El Prometeo capitalista. El fuego hermenéutico: interpretaciones del mito de Prometeo. David Fernández. 2017

Desde  las  superestructuras  culturales  del  capitalismo  podemos  encontrar  tres  estructuras  discursivas  muy  claras  que  realizan  una  exointerpretación  con  el  mito  de  Prometeo. La primera de estas exointerpretaciones nos lleva hasta el  Rockefeller Center de Nueva York,  complejo de 19 edificios  comerciales en pleno  corazón de Manhattan.

El  complejo,  construido  por  la  familia  Rockefeller,  está  plagado  de  imágenes  que  lo conforman  como  un  lugar  lleno  de  simbolismo.  Y  hasta  allí  ha  llegado  Prometeo,  y  parte de su familia, porque también podemos encontrar a su hermano Atlas.

La historia  del  complejo  Rockefeller  comienza  en  1920  y  la  intención  del  magnate  de  impulsar  la economía de su “barrio”. Pero con el desarrollo del capitalismo, de Nueva York, de  Estados  Unidos,  el  complejo,  adornado  de  titanes,  adquirió  tintes  titánicos,  como  el  resto  de  círculos  concéntricos  en  que  se  escribía:  la  gran  manzana,  la  economía,  el  capitalismo.

El  Rockefeller Center es algo más que un monstruoso complejo comercial,  es un canto, un símbolo de la fastuosidad capitalista, en pleno corazón de Nueva York,  gran metrópolis por antonomasia de nuestra cultura capitalista, con sus rascacielos, sus  complejos  financieros,  su Wall  Street…  es  la  Meca  del  mundo  moderno,  adonde  peregrinan  millones  de  turistas  para  ver  el  templo  sagrado  del  sistema  capitalista  y  dejarse  fascinar  por  la  monstruosidad  sobrecogedora  de  su  titanismo. 

Es  el  emblema internacional  de  Estados  Unidos,  la  joya  de  la  corona  capitalista,  y  en  su  corazón,  en  pleno corazón de Manhattan, este  complejo comercial  plagado de símbolos, de fuerzas  mitológicas y prometeicas, sacando músculo y ostentando poder, el poder del titanismo  económico, capitalista que lo vio nacer y del que se convierte en su canto.

Las estatuas  de los titanes contribuyen a imprimir ese carácter simbólico, y Prometeo se erige en ese  corazón capitalista con todo su esplendor (en un bronce dorado que fulge como el sol o el  oro),  activando  sus  significaciones  de  progreso  y  avance  civilizador,  del  fuego  entregado  a  los  humanos  para  erigir  la  supercivilización  capitalista. 

El  Rockefeller  Center es   un   canto   al   capitalismo,   y   en   su   centro,   Prometeo   imprimiendo   sus  significaciones  de  progreso  y  civilización  a  ese  canto.  Un  progreso  basado  en  el  hipercrecimiento,  en  un  sistema  económico  y  social  basado  en  el  crecimiento  y  desarrollo  perpetuo,  siempre  creciendo,  porque  si  se  detiene,  entonces  se  convierte  en  crisis. Una concepción monstruosa de crecimiento que amenaza con desbordar algún día  los  límites  humanos. 

Una  civilización,  un  sistema,  que  quiere  crecer  y  crecer  hasta  llegar  a  los  dioses.  La  propia  estatua  de  Prometeo  en  el  Rockefeller  center es  una exhibición  de  poder.  Solo  un  capitalismo  hipermusculado  podía  permitirse  el  lujo  de erigir  una  estatua  de  bronce  dorado  que  irradia  luz  como  el  fuego,  el  sol,  el  oro. 

Los  grandes  prohombres  del  capitalismo  americano  asumieron  una  naturaleza  titánica,  se  adjudicaron  la  videncia  prometeica  de  la  civilización  capitalista  y  esa  suerte  de  hermanamiento  titánico  como  aquellos  monstruos  que  desde  la  sombra  pretender  desbancar a Zeus, como si dirigiesen el destino de los hombres y el dominio del mundo  desde  las  profundidades  de  su  sistema.

Con  la  estatua  prometeica  de  Paul  Manship (1934),  junto  al  resto  de  titanes  y  símbolos  escultóricos  que  vertebran  el  complejo  capitalista por excelencia, la exointerpretación del capitalismo como fuerza de progreso  que habría de llevar a la supercivilización estaba consumada.

Cabe resaltar que se han propuesto lecturas esotéricas de la estatua a través de la  multitud  de  símbolos  que  en  ella  están  inscritos.  Esas  lecturas  recurren  al  satanismo  prometeico,  al  vínculo  entre  los  dos  mitos  ya  recurrente  en  épocas  anteriores,  para  construir  su  teoría  conspiranoica  de  control  y  manejo  secreto,  oculto, de  los  hilos  del  poder  y  de  la  civilización. 

La  equiparación  a  la  Atlántida,  la  lectura  satánica,  los  paralelismos   de   Prometeo   con   Lucifer   como   portador   de   la   luz,   del   fuego   del

conocimiento que lleva al progreso, la mirada de Prometeo pareciendo dirigirse hacia el  símbolo  de  capricornio  contenido  en  el  anillo  que  lo  rodea,  como  una  prefiguración  visionaria  del  renacimiento  de  Lucifer,  la  utilización  del  mito  prometeico  no  como advertencia sino como invitación, como modelo a seguir, con las ambiciones de control,  dominio  y  transformación  del  mundo,  modelado  a  la  imagen  y  semejanza  de  la  economía  capitalista,  y  los  poderes  que  dirigen  el  mundo  en  la  sombra,  y  un  largo  etcétera,  contribuyen  a  la  conformación  del  símbolo. 

Al  margen  de  su  veracidad  o  no  veracidad,  de  la  posibilidad  de  esas  lecturas  e  interpretaciones  o  el  desvirtuamiento  de  las  mismas  respecto  a  las  realidades  significativas,  lo  que  está  claro  es  que  su articulación contribuye a reforzar el simbolismo titánico implícito en la construcción del Rockefeller  Center. 

Una  construcción  discursiva,  al  cabo,  cultural,  donde  el  sistema  capitalista encuentra su dimensión mítica, y se ofrece como la sabiduría prometeica que  conduce a los hombres hacia el progreso y su idea de civilización, la supercivilización.  Es la exointerpretación prometeica del capitalismo, del lado más oscuro y luminoso del  Occidente contemporáneo.

Pero  no  es  la  única  exointerpretación  prometeica  que  el  capitalismo  nos  ha dejado.  Desde  la  producción  simbólica  de  la  publicidad  también  se  yergue  otra  exointerpretación capitalista. Grandío Montes propone enfrentar la publicidad desde las  reflexiones de Camus sobre el mito de Prometeo:

“El  hombre  actual  es  semejante  al  hombre  anterior  a  Prometeo:  desposeído  de  todo,  especialmente  de  la  libertad, vive  a  merced de  los dioses que  lo privan del  fuego  y del  alimento. Y en este punto se presenta la figura protectora del Titán rebelde: «Prometeo es ese héroe que amó bastante a los hombres para darles al mismo tiempo el fuego de la  libertad, las técnicas y las artes (2012: 161).

Desde  esta  perspectiva  que  arranca  en  Camus,  la  publicidad  se  erige  como  ese  fuego sagrado prometeico que traerá a los hombres lo que necesitan. La falta de libertad  de  los  hombres,  sumidos  en  el  devorador  desarrollo  tecnológico  que  los  deshumaniza,  se ve compensada por la vía de acercar tecnología, ciencia y progreso al arte que realiza  la publicidad:

Vemos cómo la  publicidad se convierte  en  un  nuevo Prometeo en el  sentido destacado por  Camus  que  en  su  proceder -siempre  nos  recordará  que  cualquier  mutilación  del hombreno  puede  ser  sino  transitoria  y  que  nada  puede  aprovechar  el  hombre  si  no  es provechoso a todo su ser.

Y así ocurre pues, como sabemos, la publicidad no presenta mercancías  útiles,  sino  productos  cargados  de  valores  simbólicos  que  inciden  en  determinados aspectos  de  la  vida  de  los  posibles  consumidores.  Una  gran  cantidad  de  los  productos  que  se anuncian  hoy  son,  a  la  vez,  alimento  para  el  cuerpo  (función  material)  y  para  el  alma  (función espiritual)  […]

En  general  arte  y  la  belleza  han quedado  relegados  en  el  mundo  actual  a  un  segundo  plano  frente  a  la  omnipresente  tecnología, materializada en la máquina. De nuevo la publicidad busca restituir lo que la  modernidad  se ha  dejado  en  el  camino:  la  belleza  del  arte.  Para  ello el  producto  se  estiliza,  se  estetiza,  se manipula  igual  que  el  potencial  comprador  […]

Se  presenta  el  producto   como   un   objeto   fascinador   y   este   carácter lo   confiere,   sobre   todo,   la  estilización a la que está sometido (Grandío Montes, 2012: 166-168).

La  publicidad  se  hace  prometeica.  Y  junto  a  ella,  en  confabulación,  emerge  el  sistema  de  marcas  capitalista.

En  este  sistema,  las  marcas  no  son  solo  nombres,  son  marcas  de  amor. Una marca, nos recuerda Verdú, «es más que una cosa […] Una no-cosa  que  se  convierte  por  sublimación  en  estilo,  ideología,  creencia»,  actuando  como  territorio  simbólico y  comportándose  como  soplo  espiritual  (2003:  124  y  ss.). 

El capitalismo convierte «los productos en ideologías» y optar por una marca es «optar por  una  ilusión  de  vida».  En  esta  cultura  del  simulacro  las  marcas  son  caminos  simulados  que  nos  llevan  a  nosotros  mismos,  al  portarla,  como  una  suerte  de  anillo  mágico, configura  su  hechizo,  construyendo  la  ilusión  de  que  somos  lo  que  desearíamos  ser  al  portarla.  En  la  cosmología  de  la  marca  lo  que  importa  no  es  la  cosa  sino el  alma  de  la  cosa, que es lo que, por identificación, se trata de adquirir (2003: 127).

Así pues, cuando la  mercancía  elige  su  nombre,  no  lo  hace  de  cualquier  forma,  porque  sabe  que  ha comenzado  su  proceso  de  constitución  en  marca, ha  comenzado  la  construcción  de  su  alma.

En este contexto, la mitología ha tenido su espacio también. Vemos muchos mitos erigirse  en  marcas  comerciales,  pero  no  todos  los  mitos  llegan  al  espacio  de  la  marca.

Porque  los  mitos  tienen  un  alma  de  significaciones,  y  no  todas  son  deseadas  para  la  construcción almática de la marca. Así, Venus, por ejemplo, es un mito muy recurrente como  marca,  pero  no  abundan  muchos  productos  que  en  la  construcción  de  su  marca  asuman el nombre de Edipo. Como Venus, Prometeo es otro mito del que enamorarse al  convertirse en marca. Enseguida se activan sus mitemas tecnológicos y civilizadores.

Y  así,  encontramos  parques  infantiles  de  la  marca  Prometeo,  sillas  marca  Prometeo,  relojes suizos marca Prometheus y toda una gama variable de objetos que asumen como  marca  al  titán.  La  tecnología  como  fuente  de  creación  de  comodidad  y  posibilidades  insospechadas  para  el  hombre  contemporáneo  activa  el  mitema  prometeico. 

Prometeo  nos trajo la tecnología y la civilización, y qué mejor tecnología que la de una marca que  proclama, con el nombre del titán, que es el último grito en evolución tecnológica para  contribuir  a  la  civilización  humana.  La  exointerpretación  vuelve  aquí  a  realizarse.  La  mercancía,  a  través  del  complejo  sistema  afectivo  y  libidinal  de  la  marca,  convoca  al  titán para proclamar su desarrollo tecnológico en todo tipo de productos.

En   una   línea   similar,   pero   desde   otro   mitema,   encontramos   la   cara   más  humanística  del  capitalismo  con  el  titán.  Se  trata  de  la  construcción  de  la  civilización  desde la educación. Aquí, el titán recupera su carácter de sabio. La civilización lograda  a  través  de  la  educación  esla  última  de  las  construcciones  que  abordaremos  aquí.

Prometeo  nos  trajo  el  conocimiento  y  traernos  la  civilización.  Y  desde  otro  ámbito  discursivo, la cultura también da pie a una exointerpretación humanista de Prometeo. La  civilización  debe  construirse  desde  ese  mismo  fuego  prometeico,  la  sabiduría,  la  educación.  Así,  encontramos  marcas  prometeicas  en  editoriales,  librerías,  becas  de  investigación, proyectos de educación  y desarrollo, y también encontramos a Prometeo  insertado en  el discurso  científico humanístico.

Prometeo se contrapone  a Epimeteo en  la  figura  del  educador  en  muchos  discursos  que  abordan  el  tema  de  la  educación.

Prometeo será convocado en artículos que abordan diferentes estrategias de intervención  social  educativa,  o  fallas  de  los  sistemas  educativos  y  ―la  educación  insuficiente‖.

Prometeo  será  convocado  para  hablar  de  proyectos  sobre  el  genoma  humano,  o  será  el  nombre  que  adopte  la  iniciativa  del  gobierno  ecuatoriano  para  potenciar  su  sistema  de investigación y desarrollo. Prometeo será convocado para hablar de política (―Prometeo  en  las  urnas‖),  o  a  Prometeo  liberado  se  referirán  para  hablar  de  la  biblioteca  y  las  SGAE. 

El  fuego  de  Prometeo  se  convoca  para  investigar  sobre  Leonardo  da  Vinci,  o  para hablar de los cocineros más prestigiosos en sus fogones. Prometeo. UNIMET es un programa  universitario  de  formación  integral.  A  internet  se  han  referido  como  ―la  morada del postmoderno Prometeo.

El nuevo Prometeo es el nombre que se escoge para  reflexionar sobre  el liderazgo carismático en  el contexto de las democracias modernas.

Prometeo,  Prometeo,  Prometeo,  como  un  conjuro  con  el  que  se  invocan  las  fuerzas  civilizadoras   de   la   educación,   conformando   la   exointerpretación   capitalista   y  globalizada  más  humanística.

Una  exointerpretación  que  cierra el  círculo  llenando  la  investigación humanística de metáforas prometeicas. Los grandes maestros, los grandes  líderes  educacionales  o  científicos,  como  antes  fueron  los  artistas,  se  proclaman  como  Prometeos que a través de la educación  y el conocimiento sientan las bases del camino  que debe tomar nuestra civilización.

Como cuando Labrador(2008: 243), para describir al  Einstein  psicodélico  fumando  hachís  que  aparece  en  la  portada  del  cómic Apaga  y vámonos.   Albert   Einstein:   historias   subterráneas,   de   Vives   (1976),   utiliza   la  nomenclatura de “el moderno Prometeo”.

Como  cuando Jorge Bustos (2016) adopta el título  de El  hígado  de Prometeo,  para  abordar desde  el  ensayo  y la  concepción  de  la  potencia y fragilidad del humanismo, «que muere y nace cada día, siempre  amenazado y  siempre  reconstruido»,  una  serie  de héroes  civilizadores  que  tratan  de  combatir  la  decadencia de la civilización.

La educación como labor prometeica, elaborada desde las  marcas  de  mercancías  que  contribuyen  al  desarrollo  intelectual,  desde  cientos  de proyectos que asumen el nombre de Prometeo para dar forma a propuestas novedosas de  educación  y  desarrollo  o  de  investigación,  desde  la  articulación  del  discurso  científico  que convoca el nombre del titán para todo lo que tenga que ver con el conocimiento y la propuesta  humanística  de  la  civilización,  desde  la  metáfora  prometeica  para  cualquier acto  humanístico,  o  cualquier  icono  del  conocimiento,  se  conectan  para  construir  esta  exointerpretación. 

Un  discurso  cultural  que  se  enfoca  al  conocimiento  y  la  educación  como  piedras  del  desarrollo  de  la  civilización,  que  se  enfoca  hacia  el  futuro  más  humanístico   y   humanizado   desde   la   construcción   del   presente   con   un   discurso  prometeico.  El  Prometeo  sabio,  guía,  gurú,  filántropo,  previsor  de  los  hombres  es  la  educación  que  dará  lugar  a  la  civilización  que  se  proyecta  y  se  busca  construir  desde  este  discurso  humanístico,  una  civilización  sentada  sobre  las  bases  de  un  moderno  humanismo dirigido a cultivar a los hombres.

El concepto de actor. Reflexiones y propuestas para la ciencia política Ester García Sánchez. 2006

Pocos conceptos resultan tan centrales para las ciencias sociales y, en particular, para la ciencia política, como el de actor. El término ha sido y es profusamente utilizado por teóricos y analistas de muy distintas disciplinas y aparece, cada vez con más frecuencia, en los discursos cotidianos de periodistas y políticos.

Quizá por ello resulta tan sorprendente que sean tan escasas las propuestas para definirlo: muchas de las investigaciones que afirman partir del enfoque de actor[1] se limitan a señalar su importancia o se aventuran al análisis empírico sin haber perfilado previamente los contornos del concepto.[2]

Ni siquiera el renovado protagonismo que le han conferido los estudios sobre relaciones internacionales o sobre políticas públicas[3] ha servido para acuñar una buena definición que nos permita saber «qué es» y «qué no es» un actor.

EN BUSCA DE UNA DEFINICIÓN

Antes de proseguir conviene hacer una aclaración. Insistir en la necesidad de definir el concepto no ha de entenderse como una forma soterrada de afirmar que los actores, con sus decisiones y comportamiento, explican las políticas públicas ni que éstos sean las únicas variables que el investigador haya de manejar.

Al contrario: soy consciente de las debilidades del «enfoque de actor» (Beyme, 1994: 335 ss) y creo, con Marsh y Smith (2000),[4] que tan importante es atender a los actores como a los elementos estructurales a la hora de explicar los fenómenos sociales y políticos. Así pues, defiendo que los análisis empíricos acudan a enfoques eclécticos, como el que parece propugnar Karl Popper (1987) al hablar de la «lógica de la situación».

Dicho esto, y dada la utilidad del término, es imprescindible superar el actual estado de presunciones y sobreentendidos existentes sobre el tema porque, como afirma Sartori (2005), «definir» es necesario.[5] He de hallar una «definición caracterizadora»[6] y aplicable en el análisis empírico, lo suficientemente amplia como para cubrir un amplio espectro de casos —y permitirnos identificar a los actores individuales, a los colectivos o supra–individuales, por utilizar la expresión de Harré (1981)— y, al tiempo, lo suficientemente precisa como para no quedar convertida en un «cajón de sastre» vacío de contenido.

La identificación de los actores individuales no suele presentar mayores dificultades.[7] No sucede lo mismo en el caso de los actores colectivos: evidentemente, no todo grupo de individuos puede ser considerado de manera automática un actor. No hay duda de que una empresa, un parlamento, un colegio profesional o una asociación de vecinos merecen tal calificativo. Pero ¿es posible aplicar la definición de actor a aquellos otros conjuntos de individuos, como las clases sociales, las familias o los movimientos sociales, que carecen de una organización interna estable y de una «cabeza visible» y a los que resulta difícil atribuir alguna responsabilidad?[8]

El intento de establecer los límites del concepto de actor nos lleva inevitablemente a revisar la bibliografía existente sobre este tema o sobre otros términos próximos.

Las diferentes aportaciones al debate sobre las relaciones entre «acción» (agency) y «estructura» (structure) pueden constituir un buen punto de partida.[9] En ellas, el término actor se define a partir de la idea de acción: el actor (o el agente) es todo aquel sujeto que actúa, en otras palabras, el sujeto de la acción.

Así, por ejemplo, para Giddens (1979), cuya conocida teoría de la estructuración ha constituido, sin duda, una de las más destacadas contribuciones a ese debate, la actuación del actor (individual) tiene cuatro características definitorias: i) es una intervención intencionada, aunque sea inconsciente, ii) sobre la que el sujeto puede reflexionar y de la que es responsable, iii) que depende no tanto de las intenciones del sujeto cuanto de su capacidad y iv) que no está determinada sino que es «contingente y variable», en el sentido de que el actor tiene la posibilidad de actuar de otra manera.

Por su parte, Hay (1997) señala que los conceptos de actuación y actor —y, consiguientemente, el de estructura— están íntimamente vinculados a la idea de poder. De hecho, el vocablo inglés agent se refiere al sujeto «que actúa o ejerce el poder para producir algo». A su vez, el término poder tiene, en castellano, al menos una doble acepción: poder como «capacidad» y poder como «dominio».[10]

Por tanto, el actor sería aquel sujeto que tiene capacidad para dominar (esto es, para ejercer una presión sobre) a otros actores o el contexto en el que actúa.

La idea de actuación está también presente en Hindess aunque, en esta ocasión, aparece vinculada a la noción de decisión. Para este autor, un actor es «un lugar de decisión y acción en el que ésta última es, de alguna forma, consecuencia de aquélla» (Hindess, 1986: 115). Su concepción es bastante restrictiva: sólo puede considerarse como actor la instancia que sea capaz de tomar decisiones porque cuenta con medios identificables para hacerlo.

Una de las definiciones más recientes y, a nuestro juicio, más sugestivas, es la ofrecida por Sibeon (1999a). Para este autor, y en ello coincide con Hindess (1986), un actor es aquella entidad que dispone de los medios para decidir y actuar conforme a sus decisiones, cuyas características (denominadas «propiedades emergentes») son cualitativamente distintas a las de la suma de las decisiones de los individuos que la integran y a la cual se le puede atribuir responsabilidad por los resultados de sus acciones.

De ello se deduce, según Sibeon, que «aparte de los actores individuales y de los actores sociales —organizativos— tales como los partidos políticos, los comités, los ministerios, las empresas privadas, las asociaciones profesionales, los grupos de presión organizados y similares, no hay otros actores» (Sibeon, 2003: 2).

Atribuir a la sociedad, los hombres, la clase media, las personas de raza negra o de raza blanca o, incluso, al Estado, el calificativo de actores es caer en el peligro de «reificación», puesto que ninguna de estas entidades puede modificar o ser responsable por las condiciones sociales existentes.

La propuesta de Sibeon tiene, como él mismo apunta, claras implicaciones prácticas. Las teorías o estudios —como las de Touraine (1981) o Mouzelis (1991) sobre las clases sociales— que atribuyen responsabilidad a entidades o colectivos que no son actores por determinados fenómenos o circunstancias sociales —la pobreza, la discriminación, etcétera— carecen por completo de valor explicativo y dificultan el análisis que sería necesario realizar para actuar (sobre) o modificar tales circunstancias.[11]

Coincido con Sibeon en la necesidad de emplear con cautela el calificativo de actor, pero su opinión acerca de que los estados no son actores plantea no pocas dudas. No entraré aquí en el debate sobre si es o no legítimo trasladar al Estado los rasgos y atributos de los individuos —en definitiva, hablar de la «personalidad» de los estados como sugiere Wendt (1999, 2004)—.

Baste señalar que, en el plano internacional, los estados siguen desempeñando un papel fundamental, por más que otros actores subnacionales, supranacionales o trasnacionales hayan asumido una creciente importancia (Menon, 2003). En la firma de tratados, en la representación ante organismos internacionales, en la resolución de conflictos fronterizos, en la declaración de guerra o en la presentación de credenciales diplomáticas, las «unidades de acción» son los estados y son éstos los que se reconocen mutuamente la capacidad de negociación e interlocución.

Es cierto que, en muchos de estos casos, no son los estados sino sus gobiernos y/o sus parlamentos los que adoptan las decisiones pero, en última instancia, es a aquéllos a los que compromete y a los que se les exigirá responsabilidades en caso de incumplimiento.

Desde la perspectiva del «institucionalismo centrado en el actor»,[12] Scharpf (1997) entiende que los actores quedan básicamente caracterizados por i) sus orientaciones (percepciones y preferencias) y ii) sus capacidades. La complejidad del primero de estos rasgos, lleva a Scharpf a proponer su desagregación en una serie de componentes más fácilmente observables:

    • La unidad de referencia. Con frecuencia, los individuos no actúan en su propio nombre sino en el de otras unidades más complejas (como la familia, la empresa en la que trabajan, el sindicato o el partido político al que están afiliados) con las cuales se identifica y desde cuya perspectiva se explica su actuación. La unidad de referencia de un individuo puede ser deducida a partir del rol que éste represente en un determinado entorno.

    • Las preferencias del actor. Tienen que ver con lo que es su propio «interés» (consistente en preservar su autonomía y asegurar su supervivencia y crecimiento), sus «normas» (entendidas como patrones y criterios de conducta) y con su «identidad» (el conjunto de normas e intereses propios a partir de los cuales le identifican otros actores).

    • Las orientaciones cognitivas. Se refieren a la percepción que el sujeto tiene de los «cursos de acción» por los que puede optar, de los resultados de dichos cursos de acción y del impacto que éstos tendrían en sus preferencias. El actor, cuya racionalidad es limitada, ni siquiera está en condiciones de conocer todos y cada uno de sus posibles «cursos de acción».

Según Scharpf (1997), el actor, para ser definido como tal, ha de tener también cierta capacidad de actuación estratégica. Ello implica, en el caso de los actores colectivos, que los individuos que los integran pretendan desarrollar una acción conjunta o lograr un objetivo común. Se requiere entonces que tengan «mapas cognitivos» (en el sentido de preferencias, visiones e interpretaciones del mundo) si no comunes, sí al menos convergentes (dimensión «cognitiva» de la capacidad).

Es imprescindible, igualmente, que sus miembros sean capaces de agregar sus preferencias a través de algún mecanismo para la resolución de conflictos internos,[13] es decir que algunos de ellos estén dispuestos a ceder en sus posiciones a cambio de lograr un beneficio común (dimensión «evaluativa» de la capacidad).

Más recientemente, Coole (2005) apuesta por una suerte de «agnosticismo ontológico» al insistir en la necesidad de identificar cuál es el abanico de capacidades o propiedades que tiene un actor, más que en la de proporcionar una definición clara y precisa del concepto. En otras palabras, la autora no considera que esas capacidades —capacidad o fuerza activa, «reflexividad» o capacidad de reflexión, motivación y libertad— entrañen ninguna presunción ontológica sobre qué o quién las posea.

Llegados a este punto, y partiendo del conjunto de aportaciones señaladas, podemos concluir en considerar como actor (colectivo) a aquella entidad i) cuyos miembros están integrados en torno a similares —o, al menos, convergentes— intereses, percepciones y creencias con respecto a un problema, ii) que cuenta con cierto grado de organización y recursos y con mecanismos para la resolución de conflictos internos, iii) que tiene los medios y la capacidad para decidir y/o actuar intencionada y estratégicamente para la consecución de un objetivo común como unidad suficientemente cohesionada,[14] lo que le identifica y diferencia frente al resto y iv) a la que, por tanto, se le puede atribuir alguna responsabilidad por sus decisiones y/o actuaciones. En otras palabras, un actor es una unidad de decisión–acción responsable.

LA IDENTIFICACIÓN DE LOS ACTORES COLECTIVOS

El simple hecho de que ciertos colectivos de perfiles desdibujados y escasamente formalizados, de que ciertos actores difusos sean identificables en la práctica,[15] nos sugiere ya la conveniencia de incorporarlos al análisis. Pero ello debe hacerse, como es lógico, con las debidas cautelas. La clave del problema parece residir, como sugiere Scharpf (1997), en su extremadamente variable grado de integración.

Sin embargo, creo que precisamente esa variabilidad nos permite advertir, siguiendo a este mismo autor, la existencia de dos grandes tipos de actores colectivos: los denominados actores nominales y los actores colectivos.

En el caso de los actores nominales, la integración sólo se da en el plano del análisis. Entre sus miembros no existe relación alguna: su único nexo de unión son las similitudes que el investigador les atribuye y que pueden no tener ninguna significación para sus miembros (Knorr–Cetina, 1982); sólo de ese modo es posible poder operar con ellos como si de una unidad se tratase. ¿Deben los analistas prescindir de estas metáforas? Desde nuestro punto de vista, esos actores (i. e. los electores, las mujeres, los jóvenes, etcétera), esas colectividades taxonómicas, como las denomina Harré (1981: 147), son meras ficciones pero ficciones útiles y, con frecuencia, la única oportunidad de que dispone el analista de abordar el estudio de ciertos fenómenos sociales. En muchas ocasiones, el término actor no se emplea sino como categoría de análisis y no siempre las categorías de análisis cuentan con un referente empírico inmediato.

Por el contrario, en los actores colectivos se da siempre algún grado de integración, por pequeño que sea y, por tanto, a ellos cabría aplicar la definición propuesta en el apartado anterior. Esta categoría coincidiría parcialmente con las dos últimas subcategorías de actores compuestos de Scharpf (1997): los actores agregados, los actores colectivos y los actores corporativos.

La distinción entre estos tres tipos de actores compuestos que Scharpf (1997) identifica se basa en si la acción, el control de recursos, los objetivos y las decisiones de los miembros se definen de manera individual, colectiva o conjunta:[16]

    • Los actores agregados son los que presentan un menor grado de integración. Cada uno de sus miembros persigue sus propios objetivos, decide y actúa individualmente y controla sus propios recursos. Esta categoría coincide con la de actores analíticos.

    • Dentro de los actores colectivos se distinguen, a su vez, cuatro sub–categorías: las «coaliciones»[17] (en ellas, los objetivos se definen de manera individual y el control de los recursos permanece en manos de sus miembros); los «movimientos» (en los que persiste el control individual de los recursos por parte de sus miembros pero éstos persiguen un objetivo común); los «clubes» (donde el control sobre los recursos es colectivo aunque no exista un propósito común); y, finalmente, las «asociaciones» (en las cuales tanto el control sobre los recursos como la finalidad de la acción se definen en términos conjuntos).

    • La denominación de actor corporativo es únicamente aplicable a las organizaciones de estructura jerárquica en las que los miembros, aunque no se impliquen activamente en la definición del curso de acción, tienen la posibilidad de seleccionar y reemplazar a sus líderes. Pueden perseguir propósitos distintos de los que persigue la población a la que afectan o a la que se supone que sirven. Su grado de integración es máximo.

Al margen de cuál sea su grado de integración, resulta evidente que la identificación de un actor colectivo dependerá siempre del nivel de análisis —macro, meso o micro— que establezca el analista. Es decir, en determinado plano o ámbito de política el actor puede ser una institución y, en otro, la persona que está al frente de dicha institución.

ACTORES Y PROCESO DECISORIO

La definición de actor que he propuesto convierte las decisiones y/o actuaciones en un elemento de obligada referencia en nuestro análisis.[18] Soy consciente de que la complejidad de los fenómenos sociales y políticos (rara vez) puede explicarse a partir de un único factor; no obstante, no creo arriesgado identificar aquellos factores que, inicialmente, parecen tener una mayor influencia en la conformación de las decisiones y/o actuaciones de los actores.[19]

Evidentemente, no cabe ningún a priori en este sentido: sólo a través del análisis empírico se podrá determinar cuál o cuáles de esos factores tienen, en la práctica, un mayor peso sobre el comportamiento del actor.[20]

Las decisiones de los actores dependen de la acción combinada de cinco factores o variables: i) la posición formal del actor, ii) sus intereses, iii) sus sistemas de creencias, iv) sus habilidades y v) el entorno de oportunidad en el que despliega su actuación.

La posición formal del actor es aquella que se deriva de su cargo en la organización (en el caso de los actores individuales) o del puesto que ocupa en el escenario o en el proceso de toma de decisiones (en el caso de los actores colectivos). Cabe esperar que cuanto mayor sea la responsabilidad del actor por razón de su cargo, mayor será su margen de maniobra. Sin embargo, el que el actor sepa aprovechar las ventajas que le reporta su cargo dependerá también, en buena medida, de la habilidad que sea capaz de desplegar.

En los sistemas de creencias[21] se agrupan los denominados paradigmas cognitivos —esto es, las asunciones causales sobre ciertos fenómenos que limitan las alternativas que los actores consideran eficaces o útiles— y los marcos normativos —creencias o valores— que restringen las opciones de actuación que los decisores barajan como aceptables y legítimas desde el punto de vista moral.

Bajo la denominación de intereses se incluyen las predisposiciones y expectativas que inducen a una persona a actuar y a hacerlo en un sentido determinado.[22]

La realidad política, lejos de fraguarse en escenarios eminentemente racionales e integrados en torno a unos objetivos comunes, está presidida por la diversidad de intereses. Cada actor lucha por hacer valer sus pretensiones y por obtener la mayor cuota posible de poder en sus transacciones.[23] Desde mi punto de vista, la disparidad de criterios y motivaciones, lejos de tener efectos disfuncionales, puede llegar a convertirse en un reto y en una oportunidad para el cambio.[24]

La diversidad preside no sólo las relaciones entre actores sino que se encuentra presente en el individuo mismo. En otras palabras, los individuos albergan también intereses contrapuestos: sus intereses personales pueden colisionar con lo que son sus metas profesionales. El sujeto, en función de la prioridad que en un momento dado tenga para él una determinada cuestión, decidirá cuál de sus intereses será el que oriente su actuación (Morgan, 1993).

Por habilidades se entiende el conjunto de capacidades (derivadas, en el caso de los actores individuales, de su formación académica, su experiencia profesional y su personalidad), que llevan a un actor a poner en práctica sus ideas de manera eficaz y exitosa.[25]

Las habilidades no se refieren sólo a la competencia para resolver problemas o para planificar actividades de manera estratégica, sino también a la aptitud que se demuestre en las relaciones con otros actores o a la destreza para hacer del entorno un escenario favorable a los intereses propios, aprovechando las oportunidades que le brinde y salvando las restricciones y obstáculos que le ofrezca. A priori, cuanto mayor sea el grado de integración que logre un actor colectivo en un momento dado, mayores serán sus posibilidades de alcanzar un resultado ventajoso.

El entorno de oportunidad[26] define y condiciona las posibilidades de actuación de los actores. En él tiene cabida una multiplicidad de factores —algunos perdurables en el tiempo, aunque no inmutables y otros fortuitos o accidentales— que van desde los apoyos con los que cuenta un actor o la posición que ocupan los demás actores hasta el «momento» político, económico o social.

ALGUNAS OBSERVACIONES FINALES Y DOS RESPUESTAS A SIBEON

Afortunadamente, como apunta Von Beyme, «las contradicciones de las teorías del actor no significan que no se pueda trabajar con este tosco concepto» (Beyme, 1994: 337). Partiendo de la revisión de la bibliografía existente, he pretendido reivindicar la utilidad y relevancia de dicho concepto (sin que ello signifique defender su primacía sobre la estructura), proponiendo para ello una definición operativa del mismo. Como es lógico, la aplicabilidad de tal definición ha de verificarse, necesariamente, mediante el análisis empírico.

Esta idea nos permite enlazar con uno de los (a nuestro juicio) puntos débiles de las magníficas argumentaciones de Sibeon. Es evidente, como este autor señala, que la utilización del término actor tiene consecuencias prácticas; pero también lo es que la primera de esas consecuencias es que el concepto y/o la categoría conceptual sirvan para el análisis científico (y éste no tiene por qué tener siempre una orientación práctica).

El problema de la definición acuñada por Sibeon reside, en última instancia, en la exigencia de que se pueda atribuir responsabilidad a un colectivo dado por el resultado de sus actuaciones. Porque ¿son o no son responsables los electores de un determinado país cuando ratifican o rechazan el Proyecto de Constitución para Europa? ¿Quiénes si no ellos han tomado la decisión, por más que sean un colectivo desagregado? Lo que sucede, en el caso de ciertos actores nominales, cuya integración, propiedades y características no tienen existencia al margen del plano analítico y no son por tanto exigibles en la práctica.[27]

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[1] Beyme (1994: 318–346). En este enfoque, la preocupación primordial gira en torno a los objetivos e intenciones del actor. En él se encuadrarían desde los estudios conductistas más ortodoxos hasta las denominadas por Beyme «teorías ingenuas de la acción», aquellas que conciben a los estados y a las instituciones como actores

[2] En el contexto español deben destacarse, sin embargo, los trabajos de Ramió (1999), Losada (2000) o Chaqués (2004) no sólo por el intento de precisar el significado del término actor sino también, en el caso de los primeros, por determinar las categorías potenciales de actores que intervienen en el diseño o implantación de un programa público

[3] Como recuerdan Dye (1987) y Subirats (1990–1991), el análisis de políticas públicas recupera la preocupación por los actores en detrimento de las estructuras. Esto es cierto incluso en aquellos enfoques —como el redes, el de coaliciones promotoras o el centrado en las «comunidades políticas» (policy community)—: en última instancia, las coaliciones promotoras, las redes o las comunidades políticas no son sino conjuntos —más o menos articulados— de actores.

[4] Para estos autores, los enfoques que priman uno de los dos elementos presentan serias limitaciones. La relación entre agencia y estructura es intrínsecamente dialéctica, esto es, de interdependencia, desde el momento en que los dos elementos se influyen mutuamente. Así, el impacto de las redes políticas —que es la pieza en torno a la cual gira su reflexión— no depende sólo de su estructura sino también de la actuación de los actores que en ellas participan.

[5] En tanto que constituye la base del diálogo científico (sin definiciones entenderse sería una tarea imposible), permite establecer los límites del concepto, de lo que puede y de lo que no debe ser incluido dentro de una categoría determinada. Las definiciones se convierten en el instrumento del que nos valemos para recabar datos (si nuestros conceptos están definidos de manera excesivamente laxa, terminaremos por considerar o recoger observaciones que no deberían ser recogidas) (Sartori, 2005: 12).

[6] En el sentido en que Sartori (1987: 67 ss) utiliza esta expresión, como aquella definición que reúne las características que se predican de un concepto.

[7] Los individuos también pueden y suelen albergar intereses contrapuestos, cuando no contradictorios, de manera que les resulta difícil elegir un curso de acción en lugar de otro.

[8] La cuestión se complica aún más bajo el fenómeno de la globalización, en el que coexisten «muchos tipos diferentes de estructuras y de procesos, esto es, de diferentes modos de governance». Esos «agregados heterogéneos, regímenes y organizaciones transnacionales, con sus límites con frecuencia indefinidos, sus ámbitos de pertenencia transversal y sus dependencias mutuas y sus conexiones unilaterales, forman en conjunto una estructura de tal complejidad que desafía todos nuestros esfuerzos analíticos» (Mayntz, 1998: 7).

[9] En un interesante artículo publicado en 2002, Hay recupera este debate en su análisis de la globalización e insiste en la necesidad de abandonar la concepción de este fenómeno como un «proceso sin sujeto».

[10] Según se recoge en el Diccionario de la Lengua Española, Real Academia de la Lengua, vigésimo segunda edición.

[11] Para ilustrar su argumento, este autor recurre a una cita de Pease: «el racismo es un problema ‘blanco’. Lo crean y mantienen los blancos y son ellos los que se benefician. Esa es la razón por la que deben asumir una total responsabilidad por ese problema» (Pease, 1992: 25; cit. por Sibeon, 2003: 6).

[12] En este enfoque, inicialmente propuesto por Mayntz y Scharpf (1995), los fenómenos sociales consideran el resultado de las interacciones entre actores —ya sean individuales, colectivos o corporativos— con intenciones y propósitos. Al propio tiempo, tanto las interacciones como sus resultados se estructuran y conforman a partir de las características de los contextos institucionales en los que se dan.

[13] Incluso aunque dicho mecanismo no se haga explícito.

[14] La capacidad de actuación unitaria del actor colectivo no es, sin embargo, algo permanente e inquebrantable. En ocasiones, la unidad de acción del actor colectivo puede debilitarse o ceder ante un problema específico, por la divergencia de opiniones o ante la capacidad de liderazgo de uno de sus miembros.

[15]Piénsese, por ejemplo, en la importancia que han llegado a tener los movimientos estudiantiles en ciertos momentos —la elaboración de la LODE o la LOGSE— y, más recientemente, los conflictos en ciertos barrios degradados en Francia o los actos espontáneos de protesta de miles de jóvenes en demanda de una vivienda digna registrados en diversas ciudades españolas en los últimos meses.

[16] Expondré únicamente los rasgos básicos de los subtipos de actores colectivos propuestos por este autor. La revisión crítica a partir de nuestra definición del término actor tendrá que ser objeto de un estudio específico.

[17] Las denominadas «coaliciones promotoras» son el eje central del enfoque del mismo nombre. Dichas coaliciones se definen como «los actores de una amplia variedad de instituciones que comparten las creencias del núcleo de política y que coordinan su comportamiento de diversas maneras» (Sabatier y Jenkins–Smith, 1999: 130; cit. por Martinón Quintero, 2005: 9).

[18] De nuevo, insisto en que esta afirmación no implica minimizar la relevancia que en ello tienen otros factores (cfr. supra).

[19] La ciencia política se ha dedicado extensamente a la cuestión de los procesos de toma de decisiones y el comportamiento de los actores. Para una revisión de los distintos enfoques, véanse Mèny y Thoenig (1992), Subirats (1989). Las propuestas racionalistas se hallan en las obras de Buchanan y Tullock (1962), Buchanan y Tollison (1972) y Ostrom (1977). Simon (1957), Dahl (1957), Crozier y Friedberg (1977), March (1974) o Hirschman (1967) ofrecen sugerentes críticas del modelo racional. La reflexión sobre el modelo incrementalista puede encontrarse en Lindblom (1959, 1991).

[20] Véase la revisión que, desde esta corriente, hace Lewis (2002).

[21] Tomo el término «sistema de creencias» del enfoque de las coaliciones promotoras. Véase, en especial, el artículo publicado por Sabatier y Hunter en 1989.

[22] Mi definición se basa parcialmente en la ofrecida por Morgan (1993: 129) y en la reflexión de Stenmark (2000–2001).

[23] Es esto lo que hace que la representación sea esencial en el ámbito político. Como señala Pitkin, éste es «la clase de contexto en el que se hace relevante la representación como actividad sustantiva. Pues la representación no es necesaria allí donde esperamos soluciones científicamente verdaderas, allí donde no están involucrados compromisos de valor, decisiones ni juicios […] Necesitamos la representación precisamente allí donde no nos contentamos con abandonar las cuestiones en manos del experto; podemos tener una representación sustantiva sólo allí donde el interés se vea implicado» (Pitkin, 1985: 236).

[24] Coincido, pues, con la visión del conflicto organizativo que se tiene desde la denominada corriente política o de poder y conflicto en las organizaciones. Véanse, a este respecto, Crozier (1974), Blau (1963) y, recientemente, Pfeffer (1981) y Perrow (1990).

[25] Esta definición toma como referencia la propuesta por Yukl (1994: 253).

[26] Mi concepto de entorno de oportunidad coincide, en parte, con las ideas de estructura y de oportunidad social de las que habla Sibeon (1999a).

[27] Agradezco las observaciones y sugerencias realizadas por los evaluadores anónimos de esta revista.

Del Grupo Mahucutah a la Ópera El Mozote. Entrevista con Luis Herodier por Godofredo Echeverría

P: ¿Quién es LH?

R: Vengo de una familia dedicada al teatro, mi madre era actriz de teatro y se casó con un español, Edmundo Barbero quien se convirtió en mi padre adoptivo. Yo tuve la oportunidad de hacer teatro con ellos desde muy pequeño y de vivir el proceso del montaje, pues, además de actuar, mi madre diseñaba vestuario y también lo hacía en la casa, así que cuando había un montaje, mi casa se convertía en un taller. Yo acompañaba a Mundo, como lo llamaba cariñosamente, a dar todas las vueltas que había que hacer para completar la obra.

A mí me interesó siempre la música y a la memoria me viene que cuando estaba en el colegio llegó el maestro Karl Doetsch a seleccionar voces para el coro y yo tuve la fortuna de ser seleccionado y a veces cuando llegaba temprano me ponía a sonar el piano y me producía una sensación que hasta ahora no puedo describir, era un sentimiento muy profundo. A mí me interesó la música desde muy temprano y el maestro Ion Cubicec que llegó de visita a mi casa, me preguntó una vez –porque con mis ahorritos me había comprado  un saxofón de plástico- él se interesó y esa navidad me regaló un violín pequeñito, pero de verdad y empezó a darme clases. Eso fue cuando yo tenía como 8 o 9 años. A los 12 años, junto a mi primo Gustavo nos llevaron a tomar clases de guitarra clásica. Esas fueron las pinceladas de un acercamiento a la actividad musical desde pequeño.

En mi casa mis abuelos escuchaban mucha música de la que conocemos como clásica, mucha ópera. Mi abuelo era tenor, él cantaba, no se dedicaba a eso, pero cantaba muy bien. Él murió cuando yo tenía ocho años, por lo que mis recuerdos son muy vagos. Creo que en mí memoria genética se transmitió algo del quehacer musical.

Me gradué de bachiller, comencé a estudiar medicina, porque a pesar de que mis padres amaban el teatro, no querían que yo me dedicara al arte porque era una vida muy dura, pero yo, ya con mis conocimientos de guitarra empecé a componer, sin ninguna base académica, por supuesto. Mi hermana escribía poemas y yo escogía algunos y los musicalizaba. Así comenzó mi interés por la composición musical, de una forma muy intuitiva. Posteriormente formamos un pequeño grupo musical al cual llamamos Etcétera con el cual ganamos un festival estudiantil de la canción organizado por el Ministerio de Educación. Sin esperarlo ganamos el tercer lugar en composición. Ya en la universidad empezamos a buscar gente para formar un grupo. Nos contactamos con Antonio Martínez que estudiaba sociología, con Virginia Peña y con otros estudiantes.

Ya para entonces yo tenía algunas canciones, desde muy joven yo tenía ya un despertar de la conciencia social y por ello mi música se inclinaba más a la crítica social, al cuestionamiento del sistema político, a denunciar las injusticias sociales. Era época de dictadura, vivíamos una dictadura desde siempre. Formamos el grupo Mahucutah en 1971. Componíamos nuestras canciones y entre todos les hacíamos arreglos.

El 19 de julio los militares se tomaron la universidad, fecha nefasta. Yo me quedé como en el aire y le propuse a mis padres que me dejaran estudiar música, finalmente accedieron y me fui a estudiar al Centro Nacional de Artes. Allí nos conocimos con vos, yo con el cello, vos con la flauta. Fue una época muy bella, que duró apenas unos meses, pero tuve, tuvimos la fortuna de tener buenos maestros, no solo salvadoreños, sino también de otras nacionalidades, como los estadounidenses Roger y Bárbara Wesby, del Cuerpo de Paz. Nuestro amigo Tambita, Carlos Aragón también estudiaba allá, iba un poco más adelante, Eugenio Andrade, Marta Rosales también estudiaban allá.

Ese fue el inicio formal de la música. En eses ínterin surgió la posibilidad de optar por una beca para estudiar en la Unión Soviética. Jamás me imaginé que fueran a escoger un candidato para estudiar música, pues las prioridades eran otras. De todas maneras hice la solicitud y me sometí al proceso de selección. Mi sorpresa fue cuando allá por agosto me informaron que yo había sido seleccionado para estudiar música. Yo no tenía mayor información de la Unión Soviética, excepto lo que nuestros compañeros y camaradas nos contaban, por la prensa solo se sabía que era un lugar lúgubre donde los comunistas se comían a los niños. Yo no tenía idea del gigantesco nivel musical que había allá y muy ingenuamente acepté y me fui. Ese viaje fue toda una odisea y da material para otra entrevista.

Algunos meses después de llegar rendimos exámenes y un señor de muchos años de apellido Bloom, toda una eminencia, revisó unas piezas para guitarra que yo había escrito con mucho esfuerzo, eran piezas muy sencillas, pero a él le parecieron bien y me dijo que me aceptaban para estudiar composición. Me dijo: -como ya estudió contrapunto y armonía… ¿Qué? –contesté yo. Y le conté lo que había estudiado en los pocos meses que estuve en el Bachillerato en Música. A lo cual me contestó que no me podrían aceptar en la facultad de teoría porque debía contar con un conocimiento previo, pero me ofreció estudiar el caso. Unos días después me presentaron varias alternativas y yo escogí dirección coral, pues ya había tenido la experiencia de dirigir un grupo de voces en el Mahucutah.

Me apasionó estudiar dirección coral y como al año y medio ingresé a un curso libre de composición para conocer algunas herramientas de la composición que también me apasionaba. Finalmente llegué a estudiar tres años en el nivel intermedio, previo al conservatorio y luego terminé un año en el Conservatorio Tchaikovsky, porque nos integramos a la lucha en El Salvador. Posteriormente, en 1990 tuve la oportunidad de estudiar una maestría en etnomusicología, en Londres.

P: ¿cómo se surge y se lleva a cabo el proyecto de construir una ópera? ¿Por qué el tema?

R: Después de haber tenido la fortuna de que una de mis obras, el Réquiem en memoria de los caídos en la guerra, fuera interpretado por nuestra orquesta sinfónica (Orquesta Sinfónica de El Salvador) en San Salvador, a finales de enero de 2004, se me creció el entusiasmo, pues desde hacía varios años tenía el deseo de escribir una ópera. Me sentí estimulado con el estreno de Réquiem, ya entonces dirigía el coro de la ópera de Bogotá y vi que había posibilidad de hacerla, que no quedaría en el tintero. Me di a la búsqueda de posibles temas, pues libretistas de ópera no hay o son muy pocos y menos en nuestro país. Fui buscando un tema que fuera contundente, que fuera profundo y conversando con alguien, por cosas de la vida, nos pusimos a hablar de las masacres en nuestros países y me vinieron a la memoria El Mozote, el Sumpul y otras masacres cometidas en El Salvador. Me pareció que era el tema que yo andaba buscando. De inmediato me puse a buscar más información por Internet, más que lo que ya sabía. Se lo comenté a mi hermana Claudia y le pregunté si estaría interesada, a lo que me contestó que lo que ella escribía era poesía no libretos de ópera. Yo le insistí que lo intentáramos y que le pidiéramos ayuda a Balta (Baltazar López) con la dramaturgia y así iríamos entre los tres trabajando la historia.

Mi hermana se entusiasmó y de inmediato se comunicó con María Julia Hernández, la directora de Tutela Legal del Arzobispado en ese momento. Me contó Claudia que María Julia se entusiasmó con el proyecto y ofreció todo su apoyo, a los 3 o 4 meses de esa conversación, recibí un paquete enviado por María Julia, conteniendo copias de las transcripciones de declaraciones de los sobrevivientes y familiares de las víctimas. La lectura de estos documentos fue muy dura para m, pero teníamos a nuestro alcance documentos que recogían las declaraciones de los sobrevivientes de la masacre. Lo primero era definir el concepto dramático, lo cual empezamos a definir con Balta, pues no queríamos un panfleto ni una repetición de los hechos, sino un producto artístico.

Llegamos a la conclusión de que era mejor recrear los hechos en el marco de una historia de amor  de la sobreviviente conocida, que era  Rufina Amaya, que nosotros abordamos el tema. Le pedimos permiso de usar su nombre y el de Domingo, su esposo asesinado, de sus hijos a lo cual respondió que no había ningún problema. Esta comunicación la mantuvimos a través de Maria Julia.

Empezamos la aventura de construir una obra utilizando las tecnologías de información y el Internet, pues yo me encontraba en Colombia, mi hermana en El Salvador y Balta en México. Este proceso tomó varios meses, pues no solo había dificultades con la comunicación, si no que había que leer mucho material. Todo esto nos ayudó a confirmar la idea de enmarcar la obra en una historia de amor, había que tomar en cuenta la historia del género operístico que usualmente se basa en historias de amor. Hicimos el esfuerzo de contextualizar a los personajes desde antes de la guerra y nos decíamos: “imaginemos a estos personajes diez años antes de la guerra, cómo se habrán conocido, de qué trabajaban” a lo que contestábamos: “probablemente eran campesinos pobres o jornaleros que trabajaban donde hubiera trabajo, desplazándose permanentemente, de finca en finca, de trabajo en trabajo, en condiciones de mucha pobreza, exclusión y con mucha carencia de cubrir los derechos elementales del ser humano. Así vivía nuestra población. Aunque a alguna gente le parezca pintoresco, pero la imagen de nuestros campesinos expresa mucha marginación, exclusión y abandono.

Fuimos creando los personajes: tenemos a Rufina y a Domingo que se conocen en el marco del trabajo agrícola. El personaje malo es Gabriel, que no existió físicamente, pertenece al mismo grupo social que Rufina y Domingo, pero por alguna razón ha llegado a ser capataz de una finca y se ha convertido en el hombre de confianza del finquero, que tampoco es un millonario. Este personaje, Gabriel diez años después se convierte en militar de bajo rango y participa en la masacre.

— Nosotros leíamos en las declaraciones de lo que escuchó Rufina durante la masacre. Ella dice que los soldados estaban reunidos después de haber asesinado a los hombres y a las mujeres, ya cayendo la noche, fumaban mientras descansaban y hablaban de lo que iban a hacer con los niños, de cómo los iban a matar y algunos de los soldados dijeron que no querían matar niños. Pero tenían que hacerlo porque era la orden y si no lo hacían ellos sufrirían el mismo castigo, como se los hizo saber un oficial que se incorpora a la conversación que relata Rufina.

El caso es que este personaje Gabriel, que es el “malo” –entre comillas—porque realmente el mal no es él, pero en él lo simbolizamos, en el segundo acto se niega a matar niños y lo matan, de la misma manera en que habrán sido asesinados los soldados que se negaban a cumplir órdenes. Otro personaje es un hermano que le inventamos a Rufina, que es Sebastián, hay como un grupo de amigos de Rufina, su hermano, Rosita novia de Gabriel, que es otro personaje inventado. Al final del primer acto se presenta un conflicto porque Gabriel para quedarse solo con Rufina envía a Domingo a trabajar lejos, pero Domingo regresa y Gabriel jura venganza. La venganza de Gabriel coincide con la masacre y él se aprovecha de los acontecimientos, como sucede en casos similares, cuando algunas personas se aprovechan de los acontecimientos para tomar revancha o apropiarse de bienes ajenos. A través de personajes que fueron surgiendo pudimos relatar aspectos vividos en la guerra en El Salvador. Es decir que fueron personajes que expresaban aspectos de las vivencias de la gente.

Cuando nos poníamos de acuerdo con un texto me ponía a escribir la música, porque todo lo consultábamos entre los tres, obviamente no se trataba de un proceso que conservara la secuencia de la obra, la escritura del texto tanto como de la música se desarrolló en un cierto “desorden”.

P: ¿Cuánto tiempo llevó completar la obra?

R: Digamos que nos llevó alrededor de un año hasta que estuvimos conformes con el texto y la estructura dramática, que era la que nos indicaba que historia vamos a contar, cómo la vamos a contar, qué sucede, con cuantos personajes, qué pasa con cada uno de ellos, cuál sería el papel del coro, todo eso. Inicialmente la obra estaba estructurada en tres actos, pero al reparar que era demasiado larga, propuse una versión en dos actos y que dura poco más de dos horas y media, que es el tiempo normal de una ópera. Volviendo al tiempo, en un año estuvo el texto en tres actos, como te relaté al terminar una porción del texto, me ponía a escribir la música y ésta fluyó. Es muy difícil decir cuanto tiempo duró, porque los procesos creativos so muy extraños, había días en que escribía mucho, tanto que no podía despegarme y otros días no. Fui trabajando sin un orden secuencial.

P: ¿Un poco diferente a cuando escribiste la Cantata de 1932?

R. Ahora que lo pienso bien, me parece que fue igual, pues yo empiezo por lo que tengo, pues dependo del texto. En cuanto al tiempo que dedicaba, en este caso si fue diferente, pues para la cantata dedicaba una hora diaria, en el caso de la ópera tenía que hacer un esfuerzo para recordar que tenía otras cosas que hacer y que tenía familia.

Ajustar la obra de tres actos en dos nos llevó varios mese de trabajo, porque como comprenderás, no todo era color de rosa en el trabajo entre los tres, hubo momentos de conflicto, no estábamos de acuerdo con algunas cosas y a veces éramos muy apasionados defendiendo nuestro punto de vista. Es lo normal en un trabajo de esta naturaleza. Aparte de que, quizás cada uno tenía una visión diferente del objetivo de este trabajo, afortunadamente logramos llegar a tener una sola visión y ésta no consistía en denunciar el hecho, pues existen otros medios para ello, sino meternos en el corazón y en las cabezas de estas personas, intentar vivir a través de ellos todo este proceso: ¿cómo era la vida de los campesinos cuando se conocieron, cuáles eran sus aspiraciones, sus conflictos? Y luego, cuando inicia la guerra. Fijate que en el segundo acto, cuando termina la boda entre Rufina y Domingo, el libreto recoge las declaraciones que me envió María Julia y en la obra se reproducen casi textualmente esas declaraciones. Lo hicimos así porque tienen una fuerza que no se le va a quitar nunca porque es lo que la gente declaró que sintió y vivió.

Entendimos que nuestro deber era meternos lo más profundamente posible en la vida de esos personajes, aún a sabiendas de que eso es imposible. En la obra no se ve la masacre, se escuchan los relatos de la gente que cuenta lo que pasó sin contar mayores detalles, excepto dos o tres detalles relevantes, se hace referencia al hecho. Intentamos quedarnos un ratito en la cabeza y el corazón del público sin esperar la trascendencia de la obra, eso no sé. Intentamos con la obra entrar como un pequeño dardo en el público, con los días se va a olvidar, pero aspiramos a que quede algo al relatarles algo horrible que pasó y no tenía que haber pasado. Porque la base de todo esto es que no podemos seguir viviendo sin que se sepa la verdad y sin que haya justicia, que los hechores reconozcan su responsabilidad. La gente, las víctimas y sus familiares son quienes deben decir qué es lo que quieren, cómo quieren que se haga justicia, pero, en todo caso, esto no puede volver a pasar y para que no vuelva a pasar necesitamos tenerlo presente, como el caso del holocausto judío, que cada año hay obras, películas que mantienen esos hechos vivos en la memoria de la gente para que esos hechos no se repitan.

P: la metodología que utilizaron para crear la obra es muy novedosa, pero se presta mucho a las complicaciones. Se necesitaba mucho compromiso y mucha disciplina para trabajar dos años sin verse las caras y sin escuchar cómo iba quedando la obra. No es lo mismo que si se encontraban físicamente cerca donde podían convocarse, reclamarse, reunirse y discutir lo que no les parecía.

R: definitivamente no fue fácil, aunque algunas cosas fluyeron con facilidad otras no tanto, hubo acuerdos y desacuerdos por puntos de vista diferentes que, afortunadamente pudimos superarlos. Había una complicación más y es que al escribir la música no se las podía compartir a Claudia ni a Baltazar, porque yo componía para orquesta. Lo que hacía yo era grabar en midi con unos pitos para que se hicieran una leve idea. Yo podía hacerme una idea de lo que ellos hacían, pero ellos no podían tener idea de lo que yo estaba haciendo.

Una vez terminada la obra, en 2007 la propuse en Bogotá, aunque ya un año antes la había propuesto en El Salvador para hacer el estreno allí, esa era nuestra idea, pero como no salía nada me puse a buscar posibilidades en Bogotá, conté con la ayuda de unos amigos con los que había trabajado en la ópera y les propuse hacer una versión más corta acompañada de piano para poder promover la obra. Contamos con una narradora para facilitar y facilitar el paso de tres actos a dos, y la narradora al final termina siendo hija de Rosita y de Gabriel. Pues esta nueva versión de la ópera la propuse para presentar en la universidad donde trabajo, donde afortunadamente la aprobaron y con el coro del departamento de música hicimos cuatro o cinco números corales y también participaron quienes hicieron los papeles aquí y lo que nos saltamos de la historia lo completábamos por medio de la narradora. Presentamos tres veces ese trabajo en Bogotá y descubrimos que era muy bien recibido por la gente y al año siguiente –desde hace quince años se lleva a cabo un festival patrocinado por la alcaldía denominado Ópera y Zarzuela al Parque–  en 2008 se me acercó una de las organizadoras de este festival, que ya había estado en una de las presentaciones de la obra reducida. Ya yo había ido a visitar a los organizadores del festival que te menciono, de los dos lados nos acercamos e inmediatamente se manifestó un interés y se aceptó la idea de presentar la obra dentro del Festival Ópera al Parque 2008. Como siempre, el problema era que faltaba dinero para la producción. Desde el comienzo de 2008 hasta agosto nuestra participación era incierta, pero en ese mes nos confirmaron que había una cantidad insuficiente para la producción, pero que contábamos con la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia y los organizadores nos financiaban la mitad del coro que contaba 50 voces, 25 los puse yo con el ensemble vocal de la Universidad Central, donde yo trabajo y las otras 25 provenían del coro de la Ópera, así fue como se estrenó El Mozote en Bogotá.

Las gestiones continuaron en El Salvador y aunque de palabra había interés, el problema siempre era el financiamiento. Buscamos patrocinadores, empresas e instituciones europeas, estadounidenses, hasta que finalmente este año será una realidad la presentación a través de Ópera de El Salvador (OPES), que está realizando una gran labor, tanto el maestro Karl Doetsch como la maestra Gladys de Moctezuma, quienes trabajan de 8 de la mañana a 8 de la noche dando clases, preparando obras, ensayando, administrando la fundación resolviendo innumerables problemas, es una labor encomiable.

El movimiento trotskista y la reconstrucción de la IV Internacional. Alejandro Iturbe. Agosto 2020

La burocracia estalinista llevó a cabo una verdadera “demonización” de Trotsky como cobertura de una persecución que incluyó su exilio y su posterior asesinato en México. Fue el punto máximo de una persecución masiva a los trotskistas en la URSS que incluían la cárcel, los trabajos forzados en las minas de Siberia y muchos asesinatos. También se realizó contra militantes y dirigentes en otros países, que incluían desde su expulsión de los partidos comunistas estalinizados, las denuncias a la Policía y los asesinatos, como fue el caso de su hijo León Sedov y de su secretario Rudolf Klement. La “demonización” no acabó con el asesinato de Trotsky sino que se mantuvo durante varias décadas.

En estas condiciones muy difíciles, cuando se funda la IV Internacional, aún en vida de Trotsky, se reconocen menos de 6.000 militantes (más un número no explicitado de “trotskistas clandestinos” en la URSS), la mayoría de ellos en grupos pequeños, con algunas excepciones como el SWP (Socialist Workers Party de Estados Unidos) que aporta la mitad de ellos.

Una crisis de SWP a finales de la década de 1930, el asesinato de Trotsky, la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y las persecuciones del estalinismo y del fascismo redujeron ese número, para el II Congreso Mundial, a 4.000, ya sin referencias a los “trotskistas de la URSS”.

Después de la Segunda Guerra Mundial, tal como había previsto Trotsky, se produjo un gran ascenso de masas y nuevas revoluciones. Pero el proceso no fue capitalizado por el trotskismo sino que fue dirigido por el estalinismo, que aparecía a los ojos de las masas como el artífice de la derrota del nazi-fascismo, y por movimientos nacionalistas burgueses.

Por eso, salvo algunas excepciones de organizaciones que lograron una gran influencia, como el Partido Obrero Revolucionario en la revolución boliviana de 1952 y el Lanka Sama Samaja Party (Sri Lanka), la IV y el trotskismo seguían siendo un movimiento de grupos pequeños.

Algunas organizaciones, incluso siendo pequeñas buscaban construirse ligadas a la clase obrera (como el Grupo Obrero Marxista de Nahuel Moreno, en Argentina), mientras otras se limitaban a su vida interna o a los debates con las otras organizaciones.

Estas condiciones se agravaron con la ruptura de la IV Internacional, en 1953, ruptura producida por la política y la metodología interna aplicada por la dirección pablista (por Michel Pablo, el dirigente griego que centralizaba la organización). Desde entonces no existe una organización internacional unificada de los trotskistas. Para profundizar sobre este período, recomendamos leer la serie dedicada a la fundación de la Cuarta, publicada en esa página en 2018 [1].

Se abre un espacio para el trotskismo

Stalin murió en 1953. Su sucesor Nikita Khruschov, en el XX Congreso del PCUS habló de “los crímenes de Stalin”, criticó el “culto a la personalidad” y prometió la apertura de un período posestalinista.

A pesar de las expectativas que generó en la militancia comunista, se trató, en realidad de un cambió apenas cosmético. Las peleas dentro del aparato burocrático dejaron de resolverse a través de la cárcel y las ejecuciones, pero la falta de democracia para los trabajadores y las masas, la represión a los disidentes y el férreo control de los países que estaban bajo la órbita de influencia de la URSS se mantuvo intacta.

Sin embargo, fue uno de los elementos que marcó un punto de inflexión en el prestigio internacional del estalinismo. Esto se sumó a la represión a las luchas contra la burocracia de varios estados obreros: la insurrección de Berlín oriental (1953), la revolución en Hungría (1956) y “la primavera de Praga” en Checoslovaquia (1968). Finalmente, se agrega el papel conservador y de defensor del sistema que los partidos comunistas y los sindicatos orientados por Moscú jugaban en los países capitalistas.

Todo esto se concentraría en el Mayo Francés de 1968: un proceso revolucionario nacido en el estudiantado y luego extendido a los trabajadores de las grandes industrias. Mientras el PC francés buscaba frenarlo desesperadamente, fueron organizaciones y dirigentes de otras corrientes de izquierda los que lo encabezaban: anarquistas, trotskistas, guevaristas, maoístas, etc.

En el marco de un fuerte proceso de ascenso internacional, al movimiento trotskista se le abrían espacios mucho mayores en la nueva vanguardia que surgía. Varias organizaciones dieron saltos importantes en su construcción e influencia. Entre ellas, la LCR francesa, el WRP inglés, el PST argentino y el SWP estadounidense. En Brasil, tres diferentes organizaciones trotskistas crecieron a cientos de militantes cada una.

El movimiento trotskista en la actualidad

Desde su división en 1953, no volvió a existir una organización unificada de los trotskistas. Hubo algunos intentos de reagrupamientos parciales, como la fundación del Secretariado Unificado, en 1963, o la del Comité Internacional entre el CORCI y la Fracción Bolchevique, en 1980.

Pero la tendencia general ha sido, en un primer proceso, la consolidación de varias corrientes internas: mandelismo, morenismo, lambertismo, los originados en la tendencia británica The Militant, los “capitalistas de Estado”, etc. A su vez, dentro de estas corrientes se han producido y se siguen produciendo nuevas divisiones. Sería difícil enumerar todas las organizaciones internacionales y nacionales (de distinto tamaño) que se reivindican “trotskistas” o se llaman de ese origen.

Entre todas suman seguramente algunas decenas de miles de militantes en el mundo. Por eso, muchos trabajadores y luchadores que ven con simpatía las ideas básicas del trotskismo preguntan si ese reagrupamiento no es necesario entre quienes reivindican la IV y sus bases programáticas fundacionales. Muchos opinan, además, que eso no se produce esencialmente por el sectarismo y la autoproclamación de las corrientes.

Es cierto que existen varias pequeñas organizaciones o “sectas trotskistas” más grandes (nacionales o internacionales) cuya actividad central no es desarrollar su construcción en el movimiento de masas sino parasitar a las otras corrientes para ganarles algunos pocos militantes. También que muchas organizaciones se autoproclaman como “la única IV verdadera”. Estas cuestiones existen pero, a nuestro modo de ver, no son los centrales que impiden la reconstrucción de la IV Internacional y su existencia como organización unificada.

El problema es que entre las organizaciones que reivindican las “bases fundacionales de la IV Internacional” hay profundas diferencias en las elaboraciones teóricas, en los análisis y caracterizaciones frente a los procesos revolucionarios y de lucha que se dan en el mundo y, finalmente, en la política que debe aplicarse en esos procesos.

Por fuera de las “marcas de origen” de esas organizaciones, uno de los factores centrales que profundizaron esas diferencias es lo que hemos denominado el “aluvión oportunista” que impactó a la izquierda en general (y a numerosas organizaciones trotskistas dentro de ella) luego de la restauración capitalista en los ex estados obreros, y de la interpretación que hicieron del significado de este proceso. La mayoría de las organizaciones giró a la derecha su programa y su acción política. Algunas lo hicieron de modo explícito, otras de modo encubierto [10].

Comencemos por el llamado SU (Secretariado Unificado) heredero del mandelismo. Desde la década de 1990, esta corriente abandonó explícitamente la estrategia de la dictadura del proletariado y el combate a la colaboración de clases, y la reemplazó por la política de “radicalizar la democracia” [burguesa]. Coherente con ello, también abandonó la construcción de partidos revolucionarios y pasó a impulsar la formación de partidos unificados de “revolucionarios y reformistas honestos”. Este sector impulsa sí un reagrupamiento internacional pero lo hace sobre bases teóricas, programáticas y organizativas que no tienen nada que ver con el legado de Trotsky [11].

Otras corrientes no han dado ese paso de modo explícito. Pero su política concreta también ha girado a la derecha, esencialmente hacia el electoralismo y el parlamentarismo como el centro de su actividad. Es el caso de la FT (Fracción Trotskista) encabezada por el PTS (Partido de los Trabajadores Socialistas de Argentina) que pasó de un sectarismo propagandístico a un oportunismo electoralista cada vez más acentuado [12].

Podríamos continuar con las corrientes originadas en The Militant o en las que hemos denominado nacional-trotskistas pero no queremos aburrir a los lectores y quien tenga interés puede leer los artículos de la serie sobre la reconstrucción de la IV Internacional, a la que ya nos hemos referido.

En la década de 1970, Nahuel Moreno caracterizó que existía un “movimiento trotskista” que, más allá de sus diferencias, era “una corriente independiente de los aparatos burocráticos aunque no tuviera unidad organizativa”. Como parte del aluvión oportunista, ese movimiento ya no existe como tal: sectores importantes han “cruzado la línea” y abandonado el campo revolucionario, transformándose en correas de transmisión (y viviendo a expensas) de la democracia burguesa y parlamentaria, de los fondos del Estado, o de aparatos sindicales burocráticos.

Y quienes no la han cruzado de modo explícito acompañan a los anteriores en un su política. Baste señalar por ejemplo, que la sección brasileña de la LIT (el PSTU) se ha quedado en total soledad en la construcción de un partido revolucionario independiente, Mientras que casi todas las corrientes que se reivindican trotskistas integran un partido reformista (el PSOL). En ese marco, proponer un posible reagrupamiento inmediato sería equivocado y, a la vez, irresponsable.

¿Cómo reconstruir la IV?

Desde su propia fundación y la votación de sus estatutos en 1982, la LIT nunca se autoproclamó “la IV Internacional” y siempre puso el propio desarrollo al servicio de la reconstrucción de la IV. Entre otras cosas, esto implica, por supuesto, la búsqueda permanente de acercamiento y reagrupamientos con otras organizaciones trotskistas, algunos de los cuales fueron exitosos aunque muchos fracasaron, y no fue por sectarismo de nuestra parte.

Seguiremos haciéndolo en base a criterios claros: acuerdos programáticos profundos, coincidencias en las posiciones sobre los principales hechos de la lucha de clases, especialmente en los procesos revolucionarios, para poder desarrollar una acción militante común sobre ellos; relaciones leales y fraternas y, por supuesto, la defensa incondicional de una moral revolucionaria.

Sin la aplicación de estos criterios, todo intento de fusión y de reagrupamiento revolucionario está destinado al rápido estallido o ser apenas “una jugada para la tribuna”, como lo fue de hecho la reciente conferencia internacional abierta convocada por el FIT-U de Argentina [13].

La LIT-CI también sufrió las consecuencias del “aluvión oportunista” y, después de la muerte de Nahuel Moreno, pasó por una profunda crisis que casi llevó a su desaparición. Pero intentamos ser cada vez más obreros, marxistas e internacionalistas, sus secciones y militantes buscan intervenir activamente en los procesos reales de la lucha de clases.

La reconstrucción de la IV Internacional es una de las tareas estratégicas que nos deja el legado de Trotsky. En ese camino, tal como hemos dicho proponer un posible reagrupamiento estratégico de modo inmediato con otras fuerzas que se reivindican trotskistas sería equivocado y, a la vez, irresponsable. Quizá en el futuro, la lucha de clases permita ese acercamiento con algunas de las organizaciones que hemos analizado, o con otras. Cuando esa posibilidad se dé en la realidad, actuaremos como ya lo hemos hecho en el pasado: con seriedad, honestidad y lealtad, para intentar concretarla. Lo haremos con los criterios que ya señalamos en este mismo artículo.

Es necesario superar la profunda contradicción que significa la comprobación cada vez más clara por parte de los trabajadores y las masas de la degradación irreversible y cada vez más acelerada del capitalismo imperialista, y el hecho de que el legado de Trotsky pasó la prueba de la historia, por un lado, y la profunda debilidad de una alternativa de dirección revolucionaria, por el otro.

Por eso, la LIT-CI pone todas sus fuerzas al servicio de esa reconstrucción. Queremos hacer realidad las palabras finales de Trotsky en el Programa de Transición: Obreros y Obreras de todos los países, agrupaos bajo la bandera de la Cuarta Internacional. ¡Es la bandera de vuestra próxima victoria!

¿Qué se espera de la nueva Asamblea Legislativa? Hugo Bernal. BPJ. 15 de abril de 2021

En las elecciones legislativas y de alcaldes del año 2021, el oficialista partido Nuevas Ideas obtuvo un triunfo contundente a nivel nacional, de un universo de 5.8 millones de electores registrados en el padrón votó el 50.19% del mismo, porcentaje que avala este proceso. Los resultados le dieron al oficialismo 46 diputados directos más 10 coaligados con el partido de derecha GANA, para un total de 56 diputados, sumados a los partidos considerados como “satélites” PCN, DS y GANA, que suman 7 diputados más, sumarían un total teórico de 63 diputados a favor del régimen de Bukele.

Con esta correlación de fuerzas, el oficialismo consigue lo que en la legislatura salvadoreña se llama “Mayoría especial” que le permite entre otras cosas, aparte de la elección de todos los funcionarios de segundo grado, suspender garantías constitucionales, señalar una nueva fecha de elecciones presidenciales y cualquier cuestión relacionada con los límites de la
república.

Este escenario, inédito en un esquema de democracia burguesa en El Salvador, permite la acumulación de poder en el Ejecutivo y esto puede conllevar diferentes defectos, aunado a la característica de que el estado salvadoreño es un estado burocrático, cuyos fundamentos como bien indicaba Marx, están basados en el absolutismo europeo. Donde los funcionarios reales pasaron a ser sustituidos primero por los terratenientes, luego por los dueños del capital y últimamente por profesionistas y cuadros preparados por esta clase dirigente, que permiten mantener los privilegios de estos, mientras la clase trabajadora sobrevive el día a día.

La Asamblea Legislativa de El Salvador es una de los máximos exponentes de esta burocracia: plazas fantasmas, sueldos elevados, contrataciones de ley de salario a través de negociaciones políticas, descuentos por cuota partidaria, etc.; esta serie de abusos ha colmado la paciencia del pueblo, hastío explotado hábilmente por una campaña mediática pocas veces vista en la historia del país, utilizando descaradamente, práctica común en el pasado, recursos del Estado.

Como marxistas no esperamos que la nueva Asamblea cumpla con un papel revolucionario a favor de la clase trabajadora y los desposeídos, su alianza con fuerzas conservadoras, su difusa ideología, no indica que vayan a legislar para atacar radicalmente los problemas estructurales de este país; más bien legislaran en función demagógica, dando asistencia a sectores  populares, pero sin comprometerse con un verdadero cambio estructural, favoreciendo además la corrupción de los funcionarios del Ejecutivo y haciendo cumplir los caprichos de Bukele.

Sin embargo, tomando como base su eslogan de no ser iguales que los anteriores, deberían esperar que se comprometan mínimamente con los siguientes cambios en beneficio de la clase trabajadora, por ejemplo, con una mayoría especial se podría, sin tocar íntegramente la estructura del sistema, redactar leyes que permitan:

1.Hacer una ley de agua que garantice el acceso del agua para toda la población y que no esté supeditada a entes privados

2. Desmontar el actual sistema de pensiones y establecer uno nuevo con el fin de garantizar una pensión digna a la clase trabajadora

3. Grabar impuestos a las ganancias del gran capital

4. Ampliar la base tributaria para que los pequeños y micro empresarios puedan ser sujetos de crédito, aparte de contribuir a la recaudación de impuestos que puedan ser utilizados en beneficios de la clase trabajadora

5. Reforma completa del aparato legislativo, empezando por los sueldos de los diputados y asesores; eliminación de plazas fantasmas, e implementando salarios acordes a los niveles de ingreso de la clase obrera, un diputado que de verdad represente al pueblo no debería ganar más de $1000 dólares

6. Elección de funcionarios de segundo grado en función de su capacidad y no por pago de favores políticos

7. Establecer mecanismos de concertación para aprobación de leyes

Como marxistas siendo la Asamblea una parte integral del Estado burgués, que no es más que un instrumento de opresión de una clase por otra, denunciamos cualquier intento de socavar los derechos democráticos conquistados en el pasado, como la libre organización y expresión, gravación de nuevos impuestos a la clase trabajadora, desmontaje de todas las instituciones de auditoria del Estado, aumento de leyes represivas por parte de las instituciones encargadas de la seguridad pública y un largo etcétera, debemos mantenernos alertas acerca del desempeño de  esta nueva Asamblea.

Los últimos acontecimientos del presidente Bukele, los desplantes diplomáticos con USA, la intención de reducción del FODES del 10 % al 6 %, la negativa de no aceptar propuestas de ley que no procedan exclusivamente de su círculo íntimo o del partido oficial y otros veloces acontecimientos relacionados con la fecha de la toma de poder de la nueva Asamblea, nos indica que no podemos esperar mucho este cambio de fuerzas, defecto intrínseco de la democracia burguesa, si no que debemos prepararnos y organizarnos ya que las luchas y las victorias se consiguen a través de la presión ejercida por la lucha popular.

El sacrificio humano en los pueblos mesoamericanos – Una interpretación marxista de un fenómeno tabú. David García. Abril de 2021

Introducción

El tema de los sacrificios humanos y el canibalismo entre los pueblos mesoamericanos constituye, en general, un tema tabú sobre todo entre la izquierda mexicana. Se supone que negar o no hablar del tema se hace en provecho de los actuales pueblos indígenas y evita “hacerle el caldo gordo” al imperialismo. No dudamos de las buenas intenciones, pero lo que sí es bastante dudoso es que el que algunos académicos no hablen del tema en sus seminarios o el que algunas sectas místicas mexicanistas idealicen el pasado indígena ayude de alguna manera a los pueblos indígenas que en nuestros días están siendo sacrificados en el altar del capital. La mejor manera de hacerles justicia, creemos, es luchar contra el capitalismo.

Después de todo hace muchos siglos que los pueblos indígenas no practican el canibalismo ni el sacrificio ritual –que era promovido por la casta dominante, los Tlatoanis- actualmente los únicos que preparan pozole con carne humana y “entamalan” cuerpos humanos son los narcotraficantes vinculados con la clase dominante. En el México actual los “sacrificios humanos” se realizan por decenas de miles a causa de la decadencia del sistema. ¿Por qué habríamos de escandalizarnos porque una cultura ancestral sacrificara a algunos miles en un contexto cultural totalmente diferente? Es evidente que los sacrificios humanos y el canibalismo ritual no agotan, ni mucho menos, el riquísimo contenido artístico, cultural, filosófico y científico de los pueblos originarios de Anáhuac.

En otros artículos hemos puesto de relieve un legado que debe ser atesorado, recordado y respetado, pero dado que el misticismo romántico ha querido negar lo que las evidencias arqueológicas, documentales y forenses ya no nos permiten negar, en este artículo nos centraremos en un tema tabú con la idea de comprenderlo en el contexto de un sistema de relaciones sociales que lo hará entendible y comprensible. Si entendemos el fenómeno podremos combatir la idea de que los pueblos prehispánicos eran naturalmente salvajes. Por ello dedicaremos buena parte del artículo a mostrar que los sacrificios humanos no fueron un invento de los invasores, antes de explicar el fenómeno en el marco de un modo de producción y en una adaptación específica a los recursos naturales disponibles. Esto nos permitirá comprender a las culturas tributarias mesoamericanas sin ningún tipo de idealización romántica en la idea que la verdad es siempre revolucionaria y no la mentira o la mistificación idealista. Estamos conscientes, por otro lado, que en el estudio de los pueblos prehispánicos suelen dominar las interpretaciones líricas. No dudamos de la belleza de la poesía de Netzahualcóyotl, pero un poema no sustituye al estudio objetivo, de la misma manera que las odas a la madre tierra no sustituyen a las ciencias naturales. Para escribir un poema místico no hace falta más que estar inspirado (y quizá estimularse con algún alucinógeno), estudiar científicamente un modo de producción es una cosa un poco más seria y difícil.

Nos hemos apoyado para este artículo en estudios arqueológicos y forenses muy técnicos y meticulosos, para nosotros esto es más serio que las alucinaciones líricas de los “mexicanistas”, estos grupos no tienen nada de revolucionarios y tampoco tienen nada que ver con los pueblos indígenas que hoy luchan por su existencia y derechos. El marxismo no tiene ni debe tener ningún tema tabú.

Sacrificio y canibalismo en pueblos preestatales

De acuerdo con el gran antropólogo Marvin Harris existen elementos para sostener que en muchas sociedades con un nivel de desarrollo de jefaturas, que están en el umbral de la civilización, se observa un aumento del fenómeno de sacrificios humanos y canibalismo bélico. En este tipo de sociedades, como sucede en las sociedades cazadoras recolectoras, las guerras constituyen un medio para dispersar a las poblaciones y aliviar la presión sobre los cotos de caza, pesca o labranza. La productividad del trabajo en estas sociedades aún no alcanza el grado suficiente para que los prisioneros de guerra sean absorbidos como mano de obra esclava, el objetivo de las guerras intertribales no es obtener más fuerza de trabajo sino dispersar a las poblaciones sobre un territorio más amplio. Por ello los iroqueses arrancaban los cueros cabelludos de los vencidos o, incluso, se comían sus corazones. Estas sociedades no hacían la guerra para sacrificar a los vencidos o comerlos, realizaban sacrificios porque no tenían otra cosa que hacer con los prisioneros de guerra. El desarrollo de la horticultura –labranza a pequeña escala, propia de las tribus o jefaturas- aumenta la presión sobre las tierras cultivables y, por ende, aumenta la frecuencia de los encuentros bélicos. Marvin Harris reporta ejemplos de sacrificio y canibalismo bélico, de la época de la llegada de los colonizadores europeos, en los pueblos de Nueva Guinea, del norte de Australia, la mayoría de las islas de Melanesia, los Maoríes de Nueva Zelanda, etc. Los sacrificios humanos, por supuesto, existieron también entre los pueblos de nivel de tribus en el “viejo mundo”:

“Se cree que el sacrificio humano en Egipto y Asia Occidental pudo existir en este territorio cuando era habitado por pueblos aldeanos […] los pueblos semitas (cananeos, arameos, fenicios y hebreos) que sacrificaban niños y jóvenes en momentos de crisis (guerras o calamidades naturales). Esta costumbre se extendió a los cartagineses quienes en el año 310 a.C. sacrificaron a 500 niños de familias nobles para evitar ser derrotados por Agatoche en Siracusa”1.

Así mismo a Odín, dios escandinavo, se le ofrecían sacrificios humanos por estrangulamiento. Los pueblos tribales del “nuevo mundo” -desde los Hurones Canadá, pasando por los Tupinamba de Brasil, hasta los Moches del Perú- practicaban algún tipo de sacrificio humano y canibalismo. El estudio de algunos restos óseos en tumbas de los pueblos nativos norteamericanos es muy sugerente al respecto. Dice Marvin Harris que:

“Prácticamente todos los elementos del ritual azteca están prefigurados en las creencias y prácticas de las sociedades del nivel de bandas y aldeas. Hasta la preocupación por la extirpación quirúrgica del corazón tiene precedentes. Por ejemplo, los iroqueses competían entre sí por el privilegio de comer el corazón de un prisionero valiente a fin de poder adquirir parte de su coraje”2.

El canibalismo bélico tendió a desaparecer con el surgimiento de la civilización, cuando la domesticación de animales y la agricultura a gran escala permitieron que la mano de obra de los vencidos fuera más útil viva que muerta, en el momento en que pudo ser absorbida productivamente y cuando los grandes herbívoros domesticables remplazaron la tentación de comer carne humana. Los sacrificios humanos siguieron existiendo pero en forma modificada. Frecuentemente parte de la corte del rey era enterrada junto con el monarca, como lo fue en el caso de la antigua China, Egipto, Mesopotamia, Japón e India. La excepción fueron las grandes civilizaciones mesoamericanas –desde la maya hasta la azteca- donde, como veremos, el sacrificio humano y el canibalismo pervivió al surgimiento de la civilización.  La explicación de esto no se encuentra en alguna presunta alma bárbara de los pueblos mesoamericanos, ni siquiera en su religión. Analizaremos más adelante las razones más probables que explican este fenómeno desde un punto de vista materialista.

El testimonio de los invasores

Los invasores españoles que pisaron el “nuevo mundo” escribieron relatos acerca de sacrificios humanos y canibalismo. Antes de discutir la veracidad de estos relatos citemos algunos. La expedición de Juan Grijalba a la Isla de Los Sacrificios, frente al puerto de Veracruz, en 1518, reportó los primeros testimonios de sacrificios entre los pueblos mesoamericanos; de ahí el nombre peculiar que se le puso a esta isla.

“Y echados los bateles en el agua, fue el Joan de Grijalba, con muchos de nosotros los soldados, a ver la isleta, porque había humos en ella, y hallamos dos casas hechas de cal y canto bien labradas, y en cada casa unas gradas, por donde subían a unos como altares, y en aquellos altares tenían unos ídolos de malas figuras, que eran sus dioses. Y allí hallamos sacrificados de aquella noche cinco indios, y estaban abiertos por los pechos y cortados los brazos y los muslos, y las paredes de las casas llenas de sangre. De todo lo cual nos admiramos en gran manera, y pusimos nombre a esta isleta isla de Sacrificios, y ansí está en las cartas de marear”3.

En la primera “carta de relación” de Hernán Cortés a Carlos V se lee:

“Y tienen otra cosa horrible y abominable y digna de ser punida que hasta hoy no habíamos visto en ninguna parte, y es que todas las veces que alguna cosa quieren pedir a sus ídolos para que más aceptasen su petición, toman muchas niñas y niños y aun hombres y mujeres de mayor edad, y en presencia de aquellos ídolos los abren vivos por los pechos y les sacan el corazón y las entrañas, y queman las dichas entrañas y corazones delante de los ídolos, y ofreciéndoles en sacrificio aquel humo. Esto habemos visto algunos de nosotros, y los que lo han visto dicen que es la más cruda y espantosa cosa de ver que jamás han visto”.

En los relatos de Fray Bernardino de Sahagún se añade, al sacrificio, el canibalismo:

“Después de haberles arrancado el corazón y vertido la sangre en un recipiente de calabaza, que el amo del hombre asesinado recibía, se comenzaba a hacer rodar el cuerpo por los escalones de la pirámide. Terminaba por detenerse en una pequeña plaza situada debajo. Allí algunos ancianos, a los que llamaba quaquacultin, se apoderaban de él y lo llevaban hasta el templo tribal donde los desmembraban y lo dividían a fin de comerlo”4.

El conquistador Diego Durán da un relato parecido. Llegados a este punto cabe señalar la objeción, frecuente por parte de algunos estudiosos -como Pablo Moctezuma Barragán-, de que los sacrificios humanos constituyeron un mito inventado por los invasores para justificar la conquista. No necesitamos negar que los invasores cometieron crímenes innombrables y que utilizaron las contradicciones internas del poderío mexica para aplastar una brillante civilización, con tal de señalar que existen pruebas más que concluyentes de que los sacrificios humanos fueron reales. No necesitamos al romanticismo mistificador para saber apreciar la grandeza de las culturas mesoamericanas.  Nos interesa comprender un fenómeno cultural, no ocultarlo. Entre las pruebas concluyentes de que los relatos de los españoles, en lo que respecta al sacrificio humano, eran verdaderos, está el estudio de osamentas. Basta, por el momento, una prueba de esto último: Tanto Cortés como Díaz del Castillo relataron la suerte que sufrieron algunos cautivos, de origen español, que los mexicas lograron capturar, los prisioneros fueron sacrificados, desollados y los cráneos expuestos en “tzompantlis” (estacas de madera donde decenas de cráneos eran exhibidos):

“[…] las exploraciones arqueológicas han descubierto 14 cráneos humanos enterrados en el lado sur del Templo de Quetzalcoatl, que tenían perforaciones circulares en ambos parietales, lo que sin duda hace pensar que estuvieron en un tzompantli, lugar donde se colocaban los cráneos de los sacrificados para su exhibición. Se ha estudiado el origen étnico de estos restos y se ha concluido que son indígenas, africanos y españoles, lo que por supuesto corrobora el relato de los conquistadores, pues en dicha caravana venían españoles, sus aliados indígenas y no es de extrañar la presencia de africanos que comenzaron a arribar a México con Narváez”5.

Para los mexicas era bárbara la práctica de los invasores de matar a todos los vencidos en las batallas, sin compartir su triunfo con los dioses. Los mexicas se preocupaban siempre de tomar prisioneros, lo que se convertiría en otra ventaja militar más para las huestes de Cortés.

Fuentes prehispánicas

Pero las fuentes documentales que nos permiten afirmar la existencia de sacrificios humanos no sólo provienen de los conquistadores, sino de las propias fuentes indígenas: ya sea estampadas en relieve de piedra, en forma de esculturas, en los códices o en las pinturas. Antes de discutir un posible malentendido del simbolismo de estas fuentes expongamos algunas:

Empezando por la cultura Olmeca existen evidencias líticas y forenses que nos permiten saber del sacrificio humano en esta cultura. Esto no debería sorprendernos, de acuerdo a lo que hemos señalado al principio de este ensayo,  los Olmecas eran un pueblo de un nivel de desarrollo propio de una jefatura al borde de convertirse en civilización.

“Los olmecas también fueron los primeros en dejar reflejado en sus obras la importancia del sacrificio humano. Los famosos altares encontrados en La Venta, muestran a un personaje importante portando en sus manos a un bebé con rasgos de jaguar. Esta representación que fue repetida numerosas veces en el área olmeca, indica sin lugar a dudas la importancia del sacrificio ritual de niños, seguramente para propiciar la lluvia mediante el sacrificio ofrecido al dios de la lluvia olmeca, tal y como siglos después seguirían haciendo los mexicas a su dios de la lluvia Tlaloc. De hecho, en el sitio preolmeca y olmeca de El Manatí, se han hallado asociados a tallas de madera representando a un típico hombre olmeca, restos de niños neonatos desmembrados”6.

No sólo es en las estelas donde los pueblos originarios dejaron testimonio de esta práctica. Los códices dejan poco lugar a dudas. Es evidente que los códices muestran mucho más que sacrificios humanos; son una fuente de arte, su visión del tiempo, su cosmogonía, etc. Pero dado nuestro tema nos concentraremos en lo que parecen ser sacrificios humanos; por ejemplo, el Códice Magliabechiano es más que sugerente en lo que respecta al sacrificio humano y al canibalismo.

Si bien este códice fue dibujado por manos indígenas, es del siglo XVI posterior a la conquista, bien pudo ser una falsificación urdida por los invasores. Sin embargo, existen códices anteriores, que se salvaron milagrosamente de la destrucción, que muestran escenas similares y que dotan de verosimilitud a aquél.  No hay duda, por ejemplo, que el Códice Borgia es precolombino; además de mostrar con una belleza peculiar, el calendario azteca de 365 días, festividades, fechas importantes, etc., muestra numerosos sacrificios humanos u ofrendas de corazón a los dioses.

Si bien es imposible sostener que los códices no tienen un contenido simbólico y metafórico que pueda dar lugar a falsas interpretaciones, tal como ha afirmado Moctezuma Barragán –quien es de los pocos historiadores que todavía sostienen la falsedad de los sacrificios humanos-, podemos afirmar, sin embargo, que existen claras evidencias que correlacionan imágenes de sacrificios humanos en obras prehispánicas, con evidencia forense que corrobora que lo que se muestra en la imágenes, en el caso de los sacrificios, no tiene nada de metafórico. Un ejemplo reciente de esto lo constituye las famosísimas pinturas del “Templo de las pinturas” en Bonampak, pertenecientes a la cultura maya, que son de los pocos murales prehispánicos que han sobrevivido con su colorido casi intacto. Una de las escenas muestra al soberano Chan Muan II de Bonampak a punto de sacrificar a lo que parece ser un importante personaje hincado a sus pies. Otra muestra a cautivos sometidos a los que al parecer se les han arrancado las uñas. Los defensores del contenido puramente simbólico podrían alegar un significado diferente al que es evidente si no fuera porque en el 2009 se descubrió, debajo de esta misma pintura, la tumba de un cuerpo decapitado, ornamentado con algunas cuentas de jade que sugieren un alto status. Resulta claro que se trata del personaje a punto de ser decapitado mostrado en la imagen y que tanto el recinto como el mural se construyeron, durante el reinado de Chan Muan II, con el objetivo de conmemorar aquella batalla y aquel importante sacrificio. Tal es la interpretación de investigadores del INAH que descubrieron y estudiaron esta tumba7.

Los dinteles en bajo relieve son la confirmación de los sacrificios de los cautivos, quienes se muestran con las manos atadas a sus espaldas, con cuerdas atadas a sus cuellos y siendo decapitados o ejecutados por guerreros. Otro ejemplo de que los sacrificios mostrados en pinturas, códices, relieves, estatuas, etc., son representaciones de hechos reales lo son los famosos “tzompantli” representados en piedra -torres entrelazadas de decenas de cráneos humanos-, éstos se representan también en códices y su existencia física real es referida por las crónicas de los invasores. Por una simple multiplicación de columnas y filas de cráneos empalados Bernal Díaz del Castillo contabilizó 100 mil cráneos tan sólo en la plaza de Xocotlán. ¿Pura invención? ¿Es que los “tzompantli” sólo existieron en piedra y en papel de maguey pero no con cráneos reales? El estudio de cráneos encontrados en el Templo Mayor muestra que los “tzompantli” eran reales. ¿Acaso sólo se utilizaban cráneos de personas no sacrificadas? El estudio de las marcas resultado de la manipulación de los cráneos muestra signos de ejecución, desollamiento, de extracción del tejido muscular, de extracción de la masa encefálica, etc8.

Por si fuera poco, se han encontrado osamentas de presuntas personas sacrificadas en todas las civilizaciones mesoamericanas, desde los mayas y toltecas hasta los mexicas. Así, por ejemplo, en la Pirámide de la Luna de la cultura teotihuacana se han encontrado 12 esqueletos de guerreros de alto rango.

“[En el Templo de Quetzalcóatl] Se han encontrado unos 60 esqueletos de guerreros sacrificados de origen maya o mixteco para conmemorar cada una de sus etapas constructivas.  De hecho, en las primeras exploraciones realizadas por Batres en 1906 en Teotihuacan, ya se hallaron los esqueletos de niños de unos 6 años de edad en cada una de las esquinas de la Pirámide del Sol. Este tipo de sacrificio que como hemos visto ya se producía en tiempos olmecas, se mantuvo vigente hasta tiempos mexicas y siempre estuvo relacionado con el culto a los dioses de la lluvia”9.

“Hasta hoy se han encontrado 1,400 esqueletos en las excavaciones de la ciudad antigua realizadas en poco más de 20 años [de éstos] algunos cientos, según se ha descubierto murieron sacrificados por decapitación o desmembramiento10”.

En el caso de los mexicas, tan sólo en las ruinas del Templo Mayor se han encontrado, en 19 sitios, osamentas de sacrificios humanos (de más de 100 personas) en los lugares que se muestran en la imagen11:

Evidencias irrefutables

La evidencia más concluyente de la existencia de sacrificios humanos, sin embargo, está en el estudio forense de los restos óseos encontrados. Las marcas dejadas por las cuchillas para lograr la decapitación, extracción del miocardio, desollamiento, desmembramiento, separación muscular, extracción de tejidos blandos, etc; son específicas y han sido muy estudiadas en experimentos con restos animales. Un estudio llevado a cabo con 107 osamentas distribuidas en 19 ofrendas sacrificiales en el Templo Mayor, del que hemos tomado la imagen anterior, muestra que los individuos fueron sacrificados mediante diversos procedimientos (decapitación y extracción de corazón) y que el procesamiento de los cuerpos obedecía a diferentes objetivos (cráneos trofeo, tzompantli, máscaras mortuorias). El análisis de los restos sugiere a individuos que no son en su mayoría originarios de México Tenochtitlán lo que refuerza la idea de que se trataba de prisioneros de guerra; como hemos visto en otro estudio citado, incluso el análisis de los cráneos demuestra la existencia de individuos procedentes del “viejo mundo”. El estudio de las cervicales evidencia que muchos de los sacrificados fueron decapitados por diversos métodos, demostrando un conocimiento exacto de la anatomía por parte de los sacerdotes. No todos los individuos murieron a causa de decapitación, el estudio de los restos sugiere que pudieron morir a causa de degollamiento, extracción de corazón o golpes contundentes. Los cráneos preparados para tzompantli muestran: “Decapitación, el descarnamiento, el vaciado de la masa encefálica y la supresión de otros tejidos blandos. Posteriormente, se realizaban dos perforaciones circulares fracturando por percusión los huesos temporales y parte de los parietales. Al parecer eran realizadas con un elemento puntiagudo, tal y como lo muestra la evidencia arqueológica […] En todos los individuos se registraron huellas correspondientes a las principales inserciones musculares lo que implica que fueron descarnados antes de llevarlos a Tzompantli”12.  Un tratamiento similar se hacía con los cráneos destinados a convertirse en máscaras mortuorias. Presentamos a continuación algunas gráficas tomadas del estudio citado a pie de página sobre una muestra de 74 individuos. “[…] la mayoría de los sacrificados, se encuentran entre los 20 y 30 años, destacando la ausencia de ancianos y menores de 3 años. A continuación se presentan gráficos que resumen esta información13”.14

Nos interesa señalar la evidencia de sacrificio por extracción de corazón porque demuestra la veracidad de los códices y los relatos de los invasores europeos. El historiador Moctezuma Barragán ha tratado de refutar la existencia de los sacrificios señalando una presunta imposibilidad física. Es imposible acerrar la caja torácica para acceder al corazón con instrumentos de piedra15. Si bien los cuchillos de piedra no son tan eficientes como el acero, puesto que aquellos se rompen fácilmente, se ha demostrado que las cuchillas de obsidiana pueden elaborarse con tanto o más filo que un bisturí moderno, además los sacerdotes prehispánicos conocían demasiado bien el cuerpo humano como para perder el tiempo tratando de romper la caja torácica cuando podían acceder al corazón mediante una incisión en la base del diafragma. Con esta técnica un médico forense de nuestros días, utilizando instrumentos de piedra prehispánicos y muñecos sintéticos que simulan un tronco humano, ha podido extirpar quirúrgicamente un corazón humano en un tiempo sorprendentemente corto: apenas unos 20 0 15 segundos16. Es de suponer que los experimentados sacerdotes podían hacerlo mucho mejor e incluso por medio de diversas técnicas (por ejemplo mediante la fractura de una costilla). De manera independiente las evidencias forenses demuestran que el corazón era extraído de esa manera, por lo que la objeción de Barragán queda reducida a la nada. La evidencia de un infante sacrificado en la ofrenda 111 en el Templo Mayor lo demuestra:

“La información osteológica permite proponer la siguiente secuencia general. Es factible que  el infante fuera recostado en una piedra de sacrificios como lo mencionan las fuentes históricas. Las marcas en la cara interna de las costillas muestran que el ingreso al tórax se hizo desde la cavidad abdominal, cortando el músculo recto anterior. El sacerdote debió deslizar su mano por detrás del corazón lo que se puede inferir por la presencia de las huellas cerca de la articulación costo-condral. Posteriormente, cortó las arterias y las venas, empleando la parte interna de las costillas como superficie de apoyo, por lo que hay un patrón de huellas repetitivas. Finalmente, el niño fue depositado a los pies de las escalinatas que conducían al adoratorio de Huitzilopochtli”17.

¿Será casualidad que el dios Mictlantecuhtli del inframundo sea representado como un ser desollado cuyo corazón sobresale por debajo del diafragma? ¿No será este dios, también, la representación de las formas sacrificiales?

Canibalismo

Todo lo anterior nos muestra que los individuos sacrificados por los pueblos prehispánicos eran ritualizados y procesados como otras civilizaciones procesan y ritualizan a los animales sacrificados que sirven de alimento tanto a los dioses como a los hombres. Así como algunas civilizaciones sacrificaban bueyes a sus dioses, porque suponían que estos los encontraban tan apetitosos como lo eran para los mortales, los aztecas ofrecían sangre y corazones a Huchilopoztli, Tlaloc y Quetzalcóatl; así como los pueblos que consumen ovejas suelen fabricar máscaras, utensilios y adornos con los restos de los animales comestibles, los pueblos prehispánicos fabricaban mascaras mortuorias, trofeos de cabezas humanas, herramientas de huesos humanos y tzompantli con los restos de los humanos sacrificados; así como en los restos de los grandes herbívoros cazados por los pueblos preneolíticos en Oriente Medio se encuentran rapaduras producto del desmembramiento, desollamiento, separación de tejidos blandos -todo lo anterior con fines alimentarios-, en los restos de los individuos sacrificados por los aztecas se encuentran las mismas evidencias de procesamiento de la piel, carne, médula y encéfalo. Los códices y los testimonios señalan que los restos de los sacrificados eran preparados para consumo de la realeza y sus familias como un privilegio más de su posición social. Ya no es sólo el relato de los españoles, los códices y el sugerente manejo de los restos mortales de los sacrificios los que nos señala el canibalismo sino, además, la evidencia dejada en las cuchillas, la albumina en los templos y en los restos en los enterramientos.

«Según el artículo, firmado por Jennifer Viegas, se ha descubierto en Ecatepec un sitio arqueológico al norte de la Ciudad de México con ocho osamentas de niños que fueron supuestamente sacrificados por los aztecas, lo que sería evidencia de que los aztecas eran caníbales, tema tabú para los historiadores mexicanos por muchos años».

El descubrimiento se añade a la colección creciente de pruebas que apoyan el sacrificio humano y el canibalismo entre los fundadores del Imperio mexicano. Por ello se cree que los investigadores podrían, con la ayuda de los nuevos hallazgos, ser capaces de llenar algunas lagunas históricas en el tema, continúa la nota.

La arqueóloga mexicana Nadia Velez Saldaña fue quien los descubrió. En declaraciones recogidas por la nota de Discovery Channel a la Agencia Associated Press, la experta dijo: “El sacrificio involucraba quemar total o parcialmente a las víctimas. Encontramos un hueco donde enterraban los restos de cuatro niños que fueron parcialmente quemados y otros cuatro completamente carbonizados”.

Otro arqueólogo, Luis Manuel Gamboa, descubrió murales que ilustraban partes del cuerpo humano dentro de instrumentos de cocina, rodeados de comensales.

“Hemos encontrado instrumentos de cocinar al lado de esqueletos y de huesos humanos fragmentados e incompletos”, dijo Gamboa. […]

El experto en la cultura azteca Leonardo López Lujan, funcionario del INAH que trabaja en un proyecto del Museo del Templo Mayor, dijo estar de acuerdo con estas conclusiones. De manera reciente, López Luján reveló los resultados de pruebas químicas conducidas sobre el residuo encontrado en los pisos de estuco de algunos templos aztecas. Los restos contienen albúmina y material genético que parece de sangre humana.

“Ahora tenemos pruebas físicas que corroboran el registro escrito y pictórico”, dijo López Luján18.

Otro estudio microscópico muestra, sin lugar a dudas, que los mexicas utilizaban herramientas para desollar, desmembrar, etc. Citamos ampliamente el artículo dada su importancia.

“Pero la corroboración científica […] ahora ya es posible gracias a una novedosa metodología de estudio desarrollada por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de la UNAM, que consiste en estudiar, bajo la lente del microscopio, los restos de material orgánico humano conservados en los objetos antiguos. […]

Analizó una serie de conchas halladas junto al entierro de una joven de 14 años de edad, en Comalcalco, Tabasco; fragmentos de lo que parecía ser papel amate en una osamenta hallada en Teotihuacán -que resultó ser piel humana-, así como 31 cuchillos de obsidiana que datan de hace dos mil años, hallados en la zona arqueológica de Cantona, Puebla.

Sobre este último caso, Mainou relata que fue en 2010 cuando recibió de la arqueóloga Yadira Martínez Calleja y del arqueólogo Ángel García Cook, los 31 cuchillos de obsidiana provenientes de Cantona, Puebla. Previamente los arqueólogos habían clasificado los cuchillos en tres tipos: cuchillos sacrificiales, tranchets y raspadores. Pero los resultados que la restauradora obtendría de la investigación en laboratorio ayudaría a los especialistas a determinar la función que las piezas tuvieron, si fueron usados para hacer cortes en diferentes partes del cuerpo, según su forma. «Tomé tres o cuatro cuchillos al azar, de las diferentes formas. Lo que hice fue llevarlo al microscopio estereoscópico y revisar todas las partes del cuchillo, por la parte anterior, por la parte posterior y por los cantos. Hice todo el proceso de microscopia electrónica de barrido y en estas primeras muestras encontré restos de sangre, restos de piel y cabello», detalla Mainou. […]

Con el apoyo de la doctora Silvia Antuna Bizarro, especialista en células y tejidos, del Departamento de Biología Celular y Tisular de la Facultad de Medicina de la UNAM, de la bióloga Yolanda Hornelas Orozco, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (UNAM), y de Gerardo Villa Sánchez, de la Subdirección de laboratorios y Apoyo Académico del INAH, las primeras aproximaciones de este estudio apuntan a que los 31 cuchillos fueron utilizados para «cortar, rasgar, desollar y romper», en los rituales y ceremonias religiosas que se realizaban en esa zona arqueológica y que, según las investigaciones previas, «incluían prácticas como la decapitación, la mutilación y el desmembramiento, como parte de la cosmovisión religiosa».

Pero el trabajo de la restauradora no termina ahí, pues con las casi 600 imágenes que obtuvo y con las muestras obtenidas de los cuchillos, comenzará la labor de interpretación de los datos para poder clasificar el uso específico que tuvieron estos cuchillos.

«Ya se terminó la investigación en bruto, ya se sabe que los 31 se utilizaron y ahora tengo casi 600 imágenes, a partir de las cuales tenemos que determinar qué tejidos tienen para ver en qué partes del cuerpo fueron utilizados», dijo. […]

«Conservé el material orgánico en los cuchillos porque sé que es el mejor soporte en los que se pueden conservar para que en un futuro otra persona pueda sacarle más información, que le puedan sacar información molecular o ADN, aunque los restos ya estén mineralizados. La ciencia va avanzando como no nos lo podemos imaginar. Puede ser que en un momento puedan sacarle ADN y puedan ver si a las personas que sacrificaron eran parientes, de qué lugar o región provenían, si eran personas que venían de otra comunidad, si eran cantoneses, xicalancas, o si eran esclavos», comenta la especialista”19.

Cada práctica en su contexto

Si enfocamos el fenómeno del sacrificio humano y el canibalismo prehispánicos en el contexto del modo de producción que media entre el hombre y su entorno, es posible explicarlo. Es sabido que el modo de producción de los pueblos mesoamericanos se ajusta a lo que Marx, en su estudio de pueblos como la India, llamó “Modo de producción asiático”20. En estas sociedades el Estado, como un todo, se erige como gran terrateniente expoliando a las comunidades aldeanas por medio del tributo en trabajo o en especie. En estas sociedades la propiedad privada de la tierra, en sentido general, no existe o no es la forma dominante de propiedad. Las comunidades aldeanas siguen conservando la propiedad colectiva de la tierra pero éstas son explotadas por el Estado y una casta privilegiada, cuya existencia se justifica porque se encarga de organizar a las dispersas comunidades en la realización de obras públicas tales como canales de riego, centros ceremoniales, etc.

Hasta qué punto la estructura social del imperio azteca se ajusta a este modo de producción lo sugiere el códice Mendoza que enlista no menos de 371 pueblos que tributaban al Tlatoani Moctezuma. Los estudios posteriores sugieren la existencia de más de 400 pueblos tributarios. Dice Roger Bartra que el códice constituye una “verdadera radiografía de la economía azteca”21.  La lista de productos tributados incluyen artículos suntuarios (penachos, artículos de oro, cobre y jade), vestimentas para los guerreros y la realeza; herramientas, plumas, pieles, cerámica, cestas y vasijas; la mayor parte del tributo lo constituían grandes cosechas de maíz, frijoles, chía y huauhtli, traídos de todos los confines del imperio. Otra parte importante del tributo lo era la fuerza de trabajo necesaria para la construcción, ampliación y remodelación de los templos y obras públicas. En general, la propiedad de la tierra pertenecía a las comunidades por medio del calpulli aunque con los aztecas ya encontramos hasta cierto punto la existencia de la propiedad privada de la tierra en cierta parte de la nobleza. Para el aseguramiento del flujo de todo este plustrabajo desde las aldeas hasta la cúspide de la pirámide social se requería toda una estructura burocrática adicta al soberano y un ejército que mantuviera sometidas a las comunidades. Las guerras aseguraban el tributo, las imponentes obras públicas fungían como medios de legitimación de la casta dominante y formas de propaganda política, mientras que el sacrificio constituía un medio de control y sometimiento social.

Sin embargo, la estructura tributaria no explica todo el enigma del sacrificio humano y el canibalismo prehispánico. Los pueblos mesoamericanos no fueron las únicas civilizaciones tributarias; sin embargo, sí fueron las únicas culturas que no abandonaron el canibalismo y el sacrificio humano cuando alcanzaron el grado de civilización, aquél continuó en forma sistematizada, más o menos masiva y constante. Para la explicación del enigma no basta afirmar que la práctica estaba basada en la creencia de que sólo así se podría asegurar que el Sol surgiera del horizonte al día siguiente o que sólo así se podía asegurar que los dioses les favorecieran con lluvia y buenas cosechas. A esta explicación puramente idealista le hace falta explicarse a sí misma: ¿Porqué los mexicas creían esto? ¿Cuál es la base material que puede explicar el surgimiento de esta creencia? No necesitamos negar que los sacerdotes creyeran firmemente en su religión para afirmar que las creencias subjetivas obedecen a causas objetivas que escapan, la mayoría de la veces, a la consciencia de quienes las creen y de quienes las estudian (cuando el estudioso no busca las causas no evidentes y se convierte a la religión de su objeto de estudio o proyecta su falsa ideología –posmoderna, por ejemplo- a su campo de investigación).

La otra parte del armado del rompecabezas, de acuerdo a Marvin Harris22, se encuentra en una peculiar adaptación al medio ecológico propio del norte y centro de América que favoreció a la casta dominante. A excepción de la llama sudamericana, en nuestro continente prácticamente todos los grandes herbívoros capaces de ser domesticados desaparecieron durante el periodo preneolítico. La cúpula prehispánica no perdió el gusto por la carne humana, que suele estar presente en los pueblos horticultores que practican la guerra, porque no hubo grandes herbívoros domesticados para sustituir la carne de los vencidos. Los animales domesticados por los pueblos mesoamericanos, como el perro y diversos tipos de gallináceas, no eran una fuente eficiente de proteína animal dado que los guajolotes se alimentan de granos y los perros de carne, compitiendo así por los mismos recursos alimentarios consumidos por los seres humanos. Estos pueblos no conocían las hormonas ni la producción industrial de la carne aviar. La gran variedad de alimentos de origen vegetal, acuático e insectívoro esgrimido por los críticos de Marvin Harris como argumento para refutar “el ansia de carne” demuestra, por el contrario, que los pueblos prehispánicos debían alimentarse con un espectro amplio de alimentos para suplir la falta de aminoácidos esenciales de los que dota la carne roja. Si bien los insectos pueden proporcionar todos los aminoácidos contenidos en la carne, no proporcionan paquetes eficientes de alimentación dada su baja concentración y el gasto de energía excesivo empleado en su recolección; mientras que los productos vegetales que contienen aminoácidos esenciales no estarán siempre disponibles en periodos de sequía o escasez. El espectro amplio, que incluye a insectos, es una muestra de búsqueda desesperada de proteína animal y muestra lo contrario de lo que pretenden los críticos de Harris.

El argumento de Marvin Harris no señala, como han malentendido algunos críticos, que los mexicas fueran a la guerra para obtener carne humana, sino, al contrario: porque iban a la guerra –para obtener tributos- tenían la posibilidad de aprovechar la carne de los cautivos como alimento. Tampoco se trata de que todos los individuos de la sociedad comieran carne humana por igual. Como sucede en las sociedades explotadoras como la capitalista, los recursos alimenticios también se distribuían de forma desigual, como una manifestación de status y poder. La cantidad de individuos sacrificados no alcanzaba, seguramente, para alimentar a los 4 o 5 millones de habitantes del Valle de México; pero constituía un valioso privilegio para la casta dominante y sus familias, lo suficientemente poderoso como para asegurar, entre otros privilegios, obediencia y lealtad al Tlatoani. El consumo de carne humana constituía, así, un subproducto valioso del tributo y de la guerra y un cemento social para la casta dominante, además de un poderoso instrumento de terror dirigido a las comunidades explotadas. Se cierra el último enigma: así como las antiguas civilizaciones europeas, durante sus festividades religiosas y agrícolas, sacrificaban cientos de animales a sus dioses, celebrando lujosos banquetes; los mexicas, en sus fiestas y celebraciones religiosas, ofrecían a sus dioses carne humana, compartiendo con ellos parte del banquete con el que se agasajaba la cúpula de la sociedad mexica.

Conclusiones

Hemos visto que el estudio objetivo de un fenómeno cultural innegable, fascinante y atemorizante puede proporcionar datos valiosos sobre el funcionamiento de la sociedad mesoamericana, funcionamiento que explica los aspectos más gloriosos como oscuros de su cultura. El sacrificio humano y el canibalismo resultan tan comprensibles, en el marco de la estructura social prehispánica, como ahora nos resulta comprensible la comunicación por Twitter o Facebook o como, a la mayoría de las personas, les parece normal y razonable el trabajo asalariado. En este terreno los enfoques sentimentales y místicos no sirven para nada más que para retrasar el estudio de la historia y la comprensión de la sociedad actual. Así como a las personas amadas hay que aceptarlas como un todo integrado es necesario valorar a las culturas ancestrales como un todo, explicando su rostro social “con todo y verrugas”. La comprensión cabal de la verdad es la única manera de preservar el legado y memoria histórica que tanto han sido oscurecidas por el mito y las historias manipuladas por prejuicios tanto de derecha como de “izquierda”. El verdadero enfoque de izquierda está en la verdad histórica. Tenemos que valorar a las culturas pasadas en función de su propio desarrollo y no en función de proyecciones sentimentales y morales. Hoy, más que nunca, necesitamos un enfoque de la sociedad exenta de sentimentalismos pequeñoburgueses. Sólo así estaremos en condiciones de derrocar al más grande devorador de seres humanos de la historia: el sistema capitalista de nuestros días.

Octubre 2012


Bibliografía

(No se agregan aquí otras fuentes consultadas como periódicos, revistas y documentales de los cuales se hace la cita respectiva a pie de página):
1. Bartra, R. El modo de producción asiático, Era, México, 1978.
2. Bernal Díaz del Castillo Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, Editores Mexicanos Unidos, México, 2002.
3. Chávez Balderas, J. “Sacrificio humano y tratamientos mortuorios en el Templo Mayor de Tenochtitlan”. Documento PDF: http://www.famsi.org/reports/05054es/05054esChavezBalderas01.pdf(link is external)
4. Gómez Molina, M. “Sacrificio. La muerte ritual entre los mexicas”. Documento PDF: http://pdfsb.com/readonline/5a5642446677683558584a3844586c6d566b593d-117…(link is external)
5. Harris, M. Bueno para comer, Alianza editorial, Madrid, 2007.
6. Harris, M. Caníbales y reyes, Alianza editorial, Madrid, 2006.
7. Harris, M. Introducción a la antropología general, Alianza editorial, Madrid, 2003.
8. Jarquín Pacheco, Ana María; Martínez Vargas, Enrique; “Evidencias de dos rituales teotihuacanos de sacrifico humano en la región de Calpulalpan, Tlaxcala”. Documento PDF: http://www.arqueologia.inah.gob.mx/consejo/wp-content/uploads/calpulalpa…(link is external)
9. Moctezuma Barragán, P. Moctezuma y el Anáhuac, Limusa, México, 1996.


Notas

1.  Gómez Molina, M. “Sacrificio. La muerte ritual entre los mexicas”. Pp. 2-3.
2.  Harris. M. caníbales y reyes, p. 147.
3.  Bernal Díaz del Castillo Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, p. 42.
4.  Citado en: Harris, M. Caníbales y reyes, p. 158.
5.  Gómez Molina, M, Op. Cit. p. 10.
6.  Ibid. p. 4.
7.  Véase documental de NatGeo: “Bonampak el último secreto maya” que acaba de ser publicado. http://www.natgeo.tv/us/especiales/bonampak-el-ultimo-secreto-maya/(link is external)
8.  Cf. Chávez Balderas, J. “Sacrificio humano y tratamientos mortuorios en el Templo Mayor de Tenochtitlán”, p. 17
9.  Gómez Molina, M, Op. Cit. p. 6
10.  Rodríguez Osorio, E. “Morir por los dioses” en revista Quo Historia de México, Edición especial 2012.
11.  Imagen tomada de: Chávez Balderas, J. Op. cit.  p. 4.
12.  Ibid. 22, 25
13.  Ibid. p. 11.
14.  Las  4 gráficas de pastel que se muestran fueron tomadas de: Chávez Balderas, J. “Sacrificio humano y tratamientos mortuorios en el Templo Mayor de Tenochtitlan”, pp. 11-12, 32.
15.  Cf. Moctezuma Barragán, P. Moctezuma y el Anáhuac.
16.  El documental que muestra este experimento se puede ver en este enlace a partir del minuto 20:  http://www.youtube.com/watch?v=sfTMFsniCXM(link is external)
17.  Chávez Balderas, J. Op. cit. p. 15.
18.  Por María Lourdes Pallais, La Crónica de Hoy, 1 de febrero de 2005
19.  Reportaje de Abida  Ventura, El Universal, suplemento cultural, 20 de mayo de 2012.
20.  Una excelente selección de los escritos de marx y Engels al respecto se encuentra en el libro de Roger Bartra: El modo de producción asiático. Problemas de la historia de los países coloniales.
21.  Bartra R. El modo de producción asiático, p. 220.
22.  Los argumentos de esta parte de nuestro texto han sido tomados de los siguientes libros de Marvin Harris: Bueno para comer y Caníbales y reyes. Una versión sintética de ambos libros se encuentra en Antropología General del mismo autor.

El Prometeo capitalista. El fuego hermenéutico: interpretaciones del mito de Prometeo. David Fernández. 2017

Desde  las  superestructuras  culturales  del  capitalismo  podemos  encontrar  tres  estructuras  discursivas  muy  claras  que  realizan  una  exointerpretación  con  el  mito  de  Prometeo. La primera de estas exointerpretaciones nos lleva hasta el  Rockefeller Center de Nueva York,  complejo de 19 edificios  comerciales en pleno  corazón de Manhattan.

El  complejo,  construido  por  la  familia  Rockefeller,  está  plagado  de  imágenes  que  lo conforman  como  un  lugar  lleno  de  simbolismo.  Y  hasta  allí  ha  llegado  Prometeo,  y  parte de su familia, porque también podemos encontrar a su hermano Atlas.

La historia  del  complejo  Rockefeller  comienza  en  1920  y  la  intención  del  magnate  de  impulsar  la economía de su “barrio”. Pero con el desarrollo del capitalismo, de Nueva York, de  Estados  Unidos,  el  complejo,  adornado  de  titanes,  adquirió  tintes  titánicos,  como  el  resto  de  círculos  concéntricos  en  que  se  escribía:  la  gran  manzana,  la  economía,  el  capitalismo.

El  Rockefeller Center es algo más que un monstruoso complejo comercial,  es un canto, un símbolo de la fastuosidad capitalista, en pleno corazón de Nueva York,  gran metrópolis por antonomasia de nuestra cultura capitalista, con sus rascacielos, sus  complejos  financieros,  su Wall  Street…  es  la  Meca  del  mundo  moderno,  adonde  peregrinan  millones  de  turistas  para  ver  el  templo  sagrado  del  sistema  capitalista  y  dejarse  fascinar  por  la  monstruosidad  sobrecogedora  de  su  titanismo. 

Es  el  emblema internacional  de  Estados  Unidos,  la  joya  de  la  corona  capitalista,  y  en  su  corazón,  en  pleno corazón de Manhattan, este  complejo comercial  plagado de símbolos, de fuerzas  mitológicas y prometeicas, sacando músculo y ostentando poder, el poder del titanismo  económico, capitalista que lo vio nacer y del que se convierte en su canto.

Las estatuas  de los titanes contribuyen a imprimir ese carácter simbólico, y Prometeo se erige en ese  corazón capitalista con todo su esplendor (en un bronce dorado que fulge como el sol o el  oro),  activando  sus  significaciones  de  progreso  y  avance  civilizador,  del  fuego  entregado  a  los  humanos  para  erigir  la  supercivilización  capitalista. 

El  Rockefeller  Center es   un   canto   al   capitalismo,   y   en   su   centro,   Prometeo   imprimiendo   sus  significaciones  de  progreso  y  civilización  a  ese  canto.  Un  progreso  basado  en  el  hipercrecimiento,  en  un  sistema  económico  y  social  basado  en  el  crecimiento  y  desarrollo  perpetuo,  siempre  creciendo,  porque  si  se  detiene,  entonces  se  convierte  en  crisis. Una concepción monstruosa de crecimiento que amenaza con desbordar algún día  los  límites  humanos. 

Una  civilización,  un  sistema,  que  quiere  crecer  y  crecer  hasta  llegar  a  los  dioses.  La  propia  estatua  de  Prometeo  en  el  Rockefeller  center es  una exhibición  de  poder.  Solo  un  capitalismo  hipermusculado  podía  permitirse  el  lujo  de erigir  una  estatua  de  bronce  dorado  que  irradia  luz  como  el  fuego,  el  sol,  el  oro. 

Los  grandes  prohombres  del  capitalismo  americano  asumieron  una  naturaleza  titánica,  se  adjudicaron  la  videncia  prometeica  de  la  civilización  capitalista  y  esa  suerte  de  hermanamiento  titánico  como  aquellos  monstruos  que  desde  la  sombra  pretender  desbancar a Zeus, como si dirigiesen el destino de los hombres y el dominio del mundo  desde  las  profundidades  de  su  sistema.

Con  la  estatua  prometeica  de  Paul  Manship (1934),  junto  al  resto  de  titanes  y  símbolos  escultóricos  que  vertebran  el  complejo  capitalista por excelencia, la exointerpretación del capitalismo como fuerza de progreso  que habría de llevar a la supercivilización estaba consumada.

Cabe resaltar que se han propuesto lecturas esotéricas de la estatua a través de la  multitud  de  símbolos  que  en  ella  están  inscritos.  Esas  lecturas  recurren  al  satanismo  prometeico,  al  vínculo  entre  los  dos  mitos  ya  recurrente  en  épocas  anteriores,  para  construir  su  teoría  conspiranoica  de  control  y  manejo  secreto,  oculto, de  los  hilos  del  poder  y  de  la  civilización. 

La  equiparación  a  la  Atlántida,  la  lectura  satánica,  los  paralelismos   de   Prometeo   con   Lucifer   como   portador   de   la   luz,   del   fuego   del

conocimiento que lleva al progreso, la mirada de Prometeo pareciendo dirigirse hacia el  símbolo  de  capricornio  contenido  en  el  anillo  que  lo  rodea,  como  una  prefiguración  visionaria  del  renacimiento  de  Lucifer,  la  utilización  del  mito  prometeico  no  como advertencia sino como invitación, como modelo a seguir, con las ambiciones de control,  dominio  y  transformación  del  mundo,  modelado  a  la  imagen  y  semejanza  de  la  economía  capitalista,  y  los  poderes  que  dirigen  el  mundo  en  la  sombra,  y  un  largo  etcétera,  contribuyen  a  la  conformación  del  símbolo. 

Al  margen  de  su  veracidad  o  no  veracidad,  de  la  posibilidad  de  esas  lecturas  e  interpretaciones  o  el  desvirtuamiento  de  las  mismas  respecto  a  las  realidades  significativas,  lo  que  está  claro  es  que  su articulación contribuye a reforzar el simbolismo titánico implícito en la construcción del Rockefeller  Center. 

Una  construcción  discursiva,  al  cabo,  cultural,  donde  el  sistema  capitalista encuentra su dimensión mítica, y se ofrece como la sabiduría prometeica que  conduce a los hombres hacia el progreso y su idea de civilización, la supercivilización.  Es la exointerpretación prometeica del capitalismo, del lado más oscuro y luminoso del  Occidente contemporáneo.

Pero  no  es  la  única  exointerpretación  prometeica  que  el  capitalismo  nos  ha dejado.  Desde  la  producción  simbólica  de  la  publicidad  también  se  yergue  otra  exointerpretación capitalista. Grandío Montes propone enfrentar la publicidad desde las  reflexiones de Camus sobre el mito de Prometeo:

“El  hombre  actual  es  semejante  al  hombre  anterior  a  Prometeo:  desposeído  de  todo,  especialmente  de  la  libertad, vive  a  merced de  los dioses que  lo privan del  fuego  y del  alimento. Y en este punto se presenta la figura protectora del Titán rebelde: «Prometeo es ese héroe que amó bastante a los hombres para darles al mismo tiempo el fuego de la  libertad, las técnicas y las artes (2012: 161).

Desde  esta  perspectiva  que  arranca  en  Camus,  la  publicidad  se  erige  como  ese  fuego sagrado prometeico que traerá a los hombres lo que necesitan. La falta de libertad  de  los  hombres,  sumidos  en  el  devorador  desarrollo  tecnológico  que  los  deshumaniza,  se ve compensada por la vía de acercar tecnología, ciencia y progreso al arte que realiza  la publicidad:

Vemos cómo la  publicidad se convierte  en  un  nuevo Prometeo en el  sentido destacado por  Camus  que  en  su  proceder -siempre  nos  recordará  que  cualquier  mutilación  del hombreno  puede  ser  sino  transitoria  y  que  nada  puede  aprovechar  el  hombre  si  no  es provechoso a todo su ser.

Y así ocurre pues, como sabemos, la publicidad no presenta mercancías  útiles,  sino  productos  cargados  de  valores  simbólicos  que  inciden  en  determinados aspectos  de  la  vida  de  los  posibles  consumidores.  Una  gran  cantidad  de  los  productos  que  se anuncian  hoy  son,  a  la  vez,  alimento  para  el  cuerpo  (función  material)  y  para  el  alma  (función espiritual)  […]

En  general  arte  y  la  belleza  han quedado  relegados  en  el  mundo  actual  a  un  segundo  plano  frente  a  la  omnipresente  tecnología, materializada en la máquina. De nuevo la publicidad busca restituir lo que la  modernidad  se ha  dejado  en  el  camino:  la  belleza  del  arte.  Para  ello el  producto  se  estiliza,  se  estetiza,  se manipula  igual  que  el  potencial  comprador  […]

Se  presenta  el  producto   como   un   objeto   fascinador   y   este   carácter lo   confiere,   sobre   todo,   la  estilización a la que está sometido (Grandío Montes, 2012: 166-168).

La  publicidad  se  hace  prometeica.  Y  junto  a  ella,  en  confabulación,  emerge  el  sistema  de  marcas  capitalista.

En  este  sistema,  las  marcas  no  son  solo  nombres,  son  marcas  de  amor. Una marca, nos recuerda Verdú, «es más que una cosa […] Una no-cosa  que  se  convierte  por  sublimación  en  estilo,  ideología,  creencia»,  actuando  como  territorio  simbólico y  comportándose  como  soplo  espiritual  (2003:  124  y  ss.). 

El capitalismo convierte «los productos en ideologías» y optar por una marca es «optar por  una  ilusión  de  vida».  En  esta  cultura  del  simulacro  las  marcas  son  caminos  simulados  que  nos  llevan  a  nosotros  mismos,  al  portarla,  como  una  suerte  de  anillo  mágico, configura  su  hechizo,  construyendo  la  ilusión  de  que  somos  lo  que  desearíamos  ser  al  portarla.  En  la  cosmología  de  la  marca  lo  que  importa  no  es  la  cosa  sino el  alma  de  la  cosa, que es lo que, por identificación, se trata de adquirir (2003: 127).

Así pues, cuando la  mercancía  elige  su  nombre,  no  lo  hace  de  cualquier  forma,  porque  sabe  que  ha comenzado  su  proceso  de  constitución  en  marca, ha  comenzado  la  construcción  de  su  alma.

En este contexto, la mitología ha tenido su espacio también. Vemos muchos mitos erigirse  en  marcas  comerciales,  pero  no  todos  los  mitos  llegan  al  espacio  de  la  marca.

Porque  los  mitos  tienen  un  alma  de  significaciones,  y  no  todas  son  deseadas  para  la  construcción almática de la marca. Así, Venus, por ejemplo, es un mito muy recurrente como  marca,  pero  no  abundan  muchos  productos  que  en  la  construcción  de  su  marca  asuman el nombre de Edipo. Como Venus, Prometeo es otro mito del que enamorarse al  convertirse en marca. Enseguida se activan sus mitemas tecnológicos y civilizadores.

Y  así,  encontramos  parques  infantiles  de  la  marca  Prometeo,  sillas  marca  Prometeo,  relojes suizos marca Prometheus y toda una gama variable de objetos que asumen como  marca  al  titán.  La  tecnología  como  fuente  de  creación  de  comodidad  y  posibilidades  insospechadas  para  el  hombre  contemporáneo  activa  el  mitema  prometeico. 

Prometeo  nos trajo la tecnología y la civilización, y qué mejor tecnología que la de una marca que  proclama, con el nombre del titán, que es el último grito en evolución tecnológica para  contribuir  a  la  civilización  humana.  La  exointerpretación  vuelve  aquí  a  realizarse.  La  mercancía,  a  través  del  complejo  sistema  afectivo  y  libidinal  de  la  marca,  convoca  al  titán para proclamar su desarrollo tecnológico en todo tipo de productos.

En   una   línea   similar,   pero   desde   otro   mitema,   encontramos   la   cara   más  humanística  del  capitalismo  con  el  titán.  Se  trata  de  la  construcción  de  la  civilización  desde la educación. Aquí, el titán recupera su carácter de sabio. La civilización lograda  a  través  de  la  educación  esla  última  de  las  construcciones  que  abordaremos  aquí.

Prometeo  nos  trajo  el  conocimiento  y  traernos  la  civilización.  Y  desde  otro  ámbito  discursivo, la cultura también da pie a una exointerpretación humanista de Prometeo. La  civilización  debe  construirse  desde  ese  mismo  fuego  prometeico,  la  sabiduría,  la  educación.  Así,  encontramos  marcas  prometeicas  en  editoriales,  librerías,  becas  de  investigación, proyectos de educación  y desarrollo, y también encontramos a Prometeo  insertado en  el discurso  científico humanístico.

Prometeo se contrapone  a Epimeteo en  la  figura  del  educador  en  muchos  discursos  que  abordan  el  tema  de  la  educación.

Prometeo será convocado en artículos que abordan diferentes estrategias de intervención  social  educativa,  o  fallas  de  los  sistemas  educativos  y  ―la  educación  insuficiente‖.

Prometeo  será  convocado  para  hablar  de  proyectos  sobre  el  genoma  humano,  o  será  el  nombre  que  adopte  la  iniciativa  del  gobierno  ecuatoriano  para  potenciar  su  sistema  de investigación y desarrollo. Prometeo será convocado para hablar de política (―Prometeo  en  las  urnas‖),  o  a  Prometeo  liberado  se  referirán  para  hablar  de  la  biblioteca  y  las  SGAE. 

El  fuego  de  Prometeo  se  convoca  para  investigar  sobre  Leonardo  da  Vinci,  o  para hablar de los cocineros más prestigiosos en sus fogones. Prometeo.UNIMET es un programa  universitario  de  formación  integral.  A  internet  se  han  referido  como  ―la  morada del postmoderno Prometeo.

El nuevo Prometeo es el nombre que se escoge para  reflexionar sobre  el liderazgo carismático en  el contexto de las democracias modernas.

Prometeo,  Prometeo,  Prometeo,  como  un  conjuro  con  el  que  se  invocan  las  fuerzas  civilizadoras   de   la   educación,   conformando   la   exointerpretación   capitalista   y  globalizada  más  humanística.

Una  exointerpretación  que  cierra el  círculo  llenando  la

investigación humanística de metáforas prometeicas. Los grandes maestros, los grandes  líderes  educacionales  o  científicos,  como  antes  fueron  los  artistas,  se  proclaman  como  Prometeos que a través de la educación  y el conocimiento sientan las bases del camino  que debe tomar nuestra civilización.

Como cuando Labrador(2008: 243), para describir al  Einstein  psicodélico  fumando  hachís  que  aparece  en  la  portada  del  cómic Apaga  y vámonos.   Albert   Einstein:   historias   subterráneas,   de   Vives   (1976),   utiliza   la  nomenclatura de “el moderno Prometeo”.

Como  cuando Jorge Bustos (2016) adopta el título  de El  hígado  de Prometeo,  para  abordar desde  el  ensayo  y la  concepción  de  la  potencia y fragilidad del humanismo, «que muere y nace cada día, siempre  amenazado y  siempre  reconstruido»,  una  serie  de héroes  civilizadores  que  tratan  de  combatir  la  decadencia de la civilización.

La educación como labor prometeica, elaborada desde las  marcas  de  mercancías  que  contribuyen  al  desarrollo  intelectual,  desde  cientos  de proyectos que asumen el nombre de Prometeo para dar forma a propuestas novedosas de  educación  y  desarrollo  o  de  investigación,  desde  la  articulación  del  discurso  científico  que convoca el nombre del titán para todo lo que tenga que ver con el conocimiento y la propuesta  humanística  de  la  civilización,  desde  la  metáfora  prometeica  para  cualquier acto  humanístico,  o  cualquier  icono  del  conocimiento,  se  conectan  para  construir  esta  exointerpretación. 

Un  discurso  cultural  que  se  enfoca  al  conocimiento  y  la  educación  como  piedras  del  desarrollo  de  la  civilización,  que  se  enfoca  hacia  el  futuro  más  humanístico   y   humanizado   desde   la   construcción   del   presente   con   un   discurso  prometeico.  El  Prometeo  sabio,  guía,  gurú,  filántropo,  previsor  de  los  hombres  es  la  educación  que  dará  lugar  a  la  civilización  que  se  proyecta  y  se  busca  construir  desde  este  discurso  humanístico,  una  civilización  sentada  sobre  las  bases  de  un  moderno  humanismo dirigido a cultivar a los hombres.

Hacia San Miguel… Entrevista a Alfonso Martínez (III)

SAN SALVADOR, 17 de abril de 2021. Una de mis experiencias políticas más significativas fue mi estadía en la ciudad oriental de San Miguel, nos comparte Alfonso Martínez, de 84 años, destacado revolucionario salvadoreño.

Un día llegó a visitarme comisionado por la dirección del Partido, Roberto Castellanos Calvo, y me propuso irme para oriente, para San Miguel, y de esta manera evitar la persecución de que era víctima en San Salvador, que me obligaba a estar encerrado, clandestino. Me propuso darme 65 colones por tres meses para que pudiera ubicarme en  San Miguel y que después de eso, yo me “rebuscara”. Acepté.  Iba  pasar diez años de mi vida allá en oriente, de 1964 a 1974…

Le correspondió a Modesto Ramírez irme a dejar allá porque yo no conocía. Lo primero que hicimos ya en San Miguel fue ir al mercado y ahí me compró un sombrero de palma. Y después me llevó a conocer a distintos contactos que tenía ahí el Partido, la mayoría vinculados a una empresa, la Fabril de Aceites. Fuimos donde un sobreviviente de 1932 de nombre Narciso Ramírez, de oficio panificador, y aceptó darme posada.

Vivía en un cuartito muy pobre, de tierra, y tenía dos niños pequeños, y gran cantidad de chuchos y gatos. La primera noche me acosté en una hamaca pero al momento sentí cientos de animalitos caminando por mi cuerpo, eran pulgas  y telepates; así que me levante y me fui para una mecedora, ahí pase la noche.

Al siguiente día, me fui a comprar gas y lo eché en la hamaca y los animalitos brincaban y se morían, por tres días repetí esta acción, hasta que logre erradicarlos. Después, mediante otros contactos, me trasladaron a otro cuarto, en el que había una hamaca de nylon limpia pero bastante usada, hasta brillaba, así como una cama de pita, a la que se le ponía  un petate para dormir.

El desafío de construir Partido en San Miguel

El desafío que me propuse fue el de construir Partido, porque había contactos, pero no existía organización partidaria. En este esfuerzo sobresalió el camarada Abilio Cruz, que era comerciante y tenía una tiendita, el vendía diversos tipos de mercadería y salía vender a los pueblos, y yo me le pegaba para acompañarlo. Y así pude conocer los diversos municipios y hasta cantones del departamento: San Gerardo, San Antonio del Mosco, Ciudad Barrios, etc.

Y así fuimos construyendo Partido, los iniciábamos con círculos de estudio. De esa época inicial también me acuerdo de Antonio Hernández, que trabajaba también en la Fabril de Aceites. Luego de algunos meses habíamos logrado construir movimiento sindical, establecer las seccionales de los sindicatos de sastres, panaderos, y hasta del STIRTCAES;  o sea de los trabajadores de la radio y la televisión. Hasta organizamos un sindicato en Mejoramiento Social, que era una fábrica textil del estado.

Y la visión era de construir célula del Partido donde hubiera sindicato. Incluso logramos reclutar a un dirigente de la CGS, al compañero Rafael Jaime Hernández, que había sido dirigente de la CGS, y que después sería capturado y asesinado en 1972 por la dictadura militar. Cuando lo asesinan allá en El Tránsito había ya firmado su solicitud para militar en el PCS.

Tuvimos trabajo partidario en la ciudad de La Unión. Ahí vivía un camarada ferrocarrilero, Mario Estrada, que por cierto lo capturaron y lo golpearon, lo torturaron. Había otro ferrocarrilero, de apellido Sorto, otro era Manuel Reyes, que después se vino a vivir aquí en Apopa, todos ellos dirigentes de la Unión de Trabajadores Ferrocarrileros, UTF. Y en Usulután, estaba Adán Chicas, delegado por el Partido para realizar trabajo político en esa ciudad. Con aquel siempre coordinábamos trabajo. Y fue con Adán que en el 2011 iniciamos el trabajo de lo que hoy es la Coordinadora Intergremial Rafael Aguiñada Carranza, la CIRAC.

Y a la par del trabajo partidario, pude también construir una familia. Ahí me acompañe con una muchacha que trabajaba en una farmacia, que era propiedad de un primo de Schafik, de Carlos William Handal. El nombre de mi compañera es María Dolores Hernández y tuvimos tres hijos, Ana Xiomara ya fallecida  y que nos heredó dos nietos, a los que con mucho cariño hemos educado  y ya están grandes, ya trabajan, Tania Zoraida, que vive y es periodista, y Yuri Alfonso, que es agrónomo. Mi esposa María Dolores falleció recientemente.

El trabajo con los mineros

También teníamos trabajo en Morazán. Antonio Hernández era de El Divisadero. Había un compañero de apellido Suazo, y sostuvimos diversas reuniones de trabajo con los mineros, ahí en la mina de San Cristóbal, en Santa Rosa de Lima como en la de mineral de oro de San Sebastián.

Fíjate que una vez nos invitaron para que fuéramos a conocer y nos metimos, caminamos como un kilómetro dentro de la mina, hacía un calor muy intenso, la piel como que se te iba quemando, y ya habían muerto trabajadores cuando se “destapaba un ácido.”

Ellos manejan sus propios términos, en la mina hay niveles, y las vetas se encuentran arriba , a 15 metros de altura, es como un embudo, y ahí tiran la brosa, y se sube en una escalinata que está pegada  a la roca, y se hace un espacio para resguardarse en caso de derrumbe, a ese mineral que se extrae se le llama “oro libre” la brosa es donde va la veta de oro, la cual es picada, y lo que se extrae se lleva en carretillas ( que son de madera  y no de metal, porque este se derrite) se lleva por medio de rieles…

Ahí formamos el Sindicato de la Industria Minera, con representación de trabajadores de las minas de San Sebastián y San Cristóbal.

Rafael Aguiñada  y la regionalización del PCS

En realidad fue Rafael Aguiñada Carranza el que, como secretario de organización del PCS propuso la descentralización,  y que había que ir a los territorios a realizar trabajo político, que no se podía seguir siendo un partido solo de San Salvador, solo con fuerza en la capital.  

En 1966 participamos activamente en la campaña presidencial apoyando la candidatura del Dr. Fabio Castillo Figueroa.  Nos visitó un par de veces y su planteamiento era el de cinco grandes soluciones para cinco grandes problemas con énfasis en la necesidad de una reforma agraria, lo cual era del agrado de los sectores campesinos allá en oriente. Me acuerdo que andaba llevando de seguridad a un camarada, al estimado ahuachapaneco Pedro Santacruz.

En 1971 fui Alcalde de San Miguel por tres meses

Fue así que llegamos a1970, cuando en las elecciones municipales, San Miguel, no obstante el fraude y la represión, la ganamos, ganó la UNO, fue la única ciudad que ganamos en todo el país. Tuvimos alcalde de oposición, el Dr. José Fausto Cisneros. Jaime Hernández era el primer regidor, y tu servidor el cuarto regidor. Mi suplente era otro camarada, Tadeo Ayala Vigil, que era agricultor.

Fíjate que en 1971 el doctor Cisneros, que era del PDC, tuvo que salir a cumplir un compromiso a una reunión internacional de los democratacristianos allá en México y se me eligió para dirigir la Alcaldía, estuve tres meses de Alcalde. Un alcalde comunista en San Miguel.

Y lo que gané en esos tres meses como Alcalde se lo ofrecí al Partido, pero ellos me aconsejaron que mejor se lo diera al movimiento sindical, y entonces entregue 1,5000 colones  a FUSS-FESTIAVTCES. Jiménez y Julio Cesar Castro Belloso llegaron bien contentos a traer el dinero a San Miguel.

En el caso del Dr. Cisneros era una personalidad democrática, antimilitarista,  de izquierda, muy atrevido e impulsivo. Nos escuchaba con mucho respeto como partido, pero él no era organizado. Una compañera, que le decíamos cariñosamente Lenchita,  jugó también un papel decisivo en la victoria del Dr. Cisneros, porque incluso logró atraer voto del PCN, conquistarse a votantes del mismo PCN, como fue el caso de Oscar Gotay.  

Además teníamos excelentes relaciones con la dirección del partido democratacristiano, con Humberto Trejos, de era de Ciudad Barrios y era un católico devoto, que hasta fíjate que tenía una capilla en su casa…

La persona que de la dirección del Partido llegaba para atendernos políticamente era el camarada Rafael Aguiñada Carranza, que fue asesinado  en septiembre de 1975. 

En marzo de 1972, después del golpe de estado se desató una fuerte represión y me tuve que clandestinizar, ocultarme. Me fui a esconder a la casa de un amigo, de Manuel Flores, que era un agrónomo que después se fue para Costa Rica. Él tenía un pequeño taller de panadería y ahí pase encerrado. Cuando la situación se calmó, pude salir para reiniciar mis actividades.

El papel de la camarada migueleña María Guardado

Y es que esa victoria electoral y política de 1970 tenía a la base un  fuerte trabajo previo de organización sindical y comunal. Existía, por ejemplo, el Comité Cívico en Defensa del Agua y las Pilas Públicas. Había una pugna entre lo municipal y lo nacional. Desde el gobierno, desde ANDA se procedió a la demolición de las pilas públicas y esto generó el rechazo de la gente, la resistencia popular.

Y encabezó esta resistencia contra la nacionalización del agua, una camarada del Partido que era muy querida y respetada por las comunidades, de nombre   María Guardado, y le decíamos Lenchita. Vivía allá por la 15 Calle Poniente, falleció en mayo del 2015, a los 81 años. 

Me cabe el honor de haberla reclutado. Pero su labor organizadora y de denuncia no pasó inadvertida para la dictadura militar, y a ella en enero de 1980 la capturan, la torturan, la golpean, la violan entre varios, se ensañaron con toda la furia contra nuestra querida camarada, que se ve obligada a salir del país, y vivió y luchó por mucho tiempo en Estados Unidos, en Los Ángeles, dando charlas en iglesias y universidades,  bueno hasta una película se hizo con su testimonio de vida y lucha.

Después del cruel asesinato de Jaime Hernández en marzo de 1972, que lo capturan en El Transito donde andaba ya huyendo, y lo fusilan cerca de su casa,  que quedaba aislada, fuera de la ciudad de San Miguel, lo golpearon y luego lo asesinaron, lo fusilaron, le aplicaron la ley marcial, en el camino hacia Montegrande, Ya nosotros le habíamos aconsejado que se viniera  a vivir a la ciudad, a San Miguel pero no nos hizo caso.

Por esos días, una noche llegaron guardias nacionales y se parapetaron en la esquina de mi casa, mi esposa se levantó y oyó que decían: Sí, sí aquí es donde vive…y yo no estaba durmiendo ahí sin que me movía en diversos lugares, pero ella me envío el mensaje: que me estuvieron esperando que llegara. Así que un sábado de gloria, bien me acuerdo, una hermana de ella me acompañó a la terminal de buses, y se subió al mismo bus pero en asiento separada para en caso de ser capturado hubiera una testigo,  a tomar el bus hacia Usulután. Ya ahí  en Usulután, como no hubo ningún contratiempo,  ella regreso a san Miguel y yo aborde un bus rumbo a San Salvador.

Me vine a buscar al Chele Aguiñada, que vivía en los multis de la colonia IVU, y él me ubico provisionalmente en una casa donde inicia la avenida España. Pero a la vez me dijo: tenés que regresar porque sino la gente va a preguntar por vos y se va a preocupar…Y me regrese pronto, tomando precauciones, me regrese.

Al regresar una de las primeras cosas que me entere y me dolió mucho fue del asesinato de Jaime Hernández. Estuve valorando si asistir o no a su entierro, peor finalmente no lo hice por el peligro  que ahí mismo en el cementerio fuera capturado. Tenía que recuperar  mi normalidad.

Monseñor Romero,obispo del dialogo

Fijate que por esa epoca conocia a quien con el correr del tiempo sería Monseñor Romero.Era el obispo de san Miguel y fuimos a visitarlo junto con Jaime Hernández, nos recibió amablemente y aunque para ese tiempo eera de pensamiento conservador estuvo de acuerdo con diversos proyctos sociales que estabamos Como Alcaldia por impulsar, incuso nos dejó como contacto a un cura que luego también jugaría un papel importante en a lucha social, me refiero a Miguel Ventura,que para esa época estaba muy joven y tenía muchos proyectos sociales en los que coincidíamos.

Con su muerte, digo asesinato,nos vimos obligados a quitar a Jaime Hernández de la propuesta de la UNO para la alcaldía 72-74, que en mi caso llevaba el mismo cuarto lugar. Otros candidatos eran un compañero de apellido Rosa, de San Gerardo. En esa época los regidores no recibíamos ningún tipo de ayuda, éramos como voluntarios.

Nuestro candidato a alcalde, el Dr. Cisneros, era una personalidad democrática, de un gran corazón, sabía que éramos del PCS y era un admirador del Partido. En esa oportunidad ganamos la alcaldía de El Transito, y nos reunimos para planificar el trabajo municipal… En todo este trabajo  partidario fue clave la participación del camarada Victoriano García, que también después había sido mandado  para realizar trabajo, para la organización de los sectores campesinos, así como para el trabajo partidario en general.

 1974: regreso a San Salvador

Un día veo llegar de San Salvador a Rafael Aguiñada y lo veo como desencajado y al nomas acercármele me dice: tenés 72 horas para salir, para irte de San Miguel. Tenemos información que van a capturarte y asesinarte. Y mi familia? Le pregunto. Llévatela. Pero vos tenés que irte ya…y no se lo digas a nadie. Y mi esposa tenía una tiendita así  que regrese a la casa y se lo comunique, y empezamos a guardar cosas, y suerte que logramos que un amigo que transportaba plátanos hacia Guatemala, pudiera hacernos el viaje, salimos de madrugada…

Me ubican en una casa en la colonia La Rábida, donde antes había vivido Oscar Gilberto Martínez. Dos semanas después de mi salida bajan al Dr. Cisneros de su carro allá por Lolotique y lo acribillan, y se desata una feroz persecución…Rafael me había salvado la vida.

Ya aquí me incorporo al trabajo sindical en el Sindicato de Sastres, que pertenecía a la FESTIAVTSCES y en 1975, en el marco de una reorganización del movimiento obrero influenciado por el PCS, pase a ocupar la secretaría general de esta federación.

Y ese mismo año la FUSS elige también un nuevo secretario general, al camarada y amigo Rafael Aguiñada Carranza, que iba a ser asesinado en septiembre de ese mismo año. Otro camarada del PCS  que pasó a integrar la junta directiva federal de FUSS fue un santaneco, de la industria de la construcción, de nombre Salvador Cárcamo.

Era en el marco de una campaña ideológica contra el economicismo en el movimiento sindical. Asimismo me integro a la Comisión Sindical del PCS, que era dirigida por el Chele Aguiñada, pero incluía también a Adán Chicas, a Salvador Sánchez Hidalgo y mi persona. La muerte del Chele Aguiñada en lo personal me causó mucha indignación, aumentó mi odio contra la dictadura militar.

En la marcha del 22 de enero de 1980

Como movimiento sindical participamos en la grandiosa marcha de la unidad del 22 de enero de 1980. Nosotros íbamos bastante adelante, y ya habíamos llegado cerca de la plaza San José cuando iniciaron los disparos, y a un compañero la atravesaron la espalda con un balazo. La seguridad de la marcha nos sacó  hacia el norte, marchamos en grupo y al llegar al Cinelandia, nos dijeron que había que dispersarse…

A cumplir una misión de solidaridad internacional

En noviembre de 1980 recibimos una invitación para asistir a una Conferencia Sindical que iba a realizarse en Quito, Ecuador, convocada por la Federación Sindical Mundial, FSM.  Aunque únicamente FUSS-FESTIAVTCES pertenecíamos a la FSM, se decidió integrar una delegación unitaria. Estaba integrada por Jorge Mendoza, del STIRTCAES, representando a la FUSS; un compañero de apellido Manzur, de la industria del mueble, representado a la FESTIAVTCES; Alfredo Vives del STISSS; José Sánchez de la Federación Sindical Revolucionaria, FSR; y Alejandro Molina Lara, de FENASTRAS.

Pero se dio la situación que Manzur, que trabajaba en la fábrica Minerva de los Molins, no pudo conseguir que le dieran un mes de permiso, y entonces no pudo ir. Entonces Adán Chicas, de la Comisión Sindical del PCS,  me designó para asistir. La misión que llevábamos era ir a recabar respaldo solidario (ayuda política y económica) para nuestro pueblo, y particularmente para el movimiento sindical, en el marco de la ofensiva guerrillera que como FMLN se estaba planificando para enero de 1981.

Ya estando en  el encuentro sindical, recibimos el apoyo de los diversos camaradas de los sindicatos latinoamericanos y caribeños, tanto es así que al finalizar el evento, cada país se ofreció a pagarnos los gastos de viaje y estadía en sus países y fue así que iniciamos una gira por diversos países, explicando la situación del movimiento obrero y la ofensiva guerrillera del FMLN.

De Ecuador –como delegación- nos fuimos para Perú, luego para Bolivia, luego para Colombia, Panamá, Costa Rica, ya en este país iniciamos gestiones para que se nos hiciera regresar a El Salvador, para participar en la ofensiva de enero de 1981. Nos mandaron entonces hacia Nicaragua, a Managua.

Al aterrizar y llegar nos estaba esperando en el aeropuerto una numerosa comitiva de periodistas, para que opináramos sobre la situación en nuestro país. Dimos declaraciones explicando de nuevo las profundas raíces del conflicto y el derecho de nuestro pueblo a hacer uso de la lucha armada para lograr su liberación.

Estuvimos en Nicaragua durante el desarrollo de la ofensiva guerrillera y como el desenlace no fue exitoso, el proceso de lucha se prolongaba, y por nuestras declaraciones no podíamos regresar, se decidió que nos fuéramos para México.  

Ahí en el DF establecimos el Comité de Unidad Sindical, CUS y desarrollamos una intensa campaña de solidaridad, que apoyada por los poderosos sindicatos de electricistas y telefonistas, nos llevó a recorrer muchos estados de la república mexicana. Una cuestión que nos impresionó fue que en Acapulco muchos sindicatos administraban sus propios hoteles y muy lujosos, para el disfrute de sus afiliados.

Incluso pudimos conocer y reunirnos con Fidel Velásquez, de la CTM-PRI,   quién también nos extendió su respaldo, incluso nos extendió un salvoconducto –credencial firmada por él- por si se nos presentaba cualquier tipo de problemas con autoridades mexicanas, el cual nos fue muy útil.

Estando en México algunos del grupo original se desesperaron y regresaron al país, no obstante nuestras advertencias que era muy riesgosos hacerlo. Ese fue el caso del compañero Vives, del STISSS, que regresó, fue capturado y desaparecido. Otro que regresó fue José Sánchez, de la FSR, pero en el camino, en Guatemala, le cayeron a una casa de seguridad de una chilena donde se estaba quedando, y a los dos los desaparecieron…

Teniendo a México como sede, realizamos  diversas salidas internacionales. Estuvimos en Canadá,  en varias ciudades incluyendo Toronto y Montreal. Estuvimos también en los Estados Unidos. Por cierto, cuando fuimos al consulado gringo a pedir la visa, el mismo cónsul nos atendió y nos explicó molesto que únicamente nos daba la visa -sabiendo quienes éramos- , para aplacar  las demandas del sindicato de  estibadores, que tenían a congresistas y senadores haciendo llamadas en Washington a sus mismos jefes en el Departamento de Estado, para que las visas fueran concedidas.

Nos dieron 30 días. Bueno, estuvimos en San Francisco y les agradecimos a los estibadores, por su solidaridad. Y visitamos otras ciudades, como Los Ángeles, Chicago, por cierto ahí me celebraron mi cumpleaños, el 23 de febrero. 

También estuvimos en Europa, fuimos a Holanda, en Amsterdam y otras ciudades escoltados por los camaradas solidario,  Pedro de Francy y Josefina Finder. Y también Francia, en Paris, y otras ciudades, ahí la anfitriona fue la sindicalista Helene Beaumont.

Por cierto, en esa época el responsable del PCS en ciudad de México era Raúl Vargas, el Bache y él me pasaba insistiendo en la necesidad que me fuera para Europa  como referente sindical del FMLN. Pero en este asunto si fui desobediente al Partido, porque lo que quería era regresar al país.

Fueron tres años que pase de la ceca  a la meca, hasta que la dirección del Partido tuvo a bien autorizarme el regreso en el año 1983. Pero antes de eso, en el 1982, me hicieron un regalo que siempre se los voy a  agradecer, trasladaron a mi familia la ciudad de México, llegó mi esposa con mis tres hijos. En 1983 mi familia se queda en México y a mí me autorizan a regresar para incorporarme a las filas de las Fuerzas Armada de Liberación,  de las FAL, el brazo armado de mi Partido.

Rumbo al frente de guerra de Guazapa

El momento había llegado, salí de México hacia Guatemala, no tuve ningún problema, y de ahí a El Salvador, habían pasado tres largos años fuer de mi patria. Me fui a quedar donde un amigo, que se sorprendió al verme, pero me recibió. A la semana fui a hacer el contacto convenido en Santa Tecla, y me dieron el lugar, día y la hora que tenía que estar en Apopa.

Así lo hice, la sorpresa fue que en esa “excursión” hacia el cerro me tocó irme con Chepe Luis Merino, el Comandante Ramiro, al que me dio mucho gusto verlo porque lo conocía de la Juventud Obrera Salvadoreña, JOS.  Entramos juntos al frente,  pero ahí nos separamos, él se fue por un lado y a mi llevaron por otro.

Ya en el campamento de las FAL, el responsable que me recibió era Dagoberto Sosa, Lucio. Nos dimos un gran abrazo. Empezamos a platicar, le conté de mis jiras solidarias y el trabajo en México. Le enfatice sobre la necesidad que el Partido creara un instrumento que le permitiera captar recursos de la solidaridad,  que no tenía forma muchas veces de cómo hacerlos llegar. Al final crearon a FUNSALPRODESE.

Él me explicó cómo es que funcionaba el campamento y cuales serían mis tareas. Estuve un mes en Guazapa, y al final se decidió que por mi experiencia sindical, era mucho más útil para la guerra allá en San Salvador, en el trabajo urbano, en la reorganización del movimiento sindical clandestino, y que debía recuperar su legalidad.

Así que me regresaron a la capital, a encontrarme con Edito Genovés dirigiendo la FUSS y Darío García dirigiendo la FESTIAVTCES.  Y le dedique varios años a este esfuerzo.

Con la reorganización del UDN

A medida que avanzaba la posibilidad de una solución negociada al conflicto armado, se van abriendo nuevas posibilidades en el trabajo político y se toma la decisión de reorganizar abiertamente el trabajo del UDN, que había sido la expresión electoral en los años setenta de nuestro Partido.

Y en el año 1988 se inicia proceso para su reimplantación en el país, y se delega en Mario Aguiñada, que vivía en México, un miembro de la dirección del PCS,  la conducción de este proceso. Pero se designa por el Partido a un numeroso contingente para que le diera vida. Entre este contingente se encontraba Aronette Vda. De Zamora, que pasa  a desempeñarse como Presidente del UDN.

Asimismo estaban Raúl García-Prieto, que fue de SICAFE; Luis Gálvez, profesor universitario; Vinicio Peñate, expresidente de AGEUS; Mayra Navarrete y Sonia Vivas, también del movimiento estudiantil; Fernando Chamorro, y este servidor, entre otros compañeros y compañeras.

En determinado momento se fueron dando roces entre Mario y Schafik, que se agudizaron cuando ya el proceso de negociación estaba bastante avanzado y condujeron a que se produjera lo que se llamó una “separación amistosa” entre el PCS y el UDN. Yo me quede con el PCS, no obstante les tengo mucho cariño  a  mis antiguos compañeros del UDN.

La construcción el partido político FMLN

Después de los Acuerdos de Paz me dedique a la organización del partido político FMLN en diversos municipios de San Salvador, en una nueva situación política en la que habíamos conquistado el derecho de proclamar abiertamente nuestras ideas de cambio social, socialismo y revolución.

Ingreso al PCS en agosto de 1960… Entrevista a Alfonso Martínez (II)

SAN SALVADOR, 30 de marzo de 2021 (SIEP) “En mi juventud se escuchaba mucho la música de la Sonora  Matancera, de Bienvenido Granda, Celia Cruz, Benny Moré, nos gustaba la música romántica, los boleros, Y fíjate que se usaban los pantalones pachucos, pegados de abajo y holgados de arriba…” nos relata Alfonso Martínez, de 84 años, destacado militante comunista y líder sindical salvadoreño.

Mi ingreso al PCS  en agosto de 1960

Soy de una juventud de finales de los años sesenta, que tuvo una fuerte influencia de la Revolución Cubana y de la gesta de Fidel y los barbudos de la Sierra Maestra. Por mucho tiempo mi mayor deseo fue adquirir una radio de onda corta para poder escuchar las trasmisiones de Radio Rebelde,  y escuchar los reportes de los avances de la guerrilla de Fidel.

En aquella época la mayoría vivíamos en mesones, me refiero a los sectores populares, y había que ser muy cuidadoso para escuchar la radio, porque las piezas estaban muy pegadas y todo se oía, entonces la convivencia social era mayor, y cuando digo todo es todo, lo dejo para tu imaginación, y entonces había que poner la radio bien suavecito…  

A mí me juramento el sastre Carlos Marín, de la dirección departamental del PCS. Me puse de pseudónimo José, como mi papá, pero después me cambié a Andrés. En la célula a la que me asignaron, después llegaron  los camaradas sastres Raúl Farfán y Miguel Castro, a los que había reclutado, así como  un abogado de apellido Franco.  En aquellos años me esmeraba en reclutar nuevos miembros para el partido, le hacía la competencia a Padilla Vela.

Y reclute también para el FUAR, ya que pertenecía  a la Columna Obrera, que la dirigía Rafael “El Chele” Aguiñada, ahí estaba también otro gran camarada, Raúl “Guacalada” Padilla Vela, le decían así porque era un gran reclutador. Estaba Antonio Velasco Iglesias, que fue secretario general de la CGTS, y todavía vive allá en Apopa. 

Para esa época el Partido tenía un esfuerzo juvenil que se llamaba Juventud 5 de Noviembre, que aglutinaba a la mayoría de los poetas, estaba el Pichón Cea, Manlio Argueta, el ahora director de la Biblioteca Nacional, Roque Dalton, Roberto Armijo, Ricardo Bogrand, Tirso Canales y otros más que no me acuerdo de sus nombres…

Me acuerdo que aprovechábamos los campeonatos de basquetbol en el Gimnasio Nacional, que estaba nuevito, para realizar actividades de propaganda. Hacíamos cuartillas firmadas como PCS, usando sellos de hule, con mensajes contra Chema Lemus y exigiendo la libertad de nuestros compañeros encarcelados.

En aquella época era de los más atrevidos, nosotros hacíamos rollos de las cuartillas amarrados con hule y cuando la gente se levantaba para celebrar una canasta aprovechábamos para lanzar los rollos al aire y estos se dispersaban entre los asistentes. Al terminar el partido debíamos estar en las gradas del gimnasio, para garantizar la retirada, que era a pie, ya que a esas horas los buses ya no circulaban.

También vendíamos el periódico La Verdad, que valía 10 centavos, principalmente a simpatizantes, porque era un órgano clandestino. Y le dábamos seguimiento a nuestro esfuerzo sindical, tanto del sindicato de sastres como de la CGTS, que tuvo su local allá por la cuesta del Palo Verde, por el Mercado Belloso.

A nivel de nuestro sindicato se cobraba cuota, y había que andar de taller en taller para que la pagaran, pero esto nos permitía visitar talleres y mantener la relación, y explicarles sobre la situación sindical y política, además de reclutar a nuevos miembros para el  sindicato, e incluso para el partido. 

Para esa época regresaron muchos salvadoreños que habían estado exiliados en varios países. Me acuerdo que regresó la costurera Fidelina Raimundo, Tulita la mujer de Carpio, Angélica Trigueros que estaba acompañada con un compañero zapatero, y todas ellas constituyeron la Fraternidad de Mujeres, junto con Rosita Braña, y Berta Deras.

Tenían su local donde estudiaban marxismo, y para mí era interesante verlas porque algunas mientras estaban reunidas discutiendo sobre la situación política del país y organizando acciones contra Lemus, hacían crochet o estaban bordando.

Estuve en 1960 en la República Popular China  y la URSS

En 1960 forme parte de un grupo de camaradas que viajaron a la República Popular China. Éramos el segundo grupo que viajaba, ya antes habían visitado otros compañeros del PCS. Fui seleccionado creo como reconocimiento, porque era un joven muy atrevido, un activista de primera línea.

Integrábamos la delegación, Miguel Ángel Sáenz Varela, Julio Cesar Castro Belloso, Hugo Martínez (obrero de la  construcción santaneco) , Mario Aguiñada ( que era menor de edad y representaba a la JC) y mi persona. Nos fuimos vía México. Al llegar a la capital mexicana nos recibió el compatriota y camarada Ricardo Bogrand, también poeta, que murió ahí en el 2012.

Una de las primeras medidas de nuestro anfitrión para “ambientarnos” fue llevarnos a conocer el mítico Tenampa, una de las cantinas más famosas del mundo. Se dio la casualidad que a Mario lo dejar entrar y a mí me detuvieron porque supuestamente no tenía la mayoría de edad, 21 años. Aquel se miraba más viejo…

En China Socialista estuvimos por cuatro meses, en Beijing, asistiendo a una Escuela de Cuadros sobre la experiencia de lucha de los comunistas chinos. Nos llevaron también a conocer la famosa Muralla China, el Palacio de la Paz Celestial, a la Opera. Fuimos a conocer otras ciudades como Hunan, Cantón y a Shanghái, que era ya como Nueva York.

Nos dábamos grandes banquetes que incluían perro horneado, que son perros cultivados, muy limpios, es como carne de cerdo. Así que puedo decir que he probado la carne de perro fuera del país, ya que se sabe que también la comemos en los estadios.

Fíjate que algo que nos impresionó bastante fue una curiosa forma de pescar consistente en que a una lancha le amarran un cayuco, y al ir navegando hay un tipo de peces que salen del agua y saltan y caen precisamente en el cayuco, así son pescados. Nos impresionó mucho también la ciudad industrial de Shanghái, con sus altos edificios, sus rascacielos, su movimiento…

Luego de China, viajamos a la Unión Soviética. Y allá en Moscú los camaradas rusos, los intérpretes, los llamados perevochik,  nos bromeaban que ya veníamos adoctrinados por Mao. Es que en esos momentos iniciaba una triste y a veces inexplicable etapa de disputa entre dos potencia socialistas, entre  China y la URSS, entre lo que se llamó la vía armada y la vía pacífica.

Estuvimos solo una semana en Moscú, visitando los lugares emblemáticos: la Plaza Roja, el Mausoleo de Lenin, el barco Aurora. El frío era insoportable,  bajo cero, y así salíamos a caminar,  y aunque nos proporcionaron gruesos abrigos se nos congelaban las orejas. Luego viajamos a la bella Praga, Checoslovaquia y de ahí de regreso. Regresamos a El Salvador de nuevo vía México.

Regresamos a finales de enero de 1961, clandestinos por la frontera con Honduras,  y ya estaba instalado el Directorio Militar, y con este la represión al movimiento popular y a nuestro Partido. Pero también  la respuesta: los grupos de acción revolucionaria, los GAR.  Me incorpore  luego a la Columna Obrera del Frente Unido de Acción Revolucionaria, FUAR. Iniciamos las reuniones para el aprendizaje de manejo de armas, de arme y desarme, de tipos de explosivos, granadas, etc.

Cuando estuvimos en China tuvimos la oportunidad de aprender algo al respecto, nos llevaban a tirar, y en mi caso, modestia aparte, fíjate que tenía muy buena puntería.

Mi primera captura y exilio a Guatemala y México en 1963

Como Partido allá por 1963 tuvimos también una Escuela Campesina, que quedaba en la Calle del Agua Caliente, era una finca cafetalera con gradas a la entrada, y ahí en un gran salón se daban las clases. Uno de los profesores era Daniel Castaneda, que entonces era el secretario general del Partido.

Ese año le cayeron a  la escuela y nos llevaron presos, incluyendo al mismo Daniel, a  Miguel Mármol, Raúl “El Bache”, Fidel, que era un hijo adoptivo de Segundo Ramírez y este servidor. Ese día que nos cayeron se iba a realizar el acto de graduación de un curso, e iban a asistir compañeros de todo el país, hasta de Morazán.

Las clases en esta escuelita eran sobre la situación del país y particularmente la situación del agro y la necesidad de una reforma agraria, de luchar por el  derecho a la tierra. Y también otros temas, como las corrientes en el movimiento sindical internacional. 

Primeramente nos llevaron a las instalaciones de la Guardia Nacional, a una cabaña que era en realidad un lugar donde realizaban torturas. Nos aplicaban el avión, nos guindaban en el aire y nos golpeaban en el vacío de los pies, lo que te produce un dolor intenso, insoportable, y te provoca que se te inflamen y no podas caminar. A Miguel y Raúl los tenían afuera de la cabaña, ahí dormían a la intemperie.  Nos mantuvieron así 42 días, incomunicados, nuestras familias nos buscaban por todos lados, pero nadie sabía dónde nos encontrábamos.

Después nos sacan por la frontera con Guatemala. Me acuerdo que nos llevan en un bus y pasamos por Armenia, ahí nos detuvimos para aguardar que llegara la orden, que nos avisaran que los policías y los militares chapines nos recibirían.  Se llegó el mediodía y no se recibía la orden. Así que el responsable ordeno que nos regresáramos a San Salvador, de nuevo al cuartel de la Guardia Nacional.

En todo el trayecto de regreso Miguelito nos daba ánimo, él tenía mucho entusiasmo, nos elevaba la moral, era motivador, nunca se ahuevaba. Era viernes y vaticinó que nos sacarían hasta el próximo lunes, en su peculiar estilo nos contó que un chío había llegado a avisarle, y nos explicó que nos iban a enviar al exilio, pero se equivocó porque fue el domingo que emprendimos de nuevo la marcha hacia Guatemala.

Al llegar a la frontera, nos entregaron a los policías guatemaltecos. Íbamos esposados, y ya por la tarde se les estalló una llanta al vehículo donde nos llevaban, y entonces nos bajaron advirtiéndonos: cuidadito con que les ocurra escapársenos porque entonces les vamos a tirar a matar. Y señaló un blanco en un lugar alejado, apuntó y le pegó. Nos quitaron las esposas y nos dijeron: tírense ahí y no se muevan. Pero yo de metido me apresure a quitar las tuercas de la llanta y ayudar a poner la de repuesto.

A medianoche  llegamos a la frontera  sur de Guatemala, fronteriza con México, al río Suchiate, los policías guatemaltecos nos preguntaron qué cuánto dinero nos habían dado las autoridades salvadoreñas, les dijimos que dos colones a cada uno, y se vieron entre sí y dijeron: que acabados son los de su gobierno.

Y ellos sacaron de su propio dinero y nos invitaron a un chile relleno, que estaba muy picante, y unas tortillas muy delgaditas con queso duro. Antes de despedirnos nos dijeron: allá donde ven esa claridad es Tuxtla Gutiérrez, hacia allá tírenla, y si encuentran contrabandistas en el camino, levanten las manos para que nos los maten.   

Y nos informaron que había oído en la radio que recién habían matado a Fidel Castro, y nos dijeron: “hijos de putilla, ya su murió su jefe Fidel Castro”, pero en realidad a quien  mataron fue al presidente gringo, a sea a John Kennedy.  Estábamos en un 22 de noviembre de 1963.

Para vadear el río tuvimos que quitarnos la ropa y como Miguelito era bien bajito tuvimos que chinearlo entre dos, Raúl y yo,  para pasarlo, porque había partes que nos llegaba el agua hasta el pecho.  Fidel, el más alto, llevaba la ropa nuestra, ya que íbamos en calzoncillos.

Al llegar al otro lado, ya en territorio mexicano nos escondimos en los arbustos, y aunque oíamos pasar a los carros decidimos mantenernos ocultos, pero unas horas después fuimos descubiertos y nos alumbraron con lámparas, se trataba de policías mexicanos guarda fronteras.

La solidaridad del pueblo mexicano

-Y ustedes de donde son? Qué andan haciendo? Por qué están escondidos? Y Miguelito que era el más buzo de nosotros, había recuperado una página de un periódico que nos daban para hacer nuestras necesidades, un recorte donde se exponía nuestra calidad de presos políticos  y se reclamaba por nuestra libertad y se los enseñó…esto ayudo mucho porque cambiaron su actitud inicial que era agresiva. Al final la policía nos dijo que ellos iban para el río pero que iban a regresar, que los esperáramos donde estábamos, y así hicimos.

Nos trasladaron a Tuxtla Gutiérrez, a un solar vacío donde había arena, un volcán de arena. Y como a mí me habían caído mal el chile relleno y ya sentía una fuerte diarrea pregunte por el servicio y no había, así que me tocó hacer un hoyo en el volcán de arena y satisfacer así mis urgentes necesidades.

Estando en Tuxtla Gutiérrez los policías nos aconsejaron que nos fuéramos paras Tapachula. Y hasta nos regalaron un par de pesos a cada uno. Y también Miguelito se vio forzado a venderle su anillo de compromiso, en 50 pesos, que era de oro y con ese dinero, nos fuimos al Preventivo de Tapachula, que era como Migración, y se nos dio como castigo por entrar ilegalmente al país, la ciudad como cárcel.

Un día caminando por las calles de Tapachula, me encontré con una cara conocida, se trataba de un joven que había sido aprendiz  en un taller donde trabajaba y al verme se sorprendió y dijo: Maestro! Yo le respondí: Hugo? Vos so Hugo, verdad? El ya llevaba viviendo algún tiempo en Tapachula y se desempañaba como cobrador del mercado y entonces lo acompañábamos a cobrar a las taquerías y él les pedía a los dueños de los negocios que el tributo fuera en especie y así era como desayunábamos y almorzábamos, a puras tortas y tacos.

Alquilábamos un cuarto en un mesón, y como la gente sabía de nuestra situación de exiliados, las tortillas nos las regalaban y muchas veces también la comida. La gente era muy solidaria.  Un día nos decidimos a visitar el consulado salvadoreño, y nos identificamos con el cónsul que era un viejito.  

Asimismo informamos por cable, -nosotros le llamamos telegrama- al Partido donde es que estábamos. Y a los días recibimos la visita de Porfirio, quien nos trajo dinero y noticias de nuestras familias. Asimismo nos manifestó que había que honrar el acuerdo de la dirección del Partido: todo exiliado miembro del Partido debe de regresar y conquistar y defender su legalidad.

Entre tristes y alegres entonces tomamos la decisión de regresar. Ya para ese tiempo habíamos establecido contactos con camaradas del PCM, lo que me permitió trabajar como dos semanas en una sastrería… fíjate que ya cuando nos veníamos me dio tristeza despedirme de Hugo, no le quise decir que nos regresábamos a El Salvador.

Volvimos a cruzar el Suchiate, esta vez hacia el sur, y estaba más pachito que la primera ocasión.  Nos guiaban camaradas del PCM que nos “entregaron” a camaradas esta vez del PGT que nos esperaban ya al otro lado, y nos recibieron porque era de madrugada, con café caliente y pan. Nos estaban esperando con un pick up en el que subimos rumbo a la capital guatemalteca, ahí estuvimos tres días hasta que nos llegaron a  traer de El Salvador. Entramos sin problemas por veredas.

Habíamos estado fuera del país mes y  medio. A mí me ubicaron en la casa del camarada Salvador Carrillo, en una pieza de mesón allá por el boulevard Venezuela, cerca del Mercado central. Él era muy querido y respetado en el mesón, lo apreciaban mucho por su seriedad y espíritu solidario. Carrillo era el encargado de todo asunto de Partido que estuviera vinculado con fronteras, fuera hacia Guatemala o Honduras, para sacar o entrar gente.

Después fui trasladado, junto con Raúl a Quezaltepeque, a la casa clínica del Dr. Gavidia, un camarada profesional. Ahí funcionaba también un centro de impresiones, tenían un mimeógrafo. Ahí llegaban entonces los encargados de propaganda del Partido, entre estos el Pichón Cea. Ahí es que se había editado  el manual de filosofía marxista del francés Pulitzer; entre otras obras.-

Juan José Martel: «La Asamblea actual era la continuación de las viejas prácticas viciadas» Diario El Salvador, 19 de abril de 2021

Desde el interior de la Asamblea Legislativa, en la que compartió largas jornadas en reuniones de comisiones y plenarias durante el período 2018- 2021, el diputado de Cambio Democrático (CD) Juan José Martel no titubea y afirma sin reparos que la legislatura que concluye funciones el 30 de abril y que le dará paso a la próxima gestión se marcha en deuda con el país.

De acuerdo con el diputado, la «plancha» saliente dejó grandes temas en el aire y en los tres años de funciones caminó por el rumbo equivocado, y la factura la obtuvo con los resultados de los comicios del 28 de febrero pasado.

¿Queda poco menos de 15 días para que se cierre este período legislativo. ¿Qué balance hace de la legislatura saliente?

 Considero que esta legislatura deja grandes deudas al país. Esta legislatura tuvo momentos: un primer momento en que se instaló en 2018. Ahí había una correlación dominante muy fuerte: ARENA, PCN y PDC; y un segundo momento, después del triunfo electoral del presidente [Nayib] Bukele en 2019, en que la correlación cambia y la alianza fundamental en la Asamblea Legislativa es ARENA-FMLN, que se unen en una estrategia de boicot, de ataque y de oposición sin tregua a la presidencia de la república.

Esos son a mi juicio los dos momentos. Lo más increíble de esta legislatura es que a pesar de que tuvimos todo 2020 una situación grave de emergencia para el país con la pandemia, aquí pareciera ser que no importó y la oposición sin tregua continuó y nunca se dio cuenta de que en realidad a quien estaba atacando era a la población y que estaba atentando contra la vida, la salud y la seguridad de la ciudadanía.

Cuando ellos se opusieron en la práctica a los planes de seguridad contemplados en el Plan Control Territorial, cuando se opusieron a dar recursos al Ministerio de Salud para el combate a la pandemia, cuando le quitaron a la presidencia de la república facultades para que pudiera enfrentar situaciones de emergencia, cuando le negaron fondos para la reactivación económica que era consecuencia de la misma pandemia, en realidad no estaban afectando al presidente, a quien estaban afectando era al país, al pueblo salvadoreño y a los sectores más débiles.

¿Cuáles considera que son los grandes temas que esta legislatura debió resolver y no lo hizo?

Primero está la ley del agua. Creo que lo que ha impedido que esta ley se apruebe y que siga siendo una deuda son los enormes intereses privados de carácter económico que hay en torno al vital líquido, y que los diputados se oponen a que la prioridad en el uso y en el manejo del agua sea la población, sea en beneficio para la gente y que se preserven las fuentes de agua, que significa preservar la ecología y frenar una serie de prácticas en la actividad industrial.

Esos intereses económicos son los que han impedido a lo largo de varias legislaturas que el tema de la ley del agua pueda ser aprobada. En segundo lugar está el tema de las pensiones; y en tercero, el tema de la ley de reconciliación nacional. La misma Sala [de lo Constitucional de la CSJ] señaló que la amnistía no era lo correcto, porque dejaba impunes a los violadores de los derechos humanos; pero nunca fue capaz la Asamblea de aprobar una ley acorde a los parámetros de la Sala.

Cuando aprobaron un adefesio, el mismo presidente tuvo que vetarla. Solo en ese punto tenemos tres deudas, más todas las deudas que deja de todo lo que no se hizo durante la pandemia y que ahora la nueva legislatura debe comenzar a revisar. Y quizás la última deuda, que no es menos importante, es que deja una Asamblea Legislativa llena de personal que no funciona, con plazas fantasma, con muchas prácticas corruptas y con muchos privilegios para un grupo pequeño de diputados.

Cuando llega una nueva bancada se genera expectativa. ¿Cuándo o en qué momento cree que la legislatura actual perdió el rumbo?

La bancada actual creo que era la continuación de viejas prácticas viciadas. Ya esta legislatura inició con el rumbo equivocado, que era el rumbo que venían en anteriores legislaturas; por lo tanto, el lío no es que en algún momento haya perdido la dirección, sino que no fue capaz a lo largo de tres años de darse cuenta de que venía caminando desde el primer día en la dirección equivocada y no fue capaz de corregir esa ruta.

«Lo más increíble de esta legislatura es que a pesar de que tuvimos todo 2020 una situación grave de emergencia para el país con la pandemia, aquí pareciera ser que no importó y la oposición sin tregua continuó. No se dio cuenta de que estaba atacando a la población»

¿Los resultados de las elecciones recién pasadas reflejan con exactitud el trabajo que se hizo en esta legislatura?

Yo creo que las elecciones del 28 de febrero es la lección más contundente que le da el pueblo salvadoreño a los diputados. La gran mayoría no fue reelecta y hay una nueva correlación totalmente distinta, y eso refleja el descontento de la ciudadanía no solo a las prácticas de esta legislatura, sino a esa práctica continuada a lo largo de muchos años que cada vez se había venido corrompiendo y se había cada vez desnaturalizado más.

La ciudadanía ha sido muy contundente con el mensaje que le ha dado a la Asamblea Legislativa en el repudio de esas prácticas. Creo que el problema está en que los diputados, a pesar de haber recibido el repudio de la ciudadanía, a pesar de que sus partidos fueron reducidos prácticamente a la irrelevancia, no son capaces todavía de entender el mensaje y en muchos aspectos continúan con las mismas prácticas anteriores.

Recién conocidos los resultados de estas elecciones, se notó bastante la ausencia en los pasillos de la Asamblea, falta de quórum en comisiones, hoy es lo contrario. ¿Cómo se explica este fenómeno?

Yo he señalado que después del 28 de febrero hubo dos momentos: uno en que nada funcionaba, los diputados se quedaron como anonadados por el resultado electoral. Nadie venía, las comisiones no funcionaban, los pasillos estaban vacíos, las salas de las sesiones de las comisiones estaban totalmente vacías; pero después, como a las tres semanas, comenzó toda una febrilidad de querer hacer lo que en tres años no han hecho. Ahora están tratando de tomar una serie de decisiones que a la larga no benefician al pueblo salvadoreño.

Leyes que no habían sido discutidas han querido meterlas, pero por suerte que ya hay una decisión del presidente de decir vamos a revisar cada cosa y va a haber vetos. Ejemplo, la reforma que hicieron a la ley del SAP, a la Ley del Sistema de Administración de las Pensiones, que es una trampa, es un dulce envenenado para los trabajadores hacerles creer que ahorita que hay una situación crítica pueden ir a sacar su dinero y, por lo tanto, tener recursos frescos; pero sin darse cuenta de que están comprometiendo su futuro porque estos trabajadores de 40 o 45 años que vayan a sacar su dinero cuando tengan 60 años van a estar a lo mejor sin empleo, más enfermos, con menos fuerza y con menos oportunidades en la sociedad y ese dinero les va a hacer falta. Hay una trampa que están haciendo y yo espero que el presidente revise con mucho cuidado esa reforma de pensiones, porque es peligrosa para los trabajadores. Va a desfinanciar los pocos recursos que le quedan para la vejez.

El tema de las plazas fantasma sin duda exhibió a la Asamblea Legislativa y se ha dicho que gran parte del incremento de personal obedece a cuotas partidarias. ¿Cree que las plazas de esta clase llegado el momento en que tome posesión la nueva legislatura deberían marcharse con los diputados salientes?

Yo considero que el Órgano Legislativo está sobrecargado de una planta burocrática de empleados que no tiene ningún sentido. Si nosotros vemos que hay en este momento 2,507 trabajadores para manejar una Asamblea que tiene 84 diputados, esto pierde todo sentido de proporción. El problema es que los partidos que se han mantenido a lo largo de los años en la Asamblea Legislativa hicieron de este órgano del Estado una fuente de empleo para sus partidos y una fuente de financiamiento para estos. Muchos de los trabajadores desde aquí o desde fuera más que trabajo para la Asamblea, hacían trabajo para sus partidos. Es decir, la Asamblea Legislativa se convirtió en una fuente de financiamiento y de colocación de cuadros de los partidos políticos. Esto es básicamente en los partidos tradicionales: PDC, PCN, ARENA y FMLN, que han sido los que a lo largo de los años y años y años han ido llenando esos espacios.

¿Qué opinión le merece el anuncio de la reducción del Fodes?

 El Fodes nació para darles a las municipalidades un fondo que sirviera para el desarrollo local, para hacer obras de infraestructura que llevaran beneficios concretos a los ciudadanos en el interior del país. Ese objetivo, ese esfuerzo, nunca se logró. El Fodes terminó siendo un recurso que se les entregaba a las municipalidades, que servía casi para cualquier cosa, menos para pro[1]mover el desarrollo local. Además de eso, con un sistema totalmente deficitario para entregar cuentas. La gran mayoría de alcaldías del país jamás han sido auditadas en el manejo de esos recursos por la Corte de Cuentas. Creo que es correcto el mecanismo de decir: el 75 % debe ser en obras, el otro 25 % para gastos administrativos de las municipalidades. Se dice que eso atenta contra la autonomía municipal y eso no es cierto.