Lucha popular y alianzas políticas contra el régimen Bukele.Roberto Pineda. 6 de octubre de 2021

Introducción

En la experiencia centenaria de lucha de la izquierda salvadoreña, la construcción de alianzas ha sido un elemento central de su visión estratégica. Las veces que se ha lanzado en solitario  a la disputa por el  poder por lo general ha fracasado,  mientras que las veces  que lo ha hecho acompañada,  ha logrado el triunfo, o avances significativos. 

La construcción de alianzas es un arte que requiere de ingenio, claridad de objetivos y de mucha madurez política. En enero de 1932 la dirección del Partido Comunista, incluyendo a Farabundo Martí, decidieron rechazar la alianza con las fuerzas civiles y militares del araujismo, jugárselas con sus propias fuerzas  contra el dictador Martínez y fracasaron, militar y políticamente.  Como resultado de esta derrota, pasaron largos años para reconstruir la izquierda y el movimiento popular.

Por otra parte, el general Martínez únicamente pudo ser expulsado del poder, en las jornadas de abril y mayo de 1944, mediante una amplia alianza de fuerzas, que iba desde la Embajada estadounidense, militares antimartinistas, fuerzas democráticas aglutinadas alrededor de Arturo Romero, hasta los revolucionarios de un todavía debilitado Partido Comunista.

Y las fuerzas de la dictadura militar contraatacaron en octubre de ese año, y de nuevo, la división en el bloque popular, entre el PUD y la UNT, entre fuerzas democráticas y revolucionarias, entre otras razones, les permitió que garantizaran la continuidad de la dictadura militar.

En la actualidad la vida política nos coloca de nuevo frente a un escenario de amplias alianzas. Y en este campo, en la izquierda existen dos posiciones extremas, la de los que temerosos de contaminarse prefieren asumir una actitud sectaria, aislacionista  y rechazar todo tipo de alianzas así como la de aquellos que desde una visión oportunista buscan y aceptan todo tipo de compromisos y terminan siendo instrumentos de las fuerzas del sistema.

Lo adecuado en la tradición leninista, es aceptar el reto  de aliarse con otras fuerzas para luchar por objetivos comunes, y esforzarse por conquistar la dirección  de la alianza, pero sin garantías previas, ya que siempre es una disputa política. Esta ha sido la experiencia de la izquierda como PCS en 1944, en 1959-60 con el FNOC, en 1971-1977 con la UNO, en 1979 con el Foro Popular. Y ya como izquierda unificada  con el FDR de 1980 a 1987.

El mismo FMLN fue de hecho durante toda la Guerra Popular Revolucionaria, 1980-1992, una gran alianza estratégica entre diversas fuerzas de izquierda. Cada una de las fuerzas (FPL, ERP, PRTC, RN y PCS) tenía su propia estructura política y militar, y su propia visión ideológica, unificada alrededor del objetivo político supremo de derrotar a la dictadura militar.

Luego de cumplido ese objetivo político en 1992, la alianza se rompió. Y ya el partido FMLN actual es el resultado de una nueva alianza, esta vez entre sectores de las FPL y del PCS.  Afuera de esta nueva alianza quedaron el ERP, la RN y el PRTC. Y hoy esta alianza entre FPL y PCS entra en crisis luego de la derrota del FMLN en el 2019.

Y surge en el FMLN la necesidad  de una nueva alianza, con nuevos componentes, o la de decidir seguir caminos separados. La historia nos dirá en esto, cuál será el rumbo. Pero esta situación de división afecta directamente su capacidad para incidir decisivamente en la actual coyuntura.

A continuación hacemos una apreciación sobre la cabalgata electoral latinoamericana, sobre la situación socio-económica del país, sobre cinco grandes temas del debate popular y precisamos algunas perspectivas.

La avalancha electoral latinoamericana

Y la construcción de alianzas desde la izquierda y el movimiento popular salvadoreño para enfrentar el desafío de Nuevas Ideas y del presidente Bukele, estará seguramente influenciada por la avalancha electoral latinoamericana, que prefigura un segundo giro a la izquierda.

 Estamos hablando de una serie de procesos electorales  que van a determinar el rostro de los gobiernos latinoamericanos, y las cambiantes correlaciones políticas  para este complejo periodo.

Este proceso ya está en marcha. El 15 y 16 de mayo se eligieron en Chile los miembros del Congreso Constituyente que redactará una nueva Constitución. La elección fue ganada por los partidos de izquierda y el movimiento popular, la derecha fue vapuleada, tanto que la presidente electa del CC resultó ser la lideresa del pueblo mapuche, Elisa Loncon.

En México en junio de este año en la elección de gobernadores y diputados, la coalición Juntos Hacemos Historia (Morena, Partido Verde y Partido del Trabajo) mantiene la mayoría simple en el Congreso de los Diputados, pero no llega a ganar la mayoría calificada. Se enfrentó a la oposición, coaligada alrededor del frente Va por México (PAN-PRI-PRD). El PT cogobernante es un partido que forma parte del Foro de Sao Paulo, lo mismo que el FMLN.

El 6 de junio Pedro Castillo, gana las elecciones presidenciales en Perú y el 28 de julio  asume la presidencia para el periodo 2021-2026 , con un programa de izquierda, de transformaciones revolucionarias,  que incluye una nueva Constitución y una reforma agraria, y bajo una feroz oposición oligárquica.  

Le sigue Nicaragua, con elecciones presidenciales el 7 de noviembre, donde el FSLN, del Foro de Sao Paulo, donde los sandinistas al mando de Daniel Ortega tienen garantizada su continuidad, ya que decidieron no enfrentar ninguna oposición real. Le sigue Argentina  con elecciones legislativas el 14 de noviembre,donde está en serio peligro la estabilidad futura del gobierno peronista de Alberto Fernández. 

El 21 de noviembre, en Venezuela el PSUV, del Foro de Sao Paulo, enfrenta elecciones municipales y de gobernadores, frente a una oposición dividida. Ese mismo día, elecciones presidenciales en Chile donde los sectores de izquierda Chile Digno y Frente Amplio  llevan como candidato a Gabriel Boric.

Le sigue  Honduras  con elecciones presidenciales, legislativas, y municipales el 28 de noviembre, en las que Xiomara Castro  del partido de izquierda, Libre, del Foro de Sao Paulo, tiene una fuerte ventaja. Le sigue en Costa Rica elecciones presidenciales el  6 de febrero de 2022, con la participación del Frente Amplio, del Foro de Sao Paulo,  con José María Villalta como candidato presidencial. Le sigue Colombia en Mayo de 2022 con la participación del senador  Gustavo Petro, como candidato de  izquierda y concluimos este recorrido, con la posible candidatura de Lula del PT, en Brasil para las elecciones presidenciales de octubre de 2022

La situación socio-economica

Otro aspecto clave a registrar es el de la situación socio-económica, ya que algunos opinan que el régimen va a caer como resultado de su incapacidad para gestionar la economía del país. Y para este apartado recurro a la investigación realizada por el economista chileno Claudio de Rosa, exasesor de ARENA y hoy del staff de la Universidad Francisco Gavidia. En su Segundo Informe sobre la Situación de País 2021[1] revelan los siguientes datos del primer semestre de 2021:

recuperación de la economía, el PIB  crecerá entre 5.7% y 6.2$ (en 2020 hubo un decrecimiento del 8.4%). Será hasta 20202 que se alcanzara las tasas de 2019. El Banco Mundial este día duplicó su perspectiva para El Salvador desde un 4.1 % que previó a marzo y ahora pronostica un 8 % para 2021. El 8 % que pronostica el Banco Mundial es inferior al 9 % oficial del Banco Central de Reserva (BCR).

– aumento de la inflación que llega al 3.0%, determinada por los precios de combustible y la demanda interna

-aumento de las exportaciones en un 41.6%  que alcanza la cifra de $3,658 millones, pero a la vez aumento de importaciones, lo cual genera un déficit en la balanza de pagos. Importaciones aumentan un 47. 7% lo que equivale a $7,011 millones, debido a mayor actividad económica.

-se crearon 12,368 nuevos empleos, pero aún falta por recuperar 29,351 del periodo prepandemia.

-aumento histórico de recaudación tributaria, que ronda los $600 millones.

-aumento de $675 millones en deuda pública total respecto a diciembre de 2020. Alcanza la suma de $23,298 millones (89.8% del PIB).

-banca privada aumentó el crédito en $365 millones  y su saldo llegó a $14,547 millones, con una mora bajísima (1.9%).

-474,000 empleados públicos y privados recibirán el aumento del salario mínimo

la pobreza aumentó de32.2% en 2020 a 33.3% en 2021 (2.28 millones de personas). De estas un 7% (476 mil personas) en situación de pobreza extrema, con grave riesgo de desnutrición.

-aumento histórico de remesas familiares  de un 45.3%, respecto a 2020. Alcanzan la cifra de $3,658 millones, de los  cuales el 95% vienen de USA. 

Los 5 grandes temas del debate popular.

Las marchas del 15 de septiembre, que por su significado puede compararse  a la del 22 de enero de 1980,  han dado lugar a una nueva correlación de fuerzas, en la cual el movimiento popular y social se encuentra a la ofensiva. Y del estéril y confuso debate interno sobre la década pasada se ha pasado al debate sobre las perspectivas de victoria sobre el régimen de Bukele.

El 15 de septiembre marcó un cambio de calidad en el ánimo de la gente de los sectores populares organizados, y esto es  lo fundamental, la disposición a luchar, la continuidad en el accionar de calle. Ya que cuando se precisa al enemigo,  la perspectiva estratégica se define con mayor claridad.

En este debate que se canaliza en las redes sociales y en las reuniones del movimiento popular y social, y que podemos simbolizar con la imagen de una fiesta,  sobresalen cinco grandes temas.

El primero es ¿Quién y para qué se organiza la fiesta?  Qué se pretende con la fiesta? Es una fiesta orientada hacia la transformación social? o es una fiesta para garantizar la restauración oligárquica? O es una fiesta de desenlace imprevisto? ¿Desplazamiento o debilitamiento de Bukele?

Por el momento hay dos agrupaciones que se están disputando públicamente la convocatoria de la fiesta: la Resistencia Salvadoreña (que convocó a marcha el 30 de septiembre) y la Resistencia Popular (que convoca a marcha para el 17 de octubre). Pero no son todas, otras agrupaciones ( MShV, CSMP, CNTS/AGEPYM) han optado por la prudente espera, wait and see.

El segundo es que ¿tipo de música se le imprime a la fiesta?, como bailamos en la fiesta, o las formas de lucha. Y lo interesante es la variedad de opiniones. Algunos se inclinan por la música estadounidense, con presiones y retenciones de visas, otros, por las trompetas de las marchas militares, orquestadas desde los cuarteles, otros por la música de cámara empresarial, con su respectivo paro de labores, otros se remiten al redoble insurreccional. Todo esto era impensable hace un mes, hablar de golpe de estado, insurrección, paro empresarial, intervención de la OEA, movilización popular, huelga general, memes, caricaturas, etc.

El tercero tiene que ver con las alianzas, el movimiento popular y social debe decidir ¿a quienes invitamos a la fiesta? ¿Es válido invitar a ARENA? ¿Es válido invitar a la ANEP? ¿Es válido invitar a Jean Manes? ¿O la fiesta es exclusiva para el movimiento popular y social? Y ¿si invitados controversiales se aparecen sin invitarlos? Los sacamos? Los dejamos? Quién invita? Quién decide?  La resolución de esta ecuación política está vinculada a la amplitud que asuma el movimiento de oposición.

El cuarto es ¿quién paga la fiesta? El que paga los músicos decide las rolas. ¿De dónde salen los recursos? ¿Quién paga el transporte, la comida, las mantas? Es válido recibir financiamiento de la AID para enfrentar a Bukele? O de la Open Society de Soros? Preguntas válidas y de mucha actualidad.

El quinto es ¿A qué horas convocamos a la fiesta? Algunos piensan que ya estamos atrasados,  que para la insurrección debimos de haber convocado para el mismo mes del bicentenario. Otros que debe ser antes que concluya el 2021, porque si no se va a consolidar el régimen de Bukele. Y otros, quizás más avezados en estos menesteres, hablan del 2024 como fecha fatal, por lo que existen los tiempos adecuados para construir el instrumento de lucha, que seguramente será un gran frente opositor electoral, que rebase a los partidos políticos. 

Perspectivas

La tendencia principal, la orientación del desarrollo político es hacia la profundización de la crisis política a partir del aislamiento nacional e internacional del régimen del presidente  Bukele. Pero esto puede revertirse en la medida que el proyecto político dominante logre imponer su visión, mantener sus niveles de popularidad e impulsar medidas populistas que le permitan su consolidación, como puede ser la reforma de pensiones. 

Pero es evidente que presenciamos el momento de mayor debilidad del régimen, aislado nacional e internacionalmente, y con la perspectiva de una oposición popular y social desafiante en las calles, así como de la posibilidad de construir desde ya un amplio frente opositor, que derrote electoralmente al presidente Bukele en 2024.


[1] https://comunicaciones.ufg.edu.sv/storage/observatorios/July2021/Lunv9pxbg5NvSIWr9e8H.pdf

Bukele recurre a viejos enemigos para alimentar su narrativa (Editorial de LPG, 5 de octubre de 2021).

Bukele está urgido de reivindicar una victoria. La que sea.

Ya no puede repetir la línea de que su gobierno manejó la pandemia mejor que la mayoría de vecinos ni que su gestión ha sido de las más aplaudidas en el mundo. Hasta los seguidores más fieles del oficialismo saben que un año después, las cifras de contagio son más alarmantes que cuando el gobierno tuvo encerrada a la población, meses en los que el terror de las familias fue el principal patio de juegos del mandatario.

La línea discursiva contra Estados Unidos tampoco le es gratificante porque, aunque la matonería le gane la mayoría de veces y le mal aconseje en sus bravatas adolescentes, el único flotador diplomático que le queda so riesgo de resignarse a circular entre Nicaragua, Cuba y Venezuela como paria es el del reconocimiento de la administración Biden. Así que sólo los troles y alguno de los desechables diputados de Nuevas Ideas y GANA se permiten ligerezas contra esa nación; Bukele apenas y lo insinúa, es terreno vetado para su narrativa.

Contra las pandillas, curiosamente Bukele ha bajado el tono, la temperatura, el énfasis. Hace dos meses y medio que no se refiere a ellos, desde que rodeado de militares prometió que habría una persona brindando seguridad por cada pandillero. Desde entonces, los magistrados que sus diputados impusieron en la Corte Suprema de Justicia se han encargado de blindar a los jefes pandilleriles más importantes para que no se les extradite y publicaciones periodísticas han corroborado que el director de Centros Penales sostiene encuentros con esa cúpula delincuencial.

Desprovisto de enemigos contra los cuales reclamar una victoria, un ingrediente sin el cual la narrativa personal y la oficial no caminan, el mandatario recurre a lo que siempre le funcionó, al clásico: a «la oposición».

La oposición fraguó conspirativamente la marcha del 15 de septiembre, a la que poco le faltó al mandatario para declararla ilegal después de la burda infiltración de un grupúsculo de matones; la oposición es la que planeó el bombardeo contra las criptomonedas, cree Bukele, pese a que los estudios de opinión continúan consignando el malestar ciudadano. Una y otra vez, «la oposición».

Es un concepto recurrente de los manuales de propaganda política: reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo para que constituyan una suma individualizada. Es el principio del método de contagio.

Un ejemplo bueno y fresco lo brindó Bukele ayer, cuando celebrando que el bitcóin cerró la jornada al alza, se animó a salir de la trinchera en la que la situación del país lo mantiene agazapado y celebrar que pese a lo que «la oposición» invirtió en «analistas, portadas, noticias, manifestaciones, críticas de la comunidad internacional, ataques», el activo digital ha sido un éxito.

Según ese comentario, todo lo que se ha dicho contra la implementación de la moneda digital, las críticas nacionales e internacionales para esa medida por lo que supone de riesgo para la economía salvadoreña, la falta de transparencia y visos de conflicto de interés y nepotismo que la rodean así como la auténtica confusión de muchos ciudadanos son artificiales, una herramienta construida por los enemigos del presidente para empañar su genialidad.

Desde hace meses, se ha advertido desde esta tribuna que en la narrativa del presidente, el ellos, el otro, el enemigo, es una etiqueta que le calza a cualquiera que se oponga, que se atreva a cuestionar, fustigar o criticar, que se manifieste, que tenga criterio independiente. Quizá el porcentaje de salvadoreños que se consideran opositores al régimen sea humilde pero Bukele siempre tendrá espacio de sobra para incluir nuevos enemigos en su visión del país: el único requisito es preguntar. Y le apetecen los enemigos porque sin ellos no hay conflicto, guerra ni promesa de victoria para los que todavía encuentran entretenido verlo incendiar al país.

O Guisa o Praga. Editorial de La Tizza. La Habana. 1 de octubre de 2021

A ser yo orador, o concurrente a Juntas, que no otra cosa significa entre nosotros la tal palabra, no sentaría por base de mi política eso que los franceses llamarían afrentosa hésitation [vacilación]. O Yara o Madrid.

José Martí

El ciclo político que irrumpió en el espacio público cubano el último fin de semana de noviembre del 2020 aún no ha cerrado. Por el contrario, entra en su fase más aguda de disputas, y el primer aniversario de esa fecha se perfila como la puesta en escena de una gran confrontación.

El día seleccionado es el 20 de noviembre. Anunciado como por un cálculo banal — el primer sábado después de la apertura al turismo — , vocero de propósitos en apariencia humanitarios — contra la violencia, por el cambio, por la democracia, etcétera, todas en este nivel de abstracción y sin apellidos — , encubridor de su contenido político con una retórica legalista sobre el derecho a manifestarse. En resumen, portador de lo más «limpio»: lo más cívico, lo más pacífico, lo más plural.

La marcha, sin embargo, no elige su fecha por azar matemático, antes bien, la propia fecha dice lo que la marcha se propone, a lo que aspira: no es una marcha sobre el presente de Cuba sino la conmemoración de una historia prestada, re-run, re-play, reboot, refrito: el 20 de noviembre de 1989 comenzaba en Checoslovaquia la «Revolución de Terciopelo», y se ponía en movimiento la secuencia que llevó al fin de aquel «socialismo». Nada más parecido al Foro Cívico de Vaclav Havel que este Archipiélago de Yunior García — aunque esta segunda vez no acontezca siquiera como farsa — . Y aunque a Checoslovaquia y Cuba las unieran una vez la misma palabra, socialismo, hay entre las dos historias nacionales una diferencia fundamental que es favorable a Cuba y se sustenta en la autenticidad y radicalismo de su revolución.

Con la mirada puesta en el antecedente señalado, hay que replantearse la iniciativa de esta contrarrevolución «respetuosa» de una legalidad que «le favorece». La pregunta sobre la convocatoria que ha lanzado Archipiélago se está dirimiendo en términos en los que solo el bloque político que la enuncia puede vencer: ¿se puede o no autorizar la marcha contrarrevolucionaria del 20 de noviembre? Para esta pregunta, formulada en tales términos, no existe respuesta capaz de beneficiar a los intereses del pueblo, de la Revolución.

Si la manifestación se autoriza — y si se autorizan en general las manifestaciones contrarrevolucionarias — se legitimará el accionar imperialista en la política interna y se abrirá una grieta por la que fluirían libremente el consenso y el deseo capitalistas que se han ido acumulando durante años en un sector de la población, y que se refuerzan con la situación excepcional de crisis en que vivimos. Una concesión así puede desbordarse en una situación de consecuencias políticas impredecibles. En caso de prohibición de la marcha, se desatará la campaña contra el poder del Estado para lacerar más su credibilidad y alimentar el martirologio de los miembros del bloque político de Archipiélago.

No nos corresponde responder la pregunta que plantea Archipiélago, esa duda tramposa que solo ofrece respuestas simples de «sí» o «no» que, con independencia de la selección, serán caldo de cultivo para sus intereses reaccionarios. Los revolucionarios cubanos tenemos el deber de formular una pregunta mejor, más compleja, comprometida y lúcida: ¿cómo satisfacer el deseo de protesta, de rebeldía, de insumisión desde el campo de la Revolución y en favor del socialismo?, ¿cómo lograr que ese flujo político, lejos de atentar contra el poder revolucionario, lo refuerce? Estas preguntas, por supuesto, no se responden con sanciones legales o disposiciones policiales, tampoco con una mejoría económica ni con campañas de comunicación: esta misión histórica que impone la Revolución sobre nuestros endebles hombros requiere de un amplio y desmedido despliegue de política revolucionaria.

Por otro lado, los nuevos aspirantes a opresores necesitan acotar el ámbito de la rebeldía a los estrechos marcos de la nación para extraer de la ecuación los factores externos de la crisis — de los que son astilla — y quedar en mejores condiciones de presentar su ilusión de capitalismo viable. Por eso nuestra rebeldía comunista ha de ir al unísono contra la injusticia institucional y contra la opresión capitalista e imperialista a nivel internacional. Hemos cedido terreno en ambos sentidos, como demuestra la impunidad de tanto oportunista, la soledad de la Tribuna ante la embajada gringa y la reducción del internacionalismo popular a tarea diplomática.

Urgen, pues, respuestas que pongan el acento sobre la recomposición de la hegemonía, del consenso de la Revolución y de su proyecto socialista. Si recordamos los sucesos del 11 y 12 de julio, el énfasis de la crítica en la «indecencia» y la violencia, su fijación en el orden y el derecho revelan sus límites: si lo único a mencionar de los manifestantes de aquellas jornadas eran sus «obscenidades», «mal vestir», «peor hablar», su «desorden sin permiso» en medio de la pandemia, su espontaneidad reaccionaria, su violencia ciega sin objetivo «claro», ¿qué reclamar entonces a estos liberales bien portados, cargados de cartas, hasta con permisos pedidos, comedidos y ecuánimes, con reglamentos e itinerario?

Es la diferencia política entonces, es la propuesta y el proyecto de país lo que está sobre la mesa, es el futuro de Cuba, su Revolución y su apuesta socialista, frente a este cosplay checo de segunda mano. La manifestación propuesta para el 20 de noviembre no solo es, de facto, la «Marcha del Partido Liberal», y, en cuanto tal, no puede ofrecerle al pueblo ni un programa positivo, sino que es, además, la avanzadilla de representantes de la agenda de Washington: es imposible que puedan enarbolar un proyecto de país decoroso.

El «día después» de la marcha será el de la liberalización de nuestra economía, de la subordinación de nuestra política a los designios de Estados Unidos, de la promulgación de leyes sociales conservadoras que nos hagan retroceder decenas de años. Será el día en que una parte blanca y anticomunista de la emigración que envía remesas a Cuba tome las riendas y profundice la discriminación racial, esta vez con un fundamento económico reforzado. No es un futuro independiente, no es una marcha independiente, sus promotores no son independientes ni buscan independencia alguna: son cómplices, conscientes o no, del imperialismo y buscan la sumisión a este.

Si su defecto fuese solo pecar de liberales, quizás aún merecerían el perdón de la historia. En lo absoluto, la historia jamás perdonará las transfusiones, transferencias y trasplantes de los que participa esta derecha nuestra en sus relaciones con otras derechas del mundo, más o menos reaccionarias; en particular, sus conocidas alabanzas a connotados presidentes conservadores del hemisferio. Tampoco perdonará la manera indecorosa en que replican, con aires «nuevos», la vieja política proimperialista y anticomunista del eje Washington-Miami, su defensa implícita o expresa del bloqueo y las nuevas sanciones que lo refuerzan, o los llamados a una intervención militar. No hay, no puede haber, ni un mínimo de patriotismo, ni un mínimo de amor al pueblo, ni un mínimo de decoro en personas que defiendan estas políticas.

¿Y qué izquierda será esa que frente a su propia incapacidad, en su ingenuidad suicida, se propone alegre como furgón de cola de los enterradores de la Revolución, porque busca desesperada «una salida»? Siempre dispuesta a disparar algo de pintura roja para colorear como defensores de los humildes, no solo a los enemigos de un Estado y un proyecto, que lo son y así se piensan, sino a los futuros constructores de otro Estado (liberal), aliado de la derecha internacional donde su crítica anticapitalista, marginada y marginal, no tendrá cabida y conocerán, sin dudas, la fuerza destructiva del capitalismo.

Hay ideología en toda proyección social, y aún más en toda proyección política. Los derechos humanos son políticos, la intervención humanitaria es militar, el civismo se subordina a la hegemonía. Es difícil aceptar una «izquierda» que desea el triunfo de esta marcha. Pareciera que en su afán opositor aspiran en verdad a correr el mismo destino de las izquierdas bajo los regímenes capitalistas; es como si desearan ser «alternativos» solo en el capitalismo; se trata de la aspiración de cierta izquierda a quedar viuda de las revoluciones, como señalaba Eduardo Galeano. Pero tendrían que ascender demasiado en principios y claridad política para resistir con la audacia de nuestros camaradas oprimidos de Chile, Colombia o Estados Unidos ante el terror conjunto del Estado y el capital. Mas, si no llegara a asustarles este deseo inconsciente suyo, deberían al menos aceptar que la consecuencia inmediata de su triunfo como grupo político implicaría la instauración del capitalismo en Cuba, para desgracia de los oprimidos de esta tierra.

Esta convocatoria a marchar el 20 de noviembre invoca a una nación sin apellidos. No menciona el socialismo porque sabe que este dotó de contenidos emancipatorios a lo nacional, de una forma en que la república burguesa neocolonial jamás hubiera podido. Esos que hoy nos invitan a marchar no realizan recuperación alguna de los contenidos más radicales de nuestras tradiciones de lucha por la emancipación, afincadas en la necesidad de resolver los problemas más acuciantes de los humildes. No veremos en sus discursos ni el antimperialismo, ni la igualdad o la justicia social, reivindicaciones populares que se ganaron en la lucha. Quieren darle la libertad a los esclavos después de 1886, democracia y derecho a la manifestación al pueblo después de 1959, Constitución del 40 después de la de 1976. El problema de su tiempo histórico no es el futuro, porque su único futuro es el pasado.

Que esta paradoja sea posible es, en parte, responsabilidad del campo revolucionario, responsabilidad nuestra. Que el pasado parezca moderno es un resultado también de nuestros retrocesos, abandonos, ausencia de profundizaciones en el programa de la Revolución, de la escasez de debates, de las dificultades en el ejercicio de un verdadero poder popular. Ellos han avanzado ahí donde retrocedimos.

Hemos creído que los procesos históricos son irreversibles, que los derechos son para siempre. ¡No!, es necesario seguir triunfando porque en cada batalla le va la vida a la Revolución. No olvidemos que Fidel, en el modo en que escogió morir, nos dijo: ¡No sean adoradores de estatuas o escuelas de nombres notables, sean revolucionarios, hagan la Revolución! No basta gritar ¡yo soy Fidel!: toca serlo.

Hay una lección histórica, traumática, que nos lega el 11 de julio a los revolucionarios cubanos. Si el 27 de noviembre la izquierda emergente podía tomar el liderazgo, ese día de verano solo el campo de la Revolución en su conjunto, con el Estado y el Partido a la cabeza, podía dar frente al evento, y solo desde ahí tenía capacidad de respuesta.

Nosotros, en tanto comunistas y revolucionarios, soñamos un mundo sin capitalismo y sin Estados. Pero entendemos, al unísono, la necesidad de un gran poder de la Revolución que sostenga y haga efectivo su aun mayor proyecto emancipador: la forma actual de ese poder se encuentra en cómo se resuelven las tensiones entre el Estado que sobrevino a la Revolución y los revolucionarios que le exigen su profundización comunista. Ante el Estado, es nuestro deber criticarlo en todo, presionarlo siempre, para que sea cada día más del pueblo, de la Revolución, del socialismo, de la democracia. No tendremos más socialismo si no hacemos a nuestro Estado más emancipador y emancipado, pero tampoco tendríamos socialismo si nuestro Estado se debilitara hasta un punto de no retorno. Es esto último, precisamente, lo que pretenden lograr parte de los entusiastas del 20 de noviembre.

Un 20 de noviembre que nos lleva, como pueblo, a los mismos lugares de hace treinta o sesenta años, cuando no peores: no hacia sociedades prósperas para todos, sino hacia la clausura de toda posibilidad de democracia y justicia más allá del capital y el parlamentarismo. Lejos de su pretendido pacifismo, sería esta una fecha violenta, no solo porque pretende saltarse un orden democrático establecido, sino por su servilismo, activo o pasivo, a la hostilidad de los Estados Unidos. No es otra la «paz» que proponen que la de los sepulcros de todo futuro en los estancados lodazales de lo igual, lo «normal», y no más que borrar toda victoria que, a diferencia de la de la Plaza Wenceslao o de los Astilleros de Gdank, este pueblo conquistó a costa de la sangre de miles, defendió con las armas y sostuvo en su esperanza.

Aquel ciclo de ofensiva reaccionaria abierto el 27 de noviembre podemos interpretarlo como la breve pero intensa campaña de verano que desatara la dictadura de Fulgencio Batista contra el Ejército Rebelde en la Sierra Maestra. Para vencer este aluvión de campañas contrarrevolucionarias, acciones anticomunistas, propagandas de odio, bloqueos económicos, articulaciones burguesas, políticas imperialistas, anticubanas y procapitalistas, debemos repetir el gesto audaz de los barbudos: de la organización de la resistencia a la contraofensiva estratégica. Nuestro 20 de noviembre no será, pues, aquel de 1989 sino el de 1958. No el de Praga, sino el de Guisa: el de la batalla de Guisa. No los últimos días de la experiencia checoslovaca, sino los primeros días de los cruentos combates finales del Ejército Rebelde, finales que iluminaban nuevos comienzos.

Por supuesto, ni esta derecha está organizada como una sanguinaria dictadura, ni el campo de la revolución se reduce a rebeldes y clandestinos; tenemos, por el contrario, una historia de revolución en el poder que es preciso continuar de la manera más leal posible a su proyecto radical de emancipación.

Debemos apostar por una solución de máximos, adelantar las leyes que profundicen la democracia socialista, abrir un debate público y masivo sobre la participación y la democracia. El socialismo no puede permitirse el lujo de abdicar de las llamadas libertades políticas y dejar ese resquicio abierto a la oportunista explotación de sus enemigos. ¡No!, el socialismo conoce formas de libertades políticas y democracia popular superiores a lo que pudiera ofrecer el capitalismo. La historia de la Revolución nos ofrece la posibilidad de retomar y ampliar sus conquistas en este sentido: fortalecer el poder popular a todos los niveles, retomar la Asamblea General Nacional que sancionó las dos declaraciones de La Habana, recuperar el mecanismo de los parlamentos obreros, potenciar el rol de los sindicatos, y más.

Se agrandaría así el consenso de la Revolución, mas no por eso dejaríamos de tener enemigos. No podrá entonces temblarnos la mano para trazar la raya que nos separa: ni un paso atrás ante el consenso de las mayorías, nada que ceder ante el imperialismo y sus sirvientes; ni un paso atrás ante las conquistas de la Revolución, nada que ceder ante las fuerzas destructivas del capitalismo.

Ese es el gesto de rebeldía que necesitamos abrazar como pueblo. Por eso repetimos junto a Martí: ¡o Guisa o Praga!; o la recuperación de la rebeldía por y desde la Revolución o la protesta destructiva de un liberalismo esclerótico; o el relanzamiento de una hegemonía que ponga en su centro la emancipación o el retorno a un país sin esperanzas ni futuros; o la profundización del socialismo en Cuba o el fin de la Revolución cubana.

La situación en que nos encontramos puede leerse como una crisis sin soluciones o como una oportunidad. Pero esta no se nos brindará por sí sola, habremos de construirla. Guisa no se nos dará como mera fecha del calendario. Debemos hacer a Guisa nuestra, refundarla. Guisa no es un lugar del pasado que se pueda reactivar por mera declaración discursiva, sino un espacio que arrancarle al presente con una nueva praxis revolucionaria, un campo de batalla actual desde el cual luchar, esta vez y siempre, por el triunfo de la revolución, que tendrá que ser el triunfo de los que cayeron en su lucha por un mundo mejor, el triunfo del socialismo, el triunfo de la utopía, el triunfo del pueblo: si de lucha se trata.

#Cualeslaruta. José Afane. 27 de septiembre de 2021

Ya nos dimos cuenta de que El Salvador camina como el cangrejo: en retroceso, sin progreso, con sobredosis de caprichos y discordia. Todos aspiramos a un verdadero «cambio», palabra trillada en nuestro país, nada creíble. Todos somos bombardeados de pura paja, ahora sin instituciones que nos amparen, solo corrupción y dictadura. La población civil nos hemos quedado sin espacios, sin independencia judicial, y pronto nos bañarán de gases lacrimógenos. Estamos fritos. Veamos cuáles son las alternativas de «ruta» que pudiésemos tomar:

El primer camino: Sobrevivir hasta 2024, acudir a las urnas, y sacarlos por el voto. La población está abriendo los ojos (las encuestas lo demuestran), y los abriremos aún más con la tormenta que se viene y con los trapos chucos que no dejan de salir al sol.

Que Bukele escuche y se vea en el espejo: Urge un baño de humildad para que corrija rumbo. Déselo por su padre, el Dr. Armando Bukele, escuche sus consejos. Calme su sed de poder; escuche a los diferentes actores; haga alianzas con inversionistas éticos; no se pelee con los gringos; active asocios público-privados; deje de comportarse como niño caprichoso; fomente la unión, no más división.

Golpe constitucional: Misión imposible pues los jueces impuestos en la Sala de lo Constitucional ya están en la lista negra gringa por corruptos y antidemocráticos. ¡Cortados con la misma tijera que el presidente! Menos mal la señora Manes dice tener más pruebas de chanchullo.

Golpe de Estado a cargo de la Fuerza Armada: ¡Ojalá! Pero no nos entusiasmemos pues el ejército de Bukele es igualito al de Maduro. Como claramente expuso la Mrs. Manes, están copiando el guion del libro textualmente. Jamás se atreverán a sacar a Bukele en pijama, como lo hizo el ejército de Honduras con Zelaya. Diferentes niveles de testosterona.

Huelga de brazos caídos: «Ahí te vas a estar, María, hasta que don cerote renuncie».

El problema es que todos tenemos que llevar el pan a la mesa; no nos podemos quedar ni con brazos cruzados, ni con brazos caídos. Pero sí necesitamos salir más a la calle a exigir nuestros derechos, a gritar nuestro descontento.

Sobornar a los serviles: Como lo hizo Churchill cuando sobornó a los militares de Franco para que no se unieran a Hitler. Hay muchos corruptos alrededor del dictador que tienen precio, el problema es que ya están bien maiceados. A uno de ellos lo dejaron vender 42,000 saquitos de comida, destinados para paliar el hambre de los salvadoreños. ¡Descarados!

Acción internacional: Un golpe desestabilizador al bloquear remesas, prohibir negocios, frenar ayudas. Esto tambalea a cualquier gobierno sin recursos. Lo que sucede es que cada país tiene sus propios problemas, no les interesa El Salvador.

Estamos como estamos por darles cheque en blanco en la Asamblea; por el cambio radical a las reglas constitucionales; por la imposición de medidas extremas como estados de excepción, anarquía y control de los poderes del Estado.

Entonces ¿cuál es la ruta? Unirnos, señalar lo que no nos parece, no tener miedo; por el amor de El Salvador, estas pésimas nuevas ideas tienen que terminar.

Instigación y conspiraciones en el Bicentenario. Francisco Martínez. 20 de septiembre de 2021

Cada vez es más claro, que el mensaje de la “marcha del 15” era para exportación, para hacerse eco en los medios internacionales e incidir en la agenda diplomática occidental para que presione a Bukele a que se circunscriba a la formalidad democrática.

A pesar de los reclamos legítimos de sindicatos, de organizaciones sociales y comunidades por reivindicaciones laborales y por obras en sus territorios; estos reclamos se mezclaron y diluyeron en la maniobra de los que manejaron los hilos de la convocatoria.

En el fondo, para los instigadores de la marcha, ellos querían tomas-fotos-videos que mostrar al exterior y para replicar y comentar acá el “apoteósico acontecimiento”, por eso no importaba la dispersión de las demandas, su interés era lograr un tumulto para el titular: dictadura amenaza la república, lo que no dijeron es que hablan de SU REPUBLICA, mejor dicho, de sus PRIVILEGIOS.

No se trata de ignorar cuantos marcharon, hay que tener en cuenta que electoralmente por la oposición votaron cerca de 600 mil personas (2 millones votaron por el partido de Bukele y sus aliados).

Después de esta movilización la batalla 2024 está planteada, ahora bien ¿los de la marcha serán bloque electoral o serán bloque golpista?

Mientras tanto Nayib Bukele habló en su mensaje para los de adentro con recado y reclamo para los “amigos” de afuera.

Y puso en la mesa el gran tema de las pensiones, señalando que en 30 días (15 de Octubre) presentaría una propuesta de reformas al sistema de ahorro para pensiones; con ese anuncio retomó la iniciativa política y colocó en la mente (top mind) y en la charla diaria de los ciudadanos un tema que a los salvadoreños les importa mucho.

La respuesta de la reacción en defensa del negocio de las afp y la banca no se hizo esperar, inmediatamente salieron los “expertos” a señalar el riesgo de la nacionalización del fondo de pensiones. Les incomoda que se plantee que las pensiones sean administradas por una o varias instituciones del Estado: y, que se asuma por el Estado el carácter solidario y universal de estas.

Sin duda cuando los grandes temas (pensiones, reforma fiscal, refundación del Estado, ampliación de derechos, nuevo orden constitucional con nuevas reglas y marco normativo) se ponen en la agenda para la toma de decisiones en beneficio de las mayorías, las elites del viejo poder y sus adláteres elevan el nivel de su campaña mediática de exportación y tergiversación, hasta pedir el magnicidio. 

Los sectores conservadores y otras fuerzas reaccionarias se sitúan conspirativamente en la coyuntura de la crisis del martinato 1940-1944, y olvidan que en El Salvador 2021, hay un “nuevo bloque hegemónico, emergente y en ascenso”; con la iniciativa estratégica y con la correlación de fuerzas a su favor; con las expresiones políticas tradicionales en decadencia; con nuevas formas comunicacionales en un mundo digital; y con un país con familia transnacional.

Mientras tanto, la vieja izquierda, la intelectualidad vacilante, la iglesia al servicio de saber “quién”, adoptan como suyo, la premisa de que, la democracia es sólo formas y nada más que formas. Olvidando el contenido de la causa por la gente. Sin ver la crisis de la democracia liberal.

Es claro que, para ser opositor, ser crítico, disputar ideas: No basta el antibukelismo, ni el golpismo.

Requiere CABEZA, altura moral, respaldo social, compromiso popular, formación holística; y neuronas, no bilis.

Pero, ante la magnitud de los hechos, parece que las viejas elites han optado por el golpismo y su eslogan preferido haga patria…

Estamos obligados a actuar progresistamente, para que esta vez no se salgan con la suya.

La transformación del escenario político en El Salvador. Roberto Pineda. 20 de septiembre de 2021

It’s been a long time comin’
It’s goin’ to be a long time gone.
Appears to be a long time… Appears to be a long time…
Yes, a long, long, long time
Before the dawn…[1]

Crosby, Stills & Nash

Desplazamientos y virajes: el desafío masivo al poder mediático y político de Bukele

Lo que la oposición política (ARENA, FMLN, Vamos y NT) no logró en 27 meses, lo alcanzó el movimiento popular y social: poner en una semana a la defensiva al proyecto político del presidente Bukele, y hasta arruinarle las celebraciones del bicentenario de la independencia. La protesta del Bicentenario abre un nuevo momento político en El Salvador.    

Desde las coloridas jornadas de protesta del 7 de septiembre contra la implementación del bitcoin hasta las multitudinarias marchas del 15 de este mes,  la correlación de fuerzas se ha modificado, la disputa de clase por el momento favorece a los sectores populares. De lo que se haga en las próximas semanas  dependerá el desenlace de este periodo de lucha.

En un hecho histórico inédito, dirigentes de ARENA y de la ANEP, se sumaron a la marcha del 15 de septiembre contra el bitcoin que salió del parque Cuscatlán. Marcharon junto a un sector del movimiento popular y social. Este hecho viene a sumarse a dos anteriores igualmente sorprendentes.

Luego de los Acuerdos de Paz de 1992, antiguos enemigos  a muerte, terratenientes y campesinos, marcharon juntos para exigir la condonación de la deuda agraria; así como excombatientes del FMLN y veteranos de la Fuerza Armada marcharon  juntos  para exigir un pliego de reivindicaciones económicas y sociales. Estas son las ironías de la historia.

La movilización popular y el estado de ánimo combativo, de mantenerse, impactará fuertemente en las bases populares y en los aliados del proyecto Bukele, en la diáspora, así como en las Fuerzas Armadas y PNC, ya que les provocara dudas acerca del ritmo y desenlace futuro de este enfrentamiento.  De enfriarse la calle, el proyecto de Bukele saldrá fortalecido.

Que Bukele está a la defensiva es un hecho, lo que no sabemos es cuánto tiempo va durar esto.  Pero de no soplar el fuego de la llama de la rebeldía popular, esta  ira extinguiéndose hasta apagarse de nuevo, como nos enseña la experiencia histórica.  Y esta es seguramente la apuesta del régimen Bukele, dejar que se apague.  

Por nuestra parte, el desafío es de mantener el fuego encendido lo más que se pueda. A continuación hacemos una apreciación de la situación, desde una óptica de movimiento popular, y tratando los temas de la oposición a Bukele, el nuevo bloque de poder y escenarios de futuro.

I.La oposición a Bukele

Necesidades, intereses y desafíos

La oposición a Bukele aglutina a diversos sectores con intereses diversos y hasta opuestos: el sector de partidos políticos, el sector de fuerzas sociales y populares,  el sector de gremios empresariales de la ANEP, el sector académico, la iglesia católica (CEDES), iglesias históricas e incluso alguna pentecostal como la MC Elim, y algunos gobiernos de la Unión Europea y el de Estados Unidos.

Los partidos políticos de oposición  (ARENA, FMLN, Vamos y NT)

Los partidos políticos observaron las protestas desde la necesidad de oxigenarse luego de una fuerte tormenta de ataques políticos e incluso judiciales, y desde los intereses de una óptica fundamentalmente electoral, evaluando su significado en votos para las elecciones de 2024.

Necesitan y confían en que lograran encauzar la protesta popular hacia una acumulación partidaria electoral. Y para derrotar al proyecto Bukele en el 2024 necesitan de una alianza electoral y de un  candidato presidencial único  y de prestigio, lo cual es un complejo desafío a lograr. Pero en pedir no hay engaño.  

El movimiento popular y social (BRP, MScV, CNTS, y CSMP)

El movimiento popular y social encabeza las protestas[2] desde la necesidad de recuperar su protagonismo de lucha, luego de un prolongado periodo de parálisis  y desde los intereses de  garantizar las conquistas populares y defender las garantías democráticas.

Ojala que logre manejar adecuadamente  los niveles de organicidad entre la izquierda social y la izquierda política, y que los conflictos al interior de esta última no sean trasladados mecánicamente hacia la primera.

Las protestas los fortalecieron, pero como desafío necesitan para darle continuidad a esta batalla asegurar diversos elementos: lograr acuerdos mínimos de unidad en la acción entre sus varias expresiones; coordinar la lucha de calle con la lucha parlamentaria; combinar la lucha de calle con la lucha de los partidos políticos de oposición, y luchar por la  dirección  en un futuro frente nacional anti-Bukele, que hay que construirlo.  

Los sectores empresariales de la ANEP

Los sectores empresariales de la ANEP, -conducidos por las familias  Siman, Poma, Meza, Esserski- se incorporan a la protesta del 15 de septiembre desde la necesidad de recuperar su protagonismo de incidencia, luego de un periodo de ataques sistemáticos por parte del régimen de Bukele y desde los intereses de garantizar una presencia activa en la conformación de una alternativa política anti-Bukele.

Particularmente, a la ANEP le interesa recuperar su presencia en las juntas directivas de las instituciones autónomas de donde fueron expulsados, porque es desde estos espacios que garantizaban antes sus negocios.

Han sido estos sectores, en particular los vinculados  a los dueños de medios de comunicación (TCS, EDH, LPG, DEM)  los que han mantenido y mantienen una denuncia permanente y sistemática contra los atropellos del gobierno autoritario y bonapartista de Bukele. Y han sido los ganaderos los más activos en la convocatoria a la marcha.

Los sectores académicos, de investigación e iglesias

Estos sectores democráticos,  históricamente han jugado un papel relevante en la defensa de los intereses de la democracia y la justicia social. Abogan por la existencia de instituciones democráticas en un marco constitucional y la necesidad de la participación ciudadana. Con su palabra autorizada, desde la ciencia, el periodismo investigativo, o incluso desde la fe, contribuyen a construir un ideario democrático y legitiman la protesta social.

Las embajadas y la Embajada

La Embajada de Estados Unidos ha sido históricamente en nuestro país el referente para medir la estabilidad de cualquier gobierno. En 1941 el presidente Martínez-no obstante sus veleidades nazifascistas- al enterarse de Pearl Harbor se abalanzó a declararle la guerra al Eje Fascista. Durante la Guerra Popular Revolucionaria-1980-1992- el gobierno estadounidense financió e incluso participó directamente en el conflicto armado, en contra del FMLN.

En la actualidad el gobierno de Biden ha retirado la ayuda de la AID al gobierno Bukele , estamos hablando de 271 millones de dólares y la ha transferido a organismos de la “sociedad civil”  para la lucha “contra la corrupción y por la democracia.”

Dicen que siguen siendo gobiernos “amigos”  pero con serias diferencias y serios llamados desde Washington a respetar la sagrada “separación de poderes” y el “orden democrático.” Pero conscientes de las dificultades que traería una ruptura total, dada la situación política regional con Honduras y Nicaragua.

Pero para la desgracia de Washington y de Jean Manes, la embajadora, hoy existen otros poderes internacionales,  dispuestos a extenderle una mano amiga al régimen Bukele.

II. El nuevo bloque de poder

Necesidades, intereses y desafíos

El nuevo bloque de poder alrededor del proyecto del presidente Bukele incluye el todavía apoyo mayoritario de los sectores populares, el control sobre el Estado (incluyendo Presidencia, Legislativo, Judicial, Fiscalía);  apoyo de la diáspora en USA,  alianzas con un sector de la oligarquía (Kriete) y apoyo diplomático y económico de la Republica Popular China.

Este proyecto para consolidarse, necesita estabilidad política, mejoramiento social y crecimiento económico. Esto explica diversas medidas. Lo del  bitcoin obedece a la necesidad de aprovechar el ascendiente sobre la diáspora para disputarle  ese jugoso mercado, con empresas propias o de sus aliados, a las empresas estadounidenses de envío de remesas.

Lo del incremento de efectivos de la Fuerza armada obedece a la necesidad de garantizar el monopolio estatal de la violencia, hoy compartido con  grupos delincuenciales. Bukele necesita aplastar esa competencia, y se prepara para hacerlo, aunque esto signifique una política de exterminio social,  que le permita una recuperación efectiva del territorio, y contará para este plan  seguramente con respaldo popular.   

En el plano económico, no obstante la seria crisis provocada por el endeudamiento, existen señales de una reactivación económica, incluso reconocida por la ANEP; que los ha beneficiado en las áreas de las exportaciones, construcción, industria, comercio y remesas.

Por otra parte, la población sigue esperando el cumplimiento de las promesas del Plan Cuscatlán, en particular lo del tren del Pacifico, y el aeropuerto en Oriente, no obstante el atenuante de la pandemia del covid.

El respaldo mayoritario de los sectores populares

Es un hecho que los sectores populares fueron golpeados por las políticas neoliberales de veinte años de gobiernos de ARENA y de diez años de gobierno del FMLN. La emergencia de Bukele y de Nuevas Ideas como alternativa política obedece y descansa sobre este hartazgo con respecto a los partidos del antiguo sistema político.

Los sectores populares le han dado un voto de confianza en las encuestas a Bukele por 27 meses, pero necesitan comprobar que va castigar a quienes lo defraudaron y que va a mejorar su situación de vida. Únicamente les ha cumplido parte del compromiso y el relativo a mejorar la calidad de vida sigue pendiente  y con resultados contradictorios. 

Por una parte la gente ha observado que sus intereses de salud con relación al covid han sido garantizados así como que se ha mantenido el bajo nivel de homicidios; pero por otra parte, ha experimentado aumentos en los artículos de consumo popular y no ha logrado entender lo del bitcoin. Lo relativo a los retrocesos en la institucionalidad democrática, todavía le siguen siendo ajenos.

Lo del bitcoin, -fundamentalmente-, ha desencadenado la protesta popular y ciudadana. Y el presidente Bukele no reprime  las protestas porque no necesita hacerlo, sería un desgaste innecesario, casi una estupidez, pero debemos de tener la certeza que lo hará sin duda alguna al ver en peligro real los intereses de su proyecto político, y cuenta con los instrumentos para hacerlo. Cuando tome esta decisión, sabremos que la crisis política  está en su punto de no retorno.

Un movimiento sindical pro Bukele

Entre los sectores de trabajadores organizados que respaldan la gestión de Bukele se encuentra el poderoso STISSS, así como a nivel municipal ASTRAM y SITTOJ en el órgano judicial. Cuentan con capacidad de movilización, recursos y experiencia sindical.

Pero a la vez responden al clamor popular y entran de manera permanente en contradicciones con otros sectores de Nuevas Ideas vinculados al Ejecutivo o al Legislativo. Tal fue el caso reciente de una propuesta de modificar la composición de la junta directiva del ISSS, que fue rechazado en las calles por el STISS hasta lograr que fuera retirada la propuesta.

Una alianza con partidos políticos de derecha

Bukele llega  a la presidencia compitiendo con la bandera prestada del partido GANA. En la actualidad, GANA, el PCN y el PDC, partidos del antiguo sistema político, siguen existiendo como aliados legislativos de Nuevas Ideas, pero en una situación de irrelevancia política. Pero le aseguran al proyecto Bukele una cobertura de pluralismo ideológico y político.

El control sobre el Estado (Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Municipal)

Para impulsar su proyecto de un nuevo sistema político, el clan Bukele necesitaba irse apoderando de los diversos instrumentos de control político del antiguo sistema, del aparato de estado.

En un relativamente breve proceso, inicialmente compite por medio de un partido alquilado para ganar la Presidencia en 2019 (lo que le permite el control de las FFAA y la PNC), luego construye el partido Nuevas Ideas con medio millón de afiliados, después gana en 2021 electoralmente la Asamblea Legislativa y la mayoría de Alcaldías, y posteriormente  desde la AL se apodera de la CSJ y de la FGR.

Habiendo colocado todas sus piezas en el tablero de ajedrez, hoy se prepara para su jugada maestra, la reforma constitucional que le garantizara la institucionalización de un nuevo sistema político, en el cual su partido Nuevas Ideas y él como su dirigente máximo será el árbitro inapelable, compita o no compita para un nuevo periodo presidencial.

El apoyo de la diáspora en USA

La comunidad salvadoreña en Estados Unidos fue el aliado inicial del proyecto Bukele  y continua siendo uno de sus principales pilares de apoyo. Y como amor con amor se paga, no es casualidad que la recientemente aprobada legislación para el voto en el exterior, vaya con una dedicatoria especial de agradecimiento a este sector.

La comunidad salvadoreña en Estados Unidos se compone de varias generaciones. La primera generación, la que llega en los años ochenta del siglo pasado, es una generación con fuertes inclinaciones de izquierda, en respaldo al FMLN. Las siguientes generaciones son mucho más pragmáticas, pero con un fuerte rechazo hacia los gobiernos de ARENA y del FMLN, que los obligaron a  salir del país, los expulsaron.  Y es en este sector mayoritario que tomó fuerza la figura y el proyecto político de Bukele.

La oligarquía pro Bukele

Hay un sector minoritario pero importante de la oligarquía que ha decidido respaldar al proyecto Bukele. Su rostro más familiar es el del ahora colombiano-salvadoreño  Roberto Kriete, uno de los dueños de Avianca.  Pero hay más, hay otras familias (Callejas, Dueñas, Regalado, Salaverría) y esto le permite al presidente Bukele bloquear la posibilidad de la unidad de su enemigo social principal, y esto termina afectando lo político,  al interior de ARENA y de la misma ANEP.

La Otra Embajada, la de la Republica Popular China

La proverbial paciencia china  ha sido recompensada en El Salvador, ya que frente a la clara injerencia de la Administración Biden y de la Unión Europea,  se yergue la dulce sonrisa de confianza de la embajadora china, Ou Jianhong, hablando sobre la necesidad de respetar el principio de no injerencia en los asuntos de otros estados.

Para China El Salvador ha sido un regalo inesperado, pero valioso. Su brillo no es económico, es de naturaleza geopolítica, su cercanía con Estados Unidos, su principal adversario comercial. Y esto explica el contundente apoyo con vacunas gratis y vendidas, en relación al combate del covid. China pasa a ser  en El Salvador una espina atravesada en la misma garganta del imperio.

III.Escenarios de futuro:

1.Consolidación del proyecto Bukele.

No obstante la contundente protesta popular, el régimen cuenta con los mecanismos para “capear la tormenta” y lograr recuperar la estabilidad política que le permita continuar con su proyecto de un nuevo modelo de estado, de “una nueva republica” al servicio de sus intereses.

No es casual que se maneje la posibilidad de una nacionalización del sistema de pensiones como una medida orientada a recuperar el apoyo popular. Pero el corazón del proyecto Bukele radica en la reforma constitucional, y esta marcha viento en popa, así como  internacionalmente, van a la búsqueda de la CELAC por encima de la OEA, como lo ha expresado el vicepresidente Ulloa en México, en una lógica de los enemigos de mis enemigos son mis amigos.

2. Situación de equilibrio de fuerzas. La protesta social y popular continuara calentando la calle, afectando la imagen pública del presidente Bukele pero no lograra concitar las condiciones para un cambio de régimen, que permitiera ya sea la restauración oligárquica  o un gobierno de coalición. Pero lo mantendrá en crisis permanente.

El régimen todavía mantiene las libertades públicas, mientras la oposición política impone una visión de esperar el 2024 para cambiar la correlación de fuerzas, mediante la reducción significativa del peso legislativo de NI, e incluso el desafío a la presidencia.

3. Consolidación del proyecto de la oposición política

La protesta social y popular continuara calentando la calle, afectando la imagen pública del presidente Bukele y permitirá que los partidos políticos logren afinar sus estrategias electorales orientadas al 2024, incluso con la posibilidad de un frente único electoral anti-Bukele.

Buscaran mientras tanto acelerar el aislamiento nacional e internacional del gobierno Bukele (OEA, CIDH. ONU, SIP, etc.) a la vez que confiaran en su ahogamiento financiero, dados los niveles de endeudamiento.

Los partidos políticos junto con la empresa privada y la embajadora Jean Manes, coinciden en buscar una salida electoral en el 2024 a la actual crisis.  Y seguramente trataran de empujar  al movimiento popular y social por este camino. La oposición política mantiene la iniciativa.

4. Consolidación del proyecto popular

La protesta social y popular continuara calentando la calle, y crecerá afectando la imagen pública del presidente Bukele, ante lo cual  el régimen responderá   –después de agotar su campaña mediática-  con la imposición del estado de sitio y la represión.

La oposición política llamara a la cordura, mientras que la oposición social y popular aceptara el desafío, pugnara por una salida popular y democrática a la crisis, y lograra enfrentar la represión y hacer que el régimen ceda en su proyecto de entronización, con medidas inmediatas que permitan mitigar el alza en el costo de la vida.

Y  logrando cambios significativos, tales como reversión de algunas medidas gubernamentales, la derogatoria del bitcoin y, o el despido obligatorio de jueces. Para lograr esto se requiere que el movimiento popular y social unifique sus filas, construya un programa de cambios y diseñe una estrategia de lucha, flexible y efectiva. Ojala así sea.


[1] Ha pasado mucho tiempo para que llegáramos/y será mucho tiempo para irnos…/Parece que será mucho tiempo, sí, mucho, mucho, mucho tiempo, /para el amanecer.” Crosby, Stills & Nash

[2] Ver Marchan contra Bukele en Bicentenario de Independencia. https://ecumenico.org/marchan-contra-bukele-en-bicentenario-de-independencia

Manifiesto a la Nación en el Bicentenario de la Independencia. BRP. 15 de septiembre de 2021

Al conmemorar el Bicentenario de la Independencia, este 15 d septiembre de 2021, enviamos un saludo patriótico y de lucha al pueblo salvadoreño. Hace 200 años nuestros pueblos centroamericanos conquistaron la independencia del imperio español, un paso trascendental en el largo camino por la autodeterminación y emancipación plena de toda forma de opresión.

Este día rendimos homenaje al legado de lucha de nuestras hermanas y hermanos patriotas, luchadores sociales, héroes y mártires, y les decimos PRESENTE en la defensa de los derechos conquistados para seguir construyendo un país libre y democrático, con justicia social y soberanía.

Al conmemorar el Bicentenario de la Independencia, el pueblo trabajador se enfrenta a un régimen autoritario, encabezado por el clan Bukele, que está desmantelando las instituciones democráticas surgidas con los Acuerdos de Paz y montando una estructura de corrupción, abuso de poder e impunidad, en alianza con el narcotráfico y el crimen organizado.

Hoy, a200 años de independencia, el pueblo salvadoreño y sus organizaciones reitramos nuestra declaratoria de RESISTENCIA POPULAR contra el régimen de Bukele, contra e sucio negocio del Bitcoin, contra el alto costo de la vida y los despidos masivos; contra la reelección presidencial y las reformas constitucionales regresivas. En RESITENCIA contra la persecución política ala oposición y por la libertad de las presas y presos políticos.

En RESISTENCIA POPULAR contra la destitución arbitraria y forzosa de juezas y jueces y la imposición ilegal de funcionarios usurpadores; contra el acoso a periodistas, la falta de transparencia y el ocultamiento de la información pública. En RESISTENCIA contra el abuso de poder y golpes de Estado; contra la instrumentalización de la Fuerza Armada y la Policía Nacional Civil.

El pueblo salvadoreño y sus organizaciones nos declaramos en RESISTENCIA POPULAR por una patria libre, soberana, democrática y justa. Sn preso políticos ni persecución política. Sin narco gobiernos delincuentes y corruptos. Sin dictaduras militares y civiles. Sin violaciones a los derechos humanos. Sin violencia ni discriminación hacia las mujeres.

Con la herencia de la valiente tradición de lucha del pueblo salvadoreño, a 200 años de la independencia nos declaramos en RESISTENCIA Y REBELDIA POPULAR, por seguir construyendo una republica democrática, con justicia y libertad. Por una patria con igualdad económica y social, con respeto al medio ambiente, a su gente, su historia, su memoria y su cultura.

BLOQUE DE RESISTENCIA Y REBELDIA POPULAR-BRP

El régimen de Bukele prepara las condiciones para un profundo conflicto social. BPJ. 8 de septiembre de 2021

El año pasado fue un año inédito para todas las economías del mundo, la economía mundial no se hubiera podido mantener en pie sino hubiese sido por la inyección exagerada de dinero público de los diferentes estados. De la noche a la mañana, pasamos de una economía donde se supone que el Estado no debía intervenir, a tener un Estado presente en todos los aspectos económicos, cuál salvador de las grandes empresas. Miles de millones de dólares fueron invertidos en incentivos empresariales para contener la catástrofe económica durante la pandemia.

La deuda mundial alcanzó límites inimaginables, supera el 355% del PIB global e incluso hoy no parece tener un tope, el FMI y el Banco Mundial tienen la perspectiva de inyectar todo el dinero que sea posible a las economías. El capitalismo senil es un enfermo que necesita la inyección de dinero de los contribuyentes para mantenerse en pie.

El gobierno de El Salvador, que bajo los argumentos de brindar salud a los ciudadanos se endeudó con más de 3 mil millones de dólares en el 2020, no pudo detener el colapso económico, la economía salvadoreña cayó en -7.9 puntos porcentuales del PIB, la peor caída desde hace 40 años.

Esta caída significó un tremendo sacrificio para la clase obrera: despidos, reducciones salariales, hambre y precariedad, fue lo único que las clases explotadas recibieron en todo el año pasado. Toda la inmensa fortuna acumulada por la burguesía nacional permaneció intacta mientras la devastación económica se desarrollaba en las familias obreras, que además tuvieron y tienen aún que soportar el padecimiento del virus o la partida física de sus seres queridos por no tener un sistema de salud integral.

El Estado de El Salvador lejos de tocar los intereses de los grandes capitalistas cargaron toda la crisis en la clase trabajadora a través de la reducción de presupuestos de instituciones dedicadas a la inversión social, así como también y principalmente recurriendo al endeudamiento, que pagará la clase obrera con creces en el futuro.

La legislatura de la Asamblea Legislativa del 2018-2021 se sumó al festín del endeudamiento, con muy poca y excepcional oposición logró situar el endeudamiento al 91% con respecto al PIB hasta abril. De por sí estos niveles de endeudamiento son problemáticos para las finanzas fiscales del Estado, sin embargo, esto no significó obstáculo alguno para que el gobierno de Bukele profundizará el endeudamiento a niveles nunca antes vistos. Después de la toma de posesión de la nueva legislatura 2021-2024 se han adquirido millones tras millones de dólares para resolver los problemas fiscales del gobierno, llegando a tener el 106 % de endeudamiento con respecto al PIB.

Esta situación profundiza la precariedad para la clase obrera, los niveles de endeudamiento hacen que el dinero que se podría destinar en inversión social sea destinado para el pago de la deuda, profundizando así la austeridad estatal en salud, educación, vivienda, etc. Administrar la crisis sin afectar a los grandes empresarios y mantener el sistema es la prioridad de los gobiernos capitalistas, por eso vemos como Bukele intenta mantenerse a través de la deuda y poco a poco con las privatizaciones de la infraestructura del Estado. En lo que va de su mandato, ha logrado aprobar algunos asocios público-privado; el más importante ha sido el de la terminal de carga del aeropuerto internacional de Comalapa, no es descartable que en un futuro privatice otros recursos de manera encubierta, como el agua o infraestructura estatal, con tal de conseguir financiamiento y salvar su gobierno. En otras palabras, él está maniobrando para no entrar en crisis, sin embargo, las medidas que toma solo preparan las condiciones para un colapso y un estallido mucho más profundo en el futuro.

Afortunadamente para ellos, el desarrollo de la economía les da algunos respiros a la crisis. El rebote económico que tendremos al final de año da cierto margen de maniobra al gobierno de Bukele, aunque quizá no por mucho tiempo. El Banco Central de Reserva actualizó sus proyecciones económicas a mediados de agosto, el boletín de Perspectivas Económicas de BCR, publicado el 16 de agosto, plantea que El Salvador será la segunda economía con mayor perspectiva de recuperación, solo superada por Panamá. Según el informe, el país tendrá un crecimiento económico del 9 % respecto al año pasado, mientras que la CEPAL ha dado una estimación de crecimiento de 7.5 %.

Esto se debe a que las exportaciones han empezado a recuperarse y a tener valores similares a años anteriores, así también otras actividades económicas como la construcción, la industria, el comercio, y las remesas que están teniendo también un crecimiento positivo.

Pero este fenómeno es temporal, no se sustenta en un crecimiento de la producción y el comercio, en realidad lo que se proyecta es una recuperación más que un crecimiento, si la economía cayó en un -7.9 % y este año crecerá en 9 % (según BCR) no es algo impresionante, la diferencia será de apenas un 1.1 %. La economía volverá a los niveles previos al desarrollo de la pandemia, para que podamos hablar de un crecimiento la economía debe superar el pico más alto de su desarrollo histórico, sino sólo podemos hablar de caídas, recuperación y estancamiento; claro que lo que los economistas burgueses a veces hacen para hablar de crecimiento es tomar periodos cortos de 4 o 5 años, o de año con año como hace el BCR.

Esta recuperación es el efecto de la baja en el consumo durante todo el tiempo de la cuarentena y otras medidas restrictivas, el consumo a partir del ahorro del 2020, la implementación y avance de la vacunación, la liberación de ciertas medidas por la Covid y la baja en los contagios en algunos países ha hecho que la economía se recupere a índices anteriores, esto es un efecto rebote. Tiempo después, cuando este fenómeno temporal haya culminado, se vendrán nuevos problemas. Una expresión más clara de que no estamos ante un crecimiento económico, es que no hay nuevos puestos de trabajo, al contrario, los datos afirman que durante la cuarentena del 2020 se perdieron alrededor de 74,000 empleos, de los cuales aún faltan recuperar más de 20,000, esto es realmente sintomático.

Como marxistas nos interesa que haya un crecimiento económico, no hay una relación mecánica entre crisis y revolución, no necesariamente para que haya revolución debe haber crisis. La historia ha demostrado que en los periodos de crecimiento económico también pueden desarrollarse estallidos revolucionarios. Suele suceder que cuando se experimenta crecimiento, los trabajadores quieren ajustar cuentas porque han aguantado la austeridad de la crisis, entonces cuando los empresarios se recuperan los trabajadores exigen mejores condiciones. Pero como decimos no hay una relación mecánica entre crisis del capital y revolución. Es necesario seguir de cerca la correlación de fuerzas y el estado de ánimo de las masas.

El bitcoin y la deuda

Aún no hay claridad qué efectos tendrá la implementación del Bitcoin (BTC) en el país, aunque hay algunas alarmas a nivel internacional. Ningún organismo internacional ha acompañado o ha dado buena referencia de la política monetaria de Bukele, incluso el FMI ha suspendido las negociaciones de un pacto agresivo que pretendía firmar con el gobierno. La fecha en que la Ley entró en vigencia sacó a relucir el enorme descontento de una buena parte de la población, hubo diferentes tipos de manifestaciones y una marcha principal bastante nutrida que se dirigió hacia la Asamblea Legislativa.

Es difícil pronosticar el escenario más probable de esta política monetaria, porque también puede pasar que se implemente y solo sea utilizado para grandes transacciones, sin embargo, después de dos años de gobierno es la primera medida en la que Bukele no goza del apoyo popular. Diferentes encuestas como la de la UCA que afirma que 7 de cada 10 personas piensa que la ley debe ser derogada, y sondeos de opinión por parte de diferentes medios de comunicación, revelan que la medida tiene un rechazo creciente. Una incertidumbre se cierne sobre la clase obrera, astutamente la gente sabe que esta política no le beneficiará en nada.

Esta política a implementar chocará con muchas realidades adversas, el Estado no ha preparado las condiciones para que el BTC sea accesible para la gente que no tiene educación digital, por tal la razón es probable que los primeros meses de su implementación tengamos ciertas anomalías, peores o similares a las que se han presentado desde el 7S, y esto desatará aún más el rechazo de esta ley.

Será la pequeña burguesía arruinada por el capitalismo, los comerciantes ambulantes y otros agentes económicos, los primeros en sentir las causas de esta política mal planificada; también los empleados públicos que corren el riesgo que sus salarios y pensiones pasen a ser pagadas en BTC. Lo cierto es que los únicos beneficiados de esta política serán los grandes ricos, el crimen organizado y otros estratos sociales vinculados a actividades ilícitas. Para la clase obrera y los sectores más vulnerables es una ley que no tiene mucho sentido, cuando la clase obrera apenas tiene para comer no podemos esperar que tengan recursos para invertir en un juego de casino sin garantías reales.

El descontento generado por esta política buscará de una u otra forma expresarse por algún canal, ya lo vimos en la marcha del 7S, que ha generado gran expectativa de lucha, pero también se pueden ver las pequeñas expresiones de esto en algunos sectores populares del comercio, donde usan la pegatina en rechazo al BTC. Acciones como estas pueden tomar fuerza en los próximos días y debemos ser audaces para participar en estas primeras manifestaciones de rechazo y ayudar a su profundización.

El costo de la vida y la nivelación salarial

Por otro lado, la reciente nivelación salarial no ha mejorado mucho las condiciones de vida de la clase trabajadora. Ha sido una nivelación salarial poco celebrada por los trabajadores, la mayor parte de este aumento salarial ya había sido absorbido por la inflación generalizada debido a la crisis de los precios de la gasolina. Meses antes de la entrada en vigencia de este aumento la clase obrera ha venido sufriendo un aumento constante de la canasta básica.

La crisis del petróleo ha tenido un efecto inflacionario en el mundo, en El Salvador algunos alimentos básicos experimentaron hasta un 40 % de encarecimiento, los precios de la energía experimentaron un alza del 8.64 %, esto a pesar que la mayor parte de la energía que se consume en el país es renovable, pero sigue siendo la producida con base de bunker (petróleo) la que determina los precios en los mercados, golpeando así directamente los bolsillos de la clase trabajadora.

La inflación no parece tener un tope hasta ahora, cada mes se incrementan los precios de los productos básicos, haciendo que los salarios se desvanezcan rápidamente de las manos de la clase obrera, el aumento salarial sino va acompañado de una política de topes a los precios de la canasta básica no ayuda en nada. El gobierno no puede proteger los intereses de la clase obrera. Si de verdad estuvieran interesados en velar por proteger los intereses de los trabajadores buscarían medidas que garanticen el valor real del salario. Sin embargo, esto entra en directa contradicción con los intereses de la clase empresarial, es un riesgo que Bukele no quiere correr, al final sigue siendo un gobierno empresarial autoritario.

Los marxistas debemos levantar la bandera por la exigencia de un aumento salarial a la altura de los precios de la canasta básica ampliada, que en El Salvador rondaría los 500 dólares como mínimo, e incluir la demanda por la congelación de los precios de la canasta básica, la clase obrera no debe pagar por las fluctuaciones de los precios generadas por la crisis del capital.

Los empresarios siempre se opondrán a cualquier tipo de política que aumente el salario de la clase obrera o medidas como la congelación de los precios de la canasta básica, pero es esto o el hambre de la clase obrera. Este coro ensordecedor que gritará en favor de la democracia y contra el autoritarismo por imponer medidas como estas, será acompañado por los economistas liberales, y en momentos de confusión y de retroceso, incluso voces de izquierda se suman a estas denuncias. En el caso de una política de aumento salarial argumentan que acciones que busquen el crecimiento de la masa salarial solo generará inflación, sin embargo, esta es una falacia de los economistas burgueses.

No es cierto que un aumento salarial tenga un efecto inflacionario, lo que sí puede ocurrir es que, ante el aumento de la demanda de los productos de primera necesidad, los precios suban temporalmente, pero se nivelarán al aumentar la producción, por lo tanto, lejos de ser un freno para la economía, una política salarial no hace más que estimular la producción económica. En tanto el salario va en razón proporcionalmente inversa a la tasa de ganancia, lo que quiere decir es que, a mayor masa salarial, menor es la ganancia para el empresario y viceversa, por eso los empresarios siempre se opondrán a la lucha por el aumento salarial.

En todo caso si los empresarios elevan los precios de los productos buscando recuperar dinero perdido de sus ganancias ante un aumento salarial, esta sería una artimaña que no se sostendría en el tiempo, no es la voluntad de los empresarios la que determina los precios de las mercancías, y tampoco únicamente están determinados por la oferta y la demanda (aunque para los economistas burgueses sí), ya Marx ha explicado cómo en concreto es el trabajo socialmente necesario el que determina los precios de las mercancías. En ese caso un aumento arbitrario sólo tendría efectos temporales. Si el gobierno de Bukele no implementa políticas para evitar la desvalorización de los salarios tendrá serios problemas, la gente puede tener mucha paciencia y saber esperar a los políticos que eligen, pero la realidad carcome poco a poco esa paciencia, la paciencia se transforma en incertidumbre y de la incertidumbre a la rabia y desesperación no hay mucha distancia.

El desarrollo de la conciencia

Si revisamos la historia de la clase obrera y su proceso de conciencia comprenderemos que a menudo los acontecimientos no se corresponden con el nivel de conciencia de la clase trabajadora. ¿Qué quiere decir esto? Los trabajadores una vez depositada su confianza en sus representantes tienden a esperar, a darle espacio y superar todos los obstáculos que los reformistas de derecha o izquierda pueden argumentar para no resolverles sus problemas. Es por eso que es común que previo a grandes acontecimientos los políticos puedan traicionar una y otra vez a sus electores; pero una vez los acontecimientos, como corrupción, leyes e impuestos draconianos, ataques a las condiciones de vida de los trabajadores, etc., se alinean o se ponen al mismo nivel con el proceso de toma de conciencia, no queda otra salida que el estallido social, este es el punto donde la clase obrera se cansa de esperar y entra en la arena de la acción en la política para tomar en sus manos las riendas de su destino.

Acontecimientos como estos los estamos viendo en todo el mundo, y muy cerca de nosotros, Colombia, Chile, Ecuador, Estado Unidos. El análisis de estos procesos es claro, los trabajadores de estos países están igual de asediados por la crisis del capital, por las leyes reaccionarias y por las mismas condiciones de vida miserables que la clase trabajadora salvadoreña sin que los políticos resuelvan.

Cada país lleva su propio proceso y ritmo, que está determinado por su acumulación histórica, la relación de fuerza de las clases en conflictos, las divisiones en facciones de la burguesía y el proletariado, la relación de los líderes con las masas y la clase, etc., esto no es tan fácil y sencillo como decir en Guatemala son más revolucionarios que en El Salvador o viceversa. Un análisis detallado de todas estas condiciones nos puede ayudar a entender en qué etapa de descontento está la clase obrera. Como marxistas sabemos con absoluta seguridad que tarde o temprano la clase obrera va a despertar de su letargo, y cuando lo haga no habrá fuerza sobre la tierra que detenga su energía.  Algunos se preguntan ¿cuándo se llegará ese día? A los marxistas no nos importa tanto el cuándo, como si nos importe mucho prepararnos en el aquí y ahora para cuando estos acontecimientos sucedan. Porque como ya dijimos, el estallido social se desarrollará como la noche sigue al día. A nosotros nos interesa saber cómo actuaremos, el movimiento por sí solo no podrá acabar con el régimen capitalista, estallidos sociales ha habido muchísimos y no todos han terminado con una victoria absoluta de la clase obrera, parte de esta falla ha sido la calidad de la dirección revolucionaria.

Esto último es lo que nos interesa, la construcción de la herramienta de la clase obrera, o sea la construcción del partido revolucionario, que sólo puede venir de la preparación previa de los cuadros más destacados de la clase obrera y la juventud. En ese sentido entre más tarden los grandes acontecimientos de lucha, mejor para nosotros porque eso significa que tenemos más tiempo para prepararnos, sin embargo, los acontecimientos no sucederán por nuestro decreto y por eso no debemos tener una actitud contemplativa y relajada, sino más bien debemos tener un sentido de urgencia, profesionalizar cada más nuestro trabajo revolucionario y comprometernos cada día más. El tiempo es valioso para la construcción de la herramienta que garantice la victoria del proletariado. Esta es nuestra tarea fundamental, formarnos políticamente mientras nos mezclamos en todas y cada una de las luchas de la clase obrera.

La juventud y la crisis del capital

El costo de la vida es una preocupación principal de un sector adulto de la clase obrera, pero la juventud tiene preocupaciones inmediatas, la crisis mundial del capitalismo que obliga cada vez más a la juventud a un mundo gris, sinsentido, está preparando convulsiones insurreccionales para el futuro. Algo de eso estamos viendo en el mundo. A medida que la concentración de capital se vuelve más obscena, millones de jóvenes no pueden optar por un futuro medianamente humano, lo único que ofrece el capitalismo es explotación, corrupción y miseria. No hay espacio para las artes, los deportes y mucho menos para una vida digna.

En el pasado la juventud podía aspirar al sueño de tener una casa, un automóvil, o incluso soñar con ser empresario, pero hoy en pleno 2021 ya casi nadie cree en esta falacia del sistema. Esto no es porque toda la juventud sea comunista, no, no es eso precisamente. Es que el capitalismo está incapacitado para poder asegurar un futuro como este y ahora no es algo creíble ni para sueños a futuro, el capitalismo no es ya el sistema que alimentaba estas esperanzas en el pasado. Esperanzas con las que creció toda una generación y que vio algunos “buenos tiempos” donde no había tanta inestabilidad y decadencia.

La juventud de hoy llegó a su adolescencia en medio de una crisis tan profunda como la del 2008, han tenido que soportar una pandemia y luego otra crisis del sistema. ¿Qué buenos tiempos puede recordar esta juventud, sino solo guerras, violencia y terror? Pero al contrario de lo que se cree, esta juventud está muy consciente de la miseria en la que vivimos, saben que en este país no se puede aspirar a cumplir sus sueños y metas, y también saben que el sueño americano es una falsedad del pasado. En la medida en que la juventud tiene claridad sobre esto, estamos hablando de una juventud más despierta a la lucha, la juventud es un caldo de cultivo para la revolución. Mientras que hay otra generación derrotada que espera aún volver a los viejos y buenos tiempos del capitalismo, pero eso no sucederá, esta es la retaguardia de la clase obrera, sin embargo, en una avanzada revolucionaria sea como sea no dudarán en depositar su confianza en la juventud obrera para decidir el futuro, necesitaran del espíritu de la juventud para fortalecer su espíritu de lucha.

Es cuestión de tiempo para que todo ese descontento y frustración de la juventud se transforme en rabia y lucha revolucionaria, el punto de nuevo es como orientar está energía hacia una revolución triunfante que acabe con el capitalismo, fuente de todos los males. Los políticos contribuyen cada vez más al descontento de la juventud, las cifras de desempleo superan el 10 % o más entre los jóvenes, y cada vez menos jóvenes profesionales encuentran un empleo de lo que han estudiado, la mayoría de puestos de trabajo para la juventud están en los callcenter, esto frustra las esperanzas de este sector.

Militarismo

La política de reclutamiento en las Fuerzas Armadas cae como golpe en el estómago para muchos jóvenes que aspiran a algo más que recibir un fusil para luchar contra su mismo pueblo en el futuro. El gobierno queda cada vez más desprestigiado entre la juventud al ofrecer un arma en lugar de empleos y educación.

Por otro lado, la política incorrecta de la militarización de la seguridad está profundizando la estigmatización de los jóvenes, hasta hace unos días había alrededor de 196 denuncias de abusos de poder por parte de las fuerzas armadas involucradas en tareas de seguridad, eso sin contar el asesinato de jóvenes por parte de las fuerzas represivas y las ejecuciones extrajudiciales contra la juventud.

Está visión de intentar solucionar los problemas de la seguridad a través de la militarización, es de sobra un fracaso y el régimen de Bukele lo sabe. En realidad, el objetivo de duplicar las fuerzas armadas y aumentar la presencia de estas en las tareas de seguridad, va más orientada a la defensa del régimen que a cualquier otra tarea de seguridad con los civiles. Lo que Bukele está construyendo es un régimen policiaco-militar, porque sabe que en el futuro las FFAA serán su última línea de defensa. Realmente está construyendo y proyectando el futuro de su régimen. Los problemas de la criminalidad y delincuencia, son estructurales y sus causas no son superficiales, no basta con poner 1 policía y un soldado por cada 3 personas.

Para solventar estos problemas debemos acabar con las condiciones que permiten su desarrollo, estas son las grandes tareas que quedaron pendiente desde el conflicto armado. Condiciones dignas de empleo, vivienda, educación, salud, recreación y otros derechos que el gobierno de Bukele no está garantizando para la juventud, en este preciso momento cada niño/a que no puede asistir a su escuela por falta de recursos, que no tiene acceso a salud integral, a recreación y vivienda digna, está siendo desde ya un potencial elemento para engrosar las filas de los grupos delincuenciales. Porque qué niño o niña podrá ser funcional en un mundo donde en su infancia y adolescencia no se le garantiza lo mínimo, como vivienda, alimentación, salud y educación. Y qué decir de las miles de niñas que se desarrollan en este ambiente, están condenadas a una violencia sistémica, miserable y patriarcal. Estas son las principales condiciones que crean la sociedad del futuro, ¿Se está resolviendo algo? Al contrario, la miseria y la degradación se está profundizando.

Reformas a la Constitución y el régimen de Bukele

La recién presentada reforma a la Constitución tiene el objetivo de mantener el control del clan Bukele en el Estado, aunque algunas de las reformas contengan pasos positivos y muchos negativos difícilmente este tema estará en los debates de la clase trabajadora, puede que la aprobación de una nueva Constitución se dé sin mayor atención entre la población. Lo que hay que entender es que la mayoría de la población le tiene sin cuidado, por ahora, los debates sobre constitución y democracia, lo único que buscan es la resolución de sus problemas inmediatos, y si Bukele argumenta que para resolver estos problemas tiene que hacerse una reforma a la Constitución pues se hará (por lo menos en este momento preciso del proceso) el problema no es tanto esto, sino, si esto realmente resolverá sus problemas, en unos años quienes estarán en problema serán los Bukele porque tendrán a la población exigiéndoles los cambios que prometieron.

La actual Constitución es una Constitución apegada a los intereses de la vieja oligarquía, por tal razón no hay motivo para defender ese documento, nuestra tarea es defender las conquistas democráticas, como la libertad de reunión y organización, de prensa, y otras conquistas de la guerra civil de los 70 y 80.

A diferencia de lo que se piensa, lo que determinará cuánto tiempo los Bukele estarán al control del Estado no es una Constitución sino la correlación de fuerzas entre las clases, la capacidad de estás para defender sus intereses, porque, por un lado, están los intereses de la clase obrera que claramente no está representados en el gobierno de Bukele y, por otro, están los de los sectores empresariales que en parte están representados en este gobierno, pero que corren un riesgo constante al no controlar directamente a Bukele.

Lo que sí es cierto es que la posibilidad de que Bukele se reelija cuando no ha resuelto ni un solo problema de los más necesitados, no caerá en gracia para muchos y puede ser un punto catalizador de descontento. La popularidad de Bukele sobre las masas puede caer en cualquier momento por sus ansias de poder.

La burguesía detrás de Bukele

Es bien sabido que detrás de Bukele está uno de los más grandes multimillonarios de Centroamérica, Roberto Kriete y a él se han sumado otros oligarcas como Callejas, Dueñas, Regalado, Salaverria, etc. Este es el sector detrás de Bukele, el que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija. Sin embargo, la particularidad de Bukele es que no es manejable, y estos empresarios están sabedores de eso, en el futuro el régimen de Bukele puede quedar aislado, por eso es necesario contar con el apoyo de las fuerzas armadas que serán los pilares sobre los cuales dependerá su gobierno.

La burguesía buscará cómo sacudirse a Bukele cuando ya no le sea útil, pero Bukele será un tipo difícil de domar. Sin embargo, les será útil para contener a las masas que buscarán soluciones y encontraran la represión en manos de Bukele, aunque en un proceso de revolución abierta gobiernos como el de Bukele que puede desarrollar un carácter bonapartista[1] no son cien por ciento seguros para la clase dominante. Los escenarios para el país son desoladores, si no construimos una alternativa con independencia de clase y con rumbo al socialismo es posible enfrentar décadas de reflujo revolucionario, este periodo es clave para definir el futuro de la clase obrera salvadoreña.

En el camino de la construcción de la herramienta y en la lucha contra un demagogo como Bukele no hay aliados cualquiera, ninguna de las facciones de la burguesía y sus organizaciones, ni sus partidos pueden jugar un papel progresista en esta lucha, solo la clase obrera y la juventud podrán forjar la espada que podrá romper las cadenas de la opresión y dominación burguesa y el imperialismo.

La política conciliacionista de clase, que presume unirnos con todo tipo de organizaciones independientes de nuestros intereses de clase, saldrá nuevamente a la palestra, olvidando toda la experiencia anterior, que fue justamente esta política la que hundió a la izquierda y nos trajo este escenario autoritario.

El movimiento de la clase obrera no puede dejarse arrastrar nuevamente a alianzas con partidos y organizaciones empresariales, de derechas o burguesas. Pondrán como excusa que el objetivo es sacar a Bukele y que luego se puede discutir con qué sustituirlo, pero lo que nos demuestra la experiencia histórica es que los grupos burgueses siempre se montan sobre este vacío, siendo la minoría en la sociedad, pero a la vez más acomodada y preparada con sus medios de comunicación, agentes plumas pagadas, etc, se posicionan en el movimiento para restablecer la democracia burguesa, que beneficia a la clase empresarial.

La única forma de acabar con este peligro es confiando solo en la fuerza de la clase más numerosa, poderosa y revolucionaria de la sociedad, la que mueve todos los hilos de la economía, pero que no es tomada en cuenta en las decisiones: la clase trabajadora.

Solo la clase obrera y demás clase oprimidas y explotadas, pueden construir una sociedad diferente, libre de opresión y miseria capitalista. Esta es la tarea central de toda la lucha, acabar con el dictador sí, pero sustituirlo por el régimen democratico de la clase obrera, el socialismo. Solo puede lograrse estudiando las lecciones de la historia, construyendo organización obrera, estudiantil y juvenil y defendiendo un punto de vista de clase abiertamente revolucionario.

EEUU y China

Todas las políticas lanzadas por Bukele, tales como la deuda, la militarización, y las privatizaciones en diferentes sectores encubiertas como Asocios Público Privado, el Bitcoin, etc., están siendo material incendiario para el futuro. Ninguna de estas políticas solucionará ninguno de los problemas reales de la clase obrera, al contrario, los profundizará. En estas políticas vemos cómo Bukele sigue siendo un gobierno al servicio de las transnacionales y de los grandes empresarios del país. A pesar de todas las disputas diplomáticas que Bukele ha tenido contra los EEUU ninguna de las empresas gringas que explotan a la clase obrera ha dejado de operar en el país. Esto es sintomático al final, ni a Bukele ni a los EEUU le conviene romper relaciones, aunque el país es pequeño, continúa siendo importante para la región y siempre ha sido un buen aliado de los gringos, con la posibilidad de un ascenso de la izquierda en Honduras y con la hostilidad de Ortega en la región, a los gringos no les conviene soltar del todo a Bukele.

El cambio de encargado de embajador de EEUU en El Salvador ha venido a calmar las aguas, desde la llegada de Janes Manes al país, Bukele no volvió a tener escenas de bravuconería con los EEUU, a parte de la estocada que les dieron a varios funcionarios públicos con la cancelación de Visas. Por ahora un conflicto que lleve al rompimiento de relaciones con los EEUU es poco probable, aunque como ya sabemos Bukele no es un tipo de fiar, él mantiene siempre una estrecha relación con Pekín y para China la región también es importante. En un posible escenario donde Bukele pierda popularidad y tenga que llegar a extremos, China puede darle su apoyo a cambio de negocios, como ha sucedido en otras regiones donde los regímenes opresivos se quedan aislados.

Estados Unidos está consciente de lo espinoso que es tratar con Bukele, por eso están ya moviendo piezas claves para crear un ambiente adverso que permita la sucesión del gobierno a otro personaje. Recientemente, los gringos desembolsaron 271 millones de dólares para la USAID en la lucha contra la corrupción y la democracia, con este dinero intentan salvar sus instituciones y su sistema, Bukele y otros gobernantes latinoamericanos no les son beneficiosos para sus propósitos, la mejor democracia es la que funciona con la independencia de los poderes del Estado, el llamado “Estado de derecho”.

Este tipo de democracia burguesa garantiza la explotación y la expoliación de la clase obrera, por eso invierten millones y millones de dólares por diferentes canales, desde la USAID, ONGs y fundaciones humanitaria y altruistas, el objetivo es preservar la imagen de las instituciones constitucionales y democráticas. Porque entre menos opresivo sea el régimen mejor es para esconder la explotación de la clase obrera. Pero en etapas de crisis, mantener estos regímenes de Estado de derecho es casi imposible, por lo tanto, los problemas para los capitalistas se multiplican, el peligro de la revolución se ve más cercano con dictaduras opresivas.

Bukele ha desarrollado una ofensiva contra las instituciones de la democracia burguesa. Prácticamente ha cooptado todas las instituciones, por muy negativo que parezca, hay algo positivo en todo esto, porque demostrará que estas instituciones han sido creadas para garantizar la explotación y la opresión y que no basta con un cambio de rostro, porque él terminará profundizando las condiciones miserables de vida de la clase obrera aun y con el control de todo el aparato del Estado y esta percepción por parte de las personas ya se está desarrollando. La gente concluirá que para cambiar se necesita barrer con todo este sistema podrido y crear instituciones realmente democráticas controladas por la clase trabajadora en su conjunto.

Eso quedará demostrado con el fracaso de Bukele, este camino está siendo una escuela para la clase obrera, los imperialistas darían lo que fuera por tener un gobierno diferente, en este sentido hasta el gobierno del FMLN les era más beneficioso. Por eso buscan constantemente sacudirse a Bukele, pero no lo pueden hacer mientras la clase obrera aún le tenga esperanzas, porque no hay otra alternativa y su farsa aún no ha quedado al descubierto para la mayoría, aunque ya hay avisos de esto, que seguramente los imperialistas aprovecharán para la imposición de un gobierno controlable con una política de hierro en favor de las transnacionales, para eso está trabajando la cooperación internacional en nombre de la democracia y la anticorrupción en la región.

En Nicaragua, por ejemplo, financiaron a la oposición en nombre de la democracia y la libertad, ideas que son palabras vacías para el imperio norteamericano. Durante el conflicto entre Nicaragua y EEUU por la construcción del canal interoceánico pagado por China, los Estados Unidos financiaron a través de la USAID, la agencia de la CIA, a grupos reaccionarios para derribar a Ortega. El dinero ha llegado al país a través de las ONG que se dicen luchar por la democracia, pero lo único que buscan es la sucesión del poder del Estado de un sector empresarial vinculado con Ortega y China a otro sector empresarial vinculado directamente a los EEUU.

En esta disputa interburguesa en Nicaragua quienes pagaron los platos rotos fue siempre la clase obrera, durante los conflictos cientos de jóvenes de ambos bandos han muerto en nombre de la libertad. El Salvador no está lejos de este escenario con el régimen de Bukele. La clase dominante luchará para volver a controlar de forma segura su aparato estatal. El Estado burgués es un arma imprescindible para garantizar los intereses de la clase dominante, la usurpación de advenedizos como los Bukele no puede durar mucho en momentos de crisis como la actual.

Conclusiones

La juventud debe tener claridad, el régimen de Bukele hay que derribarlo, pero en esa lucha es únicamente la clase obrera en su conjunto la única que puede hacerlo y garantizar un futuro diferente. Ninguna organización financiada por «cooperación internacional» o por la burguesía nacional puede sobrepasar los límites de la democracia burguesa. En un proceso revolucionario quien esté del lado del pueblo tendrá que abandonar a sus financistas externos, que tienen su propia agenda enfocada a convencer a la clase obrera que las revoluciones son autoritarias y antidemocráticas. Las organizaciones que no abandonen a sus financistas liberales y estas ideas por la lucha de la emancipación de la clase obrera estarán del otro lado de la barricada.

El gobierno no tiene mayor margen de maniobra para mantenerse por mucho tiempo en el poder sin desatar la represión y ataques a las condiciones de vida. Las privatizaciones que se están intensificando son las primeras señales que muestran que el gobierno de Bukele no tiene cómo resolver los problemas financieros, y no solo se pueden venir más privatizaciones, sino también nacionalizaciones de sectores entregados en el pasado a empresarios.

La vuelta de estas instituciones a manos del Estado será de alguna forma positiva, una vez nacionalizadas la clase obrera debe exigir el control obrero de estas instituciones y una contabilidad abierta para combatir la corrupción y la manipulación de dinero de carácter arbitrario. El control obrero de las instituciones del Estado es la salida para acabar con la corrupción, esta debe ser una consigna de la clase obrera y los sindicatos.

Los ataques y políticas reaccionarias están a la vuelta de la esquina, a la clase obrera y la juventud se le ataca por todos los frentes. La crisis del capital está generando una serie de sub crisis que afectan la vida de todos y todas, como la violencia machista y patriarcal, la crisis climática, la delincuencia, los desplazamientos forzados entre otras.

La clase obrera, la juventud y todos los grupos oprimidos de la sociedad tendremos que hacer resistencia a todos estos ataques y proponernos acabar con el régimen de Bukele y el capitalismo para construir nuestro propio régimen. Vivimos tiempos de grandes cambios, movimientos insurreccionales están a la orden del día alrededor del mundo, y para jugar un papel fundamental debemos prepararnos asiduamente con la teoría marxista que es la única herramienta que nos puede ayudar a liberarnos de la asfixiante opresión a la que nos somete el capitalismo. De nuestro nivel de entrega y sacrificio depende el futuro de las generaciones venideras, no hay tiempo para lamentarnos o para la pereza, la situación exige todas nuestras energías posibles para construir un mundo inmensamente diferente. Estamos seguros que podemos aportar a esta lucha revolucionaria, ¡a construir!

Comité Central BPJ, 8 septiembre, 2021

Bicentenario, identidad nacional y colonialidad.El Salvador 1524-1821/2021. Roberto Pineda. 13 de septiembre de 2021

Introducción

Acumulamos ya trescientos años de pasado colonial y doscientos años de vida republicana, y estas celebraciones del doscientos aniversario de nuestra independencia de España,  nos permiten reflexionar sobre el significado de la memoria y de la historia como componentes de nuestra identidad nacional.

Así como de los desafíos que continúan vigentes, – desde una visión histórica emancipadora-,  de seguir buscando en este siglo XXI, las  coordenadas de lucha de los sectores populares hoy salvadoreños.

No obstante esto, debemos reconocer que las clases dominantes a lo largo de este recorrido de quinientos años han logrado borrar de nuestra memoria tres grandes continentes que son esenciales para fortalecer nuestra identidad de lucha popular y nacional: las luchas populares antes de la conquista española, durante la época colonial y a lo largo de la era republicana.

Recuperar estas historias es un gran desafío estratégico como movimiento popular,  ya que nos permitirá arrebatar de manos de las clases dominantes la memoria de lucha de nuestros antepasados, y  a partir de esta comprensión, establecer los pilares de continuidad de los nuevos horizontes emancipatorios, de las nuevas luchas.  

Relación entre historia y memoria

La destrucción de nuestra memoria de lucha fue parte esencial de la estrategia  que realizaron los conquistadores españoles, luego de lograr la derrota militar de nuestras nacionalidades indígenas, y lo hicieron mediante la imposición  de la visión eurocéntrica, mediante la religión católica, el idioma español  y posteriormente de la educación colonial.

Nuestra memoria fue borrada con la espada y también con la cruz. Y la historia que conocemos es fundamentalmente la historia de los poderes dominantes. El peruano Aníbal Quíjano conceptualizó este complejo proceso con el término de colonialidad del poder[1].

Explica Quijano que fue un proceso mediante el cual se estableció “una dominación directa, política, social y cultural de los europeos sobre los conquistados de todos los continentes”. Añade que en su aspecto político, “la dominación colonial ha sido derrotada.” En nuestro caso, en septiembre de 1821. Y no el 15 sino hasta el 21 de septiembre que se conoció el Acta de Independencia.

Pero enfatiza que “la estructura colonial de poder produjo las discriminaciones sociales que luego fueron codificadas como “raciales”, étnicas, “antropológicas” o “nacionales.” “(…) Dicha estructura de poder fue y todavía es el marco  dentro del cual operan las otras relaciones sociales, de tipo clasista o estamental.”Quijano olvida mencionar que también  las de género.

Y subraya otra dimensión clara de este sistema de colonialidad del poder, la cultural. Explica que “no obstante que el colonialismo político fue eliminado, la relación entre la cultura europea…y las otras, sigue siendo una relación de dominación colonial.” Plantea que “existe una dominación del imaginario de los dominados. Es decir actúa en la interioridad de ese imaginario. ”

Indica que al inicio de la conquista “la represión recayó ante todo, sobre los modos de conocer, de producir conocimientos, de producir perspectivas, imágenes y sistemas de imágenes, símbolos, modos de significación.”

Y este proceso “fue seguido por la imposición del uso de los propios patrones de expresión de los dominantes, así, como de sus creencias e imágenes referidas a lo sobrenatural, las cuales sirvieron para impedir la producción cultural de los dominados,  y como medios muy eficaces de control social y cultural.”

Concluye que “la cultura europea pasó a ser un modelo cultural universal.” Y reflexiona que “El imaginario en las culturas no-europeas, hoy difícilmente podría existir y, sobre todo, reproducirse, fuera de esas relaciones.”

El transito del orden colonial monárquico al orden republicano independiente

Luego de trescientos años, el orden colonial fue desafiado y finalmente eliminado. Fue la misma sociedad colonial la que originó sus enterradores,  entre estos los sectores populares mulatos y mestizos que dirigidos por los sectores criollos, lograron la independencia. En nuestro caso, los sectores indígenas no participaron en este esfuerzo.

El esfuerzo por la independencia fue conducido principalmente por los sectores criollos añileros, e hizo uso de una gran variedad de formas de lucha, incluyendo la ideológica, la insurreccional,  y la parlamentaria.

“Existe una continuidad histórica entre las gestas emancipadoras impulsadas por las masas populares en el periodo comprendido entre 1810 y 1821, que culminó con la firma de la Declaración de Independencia de España el 15 de septiembre de 1821…”[2]  y las luchas del presente.

La  independencia patria estuvo precedida por una intensa lucha ideológica entre las corrientes procolonialista s y proindependentistas, representadas por los periódicos El amigo de la patria de corte conservador y El editor Constitucional de corte liberal. Esto explica que luego de asegurar la independencia en 1824, una de las primeras medidas de José Matías Delgado, fue publicar el Semanario Político Mercantil[3].

El proceso independentista fue caracterizado por Alejandro Dagoberto Marroquín en su obra clásica Apreciación sociológica de la independencia salvadoreña, de la siguiente manera:

“La independencia de España es para El Salvador, como para el resto de Centro América, un proceso revolucionario que se inicia en 1811 y culmina en 1821. Sus consecuencias, para los destinos de los pueblos centroamericanos fueron de extraordinaria importancia, pues de tal proceso revolucionario arrancan las características esenciales de nuestra nacionalidad.[4]

Por su parte, Sarbelio Navarrete caracterizó esta lucha, desde una óptica marxista ya desde 1913:

“La lucha de clases dentro del estado colonial se mantiene entre las autoridades de la colonia y los mismos colonizadores, quiere decir que las clases más altas de la colonia aspiran a la dirección suprema de sus propios negocios e intereses para lo cual tienen por necesidad que oponerse  a los representantes directos de España.”[5]

Por su parte, uno de los autores clásicos del marxismo centroamericano, el guatemalteco Severo Martínez Peláez,   caracteriza el proceso independentista de la siguiente forma:

“La independencia suprimió el gobierno representativo de las clases dominantes españolas, pero fue la implantación del gobierno de una clase colonial dominante a medias…”[6]

Cambios a nivel de estado

El estado republicano creado luego de la independencia era muy débil y estaba integrado por la tradicional  división  liberal de  ejecutivo, legislativo y  judicial, y asumió inicialmente un carácter federal centroamericano.  La primera Constitución del “Estado del Salvador” data de 1924, luego de derrotar el proyecto anexionista mexicano de Agustín de Iturbide.

En este texto en su artículo primero se consigna que “El Estado es y será siempre libre e independiente de España y de México y de cualquiera otra potencia o gobierno extranjero, y no será jamás el patrimonio de ninguna familia ni persona.” 

En su artículo segundo establece que “Será uno de los Estados federados de la República del Centro de América.” Y en su artículo tercero dispone que “El Estado es libre, soberano e independiente en su interior administración y gobierno.[7]” 

El artículo 13 sobre la soberanía es muy significativo: “El pueblo no puede ni por sí, ni por autoridad alguna, ser despojado de su Soberanía; ni podrá excederla sino únicamente en las elecciones primarias, y practicándolas conforme a las leyes. Mas tienen los salvadoreños el derecho de petición, y la libertad de imprenta para proponer medidas útiles, y censurar la conducta de los funcionarios públicos en el ejercicio de su cargo y el de velar sobre el cumplimiento de las leyes.”

En esa época existían únicamente cuatro departamentos: San Salvador, Sonsonate, San Vicente y San Miguel. Existía un Jefe Supremo del Estado, elegido por cuatro años, y el primero en ocupar este puesto fue Juan Manuel Rodríguez, del 22 de abril de 1824 al 1 de octubre de 1824. Y había un solo Ministro General. Además existía el Congreso del Estado, y una Corte Superior de Justicia.

A nivel de economía

La economía, de naturaleza extractivista,  estaba al momento de la independencia basada en el cultivo y exportación del añil pero se encontraba ya en crisis debido a múltiples factores, entre estos  la intermediación de los comerciantes guatemaltecos, los diversos impuestos, la falta de mano de obra, etc.

Esta crisis fue agravada con los gastos de las guerras entre conservadores y liberales, y dio lugar a que se buscaran nuevas fuentes de ingresos y es aquí que aparece el cultivo y exportación de café, que posteriormente desplazaría al añil y se convertiría por  muchos años en el eje de la economía nacional.

A nivel de sociedad

Opina Alejandro Dagoberto Marroquín en la obra ya citada que: “La sociedad colonial no era una sociedad coherente y armónica ajena a los conflictos, Desde el momento mismo de la conquista se plantea el antagonismo primario entre los conquistadores. La sociedad colonial surge de este antagonismo, se desarrolla dentro de ese antagonismo y sucumbe sin haber solucionado el referido antagonismo.

Del antagonismo primario: indios vs. conquistadores, surgirán las siguientes oposiciones: Oposición: indios vs. españoles peninsulares. Oposición: indios vs. españoles criollos. Oposición: indios vs. mestizos. Oposición: indios vs. mulatos y negros. Oposición: españoles peninsulares vs. criollos. Oposición: españoles peninsulares vs. mestizos. Oposición: españoles peninsulares vs. mulatos y negros. Oposición: españoles criollos vs. mestizos. Oposición: españoles criollos vs. mulatos y negros. Oposición: mestizos vs. mulatos y negros.

Estas oposiciones, agudizadas unas veces, atenuadas otras, pero siempre latentes, engendran cadenas de intereses que mantienen a la sociedad colonial en perenne estado de emergencia; las instituciones parecen proyectadas para prevenir conflictos y choques violentos. El régimen colonial se consolida y aparentemente controla las fuerzas en pugna. Pero las contradicciones apuntadas seguían minando el aparato político y las bases sociales de la Corona.”[8]

Eduardo Colindres en su obra clásica Fundamentos Económicos de la Burguesía Salvadoreña nos expresa que en la gesta independentista “los grandes productores de añil jugaron el papel más importante, ellos querían tener la independencia económica  de los comerciantes guatemaltecos.”[9]

El historiador Luna nos comenta que según el Informe de 1807 de Gutiérrez y Ulloa “la población de la Intendencia ( de San Salvador) en ese entonces “se calcula en 165,278 personas” distribuidas así “criollos o peninsulares 4,279, mestizos hay 89, 374 y 71,175 indios.”

Ya para esa época, trescientos años de coloniaje habían provocado que la población mestiza superase a la indígena. “La mayoría de los criollos y peninsulares vivían en Metapan, Chalatenango, San Miguel y San Salvador, mientras que los indios principalmente en Sonsonate, Ahuachapán, San Salvador, Cojutepeque y Olocuilta.”

De esta población global 2,913 eran artesanos, mientras que la dedicada a la agricultura era de 19, 619. Los empleados públicos eran 25. Había 4 médicos y 4 abogados. Los sacerdotes eran 88. Las haciendas eran 447 y estaban cultivadas de añil. Los criollos guatemaltecos tenían gran cantidad de haciendas en nuestro territorio.  Plantea Luna que se trataba de “una burguesía mercantil con raíces feudales.”[10]

Por su parte. Lindo-Fuentes considera que luego de lograda la  independencia, “la primera tarea fue la puesta en marcha de un programa liberal. Los molestos reglamentos fueron eliminados…”[11]

A nivel  cultural

En el artículo 5 de la Constitución Política de 1824 se consigna claramente que “La Religión del Estado es la misma que la de la República, a saber: la C. A. R., con exclusión del ejercicio público de cualquiera otra.” 

No podía haber competencia religiosa. Y es que los principales dirigentes del proceso de lucha independentista eran sacerdotes católicos, incluyendo a su dirigente principal José Matías Delgado.

Esto explica para los independentistas la necesidad de controlar a la institución eclesial, de contar con su propio Obispo Y es en este marco que se toma la decisión de nombrar en abril de 1824 a Delgado como obispo, y de declarar el templo parroquial como Catedral, para liberarse no solo en lo comercial de la hegemonía de los guatemaltecos sino también en lo ideológico, en lo religioso. Pero la reacción no se hizo esperar. Y ante la petición del arzobispo de Guatemala, el Papa León XII dictó sentencia inapelable en 1826, la cual fue aceptada por Delgado, desistiendo del obispado.

Conclusiones

Como ha sido tradición en diversos momentos de nuestra historia, el próximo 15 de septiembre será una celebración acompañada por la protesta popular, en este caso por la protesta contra diversas medidas del gobierno populista y autoritario de Nayib Bukele como la imposición del bitcoin, el despido obligado de jueces, y diversas medidas antidemocráticas.

La historia sigue marchando y las nuevas generaciones marchan por las calles de San Salvador en actitud de lucha, como lo hicieron hace doscientos años los sectores populares que conquistaron la independencia. La lucha continua.


[1] Ver Quijano, Anibal. Colonialiadad y Modernidad/Racionalidad. https://www.lavaca.org/wp-content/uploads/2016/04/quijano.pdf. Las citas siguientes de este apartado corresponden a este artículo de Quijano.

[2] Pineda. Roberto. Los ríos de la memoria del jaguar rebelde. San Salvador. Ediciones Prometeo Liberado, 2018. Pág. 25

[3] López Vallecillos, Ítalo.  El periodismo en El Salvador. San Salvador. Editorial Universitaria. 1978.

[4] Marroquín, Alejandro Dagoberto. Apreciación sociológica  de la independencia salvadoreña. San Salvador. Dirección de Publicaciones e Impresos. 2000

[5] Navarrete, Sarbelio. El estado centroamericano. En los jardines de Academo. San Salvador, Editorial Universitaria. 1977

[6] Martínez Peláez. Severo. La patria de criollo.  San Jose, C,R.,EDUCA,1972

[7] Constitución Política de la República del Salvador, 1824. http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/constitucion-politica-de-la-republica-de-el-salvador-de-1824/html/9215c899-4b99-40cf-8960-f18fb644c894_2.html

[8] Marroquín, Alejandro Dagoberto. Apreciación sociológica  de la independencia salvadoreña. San Salvador. Dirección de Publicaciones e Impresos. 2000

[9] Colindres, Eduardo. Fundamentos económicos de la burguesía salvadoreña. San salvador. UCA Editores. 1977

[10] Luna, David Alejandro. Manual de Historia Económica de El Salvador. San Salvador. Editorial Universitaria. 1971

[11] Lindo-Fuentes, Héctor. La economía de El Salvador en el siglo XIX. San Salvador, Dirección de Publicaciones.2006

¡ASI NO! Fespad, Fudecso, Acción Ciudadana, DTJ, CEJ, Fusades, IIDC Anep, Funde. 17 de agosto de 2021

El Equipo Ad Hoc para el estudio y propuestas de reformas a la Constitución de la República, creado a iniciativa del presidente  de la República, invitó a distintas organizaciones de sociedad civil a una presentación del proyecto para reformar casi toda la Constitución. Es válido actualizar la Constitución en debida forma, pero este proceso, y bajo el actual contexto, no otorga condiciones de legitimidad democrática.

Ester es un proyecto impuesto desde Casa Presidencial. Tras eventos como la ocupación militar de la Asamblea del 9F, el golpe de estado del 1M, y la imposición inconsulta del Bitcoin, es imposible confiar en quienes quieren reformar la Constitución.

El anteproyecto de reforma constitucional se preparó con poca transparencia, y sin una verdadera participación de la sociedad. Pero, además toda la reforma está sujeta  a la aprobación exclusiva del presidente,  ratificándose el origen vertical de esta iniciativa.

Las reformas constitucionales deberían estar sujetas al control de una Sala de lo Constitucional legítima e independiente. Tras el golpe de estado del 1M, los magistrados impuestos en el tribunal constitucional carecen de legitimidad y no dan garantías de una revisión independiente.

No es necesario reformar la Constitución para muchos de los  cambios propuestos. Algunos aspectos ya están recogidos en la jurisprudencia constitucional y otras soluciones pueden realizarse mediante reformas legislativas. Lo que se necesita es el respeto y garantía de los derechos reconocidos en la Constitución vigente.

La jurisprudencia constitucional ya estableció que el tiempo de espera para la reelección presidencial no puede reducirse de dos a un periodo después de terminar el primer periodo  para ejercer la presidencia. El Gobierno pretende modificar esa cláusula pétrea.

Antes de reformar la Constitución, deben existir condiciones democráticas, que garanticen efectivamente los derechos de las personas y debe restaurarse el orden constitucional roto por el golpe de Estado del 1M.

Estamos abiertos a participar y aportar en los proyectos de desarrollo y bienestar del país. Pero mientras no se generen condiciones democráticas, existe el riesgo de que nuestra participación se use solo para dar una apariencia de legitimidad a un proceso que no la tiene. Por ello no participaremos. ¡Así no!

San Salvador, 17 de agosto de 2021