El desmoronamiento del poder, Manuel Hinds, 24 de septiembre de 2020

Las últimas semanas no han sido positivas para el presidente, ni adentro ni afuera del país. En los primeros meses de su mandato, el presidente obtuvo una imagen internacional envidiable que ahora parece estar por los suelos, como lo muestran las cartas que ha ido recibiendo de poderosos senadores y congresistas de EE.UU. y de varias instituciones multilaterales de defensa de los derechos humanos, criticándolo por sus violaciones continuas a la Constitución y a los derechos de los ciudadanos, por su invasión de la Asamblea con fuerzas militares del 9F, y advirtiéndole de los efectos negativos que podría tener una comprobación de las negociaciones con la Mara Salvatrucha de la cual ha sido acusado su gobierno. Los firmantes son los que aprueban o desaprueban los fondos de ayuda y otras medidas que nos afectan a nosotros y a los hermanos lejanos.

Nacionalmente, el presidente ha derrochado enormes cantidades de dinero y no quiere dar cuenta de ellas. Esto se une con los problemas fiscales cada vez peores que enfrenta su gobierno, con la escasez de empleos y con la falta de servicios ciudadanos, que, dadas las cantidades de dinero con las que ha contado el presidente, deberían de estarse prestando sin problemas y en cambio están cada día peores y más escasos. Parte del mito de este presidente es que el pueblo sigue prefiriéndolo a pesar de todos estos problemas, ignorando que, en este momento, por ejemplo, muchos gremios que lo han apoyado con mucha fuerza en el pasado, ahora están haciendo demostraciones enormes en contra de él en el ministerio de Hacienda.

Estas protestas se van a ir haciendo cada vez más frecuentes porque el gobierno, a pesar de haber recibido enormes cantidades como resultado de la pandemia, está gastando demasiado y ya no puede seguirse endeudado. Esto, con el tiempo, le está erosionando su popularidad y su poder.

Mucha gente piensa que la popularidad del presidente es a toda prueba porque es una persona carismática. Sin embargo, una reciente encuesta de la UFG mostró que la gente que está dispuesta a darle sus votos al presidente para que tenga una asamblea a favor de él ya no es, como se pretendía, más del 97% sino sólo el 48%. Y eso era de esperarse. La historia ha demostrado que no hay carisma a toda prueba. En realidad, el carisma ha probado ser algo temporal. Con el tiempo, igual que el poder, se desmorona, sea porque el líder carismático ha sido exitoso, o sea porque ha sido un fracaso.

La gente piensa que los líderes nacen, no se hacen, y que la característica que los define es el carisma, algo que va con la persona, no con las circunstancias. Esto puede ser cierto, pero también es cierto que los líderes tienen su tiempo, de tal forma que, por mucho carisma que piensen que tienen, éste existe o no existe dependiendo de las circunstancias. Por ejemplo, nadie puede dudar que Winston Churchill fue uno de los líderes más carismáticos del siglo XX, si no el más carismático de ellos. La Segunda Guerra Mundial creó la oportunidad para su ascenso, pero perdió las elecciones convocadas apenas la ganó. El propio éxito de Churchill nulificó su carisma, que ya no era necesario. Pero hay casos, como el de aquí, que pierden su carisma porque han fracasado en la función para la que fueron electos.

¿Qué fue lo que creó la oportunidad de nuestro presidente actual?
Su oportunidad la crearon los líderes de los partidos políticos existentes, que llegaron a creer que en ellos residía todo el poder político del país porque los ciudadanos tenían que votar por alguno de ellos, aunque no les gustara lo que estaban haciendo, porque no tenían alternativa. La insatisfacción popular con esto causó un aumento continuo del abstencionismo, pero esto no les importaba a esos líderes tradicionales porque pensaban que ellos igual iban a ser electos, aunque fueran muy pocos los que votaran. Esto creó la oportunidad para alguien que llegara de afuera. El actual presidente llegó así. Logró ser electo convenciendo a la ciudadanía de dos cosas: una, que todos los políticos eran sinvergüenzas, y, dos, que él, que había sido miembro por varios años de un partido político y alcalde de dos ciudades y era un consumado político, no era político.

El presidente tuvo éxito en esta campaña. Sin embargo, es claro que su liderazgo político será muy breve porque el descontento que creó su oportunidad no se cura sólo con la sustitución de los líderes de los partidos tradicionales con una persona nueva. Requiere su sustitución con personas más competentes para enfrentar los problemas del país. Y esto no lo puede proveer el actual presidente. En realidad, su incompetencia y la de su equipo son mucho peores que las de los gobiernos anteriores. Y lo que viene es peor. El presidente estuvo muy bien posicionado cuando el reto era sustituir a unos desprestigiados. Está desmoronándose ante los retos de manejar un país.

Es decir, el vacío que llenó el presidente con su elección está vacío nuevamente. La oportunidad está disponible otra vez para el que quiera tomarla.

El problema es que entre los otros partidos no parece haber ninguno que haya comprendido que para llenar ese vacío tiene que presentar a la ciudadanía una visión del país que quieren lograr y una ruta que de una manera creíble los pueda llevar a volverla una realidad. No pueden seguir respondiendo a los insultos del presidente con otros insultos. Necesitan dar sustancia a la población, una ruta hacia el desarrollo y la inversión en capital humano que lo posibilite.

El que comprenda esto no solo va a ganar muchos diputados, sino que se va a colocar en la recta final para la presidencia en 2024. No hay nada peor que no dar una batalla creyendo que está perdida cuando en realidad es bien factible ganarla.

La Desobediencia Civil, una nueva forma de lucha. Vladimir de la Cruz, 23 de septiembre de 2020

En la tensión que vive el país desde hace varias semanas, por la presión, de diferentes grupos organizados, y de ciudadanos disconformes, contra la actuación del Gobierno, especialmente, centrada su protesta contra el Presidente Carlos Alvarado Quesada, no solo de crítica a su gestión sino hasta de pedir, irracionalmente, su renuncia, lo que se evidencia es una forma de lucha, la Desobediencia Civil, solo que a mi manera de ver, sin contenido concreto de cómo llevarla a cabo, y convocada de manera casi espontánea, incluso señalando que su éxito deriva de que no tiene dirigentes políticos conocidos que la convoquen, y que no esperan, tampoco, que de ella salgan dirigentes oportunistas que se aprovechen de esas protestas, como he leído recientemente en uno de sus activistas o defensores.

Esto último es un error de fondo. No se puede esperar que una lucha social no tenga dirigentes que la conduzcan, que sean visibles, que produzcan confianza en la gente que protesta, que inspiren con su ejemplo. Desear o destacar que no deben tener dirigentes es casi llamar a la lucha anarquista de la manera más amplia, y a la lucha espontaneísta social, sin rumbo, sin norte, sin salida misma, sin saber hacia dónde ir.

La Desobediencia Civil es la forma de reaccionar contra normas o acciones del Gobierno, que de manera pacífica se manifiesta o realiza. Es obvio que el solo acto de desobediencia a la autoridad de gobierno es un acto de fuerza en sí mismo. Y su fuerza y eficacia  dependerá del mayor número que desobedezca, o de la capacidad jurídica que se tenga para respaldar esa desobediencia ante los actos de gobierno que se imponen para su cumplimiento.

Se pide desobedecer o desacatar normas jurídicas, decretos ejecutivos o leyes de la República, que surgen de la Autoridad facultada para emitir esos actos jurídicos.

Aunque se conocen formas de lucha de este tipo desde el siglo XVI, el origen de esta forma de lucha se debe, en los tiempos actuales, al gran poeta, escritor y ensayista norteamericano Henry David Thoreau, quien a mediados del siglo XIX, en 1849, escribió la obra “Desobediencia Civil”, con el objetivo de negarse él, y llamar a negarse, a pagar impuestos del gobierno norteamericano que se justificaban para financiar la intervención de rapiña que estaban realizando en México, período en el que Estados Unidos se apropió de gran parte de los territorios mexicanos, en esa época, incluso con colaboración de William Walker, que después lo tuvimos en Centroamérica y en Costa Rica, intentando expandir los dominios esclavistas de los estados sureños norteamericanos y de someter a la esclavitud a los pueblos centroamericanos.

Thoreau protestaba contra la guerra que consideraba injusta, en el período en que el gobierno también justificaba la esclavitud. Para él “el gobierno por sí mismo, que no es más que el medio elegido por el pueblo para ejecutar su voluntad, es igualmente susceptible de originar abusos y perjuicios antes de que el pueblo pueda intervenir”. Así la Desobediencia Civil es una forma válida de lucha y de participación política.

Estas formas de lucha se han dado, históricamente, también como movimientos por el cambio social y político, como en la lucha por la Independencia de la India, dirigido por Mahatma Gandhi o por Desmond Tuto en Sudáfrica.

La Desobediencia Civil es propia  de realizarse en sociedades democráticas y no democráticas, y en aquellas sociedades arropadas de democracia que se consideran ilegítimas.

Gandhi llamó a boicotear al gobierno colonial con huelgas, movilizaciones, negándose a acatar la autoridad colonial, realizando movilizaciones masivas contra las leyes discriminatorias, y  contra los impuestos.

En Estados Unidos Martin Luther King, quien lideraba la lucha por los derechos civiles, en la década de 1960, llamaba a no aceptar las leyes racistas existentes. En Estados Unidos, también formaron parte de estas luchas las huelgas de hambre de las mujeres que luchaban por el reconocimiento del sufragio femenino, a principios del Siglo XX.

Las luchas populares y callejeras que siguieron en Estados Unidos, ante el asesinato de George Floyd, recientemente, adquirieron la forma de luchas de Desobediencia Civil, para lograr imponer el sometimiento a la justicia de sus policías asesinos.

La Desobediencia Civil se puede entender como todo aquel acto o lucha de oposición pública a una ley, un decreto, una norma o una acción política impulsada por un gobierno legítimamente establecido  cuando quienes protestan  tienen conciencia de que los actos impugnados pueden ser ilegales o de discutible legalidad, razonabilidad y necesidad, que son arbitrarios, odiosos y que repugnan o rechazan los ciudadanos, porque los consideran injustos. Así la Desobediencia Civil se realiza, se lleva a cabo y se mantiene para conseguir los propósitos de la protesta que la origina.

La Desobediencia Civil tiene que hacerse públicamente, debe provocar la clasificación de ilegalidad por parte del Poder establecido, sabiendo los que la realizan que pueden ser objeto de detenciones y acusaciones, por esos actos.

La Desobediencia Civil se orienta a llamar la atención pública sobre el problema contra el que se actúa, para sumar ciudadanos en esa lucha y tratar de eliminar o derogar las normas que se impugnan, de manera pacífica, por presión popular de las movilizaciones que se logren, considerando que los actos de gobierno conculcan derechos o libertades ciudadanas. La lucha de Desobediencia Civil debe tener objetivos posibles de lograr, como todas las luchas sociales y políticas. No se puede convocar a luchas con objetivos imposibles.

La Desobediencia Civil debe dirigirse contra las autoridades de gobierno, de modo que se les identifique claramente, en la protesta a realizar. La Desobediencia Civil rechaza el acatamiento a las normas jurídicas que se impugnan con esta acción. La Desobediencia Civil es una forma de acción política clara, deliberada, intencional, moralmente sustentada en quienes la ejercen. Es una forma de disidencia política orientada a quebrar la legalidad existente o concreta contra la que se actúa, de eliminarla y de sustituirla, si es del caso, por otra más acorde con los intereses generales de los ciudadanos, que logre imponerse de la misma forma, por el procedimiento democrático de la formación de la voluntad, de la formación de las leyes.

Los actos que se realizan de protesta contra las políticas fiscales, de última hora, que quiere imponer el Gobierno, y de los que derivan de la negociación con el préstamo del Fondo Monetario Internacional, calzan dentro de esta forma de lucha de Desobediencia Civil, que es reconocida internacionalmente, como parte de las libertades de los ciudadanos, en uso de sus derechos de organización, manifestación, libertad de opinión y de expresión, y de acción contra actos que se consideren ilegítimos u opuestos al buen gobierno, a la armonía que debe existir entre gobernante y gobernados, entre el Primer Mandatario de la Nación y sus mandantes políticos, cuando estos consideran que en su actuar ha roto el Pacto Social de su mandato.  

La Desobediencia Civil está implícita en la existencia misma del Estado Derecho y del Estado Social y Democrático de Derecho, que responde a sociedades y sistemas democráticos maduros como el costarricense.

Quienes se manifiestan en la Desobediencia Civil deben guardar relación, implícitamente, con los principios de Justicia y de Bien Común. La Desobediencia Civil se hace acatando y usando  las reglas del orden constitucional, de tal modo que se considera que no es revolucionaria en tanto respeta las reglas democráticas de los cambios políticos. Por su esencia la Desobediencia Civil es pacífica, no es violenta en sus actos.

Con la Desobediencia Civil además se trata de influir en la opinión pública, por ello es un medio de persuasión más que de coacción. Es una forma pedagógica del discurso político.

La Desobediencia Civil, como un derecho, es una forma de no cooperar con el Gobierno, cuando se llama a no acatar o a rechazar una norma, de manera pacifica, porque se le considera injusta.

Hoy, en muchos países del mundo se llevan a cabo estas formas de lucha dentro del concepto de Desobediencia Civil, cuando en esos países se lucha, o ha luchado,  por la libertad de presos políticos, o de detenidos injustamente por razones políticas, cuando se actúa colectivamente para proteger, como escudos humanos, instalaciones de medios de comunicación atacados por los gobiernos, las que se hacen para defender a vida de líderes políticos, huelgas estudiantiles que se realizan dentro de este concepto, las movilizaciones sociales y populares en 1989 en Alemania para derribar el muro, las que se han hecho para oponerse a la obligatoriedad de entrenamientos militares de la población o del servicio militar obligatorio, para oponerse a la construcción de edificios y bases militares, los movimientos que se realizaron para bloquear las concesiones de tierras israelíes a los árabes, después de los acuerdos de Oslo, también los bloqueos de carreteras. 

En Pakistán en el 2014 se llamó a la Desobediencia Civil para no pagar impuestos y otros servicios públicos con la intención de hacer caer al gobierno. Los movimientos de Desobediencia Civil pueden conducir al cierre completo de todas las oficinas gubernamentales e instituciones públicas,  del transporte público, de empresas, escuelas y universidades. En la lucha contra la guerra en Vietnam la Desobediencia Civil se usó como una de las formas de lucha más desarrolladas y eficaces del estudiantado, la juventud y el pueblo norteamericano, junto a las luchas por los derechos civiles y del Movimiento Indio Americano. En la lucha que gira alrededor del Cambio Climático se han dado muchas formas de Desobediencia Civil en distintos países. El movimiento de los indignados que sacudió España y otros países fue parte de estas luchas.

Las acciones de Desobediencia Civil si son fuertes provocan necesariamente un diálogo político con todos los actores interesados en solucionar la causa de la Desobediencia Civil.

La Desobediencia Civil es en su ejecución una forma consciente de actuación, pública, pacífica y no violenta, manteniendo una actitud de protesta contra la autoridad con el fin de rectificar los errores que se considera que esta autoridad  haya cometido, a juicio de quienes protestan.

En un sistema democrático, el desobediente civil viola la norma como medio de apelación a la mayoría para que ésta rectifique, aunque siempre recurriendo, en la expresión de la protesta, a los mismos principios constitucionales a los que la mayoría recurre para legitimarse. En el marco de sistemas no democráticos, la Desobediencia al derecho, con motivación política se hace, más bien, al amparo del derecho de resistencia.

En nuestra sociedad democrática las prácticas movilizadoras de ciudadanos, que se han venido haciendo, calzan en este marco de la Desobediencia Civil. De distinta manera participan, desde los medios de comunicación hasta la marchas que se han organizado, en la calle, hacia la Casa Presidencial, en Zapote, o la casa particular del Mandatario, en Santa Ana, sectores empresariales hasta sindicales y comunales protestando contra las mismas medidas, pero desarticulados entre sí. Los hay desde quienes piden la renuncia del Presidente hasta los que piden echar atrás con las políticas de impuestos y no aprobar el préstamo del Fondo Monetario Internacional. Hasta ahora estas movilizaciones no tienen apoyo de partidos políticos parlamentarios o extraparlamentarios. 

Defiendo la Desobediencia Civil como una forma democrática de lucha, pero no dejo de observar que el  peligro que tienen estas marchas, de continuarse sin dirigencia política reconocida, y organizada debidamente, es que sirvan de caldo para entusiasmar populistas y populismos que puedan desembocar en el desbarranco de la vida democrática que hasta ahora tenemos. Lo peor es cuando hay en ellas también políticos activos del pasado, que aparecen convocando estos movimientos sin ton ni son, aun cuando tengan derecho, como ciudadanos a manifestarse y movilizarse. 

A los movimientos de este tipo que se han venido dando les falta orientación política clara en sus objetivos de lucha. No basta solo movilizarse contra los impuestos y el FMI. La Desobediencia Civil no es solo resistencia a la autoridad, no es solo una manifestación de rebeldía. La Desobediencia Civil es, por ahora, una forma de sustituir las convocatorias de sindicatos, aunque ya una de estas marchas fue convocada por una asociación sindical, pero dentro la protesta típicamente sindical.

Los sucesos de la Huelga de Brazos Caídos en 1947 contra el gobierno de Teodoro Picado, bien podrían analizarse dentro de esta perspectiva de la Desobediencia Civil, por los objetivos que tenía esa lucha, el control del aparato electoral y el de seguridad que se quería controlar.

La Desobediencia Civil es la forma de la justificación del rechazo público, consciente, colectivo y pacífico a acatar leyes o políticas gubernamentales consideradas injustas o inmorales.

Se limita esta lucha a una reivindicación  precisa, razonable que se estima injusta. Puede ser contra una Ley, un Decreto Ejecutivo, una política o acción de Gobierno, o hasta una Sentencia Judicial. Es una protesta canalizada contra actos de la autoridad que se basan o justifican en la potestad coercitiva del Estado o del Poder político. Los desobedientes políticos no forman por sí un partido político. Generalmente pertenecen a distintos partidos políticos. Ante procesos electorales se subsumen en ellos, o desaparecen las movilizaciones de Desobediencia Civil, que se canalizan por las luchas partidarias específicas de los propios desobedientes. En estas luchas los desobedientes no tratan de ganar votos, a lo sumo hacer perder votos al Partido Político que está en el Poder o a los partidos políticos que aprueban ciertas leyes contra las que se lucha. En la Desobediencia Civil siempre está implícita la presión no violenta, la tolerancia y la posibilidad de negociación.

En la protesta de la Desobediencia Civil no está implícita la lucha por el Poder, en el área política electoral, como pareciera que en Costa Rica, algunos de los que convocan a este tipo de movilizaciones se lo proponen, como cuando piden la renuncia del Presidente. Solo en los Estados no democráticos la Desobediencia Civil pasa a jugar un papel político más activo, donde la conciencia de la protesta se asocia a la liquidación de lo no democrático y a ganar votos si es del caso.

En la teoría política, la Desobediencia Civil se tiene como un último recurso de lucha, cuando están agotados los medios políticos y los jurídicos, o sabiendo que por medio de ellos no se va a tener ningún resultado ni ganancia. Se trata, en esta forma de lucha, de obtener resultados, para realizar los cambios por los que se lucha. En este tipo de luchas, como en todas las luchas sociales, hay que procurar no caer en actos que, por su naturaleza, los califiquen de delitos comunes, para evitar persecuciones penales y castigos judiciales.

En estas protestas, convocadas a movilizarse en autos, ¿quiénes se movilizan?, ¿la clase obrera?, ¿la clase trabajadora?, ¿los trabajadores del campo?, o ¿las clases medias, en general? ¿Es esta forma de protesta una forma de lucha de las clases medias que están siendo fuertemente golpeadas con las políticas económicas, salariales y  tributarias por parte del Gobierno? ¿Es una protesta de gente que siente cada vez más desesperada en el horizonte político y nacional electoral?

En la lucha actual, general de muchos sectores, entre ellos empresariales, se podría estar a las puertas de la organización de una posible Huelga de Brazos caídos, como la de 1947, contra las políticas tributarias, encabezada por los sectores empresariales, pero necesariamente, apoyándose en las clases medias y asalariadas.

Pareciera que entramos, en esta época de la pandemia,  a una nueva etapa de las luchas sociales en Costa Rica, la de las marchas de esta naturaleza, de Desobediencia Civil y de movilización ciudadana en autos, en lugar de a pie,  por las calles, especialmente de los nuevos movimientos sociales.

(Artículo publicado en la Columna Pizarrón, publicada en el periódico La República, en su edición digital, larepublica.net, el miércoles 23 de setiembre del 2020)

La suerte no está echada: es 48%, no 97%. Manuel Hinds, 21 de septiembre de 2020

La UFG publicó hace unos días una encuesta que tituló “Las cartas están echadas” (https://www.disruptiva.media/las-cartas-estan-echadas/) que causó mucha felicidad entre los que apoyan al presidente y mucha consternación entre los que se le oponen porque, supuestamente, mostraba que Nuevas Ideas y GANA prácticamente ya ganaron, anticipadamente, las elecciones de febrero de 2021. En un artículo asociado, llamado “Jugada Maestra”, publicado por la misma universidad, se usan los datos de la encuesta para decir que estos dos partidos podrían ganar hasta 70 diputados, con lo cual tendrían mayoría calificada en la nueva Asamblea (https://www.disruptiva.media/e2021-ni-y-gana-podrian-llegar-a-tener-hasta- 70-diputados/). Esto ha logrado que muchos en los partidos de oposición se sientan pre- aplastados y por lo tanto desmoralizados, que es lo que la propaganda del presidente trata de lograr.

Esto es sorprendente porque la única conclusión firme que se pueden sacar de la encuesta, si uno cree en sus resultados, es que el apoyo para el presidente ha disminuido precipitosamente en los últimos meses. Con respecto a la proyección de que el presidente podría contar con 70 diputados, es claro que los cálculos usados para estimarlos son inaceptables técnicamente. El número de diputados que podrían conseguir los dos partidos es mucho, mucho menor que lo estimado, aun si se acepta como válido el número de votos que la encuesta pronostica para Nuevas Ideas y GANA.

Con respecto al apoyo que la población da a la presidencia, todavía hasta hace dos o tres meses todas las encuestas la estimaban entre 95 y 97%. Pero la encuesta de la UFG no midió la popularidad del presidente sino una cifra más importante: cómo esta popularidad se traduce en votos para diputados. En esta nueva medida, la cifra de apoyo a Nuevas Ideas, el partido del presidente, resulta ser 48%, prácticamente la mitad de la popularidad medida antes, y si sumamos GANA, el 54%. Pero, medido de otra forma en la misma encuesta, sólo el 47% de los votantes dijeron que querían una Asamblea que apoyara al presidente y el 46% una Asamblea equilibrada, lo cual confirma que lo más probable es que los que quieren apoyar al presidente sumen entre 47 y 48%. Esto es la mitad, la mitad, del 95% de las encuestas anteriores.

La caída tan estrepitosa de su “popularidad” es muy ominosa para el presidente porque, como cualquier político le puede explicar a uno, una vez que ésta comienza a bajar es casi imposible de revertir. Al ritmo al que va, para las elecciones tendría muy pocos votos. Más ominoso todavía es que la caída se ha dado en un periodo en el que el ha gastado, o dice haber gastado, $6.6 mil millones, en rubros que, aunque no ha querido dar cuenta de ellos, se puede asumir que al menos algunos fueron a parar en manos de la población. Ahora viene un periodo de ajuste porque el país no puede seguir endeudándose así (la deuda aumentó en $3.3 mil millones), y menos aun con las medidas que el gobierno tomó que redujeron la actividad económica mucho más que lo que hicieron los países vecinos, y por la arbitrariedad que sigue mostrando en todas sus acciones, que ahuyenta las inversiones y el empleo que ellas traen. Sin $6.6 mil millones adicionales para gastar, o decir que se gastan, en los siguientes meses, la caída se va a acelerar. Esta suerte no está echada.

Pero también la manera en la que se ha estimado el número de diputados que el presidente podría ganar es injustificable técnicamente. El artículo pretende demostrar que el 48% o el 54% de los votos pueden resultar en la elección del 83% de los diputados (70 diputados es el 83% de la Asamblea) y se encuentra con graves problemas. Para lograrlo necesitaría un sistema que contara como dos votos cada uno de los que los partidos del presidente lograran. Y el sistema no funciona así, por lo menos no legalmente. Para dar una idea de lo que el 48% de los votos podría lograr, recuerde usted que en la Asamblea ahora en funciones ARENA tuvo el 43% de los votos, una cifra muy cercana al 48%, con los que consiguió 37 diputados. Con el número de votos que le costó cada diputado a ARENA, (24,924), si ese partido hubiera sacado el 48% hubiera tenido 4 diputados más, o sea 41 en total, no 70. Si hubiera tenido 54%, hubiera tenido 9 diputados más, o sea 46, no 70. Con esto tendría una mayoría simple, pero 24 diputados menos que lo estimado en el artículo “Jugada maestra”.

Pero aun este número es bien dudoso, porque para tener confianza en los números se necesitan 1,300 entrevistas multiplicadas por 14 porque las elecciones en cada departamento son independientes de los demás departamentos. Así, si un partido gana el 48% de los votos nacionales, pero sólo en San Salvador, el máximo que podría ganar es el número de diputados que representan a San Salvador. No ganaría ni un diputado de ningún otro departamento. Por eso, para pronosticar el número de diputados que un partido va a lograr es necesario saber la intención de voto por departamento.

Aquí entra el problema técnico. Para hacer esta estimación con el nivel de confianza que clama la encuesta, se necesitan 1,300 entrevistas en cada departamento. Así, al nivel nacional se necesitarían 18,200 entrevistas, no las 1,300 que hay ahora, que dan menos de 100 entrevistas en promedio en cada departamento. Como usted puede preguntar a cualquiera que haya estudiado estadística, 100 entrevistas no sirven para hacer ninguna proyección.
En resumen, podemos sacar 4 conclusiones.

Primero, la preferencia por los partidos del presidente ha caído radicalmente, casi a la mitad, en unos cuantos meses. La preferencia no es 97%, es 48%.

Segundo, probablemente seguirá cayendo así en los próximos meses por la natural inercia de estos procesos y porque el país se enfrentará ahora a las consecuencias del mal manejo que el presidente ha hecho de la pandemia, en términos de salud, economía y administración pública.

Tercero, asumiendo que la preferencia de votos por los partidos del presidente es de 48 a 54%, es imposible que el presidente obtenga 70 puestos en la Asamblea. Lo más que podría lograr estaría en la vecindad de 46, si es que su popularidad no sigue cayendo. Pero todo indica que sigue haciéndolo. La conciencia de esto explicaría la urgencia del presidente de pasar de un régimen democrático a uno militarizado.

Cuarto, la suerte no está echada y no hay ninguna jugada maestra de nadie, porque el apoyo al presidente se ha deteriorado, no mejorado, y porque este deterioro lo ha causado nadie más que él mismo.

Por lo tanto, los partidos de oposición harían muy mal en pensar que la llevan perdida. Y los que apuestan a ganador, tienen que tener cuidado.

Ajustes a la noción de vanguardia. Alain Bihr, 2008.

Hoy parece que la noción de vanguardia pertenece, definitivamente, al museo de antigüedades de la historia del movimiento obrero o, peor aún, a los famosos basureros de la historia. Puede en rigor interesar académicamente a determinados investigadores del movimiento obrero, pero ni siquiera este tipo de referencias existe en las organizaciones que se reivindican herederas del mismo.

Algunas, de tradición anti-autoritaria (libertaria o consejista), siempre la rechazaron considerándola directamente enfrentada al proyecto de auto-emancipación, central en la lucha de los oprimidos. Otras, sobre todo las provenientes de la tradición leninista, en su inmensa mayoría, ni se atreven a mencionarla o explícitamente renunciaron a ella, a causa de los dramas y crímenes cometidos en su nombre.

Por eso es arriesgado tratar de retomar la discusión del concepto de vanguardia, sobre todo cuando se reivindica (como es mi caso) una concepción no-autoritaria de la revolución social. Dicho de otra manera, cuando se piensa que, tal como afirma el preámbulo de los estatutos de la Asociación Internacional de Trabajadores (la Primera Internacional) “la emancipación de la clase obrera debe ser obra de los trabajadores mismos” y en consecuencia no habrá “salvadores supremos”, “ni Dios, ni César, ni tribuno”, como bien dice Eugène Pottier en las estrofas de La Internacional. A más de uno, sin duda, esto podrá parecerle inconsecuencia o provocación.

Para aclarar mi propósito, lo presentaré bajo la forma de tesis. Es también una manera de indicar que el artículo no pretende agotar la cuestión, que deja en suspenso o en la sombra muchos de los problemas que hoy plantea la noción de vanguardia y que gran parte de la argumentación necesaria no está desarrollada. Espero que permita, al menos, relanzar la discusión referida a la cuestión de las vanguardias.

Tesis 1. No hay que confundir vanguardia y estado-mayor

Pienso en efecto que toda la discusión sobre la noción de vanguardia está falseada por la confusión entre vanguardia y estado-mayor. Por ello es que hay que comenzar diferenciando ambas nociones.

Puesto que las dos provienen de una metáfora militar, nos referiremos al arte de la guerra y la organización de los ejércitos. En este terreno, son dos nociones claramente distintas. En la organización militar, modelo si no prototipo de organización jerárquica y autoritaria, el estado-mayor es el órgano que dirige, organiza y controla los movimientos del conjunto de la tropa, de acuerdo con una estrategia que sólo él conoce, de la que se derivan distintas tácticas según las circunstancias.

Exige y obtiene -al menos normalmente- una obediencia sin fallas en los niveles de mando inferiores y, por supuesto, en la simple tropa. Sus órdenes bajan a lo largo de la cadena de mandos y espera recibir, desde los escalones inferiores, el balance de su ejecución e informaciones que permitirán rectificaciones, de ser necesario.

La vanguardia es, por su parte, la pequeña parte de la tropa en movimiento que se adelanta al grueso de la misma para reconocer el terreno, obtener información sobre las posiciones ocupadas por el enemigo y sus intenciones y a veces enfrentar de urgencia alguna imprevista maniobra ofensiva del mismo, estableciendo una primer línea defensiva. De manera que aunque su rol puede ser precioso y muchas veces decisivo, no deja de estar totalmente subordinada a la conducción del estado-mayor y de ninguna manera podría sustituirlo.

Dejemos el terreno militar para volver al terreno político. En el movimiento obrero, la confusión entre vanguardia y estado-mayor se remonta a la constitución de los partidos políticos federados en el seno de la IIª Internacional, fundada en 1889 principalmente alrededor del Partido Socialdemócrata Alemán. En efecto, emergió entonces un modelo muy particular de movimiento obrero, el modelo socialdemócrata (en el sentido que el término tenía entonces y hasta 1914) que, subordinando la emancipación del proletariado a la toma y al ejercicio del poder del Estado, hace del partido político la organización de vanguardia del conjunto de la clase.[[1]]

De hecho, en el espíritu de quienes lo concibieron y sobre todo en la práctica de sus dirigentes, este partido es mucho más un estado-mayor que una vanguardia: dirigido por “intelectuales” socialistas que, esclarecidos por el marxismo, poseerían la ciencia de las leyes de la historia y serían los únicos capaces de comprender y explicar el devenir presente y futuro del capitalismo. El partido socialdemócrata sería depositario de los intereses históricos del movimiento obrero y el único capaz de conducir al proletariado en la vía de su emancipación.

Posiblemente sorprenda que atribuya esta confusión entre vanguardia y estado-mayor a la tradición socialdemócrata y no al leninismo, como frecuentemente se hace. De hecho el principal texto fundacional del leninismo en este sentido, ¿Qué Hacer? (1902), no hace más que repetir -adaptándolos a las circunstancias de la Rusia zarista- los principios generales de la organización socialdemócrata que todos los grandes partidos afiliados a la IIª Internacional practicaban.

Es como un digno discípulo de Kautsky, al que además se refiere muchas veces, que Lenin elabora en el ¿Qué Hacer? los principios de la reforma del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia que dará nacimiento a su tendencia bolchevik (mayoritaria). Y posteriormente el leninismo de ninguna manera tendrá el monopolio de esos principios, pese a que sería en la corriente que surgió del mismo, sobre todo en el seno de la IIIª y la IVª Internacional, en donde esos principios serían aplicados más rigurosamente. Con los resultados ya conocidos…[2]

Inversamente, ¿qué es una vanguardia política? En general, es el punto más avanzado de un movimiento social. Reagrupando cierto número de “francotiradores” individuales, de grupos aislados o en red, de organizaciones más o menos formalizadas, de distinta naturaleza, semejante vanguardia debe tener la vocación de explorar teórica y prácticamente el horizonte de ese movimiento, reconocer y señalizar el terreno sobre el cual se debe avanzar, elaborando en consecuencia proposiciones teóricas, programáticas, estratégicas y tácticas que debe someter a la discusión y la deliberación colectivas en su seno.

Pero esto no le confiere ningún derecho a pretender dirigir el conjunto del movimiento instituyéndose en comandante en jefe para luego sustituirlo. Una vanguardia no debe, pues, tratar de “dirigir” el movimiento del cual es la avanzada; debe limitarse a ilustrarlo con sus informaciones y análisis; aconsejarlo con proposiciones tácticas y estratégicas, instruirlo, pero también y recíprocamente debe escuchar y aprender del movimiento.

Porque “el educador mismo necesita ser educado”; [[3]] y las vanguardias deben estar preparadas para recibir rudas lecciones por parte del movimiento al cual quiere abrir camino. Y esto, precisamente, porque no deben considerarse poseedoras de una verdad absoluta, de la fórmula única y definitiva, sino que deben estar abiertas al devenir histórico, a la evolución de las relaciones de fuerza en el seno de la lucha de clases y las peripecias en el interior de ellas, a la inventiva del proletariado en lucha, rectificando cada vez que sea necesario sus propias posiciones y proposiciones.

Resumiendo. Una vanguardia está situada en el movimiento social, del que es una parte integrante, es su punto avanzado, su cabeza investigadora. El estado-mayor, por el contrario, se sitúa fuera del movimiento y busca dirigirlo en función de una estrategia o un plan de batalla elaborado desde el exterior.

Tesis 2. Las vanguardias son necesarias

Incluso necesarias por partida doble. Por una parte, son inevitables debido a las desigualdades del desarrollo (en las luchas, en la organización, en la conciencia de la clase, en la elaboración de un proyecto político autónomo) que se evidencian en el seno del movimiento general de emancipación del proletariado. Esas desigualdades resultan de múltiples factores que se superponen y se refuerzan o, al contrario, se atenúan según los casos: concentración y centralización de la clase acompañando las del capital, posiciones respectivas de sus diferentes capas y fracciones en la división social y espacial del trabajo, experiencia acumulada de luchas anteriores, estructuras y tradiciones políticas nacionales, en definitiva, posición de la formación nacional en el sistema capitalista mundial, etc.

Actualmente, el proletariado europeo tiene la rica experiencia de dos siglos de lucha y organizaciones políticas y sindicales, acumulando victorias y derrotas, de las que pueden sacar provecho sectores del proletariado de formaciones sociales periféricas que cayeron más recientemente bajo la dominación del capital industrial debido a la transnacionalización (las “deslocalizaciones”); mientras que, inversamente, éste acumuló una experiencia de articulación de sus luchas con las del campesinado pobre o proletarizado, así como de auto-organización de la producción de bienes  y servicios colectivos, necesarios para la supervivencia cotidiana, de las que el proletariado de las formaciones centrales debe aprender recíprocamente.

Contribuir en cada ocasión a sintetizar esas experiencias, formalizarlas, hacerlas conocer, constituyendo y enriqueciendo así el patrimonio común de una lucha de clase con dimensiones históricas y mundiales simultáneamente, es precisamente una de las tareas de las vanguardias que se pueden constituir en las situaciones que acabamos de evocar, cuyas particularidades pueden llegar a ser un obstáculo para la unificación de la clase, pero que pueden convertirse por el contrario en su fuerza si se las arranca de esa particularidad para convertirlas en parte de un patrimonio común.

De igual modo, las vanguardias son también necesarias para permitir el progreso del movimiento de emancipación del proletariado en su conjunto. Sin su mediación (porque lo que deben realizar es un trabajo esencialmente de mediación), cada fragmento o sector de la clase corre el riesgo de quedar prisionero de su propia particularidad, y obligado algunas veces a repetir el largo y doloroso camino recorrido por otros fragmentos o sectores; o, inversamente, no pudiendo beneficiar al resto de la clase con las enseñanzas teóricas y prácticas de su propia experiencia.

Es precisamente esa función de mediación la que Engels y Marx asignan a los comunistas en el Manifiesto escribiendo: “Los comunistas sólo se distinguen de los demás partidos proletarios, por un lado por el hecho de que, en las diferentes luchas nacionales de los proletarios, enfatizan y hacen valer los intereses comunes de todo el proletariado, independientes de la nacionalidad; por otro, por el hecho de que, en los diferentes estadios de desarrollo que recorre la lucha entre el proletariado y la burguesía, siempre representan el interés del movimiento total”. [[4]]

Tesis 3. No hay vanguardia de derecho, únicamente vanguardias de hecho

Esto surge directamente de lo anterior. Contrariamente a un estado-mayor que obtiene su poder de una instancia externa y superior que, simultáneamente, lo legitima y confiere autoridad (el Estado como depositario del “monopolio de la violencia legítima” en el caso del estado-mayor militar, la supuesta “ciencia de las leyes históricas” en el caso del estado-mayor político) y en cuyo nombre ejerce su comando, una vanguardia tal como la concebimos, no se puede decretar: no puede auto-instituirse ni auto-proclamarse.

Como la situación social en que se encuentra y de la que no es de alguna manera más que la conciencia refleja, una vanguardia es siempre un simple estado de hecho. Además solo podrá jugar el rol de vanguardia a condición cobrar precisamente conciencia del privilegio de su situación (y de las obligaciones que implica), llegando a obtener conquistas válidas para el conjunto del movimiento y que puedan ser compartidas. Esto exige, pues, que toda vanguardia deba pasar por una especie de prueba: que llegue a destacarse e imponerse como tal en el seno del movimiento, probando en cada momento la corrección de sus orientaciones mediante la capacidad de hacerlas compartir por el conjunto del movimiento y enriqueciéndolas en consecuencia cualitativamente. En suma, debe hacerse reconocer como vanguardia por el conjunto del movimiento en relación a lo que le aporta. Y el reconocimiento se mantendrá en función de ese aporte.

Tesis 4. No hay vanguardia total, únicamente vanguardias parciales

El movimiento de emancipación del proletariado es un fenómeno social total, que refracta, incluso en las situaciones particulares o singulares que se consideren (cierta lucha en una empresa, tal organización sindical, una tradición nacional, determinada expresión de conciencia de clase, etcétera), al conjunto de aspectos, elementos, niveles, dimensiones de la actividad social. Por lo tanto es completamente imposible que un grupo o una organización llegase a sintetizar la totalidad de la experiencia del movimiento, incluso en un limitado marco espacio-temporal.

Esto implica que, en el mejor de los casos, cualquier vanguardia consigue asimilar una parte de la situación o de la experiencia total en la que participa y de la que trata de dar cuenta para ponerla a disposición del conjunto del movimiento. Según la implantación en el movimiento, las actividades, su proyecto, la tradición de la que proviene, etcétera, cuanto mucho la vanguardia podrá asimilar y dar cuenta de una parte de esa situación o experiencia socio-histórica.

Otras vanguardias, en función de otras implantaciones, otras actividades, u otras preocupaciones, captarán necesariamente otros aspectos, y no por ello menos sino más ricos en enseñanzas. De aquí se deriva evidentemente que toda vanguardia es parcial y, por consiguiente, también relativa. Así, un grupo u organización que puede estar a la vanguardia del movimiento de emancipación en tal o cual cuestión teórica o práctica, que haya podido captar toda la novedad o potencial radicalismo de tal o cual experiencia de lucha o forma de organización, de tal o cual idea, concepto, etcétera, estará en la retaguardia del movimiento sobre otras determinadas cuestiones, defendiendo posiciones superadas o abandonadas por gran parte del movimiento. ¡Una buena razón para morigerar los ardores vanguardistas!

Tesis 5. No existe una sola vanguardia, sino siempre una pluralidad de vanguardias

De lo precedente resulta también la inevitable pluralidad de las vanguardias. Debido a las continuas opciones que implica un combate político, debido a la complejidad de los problemas teóricos y prácticos planteados al movimiento de emancipación del proletariado en cualquier situación histórica, debido finalmente a la diversidad esencial de las tradiciones políticas e ideológicas que constituyen la herencia y el sustrato de las vanguardias, también las opciones estratégicas y tácticas son inevitablemente múltiples y distintas en cada ocasión. En tal sentido, es bueno y deseable que así ocurra: que el movimiento en su conjunto tenga siempre la posibilidad de escoger entre diversas vanguardias, portadoras de una pluralidad de diferentes opciones políticas, teóricas y programáticas, y pueda confrontarlas juzgando sus actos y sus obras.

De esta manera, más que de una vanguardia constituida, sería conveniente hablar de un polo de vanguardia, necesariamente diversificado y en movimiento, en el seno del cual es deseable que “cien flores florezcan” [[5]] permanentemente. Sin embargo, este polo de vanguardia no puede cumplir su misión con respecto al conjunto del movimiento sino es a condición de que se establezcan entre las distintas vanguardias relaciones fundadas en la tolerancia recíproca, y más aún, en una discusión permanente, una confrontación de puntos de vista y opciones con mutuo respeto. La riqueza y resultados de esa discusión es la mejor garantía de la contribución de las vanguardias al progreso del conjunto del movimiento.

También acá la distinción entre vanguardia y estado-mayor es esencial. Sólo a condición de que las vanguardias renuncien a toda pretensión de “dirigir” el movimiento en su conjunto se pueden crear las condiciones de semejante debate democrático entre ellas. En suma, una relación democrática entre las vanguardias tiene como condición de posibilidad una relación democrática de éstas con el conjunto del movimiento.

Tesis 6. Toda vanguardia no es más que una mediación orientada a crear las condiciones de su propio fin

De lo dicho anteriormente es fácil deducir lo que deberían ser la forma, la estructura y el funcionamiento de las vanguardias tal como las concebimos.

Está claro en primer lugar que de ninguna manera pueden retomar y asumir la forma partido, que es solidaria de la vieja cultura estatista del modelo socialdemócrata de movimiento obrero. En efecto, el partido es una forma de organización política que se constituye con el único fin de conquistar y ejercer el poder de Estado; un partido le imprime una forma estatal a los intereses, la voluntad y el proyecto de una clase social o, más en general, de un bloque social (en el sentido de un complejo sistema de alianzas entre diferentes clases, fracciones de clase, capas o categorías sociales).

En consecuencia, en todos los aspectos de su funcionamiento (relaciones con las masas y la sociedad en general funcionando con la delegación del poder; organización burocrática basada en la reproducción ampliada de la división entre funciones de dirección y funciones de ejecución; acaparamiento  de la dirección de la organización por cúpulas que escapan cada vez más al control democrático de la base, sean cuales fueren las garantías formales de control que se ofrezcan; inamovilidad de los dirigentes y opacidad de sus actividades; carácter codificado de sus discursos; obediencia más o menos incondicional exigida a los militantes que puede llegar hasta la militarización de la organización; fetichismo del partido en cuanto tal, etc.), el partido político aparece como un calco del aparato de Estado. En tales condiciones, el individuo que adhiere a un partido (el mismo término es significativo), aliena en todo o en parte su autonomía intelectual y moral. Las grandes orientaciones de la organización escapan a los militantes, salvo a lo que pueden acceder a las instancias dirigentes.

Así, en tanto se quieran al servicio de reforzar la auto-actividad del proletariado para hacer posible su auto-emancipación, lo que implica destruir y deconstruir el aparato de Estado, las vanguardias no pueden compartir ni las finalidades ni los modos de funcionamiento de los partidos políticos. Tampoco pueden identificarse con las sectas políticas elitistas (en lo que cierta ultra-izquierda leninista, consejista e incluso situacionista se ha especializado durante las décadas pasadas) que se han considerado depositarias exclusivas de una verdad intangible, desde cuya altura juzgan el curso de la lucha de clases, a falta de poder tener una mínima participación.

Por el contrario, la estructura de estas vanguardias ajustarse estrictamente a principios federalistas. Porque en la misma medida en que deben convertirse en la punta del movimiento anticapitalista en su conjunto, su cabeza investigadora, sus estructuras y sus modos de funcionamiento deben prefigurar la sociedad comunista en tanto “libre asociación de los productores” (Marx).

De ahí la necesidad de la auto-gestión colectiva del poder en su seno con todo lo que ello implica: rotación de tareas, ausencia de funcionarios rentados vitalicios, circulación de la información, muy amplia democracia interna basada en la descentralización de la decisión y la acción, garantías a las minorías eventualmente opuestas a las decisiones mayoritarias, etc.

En cuanto a las funciones de las vanguardias, las mismas no pueden sino favorecer la auto-actividad del proletariado en la pluralidad de sus dimensiones: su auto-determinación (capacidad de elaborar su proyecto político, orientaciones programáticas, estrategias y tácticas en función de las relaciones de fuerza en la lucha de clases), su auto-organización (las formas de organización que permitían movilizarse como clase social y ejercer colectivamente su poder en tanto clase), su auto-reflexión (capacidad de elaborar por si misma su conciencia de clase) [[6]] En una palabra, la función de las vanguardias es trabajar estimulando y reforzando las capacidades de auto-emancipación del proletariado.

En esta misma medida, toda vanguardia está colocada en el corazón de una contradicción que debe tratar de manejar. Por una parte, debe buscar influenciar al movimiento social en su conjunto, proponiéndole (pero no imponiéndole) análisis teóricos, orientaciones estratégicas, modalidades organizativas, tácticas de lucha, etc. Mientras que, por otra parte, tratando precisamente de estimular y reforzar las capacidades de auto-actividad del proletariado, la vanguardia trabaja para lograr que su propia acción sea innecesaria. En suma, debe trabajar creando las condiciones de su propia desaparición.

Artículo publicado en La Breche Nº 4, octubre-noviembre-diciembre 2008, traducido para Herramienta por Aldo Casas.


[1]Sobre el modelo social-demócrata de movimiento obrero, que terminó imponiéndose sobre el desafortunado rival que fue el sindicalismo revolucionario, que floreció hacia la misma época, ver Entre Bourgeoisie et proletariat. Le mouvement ouvrier européen en crise. Editions Ouvrieres (Editions de l’Atelier), 1991.

[2] En la fuente histórica de la noción social-demócrata de partido de vanguardia, derivada de la confusión entre estado-mayor y vanguardia, existe sin dudas (como en otros muchos aspectos) la herencia burguesa del Iluminismo, en particular la idea de que el pueblo solo puede ser emancipado (conducido por el camino del Progreso) por una elite esclarecida. Esta idea se encuentra enraizada en todas las revoluciones burguesas, sobre todo en sus tendencias más radicales, que realizan la alianza temporal de algunos elementos de la burguesía con elementos de las clases populares (campesinos y proletarios). En la Revolución Francesa, por ejemplo, esta idea está en el corazón del jacobinismo.

[3] K. Marx, Tesis sobre Feuerbach.

[4] K. Marx, F. Engels, El manifiesto comunista, Buenos Aires, Ediciones Herramienta, 2008, pag. 41.

[5] Posiblemente habría que distinguir entre una vanguardia informal (lo que acabo de llamar polo de vanguardia), en cuyo seno existe necesariamente una pluralidad de vanguardias “formales” (grupos y organizaciones en posiciones de vanguardia).

[6] Sobre el conjunto de estos conceptos ver mi artículo “Elementos para una teoría de la auto-actividad del proletariado”, revista Carré Rouge Nº 34, París, 2005.

Como viejos amigos! Ricardo Olmos, Agosto 2020

El tiempo corría como los más veloces maratonistas de la época. No era para menos pues los días estaban llenos de mucha actividad política revolucionaria. Particularmente,  luego del golpe militar del 15 de octubre de 2009 y el ascenso de nuevos gobiernos locales en la conducción de la actividad política administrativa de los municipios, decisión que adoptó el PCS ante el vacío del poder generado.

Aunque la lucha ideológica en torno a las vías de ascenso al poder durante toda la década había sido intenso, las realidades sociales, políticas y la naturaleza de la acumulación de los frentes guerrilleros en algunos casos, planteaban con las incursiones realizadas por los comandos de diferentes fuerzas guerrilleras urbanas, la confirmación que una nueva época se preveía y la lucha revolucionaria entraría en el corto plazo a su máximo nivel.

Ya para esa época, los viejos militantes del PCS conocían de la actividad de Iván en la ciudad de Chalchuapa, pues se había desempeñado como dirigente estudiantil a lo largo de los cinco últimos años habiendo abarcado su rol desde del municipio de Ahuachapán, Turín Atiquizaya etc. con los municipios más cercanos a Chalchuapa y desde Metapán, Texistepeque, Santa Ana, etc. y ya para esa época de diciembre de 1999 como profesor destacado en el cantón El Coco y por las tardes con su actividad como estudiante universitario en el Centro Multidisciplinario de Occidente.

Esos roles le permitieron desarrollarse de manera rápida. La relación temprana entre camaradas con uno de sus mejores compañeros, integrantes de la misma célula con Lázaro Arias y Edmundo Nazario  fueron elementos claves para el desarrollo político precoz. De manera frecuente en su moto llevando en ancas a su “alma gemela”, compañero “Lachi” que fuera capturado, torturado y asesinado por los Escuadrones de la Muerte el 29 de mayo de 1979.

Al igual que Lachi se había formado una especie de una generación de nuevos compañeros profesores en Ciudad Normal “Alberto Masferrer” habiendo fundado para ese entonces el periódico “Horizonte” en la Ciudad Normal desarrollando amplias gestas de trabajo político. Y ya para finales, del año 1978 así como de diciembre del año 1980 en los Congresos de Andes 21 de Junio, un buen grupo de jóvenes había sido parte de la delegación del Departamento de Santa Ana que había marcado la urgente necesidad histórica de la unidad revolucionaria de la izquierda política y militar como asunto estratégico.

En el Congreso de 1978 fue una de las últimas oportunidades de escuchar al “Choco” Guerrero y a Lázaro Arias, conocer las capacidades teóricas y políticas de esos dirigentes de la izquierda política del PCS pues al día de hoy hacen falta camaradas con ese talante en el movimiento social y político salvadoreño.

El 24 de diciembre de ese mismo año de 1979 a eso de las 7:30 p.m. sin razón más que estar reunidos y para echarse unos tragos, y así aprovechar la platicadita sobre algunos temas compartimentados el “Seco” Julio Castro, Manuel Vallecillos, Oscarito Contreras, sin tener cita alguna, Santiago, el “Chinito” Jorge Aguilar sacó la botella de “Carta Vieja”, la puso en una mesita de centro de la pequeña habitación del mesón en donde vivía Vallecillos, ahí por la entrada al “callejón de los gatos”.

El más expresivo de todos era el “Seco” Julio que junto con el “Chinito” eran además los más vinculados con la dirección del partido a nivel local, departamental y nacional. Esa tarde fue una escuela sin reglas y como viejos amigos pues primó el diálogo y la reflexión crítica poniendo atención a esos “viejos” luchadores sociales que venían desde los años 60 desarrollando las diferentes, modalidades de trabajo político. Fue un encuentro inolvidable!

Ya para los primeros meses del año 1980 Iván, había sido elegido Secretario Municipal de Andes 21 de junio, en una coyuntura en la que los asesinatos de maestros era la constante y que marcó ese año; pues a lo largo del conflicto más de 240 maestros fueron vilmente asesinados.  

Al calor de los primeros tragos, el conversatorio se puso más interesante sobre qué pensábamos y si era preferible la renuncia de los gobiernos locales, el desarrollo de nuestras fuerzas político militares en el municipio, etc. Por cierto, para esa época, se tenía como Alcalde municipal interino, en la ciudad de Chalchuapa como representante del Partido a Michel Calderón, uno de los militantes más prestigiosos en la ciudad que fue también, posteriormente vilmente asesinado, solo por pensar diferente al régimen militar establecido.

Renunciar a los gobiernos locales fue como la condición para pasar a otras formas de lucha de manera unificada con las otras fuerzas políticas y militares de la izquierda. Con ello se enviaba el mejor mensaje político y construir condiciones para consolidar la unificación y de paso se enviaba un mensaje a la población de no representar a ningún gobierno represivo, tal como lo decían los hermanos revolucionarios de las otras organizaciones político militares. De esa manera el proceso de la unificación fue expedito lo que efectivamente se concretaba con la marcha histórica del 22 de enero de 1980.

La noche y la buena plática fueron dominando el ambiente, y ya para las nueve de la noche por cuestiones mínimas de seguridad Iván y Santiago fueron a dejar Oscarito a su respectiva vivienda, y luego el resto salió y se confundió con la noche.

Ya en el año 1979, para muchos comenzaron las labores de autodefensa armada y cualquier mitin, en cualquier parte del territorio, era clave la seguridad del personal que conducción política. Las labores de movilización y de denuncia nacional e internacional fueron vitales. Las modalidades de trabajo con las masas fueron modificándose, y pasaron a niveles de autodefensa, y nadie mostraba más que la disposición por continuar y desarrollar la lucha política, por otros medios. Fue así que ya para el 10 de enero de 1981, los políticos designados y aquellos que ya gozaban con instrucción militar fuera del país definían los teatros probables de guerra que se avecinaban en la ciudad de Chalchuapa.

Iván  con la experiencia acumulada y Santiago fueron los encargados de la conducción política de la ciudad para las gestas del 11 de enero de 1981. Desde hacía meses se tenían compas con pequeños campamentos móviles en el sur de la ciudad, principalmente desde San Juan Chiquito hasta Santa Rosa Senca. Por el lado norte de la ciudad, principalmente, por la calle del Arado hasta la finca de Don Miguel Portillo, a unos diez kilómetros de distancia, y que había sido lugar de prácticas constantes y de acumulación de compañeros que venían ya con instrucción militar.

Había comunicación con compañeros del Municipio de Cara Sucia y del Municipio de Atiquizaya que luego se les dio la instrucción de participar en esa gesta del 10 de enero de 1981 en el municipio de Santa Ana. Y otros que estaban ya en la ciudad en algunas casas de compas del Partido en el barrio Santa Cruz y las Ánimas, principalmente.

El 10 de enero de 1981 con la “ofensiva final” fue otra de las experiencias que se guardan en la memoria histórica siendo un proceso de acumulación, pues muchos “compas” acompañaron el proceso que se emprendió con la guerra civil, pudiendo a lo largo de los años estar en diferentes actividades de naturaleza político militar.

El “seco” Julio, seis años después, fue capturado y casi al mismo tiempo fue también capturado Santiago que fueron posteriormente liberados. El “seco” Julio tuvo que atender los problemas de salud fuera del país dadas las consecuencias de las constantes torturas infligidas por el enemigo, de las cuales no se pudo completamente recuperar habiendo dejado el ejemplo de su trabajo político revolucionario. Por su lado, Vallecillos fue capturado en el departamento de la Unión cuando realizaba trabajo logístico y ya nunca más apareció.

La lucha en efecto continuó y los resultados de la guerra motivaron para que luego con la ofensiva final “hasta el tope” de 1989 dio el marco general para los acuerdos de la finalización de la dictadura político militar fuera derrotada para dar paso al proceso democrático que vive el país.

Homenaje a Rafael Aguiñada Carranza en el 45 aniversario de su muerte. Domingo Santacruz. 18 de septiembre de 2020

I RECUERDOS SOBRE RAFAEL AGUIÑADA, EL CONTEXTO EN QUE LE CONOCÍ

A Rafael Aguiñada Carranza lo recuerdo como un destacado luchador social, como un  cuadro militante y dirigente revolucionario del Partido Comunista de El Salvador PCS, entregado por entero a las tareas organizativas y de construcción de un movimiento popular consciente de asumir la conducción del pueblo a la  lucha por un país y un mundo mucho más justo, más humano. En aquellos tiempos, de principios de los años 60 del Siglo XX, a pocos meses del triunfo de la Revolución Cubana, cuando lo escuchaba, me parecía tener frente a mí a un cuadro político muy seguro de sí mismo, muy seguro del camino que había escogido. Estoy consciente que las palabras no le abundaban mucho, especialmente para las y los compañeros mejor dotados de cualidades retóricas, pero lo poco que expresaba y por la fuerza y énfasis que ponía en sus palabras, eran suficientes para convencerse y convencer a los sectores sociales del movimiento obrero, a las capas medias asalariadas en situación paupérrima o casi paupérrima. 

Rafael no era propiamente un obrero, más bien era un técnico dibujante arquitectónico calificado, pero en sus venas corría sangre proletaria y se sentía orgulloso de poseerla.

Por referencias de compañeros que le conocieron antes y de él mismo, supe que sus primeros vínculos fuertes con el movimiento popular fueron en torno a la Confederación General de Trabajadores Salvadoreños surgida a finales de 1957, más concretamente, el 25 y 26 de septiembre, que fue el Congreso de fundación.  Aunque sus primeros pasos los realizó en la Asociación Juvenil 5 de noviembre de 1955, al menos es lo que recuerdo de las conversaciones que le escuchaba y ratificadas por referencias de otros compañeros que le trataron y han escrito sobre esa parte de su militancia política.

A Rafael me lo encontré en el PRAM a principios de 1959 y con esa bandera marchó en las filas del Frente Nacional de Orientación Cívica, FNOC, a finales de ese año, de donde no se desprendió y dentro del cual se originó la Columna 9 de Mayo del FUAR en 1961.

En la medida que fui adentrándome en las filas del Frente FNOC, Rafael permaneció siempre junto a Fernando Lizanne, Juan Ramirios, Jesús Paz, y otros compañeros. Coordinaba un equipo diseñador y productor de propaganda popular; se distinguía como el organizador, el capacitador y orientador de los responsables de propaganda de las Columnas del FUAR. Recuerdo muy bien sus intervenciones para asegurar que la propaganda que se producía llegara a las diferentes estructuras encargadas de recibirla y redistribuirla en cada una de las Columnas. Se movía como dirigente de la Columna 9 de Mayo y estaba vinculado estrechamente con Raúl Castellanos Figueroa, con Jorge Arias Gómez, con Schafik Hándal y con otros cuadros dirigentes.  Junto a Rafael funcionaba un colectivo de Propaganda que se esmeraba por ponerle corazón y mente a todo cuanto se producía y distribuía en materia de orientación política. Recuerdo a Fernando Lizanne, a un compañero de apellido Marchelly que le apoyaban y a Juan Ramirios, que era un experto en el manejo de mimeógrafos, pero también en diseño e impresión de carteles a dos y tres colores, impresos en mimeógrafos Stencil electrónicos.  Varios de los cuadros responsables de propaganda de las direcciones (Cabezas) de las  Columnas recibieron cursos de capacitación impartidos por Rafael, apoyado por Juan Ramirios y Fernando Lizanne. Al menos así se logró uniformar mucho la metodología de la producción, los repartos y pintas simultáneos en zonas asignadas previamente. Así estuvo funcionando el FUAR por año y medio hasta que apareció el agente policial encubierto Augusto Domínguez, que logró infiltrarse en el Comité Departamental del PCS de San Salvador. Desde esa posición, lógicamente, logra conocer la parte fundamental de la red de producción y distribución de propaganda, ocasionando daños de consideración en el aparato de propaganda del PCS, pero también del FUAR.

Rafael fue uno de los primeros cuadros que tomó parte en los debates a favor de la creación del FUAR y defendiendo la posición de Raúl Castellanos y de Schafik, frente a la oposición de Salvador Carpio en el CC del PCS. Desde su militancia en la Asociación 5 de noviembre y el FNOC, Rafael se forjó como un fogoso organizador de Grupos de Acción Revolucionaria, GAR, al grado que, en la estructura de la red de producción y distribución de propaganda, se ocupó en fomentarlos

  1. DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO ABRIL Y MAYO, (PRAM), AL FRENTE UNIDO DE ACCIÒN REVOLUCIONARIA, (FUAR).1959-1961.

Siguiendo los pasos de la experiencia reciente del PRAM-FNOC que jugaron un rol destacado en la lucha contra la dictadura militar, Rafael Aguiñada no vaciló en aplicarla con mucho entusiasmo para combatir la obstinada continuidad de la dictadura militar en nuestro país, surgida el 2 de diciembre de 1931, la cual debía enfrentar mediante la aplicación de una política de Frente Único integrado por todas las fuerzas sociales, políticas populares y democráticas del país. La decisión de crear el FUAR fue del Partido Comunista de El Salvador. Se trató de asegurar la  continuación del Frente Nacional de Orientación Cívica, FNOC, (1959-60). Solo que, a diferencia de éste, cuya estructura orgánica y de funcionamiento abierta, de movilización de masas, pluralista (amplio), tomaba las decisiones con el principio de consenso. El FUAR, en cambio, con objetivos políticos revolucionarios de cara al Poder, debía funcionar, bajo el centralismo democrático, combinando su accionar con formas de lucha abiertas o semi- abiertas, un paso importante en el proceso de construcción de un Frente Único, constituido por los elementos más conscientes de las diversas organizaciones de masas.

Bastaba, decía, asegurar el compromiso de luchar de las y los compañeros contra el imperialismo yanqui, contra sus lacayos y títeres nacionales, dependiendo del tipo de actividad laboral o política para poder ingresar a cualquiera de las Columnas que conformaban en la estructura orgánica del mismo.


Prácticamente, en ese tiempo, en nuestro país  no había sector social popular organizado que no tuviera su representación dentro de la estructura del FUAR. Estaban frescas las acciones políticas combativas del Frente Nacional de Orientación Cívica, FNOC, que seis meses antes había derrocado al Dictador José María Lemus y los tambores de la Revolución cubana del 1º. de enero de 1959 sonaban y vibraban en los corazones de las masas trabajadoras del pueblo salvadoreño. Diversos sectores sociales de nuestro país se sintieron contagiados y estimulados por la gesta heroica del pueblo cubano, del Movimiento 26 de Julio dirigido por el comandante Fidel Castro y otros compañeros revolucionarios, que expulsaron de Cuba al dictador Fulgencio Batista”.

En este marco, en El Salvador surge no solo el Partido Oficial, el Partido de Conciliación Nacional, PCN, como era la tradición dentro del sistema político imperante, que aspiraba facilitaba el paso de los militares a la silla presidencial. También surgió el Partido Demócrata Cristiano un par de meses antes, con planteamientos e ideas novedosas, derivadas del ambiente de reforma prevaleciente en la Iglesia Católica mundial, del cual surge el proceso del Concilio Vaticano II y con él la nueva Doctrina Social de la Iglesia.

El Mercado Común Centro Americano se abría paso en la región como parte del Modelo sustitutivo de Importaciones. La Oligarquía salvadoreña desafiaba las orientaciones reformistas de la Alianza para el Progreso, ALPRO, que la administración Kennedy de EE. UU. impulsaba para promover las medidas reformistas destinadas a enfrentar la crisis y la influencia de la Revolución Cubana. La Junta de Gobierno Cívico Militar surgida de la caída del gobierno de José M. Lemus que apenas tuvo una duración de tres meses, fue sustituida por el Directorio Militar del 25 de enero de 1961, que se interpuso para reactivar la dictadura militar.

Dicho Directorio se vio en dificultades de aceptar las reformas que debía impulsar, aunque necesarias, ellas significaban un claro desafío a la dictadura, porque esas reformas que eran las indicaciones del norte afectaban la estructura económica de la oligarquía.  Además, en ese tiempo apareció el Concilio Vaticano II con la nueva doctrina social de la Iglesia Católica que resonaban fuertes en un país convulsionado que coincidió con el programa de la Administración Kennedy que se afanaba para atenuar el auge revolucionario de las masas entusiasmadas por la Revolución cubana. El Directorio no tuvo más remedio que abrirle paso a una política de zanahoria y garrote como táctica para manejar las posiciones recalcitrantes de una Oligarquía obstinada y una administración USA empeñada en detener la influencia revolucionaria cubana.

El 20 de mayo de 1962 tuvo lugar la 3ra. Plenaria Nacional, la reunión se llevó a cabo en el Edificio Chaín, lugar donde funcionaba la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de El Salvador. Este Edificio estaba ubicado frente a la venta de vehículos y repuestos Chrysler sobre la Calle Rubén Darío, entre la 23 y 21 Av. Sur.

Rafael Aguiñada realizó trabajo de preparación organizativo para asegurar la asistencia a esta plenaria, que sobrepasaba las 100 personas, de las 7 estructuras o llamadas “Columnas” del FUAR; además, había una mínima representación del Consejo Nacional y del Comité Ejecutivo Nacional, los organismos de dirección que estaban obligados a participar por derecho propio y uno o dos invitados especiales. Recuerdo a Roberto Carias Delgado, que fungía como Secretario General del Partido Revolucionario Abril y Mayo, PRAM. Tratándose de una reunión clandestina, era una buena cantidad de personas, cuya organización y preparación significó un plan especial, minuciosamente elaborado: una parte debía entrar y dormir en el local; cada grupo de columna tenía asignado un tiempo, el cual debía respetarse disciplinadamente, de tal manera que en ese lapso debían entrar dos personas cada 2 minutos, con máximo de 3 minutos de espacio. Eso no podía violarse por ningún motivo, había que ser muy estricto. Los puntos de Agenda principales del evento, que recuerdo: Informe de la situación política nacional e internacional, el cual fue presentado por Juan (Schafik). Roberto Carias Delgado tuvo una breve intervención relativa a su participación en la reciente Conferencia Mundial por La Paz y el Desarme, realizada en Moscú, así como de los encuentros en su paso por Conakry, con el jefe del gobierno de Sekou Toure.

En el análisis de la situación nacional se destacaron, entre otras cosas: las fuertes contradicciones entre los grandes terratenientes y otros sectores conservadores exacerbadas por las políticas de la administración de J. F. Kennedy de los EE.UU. con su Programa Alianza para el Progreso, ALPRO. En esos días ya estaba anunciada la visita al país, de su coordinador general para América Latina, el señor TEODORO MOSCOSO.

Rafael Aguiñada fue uno de los cuadros dirigentes de apoyo a Schafik Hándal, quien tuvo a su cargo la organización y coordinación de  la Columna “9 de Mayo”, originada del seno del PRAM. Por ello Rafael Aguiñada Carranza fue uno de los delegados a la III Plenaria Nacional, junto con Raúl Castellanos Figueroa, Tirso Canales, Fernando Lisanne, Raúl Padilla Vela., etc.

  • OFENSIVA DEL SINDICALISMO LIBRE DE LOS EE. UU. EN EL SALVADOR

Las décadas de los años 50 y 60 fueron decisivos para el imperialismo norteamericano en la lucha contra el movimiento sindical revolucionario a nivel internacional. En 1962 la administración norteamericana creó el Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre, IASDL, el cual apoyaba los planes de la ORIT encaminados a debilitar el trabajo revolucionario en los sindicatos y gremios, contando con el apoyo del gobierno y la  dictadura militar. En el informe internacional quedó dicho que el Instituto estava formado por conocidos elementos empresariales norteamericanos. (La constitución del CONSEJO DIRECTIVO  DEL Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre, IADSL:

  • JOHN P. GRACE, PREIDENTE (ACCIONISTA PRINCIPAL DE WR-GRACE AND CO, DIRECTOR RESPONSABLE DE LOS ASUNTOS INTERAMERICANOS DE AFL-CIO, AGENTE DE LA INTERNATIONAL ORGANIZATION DIVISION (IOD) DE LA CIA (CLANDESTINA); DIRECTOR DEL CENTRO DE ENTRENAMIENTO SINDICAL DEL FONT ROYAL, DONDE LA CIA INVIERTE EL 90 % DE LOS COSTOS; INVERSIONISTA CON GRANDES CAPITALES EN A. L.
  • BERENT FRISTE, ACCIONISTA Y HOMBRE DE CONFIANZA DE ROCKEFELLER;
  • JOHN TRIPPS, PRESIDENTE DE PAA AMERICAN;
  • CHARLES ARIENKERHOF, PRESIDENTE DE ANACONDA, LA PRRINCIPAL EMPRESA MINERA DE COBRE EN  CHILE;
  • SERAFINO RUMUALDI, SECRETARIO GENERAL DE LA ORIT, AGENTE DE LA CIA. Y JOHN D. ROCKEFELLER, DE GENERALES CONOCIDAS).

Rafael Aguiñada Carranza pasó a la Comisión Nacional Sindical del PCS, se ocupó de los lineamientos divisionistas y liquidacioncitas de la ORIT y del IADSL orientados a los sindicatos y gremios de pensamiento revolucionario. Los organismos yanquis  se apoyaban en las políticas represivas gubernamentales y al mismo tiempo, creando y dirigiendo la organización paralela en los tres niveles organizativos: los sindicatos, federaciones y confederaciones.

 El PCS contaba con la CGTS bastante diezmada, con apenas 7 de los más de 40 sindicatos que la formaron, pero  resistieron la embestida imperialista. Con esa membresía sindical ni siquiera se podía defender como una Federación y menos como Confederación. La ORIT comenzó su trabajo en los años 50, creando la Confederación General de Sindicatos, CGS, en 1958, su dependiente. Con el financiamiento de la AFL-CIO y de la ORIT apoyados por dirigentes patronales, René Barrios Amaya, el Chele Saravia, el Negro Rodríguez y otros elementos vendidos, que habían traicionado a su clase para apoyar las orientaciones imperialistas en el seno del movimiento sindical.

Como respuesta, los trabajadores, bajo la orientación del PCS, crearon el Comité de Unidad Sindical de El Salvador, CUSS, en 1963, con dos orientaciones concretas: dar la pelea por organizar nuevos sindicatos, y tratar de arrancarle a la CGS todos aquellos sindicatos que se fueron engañados con la complicidad de sus dirigentes corruptos. Un poco más tarde apareció otra orientación encaminada a trabajar y preparar condiciones para disputar las direcciones de los sindicatos controlados por las Federaciones corruptas afiliadas o no en la CGS. Varios Grupos de Acción Revolucionaria (GAR) surgieron al interior de dichas organizaciones, lo que permitió, en este ambiente, en medio de mucha euforia revolucionaria, el surgimiento y fortalecimiento del FUAR.

  • VIAJE A LA ESCUELA DE CUADROS DE MOSCÚ

En agosto de 1963 viajó a la Escuela de Cuadros de Moscú, junto con  Carlos “El Ratón” Hidalgo, El Chiquitín Alfonso García, Armando Herrera, Toño Díaz, (Benjamín), Alfredo Acosta Díaz y otros. En los estudios de dos años se encontraba cuando recibió en 1964 noticias sobre su ratificación como miembro del Comité Central y miembro suplente de la CP, en las resoluciones del V Congreso del PCS. Su regreso al país tuvo lugar a finales de 1965, en tiempo de negociaciones con dirigentes del PAR para aprovechar las reformas al sistema electoral del país a realizarse en el año 1966.

Meses después nos enteramos que el Chele Aguiñada había sido designado para integrar la fórmula electoral del PAR Nueva Línea, para el Consejo Municipal de la ciudad de San Salvador.

4. PARTICIPACIÓN EN CAMPAÑA ELECTORAL DEL PAR-NVA. LÍNEA

En las reuniones preparativas para las elecciones municipales de 1966 se organizaron varios grupos de apoyo en los temas de seguridad, organización, comunicaciones, movilización, etc. Rafael formó parte del Comité Departamental del PCS de San Salvador y yo también. Ahí se conoció la decisión de la CP del PCS de los aspectos fundamentales de la campaña electoral. El candidato a alcalde era el Dr. Napoleón Rodríguez Ruiz, el Síndico era Rafael Aguiñada Carranza, y el resto recuerdo los nombres de Carlos el Ratón Hidalgo, Dr. Roberto Bracamonte, el locutor de la Voz de América y otros.

Para el grueso de la militancia del PCS esta campaña electoral era la primera asumida por el partido, aunque algunos sabíamos que hubo en el pasado algunos ensayos, siempre con el PAR. La experiencia obtenida con el FNOC y el FUAR, en los años recientes, logramos estructurar varios organismos de apoyo para defender la participación abierta y legal, para enfrentar la ofensiva de los carros patrullas y otros medios de los cuerpos de seguridad. Casi toda la actividad se realizaba con cuadros activistas voluntarios, sin salarios ni alimentos, pero hubo mucho entusiasmo. La principal propaganda se realizaba en vehículos automotores con equipos de sonido, así como con material impreso.

Los locales del PRAM en varios municipios sirvieron para el PAR Nueva Línea. Los mítines relámpagos fueron empleados, acompañados de activistas para repartir materiales y proteger los equipos de sonidos y los oradores. Rafael Aguiñada tuvo oportunidad de lucirse como orador por primera vez y el Ratón Hidalgo explotó con los estudios que había realizado sobre el origen de los Partidos Demócrata Cristianos.

La experiencia realizada fue evaluada con buenos resultados, aunque con más de 400 presos políticos y varios vehículos confiscados por la Policía Nacional. Además, la jornada fue una grata experiencia para realizar una agitación política que elevó sustancialmente el pensamiento político de amplias masas populares.

Inmediatamente después fueron estructuradas las medidas organizativas, de comunicación, divulgación, movilización

La siguiente campaña electoral de 1967 fue presidencial, con la fórmula de los Dres. Fabio Castillo Figueroa y Ángel Góchez Castro. En ella, la participación de Rafael Aguiñada fue como candidato a Diputado a la Asamblea Legislativa.

II.-PARTICIPACIÓN EN EL VI CONGRESO DEL PCS: 30 agosto 1970

El VI Congreso se realiza el 30 de agosto de 1970. Fue convocado en la casa del veterano Virgilio Guerra. El ambiente político que prevalecía en la base del partido era la crisis interna que dio origen a dudas por la renuncia de Cayetano Carpio, las cuales fueron correctamente abordadas, aclaradas y reorientado el trabajo político contra la dictadura y el imperialismo norteamericano.

El CC electo lo colocó en la Comisión Política del partido y lo asignó al frente de la Comisión Nacional de Organización. También formó parte del secretariado del Comité Central, junto con Schafik y Alfredo Acosta. En octubre de 1970 le fue encomendada la tarea de viajar a Hungría, junto con Raúl Castellanos Figueroa para atender tareas en la Comisión surgida de la reunión de los Partidos Comunistas y Obreros del reciente encuentro internacional en Moscú. Lamentablemente, Rafael Aguiñada no pudo cumplir  la misión debido a crisis de salud sufrida por Raúl Castellanos que tuvo que viajar a revisión a Moscú, lugar donde falleció el 29 de octubre de 1970.

En los debates del VI Congreso se abordaron los problemas político-ideológicos que ocasionaron la renuncia de Salvador Cayetano Carpio y Rafael Aguiñada tomó parte, habiendo señalado parte de los debates con el secretario general en torno a su participación en el proceso electoral del PAR Nueva Línea en las jornadas de los años 1966-67. Su labor fue evaluada por las y los delegados de forma positiva, pero también su  rol jugado en el movimiento sindical y gremial.

2.- DURANTE EL VIRAJE ORGANIZATIVO E IDEOLÓGICO DEL PCS

Rafael Aguiñada libró las batallas organizativas e ideológicas del PCS en las bases sindicales dirigidas por los comunistas, además de las propias en los organismos de dirección. En los sindicatos de la FUSS se encontró con Carlos Alberto (El Ratón) Hidalgo, quien como hemos dicho antes, fue parte del grupo de estudiantes que junto con Rafael viajó a la Escuela de Cuadros de Moscú. A su regreso al país, en su calidad de experto negociador de conflictos, el  ratón cayó en casos de corrupción de negociar para fines personales algunos de los conflictos de compañeros que al sentirse traicionados lo denunciaron y hasta abandonaron las filas sindicales. Haciendo uso de su capacidad teórica deformada y de su capacidad ya como Abogado, Hidalgo fue uno de los cuadros que mayor daño provocó en las filas sindicales. Por eso fue enfrentado por algunos de nosotros y particularmente por Rafael, que lo conoció y trató mucho más. Por eso se sintió con todo el derecho y la solvencia de desenmascararlo frente a los trabajadores, en los activos y congresos sindicales.

El Ratón, al sentirse derrotado prefirió cambiar la afiliación del Sindicato de Tipógrafos de la FUSS y llevarlo a FENASTRAS. Pero no era lo único negativo, también se reunía y conspiraba en compañía del Cuche Zaldívar y con otros dirigentes corruptos de Fesincontrans y CGS en contra de la FUSS, FESTIATSCES y más tarde contra la CUTS. Para nosotros fue un elemento que entró a la corrupción, pero para otra organización fue un traidor y le aplicó la medida militar cuando fue nombrado por la Primera Junta de Gobierno presidente de la Lotería Nacional en 1980. También confrontó con Carlos Marín, uno de los veteranos del sindicato de Sastres, que prefirió retirarse cuando recibió las primeras críticas por su actitud poco agresiva en el trabajo, por su descuido y casi desprecio en estudiar para enseñar a otros, adoptando una posición acomodada, prefirió replegarse y renunciar de su calidad de veterano dirigente de los sastres,  cuya militancia sindical venía desde los tiempos del UNT (1944)- CROSS (1947-51) y de la CGTS (1957-62),  elegido a miembro del Comité Central y de la Comisión Política del PCS por el V Congreso en 1964. Este compañero contaba con importantes méritos para mantenerse y ganar el reconocimiento de sus compañeros, pero no fue lo suficientemente maduro para aceptar los señalamientos críticos por los viejos métodos espontáneos en el seno de los sindicatos. No se fue con Carpio en 1970 porque también fue uno de los elementos criticados por él, pese a su anterior rol de apoyo para convertirlo en secretario general del PCS no tuvo más que rendirse y retirarse.

Otros cuadros veteranos, como Hipólito Calles de UTF, Carlos Quijano de los zapateros, Alfredo Torres, de Camas Capri, aunque no ejercieron una oposición abierta en contra del PCS sí la aplicaron contra Rafael Aguiñada, argumentando los métodos duros de éste, pero en realidad fueron diferencias de lineamientos políticos e ideológicos.  Otros menos negativos, como Antonio V. Constanza, el tipógrafo de apellido Rojas, con sus méritos ganados por muchos años, se dejaron influenciar y anduvieron por el sendero del licor y otros vicios. Varias compañeras de la industria del Vestido, las costureras, y de otras ramas, se incorporaron con mucho coraje en apoyo a esta línea de trabajo y orientación. Con varios otros hicimos no pocos esfuerzos por convencerlos a rectificar, pensando en reeducarlos y ganarlos a ser parte del proceso de rectificación.

Rafael cumplió muy bien su misión. Desde que recibió la orientación de asumir la responsabilidad de dirigir el trabajo sindical, lo primero que hizo fue afiliarse a un sindicato y tratar de ganarse el derecho de entrada a la Federación Sindical de El Salvador.  Poco a poco se ganó el espacio para optar al cargo de Secretario General de la FUSS, venciendo los argumentos de quienes se oponían a que el PCS ganara una mayor influencia en los sindicatos. Estos compañeros enfermos del economismo acusaban a la Comisión Política y a quien hablara en su nombre, de imposición, de paracaidistas. Así definían estos compañeros, el esfuerzo de la CP que se empeñó en derrotar la influencia del economismo en los sindicatos revolucionarios e independientes. Rafael, con nuestro apoyo y respaldo de la Dirección del PCS le declaró la guerra a la política divisionista y liquidacioncita de la ORIT-y a su Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre, IADSL.

Con su apoyo montamos la Escuela de Formación de Cuadros Sindicales en el local 630 de las federaciones para contrarrestar el espontaneísmo economista de algunos de los compañeros veteranos. Mediante ese esfuerzo y otras medidas de sustitución de cuadros dirigentes de los sindicatos, se enfrentaron sin descanso contra quienes solo pensaban y se dedicaban a tareas sindicales y rechazaban cumplir tareas políticas. Desenmascaró a quienes negaban los conflictos laborales buscando  negociaciones en el Ministerio de Trabajo, negándole el papel y el derecho de las y los trabajadores y la conveniencia de movilizarse y desarrollar su capacidad de lucha contra los malos empresarios. Esto explica el desplazamiento de Julio César Castro Belloso y de otros cuadros sindicales de la dirección de la FUSS y FESTIAVSCES sin desplazarlos de las Directivas Federales de las mismas.

La pelea por el viraje en el partido continuaba, como parte del proceso de rectificación orgánica, comenzando por resolver la elección de  Schafik como secretario general del PCS, y realizar algunos cambios de responsabilidades individuales de la misma Comisión Política. En 1973 Rafael Aguiñada Carranza pasó a conducir la Comisión Nacional Sindical, dejando la Comisión de Organización bajo la dirección de Alfredo Acosta Díaz, a cada una de las cuales fueron asignados compañeros de dirección nacional e intermedia y otros militantes veteranos con experiencia. A Schafik siempre le quedó, ya  como Secretario General, la  coordinación tanto del Secretariado como la Comisión Política. Durante algún tiempo se percibía la coordinación de ambos organismos con agendas separadas, pero con el tiempo se fue dando el fenómeno de la concentración de funciones que hubo que atender.

“El viraje político planteado por la Dirección del PCS en 1973 fue de carácter orgánico, pero también  ideológico. No era fácil  tratar de aplicar los principios revolucionarios al interior del Partido, procurando estimular su aplicación  en el movimiento sindical y popular de ese entonces, de tal manera que ejercieran peso en contra  de  las principales desviaciones del apoliticismo que se fue convirtiendo en anacrónico. Era una vieja herencia que, dejada por veteranos dirigentes, pasando por Salvador Cayetano Carpio, como el economismo, el sectarismo, el legalismo y el dogmatismo. Pero la dedicación principal del esfuerzo estaba dirigida al interior del partido, no solo para lograr un funcionamiento partidario desde la dirección a la base, sino, sobre todo, en la reorientación de la estrategia revolucionaria hacia el poder que el partido debía tener y ejecutar, asumiendo el papel constructor y conductor del movimiento popular y social. En las discusiones sobre  la aplicación  del centralismo democrático, recuerdo las exigencias de muchos militantes por poner el concepto de manera inversa, democracia con centralismo, creyendo ingenuamente que con sólo invertirlo se corregiría. Se hacía bastante énfasis sobre la dirección colectiva, recomendando no repetir los errores cometidos por el mismo Secretariado en varios momentos al asumir hasta las funciones centralizadas de la Comisión Política y del Comité Central.

 Así fueron desfilando en la discusión los temas de la disciplina, la crítica y autocrítica y de la célula, que  fue de mucha utilidad  para definir la estructura fundamental del Partido, pensando en la necesidad de vincularse con las bases populares y de éstas asegurar los mejores métodos de reclutamiento de las y los elementos para el Partido. Por supuesto, la crítica fundamental recayó en los organismos nacionales de dirección del Partido. Otros  temas relacionados con la Construcción y Desarrollo del Partido se relacionaron con la composición social y la formación política ideológica del mismo.

El diagnóstico presentado por Schafik puso sobre la mesa una realidad aparentemente oculta pero que todo el mundo la percibía: la mayoría de los organismos contaba con un  mayor porcentaje de elementos “no proletarios” y cómo ese detalle se reflejaba en la misma Dirección del Partido, sobre ella se descargaba el mayor centro de la crítica. De acá sale la conclusión de orientar un crecimiento dirigido hacia las y los trabajadores fabriles y otros sectores claves como la juventud, las mujeres y el campesinado y la intelectualidad revolucionaria. En ese sentido, debíamos convencernos de que el crecimiento y desarrollo del partido no consistía únicamente en el reclutamiento solo por el hecho de ser proletario, o por aparentar serlo. El crecimiento debía responder al trabajo con la gente, al tipo de  relación que trae esa persona con su sector social organizado, si se trata de un activista, de una persona luchadora o simplemente de un sindicalista pasivo sin influencia demostrada en la lucha junto a esas masas trabajadoras. Además, de su identificación y acción consciente a favor de los intereses de las amplias masas populares”

“Un poco más tarde, en los momentos de discusión sobre la  crisis y los avances de la escalada neofascista o claramente fascista, recuerdo que Schafik sometió a discusión en la Comisión Política, como algo urgente, la necesidad de acelerar la ejecución de las tareas sobre el crecimiento del partido a nivel nacional, acompañada de una disputa de la conducción de las amplias masas populares amenazadas con intentos reformistas de derecha, emanados en la misma burguesía y el gobierno. Para el área rural, por ejemplo, estaba planteada la idea de una Central de trabajadores rurales y lo mismo para las masas organizadas en las federaciones de sindicatos afines y sindicatos independientes. El Partido estaba obligado a dar respuestas claras para desafiar esos retos del viraje en el partido. Así, como parte del proceso de definición del viraje, además de resolver la elección de Schafik como secretario general del PCS, se aprovecha la coyuntura para realizar algunos cambios de responsabilidades individuales de la misma Comisión Política. Rafael Aguiñada Carranza pasó a conducir la Comisión Nacional Sindical, dejando la Comisión de Organización bajo la coordinación de Alfredo Acosta, a cada una de las cuales fueron asignados compañeros de dirección y militantes veteranos con experiencia. A Emilio como Secretario General le correspondía conducir tanto el Secretariado como la Comisión Política”. (Idem, p.13)

3.- LA CONSTRUCCIÓN DE LA CENTRAL ÚNICA DE TRABAJADORES DE EL SALVADOR, CUTS.

La tarea de construir la central única de trabajadoras fue parte de las orientaciones estratégicas de la Dirección Nacional del PCS. Todos los organismos inferiores y comisiones nacionales del PCS tenían orientaciones de ejecutar dicha decisión. Las discusiones que teníamos en la Comisión Nacional Sindical, CNS, casi siempre nos enfrentábamos a los argumentos con enfoques negativos, de que no se podía hacer nada. En el fondo, algunos de estos compañeros buscaban convencernos de que dejáramos las cosas tal como estaban. Algunos miembros de la CP nos reuníamos antes para ponernos de acuerdo en las medidas a tomar, más que perder el tiempo en discusiones estériles.

Contando con el apoyo de muchos militantes y de la misma CP, Rafael se lanzó al ruedo, organizando la participación de la militancia partidaria en los Activos Sindicales de cada sindicato, en las asambleas y Juntas Directivas, pensando en las dos federaciones nuestras, pero luego en FENASTRAS, después de haberla desafiliado de la CGS. Rafael demostró poseer no solo la capacidad sino la decisión y disposición de enfrentar al enemigo en este terreno, disputarles la dirección y conducción del movimiento obrero, sin dejar de lado la lucha hasta con algunos de nuestros anquilosados cuadros sindicales. En esos momentos nos enfrentábamos a varios compañeros que habían caído en las garras del oportunismo de derecha que los arrastraba a las desviaciones del acomodamiento y hasta del apoliticismo en el movimiento.

Para enfrentar estos problemas no bastaba tener la visión política estratégica, la teoría sobre el proyecto popular, sino la valentía, la decisión y los métodos apropiados para enfrentar al enemigo, enfrentar al oportunismo de derecha sin dejar de tratar de recuperar a los elementos ganables y depurar a quienes no fuera posible mantener.

Claro, la vida demostró que Rafael carecía del mejor método, él mismo estaba consciente de ello. Su temperamento y su modo de ser chocaban con otros compañeros con temperamentos iguales o peores al suyo. Pero lo acompañamos, le dimos respaldo, varios compañeros de la CP y del CC nos dimos cita en los activos y congresos sindicales para abrirle paso a las nuevas orientaciones de la Dirección del Partido. Rafael cumplió muy bien su misión. Lo primero que hizo fue afiliarse a un sindicato y tratar de ganarse el derecho de entrada a la Federación Sindical de El Salvador.  Poco a poco se ganó el espacio para optar al cargo de Secretario General de la FUSS, venciendo los argumentos de quienes se oponían a que el PCS ganara una mayor influencia en los sindicatos.

Estos compañeros enfermos del economismo acusaban a la Comisión Política de imposición, de paracaidistas. Así definían estos compañeros, el esfuerzo de la CP por sacar de la influencia del economismo a los sindicatos revolucionarios e independientes. Rafael, con nuestro apoyo y respaldo de la Dirección del PCS le declaró la guerra a la política divisionista de la ORIT- IADSL, al economismo, se enfrentó sin descanso contra quienes solo pensaban y se dedicaban a tareas sindicales y rechazaban cumplir tareas políticas. Desenmascaró a quienes solamente buscaban resolver los conflictos laborales en negociaciones en el Ministerio de Trabajo, negándole el papel y el derecho de las y los trabajadores y la conveniencia de movilizarse y desarrollar su capacidad de lucha contra los malos empresarios. Esto explica el desplazamiento de Julio César Castro Belloso y de otros cuadros sindicales de la conducción de la FUSS, sin desplazarlo de la Directiva Federal de la misma.

La misma suerte corren otros compañeros como Carlos Marín y Carlos Alberto (El Ratón) Hidalgo y Alfredo Torres del sindicato de muebles Capri, que no fue capaz de soportar las críticas de sus compañeros y prefirió adoptar una posición de oposición cerrada a la influencia del PCS en los sindicatos. Otros cuadros veteranos, aunque no ejercieron una oposición abierta en contra del PCS sí la aplicaron contra Rafael, argumentando los métodos duros de éste, pero en realidad fueron diferencias de lineamientos políticos. Carlos Quijano, Antonio V. Constanza, el mismo Hipólito Calles, con sus méritos, se dejaron influenciar y anduvieron por este sendero. Con varios de ellos hicimos no pocos esfuerzos por convencerlos a rectificar, pensando en reeducarlos y ganarlos a ser parte del proceso de rectificación, pero fracasamos. Uno de los veteranos, Carlos Marín, que prefirió retirarse cuando recibió las primeras críticas a su conducta poco agresiva y acomodada fue el veterano dirigente de los sastres, cuya militancia sindical venía desde los tiempos del UNT (1944)- CROSS (1948) y de la CGTS (1957), que fue elegido a miembro de la Comisión Política por el V Congreso. Este compañero contaba con importantes méritos para mantenerse y ganar el reconocimiento de sus compañeros, pero no fue lo suficientemente maduro para aceptar los señalamientos críticos por su acomodamiento a los viejos métodos espontáneos el seno de los sindicatos “

 El Oso Belloso era un cuadro sindical originario de Santa Ana y de la industria de la construcción, que se había formado a finales de los años 50, fue dirigente de la Confederación General de Trabajadores Salvadoreños, CGTS, creada en 1957. El, junto con Felipe Cativo y Antonio Velasco Iglesias fueron dirigentes de la CGTS. Eran cuadros sindicales del Comité Central quienes junto con Carlos El Ratón Hidalgo, y otros compañeros constituían el equipo principal del PCS en el movimiento sindical. Carlos Hidalgo, después de haber regresado de la URSS estudia Derecho, supuestamente para desarrollar una mejor asesoría jurídica al servicio de  los trabajadores, una idea muy buena, pero en realidad esa capacidad  la utilizó para beneficio personal. No fueron pocos los casos denunciados en su contra, como el hecho de vender los juicios laborales a los empresarios, cobrando sus honorarios a cambio de indemnización de los compañeros sindicalistas despedidos. El grupo anti PCS se fue conformando con el zapatero Carlos Quijano, Alfredo Torres, e Hipólito Calles, con el cual el Oso Belloso fue intensificando su relación.

Además de esta práctica unipartidaria se fue desarrollando una relación con el Cuche Felipe A. Zaldívar, dirigente del Sindicato Unión de Trabajadores de la Construcción, SUTC, claramente identificada con el Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre, IADSL, relación que lo afectó políticamente hasta degradarlo en términos de confianza con los trabajadores. Fue una lástima, pues el Oso fue uno de los pocos dirigentes que se enfrentó a la dictadura por muchos años en defensa de los intereses de las y los trabajadores”.

 En el medio sindical también participaba el veterano y militante comunista Raúl Padilla Vela, maestro de generaciones de revolucionarios, reclutador nato, un excelente reclutador y organizador del partido. No era por gusto que los compañeros y compañeras, de forma cariñosa le decían “Guacalada”. Raúl en sus charlas explicaba su llega al PCS a mediado de los años 50, en las luchas contra la dictadura de los coroneles Osorio y José María Lemus. Raúl contaba que venía de la época de otro de los veteranos comunistas, el Chino Carlos Ramírez. Raúl era profesor de secundaria, de Física, alguien estudioso, agitador político de barricada, junto con Tirso Canales, Pedro Mancía Cerritos, Roberto Armijo, Gabriel Gallegos Valdez, a quien cariñosamente le decíamos “Gaby” y por supuesto, Raúl Castellanos Figueroa, Raúl formó parte del equipo organizador del Partido Revolucionario Abril y Mayo, PRAM, en 1959.

Estando Rafael Aguiñada en la coordinación de la Comisión Sindical del PCS, Alfredo Acosta al frente de comisión Nacional de Organización, CNO,  en el marco de visión estratégica de construir un amplio movimiento popular nacional y una alianza política con las diversas fuerzas democráticas, la tarea trazada por la conducción del Partido en el movimiento sindical fue la de avanzar hacia la construcción de la Central Única de Trabajadores Salvadoreños, CUTS, mediante procesos de unidad entre la Federación Unitaria Sindical de El Salvador, FUSS, la Federación Salvadoreña de Trabajadores de la Industria del Alimento, Vestido, Textil, Similares y Conexos de El Salvador, FESTIAVTSCES, y la Federación Nacional de Sindicatos de Trabajadores Salvadoreños, FENASTRAS y algunos sindicatos independientes como el  Sindicato de Trabajadores de la Industria Textil STIUSA. Varios compañeros comunistas afiliados en algunos sindicatos le apoyaron mucho a Rafael en esta importante tarea. Me atrevo a mencionar algunos nombres pidiendo disculpas por no mencionarlos a todas y todos.

Por ejemplo, Ricardo Martínez, conocido cariñosamente como el Chele Foremost, un sólido dirigente del sindicato de la empresa lechera Foremost, que luego ascendió a la secretaría general de Fenastras: Jorge Mendoza Santos del sindicato de Cines y teatros; Jorge Alberto Morán Cornejo, conocido como el Beatle; Concha Marina y otras compañeras del sindicato de costureras y de la industria textil; Juan Edito Genovés del sindicato de la industria de la construcción; Adán Chicas, del sindicato de empleados particulares, etc. Los debates ideológicos crearon malestar en algunos compañeros que se consideraban caciques del movimiento sindical desde los tiempos de la CGTS. Las capturas de compañeros por los cuerpos de seguridad en ese tiempo y por los interrogatorios a que eran sometidos, daban pistas para creer la existencia de planes siniestros por parte del enemigo.  En esas tareas de construcción de la Central Sindical andaba el Rafael Aguiñada cuando fue emboscado y lo asesinaron en la esquina de la octava avenida norte y tercena calle oriente, al costado nor-poniente del mercado cuartel. La primera reacción nuestra fue culpar al gobierno y a sus cuerpos de seguridad. Sin embargo, lo mataron los mismos elementos sectarios del grupo militarista que antes había asesinado a Roque Dalton. Eso quedó plenamente comprobado en su tiempo. Rafael manejaba un carro verde oscuro marca Volvo.

Esa noche del 26 de septiembre de 1975 quedó grabada en la memoria del movimiento sindical como la más grave y abominable agresión de uno de los dirigentes mas queridos. Para el PCS significaba una pérdida muy sensible. Se trataba de un miembro de la Comisión Política del Comité Central, Diputado por el UDN-UNO en la Asamblea Legislativa y Secretario General de la Federación Unitaria Sindical de El Salvador, FUSS. A esas alturas no teníamos una mínima idea de que Rafael era el segundo dirigente asesinado. Jorge Alberto Morán Corneja, el Vétale, también había sido asesinado por los mismos asesinos el 23 de agosto de 1974, un poco más de un año antes. Siendo responsable de la Comisión Sindical, Rafael Aguiñada debía ser reemplazado inmediatamente para no interrumpir el proceso de unificación del movimiento sindical independiente, lo sustituyó en la Comisión Sindical, Adán Chicas, un veterano cuadro obrero forjado en las luchas del FUAR desde principios de los años sesenta.

 Rafael fue bastante crítico, dicho sea de paso, contra la concentración de funciones en una sola persona u organismo que por lo general conducen a debilidades y deformaciones de la democracia interna y del principio del centralismo democrático, ya que desfigura y desnaturaliza el carácter democrático que nos debe caracterizar como fuerza política revolucionaria. En este punto no había discrepancias en su definición teórica, ni en la Comisión Sindical ni en los activos sindicales, ni en la dirección del partido. El problema surgía a la hora del desempeño, cuando operaba   la influencia de la fuerza de la costumbre, afectando el equilibrio entre la necesaria centralización de un movimiento revolucionario y al mismo tiempo una voluntad única surgida del principio democrático, que asegura la legitimidad de la conducción y sus decisiones.

Los enfrentamientos con cuadros apoltronados y en proceso de descomposición; apoyos y oposición: Julio César Castro Belloso, Adán Chicas, Bernardo Cárcamo, Ricardo Martínez, varias compañeras y otros compañeros del Activo Sindical (Chacalín, Mario Rivera, Concha Marina y su esposo, Constanza, Miguel Cea, Juan Edito Genovés, Morán de Santa Ana, y varios otros cuadros sindicales, algunos militantes del PC y otros.

Sin embargo, Rafael estaba consciente de las graves limitaciones del movimiento sindical que el PCS había logrado construir y conducir hasta ese momento, estaba consciente que no era fácil combatir la influencia de la ORIT- IADSL, tampoco sería fácil vencer el miedo a la represión de la dictadura. Rafael tenía en cuenta la tendencia de algunos de nuestros dirigentes sindicales a tratar de resolver los conflictos en el escritorio o en las negociaciones con el Ministerio de Trabajo. Por eso Rafael planteaba, este trabajo no puede ser responsabilidad sólo de la Comisión Nacional Sindical, sino de la militancia del PCS a nivel nacional.

Carlos Alberto (El Ratón) Hidalgo, como hemos dicho antes, fue parte del grupo de estudiantes que junto con Rafael viajó a la Escuela de Cuadros de Moscú. A su regreso al país, en su calidad de experto negociador de conflictos, cayó en no pocos casos de corrupción de negociar para fines personales algunos de los conflictos de compañeros que al sentirse traicionados lo denunciaron y hasta abandonaron las filas sindicales. Haciendo uso de su capacidad teórica deformada y de su capacidad ya como Abogado, Hidalgo fue uno de los cuadros que mayor daño provocó en las filas sindicales. Por eso fue enfrentado por algunos de nosotros y particularmente por Rafael, que lo conoció y trató mucho más. Por eso Rafael se sintió con todo el derecho y la solvencia de desenmascararlo frente a los trabajadores, en los activos y congresos sindicales.

Carlos Marín, uno de los veteranos del sindicato de Sastres, que prefirió retirarse cuando recibió las primeras críticas por su actitud poco agresiva en el trabajo, por su descuido y casi desprecio en estudiar para enseñar a otros, adoptando una posición acomodada, prefirió replegarse y renunciar a su calidad de veterano dirigente de los sastres,  cuya militancia sindical venía desde los tiempos del UNT (1944)- CROSS (1947-51) y de la CGTS (1957-62),  elegido a miembro del Comité Central y de la Comisión Política del PCS por el V Congreso en 1964. Este compañero contaba con importantes méritos para mantenerse y ganar el reconocimiento de sus compañeros, pero no fue lo suficientemente maduro para aceptar los señalamientos críticos por los viejos métodos espontáneos en el seno de los sindicatos. No se fue con Carpio en 1970 porque también fue uno de los elementos criticados por él, no tuvo más que rendirse y retirarse.

Otros cuadros veteranos, como Hipólito Calles de UTF, Carlos Quijano de los zapateros, Alfredo Torres, de Camas Capri, aunque no ejercieron una oposición abierta en contra del PCS sí la aplicaron contra Rafael Aguiñada, argumentando los métodos duros de éste, pero en realidad fueron diferencias de lineamientos políticos.  Otros menos negativos, como Antonio V. Constanza, el tipógrafo de apellido Rojas, con sus méritos ganados por muchos años, se dejaron influenciar y anduvieron por el sendero del licor y otros vicios. Varias compañeras de la industria del Vestido, las costureras, y de otras ramas, se incorporaron con mucho coraje en apoyo a esta línea de trabajo y orientación. Con varios otros hicimos no pocos esfuerzos por convencerlos a rectificar, pensando en reeducarlos y ganarlos a ser parte del proceso de rectificación.

III.- ¿QUIÉNES Y POR QUÉ ASESINARON A RAFAEL AGUIÑADA CARRANZA?

1.- TESTIMONIO DE ANGEL MARIO FLORES

En los años 70 del siglo pasado, como se sabe, nos enfrentábamos a una estrategia de escalada militar fascista impulsada por la Dictadura Militar. Eran muy frecuentes las capturas de los activistas y dirigentes políticos y del movimiento popular. Las torturas como método de ablandamiento o de quiebre de la moral revolucionaria estaba en pleno apogeo. No era nada extraño que alguno de nuestros compañeros desapareciera y apareciera, si tenía suerte, expulsado del país. Rafael Aguiñada fue capturado y expulsado varias veces en esos tiempos y apareciera en Guatemala o Nicaragua, de donde organizábamos su retorno como algo normal. Varios de nuestros cuadros activistas habían desaparecido y nunca fueron encontrados, tales fueron los casos de Carlos Humberto Rivera en 1971, del Chiquitín Alfonso García y del pelón Torres en 1970, los casos de Luis Moreno de San Martín, de Aparicio y Urbina en 1973-74, el caso de Jorge Alberto Morán Cornejo, el “Beatle” en agosto de 1974, para solo mencionar algunos casos. Muchos de nosotros habíamos sufrido la terrible experiencia de los secuestros y torturas salvajes.

Por eso, cuando Rafael, el “Chele” Aguiñada, como le decíamos sus amigos, fue emboscado la noche del 26 de septiembre de 1975, la primera reacción y nuestra respuesta inmediata fue condenar a los cuerpos de seguridad de la tiranía. Nuestro periódico “Vos Popular” y otras publicaciones de medios amigos y de derecha, abundaron en detalles con los señalamientos que hicimos a la Dictadura Militar.  Nunca pasó por nuestra mente la idea de que Rafael pudiera ser asesinado por una organización de izquierda, aún y a pesar de las profundas diferencias políticas e ideológicas que nos separaban y nos mantenían enfrentados, no tenía sentido. Claro que estaba el antecedente del asesinato de Roque Dalton y de Pancho, como también los atentados fallidos y la persecución que sufrieron algunos compañeros por comandos del ERP que se habían separado de él producto de las graves desviaciones sufridas por los dirigentes del ERP en esos meses recientes.

Esos casos de Roque y Pancho fueron muy lamentables y duramente condenados por el PCS, pues casi de inmediato tuvimos información de que fueron ejecutados por diferencias ideológicas y justificadas con falsas acusaciones. En nuestros análisis sacamos conclusiones de que Roque Dalton había sido víctima de una mano criminal posiblemente ordenada por los servicios de inteligencia enemigos infiltrados dentro de esa organización. Pero en el caso de Rafael no nos atrevimos a señalar con el dedo en esa dirección, no obstante haber leído algunas de sus publicaciones en donde se señalaba al Partido Comunista de El Salvador como el enemigo principal que debía ser apartado, quitarlo como el principal obstáculo para hacer la revolución.

Algunas publicaciones posteriores de la RN y del mismo ERP nos fueron dando otras señales que nos indujeron a ciertas sospechas, pero no llegamos a contar con pruebas contundentes para sacar las conclusiones de señalarlos como responsables. Los cuerpos de seguridad echaron al vuelo algunas conjeturas que nos llamaron la atención: “hay fuertes indicios de que los subversivos se están matando entre ellos” Recuerdo los rostros sonrientes de algunos agentes vestidos de civil cuando nos miramos frente a frente en los momentos de sacar el cuerpo de Jorge Alberto Morán Cornejo de las aguas del Río Acelhuate.

 Sentía en su mirada el dedo acusador. Así pasaron los años. Hasta que Ángel Mario Flores, un viejo militante del UDN, que servía de anfitrión para los encuentros entre el ERP y el PCS, decidió hablar y revelarnos el secreto que mantenía compartimentado supuestamente para proteger a sus hijas de una posible represalia si revelaba la información. De mi parte, lo confieso, no le había puesto mucho cuidado que este viejo compañero pudiera tener una información tan compartimentada y me sorprendió cuando al marcharse Jorge Meléndez, se me acerca y me pide unos minutos para plantear un asunto delicado. Tomé asiento y preparé una pequeña libreta por si era necesario tomar nota.

Ángel Mario, que se encontraba solo en ese momento, también se sienta y comienza con un relato que me puso, como decimos los salvadoreños, los pelos de punta. “Mire camarada, me dijo, acabo de escuchar las palabras del compañero que acaba de retirarse y de momento me ha entrado una preocupación de que pudiera repetirse una reacción delicada de los compañeros del ERP en contra del PCS. No me dio tiempo a preguntarle nada, pues a continuación me traslada un testimonio con detalles imposibles de olvidar sobre los preparativos para el ajusticiamiento de un Diputado, parte de los cuales se realizaron en su casa de residencia de la ciudad de San Miguel en el año 1975.

Entre los detalles que anoté ese día tengo bien grabado lo siguiente: “A mi casa llegó un  grupo de 3 compañeros, que habían sido citados por el compañero  Balta, quien se hizo presente minutos después, para recibir instrucciones sobre una tarea revolucionaria: ajusticiar al  Diputado revisionista Rafael Aguiñada Carranza”.  Cuya ejecución debía realizarse por la noche del día siguiente, el 26 de septiembre. Dos compañeros debían esperar su salida del local sindical de la UTF, verificar la ruta que casi siempre seguía después de las reuniones de ese local y una vez confirmada, debía emboscarse en el lugar convenido. Un vehículo le obstruía el paso y los dos compañeros debían asegurar la ejecución sin perdida de tiempo y desaparecer de la zona. Al preguntarle detalles sobre la identidad de Balta, si se trataba del mismo comandante del ERP de nombre Juan Ramón Medrano, la respuesta fue afirmativa. “Si, se trata de Juan Ramón, él fue quien llegó a mi casa a dar las instrucciones. Ese hecho político no me ha dejado tranquilo durante todos estos años, fue su respuesta”.

¿Por qué hasta hoy nos está informando sobre este crimen compañero Flores? ¿Por qué tuvo que esperar cuatro años para informarnos sobre un hecho tan grave?

_Por miedo, por temor, no tanto por mi seguridad, sino por la seguridad de mis dos hijas. Una de ellas en ese tiempo era militante del ERP, la otra, la menor, militaba en las FPL. Debo aclararle, camarada, me dijo, como deseando una comprensión benévola de mi parte por ocultarnos la información, en esos momentos de la instrucción del comando yo no sabía a quién iban a ajusticiar. Eso lo supe después de los hechos, hasta el día 27 de septiembre, cuando los medios informaron algunos detalles que coincidieron con las instrucciones de Juan Ramón Medrano.

Esta información me impactó tremendamente, provocándome una indignación muy difícil de controlar, y no pude evitar hacerle un fuerte y duro reclamo al compañero Flores por habernos ocultado una información tan grave y delicada como esa que estaba trasladando 4 años después.

Varias veces nos habíamos encontrado con Jorge Meléndez y Sonia Medina en su casa, primero en la casa conocida como El Palomar, en la segunda avenida norte, casi enfrente de la calle 5 de noviembre, y después en la Colonia Santa Úrsula, ubicada al final de la 25 avenida sur.  Cada mes o cada dos meses, según lo conveníamos, nos dábamos cita en casa de Ángel Mario, que nos facilitaba su casa con mucho agrado, pensando en lo maravilloso que sería si lográramos la unidad de nuestras fuerzas. Pero sucedió el Golpe de la Juventud Militar del 15 de octubre de 1979; el Foro Popular recibió la propuesta del Comité Permanente de la Fuerza Armada, COPEFA, encabezada por los coroneles Arnoldo Majano y Abdul Gutiérrez, así como por los Capitanes Mena Sandoval, Vladimir Cruz Cruz, entre otros, a participar con ellos en la llamada Primera Junta  Revolucionaria de Gobierno. Sobre este hecho político se ha dicho y escrito bastante y no voy a repetir.

Lo que recuerdo sobre este hecho repudiable realizado por  la vieja Dirección del ERP, que resultó ser un reducido grupo militarista sectario que se había enquistado en la dirección de esa organización,  fueron varias de sus publicaciones en donde no era muy difícil llegar a la conclusión de que al calificar al PCS como el enemigo principal y como el obstáculo principal para realizar la revolución,  esa información proporcionada por el compañero Ángel Mario encajaba plenamente con su visión terrorista y contrarrevolucionaria de liquidar a los principales obstáculos para realizar sus planes de una grande y dudosa reputación.  Es más, le pregunté a Ángel Mario si sabía algo sobre el asesinato de Jorge Alberto Morán Cornejo y de otros compañeros asesinados años después, que se denunciaron como asesinatos de los Escuadrones de la Muerte.  Estaba pensando en los Profesores Orlando Guerrero Chamul, en Lázaro de Jesús Arias, de Salvador Sánchez Hidalgo y de otros camaradas. Ángel Mario se quedó pensando, confrontó fechas, me preguntó sobre los detalles de algunos de los compañeros asesinados y en su información quedó en firme que el asesinato de Jorge Alberto Morán Cornejo, que fue a finales de agosto de 1974, me dijo, si fue ejecutado por el comando del ERP.

Le aclaré que Jorge Alberto, conocido cariñosamente como “El Beatle”(1), era dirigente de la Federación Sindical de Trabajadores de la Industria del  Alimento Vestido Similares y Conexos, de El Salvador, FESTIAVTSCES y había sido asesinado el 23 de Agosto de 1974. Con el testimonio de Ángel Mario nos quedaba la sensación de que los asesinos podían ser los mismos, aunque la modalidad operativa fuese similar a la utilizada por los cuerpos de seguridad. Pero la información proporcionada por el compañero Ángel Mario quedo confirmada, los asesinos de Jorge Alberto fueron instruidos en su casa de la ciudad de San Miguel. Lo raro es que apareció la noticia de que la Policía Nacional había presentado pruebas extrajudiciales sacadas a base de torturas, en donde habían logrado que 4 elementos del hampa reconocieran la autoría del asesinato de Morán Cornejo, cuando un tipo de apellido Durán Salamanca los amenazó con matarlos si revelaban el plan, eso era común en esos tiempos. (1) Voz Popular había informado en su Edición No 4 del 3 de octubre de 1974, una versión proporcionada por la viuda de Morán Cornejo de que “ninguna de esas personas son las que sacaron a su esposo de su casa de habitación”

La Comisión Política del Comité Central del PCS que fue convocada recibió esta información en todos sus detalles. Todos quienes participamos en dicha reunión, escucharon la información, se analizaron todos los casos conocidos: Morán Cornejo, Roque Dalton (2), Armando Arteaga y Rafael Aguiñada Carranza. Se adoptaron algunas medidas de seguridad para evitar sorpresas. Era bastante lamentable y complicada la situación que se presentaba por cuanto teníamos acuerdos del VII Congreso del PCS de apostarle a la lucha por la Unidad de la Izquierda Revolucionaria y hasta recuerdo que habíamos acordado no responder ante ninguna provocación que pusiera en riesgo esa decisión.  Pero al conocer este testimonio, la CP tomó el acuerdo de dejar en suspenso todo contacto con el ERP, así como conversarlo con los compañeros de la Dirección de la RN para observar reacciones y posibles comentarios que dejasen en duda algunos de los hechos denunciados. Fue Schafik quien conversó con Neto Jovel sobre este delicado asunto, cuando ambos se encontraron en La Habana en ocasión del primer encuentro unitario del 17 de diciembre de 1979, de donde salió la Coordinadora Político Militar.

 Por cierto, al analizar el tema de la forma de cómo continuar los esfuerzos unitarios en el futuro inmediato, ambos coincidieron con la preocupación de que este elemento pudiera enfrascarnos con métodos militares para  dirimir diferencias políticas al interior de la Coordinadora. Nuestra Comisión Política adoptó la posición de oponerse al ingreso del ERP si éste no reconociera públicamente la responsabilidad en los hechos señalados, debían ser reconocidos frente a testigos y, además, el compromiso a desterrar de sus filas este método para dilucidar diferencias. Pero este elemento fue incorporado como preocupación seria en el caso se presentará el ingreso del ERP a la Unidad, porque no existía la menor confianza en que cumpliera.

(2) Con respecto al caso de Roque Dalton, en octubre de 1979 ya contábamos con información básica, y, sobre todo, la declaración del mismo ERP de asumir la autoría del asesinato, aunque desconocíamos detalles sobre los debates que marchaban hacia una división interna. No abundaban mucho, pero nos llegaban algunas publicaciones y algunas informaciones de amigos dentro de dicha organización que completaban el confuso panorama que se estaba configurando en su interior.

Después del doloroso y condenable crimen del ERP cometido en contra de Roque Dalton y de Armando Arteaga, ampliamente denunciado en el plano nacional e internacional, se desvanecieron completamente las reservas que algunos sectores pudiesen seguir abrigando de que un crimen tan abominable como ese pudiese cometerse a nombre de la revolución, respaldado por una Dirección Colectiva. Con el surgimiento de la RN y sus  publicaciones, como “Por La Causa Proletaria”, “El Combatiente”, y otros, fue aclarando el escenario que permitió entender.

Conocimos en “Por La Causa Proletaria” No 25 de Marzo-Abril de 1976 y otras publicaciones, en donde algo se da a conocer sobre el proceso de división interna, sobre el asalto al poder interno por el grupo militarista, sin dar a conocer los nombres, pero que poco a poco fueron apareciendo en el transcurso del tiempo. La RN habla de que ese problema se inicia a mediados de 1974, principios de 1975. “El grupo de la camarilla militarista comienza en la práctica a negar el partido, a negar la necesidad de ligarnos a las masas… a negar el predominio de lo político sobre lo militar” (3) “En el mes de enero de 1975, transcurre para la dirección nacional en un profundo proceso de lucha ideológica… las posiciones militaristas  no presentan argumentos ideológicos ni políticos, y se sostienen a base de declaraciones cada vez más radicales, aventureras y voluntaristas” (pág. 15, Por la Causa Proletaria. No. 25 marzo- abril 1976).

2.- ACEPTACIÓN A MEDIAS DEL ERP PREVIA  LA REUNIÓN DE CREACIÓN DE LA DRU-22 MAYO 1980

Después de dos cartas dirigidas a las organizaciones de la Coordinadora Político Militar en los meses de enero a marzo de 1980, en donde solicitaba le aceptaran su ingreso a la unidad, y teniendo en cuenta las sugerencias recibidas del comandante Fidel Castro, quien ofreció las condiciones en Cuba para realizar el encuentro y algo similar recibido del Frente Sandinista de Liberación Nacional, proponiendo la inclusión del ERP a la unidad. Después de agotar reuniones previas la RN y el PCS se tomaron las decisiones de aceptar bajo la condición de realizar bilaterales previas con la delegación del ERP, en La Habana, antes de la reunión. Schafik Hándal y Domingo Santacruz fueron a cubrir la reunión.

“Se acordaron bilaterales  previas entre las organizaciones, es decir, entre RN y ERP y entre ERP y el PC. En la bilateral con el PCS, Joaquín Villalobos y Ana Guadalupe Martínez, quienes representaron al ERP ante la DRU, aceptaron sin discusión haber asesinado al dirigente sindical comunista JORGE ALBERTO MORÁN CORNEJO, conocido como El Beatle. El crimen había sido cometido después de haberlo sacado de su casa de habitación el día 23 de agosto de 1974. Fue un asesinato cobarde al estilo de los cuerpos policiales. Con respecto al caso de Rafael Aguiñada al principio no lo aceptaron abiertamente, pero en la medida que fuimos proporcionando los detalles de la forma de cómo  obtuvimos la información, de que fue el comandante Balta quien se reunió con el comando que ejecutó la misión en una casa de personas amigas, en San Miguel. Luego, otras personas amigas nos hicieron llegar los datos del Taxi, número de Placa y hasta de la casa donde lo tuvieron escondido por varios meses.” (El Rostro Oculto del comandante Marcial, Pág. 24, DS)

3.- PUBLICACIÒN DEL ERP DE 1975, CON EL TÌTULO “EL PODER NACE DEL FUSIL, EN EL CAPÌTULO I CON EL TÌTULO “SURGE EL EJÈRCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO”, EN LA 4ª. PAGINA SE DICE: “Combatimos también al Partido Comunista Salvadoreño para eliminar su influencia nociva en las masas”.

Al conocer esta información no quedó ninguna duda de que el PCS, al igual que la RN con el caso de Roque Dalton, también fue víctima, en ese tiempo, del sectarismo militarista de la dirección del ERP. El Beatle Morán Cornejo fue asesinado el 23 de agosto de 1974, Roque Dalton el 10 de mayo de 1975 y Rafael Aguiñada Carranza el  26 de septiembre de 1975.  La Dirección del PCS y las organizaciones sindicales y populares  se equivocaron al responsabilizar a la Dictadura de los crímenes de sus militantes. Quién sabe si en el fondo, algunos de los autores ya cumplían orientaciones del enemigo para destruir al movimiento popular. Basta ver el papel que jugaron después Joaquín Villalobos, Ana Guadalupe Martínez, Alejandro Rivas Mira y otros de esa talla. En el proceso de la unidad de la izquierda en El Salvador, este tema de la inclusión del ERP no estuvo ausente. Tanto el 17 de diciembre de 1979 durante la creación de la Coordinadora Político Militar, CPM, como en LA CONSTITUCIÒN DE LA DRU, EL 22-05-80, el problema fue planteado por las direcciones de la RN y el PCS. En esta ocasión, JOAQUIN VILLALOBOS Y ANA GUADALUPE MARTÌNEZ fueron emplazados a responder por los crímenes y a renunciar a tales métodos. AMBOS, AL ACEPTAR EL CRIMEN, ASUMIERON EL COMPROMISO A ERRADICAR LAS PRÀCTICAS MILITARISTAS PARA RESOLVER DIFERENCIAS POLÌTICAS E IDEOLÒGICAS.

26-09-75= ASESINATO DE RAFAEL AGUIÑADA CARRANZA, MIEMBRO DE LA COMISIÒN POLÍTICA DEL PCS, DIPUTADO DEL PARTIDO UDN-UNO, SECRETARIO GENERAL DE LA FUSS, ORGANIZADOR DE LA CENTRAL ÚNICA DE TRABAJADORES SALVADOREÑOS, (CUTS). SEGGÙN TESTIMONIO DEL TESTIGO MARIO ANGEL FLORES, PADRE DE UNA MILITANTE DEL ERP, DECIDIÒ CONFESAR, QUE, EN SU CASA, EN LA CIUDAD DE SAN MIGUEL, SE REUNIÒ EL COMANDO ENCARGADO DE EJECUTAR EL CRIMEN.  TESTIFICÓ QUE EL RESPONSABLE DE HABER DADO LAS INSTRUCCIONES DE “AJUSTICIAMIENTO A UN DIPUTADO DE LA ASAMBLEA LEGISLATIVA (QUE RESULTÓ SER RAFAEL AGUIÑADA CARRANZA) ESTUVO A CARGO DEL COMANDANTE “BALTA”, UN MIEMBRO PROMINENTE DE LA DIRECCIÒN DEL ERP, ES DECIR, DE JUAN RAMÒN MEDRANO. TAMBIÉN DE OTRO DIRIGENTE SINDICAL  JORGE ALBERETO MORAN CORNEJO, (EL “BEATLE”), LA INFORMACIÒN LA PROPORCIONÓ EL SEÑOR FLORES UNA SEMANA DESPUES DEL GOLPE DE ESTADO REALIZADO POR LA JUVENTUD MILITAR EL 15 DE OCTUBRE DE 1979.

4.- DURANTE EL VIRAJE DEL PCS

La pelea por el viraje del partido continuaba, como parte del proceso de rectificación orgánica e ideológica, comenzando por resolver la elección de  Schafik como secretario general del CC del PCS, y realizar algunos cambios de responsabilidades individuales de la misma Comisión Política. En los cambios en 1973 Rafael Aguiñada Carranza pasó a dirigir la Comisión Nacional Sindical, dejando la Comisión de Organización bajo la dirección de Alfredo Acosta Díaz, a cada una de las cuales fueron asignados compañeros de dirección nacional e intermedia y otros militantes veteranos con experiencia. A Schafik siempre le quedó, ya  como Secretario General, la  coordinación tanto del Secretariado como la Comisión Política. Durante algún tiempo se percibía la coordinación de ambos organismos con agendas separadas, pero con el tiempo se fue dando el fenómeno de la concentración de funciones que hubo que atender.

Rafael Aguiñada Carranza se vio involucrado en el viraje político planteado por la Dirección del PCS en 1973, el cual fue de carácter orgánico, pero también  ideológico. No era fácil  tratar de aplicar los principios revolucionarios al interior del Partido, procurando estimular su aplicación  en el movimiento sindical y popular de ese entonces, de tal manera que ejercieran peso en contra  de  las principales desviaciones del apoliticismo que se fue convirtiendo en algo anacrónico. Era una vieja herencia que, dejada por veteranos dirigentes, pasando por Salvador Cayetano Carpio, como el economismo, el sectarismo, el legalismo y el dogmatismo. Pero la dedicación principal del esfuerzo estaba dirigida al interior del partido, no solo para lograr un funcionamiento partidario desde la dirección a la base, sino, sobre todo, en la reorientación de la estrategia revolucionaria hacia el poder que el partido debía tener y ejecutar, asumiendo el papel constructor y conductor del movimiento social popular. En las discusiones sobre  la aplicación  del centralismo democrático, recuerdo las exigencias de muchos militantes por poner el concepto de manera inversa, democracia con centralismo, creyendo ingenuamente que con sólo invertirlo se corregiría. Se hacía bastante énfasis sobre la dirección colectiva, recomendando no repetir los errores cometidos por el viejo Secretariado en varios momentos al asumir hasta las funciones centralizadas de la Comisión Política y del Comité Central.

 Así fueron desfilando en la discusión los temas de la disciplina revolucionaria, la crítica y autocrítica, desde la célula, que  fue de mucha utilidad  para definir la estructura fundamental del Partido, pensando en la necesidad de vincularse con las bases populares y de éstas asegurar los mejores métodos de reclutamiento de las y los elementos para el Partido. Por supuesto, la crítica fundamental recayó en los organismos nacionales de dirección del Partido. Otros  temas relacionados con la Construcción y Desarrollo del Partido se relacionaron con la composición social y la formación política ideológica del mismo.

El diagnóstico del PCS presentado por Schafik puso sobre la mesa una realidad aparentemente oculta pero que todo el mundo la percibía: la mayoría de los organismos contaba con un  mayor porcentaje de elementos “no proletarios” y cómo ese detalle se reflejaba en la misma Dirección del Partido, sobre ella se descargaba el mayor centro de la crítica. De acá salió la conclusión de orientar un crecimiento dirigido hacia las y los trabajadores fabriles y otros sectores claves como la juventud, las mujeres, el campesinado y la intelectualidad revolucionaria. En ese sentido, debíamos convencernos de que el crecimiento y desarrollo del partido no consistía únicamente en el reclutamiento solo por el hecho de ser proletario, o por aparentar serlo. El crecimiento debía responder al trabajo con la gente, al tipo de  relación que trae esa persona con su sector social organizado, si se trata de un activista, de una persona luchadora o simplemente de un sindicalista pasivo sin influencia demostrada en la lucha junto a esas masas trabajadoras. Además, de su identificación y acción consciente a favor de los intereses de las amplias masas populares.

“Un poco más tarde, en los momentos de discusión sobre la  crisis y los avances de la escalada neofascista o claramente fascista, recuerdo que Schafik sometió a discusión en la Comisión Política, como algo urgente, la necesidad de acelerar la ejecución de las tareas sobre el crecimiento del partido a nivel nacional, acompañada de una disputa de la conducción de las amplias masas populares amenazadas con intentos reformistas de derecha, emanados en la misma burguesía y el gobierno. Para el área rural, por ejemplo, estaba planteada la idea de una Central de trabajadores rurales y lo mismo para las masas organizadas en las federaciones de sindicatos afines y sindicatos independientes. El Partido estaba obligado a dar respuestas claras para desafiar esos retos.

En las discusiones que teníamos en la Comisión Nacional Sindical, CNS, casi siempre nos enfrentábamos a los argumentos con enfoques negativos, supuestamente apolíticos, de que no se podía hacer nada. En el fondo, algunos de estos compañeros buscaban convencernos de que dejáramos las cosas tal como estaban. Algunos miembros de la CP nos reuníamos antes para ponernos de acuerdo en las medidas a tomar, más que perder el tiempo en discusiones estériles. Contando con el apoyo de muchos militantes y de la misma CP, Rafael se lanzó al ruedo, organizando la participación de la militancia partidaria en los Activos Sindicales de cada sindicato, en las asambleas y Juntas Directivas, pensando en las dos federaciones nuestras, pero luego en FENASTRAS, después de haberla desafiliado de la CGS. Rafael demostró poseer no solo la capacidad sino la decisión y disposición de enfrentar al enemigo en este terreno, disputarles la dirección y conducción del movimiento obrero, sin dejar de lado la lucha hasta con algunos de nuestros anquilosados cuadros sindicales. En esos momentos nos enfrentábamos a varios compañeros que habían caído en las garras del oportunismo de derecha que los arrastraba a las desviaciones del acomodamiento y hasta del apoliticismo en el movimiento. Por ejemplo, poco a poco se fueron acostumbrando a negociar los conflictos laborales en el Ministerio de Trabajo y en no pocas ocasiones con los propietarios de las empresas.

 Para enfrentar estos problemas no bastaba tener la visión política estratégica, la teoría sobre el proyecto popular, sino la valentía, la decisión y los métodos apropiados para enfrentar al enemigo, enfrentar al oportunismo de derecha sin dejar de tratar de recuperar a los elementos ganables y depurar a quienes no fuera posible mantener.

Claro, la vida demostró que Rafael carecía del mejor método, él mismo estaba consciente de ello. Su temperamento y su modo de ser chocaban con otros compañeros con temperamentos iguales o peores al suyo. Pero poseía la justeza, la visión estratégica, las orientaciones políticas surgidas de los colectivos sindicales  partidarios, por eso recibió el apoyo y acompañamiento, le dimos respaldo, varios compañeros de la CP y del CC nos dimos cita en los activos y congresos sindicales para abrirle paso a las nuevas orientaciones de la Dirección del Partido.

LA HEROICA FAMILIA AGUIÑADA CARRANZA

La lucha revolucionaria de El Salvador contra la dictadura militar de 60 años ocasionó centenares de miles de mujeres y hombres asesinados, desaparecidos, caídos en combates. Los organismos de Derechos Humanos manejaron aproximadamente 75.000 personas muertas y desaparecidas, sin incluir a las y los caídos en combate de ambos ejércitos. Basta revisar los informes y reportes diarios y mensuales de las cinco organizaciones del FMLN y de los organismos señalados para darse cuenta de realidad de los 20 años de la guerra popular revolucionaria.

La familia de Rafael Aguiñada Carranza aportó en la lucha política y en el conflicto armado con no menos de 10 personas, comenzando  con los asesinatos de Oscar Gilberto Martínez Carranza y Saúl Santiago Contreras, torturados y asesinados en 1968; Rafael, asesinado en 1976; Rafael Aguiñada Deras, asesinado en 1981; Alex, hijo de Mario Aguiñada C; Galia, hija de Rafael y Fabricio, esposo de Dinora Aguiñada Deras, todas y todos vinculados al PCS. En otras informaciones aparecen personas familiares que también fueron víctimas de la represión y de la lucha revolucionaria. Mas de 50 años de represión de la dictadura militar que vertió el odio contra el pueblo, en defensa de los intereses de la clase dominante se descargó contra militantes del PCS, dirigentes sindicales y personas que se atrevieron a expresar su solidaridad con la huelga de los maestros y de las y los trabajadores salvadoreños.
Fueron mártires del Partido Comunista, capturados, torturados, asesinados y “despedazados por torturadores de la extinta Guardia Nacional, por su combativa solidaridad con la primera gran huelga de los maestros salvadoreños, que inició en febrero de 1968.”

Introducción a Reflexiones sobre el poder popular. Miguel Mazzeo y Fernando Stratta

Introducción. Sobre lo popular

Lejos de toda idealización romántica hay que reconocer que lo popular es un campo heterogéneo y contradictorio. Está habitado por las predisposiciones que contribuyen con la reproducción del sistema de dominación como también por aquellas que lo cuestionan, por las “patologías mórbidas” y las “orientaciones sanas”, al decir de Paul Ricoeur.

En el medio se extiende una zona gris que, según las coyunturas históricas, es más o menos ancha, una faja cuyos confines pueden progresar hacia uno u otro espectro. Toda política que tenga como horizonte la transformación radical de la sociedad debe cabalgar esa contradicción y transitar una región barrosa, remisa a los purismos metodológicos y las rémoras dogmáticas.

Zona media, confines y espectros son aquí metáforas estrictas, remiten a una geografía de la conciencia. Estamos muy lejos de toda composición binaria, típica de los esquemas militares y de la izquierda más tosca. Hablamos de una contradicción dialéctica, constitutiva de lo popular y de la condición subalterna: la humanidad deshumanizada, la insubordinación subordinada, la definición indefinida.

De esta manera lo popular remite a un locus donde imperan múltiples paradojas, que suelen ser negadas, o padecidas como un abismo insondable, por una parte del activismo de izquierda que se aferra a la falsa seguridad de sus parámetros idealistas.

A su vez, existen diferencias al interior de las predisposiciones

reproductivas y las cuestionadoras.

Podemos identificar entonces un modo populista y un modo popular de la intervención política popular. Para no confundir, denominaremos al segundo modo socialista.

Pero aclaramos que, en sentido estricto, se trata de modalidades con proyección socialista, del socialismo como latencia y esperanza. No estamos hablando de definiciones ideológicas, programas políticos, planes, consignas, etc. De todas formas, suponemos que queda claro de qué hablamos cuando decimos campo popular, una cualidad extensible pero no por eso ilimitada.

Ambos modos parten de la identificación de dicotomías.

Pero en el caso del populismo se instituye un conflicto falso o de segundo orden, o un conflicto cuya politicidad termina siendo velada, preservando la armonía de fondo y la reproducción del sistema. Por el contrario, en el caso del socialismo las dicotomías que valen son las sustantivas, aunque los

polos puedan presentar delimitaciones un tanto indefinidas.

Los procesos sociales y políticos son dinámicos y pueden redefinir esas fronteras, pueden ampliarlas o achicarlas, pero siempre dentro de límites más estrictos. Esos límites son sociales y se fundan en la certeza de que la burguesía no tiene afinidades sustantivas con las clases subalternas.

Precisamente uno de los rasgos definitorios del modo socialista de la política popular es la necesidad de articular lo político con lo social (subalterno), de pensar y hacer política con un fundamento social, de ahí la idea de enlazar y proyectar experiencias de socialismo práctico desarrolladas por las clases subalternas, de ahí el trabajo tendiente a develar

la politicidad de los conflictos, incluyendo los cotidianos.

Por cierto, se trata de una preocupación ajena al populismo, que concibe al pueblo como sujeto prepolítico y recurre al esencialismo o a las articulaciones meramente discursivas.

Las intervenciones políticas populistas buscan resolver las contradicciones sustantivas en función de los intereses estratégicos y de largo plazo de las clases dominantes.

Despliegan un conjunto de maniobras digestivas, instauran mediaciones. No otro es el papel histórico de los árbitros de la paz social, aunque ocasionalmente alimenten algún conflicto o restituyan algún derecho popular conculcado. Por lo general la invocación a lo popular constituye una forma de celebrar alguna alienación y de ocultar la manipulación.

Para el populismo, pueblo es la fórmula que conjura la lucha de clases.

La intervención populista instituye formas de pseudoparticipación

o participación en áreas marginales, sin poder decisorio, y exige por lo tanto la mediación de caudillos o elites.

El populismo es una aventura vertical, y por lo tanto sus formas no crean capital social. Para el populismo la significación universal “viene de afuera” (lo mismo que el “horizonte”) y sirve para reforzar la hegemonía burguesa. El populismo es la atracción de las clases dominantes para la

“profunda penetración” de las clases subalternas. Es evidente

que populismo es un concepto menos ambiguo que popular.

El socialismo trabaja para resolver la contradicción en función de los intereses de las clases subalternas; pretende la reestructuración radical de las relaciones sociales, por lo tanto la participación popular directa es clave. Para el socialismo, pueblo es la fórmula que articula pluralidades subalternas; el hilván de luchas, construcciones y resistencias de

los de abajo; el nombre de un sujeto revolucionario autoconstituido

en la lucha de clases. La significación universal viene de una particularidad de base organizada y se erige en contrahegemónica.

La construcción del horizonte es colectiva. El marco de la acción del pueblo no se concibe como patológico, el pueblo no es el sujeto destinado a corear las tragedias y las apoteosis. El socialismo es una aventura horizontal. Cuando se lo invoca desde alguna tarima se lo pervierte.

El camino del socialismo está jalonado por los despojos del populismo. En sus flancos yacen las imágenes de lo que lo popular hubiese llegado a ser en el caso de asumir la deriva populista. Pero esos despojos ponen en evidencia que el socialismo no es un camino recto y fácil, por el contrario está plagado de encrucijadas, de trayectos que se bifurcan. Todo

el tiempo hay que elegir. Y tratar de ir más lejos de lo posible. Populismo y socialismo son dos modos antagónicos de construcción de las demandas globales, de representación de la totalidad mítica. Básicamente son dos modos antagónicos de inscribir las demandas.

Por ejemplo, el populismo es compatible con el clientelismo y el paternalismo, con una división de roles cuya función es evitar los contactos violentos entre las clases, una división entre los que mandan y

obedecen, entre los que dan y los que reciben (repartir para el populismo es reproducir el orden social). El socialismo al que aspiramos es incompatible con estas prácticas, bajo cualquier circunstancia.

Además el populismo y el socialismo invisten objetos parciales diferentes. ¿Queda claro cuándo la izquierda incurre en el populismo? Las declamaciones clasistas del maximalismo mecánico no son antídoto suficiente para evitar caer en posiciones populistas.

Los significantes del populismo pueden ser hegemonizados por un discurso y una política de derecha, es decir por una política antipopular, porque en el fondo desean la preservación del orden burgués. Esto no pasa con los significantes socialistas: contrahegemónicos y antisistémicos,

pretenden la descomposición del orden burgués. Por ejemplo, en la crisis de 2001 lo popular se expresó bajo la forma de un populismo antiinstitucional, pero también bajo formas antisistémicas.

El populismo también puede concebirse como el conjunto específico de estrategias de dominación desplegadas por la burguesía. En general todas estas estrategias les sirven a las clases dominantes para ocultar su rotundo particularismo.

Por eso el populismo recurre a una máscara de universalidad que se autoconstruye. Esa máscara le permite desarrollar una inserción en el campo popular.

Un movimiento popular, si aspira a la condición de revolucionario y socialista, no puede clasificar a las “masas” por niveles de conciencia. Por el contrario, los sujetos dinamizadores que lo integran, los que han desarrollado mayor potencial multiplicador, los que impulsan las acciones que se transforman en varias acciones (los que en los términos

tradicionales suelen denominarse dirigentes) deben aceptar esos niveles disímiles como ineludible punto de partida y trabajar en pos de la consolidación del piso más alto de conciencia posible. Se trata de incidir políticamente en el campo popular, no de trascenderlo. Una praxis popular debe articular el realismo de las condiciones con la audacia

innovadora derivada de un espíritu utópico siempre desmesurado.

En efecto, no se puede pensar una revolución sin un factor de desproporción.

Sobre el poder popular

El poder popular es el proceso a través del cual los lugares de vida (de trabajo, de estudio, de recreación, etc.) de las clases subalternas se transmutan en célula constituyente de un poder social alternativo y liberador que les permite ganar posiciones y modificar la disposición del poder y las relaciones de fuerza y, claro está, avanzar en la consolidación

de un campo contrahegemónico.

Se trata de espacios de anticipación social y política, donde habita lo real posible (el poder popular consuma una transformación y a la vez posibilita la apertura a nuevas transformaciones), espacios cuyos modos se contraponen a los ejes principales de la política burguesa, tanto en sus versiones de derecha como en las “progresistas”: la administración de lo dado y la gestión sin fondo utópico.

El poder popular es también asumir el potencial liberador de la propia fuerza. El poder popular es la potencia latente de las clases subalternas. El poder popular es praxis, por lo tanto, exige adhesiones práxicas.

El poder popular no se puede otorgar desde arriba, tampoco puede extraerse o conquistarse de las nubes. Ahora bien, la consolidación de posiciones permanentes de poder popular exige resolver la cuestión del poder estatal. Si el Estado constituye una porción del poder, si es parte de una totalidad compleja, la lucha de clases también se expresa al interior del Estado. Es necesario observar que el ejercicio del poder estatal por parte de las clases subalternas constituye un momento instrumental en el proyecto por crear un nuevo bloque hegemónico. Por supuesto, esto nada tiene que ver con una política de arribismo de ciertos dirigentes devenidos en funcionarios, ni con una supuesta lucha “desde adentro”, en las entrañas mismas del edificio burocrático.

Pensar el poder popular desde el Estado es un infantilismo equivalente a pensarlo sin él. El poder popular tiene que asumir la necesidad de ampliar la conciencia gubernamental del pueblo, de lo contrario podemos contribuir a que esta conciencia sea patrimonio exclusivo de las elites o se ponga de manifiesto solamente en el gobierno de unidades mínimas.

La conciencia gubernamental del pueblo, desde un punto de vista socialista, es el primer momento de la lucha por la abolición del Estado.

Es necesario apartarse de cualquier concepción que vea en la noción de poder un aliciente para la corrosión de la especie humana. Toda relación entre los hombres es una relación de poder en tanto “el sujeto es un ensamble de relaciones sociales”. Negar el carácter desigual de las relaciones sociales es despojarlas de todo contenido humano.

El poder popular requiere el desarrollo de formas de mando. Pero un mando horizontal, democratizado, heterárquico.

En ese camino, las prácticas que construyen poder popular son portadoras de una nueva institucionalidad que preanuncia las formas de la sociedad por venir. El poder popular es un poder para desactivar las potencias que objetivan, manipulan y explotan, un poder que le permite al pueblo disfrutar de sus acuerdos, de su cohesión, de su realización, en fin, un poder que le permite “vivir”.

Así como todo Estado se sostiene en una idea de nación, pensar el poder es pensar un territorio en el que se desenvuelven determinadas relaciones sociales. El poder popular erige una territorialidad social donde se expresan las capacidades autoemancipatorias de las clases subalternas.

Pensar el poder popular, desde nuestra condición periférica, lleva a pensar en un sujeto plural, multisectorial, un sujeto social múltiple capaz de articular a un conjunto amplio de sectores sociales.

El sujeto popular no es un dato de la realidad; por el contrario, es una construcción que se trasluce en proyecto. En la complejidad por articular ese sujeto múltiple reside la posibilidad de crear instancias de poder popular. Sin embargo, la articulación no es un hecho mágico. La burguesía opone obstáculos a todo lo que puede dañar sus intereses. La dominación capitalista no se deriva directamente de sus propias estructuras sociales, existe una hegemonía burguesa que es necesario socavar.

No es posible pensar el poder desde abajo sin dar forma a una narración que otorgue sentido a las luchas populares, una historia propia que reconozca el sentir y el pensar de las clases dominadas. Pensar el poder popular implica, parafraseando a Walter Benjamin, el empeño por “cepillar la historia a contrapelo”.

El poder popular no es populista. En la construcción de poder popular se vislumbran los cimientos de un proyecto propio de las clases subalternas que disputa hegemonía a los sectores dominantes.

Actuar, no padecer

Esta compilación tiene como uno de sus objetivos exhibir la realidad de una nueva literatura política de izquierda en Argentina. Literatura negada por todos aquellos que producen pastiches frívolos en serie; por los que prefieren la historia del arte al arte mismo, la ciencia política a la política; por los profetas falaces, huérfanos de paisaje e impermeables

a la experiencia porque ya han tomado partido; por los que defienden la cultura en lugar de hacerla. Las terminologías oficiales se desvanecen en el despliegue de la propia palabra, una palabra ornamental y castrada. El trabajo con lo ficticio o lo inerte los lleva a dilatar al extremo sus poco

originales pensamientos.

Carlos Marx y Federico Engels, en La ideología alemana sostenían: “Filosofía y estudio del mundo real se compartenentre sí como el onanismo y el amor sexual”. Y nosotros,por cierto, optamos por lo segundo. Para pensar elpoder popular con el objetivo de construirlo y consolidarlono alcanza con pensar otros pensamientos. Hay que

extraer los materiales de otro lugar: de la misma experiencia popular, de sus conclusiones, sus síntesis, de los aportes–poco reconocidos– de sus maravillosos teóricos debase, muchas veces reacios a la literatura, otras vecesimperceptibles.

Por supuesto también hay que tener encuenta los mitos colectivos y todas las regiones de penumbra.

En fin, hay que extraer los materiales de la propia vida, de la vida que se pretende cambiar a través de la lucha en los planos más diversos. Hay que huir de toda condición superflua.

Ésta es la única posibilidad de alumbrar un pensamiento propio y verdadero y una teoría (aplicable) que encuentre su fundamento en la práctica. Una teoría revolucionaria es la antítesis de un liber secretus, de las cartas divinas y de los textos caídos del cielo. Hay que asumir todos los riesgos y quitarles el respirador artificial a las ideas moribundas. La

imaginación es una de las cualidades revolucionarias más importantes, más en estos tiempos de exangüe capacidad onírica. Justamente, hoy se torna necesario creer para ver.

Sin confianza en el pueblo la mirada es claudicante o autoindulgente, sin esperanza revolucionaria disminuyen las chances de descubrir y de inventar.

Los trabajos que aquí presentamos no se arrogan la condición

de portadores de certezas infalibles o verdades cerradas. Transitan sobre un campo minado de incertidumbres y posibilidades, que es la propia experiencia de las organizaciones populares. Proponen, para ese camino aciago, recorridos distantes de las rigideces de pirámide, de la angustia: apuestan a la seriedad y la alegría. Pretenden transmitir un

conjunto de sensaciones derivadas del contacto con experiencias que expresan algo radicalmente nuevo.

Sin dudas, esta nueva literatura política remite a una tradición de pensamiento argentino que presenta como hitos a Manuel Ugarte, John W. Cooke, Silvio Frondizi, entre otros.

Una tradición que se caracteriza por asumir la centralidad de la realidad a transformar –aunque desde ciertos parámetros proclives al exotismo padezca una suerte de déficit escénico o alegórico–; por la reflexión en torno a los indicios concretos de esa transformación y por la vocación de consolidarlas en el presente y proyectarlas de cara al futuro. El momento normativo resulta aquí insoslayable. La reflexión desde las prácticas concretas del campo popular (un “desde” que en muchos casos es un “entre”), la atención puesta en lo que comunican las luchas populares, los requerimientos exigidos por la elaboración de un proyecto popular, operan como campo decodificador (o filtro) de autores, teorías, etc.

Es decir, pensamos la política desde la necesidad de intervención concreta para hacer que nuestra vida nos pertenezca. Repudiamos toda teoría que tenga al desencanto como punto de partida.

Hemos de consignar finalmente que estos textos no quieren

preservar prácticas que hace tiempo han perdido su horizonte y su sentido. Por lo tanto promueven la renovación teórica de la izquierda argentina. Su desarrollo no es ajeno al saldo de las luchas populares de los últimos años y, por qué no, de las ilusiones puestas en juego con más ímpetu en 2001 y 2002. Pero tampoco es ajeno a las síntesis realizadas por un conjunto de organizaciones populares, protagonistas de las luchas del período 1999-2003.

Por eso nosotros hoy estamos reflexionando sobre el poder popular

y no sobre las alternativas para refundar el capitalismo argentino, o para construir el “auténtico” partido de la clase obrera, o sobre los caminos adecuados para constituirnos en amos, vigilantes, verdugos, tramposos o especies similares.

No somos los hijos del desastre y estas reflexiones no son fruto de la desintegración. Creemos en las posibilidades de un nuevo rumbo para la deriva popular.

Aquí cabe el contraste con las organizaciones populares que por taras casi fisiológicas no han acumulado experiencias y saberes políticos. Por cierto, muchas de ellas han retrocedido a las certezas más ancestrales e improductivas.

En fin, han ratificado su fe en los antiguos dioses. Pero, como decía Emil Cioran: “No se libran batallas en nombre de una nostalgia”. Además, su presente hace que el pasado sólo les arroje insignificantes vestigios. Y decimos insignificantes porque esos vestigios ya no sirven como tabla para

sobrevivir al naufragio.

Todo un saber político popular (inmaterial y práctico) se ha gestado al calor de las luchas de la última década. El desarrollo teórico puede servir para consolidar las prácticas más significativas y para proyectarlas al conjunto de las clases subalternas.


[1] Docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y Lanús (UNLa). Participó en diversas cátedras libres y fue coordinador de la Cátedra Universidad y Movimientos Sociales (UNLP, 2005) y la Cátedra Abierta América Latina (UNMdP, 2006). Escritor. Autor de diversos libros, entre otros, ¿Qué (no) hacer? Apuntes para una crítica de los regímenes emancipatorios y El Sueño de una cosa (introducción al poder popular). Es militante del Frente Popular Darío Santillán.

[2] Sociólogo egresado de la UBA. Ha publicado artículos en distintas revistas y escrito, en colaboración, Las nuevas organizaciones populares: una metodología radical y El tizón encendido. Apuntes sobre las experiencias de construcción territorial (inédito). Participó en el libro Venezuela, ¿la revolución por otros medios? Es militante del Frente Popular Darío Santillán.

Una izquierda que se autoengaña, Alvaro Rivera Larios, 15 de septiembre de 2020

Tengan por seguro que detrás de un nayiliber es altamente probable que encontremos a un antiguo seguidor del FMLN

Burlarse de la violencia verbal y las faltas de ortografía que a diario perpetran los más humildes simpatizantes de Nayib Bukele se ha vuelto un lugar común incluso entre aquellos y aquellas que desean presumir de inteligencia, aunque no la tengan.Más allá de la burla barata y huérfana de lucidez, habría que explicar el fenómeno del nayiliber: su simpleza mental, su violencia verbal, su clara carencia del dominio de la lengua escrita no son obra tan solo de Bukele, son una manifestación del fracaso de nuestro sistema educativo y, al mismo tiempo, un síntoma de las carencias de nuestra cultura política.Tengan por seguro que detrás de un nayiliber es altamente probable que encontremos a un antiguo seguidor del FMLN. No más recuerden que Bukele le sustrajo casi un millón de votantes al Frente.

Detrás de un nayiliber posiblemente descubramos el fracaso de la pedagogía política de quien otrora fue el partido insignia de la izquierda salvadoreña.Pero dejemos que los bobos se burlen de los bobos y vayamos a lo que importa: Bukele, de alguna manera, le sirve como autoengaño a lo que resta de una izquierda desconcertada y con la bandera roja hecha jirones. Una izquierda que, a falta de liderazgo, proyecto y credibilidad, se ha reconvertido en defensora de “la democracia” frente a la gran amenaza dictatorial que supone el líder de la gorra de béisbol.

No voy a subestimar esa posible amenaza, pero no voy a ignorar tampoco que detrás de esa izquierda reconvertida en defensora de la democracia hay fuerzas políticas e intelectuales que han sido incapaces de reflexionar sobre el tremendo fracaso de esa plataforma política que fue el FMLN.Mientras esa reflexión no exista y no se extraigan conclusiones políticas radicales de ella, permitan que dude de esas declaraciones de amor a una democracia amenazada.

Mientras esa reflexión no exista y no se extraigan conclusiones trascendentes de ella, lo único que tendremos es un cambio de retórica, un simple anzuelo verbal para recuperar votantes perdidos.

Encuesta UFG confirma a Nuevas Ideas como primera fuerza en solitario (El Faro)

El 48 % de los consultados en una encuesta del Centro de Estudios Ciudadanos (CEC) respondió que si las elecciones legislativas “fueran este domingo”, votarían por Nuevas Ideas. A cinco meses para los comicios, el resto de partidos la tienen cuesta arriba. Un 4.3% dijo que votaría por Arena y solo el 3.3% por el FMLN. El PCN apenas logra el 1.1%, mientras que el PDC y los nuevos en contienda (Nuestro Tiempo y Vamos) quedan por debajo del 1% en las preferencias.

La encuesta del Centro de Estudios Ciudadanos (CEC) de la Universidad Francisco Gavidia revela que el partido Nuevas Ideas, impulsado por el presidente Nayib Bukele y dirigido por sus familiares y funcionarios, lidera las intenciones de voto para los comicios legislativos de 2021 con el 48 % de las preferencias.

Presentada el lunes 14, esta es la primera encuesta pre-electoral del CEC y recoge las opiniones de 1,305 personas entrevistadas a nivel nacional entre el 2 y el 6 de septiembre de 2020. Según la ficha técnica, tiene un error muestral de 2.5 % y un nivel de confianza del 95 %.

El 48 % de los consultados dijo que si las elecciones legislativas “fueran este domingo”, votarían por Nuevas Ideas. La diferencia con el resto de partidos es abrumadora. El principal colista, con 6.1 % de preferencias, es Gana, el partido de derechas formado por diputados tránsfugas de Arena y devenido en aliado del partido de izquierdas FMLN en los 10 años que este gobernó el país. 

A cinco meses para los comicios, el panorama para la oposición es cuesta arriba. Un 4.3 % dijo que votaría por Arena, mientras que un 3.3 % por el FMLN. El PCN apenas logra el 1.1 %, mientras que el PDC, la figura de “independientes” y los nuevos partidos en contienda  (Nuestro Tiempo y Vamos) quedan por debajo del 1 % en las preferencias. El 17.8 % no contestó o no respondió, el 13 % dijo que no iría a votar y el 3.8 % dijo que anularía su voto. 

En la misma encuesta, sin embargo, hay un virtual empate entre quienes opinan que la nueva Asamblea debe estar equilibrada y aquellos que prefieren una legislatura a favor de Bukele. El 47.4 % opinó que debería haber una mayoría que respalde al gobierno, mientras que un 46.2 % dice que el equilibrio sería lo más conveniente para el país.

A nivel de alcaldías, la diferencia entre Nuevas Ideas y sus adversarios se mantiene, aunque Arena, que controla la mayoría de las 262 municipalidades del país, muestra un leve despunte. El 45.7 % votaría por Nuevas Ideas; el 9.3 % por Arena; 6.9 % por Gana y 5.9 % por el FMLN. Del resto de partidos, solo el PCN supera el 1 % en intención de voto. 

A nivel nacional, el 76.38 % respondió que irá a votar; el 12.71 % no está “muy seguro”; el 9.11 % dice que no irá a votar y el 1.80 % no sabe o no responde.

La encuesta del CEC no desentona con las mediciones de otras casas encuestadoras que ya señalaban a Nuevas Ideas como el favorito en las preferencias. En febrero 2020, LPG Datos de La Prensa Gráfica reveló que el 39.7 % votaría por Nuevas Ideas y un 57 % preferiría una Asamblea con más diputados del Gobierno. 

Según el último sondeo del Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP) de la UCA, un 30 % de personas simpatizan con Nuevas Ideas. El resto de banderas del espectro político se reparten el 10 % y  solo aparecen nombradas -26 puntos abajo- las del FMLN (3.8 %) y de Arena (3.5 %). En esta otra encuesta, realizada a seis meses de la contienda, la mayoría de las personas encuestadas (59.7 %) dijo que no tenía un partido político preferido.

Óscar Picardo Joao, director del Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación (ICTI-UFG) plantea que los resultados de la encuesta podrían explicarse gracias a una atmósfera configurada por varios factores, entre los que destaca una especie de “resentimiento social” contra los partidos políticos tradicionales y sus episodios de corrupción y a la capitalización de ese resentimiento hecho por el presidente Nayib Bukele, “que se ha presentado como una especie de salvador de esta situación”.

Picardo Joao también señala que “el reparto de la ayuda (durante la cuarentena) también genera un efecto de Gobierno cercano a la gente, cosa que otros gobiernos en el pasado en otras crisis no lograron. Este gobierno hizo esa apuesta”.

¿Se viene una aplanadora cian?

El Centro de Estudios Ciudadanos, fuera de la encuesta, hizo proyecciones a partir de los resultados y proyectó que que de mantenerse esta tendencia la alianza Nuevas Ideas-Gana alcanzaría 70 diputados. Ese dato, celebrado por dichos partidos y algunos de sus principales candidatos, ha sido cuestionado por expertos.

Jeannete Aguilar, quien dirigió el Instituto de Opinión Pública de la Universidad Centroamericana (Iudop), sostiene que se necesitan mediciones más certeras por departamento para encontrar mejores aproximaciones. “Ninguna encuesta con una muestra nacional como esta (sin una sobre muestra en la mayoría de departamentos), puede hacer interpretación del comportamiento departamental, porque los márgenes de error son elevados”, señaló en su cuenta oficial de Twitter. 

Edwin Segura, editor jefe de LPG, también cuestiona esa proyección dado que el margen de error en muestras tan reducidas por departamente es enorme. “Cada vez que yo hago un cruce reduzco el tamaño de la muestra. Por lo que pude ver ahí, hay departamentos en el que tienen 33 entrevistas. El margen de error si yo hago 33 entrevistas es enorme”, plantea.

“Desde un punto de vista técnico, ahí hay un error porque no se pueden hacer esos cruces sin tener ciertas precauciones”, agrega Segura. “¿De qué precauciones estamos hablando? Una muestra es la representación de un universo y entonces el universo es nacional. Si yo quiero tener datos para un universo más pequeño, lo que tengo que hacer es encuestas departamentales. Incluso en el departamento menos poblado, que puede ser San Vicente o Cabañas, me sentiría cómodo haciendo mínimo 500 encuestas por departamento. No una sobremuestra, como dicen, no, son encuestas locales”, plantea.

Óscar Picardo Joao acepta que la proyección no fue parte de la encuesta y resultados, “sino un ejercicio periférico y con muchas limitaciones”.

“Hay que tomarlo de una forma muy superficial, no como una verdad. No es un dato sólido, porque el error muestral para esa proyección es muy grande, dice.

Según Picardo Joao, hicieron el ejercicio para poner sobre la mesa lo que podría suceder, y esperan hacer una sobremuestra por departamentos en diciembre para cotejar resultados. “Lo que queríamos proyectar con ese análisis es como una especie de advertencia de lo que puede venir”, dice. 

Desde 1985, cuando el Partido Demócrata Cristiano controlado por el entonces presidente José Napoleón Duarte logró la mayoría de escaños del congreso al ganar 33 de 60 posibles, nunca antes se ha vuelto a repetir un escenario en el que el partido de Gobierno la mayoría del legislativo. A aquella gesta se le conoció como “la aplanadora verde”, dada la repartición del poder a un solo partido en el Ejecutivo y el Legislativo. 

La estrategia de los antagonistas

En abril de 2019, dos meses después de su victoria en los comicios presidenciales, Bukele declaró a Nuevas Ideas en campaña y anunció que continuaría con el descrédito contra los partidos tradicionales (Arena y FMLN). Ese fue el tono de su primer mensaje a la nación como presidente electo, realizado a través de Facebook Live. 

Una vez sentado en la silla principal del Ejecutivo, Bukele no ha bajado la confrontación en cada maniobra del Ejecutivo en su relación con el legislativo. Por ahora, Nayib Bukele no cuenta con votos en la Asamblea para impulsar decretos por mayoría simple (43 votos) ni para acceder a créditos vía endeudamiento o definir elecciones de segundo grado (magistrados o fiscal general, por ejemplo) a través de una mayoría calificada (56 votos). 

Las elecciones de 2018 dejaron al partido de derechas, Arena, con el control del legislativo con 37 escaños. El izquierdistas FMLN sufrió ese año la primera debacle electoral al alcanzar apenas 23 diputados, en una de las peores contiendas de su historia democrática. El FMLN, que gobernó los últimos 10 años, es intrascendente en este periodo legislativo, a menos que logre pactar con su eterno rival, como ya ocurrió para definir magistrados a la Corte Suprema de Justicia, al Tribunal Supremo Electoral, Fiscal General, Procurador de Derechos Humanos y magistrados a la Corte de Cuentas. 

Y sin embargo, esta legislatura le ha concedido la mayoría de sus principales apuestas en negociaciones en las que a fuerza de presión mediática y negociaciones a puertas cerradas, Arena ha cedido y ha votado junto al bloque pro Bukele a cambio de beneficios puntuales. Por ejemplo, cuando el Ejecutivo negoció la aprobación del presupuesto 2020, o más reciente: la mayoría de los decretos clave de la emergencia por coronavirus, que le facilitaron al Gobierno restringir la libre circulación, utilizar fondos de emergencia sin los controles de la Ley de Adquisiciones y adquirir créditos hasta por 2,000 millones de dólares.

Gana, el partido que llevó a Bukele  al poder, actualmente cuenta con 10 diputados. Junto a cuatro diputados de Arena (que han sido relegados de esa fracción por sus cercanías con el Gobierno); un puñado de diputados del PCN y el diputado Juan José Martel de Cambio Democrático se queda corto para inclinar balanzas.

Gana es dirigido por el diputado Guillermo Gallegos, sobre quien pesa actualmente un proceso sancionatorio en el Tribunal de Ética Gubernamental por la contratación de un familiar en la Asamblea. Tan solo una raya más en la ficha de Gallegos, que en realidad llegó a compartir trabajo con 11 parientes que han sido contratados en la Asamblea y ha logrado salvarse de una investigación por enriquecimiento ilícito por más de 3 millones de dólares injustificados en su patrimonio. Entre 2014 y 2016 protagonizó la asignación de 550 mil dólares provenientes del presupuesto de la nación a una oenegé fantasma fundada por su esposa, y una segunda asignación de 600 mil dólares a otra asociación fantasma desde donde despachaba una de sus asistentes. 

Para Óscar Picardo Joao, uno de los datos “que más preocupa” es que la medición refleja una “desfiguración” del baremo que utiliza la población para definir a sus candidatos favoritos. “Cuando evaluamos una pareja de candidatos por cada uno de los partidos políticos, incluyendo a personas nuevas sin pasado político, con perfiles técnicos, quien obtuvo una mayor aprobación de la gente fue Guillermo Gallegos”, dice.

Detrás de Gana también está Herbert Saca, un oscuro operador político y primo del expresidente Antonio Saca. Sobre este partido, en octubre de 2018, en plena contienda presidencial, Bukele llegó a decir que “puede que haya gente que nos castigue por aliarnos con Gana”, pero ahora hasta van coaligados en siete departamentos para alcanzar escaños legislativos y otro puñado de coaliciones en municipios clave del país.

8.6 de nota en el manejo de la pandemia 

Tras el cierre de fronteras para intentar frenar la pandemia, aplaudido por expertos, el Gobierno tropezó con la instauración  de centros de cuarentena. A medida que avanzó su propuesta de contención, las denuncias por violaciones a los derechos humanos en dichos centros y en la vía pública (por abusos de la fuerza policial y militar) cobraron notoriedad incluso internacional. Más tarde, el colapso en el sistema de salud, denunciado por el gremio médico, evidenció la falta de un verdadero plan. Sin embargo, para los encuestados la gestión de Bukele en la pandemia estuvo bien hecha y fue calificada con un 8.67. 

En el mismo periodo, el nuevo Gobierno se llenó de contrataciones irregulares en la compra de insumos médicos que favorecieron a empresas de funcionarios de Gobierno, de familiares de funcionarios o de políticos afines a Bukele.  Pese a la abundancia de casos, el 52% opina que estos no afectarán a Nuevas Ideas en 2021.

Detrás de buena parte de la gestión de la pandemia y de esas contrataciones estuvo el ministro de Salud, Francisco Alabí. En uno de los casos más llamativos, Alabí contrató por 225 mil dólares a una empresa dirigida por sus familiares para dotar de botas de hule a los médicos. 

Alabí recibió una nota de 8.48 por su manejo de la gestión del sistema de salud durante la COVID 19. 

Para Óscar Picardo Joao, la estrategia mediática, la presencia constante en redes sociales y toda la maquinaria del Ejecutivo disponible a su favor configura “un escenario favorable para su imagen y reputación, que se ha blindado y logra convertir toda la crítica (los casos de corrupción, el 9 de febrero) en una campaña en contra del presidente”, dice. 

Una revolución educativa integral Alejandro Benavides 10 de septiembre de 2020

En varios foros, seminarios, encuentros virtuales a nivel nacional y regional que se han realizado a lo largo de los meses de confinamiento producto de la pandemia del Covid-19 se ha podido constatar que las izquierdas a nivel latinoamericano están tratando de analizar el impacto de la pandemia como una oportunidad para poner en el centro de los debates políticos de lo que en algunos lugares se le ha llamado la “nueva normalidad” la necesidad inminente de buscar formas de producción y reproducción alternativas al capitalismo.

La educación no está exenta de este debate. El impacto que está teniendo la educación en El Salvador se verá reflejada en el nivel de deserción escolar. Además de las desigualdades que se van acrecentando por la puesta en marcha de la educación virtual.

Las estadísticas de World Stats indican que a diciembre de 2017, la última fecha de la que hay datos disponibles, el 57.7 % de la población salvadoreña tenía acceso al servicio de Internet a través de diferentes dispositivos y plataformas.

Asimismo, la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) de la Dirección General de Estadística y Censos del Ministerio de Economía, asegura que en 2017 un 1.8 millones de salvadoreños tuvieron acceso a Internet. Ese mismo año, 303,815 hogares tenía conexión a Internet, lo que equivale al 16.59 % del total de hogares del país.[1]

Por lo tanto se empieza a acrecentar la desigualdad de las personas que pueden seguir estudiando en modalidad virtual y quiénes no. El Ministerio de educación también puso a disposición guías impresas a un total de 137,000 estudiantes que tengan dificultades de acceso a internet, aunque muy probablemente una buena cantidad de escuelas no hayan podido solicitar las mismas.

Este impacto en el sistema educativo se suma a la poca integralidad de la enseñanza. Los planes educativos gubernamentales en los últimos veinte años se han enfocado en la cobertura pero no en la calidad de la enseñanza. Esto hace que el sistema educativo consuma más recursos pero eso no se vea reflejada en una enseñanza de calidad.

También tenemos el entramado de educación superior que más de la mitad de estudiantes universitarios asisten a universidades privadas, lo cual incrementa el costo para continuar estudios superiores.

Todo esto es muestra que debe haber una transformación en el sistema educativo del país, debemos lograr una revolución educativa integral. Las juventudes y toda la población en general debemos consolidar la búsqueda de una educación integral como una bandera de lucha para tener un país con mejores niveles de desarrollo.

Pero no debemos pensar en una educación al servicio del modo de producción capitalista, esa educación que es más adiestramiento e instrucción para ser mano de obra del capital, sino que debemos buscar la revolución que ponga a la educación como la redistribución democratizada del conocimiento. Que el conocimiento esté al servicio de la resolución de los problemas de la población.

La revolución educativa integral debe ser impulsada desde las comunidades, para que los procesos educativos estén íntimamente relacionados a los territorios, a la resolución de las problemáticas en dichas comunidades y que se tenga una responsabilidad social.

Para lograr esta revolución es necesario que emprendamos una fuerte organización y concientización en los centros escolares, universidades, organizaciones juveniles, porque será todo ese entramado organizativo político y social el que emprenderá esta transformación, no serán los funcionarios los que se planteen esto, ya que no les conviene una sociedad formada, una sociedad que no requiera de dádivas y asistencialismo, por lo tanto dicha revolución educativa debe tener un carácter emancipador y liberador del pueblo.

Un inicio de esta revolución sería cambiar los pensum escolares a grandes rasgos obsoletos. Integrar en estos las nuevas corrientes pedagógicas como la enseñanza por resolución de conflictos, la enseñanza de historia no como buenos y malos sino como procesos que transformaron el país, filosofía, agroecología, desarrollo local, educación sexual y reproductiva, etc.

La revolución educativa integral no debe ser una cosa de propaganda electoral, los partidos políticos, el gobierno y los tomadores de decisiones tienen mucha responsabilidad para que se logre tener una educación integral, pero si en las agendas de estos no está dicha educación, debemos ser las organizaciones sociales y el pueblo en general que busquemos posicionar la necesidad de una revolución educativa, que esté acorde del país que deseamos, el conocimiento debe ser el principal avance que se busque para tener una sociedad más justa, libre y que no deje a nadie atrás.


Referencias:

[1] Carlos Calderón. La educación en El Salvador ante la crisis, Revista Gato Encerrado – REDIA, abril 27, 2020. https://gatoencerrado.news/2020/04/27/la-educacion-en-el-salvador-ante-la-crisis/