gobernante se puso en contacto con algunos de estos empresarios. Algunas fuentes vinculadas a estas familias explican que Bukele quiso platicar sobre el eventual cierre de la economía, y también les fue franco respecto de la situación en extremo precaria del sistema de salud pública.

«Les dijo que apenas tenían unos 20 ventiladores mecánicos en todo el país y les pidió que le ayudaran a buscar recursos», comenta una persona que estuvo al tanto de los acercamientos. Precisa que fue uno de los hermanos del presidente, Yusef Bukele, quien sirvió de enlace, y que por el lado de los nombres de las listas Forbes, fue Roberto Kriete.

Y así se produjo la primera sorpresa, la del 21 de marzo, y luego la de la foto grupal, del 18 de mayo. Patrick Murray, en desacuerdo con que su padre apareciera en público con Bukele por temor a la interpretación que podría hacerse de ese acercamiento, cree haber identificado el anzuelo que lanzó el presidente cuando aún estaba fresco el intento de golpe contra la Asamblea. «En un momento en el que estos empresarios estaban relativamente alejados del poder político, creo que Nayib Bukele y sus hermanos calcularon que podían tenerlos contentos al darles un sentido de realidad e involucrarlos en los esfuerzos por enfrentar la pandemia», dice el hijo de Murray Meza.

En la ANEP, Javier Simán dice estar convencido de que algunos de los empresarios fueron timados por el presidente, y que otros sí están muy a gusto junto a él.

Si se le pregunta por qué los Simán no aparecieron en la foto grupal con el presidente, responde: «Porque somos gremialistas, somos institucionalistas. Otros prefieren levantar el teléfono… Mientras otros prefieren resolver sus propios problemas, nosotros preferimos resolver los problemas del sector y del país».

¿Y quiénes son los empresarios que, egoístamente, han optado por estar cerca del poder? Ahí es cuando Javier Simán pide que se revise «la carta» del 16 de enero de 2021.

Los millonarios sospechosos

Estos empresarios que se reunieron con Bukele y cuyas fortunas familiares o personales se cuentan por centenares o por miles de millones de dólares, son huidizos. Esquivos. Son pocos los que acceden a hablar abiertamente de política, de gobierno, del rumbo del país, a pesar de que sí desean tener incidencia. Baldocchi Dueñas, Murray Meza y Poma tomaron las riendas de Arena a finales de 2001, pero el partido no recuperó brillo. Aquella demostración de fuerza del poder económico sobre el partido resintió a algunos políticos profesionales históricos, que se sintieron humillados.

Dos años duró esa aventura, que desembocó en dos costosos episodios para la vida de Arena: el partido desvió para uso partidario millones de dólares de un donativo de Taiwán destinado a fortalecer el área de seguridad pública y llevar alivio a las víctimas de los terremotos de 2001, y terminó escogiendo como candidato presidencial a Antonio Saca, quien ahora está preso por haber desfalcado 300 millones de dólares durante su gobierno.

Tanto el desvío del donativo de Taiwán como la corrupción de Saca mancharon irremediablemente al partido y Nayib Bukele supo explotar esa información para su propio beneficio.

Los millonarios, sin embargo, siguieron manejando los hilos del partido desde afuera, y tras el bache de Saca, que terminó en la ruptura arenera que dio origen al nacimiento del partido Gana, apellidos como Regalado, Cristiani, Poma, Murray Meza o Calleja estuvieron tomando las decisiones sobre las próximas candidaturas presidenciales.

Discutieron y resolvieron la nominación de Norman Quijano para 2014 y, tras la derrota de este, también estuvieron al tanto del surgimiento de dos precandidaturas para la presidencial de 2019.

Esta última elección interna tensó aquella «mesa permanente» de la que habla Patrick Murray, pues los millonarios se dividieron entre quienes preferían que el candidato fuera Javier Simán y quienes preferían al heredero del Grupo Calleja, Carlos Calleja. Al final, tras una agria disputa interna, Calleja obtuvo la candidatura arenera. Aquella competencia estuvo marcada por alusiones personales que generaron algunos resentimientos entre las familias protagonistas y hasta la ridiculización en público apareció como síntoma de una rivalidad desbordada.

Ese empresariado élite fragmentado fue el que encontró Bukele al asumir la presidencia en junio de 2019.

Bukele no solo dice carecer de ideología, sino que se jacta de ello.

También se jactaba, en los primeros ocho meses de su gobierno y mientras exigía a la Asamblea Legislativa que le autorizara cientos de millones de dólares en nueva deuda para financiar su plan de seguridad, de que este es secreto.

Y luego, ya con la pandemia encima, declaró secretas las compras para la emergencia, pero también los datos sobre pruebas para detectar covid-19, las compras de insumos hospitalarios, la información sobre «el más grande hospital de Latinoamérica» que nunca terminó, los datos sobre incidencia de enfermedades comunes, los detalles sobre las gestiones de las vacunas contra el coronavirus, los costos y el plan de vacunación, y hasta ha declarado secreto el Plan Nacional de Salud y la Política Nacional para la Primera Infancia.

El presidente de lo secreto es el mismo que, en 2013, como alcalde de Nuevo Cuscatlán, avergonzó a su partido al emplazarlo en público cuando el FMLN intentaba modificar la Ley de Acceso a la Información Pública para quitar dientes a la institución garante: «¿Estamos en favor o en contra de la transparencia?», preguntó en Twitter y en Facebook.

Su habilidad para desdecirse quizás quedó registrada mejor que nunca en 2018, cuando aún no se inscribía como candidato presidencial, y andaba buscando a la desesperada el vehículo partidario necesario para competir. Su movimiento Nuevas Ideas no estaría listo a tiempo, y el debate público llegó a mencionar la posibilidad de que fuera candidato del partido Gana, ese al que el hoy vicepresidente Félix Ulloa había caracterizado como «el que representa lo más podrido de la política salvadoreña». Bukele salió al paso de los rumores para tranquilizar a sus simpatizantes y dijo que, «por principios», nunca se inscribiría en Gana.

Cinco días después se inscribió en Gana y obtuvo la nominación presidencial. En realidad tal vez podría concluirse que este presidente que desconcierta a los millonarios y que aún no cumple los 40 años sí tiene una ideología bien definida: es un auténtico marxista. Marxista no de la corriente de Karl Marx, sino de la de Groucho, a quien se le atribuye -aunque equivocadamente- la autoría de aquella famosa sentencia: «Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros». Bukele a menudo parece tener principios alternativos.

Ese es el político que no deja dormir tranquilo al presidente de la ANEP, y que también preocupa a Patrick Murray y a Claudia Cristiani, hija del expresidente Alfredo Cristiani, quien negoció la paz con la guerrilla y firmó en 1992 los Acuerdos de Chapultepec que pusieron fin a la guerra civil de 12 años que provocó la muerte de unas 75,000 personas. Por eso El Salvador celebra, cada 16 de enero y desde 1993, el aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz.

O, mejor dicho, celebraba.

A medida que se acercaba la fecha de un nuevo aniversario, este 2021, el presidente comenzó a hacer alusiones a la efeméride, pero para desacreditarla. El Salvador se encaminaba a celebrar 29 años de la firma de la paz, pero simultáneamente también estaba en curso una campaña para elegir una nueva Asamblea Legislativa en la que, ahora sí, el partido del presidente, Nuevas Ideas, iba a competir.

El presidente, acostumbrado a hacer proselitismo a partir de cualquier cosa, usó la firma de la paz y la guerra civil para tratar de potenciar más las posibilidades de Nuevas Ideas en la elección del 28 de febrero de 2021. A pesar de que él mismo había destacado en más de una ocasión en público el valor de la firma de la paz, esta vez, y en plena campaña proselitista, comenzó a proclamar que tanto la guerra como los Acuerdos de Paz habían sido una farsa, un montaje de «los mismos de siempre», una obra artificial construida por Arena y FMLN.

Todo desembocó en que al final, el presidente anunciara que el gobierno no iba a conmemorar nada el 16 de enero, porque hacerlo significaría hacer el juego a los partidos Arena y FMLN. Esos contra los que su nuevo partido, Nuevas Ideas, competiría el 28 de febrero.

El anuncio levantó una ola de indignación en la academia, entre la intelectualidad, entre las organizaciones defensoras de derechos humanos y entre el sector empresarial.

Para cuando Bukele hizo el desdén oficial a los Acuerdos de Paz, ya había hecho un desdén escandaloso a las víctimas de la guerra civil: a pesar de prometerles abrir los archivos de la Fuerza Armada para facilitar las investigaciones sobre las responsabilidades en masacres como la de El Mozote, cuando el juez de la causa acudió a las guarniciones militares con orden judicial formal para revisar los archivos, se le negó el acceso una y otra vez.

Una razón más para sospechar de un gobernante con claros tintes autoritarios y capaz de cualquier cosa en su afán de enterrar todo lo que represente un obstáculo en su ambición de acumular más poder.

Bukele siempre expresó su interés en que, a partir de mayo de 2021, El Salvador tuviera una Asamblea Legislativa en la que su nuevo partido tuviera control para facilitarle gobernar. Para gobernar sin el estorbo de «los mismos de siempre».

Llegado el día de conmemoración, apareció publicada la «carta» a la que alude Javier Simán: un pronunciamiento titulado «En defensa de la democracia», y que firmaron 184 personas. Esa «carta» es un llamado de atención y a la vez denuncia contra las actuaciones del presidente, y fue suscrita por académicos, intelectuales, líderes religiosos y empresarios, que señalan que el presidente Bukele ha puesto bajo riesgo la democracia salvadoreña y le exhortan a corregir el rumbo y a respetar la Constitución y las leyes.

El pronunciamiento subraya que, a diferencia del gobierno de Bukele, los anteriores aceptaron la separación de poderes y reconocieron la legitimidad de sus adversarios políticos.

«Ahora hay un enorme riesgo de retroceso democrático debido a las actitudes, expresiones y decisiones manifiestamente autoritarias por parte del Órgano Ejecutivo, encabezado por el presidente Bukele», expresaron los firmantes.

El pronunciamiento también advierte de cómo la prensa investigó y denunció numerosos casos de corrupción en el Órgano Ejecutivo amparados bajo la emergencia por la pandemia. «Esa corrupción se sustenta en la falta de transparencia del gobierno y pone presión adicional sobre las precarias finanzas públicas. El presidente ha respondido atacando a la prensa». Al final, la carta exhorta a la comunidad a exigir al presidente que respete la democracia y la libertad de expresión.

«De los Simán todos firmamos», dice el presidente de la ANEP, con una sonrisa de satisfacción. Y ese es el documento que, según Javier Simán, ayuda a responder la pregunta de quiénes han optado por estar cerca del poder para obtener beneficios particulares. «Leé esa carta y mirá quiénes no firmaron»…

Esa carta la rubricaron algunos de quienes en mayo de 2020 se habían tomado la foto con el presidente, como Murray Meza o Ricardo Poma, o miembros de las familias que estuvieron en aquella reunión, como Francisco de Sola. También la suscribieron cuatro miembros de la familia Simán, el expresidente Cristiani y la hija de este, Claudia Cristiani…

El pronunciamiento no lo suscribieron personas de las familias Regalado, ni Dueñas, ni Kriete…

«¡Ni Calleja! », interrumpe Javier Simán, como preocupado de que por un descuido no se mencione el nombre de quien, hace tres años, fue su contendiente en la lucha por la candidatura presidencial del partido Arena.

En efecto, ni Francisco Calleja ni su hijo Carlos, dueños de la cadena de supermercados Super Selectos estamparon su firma en el documento.

¿Ese silencio qué significa?

Para Javier Simán y otros, es un síntoma de una decisión de no incomodar al presidente. O, peor aún, de acompañarlo. Y esa es una opción que puede suponer enormes riesgos para El Salvador.

«En Nicaragua, los empresarios pactaron con Daniel Ortega y mirá dónde están hoy», dice Simán.

Patrick Murray coincide en que callar es peligroso: «Nadie ha calculado el daño real que le puede hacer al país el acompañamiento a Nayib Bukele. Los empresarios aún no han calculado el valor de su pronunciamiento para que el rumbo que lleva el país no se salga de control».

Ambos se inclinan a creer, con pocos matices, que algunos multimillonarios están a un paso de tomar el camino que siguieron los empresarios más acaudalados de Nicaragua con Ortega: en un afán de proteger sus intereses, dejar que el gobernante de turno haga lo que quiera. Una especie de armisticio perverso: si no te metés con mis millones, nosotros no nos metemos con tu forma de gobernar.

Murray lo viene diciendo desde cuando su padre y los otros se tomaron las fotografías con Bukele. En septiembre pasado, escribió uno de varios mensajes en Twitter con los que ha criticado a quienes guardan silencio. «Aquel silencio incómodo de los empresarios que callan ante la realidad… el país está peor que nunca y deberían pronunciarse, como les corresponde, denunciando el pésimo manejo que este lleva».

Tres de las personas consultadas para este reportaje y relacionadas muy de cerca con estas familias creen que el blanco y negro que Simán mira en la élite económica en realidad tiene algunos grises.

«Esto tiene que ver con la sensibilidad de sus inversiones ante decisiones del gobierno», explica una de las fuentes.

Se refiere a que, como algunos de los acompañantes del presidente en aquel diálogo televisado han expandido sus inversiones no solo a otros países de Centroamérica, sino incluso a Estados Unidos o Suramérica, están en una posición de más libertad de arriesgarse a un choque frontal con un gobernante muy de armas tomar, dispuesto incluso a propagar mentiras para atacar a sus críticos. Por el contrario, quienes tienen sus operaciones radicadas prácticamente solo en territorio salvadoreño, se vuelven más vulnerables ante posibles represalias.

Dos miembros de las familias de las listas de la revista Forbes coinciden en mencionar, en entrevistas por separado, el mismo hecho como un pretendido indicio de que algunos están durmiendo con el enemigo: «Ahí ves al presidente volando en el helicóptero de Kriete».

Se refieren a una aeronave de matrícula salvadoreña YS-1777-P que Bukele usó al menos dos veces en 2020: en julio, durante un viaje a San Vicente, y en diciembre, cuando visitó el caserío El Mozote, en Morazán. Aunque el presidente de la República tiene un helicóptero a su servicio, perteneciente a la Fuerza Aérea de El Salvador, en aquellas dos ocasiones optó por viajar en una aeronave privada, que algunos ven como razón para justificar las sospechas.

Plaza Pública intentó verificar la propiedad de la aeronave, un Eurocopter 130 B4, de siete plazas, pero fue imposible. El registro de las aeronaves con matrícula salvadoreña mantiene alejada de la vista pública la propiedad de los vehículos. Una carta dejada en el domicilio del empresario, al sur de San Salvador, a finales de marzo, no había recibido respuesta hasta el jueves 22 de abril. La persona que recibió la carta dijo que Kriete no se encontraba en el lugar en ese momento, pero que se la entregaría cuando volviera.

El pronunciamiento del 16 de enero fue redactado por un equipo multidisciplinario un tanto receloso sobre su labor. En él destacan nombres como el del exmagistrado constitucionalista Rodolfo González, el de la economista Carmen Aída Lazo y el del padre Andreu Oliva, rector de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas. Estas personas redactaron el documento y se encargaron de hacerlo circular para firmas.

«A mí una de esas personas me lo hizo llegar», dice Claudia Cristiani.

Ninguna de las fuentes consultadas fue categórica al responder si el equipo solicitó la firma del documento a los millonarios que no lo suscribieron. Sin embargo, Andreu Oliva y Rodolfo González dan a entender que el propósito era obtener la mayor cantidad de respaldo posible. «La idea era que no se excluiría a nadie», asegura el exmagistrado González. Pero ni él ni las demás personas del equipo redactor se atreven a asegurar que el documento se hizo llegar para firma a Kriete, a alguien de la familia Regalado, a alguien de la familia Dueñas o a Francisco o Carlos Calleja.

Plaza Pública buscó respuestas en la familia Calleja, de Roberto Kriete y de la familia Dueñas. En este último caso, Alejandro Dueñas respondió, por medio de una colaboradora, Fabiola Gutiérrez, que agradecía que se tomara en cuenta su opinión, pero que no podría conceder una entrevista o responder preguntas enviadas vía electrónica. «Porque tiene ocupada su agenda durante los próximos meses», escribió Gutiérrez por correo electrónico, el 24 de marzo pasado.

Seis días después, el martes 30 de marzo, un hombre esbelto de cabello ligeramente gris caminaba enmascarillado por los pasillos de una de las tiendas de la cadena Super Selectos, en Antiguo Cuscatlán, al suroccidente de San Salvador. Le seguían el paso dos hombres, con quienes de vez en vez intercambiaba palabras. El hombre larguirucho saludaba a un cliente por aquí, a una clienta por allá. Finalmente llegó al área de venta de mariscos.

«¡Hola, ¿cómo está?! », me preguntó, mientras prolongaba el codo de su brazo derecho para hacer más expresivo el saludo.

«Muy bien, don Carlos, muchas gracias. Lo vi aparecer y pensé que tenía que saludarlo. Me llamo Ricardo Vaquerano y soy periodista», le dije.

«¿Y cómo me lo están atendiendo?»

«Muy bien hasta ahora. Como le digo, soy periodista y estoy preparando un reportaje y quisiera hacerle un par de preguntas.»

«No, mire, Ricardo, yo he decidido no dar declaraciones. Yo estoy retirado a mi vida empresarial y…»

«Entiendo. No le quitaré mucho tiempo, solo son un par de cosas sobre las que quiero preguntarle y…»

«No, disculpe, como le digo, desde que salí de… yo no estoy dando declaraciones a los medios.»

«Lo lamento. Tendré que consignar que se rehusó a dar entrevista.»

«No, yo preferiría que no me mencione. Le deseo mucha suerte con su reportaje, espero que lo atiendan bien y que Dios lo bendiga.»

Se marchó. Algunas preguntas obligatorias a Carlos Calleja eran por qué no aparecía su nombre en el pronunciamiento del 16 de enero. También si tienen razón quienes lo consideran sospechoso de haber decidido llevar la fiesta en paz con Bukele. Y también era obligatorio preguntar por el monto de los ingresos de Super Selectos durante los tres meses del cierre de la economía, dado que la cadena de tiendas fue uno de los escasos negocios a los que se permitió mantenerse abiertos entre marzo y junio de 2020. El gobierno ordenó el cierre incluso de los mercados municipales en todo el país.

En el caso de Kriete, presidente de Avianca Holdings y con participación accionaria en Volaris, en Aeroman y en la banca salvadoreña, está tratando de salvar la aerolínea radicada en Colombia, que se declaró en bancarrota para intentar reestructurar sus deudas. Avianca heredó en buena parte el mercado centroamericano y particularmente los viajes desde y hacia Estados Unidos que dominaba Taca hasta la fusión de ambas compañías.

Los Regalado tienen sus intereses centrados en la agroindustria, y muy concentrados en la producción de azúcar de caña. Los Dueñas tienen mayor diversificación y con la empresa Urbánica están expandiéndose en sus proyectos inmobiliarios. El más reciente, y que ha generado las protestas de grupos ambientalistas, es el desarrollo de Ciudad Valle El Ángel, que contempla levantar una miniciudad de 6,500 viviendas al menos e incluye hospitales, escuelas, terminal de autobuses, hoteles y restaurantes. Ciudad Valle El Ángel es controversial porque se levanta sobre una zona de recarga acuífera vital para el Área Metropolitana de San Salvador, que ya sufre problemas graves de desabastecimiento de agua por cañería.

Este proyecto se destrabó en noviembre de 2020, según reveló la revista Gato Encerrado, después de dos años de gestiones para obtener luz verde. El presidente Bukele anunció que su gobierno va a agilizar los permisos necesarios para generar inversión.

Javier Simán admite que esto podría explicar, en parte, esos silencios. «Hay que reconocer que algunos sectores podrían estar actuando con prudencia por temor a represalias», dice. Pero cree que el costo del silencio es mayor que el de pronunciarse. «En realidad tienen claro que tarde o temprano les afectará. Lo que quizás no saben es si deben salir a decir algo o no».

En todo caso, para Simán las sospechas sobre relaciones parecidas a alianzas de algunos millonarios con Bukele están justificadas. Su interpretación sobre el significado de que algunos no firmaran el pronunciamiento del 16 de enero es compartida plenamente por Andreu Oliva, el rector de la jesuita Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, que fue uno de los redactores del documento y que también lo firmó. Comienza con un paralelismo entre El Salvador y Nicaragua:

«El gran error de las fortunas nicaragüenses fue pactar con Ortega su continuidad en la presidencia a cambio de que les dejara seguir haciendo negocios.»

«¿Y usted cree que quienes no firmaron el pronunciamiento son sospechosos de estar trabajando de acuerdo con Nayib Bukele?»

«Sabemos de empresarios que están trabajando muy de cerca con el gobierno y que, de alguna manera, ya han pactado con el gobierno.»

«¿Me puede decir quiénes son esos empresarios que, según usted, ya pactaron con el gobierno de Nayib Bukele?»

«No puedo decirlo… no tengo evidencias, solo son sospechas…»

«¿Algo así como “no tengo pruebas, pero tampoco dudas”?»

«Sí, algo así. Creo que hay muchos empresarios que no firmaron esa carta y que no están trabajando con el gobierno de Nayib Bukele. Eso quizás podría decirse del empresariado más fuerte y más grande y que no firmaron porque probablemente ya tienen acuerdos con el gobierno de Nayib Bukele…»

«En una reunión del 18 de mayo de 2020, el presidente Bukele recibió a empresarios de familias como Regalado, Dueñas, Calleja y a Roberto Kriete, apellidos que no aparecen como firmantes del pronunciamiento del 16 de enero. ¿Estas personas son las sospechosas de estar trabajando con Nayib Bukele?»

«No lo sé… Yo, Ricardo, te pediría que, si queremos una entrevista amigable, no me obligues a…»

«No pretendo que nos enemistemos por esta entrevista…»

«Es que a veces ustedes los periodistas quieren mover el límite y…»

«Solo sigo el hilo de la conversación.»

«Tú saca tus conclusiones…»

Los recursos del presidente

Nayib Bukele tal vez no pueda probar que es el presidente más cool del mundo. Lo que sí puede mostrar es el título de gobernante con un gigantesco apoyo popular. En las vísperas de la elección de la nueva Asamblea Legislativa del 28 de febrero, sus niveles de apoyo ciudadano estaban por encima del 80 %, y el resultado de la elección fue, en esencia, una ratificación de respaldo a su gestión.

Su partido, Nuevas Ideas, ni siquiera tuvo necesidad de hacer una propuesta de trabajo legislativo, pues, confiado en el poder convocante del presidente, se dedicó a pedir al electorado que votara «por la N de Nayib». Y candidatos y candidatas a la legislatura no tuvieron inhibición alguna para decir que su única propuesta de trabajo para la Asamblea Legislativa que asume este 1 de mayo y que será reemplazada dentro de tres años, era ejecutar el Plan Cuscatlán, que es el plan de trabajo que Bukele ofreció para su quinquenio presidencial.

A partir del 1 de mayo, Bukele tendrá la posibilidad de acaparar casi todo el poder público. Con más de dos tercios de los escaños legislativos dispuestos a rendirle pleitesía, podrá tener una Fiscalía General a su gusto, elegir a un tercio de las magistraturas de la Corte Suprema de Justicia a su medida e impulsar reformas a la Constitución de la República que, por ejemplo, prohíbe la reelección consecutiva.

Bukele ha dicho que no tiene pretensiones de reelegirse. Como lo dijeron en su momento muchos que terminaron maniobrando para reelegirse. Bukele ha dicho que la comisión para proponer reformas constitucionales que él formó no tiene como misión allanar el camino para que él se perpetúe en la presidencia. Bukele ha dicho que quiere la Asamblea Legislativa al servicio del Ejecutivo para poder trabajar, finalmente, sin el estorbo de «los mismos de siempre» en beneficio del pueblo salvadoreño.

El partido del presidente arrasó el 28 de febrero a pesar de que Bukele había dado ya sobradas muestras de comportarse igual que «los mismos de siempre», pero con agravantes. Como los señalados por el pronunciamiento del 16 de enero respecto de su ataque a la independencia de poderes y a la deslegitimación de la oposición.

Bukele niega ser un dictador, como le señalan desde la oposición. «Si fuera un dictador ya habría fusilado a los magistrados de la Sala de lo Constitucional», se defendió una vez.

A pesar de la abundante evidencia de que durante la pandemia por COVID19 El Salvador fue azotado por una epidemia de corrupción en el gobierno, la gente decidió votar por el partido de un presidente que ha sabido utilizar el recurso de las emociones y ha sacrificado el de la razón.

Sus discursos vertidos muchas veces en Twitter sobre el sistema corrupto que dice querer cambiar, a menudo ha estado salpicado de mentiras o maquillajes de hechos o datos. Cuando El Salvador estaba preparándose para afrontar la embestida de la pandemia, hilvanó una serie de falsedades respecto de cómo el mundo la estaba pasando de mal. Por ejemplo, una vez aseguró que Estados Unidos había movilizado a sus fuerzas armadas para enfrentar la emergencia. «Esta es la tercera guerra mundial», anunció alarmista en otra ocasión, en referencia a la pandemia. También inventó que en un vuelo de Avianca procedente de México venían varios pasajeros portadores del nuevo coronavirus y había que cancelar el vuelo. Y en aquellos días de marzo de 2020 cuando apenas se sabía de la existencia de pruebas para detectar COVID19, Avianca le siguió el juego.

A pesar de todo eso, y de haber amagado con derrocar a la Asamblea Legislativa y de haber perpetrado decenas de detenciones arbitrarias por violaciones a la cuarentena, la ciudadanía le dio un respaldo inédito.

Quizás apelar a las emociones le haya sido útil. Y, sin duda, la gente le ha agradecido algunas cosas que han tenido un profundo significado en su vida cotidiana. La caída de los homicidios a menos de la mitad desde el inicio de este gobierno es algo que se le reconoce y que se refleja en encuestas. Las encuestas también evidencian el impacto de la ayuda monetaria directa de 300 dólares que se repartió en 2020. Y han mostrado el acierto (al menos en términos de imagen) de repartir una y otra vez canastas de víveres a centenares de miles de hogares, incluso en zonas de habitación caracterizadas por alto poder adquisitivo.

El reparto de alimentos, que comenzó en las primeras semanas de la cuarentena con la entrega de modestas bolsas valoradas en unos 10 dólares pero que el gobierno aseguraba valían 50 dólares, fue un mecanismo que llegó para quedarse. El gobierno dice seguir comprando alimentos en el extranjero para seguir repartiendo víveres.

Algunos medios han registrado la reacción agradecida de la gente, incluso cuando se le hace ver el medio centenar de investigaciones periodísticas que pusieron al descubierto cómo aprovecharon la emergencia para abusar de los recursos públicos o para entregar contratos millonarios a empresas de personajes del gobierno o vinculadas a familias de miembros del gabinete de gobierno.

«Todos roban, pero por primera vez un presidente nos está dando algo» es una respuesta que se repite cuando la prensa recoge la opinión de la gente.

Antes de los dos años de gobierno, el presidente ha logrado que la gente vea a la democracia como un bien no solo suntuario, sino superfluo. Y no es que la gente esté esperanzada en que la administración Bukele le deparará días mejores: está desesperada y rabiosa. Y las cifras de detenciones en Estados Unidos muestran que en los últimos meses la migración indocumentada desde Centroamérica, incluido El Salvador, se ha incrementado. La gente sigue sin ver razones para quedarse, pero sí para apoyar a su presidente.

Ese arrastre de opinión pública favorable hace a Nayib Bukele más temible. Javier Simán, el presidente de la ANEP, señala la amenaza para la democracia, pero también advierte que un régimen autoritario golpeará en la economía y eso supondrá la pérdida progresiva de empleos. «Ese 70 % de salvadoreñas y salvadoreños que tiene que salir cada día a buscar el sustento, será el último en enterarse de lo grave de la situación», dice.

EEUU o la vana esperanza

Patrick Murray lo viene anotando desde que se topó con el rostro de su papá en la cadena de televisión del 21 de marzo de 2020. «Validar a un autoritario trae consecuencias irreparables. Muestras hay de sobra en Nicaragua y Venezuela», tuiteó el 18 de mayo, tras la cadena del presidente. Cuatro meses después repitió su llamado de atención sobre el silencio: «Luego será muy tarde y el silencio incómodo de los empresarios les hará cómplices», escribió en Twitter el 18 de septiembre.

Este 23 de abril de 2021 los medios de comunicación advirtieron que una maniobra del presidente para destituir a una comisionada del Instituto de Acceso a la Información Pública supone, en la práctica, la muerte de la institución. Este 23 de abril, Murray volvió a tuitear sobre el silencio: «Y el empresariado… sigue callado».

Ha criticado a su papá y también a quienes guardan un silencio que a él se le antoja cómplice.

«¿Y por qué creés que guardan silencio: no les importa o no ven el peligro?»

«Han estado calculando que pueden influir indirectamente vía Estados Unidos, por medio de personas como las exembajadoras Mari Carmen Aponte o Jean Manes, o de senadores como McGovern», dice.

Dice no tener dudas de que el país se encamina al desastre.

«Hay cierta ingenuidad en no creer que la cosa se puede poner peor, pero la realidad nos muestra lo contrario: lo vemos con que el reparto de la ayuda de 300 dólares que se desvirtuó al entregarla varias veces a la misma persona porque los registros muestran que hay varios números de documento único de identidad que repetidas veces recibieron el bono; también nos lo muestra la irrupción militar en la Asamblea Legislativa y lo vemos cuando el Hospital El Salvador no está terminado.»

El Hospital El Salvador quizás sea otra de las claves para la popularidad de Bukele. El gobierno anunció el 26 de marzo de 2020 que construiría «el más grande hospital de Latinoamérica» para atender personas con COVID19 y dijo que estaría listo en tres meses. Los tres meses se cumplieron el 10 de junio de 2020 y nada. Un hospital secreto. El gobierno nunca puso a disposición de la ciudadanía información básica sobre la construcción del hospital, y solo aseguraba que tendría mil camas de unidades de cuidados intensivos. Cuando la prensa solicitaba autorización para ingresar a observar la construcción del hospital que, en dos de sus tres partes solo consistía en adaptar la infraestructura del Centro Internacional de Ferias y Convenciones y equiparla, Bukele decía que todo periodista que deseara ir a reportear al lugar de la construcción podía hacerlo. Pero nunca se permitió el ingreso de la prensa.

Pasaron los meses, el 10 de junio no había hospital.

La pandemia se intensificó y alcanzó las tasas más altas de muertes en julio, cuando la gente desesperada no encontraba dónde pudieran recibirle a su familiar enfermo. Muchas personas murieron sin haber tenido la oportunidad de recibir atención médica. Unos días después de cumplirse el plazo para entrega, Bukele lo que inauguró fue una «primera fase» en la que infló los datos sobre camas UCI. Pasó el pico de la pandemia y el hospital nunca estuvo listo. Cuando la prensa preguntaba al ministro de Obras Públicas, Romero Herrera, cuándo terminaría el hospital, se limitaba a decir que no tenían fecha. Terminó el año 2020, el gobierno ignoró el aniversario de la firma de la paz, vinieron las elecciones legislativas y el hospital prometido no existía.

Finalmente, el 12 de abril de 2021, el presidente hizo un anuncio: esa caja blanca de tres pisos que se suponía sería la fase tres del Hospital El Salvador, ya no lo será. En su lugar, se convirtió en «megacentro de vacunación» contra COVID19.

Y en materia de vacunación, Nayib Bukele tiene algo de lo cual jactarse. Cuando a finales de marzo llegó un lote de un millón de dosis de la Coronavac, que es la producida en China por Sinovac, El Salvador subió a la cima de Centroamérica en cantidad de vacunas adquiridas, al superar a Costa Rica y Panamá.

Y, salvo el caos del primer día de servicio del megacentro de vacunación, los testimonios de la gente vacunada coinciden en que aparte de que la atención es buena, el servicio es ágil. Y Bukele, el publicista, sabe aprovechar estos éxitos. Aunque todo lo relacionado con las compras de las vacunas y con el plan de vacunación sea secreto, y aunque una negra sombra de sospecha de corrupción se cierna sobre el nuevo hospital.

Los millonarios saben que una cosa es popularidad, y otra cosa es hacer un buen gobierno. Pero en general se mueven con enorme discreción. Y eso, ante los ojos de Javier Simán y Patrick Murray, es pecado, dadas las circunstancias. «Los empresarios deberían pronunciarse en público y pedir reunión con el presidente para hablar sobre el rumbo del país», dice.

Apelar a Estados Unidos puede ser una vana esperanza. Y Nayib Bukele ya dio a entender que puede tensar la relación con Washington, D.C., si lo juzga necesario.

Mientras Donald Trump fue el inquilino de la Casa Blanca, Bukele estaba feliz. El gobierno de Trump había mostrado una actitud de dejar hacer, dejar pasar ante su «socio confiable» de Centroamérica, y ni siquiera cuando el presidente tomó militarmente la Asamblea Legislativa, Estados Unidos expresó alguna objeción pública clara.

Bukele y el embajador Ronald Johnson divulgaban fotografías de encuentros familiares en los que compartían cangrejos o recorrían en yate la costa salvadoreña.

Sin embargo, a medida que se aproximaba la elección en Estados Unidos y cuando Joe Biden cobraba fuerza, las voces críticas comenzaron a llegar desde el norte. Y ganó Biden, y vino el desencuentro.

De repente, la embajada destacaba la importancia que para Estados Unidos tiene la prensa, blanco de las frecuentes diatribas de Bukele. Personas cercanas a Biden advirtieron que a Washington le preocupan las conductas autoritarias y que aprecia la independencia de poderes y el respeto a la legalidad. De repente, Estados Unidos parecía hostilizar a su socio confiable salvadoreño.

El presidente Bukele, entonces, sacó la chequera y contrató millonarios servicios de cabildeo para intentar recomponer un vínculo que estaba deteriorándose. Y luego intentó una maniobra arriesgada: a inicios de febrero viajó en secreto a Estados Unidos para tratar de reunirse con oficiales o funcionarios importantes de la administración Biden. Nadie lo recibió. Pero Nayib Bukele, que ha probado tener predilección por la venganza, tendría oportunidad de desquitarse. La ocasión se produjo a inicios de abril, cuando rehusó recibir al enviado especial de Biden para Centroamérica, Ricardo Zúñiga.

La visita de Zúñiga dejó dos imágenes elocuentes: una, en la que el enviado especial anunció que Estados Unidos aportará dos millones de dólares para financiar la Comisión internacional contra la impunidad en El Salvador (Cicies), un organismo que supuestamente iba a gozar de las fortalezas e independencia que la Cicig, pero edulcorada por la limitación de poder solo «asistir» a las instituciones que son parte del problema de impunidad. No obstante, un informe de la Cicies sirvió como insumo a la Fiscalía General para que esta iniciara una investigación por más de 150 millones de dólares en compras durante la emergencia sanitaria por sospechas de corrupción. La otra imagen relevante fue una que divulgó la misma embajada de Estados Unidos: Zúñiga se reunió con algunos de los empresarios que se tomaron la foto con Bukele el 18 de mayo de 2020. En la imagen aparecen Roberto Kriete y Roberto Murray Meza.

Murray Meza es uno de los millonarios que, según Javier Simán, se sintieron engañados por Bukele y poco a poco fueron alejándose del presidente hasta garantizar una distancia adecuada que disipe dudas sobre con quiénes se alinea.

En los días previos a la visita de Zúñiga, Bukele tuvo un enfrentamiento en redes sociales con la congresista de origen guatemalteco Norma Torres. La política estadounidense forma parte del Comité de Asignaciones y advirtió que ella nunca daría su voto para aprobar el envío de un solo dólar a un gobierno que no mostraba compromiso en la lucha contra la corrupción. El episodio duró una semana y Bukele terminó pidiendo por Twitter a la población votante en Estados Unidos que en la próxima elección se abstengan de votar por Norma Torres.

Esta declaración tuvo repercusiones: otro congresista que ha estado muy atento a lo que ocurre en El Salvador en los últimos años lanzó una advertencia a Bukele. Albio Sires, miembro de los comités para Asuntos Exteriores y para Presupuesto de la Cámara de Representantes, dijo que si el presidente salvadoreño continuaba con su interferencia en las elecciones de Estados Unidos, tendría que ser declarado como «una amenaza a la seguridad nacional».

Palabras mayores.

Y palabras mayores son las que tienen en El Salvador algunas de las personas que firmaron el pronunciamiento del 16 de enero, para referirse al gobierno de Bukele.

Cuando al rector de la UCA, Andreu Oliva, se le pregunta por qué si Bukele ya irrumpió con militares en la Asamblea, incurrió en desacato repetido ante la Sala de lo Constitucional, ha iniciado el desmontaje del Instituto de Acceso a la Información Pública y ataca sistemáticamente a la prensa independiente, el pronunciamiento «En defensa de la democracia» habla solo de «un riesgo de retroceso democrático», no de un retroceso democrático de hecho, su respuesta es aclaradora: «Es que es cierto, ya ha habido retroceso, pero no se ha institucionalizado, y hay grandes posibilidades de que sí se institucionalice a partir del 1 de mayo cuando tenga el control de la Asamblea Legislativa».

Oliva sí cree que Bukele es un dictador en ciernes, un presidente que desea gobernar sin que nadie le haga ruido.

Enumera como sustento «el hecho de querer disolver la Asamblea Legislativa el 9 de febrero de 2020; no ha negado su ambición por la reelección presidencial, un tema en el que ha sido muy ambiguo; ha buscado el apoyo de la Fuerza Armada a sus actuaciones abusivas y ha puesto en la dirección de la Policía Nacional Civil a alguien que proviene de los anteriores cuerpos de seguridad pública…»

Y si Oliva es pesimista, Claudia Cristiani lo supera con creces. Dice tener dudas del poder real que puedan tener los empresarios para intentar preservar la democracia salvadoreña. Entrevistada dos días después de las elecciones en las que el partido del presidente arrasó con los escaños de la próxima legislatura, estaba desolada. Sus primeras palabras fueron estas: «El proyecto democrático de El Salvador murió el domingo, con el resultado de las elecciones».